ROCROS, UN SITIO ARQUEOLOGICO CONVERGENTE

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ROCROS: UN SITIO ARQUEOLÓGICO CONVERGENTE A una hora ascenso desde el poblado de Canchas yace un conjunto arqueológico monumental, que ha permanecido olvidado y descuidado por las razones que creo son obvias para con el patrimonio arqueológico de nuestro país. El sitio se ubica en la cresta de un cerro al sur de Canchas, en una zona que comúnmente se conoce en el mundo andino como “kunka”, es decir, cuello. El sitio ocupa un área aproximada de 4 hectáreas (considerando exclusivamente el área de arquitectura monumental); se desarrolla siguiendo y aprovechando la parte superior de la cresta, cuya superficie fue probablemente parcialmente nivelada en la época antigua. El complejo arqueológico está compuesto de una serie sucesiva de plataformas, distinguiéndose en la actualidad entre cinco o seis, cada una de las cuales estuvo delimitada hacia sus extremos por muros que definían estas plazas, en la que se realizaron probablemente actividades públicas y/o ceremoniales. El sitio ha sufrido evidentemente los embates del tiempo, reduciéndose ampliamente su perímetro, a medida que los efectos de la naturaleza y el hombre actual han ido desmembrando los muros para utilizar las piedras en la composición de estructuras temporales modernas. Por si fuera poco, una de estas plataformas ha sido acondicionada como campo deportivo de fútbol. La arquitectura del sitio se asemeja mucho a los sitios de Siete Huacas (llamado también Cushipampa) y Paredones en Moro, en el valle bajo del río Nepeña, sitios que a partir de los estudios especializados corresponden a épocas muy tempranas dentro del proceso ocupacional en el área. Estudios especializados han denominado a estos sitios como complejos de plataformas con plazas cercadas, y tendrían una antigüedad que oscila aproximadamente entre los 400 y 200 a.C., dentro del llamado Periodo Formativo Final. Si nos inclinamos a pensar que los sitios mencionados pueden corresponder a épocas en la que también fue ocupado el sitio de Rocros, no debería sorprendernos la presencia, en este último sitio, de los característicos grandes pórticos de piedra labrada que caracterizan esta época en el proceso cultural andino, y que es reportado comúnmente en las cabeceras de algunos valles occidentales de los Andes, como en los valles de Jimbe, Santa, y en la sierra de los departamentos de La Libertad y Cajamarca, supuestamente después del decaimiento de la influencia Chavín. Un indicador cultural de este periodo es, además, la presencia de un tipo de cerámica con decoración bruñida, que aún no es reportado en este sitio por la falta de estudios sistemáticos probablemente. Una de las características más sorprendentes del sitio es la red de comunicaciones que establece con su entorno, tanto visual y de forma pedestre. Al sitio llegan caminos que provienen de la mayoría de quebradas altoandinas de la subcuenca de Jimbe. Especial mención puede decirse respecto al camino antiguo de herradura que pasa cerca a Canchas, y que presuntamente fue un camino muy importante dentro de las redes de comunicación vial que antiguamente tenía la costa ancashina y el Callejón de Huaylas mediante el paso de Rumi Cruz por la quebrada de Huampucayan.


Hacia ambos lados del sitio existen huellas de campos agrícolas antiguos, muchos de los cuales seguramente fueron también utilizados en la época de ocupación del sitio. Una característica del sitio debe ser resaltada. En el sector occidental existen dos plataformas, en la que se reporta arquitectura. Algunas cabeceras de muros indican la presencia de estructuras, cuya forma y distribución no puede relevarse sin excavaciones científicas. La plataforma ubicada más al oeste es también un lugar excepcional y estratégico. Desde aquí se pueden visualizar casi todas las quebradas y caminos que ascienden a la Cordillera Negra. Asimismo, debido a esta excepcional ubicación, sirve como un lugar desde donde se pudo controlar los recursos naturales del área y monitorear las redes de comunicación entre la parte alta y baja de la Cordillera Negra. Desde este lugar se aprecian, asimismo, otros sitios arqueológicos de la misma época, como Sardo, al norte, e Iglesia Hirka, al sur. Increíblemente, se encuentran alineados. Además, considerando la ubicación del cercano sitio de Palacio Hirka, se puede presumir que Rocros fue el sitio eje o convergente dentro de esta serie de complejos arqueológicos monumentales en el área altoandina de Jimbe. En resumen, Rocros abre puertas para el conocimiento y el modo en que las primeras sociedades humanas complejas ocuparon este territorio jimbeño y sirve, para las comunidades andinas aledañas y las autoridades locales, un interesante caso de cómo establecer un plan piloto (considerando las condiciones de accesibilidad e infraestructura) para revalorar los sitios arqueológicos del distrito con miras a la promoción turística responsable.



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