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In Memoriam Domingo Reyes

In Memoriam DOMINGO REYES FERNÁNDEZ …

…¡¡”CARRICHES”!! Así, con este nombre, se le conocía y se le llamaba en el seminario Trinitario. Así se le conocía y conoce en esta orden religiosa desde su ingreso en el seminario de Alcázar de San Juan, en el año 1962. Con este nombre, desde septiembre de 1963 (año de mi ingreso en Alcázar), le conocí yo. Y hasta bien avanzado ese curso, ya en el año 1964, casualmente al pasar “lista” en un estudio antes de la cena, que fijé mis ojos en él cuando le nombraron; hasta entonces no supe su nombre y apellido. Sólo le conocía y llamaba por: “Carriches”.

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Hoy, 57 años después, los recuerdos se agolpan en mi memoria. Y me parece que fuera ayer cuando conocí a mi buen amigo Domingo “Carriches”: Ese chico con quien tantas veces jugué al fútbol y al que era imposible ganar en carrera; en fuerza, pegando al balón; en resistencia, en… ese chico alegre, desenfadado, generoso, participativo, humilde…tocado, sin duda, por la Gracia de Dios en su corazón y su alma. ¡Cuántos recuerdos! ¡Cuánta añoranza!

Recuerdos, aventuras, tertulias, confidencias… son tantos que, seguramente, me llevaría mucho tiempo y aún así difícilmente podría plasmarlos con el rigor que requiere el momento. Domingo, en su humildad, no era muy dado a ensalzamientos ni publicaciones efímeras. Se identificaba más con la devoción del pueblo llano. A pesar de ello, yo quiero publicar y destacar tres aspectos de Domingo que hacen de él una persona admirable, digna de imitación:

1. Periodo de Formación. Estudiante ejemplar en todas sus etapas en el seminario. Rezar, jugar y estudiar eran tres verbos en los que se cimentaba y conjugaba nuestra existencia en estos primeros y, me atrevería a afirmar, los siguientes y siguientes años en el seminario. Esos tres verbos nos acompañaron siempre en toda nuestra etapa de formación y han continuado con nosotros como los “Sacramentos” que imprimen carácter. Estos tres verbos, Domingo, los conjugó a la perfección y fue el PRIMERO EN TODOS Y CADA UNO DE ELLOS. 2. Periodo Sacerdotal. Tras ordenarse de novicio y diácono, llegó la ordenación de presbítero y su integración total en la comunidad religiosa de la Santísima Trinidad. Una actividad plena y encomiable: Su espíritu de entrega y servicio hacia los demás, le llevaron desde muy joven a tierras misioneras; Madagascar fue su destino. Diócesis de Tsiroanomandidy, amplio territorio dentro de la llamada Isla Roja. Doce años de dedicación plena, llevando la cultura y sobre todo el amor y la atención a los más desfavorecidos, con el espíritu y lema Trinitario por bandera. Estos doce años dejaron una huella imborrable en Domingo. Hasta tal punto, que nunca estuvo separado de esta misión Trinitaria (sólo la distancia física), pues desde la comunidad de Antequera (de la que era Superior) dirigía con dinamismo y participación el SECRETARIADO TRINITARIO DE MISIONES que englobaba a Perú, Argentina, Madagascar y Corea. Siempre activo y al servicio de Dios Trinidad allá donde se le necesitaba. 3. Carriches y La Virgen de la Encina. Si de algo presumía Domingo (no era éste su fuerte) era de ser “Carrichano” y de la devoción que sentía por su Virgen de la Encina. Lo de carrichano lo llevaba incrustado en su nombre y adherido a su ADN. Tanto a él como a su hermano Paco se les llamaba por “Carriches”, como si este fuera su apellido. Ya entonces se desprendía todo el orgullo y amor que él sentía por su pueblo y que ha perdurado, crecido, madurado... con el paso de los años hasta el final de sus días. La Virgen de la Encina fue otro icono que Domingo siempre exhibió. Esta era la “gran ventaja” que tenían los seminaristas de Carriches con respecto a los demás (yo lo deduzco ahora que ha pasado el tiempo). El amor que infundio la Virgen en Domingo y que él agradecía y suplicaba siempre, lo podréis descubrir a través de los versos que la dedicó en el Pregón de apertura de fiestas de Carriches del año 2000 que él pregonó:

“Oye, María, Madre querida: Es mi oración que a Ti se eleva es mi canción himno de amor es mi plegaria llena de fervor: Yo quiero ser: rayo de luz en tu sol brasa encendida en tu hogar así podré respirar aire puro junto a Ti que renueve mi vivir la vida de Cristo en mi.

Yo quiero ser: Tierna rosa en tu rosal, luz de aurora manantial; lluvia fecunda de paz; así podré deshojar gota de agua en tu mar;

las flores de mi jardín. Paz, amistad, ilusión con el hermano infeliz. Yo quiero ser: Agua que apague la sed bálsamo en el dolor nota de alegre canción; así podré compartir junto a tu amor maternal la alegría de ofrecer amor y fraternidad”. Este es el amor de la Virgen de la Encina en Domingo: Pide para dar y compartir con los demás.

Hermanos de Domingo, familiares, compañeros y familia Trinitaria, pueblo y gentes de Carriches, amigos todos. El pasado 24 de Mayo, día de la Ascensión, Dios Trinidad tuvo a bien de llamar a nuestro querido Domingo, para participar de su Gloria. Ésta debe ser nuestra alegría para compensar el dolor que produce su gran pérdida. Con la convicción de que Domingo ha dejado una “huella” personalizada en cada uno de los que le han conocido (en mi con toda seguridad), hoy vuelvo a manifestar públicamente (ya lo hice en mi pregón del pasado año) la GRAN SUERTE que tuve de convivir durante cinco años, en mi etapa del seminario, con compañeros de Carriches. Y en esta ocasión, el PRIVILEGIO de, entre otros, haber conocido a Domingo y compartido tantas y tantas cosas con él. Por eso quiero decirlo muy fuerte: ¡DOMINGO! Compañero de juegos, estudios y aventuras durante cinco años. ¡GRACIAS! por tu Amistad sincera desde entonces y para siempre. ¡GRACIAS! por tus muchos consejos, conversaciones, ánimos… por compartir tu misión e inquietud conmigo. COMPAÑERO, AMIGO, CONFIDENTE… UN ABRAZO ETERNO “TRINITARIO” Y…¡GRACIAS! por ser de Carriches

Sebastián Arrogante Rodríguez

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