Apuntes Creación e Imagen

Page 1

CONCEPTO DE "ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA" Del hombre se puede hablar desde muchas disciplinas, por lo que la palabra "antropología" puede prestarse para muchos equívocos. ¿Qué imagen de ser humano está subyacente en una cultura como la nuestra, que antepone la racionalidad científico-técnica? La respuesta natural será: el ser humano es un animal racional. ¿Qué imagen se oculta en el modo de producción capitalista y en la economía exclusivamente de mercado? La respuesta obvia será: el ser humano es esencialmente un ser de necesidades (un animal hambriento) que deben ser satisfechas y, por eso, un ser de consumo. ¿Qué imagen de ser humano subyace en el ideal democrático? La respuesta consecuente será: el ser humano es un ser participativo, un actor social, un sujeto histórico personal y colectivo que construye relaciones sociales lo más igualitarias, justas y fraternas posibles dentro de determinadas condiciones histórico sociales. ¿Qué idea de ser humano está presupuesta en la lucha por los derechos humanos? La respuesta clara será: el ser humano está dotado de sacralidad porque es sujeto de derechos y deberes inalienables y se muestra como un proyecto infinito. ¿Qué comprensión de ser humano está sobreentendida en el proyecto científico-técnico de dominación de la naturaleza? La respuesta más probable será: el ser humano se entiende (ilusoriamente) como el ápice del proceso de evolución, el centro de todos los seres (antropocentrismo) y considera que todas las cosas, especialmente la naturaleza, sólo tienen sentido cuando, ordenadas al ser humano puede disponer de ellas a su entera satisfacción1. Las definiciones clásicas de hombre tales como ser racional o ser social y aquellas corrientes que le ven una serie de atributos específicos como la capacidad de amar, de libre albedrío, de voluntad, etc., no siempre delimitan el concepto hombre y en ocasiones tal concepto puede llegar incluso a confundir más las cosas. Y en el mejor de los casos lo que tenemos son una suma de acercamientos valiosos que no hay logrado armonizarse, pero en algunos otros casos lo que tenemos son también una serie de acercamientos que en vez de salvaguardar el presente y el futuro del ser humano lo ponen en riesgo. Depediendo de la idea y práctica de ser humano a la que se le de “seguimiento” y presencia, dependerá en buena medida su alcance social o su estrechez individualista, sin un horizonte de comunidad que realmente sea significativo. Para nuestro caso el adjetivo "teológica" ayuda a delimitar el objeto de nuestro estudio (el ser humano) y tal delimitación es fundamentalmente cristológica: desde la Revelación en Jesús de Nazaret y desde Jesús mismo asumimos unos parámetros que nos ayudan a orientarnos en el concepto y compromiso que adquiramos al respecto. El adjetivo "teológica" nos señala pues el punto de vista a partir del cual partimos: se trata de lo que el hombre-mujer es en su relación con el Dios Trino y uno revelado en Cristo-Jesús y nos indica que la revelación es el camino para alcanzar a esclarecer un poco más nuestro objeto de estudio. Así, la Antropología teológica sería la disciplina que desde la teología dogmática nos ilumina y enseña lo que somos a la luz de Jesucristo revelador de Dios. El hombre es a la vez destinatario de la revelación y objeto de la misma. Es destinatario de la salvación de Dios. En cuanto destinatario del amor salvífico del Padre, el ser humano llega a saber y vivir hasta las últimas consecuencias quién es él mismo. Es esta verdad de salvación la que nos dice quién es el ser humano, al darnos a conocer a qué está llamado, lo cual supone una coherencia básica entre nuestro ser

1

BOFF, Leonardo, Cuidar la Tierra. Hacia una ética universal, DABAR, México, 2001, 33-34. 1


y nuestro destino, sino queremos que este aparezca como algo exterior a nosotros y por lo mismo no plenificante. Por lo tanto, en cuanto destinatario de la revelación salvífica, es hombre derivadamente objeto de la misma. Es así como adquiere sentido la denominación de antropología teológica, y así también adquiere sentido la pretensión cristiana de ofrecer una visión original del ser humano desde la fe, y por tanto objeto de estudio teológico. Esto no significa que la revelación cristiana es la única fuente de acceso al ser humano, sino que presupone expresamente lo contrario: sin perder nada de su especificidad, la reflexión cristiana sobre el ser humano se ha de asentar y crecer con los datos y las intuiciones que nos proporciona cada cultura con su filosofía, sus ciencias humanas, su riqueza simbólica, sus intuiciones, etc. El encuentro con el que nos revela en profundidad quiénes somos, supone vivir una atmósfera apropiada para el encuentro, supone asumir con honestidad y verdad la realidad en que se vive. Lo específico cristiano viene de vivir y reflexionar todos esos presupuestos bajo la luz de la revelación de Dios en Jesús. Ahí radica la diferencia, sin que tal se pueda calificar de superior o inferior a otro modos de encontrarse con uno mismo como persona o sociedad. Vivir esa originalidad en cualquier contexto es nuestra riqueza y no tanto que tengamos el regalo de una revelación de lo que es el hombre y que la ciencia o la cultura la enriquezcan, sino más bien vivir esos valores desde la propia originalidad es la propia riqueza, sino estaríamos suponiendo que nosotros tenemos una especie de depósito cerrado que puede enriquecerse con cuestiones externas a él, como si fueran una especie de parches buenos que se pegan a uno mismo. Ahora bien, esa relación con todo y con todos desde nuestra identidad debe tener, de entre muchas particularidades al menos tres aspectos fundamentales de nuestra referencia a Dios: 1) Lo más propia de la antropología teológica es lo que hace referencia a la relación de amor y paternidad que Dios quiere establecer con todos en Jesucristo (cf. GS 22). El hombre ha sido amado y llamado en Jesús a participar de la filiación divina, que llegará a su culmen en la consumación escatológica. 2). Somos seres llamados a la existencia (no nos damos la existencia nosotros mismos) como criaturas libres. El ser criatura tiene su propia consistencia, pues es creado libre. La condición creatural del hombre es un determinante fundamental y total de su ser. 3) El hombre creado por Dios y llamado a comulgar con él ha vivido una historia de no aceptación y a veces de franco rechazo al plan de vida al que Dios nos llama. Por lo tanto, habrá que ver al ser humano también bajo la condición de pecador.

2


DIOS CREADOR Y LIBERADOR DEL SER HUMANO ¿Para qué o por qué hemos sido creados? ¿Qué sentido tiene la creación? Son preguntas que hoy nos podemos hacer y que para dar respuesta es imprescindible la fe. Sin fe, no podemos responder teológicamente o creyentemente. Nuestra afirmación de fe dice que todo ha sido creado en, por y para Cristo. Desde esa fe creemos que el destino definitivo de la creación queda revelado en Jesús-Cristo, que se encarnó en la historia, tuvo una praxis de fidelidad al Dios del Reino, padeció, fue crucificado y resucitó de entre los muertos. Teniendo como telón de fondo el hecho Jesús-Cristo, desde la fe decimos que toda la creación está llamada al mismo destino que Jesús: la vida definitiva. En otras palabras, la creación queda justificada en Cristo para la salvación. Esta oferta gratuita de parte de Dios no está condicionada a nada, pero sí puede encontrarse con el rechazo histórico de los seres humanos. Esa decisión eterna de Dios, los hombres y mujeres la reconocemos porque es el mismo Dios en Jesús quien nos la ha revelado e históricamente en la historia nos ha mostrado los signos que la verifican. ¿Cómo hacemos los cristianos para afirmar que Dios nos crea para la salvación, para la comunión definitiva? ¿Cómo afirmar este dato de la fe en un mundo dinámico, científico, racionalista… como el nuestro?, porque los cristianos creemos y confesamos que Dios es nuestro creador y liberador-salvador. Que sea nuestro salvador-liberador no representa para los científicos un problema porque no es asunto de su incumbencia, pero si puede llegar a representar un problema el que se diga que Dios es creador, puesto que la ciencia ha demostrado que aparecimos por evolución y que nuestro sistema viene de una explosión primera de hace más o menos 13, 000 millones de años y que la vida tiene su origen dentro de nuestro sistema sin la interferencia de un agente externo a él. Sin embargo, habrá que aclarar que cuando hacemos esa confesión de fe no estamos dando clases de biología, de química, de física o de algo similar, sino que estamos haciendo una afirmación de fe y no una afirmación científica. Esto es, cuando digo que Dios es creador estoy dando razón de mi fe y no por eso estoy diciendo que la teoría de la evolución está equivocada. Ciertamente no hablamos de evolución sin fe y la fe en principio no descalifica a la ciencia. Tratando de dar razón de la fe y desde su propia lógica, ¿qué pretenderán decirnos esos relatos bíblicos que nos muestran a un Dios creador y liberador? ¿Cómo llegó el pueblo bíblico a confesar a Dios con liberador y creador? ¿Quiere esa afirmación de fe mostrarse como dato científico? Dios creador Según el Génesis, lo primero que encontramos es que Dios es creador. Digamos que crear es su primer acto salvador. Pero no sólo crea (en 7 días según el relato) sino que tal creación la pone al servicio del ser humano, también parte de lo creado. Dios aparece aquí como el Dios que regala, que presenta a la creación como un don para el ser humano, para el otro. Según esto, lo que es de Dios, la creación es lo que regala, lo que “no se queda” como propiedad egoísta, sino lo que se pone al servicio del otro. Este regalo, este DON, para el pueblo judío también aparece como tarea que responde a la lógica de Dios. Si Dios tiene como suyo lo que no se queda, lo que nos regala, luego nosotros debemos vivir la creación como don para el otro y esa es la TAREA, hacer de la creación de Dios un bien, un regalo para todos y por eso es nuestra, porque la ponemos a disposición de los otros, según lo cual responde al proyecto de Dios creador aquella persona, grupo, pueblo o nación que ponga este bien regalado por Dios al servicio de sus hermanos y es contrario a ese plan quien viva la creación como propiedad egoísta, como privilegio personal, de pueblo o de grupo... Visto desde otro ángulo, esta creación es vida, por lo que la creación de la vida es el primer acto salvador, es el don más preciado, es su mediación primigenia y original. Desde este ángulo, la creación

3


debe estar orientada hacia la vida, como la primera voluntad manifiesta de Dios. Pero no se trata de poner la creación al servicio de la vida en términos generales, sino primeramente de aquella vida que está amenazada; la vida de los pobres. Excluir a los pobres de los bienes de la creación es ir contra esa manifestación primera de Dios y por lo mismo, contra Dios mismo. Si somos fieles a la realidad, debemos hacer que los pobres sean sujetos de la creación de Dios. Ahora bien, en esta creación, qué lugar ocupa el ser humano. Tradicionalmente ha ocupado el centro, con cierto menosprecio de lo que quedaba a su alrededor. El ser humano ha considerado que todo estaba a su disposición, como si la naturaleza fuera algo que quedaba fuera de él y de la que podría disponer a su antojo, pero según el relato, el ser humano es parte de la naturaleza creada, parte por cierto central, pero no por ello deja de ser naturaleza. Podemos decir que el ser humano y la demás vida creada puede considerarse como sujetos y no sólo el ser humano, por lo que no es lícito utilizar la naturaleza como un objeto que está fuera de mí, como algo extraño que puedo destruir, aniquilar, contaminar... al fin y al cabo es un objeto y no un sujeto, lo que nos puede llevar a ver la creación como espacio de administración de recursos, pero no como la casa que hay que habitar y cuidar. En el relato ocupamos en día sexto, el día cúspide de la creación y somos sí lo más alto de su desarrollo, pero no su totalidad. Hoy tenemos que vernos desde un antropocentrismo descentrado, donde la vida es el centro y nosotros estamos en el piso más alto, pero si los pisos de abajo caen, irremediablemente caeremos. Dios liberador El pueblo judío llega a la conciencia de que Dios es creador por que previamente lo ha constituido de no pueblo en pueblo, lo ha establecido, lo ha liberado y lo ha hecho objeto de su predilección. Primero son esclavos en Egipto y los libera a través del liderazgo de Moisés. Aquí no son todavía un pueblo, sino grupos dispersos de campesinos que bajo la causa de Yahvé son conducidos al desierto como primera parte de una gesta liberadora. En el desierto peregrinaran por muchos años. En el camino hacia “la tierra prometida” van haciendo alianzas y van creciendo como pueblo. Finalmente llegan a Canaán donde comunican a los habitantes lo que Yahvé ha hecho con ellos y lo que puede hacer todavía. Es así que se alían con los pueblos asentados y oprimidos por reyezuelos y logran asentarse. Después de esa experiencia (en la que pasan del politeísmo a la enolatría y finalmente al monoteísmo) llegan a la conclusión de que quien lo ha liberado y creado como pueblo es quien lo ha creado y es creador desde siempre, pues se les ha mostrado como un Dios que les vida. Esto Dios que los ha conducido, a través de “mil peripecias” se ha constituido para ellos en norma de vida: recuerda que fuiste esclavo es Egipto, por tanto no oprimirá al huérfano, al forastero y a la viuda, pues tú sabes lo que es ser oprimido. En otras palabras, lo que Dios ha actuado a su favor ahora se convierte en norma para su pueblo. VISIÓN BÍBLICA DE SER HUMANO Ya hemos visto que Dios es nuestro creador. Ahora bien, ¿qué características tiene en especial la creación humana? Según el Génesis Dios crea al ser humano a su imagen y semejanza. Par el mundo bíblico la idea de imagen y semejanza es muy fuerte, por lo que conviene detenerse un poco en ello. La IMAGEN en primer lugar refiere a una efigie (tselem) o estatua del ser representado. Se acostumbraba que los reyes tuvieran en los lugares donde reinaban y no residían una estatua o imagen que los representara. Pues bien, según esta costumbre, Dios se ha tomado al ser humano como su

4


imagen, su representante personal en el mundo creado y lo es respecto de lo creado y de los semejantes, de suerte que la ofensa a la imagen es reclamada de manera personal como ofensa a Dios (o al rey en su caso). El “reclamo” de Dios a Caín desde este paradigma de entendimiento es comprensible. Dios asume como su “derecho”, la vida y el respeto y promoción de la vida de sus “imágenes” personales. Con la palabra SEMEJANZA (demut) se indica que tan solo se representa, que no se es la persona representada, tan solo su dignatario, su “emisario”. Sin embargo a la hora de dar razón de la imagen y semejanza ha habido varias interpretaciones, algunas de las cuales ya no nos podemos reconocer en ellas, aunque en su momento fueron la mejor expresión teológica de nuestra fe. Entre ellas podemos contar la que afirma que la imagen y semejanza tiene que ver con el poder co-creador que Dios ha concedido al ser humano, porque hoy resulta que co-crear, trasformar la naturaleza pasa por la ciencia y la técnica y la ciencia y la técnica parece que cada día están en menos manos. ¿Qué le queda al pobre que no tiene acceso a esos medios? ¿Es una imagen muy raquítica? ¿Quiénes poseen ciencia y tecnología de punta). Visto lo anterior tan solo como un apunte, nos vemos impelidos a mostrar otras razones. Hoy se está privilegiando las mismas definiciones que de Dios nos hemos hecho o se nos han revelado: Dios es amor, Dios es vida, misericordia, justicia, compasión, etc... y en ese todos estamos en igualdad de circunstancias, pues todos podemos corresponder a esa realidad de Dios, independientemente de la condición social, racial, política, religiosa, etc. La diferencia por lo tanto no estriba en lo recibido (DON), pues todos somos hijos del mismo Padre y a nivel de lo recibido todos somos imagen y semejanza de Dios, pero a nivel de la respuesta (TAREA) no todos se constituyen igualmente imágenes y semejanza de Dios. Adán y Eva Ahora bien, se dice que somos imagen y semejanza de Dios, pero en relación a unos primeros padres, que el texto bíblico llama con los nombres de Adán y Eva. Para nosotros en nuestra cultura, Adán y Eva son dos nombres personales adjudicables a dos sujetos particulares, sin embargo en la cultura judía no es así. Para ellos los nombres son la realidad de lo nombrado y a la vez que son esa realidad la significan, por lo que habría que preguntar sobre la realidad y significado a que aluden Adán y Eva. Adán tiene dos significados. Etimológicamente H’adam significa de barro rojo, o de tierra rojiza y “teológicamente” significa los humanos, la humanidad, según reza en las explicaciones prácticamente de todas las versiones de la Biblia. Si Adán son los humanos, resulta ser que estos son hombres y mujeres, por lo que con la realidad Adán significamos que Dios es creador desde siempre (orígenes) de los seres humanos. Con la palabra Eva de designa a la madre de los vivientes, de los seres vivos y en particular de los humanos vivientes; hombres y mujeres. Entonces, si preguntamos quién cometió el pecado primero, tendríamos que asumir que fueron los humanos y no tanto una mujer particular. Pero si con Adán y Eva, en ambos casos decimos hombres y mujeres, ¿para qué dos nombres si con uno nos referimos a todos? Con Adán se nos indica que somos hombres y mujeres que en nosotros tenemos un principio de fortaleza, de energía, valentía, coraje, etc., y que en occidente hemos identificado con lo masculino, cuando en realidad se refiere a todos. Con Eva se indica que somos criaturas, que somos de aquí, no sólo que estamos aquí, como de paso, que además de fortalecidos tenemos sentimientos, buen gusto, somos débiles..., que en occidente hemos identificado con lo femenino, pero que está referido a

5


todos. Todos somos Adán, todos somos Eva; todos tenemos una dimensión masculina y femenina, dicho en términos más occidentales. Es así que Adán y Eva son dos realidades, como decir Guadalajara y Querétaro, que no son dos personas sino dos realidades para indicar que desde el principio Dios creo a los seres humanos o que desde siempre los humanos estamos en el plan de la creación. Algunos han interpretado el hecho de la costilla sacada de Adán para la creación de Eva, machísticamente, pero también hay quienes interpretan el hecho apelando a que la creación original: hombres mujeres son una presencia mutua sin la cual no se puede llegar a ser verdaderamente uno mismo. Es tal la unión que sin la presencia del otro, estoy como inconcluso. Otros explican aduciendo el hecho de que para esta cultura ciertas partes del cuerpo significan la realidad total de la persona, como es el caso de la mano, del corazón, etc... Con el recurso de la costilla se estaría pues indicando una humanidad completa; que Eva: hombres y mujeres es total y completamente humana. Nefesh, basar y ruah Un paso más. Somos imagen y semejanza en tanto que somos el Adán y Eva de Dios, pero en concreto ¿cómo estamos constituidos estos seres criaturas de Dios, Adán-Eva? La tradición bíblica para dar razón de nuestra estructura (de hijos) toma en cuenta tres categorías: nefesh, basar y ruah. En el occidente cristiano para dar razón de esa singularidad humana hablamos de cuerpo y alma. En la tradición bíblica el ser humano es concebido, además de criatura, hijo en el Hijo, imagen y semejanza de Dios, un nudo de relaciones bio-psico-socio-somático-culturales. Para dar razón de ese nudo de relaciones utilizan estos tres términos. Por Nefesh primero se entiende la garganta, tanto como el aire que por ahí pasa, para indicar en primer lugar aliento de Vida. De hecho se dice que Dios insufló (dio aliento de Vida). Desde ese sentido Nefesh es el aliento de vida que tenga cualquier ser vivo. Más tarde se entendió como la vida personal, como el yo, o la personalidad de un sujeto, pero un sujeto completo: cuerpo-alma. Por lo tanto con esta categoría se designa a todo el ser humano en tanto que criatura fortalecida, dotada de vida, pero no solo de vida, sino del sentido de la vida, por lo que nefesh es la vida y su sentido. Dicho de otra manera: nefesh es un espíritu corporal. Por basar, que se ha traducido por cuerpo (diferente de carne) se entiende la manifestación concreta de la nefesh. El cuerpo es el principio de relación que manifiesta quién soy. Sin el cuerpo no se puede ser persona, por lo que se dice que no se tiene cuerpo, se es cuerpo, o se es alma (basar, nefesh) y si se es cuerpo, no es algo accesorio que se puede quitar o poner. Soy mi cuerpo y sin cuerpo no soy. Ahora bien, cuando decimos que somos criaturas en tanto que basar indicamos toda la persona en tanto que necesitada y frágil. Y como en el caso de la nefesh, decimos que el ser humano en tanto que basar es un cuerpo espiritual. Con la categoría Ruah designan el origen de la vida y la fuente de la vida misma: Dios. Ruah es el lo que da consistencia al nefesh-basar. Sin el Ruah (la vida misma) no habría aliento de vida ni consistencia. Así por ejemplo yo puedo ser feliz, pero no soy la felicidad, pero si la felicidad “no existe” no hay alguien o algo que de sustento a mi felicidad concreta. Sin la VIDA, como categoría total, mi vida histórica no sabe ni su origen, ni su destino: no tiene consistencia. De ahí que en los relatos bíblicos se consideraba carente de Dios a los enfermos pues no mostraban la vitalidad que es el Don de Dios y de la misma manera cuando Jesús cura a alguien es mucho más que devolverle la salud, es reintegrarlo en el camino donde vive Dios y donde hay futuro.

6


EVOLUCIÓN DE LA DOCTRINA DE IMAGEN DE DIOS Los Padres de la Iglesia primitiva trataron de teorizar sobre la Biblia. Para Platón es el alma la que puede ser semejante a lo divino y como los primeros cristianos son platónicos, expresarán en sus teorizaciones una concepción cercana al dualismo o incluso dualista. Estos primeros escritores ubican la semejanza con Dios en el alma espiritual, no en el cuerpo, porque Dios no lo posee, e incluso para los platónicos era un estorbo. Para san Agustín el varón es imagen y semejanza de Dios sin mayores problemas. La mujer por la asociación que se hacía entre cuerpo y pecado y entre pecado y Eva, era imagen y semejanza de Dios en su alma inmortal, pero en su cuerpo no. Pero la Biblia ve la imagen y semejanza no ontológicamente, sino existencialmente, en una determinada "actividad" del hombre. Para la Biblia nuestra grandeza no viene por nuestra alma inmortal o por nuestra naturaleza racional, sino por nuestra imagen y semejanza respecto de Dios. Sólo más tarde y por influjo de la filosofía helenista se interpretó aquella semejanza como referida a la inmortalidad (Sb 2, 23) y los Padres siguieron esa misma línea. Para S. Tomás las todas las criaturas guardan cierta semejanza con Dios, incluso las no racionales en tanto que vestigios, pero el hombre es más que eso por su naturaleza intelectual que entiende y quiere. Nosotros en tanto que Espíritu (Dios es Espíritu) somos una "foto", un vestigio que revela nuestra imagen y semejanza con Dios. Santo Tomás no niega que la mujer por su cuerpo no sea imagen y semejanza, sino que lo es de una manera menos perfecta que el varón. De hecho es hasta con Pío XII que se reconocerá que no hay mayor o menor grado de perfección respecto a ser imagen de Dios, se sea varón o mujer, sino que cada uno lo es desde su propia originalidad. Pero en el magisterio reciente es el Vaticano II el primer Concilio que trata explícitamente de la "imagen y semejanza de Dios en el hombre". La Constitución GS, interpretando, señala la "capacidad de conocer y amar a su creador", es decir, la capacidad de diálogo con Dios (n. 12) y añade en el mismo número la del señorío sobre toda la creación, citando el salmo 8. Más adelante desarrolla el tema del dominio del mundo con una espiritualidad del trabajo como manera de expresar y actuar la imagen de Dios mediante la obediencia y la fidelidad a la tarea recibida del Creador (G S 34. San Ireneo de Lyon dice que el AT no podía desarrollar con toda su plenitud este tema, porque aún no se realizaba en Jesús esa plenitud. Por eso el NT nos invita a formular esta pregunta: ¿Cuando Dios planeó al hombre, en quién “pensó”? ¿quién es el HOMBRE TIPO (medida), el hombre por excelencia, que refleja con la máxima perfección el rostro de Dios Padre? ¿Cuál es el proyecto de "hombre nuevo" que hemos de construir? ¿Cuál es rostro ideal del hombre realizado? La respuesta global es Jesucristo, de ahí que desde la postura creyente y para el creyente la antropología filosófica es insuficiente, aunque en sí sea un acercamiento válido. Cristo es el Adán pleno, definitivo. El primer Adán no es sino prototipo del Adán definitivo, en quien se piensa al ser humano y no en el Adán del relato del Génesis. En Cristo, desde Adán, hemos sido proyectados a la comunión definitiva con el Padre, (a través del Espíritu). Ya desde Adán hemos sido proyectados a esa plenitud, pero es con Cristo con quien se realiza y culmina, pero no como final cerrado, sino como plenitud que abre la posibilidad siempre presente desde siempre, de la comunión con Dios. Cuando decimos que Adán es prototipo del hombre definitivo que es Cristo, no estamos rebajando la condición “adánica”, sino que simplemente la ubicamos en el horizonte del encuentro definitivo, la ubicamos en su mayor grandeza. Sin el horizonte crístico, la condición adánica pierde su horizonte y su finalidad con ultimidad absoluta, para reducirse a un proyecto que en sí mismo se agota. En Cristo somos imagen y semejanza de Dios Trino y Uno y Cristo por la Resurrección y por obra de Dios mismo se ha constituido en Señor y sólo desde Jesús se puede plantear teológicamente la cuestión

7


del Señorío, que remite más fácilmente al servicio y la entrega sin límites, que a la dominación de la naturaleza. El señorío sin Cristo, pierde su horizonte cristiano, para convertirse, en el mejor de los casos, en una utopía de desarrollo sustentable, como hoy se dice. Así como en AT la función de dominar y cuidar son prevalentes, en el NT ello ha de ser leído desde el señorío de Cristo, que se hace Hijo, haciéndose hermano de todos, en especial de los pequeños y pecadores. Cristo es presentado teológicamente con la pretensión radical de ser el "sentido" el "para qué" concreto y definitivo de la existencia humana, el proyecto último del hombre-mujer realizado (cf. GS 22).

8


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.