EL SER HUMANO BAJO LA ACCIÓN DE LA GRACIA Hablar de GRACIA hoy resulta chocante, fuera de uso, por lo que hablar de gracia es un reto, ya que la vida diaria hace más referencia al ser humano que a Dios. ¿Es el ser humano quien orienta la evolución o está orientado por mecanismos cuya determinación se le escapan en gran parte? ¿Cómo hablar de la gracia de Dios como presencia de su amor a quienes carecen de lo indispensable y cuya tarea básica es sobrevivir? La palabra gracia hoy no tiene un significado especial, aunque el término se emplee, pero no es una palabra clave. La gracia providencia pierde puntos ante la organización social. Nadie quiere depender de la buena o mala disposición de los demás, sino que ahora todo o gran parte está en términos de seguro, previsión social, garantías legales, etc. que nada dejan al azar. Las explicaciones que se dan en torno a la gracia son sospechosas para el mundo moderno y su ciencia. Por otro lado, la Iglesia no siempre ha estado del lado correcto en el devenir de la historia y muchas veces se ha aliado a los faraones del mundo, no viviendo el ideal de Cristo y en ese sentido, ¿qué valor tiene el discurso sobre la dimensión eclesial de la gracia? ¿O simplemente que valor tiene el discurso sobre la gracia cuando este no suele ser normativo para la vida de sus elaboradores? Desde este punto de vista tenemos al menos dos dificultades iniciales para hablar de gracia: la sensibilidad moderna y el mal testimonio de la Iglesia, lo cual no borra el buen testimonio. Si a esta sensibilidad le agregamos la situación del mundo pobre y lo pobre del mundo, ¿qué tiene qué decir la gracia a hombres y mujeres hambrientos, sin trabajo o sin trabajo estable, con ingresos que no alcanzan para vivir con decoro y dignidad, con enfermedades sin atención, abandonados, etc.? ¿Cómo anunciar un mensaje de gracia en ese contexto sin que la gracia pase a ser parte del discurso mitológico o sin valor? Incluso podemos plantear la cuestión desde el lado positivo. Si el hombrel hace lo históricamente descubre como bueno y correcto, si no margina ni
oprime de manera institucional, sino por casualidad o por excepción ¿necesitaría el ser humano de eso que llamanos gracia? ¿Qué le puede ofrecer la gracias a un ser humano, humanamente responsable, solidario, fraterno, etc.? En búsqueda de una respuesta Si aceptamos la realidad del pecado como actuante y real y si también constatamos que el ser humano suele levantarse de sus cenizas para emerger nuevamente humano, no a la definitividad, sino a un nuevo combate abierto, constatalmos que en ese resurgir se revela que no todo está perdido ni cerradas todas las puertas y que el ser humano no se conforma con quedar abatido. Quiere la vida, quiere estar vivo y con mejor y más vida. Pero como cualquier logro cae en la historia, asume los límites propios de la historia y en ese sentido nunca es una situación última ni acabada, en todo caso penúltima, para seguirl siendo por siempre penúltima cuando se inaugure otra mejor realidad. ¿Puede el hombre darse a sí mismo esa realidad última que quede a la espera de otra, esa que plenifique todas sus esperanzas y potencialidades sin quedar de nuevo con sed? Esto nos lleva a plantear que no cabe duda alguna de que el hombre necesita ser radicalmente renovado como reconstrucción de lo humano y potencialización de lo humano. El cristiano cree que esa renovación y esa potenciación del hombre son la obra que Dios está dispuesto a hacer en él y con él. En él, porque Dios toma la iniciativa en esta obra. Con él, porque Dios no la hará sin contar con el asentimiento y la cooperación del hombre. Por eso podemos decir que con el tema de la Gracia comienzan las diferencias entre el cristiano y todos los humanismos. Mientras éstos creen que el hombre no es pecador, sino perfectible, el cristiano cree que el hombre es pecador, pero a pesar de eso, perfectible. En ese a a pesar de tiene lugar la Gracia, por iniciativa de Dios. Es Dios quien toma la iniciativa de hacerse historia en medio de nosotros y de quedarse. Dios por medio del Hijo toma la iniciativa, buscando lo humano del hombre. Tal iniciativa acontece como una historia del hombre sin salirse de la historia humana; y que la iniciativa de Dios es universal.