CuĂŠntame un cuento Taller de Creatividad Literaria CEIP DOMINGO LOZANO Alumnado de Segundo Ciclo de E. Primaria
Rodrigo (3º)
El patito feo
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abía una vez un patito como todos los patitos. Sus plumas eran amarillas como el sol.
Un día, iba con su madre pata de camino a otro lago y se cruzó con un bote de pintura gris. Lo abrió y se le cayó encima. El patito se metió en el agua para quitarse la pintura, pero fue inútil porque era permanente. Cuando volvieron, su madre lanzó al patito a la orilla y se fue con el resto de patitos, pero ya no querían jugar con él. Se puso a caminar y caminar hasta que encontró un valle lleno de patos grises que le dieron la bienvenida. Desde aquel día, el patito jugó con sus nuevos amigos y fue muy feliz.
Fin
Ángela, Ainoa y Cristina (3º)
Caperucita Roja n precioso día, un lobo pequeño y noble andaba asustado hacia la casa de su madre. Tenía miedo de que llegase Caperucita Malvada y lo maltratase, como siempre hacía. Él tan solo quería llevar unas preciosas fresas a su madre.
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De pronto, aparecieron tres hadas, Ángela, Ainoa y Cristina, que vieron a Caperucita intentando quitarle las fresas al lobito, y con sus poderes mágicos la convirtieron en una niña buena. Pero había un problema, y es que Caperucita no hacía caso. Entonces, la atraparon y le dieron un libro. Caperucita lo leyó y, como era mágico, aprendió de una vez por todas a ser buena para siempre.
Fin
Ángela (3º)
Blancanieves abía una vez una princesa a la que nunca le gustaba nada. Quería que le hicieran todo y decía a los enanitos cosas como: “Tú, friega”, “tú, barre” “tú, haz la cena”…, y cada vez que los enanitos intentaban irse, Blancanieves les encerraba un mes en sus cuartos.
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Un día, los enanitos escaparon por la ventana y, cuando estaban huyendo, se encontraron con una araña que les iba a hacer lo mismo que Blancanieves. Por suerte, apareció un policía que se llevó a la araña y a Blancanieves, y los enanitos al fin vivieron felices para siempre.
Fin
Sergio y Marta (3º)
Caperucita Roja ’
rase una vez una niña llamada Caperucita Roja que vivía en una casa de dulces y chuches.
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Un día, le dijo su madre que recogiera manzanas en el bosque y cuando salió de casa, se encontró con los tres cerditos. Se fueron a pasear a un parque que había cerca y Caperucita dijo: - Vamos a buscar manzanas. Cuando comenzaron a buscar, vieron una muy rara, la cogieron y la metieron en una cesta. Al regresar, se encontraron con un zorro que les quería atacar y se fueron pitando. Cuando ya estaban en casa, la madre de Caperucita se comió la manzana rara y se desmayó. La manzana estaba envenenada. Los tres cerditos y Caperucita se pusieron muy tristes. Pero el padre de Caperucita le dio un beso y se despertó.
Fin
Hugo, Guillermo y Abraham (3º)
Caperucita Roja
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abía una vez una niña que vivía con su madre en una aldea. Al lado vivía un niño cuyo padre era un campesino. La niña se llamaba Caperucita y el niño,
Abraham.
Un día, la madre de Caperucita le dijo que fuera con el niño para llevar a su abuela un poco vino y pan. - Sal pronto, camina rápido y nunca de apartes del sendero –le dijo. - Vale, mamá –respondió Caperucita. Cuando llegaron al bosque, el lobo la vio y la saludó: - Hola, lobo Guille –dijo Caperucita. - Es un lobo, ten cuidado –le dijo Abraham. Vámonos a casa de tu abuela. Cuando llegaron, el lobo Guille se había comido a la abuela y también quiso comerse a los niños. Pero un cazador llamado Hugo escuchó el ruido. Cuando los vio dio un disparo contra la pared para asustarle. Y al final no se los comió.
Fin
Lucía y Alba (3º)
La Bella y la Bestia ’
rase una vez un comerciante pobre y tonto que buscó los peores maestros para que no aprendieran sus hijos. Su hija pequeña era tan fea que todos la llamaban “Fea”. Sus hermanos se morían de celos y envidia. Además, solo pensaban en aburrirse.
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Un día, el comerciante hizo un invento para un concurso de inventos. Cuando iba en su caballo, tuvo que elegir entre dos caminos: - Por ese camino –dijo. - Ummm –dijo el caballo. - Sí, por ese. El caballo fue por ese camino y, de pronto, le dio un poco de miedo y tiró al padre al suelo. Cerca había un castillo y se metió allí. Era el castillo de la bestia. - ¿Hay alguien ahí? –dijo el padre de Fea. Y no se oyó nada. Subió las escaleras y en un cuarto se oyó: -¡Arggg…! Cuando entró dijo la bestia: -¿Quién eres?
- Soy el padre de Fea –respondió con un poco de miedo. -Pues le encerraré hasta la muerte. Y Fea se enteró por el chico más feo de la ciudad: - ¿Dónde está mi padre? - En el castillo del bosque y nadie sabe de quién es –respondió el chico. Fea llamó a su caballo: - ¡Misifú, vamos! Y fueron al castillo. Cuando llegó y abrió la puerta, sonó “egggg”. - ¿Hay alguien aquí? –dijo Fea. - Y ahora, ¿quién eres tú? –dijo la bestia. - Soy la hija del que tienes encerrado hasta la muerte –respondió Fea. - ¿Y para qué vienes? –preguntó bestia. - Para recoger a mi padre –respondió Fea - Si consigues que tenga un amor verdadero a tu padre puedo volver a ser yo – dijo bestia. Y lo consiguió.
Fin
Karim y Javier (3º)
El gato con botas ’
rase una vez un Gato con Botas que iba a ver a su abuela, y resulta que también era la abuela de Caperucita Roja. Entonces, Caperucita y el Gato con Botas eran hermanos perdidos. Se dieron un abrazo.
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Cuando se hicieron adultos, la novia del Gato con Botas era la cuñada de Caperucita y tuvieron un hijo llamado Raffaele, que hizo la pizzería Raffaele. Treinta años después, en la Edad Moderna, inventaron un espantapájaros que domesticó a un pájaro llamado Emilio. Y Caperucita y el Gato con Botas se hicieron reyes. Un mes después, decidieron hacer cuentos.
Fin
Adriana y Nora (3º)
La Cenicienta ’
rase una vez la reina Cenicienta y sus criadas, que son sus hermanas.
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Un día, Cenicienta fue al río y se encontró con sus amigos Goloso y Meloso, dos gatitos pelirrojos que estaban comiendo peces. Goloso le dijo a Cenicienta que estaba enamorado de la gatita de su madrastra. Cenicienta lo miró con cara de sorprendida. ¡No se lo podía creer! -¡Aaaaah! –gritó Cenicienta. - ¿Tan malo es? –dijo Goloso. - ¡No! Es que en el río se ha reflejado una sombra –dijo con miedo Cenicienta. - ¡Mirad, allí! –dijo Meloso. Y vino un monstruo del pantano. -
¡Aaaaaaaaaah! –gritaron todos. ¡Dame mi cartera! –dijo el monstruo. ¿Y dónde está? –dijo Meloso. En tu bolsillo –dijo el monstruo.
Y se la dio. Cuando, de repente, Cenicienta se remangó las mangas del vestido y… ¡ZAS! Le metió tal puñetazo que le dejó KO:
- ¡Sayonara, baby! –dijo Cenicienta muy enfadada. - Goloso y Meloso se quedaron con la boca abierta y, después, empezaron a decir: - ¡Cenicienta, Cenicienta, oeeee oe oe oeeeee! Y entonces sonó una campana y su criada le dijo: - Tienes que prepararte para el baile.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Fin
Marta (3º)
La princesa y el guisante abía una vez una princesa que quería casarse con un príncipe, pero con un príncipe guapo y con dinero. Buscó por todo el mundo, pero no lo encontró y comenzó a llorar diciendo:
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- No me puedo casar sin príncipe ¡Ay! Un día vino a su palacio un príncipe y se quedó a dormir. Le pusieron un guisante y si no lo notaba, él era un príncipe de verdad. A la mañana siguiente, dijo que sí durmió toda la noche, que no notó el guisante. Y la princesa dijo: - ¡Oh, ya he encontrado mi príncipe! - Solo falta vestirme como príncipe –dijo el príncipe. - Bueno, no pasa nada. ¡Modista real! Mídale para hacerle el traje para la boda y a mí también, por favor. Con velo, tacón y bolso. Lo tengo todo planeado. Esto allí, esto allá… Ya las invitaciones tenemos que dar.
Fin
Lidia y Mª del Mar (3º)
Juan Sin Miedo
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abía una vez un muchachito que siempre tenía muchísimo miedo: todos lo llamaban Karin con miedo. Un día se marchó por el mundo:
- quién sabe si encontraré algo que me asuste –dijo. Y se marchó. Una noche llegó a una posada y preguntó por un lugar para dormir. - Sitio no tenemos –dijo el posadero Entonces, Karin con miedo dijo: - ¡Qué miedo da la calle a oscuras! De repente, se le apareció un fantasma y tuvo mucho miedo. A la mañana siguiente, se fue a un castillo embrujado y se encontró con dos princesas: María del Mar y Lidia. Como eran tan guapas, se desmayó y dijo: - Vos sois las princesas más guapas que hay en el mundo entero. Al día siguiente, pensó que se tendría que casar. Entonces eligió a Lidia. Pero después, dijo: - No, mejor con María del Mar. No, mejor con Lidia. No, con María del Mar… Mmmm, no puedo elegir. Y siguió pensando.
- Tengo una idea fantástica. ¿Y si me caso con las dos? De pronto, sintió que el suelo estaba temblando, y en lugar de tener miedo se puso a bailar. Y desde entonces ya no tuvo miedo a nada nunca más.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Fin
Sara (3º)
La ratita presumida ’
rase una vez un ratoncito muy presumido que un día estaba fregando la entrada de su mansión y se encontró un 'piercing'. - Me lo pondré en la oreja, no no no en la boca, ¡ya lo sé! Me lo pondré en la cola para que todos puedan verla bien –pensó. Seré un ratoncito único en todo el universo.
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De repente, vino una vaca y le dijo: -
Ratoncito, qué guapo estás. ¿Te quieres casar conmigo? Y por la noche, ¿qué harás? Pues…, mu, mu, mu, muuuuuuuuuuuu. Nooo, demasiado… ¿cómo lo diría? Poca cosa.
Así que la vaquita se fue cabizbaja. De repente, vino una gatita blanca y dijo: -
Ratoncito, qué guapo estás. ¿Te quieres casar conmigo? Y por la noche, ¿qué harás? Miau, miau, miau, marramamiau. No, no, no, que me comerás.
Y la gatita se fue. De repente, vino una ratita deslumbrante y guapa que dijo: - Ratoncito, qué guapo estás con ese 'piercing' en la cola, ¿te quieres casar conmigo? - Y por la noche, ¿qué harás?
- Dormir y soñar, dormir y soñar. Pues contigo me he de casar.
Y colorín colorete, este cuento está de rechupete.
Fin
José Luis y Marcos (3º)
Los músicos de Bremen
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abía una vez un hombre que tenía un nuevo burro con el que llevaba sacos de chocolate a la fábrica de chocolate.
Un día se fue al Aqualand y se encontró con Marcos y José Luis tirándose por el kamikaze. El burro les dijo: - ¿Buscamos la isla perdida? Y se fueron en busca de un tesoro. Allí encontraron a una mujer que les dijo un acertijo: - Si queréis pasar por aquí, tenéis que acertar mi acertijo: un jinete va a caballo y, sin embargo, va a pie. ¿Cómo se llama el perro? - Yo lo sé –dijo José Luis. Se llama Sin Embargo. - Sííííííííííí. Y la mujer se convirtió en un monstruo. Marcos y José Luis corrieron hasta un lugar sin salida, y el burro le dio un arco a Marcos y un arpón a José Luis. Entre los dos mataron al monstruo y después buscaron el tesoro. Lo encontraron y, de pronto, vino un ángel que concedió un deseo al burro. El burro quiso convertirse en Pepe Maestro y cuando lo consiguió dijo: - Por el poder de los libros, que se abra este cofre.
Fin
Alejandra (3º)
La ratita presumida
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odo comenzó un día un poco nublado en el que la ratita salió a regar. Y en el lindo rosal se encontró un collar de perlas.
- ¡A lo mejor vale algo! –pensó. Y muy contenta lo llevó a una subasta. Entonces, un hombre con bigote largo dijo: - Señora, esto puede valer hasta 1000 euros. Aquí los tiene. La ratita se fue y dijo: - Ahora seré rica y podré vivir en una mansión de diez plantas para mi sola. Pasó un ratoncito y le preguntó: - ¿Te quieres casar conmigo? - De acuerdo. Entonces, la ratita vivió en la mansión de diez plantas. Pero no sola, sino con toda su familia.
Fin
Andrea y Amira (3º)
Caperucita Roja
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abía una vez un lobo que vivía con su madre en una aldea. La madre le dijo que fuese a casa de su abuela a llevarle pan y vino.
La abuela, que vivía en el bosque a media hora de camino, le quería mucho y una vez le regaló una capa azul. Caminó y caminó hasta que se encontró con una mala Caperucita, que le dijo que fuese por otro camino. Mientras, Caperucita fue por el camino más corto y llegó antes a casa de la abuela del lobo. Como era tan mala, la metió en el armario y se metió en la cama. De repente, pegaron en la puerta: toc, toc. Caperucita dijo que la puerta estaba abierta y el lobo entró en la habitación. Al verla dijo: -
Abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes! Para verte mejor. Abuelita, tienes la nariz muy grande. Para olerte mejor. Abuela, ¡qué boca tan grande tienes! Para comerte mejor.
Y, de pronto, llegó un cazador que rescató al lobo y a su abuelita.
Fin
Juan Miguel y Pablo (4º)
Los tres cerditos ’
rase una vez tres cerditos que estaban en el barro. Un día conocieron a un valiente príncipe. Estuvieron hablando con él y, después, se fueron por el bosque, donde encontraron a un maldito lobo.
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Se fueron corriendo a una casa hecha con paja, pero el lobo la derribó soplando. El valiente príncipe llegó, pero el lobo lo derrotó. Los cerditos siguieron corriendo hasta una casa hecha de madera. Y el lobo también la derribó soplando. Entonces, se fueron a una casa hecha con ladrillos. Mientras corrían se encontraron con una niña llamada Caperucita, que también huía del lobo. Todos se metieron en la casa y el lobo también intentó derribarla. Pero llegaron dos niños, el poderoso Juanmi y el valiente Pablo, que lucharon contra el lobo. Al principio, el lobo tumbó a los dos, pero cuando se levantaron lo consiguieron matar. Juanmi y Pablo conocieron a Caperucita y los tres cerditos, y todos vivieron felices y comieron perdices.
Fin
María y Alba (4º)
El gato con botas ’
rase una vez una niña que tenía un perro y cuando lo sacaba a pasear le ponía botas.
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Un día estaba llorando y se quedó sorprendida cuando vio que el perro le habló: - Tranquila, ama. Yo te ayudaré. Una vez recuperada fue a pasear con él. Por cierto, el perro se llamaba Luna. Era de pelaje negro con lunares blancos. De repente, apareció una malvada detrás de un arbusto; era la mamá gato que quería matar al perro con botas, y consiguió llevarse a la niña a su guarida. El perro con botas las siguió. Entró en la guarida y cogió a la niña en brazos. Pero apareció la malvada y lucharon. Al final, la malvada fue derrotada por el perro con botas.
Fin
Esther, Paula y Rafael (4º)
Caperucita Roja
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n día, por la mañana, Caperucita paseaba por el bosque y vio unas preciosas margaritas. Cuando se paró a cogerlas saltó una loba entre los matorrales.
¿A dónde vas? –dijo la loba. A la cafetería. ¿Por qué preguntas? –dijo Caperucita. Por curiosidad –respondió la loba-. ¿Puedo ir contigo? Sí, pero… ¿cómo te llamas? –preguntó Caperucita Me llamo Cecilia y me gusta pasear por el bosque –dijo la loba.
Al llegar a la cafetería se tomaron un cafelito. Mientras, Caperucita pensaba que su madre estaría preocupada. - Me tengo que ir –dijo. - Vale –dijo la loba Cecilia. ¿Seremos amigas? - Sí, seremos amigas para siempre –respondió Caperucita.
Fin
Marco y Hugo (4º)
Los tres cerditos n casa de los cerditos, la madre llamó a los tres mayores y les dijo que ya no había sitio para ellos. También les dijo que ya tenían edad para vivir solos. Así que se fueron a buscar una casa.
E
Como no encontraban, el mayor construyó una de hierro; el mediano, una de paja y el pequeño, una de casa de papel. Un día llegó un lobo feroz y sopló y sopló y la casa de papel derribó. El pequeño se fue corriendo a la casa de paja y allí, el lobo volvió a soplar y soplar y también la casa de paja derribó. Los dos cerditos se fueron corriendo a la casa del mayor. Cuando el lobo llegó sopló y sopló, pero la casa resistió y por fin se fue, y los tres cerditos pudieron vivir en paz.
Fin
Diogo (4º)
Caperucita Roja aperucita recibió una nota de su abuela que decía “Trae fruta” y se fue por el bosque para llevársela. De pronto, se encontró con un niño llamado Peter Pan y siguieron juntos por el camino, pero apareció un lobo. Se escondieron y Peter Pan la llevó al País llamado de “Nunca jamás”, donde había piratas malvados. Cuando se encontraron con uno volaron de vuelta al país normal. Y siguieron por el camino hasta la casa de la abuela, pero la abuela no estaba, sino el lobo.
C
Llamaron rápidamente a un leñador y le cortó la cola al lobo. Después, fueron a una casa que había cerca y al entrar vieron a tres niños con su padre. Como los conocían por los cuentos pidieron que les llevasen a “Nunca jamás”. Y se fueron todos. Allí se encontraron con muchos piratas con espadas. Peter Pan peleó contra ellos y se divirtieron mucho. Después, fueron todos a la casa de Caperucita: -¿Quién es toda esta gente? –preguntó su madre. - ¿Queréis comer un bocata de chocolate? – dijo Caperucita Roja - Sííííííííííííííííííí –respondieron todos.
Fin
Blanca y Christian (4º)
Los tres cerditos ’
rase una vez una familia de cerditos que crecía porque cada año nacían más y más. Había tres que se llamaban Alonso, Christian y Blanca. También había un lobo muy bueno que los ayudaba, se llamaba Toni. Pero había un cazador muy malo llamado que se llamaba Buffón y siempre quería matar al lobo.
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El lobo Toni era muy astuto y se iba siempre a la casa de ladrillo de los tres cerditos. Un día Buffón lo descubrió y llevó a todos sus ayudantes con escopetas. - Vamos a hacer un trato –dijo el lobo. - Ni trato ni leches –respondió Buffón. Entonces, el lobo sacó su escopeta y los mató. Y vivieron felices y comieron perdices.
Fin
Raúl y Ainhoa (4º)
Caperucita Roja ’
rase una vez una niña llamada Caperucita. Un día fue a llevar miel, un pastelito y un refresco a su abuela y se encontró con el lobo. El lobo la acompañó porque eran amigos. Por el camino se encontraron con un erizo y caminaron los tres hasta la casa de la abuelita, pero… ¡la abuelita no está! Comenzaron a buscar y a buscar y no la encontraron.
E
La abuela estaba comprando en el pueblo y después de una hora regresó. Al entrar en su casa vio a Caperucita dormida, al lobo también dormido en la cocina y al erizo en la cama. Caperucita se despertó y chilló tanto al verla que despertó al lobo y al erizo: - ¡Abuelita!!!, ¿cómo estás? Cuando la abuela les explicó dónde había ido y Caperucita le dio las cosas que llevaba ya era de noche. Se despidieron todos y cuando Caperucita llegó a su casa, se acostó en su cama y su madre la arropó.
Fin
Elena y Raquel (4º)
Rapunzel ’
rase una vez una princesa encerrada en una torre. Se llamaba Rapunzel. Era guapa y bella. Una bruja malvada la había secuestrado cuando era un lindo bebé. Entonces, la malvada bruja la había llevado a una torre y la había estado engañando diciendo que la había salvado de una malvada bruja.
E
Cuando cumplió dieciséis años, le preguntó a su supuesta madre por qué seguía encerrada en esa torre y la bruja le contestó que fuera había muchos peligros. Un buen día apareció Mérida y le dijo desde debajo de la torre: - Lanza tu pelo para que pueda subir y rescatarte. Entonces, subió y le dijo: -¿Qué haces aquí? - Estoy aquí porque mi madre piensa en mí y me aleja de los peligros que hay fuera. Mérida, como era una gran aventurera, le dijo: - Eso es mentira. Ahí fuera solo hay cosas hermosas y bellas. Entonces, Mérida le dijo: - Lanza tu pelo hacia abajo para que me pueda deslizar. Entonces, Rapunzel también se escapó.
Cuando llevaban andando un buen rato Rapunzel dijo - ¡Qué hermoso y bello es el mundo! Y fueron a un bar cercano donde había personas repugnantes. Se dieron cuenta de que estaban viviendo una gran aventura. Mérida le dijo a Rapunzel que fueran al pueblo a buscar a sus padres verdaderos. - ¿Te lo estás pasando bien? –dijo Mérida. - ¡Genial! ¡Muy bien! Al llegar al pueblo vieron un castillo. Mérida le dijo que se acercara y allí vio un retrato que se parecía a Rapunzel. Entonces, Mérida y ella entraron para hablar con los reyes. - ¿Habéis perdido una hija? –preguntó Rapunzel - Sí –contestaron. Y Rapunzel les dijo: - Ya la habéis encontrado
Fin
Curso 2015 – 2016 Málaga