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En el nombre del padre El 14 de octubre, en Hockenheim, Mick Schumacher (19) se tituló campeón de la Fórmula 3 europea. El hijo del siete veces monarca de la F1 alcanzaba así el mismo logro de su progenitor, 28 años después. El caso de los Schumacher se suma a un selecto listado de padres e hijos campeones, inaugurado por Graham y Damon Hill, que continuaron Keke y Nico Rosberg, y que igualmente integran Gilles Villeneuve -fallecido en pista en 1982- y su hijo Jacques, que en 1997 puso el apellido Villeneuve en el sitial donde su padre no lo alcanzó a inscribir. » Por JOSÉ IGNACIO GUTIÉRREZ G.
» Fotos GETTY.
Bajo la sombra de una leyenda
Graham Hill –apodado Mr. Mónaco– es el único piloto en conseguir la ‘Triple Corona’, al ganar las 500 Millas de Indianápolis, las 24 de Le Mans y el GP de Mónaco. “Tenía una determinación de hierro”, dice el sitio de la Fórmula 1 sobre el campeón de 1962 y 1968. El mito de Mr. Mónaco también se construyó por una peculiar anomalía: tenía una pierna más corta que la otra. Su bigote era otro de sus sellos. Eso, sumado a su cercanía con el público, “lo convirtieron en la primera estrella de la F1”, reseña la competencia. A pesar de esa imagen afable, el campeón pagó los costos de su vida de piloto. “Volvía a casa solo por las noches y se bebía un whisky. Así era todos los días”, recuerda su hijo Damon Hill en la autobiografía publicada en 2016.
» La ruina Segunda etapa en Lotus. En la temporada 1968, Damon fue espectador del segundo campeonato de su papá. Ese año Graham Hill alcanzó el récord de tres victorias en línea.
En noviembre del 75, una nube se posó sobre la familia Hill: la estrella del paddock capotó en su avio-
neta cuando regresaba a Inglaterra tras testear en Francia. Murió en el acto. “Tenía 15 años y pienso que ese fue el origen de mi depresión”, escribe Damon Hill. Los Hill descubrieron que las pólizas de seguro del piloto estaban vencidas, lo que suponía un incierto futuro. Damon asegura que eso lo hizo vivir con miedo a perder cualquier cosa que conquistara. El único hijo hombre de Graham Hill se convirtió en piloto a los 32 años, gracias a la confianza del legendario Frank Williams, que lo nombró piloto de pruebas. Fue una decisión que obedecía más a los afectos entre Williams y la familia Hill que a otra cosa.
Tres años después Damon respondía con el título F1, convirtiéndose en la primera dupla padre-hijo campeona. La alegría fue efímera –coincidiendo con esos temores de Damon Hill– ya que a la siguiente temporada fue despedido, manteniéndose en un plano secundario hasta su retiro. “Durante mi carrera siempre estuve confuso acerca de si era un auténtico piloto o alguien obligado a cumplir una misión antes que ser yo. Todo había estado motivado por el deseo de reparar el daño que sufrió mi familia”. Damon Hill triunfó con el miedo como compañero.
El bicampeón enseña. Graham Hill le entrega instrucciones a un joven Damon, que ubicaría nuevamente el apellido Hill en la cima.
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20 años de espera para los Villeneuve Gilles Villeneuve es de los pilotos más recordados en F1. Fallecido en 1982 en el GP de Bélgica, su legado se hizo imborrable con episodios como el protagonizado en 1981. En Montreal, bajo una lluvia densa, Villeneuve llevó el Ferrari por varias vueltas con el alerón desprendido y tapándole completamente la visión. “Me guie por las huellas de las frenadas para saber cuándo frenar y doblar”, reconoció tras acabar tercero. Villeneuve anteponía la pasión y su esposa Joann compartía esa filosofía. Lo acompañó a tal grado que vivía todo el año en un motorhome junto a sus hijos Jacques y Mélanie. Así, subiéndose al auto y conociendo por dentro la exigencia, creció Jacques. El día que Gilles salió eyectado 50 metros, tenía 9 años. “Con mi papá envuelto en esto, era lo único que conocí. Ejerció una gran influencia, porque estar en un circuito era la única forma que teníamos en el día a día”. En 1997, Jacques Villeneuve se proclamaba campeón de la F1 a bordo de un Williams.
» En honor a Gilles En 2012, el ex campeón aceptó la invitación de Ferrari para pilotar el auto de su papá. Fue especial, porque el acto al que también asistió Joann, fue el reencuentro de los Villeneuve con la Scuderia. En San Marino, días antes del accidente y
cuando lideraba, el canadiense acató la orden de bajar el ritmo para asegurar el 1-2 de Ferrari; sin embargo, fue sobrepasado por su compañero Didier Pironi. Gilles lo vio como una traición del francés y el box. “No cometeré ese jodido error otra vez”, declaró. En junio, Jacques volvió a conducir el Ferrari en el rebautizado Circuito Gilles Villeneuve. “Espero que la gente que vio a Gilles
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correr aquí haya sentido la misma emoción que viví yo de nuevo”, dijo Joann Villeneuve. También este año, Niki Lauda criticó el estilo de Max Verstappen (RedBull), comparándolo con Gilles Villeneuve. “Es una falta de respeto. Mi padre respetaba a sus rivales y no los ponía en riesgo. Aprendía de sus errores. Quizá Lauda no supera que Ferrari lo haya reemplazado por mi papá”, replicó Jacques.
Protegiendo al heredero
Campeón de Fórmula 3. Con ocho victorias en la temporada, Mick Schumacher conquistó el título, un paso para obtener la súper licencia de la FIA.
Con 11 años, Mick Betsch ganó su primera carrera en el Kerpen Kart Challenge. De a poco, comenzó a hacerse recurrente en el podio: fue tercero en el Euro Wintercup, segundo en el Campeonato Europeo KF-Junior, hasta que sus gestos y su estilo de manejo lo fueron asimilando cada vez más a su papá, Michael Schumacher. Mick –que comenzó corriendo con el apellido de soltera de su mamá Corinna para evitar el acoso mediático–fue criado bajo un estricto cerco de privacidad; el mismo que la familia mantiene sobre el heptacampeón desde 2013, cuando se accidentó practicando esquí. Nadie –a diferencia de lo sucedido con los Hill, Villeneuve y Rosberg– vio a los Schumacher juntos en el paddock. Nadie tampoco tiene certeza sobre el real estado de Schumi. Mick ha dicho que el Káiser lo influyó de forma determinante. “Él es mi ídolo y estoy siempre tratando de encontrar cosas de él que pueda usar a mi favor. Ha jugado un papel muy importante en mi manejo actual”. Hace unos meses, el heredero Schumacher pilotó el mismo monoplaza que Michael utilizó en 1994. “Para todos fue conmovedor. Me hubiera gustado mucho dar unas vueltas más”, dijo al bajarse del Benetton Ford en que su padre conquistó su primer campeonato.
jando la vida privada realmente en privado”. Es esa la filosofía en la que creció y la que impuso la esposa del heptacampeón, quien fue determinante para que su hijo corriera como incógnito en sus primeras competencias. “Compartimos los mismo valores. Durante el tiempo que estuve corriendo, ella era mi ángel guardián”, aseguraba Michael Schumacher en alusión a Corinna, unos días antes de accidentarse. Los Schumacher han invertido US$ 30,3 millones en la salud de Schumi, una cifra que obligó a tomar medidas como la subasta de un avión privado, una cabaña en Noruega y un monoplaza con el que Schumacher venció en 2001 en Mónaco. Los Schumacher mantienen vivo a Michael, mientras Mick sigue sus pasos.
El hermetismo como regla Mick cierra filas con su familia cuando es consultado por Michael. “Creo que hemos hecho un buen trabajo, deKeep Fighting Michael. Es el eslógan que lleva el auto de Mick. En 2016, convocó a un partido de fútbol en apoyo de su papá. Jugaron Hakkinen, Vettel y Coulthard.
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Rosberg: campeones con el libreto claro Keke Rosberg –papá de Nico Rosberg– es el patriarca de otra dinastía en F1. Debutó en 1978 y fue campeón en 1982. Tras su retiro se convirtió en manager de pilotos como J. J. Lehto, Mika Häkkinen y Olivier Panis. Respecto de su hijo, Keke dice que guio “sus inicios como hace un padre. Acompañar a Nico los fines de semana al karting era pasar tiempo con él”. Con los años, Nico Rosberg –que se inició a los seis años– decidió seguir el camino de su papá, y Keke aprovechó sus conocimientos para administrar su carrera, algo que, sin embargo, no per-
duraría. “Cuando le dije ‘salta’ y él preguntó ‘¿Por qué?’, entendí que era hora de parar. Fue mi mayor logro: dejarlo ir en el momento justo”, comentó este año el ex piloto.
» Un largo exilio Demostración en Mónaco. En mayo, los dos campeones pilotaron juntos. Keke lo hizo en el Williams FW08 y Nico en el Mercedes W07.
El veterano Keke Rosberg, hoy de 70 años, parece haber sabido el camino para no entorpecer a su hijo. En 2010, sin dar una sola explica-
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ción, el finés no atendió más un llamado de la prensa ni dejó verse en algún circuito. Rosberg sencillamente desapareció. “Me retiré por completo. Se produjo porque los pilotos activos son muy difíciles de abordar. Los periodistas dicen ‘papá está allá’ y no tiene nada que hacer. Preguntémosle’”, comentó. “Me encontré en el centro de atención mucho más de lo que debería haber sido, solo para hablar de él. Dije: ‘no puedo continuar con esto’. Terminé y me convertí en un prófugo”, detalló. Nico, por su parte, reconoce que su papá fue un estímulo desde pequeño. “Recuerdo su última carrera en Hockenheim ante 100 mil personas. Yo iba sentado cerca de él saludando a la gente. Ahí pensé ‘un día quiero hacer lo mismo’. Con el tiempo siempre sentí la presión como algo normal de la F1, pero Keke me ayudó mucho a convertirme en ese piloto que soy”. Nico Rosberg fue campeón en 2016 con un Mercedes-AMG. A los cuatro días anunció su retiro. “Lo sentí como un puñetazo en el estómago. No lo esperaba, pero ahora veo a mi hijo feliz y eso es lo que vale”, contó Keke Rosberg en su regreso a las entrevistas.