Escuela que enseña discriminación

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Escuela que enseña discriminación

Jimena García Lira CIUDAD DE MEXICO, 29 de marzo.- “Justicia, es la voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde según la naturaleza humana, buscando una relación equitativa con los demás”, establece uno de los valores lasallistas; sin embargo, Francisco Carrera Reyes, de tan sólo cuatro años de edad, fue víctima de discriminación por parte de sus compañeros y maestras de preescolar en el Colegio La Salle de Seglares.

Dicha institución daba al principio un trato de respeto y equidad a Francisco, al suponer que era nieto de la doctora Silvia González Bernal, quien aparecía como su tutora en los registros escolares.

El menor ingresó al instituto en 2011, destacó por su buen rendimiento académico, y en el salón de clases la convivencia fue normal con el resto de los alumnos. Dos años después, al entrar a Preescolar Tres, los malos tratos comenzaron cuando alumnos y maestros de la escuela se percataron de que Gloria Carrera Reyes, trabajadora doméstica de Silvia González, era la madre del pequeño. “La madre, mujer indígena mazateca de Oaxaca, también sufrió discriminación por su origen étnico”, señaló González Bernal en la denuncia emitida el 21 de octubre de 2013 ante el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred).

Además, reconoció tener un cariño especial por el menor, a quien considera como nieto, pues junto a su esposo, acogieron a Francisco cuando tenía tres meses de edad y a su madre Gloria. “No perteneces a ésta escuela”, “vete a una escuela de pobres o de gobierno”, fueron comentarios que Francisco recibió por parte de sus profesoras de Español, Alicia Beatriz Pliego de Anda; de Inglés, Gisela Marín Cruz, y de


Psicología, Patricia Godínez García, y fueron constantes para el niño indígena, pues de acuerdo al personal docente, “la realidad del niño, su mamá, que ni siquiera sabe hablar bien el español, mucho menos el inglés, ¿cómo lo iba a apoyar académicamente?, el niño no era apto para estar ahí”, denunció González Bernal.

Pero el maltrato al menor fue más allá de lo verbal, la irresponsabilidad de las maestras provocó agresiones durante dos meses: sus compañeros echaban agua a su lunch, chile a su ropa y le rasguñaron el rostro, hasta golpearlo todos los días. Un día regresó a casa con el dedo fracturado. Ante el hecho, la tutora del menor señaló que “decidió no demandar, pues en la escuela dijeron que fue un accidente”. A consecuencia de las agresiones, Francisco comenzó a manifestar exceso de miedo y estrés, provocando que se orinara y defecara en su ropa. “Me tengo que largar”

El desinterés en el buen desarrollo de Francisco por parte del colegio sorprendió a la tutora del indígena, ya que por años había mantenido una buena relación con parte del personal docente. “Fueron 15 años, mis hijos estuvieron en La Salle desde el maternal hasta la secundaria. Nunca hubo problemas, fui vocal, fui directora de la mesa de padres de familia. Conocía a casi todos los profesores”, indicó en entrevista.

Posteriormente, en la denuncia videograbada por la Copred, el menor señaló que Germán Ramos Ruiz, subdirector de La Salle Seglares, le dijo que el maltrato no terminaría a menos que abandonara el colegio.

"El profesor Germán me dijo que para que no me molestaran las misses me tengo que largar, tengo que quedarme a descansar a mi casa…", declaró la víctima.


Por

los

hechos

anteriores,

se

dio

inicio

al

expediente

de

queja

COPRED/DCND/Q-101-2013, de conformidad con lo establecido en el artículo 35 fracción V, 37 fracción XXIII, 54 y 55 de la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación del Distrito Federal, así como de los artículos 66 y 86 del Estatuto Orgánico de este Consejo, avalando la intervención de la psicóloga particular Graciela Miriam Beltrán Rodríguez, quien a solicitud de la tutora, realizó una valoración del niño respecto a su comportamiento en el entorno escolar.

Beltrán Rodríguez asistió al colegio como observadora del salón de clases de Francisco, donde se percató que “durante la presencia de la maestra de inglés, dicha docente ignoraba al niño, lo cual era repetido por el resto del grupo, además no mediaba los conflictos que se suscitaban entre los niños, principalmente los que implicaban conductas no adecuadas dirigidas al menor”.

Con la maestra de español, el niño cambiaba completamente su actitud, su cuerpo se endurecía, se tensaba y atemorizaba, mostrando desinterés en trabajar, provocando que sus compañeros lo hostigaran con comentarios como “tu no trabajas, ¿ahora si vas a trabajar?”. La maestra actuaba con negligencia.

Tras la recopilación informativa de la psicóloga, se abrieron tres mesas de conciliación en las que no se llegó a un acuerdo, puesto que Seglares negó por completo cualquier tipo de discriminación.

Piensa en el suicidio

En razón de ello, los afectados solicitaron a Copred denunciar el acoso ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), teniendo en cuenta que las agresiones producían efectos cada vez más graves en el menor, que padecía encopresis y habló de suicidio.

El 29 de noviembre de 2013, la PGJDF solicitó la colaboración de la Subprocuraduría de Atención a Víctimas de Delitos y Servicios a la Comunidad,


a fin de realizar una valoración psicológica del menor. El psicólogo Enrique Pérez Arellano determinó que efectivamente había un daño.

"Con base en la entrevista y la observación clínica realizada, se concluye que el niño sí presenta afectación en las áreas y esferas de su estructura psíquica previamente descritas a partir de la victimización ejercida por parte de los docentes que refiere el niño… por lo que se propone que el evaluado y su familia se incorporen a un proceso terapéutico”, apuntó.

En consecuencia, tanto la madre como la tutora de Francisco decidieron iniciar una averiguación previa en contra de las probables responsables, por lo que les fue proporcionado un abogado victimal que les asistiera ante la 59 Agencia del Menor.

Luego de cuatro meses de trámites, el 17 de febrero de 2014, el Copred confirmó la emisión de una Opinión Jurídica por los actos de discriminación al niño indígena.

Iván Pérez Vitela, director de Cultura por la No Discriminación de este organismo, dijo en conferencia de prensa “que se realizó un proceso de conciliación a fin de procurar una solución al caso, sin embargo, lamentó que si bien acudieron representantes del Colegio La Salle Seglares, se negaron a reconocer el acto”. A su vez, la titular de Copred, Jacqueline L’ Hoist Tapia describió que el hecho de impedir el libre acceso a la educación es discriminación, por lo que se emitió un expediente de queja ante la procuraduría capitalina, abriendo la averiguación previa FNNA-D-T3-00467-13-12 por los delitos de discriminación y violencia equiparada. “Un caso inédito” Entonces L’ Hoist Tapia agregó que el caso es “inédito” en el Distrito Federal pues no se “había atendido por parte de la Procuraduría un caso de


discriminación a un niño indígena en una escuela privada, y nunca se ha sentenciado la conducta de discriminación”.

Por otra parte, la encargada de Comunicación Social de Copred, Angélica Pineda explicó que el Consejo no puede ir más allá legalmente. “La familia puede intervenir en el caso denunciando ante el Ministerio Público”, dejando claro que era necesario solicitar otro recurso legal por parte de los afectados.

En entrevista, añadió que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) no tiene injerencia en el caso, por ser La Salle una institución particular.

Ante la acusación de discriminación hecha contra La Salle Seglares, Armando Martínez, vocero del instituto, aseguró que el Copred “enarboló un linchamiento mediático en contra del colegio (…) porque este es un procedimiento abierto, en el cual lo único que hace es emitir una opinión jurídica; la verdad jurídica la interpondría un juez”, declaró.

Además justificó que la institución en todo momento había apoyado a Francisco y que varias de sus conductas son producto de “algunas situaciones que vienen de casa que le han causado conflictos emocionales que sabe perfectamente la tutora, y que nosotros por propia ética no podemos comentar, sino apoyarlo”.

Por otra parte, explicó que si bien el menor ya no acude al colegio, sigue siendo considerado alumno y sugirió que el niño está “siendo manipulado por la mal nombrada tutora”.

En cuanto a las profesoras señaladas por discriminación, justificó que siguen dando clases, pues confían en su desempeño laboral, por lo cual pediría la intervención del Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) para que revise el caso.


Luego de que se dieran a conocer los hechos en contra de Francisco, la Universidad La Salle emitió un comunicado el 11 de noviembre de 2013, en el que se deslindaba del colegio acusado. “En algunos medios de comunicación se difundió a finales de la semana anterior una nota que denuncia un caso de discriminación a un niño por parte de autoridades, docentes y estudiantes de un supuesto colegio Lasallista, denominado Colegio La Salle de Seglares, creando confusión en la audiencia al no especificar que la institución a la que hacen referencia, no forma parte del sistema La Salle del Instituto de los Hermanos de Escuelas Cristianas fundado e inspirado por el carisma de Juan Bautista de La Salle”, refirió.

PGJDF, sin avances

La tutora del menor aseguró que la PGJDF le indicó que sería citada a declarar luego de que las maestras Alicia Beatriz Pliego de Anda y Gisela Marín Cruz rindieran su testimonio, pues el 20 de febrero la PGJDF informó que se les habían girado citatorios para comparecer la primera semana de marzo.

A más de un mes, González Bernal no ha sido requerida por la procuraduría capitalina ni notificada sobre alguna actualización referente al caso, por lo que evalúa la contratación de algún abogado.

Por otra parte, lamentó que una maestra de La Salle Seglares que se ofreció a dar clases particulares al menor indígena mientras se resolvía su situación, fue obligada por el colegio a firmar una carta para que dejara de prestar el servicio a la familia.

Posteriormente, González Bernal declaró que acudió a la institución para recoger los útiles del menor donde se le entregó un documento en el que aceptaba que era ella quien decidía sacar al menor del colegio y no era La Salle Seglares quien lo corría; al negarse a firmar, dijo que Pliego de Anda, “la maestra que más maltrató al niño” la amenazó en caso de proceder legalmente.


“Me amenazaron, me dijo que si sabía con quién me estaba metiendo, que me iba a arrepentir. Ella misma me aseguró que sus papás eran abogados, que tiene un tío juez y dos primos magistrados”, reveló.

Francisco es medicado Actualmente, Francisco se encuentra en una nueva escuela –privada y no religiosa-, “donde está muy contento”, aunque el maltrato que recibió trajo consigo secuelas que lo obligan a estar bajo un tratamiento psicológico y psiquiátrico, al igual que su madre. “Por problemas emocionales, los dos están con medicamento… ella estaba muy deprimida”, cuenta Bernal González.

Al respecto, Claudia Verónica Ramírez Medina, psicóloga y profesora del Centro de Estimulación y Recreación Infantil, explicó que a los tres años, edad en la que Francisco fue discriminado, las personas adquieren seguridad y aceptación. “De los tres a los cuatro años, los niños graban sus primeras memorias de vida; de los cinco a los ocho, comienzan a actuar conforme a lo que vivieron los primeros años”, afirmó. Señaló que es posible que el menor se cuestionara “¿por qué no me quisieron?” por lo que existe una necesidad de aclararle en terapia que ser indígena no es malo. “Francisco necesita explicaciones, porque es probable que pensara que la gente no lo amaba por ser pobre, feo, por su color de piel y/o su procedencia indígena, los cuales son prejuicios sociales que deben ser erradicados de sus memorias”, indicó la psicóloga.


Respecto a sus compañeros de clase, aseguró que los niños carecen de malicia y que necesitan una información causada por un adulto, en este caso de las maestras, para que el niño sea discriminado. “Las opiniones de las maestras provocaron que los niños discriminaran al menor. Un niño no tiene falsas creencias y prejuicios, actúan conforme a lo que ven y escuchan en un adulto”, añadió.

En cuanto a las victimarias, dijo que probablemente sufrieron algún tipo de agresión en su infancia, por lo que en su vida adulta esto se ve reflejado ejerciendo conductas como la discriminación. “Antes de dar clases, un profesor debe tener una preparación emocional, es decir, tener inteligencia emocional y realizar estudios psicológicos para no transmitir memorias erróneas a los niños”, consideró.

No responden

Hasta el momento, la Procuraduría de Justicia del DF no ha revelado avance alguno en la investigación del caso, aunque el plazo para hacerlo expiró hace más de un mes.

Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos no ha resuelto aún si tomará conocimiento de la historia de Francisco y Gloria, quien ha sido dejada de lado en el proceso de impartición de justicia.

Si bien la Secretaria de Asuntos Indígenas del estado de Oaxaca (SAI) explicó que solicitaría interviniera el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred), dicha instancia no se ha pronunciado al respecto.

Silvia González Bernal tiene previsto continuar con el proceso legal en contra de las maestras. “El trato recibido por el niño es injusto y no puede concluir así”, lamentó.


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