Los milagros sí existen Jimena García
Con 100 mil pesos en la bolsa, una maleta y un boleto de avión a Buenos Aires, Argentina sin regreso, Yolanda Valdespino viajó al sur para comenzar un nuevo estilo de vida. Olvidarse del periodismo, de su ajetreada vida en la Ciudad de México y seguir otro tipo de “sueños y proyectos”. Una vez concluida su maestría en Publicidad en aquél país, y anhelando probar de nuevo el sazón de la comida mexicana, la joven de 30 años comenzó a realizar sus propias salsas a base de hojuelas deshidratadas de chiles, logrando popularidad entre algunos jóvenes extranjeros que le sugirieron comenzar la venta del producto mexicano. “Lo consideré descabellado, no sabía si tendría éxito, pero a muchos les gustaba. Vivía con franceses, españoles, ingleses, en fin, varios extranjeros que me dijeron que vendiera la salsa porque era muy buena. Entonces decidí empezar con unos pequeños frascos en el mercado de San Telmo y pues bueno, hasta ahora “La Milagrosa Gourmet” me ha dado muchos milagros”, relató Valdespino en entrevista en Puerto Madero, Buenos Aires. Para los argentinos, “el picante es de cuidado”, sin embargo, “La Milagrosa” ha logrado expansión, recorriendo mercados y muestras gourmet en varias zonas de la ciudad porteña, siendo del gusto de muchos extranjeros y ciudadanos ajenos al condimento de la cocina mexicana. Además de que se ha mantenido gracias al envío de chiles por parte de su familia en México. “La idea también surgió para aquellos que nos gusta el picante, en Argentina existe el chimichurri, pero le hacía falta ese toque sabroso. Las salsas están hechas para poderlas comer con la comida típica de acá, que son los cortes de carne, las empanadas, el choripan. Para aquellos que no toleren tanto el picante está la salsa hecha a base de chile guajillo y ancho, mientras que la muy picante está hecha con habanero y cuaresmeño. La intención, es que el producto sea estrictamente artesanal, incluyendo conservadores naturales como el vinagre y aceite”, destacó. Tan sólo hace unas semanas, la agencia Notimex también entrevistó a la mexicana, asegurando que gracias a ello, le han solicitado el producto fuera de Buenos Aires por lo que no desecha la idea de que llegue el momento en que pueda abrir un local, pese a los altos costos de renta y las dificultades que ha tenido que enfrentar siendo migrante. “El camino recorrido durante estos tres últimos años han sido un subir y bajar, con crisis emocionales y cosas lindas. He tenido la gran fortuna de conocer personas de
muchas partes del mundo y que aprecian lo que hago. Acá tengo una nueva familia, amigos que me han apoyado en mi estancia por acá y que espero sea por muchos años más”, confesó la joven egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. No sólo extraña la comida, extraña a su familia, a sus amigos, a su país, y aunque asegura que en ocasiones “podría tirar la toalla”, señaló que no se arrepiente de haber vendido su carro, renunciar a un trabajo que ya no le hacía feliz, con tal de buscar aquella aventura que le ayudó a “madurar y valorar”. Ahora disfruta de una vida más tranquila estudiando francés por las tardes y por las mañanas clases de charango. “Nunca en la vida pensé ser “hippie”, mucho menos en México me hubiera permitido serlo. Disfruto mucho lo que hago en estos momentos, estoy tranquila con mis horarios, poco a poco he alcanzado cosas que ni imaginaba. Estoy contenta y a la espera de más milagros”, concluyó.