TOMAS DE AQUINO: En qué consiste la felicidad del hombre. (Suma Teológica).
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Aitículo 1. St lafelicidad del hombre está en los riquezas.
Es nooosario reqponder que os imposiblo quo la feücidad dol homb,re osté on las riquezas. hay hos olasos do riquezas, las naturalos y las artificiales. Las naturalos son aquollas quo sirvon al hombre para saüfacer sus aooesidades naturales, como ol alimelrto, la bebida, los vostidos, los vohíoulos y las habitaoionos y otas cosas se¡ne-
Al decir dol filósofo et la Política,
jmtos. Ias a¡tificiales son aquéllas oo[las,quo do zuyo no so ayuda a la naturaloza, oomo el dinero, poro que ol arto hummo inventó para faoilitar los oambios, a fin de quo som como una modida do las cosas venales dol comercio.
Puos bion, es oüdonte que la felioidad dol hombre no puodo oonsisti¡ on las riquozas
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naturales porque éstas so las busca eon oha finalidad.ulterior, os decir, para sostenimiento de 'la naturaloza del homb,ro y, por ello, no pueden ss¡ fin ultimo dol hombr¡o sino quo se ordenm al hombro como a,un fn. De ahí que em ol otden do la naturaloza todas ollas ostrh por dobajo dol hombre y hochas para ol hombro.
Y las riquezas artifioiales tro so busom sino por las naturalos, puos no so busoarim si oon ellas no so ooryraran las cosas neoosarias para el uso o ojoroioio do la vida; luego tienen mucho menos razón do fn ultimo. f,s iñq'osiblo, por oonsiguieato, quo ol fin ultimo del homb,re osté on las riquozas (...). Artículo 4. Si la felicidad del hombre está en el poder Es toossa¡io ros?ondor quo es iryosible quo la folioidad del hombre consista en ol poder. Primoro, porquo ol podor es principio, afirma ol libro V do la Metaftsica, y la felicidad os fin, y ultimo. Sogundo, porquo ol podor sirve para ol bien y para ol mal, mientas que la felicidad os bietr propio y porfocto del homb,re; luogo más tion un ciorto modo do felicidad podría oonsiSir en el buen uso del podor modianto.la vi¡tud más que en ol poder mis¡ao. Finalmonto, so pueden invocar cuatro razonos generalos para mostrar quo la felicidad no ostá on ninguno do los bonos oxtorioros oitados. Primera, porquo, al sor la felicidad ol bien sumo dol hombre, no es ooryatiblo gon ningúú¡ mal, mientras quo todos los biones mtorio¡mente soñalados pueden encontarso on los hombros buemos y en los malos. Segunda, porquo, siendo esencial a la felicidad ol sor "suficie¡rto por sí misma", como so dice en el lib,ro I de la Etica, wa voz lograda la feüoidad os forzoso quo al hombro no lo falto ningún bien necosario y, sin ombargo, logrados todos y oada uno do los bienes oitados, todaüa pueden faltar muohos bienes nocosarios al hopbro oomo la satiduría, la salud corporal y o&os. Toroera, porque al sor la felicidad ol bien pefooto, no puodo provenir ilo o[a ning]ún mal para nadio, lo oual no ocurre
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.cotr los bienes citados... Cuarta, porque el hombre se ordena ala felicidad por principios futeriores puesto que por la misma naturaleza está hecho para ella; ahora bien, los cuatro bieries señalados proüenen más bien de causas exteriores y en la mayoría de los casos de la suerte o fom¡na y por eso se llaman bienes de fortuna. Queda maniñesto, por consiguiente, que la felicidid no consiste de ningún modo en dichos bienes (...).
Articulo 5. Si lafelicidad del hombre está en algtin bien del cuerpo. Es necesario reqponder que es imposible que la felicidad del hombre esté en algún bien del cuerpo. Por dos razones. Primera, porque es imposible que el fin ultimo de una cosa que se ordena a otra consista simpleménte en que esa oosa se conserve en su sor. Por ejemplo, el piloto no intenta como fin último la simple conservación de la nave puesta bajo su dirección, ya que la nave se ordena como fin a otra oosa, a la navegación. Pues bien, así como se le encomienda al piloto la nave para quo la dirija, asi el homb,ro es entregado a su propia razón y voluntad, de acue¡do con aquello del Eclesiastés, 15, 14: "Dos oreó al hombne en el prinoipio y lo dejó en ílÍmos de su libertad". Ahora bien, es oüdente que el homb,re está ordenado a algo como a fin pues él mismo no os el ben supremo. Luego es imFosible que el fin último de la ruzón y de la voluntad del homb,re sea la simple oonsorvaoión del ser humano. Segunda, porque, aun suponiendo que el ñn de la razón y de la voluntad humana fuera la conse¡vación del ser humano, no podría afirmarse que el fin del homb,¡o fuese algún bien corporal. El ser del hombre consiste en el alma y en el cue{po, y, si bien el ser del cuerpo depende el alma, el ser del alma humana no depende el cuerpo, en el sentido que se expuso anteriormente; el cuerpo es por el alma, como la materia por la forma y algo asi como el instrumento por el motor, para que por él realice sus acciones; luego todos los l¡ienes del cuorpo se ordenan a los bienes del alma oomo a su fin. En oonsoouencia, es imposible que la felicidad, que es el fin ultimo del homb,re, consista en los bienes del cuerpo (...).
Artículo 6. Si la felicidad del hombre está en el placer Es nocesario reqponder que, según Aristóteles en el Vtr dola Etica, "oomo los deleites corporales sol los más conocidos para la mayoría.reoibioron el nombro do voluptuosidades o placeres voluptuosos", aunque existan otros mayores. Sin embargo, la felicidad no consiste en ellos porque en oualquier realidad una cosa es lo quo oonstituyo su ossncia y oha lo que es su accidente propio como, por ejemplo, en el homb,re el ser animal racional mortal es cosa distinta de sqr risible. Según esto hay que tener en cuenta que todo placer o gom es un cierto accidente propio que se sigue de la felicidad o de algún elemento paroial de la misma; alguion, en efecto, se goza o doloita, porque posee algún bien que oonüene a la naturaloza, sea que lo tenga realmente, sea en esperatrza, sea al metros en la memoria. El bien conveniente, si de verdad es perfecto, es la felicidad misma del hombre; si ss imperfecto, es cierta participaoión próxima o
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romota o por lo menos aparonto do olla. En consocuonoia, os olaro quo ni ol gozo mismo quo se siguo dol bien pefecto es la es€noia misma do la folioidad sino uoa cierta oonseouonoia que se siguo de la misma a la mmora do aooidento propio. Puos bien, el placer corporal ni siquiora do eso modo puodo sor el rosultado dol bien perfecto ya que os una consocuencia del bien quo porcibe ol sonüdo y el sentido os una potencia o fuorza dol alma quo usa dol cuerpo. El bem quo porteneco al ouerpo y quo os aprehendido por el sentido ao puede ser el bien pofecto del hombro: on efeoto, oomo el alma racional exoodo la proporoión ds la matoria oorporal, la dimensión o parto dol alma que está liborada do órgano oorporal posee ciorta i¡finitud roqpooto dol ouerpo mimo y do las partos o dimensiones del alma zujetas al cuorpo; así oomo las roalidades inmaterialos son on oierto modo infinitas reqpeoto do las materiales porquo la forma se limita y oontrao por la matoria y, por lo mismo, la forma independiente de la materia os en oiorto modo inñnita, así el sentido, quo es facultad oorporal, conoco lo singular, quo es determinado y limi. tado por la matoria, miontras quo el ontendimionto, flue os facultad indopondionto o absuslta do la matoria, oonooo lo univorsal, quo os abstraído o abstraoto do la materia y quo oonüene en sí i¡finitos singularos. Por lo tmto, os eüde¡rte quo el bien convenrionto o proporcionado al ouorpo, ol oual oausa el deleite corporal por modio de la percepoión sensorial, no os bien pedeoto del homb,ro sino mínimo on comparación con ol bion del alma... En consecuenoia, el placer oorporal ni es la felioidad misma, ni os siquiora un accidemto propio de ella.
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