Ética del superhombre

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Etica del superhombre

En los últimos siglos, el hombre occidental, a medida que se independiza de los esquemai de pensamiento del murdo medieval, descubre que los valores morales tradicionales ro.r puras máscaras que ocultan los intereses egoístas de unos y las bajezas y miserias de ótros. En este contexto surge la obra de Nietzsche, cuya influencia ha iido considerable en todo el pensainiento contemporáneo. La crisis de valores de1 siglo XX es en el fondo un vácio de valores. Y Nietzsche es su máximo testigo. Su rráyo. preocupación consiste en el porvenir de la ciülización occidental. El pesimisrno-y el insuceso de su propia üda le llevan a tomar una actitud negatiüsta lrerttg 1 todos los valores de la iociedad. De ahi que sea considerado hoy como el profeta del

nihilismo.

El mundo, según é1, es un caos de fuerzas animadas por voluntades de poder, cuya expresión es la üda. Penetrado por estas mismas fuerzas, el hombre se debate enire dos actitudes, la lucha por el poder y la defensa de la debilidad. Estas actitudes o tendencias contrapuestas diüden a la humanidad en dos tipos de hombres: los poderosos y los débiles. Estos ulümos son hombres mediocres, de rebaño. Incapaces de üür ptr sí mismos, necesitan üür en sociedad, con un orden jurídico, Lrna religión y gna moral comunes, teniendo como valores la igualdad, la humanidad, la caridad, el sacrificio. Estos hombres, que conforman la inmensa mayoría de la humanidad, son despreciables, aunque resultan necesarios para cumplir muchas ftrnciones inferiores en beneficio de los poderosos.

Los hombres poderosos, muy escasos y solitarios, constituyen una raza superior caracterizadapor valores opuestos a los de la raza inferior. Para ellos no e»riste otra regla moral que el desarrollo de su propia personalidad en vistas al poder y la grandeza. El que realiza en su üda el ideal del hombre poderoso se conüerte en un iuperhombre, valor y meta suprema de la humanidad. El superhombre es duro, sin sentimientos y profundamente inmoral o amoral. Hace todo lo que sirve a sus fines, sin necesidad dejustificarnada, ya que esta "más allá del bien y del mal". La moral es converriente, más aún indispensable para los hombres inferiores, los esclavos; por eso llama a la moral judeocristiana Lma "moral de esclavos". Esta filosofia del poder, que lleva hasta sus últimas consecuencias el maquiavelismo político -"el fin justifica los medios"- al campo de la moral, sirvió de base al

nazismo para justificar sus crímenes abominables. En nuestros días ha sido bien acogda y sobradamerte practicada por los nuevos adoradores del poder que el capitalismo hace proliferar por doquier. Es la moral del "hombre de negocios" y de todos

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aquéllos cuya máxima aspiración es "triunfar en la üda" al precio que sea. El amoralismo que á r,ihili.*o existencialista ha tratado de difundir entre las generaciones jóvenes es también hijo bastardo de esta filosofia. Y la tradicional inmoralidad que -caracleiza el mundo de la política se ha robustecido con ella.

TEXTO REPRESENTATIVO NIETZSCIIE: "Bien y mal", "bueno Y malo". (Tomado de Genealogía de la motol)

r

Losjudíos se vengaron de sus dominadores por una radioal muldatza de los valores morales, es decir, con una venganzo esencialmente espiritual. Sólo un pueblo de sacerdotes podía ob,rar así. Los judíos, con formidable lógica, echaron por tierra la aristocrátioa ecuación de los ,'noble", valores "bueno", "podefoso", "hermoso", "feüz", "amado de Dios". Y con el encamizamiento del odio,'afirmaron: "Sólo los desgraoiados son los buenos; los pobres, los impotentes, los poqueños, son los buenos; los quo sufren, los necesitados, los enfermos, los lisiados, son los piadosos, son los benditos de Dios; solo a ellos pertenecerá la bienaventu¡anza; por el contrario, vosotros que sois noblos y poderosos, seréis para toda la etemidad los malos' los crueles, los codioiosos, los insaoiablos, los impíos, los réprobos, los malditos, los oondenados..." Sabio es quien recogió la herenoia de ostas aprociacionesjudaicas... Y recuerdo aquí 1o que en otro ¡¡gar (Más attá det bien, y del mal, ú. 195) üje: "Quo co,lt los judíos comenzó la imancipación de los esclavos en la moral, osta emancipación que tiene ya veinte siglos de historia'que no podemos apartar do nuosha üsta porque es üctoriosa" ("')' "Pero ¿para qué hablar de un ideal mlís noble? Inclinémonos ante los hechos consumados:

el pueblo es quion ha veucido, "los osolavos", el "populaoho", "ol.rebaño" llamadlo oomo queráis, si es a losjudíos a quien so debe, jamás pueblo alguno tuvo misión histórica más brillante. Fueron abolidos los amos, hiunfó la moral del pueblo. Si decís que fuo un vetreno, fue un veneno saludablo. La redonción del génoro hummo está en buon camino: todo se cristianiza y se aplebeya a ojos üSas (..')'

so

judaíza'

La rebolión de los esolavos en la moral aomierza cuando el odio llegó a produoir valores, el odio quo tenía que contontarse oon rma vengmza imaginaria. Miontas que toda molal aristoorática naoe de una triunfante afi¡macion de sí misma, la moral de los esclavos oPono un "no" a todo lo quo no es suyo; oste "no" os su aoto creador. Esta muclanza total del punto de vista, es propia del odio: la moral de los esolavos nooesitó siompro de un mundo opuesto, exterior; necesitó de ostimulantes extemos para entrar en aooión; su acción os una roacción. Lo oontrario aconteoo en la moral aristocrática: obra y creco espontáneamonte, y no busoa

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antípoda sino para afumarso a sí misma ctnr mayor alegria; su concepto negativo "abajo", "vulgar", "malo" Iro es sino un pálido contrasto, y muy tarüo, si se compara colr su conoopto fundamental, imprognado de üda y de pasión, 'hosofros los aristócratas, nosotros los buenos, los hormosos, los felices" (...).

De manera que encontramos aquí.un plocedimiento opuesto al del hombre aristócrata, el cual saca espontánoamonte de su propio "yo" la idea fundamental de "bueno" de donde saca por antítesis la do "malo". El "malo" del aristócrata y el "maligno" del rencoroso ofrecen un singular cotrtraste: el primero es una creación posterior, un accesorio, un matiz complementario; el segundo es la idea original, el comienzo, el acto por excelencia en la concepción de una moral do esclavos.

Y tampoco es único el concepto "buerro". Proguatad a los osclavos ouál es el "malo" y señalarfu al personaje que en la moral aristócrata es "hleno", es decir, el poderoso, el dominador. Sólo que los esclavos le miran al rovés, oon la mirada \¡enenosa del renoor (...). Que los corderos tengan horror a las aves de rapiña, se comprende; pero no es una razón pala quorer mal a las aves de rapiña que arrebatan los oorderillos. Y § los oorderos dioen: "Estas aves do rapiña son malas, el que sea todo lo cont¡ario, el que sea parecido a un cordero, es bueno", ni tendriamos nada que responder a esta manera de erigir un ideal. Solamente que las aves de rapiña responderán con tono quizá burlón: "Nosotras no queremos mal a estos buenos oorderos, sino antos los amamos muoho: tan sabroso oomo su oamo no hay nada". Eúgir a la fuerza que no se m-aniñeste como tal, que no sea una voluntad de dominar, una red

do enemigos, de ¡esistenoia y de oombate, es tan insensato como eúgir a la debilidad que se manifieste oomo fuorza (...). ¿Quiere alguien mitar conmigo hasta el fondo del misterio donde se ooúta la fabricación del ideal sobro la tierra? ¿Quién tiene alientos para ello? Ea, pues, mirad. He aquí una ventana de esta tenebrosa ofrcina. Pero esperad un poco, señor temerario; es preoiso que vuestra üsta se habitúe a esta falsa luz, a osta luz cambimto... ¿Ya? ¡Buenol Hablemos, pues. ¿Qué pasa en este abismo? Homb,re ourioso, ¿qué ves? Os oscucho.

-

'Yo no veo nada, ni oigo...

es

un rumor prudente, un susurro apenas perceptible

que

pareco venir de todos los rincones. Se me ñgwa que aquí se miente; un dulzor como de miel hace viscosa la palabra. Aquí debe ser donde la mentira transforma la flaquoza en mérito; no hay duda, os como habéis dicho". qué más?

- ¿Y la mentira llama bondad a la impotencia, humildad a la bajeza, obediencia a la - '¿Aqoí sumisión fotzada (ellos dicen que obedocen a Dios). La cobardía, que está siempre a la puerta

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del débil' toma aquí un nomb¡e muy sonoro' y paciencia: .No poderse vengar, llama 'no querer vengarse,: y .ner{in a ru"". ,i ;;r_, :".11"1: .po.qu"

Íffi:;""H:"kffii;ffi; *t;;;no" qué mrís? - ¿y rrson unos desgraciados que Dos Ios distingue

ettos hacen'.n

de.amor a sus

." ü^J;;;;

milria

que ...á

os;;ñ;.*.1ffi.*TT.1;H:ffi.f_ffi"j;

"oorp"o.iil;;; *

ciento por uno en .feücicrad eterna,,,.

qué m:ís? - ¿y "Ahora dice que no son eros mejores que los poderosos 1óIo cuyas huellas bosan (no

por

ir,,

se

ellos no

sin'duda todos estos rezadores, monederos falsos. pretenden

y los eüge

más se quiere? qjzes e,t quizris un beneñcio, argo

de las ofensas;,

,:_-t

oo, ,1""

¡Aire, airo! Esta oficina, dondo so

y

que ros gobomantes,

pári*.o1". _*a, toÁí *iJ^o"no mejor. pero ""iJ¿,

solo son mejores, sino que su lote de etemidai

frbri.;"iid"r;mo

autoridad); no

¡bastar ¡No resisto más!

huelo a mentira y ombusto,,.

¡un instante más! No me habeis dicho nada todaüa aceroa de ostos virtuosos magia negra' que hacea de lo de Ia negro klhe y de inocencia. perfección de artistas, su,mentira ¿No habeis notado su más sutil y u.riri r"r, Estos seres ,ribte.ráreo., üenos ven*ñ7a y de odio, de ¿qué hacen de esta vengi

-

;Id;;.

;:]il"?HHHde -

dar crédito

'ros oigo y aplico

' "'

Á'i o" este odio? oH;ñ;l; runca lenguaje p'i"T.f lsoqp"ch*í", que os hauabais en

medio de

nlevg el oído y me tapo también las narices. oigoles decir: N; pid* represarias, sino .el t l*fo ¿u la justi_ :r4i;ff;l

le 'Nosotros los buenos, nosotros ros justos'. cia'; no aborrocen a su enemigo, slno a r, Ia venganza, en la eb¡iodad

a

h

.impiedad,,

y esperan, no en á*;;¿*, or"ü. sino en la 'victoria de üos, 11ig,,r"" ya Homero), del Dios o"¡^íiliü"los impíos,; "-#;:J* no se llaman .hermanos en el odio', sino .hermanos en ,buenos amor,, y j;; en la tierra,,,-

-

creen

¿Y cómo Ilaman a oso que Ios si¡ve de consuolo en todas Ias penas de Ia existencia?

"¡cómor ¿Es posible lo quo oigo? A oso lo llamm Juicio finar,, .venida del -'¡eino de Dos', y entretanto do su reino,, ,osperanza, ü*r*L

h f";, * f,

-

y

en

Ia .caridad,r.

¡Basta, basta!

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