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Epicureísmo
El placer constituye una aspiración ganeralizada entre los hombres detodos los tiempos. Vivir rodeado de placeres y satisfacciones es el ideal que la sociedad de co.rs *o difunde a través de los medios de comunicación en la actualidad. La teoría que desarrolla esta tendencia como criterio último de moralidad es denominada hedonistno (del gnego hecloné: placer). La antigüedad tiene su máximo representante en Epicuro, hombre de una gran personalidad, admirado y seguido en su tiempo por numerosos discípulos
Para Epicuro, el principio de todo bien se halla en el placer. Algunas de sus afirmaciones se refieren a un placer grosero, al placer del üentre que producen la comida y Ia bebida. Sin embargo, este placer corporal es descartado en seguida por el malestar posterior que produce. El placer que h4ce verdaderamente dichoso al hombre es un placer tranquilo,'equilibrado. Los püce.ds corporales cuando no se saben controlarllevan consigo el sufrimiento. Más aún, todo placer corporal encierra inquietud y crea mayor ansiedad. De ahí que los verdaderos placeres sean más bien los del óspíritu. Epicuro, profturdamente materialista, ortiende por tales los placeres fisicos más elevados o refinados. El placer puro es el que no lleva mezcla de sufrimiento. Tal placer deja un recuerdo agradable que hace desear la repetición. De este modo, la moral de Epicuro, que §e ha presentado frecuentemente como un sensualismo vulgar que busca el placer corporal inmediato y sin límite, es más bien una ascética del placer. El placer calculado exige un gran control de si mismo y una buena madurez intelectual. Saber seleccionar los placeres y saber calcular su medida, con el fin de eliminar lo más posible el sufrimiento, sería la máxima de la actiüdad moral que brinda el epicureísmo a los hedonistas de todos los tiempos.
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