8 minute read

Interrumpir la operación del SISMEP de la CONAPESCA y prever su relanzamiento con menor alcance del que tenía, no es buena noticia: Lic. Rigoberto García Soto

Amanecimos el primer día de febrero con la noticia de que a partir del 30 de enero se había caído el Sistema de Localización y Monitoreo Satelital de Embarcaciones Pesqueras (SISMEP) que había venido operando la CONAPESCA.

Aunque pudiera pensarse que no servía de nada, la realidad es que sí sirve y que sí están pasando cosas, solo que no se están viendo por la autoridad. Un ejemplo es que, a los pocos días de dejar de operar el SISMEP, una docena de barcos estuvieron pescando en una zona prohibida, de lo cual una fuente compartió imágenes satelitales, de un sistema internacional, con nombres, datos, fechas, en fin, con información dura que puede contrastarse, y que pasó de noche para quienes tienen a su cargo la vigilancia.

Advertisement

La información publicada sobre ese tema de incumbencia no solo del sector pesquero sino en particular de la CONAPESCA por Excélsior, es que “se bajó el interruptor de la herramienta tecnológica más importante instalada en sus oficinas centrales ubicadas en Mazatlán, Sinaloa, que servía para la inspección y vigilancia remota de la flota de altura y embarcaciones menores, con el fin de que se respetaran las vedas y las zonas prohibidas.

“Los ojos y oídos de la Conapesca en el mar se apagaron después de 18 años, lo que deja sin protección contra la pesca ilegal y las incursiones de piratas modernos, a los más de 11 mil 100 kilómetros de litorales en México, además de que pone en riesgo la vida de los tripulantes de dos mil 56 barcos y 164 pangas, al quedar inservibles los trasmisores satelitales que tenían y las alertas de pánico que podían activar en caso de hundimientos, ataques o enfermos a bordo”, publicó el diario; un tema de gran importancia al cual salió al paso el experto –quizás el único- en la materia, licenciado Rigoberto García Soto.

El abogado especialista en temas pesqueros destacó que se trata de una situación muy delicada; -“por primera vez desde 2004 vamos a estar por lo menos

60 días sin saber dónde están los barcos, sin poder ayudar a las tripulaciones en caso de emergencia, pero además, al leer las bases y los contratos (de la renovación que se pretende que dio pie al apagón), resulta que van a empezar monitoreando nada más 300 barcos y la flota pesquera mayor de México es de más de dos mil embarcaciones, entonces, ¿Qué va a pasar con ese hoyo negro?”.

Agregó Rigoberto García que la situación cobra mayor relevancia ante los señalamientos de Estados Unidos y la comunidad internacional por las incursiones por parte de pescadores furtivos de playa Bagdad, Tamaulipas a aguas de Texas para capturar huachinango; la pesca ilegal en el Golfo de Ulloa, Baja California Sur, que provoca una alta mortandad de tortuga caguama, así como el uso de redes prohibidas en el Alto Golfo de California, que tiene al borde de la extinción a la vaquita marina.

Por considerarlo de gran interés para los lectores del sector y ante la coyuntura actual que se presenta en la actividad pesquera de nuestro país, aquí publicamos a continuación y de manera textual las con- sideraciones expuestas por el abogado, en relación con la información que circula sobre la interrupción del sistema de monitoreo satelital de embarcaciones pesqueras (SISMEP).

La Conapesca es el órgano administrativo desconcentrado de la SADER, responsable de, entre otras cosas, administrar las pesquerías, vigilar el cumplimiento de la ley y aplicar las sanciones respectivas, conforme a la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables (LGPAS).

La LGPAS faculta a SADER - CONAPESCA para coordinarse en la inspección y vigilancia con SEMAR en zonas marinas y con SEMARNAT - PROFEPA en áreas naturales protegidas, para lo cual puede emplear los avances tecnológicos como el monitoreo satelital de embarcaciones pesqueras.

México como impulsor de esfuerzos de ordena- ción pesquera y en cumplimiento, además, del PAI para Prevenir, Desalentar y Eliminar la Pesca INDNR, adoptado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2001, así como de resoluciones adoptadas en organismos regionales de ordenación pesquera como la Comisión Interamericana del Atún Tropical (IATTC) y la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), desde 2004/2005 puso en marcha el monitoreo satelital de barcos pesqueros.

Dicho monitoreo inició con las flotas de altura y mediana altura que operan las pesquerías de túnidos y tiburones, se extendió a las demás pesquerías y en 2007 con la NOM-062, el SISMEP se volvió obligatorio para los barcos mexicanos que pesquen en nuestras zonas marinas y en alta mar.

Actualmente, el SISMEP es de uso obligatorio en las embarcaciones pesqueras que así lo indique su concesión o permiso de pesca, o la Norma Oficial Mexicana NOM-062-SAG/PESC-2014.

El sistema ha cursado varias etapas, llegando gradualmente a dar cobertura hasta a 2,100 barcos, de los que se monitoreaban 2,056. El número depende de factores como la vigencia de concesiones o permisos de pesca, entre otros.

La utilidad del SISMEP es clara: prevenir y disuadir la comisión de infracciones mediante la vigilancia de las operaciones pesqueras de las flotas de altura y mediana altura o, en su caso, detectarlas, de lo cual se registran casos de barcos detenidos y sancionados por pescar sin concesión o permiso de pesca vigente, así como por pescar en veda o en zonas restringidas dentro o fuera de áreas naturales protegidas; planear y conducir operaciones de inspección con base en su información (clave en excluidores de tortugas marinas).

También genera información de relevancia científica sobre, por ejemplo, distribución espacio - temporal del esfuerzo pesquero, que luego se traduce en medidas de control y ordenación del esfuerzo pesquero, así como de conservación en materia ambiental.

No menos importante es su contribución a la salvaguarda de la vida humana en el mar, al mantener localizada a la flota y disponer las tripulaciones de un panel a bordo en el que pueden detonar alarmas de pánico en caso de incidentes tales como avería, vías de agua, hundimientos, asalto, accidente o enfermedad, que se reciben en el centro de control y se retransmiten a SEMAR. Hay cantidad de incidentes documentados donde el SISMEP jugó un papel destacado en esto, varios de ellos en época de huracanes.

Es de reconocer, por igual, la importancia de la información que el Sistema genera y que es aprovechada a través de transparencia gubernamental por investigadores y organizaciones de la sociedad civil, para sustentar análisis con incidencia en el sector.

Por años se compartió un “espejo” del SISMEP a SEMAR y PROFEPA en su Dirección General de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre, Recursos Marinos y Ecosistemas Costeros, como parte de la dinámica de coordinación entre dependencias.

En algún momento, para restringir la incursión de lanchas mexicanas de Playa Bagdad a aguas estadounidenses a la pesca del huachinango, la operación del SISMEP se amplió a 164 pangas en la zona, alentando la posibilidad de extenderlo a la flota menor en otras áreas.

Para asegurar el uso obligatorio, las oficinas de pesca, antes que las capitanías de puerto autoricen el despacho de salida vía la pesca, verifican que los barcos tengan instalado y funcionando el SISMEP, lo que permite rastrearlos desde su salida de puerto.

Las infracciones relacionadas con la falta de uso del sistema se sancionan con multa por la LGPAS. En el pasado, el incumplimiento también se castigó en reglas de operación con suspensión y cancelación de incentivos como el apoyo para adquisición de diésel marino.

El costo del SISMEP desde su inicio ha sido cubierto por el Estado a través de CONAPESCA, la que para contratar el servicio debe cumplir con los procedimientos de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público (LAASP).

En diciembre último, Conapesca convocó a licitación pública para contratar el servicio por los restantes 22 meses del sexenio. Esencialmente, el procedimiento se desahogó en el período vacacional con motivo de Navidad y Año Nuevo.

Por un lado, las bases de licitación abrieron a los competidores la posibilidad de acreditar experiencia y especialidad con contratos de al menos una de estas tecnologías: localización y monitoreo satelital, implementación de videowall y/o control de accesos.

Es decir, que el requisito se cumple con acreditar, por ejemplo, implementación de videowall y/o control de accesos, que son servicios accidentales o secundarios respecto del objeto principal del servicio a contratar, que es el monitoreo satelital de barcos.

Por el otro, se pidió determinado personal preexistente con ciertas certificaciones y credenciales ajenas al servicio de localización y monitoreo satelital, y que carecen de Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) por la autoridad educativa.

También, de forma inédita -en las licitaciones previas se aplicó- en las bases se estipuló que no se llevarían a cabo antes de la emisión del fallo, pruebas técnicas para verificar el cumplimiento de las especificaciones del servicio.

Así, no se verificó el desempeño de los equipos ni la aplicación informática en aspectos como margen de error, estanqueidad, transmisión de señal al satélite y a la estación en tierra, alertas visuales y audibles de restricción pesquera y alarma de pánico, entre otros.

Entonces, ¿Cómo pudo la contratante sin probar equipos ni aplicación, contrastar el funcionamiento de las soluciones ofrecidas por los licitantes para determinar las mejores condiciones de calidad para el Estado?

De acuerdo con las bases, el escollo se salvó con cartas del interesado y del fabricante manifestando que los equipos cumplen y funcionan, cuando lo ortodoxo es que esto hubiese sido objeto de meticulosas pruebas.

Omitir las pruebas, permitir acreditación laxa de experiencia y pedir recursos humanos con credenciales sin reconocimiento oficial y preexistentes solo en uno de los licitantes, a la postre declarado vencedor (su oferta económica fue 15% más cara respecto a la siguiente), son elementos inquietantes.

El SISMEP con 2,100 barcos y 164 pangas tenía un costo máximo mensual aproximado de 3.8 MDP. El nuevo servicio solo para 1,800 barcos, se adjudicó en 128 MDP por 22 meses, o sea un costo máximo mensual de 4.8 MDP aproximado.

Al concluir el servicio por los primeros 4 años de esta administración, el SISMEP con 2,056 barcos se apagó a las 0 horas del 30 de enero, sin plan de contingencia que no sea esperar por 60 días, cuando entre en funciones con 300 barcos, la primera etapa del nuevo servicio.

Este fue contratado para que alcance 1,800 barcos, es decir, 300 menos que el servicio anterior y menos también que los 2,056 barcos que se rastreaban hasta hace unos días, lo que podría explicarse en función de reducción esperada de flota?!.

Mientras, en medio de acciones legales instadas por empresas que participaron en la licitación, las flotas pesqueras operan campañas de pesca de túnidos, camarón, tiburón, escama marina y otras pesquerías cuya temporada está abierta; lo que no solo implica dejar operaciones a través de la eficiente herramienta tecnológica que es el SISMEP, sino poner en riesgo la vida de las personas tripulantes a bordo de las embarcaciones pesqueras, al no disponer de ese equipo en funcionamiento para su salvaguarda.

Me preguntan si esto implica incumplir compromisos convencionales y ser sujetos de sanciones por parte de la comunidad internacional. No es el caso. Podría explicarse como una etapa de transición en el servicio, siempre que esté se restablezca en un lapso prudente.

Sin embargo, en un contexto donde la autoridad ha visto disminuidas sus capacidades para vigilar el cumplimiento de la ley, interrumpir la operación del SISMEP aunque sea temporalmente y prever su relanzamiento con menor alcance del que tenía, no es buena noticia.

This article is from: