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AÑO 1 • Nº 3
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Discriminación hacia la mujer
Sexismo en los géneros musicales
¿Hasta cuándo? ... Por: Ronald Smith Delgado García IED Clemencia Holguin
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ada día es más frecuente escuchar en las nuevas creaciones musicales, muchas de ellas “exitos”, referirse a la mujer como un objeto sexual. Aún así, las mujeres no manifiestan de alguna forma su descontento, por el contrario pareciera que disfrutaran de tales composiciones. Uno de los géneros que más se destacan en dar este tratamiento a las mujeres es el REGGAETON y con éste, el “nuevo estilo de baile” SHOKE.
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Cualquier día una joven mujer se enamoró de quien creyó sería el hombre de su vida. Luego de un corto noviazgo y de los consabidos juramentos de amor y promesas, ambos, de mutuo acuerdo, decidieron juntar sus vidas. Sus precarias situaciones económicas no fueron obstáculo. Días más tarde, Juan Carlos, el orgulloso consorte, empezó a trabajar como vocalista en un grupo musical de la localidad. Las semanas y los meses posteriores fueron maravillosos. Tres años después, el hogar de María Antonia y Juan Carlos fue bendecido por dos hermosos niños. Sin embargo, como suele ocurrir en las historias de amor, una espléndida noche de fin de semana, luego de concluidas sus labores, Juan Carlos convidó a sus compañeros a beber unas cervezas.
Los más conocidos reguetoneros empiezan a ver que su música menosprecia a la mujer y cambian la letra de sus canciones, por ejemplo utilizan palabras como “perreo” por “te quiero, te amo”. Aparece así esta nueva forma de decir indirectamente “mujer tú sólo sirves para el sexo”, y ellas lo disfrutan.
Embriagarse con sus amigos se volvió algo cotidiano. A medida que pasaba el tiempo, el consumo de alcohol aumentaba; de las simples cervezas se pasó a las botellas de aguardiente y de las borracheras a la agresión física. María Antonia desconocía a su antiguo galán enamorado. La situación llegó al punto del desespero.
No se entiende como después de las innumerables batallas que muchas mujeres han librado para dar muerte a la discriminación femenina, esta vuelve a tomar fuerza desde la música, para descalificar, menospreciar y agredir a las mujeres.
Por su parte los compositores e intérpretes se lucran pues la mayoría de los temas que dicen: Hagamos
Por: Grupo Ayacucho Taller de Prensa Esperanza B.
a siguiente historia hace parte de la cotidianidad de los barrios bogotanos. Vivencias dolorosas del desafecto y del maltrato que por sus características sociales, parece adaptada de la ficción de las telenovelas nacionales… Y sucedió en uno de los barrios del sur de Bogotá.
Hagamos el amor por el teléfono… Te compro tu novia… Tu tienes una boca grande, dale ponte a jugar… Hicimos el amor bailando… No me dejes... por tí me muero...
Los mensajes que degradan a la mujer, que hacen gala del machismo en nuestra sociedad, del desconocimiento de los derechos de las mujeres para convertirse en violencias contra éstas no sólo se presentan en el reguetón, también los encontramos frecuentemente en la salsa, el merengue y el vallenato, por mencionar sólo algunos.
el amor por teléfono … Te compro tu novia … Tu tienes una boca grande, dale ponte a jugar …Hicimos el amor bailando… No me dejes... por ti me muero... alcanzan los primeros puestos en ventas y en las emisoras sin que las mujeres manifiesten su rechazo ni hagan sentir su voz de protesta y de manera PACÍFICA promuevan acciones contra estas formas de abuso y violencia. Es importante rescatar que también existen importantes exponentes de los géneros musicales como Jump, Tecktónica, Elecktro, Romántica que NO tratan a la mujer como un objeto, sino que más bien se inspiran en ella para exaltar sus cualidades, porque también desde el arte se sensibiliza a la sociedad para que no se perpetúen los estereotipos agresivos contra las mujeres.
En noches de angustia María Antonia pensó en demandar al agresor. Por su parte, Juan Carlos ante la inminente posibilidad de una detención, prometía a
su mujer hasta el cansancio, enmendar su comportamiento. En las duras horas del guayabo Juan Carlos buscaba el perdón de María Antonia reparando los destrozos de la noche anterior. Sin saber de dónde sacaba el dinero, le renovaba la vajilla, reponía la plancha, compraba espejo nuevo, ropa y demás chucherías. Esta situación, en presencia de los pequeños, se repetía días tras día, semana tras semana… Hasta convertirse en una maldición. Hasta cuando, finalmente, esta historia de violencia de Género concluyó en anunciada tragedia. A causa de las reiteradas golpizas, María Antonia empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza. Una insoportable tarde de enero, ante la ausencia de Juan Carlos, quien aquella noche celebraba con sus novias el 20 de enero, María Antonia fue trasladada de urgencia al Hospital de Kennedy. Doña Lucila, una vecina de la pareja, ayudó a María Antonia a llegar al centro asistencial. La tragedia llegaba a su fin. Luego de exhaustivos exámenes el Oncólogo le diagnosticó un tumor de tallo cerebral, enfermedad que meses más tarde le produjo la muerte. Los vecinos de la cuadra del barrio Molinos II, que conocen esta historia, cuentan que aún hoy en día suelen ver, de cuando en cuando, en las puertas de las cantinas del barrio a Juan Carlos, llevado, borracho y llorando el recuerdo de su María Antonia. Sus pequeños hijos viven bajo la protección del Instituto de Bienestar Familiar.
Historia de un atentado Por: Grupo Ayacucho - Taller de Prensa Alexandra Arias Cortés, Ana Peña, Amanda González, Martha Tellez
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sta historia se vivió en la vecindad de la Cárcel La Picota hace aproximadamente 8 años.
Todo comenzó con el estallido de un petardo que desató una fuerte balacera la cual afecto algunas casas cercanas a la cárcel, con tan mala suerte que en una de estas, ahí al otro lado del muro, vivían mi hermana Julia y sus tres hijos. Cuando empezó la balacera, ella aterrada, tomada por el miedo y aturdida por aquel estruendo, decidió refugiarse debajo de la cama junto con los niños. Finalmente los tiros, el humo y los gritos cesaron sólo se oía la voz apagada de los guardias.
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AÑO 1 • Nº 3
AÑO 1 • Nº 3
No pasó mucho tiempo después de aquello hasta cuando golpearon insistentemente e irrumpieron en la casa algunos guardias del INPEC. Sin mediar palabra ingresaron y subieron hasta la terraza buscando prisioneros que acababan de escapar de la cárcel. En medio del asombro y producto de la angustia de los presentes, los guardias buscaron en cada rincón de la casa, en cada armario, en cada cajón, sin hallar nada. Julia en medio de su angustia trataba de consolar a los niños que estallaban en llanto al presenciar tal episodio.
Luego de escuchar sirenas, pitos, y ruido de motos policiacas y sin saber lo que realmente estaba pasando me dirigí preocupada a casa de mi hermana. Después de haber pasado una media hora, pudimos observar los daños. En el muro del patio que colindaba con la penitenciaria quedó un gran hueco que nos permitía ver, como si fuera una película, la carrera de los prisioneros, los cuerpos de algunos muertos y escuchar los gemidos de los heridos. Pudimos observar a los guardias y militares que presurosos recogían los muertos en camionetas del INPEC. Pasado algún tiempo y con la certeza que en la casa de mi hermana no fue encontrado ningún prisionero y después de reclamar, el Estado indemnizó a los afectados de las casas vecinas. Este episodio me dejó marcada para siempre demostrándome que en los momentos de vida o muerte aflora el instinto maternal para proteger a nuestros hijos e hijas, así como retomar nuevos retos y continuar con nuestros proyectos de vida, sin olvidar que esta es una de esas historias que se tejen día a día en esta ciudad y le pueden suceder a cualquiera.
Publicación de lenguaje equilibrado, no estereotipado que promueve relaciones equitativas entre mujeres y hombres en la Localidad Rafael Uribe Uribe.