Edita: Asociación Católica de Propagandistas Nº 3 / Junio 2021
José María Haro Salvador, un hombre de nuestro tiempo. Testimonios y homenajes públicos (1965-2015) Edición y notas de Juan C. Valderrama Abenza CEU Ediciones, Madrid 2018 193 págs. https://www.ceuediciones.es El 6 de agosto de 1965 moría en Valencia José Mª Haro Salvador. A su alrededor dejaba la clara conciencia de que acababa de marcharse un santo. Histórico propagandista y líder de Acción Católica, no hubo institución social en Valencia, ni civil ni eclesiástica, en la que no participase de forma destacada con su acción de gobierno, su fino talento jurídico o su consejo, ponderado y preciso. Dos eran los pulmones por los que respiraba Haro: el celo por la justicia en materia social y el amor al magisterio, entrañable y constante, a los que entregó su vida. Tras su muerte, brotó del corazón agradecido de la Iglesia en Valencia el deseo de iniciar su Causa de beatificación, impulsada por fin, medio siglo después, a instancias de la ACdP, a la que honró con su fidelidad y encendida vida sobrenatural. Todo un hombre cuya memoria se sigue conservando entre nosotros. Un hombre verdaderamente aún de nuestro tiempo. Disponemos de estampas con la oración a José Mª Haro en castellano, italiano, portugués y valenciano. Escanea el código aquí mismo para acceder al formulario de solicitud. Puedes incluir además los datos de tu comunidad parroquial o asociación: les enviaremos también a ellos los boletines y estampas que desees.
+info Postulación de la Causa de Canonización de José Mª Haro Salvador ACdP. Palacio de Colomina C/ Almudín, 1. 46003 – Valencia (ESPAÑA) causa.haro@acdp.es www.jmharosalvador.wordpress.com Donativos (Banco Santander): ES91 - 0049 - 6596 - 26 - 2316024368
José María Haro Salvador BOLETÍN DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN nº 3 / Junio 2021
Un muchacho cualquiera
L
a vida en Cheste de José María Haro discurría con la normalidad de la vida de un muchacho cualquiera de familia rural, acostumbrada a la privación, al esfuerzo y el trabajo, pero en la que no faltó el cariño, la alegría y la fiesta, las carreras infantiles, los baños en la charca de “El Potrón”, los partidos de fútbol en el primer equipo del pueblo… Así le vemos, jovencito, en 1916. Su casa tenía un patio grande, como es habitual en estas tierras. En él juntaba el chico a otros muchos del pueblo a quienes organizaba fiestas, procesiones, funciones de teatro y hasta “corridas de toro” con una cabeza que él mismo había fabricado con cartón… Y todo ello a buen precio: ¡dos céntimos la entrada! Beneficio no pequeño en manos de un chiquillo, al que luego bien supo encontrar un destino. Ese mismo año, el 17 de agosto, un terrible incendio devastó el templo parroquial de San
Lucas, seguramente a causa de un par de velas no apagadas al término de los oficios de aquella tarde en la capilla de la Virgen. Serían las doce menos cuarto de la noche cuando unos viandantes, que disfrutaban del aire fresco y limpio de la noche estival, dieron la voz de alarma al distinguir el resplandor del fuego en el interior del templo. Al fugaz ir y venir de las llamaradas que asomaban por sus ventanas acompañaba un ruido estruendoso, señal inequívoca de la voracidad del incendio. Inmediatamente se dirigieron a la iglesia todas las autoridades locales: el cura párroco, D. José González Huguet, mártir en la persecución religiosa de 1936; sus coadjutores; el juez municipal y secretario; el alcalde accidental, Francisco Tarín, y el secretario del Ayuntamiento; algunos concejales, miembros de la guardia civil, el médico, el farmacéutico, albañiles, algunos vecinos… Como dijo la prensa de esos días, aquel fue «un [sigue en página 3]