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Fray Francisco de Tembleque
Rvdo. D. Eduardo Montes
Unas recientes declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados unidos Mexicanos, acerca de la grave obligación del Rey de España y del Papa de pedir perdón por la conquista de México me ha impulsado a desplazar la atención de estos modestos artículos desde la Edad Media a la república hermana. Pretendo mostrar algunas consecuencias de dicha conquista que merecen admiración y gratitud por los inmensos beneficios que aportaron, especialmente a los sectores populares.
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Para comenzar respondiendo a López Obrador hay que recordarle que la misma nación mexicana es creación de la conquista. Antes de ella estaba aquel inmenso territorio dividido en reinos y lenguas diversas generalmente enfrentados entre sí. Pero no es este el asunto en que quiero centrarme porque estos modestos trabajos quieren dar argumentos concretos de la compenetración entre la Religión Católica y el progreso. Sólo que eso hoy lo haremos recordando a AMLO –así se conoce vulgarmente al presidente citado- la obra de un misionero franciscano que llegó a la enton- El Padre Fray Francisco era natural de Temces conocida como Nueva España pocos años bleque, y marchó a América en 1540. Allí, después de la conclusión de la conquista desde fue Otu desig mba. nado a evangeliza En aquella zona, r F en ray el F valle de rancisco su Tembleque natal, en la provincia de Toledo. se dio cuenta de las penalidades por la
Hablamos, pues, de Fray Francisco de escasez de agua, la construcción d y e decidió un gran comenzar acueducto con , de Tembleque. Nacido en 1510 en 1545 estaba ya nada más y nada menos que 48km de lonen de la la Nueva España iniciando la obra hidráulica más ambic con iosa strucción e imporgitud. La construcción tard que estuvo en condiciones pleno desierto. ó m 17 uy años, duras los en tante de América durante el siglo XVI. Nada hay que se le iguale ni de lejos en la América inglesa, portuguesa o francesa. El acueducto en cuestión tiene una longitud de 39,8 kilómetros con 6 arquerías monumentales, de las cuales la más importante se localiza en Santiago Tepeyahualco, en el actual Municipio de Zempoala, Estado de Hidalgo. Este acueducto transportaba agua desde las faldas del cerro El Tecajete hasta la población de Otumba, en el Esta-
40 Fray Francisco de Tembleque do de México. Nacido de la compasión del fraile toledano por la miseria de aquellas poblaciones privadas de este recurso fundamental se vería finalizado a los 18 años de comenzado, es decir, en 1563.
Conformado por 6 arquerías, de las cuales la más conocida se encuentra sobre el río Papalote próxima a la población de Santiago Tepeyahualco; la Arquería Mayor o Arquería Monumental de Tepeyahualco, se ubica entre los límites del Estado de México y el Estado de Hidalgo, siendo el cauce del Papalote el límite natural; esta sección cuenta con 68 arcos de medio punto que se extienden a lo largo de 904 metros, alcanzando en su punto más alto 38.75 metros. La obra tiene una longitud En el siglo XVIII, cuando todavía pasaban las aguas total de 48 kilómetros, 38 desde su oripor el caño de Ajofrín, de de l a la cueducto, Sagrada C el on capuchino gregación Francisco de Propa- gen en los manantiales de las faldas del ganda Fide, admiraba las proporciones de esos ar- El Tecajete hasta Otumba, y una bifurcos era tan delgados y altos. muy milagrosa, pues Según su opinión, la la fuente de donde obra salía cación de 10 kilómetros que surtía agua el agua era más baja que su punto de llegada, y a las poblaciones de Zacuala y Zempoaademás, nada de el franciscano arquitectura. que lo concibió no conocía la. Si bien el acueducto del padre Tembleque se conoce principalmente por la arquería mayor, cerca del 95 por ciento es subterráneo, variando su profundidad desde unos cuantos centímetros hasta los 2 metros; encontrándose 6 secciones aéreas, la primera en la Hacienda de Tecajete, la segunda en la Hacienda de Nuestra Señora de Guadalupe-Arcos, un pequeño arco en Acelotla, la más importante en Santiago Tepeyahualco, y finalmente dos arcos en el municipio de Otumba llamados San Pedro y San Marcos.
Las fotografías adjuntas dan una idea de la grandiosidad de una obra realizada con los medios de transporte de la época y sobre todo llevan a pensar en la inmensa fuerza moral que lo hizo posible. Basta tener en cuenta lo fácil que es destruir y lo difícil que es construir para intuir al menos una parte de lo antes dicho. Ese monumento es la expresión de todo un clima social enormemente sano porque sólo la aportación de una multitud de colaboradores pudo alzarlo con la solidez que hoy admiramos y que motivaron que el 5 de julio de 2015 el Comité del Patrimonio Mundial reunido en la ciudad alemana de Bonn lo incorporase al Patrimonio de la Humanidad con la denominación «Sistema hidráulico del acueducto del Padre Tembleque». m