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El Papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial

El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial

P. Mauro Tranquillo

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Recientemente un texto ha causado sensación: el Documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y la coexistencia común, firmado por el papa Francisco y el gran imán de Al-Azhar el pasado 4 de febrero, con ocasión de la visita del Papa a los Emiratos Árabes Unidos. Esta declaración fue firmada por el papa Francisco “ en nombre de la Iglesia católica ” : es pues indispensable, para nosotros católicos, tomar abiertamente posición contra un texto que no tiene nada de católico, para no vernos implicados en una falsa profesión de fe hecha asimismo “ en nuestro nombre ” . Aunque firmada por el Papa, en efecto, esta declaración no es un acto magisterial, y contradice incluso los mandamientos del magisterio y de la religión: he aquí por qué podemos advertir errores en la misma y tomar posición contra ella.

El título mismo del documento recuerda claramente una terminología de sello masónico: la fraternidad es una noción típica de las logias, que se sustituye a la caridad y a la comunión de los santos (las cuales implican la auténtica fe católica, única causa de verdadera unidad entre los hombres); en cuanto a la “ paz mundial” , fetiche de todos los ecumenistas de la época de la reunión de Asís en 1986, es otro mito masónico que justifica la destrucción de todo elemento de división entre los hombres, en particular el auténtico catolicismo, y que recuerda al título y las ideas del célebre opúsculo de Kant La paz perpetua (1795).

El Papa regaló al príncipe un medallón de bronce que representa el encuentro de San Francisco con el sultán Malek al-Kamel que tuvo lugar en 1219. El príncipe heredero, por su parte, regaló al Papa una copia del acta notarial firmada el 22 de junio de 1963 mediante la cual se donaba un terreno para la construcción de la primera iglesia en los EAU. El Papa firmó en el libro de honor del Palacio Presidencial: “Con gratitud por su cálida bienvenida y hospitalidad y con la promesa de recordarles en mis oraciones, invoco sobre Su Alteza y sobre el pueblo de los Emiratos Árabes Unidos la bendición divina de paz y solidaria fraternidad” .

¿Qué Dios para la fe de dos religiones?

En el prefacio se menciona una “fe ” en Dios cuyo fruto sería la fraternidad

12 El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial humana. Veremos que esta fe no puede ser la fe católica, pero probablemente tampoco la fe musulmana. En efecto, no es una fe que pueda comprenderse en el sentido clásico, como adhesión a una revelación exterior: el contenido de esta revelación es incluso completamente indiferente, puesto que es válido tanto para el cristiano (para quien Dios ha revelado que es trino y encarnado) como para el musulmán (para quien Dios ha revelado que no es ni trino ni encarnado). No hablamos de conocimientos sobre Dios más o menos determinados, o de niveles de conocimiento diferentes pero compatibles, como podría ser el caso de quienes conocen a Dios por medio de la razón natural pero no tienen noción de la Revelación: ese discurso no es válido a priori para quienes (como los musulmanes) han rechazado explícitamente la revelación, creando un Dios cuya noción no es “ preparatoria ” a la fe cristiana, sino contradictoria con ella. En este sentido, evocar (como algunos han hecho) la Suma contra los gentiles de Santo Tomás, que quiere apoyar la disputa (distinta del diálogo) con los infieles sobre el eventual terreno común del conocimiento racional de Dios, es un pretexto, y completamente ajeno a la letra y al espíritu de este documento. Este enfoque podía en efecto referirse a una época en que parte del mundo islámico distinguía fe y razón sobre bases aristotélicas, como se hacía en la Cristiandad, pero todo aquello queda muy alejado del debate actual.

Se deduce rápidamente que el documento no trata del Dios conocido por la simple razón, sin más determinaciones: se habla en efecto del “Dios ” que se revela a las dos religiones tomando como “ mínimo denominador común ” no verdades racionales comunes, sino verdades reveladas que se asemejan en las dos religiones: por ejemplo el juicio final, o ciertos preceptos morales. Por lo demás se hace constantemente referencia a las religiones como tales, y no a principios filosóficos. Se habla así de una “inmensa gracia divina que hace hermanos a todos los seres humanos ” , y hay al menos una cita de uno de los libros santos de las dos religiones, evidentemente el Corán. La cita del versículo 35 de la sura 5, que el mismo Papa retoma por su lado como palabra de Dios, diría: “quien mata a

una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera. ” Pasemos de lado junto al hecho de que esta cita está truncada y que el Corán expresa en realidad una

Llegada del papa Francisco a la reunión con el Consejero Musulmán de Ancianos, en la Mezquita de Sheikh Zayed. El pontífice estuvo acompañado en todo momento por el gran imán de Al-Azhar, Ahmed Muhammad Ahmed el-Tayeb, una de las figuras más prominentes del islam.

El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial 13 noción diferente(1): el hecho es que se hace aquí referencia a una suerte de “ revelación ” común, como se afirma también en el pasaje que define a católicos y musulmanes como “Nosotros —creyentes en Dios, en el encuentro final con él y en su juicio “ .

El “Dios” de los modernistas

¿Cuál es pues este Dios, en nombre de quien se hace esta declaración? Los lectores de la encíclica Pascendi lo han comprendido desde hace más de cien años: es pura y simplemente el “Dios ” de los modernistas, el dios panteísta que vive y habla en el sentimiento religioso del hombre. Un Dios cuyas religiones todas son expresiones legítimas, porque son todas ellas manifestaciones humanas e históricas de una experiencia interior del hombre, no de una revelación exterior. Los dogmas contradictorios de las diferentes religiones no deben asustarnos, si los comprendemos como expresiones poéticas que las culturas humanas han elaborado para hablar de lo divino que se encuentra en el hombre. Por supuesto, si quisiéramos hacerlos corresponder con verdades existentes al exterior del hombre, entonces las religiones se convertirían en peligrosamente contradictorias, como en la Edad Media, y necesariamente violentas y fuentes de oposición, pero afortunadamente no es así, nos dicen el Papa y el Gran Imán. Si se las comprende al modo de los modernistas (es decir, vaciadas de toda significación real), las religiones serán fuentes de fraternidad humana. El verdadero sentido religioso, nos dice el documento, la verdadera fe, puede únicamente llevar a la justicia y la misericordia. Los “ valores religiosos ” , comprendidos siempre en un sentido vago, son incluso el remedio para “ una conciencia humana anestesia-

da ” y para el dominio del materialismo: el mundo moderno no debe relegar las religiones al rango de subculturas, sino incluirlas entre los elementos capaces de aportar una contribución válida a la sociedad. Vemos claramente reaparecer la función “ social” e instrumental de las religiones (comprendidas siempre en su versión modernista), tan grata a Ratzinger (sobre lo cual volveremos enseguida).

El papa Francisco lo decía ya en la encíclica Laudato si (núm. 200): “Si una mala comprensión de nuestros propios principios a veces nos ha llevado a justificar el maltrato a la naturaleza o el dominio despótico del ser humano sobre lo creado o las guerras, la injusticia y la violencia, los creyentes podemos re-

El Consejo Musulmán de Ancianos es una organización internacional independiente que se estableció el 18 de julio de 2014 para promover la paz en las comunidades musulmanas. Con base en la capital de los Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi, el Consejo es el primer organismo institucional que pretende unir a la nación islámica.

14 El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial conocer que de esa manera hemos sido infieles al tesoro de sabiduría que debíamos custodiar. Muchas veces los límites culturales de diversas épocas han condicionado esa conciencia del propio acervo ético y espiritual, pero es precisamente el regreso a sus fuentes lo que permite a las religiones responder mejor a las necesidades actuales. ” El regreso a las fuentes, a la experiencia original de los fundadores para modernizarse, en diálogo con la conciencia moderna, es precisamente uno de los principios clave del modernismo, que debería pues ser sencillamente aplicado a cada religión para hacerla actual y “ cívica ” . Las religiones (en plural) pueden ofrecer su contribución (ibid., núm. 62) porque, según la idea ratzingueriana evocada, son dignas de ser vistas por los laicistas no como “ subculturas ” , según el modelo del laicismo francés, sino como riquezas culturales y formas de sabiduría que no deben descuidarse(2) . Tal fue por lo demás el verdadero sentido del discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona, el 12 de septiembre de 2006: no era una condena del islam en tanto que violento (la cuestión histórica y la cita de Manuel II Paleólogo, que causaron sensación, eran a lo sumo un torpe punto de partida), sino de toda violencia en nombre de cualquier fe, como contraria al logos. Un logos que se convertía sin embargo en instrumento para hacer hablar a todas las religiones(3) (en plural) conforme a las exigencias no tanto de la “ razón ” en sentido clásico (lo cual conduciría a descartar todas las religiones falsas, en cuanto que no fundadas o por contener elementos irracionales) como del iluminismo y del cientifismo moderno(4) , y por lo tanto para presentarlas como dignas de entrar en el debate actual y hacerlas operativas con vistas al bien común del mundo moderno(5) . Una tesis que, lo vemos, no es muy difeUno de los párrafos del discurso de Benedicto XVI, del 12 de septiembre de 2006, dirigido a los académicos en la Universidad de Ratisbona y divulgado por la cadena qatarí de noticias Al Yazira suscitó reacciones airadas y conflictos diplomáticos, por haber citado unas palabras del emperador bizantino Manuel II Paleólogo: «Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su directriz de difundir por medio de la espada la fe que predicaba». rente de la del documento de Abu Dabi. El mundo moderno ha querido excluir a las religiones como irracionales, pero en realidad sigue teniendo exigencias espirituales (en el sentido modernista del término) que (todas) las religiones pueden satisfacer, si queremos abrirnos a dimensiones más elevadas. La ampliación de la utilización de la razón haría reconocer estas exigencias, a las cuales las religiones aportarían una respuesta: pero esto haciendo siempre abstracción del contenido de tales religiones, o al menos readaptando su contenido (por esta misma razón siempre relativo y sustancialmente indiferente) a las necesidades humanas, sean de orden filosó-

fico (según la percepción de Ratzinger) o puramente político, como en este caso. Para volver a nuestro texto, se afirma que “declaramos también la importancia de reavivar el sentido religioso(6) y la necesidad de reanimarlo en los corazones de las nuevas generaciones, a través de la educación sana y la adhesión a los valores morales y a las enseñanzas religiosas adecuadas [sic], para que se afronten las tendencias individualistas, egoístas, conflictivas, el radicalismo y el extremismo ciego en todas sus formas y manifestaciones “ . Recordemos que estamos ante una declaración co-

Los terroristas islámicos son precisos: sus enemigos son los cruzados (cristianos en general) porque, según ellos, se sitúan contra el Estado islámico al ser “infieles” . Son simples musulmanes que practican la yihad “en nombre de Alá, de su fe religiosa. Anuncian que seguirán con su terrorismo para llevar a “los países de la tierra su pureza (...) y para establecer la mayor propagación (del islam rigorista) en todas partes del mundo. Pensamos que esta es una de las más grandes ideas defendidas por Dios” .

mún islamo-católica: ¿cuáles son “las enseñanzas religiosas adecuadas ” , sino precisamente las enseñanzas genéricas y purificadas por el modernismo, sin dogmas, salvo como vestidura poética de una educación socialmente útil? Los jefes religiosos, acusados de dividir, se presentan a la política mundial como capaces de unir en nombre de un sentido religioso compartible por todos precisamente porque es indeterminado. Hasta tal punto indeterminado que se formula mediante esta tautología heladora: “El primer y más importante objetivo de las religiones es el de creer en Dios, honrarlo y llamar a todos los hombres a creer que este universo depende de un Dios que lo gobierna, es el Creador que nos ha plasmado con su sabiduría divina y nos ha concedido el don de la vida para conservarlo. “ Sólo un modernista puede concebir honrar a Dios fuera de la religión católica por Él revelada.

Una “religión” vacía

He aquí la profesión de la utilidad y de la inocuidad de las religiones (siempre en plural): “Además, declaramos —firmemente— que las religiones no incitan nunca a la guerra y no instan a sentimientos de odio, hostilidad, extremismo, ni invitan a la violencia o al derramamiento de sangre. Estas desgracias son fruto de la desviación de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones y también de las interpretaciones de grupos religiosos que han abusado —en algunas fases de la historia— de la influencia del sentimiento religioso en los corazones de los hombres para llevarlos a realizar algo que no tiene nada que ver con la verdad de la religión, para alcanzar fines políticos y económicos mundanos y miopes. Por esto, nosotros pedimos a todos que cese la instrumentalización de las religiones para incitar al odio, a la violencia, al extremismo o

16 El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial al fanatismo ciego y que se deje de usar el nombre de Dios para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión. Lo pedimos por nuestra fe común en Dios, que no ha creado a los hombres para que sean torturados o humillados en su vida y durante su existencia. “

Aquí la gravedad de la afirmación, además de en lo que toca a la fe común en “Dios ” y al “ sentimiento religioso ” (ver más arriba), atañe a la idea (ajena a la fe católica) de que el ejercicio de la fuerza para defender la fe es siempre y en todos los casos ilegítimo y abusivo(7) . La Iglesia enseña, y en ciertos casos proclama legítimamente la guerra justa, y no es un simple hecho histórico sino una parte esencial de su doctrina. Negarla, igual que negar la licitud de la pena de muerte, es afirmar una herejía. Aquí, al contrario, las religiones (siempre en plural), revisadas y corregidas según la necesidad política, pueden intercambiar sus contenidos, el cristianismo igual que el islam. En consecuencia (de forma solapadamente contradictoria), para el Papa haber declarado en el pasado que la guerra en nombre de Dios podía ser legítima no habría sido sino oportunismo político; pero sería pura y verdadera religión afirmar, bajo el impulso de las oportunidades políticas actuales, que no hay nunca guerra legítima en nombre de la fe. Es cuanto menos curioso que en los discursos del papa Francisco la Iglesia del pasado se desvía siempre de la verdadera experiencia religiosa por motivos políticos o mundanos(8) , mientras que solamente gracias a él se ha hecho súbitamente desinteresada y heroica frente al mundo, portadora de una religiosidad finalmente “ pura ” . El mito del “Papa angélico ” es constantemente autoalimenEl papa Francisco y Sheikh Ahmed el-Tayeb, el gran imán de Al-Azhar de Egipto, firmaron una declaración después de la reunión interreligiosa en el Memorial del Fundador en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, el lunes 4 de febrero de 2019. El pontífice afirmó en la primera visita papal a la Península Arábiga que los líderes religiosos tienen el deber de rechazar toda guerra y comprometerse a dialogar. tado por el pontífice, que no deja pasar una ocasión de desmarcarse de sus predecesores “ carnales ”(9) .

Diversidad y libertad religiosa

Otro punto muy grave atañe a la reafirmación del derecho personal a la libertad religiosa, ya proclamada por el Concilio y ya condenada por numerosos documentos pontificios. Se afirma en particular, de manera blasfema, que la diversidad de las religiones es fruto de “ una sabia voluntad divina ”(10) , atribuyendo así a Dios el error y la falsedad, además de la contradicción lógica. Este punto ha escandalizado a muchos, con razón: ¿pero no está implícito en cada actividad ecuménica? Si no se pensara que cada forma de religión es en cierto modo acepta a “Dios ” ¿cómo se podría invitar a los representantes de las de-

más religiones a orar con arreglo a sus formas, por cualesquiera intenciones? Y, sin embargo, al menos desde Asís en 1986 asistimos a fenómenos de ese tipo. Pero para quienes han comprendido que se habla del Dios del modernismo, es decir del sentimiento religioso inherente al hombre, el problema ya no se plantea: cada expresión será legítima y “ verdadera ” en tanto que auténtica y

adaptada a las exigencias humanas y, si fuera posible, en consonancia con el mundo contemporáneo.

De esta “ sabia voluntad divina ” que ha creado la “diversidad” vendría el derecho personal a la libertad de creencias y a la libertad de “ ser diferentes ” (sic). Por otro lado el mismo Ratzinger nos había explicado que la libertad religiosa del Concilio debía justamente comprenderse así, precisamente como un verdadero derecho personal e inalienable: “Se puede decir que, entre los derechos y libertades fundamentales enraizados en la dignidad de la persona, la libertad religiosa goza de un estatuto especial. […] Es un bien esencial: toda persona ha de poder ejercer libremente el derecho a profesar y manifestar, individualmente o comunitariamente, la propia religión o fe, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, las publicaciones, el culto o la observancia de los ritos. No debería haber obstáculos si quisiera adherirse eventualmente a otra religión, o no profesar ninguna ”(11) . Esta afirmación es la contradicción literal de las enseñanzas de Gregorio XVI y de Pío IX(12) , por mucho que ello disguste a los “hermeneutas ” del Concilio que querrían limitar el alcance de las declaraciones de Dignitatis humanae: el mismo hermeneuta por excelencia, Ratzinger, comprende la libertad religiosa en su sentido más amplio y positivo, no simplemente negativo. No es asombroso que el papa Francisco no quiera ser menos.

El Papa señaló durante su intervención que “no hay violencia que encuentre justificación en la religión” al tiempo que defendió que las religiones no pueden renunciar a “la tarea urgente” de construir puentes entre los pueblos y las culturas. El sumo pontífice durante su intervención en el encuentro interreligioso, celebrado en el Memorial del Fundador de Abu Dabi.

Síntesis

En resumen, el documento de Abu Dabi plantea dos afirmaciones problemáticas: - Islam y Cristianismo tienen en común al mismo Dios, y por lo tanto los dogmas sobre la divinidad de Cristo o la Trinidad no tienen importancia, porque a propósito del mismo Dios se pueden afirmar o negar estas verdades sin que ello plantee ningún problema. Ello se explica si se ha comprendido la teoría modernista sobre Dios y sobre la fe como sentimiento religioso, que puede

18 El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial pues expresarse legítimamente en fórmulas contradictorias, precisamente porque son expresión de un sentimiento y no de realidades exteriores al hombre. - Las religiones, oportunamente adaptadas a las necesidades actuales de los tiempos, pueden cooperar al bien común (fraternidad) de los hombres, y son incluso un factor importante de esta obra de construcción del nuevo mundo de la paz. Cuando se habla de purificarlas de la violencia, se entiende en realidad que ya no deben afirmar una verdad que excluya a las otras, sino que deben comprenderse en el sentido modernista, y de esa manera hacerse inofensivas.

Una triste continuidad en el error

¿Se trata aquí de nociones nuevas, inéditas, salidas del espíritu pérfido del papa Bergoglio? No. Si ya hemos hablado de Benedicto XVI, podemos reencontrar los mismos argumentos expresados en términos más o menos idénticos por Juan Pablo II en numerosas ocasiones. Algunas citas: - Discurso del 29 de noviembre de 1979 a los católicos de Ankara (Turquía): “Hoy vosotros, cristianos residentes en Turquía, tenéis la suerte de vivir en el marco de un Estado moderno, que prevé para todos la libre expresión de la fe, sin identificarse con ninguna, y con personas que en su gran mayoría, aun no compartiendo la fe cristiana, se declaran “ obedientes a Dios ” , “ sometidos a Dios ” , más aún, “ siervos de Dios ” , según sus mismas palabras, que coinciden con las de San Pedro ya citadas (2, 16); ellos, pues, comparten con vosotros la fe de Abraham en el Dios único, omnipotente, y misericordioso. Sabéis que el Concilio Vaticano II se ha pronunciado abiertamente sobre este tema, y yo mismo en mi Encíclica primera Redemptor

Casi cada vez que el Corán se refiere a Jesús, lo que hace alrededor de una docena de veces, se opone señaladamente a la visión cristiana según la cual Cristo es uno de la Trinidad. Peor, según la presentación de la visión cristiana de la Trinidad hecha por el Corán, esta última está compuesta por Dios, Cristo y María. En la perspectiva radicalmente simple del Corán es suficiente para el fiel musulmán saber sobre Jesús que él nunca pensó que él era Dios o que María era Dios. El fiel musulmán debe vivir en la creencia de que Dios, Jesús y María son la Trinidad cristiana. El Corán no deja ninguna duda de que esa es la visión cristiana y de que tal visión debe ser rechazada y combatida resueltamente, igual que los cristianos y el cristianismo. No hay espacio allí para un diálogo, para un mejor entendimiento. Para el musulmán el Corán es la última palabra de Dios al hombre.

hominis he recordado “la estima que el Concilio ha expresado hacia los creyentes del islam, cuya fe se refiere también a Abraham ” (núm. 11). ” Por lo tanto, no solamente el mismo Dios, sino incluso las definiciones coránicas del musulmán

como “siervo de Dios” se corresponderían con la definición del cristiano según San Pedro. Y continúa, con términos y nociones más o menos idénticas a los de la declaración de Abu Dabi: “Hermanos míos, cuando pienso en este patrimonio espiritual y en el valor que tiene para el hombre y para la sociedad, en su capacidad de ofrecer sobre todo a los jóvenes una orientación de vida, de colmar el vacío que deja el materialismo, de dar un fundamento seguro al mismo ordenamiento social y jurídico, me pregunto si no será ya urgente, precisamente hoy en que los cristianos y musulmanes han entrado en un nuevo período de la historia, reconocer y desarrollar los vínculos espirituales que nos unen, a fin de que “defiendan y promuevan juntos, como nos invita el Concilio, para todos los hombres, la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad” (Nostra aetate). La fe en Dios profesada en común por los descendientes de Abraham, cristianos, musulmanes y judíos, cuando se vive sinceramente y se lleva en la vida, es fundamento seguro de la dignidad, de la fraternidad y de la libertad de los hombres, y principio de recta conducta moral y de convivencia social. Y es más aún: como consecuencia de esta fe en Dios creador y trascendente, el hombre está en la cumbre de la creación. Ha sido creado, se lee en la Biblia, “a imagen y semejanza de Dios” (Gén 1, 27); aunque haya sido hecho de barro, se lee en el Corán, libro sagrado de los musulmanes, “Dios le ha insuflado su espíritu y le ha dotado de oído, de vista y de corazón”, esto es, de inteligencia (Sura 32, 8).” Ya en aquella época, la Biblia y el Corán eran citados en pie de igualdad. - Discurso del 19 de mayo de 1985 a la comunidad musulmana de Bruselas: “Cristianos y musulmanes nos encontramos en la fe en el único Dios, nuestro creador, nuestro guía, nuestro juez justo y misericordioso. Todos nos esforzamos por poner en práctica en nuestra vida cotidiana la voluntad de Dios, siguiendo las enseñanzas de nuestros respectivos libros santos. Creemos que Dios trasciende nuestro pensamiento y nuestro universo y que su presencia de amor nos acompaña cada día. En la oración, nos ponemos en presencia de Dios para adorarle y darle gracias, para pedirle perdón por nuestras faltas y obtener su ayuda y su bendición.” El discurso continúa sobre la necesidad de emulación entre los creyentes respecto de las buenas obras, a fin de que toda la sociedad se beneficie de ellas. - Discurso del 19 de agosto de 1985 a los jóvenes musulmanes en el estadio de Casablanca (Marruecos): “Cristianos y musulmanes tenemos muchas cosas en común, como creyentes y como hombres. Vivimos en el mismo mundo, marcado por numerosos signos de esperanza, pero también por múltiples signos de angustia. Abraham es para nosotros un mismo modelo de fe en Dios, de sumisión a su voluntad y de confianza en su bondad. Creemos en el mismo Dios, el Dios único, el Dios vivo, el Dios que crea los mundos y que conduce a sus criaturas a su propia perfección. Es por ello que mi pensamiento se dirige a Dios y a Él elevo mi corazón. De Dios os quiero hablar, pues en Él todos nosotros creemos, tanto musulmanes como católicos. Os quiero también hablar de los valores humanos que tienen en Dios su fundamento; son valores que conciernen el desarrollo de nuestras personas, como también el de nuestras familias y de nuestras sociedades, e incluso de la

20 El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial comunidad internacional. […] Creo que nosotros, los cristianos y los musulmanes, debemos reconocer con alegría los valores religiosos que tenemos en común, y dar gracias a Dios por ello. Ambos creemos en un Dios, el único Dios, que es la plena Justicia y Misericordia; creemos en la importancia de la oración, del ayuno y de la limosna, de la penitencia y del perdón; creemos que Dios será Juez misericordioso al final de los tiempos y que, después de la resurrección, estará satisfecho de nosotros como nosotros estaremos satisfechos de Él. ” No podemos dejar de advertir la correspondencia casi literal con los pasajes más controvertidos y problemáticos del documento de Abu Dabi. Sobran los comentarios. - Palabras muy semejantes se pronunciaron por el papa Wojtyla en el Senegal el 22 de febrero de 1992, en Cartago en Túnez el 14 de abril de 1996, en Sarajevo el 13 de abril de 1997 …

Los documentos conciliares instigadores

por el propio Juan Pablo II: “La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran [“ con nosotros ” , se lee en otro texto del Concilio, la constitución Lumen Gentium (núm. Uno de los gestos más desafortunados del pontificado de Juan Pablo II: el beso del Corán, el 14 de mayo de 1999. El Papa abogaba por el diálogo religioso y cultural con el islam: «En un mundo tan marcado por la violencia es amargamente irónico que incluso ahora algunos de los peores conflictos sean entre creyentes que adoran al mismo Dios, que miran a Abraham como un santo Patriarca y que buscan seguir la ley del Sinaí». No le dolían prendas al proclamar: «Nosotros, los cristianos, reconocemos con alegría los valores religiosos que compartimos con el islam. La Iglesia mira a los musulmanes con estima, convencida de que su fe en Dios trascendente contribuye a la construcción de una nueva familia humana. La adoración al único Dios, creador de todos, nos alienta a intensificar en el futuro nuestro conocimiento recíproco, caminando juntos por el camino de la reconciliación». 16)](13) al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuan-

La fuente de todos estos discursos, como lo ha afirmado claramente el papa Francisco, se encuentra en el Concilio Vaticano II y precisamente en su letra, y no solamente en su “ espíritu ” tristemente célebre. El papa Francisco puede reivindicar plenamente que no se ha apartado un milímetro del Concilio (ni, como hemos visto, de Juan Pablo II) porque el Concilio estaba ya bastante “ por delante ” . Reproducimos aquí el pasaje de Nostra aetate núm. 3, tal como fue citado

El papa Francisco y el islam: del concilio a la religión mundial 21 do Dios remunerará a todos los hombres que, como naturales, podrían también resucitados. Por ello, aprecian además venir de Dios): el Concilio mismo hace el día del juicio, cuando Dios remunera- referencia a las formulaciones religiosas rá a todos los hombres resucitados. Por verdaderas, como en el caso del islam. tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limos- En conclusión nas y el ayuno. ” En el núm. 5 se recuerda que toda forma de discriminación entre 1) Resulta claramente que la declaralos hombres, entre otras sobre una base ción de Abu Dabi se aparta no solamente religiosa, debe ser condenada, porque de la fe católica, sino también de la mistodos los hombres son hermanos. En el ma concepción clásica de “fe ” y de “ revelación ” , para tomar un sentido abiertamente modernista y por lo tanto gnóstico, en el cual Dios aparece como fruto de elaboraciones humanas, considerando el contenido contradictorio de las religiones “ reveladas ” como sin ninguna importancia. 2) Resulta que se presenta a las religiones como puro servicio humano hacia la “fraternidad” masónica El Papa Francisco celebró una misa al aire libre universal, como animaciones espirituaante este miles marte de f s en ieles en un el último dí estadio a de su de Abu histórica Dhabi visita les de un mundo nuevo. a los Emiratos Árabes Unidos. Casi 170 mil perso- 3) Y para terminar, hemos mostrado nas asistieron a la Zayed Sports City. misa dentro y fuera del estadio que la “Iglesia conciliar ”(14) persigue explícitamente estos ideales al menos desdiscurso de Casablanca que hemos cita- de 1965, y que no se ha movido de esta do, Juan Pablo II hace precisamente re- concepción, para hablar como el papa ferencia a este parágrafo conciliar para Bergoglio, ni siquiera un milímetro. m decir que la Iglesia “ afirma que todos los hombres, especialmente los hombres de (1) He aquí el texto completo: “Por causa de esto escrife viva, deben respetarse, superar toda bimos a Beni-Israil que, quien matare un alma sin ser discriminación, vivir unidos y contribuir por que otra alma si hubiere o corrupc matado a ión las en ge la nte t s ierra, sería lo todas; y quie mismo n la rea la fraternidad universal. ” La fraterni- viviere, cual si reviviere a las gentes todas. Y he aquí que dad universal como la libertad religiosa llegaron a ellos nuestros profetas con las pruebas; luego, se fundan sobre la dignidad humana en ciertamente, mucho fueron disipadores. s de ellos, d En verdad, espués la reco de mp eso, ensa en l de a tierra los que tanto que capaz de ese afflatus divino hacen la guerra a Alá y a su profeta y maquinan en la tierra que, para los modernistas, se encuentra corrupción, será cortadas sus ma que nos sean y sus mue pies rt a os la o crucifica inversa, o dos o sean que se les en cada religión, y no solamente por los eche de la tierra; esto será para ellos afrenta en el mundo, elementos “ naturales ” de bondad que se y para 35-37). ellos Ndt: en se la cit otra vida habrá a en español por un la t castigo grande “ (5, raducción de Rafael encuentran en ellas accidentalmente (y Cansinos Assens (Madrid, Aguilar, 5ª ed., 1963).

(2) Cf. Laudato si, núm. 63. (3) “Para la filosofía y, de modo diferente, para la teología, escuchar las grandes experiencias y convicciones de las tradiciones religiosas de la humanidad [en plural, adviértase], especialmente las de la fe cristiana, constituye una fuente de conocimiento; oponerse a ella sería una grave limitación de nuestra escucha y de nuestra respuesta.” Benedicto XVI, Discurso en el Gran Anfiteatro de la Universidad de Ratisbona, 12 de septiembre de 2016. (4) “Este intento de crítica de la razón moderna desde su interior, expuesto sólo a grandes rasgos, no comporta de manera alguna la opinión de que hay que regresar al período anterior a la Ilustración, rechazando de plano las convicciones de la época moderna. Se debe reconocer sin reservas lo que tiene de positivo el desarrollo moderno del espíritu: todos nos sentimos agradecidos por las maravillosas posibilidades que ha abierto al hombre y por los progresos que se han logrado en la humanidad. Por lo demás, la ética de la investigación científica —como ha aludido usted, Señor Rector Magnífico—, debe implicar una voluntad de obediencia a la verdad y, por tanto, expresar una actitud que forma parte de los rasgos esenciales del espíritu cristiano. La intención no es retroceder o hacer una crítica negativa, sino ampliar nuestro concepto de razón y de su uso. Porque, a la vez que nos alegramos por las nuevas posibilidades abiertas a la humanidad, vemos también los peligros que surgen de estas posibilidades y debemos preguntarnos cómo podemos evitarlos. Sólo lo lograremos si la razón y la fe se reencuentran de un modo nuevo, si superamos la limitación que la razón se impone a sí misma de reducirse a lo que se puede verificar con la experimentación, y le volvemos a abrir sus horizonte en toda su amplitud” (Ibidem). (5) “Sólo así seremos capaces de entablar un auténtico diálogo entre las culturas y las religiones, del cual tenemos urgente necesidad. En el mundo occidental está muy difundida la opinión según la cual sólo la razón positivista y las formas de la filosofía derivadas de ella son universales. Pero las culturas profundamente religiosas del mundo consideran que precisamente esta exclusión de lo divino de la universalidad de la razón constituye un ataque a sus convicciones más íntimas. Una razón que sea sorda a lo divino y relegue la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas” (Ibidem). (6) Según la terminología característica del modernismo, es el “sentido religioso” inherente al hombre el que es fuente de la fe, y no la revelación de un Dios trascendente. (7) Evitamos voluntariamente la banalidad de llamar la atención sobre que los contenidos objetivos del islam incluyen la violencia como instrumento ordinario de difusión de la fe, para concentrarnos sobre la incoherencia de las afirmaciones reproducidas con la doctrina de la Iglesia (sin por ello afirmar que los contenidos de las dos religiones a propósito de la violencia puedan superponerse, quod absit). Se espera manifiestamente del islam un rechazo de sus contenidos similar al que ha tenido lugar por parte del catolicismo. (8) A título de ejemplo, véase esta cita: “Si observamos la historia, vemos que las formas religiosas del catolicismo han cambiado manifiestamente. Pensemos por ejemplo en los Estados pontificios, donde el poder temporal estaba indisolublemente vinculado al poder espiritual. Fue una deformación del cristianismo, que no correspondía ni a lo que quería Jesús ni a lo que quiere Dios. Si en el curso de la historia la religión ha sufrido una evolución tan grande ¿por qué no deberíamos pensar que también en el futuro se adaptará a la cultura de los tiempos? El diálogo entre la religión y la cultura es fundamental: el concilio Vaticano II ya lo afirmaba. Desde los orígenes se ha pedido siempre a la Iglesia una transformación continua –Ecclesia semper reformanda -, y esta transformación toma formas diferentes en el curso del tiempo, sin alterar el dogma. En el futuro la Iglesia se adaptará a las nuevas épocas, según formas y modalidades diferentes, exactamente como hoy se diferencia de las antiguas modalidades del regalismo, del jurisdiccionalismo, del absolutismo.” (J. M. Bergoglio – A. Skorka, Il cielo e la terra, Mondadori, 2013; hay versión española, Sobre el cielo y la tierra, ed. Debate). (9) Por otro lado ya se había jactado de ello en la famosa entrevista con Scalfari, publicada en La Repubblica el 1º de octubre de 2013: había anunciado que, en tanto que fuese papa, la Iglesia no haría política, si bien “casi nunca había sido así. Muy a menudo, la Iglesia en tanto que institución ha estado dominada por el temporalismo y numerosos miembros y altos representantes católicos tienen todavía esta forma de ver”. (10) He aquí el texto: “La libertad es un derecho de toda persona: todos disfrutan de la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción. El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos.“ Es curioso que “la diversidad de religión”, que debería derivar de una elección del hombre, sea emparentada con diferencias de nacimiento, efectivamente queridas por Dios en el orden de la naturaleza. (11) Benedicto XVI, Mensaje para la XLIV jornada mundial de la paz, 1º de enero de 2011. (12) “Con cuya idea totalmente falsa del gobierno social, no temen fomentar aquella errónea opinión sumamente funesta a la Iglesia católica y a la salud de las almas llamada delirio por Nuestro Predecesor Gregorio XVI de gloriosa memoria (en la misma Encíclica Mirari), a saber: «que la libertad de conciencia y cultos es un derecho propio de todo hombre, derecho que debe ser proclamado y asegurado por la ley en toda sociedad bien constituida; y que los ciudadanos tienen derecho a la libertad omnímoda de manifestar y declarar públicamente y sin rebozo sus conceptos, sean cuales fueren, ya de palabra o por impresos, o de otro modo, sin trabas ningunas por parte de la autoridad eclesiástica o civil.» Pero cuando esto afirman temerariamente, no piensan ni consideran que predican la libertad de la perdición (San Agustín, Epístola 105 al. 166), y que «si se deja a la humana persuasión entera libertad de disputar, nunca faltará quien se oponga a la verdad, y ponga su confianza en la locuacidad de la humana sabiduría, debiendo por el contrario conocer por la misma doctrina de Nuestro Señor Jesucristo, cuán obligada está a evitar esta dañosísima vanidad la fe y la sabiduría cristiana» (San León, Epístola 164 al. 133, parte 2, edición Vall).” Pío IX, encíclica Quanta cura, 8 de diciembre de 1864. (13) Subrayamos que la interpolación del texto de Lumen Gentium puesto entre corchetes no es nuestra, sino de Juan Pablo II en el discurso de Casablanca. (14) Utilizamos este término de forma únicamente convencional, sin entrar en discusiones –en nuestra opinión- completamente superfluas.

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