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Charlas de sobremesa? Un supuesto magisterio “extra cathedram”
P. Jean-Michel Gleize
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Un nuevo estilo
1. Nuestro tiempo ha asistido al nacimiento de una especie desconocida hasta entonces, la de un supuesto Magisterio “ extra cathedram ” , un Magisterio fuera del Magisterio, un Magisterio paralelo. Hay en esto una novedad absoluta, si se considera que, a lo largo de los tiempos, los sumos pontífices tomaron la palabra para enseñar con autoridad y lo hacían expresándose en los marcos reconocidos y bajo formas determinadas con bastante claridad. Aunque esas palabras no se presentasen siempre con el tono de una declaración solemne infalible, quedaba claro que los fieles podían advertir fácilmente que se trataba de lo que los teólogos designan como un “Acto del Magisterio ” . Por ejemplo, desde el comienzo de su pontificado el papa Francisco ha publicado dos exhortaciones apostólicas (Evangelii gaudium, de 24 de noviembre de 2013, y Amoris laetitia, de 19 de marzo de 2016), dos cartas encíclicas (Lumen fidei, de 29 de junio de 2013, y Laudato si, de 24 de mayo de 2015), una bula (Misericordiae vultus, del 11 de abril de 2015, para la convocación del Jubileo extraordinario de la misericordia). Las exhortaciones apostólicas, las cartas encíclicas, las bulas se cuentan entre las principales formas bajo las cuales los papas vienen teniendo por costumbre dispensar sus enseñanzas de la forma más oficial y más claramente accesible para todos(1) .
2. Juan Pablo II inauguró un género nuevo, publicando en dos ocasiones una recopilación de entrevistas con periodistas(2) . Benedicto XVI se dejó llevar por el mismo impulso, con su trilogía sobre Jesús de Nazaret (3) y sus entrevistas con
Cuatro fueron los libros-entrevista ya publicados por Benedicto XVI/Joseph Ratzinger y Peter Seewald: La sal de la tierra (1996), Dios y el mundo (2000), Luz del mundo (2010), y Últimas conversaciones (2016), todos ellos grandes éxitos de ventas.
el periodista alemán Peter Seewald(4) . El Santo Padre se expresaba así, eligiendo un canal no oficial, por vía mediática o científica, y ya no por vía de autoridad magisterial. Pero, por mucho que fuese sorprendente la novedad de este procedimiento, con todo, este género de
Lutero con su familia y sus amigos sentados a la mesa. Las notas que tomaban los estudiantes mientras comían se publicaron más tarde, bajo el título de Charlas de sobremesa y este dibujo es de la edición realizada en 1568.
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intervenciones, que seguían cederse la libertad de cierta siendo más bien raras y audacia de pensamienexcepcionales, podían to, que podía después todavía clasificarse calar gradualmente en la categoría clá- en las mentes de sica de los escritos sus seguidores. De simplemente teo- manera parecida, lógicos, donde el las que podrían llaPapa no hace uso de marse “ charlas de su función de Doctor avión ”(8) del Papa acsupremo y se expre- tual se han convertido sa como un teólogo entre en el medio privilegiado de otros. Hay que reco- una reflexión de vannocer que no ocurre guardia. Querríamos ya exactamente lo indicar aquí algunos mismo con Francis- ejemplos de los seco. En efecto, desde rios problemas que el primer año de su pontificado, éste plantea a los católicos ese nuevo género adoptó bastante deprisa la costumbre de de “Magisterio ” de Francisco. expresarse públicamente dirigiéndose a periodistas, o incluso a personalidades La Tradición: ¿”movimiento” , notables del mundo de la cultura, en el “conciencia” y “diálogo”? marco de entrevistas, diálogos o conferencias de prensa improvisadas(5) . La 4. Con ocasión del encuentro del mes última hasta hoy de esas iniciativas ha de agosto de 2016 con Dominique Woldado lugar a la publicación de un libro ton(9) , el Papa define la Tradición como que levanta acta de los “ encuentros ” del un “ movimiento ” . La Tradición, dice, Papa con Dominique Wolton(6) . es “la doctrina que está en camino, que avanza ”(10) . E ilustra enseguida sus pa3. Entonces ¿podría hablarse de las labras: “Por ejemplo, a propósito de la “ charlas de sobremesa ” de Francisco(7)? pena de muerte. Nuestros obispos deLa expresión es muy conocida. Designa, cretaban la pena de muerte en la Edad en la obra de Martín Lutero, todo lo que Media. Hoy, la Iglesia dice más o menos el reformador pudo decir fuera de su –y se trabaja para cambiar el catecismo predicación propiamente dicha, fuera sobre este punto- que la pena de muerte de sus sermones y homilías, pero tam- es inmoral(11) . ¿La tradición ha cambiabién fuera de sus comentarios sobre la do? No, pero la conciencia evoluciona, Escritura, de sus tratados teológicos o la conciencia moral evoluciona. Ocurre de sus escritos de controversia. Son con- lo mismo con la esclavitud. Hay esclaversaciones aparentemente sin conse- vos, pero es inmoral. […] En la tradición cuencias, donde Lutero se contenta con dinámica, lo esencial permanece: no agitar ideas, tratando con ligereza un cambia, pero crece. Crece en la explicipoco de todo. Pero es también en seme- tación y la comprensión. Esas tres fases jante contexto donde Lutero podía con- de Vicente de Lerins son muy impor-
” tantes. ¿Cómo crece la tradición? Crece como crece una persona: por el diálogo, que es como la lactancia para el niño. El diálogo con el mundo que nos rodea. El diálogo hace crecer. Si no se dialoga, no se puede crecer, se permanece cerrado,
pequeño, un enano. No puedo contentarme con andar con anteojeras, debo mirar y dialogar. El diálogo hace crecer y hace crecer a la tradición. Dialogando y escuchando otra opinión, puedo, como en el caso de la pena de muerte, de la esclavitud, cambiar mi punto de vista. Sin cambiar la doctrina. La doctrina ha crecido con la comprensión. Eso es la base de la tradición(12) . ” 5. La referencia que el Papa hace al Commonitorium es muy vaga. San Vicente de Lerins no se contenta con decir que el depósito de la fe “ crece ” o “ se desarrolla ” . Dice sobre todo que ese “ crecimiento ” de la inteligencia del dogma debe hacerse: “ solamente en su propio género, es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido, en la misma sentencia(13) . ” Esta última precisión fue retomada literalmente por el concilio Vaticano I: “Y, en efecto, la doctrina de la fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregada a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada. De ahí que también hay que mantener perpetuamente aquel sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la santa madre Iglesia y jamás hay que apartarse de ese sentido so pretexto y nombre de una más alta inteligencia. “Crezca, pues, y mucho y poderosamente se adelante en quilates, la inteligencia, ciencia y sabiduría de todos y de cada uno, ora de cada hombre particular, ora de toda la Iglesia universal, de las edades y de los siglos; pero solamente en su propio género, es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido, en la misma sentencia(14) . ” No es aquí cuestión de “dialogar ” sino de “ guardar fielmente ” y “declarar infaliblemente ” . Dicho sea de otra manera, la verdadera (y la única(15)) causa apropiada de la explicitación y de la mejor comprensión de las verdades reveladas no es otra sino la declaración autorizada
Política y Sociedad. Conversaciones con Dominique Wolton (Encuentro), es un ensayo-diálogo que recoge doce conversaciones entre ambos, mantenidas entre febrero de 2016 y febrero de 2017. Dominique Wolton comentó que “el lenguaje del Papa es muy claro y directo, se expresa con rabia ante la injusticias y defiende a los inmigrantes” y confesó que “nunca es fácil hablar con un Papa, pero con él surgió la chispa, pudimos conversar con inconformismo, libertad y con humor, nos reímos muchísimo” . Se trata del primer libro de Francisco sobre su visión de la política y de la sociedad: la paz y la guerra; la política y las religiones; la mundialización y la diversidad cultural; los fundamentalismos y la laicidad; Europa y los migrantes, la ecología, las desigualdades en el mundo; el ecumenismo y el diálogo interreligioso, y el individuo, la familia y la alteridad
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En el Conmonitorio (siglo V), San Vicente de Lerins se propuso facilitar, con ejemplos de la Tradición y de la historia de la Iglesia, los criterios para conservar intacta la verdad católica. Las reglas que ofrece para distinguir la verdad del error pueden ser conocidas y aplicadas por todos los cristianos de todos los tiempos, pues se resumen en una exquisita fidelidad a la Tradición viva de la Iglesia. Su enseñanza fundamental es que los cristianos han de creer quod semper, quod ubique, quod ab omnibus creditum est: sólo y todo cuanto fue creído en todas partes, siempre y por todos.
e infalible del Magisterio de la Iglesia. Y no ningún “diálogo ”(16) con el mundo. Todavía menos una “ evolución ” de la conciencia moral(17) .
6. Por otra parte, san Vicente de Lerins indica claramente el criterio gracias al cual es posible reconocer el estado más explícito de la verdadera doctrina católica. “En la Iglesia Católica hay que poner el mayor cuidado para mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos. Esto es lo verdadera y propiamente católico, según la idea de universalidad que se encierra en la misma etimología de la palabra. Pero esto se conseguirá si nosotros seguimos la universalidad, la antigüedad, el consenso general. Seguiremos la universalidad, si confesamos como verdadera y única fe la que la Iglesia entera profesa en todo el mundo; la antigüedad, si no nos separamos de ninguna forma de los sentimientos que notoriamente proclamaron nuestros santos predecesores y padres; el consenso general, por último, si, en esta misma antigüedad, abrazamos las definiciones y las doctrinas de todos, o de casi todos, los Obispos y Maestros(18) . ” Los teólogos se atuvieron siempre a este criterio y, entre ellos, Franzelin y Billot dieron del mismo una explicación precisa y elaborada a fondo, que era entonces clásica en vísperas del concilio Vaticano II(19) . Hay testimonio de ello en las intervenciones de los padres miembros del Coetus, que insisten sobre la importancia de este criterio con ocasión de las observaciones que formulan para subrayar las debilidades del esquema de la futura constitución Dei Verbum(20) .
7. Las palabras del Papa introducen pues una gran confusión. La comparación entre la pena de muerte y la esclavitud es absolutamente indebida, si se recuerda que la Iglesia ha condenado siempre y en todas partes, como principio, la explotación tiránica del hombre por el hombre, mientras que ha legitimado siempre y en todas partes, aquí también como principio, la pena de muerte (21) . No cabría pues revisar el Catecismo sobre esos dos puntos tomados conjuntamente: si Francisco se niega a cambiar de criterio sobre la condena de la esclavitud ¿en nombre de qué pretende hacerlo sobre la legitimación de la pena de muerte? ¿Salvo que fuese gracias a definir la “Tradición ” en un sentido nuevo y evolucionista, como expresión del estado actual de la conciencia moral de la
humanidad? Pero entonces ¿qué es esta “tradición ” (con “t” minúscula) que vemos tan alabada por el Santo Padre? ¿Es verdaderamente la sagrada Tradición (con “T” mayúscula) asistida por el Espíritu de nuestro Señor, la de la sagrada Escritura y la Tradición inmutable de la santa Iglesia, o es una “Tradición ” según
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El cardenal Louis Billot (1846-1931), restauró en las cátedras de los ateneos pontificios romanos la actualidad del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, por expreso deseo de León XIII. En 1885 fue convocado a la cátedra de Dogmática de la Gregoriana (1885). La influencia teológica del jesuita francés, se impondrá sobre todo durante el pontificado de Pío X, siendo uno de los redactores de la encíclica Pascendi que condenaba el modernismo. Uno de los méritos por los cuales el Papa Sarto lo creará cardenal en 1911. En 1927, Billot “renunció” al capelo y dejó de ser cardenal, por no aceptar la decisión del papa Pío XI que prohibió a la jerarquía católica francesa que siguiera apoyando al partido Action Francaise, monárquico y anti-republicano.
los conceptos y las convicciones del neomodernismo, un momento preciso en la historia del post-Vaticano II?
Matrimonio y “uniones civiles”
8. En lo que sigue de su diálogo con Dominique Wolton, el Papa, para dar un ejemplo de discontinuidad en el seno de la Tradición, alude al matrimonio homosexual. “No hay que confundir la evolución de la tradición, la comprensión pastoral, con la confusión sobre la naturaleza de las cosas. ¿Qué pensar del matrimonio entre personas del mismo sexo? El matrimonio es una palabra histórica. Desde siempre en la humanidad, y no solamente en la Iglesia, es un hombre y una mujer. No se puede cambiar eso como si tal cosa. […] No se puede cambiar eso. Es la naturaleza de las cosas. Son así. Llamemos pues a eso uniones civiles. No hagamos bromas con las verdades. Es verdad que detrás de eso está la ideología de género. […] Digamos las cosas como son: el matrimonio, es un hombre con una mujer. Ese es el término preciso. Llamemos unión civil a la unión del mismo sexo(22) . ”
9. ¿No habría aquí, en la intención del Papa, sino una simple cuestión de palabras? La respuesta se encuentra un poco después(23) , cuando Francisco precisa a su interlocutor: “No querría que se confundiera mi posición sobre la actitud respecto de las personas homosexuales con el asunto de la teoría de género. ” En efecto, a los ojos del Papa, no se puede cambiar la naturaleza de las cosas y el matrimonio es una palabra que se emplea para designar la realidad natural, tal y como la humanidad la ha reconocido siempre: realidad que es la de la unión de un hombre con una mujer. No cabría pues utilizar esa palabra para designar la unión de personas del mismo sexo, ya que estamos aquí, con
las palabras, en el plano de la definición de las cosas. He aquí por qué, en ese mismo plano, la teoría (pues se trata ciertamente de una “teoría ”) de género corresponde a una ideología. Ocurre de
«Así se explica actualmente este nuevo estilo de Magisterio, fuera del Magisterio, donde el Sumo Pontífice entra en diálogo con sus interlocutores, para expresar un punto de vista entre otros, destruyendo por ese mismo hecho las certezas dogmáticas y disciplinares de la Tradición de la Iglesia».
otro modo si nos situamos en el plano de la comprensión pastoral, donde se trata de calificar la actitud de la Iglesia respecto de las personas, en el contexto de la vida en sociedad. Francisco vuelve entonces a los datos esenciales enunciados en Amoris laetitia, en su nº 291: la Iglesia “ mira con amor a quienes participan en su vida de modo incompleto ” , así como en el número siguiente: “la Iglesia no deja de valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el matrimonio. ” Vale decir que el plano de la realidad natural, con las definiciones que reclama, y el de la comprensión pastoral, son absolutamente heterogéneos.
10. Es por otro lado precisamente aquí donde se encuentra el vicio fundamental de esta “ autonomía de la conciencia ” , que es la columna vertebral de todo el Concilio y, con él, de todo el post-concilio, principio y fundamento de este nuevo Magisterio que se ha querido “ pastoral” . La conciencia se libera de toda coacción por parte de los poderes públicos, en el plano de la vida en sociedad. El matrimonio y la unión civil pueden coexistir pacíficamente, dentro de justos límites, que ya no son los de la fe y la moral. En suma, la política ya no está en continuidad con la naturaleza. Como quiera que sean las realidades naturales, y las definiciones necesarias que ellas implican, la nueva doctrina social de la Iglesia es resueltamente personalista: la actitud respecto de las personas no deriva ya de los principios de la naturaleza. Se puede ciertamente rechazar la teoría de género, precisamente en tanto que teoría, como contraria a las realidades naturales: pero la práctica se encarga de aceptar lo que la teoría reprueba.
11. En el tratado sobre los pecados opuestos a la virtud de fe, cuando trata de la herejía, santo Tomás se pregunta si hay que tolerar a los herejes(24) . La respuesta se sustancia en una distinción. Una cosa es la persona en el sentido metafísico de individuo dotado de naturaleza racional, y otra cosa la persona en el sentido político de principio de operaciones. Desde el primer punto de vista, la persona humana merece respeto, pues es buena ontológicamente
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hablando. Pero desde el segundo punto de vista, el hereje es principio de herejía, es decir, de actos moralmente malos, que van a perjudicar gravemente al bien común de la Iglesia, y ello con independencia de que el hereje lo sea de buena o de mala fe. Se debe pues impedirle que viva socialmente, en tanto que hereje, es decir, que manifieste su herejía, si bien la prudencia puede ordenar que se le tolere. Debe haber pues cierta continuidad (o coherencia) entre lo que son las cosas y el modo en que se las trata pastoralmente, o políticamente. La ilusión de Francisco y su nueva “ comprensión pastoral” consisten en establecer una ruptura entre ambos.
De la duda a los dubia
12. Desde el Concilio, los que tienen a su cargo proclamar la verdad han tomado partido por no impedir la expresión pública del error opuesto a esa verdad, y por dejar que se manifieste dentro de justos límites, que no son los de la verdad. Desde Juan XXIII, la Esposa de Cristo “quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas ”(25) . Hablando socialmente, los hombres de Iglesia rebajan pues su mensaje al rango de una simple hipótesis de investigación, que se ofrece a la libertad de las conciencias. Al dogma sucede así, en el plano de la práctica pastoral, la duda, es decir la equivalencia social de los contrarios.
13. Así se explica el nuevo Magisterio del Vaticano II, donde se ha vertido ya en los moldes habituales de los documentos pontificios y de las formas tradicionales de expresión un pensamiento contrario a la Tradición. Así se explica actualmente este nuevo estilo de Magisterio, fuera del Magisterio, donde el Sumo Pontífice entra en diálogo con sus interlocutores, para expresar un punto de vista entre otros, destruyendo por ese mismo hecho las certezas dogmáticas y disciplinares de la Tradición de la Iglesia. Y he aquí un papa que está a punto de hacer admitir socialmente por los católicos la práctica de la unión libre, del
El papa Francisco (14 de junio de 2013), recibió la bendición en el Vaticano del « arzobispo » anglicano Justin Welby.
adulterio, incluso de las uniones contra natura. Sembrando la duda en las mentes, ha atraído sobre sí primeramente una puesta en duda, con los cinco Dubia, y recientemente un emplazamiento, con la Correctio filialis. Porque la Tradición de la Iglesia permanece, a pesar de esta subversión neo-magisterial, a través del eco que se hace escuchar por el sentido católico de la Iglesia discente. Eco de la voz de todos los papas de antes del Concilio, y cuyo Magisterio condenará siempre a este rebrote del modernismo, sin esperanza alguna para éste. m
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(1) Ver “Annexe à l´article du Père Basile” en L´Église, servante de la vérité. Regards sur le magistère. Essais réunis sous la direction de Bruno Le Pivain, Ad solem, 2007, p. 220-224, donde se transcribe y resume el Epitome juris canonici de Vermeersch y Creusen de 1937. (2) No tengáis miedo, recopilación de entrevistas con André Frossard, publicada en 1982, y después Cruzando el umbral de la esperanza, otra recopilación de entrevistas con Vittorio Messori, publicada en 1994. (3) Del Bautismo en el Jordán a la Transfiguración, publicado en 2007; Desde la entrada en Jerusalén a la Resurrección, publicado en 2011; La infancia de Jesús, publicado en 2012. (4) Luz del mundo: el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, publicado en 2010; Últimas conversaciones, publicado en 2016. (5) Francisco, “Entrevista con el fundador del diario italiano La Repubblica” en L´Osservatore romano, edición semanal del 4 de octubre de 2013; Francisco, Paroles en liberté, Éditions France Loisirs, 2016. Prefacio de Caroline Pigozzi. Introducción de Giovanni Maria Vian: se retoma allí la entrevista con Scalfari, p. 115-130. (6) Francisco, Rencontres avec Dominique Wolton: Politique et société, Éditions de l´Observatoire/ Humensis, 2017. Hay versión española: Política y sociedad: conversaciones con Dominique Wolton, Ediciones Encuentro, 2018. (7) Que todas las almas temerosas de Internet y demás lugares se tranquilicen: dejando a salvo el respeto debido a la Cátedra de Pedro y al Vicario de Cristo, recurrimos aquí al procedimiento de la analogía y, lejos de querer sugerir una identidad unívoca entre el Papa y Lutero, queremos solamente manifestar una semejanza que les vincula uno al otro sobre un punto muy particular y aislado. No queremos decir que Francisco es el nuevo Lutero del siglo XXI. Queremos solamente decir que Francisco recurre a un procedimiento de expresión que no deja de recordar a aquel al que recurrió el padre de la Reforma. Y que sea bien entendido: omnis comparatio claudicat. (8) Es en efecto con ocasión de un vuelo en avión (lo más a menudo a la vuelta de un viaje) cuando Francisco tiene costumbre de responder a las preguntas de los periodistas. (9) Se reproduce en el capítulo VII del libro ya citado: Rencontres… , p. 315-350. (10) Rencontres…, p. 316. (11) Más adelante dice que “la tortura, es un pecado”. La doctrina de la Iglesia hace aquí sin embargo una distinción importante: lo que es inmoral es torturar a un inocente. Cf. Prümmer, Manuale theologiae moralis, t. II, nº 119, p. 112-113. ¿La pena sensible del infierno no es una tortura? Y sin embargo Dios la inflige a los condenados: pertenece a la fe. Para justificar la opinión de Francisco, habría que decir: sea que Dios peca al infligir la pena del fuego del infierno, sea que esa pena no existe y no es de fe. La primera afirmación es una blasfemia y la segunda una herejía: “¡Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno!” (12) Rencontres… , p. 317-318. (13) San Vicente de Lerins, Commonitorium, libro I, nº 23, Migne latino, t. L, col. 668. (14) Concilio Vaticano I, constitución Dei Filius, capítulo I, DS 3020. (15) La Iglesia discente, con su sensus catholicus, tal y como puede expresarse en la profesión exterior de la fe y de la devoción, tiene ciertamente un papel a su nivel, pero solamente el papel de una ocasión, no de una causa. (16) La idea del diálogo es la idea maestra de la encíclica Ecclesiam suam de Pablo VI (6 de agosto de 1964), en particular en su número nº 32, donde se dice que se trata de “descubrir elementos de verdad aun en las opiniones ajenas”. (17) En tiempos del concilio Vaticano II, con ocasión de la 93ª asamblea general del 2 de octubre de 1964, el obispo de Orense don Ángel Temiño pidió que se revisara el nº 8 del esquema de la futura constitución Dei Verbum sobre la Revelación divina y la Tradición. La expresión utilizada (“Crescit enim tam rerum quam verborum intelligentia, tum ex contemplatione credentium, qui eam conferunt in corde suo, tum ex intima rerum spiritualium experientia”) podía según él dar a entender que el progreso dogmático derivaría exclusivamente de la evolución de la conciencia (Acta, vol. III, pars III, p. 236). (18) San Vicente de Lerins, Commonitorium, libro I, nº 2, Migne latino, t. L, col. 640. (19) Juan Bautista Franzelin, La Tradition divine, Courrier de Rome, 2008, 4ª sección, tesis 22-26, y muy en particular la tesis 24, p. 353-358; Louis Billot, Tradition et modernisme, Courrier de Rome, 2007, capítulos I y II, p. 1-90, sobre todo la tesis 4ª del capítulo I, nº 52-72. (20) Intervenciones: del cardenal Ruffini, con ocasión de la 91ª asamblea general del 30 de septiembre de 1964, Acta, vol. III, pars III, p. 144; del cardenal Browne y de monseñor Ferro, con ocasión de la 92ª asamblea general del 2 de octubre de 1964, Acta, vol. III, pars III, p. 188 y p. 207. “Veri nominis progressus traditionis intelligatur oportet attentis praeclaris verbis S. Vincentii Lirinensis: In ipsa catholica Ecclesia, magnopere curandum est ut id teneamus, quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est” (Mons. Ferro). (21) Cf. Prümmer, Manuale theologiae moralis, t. II, nº 118, p. 111-112. (22) Rencontres… , p. 321-322. (23) Rencontres… , p. 323. (24) Suma Teológica, II-II, cuestión 11, artículo 3. (25) Gaudet Mater Ecclesiae, discurso de 11 de octubre de 1962, en el acto de inauguración solemne del Concilio Vaticano II, nº 15.