El Gran Debate Harlow Shapley Evolución de la idea del tamaño galáctico Heber Curtis Dimensiones y estructura de la Galaxia
Bulletin of the National Research Council Vol. 2, Part 3 May, 1921, Number 11, pp 171-217
Traducción: R.A. Vázquez
EL GRAN DEBATE 9 de noviembre de 2004
´Indice I
Harlow Shapley
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1. Evoluci´ on de la idea del tama˜ no gal´ actico 5 1.1. Revisando la vecindad solar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1.2. Sobre las distancias de los c´ umulos globulares . . . . . . . . . . . . . 11 1.3. Las dimensiones y disposici´on del sistema gal´actico . . . . . . . . . . 20
II
Heber Curtis
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2. Dimensiones y estructura de la galaxia 22 2.1. Evidencia constru´ıda por las magnitudes de las estrellas . . . . . . . . 25 2.2. Las espirales como galaxias externas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
III
Notas de traducci´ on
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1
Parte I
Harlow Shapley 1.
Evoluci´ on de la idea del tama˜ no gal´ actico
Para el hombre primitivo el universo f´ısico 1 era antropoc´entrico. En un estado siguiente de progreso intelectual se lo coloc´o en un ´area restringida de la superficie de la tierra. Todav´ıa un poco m´as tarde, para Ptolomeo y su escuela, el universo era geoc´entrico; pero desde los tiempos de Cop´ernico el sol, en tanto que cuerpo dominante del sistema solar, se ha considerado que est´a en, o cerca de, el centro del campo estelar. Con el advenimiento de cada una de estas sucesivas concepciones, el sistema de estrellas ha devenido m´as grande de lo que se pensaba antes. De modo tal que la significaci´on del hombre y la Tierra en el esquema sideral ha disminuido con el avance del conocimiento del mundo f´ısico, y nuestra concepci´on de las dimensiones del universo estelar discernible ha cambiado progresivamente. ¿No es probable una evoluci´on ulterior de nuestras ideas? ¿Podemos mantener firmemente, de cara a la gran acumulaci´on de informaci´on nueva y relevante, nuestras viejas concepciones c´osmicas? Como consecuencia del excepcional crecimiento y actividad de los grandes observatorios, con sus m´etodos poderosos para analizar estrellas y sondear el espacio, hemos alcanzado una ´epoca, creo yo, donde se precisa otro avance. Nuestra concepci´on del sistema gal´actico debe ser extendida para mantener en una adecuada relaci´on los objetos que nuestros telescopios est´an encontrando; el sistema solar ya no puede mantener m´as una posici´on central. Los recientes estudios de c´ umulos y temas relacionados me parece a m´ı que no dejan alternativa a la creencia de que el sistema gal´actico es al menos diez veces m´as grande en di´ametro –al menos mil veces mayor en su volumen– de lo que se supon´ıa recientemente. El Dr. Curtis 2 , sostiene, por otro lado, que el sistema gal´actico tiene las dimensiones y disposici´on que le asignaron los analistas de la estructura sideral –´el justifica los puntos de vista sostenidos hace m´as o menos una d´ecada por Newcomb, Charlier, Eddington, Hertzprung, y otros l´ıderes en astronom´ıa estelar. En contraste a mi presente estimaci´on de un di´ametros de al menos trescientos mil a˜ nos luz Curtis bosqueja su posici´on como sigue 3 : En relaci´on a las dimensiones de la galaxia indicada como la V´ıa L´actea, hasta recientemente ha habido un buen grado de uniformidad en las estimaciones de aquellos quienes investigaron el asunto. Pr´acticamente todos han deducido di´ametros de 7,000 a 30,000 a˜ nos luz. Yo asumo como m´aximo di´ametro 30,000 a˜ nos luz para representar suficientemente bien esta antigua visi´on a la cual yo suscribo aunque es muy ciertamente demasiado grande.
Pienso que deber´ıa ser se˜ nalado que cuando Newcomb escribi´o sobre este punto hace 20 a˜ nos, el conocimiento de los factores especiales que tienen que ver directamente con el tama˜ no del universo era extremadamente fragmentario comparado con 1
la palabra “universo” se usa en este trabajo en el sentido restricto, como lo aplicable al total de los sistemas siderales que ahora sabemos que existen. 2 Ver Parte II de este art´ıculo, de Heber D. Curtis 3 Acotada de una copia manuscrita de su charla de Washington
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la informaci´on de hoy d´ıa. En 1900, por ejemplo, se conoc´ıa el movimiento radial de alrededor de 300 estrellas; ahora conocemos las velocidades radiales de miles. Estaban registradas las distancias exactas para posiblemente 150 de las estrellas m´as brillantes, y ahora para tanto como diez veces m´as. Por entonces hab´ıa espectros para menos de un d´ecimo de las estrellas para las cuales hoy tenemos tipos. No se sab´ıa pr´acticamente nada en ese tiempo de los m´etodos fotom´etricos y espectrosc´opicos para determinar distancias; nada de las velocidades radiales de c´ umulos globulares o de las nebulosas espirales, o siquiera el fen´omeno de la corriente de estrellas100 . Como una indicaci´on adicional de la importancia de examinar de nuevo el tama˜ no 101 de los sistemas estelares, consideremos el gran c´ umulo globular en H´ercules –una vasta organizaci´on sideral respecto de la cual ten´ıamos, hasta recientemente, vagas ideas. Debido a las investigaciones extensas y variadas, llevadas a cabo durante los u ´ltimos a˜ nos en Mount Wilson y otras partes, ahora sabemos las posiciones, magnitudes, y colores de todas las estrellas m´as brillantes, y muchas relaciones entre color, magnitud y distancia desde el centro, y la densidad estelar. Conocemos algunas de estas correlaciones importantes con mayor certeza en el c´ umulo de H´ercules que en los alrededores del sol. Ahora tenemos espectros de muchas de las estrellas individuales, y el tipo espectral y la velocidad radial del c´ umulo como un todo. Sabemos los tipos y per´ıodos de la variaci´on de luz de sus estrellas variables, los colores y tipos espectrales de estas variables, y algo tambi´en sobre la luminosidad absoluta de las estrellas m´as brillantes del c´ umulo a partir de la apariencia de sus espectros. ¿Es sorprendente, entonces, que nos aventuremos a determinar la distancia de Messier 13 y sistemas similares con m´as confianza de lo que era posible hace 10 a˜ nos cuando ninguno de estos hechos era conocido, o incluso seriamente considerados en especulaciones c´osmicas? Si ´el escribiera ahora, con el conocimiento de estos desarrollos relevantes, yo creo que Newcomb no mantendr´ıa su primitivo punto de vista sobre las probables dimensiones del sistema gal´actico. Por ejemplo, el Profesor Kapteyn ha encontrado ocasi´on, con el progreso de sus elaborados estudios de leyes y de luminosidades estelares y densidad, de indicar dimensiones mayores de la galaxia que las aceptadas anteriormente. En un paper a punto de aparecer como Mount Wilson Contribution, No. 188 4 , ´el encuentra, como resultado de la investigaci´on que se extiende por m´as de 20 a˜ nos, que la densidad de estrellas a lo largo del plano gal´actico es muy apreciable a una distancia de 40,000 a˜ nos luz - dando un di´ametro del sistema gal´actico, sin contar nubes de estrellas distantes de la V´ıa L´actea, cerca de tres veces el valor que Curtis acepta como un m´aximo para la galaxia entera. De igual modo Russell, Eddington, y, creo yo, Hertzprung, ahora suscriben a mayores valores de dimensiones gal´acticas; y Charlier, en una disertaci´on reciente ante la Swedish Astronomical Association, ha aceptado los rasgos esenciales de la galaxia m´as grande, aunque anteriormente ´el identific´o el sistema local de estrellas B con todo el sistema gal´actico y obtuvo distancias de los c´ umulos y dimensiones de la galaxia solamente un cent´esimo m´as grande que las que yo derivo. 4
La contribuci´on est´a publicada conjuntamente con el Dr. van Rhijn
3
1.1.
Revisando la vecindad solar
Recordemos primero que el universo estelar, tal como lo conocemos, parece ser un esferoide muy oblado o un elipsoide –un sistema de forma de disco compuesto principalmente por estrellas y nebulosas. El sistema solar no est´a lejos del plano medio de esta organizaci´on achatada a la cual llamamos el sistema gal´actico. Mirando hacia fuera del plano vemos relativamente pocas estrellas; mirando a lo largo del plano, a gran profundidad del espacio poblado de estrellas, vemos grandes cantidades de objetos sid´ereos conformando la banda de luz que llamamos la V´ıa L´actea. Los c´ umulos estelares ligeramente organizados, tales como las Pl´eyades, las nebulosas difusas tales como la gran nebulosa de Ori´on, las nebulosas planetarias, de las cuales la nebulosa de anillo en Lyra es un buen ejemplo, las nebulosas oscuras todos estos tipos siderales parecen ser una parte del gran sistema gal´actico, y yacen casi exclusivamente a lo largo del plano de la V´ıa L´actea. Los c´ umulos globulares, aunque no en la V´ıa L´actea, est´an tambi´en vinculados con el sistema gal´actico; las nebulosas espirales parecen ser objetos distantes principalmente si no enteramente fuera de las partes m´as pobladas de la regi´on gal´actica. Esta concepci´on del sistema gal´actico, como una organizaci´on de estrellas y nebulosas achatada con forma de reloj pulsera, con c´ umulos globulares y nebulosas espirales como objetos externos, es generalmente bien aceptada sobre todo por los que estudian este aspecto; pero en el asunto de las distancias de los varios objetos siderales –el tama˜ no del sistema gal´actico– hay, como se sugiri´o arriba, opiniones ampliamente divergentes. Por lo tanto, primero consideremos r´apidamente las dimensiones de aquella parte del universo estelar respecto de la cual hay unanimidad esencial de opini´on, y m´as tarde discutamos en m´as detalle el campo mayor, donde parecer´ıa haber una necesidad de modificaci´on de la visi´on convencional m´as vieja.
Figura 1: La regi´on de los Apeninos sobre lasuperficie de la luna fotografiada con el telescopio de 100 pulgadas. Fotograf´ıa de F. G. Pease Posiblemente la forma m´as conveniente de ilustrar la escala del universo sideral es en t´erminos de nuestras unidades de medici´on, yendo de las unidades terrestres a aquellas de los sistemas estelares. Sobre la superficie de la Tierra expresamos las distancias en unidades tales como pulgadas, pies o millas. Sobre la Luna, como se ve en la fotograf´ıa que se acompa˜ na, hecha con el telescopio reflector de 100 4
Figura 2: Un grupo de spots solares que aparecieron en Febrero de 1920 y duraron 100 d´ıas. Las regiones sombreadas y no sombreadas indican polaridades magn´eticas de signos opuestos. Dibujo de S. B. Nicholson.
Figura 3: Dos fotograf´ıas sucesivas sobre la misma placa de la nebulosa difusa N. G. C. 221, hecha con el reflector de 100 pulgadas para ilustrar la posibilidad de incrementar grandemente el poder fotogr´afico de un gran reflector usando piezas accesorias. El tiempo de exposici´ on del cuadro a la izquierda fue de quince minutos; fue de cinco minutos para el cuadro de la derecha, hecho con la ayuda del intensificador fotogr´afico descripto en Proc. Nat. Acad. Sci., 6., 127, 1920. Para preparar la figura las dos fotograf´ıas fueron llevadas a la misma escala.
pulgadas, la milla es todav´ıa una unidad de medici´on usable; una escala de 100 millas est´a indicada en la escena lunar. Nuestra escala de medici´on debe ser incrementada enormemente, sin embargo, cuando consideramos las dimensiones de una estrella -distancias sobre la superficie de nuestro sol, por ejemplo. Los largos spots solares mostrados en la ilustraci´on no pueden ser medidos convenientemente en unidades apropiadas para distancias terrestres –en efecto, la Tierra misma no es demasiado grande de ninguna manera. La unidad para medir las distancias desde el sol a sus planetas sat´elites, es, sin embargo, 12,000 veces el di´ametro de la Tierra; es la llamada unidad astron´omica, 5
la distancia promedio de la Tierra al sol. Esta unidad, de 93,000,000 de millas de longitud, es adecuada para las distancias de planetas y cometas. Probablemente deber´ıa ser suficiente para medir las distancias de cualquier cometa o planetas que pudiera haber en la vecindad de otras estrellas; pero ´esta, a su vez, es inapropiada para expresar las distancias de una estrella a otra, puesto que algunas de ellas est´an a cientos de millones, incluso miles de millones de unidades astron´omicas lejos. Esto nos lleva a abandonar la unidad astron´omica y a introducir el a˜ no luz como medida para sondear la profundidad del espacio estelar. La distancia que la luz viaja en un a˜ no es algo menos de seis millones de millones de millas. La distancia de la Tierra al sol es, en esas unidades, ocho minutos luz. La distancia a la Luna es 1.2 segundos luz. En algunas fases de nuestros problemas astron´omicos (estudiando fotograf´ıas de espectros estelares) hacemos medidas microsc´opicas directas de diez mil´esimos de pulgada; e indirectamente medimos cambios en la longitud de onda de la luz un mill´on de veces m´as peque˜ nos que esto; al discutir la distribuci´on de c´ umulos globulares en el espacio, debemos medir cien mil a˜ nos luz. Expresando estas medidas, grandes y peque˜ nas, con referencia a la velocidad de la luz, tenemos una ilustraci´on de la escala del universo del astr´onomo - sus medidas van desde la trillon´esima parte de la billon´esima parte de un segundo luz, a m´as de un mill´on de siglos luz. La raz´on de la medida m´as grande a la m´as peque˜ na es como 1033 a 1. Debe ser notado que la luz juega un rol absoluto en el estudio del universo; conocemos la f´ısica y la qu´ımica de las estrella s´olamente a trav´es de su luz, y expresamos sus distancias desde nosotros por medio de la velocidad de la luz. El a˜ no luz, adem´as, tiene un doble valor en la exploraci´on sideral; es geom´etrico, como hemos visto, y es hist´orico. Nos cuenta no s´olamente cu´an lejos est´a un objeto, sino tambi´en, cu´anto tiempo hace que la luz que examinamos empez´o su camino. Usted no ve el sol donde est´a ahora, sino donde estaba hace ocho minutos. Ustedes no ven las estrellas d´ebiles de la V´ıa L´actea como son ahora, sino probablemente como eran ellas cuando las pir´amides de Egipto fueron construidas; y los antiguos egipcios las vieron como fueron ellas en un tiempo todav´ıa m´as remoto. Por lo tanto estamos cronol´ogicamente lejos de los eventos cuando estudiamos las condiciones o conducta din´amica en sistemas estelares remotos; los movimientos, emisiones de luz, y variaciones investigadas ahora en el c´ umulo de H´ercules no son contempor´aneos sino, si mi valor de la distancia es correcto, ellos son fen´omenos de hace 36,000 a˜ nos. La gran antig¨ uedad de estos pulsos de energ´ıa radiante que arriban no representan, no obstante, desventaja alguna; en efecto, su antig¨ uedad ha devenido un buen prop´osito al testear la velocidad de la evoluci´on estelar, al indicar las enormes edades de las estrellas, al sugerir la vasta extensi´on del universo en el tiempo y en el espacio. Tomando el a˜ no luz como una unidad satisfactoria para expresar las dimensiones de los sistemas siderales, consideremos las distancias de las estrellas cercanas y los c´ umulos, y r´apidamente mencionemos los m´etodos para deducir sus posiciones espaciales. Para objetos estelares cercanos podemos hacer medidas trigonom´etricas directas de las distancias (paralajes), usando la ´orbita de la Tierra o el camino del sol en el espacio como l´ınea de base. Para muchas de las m´as distantes estrellas est´an disponibles m´etodos espectrosc´opicos, usando la apariencia de los espectros estelares y el brillo aparente de las estrellas f´acilemnte medible. Para ciertos tipos de estrellas, muy distantes para datos espectrosc´opicos, existe todav´ıa la chance de obtener 6
la distancia por medio de m´etodos fotom´etricos. Este m´etodo es particularmente adecuado para estudios de c´ umulos globulares; consiste en determinar primero, por algunos medios, la luminosidad real de una estrella, esto es la as´ı llamada magnitud absoluta, y segundo, en medir su magnitud aparente. Obviamente, si una estrella de brillo real conocido se aleja a distancias cada vez mayores, su brillo aparente disminuye; por esto, para tales estrellas de magnitud absoluta conocida, es posible usar una simple f´ormula para determinar la distancia al medir la magnitud aparente. Parece por lo tanto, que aunque el espacio puede ser explorado a distancias de solamente unos pocos cientos de a˜ nos luz por m´etodos trigonom´etricos directos, no estamos obligados, por nuestra incapacidad de medir ´angulos todav´ıa m´as peque˜ nos, a extrapolar inciertamente o a hacer vagas adivinaciones relativas a las regiones m´as distantes del espacio, puesto que las distancias determinadas trigonom´etricamente pueden ser usadas para calibrar las herramientas de los m´etodos m´as nuevos y menos restrictivos. Por ejemplo, los m´etodos trigonom´etricos de medir la distancia a la Luna, el sol, y las estrellas m´as pr´oximas, son decididamente indirectos, comparados con las mediciones lineales de las distancias sobre la superficie de la Tierra, pero no son por esta raz´on ni inexactos ni cuestionables en principio. Los m´etodos espectrosc´opicos o fotom´etricos para medir grandes distancias estelares son tambi´en indirectos, comparados con las mediciones trigonom´etricas de peque˜ nas distancias estelares, pero ellos tampoco son por esa raz´on no cre´ıbles o de dudoso valor. Estas grandes distancias no son extrapolaciones. Por ejemplo, en el m´etodo espectrosc´opico, las magnitudes absolutas derivadas de distancias medidas trigonom´etricamente se usan para derivar las curvas que relacionan las caracter´ısticas espectrales con la magnitud absoluta; y las paralajes espectrosc´opicas de estrellas individuales (sean cercanas o remotas) son, casi sin excepci´on, interpolaciones. De tal modo que los datos de las estrellas m´as pr´oximas se usan para prop´osito de calibraci´on, no como base de extrapolaci´on. Por uno u otro m´etodo, las distancias de alrededor de 3,000 estrellas individuales en la vecindad solar han sido determinadas hasta ahora; s´olamente unas pocas est´an dentro de los diez a˜ nos luz en torno al sol. A una distancia de casi 130 a˜ nos luz encontramos las Hyades, el bien conocido c´ umulo de estrellas (visibles) a ojo desnudo; a una distancia de 600 a˜ nos luz, seg´ un las investigaciones extensivas de Kapteyn, llegamos al grupo de estrellas azules de Orion –otro c´ umulo f´ısicamente organizado compuesto de gigantes luminosas. A distancias comparables a los valores de arriba encontramos tambi´en el grupo de Scorpio–Centaurus, las Pl´eyades, el sistema de Ursa Major. Estos c´ umulos cercanos son espec´ıficamente mencionados por dos razones. En primer lugar yo deseo se˜ nalar la prevalencia a trav´es de todo el sistema gal´actico de c´ umulos de estrellas, variadamente organizados, tanto en densidad estelar como contenido estelar total. La organizaci´on gravitacional de las estrellas es un rasgo fundamental en el universo –una estrella doble es un aspecto de un c´ umulo estelar, un sistema gal´actico es otro. Podemos, en verdad, trazar el hecho de aglomeramientos desde el m´as rico de los c´ umulos globulares aislados tales como el sistema en H´ercules, a los grupos m´as cercanos pobremente organizados tipificados en las estrellas brillantes de Ursa Major. A unas cien veces respecto de su presente distancia, el c´ umulo de Orion deber´ıa lucir muy parecido a Messier 37 o Messier 11; las 7
‘apariencias’ de los c´ umulos telesc´opicos tienen la forma general y la densidad estelar de las Pl´eyades y las Hyades. La diferencia entre los c´ umulos brillantes y los d´ebiles del sistema gal´actico parece naturalmente ser s´olamente un asunto de distancia. En segundo lugar, deseo enfatizar el hecho de que las estrellas cercanas que usamos como est´andares de luminosidad, particularmente las estrellas azules de tipo espectral B, son miembros de c´ umulos estelares. En esto yace el punto m´as importante en la aplicaci´on de los m´etodos fotom´etricos. Podr´ıamos, quiz´as, cuestionar la validez de comparar las estrellas aisladas en la vecindad del sol con estrellas en un c´ umulo compacto; pero la comparaci´on de estrellas de los c´ umulos pr´oximos con las estrellas de los c´ umulos remotos es enteramente razonable, puesto que ahora estamos tan lejos de las nociones antropoc´entricas que resulta tonto postular que las distancias en la Tierra no tienen nada que ver con el brillo intr´ınseco de las estrellas.
1.2.
Sobre las distancias de los c´ umulos globulares
1. Como se dijo arriba, los astr´onomos est´an de acuerdo sobre las distancias a las estrellas cercanas y los grupos estelares –la escala de la parte del universo que podemos llamar el dominio solar. Pero todav´ıa hay una falta de acuerdo relativo a las distancias de los c´ umulos remotos, estrellas y nubes de estrellas –la escala del sistema gal´actico total. El desacuerdo en esto u ´ltimo en particular no es una peque˜ na diferencia de un poco por ciento, un argumento sobre un detalle menor; es un asunto de mil por ciento o m´as. Curtis sostiene que la dimensi´on que yo encuentro para el sistema gal´actico deber´ıa ser dividida por diez o m´as (ver acotaci´on de p´agina 172 --as´ı est´a en el original; en el presente texto la nota se encuentra en la pagina 6 ); por lo tanto, este tama˜ no gal´actico no justifica la manera de interpretar las nebulosas espirales como galaxias comparables (una teor´ıa que ´el favorece sobre otras bases pero considera incompatible con valores mayores de las dimensiones gal´acticas). En su disertaci´on de Washington sin embargo, ´el simplific´o grandemente la discusi´on presente al aceptar los resultados de recientes estudios sobre los siguientes puntos: Proposici´ on A. - Los c´ umulos globulares forman parte de nuestra galaxia; por lo tanto el propio sistema gal´actico es muy probablemente no menor que el tama˜ no del sistema subordinado de c´ umulos globulares. Proposici´ on B. - Las distancias derivadas en Mount Wilson para los c´ umulos globulares relativas entre uno y otro son esencialmente correctas. Esto implica entre otras cosas que (1) la absorci´on de la luz en el espacio no ha afectado apreciablemente los resultados, y (2) los c´ umulos globulares son muy semejantes en estructura y constituci´on, difiriendo principalmente en distancia. (Estos valores relativos est´an basados sobre di´ametros aparentes, magnitudes integradas, la magnitud de gigantes individuales o grupos de gigantes, y variables Cefeidas; Charlier ha obtenido los mismos resultados a partir solamente de di´ametros aparentes, y Lundmark a partir de di´ametros aparentes y magnitudes integradas.) Proposici´ on C. - Las estrellas en c´ umulos y en partes distantes de la V´ıa L´actea 8
no son peculiares - esto es, la uniformidad de condiciones y fen´omenos estelares naturalmente prevalece a trav´es del sistema gal´actico. Compartimos la misma opini´on, yo creo, sobre los siguientes puntos: a. El sistema gal´actico es una organizaci´on estelar extremadamente aplanada, y la apariencia de la V´ıa L´actea est´a parcialmente debida a la existencia de distintas nubes de estrellas, y es parcialmente el resultado de la profundidad a lo largo del plano gal´actico. b. Las nebulosas espirales son principalmente objetos muy distantes, probablemente no miembros f´ısicos de nuestro sistema gal´actico. c. Si nuestra galaxia se aproxima a una dimensi´on de mayor orden, emerge entonces una dificultad seria para la teor´ıa que las espirales son galaxias de estrellas comparables en tama˜ no con la nuestra: ser´ıa necesario suscribir grandes (e) imposibles magnitudes a las nuevas estrellas que aparecen en las nebulosas espirales. 2. A trav´es de un acuerdo aproximado sobre los puntos de arriba se aclara el camino, de modo que se puede establecer claramente la diferencia destacada: Curtis no cree que el valor num´erico de la distancia que yo derivo para cualquier c´ umulo globular est´e en el orden correcto de magnitud. 3. El presente problema puede ser estrechamente restringido por lo tanto, y puede ser reformulado como sigue: mostrar que cualquier c´ umulo globular es tan distante como se deriva en Mount Wilson; entonces la distancia de otros c´ umulos ser´a aproximadamente correcta (ver Proposici´on B), el sistema de c´ umulos y el sistema gal´actico tendr´an dimensiones del orden asignado (ver Proposici´on A), y la teor´ıa de ‘la galaxia comparable’ de las espirales102 se encontrar´a con una seria aunque quiz´a no insuperable dificultad. En otras palabras, para mantener mi posici´on alcanzar´a con mostrar que cualquiera de los c´ umulos globulares brillantes tiene m´as o menos la distancia en a˜ nos luz dada 5 debajo, en lugar de una distancia de un d´ecimo de este valor o menos : C´ umulo Messier 13 Messier 3 Messier 5 Omega Centauri
Dist. en a. l. 36,000 45,000 38,000 21,000
Mag. fotom´etrica Aparente Absoluta 13.75 −1,5 14.23 −1,5 13.97 −1,4 12.3: −1,8 :
Similarmente deber´ıa alcanzar con mostrar que los objetos brillantes en los c´ umulos son gigantes (cf. u ´ltima columna arriba), m´as que estrellas de luminosidad solar. 5
En el borrador final del siguiente art´ıculo Curtis ha calificado su aceptaci´on de las precedentes proposiciones de tal manera que en algunos detalles num´ericos las comparaciones dadas abajo no son m´as v´alidamente aplicables a sus argumentos; yo creo, sin embargo, que las comparaciones contrastan correctamente la visi´on presente con aquella generalmente aceptadas hace unos a˜ nos.
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4. A partir de las observaciones sabemos que alguno o todos estos cuatro c´ umulos contienen: a. Un intervalo de al menos nueve magnitudes (aparente y absoluta) entre las estrellas m´as d´ebiles y brillantes. b. Un rango de ´ındice de color entre −0,5 y +2.0, correspondiente al rango total de color com´ unmente encontrado entre los ensambles de estrellas. c. Estrellas de los tipos B, A, F, G, K, M (de observaciones directas de espectros), y que esos tipos est´an en suficiente acuerdo con las clases de color para permitir el uso de estas u ´ltimas en consideraciones estad´ısticas ordinarias donde los espectros a´ un no se conocen. d. Cefeidas y variables de c´ umulo que son ciertamente an´alogas a las variables gal´acticas de los mismos tipos, en espectro, cambio de color, longitud de per´ıodo, cantidad de la variaci´on de luz, y todas las caracter´ısticas de la curva de luz. e. Variables irregulares, rojas, de peque˜ no rango, del tipo Alpha Orionis103 , entre las estrellas m´as brillantes de c´ umulo. f. Muchas estrellas rojas y amarillas de magnitud aproximada a las de las estrellas azules, en obvio acuerdo con los fen´omenos de estrellas gigantes del sistema gal´actico, y en claro desacuerdo con todo lo que sabemos de la relaci´on color magnitud para estrellas enanas. 5. A partir de estas consideraciones preliminares enfatizamos dos deducciones especiales: Primero, un c´ umulo globular es un “universo” bellamente completo por si mismo, con fen´omenos estelares t´ıpicos y representativos, incluyendo varias clases de estrellas que en la vecindad solar son reconocidas como gigantes en luminosidad. Segundo, estamos muy afortunadamente situados para el estudio de c´ umulos distantes - hacia el lado de afuera m´as que hacia adentro. De aqu´ı que obtenemos una vista dimensional comprensiva, podemos determinar luminosidades reales relativas en lugar de luminosidades aparentes relativas, y tenemos la distintiva ventaja que las estrellas m´as luminosas son f´acilmente aislables y la mayor´ıa f´acilmente estudiadas. Ninguna de las estrellas brillantes de un c´ umulo se nos escapa. Si las gigantes y super gigantes est´an all´ı, ellas son necesariamente las estrellas que estudiamos. No podemos manejarnos leg´ıtimamente con los brillos promedio de las estrellas en los c´ umulos globulares, porque los l´ımites d´ebiles est´an aparentemente muy lejos de nuestro presente poder telesc´opico. Nuestras fotograf´ıas ordinarias registran s´olamente los m´as poderosos radiadores –que acompa˜ nan un rango de tres o cuatro magnitudes al tope de la escala de magnitud absoluta– mientras que en el dominio solar tenemos conocido un rango extremo de 20 magnitudes en brillo absoluto, y un intervalo generalmente estudiado de 12 o m´as magnitudes. 6. Examinemos algunas de las condiciones que existir´ıan en el c´ umulo de H´ercules (Messier 13) sobre la base de dos valores opuestos de su distancia: a. Las estrellas azules.- Desde hace largo tiempo los colores de las estrellas han sido reconocidos como caracter´ısticos de tipos espectrales y como de invalorable ayuda en el estudio de las estrellas d´ebiles para las que las observaciones espectrosc´opicas 10
36,000 a. l. a. Magnitud absoluta media fotogr´afica de estrellas azules C.I. < 0,0 0 b. Magnitud absoluta fotogr´afica m´axima de estrellas de c´ umulos de -1.0 a -2.0 c. Magnitudes absolutas medias fotovisuales de Cefeidas de largo per´ıodo −2 d. Movimiento propio anual hipot´etico 0”.004
3,600 a. l. o menos +5, o m´as d´ebil +3.2, o m´as d´ebil
+3, o m´as d´ebil 0”.04, o mayor
son dif´ıciles o imposibles. El ´ındice de color, como se lo usa en Mount Wilson, es la diferencia entre la llamada magnitud fotogr´afica (pg) y la magnitud fotovisual (pv.)la diferencia entre la brillantez de objetos en luz azul-violeta y en amarillo–verde. Para un ´ındice de color negativo (C. I. = pg. - pv. < 0,0) las estrellas son llamadas azules y el tipo espectral correspondiente es B; para estrellas amarillas, como el sol (tipo G), el ´ındice de color es alrededor de +0.8 mag.; para estrellas m´as rojas (tipos K, M) el ´ındice de color excede una magnitud. Un resultado temprano del estudio fotogr´afico de Messier 13 en Mount Wilson fue el descubrimiento de un gran n´ umero de ´ındices de color negativos. Similares resultados fueron obtenidos m´as tarde en otros c´ umulos globulares y abiertos, y entre las estrellas de las nubes gal´acticas. Naturalmente, estos ´ındices de colores negativos en c´ umulos han sido tomados sin cuestionamiento para indicar estrellas de tipo B –una suposici´on que ha sido verificada espectrosc´opicamente m´as tarde con los reflectores de Mount Wilson 6 La existencia de estrellas de tipo B de magnitud 15 en el c´ umulo de H´ercules parece responder decisivamente la pregunta de su distancia, porque las estrellas B de la vecindad solar son invariablemente gigantes (m´as de 100 veces m´as brillantes que el sol, en promedio), y una estrella gigante tal pueden parecer de magnitud 15 solamente si est´an a m´as de 30,000 a˜ nos luz de distancia. Tenemos abundancia de material sobre distancias y magnitudes absolutas de cientos de estrellas B cercanas - hay medidas directas de distancias, as´ı como distancias medias determinadas a partir de movimientos paral´acticos, a partir de curvas de luminosidad observadas, a partir de stream motions, y de velocidades radiales combinadas con movimientos propios. Russell, Plummer, Charlier, Eddington, Kapteyn, y otros han trabajado sobre estas estrellas con el resultado universal de encontrarlas gigantes. El estudio de Kapteyn sobre las estrellas B es un cl´asico de la astronom´ıa estelar moderna; sus m´etodos son principalmente los bien probados m´etodos usados generalmente para estudios de estrellas cercanas. En sus varias listas de estrellas B m´as del setenta por ciento son m´as brillantes que magnitud fotogr´afica absoluta cero 7 y solamente dos entre 424 son m´as d´ebiles que +3. Este resultado deber´ıa ser 6
Adams y van Maanen publicaron hace varios a˜ nos las velocidades radiales y espectros de un n´ umero de estrellas B en el c´ umulo doble de Perseus, Ast. Jour., Albany, N.Y., 27, 1913 (187-188). 7 las estrellas de tipos B8 y B9 son usualmente tratadas junto con las de tipo A en la discusi´on estad´ıstica; incluso si ellas son incluidas con las B, el 64 por ciento de las magnitudes absolutas de
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comparado con los requerimientos mencionados arriba de que las estrellas azules de Messier 13 deber´ıan ser de +5 o m´as d´ebiles en la media, si la distancia del c´ umulo es 3,600 a˜ nos luz o menos, y ninguna estrella en el c´ umulo deber´ıa ser m´as brillante que +3. Podr´ıa hacerse una pregunta en cuanto a la completitud del material usado por Kapteyn y otros, ya que si s´olamente se estudian las estrellas aparentemente brillantes, las magnitudes absolutas medias pueden ser altas tambi´en. Kapteyn, sin embargo, tiene poca duda sobre sus n´ umeros, y una investigaci´on 8 de la distribuci´on de estrellas de tipo B, basada en el Henry Draper Catalogue, muestra que las estrellas B d´ebiles no est´an presentes en la regi´on de Ori´on estudiada por Kapteyn. El censo entre los c´ umulos locales parece estar pr´acticamente completo sin revelar ninguna estrella B tan d´ebil como +5. Pero si el c´ umulo de H´ercules estuviera no m´as distante que 3,600 a˜ nos luz, sus estrellas B ser´ıan casi tan d´ebiles como el sol, y la uniformidad admitida a trav´es del sistema gal´actico (Proposici´on C) would be gain-said: ya que, cerca de la Tierra, en c´ umulos o no, las estrellas B ser´ıan gigantes, pero lejos de la Tierra, en todas las direcciones, en las nubes de la Via L´actea o en c´ umulos, ellas ser´ıan enanas –y la teor´ıa antropoc´entrica podr´ıa tomar impulso nuevamente. Enfaticemos nuevamente que las estrellas azules cercanas y distantes que estamos comparando son todas estrellas de c´ umulos, y que no parece haber ning´ un quiebre marcado en la gradaci´on de los c´ umulos, ni en contenido total ni en distancia, desde Ori´on pasando por los c´ umulos d´ebiles hasta Messier 13. b. La magnitud absoluta visual m´axima de estrellas de c´ umulos.- En varios grupos cercanos y c´ umulos el brillo absoluto fotogr´afico m´aximo, determinado con medidas directas de paralaje o corrientes de movimiento, o ambos, se sabe que excede los siguientes valores: Sistema Sistema Ursa Major C´ umulo m´ovil en Perseus Hyades C´ umulo de Escorpio-Centauro C´ umulo de la nebulosa de Ori´on Pl´eyades Grupo 61 Cygni
M −1,0 −0,5 +1.0 −2,5 −2,5 −1,0 +1.0
No se conoce ning´ un grupo f´ısico cercano, con la posible excepci´on de 61 Cygnus drift9 , en el cual las estrellas m´as brillantes son m´as d´ebiles que +1.0. La media M de la lista de c´ umulos de arriba es -0.8; pero para todos los grupos f´ısicos distantes Kapteyn son m´as brillantes que cero y solamente el 4 por ciento son m´as d´ebiles que +2. Ninguna estrella de tipos B8 o B9 m´as d´ebiles que +3 est´an en la lista de Kapteyn. 8 Shapley, H., Proceedings Nat. Acad. Sci., 5, 1900 (434-440); un tratamiento adicional de este problema aparecer´a en una salida de Mount Wilson Contribution. 9 La magnitud absoluta visual de ² Virginis (espectro G6) es 0.0 de acuerdo con las paralajes espectrosc´opicas de Mount Wilson gentilmente comunicadas por Mr. Adams.
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debe ser +3 o m´as d´ebil (no obstante la existencia cierta dentro de ellos de variables Cefeidas y estrellas tipo B), si la distancia de Messier 13 es 3,600 a˜ nos luz o menos. Incluso si la distancia fuera 8,000 a˜ nos luz, como sugiere Curtis en el siguiente art´ıculo, la media M necesitar´ıa ser +1.4 o m´as d´ebil –un valor todav´ıa irreconciliable con observaciones de c´ umulos cercanos. El requerimiento de que las estrellas brillantes en un c´ umulo globular deber´ıan ser a lo m´aximo solamente dos magnitudes m´as brillantes que nuestro sol es equivalente a decir que en Messier 13 no hay ninguna gigante verdadera entre sus treinta mil o m´as estrellas. Es esencialmente equivalente, en vista de la Proposici´on B, a sostener que en los dos o tres millones de estrellas en c´ umulos distantes (cerca de medio mill´on de esas estrellas han sido fotografiadas) no hay una estrella gigante m´as brillante que magnitud absoluta fotogr´afica +2. Y reci´en hemos visto que las medidas directas muestran que todos nuestros c´ umulos cercanos contienen tales estrellas gigantes; en verdad, algunos parecen estar compuestos principalmente por gigantes. Como una prueba adicional de las distancias de los c´ umulos globulares, una herramienta especial fue usada con el reflector Hooker. Con un prisma delgado ubicado en el haz convergente inmediatamente antes del foco podemos fotografiar para una estrella (o para cada una de un grupo de estrellas) un peque˜ no espectro que se extiende no s´olo a trav´es de la regi´on azul sino tambi´en por el amarillo y el rojo. Usando placas fotogr´aficas preparadas especialmente, sensibles en el azul y el rojo pero relativamente insensibles en el verde–amarillo, los espectros peque˜ nos son divididos en el medio y la intensidad relativa de las partes azules y rojas depende, como es bien conocido, del tipo espectral y la magnitud absoluta; las gigantes y enanas del mismo tipo en el sistema de Harvard de clasificaci´on espectral, muestran espectros marcadamente diferentes. Se conocen los tipos espectrales de cuarenta o cincuenta de las estrellas m´as brillantes en el c´ umulo de H´ercules, clasificadas como es usual sobre la base de las l´ıneas espectrales. Usando la herramienta descrita arriba, un n´ umero de estas estrellas fue fotografiado lado por lado sobre la misma placa con las gigantes y enanas bien conocidas de la vecindad solar de las cuales las distancias y las magnitudes absolutas dependen de medidas directas de paralajes. Sobre la base de la distancia m´as peque˜ na de Messier 13, los espectros de las estrellas de este c´ umulo (siendo entonces de magnitud absoluta m´as d´ebiles que +4) deber´ıan parecerse a los espectros de las enanas. Pero las placas muestran claramente que las estrellas del c´ umulo son iguales en brillo absoluto e incluso exceden a las gigantes un resultado esperado si la distancia es del orden de 36,000 a˜ nos luz. El procedimiento de m´as arriba es una variaci´on del m´etodo de Adams y sus asociados sobre estrellas m´as brillantes donde puede alcanzarse suficiente dispersi´on para permitir la intercomparaci´on fotom´etricas de l´ıneas espectrales sensitivas. Tan lejos como ha sido aplicado a c´ umulos, el m´etodo espectrosc´opico usual justifica la conclusi´on de arriba de que las estrellas rojas y amarillas en c´ umulos son gigantes. Un argumento sobre el cual Curtis ha insistido mucho es que la magnitud absoluta promedio de las estrellas alrededor del sol es igual o m´as d´ebil que la brillantez solar, y entonces, que las estrellas promedio que vemos en c´ umulos son tambi´en enanas. O, puesto en otra forma, ´el argumenta que puesto que la clase espectral media de un c´ umulo globular es del tipo solar y que la estrella de tipo solar promedio cerca del sol es de luminosidd solar, las estrellas fotografiadas en c´ umulos globulares 13
deben ser de luminosidad solar y por lo tanto no distantes. Esta deducci´on que el sostiene est´a de acuerdo con la proposici´on C - uniformidad a trav´es de todo el universo. Pero al bosquejar las conclusiones, Curtis ignora aparentemente, la existencia muy com´ un de estrellas rojas y amarillas gigantes en sistemas estelares, y segundo, la circunstancia mencionada arriba en la Secci´on 5 que al tratar un sistema externo distante observamos primero naturalmente sus estrellas gigantes. Si el material no es mutuamente extensivo en el dominio solar y en el c´ umulo remoto (y ciertamente no lo es para estrellas de todos los tipos), entonces la comparaci´on de promedios significa nada a causa de la obvia y vital selecci´on de estrellas m´as brillantes en el c´ umulo. La comparaci´on deber´ıa ser de c´ umulos cercanos con c´ umulos distantes, o de las luminosidades de los mismos tipos de estrellas en los dos lugares. Supongamos que un observador, confinado a una peque˜ na ´area en un valle intenta medir las distancias a los picos de las monta˜ nas de alrededor. A causa de la corta l´ınea de base que se le permite a ´el, sus paralajes trigonom´etricas no tienen valor excepto para las colinas m´as cercanas. Sobre los picos m´as remotos, su telescopio muestra follaje verde. Primero ´el supone una uniformidad bot´anica aproximada a trav´es de todo el territorio visible. Entonces ´el encuentra que la altura promedio de todas las plantas inmediatamente alrededor de ´el (con´ıferas, palmeras, ´asteres, tr´eboles, etc.) es de un pie. Correlacionando este promedio con la altura angular medida de las plantas visibles contra la l´ınea del cielo sobre los picos distantes ´el obtiene valores de las distancias. Si ´el, sin embargo, hubiera comparado el follaje sobre los picos cercanos medidos trogonom´etricamente o hubiera utilizado alg´ un m´etodo para distinguir varios tipos florales ´el no hubiera confundido pinos con ´asters y hubiera obtenido resultados err´oneos de las distancias de las monta˜ nas de los alrededores. Todos los principios involucrados en la paralaje bot´anica de un pico de monta˜ na tienen sus an´alogos en la paralaje trigonom´etricas de los c´ umulos globulares. c. Variables Cefeidas.- Estrellas gigantes de otra clase, las variables Cefeidas han sido exhaustivamente usadas en la exploraci´on de c´ umulos globulares. Despu´es de determinar el per´ıodo de una Cefeida, su magnitud absoluta se encuentra f´acilmente a partir de la curva per´ıodo-luminosidad derivada observacionalmente, y la distancia de cualquier c´ umulo que contenga tales variables se determina tan pronto como se midan las magnitudes aparentes. Las Cefeidas gal´acticas y las Cefeidas de c´ umulo son estrictamente comparables por la Proposici´on C –una deducci´on que est´a ampliamente justificada por observaciones en Mount Wilson y Harvard, de color, espectro, curvas de luz, y la brillantez relativa a otros tipos de estrellas. Curtis basa sus fuertes objeciones a una galaxia m´as grande sobre el uso que yo he hecho de las variables Cefeidas, cuestionando la suficiencia de los datos y la exactitud de los m´etodos involucrados. Pero yo creo que en el asunto presente no hay mayores razones en trabajar sobre los detalles de las Cefeidas, puesto que somos, si lo elegimos, cualitativamente bastante independientes de ellas para determinar la escala del sistema gal´actico, y es s´olo sobre los resultados cualitativos que estamos abocados. Podr´ıamos descartar todas las Cefeidas, podr´ıamos usar en su lugar o las estrellas gigantes rojas y los m´etodos espectrosc´opicos, o los cientos de estrellas de tipo B sobre las cuales los m´as capaces astr´onomos estelares han trabajado por a˜ nos, y derivar´ıamos la misma distancia para el c´ umulo de H´ercules, y otros c´ umulos, y obtendr´ıamos consecuentemente dimensiones similares para el sistema gal´actico. En 14
efecto, los resultados sustantivos a partir de estas otras fuentes fortifican fuertemente nuestra creencia en las suposiciones y m´etodos involucrados en el uso de las variables Cefeidas. Puesto que las distancias de los c´ umulos dadas por las variables Cefeidas est´an cualitativamente en excelente acuerdo con las distancias dadas por las estrellas azules y por las gigantes rojas y amarillas, discutidas en las sub secciones siguientes a y b, me referir´e aqu´ı s´olo brevemente a cuatro puntos relacionados al problema de las Cefeidas, notando primero que si las distancias de los c´ umulos tienen que ser divididas por 10 o 15, el mismo divisor deber´ıa ser usado con las distancias derivadas con Cefeidas gal´acticas. (1) La magnitud absoluta promedio de las Cefeidas t´ıpicas, de acuerdo a mi discusi´on de movimientos propios y correlaciones de magnitudes, est´a cerca de −2,5. El material de movimientos propios ha sido discutido independientemente por Russell, Hertzsprung, Kapteyn, Str¨omberg, y Seares; todos ellos aceptan la validez del m´etodo, y est´an de acuerdo al obtener la misma magnitud absoluta media que derivo yo. Seares encuentra, adem´as, a partir de una discusi´on de errores probables y errores sistem´aticos posibles, que los movimientos observados son irreconciliables con un brillo absoluto cinco magnitudes m´as d´ebil, ya que en ese caso el movimiento paral´actico medio de las Cefeidas m´as brillantes ser´ıa del orden de 0”.160 en vez de 0”.016 a 0”.002 como se observa. Ambas paralajes de Cefeidas gal´acticas, trigonom´etricas y espectrosc´opicas, tanto como han sido determinadas, justifican los valores fotom´etricos exigiendo mayor luminosidad; los m´etodos espectrosc´opico y fotom´etrico no son totalmente independientes, sin embargo, ya que el cero depende en ambos de los movimientos paral´acticos. (2) Cuando el movimiento paral´actico se usa para inferir magnitudes absolutas provisionales para estrellas individuales (un proceso posible solamente cuando los movimientos peculiares son peque˜ nos y las observaciones son muy buenas), las Cefeidas gal´acticas m´as brillantes indican la correlaci´on entre luminosidad y per´ıodo 10 . La necesidad, sin embargo, de despreciar movimientos peculiars individuales y errores de observaci´on para este procedimiento hace que la correlaci´on aparezca mucho menos claramente para las Cefeidas gal´acticas que para aquellas de sistemas externos (donde los movimientos propios no preocupan), y poca importancia se le podr´ıa adjudicar a la curva per´ıodo– luminosidad si ella estuviera basada sobre Cefeidas locales solas. Cuando los datos adicionales, mencionados abajo, son tambi´en tratados de esta manera, la correlaci´on queda pr´acticamente oscurecida para Cefeidas gal´acticas debido a los errores observacionales m´as grandes. Para considerar la probable uniformidad universal de los fen´omenos Cefeidas, necesitamos, sin embargo, conocer solamente el movimiento paral´actico medio de las Cefeidas gal´acticas para determinar el punto cero de la escala que est´a basada en Cefeidas externas; y los movimientos individuales no entran en el problema en absoluto, excepto, como se not´o m´as arriba, para indicar provisionalmente la existencia 10
Mr. Seares ha llamado mi atenci´on a un error al dibujar las magnitudes absolutas provisionales contra el log del per´ıodo para las Cefeidas discutidas en Mount Wilson Contribution No. 151. La curva preliminar para las Cefeidas gal´acticas es m´as empinada que aquella de la Nube Menor de Magallanes, Omega Centauri, y otros c´ umulos
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de la relaci´on per´ıodo- luminosidad. Es solamente este movimiento paral´actico medio el que han usado otros investigadores para mostrar la excesivamente alta luminosidad de las Cefeidas. Mis magnitudes absolutas y distancias adoptadas para todas estas estrellas han sido basadas sobre la curva final periodo-luminosidad, y no sobre movimientos individuales. (3) Por gentileza del Profesor Boss y del Se˜ nor Roy del Dudley Observatory, han sido remitidos movimientos propios para 21 Cefeidas adicionales a las 13 en el Preliminary General Catalogue. El nuevo material es de relativamente bajo peso, pero la discusi´on no publicada de Stromberg sobre esa porci´on referida a las estrellas del norte no introduce alteraci´on material sobre el resultado m´as temprano de los brillos absolutos medios de las Cefeidas. Deber´ıa notarse que las 18 seudo–Cefeidas discutidas por Adams y Joy 11 son sin excepci´on extremadamente brillantes (magnitudes absolutas en el rango de -1 a -4); ellas son completamente comparables con las Cefeidas gal´acticas en distribuci´on, caracter´ısticas espectrales, y movimiento. (4) A partir de resultados no publicados, gentilmente comunicados por van Maanen y por Adams, tenemos la siguiente verificaci´on de la gran distancia y alta luminosidad de la importante Cefeida de c´ umulo tipo RRLyrae, de alta velocidad : Paralaje fotom´etrica 0”.003 (Shapley) Paralaje trigonom´etrica +0”.006 ± 0”.006 (van Maanen) Paralaje espectrosc´opica 0”.004 (Adams, Joy, and Burwell) El gran movimiento propio anual de esta estrella, 0”.25, llev´o a Hertzsprung hace algunos a˜ nos a sospechar que la estrella no es distante, y que ella y sus numerosos cong´eneres en c´ umulos son enanas. El gran movimiento propio, sin embargo indica alta velocidad real antes que cercan´ıa como indican los resultados mostrados m´as arriba. M´as recientemente, Hertzsprung ha reconsiderado el problema y, usando variables de c´ umulos, ha derivado una distancia del c´ umulo globular Messier 3 en esencial acuerdo con mi valor. d. Movimiento propio anual hipot´etico.-La ausencia de movimientos propios observados para los c´ umulos distantes debe ser una indicaci´on de sus grandes distancias a causa de las conocidas altas velocidades en la l´ınea de visi´on. La velocidad radial promedio de los c´ umulos globulares parece ser de alrededor de 150 km/seg. Suponiendo, como es usual, una distribuci´on de velocidades al azar, el movimiento transversal de Messier 13 y c´ umulos globulares de brillo similar deber´ıa ser mayor que el bastante apreciable valor de 0”.04 por a˜ no si la distancia es menos de 3,600 a˜ nos luz. Ning´ un movimiento propio ha sido encontrado para c´ umulos distantes; Lundmark busc´o en este sentido particularmente para cinco sistemas y concluye que el movimiento propio anual es menos de 0”.01. 7. Sumaricemos unos pocos de los resultados de aceptar la escala restringida del sistema gal´actico. Si la distancia de los c´ umulos globulares tuviera que ser decrecida a un d´ecimo, el poder emisor de luz de sus estrellas puede ser solamente un cent´esimo del de 11
Adams, W. S., y A. H. Joy, Publ. Ast. Soc. Pac., San Francisco, Calif., 31, 1919 (184-186)
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las estrellas de los mismos tipos espectrales y fotom´etricos del c´ umulo local104 . Como consecuencia, yo creo que la iluminadora teor´ıa de la evoluci´on de los tipos espectrales de Russell tendr´ıa que ser largamente abandonada, y la brillante teor´ıa de Eddington de las estrellas gigantes gaseosas tendr´ıa que ser muy modificada o desechada enteramente. Ahora estas dos teor´ıas modernas tienen su justificaci´on, primero, en la naturaleza fundamental de sus conceptos y postulados, y segundo, en sus grandes ´exitos para ajustar los hechos observacionales. De la misma manera, la ley per´ıodo–luminosidad de la variaci´on de las Cefeidas podr´ıa no tener significado; las investigaciones de Kapteyn sobre la estructura del c´ umulo local necesitar´ıan una nueva interpretaci´on porque sus leyes de luminosidad podr´ıan ser aplicadas en forma local pero no en general; y una p´erdida muy seria para la astronom´ıa ser´ıa la de la generalidad de los m´etodos espectrosc´opicos para determinar distancias estelares, por cuanto indicar´ıa que caracter´ısticas espectrales id´enticas indican estrellas que difieren en brillo como 100 a 1, dependiendo solamente de si la estrella est´a en la vecindad solar o en un c´ umulo distante.
1.3.
Las dimensiones y disposici´ on del sistema gal´ actico
Cuando aceptamos el punto de vista de que la distancia del c´ umulo de H´ercules es tal que sus fen´omenos estelares son arm´onicos con los fen´omenos estelares locales –sus estrellas brillantes t´ıpicamente gigantes, sus Cefeidas comparables con las nuestras– entonces sigue que los c´ umulos globulares m´as d´ebiles, m´as peque˜ nos, est´an todav´ıa m´as distantes que 36,000 a˜ nos luz. Un tercio de los que son conocidos est´an m´as distantes que 100,000 a˜ nos luz; el m´as distantes est´a a m´as de 200,000 a˜ nos luz de distancia, y el di´ametro del sistema completo de c´ umulos globulares es de alrededor de 300,000 a˜ nos luz. Ya que la asociaci´on de los c´ umulos globulares con la galaxia est´a demostrada por su concentraci´on hacia el plano de la V´ıa L´actea y su distribuci´on sim´etrica con respecto a ´el, se sigue que el sistema gal´actico de estrellas es tan grande tambi´en como esta parte subordinada. Durante el a˜ no pasado hemos encontrado variables Cefeidas y otras estrellas de alta luminosidad entre las estrellas de magnitud quince de las nubes gal´acticas; esto solamente puede indicar que algunas partes de las nubes est´an m´as lejos que el c´ umulo de H´ercules. Parece haber una buena raz´on, por lo tanto, para creer que las regiones pobladas de estrellas del sistema gal´actico se extienden al menos tan lejos como los c´ umulos globulares. Una consecuencia de aceptar la teor´ıa de que los c´ umulos bosquejan la forma y extensi´on del sistema gal´actico, es que el sol se encuentra muy distante del medio de la galaxia. Parece que no estamos lejos de un gran c´ umulo local o nube, pero esa nube est´a al menos a 50,000 a˜ nos luz del centro gal´actico. Hace veinte a˜ nos Newcomb remarc´o que el sol parece estar en el plano gal´actico porque la V´ıa L´actea es un c´ırculo m´aximo –una banda circular de luz– y que el sol tambi´en parece estar cerca del centro del universo porque la densidad estelar cae en todas las direcciones. Pero ´el concluy´o como sigue: Ptolomeo mostr´o por evidencias, las que, seg´ un su punto de vista, parec´ıan tan profundas como esas a las cuales hemos citado, que la Tierra estaba fija en el centro del universo. ¿No podemos se v´ıctimas de alguna falacia como lo fue ´el? 17
Nuestra respuesta presente a la pregunta de Newcomb es que hemos sido victimizados por los m´etodos de medici´on de distancias y por la posici´on casual del sol cerca del centro de un sistema subordinado; hemos sido mal guiados por los fen´omenos consecuentes, a pensar que estamos en el medio de las cosas. Muy en la misma forma, el hombre antiguo fue mal llevado por la rotaci´on de la Tierra, con el consecuente movimiento diario aparente de todos los cuerpos celestes alrededor de la Tierra, a creer que, incluso este peque˜ no planeta, era el centro del universo y que sus dioses terrenales creaban y juzgaban todo. Si el hombre hubiera alcanzado su presente posici´on intelectual en una era geol´ogica m´as tard´ıa, no hubiera sido llevado a estos vanos conceptos respecto de su posici´on en el universo f´ısico, puesto que el sistema solar est´a apart´andose r´apidamente del plano gal´actico, y est´a alej´andose del centro del c´ umulo local. Si ese movimiento permaneciera inalterado en cantidad y direcci´on, en cien millones de a˜ nos o algo as´ı la V´ıa L´actea ser´a muy diferente de una banda circular de nubes de estrellas, el c´ umulo local ser´a un objeto distante y la densidad estelar no decrecer´a m´as en todas las direcciones con la distancia a partir del sol . Otra consecuencia sobre la conclusi´on de que el sistema gal´actico es del orden de 300,000 a˜ nos en su di´ametro m´as grande, es la dificultad mencionada previamente que le produce a la teor´ıa de la “galaxia comparable” de las nebulosas espirales. No voy a desarrollar una descripci´on y discusi´on sobre este problema debatible. Ya que probablemente la teor´ıa se sostiene o cae con la hip´otesis de un sistema gal´actico peque˜ no, hay poca sustancia en discutir otro material sobre este aspecto, especialmente en vista de las rotaciones de las nebulosas espirales medidas recientemente que parecen fatales para tal interpretaci´on. Me parece a m´ı que la evidencia, m´as que las pruebas admitidamente cr´ıticas que dependen del tama˜ no de la galaxia, es opuesta a la visi´on de que las espirales son galaxias de estrellas comparables con la nuestra. En efecto, todav´ıa no hay raz´on para modificar la hip´otesis tentativa de que las espirales no est´an compuesta por estrellas t´ıpicas en absoluto, sino que son objetos realmente nebulosos. Tres resultados muy recientes son, creo yo, seriamente diferentes para la teor´ıa de que las nebulosas espirales son galaxias comparables - (1) La deducci´on de Seares de que ninguna de las nebulosas espirales conocidas tiene un brillo superficial tan peque˜ no como el de nuestra galaxia; (2) El estudio de Reynold de la distribuci´on de luz y color en espirales t´ıpicas, a partir del cual ´el concluye que no pueden ser sistemas estelares; y (3) las recientes medidas de rotaci´on de van Maanen105 en la espiral M 33, corroborando su trabajo anterior sobre Messier 101 y 81, e indicando que estas espirales brillantes no pueden ser razonablemente los objetos excesivamente distantes que requiere la teor´ıa. Pero incluso si las espirales no fueran como un sistema gal´actico, podr´ıa haber en alg´ un lugar del espacio sistemas estelares iguales o mayores que el nuestro – todav´ıa no reconocidos y posiblemente muy lejos del poder de las herramientas ´opticas existentes y las presentes escalas de mediciones. El telescopio moderno, sin embargo, con accesorios tales como espectroscopios de alto poder e intensificadores fotogr´aficos, est´a destinado a extender las preguntas relativas al tama˜ no del universo mucho m´as profundo dentro del espacio y contribuir adem´as al problema de otras galaxias. 18
Parte II
Heber Curtis 2.
Dimensiones y estructura de la galaxia
Definici´ on de las unidades empleadas.- La distancia atravesada por la luz en un a˜ no, 12 9,5 × 10 km., o aproximadamente seis trillones de millas, conocida como a˜ no luz, ha estado en uso por casi doscientos a˜ nos como el medio de visualizar distancias estelares y conforma una unidad conveniente y f´acilmente comprensible. A trav´es de todo este art´ıculo las distancias de las estrellas ser´an expresadas en a˜ nos luz. La magnitud absoluta de una estrella se necesita frecuentemente de manera que podamos comparar las luminosidades de diferentes estrellas en t´erminos de alguna unidad com´ un. Esa es la magnitud aparente que tendr´ıa una estrella si la vi´eramos desde una distancia est´andar de 32.6 a˜ nos luz (correspondiente a una paralaje de 0”.1). Conociendo la paralaje, o la distancia, de una estrella, la magnitud absoluta puede ser computada por una de las simples ecuaciones: Magn. abs. = Magn. ap. + 5 + 5 x log (paralaje en seg. de arco) Magn. abs. = Magn. ap. + 7.6 - 5 x log (distancia en a˜ nos luz) Limitaciones en estudios de dimensiones gal´acticas. - Las distancias de las estrellas pueden ser determinadas con considerable exactitud por m´etodos directos hasta una distancia de doscientos a˜ nos luz. A una distancia de trescientos a˜ nos luz (28 × 1014 km.) el radio de la ´orbita de la Tierra (1,5 × 108 km) subtiende un ´angulo ligeramente mayor de 0”.01, y el error probable de las m´as modernas determinaciones de paralajes fotogr´aficas no ha sido reducido materialmente por debajo de este valor todav´ıa. El m´etodo espectrosc´opico de determinar distancias estelares a trav´es de la magnitud absoluta tiene, al presente, las mismas limitaciones que el m´etodo trigonom´etrico del cual depende el m´etodo espectrosc´opico para su escala absoluta. Se ha empleado un n´ umero de m´etodos indirectos que extienden nuestro alcance en el espacio, de alg´ un modo, m´as lejos que las distancias promedio de grandes grupos o clases de estrellas, pero que no dan informaci´on en cuanto a las distancias individuales de las estrellas de los grupos o clases. Entre estos m´etodos podemos mencionar como m´as importantes las varias correlaciones que han sido hechas entre los movimientos propios de las estrellas y el movimiento paral´actico debido a la velocidad de nuestro sol en el espacio, o entre los movimientos propios y las velocidades radiales de las estrellas. Las limitaciones de tales m´etodos de correlaci´on dependen, al presente, del hecho que se conocen movimientos propios exactos, en general, para las estrellas m´as brillantes s´olamente. Un movimiento de 20 km/seg a trav´es de nuestra l´ınea de visi´on producir´a los siguientes movimientos propios anuales: El error medio probable de los movimientos propios de Boss es alrededor de 19
Distancia 100 a.l. Mov. Prop.Anua l0”.14
500 a.l. 0”.03
1,000 a.l. 0”.01
0”.006. Tales m´etodos de correlaci´on no son, asimismo, una cuesti´on simple de comparaci´on de valores, sino que son dif´ıciles de producir y a alguna extensi´on inciertos por las problem´aticas complejidades acarreadas por la variaci´on de los movimientos espaciales de las estrellas con los tipos espectrales, la masa estelar (?), la luminosidad estelar (?), y factores todav´ıa imperfectamente conocidos como el de la corriente de estrellas100 . Ser´a entonces evidente que la l´ınea de base disponible en los estudios de las m´as distantes regiones de nuestra galaxia es lamentablemente corta, y que en tales estudios debemos depender largamente de investigaciones de la distribuci´on y de la frecuencia de ocurrencia de estrellas de diferentes magnitudes aparentes y tipos espectrales, sobre la suposici´on de que las estrellas m´as distantes, tomadas en grandes n´ umeros, promediar´an casi lo mismo que las estrellas conocidas m´as cercanas. Esta suposici´on es razonable pero no necesariamente correcta, ya que tenemos poco conocimiento cierto de regiones gal´acticas tan distantes como quinientos a˜ nos luz. Fueran todas las estrellas de aproximadamente la misma magnitud absoluta, o si esto fuera verdad incluso para estrellas de cualquier tipo o clase particular, el problema de determinar el orden general de las dimensiones de nuestra galaxia ser´ıa comparativamente sencillo. Pero el problema es complicado por el hecho que, tomando las estrellas de todos los tipos espectrales juntas, la dispersi´on en luminosidad absoluta es muy grande. Incluso con la exclusi´on de un peque˜ no grupo de estrellas que son excepcionalmente brillantes o d´ebiles, esta dispersi´on alcanza probablemente diez magnitudes absolutas, que corresponder´ıan a una incerteza de unas cien veces en la distancia de una estrella dada. Sin embargo, se ver´a m´as tarde que poseemos informaci´on moderadamente definitiva en cuanto a las magnitudes absolutas promedio de las estrellas de diferentes tipos espectrales. Dimensiones de nuestra galaxia.- Los estudios de la distribuci´on de las estrellas y de la raz´on entre los n´ umeros de estrellas de magnitudes aparentes sucesivas han llevado a un n´ umero de investigadores a la postulaci´on de dimensiones bastante concordantes de la galaxia; unas pocas pueden ser acotadas: Wolf; cerca de 14,000 a˜ nos luz de di´ametro. Eddington; cerca de 15,000 a˜ nos luz. Shapley (1915); cerca de 20,000 a˜ nos luz. Newcomb; no menos de 7,000 a˜ nos luz; m´as tarde –quiz´a 30,000 a˜ nos luz de di´ametro y 5,000 a˜ nos luz de espesor. Kapteyn; cerca de 60,000 a˜ nos luz 12
Estructura general de la galaxia.- A partir de las l´ıneas de investigaci´on mencionadas arriba ha habido un acuerdo general similar en los resultados deducidos en cuanto 12
Una bibligraf´ıa completa sobre este punto llenar´ıa varias p´aginas. De acuerdo con ello, las referencias a las autoridades ser´an omitidas en general. Una lista excelente y casi completa de referencias puede encontrarse en el art´ıculo de “The Relations of the Globular Clusters and Spiral nebulae to the Stellar System” in K. Svenska Vet. Handlingar, Bd. 60, No. 8, p. 71, 1920.
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a la forma y estructura de la galaxia: 1. No hay un n´ umero infinito de estrellas ni son de distribuci´on uniforme. 2. Nuestra galaxia delimitada por el contorno proyectado de la V´ıa L´actea, contiene posiblemente mil millones de soles. 3. Esta galaxia se parece mucho a una lente, o a un delgado reloj, siendo el espesor menos de un sexto del di´ametro. 4. Nuestro sol est´a bastante cerca del centro de la figura de la galaxia. 5. Las estrellas no est´an distribuidas uniformemente a trav´es de la galaxia. Una gran proporci´on est´an probablemente dentro de una estructura de anillo sugerida por la apariencia de la V´ıa L´actea, o est´an dispuestas en grandes e irregulares regiones de la mayor densidad estelar. El autor cree que la V´ıa L´actea es al menos tanto un efecto estructural como un efecto de profundidad. Para nuestra galaxia se ha sugerido una estructura espiral; la evidencia de una estructura espiral tal no es muy fuerte, excepto que puede ser justificada por la analog´ıa de las espirales como “universo de islas”, para una estructura tal no es ni imposible ni improbable. La posici´on de nuestro sol cerca del centro de figura de la galaxia no es una posici´on favorable para la determinaci´on precisa de las estructura gal´actica real.
Relativa paucidad de los g´eneros gal´acticos.- El mero tama˜ no no implica necesariamente complejidad; es un hecho remarcable que en una galaxia donde observamos un mill´on de objetos no hay diez mil tipos diferentes sino quiz´a no m´as de cinco clases principales fuera de los fen´omenos menores de nuestro propio sistema solar. 1. Las estrellas. -La primera y m´as importante clase est´a formada por las estrellas. De acuerdo con el tipo de espectro exhibido, podemos dividir a las estrellas algo as´ı como ocho o diez tipos principales; incluso cuando incluimos las gradaciones interna consecutivas dentro de esas clases espectrales es dudoso que los m´etodos presentes nos permitan distinguir tanto como cien subdivisiones separadas en absoluto. Las velocidades espaciales promedio var´ıan desde 10 a 30 km/seg., habiendo un bien marcado incremento en la velocidad especial a medida que uno va desde las estrellas m´as azules a las m´as rojas. 2. Los c´ umulos estelares globulares son agregados enormemente condensados de diez mil a cien mil estrellas. Quiz´a cien conocidos. Aunque bastante irregulares en su agrupamiento, ellos son vistos como definitivamente gal´acticos en distribuci´on. Las velocidades espaciales son del orden de 300 km/seg. 3. Las nebulosas difusas son enormes, tenues, masas de forma de nube; claramente numerosos; siempre gal´acticos en distribuci´on. Ellas frecuentemente muestran un espectro gaseoso, aunque muchas coinciden en el espectro con sus estrellas involucradas. Las velocidades espaciales son muy bajas. 4. Las nebulosas planetarias son peque˜ nas, redondas u ovales, y casi siempre con una estrella central. Menos de ciento cincuenta son conocidas. Son gal´acticas en distribuci´on; el espectro es gaseoso; las velocidades espaciales son de alrededor de 80 km/seg. 5. Las espirales- Quiz´a un mill´on est´an dentro del alcance de los grandes reflectores; el espectro es generalmente igual a aqu´el de un c´ umulo estelar. Son enf´aticamente, objetos no gal´acticos en distribuci´on, agrupados en torno a los polos gal´acticos, espirales en su forma. Las velocidades espaciales son del orden de 1,200 km/seg.
Distribuci´ on de g´eneros celestes.- Con una, y s´olamente una, excepci´on, todos los g´eneros conocidos de objetos celestes muestran una distribuci´on tal con respecto al plano de nuestra V´ıa L´actea, que no puede haber duda razonable que todas las clases, excepto esta u ´ltima (las espirales), son miembros integrales de nuestra galaxia. Vemos que todas las estrellas, t´ıpicas, binarias, variables, o temporarias, incluso los tipos m´as raros, muestran esta inconfundible concentraci´on hacia el plano gal´actico. De igual manera las nebulosas difusas y las planetarias y, aunque de alg´ un modo menos definitivamente, los c´ umulos estelares globulares. 21
La u ´nica excepci´on son las espirales; agrupadas cerca de los polos de nuestra galaxia, parecen aborrecer las regiones de mayor densidad estelar. Claramente ellas parecen una clase aparte. Nunca encontrados en nuestra V´ıa L´actea no hay otra clase de objetos celestes con sus caracter´ısticas distintivas de forma, distribuci´on, y velocidad espacial. La evidencia disponible al presente apunta fuertemente a la conclusi´on de que las espirales son galaxias individuales, o universos de islas, comparables con nuestra propia galaxia en dimensiones y en un n´ umero de unidades componentes. Mientras que la teor´ıa de las espirales de las espirales no es un postulado vital en una teor´ıa de dimensiones gal´acticas, sin embargo, a causa de su sostenimiento indirecto de la cuesti´on, los argumentos a favor de la hip´otesis del universo de islas ser´an incluidos con aquellos que tocan m´as directamente a las dimensiones probables de nuestra propia galaxia. Otras teor´ıas de las dimensiones gal´acticas. - De la evidencia que ser´a referida al final, el Dr. Shapley ha deducido distancias muy grandes para los c´ umulos globulares de estrellas, y mantiene que nuestra galaxia tiene un di´ametro comparable con las distancias que ´el ha derivado para los c´ umulos, principalmente, un di´ametro de 300,000 a˜ nos luz, o al menos diez veces m´as grande que el aceptado anteriormente. Los postulados de las dos teor´ıas pueden ser bosquejados como sigue:
Teor´ıa actual
Teor´ıa de Shapley
Nuestra galaxia tiene probablemente no m´as de 30,000 a˜ nos luz de di´ametro, y quiz´a 5,000 a˜ nos luz de espesor. Los c´ umulos y todos los otros tipos de objetos celestes excepto las espirales, son partes componentes de nuestro propio sistema gal´actico. Las espirales son clase aparte, y no objetos intra gal´acticos. Como “universo de islas”, del mismo orden de tama˜ no que nuestra galaxia, ellas est´an distantes de nosotros 500,000 a 10,000,000 o m´as de a˜ nos luz.
La galaxia tiene un di´ametro de 300,000 a˜ noz luz aproximadamente, y 30,000 a˜ nos luz o m´as de espesor. Los c´ umulos globulares son objetos remotos, pero parte de nuestra propia galaxia. El c´ umulo m´as distantes est´a a 220,000 a˜ nos luz de distancia. Las espirales son probablemente de constituci´on nebulosa, y posiblemente, no miembros de nuestra propia galaxia, llevadas hacia afuera desde las regiones de m´as densidad estelar.
2.1.
Evidencia constru´ıda por las magnitudes de las estrellas
La estrella “promedio”.- Ser´a ventajoso considerar las dos teor´ıas de las dimensiones gal´acticas desde el punto de vista de una estrella promedio. ¿Cu´al es el “promedio” o tipo de estrella m´as frecuente de nuestra galaxia o de un c´ umulo globular, y si podemos con alguna probabilidad postular tal estrella promedio, que mantenida sostendr´a caracter´ısticas en torno a la cuesti´on de su distancia promedio desde nosotros? No hay ninguna evidencia disponible adecuada de que las estrellas m´as distantes de nuestra galaxia sean de alguna manera esencialmente diferentes de las estrellas de distancia conocida m´as cercanas a nosotros. Parecer´ıa entonces que podemos con seguridad hacer tales correlaciones entre las estrellas m´as cercanas y las m´as distantes, en masa. En tales comparaciones las limitaciones de los tipos espectrales 22
deben ser observadas tan r´ıgidamente como sea posible, y los resultados basados sobre peque˜ nos n´ umeros de estrellas deben ser evitados, si es posible. Muchas investigaciones indican, notoriamente las investigaciones del estudio de los colores de las estrellas en los c´ umulos globulares de Shapley, y los espectros integrados de Fath de los espectros integrados de estos objetos y de la V´ıa L´actea, que la estrella promedio de un c´ umulo estelar o de la Vi´a L´actea ser´a, en la gran mayor´ıa de los casos, iguales a nuestro sol en tipo espectral, i. e., una estrella promedio tal estar´a, en general, entre los tipos espectrales F y K. Caracter´ısticas de las estrellas de tipo F-K de distancia conocida.- Las distancias de las estrellas de los tipos F-K en nuestra vecindad han sido determinados en mayor n´ umero, quiz´a, que para las estrellas de cualquier otro tipo espectral, de manera que la magnitud absoluta promedio de las estrellas de este tipo parece bastante bien determinada. Hay una raz´on siempre para creer, sin embargo, que nuestra selecci´on de estrellas de estos u otros tipos para determinaciones directas de distancia no ha sido una selecci´on representativa. Nuestros programas de paralajes tienen una tendencia a seleccionar estrellas o de gran luminosidad o de gran velocidad espacial. Los valores de Kapteyn de las magnitudes absolutas promedio de las estrellas de varios tipos espectrales son como sigue: Tipo B5 A5 F5 G5 K5 M
Mag. Abs. promedio +1.6 +3.4 +7 +10 +13 +15
La m´as reciente curva luminosidad-frecuencia del mismo investigador ubica el m´aximo de frecuencia de las estrellas en general, tomando todos los tipos espectrales juntos, en magnitud absoluta +7.7. Una tabulaci´on reciente de casi quinientas modernas paralajes determinadas fotogr´aficamente ubica la magnitud absoluta promedio de las estrellas de tipos F-K en alrededor de +4.5. La magnitud absoluta promedio de quinientas estrellas de tipos espectrales F a M determinada espectrosc´opicamente por Adams est´a pr´oxima a +4. Parece cierto que los dos u ´ltimos valores de las magnitudes absolutas promedio son demasiado bajas, esto es, indican un valor demasiado alto de la luminosidad promedio, debido a la omisi´on de nuestros programas de paralajes de las estrellas intr´ınsecamente m´as d´ebiles. Las magnitudes absolutas de las estrellas enanas est´an en general bastante bien exactamente determinadas; las magnitudes absolutas de muchas de las estrellas gigantes dependen de peque˜ nas e inciertas paralajes. En vista de estos hechos podemos tentativamente de alg´ un modo tomar la magnitud absoluta promedio de las estrellas F–K de distancia conocida como no m´as brillantes que +6; algunos investigadores preferir´ıan un valor de +7 u +8. Comparaci´ on de estrellas de la V´ıa L´actea con las estrellas “promedio”.- Podemos 23
tomar, sin errores serios, las distancias de 10,000 y 100,000 a˜ nos luz respectivamente, como representando la distancia en dos teor´ıas desde nuestro punto en el espacio a la l´ınea central de la estructura de la V´ıa L´actea. Entonces, puede prepararse la siguiente tabla corta: Magnitudes aparentes 10 12 14 16 18 20
Magnitudes absolutas 10,000 a˜ nos luz 100,000 a˜ nos luz -2.4 -7.4 -0.4 -5.4 +1.6 -3.4 +3.6 -1.4 +5.6 +0.6 +7.6 +2.6
Se ver´a de la tabla de arriba que las estrellas de magnitud aparente 16 a 20, observadas en la estructura de nuestra V´ıa L´actea en n´ umeros tan grandes, y, a partir de su espectro cre´ıdas que son predominantemente de tipos F–K, tienen esencialmente la misma magnitud absoluta que las estrellas cercanas conocidas de esos mismos tipos, si suponemos que est´an a la distancia promedio de 10,000 a˜ nos luz. El mayor valor postulado para las dimensiones gal´acticas requiere, por otra parte, una enorme proporci´on de estrellas gigantes. Proporci´ on de estrellas gigantes entre las estrellas de distancia conocida.- Toda evidencia existente indica que la proporci´on de estrellas gigantes en una regi´on dada del espacio es muy peque˜ na. Como bastante representativo de varias investigaciones podemos acotar los resultados de Schouten, en los cuales ´el deriva una densidad estelar promedio de 166,000 estrellas en un cubo de 500 a˜ nos luz de lado, siendo la distribuci´on de magnitudes absolutas como sigue: Mag. Abs. -5 a -2 -2 a +1 +1 a +5 +5 a +10
No. de estrellas Porcentaje Relativo 17 0.01 760 0.5 26,800 16 138,600 83
Comparaci´ on de las estrellas de los c´ umulos globulares con la “estrella promedio”.A partir de un estudio, m´as o menos conducente, de los negativos de diez c´ umulos representativos yo estimo la magnitud visual aparente promedio de todas las estrellas de estos c´ umulos como cercana a dieciocho. Instrumentos m´as poderosos pueden eventualmente indicar un valor de alg´ un modo m´as d´ebil, pero no parece probable que este valor tenga dos magnitudes de error. Entonces tenemos: Aqu´ı vemos otra vez que la estrella promedio F–K de un c´ umulo, si se la supone a una distancia de 10,000 a˜ nos luz, tiene una luminosidad promedio cercana a la encontrada para las estrellas conocidas m´as pr´oximas de este tipo. La mayor distancia promedio de 100,000 a˜ nos luz requiere una proporci´on de estrellas gigantes 24
Mag. Aparentes 18
Mag. absolutas 10,000 a. l. 100,000 a. l. +5.6 +0.6
enormemente superior a la que se encuentra en aquellas regiones de la galaxia de las cuales tenemos datos de distancia bastante buenos. En tanto que no es imposible que los c´ umulos sean regiones excepcionales del espacio y que, con una tremenda concentraci´on espacial de soles, exista tambi´en una concentraci´on u ´nica de estrellas gigantes, la hip´otesis de que los c´ umulos de estrellas son, como un todo, iguales a aquellos de distancias conocidas parece inherentemente la m´as probable. Parecer´ıa tambi´en que las dimensiones gal´acticas deducidas de correlaciones entre grandes n´ umeros de lo que podemos llamar las estrellas promedio toman procedencia a partir de valores encontrados para peque˜ nos n´ umeros de objetos excepcionales, y que, donde las deducciones desacuerdan tenemos derecho a exigir que una teor´ıa basada sobre una clase excepcional de objetos no falle al dar una adecuada explicaci´on del objeto usual o clase. La evidencia de dimensiones gal´acticas mayores.- Los argumentos por un di´ametro de nuestra galaxia mucho mayor que los sostenidos hasta ahora, y las objeciones que se han levantado contra la teor´ıa del “universo de islas” de las espirales, reposan principalmente sobre las grandes distancias que han sido deducidas a partir de los c´ umulos estelares globulares. Soy incapaz de aceptar la hip´otesis de que los c´ umulos globulares est´an a distancias del orden de 100,000 a˜ nos luz, sintiendo que mucha m´as evidencia se necesita sobre este punto antes de que sea justificable suponer que los c´ umulos de estrellas est´an compuestos predominantemente por estrellas gigantes m´as que por estrellas promedio. Estoy tambi´en influido, quiz´a indebidamente, por ciertas incertezas fundamentales en los datos empleados. Las limitaciones del espacio disponible para la publicaci´on de esta porci´on de la discusi´on desafortunadamente impide un tratamiento total de la evidencia. Al llamar la atenci´on a algunas de las incertezas en los datos de base, yo debo negar cualquier esp´ıritu de cr´ıtica capciosa, y tomo esta ocasi´on para expresar mi respeto por el punto de vista del Dr. Shapley, y mi mayor aprecio por extremadamente valioso trabajo que ´el ha hecho sobre c´ umulos. Tengo la voluntad de aceptar las correlaciones entre las grandes masas de datos estelares, sean de magnitudes, velocidades radiales, o movimientos propios; pero yo creo que la dispersi´on en caracter´ısticas estelares es demasiado grande para permitir el uso de cantidades limitadas de cualquier tipo de datos, particularmente cuando tales datos son del mismo orden de los probables errores de los m´etodos de observaci´on. Las deducciones en cuanto a las distancias muy grandes de los c´ umulos globulares reposan, en el an´alisis final, sobre tres l´ıneas de evidencia: 1. Determinaci´on de las distancias relativas de los c´ umulos sobre la suposici´on de que ellos son objetos del mismo orden de tama˜ no real. 2. Determinaci´on de las distancias absolutas a trav´es de las correlaciones entre estrellas variables Cefeidas en los c´ umulos y en nuestra galaxia. 3. Determinaci´on de las distancias de los c´ umulos a trav´es de la comparaci´on de sus estrellas
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m´as brillantes con las estrellas m´as brillantes de nuestra galaxia.
De estos tres m´etodos Shapley le da m´as peso al segundo. Parece razonable suponer que los c´ umulos globulares son del mismo orden de tama˜ no real, y que a partir de sus di´ametros aparentes se pueden determinar las distancias relativas. El escritor no pondr´ıa, sin embargo, ´enfasis indebido sobre esta relaci´on. No parecer´ıa haber una buena raz´on por qu´e no podr´ıa existir entre estos objetos una razonable cantidad de diferencia en el tama˜ no real, digamos de tres a cinco veces; diferencias que no les impedir´ıa ser vistos como del mismo orden de tama˜ no, pero que podr´ıan introducir considerable incerteza entre las estimaciones de distancia relativa. La evidencia a partir de las estrellas variables Cefeidas. -Esta porci´on de la teor´ıa de Shapley descansa sobre las siguientes tres hip´otesis o l´ıneas de evidencia: A. Hay una ajustada coordinaci´on entre la magnitud absoluta y la longitud del per´ıodo de las variables Cefeidas de nuestra galaxia similar a la relaci´on descubierta por Miss Leavitt entre las Cefeidas de la Nube Magall´anicas m´as peque˜ na. B. Que, si de id´enticos per´ıodos, las Cefeidas en cualquier parte del universo tienen id´enticas magnitudes absolutas. C. Esta coordinaci´on de la magnitud absoluta y longitud del per´ıodo de las Cefeidas gal´acticas, la derivaci´on de la escala de magnitud absoluta para sus distancias y las distancias de los c´ umulos, y, combinada con A) y B), las deducciones a partir de all´ı en cuanto a las mucho mayores dimensiones de nuestra galaxia, dependen casi enteramente sobre las relaciones internas y el valor de los movimientos propios de once estrellas variables Cefeidas.
Bajo el primer encabezamiento se ver´a m´as tarde que la evidencia actual para una coordinaci´on tal entre Cefeidas gal´acticas es muy d´ebil. Probado que la Nube Menor de Magallanes no es, de alguna manera, una regi´on u ´nica del espacio, la conducta de las variables Cefeidas en esta nube es, por analog´ıa, quiz´a el m´as fuerte argumento para postular un fen´omeno similar entre las Cefeidas variables de nuestra galaxia. Desafortunadamente hay una gran dispersi´on en pr´acticamente todas las caracter´ısticas de las estrellas. Que las Cefeidas no muestren una cantidad razonable de tal dispersi´on es contrario a toda experiencia con estrellas en general. Hay muchos que ver´an la suposici´on hecha arriba bajo B) como muy dr´astica. Si tabulamos los movimientos propios de estas once Cefeidas, dados por Boss, y sus errores probables tambi´en, se ver´a que el movimiento propio promedio de estas once estrellas es del orden de un segundo de arco por siglo en cada coordenada; que el error medio probable es casi la mitad de esta cantidad y que el error probable de la mitad de estas veintid´os coordenadas puede ser bien descrito como del mismo tama˜ no de los correspondientes movimientos propios. Las ilustraciones que mantienen la incertezas de los movimientos propios del orden de 0”.01 por a˜ no podr´ıan ser multiplicadas en gran extensi´on. Los errores fundamentales e inevitables en nuestras posiciones estelares, los probables errores de las observaciones meridianas, la incertezas en el valor adoptado de la constante de precesi´on, las incertezas introducidas por las correcciones sistem´aticas aplicadas a los diferentes cat´alogos, todas ellas tienen comparativamente poco efecto cuando se hace uso de movimientos propios tan grandes como diez segundos de arco por 26
siglo. Los movimientos propios tan peque˜ nos como un segundo de arco por siglo son, sin embargo, cantidades todav´ıa altamente inciertas, enteramente aparte de la cuesti´on de la posible existencia de errores sistem´aticos. Como una ilustraci´on de las diferencias en tales peque˜ nos movimientos propios derivados por varias autoridades, los movimientos propios de tres de los mejores determinadas de esta lista de once Cefeidas, determinados por Auwers, est´an en diferentes cuadrantes que aquellos derivadas por Boss. No hay una buena raz´on al por qu´e las coordenadas m´as peque˜ nas de esta lista de veintid´os no puedan ser eventualmente diferentes por una o dos veces respecto de sus presentes magnitudes, con ocasionales cambios de signo. De modo que una cantidad peque˜ na de datos presumiblemente inciertos es insuficiente para determinar la escala de nuestra galaxia, y mucho preferir´an esperar material adicional antes de aceptar tales evidencias como conclusivas. En vista de: 1. Las incertezas conocidas de los movimientos propios peque˜ nos, y, 2. La magnitud conocida de los movimientos puramente al azar de las estrellas, la determinaci´on de paralajes individuales a partir de movimientos propios individuales nunca pueden dar resultados de valor, aunque las distancias promedio aseguradas por tales m´etodos de correlaci´on de n´ umeros grandes de estrellas son aparentemente cre´ıbles. El m´etodo no puede ser visto como un m´etodo v´alido y esto se aplica si los movimientos propios son peque˜ nos o son de tama˜ no apreciable. Tanto como concierne a las Cefeidas gal´acticas, la curva de Shapley de coordinaci´on entre magnitud absoluta y longitud de per´ıodo, aunque encontrada por medio de la magnitud absoluta media del grupo de once, reposa en realidad sobre paralajes individuales determinadas a partir de movimientos propios individuales, como puede ser verificado comparando sus valores de la paralaje de estas once estrellas 12 con los valores encontrados directamente de la componente upsilon del movimiento propio (esencialmente esa componente que es paralela al movimiento del sol) y del movimiento solar. Las diferencias en los dos conjuntos de valores, 0”.0002 en la media, viene del m´as elaborado sistema de pesos utilizado. La prueba final de una relaci´on funcional es el acuerdo que se obtiene cuando se lo aplica a datos que no fueron usados originalmente para deducir la relaci´on. Debemos estar preparados para permitir alguna cantidad de desviaci´on en una prueba tal, pero cuando una considerable proporci´on de los otros datos disponibles fracasa en lograr un acuerdo dentro de una cantidad razonable, deberemos justificar el mantenimiento de nuestra decisi´on. Si la curva de correlaci´on deducida por Shapley para las Cefeidas gal´acticas es correcta en escala absoluta y relativa, y si es posible determinar distancias individuales a partir de movimientos propios individuales, la curva de correlaci´on, usando el mismo m´etodo tanto como concierne a los movimientos propios (la validez del cual yo no admito), deber´ıa ajustar bastante bien con los otros datos de paralajes y movimientos propios. Las paralajes directamente determinadas son conocidas para cinco de este grupo de once, y para otras cinco Cefeidas. Hay adem´as otras veintis´eis Cefeidas para las que se determinaron movimientos propios. Una de ellas fue 12
Mt. Wilson Contr. No. 151, Table V.
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omitida por Shapley a causa de irregularidad en el per´ıodo, una por irregularidad en la curva de luz, dos porque los movimientos propios fueron juzgados de exactitud insuficicente, dos porque los movimientos propios eran anormalmente grandes; los movimientos propios de las otras han sido investigados en el Dudley Observatory recientemente, pero tienen menos peso que aquellas de las once Cefeidas usadas por Shapley.
Figura 4: Acuerdo de otros datos con la curva de correlaci´ on per´ıodo- luminosidad. Las magnitudes absolutas calculadas a partir de la componente upsilon del movimiento propio est´an indicadas por c´ırculos; las once empleadas por Shapley est´an marcadas con una barra. Los puntos negros representan paralajes determinadas directamente. Las flechas adjuntadas a los c´ırculos en el extremo superior del diagrama indican que o la paralaje o la componente upsilon del movimiento propio es negativa, y la magnitud absoluta es indeterminada en consecuencia. En la Figura 1 las magnitudes absolutas est´an dibujadas contra el logaritmo del per´ıodo; la curva est´a tomada de Mt. Wilson Contr. No. 151, y es la que finalmente adopt´o Shapley despu´es de la introducci´on de casi doce Cefeidas de largo per´ıodo en c´ umulos, veinticinco de la Nube Magall´anica menor, y un gran n´ umero de variables tipo c´ umulo de per´ıodo corto en c´ umulos con per´ıodos menores a un d´ıa, que tienen poco efecto sobre la forma general de la curva. Los c´ırculos barreados representan las once Cefeidas gal´acticas empleados por Shapley, los puntos negros aquellas Cefeidas para las que se determinaron paralajes, mientras que los c´ırculos abiertos indican variables para las que han estado disponibles movimientos propios desde entonces, o no empleadas originalmente por Shapley. Para las estrellas del borde superior del diagrama, las flechas adjuntadas indican que o la paralaje o la componente upsilon del movimiento propio es negativo, de manera que la magnitud absoluta 28
est´a indeterminada, y puede ser cualquier cosa desde infinito para abajo. De lo de arriba parecer´ıa que los datos observacionales disponibles prestan poco soporte al hecho de la relaci´on per´ıodo luminosidad entre Cefeidas gal´acticas. En vista de las grandes discrepancias mostradas por otros miembros del grupo cuando se los dibuja sobre esta curva, parecer´ıa m´as sabio esperar evidencias adicionales como movimiento propio, velocidad radial, y si es posible, paralaje, antes de poner entera confianza en la hip´otesis de que las Cefeidas y variables tipo c´ umulo son invariablemente super gigantes en magnitud absoluta. Argumentos a partir de las estrellas intr´ınsecamente m´as brillantes.- Si la ley luminosidad frecuencia es la misma para las estrellas de los c´ umulos globulares en cuanto a nuestra galaxia, deber´ıa ser posible correlacionar las estrellas intr´ınsecamente m´as brillantes de ambas regiones y as´ı determinar las distancias de c´ umulos. Parecer´ıa, a priori, que las estrellas m´as brillantes de los c´ umulos deben ser gigantes, o al menos aproximar ese tipo, si las estrellas de los c´ umulos son como la muestra general de estrellas. Por medio de la aplicaci´on de un m´etodo espectrosc´opico Shapley ha encontrado que los espectros de las estrellas m´as brillantes en c´ umulos son parecidos a los espectros de las estrellas gal´acticas gigantes, un m´etodo que deber´ıa ser sobradamente u ´til despu´es de que se hayan hecho suficientes pruebas para asegurarse de que en este fen´omeno, como es desafortunadamente el caso en pr´acticamente todas las caracter´ısticas estelares, no haya gran dispersi´on, y tambi´en si las ligeras diferencias en tipos espectrales puedan en absoluto afectar materialmente las deducciones. La estrella “gigante” promedio.- Determinando la distancia de Messier 3 a partir de las estrellas variables que contiene, Shapley deriva entonces magnitud absoluta -1.5 como la luminosidad media de las veinticinco estrellas m´as brillantes de este c´ umulo. A partir de este valor medio, -1.5, ´el determina entonces la distancia de otros c´ umulos. En lugar, sin embargo, de determinar distancias de c´ umulos del orden de 100,000 a˜ nos luz por medio de las correlaciones sobre un n´ umero limitado de Cefeidas variables, una peque˜ na y posiblemente excepcional clase, y, a partir de las distancias as´ı derivadas deducir que las magnitudes absolutas de muchas de las estrellas m´as brillante de un c´ umulo son tan grandes como -3, mientras una gran proporci´on son mayores que -1, ser´ıa preferible empezar la l´ınea de razonamiento con los atributos de las estrellas conocidas de nuestra vecindad, y avanzar desde ellas hasta los c´ umulos. ¿Cu´al es la magnitud absoluta promedio de una estrella gigante gal´actica? En este punto hay lugar para diferencias honestas de opini´on, y habr´a sin dudas muchos que ver´an las conclusiones de este art´ıculo como ultra conservadoras. Confin´andonos nosotros mismos a los datos observacionales existentes, no hay evidencia de que un grupo de gigantes gal´acticas, de tipo espectral promedio alrededor de G5, tendr´an una magnitud absoluta media tan grande como -1.5; est´a m´as probablemente alrededor de +1.5, o tres magnitudes m´as d´ebiles, haciendo las distancias de Shapley cuatro veces m´as largas. Es importante acotar en esta conexi´on la sugerencia de Russell, escrita en 1913, cuando los datos de paralajes estaban m´as limitados y eran menos cre´ıbles que al presente: Las estrellas gigantes de todas las clases espectrales parecen ser de alrededor del mismo brillo medio, - promediando apenas por encima de la magnitud absoluta cero, esto es, casi cien veces
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tan brillantes como el sol. Puesto que las estrellas de esta serie . . . han sido seleccionadas por brillo aparente, lo cual da una fuerte preferencia a aquellas de mayores luminosidades, el brillo promedio de todas las estrellas gigantes en una regi´on dada del espacio debe ser menos que esto, quiz´a considerablemente as´ı.
Se ha hecho alguna referencia al dudoso valor de las paralajes del orden de 0”.010, y es sobre tales peque˜ nas o negativas paralajes que la mayor´ıa de las muy grandes luminosidades absolutas de las listas dependen. Parece claro que el trabajo de paralaje deber´ıa orientarse a usar tantas estrellas d´ebiles de comparaci´on como sea posible, y que las correcciones aplicadas para reducir paralajes relativas a paralajes absolutas deber´ıan ser incrementadas muy considerablemente por encima de lo que se pensaba aceptable hace diez a˜ nos. Del estudio de las magnitudes absolutas dibujadas por tipo espectral de casi quinientas paralajes modernas directas, con la debida atenci´on a las incertezas de las paralajes diminutas, y teniendo en mente que la mayor´ıa de las gigantes ser´an de tipos F a M, parecer´ıa haber poca raz´on para ubicar la magnitud absoluta de tales estrellas gigantes tan brillantes como +2. La magnitud absoluta promedio de las gigantes en la lista de Adams de quinientas paralajes espectrosc´opicas es +1.1. Los dos m´etodos difieren mayoritariamente en las estrellas de tipo G, donde el m´etodo espectrosc´opico muestra un m´aximo en +0.6, que no es muy evidente en las paralajes trigonom´etricas. En tales c´ umulos m´oviles de estrellas como el grupo de las Hyades, tenemos observadas hasta ahora evidentemente solamente las estrellas gigantes de tales grupos. La magnitud absoluta media de cuarenta y cuatro estrellas que se supone pertenecen al c´ umulo m´ovil de Hyades es +2.3. La magnitud absoluta media de las trece estrellas de tipos F, G, y K, es +2.4. La magnitud absoluta media de las seis estrellas m´as brillantes es +0.8 (dos A5, una G, y tres de tipo K). Las Pl´eyades no pueden ser ajustadamente ser comparadas con tales c´ umulos o los c´ umulos globulares; su composici´on parece enteramente diferentes ya que las estrellas m´as brillantes promedian cerca de B5, y solamente entre las estrellas m´as d´ebiles del c´ umulo hay alguna tan tard´ıa como de tipo F. La paralaje de este grupo es todav´ıa altamente incierta. Con el valor de Schouten de 0”.037 la magnitud absoluta media de las seis estrellas m´as brillantes es +1.6. Con el debido permiso por la rojeza de las gigantes en c´ umulos, la magnitud visual media de Shapley de las veinticinco estrellas m´as brillantes en veintiocho c´ umulos globulares es alrededor de 14.5. Entonces, de la ecuaci´on dada en la primera secci´on de este art´ıculo tenemos, +2 = 14.5 + 7.6 −5× log distancia, o, log distancia = 4.02 = 10,500 a˜ nos luz como distancia promedio. Si adoptamos, en su lugar, el valor medio de Adams de +1.1, la distancia viene a ser 17,800 a˜ nos luz. Cualquier valor de la distancia promedio de los c´ umulos puede ser vista como satisfactoriamente cercana a aquellas postuladas para una galaxia de dimensiones m´as peque˜ nas sostenida en este art´ıculo, en vista de las muchas incertezas en los datos. Cualquier valor, tambi´en, dar´a, sobre la misma suposici´on, una distancia del orden de 30,000 a˜ nos luz para unas pocas de las m´as d´ebiles y aparentemente m´as distantes c´ umulos. Considero muy dudoso que alg´ un c´ umulo est´e realmente tan distante como 30
esto, pero no encuentro ninguna dificultad en aceptar lo provisionalmente como una posibilidad, sin extender necesariamente de ese modo la estructura principal de la galaxia a tales dimensiones. Mientras que los c´ umulos paracen concentrados hacia el plano gal´actico, su distribuci´on en longitud es una distribuci´on muy irregular, con casi todos ellos ubicados en el cuadrante entre 270 grados y 0 grado. Si las espirales son galaxias de estrellas, su analog´ıa explicar´ıa la existencia de n´odulos frecuentes de condensaci´on (c´ umulos globulares) ubicados bien afuera de y diferentes de la estructura principal de una galaxia. Debe ser admitido que las estrellas de tipo B constituyen una suerte de dilema para cualquier intento de utilizarlas para determinar distancias de c´ umulos. De la escasez de sus peque˜ nos movimientos propios, la mayor´ıa de los investigadores ha deducido varias grandes luminosidades para tales estrellas en nuestra galaxia. Examinando los valores de Kapteyn para estrellas de este tipo, se ver´a que ´el encuentra un rango de magnitudes absolutas de +3.25 to − − 5,47. Dividiendo las 433 estrellas de su lista en dos grupos de magnitudes tenemos: Magn. Abs. media de 249 estrellas B, m´as brillantes que 0 Magn. Abs. media de 184 estrellas B, m´as brillantes que 0 Magn. Abs. media de todas
−1,32 +0.99 -0.36
O el valor de las estrellas m´as brillantes, −1,32, o la media de todas, −0,36, es m´as de una magnitud m´as brillantes que la magnitud absoluta promedio de las gigantes de otros tipos espectrales entre las estrellas gal´acticas m´as cercanas. Ahora esta relaci´on gal´actica est´a aparentemente revertida en c´ umulos tales como M. 3 o M. 13, donde las estrellas de tipo B son casi tres magnitudes m´as d´ebiles que las estrellas K y M m´as brillantes y casi una magnitud m´as d´ebil que las de tipo G. Supongamos que los presentes muy altos valores de las estrellas de tipo B gal´acticas son correctas, si suponemos luminosidad similar para aquellas en los c´ umulos debemos asignar magnitudes absolutas de -3 a -6 para las estrellas F a M de los c´ umulos, para las que no tenemos paralelo gal´actico cierto, con una distancia de quiz´a 100000 a˜ nos luz. Por otra parte, si las estrellas F a M del c´ umulo son como las m´as brillantes de ese tipo en la galaxia, la magnitud absoluta promedio de las estrellas de tipo B ser´an de s´olamente +3, y demasiado bajas para estar de acuerdo con el presente valor para las B gal´acticas. Yo prefiero aceptar la u ´ltima alternativa en este dilema, y creer que pueden existir estrellas B de s´olamente dos a cinco veces el brillo del sol. Mientras que yo sostengo una teor´ıa de dimensiones gal´acticas de aproximadamente un d´ecimo de la mantenida por Shapley, no se concluye que yo mantenga esta raz´on para cualquier distancia particular de un c´ umulo. Todo lo que yo he intentado hacer es mostrar que 10,000 a˜ nos luz es una distancia promedio razonable de un c´ umulo. Hay tantas suposiciones e incertezas involucradas que vacilo en intentar asignar una distancia dada a un c´ umulo dado, una vacilaci´on que no est´a disminuida por 31
una consideraci´on de las siguientes estimas de la distancia de M. 13 (El gran c´ umulo en H´ercules). Shapley, 1915, provisional 100,000 a˜ nos luz Charlier, 1916 170 a˜ nos luz Shapley, 1917 36,000 a˜ nos luz Shouten, 1918 4,300 a˜ nos luz Lundmark, 1920 21,700 a˜ nos luz
Deber´ıa ser establecido aqu´ı que la estimaci´on m´as temprana de Shapley fue m´eramente una suposici´on provisional para ilustraci´on cuantitativa, pero todas est´an basadas sobre material moderno e ilustran el hecho de que buena evidencia puede frecuentemente ser interpretada de diferentes maneras. Mi propia estima, basada en las consideraciones generales bosquejadas m´as arriba en este art´ıculo, ser´ıan de alrededor de 8,000 a˜ nos luz y me parece a m´ı que esta estima est´a dentro del cincuenta por ciento de la verdad.
2.2.
Las espirales como galaxias externas
Las espirales.- Si las espirales son “universos de islas” ser´ıa razonable y m´as probable asignarles dimensiones del mismo orden de nuestra galaxia. Si, sin embargo, sus dimensiones son tan grandes como 300,000 a˜ nos luz, los universos de islas deben estar ubicados a enormes distancias que ser´ıa necesario asignar, lo que parece imposible, grandes magnitudes absolutas a las novas que han aparecido en esos objetos. Por esta raz´on la teor´ıa del “universos de islas” tiene un sost´en indirecto en el asunto general de las dimensiones gal´acticas, aunque es, por supuesto, enteramente posible sostener las teor´ıa del universo de islas y la creencia en las mayores dimensiones de nuestra galaxia haciendo la no improbable suposici´on de que nuestra propia galaxia, por casualidad, parece ser varias veces m´as grande que el promedio. Algunos de los argumentos contra la teor´ıa de “universo de islas” de las espirales han sido convincentemente expuestos por Shapley, y no ser´an acotados aqu´ı para referencia. Es s´olamente para establecer que estos argumentos tempranos no representan adecuadamente el punto de vista presente de Shapley, que coincide de alg´ un modo m´as apretadamente con el sostenido por el escritor. Con el plano del sistema sideral bosquejado aqu´ı, parece dif´ıcil que las nebulosas espirales puedan ser consideradas galaxias de estrellas separadas. Junto a esta evidencia existente hasta ahora, los siguientes puntos parecen opuestos a la teor´ıa de ‘universo‘de islas”; (a) el car´acter din´amico de la regi´on de evitaci´on; (b) el tama˜ no de la galaxia; (c) la luminosidad m´axima alcanzable por una estrella; (d) la creciente frecuencia de altas velocidades entre otros objetos siderales, particularmente aquellos fuera de la regi´on de evitaci´on . . . el trabajo de c´ umulos sugiere fuertemente la hip´otesis que las nebulosas espirales . . . son, sin embargo, miembros de la organizaci´on gal´actica . . . las novas en las espirales pueden ser consideradas como el hundimiento de una estrella por la nebulosidad movi´endose r´apidamente. (Publ. Astron. Soc. of the Pacific, Feb. 1918, p. 53.) 32
El reciente trabajo sobre c´ umulos de estrellas, hasta ahora en tanto que arroja alguna luz sobre la probable extensi´on y estructura del sistema gal´actico, justifica una r´apida reconsideraci´on de la cuesti´on de las galaxias externas, y aparentemente lleva a dejar de lado la hip´otesis que las nebulosas espirales deber´ıan ser interpretadas como sistemas estelares separados. Abandonemos la comparaci´on con la galaxia y asumamos una distancia promedio para las espirales m´as brillantes que dar´an una razonable magnitud absoluta media para las novas (y en una nota al pie - provisionalmente digamos, del orden de 20,000 a˜ nos luz). M´as a´ un, es posible explicar la distribuci´on peculiar y su sistem´atico alejamiento suponi´endolas de alguna manera repelidas por el sistema gal´actico, el que parece moverse como un todo a trav´es de un campo nebular de extensi´on indefinida. Pero la posibilidad de estas hip´otesis es por supuesto no propuesta como evidencia competente contra la teor´ıa de “universo de islas”... La observaci´on y discussion de las velocidades radials, movimientos internos, y distribuci´on de las nebulosas espirales, del brillo real y aparente de las novas, de la luminosidad maxima de los c´ umulos de estrellas, y finalmente de las dimensiones de nuestro propio sistema gal´actico, todas parecen definitivamente oponerse a la teor´ıa del ’universo de islas’ de las nebulosas espirales... (Publ. Astron. Soc. of the Pacific, Oct. 1919, pp. 261 ff.) El dilema de las dimensiones aparentes de las espirales.- En tama˜ no aparente las espirales van desde un di´ametro de 2 grados (Andr´omeda), a manchas de 5”, o menos de di´ametro. Ellas pueden posiblemente variar en tama˜ no real, aproximadamente en la progresi´on mostrada por sus dimensiones aparentes. El principio general de igualdad aproximada de tama˜ no para los objetos celestes de la misma clase parece, sin embargo, inherentemente el m´as probable, y ha sido usado en numerosas investigaciones modernas, e. g. por Shapley al determinar las distancias relativas de los c´ umulos. Sobre el principio de igualdad aproximada de tama˜ nos reales:
Como “universo de islas”
Como fen´omenos gal´acticos
Sus distancias probables van desde 500,000 a˜ nos luz (Andr´omeda),a distancias del orden de 100,000,000 a˜ nos luz. A 500,000 a˜ nos luz la Nebulosa de Andr´omeda tendr´ıa 17,000 a˜ nos luz de di´ametro, o del mismo orden de tama˜ no de nuestra galaxia.
Si la nebulosa de Andr´omeda est´a a 20,000 a˜ nos luz de distancia, las min´ usculas espirales necesitar´ıan estar a distancias del orden de 10,000,000 de a˜ nos luz, o lejos afuera de las mayores dimensiones postuladas para la galaxia. Si todas fueran objetos gal´acticos, la igualdad de tama˜ no debe ser abandonada, y las espirales min´ usculas deben ser mil veces m´as peque˜ nas que las m´as grandes.
El espectro de las espirales.-
33
Como “universo de islas”
Como fen´omenos gal´acticos
El espectro de una galaxia espiral promedio es indistinguible de aqu´el de un c´ umulo de estrellas. Es de tipo aproximadamente F-G, y en car´acter general recuerda bastante el espectro integrado de la V´ıa L´actea. Es justo el espectro que ser´ıa esperado de un vasto conjunto de estrellas. El espectro de las espirales no ofrece dificultades a la teor´ıa de “universo de islas”.
Si las espirales son intragal´acticas, debemos suponer que son una suerte de material f´ınamente dividida, o de constituci´on gaseosa. En cualquier caso no tenemos evidencia adecuada y que realmente exista por la cual podamos explicar sus espectros. Muchas nebulosidades difusas de nuestra galaxia muestran un espectro gaseoso de l´ıneas brillantes. Otros, asociados con estrellas brillantes concuerdan con sus estrellas vinculadas en espectro, y est´an bien explicadas como una reflexi´on o efecto de resonancia. Una explicaci´on tal pareceinsostenible para la mayor´ıa de las espirales.
La distribuci´on de las espirales.- Las espirales se encuentran en los mayores n´ umeros justo donde las estrellas son las menos (en los polos gal´acticos), y no en absoluto donde las estrellas son m´as numerosas (en el plano gal´actico). Este hecho hace dif´ıcil, si no imposible, ajustar las espirales en un esquema coherente de evoluci´on estelar, o como un punto de origen o como un producto evolucionario final. No se ha encontrado todav´ıa ninguna espiral dentro de la estructura de la V´ıa L´actea. Esta peculiar distribuci´on es admitidamente dif´ıcil de explicar para cualquier teor´ıa. Este factor de distribuci´on en las dos teor´ıas puede ser contrastado como sigue:
Como “universo de islas”
Como fen´omenos gal´acticos
Es muy improbable que nuestra galaxia, por mera chance, se ubique a mitad de camino entre los dos grandes grupos de “universo de islas”. Muchas de las espirales de canto muestran anillos perif´ericos de materia oscura que este anillo oscuro pueda ser bien la regla antes que la excepci´on. Si nuestra galaxia, ella misma una espiral sobre la teor´ıa del universo de islas, posee un anillo tal de materia oscura, esto obliterar´ıa las epirales distantes en nuestroplano gal´actico, y explicar´ıa la peculiar distribuci´on aparente de las espirales. Hay alguna evidencia de material oscurecedor en nuestra galaxia. En vista de los excesos observados de las velocidades de recesi´on, observaciones adicionales pueden remover esto. Parte de los excesos pueden bien ser debidos al movimiento en el espacio de nuestra propia galaxia. La nebulosa de Andr´omeda se nos est´a aproximando.
Si las galaxias espirales son objetos gal´acticos,deben ser una clase aparte de todos los otros tipos conocidos; ¿por qu´e ninguno en nuestra vecindad? Sus aborrecimientos por las regiones de las m´as grandes densidades estelares solamente puede ser explicada sobre la hip´otesis que ellas son, de alguna manera, repelidas por las estrellas. No conocemos ninguna fuerza adecuada para producir tal repulsi´on, excepto quiz´a, presi´on de la luz. ¿Por qu´e deber´ıa esta fuerza actuar invariablemente a ´angulos rectos a nuestro plano gal´actico? Por qu´e no han sido algunas repelidas en la direcci´on de nuestro plano gal´actico? La teor´ıa de la repulsi´on, es verdad, tiene alguna justificaci´on por el hecho que la mayor´ıa de las espirales observadas a la fecha est´a alej´andose de nosotros.
Las velocidades espaciales de las espirales.34
Como “universo de islas”
Como fen´omenos gal´acticos
Las espirales observadas a la fecha tienen la enorme velocidad espacial promedio de 1,200 km/seg. En este factor de velocidad ellas est´an aparte de todos los objetos gal´acticos. Su velocidad especial es cien veces la de las nebulosidades gal´acticas difusas, casi treinta veces la velocidad promedio de las estrellas, diez veces las de las nebulosas planetarias, y cinco veces las de los c´ umulos. Velocidades espaciales tan altas parecen posibles para galaxies individuales. Nuestra propia galaxia tiene una velocidad especial relativa al sistema de las espirales, de varios cientos de km/seg. Se han hecho intentos para derivar ´esta a partir de las velocidades de las espirales, pero todav´ıa son inciertas, ya que tenemos velocidades de apenas 30 espirales.
Velocidades espaciales de varios cientos de km/seg. fueron encontradas para unas pocas de las estrellas m´as d´ebiles. Se ha argumentado que una extensi´on del survey de velocidades radiales a las estrellas m´as d´ebiles podr´ıa remover la discrepancia entre las velocidades de las estrellas y las de las espirales. Esto es posible, pero no parece probable. Las estrellas seleccionadas hasta ahora para investigaci´on han sido estrellas de gran movimiento propio. Por este m´etodo de selecci´on son objetos excepcionales, no objetos representativos. Las altas velocidades espaciales todav´ıa son la excepci´on, no la regla, para las estrellas de nuestra galaxia.
Movimientos propios de las espirales.- Deber´ıan los resultados del pr´oximo cuarto de centuria mostrar un buen acuerdo entre observadores diferentes sobre el efecto de que los movimientos anuales de traslaci´on o rotaci´on de las espirales igualan o exceden 0”.01 en valor promedio, parecer´ıa que la teor´ıa del “universo de islas” debe ser definitivamente abandonado. Un movimiento de 700 km/seg. A trav´es de nuestra l´ınea de visi´on producir´a los siguientes movimientos propios anuales: Distancia en a˜ nos luz 1,000 10,000 100,000 Movimiento propio anual 0”.48 0”.048 0”.005
1,000,000 0”.0005
Las observaciones visuales m´as viejas de las espirales tienen un error probable tan alto que son in´ utiles en la determinaci´on de movimientos propios si son peque˜ nos; el intervalo de tiempo disponible para determinaciones fotogr´aficas es menor que veinticinco a˜ nos. El primer movimiento propio dado arriba deber´ıa inevitablemente haber sido detectado por m´etodos visuales o fotogr´aficos, a partir de lo cual parece claro que las espirales no pueden estar relativamente pr´oximas a nosotros en los polos de nuestro disco gal´actico aplanado. En vista del vago car´acter de las condensaciones medidas, yo considero la m´as cre´ıble determinaci´on del segundo movimiento propio dado arriba imposible por los m´etodos presentes sin un intervalo de tiempo mucho m´as largo de lo que es posible al presente; para el tercero y el cuarto necesitar´ıamos siglos. Nuevas estrellas en las espirales. -Dentro de los pocos a˜ nos pasados unas veintisiete nuevas estrellas han aparecido en las espirales, dieciseis de ellas en la nebulosa de Andr´omeda, contra las casi treinta y siete que han aparecido en nuestra galaxia en los u ´ltimos tres siglos. Hasta ahora, como puede juzgarse a partir de tales objetos d´ebiles, las novas en las espirales tienen una historia de vida similar a aquella de 35
las novas gal´acticas, repentinamente parpadeando, y m´as lentamente, pero todav´ıa relativamente r´apidamente, decayendo otra vez a luminosidades diez mil veces menos intensas. Tales novas conforman un fuerte argumento para la teor´ıa del universo de islas y constituyen, adem´as, un m´etodo para determinar las distancias aproximadas de las espirales. Con todos estos elementos de continuidad y simplicidad, nuestro universo es demasiado casual en sus detalles para garantizar deducciones a partir de n´ umeros peque˜ nos de objetos excepcionales. Donde ninguna otra correlaci´on est´e disponible tales deducciones deben ser hechas con precauci´on, y con total apreciaci´on de las incertezas involucradas. Parece cierto, por ejemplo, que la dispersi´on de las novas en las espirales y probablemente en nuestra galaxia tambi´en puede alcanzar al menos diez magnitudes absolutas, como est´a evidenciado por comparaci´on de S Andr´ omedae con novas d´ebiles encontradas recientemente en esta espiral. Una divisi´on en dos clases de magnitudes no es imposible. La Nova de Tycho, para ser comparable en magnitud absoluta con algunas novas gal´acticas recientes, no podr´ıa haber estado a mucho m´as de diez a˜ nos luz de distancia. Si tan pr´oxima a nosotros como cien a˜ nos luz debe haber tenido magnitud absoluta -8 en el m´aximo; si solamente a mil a˜ nos luz de lejos, habr´ıa tenido magnitud absoluta -13 en el m´aximo. Las distancias y magnitudes absolutas de no m´as de cuatro novas gal´acticas han sido determinadas hasta ahora; la magnitud absoluta media es −3 en el m´aximo y +7 en el m´ınimo. Estos valores medios, aunque admitidamente descansan sobre una muy limitada cantidad de datos, pueden ser comparados con las novas m´as d´ebiles que han aparecido en la Nebulosa de Andr´omeda m´as o menos como sigue: donde 500,000 a˜ nos luz se suponen para esta espiral en la hip´otesis del universo de islas, y por comparaci´on, la m´as peque˜ na distancia de 20,000 a˜ nos luz.
En el m´aximo En el m´ınimo
Magnitud aparente Treinta novas Diecis´eis novas en gal´acticas la Neb. de Andr´omeda +5 +17 +15 +27 (?; conjeturadas por analog´ıa de novas gal´acticas)
Se ver´a de arriba que, en la mayor distancia de la teor´ıa del universo de islas, el acuerdo en magnitud absoluta es bastante bueno para las novas gal´acticas y espirales. Si es tan pr´oxima como 20,000 a˜ nos luz, sin embargo, estas novas deben ser diferentes a los objetos gal´acticos similares, y de inusualmente baja magnitud absoluta en el m´ınimo. Muy pocas estrellas han sido hasta ahora encontradas tan bajas en luminosidad como de magnitud absoluta +13, correspondiente, a esta distancia a magnitud aparente 27. La hip´otesis simple de que las novas en las espirales representan el debilitamiento de estrellas gal´acticas ordinarias por las nebulosidades r´apidamente movi´endose es una posibilidad sobre la
36
base de las distancias (i. e., 20,000 a˜ nos luz) ya que las espirales m´as brillantes est´an dentro de los l´ımites del sistema gal´actico (Shapley).
Esta hip´otesis del origen de las novas en las espirales est´a abierta a graves objeciones. Esto involucra: 1. Que las estrellas tomadas as´ı son de luminosidad absoluta m´as peque˜ na que las m´as d´ebiles observadas hasta ahora, con muy pocas excepciones. 2. Que estas estrellas d´ebiles son extraordinariamente numerosas, una conclusi´on que en varianza con los resultados de conteos estelares parece indicar que hay una marcada ca´ıda en el n´ umero de estrellas debajo de la magnitud aparente 19 o 20. Como una ilustraci´on de las dificultades que enfrentar´ıa una hip´otesis tal, he hecho un conteo de las estrellas en un n´ umero de ´areas alrededor de la Nebulosa de Andr´omeda, incluyendo, se cree, estrellas al menos tan d´ebiles como 19.5, y encuentro una densidad estelar, incluyendo todas las magnitudes de alrededor de 6,000 estrellas por grado cuadrado. Si a no m´as de 20,000 a˜ nos luz de distancia, esta espiral se encontrar´a a 7,000 a˜ nos luz sobre el plano de la V´ıa L´actea, y si se mueve a una tasa de 300 km/seg., barrer´a aproximadamente 385 a˜ nos luz c´ ubicos por a˜ no. Para ver el caso m´as favorable que sea posible para la hip´otesis sugerida, supongamos que ninguna de las 6,000 estrellas por grado cuadrado est´an tan cercanas como 15,000 a˜ nos luz, pero que todas ellas est´an dispuestas en un sustrato que se extiende 5,000 a˜ nos luz a cada lado de la espiral. Entonces la Nebulosa de Andr´omeda deber´ıa encontrar una de estas estrellas cada 520 a˜ nos. De aqu´ı que la tasa real a la cual las novas han sido encontradas enn esta espiral indicar´ıan una densidad estelar casi dos mil veces m´as grande que aquella mostrada por los conteos; cada estrella ocupar´ıa casi un segundo cuadrado de arco en la placa fotogr´afica. Las espirales como universos de islas: sumario.1. Con esta teor´ıa evitamos las casi insuperables dificultades involucradas en un intento de ajustar las espirales en cualquier esquema coherente de evoluci´on estelar, ya sea como punto de origen o como un producto evolucionario. 2. En esta teor´ıa es innecesario intentar coordinar las tremendas velocidades espaciales de las espirales con aquellas de la estrella promedio. 3. El espectro de las espirales es tal como ser´ıa el esperado para una galaxia de estrellas. 4. Una estructura espiral se ha sugerido para nuestra galaxia y no es improbable. 5. Si universos de islas, las nuevas estrellas observadas en las espirales parecen una consecuencia natural de sus naturalezas como galaxias. Las correlaciones entre las novas en las espirales ya aquellas en nuestra galaxia indican distancias que van desde quiz´a 500,000 a˜ nos luz en el caso d ela nebulosa de Andr´omeda, a 10,000,000 o m´as de a˜ nos luz para las espirales m´as remotas. 6. A tales distancias, estos universos de isla ser´ıan del mismo orden de tama˜ no que nuestra propia galaxia. 7. Much´ısimas espirales muestran evidencia de anillos perif´ericos de material oscurecedor en sus planos ecuatoriales. Un fen´omeno tal en nuestra galaxia, vista como una espiral, servir´ıa para obliterar las espirales distantes en nuestro plano 37
gal´actico y constituir´ıan una adecuada explicaci´on a la de otra manera inexplicable distribuci´on de las espirales. Hay una unidad y acuerdo interno en los hechos de la teor´ıa del universo de islas que me atrae fuertemente. La evidencia con vista a las dimensiones de la galaxia, en ambos lados, es demasiado incierta como para permitir cualquier pronunciamiento dogm´atico. Hay muchos puntos con dificultades en ambas teor´ıas de las dimensiones gal´acticas, y est´a fuera de duda verdadera que muchos prefieren suspender el juzgar hasta que mucha evidencia adicional est´e disponible. Hasta que est´e disponible m´as evidencia en contrario, sin embargo, yo creo que la evidencia de dimensiones gal´acticas m´as peque˜ nas y com´ unmente aceptadas es todav´ıa el m´as fuerte; y que el di´ametro postulado de 300,000 a˜ nos luz debe ser, bastante ciertamente, dividido por cinco y quiz´a por diez. Sostengo, por lo tanto, la creencia de que la galaxia probablemente no tiene m´as de 30,000 a˜ nos luz de di´ametro; que las espirales no son objetos intra gal´acticos sino universos de islas, como nuestra propia galaxia, y que las espirales, como galaxias externas, nos indican un mayor universo dentro del cual podemos penetrar a distancias de diez millones a cien millones de a˜ nos luz.
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Parte III
Notas de traducci´ on [100] Por 1900, mientras se estudiaban movimientos propios de estrellas brillantes, se descubri´o que las estrellas m´as cercanas al sol se mov´ıan en dos direcciones opuestas casi 180 grados. Este fen´omeno fue conocido como corriente de estrellas, “star streaming” en ingl´es. Con el tiempo, la explicaci´on de ellos fue que son el resultado de peque˜ nos apartamientos de ´orbitas circulares en torno al centro gal´actico. Obviamente, no todas las estrellas participan de este movimiento. 0
[101] C´ umulo globular Messier 13 ubicado en α2000 = 16h 41m 7, δ2000 = 36◦ 28
[102] Tambi´en se la conoce en la ´epoca como “Teor´ıa de universos de islas”. Teor´ıa que sosten´ıa que las nebulosas espirales observables con grandes telescopios pero casi imposibles de resolver en estrellas eran, en realidad, objetos externos a nuestra propia galaxia sin ninguna relaci´on ni entre ellos ni con la V´ıa L´actea. [103]Alpha Orionis es la estrella Betelgeuse, una supergigante roja que muestra cambios de magnitud entre 0.3 y 0.9 [104] El hecho de que las estrellas m´as cercanas a nosotros se dispersan alrededor nuestro en todas las direcciones llev´o al astr´onomo Kapteyn, de Groningen, a postular primero que nadie, quiz´a, que formamos parte de un gran c´ umulo globular que ´el llam´o m´as exactamente “c´ umulo solar”. En el momento del gran debate todav´ıa se lo denominaba el c´ umulo local. Este c´ umulo era aproximadamente conc´entrico con la V´ıa L´actea. Si bien se trataba de una aseveraci´on err´onea, era, sin embargo, consistente con la masa de datos disponible en ese momento. [105] Adrian van Maanen (1884-1946) era un astr´onomo holand´es que trabajaba en el observatorio Mount Wilson por la ´epoca del gran debate. Ten´ıa fama de ser un meticuloso medidor de placas fotogr´aficas usando el comparador de blink. El “comparador de blink” permit´ıa observar peque˜ nos desplazamientos de objetos estelares principalmente sobre placas fotogr´aficas de la misma zona del cielo tomadas con intervalos de al menos cinco a˜ nos. van Maanen fue capaz de medir desplazamientos rotacionales de cerca de 0”.02 en varias nebulosas espirales, seg´ un dec´ıa ´el mismo. En particular, midi´o velocidades rotacionales de este orden en la nebulosa espiral M 101 y concluy´o que no pod´ıa tratarse de un objeto tan distante como postulaba la teor´ıa de “universo de islas”, por cuanto, si as´ı fuera, la velocidad de rotaci´on de estos objetos alcanzar´ıa valores fant´asticos -inconcebibles. Los resultados de van Maanen, considerados correctos por Shapley, indujeron a ´este a negar la hip´otesis de que las espirales eran objetos externos a nuestra galaxia. Aparentemente, Curtis, Slipher y Lundmark, entre otros, sab´ıan que las medidas de van Maanen eran incorrectas pero prefirieron no decirlo. Debieron pasar varios a˜ nos antes de que se conociera que las medidas de este investigador eran incorrectas. Sin embargo, en su libro The Cambridge Illustrated History of Astronomy, Michael Hoskin menciona que Edwing Hubble, que tambi´en trabajaba en el observatorio de Mount Wilson por esa ´epoca, entr´o en conflicto con van Maanen. En efecto, cuando 39
Hubble descubri´o las Cefeidas en Andr´omeda -alrededor de 1925-, inmediatamente surgi´o que la distancia de esta nebulosa espiral era inmensa y que se trataba de un objeto externo a nuestra galaxia (a favor de la posici´on de Curtis). Sin embargo, van Maanen continu´o sosteniendo sobre la base de m´as y m´as material medido que las nebulosas espirales no pod´ıan ser objetos externos (a favor de la posici´on de Shapley). Para terminar con la discusi´on Hubble y algunos colegas reexaminaron independientemente en 1932 y 1933 todo el material de van Maanen llegando a la conclusi´on de que las determinaciones de aqu´el eran err´oneas y los famosos movimientos de rotaci´on no pudieron haber sido medidos sobre las placas. La primera reacci´on de Hubble parece haber sido la de publicar un art´ıculo demoliendo a van Maanen, pero las autoridades de Mount Wilson intervinieron para llegar a un acuerdo donde Hubble publicar´ıa sus resultados de manera “pol´ıtica” y van Maanen admitir´ıa que los movimientos de rotaci´on que ´el hab´ıa observado deber´ıan tomarse con precauci´on.
Traducci´on y edici´on: Rub´en A. V´azquez FCAGLP, UNLP, IALP-CONICET
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