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Chican-izmos

The Whistler

Richard Ríos, Stockton CA

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“I am the whistler. I know many things for I walk by night. I know many strange tales hidden in the hearts of men and women who have stepped into the shadows. I know the nameless terrors of which they dare not speak.” (Opener for the radio show “The Whistler”)

As a child, our entertainment center was simple, a radio and an old Victor record player that played 78rpm records. This was way before television made its way into our barrio and we would all sit together in our tiny living room and listen to our favorite radio programs. We laughed up as we listened to the great comedy shows, Abbott and Costello, Archie Andrews, Our Miss Brooks, Amos and Andy, Beulah, Eve Arden, y Jack Benny. “This is the city. Los Angeles, California. I work here. I’m a cop... my name is Friday.” I loved the mystery shows, Dragnet, Suspense, Boston Blackie, Sam Spade, Gangbusters, and the haunting, whistling tune of The Whistler as the show opened sent chills up my neck. Most were weekly serials and we all knew the day and time, settling down together to listen. Crime did not pay. The bad guys always got it in the end. Justice always prevailed. I never got enough of the horror shows and my favorite was The Inner Sanctum. The sound of a creaking door invited us into a world of unspeakable terror. It was punctuated by the sardonic voice ending each episode... “pleasant dreams… ummm?” But I would have to say my all-time favorite was Your Hit Parade, a Friday night special that ran down the top 15 musical hits of the week. I loved to sing with the tunes we knew from the radio stations. The hype and drum rolls leading up the announcement of the week’s #1 hit was so exciting.

Modesto had one radio station, KTRB that played mostly what we called “Oakie music,” country western stuff by Hank Williams, Lefty Frizell, Ferlin Husky, Roy Acuff, Patsy Cline and Bob Wills and the Texas Playboys. Though I grew up on Mexican music: Corridos and Rancheras, and Boleros, I actually liked country music but I never let on about it to the guys in the barrio. continued on next page

El sIL VADOr

“Soy el silbador. Sé muchas cosas porque camino de noche. Conozco muchos cuentos extraños escondidos en los corazones de hombres y mujeres que han pisado las sombras. Conozco los terrores sin nombre de los que no se atreven a hablar.” (Apertura del programa de radio “The Whistler”)

Cuando era niño, nuestro centro de entretenimiento era simple, una radio y una vieja victrola Víctor que tocaba discos de 78 rpm. Esto fue mucho antes de que la televisión llegara a nuestro barrio y todos nos sentábamos juntos en nuestra pequeña sala de estar y escuchábamos nuestros programas de radio favoritos. Nos reíamos al escuchar los grandes programas cómicos de Abbott y Costello, Archie Andrews, Our Miss Brooks, Amos y Andy, Beulah, Eve Arden y Jack Benny. “Esta es la ciudad. Los Ángeles, California. Trabajo aquí. Soy policía... mi nombre es Viernes.” Me encantaban las historias de misterio,

Dragnet, Suspense, Boston Blackie, Sam Spade, Gangbusters, y la inquietante y silbante melodía de The Whistler que, al empezar el show, me causaba escalofríos. La mayoría eran series semanales y todos sabíamos el día y la hora, por lo que nos juntábamos para escucharlas. El crimen no pagaba. Los malos siempre tuvieron su merecido al final. La justicia siempre prevaleció. Nunca me cansaba de las series de terror y mi favorita era The Inner Sanctum. El sonido de una puerta crujiente nos invitaba a un mundo de terror indescriptible; acentuado por la voz sardónica que señalaba el final de cada episodio... “dulces sueños... ¿mmm?”

Pero debo confesar que mi favorito de todos los tiempos fue Your Hit Parade, un especial del viernes por la noche que incluía los 15 éxitos musicales más importantes de la semana. Me encantaba cantar las canciones que aprendíamos de las estaciones de radio. La expectación y el redoble de tambores que precedía al anunció del éxito número 1 de la semana era simplemente emocionante.

Modesto tenía solo una estación de radio, KTRB, que tocaba principalmente lo que llamamos “música Oakie”, música country de Hank Williams, Lefty Frizell, Ferlin Husky, Roy Acuff, Patsy Cline y Bob Wills y los Playboys de Texas. Aunque crecí con la música mexicana: corridos, rancheras y boleros, en realidad me gustaba la música country, pero nunca se lo conté a los chicos del barrio. Los fines de semana, la estación tocaba música mexicana presentada por nuestra propia personalidad radial del barrio, Lupe Hernández, y además incluía dedicatorias. A los mexicanos les encantaba llamar para dedicar canciones. “Para mi linda esposa, de parte de su querido esposo, José”. Nuestro tocadiscos era un monstruo oscuro de caoba con una tapa en la parte superior, dejando al descubierto la mesa giratoria en su interior. No estoy bromeando ¡pero tenía una manilla plateada a un lado con la cual se daba cuerda a la máquina para que funcionara! Colocábamos un disco de 78 rpm en la mesa giratoria y luego posicionábamos el brazo sobre el surco del disco. La aguja parecía un pequeño clavo y se guardaban agujas de repuesto en una ranura hueca en la parte superior. Pero nada es para continúa a la vuelta

On the weekends, the station played Mexican music hosted by our own barrio celebrity, Lupe Hernandez, complete with dedications. Mexicans loved to call in to dedicate songs. “Para mi linda esposa, de parte de su querido esposo, José”. Our record player was a dark mahogany monster with a lid on the top, exposing the turn table inside. I’m not kidding, but a silver handle hung from its side used to wind up the machine so it would play! We would plunk a 78 rpm record onto the turn table and set the arm on the record’s groove. The needle looked like a small finishing nail and extra needles were kept in a hollowed out groove on top. But nothing is forever. The advent of television came on us like a plague. The first in the barrio to have TV’s were my buddies Robert and Charlie. I viewed television as a threat to our barrio camaraderie. I tried, but I just couldn’t get the hang of sitting inside on a beautiful Saturday morning when we could be out riding our bikes or shooting at birds, and watching a stupid shows like “Howdy Doody!” It would be a couple of years before we would get our own black and white TV set with complete with rabbit ears that sat on top of the TV. When color television arrived in was a big thing. The earliest version consisted of three bands of color horizontally across the screen, green on the bottom, in the middle and blue on top. It worked pretty good on nature programs, but it looked ridiculous on human characters. In time, my mom upgraded to a tall TV antenna that was fixed on our roof, then to a remote that allowed her to change channels from her sofa. As soon as the copy of TV Guide arrived weekly in the mail, she would mark all the programs she wanted to watch that week. Her all-time favorite was “I love Lucy.” Mine was “The Twilight Zone.” Still, I preferred playing outside in the orchard, riding bikes with my buddies or hanging out at the river. One day, there was nobody to play with. They were all inside watching television. Actually, I preferred listening to “The Whistler”, on the radio and letting my imagination have free reign The Whistler from the previous page El Silvador viene de la vuelta siempre. El advenimiento de la televisión nos vino como una plaga. Los primeros en tener televisores en el barrio fueron mis amigos Robert y Charlie. Vi la televisión como una amenaza para la nuestra camaradería de barrio. Lo intenté, pero no pude acostumbrarme a sentarme en un hermoso sábado por la mañana a ver shows estúpidos como “Howdy Doody,” cuando podíamos salir a andar en

bicicleta o disparar a los pájaros. Pasarían un par de años antes de que obtuviéramos nuestro propio televisor en blanco y negro con orejas de conejo sobre el aparato. Cuando llegó la televisión a color fue una gran cosa. La primera versión consistía en tres bandas de color horizontales en la pantalla, verde en la parte inferior y en el medio, y azul en la parte superior. Funcionó bastante bien con programas de escenas de la naturaleza, pero parecía ridículo en los personajes humanos. Con el tiempo, mi madre se modernizó al adquirir a una antena de TV más alta y que estaba fija en nuestro techo, luego un control remoto que le permitía cambiar los canales desde su sofá. Tan pronto como la copia de TeleGuía semanal llegaba por correo, ella marcaba todos los programas que quería ver esa semana. Su favorito de todos los tiempos fue “I Love Lucy”. El mío era “The Twilight Zone”. Aun así, yo prefería jugar afuera en el huerto, andar en bicicleta con mis amigos o pasar el rato en el río. Un día, ya no había nadie con quien jugar. Todos estaban adentro viendo televisión. En realidad, preferí escuchar “The Whistler”, en la radio y dar rienda suelta a mi imaginación

Parálisis Partidista viene de la página 6 núan desarrollando el arte del gerrymandering a nuevos límites, como lo demuestran docenas de recientes demandas judiciales en Carolina del Norte, Georgia y otros lugares, porque sus aparatos de proyección electoral les han advertido de la continua y creciente desventaja demográfica que sufren desde los 1980s.

La explotación de las particulares provisiones constitucionales de los EEUU es otra fuente de subterfugio político. La representación igualitaria en el Senado, el Colegio Electoral, y el sistema de ratificación para los jueces de la Corte Suprema son estipulaciones abusadas descaradamente por el Partido Republicano para inclinar la democracia norteamericana a su favor. A pesar de grandes mayorías del voto popular para con candidatos demócratas en el 2000 y el 2016, se eligieron presidentes republicanos. Mitch McConnell continúa siendo el líder de mayoría del Senado a pesar que los senadores que lo respaldan representan estados mucho más pequeños que comprenden apenas sobre un 40 por ciento de la población estadounidense.

Finalmente, aprovechando la ventaja que tienen en el Senado, en el 2016 los republicanos abiertamente se negaron a permitir que se considerara a votación la nominación —por el Presidente Obama— del juez Merrick Garland a la Corte Suprema, incluso tomando en cuenta

que éste fue originalmente nombrado juez federal por el Presidente Bush. Y después de la elección, la mayoría republicana desvergonzadamente respaldó el nombramiento de un juez abiertamente partidista a ese puesto. Este espacio no permite detallar los muchos otros mecanismos para tergiversar el sistema, como la supresión de electores y el ejercicio de votar —obra de autoridades republicanas— en distritos mayoritariamente demócratas, como se ha evidenciado recientemente en Georgia y Wisconsin. Sin embargo, hay un reciente incidente que merece destacarse.

La influencia partidista en los medios de comunicación fue un factor de gran importancia en el crecimiento de la democracia popular en los EEUU durante la Era de Jackson. Muchos periódicos se identificaron sólidamente tras alguno de los muchos partidos que existían en la era previa a la Guerra Civil. No obstante, ninguno tenía suficiente fuerza para ejercer influencia sino regional, y la práctica realmente tendía a aumentar la competencia entre diarios, lo que eventualmente contribuyó a una prensa más profesional o, por lo menos, menos partidaria.

No obstante, al igual que Trump reconoció el potencial de la explotación de una nueva identidad como base del Partido Republicano, también lo hicieron Fox News, Rush Limbaugh y otros medios de extrema derecha. El resultado fue que se ha creado una base de información homogénea para el Partido Republicano que crea un muro de proyección para posiciones partidistas y que, generalmente, evita que los republicanos reciban información externa que, de todos modos, van a desacreditar como ‘hechos engañosos’. De este modo, el cuarenta por ciento de los republicanos reporta que Fox News es su principal fuente de información, y la mayoría del resto puede nombrar, a lo mucho, unos pocos medios de prensa general —junto a los medios y comentaristas derechistas, como Breitbart y Glen Beck. Los demócratas, sin embargo, no pueden ser más diversos. Ningún medio tiene suficiente reconocimiento como para alcanzar un diez por ciento entre ellos. Por el contrario, nombran literalmente docenas de fuentes principales esparcidas por el espectro ideológico, desde periódicos conservadores —como el Wall Street Journal— a montones de difusoras generales de todo tipo, hasta programas y ‘blogs’ izquierdistas. A pesar de la aparente profundidad de la polarización que ha afectado tan gravemente la política de los EEUU bajo la Administración Trump, hay debilidades que pueden aprovecharse para re-abrir y re-unificar nuestros sistema político, y algunos de estos los exploraremos en nuestro próximo artículo.

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