#2 making the cut

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Moderadora de corrección Karlix

Moderadora de traducción 3lik@ Staff de traducción: 3lik@

Staff de corrección: Karlix

Evarg7

Eni

Lililamour

Lucean

MewHiine

Yanii

Krispipe

Morin

Pili

JERY_B2UTY

Eni

Yess24

Melusanti

Recopilación y Revisión:

Karlix Diseño: Mew Rincone


Agradecimientos

Capítulo 13

Sinopsis

Capítulo 14

Dedicatoria

Capítulo 15

Prólogo

Capítulo 16

Capítulo 1

Capítulo 17

Capítulo 2

Capítulo 18

Capítulo 3

Capítulo 19

Capítulo 4

Capítulo 20

Capítulo 5

Capítulo 21

Capítulo 6

Epílogo

Capítulo 7

Agradecimientos de la autora

Capítulo 8

Próximamente

Capítulo 9

Info. R y R

Capítulo 10

Sobre la autora

Capítulo 11

Créditos

Capítulo 12


Ella iba buscando una aventura de una noche y término enamorándose de

, presidente del Club de Motociclistas “Renegados

del Diablo”. Ahora ella debe decidir cómo manejar las secuelas del brutal asesinato de Frankie y el conocimiento que Luke le ha estado mintiendo acerca de todo. Los secretos son revelados y más mentiras son expuestas mientras más

, Directora General de la Empresa Knox, se

involucra con el Club de Motociclistas. Se pregunta si esta vida es lo suficiente para ella, si esta familia es realmente lo que quiere. Cuando las circunstancias se le presentan con un inusual giro del destino, Dallas sabe sin lugar a dudas, que es la familia que anhela. Nuevos problemas aparecen, sucesos traumáticos tienen lugar y vive en la cuerda floja, mientras Dallas tenga que decidir qué es lo más importante en la vida. El viaje es largo. Lo venidero es incierto.

¿Podrá ella ganarse el chaleco?

Saving Dallas #2 – Ganando el Chaleco (Making the Cut)


Esto va para un grupo de mujeres que se hacen llamar las Rock Chicks. Ustedes saben quiĂŠnes son.


Traducido porMelusanti Corregido por Karlix

―Así que, ¿Este es el trabajo? ¿Alguna niña de veintiún años que necesita que la mire? No soy un puto niñero, con el debido respeto. ―Este hombre tenía que estar loco. Por fin habían llegado a la cima de la escala ¿y ese era mi primer gran trabajo? ―Esa niña, como la llamas, es la única oportunidad que este club tiene para sobrevivir. Ahora, la sangre que se derramó hace cinco años está en tus manos. Eras el único que pudo haber contenido a Cutter. Ahora, él ha salido de la cárcel y adivina quién lo ha dejado deslizarse entre sus dedos de nuevo. ―No era mi maldito trabajo ―le gruñí al bastardo sentado frente a mí―. Frankie estaba jodido. Traté de mantenerlo a raya, pero fuiste tú quién le dio rienda suelta. Te dije que era una bala perdida y lo único que hiciste fue decirme que mantuviera un ojo sobre él. Eso no me hace responsable de la muerte de los padres de esta chica. Me había perdido de dormir muchas noches por esta mierda. Frankie me dijo que iba a tomar una cerveza. Muy poco sabía, que estaba planeando deshacerse del hombre que había comprado la propiedad debajo del club. Desafortunadamente, su plan fracasó cuando la única persona allí fue la señora Knox. Herman estaba ausente. La Señora Knox fue asesinada a tiros en su propia tienda, sólo después de que la maldita cara de Frankie se enfrentara con una Smith y una navaja Wesson, dándole así el nombre que le perseguiría por el resto de su vida “FrankieTheCutter 1”. Él estuvo mal inmediatamente con el club, y gracias a Dios éste imbécil de aquí tuvo suficientes conexiones externas en Hattiesburg para hacerlo desaparecer. Ahora, aquí sentado frente a él, una vez más, la pesadilla era lanzada de nuevo sobre mi cara.

1

En español se traduciría como “Frankie El Cortador”.


―Mira, Luke, tengo entendido que quieres arreglar las cosas y, con suerte, este club estará de nuevo en pie. Todos saben que el Mazo 2 estará en tus manos muy pronto, pero si esta chica acaba muerta, no hay trato. Tú y tu precioso club caerán. Tengo suficiente mierda para como para echar a tus chicos durante años. El fin de los Renegados del Diablo está muy cerca, si no puedes mantener a esta chica segura. Si ella se cae y se raspa una rodilla, es mejor que estés allí con una maldita curita. ¿Lo tienes? Miré al otro lado de la mesa hacia el hombre delante de mí. No quería hacer esto, pero sabía que era necesario. ¿Qué tan mala podía ser esta perra de todos modos? Me aseguraría de que Cutter no llegara a ella y, a cambio, tendría pleno movimiento, no sólo con el club, sino en todo el Estado. Me puse de pie para salir, tomando el sobre a rebosar de billetes de cien dólares, y el archivo proporcionado. ―Cuidaré de ella. Personalmente ―le dije sonriendo. Estos iban a ser los diez mil dólares más fáciles a la semana que habría hecho. ―Confío en que lo manejarás, Luke. Ahora, sal de mi oficina antes de que alguien te vea. Le di la espalda y salí. ―Nos veremos por ahí, Alcalde.

2

El Mazo se le entrega al miembro del Club que asciende a líder, es la persona que toma las decisiones del Club.


Traducido por 3lik@ Corregido por Karlix

Han pasado dos días desde el incidente con FrankieTheCutter. Dos días creerías que sería suficiente tiempo para lidiar con el estrés emocional que viene con ser colgada en un granero, brutalmente atacada y engañada por el hombre que amas. Sabía que no iba a estar superando esto en tan poco tiempo, pero llorar sin parar y recluirme de todo el mundo, sobre todo de Luke, se estaba poniendo un poco pasado de moda. No quiero estar aquí. No quiero tener que mirar ese estúpido granero o ver el rostro de Luke, lleno de remordimiento y arrepentimiento. Quería escapar, pero sabía que no podía. Anoche, cuando me levanté de la cama y vi mi casa llena de gente los cuales me amaban, pensé que iba a estar bien. Cuando todo el mundo me abrazaba y me decían lo mucho que les importaba y la forma en que estaban tan contentos de que yo estuvieran en su familia, pensé que iba a estar bien. Cuando Luke tomaba mi mano donde quiera que fuera y constantemente me susurraba palabras tranquilizadoras al oído, pensé que iba a estar bien. No estaba bien. Yo era un desastre. Las pesadillas venían, la paranoia que ocupaba, y las incógnitas acerca de mí y la relación con Luke me estaban pasando factura. Luke no había tratado de decirme nada más después de mi última crisis nerviosa. Sólo las palabras, “Dallas, lo siento”. Haciéndome sollozar incontrolablemente y queriendo esconderme debajo de las sábanas. Eso fue lo más lejos que él llegó. Le dije a Red que necesitaba un tiempo a solas y me las arreglé para deslizarme fuera de la casa antes de que pudiera hacer preguntas o darme el “estoy aquí para ti”


discurso. Ahora, aquí estoy sentada, mirando el “jardín secreto” a mí alrededor. Estaba más o menos protegido de la vista de la casa, pero el granero estaba a la vista. Me sentí arropada, sentada en el banco con las rodillas retiradas hasta la barbilla. Traté de concentrarme en la fuente delante de mí. La cascada de agua salpicaba mis pies descalzos, y rebotaba dentro del hormigón. No importa hacia donde miré, el granero estaba en mi vista, llamándome; recordándome lo que había sufrido allí hace tan sólo unos días. Los recuerdos de Frankie se apoderaron de mí. Sus palabras viscosas, sus duras, callosas manos, y mugre apelmazadas debajo de las uñas, y esa voz cansada suya hace que la bilis suba en mi garganta. Rápidamente la tragué devuelta hacia abajo, negándome a dejar que los recuerdos de aquella mañana me persigan en estos momentos. Podrían volver a aparecer en mis sueños, pero en este momento yo tenía algo que hacer. Miré a mí alrededor para ver que por una vez, nadie estaba mirándome. Red debe haberlos retirado para darme un poco de intimidad. Me acerqué al granero, empujando los pensamientos que trataban por volver a resurgir. De pie en la entrada, miré las vigas de madera y sin darme cuenta me agaché para frotarme las muñecas irritadas que formaban costras en las zonas. No recuerdo caminar por el granero para recuperar la lata de gasolina en el otro lado, pero ahora me encontraba con ella en la mano. Está llena y pesada, y con la más leve inclinación esta se derramaría en el suelo a mi lado. Caminé por el granero, rociando su contenido con gasolina. Las bolsas de semillas de hierba, muebles viejos de jardín, cajas llenas de contenido de la casa de los propietarios anteriores, nada se salvará. La lata está vacía cuando la tiré por la puerta y la escuché hacer un ruido sordo cuando cayó en la tierra, golpeando la hierba. En el estante de al lado de la puerta traseras se encuentra una gran caja de cerillas al lado de varias velas de limoncillo. Agarrando la caja de cerillas, la abro lentamente, elijo el más apropiado para quemar los recuerdos. Quiero justicia para mí, para la familia delante de mí, para mis padres, quiero ver el edificio quemándose hasta derrumbarse en la tierra, y quiero quemar los recuerdos con él. Arranqué un pedazo de cartón de una caja cercana, que no estaba cubierta con gasolina, y rocé la cerilla prendiéndole fuego. Coloqué el cartón en llamas encima de un fardo de heno y salí del establo. Vi como el heno se encendió y pronto todo el granero estaba en llamas. Di la bienvenida al calor, incluso el aire cálido de octubre. Retrocedí lentamente, disfrutando de la vista de las llamas de color naranja bailando mientras


lamían su camino por las paredes y las vigas superiores. El fuego se estaba propagando rápidamente, y yo estaba feliz de que no habría nada que salvar. ―¡Dallas! ―Escuché gritar a Luke. Por el rabillo de mi ojo, pude ver a todo el club saliendo de la casa y corriendo hacia el establo ahora totalmente envuelto. ―¡Dallas! ―Luke estaba en frente de mí agitando mis hombros, obligándome a mirarlo ―. ¿Qué pasó? ¿Qué hiciste? ¿Estás bien? ―Su rostro se retorció en confusión y él estaba sin aliento. ―¿No es bonito? ―le pregunté mirando más allá de él en el granero que empezaba a desmoronarse. ―¿Podemos entrar? Por favor ―preguntó Luke, la desesperación era evidente en su voz. ―No, quiero quedarme. Luke me agarró suavemente el rostro y bajó los ojos a los míos. ―Dallas, tienes que entrar. Necesitamos hablar. No quiero hablar con él ahora mismo. Él era un mentiroso. Sabía en mi corazón que había sido perdonado, pero yo sólo quería estar molesta por un tiempo. ¿No era eso una etapa de duelo? Y ¿una canción country? Me reí de la idea de yo tratando de cantarla para él. Traté de contenerla, pero pronto me doblé de la risa. No tenía ni idea de lo que era divertido, y la mirada en el rostro de Luke probó que a él tampoco. Miré más allá de él y vi que todo el mundo me miraba como si estuviera loca. Demonios, tal vez yo estaba loca. Mi risa se convirtió en sollozos mientras mis rodillas se doblaban y caía al suelo. A veces en la vida, sólo tienes que sacudirte y decir “despierta de una puta vez”. De pie en el cuarto de baño, mirando mi reflejo maltratado, me sacudí mentalmente y repetí esas palabras una y otra vez en mi cabeza. Esta no era yo. Había sufrido mucho en mi vida, ¿por qué desmoronarme ahora? Parecía que Luke tenía ese efecto en mí. No. No culparía de esto a Luke. Esto era algo de mierda que tenía que tratar. Tenía que dejar de ser tan cobarde y aguantar y jugar la mano que la vida me ha dado. Fue un


poco de mierda, pero bueno, ¿quién era yo para quejarme? Dios me permitió sobrevivir por una razón y estaba a punto de averiguarlo.

Di un paso en la ducha, sin molestarse en abrir el agua caliente. Si quería despertar, físicamente, esta era una buena manera de empezar. Me gustaría obtener respuestas hoy y quería una mente despejada cuando lo hiciera. El agua fría casi me dejó sin aliento, ya que caía en cascada por mi espalda dejando pequeña piel de gallina a su paso. Rápidamente me lavé el cabello y el cuerpo, luego corté el suministro de agua y salí. ―Dallas, te traje una toalla caliente. ―La voz de Luke estaba a sólo unos metros de distancia, pero no podía verlo. Sabía que él se quedaba fuera del cuarto de baño, porque no quería que me sobresaltara. Había trabajado muy bien el perfeccionamiento de sus entradas, para que yo no estuviera atrapada con la guardia baja. Lentamente, entró en el cuarto de baño, con los ojos viajando con avidez por mi cuerpo. Tragué saliva y no pude evitar el frío que pasaba por encima de mí, eso no tenía absolutamente nada que ver con la ducha de agua fría. ―Llamé a las autoridades locales y les dije que si tienen un reporte de humo, que era un incendio controlado. No deberíamos tener que preocuparnos por el cuerpo de bomberos presentándose ―Luke me informó. Después de mi incidente, nunca me pregunté si la ley sería alertada. Sabía que en el fondo, los Renegados del Diablo tenían su propia ley, juez y jurado. Le observé mientras el agua de mi cuerpo mojado goteaba sobre la alfombra fuera de la ducha. Luke sostuvo la toalla frente a él con una mirada de esperanza en su rostro. Entré en la toalla abierta y le permití envolverla alrededor de mí. Las lágrimas quemaban la parte posterior de mis ojos mientras me envolvía en sus brazos y me abrazaba, como lo había hecho muchas veces en el último par de días. ―¿Quieres hablar de ello? ―Luke susurró en mi oído. Asentí con la cabeza, que yacía sobre su pecho y mantuve mis ojos cerrados con la esperanza de contener las lágrimas.


―Necesito un minuto, sin embargo. ―Me las arreglé para no atragantarme. Luke dio un paso atrás y me besó en la frente, me dio una sonrisa tranquilizadora, y se marchó. Me sequé, me lavé los dientes y froté mi cuerpo en una crema hidratante. Mi rostro maltratado comenzaba a sanar, pero los moretones y la hinchazón aún estaban allí. No quería que Luke me mirara con lástima en sus ojos por más tiempo, así que me maquillé el rostro y recogí mi cabello. Caminé desnuda hasta mi armario y elegí un vestido de color rosa chillante y un par de chanclas. El atuendo era sencillo, pero parecía mejor de los que he tenido en días. Respiré profundo y salí del armario, en busca de la verdad. Encontré a Luke sentado en la barra de la cocina bebiendo una taza de café. Miré el reloj y vi que eran más de las dos de la tarde. ¿Por qué estaba bebiendo café? Mi corazón se derritió un poco cuando me di cuenta de que las últimas dos noches no habían sido muy fáciles para él. Yo no era la única que no podía dormir por la noche. Muchas veces me despertaba gritando para encontrar a Luke totalmente alerta y siempre a mi lado. Él se giró hacia mí y me di cuenta por primera vez de lo cansado y derrotado que parecía. Sus ojos tenían sueño y su rostro parecía envejecido. Sin embargo, era la cosa más sexy que había visto jamás. Estaba sin camisa y parecía haberse sólo duchado. Él se puso de pie y me sonrió y mis ojos se dirigieron desde su rostro hasta donde sus pantalones grises de chándal colgaban de su cintura. Estaba de pie descalzo y en mi cocina y ya no me parecía importarme mucho hablar nunca más. ―Te ves absolutamente hermosa. Él llevaba la sonrisa más grande que le había visto en días, mientras caminaba hacia mí, y yo no podía dejar de tomar ventaja de la vista. Luke parecía que no se había perdido un entrenamiento. Sus abdominales ondulaban por su estómago hasta el final de su V. Sus brazos parecían más grandes de lo que recordaba, y los tatuajes que corrían por ellos parecían haber crecido también. Todo en Luke era delicioso. Su cabello había crecido un poco y la barba en su rostro era tan sexy que tenía que recordarme a mí misma como respirar. Cuando se acercó y se detuvo a pocos centímetros de mi rostro. Muy lentamente, levantó su mano al lado de mi cuello, mientras su pulgar frotaba mi mandíbula. Incliné mi cabeza hacia él en respuesta, invitándolo, él se inclinó para besarme. Cuando sus labios tocaron los míos, me perdí por completo. Todo parecía desaparecer, y sólo estábamos Luke y yo. Mis manos se posaron inmediatamente alrededor de su cuello y


me alcé envolviendo mis piernas alrededor de su cintura, obligándolo a mover sus manos a mi trasero para que me sostuviera. Él gimió en voz alta y me besó con más fuerza. No tuve suficiente. Su lengua cavaba profundamente en mi boca mientras mis manos estaban en puños en la parte de atrás de su cabello y tiraba de mi cuerpo más cerca de él frotando mis pezones ahora duros contra su pecho. Me aparté de su rostro lo suficiente como para respirar la palabra―: Por favor. ―Luke no necesitaba más de una invitación que eso. Él nos llevó fuera de la cocina, a través de la sala y en el pasillo. De repente, estaba contra la pared y sus manos detrás de él, desenrollando mis piernas. Pensé que me iba a sentarme, pero en lugar de eso me agarró debajo de mis rodillas y empujó su cuerpo contra el mío. Sus ojos estaban en llamas y su respiración era pesada. Su musculoso pecho rozaba mis pechos con cada respiración que tomaba. Llevó su boca a la mía y habló, la determinación y la necesidad en su voz―: Quiero besarte. Asentí con la cabeza y comenzó a inclinarme hacia él, pero él se apoderó de la parte posterior de mis muslos, y me deslizó hasta arriba en la pared, lanzando mis piernas sobre sus hombros. Di un grito ahogado en el movimiento y en acto reflejo agarré la cabeza que ahora estaba centrada entre mis piernas. ―Luke. ―Fue todo lo que pude decir cuando enterré mis dedos en su cabello. Mi corazón se sentía como si latiera para salirse de mi pecho y el placer en pulsos a través de mí cada vez que la tela de mi vestido rozaba mis pezones sensibles, que ahora estaban duros y visibles a través de la fina tela. Sus manos se movieron a mi cintura, tomando mi vestido con ellas. Una vez que ya no estaba bloqueando su acceso, su boca me encontró y empezó a besarme a través de mi ropa interior, y luego expertamente las agarró con los dientes, y empezó a tirar. Sus manos se movieron de mi cintura a mi trasero, y por la parte posterior de mis muslos, tomando mi ropa interior con él. Dejo su cabeza y le ayudo a eliminarlas deslizando hacia abajo una pierna y luego la otra. Tan pronto como mis manos encontraron su cabeza una vez más, él se acercó, empujando mis muslos más sobre sus hombros y enterró su rostro entre ellos. Tiré mi cabeza contra la pared y empujé mi cuerpo más cerca de su boca, dejando que su lengua se impulsara aún más en mí. Bajé mi mirada hacia él pero mi mirada estaba bloqueada por mi vestido que había caído sobre su rostro. Sentí su agarre apretarse cuando me solté, saqué mi vestido por encima, dejándolo caer al suelo. Sus ojos me miraban mientras que su lengua estaba enterrada profundamente dentro de mí y la mirada que me dio me lanzó completamente al borde. Me vine duro, gritando su nombre mientras su lengua se movía en círculos lentos sobre mi clítoris, succionando mi orgasmo. Mi respiración era


entrecortada y no podía contener los gemidos que se escapaban de mis labios cuando las secuelas de mi orgasmo pulsaban a través de mí. Estaba encorvada contra la pared, agradecida por sus brazos que soportaban mi peso. De repente, mis piernas estaban fuera de sus hombros y alrededor de su cintura. Ni siquiera estaba segura de cómo sucedió. ―Te quiero dentro de mí ― le exigí sin aliento, con mis ojos en sus labios brillando en la sala iluminada. Pasé la lengua por ellos, probándome a mí misma, y el fuego que empezaba a morir se encendió dentro de mí una vez más. Luke gruñó, cuando reclamó mi boca con la suya y me llevó al dormitorio. Rompí el beso y aflojé los brazos de él alrededor. Me dejó ir y una vez que me puse en pie, empecé a caminar hacia atrás hasta que sentí el dorso de mis muslos contra el colchón de la cama. Me encanta como me mira-me posee-me adora, cuando me pongo delante de él de esta manera. Siento el calor de mi mejillas al ver la expresión de su rostro mientras sus ojos me escanean, estoy usando nada más que mi delgado sujetador negro, de encaje. ―Dime cómo lo quieres, Dallas ―dijo caminando hacia mí. Me dio un ligero empujón y caí sobre la cama, sin querer abriendo mis piernas y dándole una vista de mi sexo que estaba mojado de mi último orgasmo y su boca muy hábil ―. Joder. ―Le oí decir en voz baja, mientras sus ojos se encontraban con los pliegues húmedos entre mis piernas, viéndolos con placer. Retiró sus ojos para encontrarse con los míos de nuevo. Noté su mirada oscura, dominante y mi cuerpo se estremecía de emoción y anticipación. Este era mí fuera-de-control-follaré-tu-cerebro-Luke. ―Quiero que me folles. Duro ―le dije, un poco más exigente de lo que había previsto. ―¿Estás segura, nena? ―Mi cuerpo se congeló cuando registré, esa mirada de lástima en sus ojos. ―¿Qué estás haciendo, Luke? ―le susurré, empezando a perder mi impulso. ―Nada, cariño. Sólo quería asegurarme ―dijo, en voz baja. ―Luke… ―dije, exasperada. ―Te entiendo, hermosa. No te preocupes ―dijo, guiñándome un ojo y tirando de sus pantalones en un movimiento rápido. Crisis evitada. Él se subió encima de mí, besando su camino hasta mi estómago.


―Fóllame, Luke ―dije, envolviendo mis piernas alrededor de su cintura y tirando de él hacia mí. ―Shhh―Fue la única respuesta que obtuve de él. ―¡No me hagas callar! ¡Fóllame! ―casi grité. ―Cállate, Dallas ―dijo, con la voz un poco más firme esta vez, haciendo que mi entusiasmo creciera. Su boca encontró mi pezón y su lengua frotaba círculos alrededor de él, volviéndome loca. Me gusta este juego. ―Te digo lo que quiero y te dije que… Antes de que pudiera terminar él estaba delante de mí y me había volteado boca abajo. Agarrando mis caderas rudamente, me atrajo hacia él y me penetró lentamente. Estaba duro y blando. Rápido y lento. Malvado y dulce. Y estaba volviéndome loca. Simplemente sabía que por la forma en que me agarró, iba darme con toda su fuerza, pero en lugar de eso me tomó lentamente, y por mucho que odiara admitirlo, se sentía divino. Sintiéndolo dentro de mí, sabía en ese momento que Luke conocía más de mi cuerpo que yo. De ninguna manera, forma o estado podría yo haberlo manejado con más fuerza de la forma en que estaba dándome. Mi rostro estaba enterrado en el colchón, mi trasero estaba en el aire, y mis manos estaban en puño en el edredón debajo de mí. Luke se deslizaba dentro y fuera de mí en un ritmo constante, mientras que su mano se movía de arriba y abajo de mi espina dorsal. Todo lo que podía hacer era gemir en el colchón. ―Te sientes tan bien, nena. Me encanta mirar su trasero perfecto mientras mi polla se desliza dentro y fuera de ti. ―San-ta mierda. Si pudiera estar más húmeda, lo haría―. Me encanta ver tus dulces jugos en mí. Me encanta probarlo en mis labios, y me encanta la forma en que tu sexo se aprieta alrededor de mí cuando te corres. Como si él me lo dijera, me vine. Mi orgasmo se intensificó cuando Luke agarró mi trasero y se estrellaba contra mí, duro, dándome una probada de esa follada castigo que yo tanto amaba. Mi cuerpo todavía estaba convulsionando cuando él se quedó quieto dentro de mí, hundiendo sus dedos en mi trasero, gritando mi nombre.


No sé cuánto tiempo nos quedamos así ―yo sobre mis rodillas y Luke sobre mi espalda, aún enterrado dentro de mí―. Me podría quedar en esta posición durante el resto de mi vida. Mi cuerpo estaba relajado, mi mente estaba despejada, y mis ojos estaban pesados. Me puse rígida cuando me di cuenta que el único sonido que oí era el mío y la respiración de Luke. Luke se puso rígido también y de inmediato puso una mano sobre mi cabeza y comenzó a frotar mi cabello. ―¿Qué pasa, nena? ―preguntó, con la voz ronca por el sueño y la preocupación. ―¿Dónde está todo el mundo? ―Estaba entrando en pánico. ¿Qué pasa si nos vieron? O ¿nos escucharon? ―Se fueron. Es sólo tú y yo. ―Me besó en la sien, luego salió de mí y desapareció en el baño. ¿Se fueron? ¿Nos han dejado solos? ¿Eso era seguro? Me incorporé rápidamente y me deslicé de la cama, agradecida de que mis piernas, la cuales se sentían como si estuvieran hechas de jalea, lograron sostenerme. ―¿Es seguro? ―le pregunté a Luke, irrumpí en el cuarto de baño. Estaba de pie en el lavabo, completamente desnudo y afeitado. Miré hacia abajo para ver el enrojecimiento entre mis piernas, resultado de la barba de medio día de Luke, y me sonrojé. Mierda. ¿Por qué esto es tan vergonzoso? Luke me sonrió. ―Sí, cariño, es seguro. Me uní a Luke en el lavabo y me limpié, tratando de mantener el pánico al mínimo. Tuve que juntar mi mierda. Estaba haciendo progresos. Ayer, sollocé incontrolablemente ante la idea de estar sola. Pasos de bebé. ―¿Tienes hambre? ―le pregunté a Luke en el espejo. Él me sonrió de nuevo y me dio una palmada en el brazo mostrando su expresión arrogante inteligente. ―De comida ―le aclaré, sonriendo. ―Famélico. Creo que las chicas hicieron algunas compras esta mañana. A este ritmo mi corazón iba a ser un gran montón de ruido si la gente seguía haciendo dulce de mierda para fundirlo.


―Nos haré la cena ―le dije y salí del baño en busca de algo que ponerme. ―Dallas ―Luke me llamó. Me giré para ver su reflejo en el espejo, aún afeitado, aún descalzo y aún totalmente desnudo―. Te amo. Le sonreí y le lancé un beso y luego me giré sobre mis talones y me dirigí a mi armario. Decidí que era demasiado tarde en el día para vestirme, así que cogí una de camiseta de Pink Floyd de gran tamaño, ropa interior blanca menos atractiva, y un par de short de algodón y me dirigí a la cocina. Las chicas, de hecho, habían ido de compras. Mi boca se hizo agua a la vista de la carne de vaca recién molida. Hamburguesas será. Puse la carne en la sartén, y luego corte la lechuga, la cebolla y el tomate para acompañarlas. ―Algo huele bien ―anunció Luke cuando entró en la cocina. Me di vuelta y dejé que me envolviera en sus brazos. Enterré mi rostro en su cuello e inhalé profundamente por la nariz. Las hamburguesas no tienen comparación con Luke. ―Creo que eres tú el que huele tan maravilloso ―le dije en su cuello. Me aparté de él lo suficiente para que pudiera mirarle a los ojos. Él me sonrió, pero aún podía ver que los acontecimientos de los últimos dos días estaban haciendo mella en él―. ¿Qué tal si comemos, luego tal vez acostarnos en la cama y ver una película? ―sugerí dándole mi mejor sonrisa. Su rostro se suavizó. ―¿Qué tal si simplemente me quedo aquí y dejo que me sonríes todo el día? ―Le sonreí aún más por su solicitud―. ¿No quieres hablar? ―preguntó, pasando su dedo por mi nariz y luego agarró mi barbilla, levantando mis labios a los suyos. Me besó suavemente y te juro que fue el mejor beso que nunca me había dado. Yo quería hablar con él, pero quería que descansara más. Podríamos hablar mañana. ―Mañana. Ahora muévete, antes de que queme la cena ―le dije tratando de sonar firme, pero fallé. ―Sí, señora. Iré a buscarnos una película. ―Me dejó terminar de cocinar y lo hice con éxito sin quemar nada. Luke y yo comimos como cerdos. Supongo que ninguno de los dos se dio cuenta de lo hambrientos que estábamos. Él se ofreció para lavar los platos y no discutí. Fui al baño, recogí las toallas sucias y la ropa por toda la casa y las llevé al cuarto de


lavandería. Las estaba acomodando cuando Luke se acercó y tomó mi mano. ―Cama. ―Fue todo lo que dijo y fue suficiente para convencerme. Luke había elegido una comedia de Adam Sandler para que la viéramos. Me subí a la cama y él me siguió, con gracia, usando nada más que un sexy boxer negro y una sonrisa. Suspiré ante la vista de él. Me acurruqué en su costado, de espaldas a su frente, con su brazo descansando sobre mi estómago y Luke apagó la luz. A los diez minutos de la película, le escuché roncar suavemente en mi oído. El sonido era como una canción de cuna para mí así que me quedé dormida.


Traducido por Evarg7, SOS 3lik@ y Lililamour Corregido por Karlix

“Tuesday’sGone”, de LynyrdSkynyrd, estaba sonando cuando abrí mis ojos. La película estaba terminando y fuera estaba oscuro. Con cuidado, saqué el brazo de Luke de mí alrededor y estaba casi fuera de la cama cuando su mano se estiró y agarró la mía. ―¿Adónde vas, hermosa? ―Sonreí por la palabra cariñosa. ―Sólo al baño ―dije, poniéndome de pie. Luke se sentó y me miró. ―¿Quieres que vaya contigo, nena? ―Volví a sonreír. ―No, estoy bien. Vuelve a dormir. ―Caminé hasta el baño, orgullosa de mí misma. Pasitos de bebé. Por supuesto, la luz estaba apagada y entré un poco en pánico antes de encenderla, pero me las arreglé para hacerlo sin hiperventilar. Hacer pis sin Luke sujetando mi mano: hecho. Cuando volví a entrar a la habitación, Luke no estaba y las luces estaban todavía apagadas. De acuerdo, quizá no estaba lista todavía. La tele había sido puesta en silencio, pero todavía estaba encendida y reproduciendo una luz escalofriante en la habitación. ―Luke ―llamé, demasiado asustada para caminar diez pasos hasta el interruptor de la luz. Sin contestación. Oh, mierda. Oh, mierda. Mi respiración se estaba haciendo laboriosa. ―Ya voy, nena, sólo miro por los alrededores. ―Mi cuerpo se hundió de alivio y, si no hubiese estado junto a la pared, me hubiera caído sobre mi cara. Decidí pasar el rato en el baño hasta que volviera. No le llevó mucho tiempo a Luke “mirar por los alrededores”. Estaba de vuelta antes de que llegase al otro lado del baño. ―Estoy aquí ―dijo él, caminando a través de la habitación y entrando al baño en mi busca.


―¿Qué miras? ―pregunté, entrando en sus brazos como si hubieran pasado días desde que lo había visto y no minutos. ―Sólo revisando afuera. Quería asegurarme de que el fuego se había apagado completamente. ―Mierda. Había bloqueado tanto en mi mente las pasadas horas que me había olvidado que había quemado el maldito granero―. ¿Estás bien? ―preguntó Luke, poniendo sus manos a cada lado de mi cara. Asentí y él frotó suavemente con su pulgar mi ojo lastimado. Luego, sorpresivamente, se inclinó para besarlo―. Te amo ―dijo, mirando tan intensamente en mis ojos que sentí que su alma lo había dicho y no su boca. ―Yo también te amo, Luke. ―Y era cierto. Me puse de puntillas para besarlo, y luego agarré su mano para llevarlo a la cama. Una vez que estábamos ahí, apagó la tele y la luz, y me empujó hacia él. Yo estaba completamente despierta. Sabía que no podría dormir incluso si mi vida dependiera de ello. ―Luke ―dije en la oscuridad. ―Hmm―fue su débil respuesta. Luke estaba cansado y necesitaba dormir. Podía contenerme a mí misma, con seguridad. Quizá―. ¿Qué pasa, nena? ―preguntó un poco más alerta esta vez. ―No tengo sueño. ―No podía verlo, pero sabía que estaba sonriendo. ―¿Quieres una pastilla para dormir? ―preguntó con risa en su voz. ―No, oí que esas cosas con adictivas ―respondí, preguntándome por qué estaba tan ansioso por hacerme dormir que hasta estaba dispuesto a darme un narcótico. ―No estaba hablando de esa clase de pastilla para dormir ―dijo, besando mi cuello. El calor fluyó por mi cuerpo y no había nada que quisiera más que él en mi interior otra vez, pero Luke necesitaba dormir y era hora de que dejase de ser tan egoísta. ―No, estoy bien ―dije sin respiración. Mi cuerpo estaba empujando hacia él involuntariamente mientras lo decía. ―¿Estás segura? No me importa follarte hasta que pierdas el conocimiento ―dijo, su boca todavía trazaba besos por mi cuello y en mi hombro. Luke era un tipo fuerte. Podía soportar unos minutos de no dormir. Giré mi cuerpo para estar frente a él y luego lo puse sobre su espalda. Sus ojos eran intensos, pero


podía ver la oscuridad en ellos mientras me sentaba a horcajadas sobre él y empecé a besar su pecho. ―Gírate ―demandé con voz suave. Me miró de forma burlona, pero lo hizo. Mi Luke había sido demasiado bueno conmigo. Lo menos que podía hacer era hacerlo sentir mejor. Se puso sobre su estómago, levantando ambos brazos a cada lado de su cabeza. Me senté en su trasero con mis rodillas dobladas, luego me incliné sobre él y empecé a masajear su espalda. Mi esfuerzo fue recompensado cuando oí unos gruñidos suaves salir de su boca que fueron amortiguados por las almohadas. Examiné su espalda dura y musculosa, pasando mis dedos sobre los músculos que estaban empezando a relajarse. La espalda de Luke era hermosa. Parecía una foto que había sido editada. Su piel bronceada no tenía defectos y se envolvía alrededor de llano muscular como un guante. Sus hombros y cuello eran anchos y, aunque no sabía el nombre de la mayoría de los músculos por los que pasaba mis manos, sabía que también eran absolutamente perfectos. Mientras mis manos paseaban por su cuerpo, mi mente empezó a vagar. ¿Quién era este hombre yaciendo debajo de mí? ¿Siquiera estaba segura de su amor y devoción por mí? Sabía que me amaba, pero ¿cuánto costaba ese amor? Mañana sería un gran día para mí. Tendría las respuestas a todas mis preguntas, pero no estaba segura de sí eran las que podía soportar. Oh, deja de ser una cobarde, Dallas. Podía soportarlo. No tenía otra opción. Bajé la mirada hacia el lado izquierdo de la cara de Luke. Sus labios estaban ligeramente abiertos y estaba respirando profundo. Profundamente dormido. Me incliné hacia abajo y apoyé mi peso corporal sobre mis brazos para no despertarlo, puse un ligero beso en su frente y salí de la cama en silencio. Neo estaba en algún lugar con uno de los miembros del club, así que la casa estaba tranquila sin él por ahí. Vagué por la sala de estar y me senté en el sofá, poniendo mis codos en mis rodillas y mi cabeza en mis manos. Mi vida no había sido más que un torbellino malditamente grande desde que tenía diecisiete años. Perder a ambos padres, mudarme a otro Estado, estar constantemente jodida, perder a mi abuela, empezando mi propio negocio, ser odiada por todos, ser abandonada, encontrar el amor, ser traicionada por dicho amor, ser envenenada, ser encañonada, ser asaltada sexualmente y atada en el establo, ser salvada por el hombre que amo sólo para averiguar por boca de mi captor que él había sido pagado para protegerme… Mi vida era una total y completa cagada. ¿Lo peor de ello? Sabía que no importaba lo que Luke me dijera, nunca podría vivir sin él. Lo necesitaba. Necesitaba a su club y merecía felicidad. Nunca había sentido que


pertenecía a algún lugar tanto como cuando estaba con él. Incluso con toda la loca mierda que estaba pasando; sabía que aquí es donde quería estar. Me recosté en el sofá, mirando al techo. Quizá invertiría algunas de esas luces como tenía mi asistente y nueva encontrada amiga, Lindsey. Recuerdo cuando tuve mi primera pelea con Luke; fue a ella a la que llamé y ella me había llevado a su casa, me había tratado como a la familia, y me había enseñado que una valiosa lección de amistad para mí no era imposible. Recostarse en su cama aquella noche, recuerdo mirar hacia arriba, al techo, y ver estrellas brillando encima de mí y pensar en Luke, hasta que pensamientos de él consumieron todo mi cerebro y me acunaron para dormir… parecido a esta vez.

*~*~*~*

El calor me rodeaba cuando fui envuelta en brazos y levantada en el aire. Besos fueron puestos sobre mi frente cuando Luke me acurrucó en su duro pecho. ―¿Qué pasa? ―pregunté de forma somnolienta. ―Shhh. No pasa nada, nena. Vuelve a dormir. Sólo te estoy llevando a la cama ―susurró Luke en mi oreja. Asentí en su pecho como una respuesta y le permití

llevarme, sin esfuerzo, a la cama. Retiró las mantas y me llevó hacia él, mi espalda contra su torso, y hociqueó su cara en mi pelo. ―¿Estás bien? ―preguntó Luke, extendiendo su mano por mi estómago y frotando

con su pulgar una y otra vez. El gesto era de apoyo y reconfortante. Me apreté más contra él y asentí. En minutos, estaba durmiendo una vez más. Desperté con la cama fría. Fuera, el sol estaba justo empezando a aparecer por las ventanas y podía decir que, si fuera un día laboral, llegaría tarde. Miré al reloj y era poco más de las siete. Pensamientos de la pasada noche vinieron a mi mente y supe que hoy era el día en que conseguiría algunas respuestas. Salí de la cama y fui hacia el baño. Miré al reflejo de mi cara en el espejo, que estaba marginalmente mejor que ayer. El proceso de curación era lento, pero estaba progresando. Entré en la ducha, lavando los sucesos de ayer, luego fui al armario y me puse jeans y una ajustada camiseta blanca. El vestido de ayer hizo que me empujaran contra una pared y me follasen, así que me pondría jeans. No necesitaba que Luke me distraiga de las preguntas con sus travesuras sexuales.


Encontré a Luke sentado en la barra, y una gran caja (la misma caja que yo había encontrado en su armario) puesta frente a él. ―¡Buen día! ―dije, en un esfuerzo de calmar la tensión que se había formado en la

habitación. Luke se giró hacia mí y sonrió con suficiencia. Estaba vistiendo una gorra negra, con DFFD cosido en ella, girada hacia atrás en su cabeza. Su camiseta blanca se aferraba a sus hombros y brazos, pero se ensanchaba en su cintura. Los tatuajes que iban de sus hombros a sus muñecas parecían incluso más oscuros contra la camiseta blanca que lucía incluso más blanca contra su piel bronceada. Tenía unos jeans gastados y rotos y, una vez más, estaba descalzo en mi cocina. Verlo hacía mi boca agua. Tragué con fuerza y procedí a entrar en la cocina, agarrando una jarra de café y sirviéndome una taza del famoso café de Luke. ―Te ves bien esta mañana, nena ―me dijo Luke, sonriendo. Le sonreí, pero mi mirada fue de su cara a los objetos delante de él. Mi estómago cayó al recuerdo de cuando encontré la caja y todo su contenido. Yo estaba en la casa de Luke buscando mi equipaje cuando me tropecé con una caja en su armario que contenía información personal sobre mí. Fotos, números de teléfono, información de direcciones que había reunido antes de siquiera conocer a Luke. Por supuesto, Luke tomó la salida fácil al acusarme de “revisar su mierda” cuando no me incumbía. Sabía que me estaba echando la culpa sólo para que no pareciera un imbécil. El pensamiento me enfadó y me recordó por qué estaba aquí y qué iba a conseguir hoy. Caminé hacia la barra, quedándome frente a él y poniendo mis codos sobre el mostrador sosteniendo mi café entre mis manos. ―¿Dónde conseguiste esto? ―pregunté, asintiendo hacia la caja que estaba entre

nosotros. ―Empecemos por lo pequeño ―replicó Luke con suavidad, lo que sólo me hizo

enfadarme más. ―No, qué tal si hago las malditas preguntas y tú las respondes. Con la verdad ―le

espeté. Ésta era la Dallas que yo era antes de que entrase él a mi vida. Era una perra amarga y Luke me había ayudado a convertirme en una persona mejor, pero la perra todavía estaba dentro y ahora era un buen momento para dejar que aparezca. O eso pensé. ―Cuida tu boca, Dallas ―dijo Luke, con su propia furia creciendo. ―No, cuida tú tu boca, Luke. No soy yo la que tiene algo que probar.


La cabeza de Luke cayó hacia atrás como si hubiera sido abofeteado. Pareció componerse y su cara se convirtió en piedra. ―Kirkley me dio un expediente. Lo añadí. La mayoría de esas fotos fueron tomadas por mí o por gente empleada por mí. ―Lo miré con conmoción. ¿El Alcalde Kirkley?

¿Qué demonios? ―¿A qué te refieres con que te dio un expediente? ―pregunté, totalmente atónita

por lo que acababa de decirme. ―Kirkley le debía a tu padre algunos favores. Cuando tu mamá fue asesinada, él

planeó enviarte a Mississippi para vivir con tu abuela. El arreglo era que Kirkley mantuviera un ojo en ti y tu padre le daba una tierra llena de mierda y una posición prometida como Alcalde tan pronto como él mantuviera su parte del trato. El papeleo fue redactado y la tierra que él amaba hubiera sido para Stacy si algo te pasaba. Ese trato expiró en tu cumpleaños número 25. Un día que tu padre pensó que viviría para ver, aunque no lo hizo. No podía creer lo que estaba oyendo. Podía sentir mi corazón latir en mi oreja y, de repente, hacía demasiada calor en la cocina. ―¿Qué tierra? ―le pregunté a Luke. Él todavía estaba sentado con su espalda rígida

y su cara endurecida. Lucía como un robot y estaba segura de que era una táctica que solía usar para mantener su temperamento a raya. ―La tierra sobre la 98. ―Pero acabo de comprarle esa tierra. ―Recordé la cena de compromiso de Mason

y Nathalie. Me había puesto a propósito ese vestido en particular sólo para atraer al Alcalde y quitarle esa propiedad. Tenía a un cliente suplicando para poner un centro comercial allí y yo había convencido al Alcalde de que era para uso personal. ―No, compraste una fracción de la tierra del Alcalde y, déjame adivinar, ¿él quería

que Construcciones Carmical limpie la madera? ¿Dijo que me debía un favor? Bueno, déjame decirte algo, corazón, Paul Kirkley sabía que esto pasaría. Y también pasa que yo fui el afortunado que terminó en tu cama y no algún otro tarado. Por eso es que él quiere que corte la madera. Quiere que pienses que somos amigos. Quiere ponerme cerca de ti, para que pueda recoger tanta información como pueda sobre lo que quieres hacer con esa propiedad. Tu calladita asistente no dirá nada y todos sabemos que tratar de sonsacarte algo a ti es como tratar de cincelar cemento con una cuchara. ¿Entonces qué hace él? Espera hasta que me meta en tus bragas y se lanza a por la caza.


No podía respirar. Esto no estaba pasando. Luke me ama. Sé que me ama. ¿Por qué me está hablando así? ¿Por qué esta propiedad era tan importante para Kirkley? Empecé a preguntárselo cuando me interrumpió. ―A pesar de lo que piensas, Dallas, tu papá no era un buen hombre. Era un jodido

estafador. Tú sólo eras una niñita estúpida e inocente. Pensaste que tu papi colgaba la Luna. Él era un asesino. Un ladrón. Un… ―¡Cierra el pico! ―Ya no podía soportarlo―. No sabes de lo que estás hablando. ¿Crees que era inocente? ¿Realmente crees que no vi a través de toda su basura? ¡Sé quién fue, pero que me aspen si te dejo estar ahí y difamar su nombre! ¡Tú no tienes ni idea de lo que pasó realmente! ―Ya estaba. Lo dije. Todos esos años, había mantenido esa mierda embotellada dentro de mí, sabiendo que, si salía fuera alguna vez, me destruiría. Tuve secretos que nunca quería que se descubrieran. Tuve mierda que nunca quise que nadie lo sepa, y aún así estoy aquí exponiéndome. Me he hecho vulnerable y ahora Luke sabía que yo sabía la verdad. Podía decirlo por la sorpresa en su cara. Por supuesto, yo sabía que mi padre no era un hombre bueno. Era bueno con su familia. Era un padre asombroso, un marido asombroso y un amigo asombroso. Pero incluso cuando intentaba esconderlo, no podía. Escaló hasta la cima pisoteando a otra gente. Pero el mundo no era un lugar justo y él hizo lo que tenía que hacer para arreglárselas. ―¿Qué sabes, Dallas? ―preguntó Luke. Su voz sólo era poco más que un susurro. Negué con la cabeza. ―No, todavía soy yo la que hace preguntas aquí. ¿Por qué carajo Kirkley quería tanto esa tierra? ―escupí entre mis dientes. Estaba enfadada con Luke. Estaba enfadada con Kirkley. Estaba enfadada con mi padre, pero, más que nada, estaba enfadada conmigo misma. Quería que Luke creyera que era inocente y estúpida, pero ahora que se había descubierto el pastel, no tenía otras opciones. ―El oleoducto. Han estado tratando de poner uno a través de esa carretera durante años, pero sigue siendo rechazado. Como prometió, tu papá hizo a Kirkley Alcalde y se la pasó. Se supone que empiezan a construir el año siguiente. Él quería saber qué negocio planeabas poner ahí para que pudiera invertir en negocios que coincidirían con los tuyos, poniendo a todos en el centro de la ciudad, fuera de la carretera. Él sabía que no fallarías, nunca lo haces ―dijo con seriedad Luke. Podía ver respeto y aprobación escritos en su cara. No necesitaba nada de eso. ―Sólo lo hacía ―dije, girándome y poniendo mi taza llena de café en el fregadero. Mi mente estaba en blanco. La Dallas divertida y coqueta se había ido. Era hora de que vuelva a ser la perra fría que era. Durante años, eso me ayudó a evitar mierda como


ésta. Era mi coraza, mi armadura, y sabía que el momento en que dejase mi guardia baja, esta mierda aparecería. Luke Carmical sería un recuerdo mío. Justo como todos los demás. Cuando me giré, Luke estaba de pie en la barra. La mirada en su cara me hizo saber que él sabía que la había cagado y que lo sentía. Era un poco tarde para eso. ―Asumo que Red sabe los detalles ―declaré, dándole una mirada fría. Asintió, confirmando mi suposición. No necesitaba una amiga ni una confidente. Necesitaba la jodida verdad y ella me la daría, aunque se la tuviera que sacar a golpes. ―La llamaré. Vendrá y me pondrá al tanto. Quiero que te vayas. Te quiero fuera de mi vida y de mis asuntos. Sé lo que vas a decir, pero no quiero oírlo. Tuve suficiente de esta mierda contigo. No necesito nada más. Quiero mi perro y puedes dejar la caja que contiene mi información. No veo que sea de tu incumbencia ya. No tienes que contarle nada a Kirkley. Lo llamaré yo misma y lo pondré al tanto. Cuando Red venga, puedes enviar a mi perro con ella. Con eso me giré sobre mis talones y me fui a mi habitación, dejando a Luke de pie en mi cocina, con la cara impasible. ―Dallas ―empezó Luke. Lancé mi mano al aire, haciéndole saber que esta conversación se había terminado. Entré a mi habitación y cerré la puerta y luego me acosté en mi cama, hundiendo mi cara en el edredón. No estoy segura de cuánto tiempo pasó antes de que oyera el rugido de los tubos de escape de Luke mientras se iba. Mi estómago se retorció cuando me llegó el entendimiento de que realmente se había ido. Nunca intentó hablar conmigo, aparte de decir mi nombre. Estaría mintiendo si dijera que no había esperado que entre a mi habitación e intentase hablar conmigo. Sería una mentirosa aún mayor si dijera que no era eso exactamente lo que quería. Oh, bueno, a veces la vida era un golpe fuerte. Puse a un lado mis emociones y me fui a vestir. Podría llorar por mi vida más tarde, ahora mismo tenía mierda que hacer. Después de que mi maquillaje y mi cabello estaban en su lugar, y vestida con un par de pantalones negros palazzo Armani con una camisa sin mangas satín color verde salvia y un par de negros tacón de aguja Jimmy Choo, localicé mi bolso de mano y celular y llamé al Dr. Yarborough. Él respondió con una voz muy alegre, y me dio una extraña sensación de que sabía quién era antes de responder. ―Srita. Knox. ¿Cómo se siente?―él preguntó con su voz suave. Los doctores tenían

una manera de hacerte sentir inferior o extremadamente cómodo. Estaba feliz de que fuera lo segundo.


―Llámame Dallas, por favor. Me siento mucho mejor ―dije en mi tono de yo-soy-la

gerente-general-de-una-corporación-multi millonaria-y-pienso-que-soy-mejor-que-tú. ―Bueno, eso es una maravillosa noticia. ¿Estabas llamando para ponernos al día o

puedo ayudarte en algo? ―dijo en su voz volviéndose sedosa y juraría que estaba tratando de coquetear conmigo. De ninguna manera, doc. ―Sí señor, en realidad, un poco de ambas. Esperaba ver si podrías determinar un

tiempo para mí, para que pueda recapitular mi entorno y ver si puedo llegar al fondo de lo que ocurrió. ―Bueno, todo el mundo es diferente. Tu cuerpo podría haberlo procesado más

rápido debido al alcohol que consumiste con él. Lo mejor que te puedo dar es una hora antes de que empieces a sentir los síntomas, dos a lo sumo. Jodida Tammy. ―¿Estás seguro de eso, doc? Quiero decir, en una escala del uno al diez, diez siendo

el máximo de acierto,¿dónde te ubicas?―Empezaba de nuevo a sonar como Dallas Knox propiedad de LLC3. Mierda. ―Yo le daría un diez, Dallas. No hay manera de que podrías tenerlo en tu sistema

por más tiempo y no saberlo. Podrías haber sentido los síntomas inmediatamente. Pero, mi opinión profesional a lo sumo, dos horas antes. Miré mis pies, con una mano en mi cabeza y la otra en el teléfono. Estaba sentada en la sala de estar y si estuviera de pie, probablemente me habría desmayado. Colgué el teléfono sin despedirme y me recosté en el sofá. Mi pulso estaba acelerado, no pretendía sacar conclusiones rápidamente. Volví a pensar en los acontecimientos de esa noche. Yo sólo tomé una bebida con Tammy. También una con Stacy. La bilis subió por mi garganta cuando alcancé el teléfono y llamé a Luke. Tal vez yo le había entendido mal. Luke había actuado como si él no supiera quién era Stacy cuando le dije que iba a Tupelo y él trabajaba allí en la Residencia donde me alojaba. ―Dallas. ―El tono cortante de Luke llegó a través del receptor y fue como otra daga en mi corazón. Me senté allí por un segundo tratando de recordar por qué lo llamé en primer lugar. Durante semanas, Luke había respondido a mi llamada telefónica 3

LLC: Abreviatura del nombre completo de Luke, Lucas Lorn Carmical, algunos miembros del club lo llaman así.


con un “nena" y una sonrisa en su voz. Nunca pensé que echaría de menos sus palabras de cariño tanto―. Hola ―repite Luke, sonando un poco más ansioso. Tal vez debería decirle que había escuchado algo, así él volvería. ¡Mierda! ¡Yo era una idiota patética! ―Luke ―comencé, logrando encontrar mi voz, aunque era un poco más entrecortada de lo que pretendía. Me aclaré la garganta y continué―: ¿Quién te dijo que conseguirías esa tierra si algo me pasaba? ―Me senté en el sofá con mi aliento. ―Stacy ―afirmó Luke. Dejé escapar el aliento que había estado conteniendo y tome otro profundo. ―Actuaste como si no lo conocías cuando mencioné que él trabajaba en la Residencia ―dije, aún esperanzada de que todo esto fuera un malentendido. ―No lo conozco. Sólo sé su nombre. Supuse que él vivió en Georgia. ―Me di cuenta de que Luke estaba curioso en cuanto a por qué le estaba preguntando. ―Muy bien, gracias ―le contesté y rápidamente colgué. No necesito que me cuestione sobre esto y su voz me hizo temblar de una manera que no tenía nada que ver con un negocio turbio. Me gustaría tratar con Stacy después. Ahora, tenía que cambiar el código en mi puerta. Agarré el folleto de un cajón en la cocina y llamé al número que aparece en el dorso. La señora me informó que sólo tengo que introducir un código genérico, luego, introducir el código nuevo. Ellos cancelarán el anterior, dejaron que el código genérico fue de cuatro cero sea la contraseña temporal hasta que lo programé yo misma. Paso dos: listo. En cuanto colgué, Red llamó haciéndome saber que ella estaba en camino. Eso me dio unos treinta minutos para averiguar qué demonios iba a hacer con todo lo demás. Mi teléfono sonó una vez más y vi que era Luke quien llamaba. No quería responder, pero ¿a quién quería engañar? Quería oír su voz. Le echaba de menos ya. Al parecer, mi máscara dura tenía algunas grietas en ella. Contesté el teléfono con la voz más perra que pude y con un simple―: Sí. ―Luke ignoró mi respuesta malintencionada. ―Hola, nena. Me preguntaba si querías que te envíe un par de chicos allá para enterrar el resto de ese granero. Miré esta mañana y parece que no tiene cimientos. No debería ser un problema y sólo les tomará un par de horas. ―No me jodas. ¿Por qué tenía que ser tan amable? ¿Y por qué llamarme nena? Me acerqué a la puerta trasera y


me di cuenta de que el gran montón de hojalata y madera quemada era un espectáculo grotesco, y un recordatorio de lo que es peor. ―Eso sería genial ―le dije, pensamientos de Frankie atándome y tocándome invaden mis pensamientos, haciéndome involuntariamente cerrar mis ojos y aumentar mi respiración. ―¿Estás bien, cariño? ―Luke me preguntó en voz baja. Toda la lucha en él parecía haber desaparecido. Lo necesitaba, pero no sucumbiré a esta mierda de nuevo. ―Estoy bien. Red estará aquí pronto. Te llamaré más tarde si tengo alguna pregunta. ―Le colgué el teléfono, una vez más, antes de que pudiera responder. Volví a mirar afuera, y esta vez mis ojos estaban puestos en la piscina. ¿Qué demonios?. Yo no necesitaba un atuendo costoso para expresar mi estado de perra. Un bikini lo haría. Me puse uno negro, un bikini que le daba honor a la palabra, envolví una toalla de playa alrededor de mi cintura. Tomé algunas chanclas del armario y me dirigí a la piscina. El aire de octubre era espeso y húmedo al mediodía, la temperatura estaba ya en los ochenta. El clima de aquí era tan impredecible. Podríamos tener una helada el fin de semana. Decidí tomar la pequeña caminata hasta la puerta y volverla a reprogramar. Para mi suerte, Red se presentó justo a tiempo, y tuve la oportunidad de probarlo en ella. Por supuesto, me protegí desde su punto de vista, o eso creía yo. Salté en el elegante, Mustang negro que Red conducía y caminé con ella de regreso a la casa. Ella no dijo más que―: Entra te daré un paseo. ―Red se veía espectacular, como siempre, en un par de shorts y una camiseta color naranja. Pude ver los tirantes de su bikini asomándose en la parte superior de la camisa y sonreí. Red planeaba sentirse como en casa y me gustó. Estudié su perfil mientras nos llevaba por el camino sinuoso a la casa. Sus largas pestañas negras se curvaban perfectamente alrededor de sus grandes ojos marrones. Su cabello rojo estaba amontonado en su cabeza en un moño desordenado y su piel perfectamente bronceada parecía brillar en la luz del sol. Hermosa. ―¿Qué? ―preguntó ella, haciéndome saltar. Estaba tan absorta mirándola que no pensé en lo idiota que parecía sorprendida frente a ella―. Quiero decir, sé que me veo bien y todo, pero maldita sea ―dijo dándome una sonrisa. Ella había estado alrededor de Luke demasiado tiempo.


―Gracias por venir ―dije mirando mis manos. ―Hey, no hay problema. Me gusta estar en el medio del drama. Especialmente, cuando es un drama de Luke ―dijo guiñando un ojo. Sonreí y negué con la cabeza. Probablemente sería mejor si no le pregunto que entre en detalles. Estacionó el coche bajo el porche y fue entonces cuando me di cuenta de que ella no traía a Neo. ―¿Dónde está mi perro? ―pregunté mirando en el asiento trasero como si estuviera allí. ―¿Crees que iba a poner esa cosa en mi coche? ―preguntó, mirándome como si estuviera cubierta de verrugas―. Además, él ha tomado un gusto por la casa club. Los chicos quieren sobrenombrarlo, Diablo. ―Mierda. Bueno, ahí va mi maldito perro. Al igual que un hombre. Dirigí a Red en la casa, deteniéndome en la cocina para tomar un trago. ―Deberías prepararnos algo con un poco de alcohol ―dijo Red, arrojándose sobre uno de los taburetes de la barra y hojeando la caja que Luke dejó―. Cuanto más bebo, mejor me acuerdo de las mierdas y cuanto más bebes, mejor manejarás la situación. Sugiero vodka. Me quedé mirándola con el rostro prácticamente impasible. Mierda. Esto será molesto. Saqué la botella de vodka del congelador, luego, busqué un par de latas de Red Bull y nos hice las bebidas. ―¿Quieres tomar el sol? ―le pregunté, haciendo un gesto con la mano a sus tirantes de su bikini que se asomaban por encima de su camisa. Red miró sobre su hombro, para ver lo que me refería y sonrió. ―Tenía la esperanza de hacerlo. Le devolví la sonrisa y luego salí por la puerta de atrás con ella. Por alguna razón esto fue un poco incómodo, pero Red parecía completamente a gusto. Supongo que debería, teniendo en cuenta que no era su mundo el que estaba a punto de derrumbarse. El patio grande que cubría la casa estaba cubierto de plantas en macetas con algunas colgando, otras en el suelo y unas en las mesas que estaban dispersas por todo


el porche. El área de hormigón alrededor de la piscina estaba llena de sillas plegables para satisfacer el deseo de alguien. Red eligió un conjunto de tumbonas valencianas con una mesa auxiliar en medio de ellas. Me quité la toalla y me acosté, tomando un par de gafas de la mesa y colocándolas sobre mis ojos. No sólo iban a protegerme de la luz, sino también para ayudarme a ocultar mis sentimientos cuando ella deje caer la bomba. ―Así que, ¿por dónde quieres que empiece? ―La miré, completamente relajada, descansando en una silla en un bikini como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Esa fue la pregunta más fácil que me había contestado durante todo el día. ―Desde el principio.


Me cagué en mis pantalones cuando Luke me llamó hace un par de horas y me dijo lo que me esperaba. Sabía que este día llegaría. El día que iba a tener que decirle a Dallas Knox la verdad. Secretamente esperaba que Luke lo hiciera, pero en el fondo sabía que Dallas no podía manejar la verdad de él, ni sería capaz de manejarla cuando ella se perdiera en su mierda. Ahora, aquí estaba yo, en su casa, en su piscina, en mi bikini de Victoria’sSecrets que Regg aún no me lo ha visto. Por fuera, sabía que parecía que tenía el control. Dallas estaba probablemente preguntándose por qué estaba tan relajada. Si supiera, estaba tan nerviosa como un gato de cola larga en un cuarto lleno de mecedoras. Esto no era inusual sin embargo. Yo había logrado perfeccionar esto con el paso de los años. Al ser una ol’ Lady4 en un MC5 te enseña cómo lidiar con la mierda. Nadie sabía lo que realmente sentía. Yo no quiero que nadie confunda mi nerviosismo con la debilidad y en la vida he vivido, debilidad que puede conseguir golpear tu trasero, o peor aún, llevarse tu orgullo. El MC te hace de alguna manera ser mejor persona. Yo estaba perdida antes de conocer a Regg y con la ayuda de él y mi familia del MC, estaba mejor de lo que había estado nunca. Me encanta esta vida, pero en momentos como éste son de puta mierda. Miré a Dallas y sonreí para mis adentros mientras la veía intentar y fallar, al ser indiferente a la situación. Ella era el epítome de la perfección femenina. Considerando que Luke era el epítome de la perfección masculina, eran una pareja perfecta. Ella estaba dañada. Lo supe cuando la vi por primera vez, pero en el exterior, ella tenía el control de su mierda, sabía que ella podría manejar la verdad y esta vida. Su largo cabello castaño estaba amontonado en su cabeza, al igual que el mío. Su piel era de un bronceado dorado, el color que se obtiene de tomar el sol y las camas de bronceado, sin embargo, era impecable y sin el menor indicio de estar expuesta al sol. Mi piel era bronceada, pero tuve que trabajar duro para conseguirla de esta manera y utilizar por una semana una botella de crema hidratante sólo para evitar el aspecto de cuero. Perra suertuda. Tendría que conseguir su secreto. Todo en ella era perfecto. Desde su nariz perfectamente formada hasta sus pies perfectamente cuidados, ella era 4Ol’

Lady:Nombre que se le da a la novia o mujer oficial de un miembro del Club. También se le puede traducir como “dama”. La Ol´Lady del Presidente es el rango más alto que ostenta una mujer en el grupo. Casi tan alto como el del Presidente del Club. 5 MC: Siglas en ingles de Motorcycle Club, que en español se traduce como el “Club de Motociclistas”.


hermosa. La odiaba. En realidad no, pero en un buen sentido. Dallas me dijo que ella quería que empezara desde el principio. Genial. Vacié mi vaso de vodka y Red Bull, que no fue una tarea fácil, y vi como Dallas hizo lo mismo, y luego se puso de pie agarrando nuestras copas y se dirigió hacia el interior. No necesitaba preguntar. Yo sabía que ella iba por las recargas. Miré alrededor del patio y otra a la zona donde el granero una vez estuvo. Luke me echó bronca por dejarla fuera de mi vista, pero pensaba que su quema era una buena terapia. Pero, desde luego, me encantó quemar mi mierda yo misma. Me dio una sensación de poder. Dallas volvió y me miró mientras ella me dio un vaso lleno, se sentó y respiró hondo. Ella estaba lista. Maldita sea. Aunque tenía un plan. Con un poco de suerte y una porción entera de vodka, eso tal vez podría convencer a Dallas de seguir mi plan, y si lo hacía, iba a salvarla una vez más, y darle a Luke la felicidad que se merece.


Cuatro copas más tarde, estaba medio tumbada en el sillón y dando gracias a los dioses del vodka. Nunca habría hecho esta conversación sin ellos. Red no bromeó. Cuando le dije que estaba lista, ella me lo dio. Ni una sola vez se detuvo a elaborar sobre cualquier cosa, no es que ella realmente lo necesitara. Me explicó todo con suficientes detalles que nunca tuve que hacer preguntas. Ella no guardó nada y no parecía importarle si algo lastimaba mis sentimientos o si me hizo llorar. Era exactamente lo que necesitaba, y aunque ella nunca lo sabría, estaba bastante asustada de ella para no maldecirla o echarle bronca como lo hice con Luke cuando me lo dijo. Me recosté en mi silla y vi como Red con gracia flotaba alrededor de la piscina. Cerré los ojos y dejé que mi mente vagara de nuevo al nuevo conocimiento que sólo había destruido mi vida, y sin embargo podría haberme salvado. ―Está bien, te daré esta mierda directamente. No quiero ser interrumpida y no quiero que me digas que me calle. Esa mierda me pone de nervios ―dijo Red, sentada en su silla y volviéndose hacia mí. Ella se quitó las gafas para que la pudiera ver directamente a los ojos y colocó sus codos en las rodillas. Parecía controlar totalmente la situación y yo estaba feliz de que la tuviera. Asentí con la cabeza en acuerdo, temerosa de que si trataba de hablar, pudiera vomitar. ―El alcalde Kirkley, como tú lo llamas, ha estado de alrededor de los MC toda su vida. Yo lo llamo Paul. Alcalde Kirkley es demasiado largo para decirlo. ―Me miró y supuse que quería una forma de reconocimiento, así que asentí con la cabeza y continuó―: Luke le contó la historia de su abuelo, Pops, y su amigo Gill formando los Renegados del Diablo. Paul era el hijo de Gill. ―No pude evitarlo. Un jadeo audible se escapó de mis labios y Red hizo una pausa, sonriendo un poco por mi reacción―. Lo sé, es difícil de creer, pero es verdad. No mucha gente sabe eso sin embargo. Paul era muy parecido a William, el padre de Luke. Odiaba a su padre y todo lo que él representaba. Odiaba el club aún más y se convirtió en la misión de su vida para hacerlo caer. Paul también odiaba a William. Cuando Paul y William estaban en la universidad, William logró enamorar a Karen, la madre de Luke, lo cual hubiera sido romántico si no estuviera comprometida con Paul. ¿Me sigues? ―¿Qué carajos? Por supuesto que no dije eso, en lugar de eso sólo asentí con la cabeza. A este ritmo, tendría un latigazo cervical para el momento en que esta conversación haya terminado―. Bien ―dijo Red,


tomando otro gran trago de su vaso, y luego continuó―: Paul decidió que la mejor manera para él de descargar su frustración era por el levantamiento de pesas, lo cual fue bueno teniendo en cuenta que William estaba haciendo lo mismo, excepto que lo estaba haciendo con la ex prometida de Paul. ―Red se rió de su propia broma y yo sonreí, pensando que era lo apropiado, aunque mi mente daba vueltas y me sentía como que tuviera que aferrarme a la silla para no caerme―. Mierda, soy graciosa. En fin, Paul pasó a ser un físico-culturista mientras William sentaba cabeza con Karen y comenzaba su propio negocio de madera. El negocio estaba en auge y William estaba mejor que nunca cuando Paul regresó con la esperanza de mostrarle a Karen lo exitoso que era y recuperarla. El problema era que William era exitoso también y Paul no tenía oportunidad contra él. Karen es una perra con suerte, por cierto. Paul y William eran atractivos como el infierno, ricos como el infierno, y locamente enamorados de ella. Paul lo aprendió pronto, que si él quería ser candidato a la Alcaldía, la última cosa que necesitaba era que todo el mundo supiera lo envidioso que estaba de William. Así que, ¿qué hizo? Él se casa con una mujer hermosa, tiene una hija hermosa y se convierte en el esposo cariñoso cuando su mujer es diagnosticada con cáncer. Por supuesto que ella murió, y Paul se quedó con una hija que criar. Las personas se lo creyeron. ¿Un padre soltero criando a una niña? No tiene precio. Los papeles escribieron columnas interminables acerca de la lucha por lo que pasó mientras su esposa estaba en su lecho de muerte. Nada se interponía en el camino para ser elegido como alcalde, a excepción de tu padre. Ahora era mi turno para sentarme y tragar mi bebida. Este era el momento donde descubriría las cosas que me temía. Levanté mi mano y corrí adentro, preparándonos a Red y a mi otra copa, y volví en un tiempo récord. ―Continua ―le dije a Red, poniendo los codos sobre las rodillas del mismo modo que lo había hecho y le di toda mi atención. Ella sonrió. ―Esta mierda esta buena, ¿no? ¡Es como una maldita telenovela! ―Red. ―Bueno, bueno, ya voy. Así que de todos modos, tu padre tenía una gran cantidad de propiedades en Hattiesburg. Él también hizo una gran cantidad de negocios con William. Él... ―Espera, espera, espera, ¿mi padre conocía al padre de Luke? ―le interrumpí.


―Hey, ¿qué fue lo que dije acerca de interrumpir? Sí, se conocían, ahora ¿podrías callarte y dejarme terminar? Le di un guiño y ella comenzó de nuevo. ―Ahora, ¿dónde estaba? Oh, está bien, él necesitaba de William en ese momento, William era el mejor en el negocio de la madera y como sabes, no hay un acre alrededor que no estuviera cubierto de pinos. William sigue siendo el mejor en todo, en mi opinión, pero eso es irrelevante. De todos modos, tu papá, voy a llamarlo Herman, porque ese es su nombre y no me gusta decir “tu padre”, no quería que el gasoducto llegara a la ciudad. La razón por la cual se debía a que era dueño de toda la tierra, y él sabía que podía ganar el doble si se cortara la madera, entonces vendió la tierra. Así que, Herman era un genio, por cierto, no todo el mundo diría eso, pero ese tipo era jodidamente inteligente, había algunas señales para decir eso: “William Carmical para Alcalde”. Ahora, Paul es un hombre muy inteligente, pero en vez de investigar lo que estaba pasando, él simplemente se enfureció y fue un maldito simio. Por supuesto, él conocía a tu padre también, no personalmente ni nada, pero sólo a través de su inmobiliaria. Él se entera por habladurías de que Herman está siendo respaldado por William y él le da una llamada. Herman le dice a Paul que mantenga un ojo en ti y que se asegure de que estés a salvo y él le dio toda la tierra en el noventa y ocho y William perdía su patrocinio para Alcalde. Paul estuvo de acuerdo. Paul odiaba el club, pero sin lugar a dudas, ellos eran la mejor fuerza de seguridad en el estado. Él no tenía problemas con Luke y él sabía que Luke acababa de ser nombrado Sargento de Armas, y era el mayor de los rudos en los alrededores. También sabía, que Luke estaba tratando de probarse a sí mismo al club. Así pues, él le pagó para vigilarte y protegerte. Luke no tuvo más remedio que aceptar el trabajo porque Paul amenazó con acabar con el club si no lo hacía, y el club realmente necesitaba el dinero. Así que, el club votó y Luke se convirtió en tu protector. Finalmente te conoció, se enamoró, y el resto es historia. Necesito un trago. ―Con eso, Red tomó nuestros vasos y entró, dejándome para procesar todo lo que decía. Yo en serio esperaba que esta nueva bebida fuera doble. ―Red, cuando termines me gustaría hacerte algunas preguntas ―le dije, sentándome derecha en la silla. Tuve tiempo suficiente para volver a recapitular todos los eventos y ahora tenía un par de cosas que tenía que aclarar. ―Sí, sí, sí. Ya voy ―dijo Red, saliendo de la piscina. Ella tropezó por las escaleras y se dejó caer en el sillón junto a mí.


―¿Crees que Luke me ama? ―solté. Whoa. Eso no era lo que estaba esperando que saliera de mi boca. Maldito vodka. La respuesta de Red no se hizo esperar. ―Por supuesto. Yo nunca lo he visto tan feliz como lo es cuando está contigo. Pensé en eso. Red estaba diciendo la verdad. Realmente no tengo que preguntar. Sabía que Luke me amaba. ¿Pensé que era un idiota por mentirme todo este tiempo? Por supuesto. Pero, nunca dudé de su amor por mí. ¿Cómo podría después de todo lo que había hecho? Pero no lo necesito en mi vida. Estaba bien sin él. Al igual que en mi canción favorita de Merle Haggard, él sería mi recuerdo favorito de todos, pero eso fue todo lo que alguna vez sería para mí. ―¿Dónde está Frankie ahora? ―le pregunté. ―No lo sé. No está en mi posición saberlo, pero sí sé que no puede llegar a ti y si pudiera, no te haría daño. ―¿Qué significa eso? ―le pregunté confundida. ―Le cortaron las manos ―respondió en realidad. Se me heló la sangre y pensé que iba a vomitar―. Es broma. Sonaba bien, sin embargo, ¿no? ―preguntó Red riendo. ―Estás jodidamente enferma ―le contesté, pero no pude evitar sonreír. ―Me han llamado cosas peores ―dijo con un encogimiento de hombros. ―¿Cómo supieron que estaba aquí? ―le pregunté, todas las preguntas fueron contestadas, empezaban a surgir de nuevo. El rostro de Red palideció cuando le pregunté esto. ―Luke tenía a Marty y a War siguiéndote. Sacaron a Marty del camino. Lo jodieron bastante mal. Él está en el Forrest General ahora. War sigue desaparecido. ―Mi corazón parecía tomar un vuelo en picada. ―¿Desaparecido? ―No podía creerlo. Alguien estaba herido y otro estaba desaparecido todo por mi culpa. ―Si. Luke está tratando de obtener respuestas de Frankie, pero él no está hablando. ―No pude evitarlo. Las lágrimas comenzaron a fluir por mi rostro. ¿Qué he hecho?―. Hey ―dijo Red sentándose a mi lado y poniendo su brazo alrededor de mis


hombros―. Esto no es tu culpa. Esto es lo que hacen. Ellos fueron contratados para hacer esto. No quiero que la agarres contra Luke, esto es por lo que les están pagando. Si tú quieres hacer las paces con ellos, muéstrales luego que eres digna. ―Mi cabeza ahora sostenida por mis manos asimilando su respuesta. ―¿Qué quieres decir con mostrarles que soy digna? ―¿A qué rayos se refiere? ―Probarles que eres más para este club que un simple trabajo. Sé que quieres estar enojada con Luke. Sé que estás enojada porque no te dijo lo que estaba pasando, pero era por tu propio bien. Luke te necesita ahora, y sé que suena egoísta de su parte, pero eso es lo que hacemos como ol’ Ladies. Nosotros nos encargamos de nuestra familia. Si puedes demostrar que puedes dar la talla entonces ellos vengaran la muerte de tus padres, se aseguraran de que Frankie obtenga exactamente lo que se merece y se sentirán orgullosos de hacerlo. En este momento, es un trabajo. Has que sea personal. Miré a Red, finalmente me di cuenta de lo que quería decir. Luke era su Presidente. Si yo interpretaba el papel de su o’l Lady, entonces eso me convierte en parte de la familia. Y ellos protegen a su familia. No quiero ser una sumisa para Luke. Quiero que sufra sin mí. Quiero que se sienta traicionado, de la forma en que me sentí traicionada, pero quiero que Frankie sufra más de lo que quiero que Luke sufra. Quiero hacerlo por mí, pero sobre todo quiero hacerlo por War y por Marty. ―Dallas, sé sobre tí siendo envenenada. ―Me quedé mirando a Red en estado de shock. ¿Cómo sabía eso?―. El Dr. Yarborough frecuenta el club nocturno en el cual solía trabajar. Tengo una gran cantidad de conexiones. Sé que hay más de tu historia de lo que lo que me han contado. También te escuché preguntándole a Luke si Stacy se quedaría con esa tierra, si algo te pasara. Sé que quieres venganza, pero no puedes hacerlo sola. Se una buena ol’ Lady. Da la talla y te prometo que todos los que te han hecho mal lo pagarán. ―Sacudí la cabeza con incredulidad. Esta perra era buena. ―¿Le dijiste a Luke? ―le pregunté, presa del pánico. ―No, Dallas. ¿Crees que soy estúpida o algo así? ¡Luke enloquecería! Tus secretos están a salvo conmigo ―dijo con un guiño. Pero, sabía que había un problema. ―¿Por qué haces esto por mí? Su respuesta fue simple―: No lo estoy. Lo estoy haciendo por Luke.


Asentí con la cabeza en comprensión, pero ella continuó―: Amas a Luke. Luke te ama. Eres terca y obstinada y vas a decirte que puedes fingir a tu manera a través de esto sólo para vengarte. Puedes decirte lo que quieras, pero yo sé que te enamorarás de Luke tan duro como nunca y cuando lo hagas, no serás capaz de dejarlo ir. Mis ojos se habían secado y mi corazón estaba seguro. Enderecé mi espalda y miré a Red directamente en sus ojos. ―Voy a hacer esto por mis padres y por mí, y por Marty y War, pero cuando haya terminado, dejaré que se vaya. Red asintió; agarrando su ropa de la tumbona, y luego se giró hacia mí y me dio unas palmaditas en el hombro―: Claro que lo harás. ―Y con eso, se marchó. Después de que Red se fue, debo haberme quedado dormida en la silla, porque cuando me desperté, estaba cubierta de sudor, un poco quemada y tenía un gran dolor de cabeza. Entré y vi que eran pasadas las tres. Maldita sea. Tomé algunos medicamentos para dolor de cabeza, una botella de agua y decidí llamar a Lindsey para chequear la oficina. Por supuesto, ella quería venir y ponerme al tanto porque todo lo que tenía que decirme era “demasiado bueno para decirlo por teléfono”. Le dije que no estaba lista por la empresa, pero tal vez mas tarde en la semana. Esa no era una completa mentira. No estaba ausente por la empresa, a menos que fuera Luke. No quería admitirlo, pero lo echaba de menos. ¿Podría realmente proteger mi corazón y fingir estar enamorada de él? Bueno, demonios. No podía fingir porque estaba enamorada de él. ―¡MIERDA! ―grité al techo. Estaba tendida de espaldas en la cama y todo lo que podía pensar era en mí y mi vida amorosa. ¡Marty está en el hospital y War desaparecido como para ponerme a llorar! Salté de la cama y me dirigí a la ducha. Tenía a alguien que visitar. Me puse un par de jeans desteñidos y rasgados y una camiseta negra con una bolsa de color verde lima en el pecho izquierdo. No llevaba ninguna joya y me puse un par de chanclas negras. Mi atuendo era menos que informal, pero esperaba atraer la menor cantidad de atención posible. Apliqué un espeso maquillaje a mi rostro, tratando de cubrir los moretones. Fueron cubiertos en su mayoría, pero aún eran visibles. Agarré mi bolso, el teléfono, los RayBan y salí por la puerta. El Hospital Forrest General era un lugar muy concurrido en cualquier día de la semana, pero en este día particularmente, unas diez Motocicletas Harley Davidson eran el caos del estacionamiento. Por supuesto, Los Renegados del Diablo hacen el estacionamiento para su conveniencia, estacionando sus motocicletas en el área de


“Prohibido Estacionar” en la puerta principal. Genial. No esperaba encontrarme con la mitad del maldito club, pero bueno. Estoy aquí por Marty. Encontré un lugar en el segundo piso del estacionamiento y estacioné mi elegante, negro, Mercedes CL600 en el espacio libre. Una multitud de adolescentes se acercaron, dándoles miradas apreciativas al coche. Demasiado para no llamar la atención sobre mí misma. Les sonreí cuando salí y noté el asombro en sus rostros. Al parecer, esperaban a alguien que no estuviera vestida con jeans y una camiseta. El hospital estaba frío, como de costumbre, y de inmediato me arrepentí de no llevar una chaqueta. Le pregunté a la señora de la recepción en donde podía encontrar a “Marty”, y ella me miró como si yo fuera una idiota cuando le informé que no sabía su apellido. ―Lo siento, él fue admitido hace un par de días. Por un accidente de motocicleta ―dije, tratando de redimirme. ―Octavo piso. Habitación ochenta-ochenta oh dos ―me informó sin el bateo de sus pestañas. Al parecer los chicos de motocicletas han recibido un poco de atención. Cuanto más me acercaba al ascensor, más nerviosa me volvía. ¿Qué pasa si Luke estaba allí? Mi corazón se aceleró ante el pensamiento. ¿Me pregunto que llevará puesto? Oh, por el amor de Dios. El ascensor sonó, haciéndome saber que había llegado al octavo piso. Me saludaron los de chalecos de cuero que esperaban en el vestíbulo, tan pronto como se abrieron las puertas. ―Hey, niña bonita ―le escuché decir a alguien. Mis ojos recorrieron la habitación, tratando de encontrar la fuente cuando aterricé en Kev. Él hacía su manera de llegar a mí a través de la multitud. Le sonreí y le di un pequeño saludo. ―Hey, Kev ―digo mientras me envuelve en sus brazos. Los próximos cinco minutos de mi vida los pasé dando abrazos a los miembros del MC Renegados del Diablo, en el octavo piso del Hospital Forrest General. Este no era un encuentro difícil. Kev, Tiny, Worm, Coon, Buck, Crash y dos PROSPECTS habían ido a ver a Marty, y por lo que pude deducir, no tenían ninguna intención de irse. ―¿Cómo está? ―le pregunté a nadie en particular.


―Él está bien. Tiene un par de huesos rotos y algunos feos raspones. Le están retirando la morfina, así que él la está pasando mal. Estamos esperando que el doctor venga y nos dé una buena noticia. ―Worm, el vicepresidente del club, me informó―. ¿Cómo estás? ―preguntó, colocando una mano sobre mi hombro. ―Estoy bien. Sólo tomando las cosas día a día ―le dije sonriendo. ―Bueno, estamos aquí para ti, nena. Si necesitas algo sólo danos una llamada ―Tiny dijo desde su lugar a mi derecha. Habíamos formado un círculo en el vestíbulo y me sentía aliviada y decepcionada al mismo tiempo, Luke no estaba aquí. ―Gracias por eso. ¿Puedo verlo? ―Sí, él probablemente esté cansado de mirar nuestras piernas duras. Le hará bien ver un rostro bonito ―Kev dijo con un guiño. ―Te llevaré allí ―Crash dijo intensificado y agarrándome de la mano. Él sonrió cálidamente hacía mí, pero yo puede ver el brillo en los ojos coquetos. Él habría sido súper lindo si no lo comparo con Luke. Lo cual, en mi opinión, nadie sostiene una vela a Luke cuando se trata de miradas. Sexo o besos. Mierda. La última cosa que necesitaba pensar en estos momentos era en besar a Luke. Escuché a los chicos reírse detrás de mí y me giré para ver que todos tenían una sonrisa y una expresión divertida. ―¿Qué es tan gracioso? ―le pregunté, mirando hacia abajo a la mano de Crash en la mía. ―Ignóralos. Están celosos ―Crash dijo con un guiño. ―¡Ja! ―le dije a Crash, lo que le hizo sonreír más. Nuestras sonrisas murieron cuando empezamos a salir del vestíbulo y vi a Luke de pie en la entrada lanzándole dagas con la mirada a Crash. ―Oh, mierda. ―Le escuché decir a Crash en voz baja, pero él no soltó mi mano. Me congelé por completo al ver a Luke. Nunca debí sacarlo de mi dormitorio. A partir de ahora, me gustaría mantenerlo a raya. Su metro noventa de musculatura enorme estaba en el marco de la puerta. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho, y sus enormes bíceps estiraban su camiseta blanca llevándola al punto que sabía que tenía que estar incómodo. Una sudadera con capucha colgaba de su mano derecha encerrada en su codo izquierdo. Llevaba unos jeans desteñidos corte de bota y su


camiseta metida en ellos, sin embargo, se salía en todas partes. No había nada atractivo en el cinturón de cuero marrón que llevaba, pero por alguna razón quería despedazar el lugar con la esperanza de que él se lo quitara y me pegara con él. Sus rasgadas y cuadradas botas marrones, completaban su atuendo y era posiblemente las botas más sexy que había visto nunca. Su cabello rubio sucio estaba muy corto y su barba de forma perfecta le daba un tono más oscuro. Incluso con su mandíbula burlista, su rostro de piedra, y sus ojos ardiendo de furia, él era la cosa más sexy que jamás en los que mis ojos hayan puesto. Sentí a Crash moverse a mi lado y me giré hacia él. Se veía como si quisiera decir algo, y luego cerró la boca rápidamente, me palmeó el hombro y se giró para unirse a los demás un par de metros detrás de nosotros. Todos los chicos parecían estar tratando de contener sus risas. Tiny asintió con la cabeza hacia la puerta y me giré para ver que Luke ya no estaba totalmente cabreado, él sólo parecía agravado. Levantó su mano y dobló el dedo hacía mí, señalándome para que llegara a él. Inmediatamente, como si yo no tuviera control sobre mis pies, caminé hacia él. Me sentí más pequeña de lo que he sido, una vez que estuve de pie delante de él. Él se inclinó y me dio un beso en la frente, pero sin moverse para tocarme. ―¿Con frío, nena? ―preguntó con su rostro divertido. ¿Cómo diablos hizo eso? En un momento parecía que podría matarme y luego sus ojos eran suaves y parecía que luchaba contra una sonrisa. Negué con la cabeza hacia él, preguntándome cómo demonios sabía que yo tenía frío. Descruzó sus brazos y pasó un solo dedo sobre mi brazo, trazando la piel de gallina qué había formado. ―Tal vez un poco ―le dije con voz débil. Yo era una cobarde. Bien, sí, definitivamente no hay manera de que fuera capaz de ignorar o fingir que no había una conexión entre nosotros. Con sólo mirarlo tenía mi ropa interior empapada. Me hace sentir protegida y segura, y bonita, y caliente como el infierno. Me imagino que debo parecer una idiota, de pie allí como un ciervo en los faros, muerta de miedo por haberle cabreado de alguna manera, pero con la esperanza que tenía, todo al mismo tiempo. Mi mente regresó al momento que le dije a Luke, “Jódete”. Era justo después de que él me hizo el amor de la manera más dulce por primera vez. Estaba enojada cuando sacó mi trasero de un bar en el pueblo lleno de gente porque hablé a otro hombre. Bueno, la follada que me dio. Dura. La follada castigo de Luke hace que quieras hacer cosas malditamente malas. La idea me hizo estremecer. ―¿Nena?


―¿Eh? ―¿Estás bien? ―Uh-huh. Luke me sonrió, y yo pude ver sus ojos azules oceánicos riéndose. Idiota. Era suficiente para sacarme de mi ensoñación y recordarme de por qué estaba aquí. ―¿Cómo esta Marty? ―le pregunté, mi voz sonaba más fuerte, pero llena de preocupación. ―Él va a estar bien. Tiene una pierna rota y algunas costillas rotas, pero su pulmón perforado esta sanando bien. Él está molesto como el infierno, pero creo que una vez que vea tu hermoso rostro, se sentirá mucho mejor ―Luke dijo sonriéndome. Esto era demasiado para los muros que había construido de nuevo alrededor de mi corazón. ―¿Podemos ir a verlo ahora? ―le pregunté, esperanzada de que Marty estuviera despierto. Tenía muchas ganas de hablar con él. ―Por supuesto ―dijo Luke, agarrando mi mano y tirando de mí por el pasillo. Actuaba como si los acontecimientos de esta mañana ni siquiera tuvieran lugar. Cuando entramos en la sala de enfermeras, noté que todas las enfermeras ojeaban a Luke con aprecio. Una incluso le hizo un guiño en frente de mí. Perra. Quería gritar a todo pulmón, “él está fuera de los límites perra”, pero por supuesto, no lo hice. No tiene sentido cabrearlas. Ellas se la desquitarían con Marty. La habitación de Marty estaba situada al final de la sala en un rincón. Era mucho más grande que las otras habitaciones y más tarde me enteré de que el club había solicitado una suite para él. Imagino a todos sus visitantes, probablemente era el mejor movimiento, considerando que la mitad del club estaba de pie en el vestíbulo. Luke abrió la puerta, sin un golpe de advertencia, y pensé que era imposible sentir algo de frío en el pasillo, pero estaba equivocada. Hacía mucho más frío en la habitación de Marty, pero estaba tendido en la cama con sólo una sábana delgada que le cubría la mitad inferior de su cuerpo. Su pecho desnudo brillaba de sudor. Crucé los brazos, tratando de mantener el calor de mi cuerpo. Luke se dio cuenta de mi movimiento y me entregó la sudadera con capucha. Era negra, alrededor de cinco tallas más grandes y tenía un ángel de la muerte en la parte frontal. Era cálida y olía a Luke y me encontré oliéndola. Perdedora.


Marty estaba ligeramente acostado en la cama. Una maraña de almohadas detrás de él y la máquina de respiración a su lado zumbaba. Tenía una máscara sobre su rostro y parecía estar sufriendo. ―Respiración artificial para sus pulmones ―Luke me informó a través de la habitación. Él había tomado asiento en una de las sillas, y estaba ojeando una revista. Marty giró su rostro hacia mí y levantó el dedo, me pedía que le diera un minuto. Asentí con la cabeza y me senté en la silla junto a su cama. Botellas de Gatorade cubrían la pequeña mesa al lado de él junto con un cubo para un baño de esponja, algunos envoltorios de Mamba y un paquete de semillas de girasol. Su pierna era sostenida en el aire por un cable conectado a una barra que corría a lo largo de la cama. Un pequeño peso colgaba de su tobillo y se balanceaba ligeramente con cada respiración profunda que daba. Giré mi atención a la T.V. que estaba silenciada. Traté de poner atención, pero todo lo que podía oír era el pitido constante de las máquinas y las respiraciones profundas de Marty y me encontré mirando hacia atrás por encima de él. Su cabeza calva casi rapada y sus ojos verdes parecían cansados. Su mano derecha estaba vendada y su brazo estaba cubierto en tejidos. Incluso en una cama de hospital, cubierto de vendas, él aún era muy guapo. Me preguntaba si él tenía una ol’ Lady. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando una enfermera entró. ―Bien cariño, vas bien. Estarás fuera de aquí en poco tiempo. Él es un guerrero ―dijo ella, mirándome. Su largo cabello rubio estaba acomodado en la parte frontal de su hombro izquierdo, y sus grandes ojos azules eran cálidos y me hizo sentir mejor, a pesar de que yo no era el paciente. No es de extrañar que Marty esté tan bien―. Mi nombre es Ashton y voy a cuidar de ti esta noche. Si ustedes necesitan algo simplemente pulsen el botón de llamada ―ella dijo esto mientras le quitaba la máscara del rostro de Marty, luego se giró y se fue. ―Debería decirle que necesito un baño de esponja ―Marty dijo con voz ronca. Él me sonrió y me puse de pie y caminé hacia él. No pude evitarlo, tan pronto como vi su rostro, las lágrimas brotaron de mis ojos.


―Lo siento mucho ―le susurré, lágrimas bajaban por mi rostro y la sudadera con capucha de Luke. Me sentía como si un tren me hubiera golpeado. Él estaba aquí, por mi culpa. Esta era mi culpa y si alguna vez quería venganza, era ahora. ―No ―dijo Marty, poniendo su mano herida encima de la mía. ―Estaré afuera por un minuto ―dijo Luke desde la puerta. Ni siquiera me había dado cuenta de que él se había levantado. Podría besarlo en este momento por darme este tiempo, pero no podía quitar mis ojos de Marty. ―Quiero contarle una historia ―dijo Marty, sosteniendo mi mano. Asentí con la cabeza hacia él, limpiando mi rostro con las grandes mangas―. Cuando tenía veintitrés años, conocí a esta chica. Ella era hermosa, inteligente, amable, dulce… Todo lo que me gusta en una mujer. Yo no era más que un matón. Trabajaba en un taller mecánico y además a estafar un poco, pero ella me amaba. Ella era mi bien. Mi mejor. Se merecía una vida de felicidad, una que no podía darle. Sabía que nunca sería más que lo que soy, un hombre con grasa en sus mejores jeans y una Harley. No se me ocurrió preguntarle lo que ella quería. Sólo la alejé, asumiendo que lo que estaba haciendo era lo mejor para ella. Me rompió el corazón. ―Él parecía estar en otro lugar y comencé a ofrecer palabras de aliento, pensando que había terminado, cuando comenzó a hablar de nuevo―. Lo que hice fue algo egoísta e injusto. Debí preguntarle qué quería. Ves, los artículos significativos no le importaban. Ella merecía una vida de felicidad y ella la tuvo, conmigo. Nadie podía amarla como yo la amaba. Ella vino a buscarme. Estaba dolida y asustada y confundida sobre por qué simplemente dejé de contestar sus llamadas y salidas. Los viernes por la noche solía estafar en una zona mala de la ciudad y desesperada fue allí a buscarme. Le dispararon dos veces en el pecho por un grupo de pandilleros que le confundieron con otra persona. He repasado esa escena un millón de veces en mi cabeza preguntándome qué pasaría si. Le pedí a Dios todos los días que me diera la oportunidad de hacerlo y lo hizo cuando me dio a ti. Él me dio la oportunidad de salvar a alguien para compensar la vida perdida que estaba en mi nombre. Dejé de respirar. Las lágrimas salían de mis ojos, pero incluso a través de mi visión borrosa, pude ver la sonrisa de Marty. Parecía estar en paz con algo. ―Dallas, debo agradecerte. Me has salvado. Sé que las cosas no están donde deberían estar contigo y Luke, pero no cometas el mismo error que yo. Cuando Dios te da una oportunidad, la tomas. Él te ama, Dallas. Déjalo.


Yo no sabía qué decirle. No sabía si conocía todos los detalles de mí y Luke, pero lo que yo sabía era que Marty tenía razón. Amaba a Luke y sabía que él me amaba. Estaba cansada de jugar ese estúpido juego de “él me ama, él no me ama”. También sabía que mi vida no estaría completa sin Luke en ella. ―Gracias ―le dije a Marty, una vez más. Me incliné y le planté un beso en su mejilla desaliñada. ―PROSPECT. ―Vino un ruido de la puerta. Nuestras cabezas voltearon para ver a Luke de pie allí con una sonrisa en su rostro―. Estaré encantado de añadir otro año si no quitas tus manos de mi chica. ―Marty sonrió y negó con la cabeza en respuesta. ―No pude evitarlo, Pres. Ella es hermosa. ―Por supuesto que lo es ―dijo Luke mirándome con admiración. Haciéndome que me derrita. Me puse de pie, alejé de mi cabeza los pensamientos de Luke y sus ojos azules, y sus músculos duros y su comentario de “mi chica”. ―Está bien, ya basta de esta mierda cursi. ¿Qué eres, un cerdo? Mira este lugar. ―Empecé a poner orden en la pequeña habitación, limpié la mesa y doble las mantas que estaban esparcidas por todas partes. Marty se echó a reír, y luego mantuvo la mirada de dolor que cruzaba su rostro. ―¿Estás bien? ―pregunté con preocupación, e inmediatamente corrí a su lado. ―Deja de mimarlo. Vas a convertirlo en un maricón. ―Escuché a Tiny, el Sargento de Armas del Club, decir desde la puerta. ―¿Coño6? ¿Alguien dijo coño? ―preguntó Buck, empujando con su pequeño cuerpo a Tiny para entrar en la habitación que ahora estaba llena. ―Dejen de hablar de coños. ―Crash intervino. Él estaba ahora sentado en el brazo del sillón, hojeando la misma revista que Luke hojeaba anteriormente, pero sin verla de verdad―. No he tenido ninguna en una semana. ―¿Es por eso que sostenías la mano de mi chica? ―Luke le preguntó, su mirada de muerte en su lugar. La habitación entera estalló en carcajadas, excepto por Crash quien 6

Juego de palabras. Ya que “pussy” en español se puede traducir como maricón o coño, por eso Buck hace la pregunta.


parecía que quería saltar por la ventana de ocho pisos―. Quiero decir, si piensas que puedes competir, entonces por supuesto. ―Lancé una mirada a Luke y él sonrió e inclinó la cabeza hacia un lado―. Nena. Sólo estoy bromeando. ―Rodé mis ojos y empecé ajustar las almohadillas de Marty. Esto no fue tarea fácil. Sólo para que se moviera un par de pulgadas le causó un enorme dolor, Aunque sé que trató de ocultarlo. ―Necesitas descansar ―le dije en voz baja, para que nadie más pudiera escuchar. Por lo que me dijeron, los PROSPECTS reciben el infierno durante su primer año. Yo sabía que él intentaba ser duro delante de los chicos, pero esto era ridículo y desde que yo era la razón por la que él estaba aquí, me pareció que era un poco mi responsabilidad asegurar su comodidad. ―Está bien, chicos ―le dije a la habitación. Se hizo silencio de inmediato, y empecé a sacarlos―. Marty ha tenido un largo día. Creo que deberían dejarlo descansar. ―Cada rostro en la habitación, incluyendo el de Marty se giró hacia Luke. Luke estaba mirándome, aparentemente impresionado por mi valiente petición. Quiero decir, quién diablos era yo para anunciarles a un grupo de ciclistas rudos que necesitan callarse y retirarse, aunque yo no lo dije con esas palabras, sabían el significado. Parecían minutos, pero fueron realmente sólo unos segundos los que pasaron cuando Luke finalmente habló. ―Bueno, oyeron a la señora. Vamos a darle a Marty un tiempo para descansar. Buck, tú y Crash permanezcan cerca. No tan lejos del lobby. Tanto Crash como Buck asintieron en acuerdo. Todo mundo se despidió de Luke y de mí, luego abracé a Marty tan suavemente como pude. Puedo decir que se preocupaban por él y le dieron un gran respeto por lo que había hecho. Nadie había mencionado a War, e incluso ante el pensamiento de él, mi estómago se apretó. No pensé que fuera el momento adecuado para decir nada, así que mantuve mi boca cerrada, pero hice una nota mental para preguntarle a Luke acerca de eso más tarde. ―¿Nena? ―me dijo Luke, sacándome de mis pensamientos. Lo miré y sonreí. Él realmente estaba impresionante―. ¿Quieres irte? ¿Tal vez comer algo y dejar al PROSPECT dormir un poco? ―Mi estómago gruñó ante la mención de comida y me volví a Marty para despedirme. ―Vendré a visitarte mañana. ¿Hay algo que necesites?


―No, señora. Estoy bien. Gracias, de todos modos ―dijo arreglándoselas para mostrar una débil sonrisa. Me incliné y lo besé en la mejilla y la sentí caliente contra mis labios. El gran, malo y motorista Marty estaba avergonzado. Me enderecé y Luke se acercó a la cama. ―Te quiero, hermano. Te veré después. ―Mi corazón se encogió ante la vista de estos dos hombres adultos, intercambiando abrazos y expresiones de amor por el otro. Yo nunca había visto a Luke así. Se podría decir por la mirada en su rostro y la sinceridad en sus ojos, que realmente quería decir cada palabra, como si fuera su hermano de sangre. Me ardieron los ojos mientras las lágrimas amenazaban con caer. Luke tendió su mano y caminé alrededor de la cama, tomándola en la mía y nos llevó afuera. Una vez en el vestíbulo, intercambió unas palabras susurradas con Crash y Buck, luego nos llevó en el elevador hasta el segundo piso del estacionamiento.

Estábamos sentados en FirehouseSubs, Luke comiendo un sándwich de treinta centímetros de largo con mucha carne, y yo un sándwich de ensalada de pollo, viendo pasar los autos por la calle Hardy. Luke dejó su camioneta en el hospital y habíamos venido en mi auto. Él había insistido en conducir y yo le entregué las llaves mientras abría mi puerta y me animaba a entrar. Eran las pequeñas cosas como esa, y que sostuviera mi mano todo el camino hasta aquí, las que tenían mi corazón hinchado de amor por él. Luke no era un hombre ordinario, llevaba una empresa de construcción durante el día, era un motociclista por la noche, me hacía el amor enloquecidamente antes y durante. Era una buena cosa, a mí no me gusta lo ordinario. ―Realmente estás en el pensamiento profundo, nena ―dijo, sonriéndome desde el otro lado de la mesa. ―¿Han escuchado algo de War? ―Al parecer, mi cerebro había recordado la nota mental que hice antes. Su cara se tensó y pude ver que estaba tratando de controlar, ya sea enojo o angustia. ―Todavía no. Regg está investigando eso. ―Entonces capté que no había visto la cara de Regg por un par de días. ¿Era eso lo que había estado haciendo? ―¿Está bien? ―pregunté, con mi mano cubriendo la de Luke por encima de la mesa. Regg había sido uno de los primeros en llegar la noche en que Frankie había llegado a mí. Lo recuerdo cuidando de mí al lado de Luke. Se había convertido en una persona muy importante en mi vida y no me gustaría que nada malo le sucediera. Sobre todo si era en mi nombre.


―¿Quién? ¿Regg? ―preguntó Luke, claramente confundido. Asentí hacia él y su rostro pareció suavizarse un poco―. Sí, nena, Regg está bien. ―Llevó mi mano a su boca y me besó en la palma, regresó a su asiento y siguió comiendo. Esta era una buena manera de decir que no quería hablar de ello. Mala suerte. ―¿Qué pasó esa noche? ―Detuvo su sándwich a medio camino y soltó un gran suspiro. ―Te fuiste molesta y no quería que hicieras nada estúpido, así que envié a War y al PROSPECT a seguirte. Ellos me hicieron saber que estabas en Our Place Bar y esperaron en el estacionamiento de al lado. War me llamó como diez minutos después, me dijo que estabas girando bruscamente por todo el camino. Le dije que se asegurara de que llegaras a casa y luego que regresara a la casa club. Las órdenes del PROSPECT eran vigilar tu casa. Trató de alejarlos pero lo alcanzaron y lo sacaron del camino. No estoy seguro de por qué no lo remataron. Sentí la sangre drenarse de mi cara cuando dijo esto. ¿Rematarlo? Mi mente derrapó hacia el PROSPECT, Marty, acostado en una cama de hospital. Estaba tan cerca de la muerte, sin embargo, él tomó como un honor que el club lo creyera suficiente para cuidar de mí. ―¿Qué pasó con War? ―pregunté. Las cejas de Luke se juntaron y se veía como si estuviera en una profunda reflexión. Para un hombre que siempre estaba en control, sabía que era frustrante que no tuviera todas las respuestas. Puso sus ojos en mí y me di cuenta que estaba luchando con la emoción; sólo que no estaba segura de con cuál. ―Él nunca regresó. ―Decidí dos cosas en ese instante. Uno: Podría dejar el tema de lado, por ahora. Dos: Hacer todo lo que esté en mi poder para ayudar a Luke a resolver este desmadre―. Vámonos. Tenemos mucho más de qué hablar y preferiría no hacerlo en un lugar público. Su cara se puso seria, pero me di cuenta por la forma en que sus ojos se veían y cómo su voz cambió, que tenía mucho más en mente que sólo hablar. La idea me excitó tanto que torpemente busqué mi bolso y me las arreglé para golpear mi vaso, lleno de refresco en el proceso, lo cual me ganó una sonrisa de Luke. Bien valió la pena. Nos llevó de regreso a mi casa. Sosteniendo mi mano una vez más y sintonizando en el radio nuestra estación favorita de música country clásica. No estoy segura de sí en ese momento fue la intervención divina o un cambio de suerte, pero Alan Jackson cantaba su interpretación de "Blues Man”. Las letras salían de los altavoces mientras miraba a Luke y toda su magnificencia, y pensé cuán perfectamente esa canción


encajaba con mis sentimientos hacia él. Yo lo amaba, lo necesitaba, y él no tenía nada que demostrarme. La idea de estar con un motociclista cabrón era emocionante al principio, pero ahora, sabía que amaría a Luke incluso si fuera un bibliotecario. ¿Cómo había llegado a ser tan afortunada? ―Tú eres mi hombre de azul7 ―dije, bebiendo la vista de él vistiendo nada más que una simple camiseta blanca y jeans, sentado en mi auto como si perteneciera aquí y a ninguna otra parte. Volvió la cabeza para mirarme y sonrió. Ni siquiera tengo que idealizarlo… lo tiene. Llevó mi mano a su boca y besó cada uno de mis dedos. ―¿Sabes que te amo, nena? ―preguntó, contra mi mano. ―Lo hago, Luke. Sólo estoy confundida. ―Lo sé, pequeña. Lo sé. Ni siquiera estaba segura ya de querer saber todos los detalles. Era lo suficientemente confuso como estaba. Si mi cerebro consumía más información nueva, tenía miedo de que fuera a explotar. Red ya me había dicho demasiado. ―Yo no quería tomar el trabajo ―dijo Luke de la nada. Volteé en mi asiento para mirarlo, pero no me miraba a los ojos. Yo sabía que estaba hablando de mí―. Acababa de convertirme en el Sargento de Armas del club y éste era mi primer trabajo grande. Pops todavía estaba actuando como Presidente, pero desde un lugar no revelado. La mayoría de la gente pensaba que yo estaba tomando las riendas del club, pero sólo estaba entrenando. Ésta era mi oportunidad de probarme a mí mismo. Todo mundo sabía que mi plan era llevar el club en una nueva dirección. Pops no estaba muy contento con mis intenciones, pero dijo que si yo era lo suficientemente inteligente y leal, tendría el Mazo un día y podría hacer con él lo que yo eligiera. Tú fuiste una prueba. Él quería asegurarse de que yo podía mantener mi polla en los pantalones y la cabeza en el juego. Frankie había salido mal con el club durante cinco años, pero había mantenido un ojo en él para asegurarse de que no la jodiera. Estaba encerrado, haciendo tiempo para el gran robo, así que no teníamos que preocuparnos demasiado por él. Alrededor de un mes antes de que fuera liberado, fue cuando me dieron el trabajo. Tú estabas en la Universidad de Tennessee. Todavía recuerdo la primera vez que puse los ojos en ti. ―Hizo una pausa para dirigirse a mí y sonrió. No pude evitarlo. Le devolví la sonrisa, a pesar de que estaba segura de que me veía como que estaba a punto de colapsar.

7Hombre

de azul (blue’sman): Hace referencia a la canción que están escuchando en el radio.


―Mi tía Lori, vivía en Tennessee, y yo me había mudado ahí con ella. Fue una tarde, iba a la universidad para obtener una copia de tu horario. Tía Lori es una ex alumna de la universidad y montó conmigo para mostrarme los alrededores del campus. Pensó que iba a asistir a ella. Recuerdo que estaba hablando hasta el cansancio, señalando todos los edificios y contándome historias, cuando te vi salir del edificio principal. Llevabas un vestido amarillo y parecía que pertenecieras a un jodido estudio de películas y no al campus de una universidad. Quise retroceder. Quería llamar a Pops y decirle que no podía hacerlo. Desde la primera vez que puse los ojos en ti, Dallas, sabía que eras mía. Bueno, que me jodan. Si eso no era lo más romántico que jamás había escuchado en mi vida, entonces no sabía qué lo era. ¿A quién le importaba que le hubieran pagado? Sentí como si me hubiera derretido en el asiento del pasajero a su lado. Yo era tan débil. ―Tía Lori tuvo que decir mi nombre un par de veces para sacarme de mi trance. Te seguí cada día después de eso. Si no podía estar ahí, me aseguraba de que alguien en quien confiaba lo estuviera. Tuve que volver a Hattiesburg durante unos meses durante el siguiente verano y me volvía loco pensar que estabas de fiesta, divirtiéndote, y vistiendo poca ropa y yo no podía verte. Guau. No pude evitarlo. Me emocionó saber Luke estaba celoso de mí. ―Después de esa noche en el bar, sabía que no podía dejarte ir. No voy a mentir, Dallas, te llevé a casa conmigo porque no tenía otra opción. Frankie habría hecho todo lo que estuviera en su poder para hacerte daño. El club no necesitaba el calor, pero cuando me suplicaste que me acostara contigo y te envolví en mis brazos, me tuviste. Las lágrimas amenazaban con correr por mi cara. Allí estaba. Ya lo tenía. La verdad finalmente había salió, y por alguna razón, absolutamente me emocionó. ―Todo mundo me dijo que estaba cometiendo un error. Pensaban que debía dejarte ir. Cuando me convertí en Presidente, Regg se convirtió en tu guardián oficial y eso casi me mata. Pasé dos años sin verte. Te evité cada oportunidad que tuve. Luego fui al bar y allí estabas. Las lágrimas ahora fluían libremente por mi rostro. Habíamos llegado a mi casa y estábamos afuera de la puerta. Luke aparco el auto y se volvió hacia mí, colocó ambas manos a los costados de mi cara, y secó las lágrimas con los pulgares. ―Te amo, Dallas. Te he mentido, te he lastimado y les he permitido a otros que te lastimen. Dedicaré toda mi vida a hacerte feliz, si me dieras esa oportunidad.


Mi corazón latía con fuerza, mi aliento estaba atrapado en mi garganta y mi mente me gritaba, me decía que esto era lo que yo quería. ―También te amo, Luke. Lo siento por ser tan perra. Quiero intentarlo. ―Y lo haría. No estaba segura de sí podría ser una ol’ Lady. No estaba segura de que era la vida que quería vivir, pero estaba feliz con Luke. Y con Luke viene el club. Me lo debía a mí misma, al menos intentarlo. Él me miraba fijamente, con los ojos llenos de amor y su sonrisa extendida por toda su cara. Sentí como si tuviera que decir algo, así que lo hice―. Cambié el código. Luke sonrió y me dio un ligero beso en la nariz, luego susurró―: Lo sé. Por supuesto, Luke no tenía ningún problema consiguiéndolo. Tampoco tenía ningún problema abriendo mi puerta. Simplemente sacaba una llave de su bolsillo y abría. Empecé a decir algo, pero me apaciguó con un guiño. Los guiños eran sexys y hacían a mi estómago aletear, permitiéndome en cambio olvidar el motivo por el que siquiera estaba encabronada. Me agarró la mano y me jaló hasta el mullido sofá en la biblioteca. Era la única pieza de mobiliario en una habitación con cientos de libros. Se sentó, echándome encima de él, el sofá nos tragó mientras nos sentábamos. ―Dijiste que lo intentarías, pero no creo que entiendas la magnitud de esto. Quiero que sepas que no estoy tratando de convencerte de que te salgas, pero necesitas saber en lo que te estás metiendo. ―No sabía la magnitud de esta situación o de nuestra relación, pero sabía que quería estar donde Luke estuviera. Puedo manejar la otra mierda. Creo. ―No puedo simplemente hacerte mi ol’ Lady. Me niego a hacer eso. En la posición en la que me encuentro y con el desmadre por el que estamos pasando ahora mismo en el club, no voy a traer a alguien que complicará todo. Esta elección es totalmente tuya. Te entrenaré, las chicas te ayudarán, pero tienes que saber que éste es mi estilo de vida. No voy a tenerte alrededor sólo como mi novia. Te quiero como mi soporte y quiero que estés de acuerdo con esta vida y la hagas tu vida, también. Ahora entendía plenamente el significado de "pies fríos". Tal vez esto no era tan buena idea. Sentí como si estuviera en una entrevista de trabajo y estaría mintiendo si dijera que no me meé tantito. Luke estaba en modo Presidente de los Renegados del Diablo y se había ido mi dulce chico del auto. ―Estás conmigo y todo mundo lo sabe, pero antes de poner un chaleco en ti, haciéndole saber a los demás que me perteneces; vas a tener que ganarlo.


Cuando lo dijo así, me sentí como una sumisa tratando de ganar un collar. Yo no era del tipo sumisa. ―Esto puede ser una cosa hermosa, Dallas, pero sólo si lo quieres ―dijo, un poco más suave esta vez. ―No sé lo que quiero ―dije, un poco demasiado perra. ―Dijiste que lo intentarías. ―¡Estoy intentando! Pero cuando dices pendejadas como “entrenarme”, ¡me pone los pelos de punta! No soy un perro, Luke. Soy una persona y me niego a ser tratada menos que eso. Dejó escapar un profundo suspiro, claramente exasperado ―¿Puedes mantener la boca cerrada cuando te lo pida? ―Sí. ―¿Puedes no ligar, asociarte, o lanzarte a otros hombres? ―Sí ―dije, un poco más encabronada para este momento. ―¿Puedes tratar a mi familia MC como si fuera tu familia, y mostrarles amor y respeto y lealtad, como si fueran las tuyas propias? Lo miré confundida. ―Pensé que ya lo hacía. Su rostro se suavizó por completo y sonrió negando con la cabeza. ―Sí, nena. Lo hiciste. ―Trajo su mano a un lado de mi cuello, jalando mi cabeza hacia abajo para que mi frente tocara la de él―. Bésame ―susurró contra mis labios. Me volví para poner mis rodillas a ambos lados de sus muslos, encajándome sobre su cintura y puse mis manos a cada lado de su cara. Me tomé el momento para mirar sus perfectos labios. Esos labios habían estado en cada parte de mi cuerpo. Habían eliminado mis lágrimas a besos, trayéndome alegría y éxtasis, me dijeron que me amaba y me trajeron más placer en un solo beso, del que he tenido en la vida. Movió su lengua de modo que se deslizó por su labio inferior y ya no pude esperar a saborearlo. El beso fue suave al principio. Sólo un toque de mis labios contra los suyos. Cuando encontré mi lengua con su labio inferior, como lo había hecho él, lo oí gemir y mi momento de besarlo había terminado.


Me agarró la cara entre las manos, inclinando mi cabeza para tener mejor acceso y forzó mi boca a abrirse con la lengua. Su beso fue duro y áspero, y amé cada segundo de él. No podía conseguir suficiente. Empecé a frotar mis caderas contra él y podía sentir su dureza a través de sus jeans. Me aparté, rompiendo el beso y me deslicé entre sus piernas, por lo que estaba de rodillas en el suelo frente a él. Me peleé con su cinturón, intentando impacientemente quitárselo. Lo miré, esperando verlo riéndose, pero por el contrario, tenía una mirada diferente en sus ojos. Casi depredadora. Mis bragas se mojaron mientras tomaba mis manos y negaba con la cabeza. Las colocó a ambos lados de su cintura y comenzó a desabrochar ese cinturón marrón que tanto me gustaba. Mis entrañas estaban gritando: “Por favor azótame, por favor azótame”. Empecé a preguntar, luego cerré la boca. Luke era un tipo grande, podía ponerme como santo Cristo. Y me encantaría. ―¿Qué ibas a decir, Dallas? ―preguntó en ese tono oscuro y áspero que tanto amaba. ―Nada ―respondí, tal vez un poco demasiado rápido. ―Miénteme y utilizaré éste cinto para algo más que sólo sujetar mis pantalones. ―Lotería. Como una idiota me mordí el labio para reprimir mi sonrisa, y por supuesto, leyó entre líneas. Volvió la cabeza ligeramente hacia un lado mientras una expresión divertida se posaba en su cara―. ¿Te gusta eso, no? ―Una vez más, negué con la cabeza un poco demasiado duro alejándome un poco―. Yo creo que sí. Creo que lo que más te gustaría es que inclinara tu pequeño y dulce culo sobre éste sofá y te azote con mi cinturón. Jó.de.me. Lo miré fijamente, con la boca entreabierta, mi respiración ruidosa e irregular y mis pantalones tenía una mancha húmeda entre mis piernas. Luke se inclinó de manera que los codos estaban en sus rodillas y acercó su cara a la mía. ―Yo no doy azotes como recompensas, nena. Los doy como castigos, y tú no los has pedido. ―Tragué saliva, duro. En este punto, lo habría golpeado en la nariz buscando un castigo. ―Vamos a practicar tú siendo una buena ol’ Lady. Si lo haces bien, te dejaré que te corras. Si no, te azotaré y me aseguraré que no te corras durante una semana. ―Sí, eso era muy poco probable. Estaba casi segura de que tan pronto como pusiera ese cinto en mi culo, inundaría la cama, o el sofá, o donde sea que estábamos.


―Intentaremos la primera cosa que mencioné. Mantén la boca cerrada. No puedes decir nada. Ni un gemido, o un lloriqueo, o una palabra. ¿Entendido? ―Asentí. Mierda, esto iba a ser divertido. ¿Obedecer o no obedecer? Definitivamente no obedecer. ―Aquí está la trampa, Dallas. Antes de que esa mente tuya comience a preguntarse qué vas a hacer para desobedecerme, recuerda que si decides aceptar esto como una forma de castigo, eso es exactamente lo que va a ser. Nada de sexo. Nada de besos. Nada de acurrucarse. Nada de orgasmos. Sólo un montón de llanto y malestar. Bueno, mierda. Eso no suena muy divertido. Sólo lo miré fijamente. ¿Qué demonios puedes decir a eso? Él se tomó en serio esta mierda de los azotes. Se echó hacia atrás y se quitó el cinto, que ya no era tan atractivo para mí, y abrió la cremallera de sus jeans. Yo todavía seguía de rodillas frente a él, con las manos en su cintura, cuando sonó su teléfono. ―Mierda ―murmuró rodando los ojos―. ¡Sí! ―espetó en el teléfono―. ¡¿Qué?! ―Se puso de pie y yo quedé fuera de su camino. Estaba enojado―. Voy en camino. ―Cerró su teléfono y yo estaba sobre mis pies caminando hacia él. ―¿Qué pasa? ―pregunté, pensando que debía ser bastante malo ya que se paseaba de un lado al otro y corría la mano por su cabeza como un loco. ―¡CARAJO! ―gritó al techo, haciéndome saltar―. Permanece adentro. Regresaré dentro de un rato. No vayas a ninguna parte. Quería preguntarle a dónde iba, pero me besó. Un beso dulce. Del tipo que me daba y que me hacía sentir apreciada y amada. Seguía balanceándome ligeramente, cuando entró al auto y se marchó.


Traducido por MewHiine Corregido por Lucean

Tenía demasiada energía. La emoción del día junto con mi encuentro sexual interrumpido con Luke, me tenía bombeando adrenalina. Además, cuanto más tiempo me quedaba quieta, más me preocupaba por Luke. Me puse un DVD de entrenamiento de treinta minutos y decidí ver si eso me calmaba un poco. Treinta minutos más tarde, estaba caliente, sudorosa y todavía llena de energía. Miré hacia el reflejo de la luna brillando sobre la superficie del agua en la piscina. ¿Qué demonios? Esta podría ser mi última oportunidad de usarla este año. Mi casa estaba lo suficientemente lejos del camino, y lo suficientemente aislada con árboles por los que nadie me podría ver a menos que caminasen por mi camino. Lo cual era muy poco probable, así que me desnudé y me zambullí. El agua se sentía como el satén, deslizándose sobre mi cuerpo. Nadé hasta que mi adrenalina se desvaneció, luego subí y corrí hacia el interior, en busca de una toalla y ropa. Por alguna razón, no estaba asustada. Tal vez fue porque sabía que tenían a Frankie y que no podía llegar a mí. No estaba segura, pero era agradable estar en mi casa por la noche y no alterarme cada vez que veía mi sombra. Me puse una bata de algodón, puse mi cabello en una toalla, y luego empecé a mensajear a Luke para ver dónde estaba. ¿Cinco llamadas perdidas? ¿Cuándo me había llamado? Inmediatamente marqué su número y me contestó al primer timbrazo. ―Dallas. ―Sonaba molesto. ―Sí, nene. Lo siento, no escuché sonar mi teléfono. ―Puso su mano sobre el altavoz y escuché algunos murmurando en el fondo. ―¿Qué quieres decir con que no escuchaste sonar el teléfono? ―me preguntó, claramente no molesto. Sólo muy jodidamente cabreado. Uh-oh.


―Lo siento Luke, maldición. Estaba nadando. ―¿Nadando? ―preguntó, de esa manera en como si estuviera esperando que me hubiera escuchado mal. ―Sí. Nadando. Me puse un DVD de ejercicios y me calenté, así que decidí tomar un baño. ―¿Cuál era su jodido problema? ―Dallas, te dije que te quedaras dentro. Estaré en casa en un minuto ―dijo, como si hablara a través de sus dientes. Traté de decir algo más, pero él ya había colgado. Bueno, mierda. Doy un paso hacia adelante y dos hacia atrás. Me tiré en el sofá y encendí el televisor. Si iba a ser así Luke mandándome y enojándose por pequeñas mierdas entonces tal vez esto no funcionaría. Todavía estaba de mal humor cuando Luke abrió la puerta y entró. Le oí lanzar sus llaves en el bar y mi corazón se aceleró ante la idea de tenerlo tan cerca, pero que me condenen si iba a demostrarlo. Él vino y se sentó en el extremo del sofá, levantando mis pies y colocándolos en su regazo. Él nunca me miró, sólo vimos la televisión y empezó a frotar mis pies. Maldita sea, eso se sintió bien. Era difícil estar enojada con alguien que llegaba a casa y comenzaba a masajear tus pies. ―Lo siento. ―Mierda. ¿Acabo de decir eso? ―Dallas, cuando te pido que hagas algo, no es porque me guste decirte qué hacer o que me guste tener el control. Es porque es para tu protección y seguridad. Parece que vas a tener que aprender por las malas, pero vas a aprender, si quieres que esto funcione. Cuanto más pienso en ello, más loco me pongo. Me voy a la cama. Se levantó del sofá, poniendo mis pies suavemente abajo y luego desapareció de la habitación. Maldita sea. Ahora me sentía como una mierda. ¿Por qué no quería que saliera? Probablemente porque estuviste atada en un granero hace unos días, el club todavía corre por las calles y uno de sus hermanos está desaparecido, idiota. Mierda. Apagué el televisor y con los pies pesados, me obligué a ir a la habitación. Yo en serio necesitaba una ducha, pero estaba segura que no habría ninguna travesura esta noche de todos modos, así que me acosté en el borde de la cama, tanteando el terreno, todavía en mi albornoz.


―¿Vas a decirme qué ha pasado? ―le pregunté, de espaldas a Luke en el otro lado de la cama. ―No. No puedo confiar en ti para hacer lo que te pido, así que ¿cómo puedes esperar que confíe en ti con eso? ―Mierda. Buen punto. ―Tal vez si me hubieras dicho lo que estaba pasando, yo no habría ido fuera ―dije, tratando de defenderme. Lo que no debí hacer. ―No gires hacia mí esta mierda, Dallas. Uno hace lo que se le dice, cuando se le dice. Nada más y nada menos. No tengo que decirte una maldita cosa. Recuerda eso. Estoy aquí porque te quiero y me preocupo por ti. No porque me hayas rogado o incluso si me lo hubieras pedido. Dije que no quería hablar de eso y no lo haré. ―Luke estaba poniéndose más loco por minutos, pero no pude mantener mi boca cerrada. ―Bueno, tal vez yo no quiero hablar de eso ―le dije, en un tono apenas audible. Del tipo que se utiliza cuando se quiere tener la última palabra, pero tiene miedo de los resultados. ―¡Suficiente! ―gritó Luke, haciéndome saltar. Bien, bien. Mierda. Él podía tener la última palabra. Hasta yo sabía cuándo callarme. No, no lo hacía. Yo era un idiota total y absoluta. ¿Sabes cuándo no puedes decir nada así que solo rebuznas mucho? ¿En voz alta? Sí, bueno, a Luke no le gustaba eso. ―Dallas, de verdad que sería mejor que dejaras de ser una perra y sólo te fueras a dormir y me dejaras calmarme. ―¿Perdón? ―dije, volviéndome hacia él en la oscuridad. Estaba tumbado de espaldas, con un brazo sobre los ojos. Pude ver su pecho subiendo y bajando y sabía que él estaba tratando de controlar su temperamento. Bueno, a la mierda con eso. Yo sabía que estaba siendo una perra, pero él no tenía que llamármelo. Me apoyé en un codo y apunté con mi dedo hacia él, ―Nunca vuelvas a habla… Luke se movió como un Ninja. Antes de que pudiera registrar completamente lo que pasó, él saltó de la cama y me tiró hacia él, agarrando mis brazos con fuerza y acercando su rostro espantosamente cerca del mío. Sus ojos eran fríos y su voz salió


como un gruñido. ―¿Crees que me gusta esta mierda? Me puse loco como la mierda cuando no me contestaste. No sabía lo que te había pasado. Él se ha ido, Dallas. Frankie se ha ido. Algunos de sus chicos golpearon la casa club y se lo llevaron. ¿Sabes cómo lo consiguieron? Tomaron de rehén a Red. Sentí que mis rodillas se debilitaron. No Red. Dios, por favor, que ella esté bien. ―La agarraron de una tienda de alimentación y la tiraron en el maletero de un coche. Luego amenazaron con atravesarle el corazón si no le dejamos ir. Ahora ese hijo de puta está caminando por las calles, un hermano está en el hospital, uno desaparecido y otro retenido para evitar que mate a alguien. Tengo toda esa mierda, además de dos secuestros en mi haber, en menos de una semana, ¿y tú quieres joder con mi paciencia? Este no es tu mundo, es el mío. Si quieres ser parte de esto, entonces mantén la boca cerrada y haz lo que te digo, porque te juro por Dios, Dallas, que si lanzas esa actitud en mi cara una vez más, me largo y no volverás a verme nunca más. Él me soltó y se fue. Me quedé mirando la puerta de la habitación por la que él acababa de salir con una sensación de vacío en mi interior. ¿Qué era lo que me pasaba? Él me necesitaba. Mi hombre me necesitaba. Este club me necesitaba, y yo estaba tan atrapada en mi propio egoísmo que me negaba a ver lo que estaba sucediendo delante de mi cara. Viejos recuerdos florecieron en mi mente y me acordé de lo que se sentía amar, y cuidar de alguien. Mi situación con Frankie era un devastador evento que alteraba la vida, pero lo haría mil veces si sabía que eso iba a proteger a mis amigos. Me apresuré a por mi teléfono junto a la cama y encontré el número del Red. ―Hola ―dijo Red, sonando completamente molesta y no del todo como si acabara de ser secuestrada. ―¡Hey! Es Dallas. ―No estaba segura de qué decir―. ¿Estás bien? ―Me pareció una pregunta muy tonta. ―Hey, Dallas. Sí, estoy bien. No, no estoy herida, y no, no necesito hablar de ello. Pero, si te hace sentir mejor, lo haremos ―dijo ella como si estuviéramos hablando de ella experimentando un momento embarazoso en lugar de su secuestro con ella terminando en el maletero de un coche contra su voluntad.


―Oh, eh bien. Bueno, si necesitas algo, estoy aquí ―dije en el teléfono, no estaba segura de qué otra manera responder a eso. ―Gracias cariño, pero estoy bien. Te lo juro. Aquello fue un montón de gatitos los que me agarraron y yo sabía que no me sacarían el corazón con una cuchara. Parecían bastante ansiosos por deshacerse de mí. Estaba cabreada. ―Wow―. Te llamaré mañana, ¿de acuerdo? Tal vez podamos salir de nuevo. ―Eso sonaba maravilloso, aunque no estaba segura de sí se me permitía salir de la casa. ―Me parece bien. Hablaré con Luke y me aseguraré de sí está bien. ―Hubo una larga pausa al otro lado de la línea. ―¿Quién eres tú y qué has hecho con mi Dallas? Sonreí ante sus palabras. Yo sabía que ella sólo estaba bromeando, pero podía oír la aprobación en su voz. Tenía que colgar el teléfono. Estaba cavando demasiado profundo en el comentario de “mi Dallas”. ―Te llamaré mañana ―le dije y colgué. Podía sentir los ojos en mí y me volví para ver a Luke de pie en el umbral. Se había quitado la camisa y metido las manos en los bolsillos del pantalón. No me importaba si me arrastraba a cuatro patas y me ponía una mordaza de bola, no había manera de que yo fuera a hacer cualquier cosa que me pusiera en peligro para verlo todos los días de mi vida. No estaba segura de a dónde ir desde aquí. Tenía que pedir disculpas, pero no estaba segura de qué. Si Luke me hubiera dicho el alcance de la situación antes de que se fuera, me habría asustado lo suficiente como para mantenerme en el interior. En cambio, él sólo dijo―: Permanecer en el interior. ―Entonces me di cuenta de que él no me lo dijo porque no quería asustarme. Sabía que si me decía lo que había pasado y luego ido, no había forma de saber lo que yo habría hecho. El pensamiento me hizo querer ir a él, pero no era muy buena con el rechazo. ¿Y si él ya no me quería? Quiero decir, Luke podría tener a cualquier mujer que quisiera. Una que no fuera una perra con él, o no hacía lo que él le pedía. Si quería mantener a Luke, tenía que cambiar o no cambiar, sino descubrir la parte de mí que no sabía todavía que existía, pero estaba enterrada profundamente dentro. Me miró fijamente a través del cuarto, con el rostro completamente ilegible. Fui yo quien nos había metido en esta situación, y era yo la que iba a tener que dar el primer


paso. Me dirigí hacia él, y casi esperaba que se moviera, o alzara su mano hacia mí para detenerme. Él no hizo ninguna de estas cosas. Traté de buscar en sus ojos algún tipo de señal, pero no revelaba nada. Él sería un excelente jugador de poker. Cuando estaba a pocos centímetros de él, me detuve. Podía oler su delicioso aroma y era tan embriagador que tuve que recordarme a mí misma que me acercaba para decirle algo, no para saltar sobre sus huesos. ―Lo siento. Lo siento por la forma en que actué y lo siento por lo que le pasó a Red y siento haberte decepcionado. Voy a tratar de hacerlo mejor. ―Hice una pausa, teniendo que tomar otra respiración profunda sólo para terminar. Esto era más difícil de lo que imaginaba, pero más fácil de lo que me merecía―. Es sólo que no quiero que te vayas. ―Quise que saliera más fuerte, pero en su lugar fue apenas un susurro. El rostro de Luke nunca vaciló. No me alzó de mis pies y ni me dijo lo linda que estaba o lo mucho que me amaba. No me dio su firma sonrisa o una simple sonrisa con esos hermosos labios. Estaba empezando a tener un poco de pánico, cuando sacó su mano de su bolsillo y agarró la mía, luego se inclinó y me besó en la frente. ―Vamos a tomar una ducha ―dijo, retirando sus labios de mi cabeza y mirándome como si estuviera buscando algo en mis ojos. Si tuviera que adivinar, era honestidad y sinceridad lo que él estaba buscando. Menos mal que yo quería decir lo que dije. Nos llevó al baño y comenzó a desvestirse. Observé con fascinación como sus partes más íntimas me fueron reveladas. La polla de Luke no solo era enorme, sino también preciosa. Era gruesa y morena, al igual que el resto de su cuerpo y me pregunté si Luke iba a salones de bronceado. La cabeza de ésta, un poco más pequeña que su eje, se había sentido tan bien cuando la colocó entre mis piernas con lentos roces en círculos en mi clítoris con mis propios jugos, mientras me hablaba tan posesivamente. Estaba empapada entre mis muslos y quería extender la mano y tocarlo, pero me contuve. Todavía no estaba segura de su reacción a mi comportamiento de antes. Tuve el pequeño presentimiento de que Luke todavía estaba tratando de contener su temperamento, a pesar de que no revelaba nada. Yo seguía mirando a su gran polla que estaba empezando a endurecerse, cuando me tocó el hombro. Salté con su toque cuando mis ojos se encontraron con su rostro. Estaba respirando fuerte, y sabía que él se había dado cuenta. Él me desvistió, sin


dejar que su piel tocara la mía, lo que fue probablemente la mejor cosa que podría haber hecho por mí. Tenía miedo de que si lo hacía, yo iría hacia el contacto. Una vez que estuve completamente desnuda delante de él, tuvo un vistazo de mí y fue su turno para tragar saliva. Yo quería ser petulante, pero me contuve. Este no era el momento, sobre todo teniendo en cuenta que estaba tratando de redimirme. Sus ojos y su rostro aún no revelaban nada; sólo el endurecimiento de su pene y el movimiento de su nuez de Adán que me hicieron saber que yo estaba teniendo un efecto sobre él. Empecé a caminar a su alrededor y dentro de la ducha, pero él me agarró la mano, luego la llevó a su boca y la besó. Su mano izquierda se acercó a un lado de mi cuello, mientras dirigía mi cuerpo para estar delante del suyo. Sólo había una pulgada de espacio entre nosotros. Podía sentir su polla dura contra mi estómago y eso me hizo temblar. Me besó dulcemente, trabajando lentamente su lengua con la mía y me fundí en él. Cuando levanté los brazos para envolverlos alrededor de su cuello, él se apartó. No pude evitar el ceño fruncido que me pasó por la cara o la mirada decepcionada. Me besó en el labio inferior, aún con una mano firme a un lado de mi cuello, en última instancia, controlando mis movimientos de cabeza. ―Me darás las gracias por esto ―dijo contra mis labios. Hablaba en voz baja y clara, pero no entendía lo que quería decir con las palabras. ¿Darle las gracias por qué? Él vio la confusión en mi cara, pero no respondió a mi obvia pregunta. En cambio, sus ojos se hicieron más intensos y se irguió, enderezando los hombros. ―Entra en la ducha, Dallas. ―Oh, mierda. Conocía esa voz. Era la voz del señor Voya-follarte-hasta-dejarte-sin-sentido de Luke. Quería saltar arriba y abajo y aplaudir mis manos, pero en cambio me agaché a su alrededor y entré en la ducha para ocultar mi sonrisa. Así que, tal vez no conocía a Luke como creía que lo hacía. Cuando me metí en la ducha, me quedé allí por lo que no podría haber sido más de treinta segundos esperando por él. Pensando en lo que me iba hacer. Me imaginé que me levantaría contra la pared y me follaría hasta que le rogara que se detuviera. Me acordé de mi “follada de castigo” que recibí de Luke hace sólo unas semanas y como lo había querido una vez más. Mientras estaba perdida en el pensamiento de Luke follándome duro y llevándome al borde de una muerte orgásmica, éste me habló desde fuera de la ducha.


―Voy a tomar una ducha en el baño de invitados, luego hare algunas llamadas. Estaré a la cama dentro de un rato. Duerme un poco. Tenemos algo de mierda que hacer mañana. ¿Qué carajos? ¿Hablaba en serio? Me asomé por detrás de la cortina de la ducha para ver que ya no estaba en el baño. Quería pisotear el baño y demandar que se duchara conmigo, pero por supuesto no lo hice. Me volví hacia el agua y me duché, con ganas de llorar por mi frustración sexual, y entonces recordé que él dijo que yo le daría las gracias por esto. Tal vez pensó que necesitaba un poco más de tiempo a solas. No podía estar más equivocado. Me lavé, más áspero de lo habitual, sacando mi frustración de mi suave piel que había terminado sensibilizada. Estaba segura de que el vapor salía de mi nariz, pero tuve que mantenerme bajo control. Si no podía demostrarle a Luke que podía manejar algo tan simple como una ducha separada, ¿cómo iba a creerme cuando le dije que podía manejar la vida de un MC? Después de mi ducha, me sequé, otra vez un poco demasiado áspero y resoplé todo mi camino hacia el armario para encontrar mi ropa interior más atractiva. Elegí un camisón de satén con encaje que cubría la parte superior de mis pechos, pero que aún quedaba mucho para la vista y tenía un borde de encaje que caía alrededor de la parte inferior que terminaba en la parte superior de mis muslos. Era lo suficientemente corto como para que si levantara los brazos un poco, se podía ver las mejillas de mi culo. Teniendo en cuenta esto, elegí unos calzoncitos blancos de encaje de los que sobresalía mi culo. Sequé mi pelo con la toalla, y vertí una pequeña cantidad de perfume detrás de las orejas. La ducha ya no se escuchaba en el dormitorio de invitados. Quería buscar a Luke, pero él me dijo que fuera a la cama, y ya que estaba cansada de todos modos, por lo menos eso es lo que me dije a mí misma, eso fue exactamente lo que hice. No sé si era fue por quitarme las sábanas o por el sordo “maldición” de Luke que me desperté, pero cuando abrí los ojos, él estaba de pie junto a la cama mirándome. Yo estaba sobre mi estómago, con mi cabeza girada hacia él con los brazos debajo de la almohada. Mi pierna izquierda estaba doblada y la derecha recta, haciendo que mis piernas se abrieran. El ceñido camisón que llevaba se había subido a mi espalda, dando a Luke una vista completa de mi culo y el trozo de ropa interior que apenas cubría.


―Te fuiste a la cama. ―No era una pregunta, sino una comprobación de que yo había hecho exactamente lo que había pedido. Asentí con la cabeza hacia él, con miedo de hablar o incluso moverme. No sé lo que me temía. ¿Decir algo equivocado? Lo último que quería era que me privase de su enorme polla que sobresalía de sus apretados boxers. ―Siéntate, Dallas ―me dijo, con una voz salvaje y llena de necesidad. Me puse de rodillas, frotándome los ojos tratando de despertarme―. Eres tan hermosa. Especialmente así; somnolienta y obediente, pero terca y desafiante. Lo sabías cuando te pusiste eso para que no pudiera resistirme a ti. Lo mire. Sabía que mis ojos estaban llenos de necesidad y mi cuerpo definitivamente lo estaba. Mis pezones se habían endurecido de solo mirarlo y podía sentir la humedad entre mis muslos. Luke se movió detrás de mí en la cama, colocó una mano en mi cadera y luego me empujó suavemente entre mis omóplatos, instándome a ir hacia abajo con la otra. Mi cara se puso de lado sobre la almohada, una vez más, pero mi culo estaba en el aire y a su misericordia. Podía sentir la emoción edificándose dentro de mí, mezclada con un poco de nerviosismo y ansiedad. ―Tienes el culo más hermoso, nena ―dijo Luke mientras se inclinaba sobre mí, presionando sus labios en la parte baja de mi espalda y deslizando sus manos bajo mi ropa interior y en las mejillas de mi culo. Movió las manos, tomando mis bragas con él y pasándolas por mis piernas, besando el dorso de mis muslos mientras lo hacía. Mi cuerpo se estremecía de emoción y por la sensación de sus labios en mi sensible piel. Sus manos recorrieron mis piernas; sobre las pantorrillas y los muslos de mi culo, y luego por mi espalda hasta que se apretaron en mi cabello. Podía sentir su larga y dura longitud apretando contra mí y me empujó hacia atrás, ansioso para estar dentro de mí. ―¿Quieres esto, nena? ―Otra vez con las palabras de cariño y eso me emocionó. ―Sí ―le susurré, tratando de sentarme para poder poner mis manos sobre él. Necesitaba sentirlo. Quería correr mis manos sobre sus músculos y poner mis labios en todo su cuerpo. La necesidad era tan intensa que en realidad gemí. Luke mantuvo un firme control sobre mi pelo, no dejando que me moviera. ―Oh, no nena. Te vas a quedar ahí y tomar todo lo que te voy a dar. ―Su voz era como la seda, deslizándose sobre mí―. Quédate donde estás y no te muevas. Me


encanta verte en esta posición. Era casi embarazoso para mí, tener mi culo en el aire todo desnudo para que él lo viera, pero Luke tenía una manera de hacerme sentir sexy y deseada, y la idea de él disfrutando de mirarme así era tan abrumadora, que me estremecí con el entusiasmo. Las manos de Luke salieron de mi cabello y arrastró un dedo por mi espalda a ese lugar prohibido que me hizo tensarme en el momento en que lo tocó. Se arrastró más hacia abajo, hundiendo dos dedos en mi humedad. ―Joder, nena. Estás tan mojada. No podía ver su rostro, pero estaba segura de que llevaba puesta esa mirada oscura que tanto amaba, con los labios entreabiertos. Movió los dedos hacia arriba, difundiendo la humedad de entre mis piernas. Me tensé cuando presionó allí y se detuvo de inmediato. ―Relájate, cariño. No voy a hacerte daño. Ya te he dicho que me darás las gracias por esto. Me estiré por completo ante sus palabras. Oh, no. De ninguna manera iba su enorme polla llegar a ninguna parte cerca de mi culo. ―No, Luke. Yo-yo no puedo ―tartamudeé, tratando de incorporarme. Luke puso su mano entre mis omóplatos para mantenerme abajo. ―Calla, Dallas. Confía en mí ―dijo en tono tranquilizador. Por supuesto, yo confiaba en él, pero eso no lo hizo más fácil. Se posicionó contra mi centro que ahora palpitaba por atención. Entró en mí en un rápido movimiento y el aire salió de mis pulmones. ―Ah ―dije en voz alta. Mierda, eso era profundo. ―Cállate. A las palabras de Luke, me sentí apretarme a su alrededor y mi cuerpo se calentó. Me encantaba cuando me hablaba de esa manera, pero dos podían jugar a ese juego. Si no podía hablar, los músculos de mi núcleo empapado que se agarraban a él, definitivamente lo harían. Le oí tomar una aspiración de aire entre sus dientes mientras la sacaba lentamente, luego se estrelló contra mí de nuevo. Era demasiado y no lo


suficiente. Él me estaba matando, pero nunca me sentí más viva que cuando estaba dentro de mí. Luke comenzó a follarme lentamente, colocando sus manos en mi culo y abriéndome. Se sentía tan bien cuando él golpeaba en mí una y otra vez, hablándome en esa sedosa voz de dormitorio. Sentí la fiebre familiar del éxtasis empezar a cogerme con más fuerza, empujándome sobre el borde, pero nunca lentamente, incluso después de que mi cuerpo parecía hundirse más en el colchón. Los dedos de Luke, una vez más encontraron el lugar que deseaba, y sin dudarlo, deslizó un dedo a través de la barrera apretada, sin dejar de ordeñar mi orgasmo por el deslizamiento de su grueso entrar y salir de mi coño empapado. ―Nena, te sientes tan bien. Me encanta lo dulce que hueles. Dime a quién le pertenece éste coño, Dallas ―exigió, trabajando con su dedo y su pene más rápido, dentro y fuera de mí. La sensación era tanta que no tenía la energía para responderle. En lugar de ello, me corrí. Sentí la constricción de los músculos en ambos lugares, mientras se conducía dentro y fuera de mí. Su dedo me dejó, y la sensación fue más ajena sin él allí que cuando estuvo dentro. Él agarró mis caderas, conduciéndose dentro de mí sin piedad, y pensé en ese momento, que si él no se detenía, iba a morirme. No tenía control sobre mi cuerpo. Luke estaba sosteniendo mis caderas con incansables brazos. Todos los músculos que tenía estaban como gelatina y apenas respirar era una tarea. Luke se aprovechó de mi estado relajado cuando se golpeó de nuevo dentro una y otra y otra vez. Esto fue sin duda una follada de castigo y no lo iba a conseguir. Estaba bastante segura de que él también lo sabía y eso era exactamente por qué lo estaba haciendo. ―Dime a quién perteneces, Dallas ―gruñó detrás de mí. ―A ti. ―Me las arreglé para chillar, con mi cara estando amortiguada por la almohada y el creciente latido entre mis piernas, afectando mí discurso. Luke se alzó a mí alrededor y empezó a frotar mi clítoris. El grupo de nervios estaba tan sensible, que era casi doloroso. ―Eso es, nena. Eres mía. Luke aumentó el movimiento de sus dedos, frotando furiosamente contra mi clítoris y mis extremidades muertas comenzaron a sacudirse. ―Córrete para mí ―exigió en un susurro, y yo exploté a su alrededor. Luke me


penetró profundamente por última vez y se derrumbó encima de mí. Podía sentir la mezcla de nuestra humedad comenzar a deslizarse por mis piernas. Recuerdo a Luke irse y luego regresar, colocando algo fresco entre mis piernas, y luego cubriéndome y apagando la luz. También recuerdo el sonido de la puerta cerrándose detrás de él mientras salía de la habitación.


Traducido por Krispipe Corregido por Eni

Está oscuro donde estoy. Sólo hay una pequeña porción de luz que brilla debajo de la puerta cerrada. No puedo ver a nadie en la habitación conmigo, pero puedo escuchar gritos. Fuertes gritos que suenan como una mujer suplicando y rogando por su vida. Red. Reconozco su voz de inmediato, a pesar de que está ahogada por los sollozos incontrolables. Me esfuerzo para llegar a ella, pero algo me empuja hacia abajo. Trato de liberarme, pero lo que sea que me tiene no va a dejar que me vaya. La puerta se abre lentamente, y la habitación es bañada por luz. No veo quién está en la puerta, pero los gritos han parado y sólo hay silencio. Algo es arrojado a mis pies y miro hacia abajo para ver una lengua ensangrentada en la polvorienta losa de hormigón de mi granero. ―Dallas, nena, soy yo. Despierta. La dulce voz de Luke está a mi lado y soy acunada en sus brazos. Miro hacia abajo y veo que estamos en mi cama y la luz está encendida. Pensé que iba a encontrar a Luke completamente vestido, pero estaba desnudo bajo las sábanas y parecía que había estado allí durante bastante tiempo. ―Y-yo pensé que te habías ido ―dije, olvidando mi horrible sueño y concentrándome sólo en el hecho de que él estaba aquí y no durmiendo en otra habitación. ―No, nena. Estoy aquí. No voy a ninguna parte ―dijo, alisando mi cabello húmedo―. ¿Qué estabas soñando? ―preguntó, besando mi cara en repetidas ocasiones y acariciando mi espalda. Se sentía cálido y tranquilizante tenerlo aquí y mi pesadilla se empujó hasta el fondo de mi subconsciente. ―No quiero hablar de eso ―dije, acurrucándome a su lado. Los brazos de Luke se envolvieron más fuerte a mí alrededor.


—Cariño, sé que no te gusta hablar de ello, pero probablemente sería mejor si lo hicieras. No tienes que contarme, pero necesitas contarle a alguien. Pensé en lo que me dijo. No había compartido con nadie lo que pasó esa noche. No estaba segura si Luke realmente quería saber, o si yo quería revivirlo. ―Tal vez algún día. Ya no me molesta tanto. —Y no lo hacía. Claro, las pesadillas eran malas, pero no duraban mucho y despertar con Luke a mi lado me ayudaba a olvidar. —Estoy aquí, Dallas. Cuando estés lista. —Luke apartó el pelo de mi cara hacia atrás y plantó un beso allí, entonces me acurruqué de nuevo junto a él. Cerré los ojos e inhalé su aroma, dejando que me relajara completamente. —¿Luke? —¿Sí, preciosa? —Gracias. —No podía ver su rostro, pero sabía que estaba sonriendo. —Es un placer, querida. Me desperté la mañana siguiente para encontrar el hermoso rostro de Luke justo frente a mí. Su constante aliento era cálido en las cimas de mis pechos y sonreí ante la idea de tenerlo ahí. Tenía que ser la chica más afortunada del planeta por tener esta vista cada mañana. Lentamente me arrastré fuera de la cama, no quería despertar a Luke y encontré un poco difícil moverme. El dolor era intenso, pero las mariposas se formaron en mi estómago, aliviando el dolor cuando recordé qué lo había causado. Luke había dicho que teníamos “un montón de mierda que hacer hoy”, así que me imaginé que un buen desayuno estaba en orden. Agarré mi bata, dejando el baño y dirigiéndome a la cocina, cerrando la puerta del dormitorio detrás de mí. Abriendo la puerta del refrigerador, recordé, una vez más, lo bueno que el club había sido para mí. Estaba completamente abastecido con alimentos. Desde jugo de naranja hasta gruesas lonchas de tocino, justo como me gustaban. Tenía todo lo que necesitaba para hacer un delicioso desayuno sureño.


Mis galletas caseras estaban en el horno, el tocino se estaba friendo en la estufa y yo estaba removiendo sémola8, escuchando a NealMcCoy cantar “No DoubtAboutIt”, cuando fuertes brazos cálidos se envolvieron a mí alrededor y el delicioso aroma de Luke llenó mis fosas nasales. Me besó en la mejilla y extendió la mano para apagar la sémola, entonces agarró mi mano y me giró hacia él. —Como un martillo y un clavo, calcetines y zapatos, nosotros vamos de la mano como el ritmo del blues. ¿De qué sirve un hombre que no tiene un sueño? Casi tan bueno como un auto sin gasolina, eres lo único con lo que estoy soñando, tienes que tener tu amor, no puedes vivir sin él. Estábamos destinados a estar juntos, sin duda. Me quedé en los brazos de Luke, permitiéndole que me llevara alrededor de la cocina, mirándolo con la boca abierta mientras cantaba para mí. No tenía idea de que Luke supiera cantar. ¿Había un final para su perfección? —No sabía que podías cantar. —Me las arreglé para decir mientras seguía tarareando la canción, mirándome con esos grandes ojos azules que parecían brillar esta mañana. —¿Te sorprende mucho? —preguntó en broma. Estaría mintiendo si dijera que sí. Por alguna razón, sabía que Luke era capaz de hacer cualquier cosa, y hacerlo bien. —Nada de lo que hagas me sorprende ya —dije, sonriéndole. Se inclinó y me besó suavemente, sus labios apenas rozando los míos. —Te amo, nena. Te necesito hoy. Hay un montón de mierda pasando y voy a necesitar que estés allí para mí. Sé que esto es difícil, pero necesito que confíes en mí y te quedes en la mira en todo momento. Un montón de gente está viniendo a la ciudad y necesito saber que estás detrás de mí en esto. ¿Puedo confiar en que hagas lo que te pido y no darme ninguna amargura al respecto? Miré la cara de Luke, llena de esperanza y asombro. Me necesitaba. Cuando yo lo necesitaba, estaba allí. Estaba dejándome saber que se trataba de algo importante para él, y no me estaba dando la opción de echarme atrás. Esto hizo que mi corazón se hinchara y mi amor por él se profundizara. Si alguna vez estaba segura de sus intenciones de mantenerme a salvo, era ahora. 8

La sémola es la harina gruesa (poco molida) que procede del trigo y de otros cereales con la cual se fabrican diversas pastas alimenticias (raviolis, espaguetis, fideos y otras).


—Por supuesto. —No había ninguna duda en mi voz y mis ojos estaban determinados, fijados en los suyos, desafiándolo a no creerme. Haría lo que me pidiera y algo más, se lo debía, él era mi más. Me besó en la cabeza y agarró mi cara con las manos. —Gracias —dijo, dejando el aire salir de sus pulmones como si lo hubiera estado conteniendo. —¿Eso te sorprende? —pregunté, burlándome de él con la misma pregunta que me hizo pocos minutos antes. Sacudió la cabeza, sonriendo y rompiendo el contacto visual. —Eres tan impredecible como el clima, Dallas Knox. Vamos a comer. Mi desayuno sureño fue un éxito con Luke. Constantemente me dijo lo delicioso que estaba todo y quería saber dónde aprendí a cocinar. Le informé que en los pocos años que había vivido con mi abuela, ella me había enseñado muchas cosas como la forma de cocinar, cómo hacer galletas desde cero, cada una llevando tus iniciales en ellas. —Mira, hay una L justo ahí —dije, señalando la grieta en la parte inferior de la galleta de Luke. —¿Tú pusiste eso ahí? —No pude evitar sonreír ante su comentario y la mirada inocente en su cara. Por supuesto, no lo hice. Simplemente puedes percibir cualquier letra del alfabeto si miras lo suficiente, pero él no tenía por qué saberlo. —Por supuesto. ¿Qué tipo de persona sería si te hiciera una galleta sin tu inicial? Luke sacudió la cabeza, y siguió comiendo. Al parecer él creía en el viejo cuento que mi abuela me contó muchas veces, sin embargo, yo era mucho más joven que Luke cuando lo descubrí. —¿Quién estará allí hoy? —pregunté, levantándome para limpiar los platos en el bar. —Todos. El club entero, y algunos hermanos de una división de Luisiana —dijo, mirándome mientras me movía por la cocina limpiando. —¿A quién implica todo eso?


—A cualquier persona que está afiliada con el club y que podría estar en peligro de Frankie —dijo, casi cautelosamente. Inmediatamente me pregunté si eso significaba mujeres que no fueran ol’ Ladies. Luke parecía siempre saber lo que estaba pensando y confirmó mis sospechas. —Eso incluye a Maddie, y algunas de las chicas que conociste antes. Cualquier merodeador o mujeres que el club mantiene alrededor para entretenimiento privado. Los chicos estarán allí y necesitamos las putas para mostrarles un buen rato. ¿Eso va a ser un problema para ti? Estoy segura de que la expresión de mi rostro era como si hubiera visto un fantasma. Podía sentir mi piel pálida ante el pensamiento de esas mujeres merodeando por todas partes sobre Luke como si fuera una preciada posesión, lo era, pero era mío. —No son para mí, nena. Son para los chicos de fuera de la ciudad y los que no tienen ol’ Ladies —dijo Luke, una de sus cejas arqueadas con diversión. Todavía no le había dicho nada. Infiernos, ¿qué iba a decir? Iban a estar allí, me gustara o no. Sólo tenía que lidiar con esto. —Está bien. Puedo ser cordial —dije, tratando de convencerme a mí misma tanto como a él. Me volví hacia mis deberes de la cocina, tratando de hacer cualquier cosa para mantener el pensamiento de esas mujeres fuera de mi mente. —¿Cordial? —preguntó Luke. Pude oír la risa en su voz mientas lo decía, pero me negué a mirarlo. —Sí, cordial. Puedo ser amable con alguien, siempre y cuando mantenga las manos y los ojos fuera de ti. —Los platos que restregué sólo un poco demasiado duro y los gabinetes que cerré de golpe no merecían el maltrato que les estaba mostrando, pero la frustración parecía desaparecer cada vez que lo hacía. —Nena —dijo Luke, viniendo detrás de mí—. Es realmente necesario que hoy mantengas tu actitud bajo control. No me avergüences delante de mi club. —La voz de Luke era gentil, pero sus ojos me hicieron saber que era en serio. Mi corazón pareció detenerse en el pensamiento de él siendo avergonzado por mí. —Nunca te avergonzaría —dije, mi voz temblorosa y apenas audible. ¿Cómo podía pensar eso?


—Quiero decir, por desafiarme, cariño. Negarte a hacer lo que te pido. No puedo enfatizarte lo mucho que necesito que no preguntes nada y sólo hagas lo que te dicen. Un montón de mujeres estarán allí hoy. Todas ellas te respetarán y te verán como guía. Tú estás conmigo y eso dice mucho. —Asentí concordando. Mi corazón todavía estaba magullado, pero me gustaría demostrar a Luke que estoy aquí para él, y que podía hacer esto. —Ve a vestirte. Tengo que hacer algunas llamadas. —Luke inclinó la cabeza y sus labios vacilaron encima de los míos. Apreté mis labios y me estiré, cerrando los pocos centímetros entre nosotros. El beso fue casto y suave, pero cualquier beso de Luke me dejaba balanceándome. Me tomó un minuto, pero junté mi mierda y respiré profundo. —Esto es lo que quieres —canté para mí misma. Sabía que no todas las partes de la vida del club serían agradables, pero no creí que estaríamos frente a ellos tan pronto. Estaba nerviosa de que esto fuera demasiado difícil de manejar para mí. Mi celular sonó y corrí a la habitación para llegar y encontrar en la pantalla parpadeando “Red llamando”. —Hola —dije sin aliento en el teléfono. Maldita sea, estaba fuera de forma. —¿Estás follando? —preguntó Red, y no pude evitar sonreír ante su burda declaración. —Red, estoy enloqueciendo un poco. —¿Qué carajo? ¿En serio, Dallas? Mi diarrea vocal me hacía parecer como un pensamiento real. Curiosamente, ella sabía de lo que estaba hablando sin tener que decirle. —No enloquezcas. Sé lo que estás pensando y no. Esas putas son en realidad un poco frías y te prometo que ninguna de ellas follará con Luke. Sacudí la cabeza ante su extraña habilidad para saber de lo que estaba hablando. — ¿Cómo puedes ser amable con gente como esa? Quiero decir, ¿no tienen ninguna autoestima? —pregunté, no sé por qué estaba siendo una perra, pero tenía que saber. —Estas chicas están aquí para mantener al club feliz. No las degrades o menosprecies en modo alguno porque no viven de acuerdo a tus estándares —dijo Red, claramente cabreada. —Red, yo…


—No, sé lo que quieres decir. Algunas de esas chicas no fueron entregadas a la vida en bandeja de plata como tú. Ellas tienen papás que nunca han conocido y mamás que visitan cada fin de semana a través de una caja de cristal, o visitan en una esquina. Han descubierto que pueden usar sus cuerpos para hacer una vida mucho mejor de la que les dieron, así que antes de empezar a juzgar a la gente por tu jodido pedestal, tal vez debes tomar un paseo en sus zapatos. —Red estaba súper cabreada. Traté de decirme a mí misma que realmente no quise decir eso, pero lo hice. Yo venía de un terreno privilegiado, y a menudo me preguntaba por qué la gente era de la forma que era. Mis suposiciones eran que todos teníamos las mimas oportunidades con las que yo había crecido, pero Red tenía una forma de traerte de vuelta a la realidad. —Y cuando lleguemos allí, estas mujeres van a prácticamente adorarte, porque para ellas, tú eres alguien de puta madre. No importa una mierda si tienes un parche en propiedad o no, estas mujeres te respetarán porque estás con LLC. Así que, cuando lleguemos allí, es mejor que tengas tu mierda bajo control, porque si no, con mucho gusto tendré una bronca de los chicos por golpear tu culo. —Traté de responder a tiempo para decirle que lo sentía, pero ya había desconectado. —¡Mierda! ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! —grité, susurrando. Ahora, tenía a Luke asustado de que lo avergonzaría, y a Red pensando que era una puta engreída. Este día iba a ser perfecto.

—¿Estás lista? —preguntó Luke desde la puerta de mi armario. Iba vestido con una camiseta blanca, pantalones vaqueros desgarrados y la gorra negra que estaba empezando a amar. —¿Qué significa DFFD? —pregunté, señalando las letras cosidas en la parte posterior de su gorra. —Diablos para siempre, para siempre Diablos9. —Genial. Estaba durmiendo con el Diablo—.Tenemos que irnos —dijo detrás de mí y se inclinó para besar mi pelo.

9

En inglés, DevilsForever, ForeverDevils.


—Estoy lista. —Agarré mi bolsa negra de entrenar de gran tamaño que parecía una bolsa por si querías esconder a un niño pequeño en ella. Llevaba unos pantalones vaqueros oscuros deslavados ajustados, una camiseta sin mangas negra que mostraba una gran cantidad de escote cuando dejaba abiertos los dos botones en la parte superior, y un par de botas de tacón de aguja negras. Metí el frente de mi camiseta en mis jeans para mostrar la gran hebilla de diamante de imitación en mi cinturón. Mi cabello caía en largas ondas bajo mi espalda y sobre mis hombros. Mi maquillaje era oscuro, las uñas color rojo oscuro, y me encantaba el aspecto de motociclista dura que mi atuendo completo me daba. Mi bolsa consistía en un cambio de ropa, por si acaso nos alojábamos en casa de Luke, y todos los artículos personales que había planeado dejar allí. Estaría mintiendo si dijera que no iba a marcar mi territorio. Estaba tratando de abrir mi mente sobre todas esas mujeres con las que me encontraría en la próxima hora, pero esa horrible perra que estaba tratando enterrar profundo comenzaba a mostrar su fea cara. —Te ves impresionante. Tengo la sensación de que esta noche va a terminar conmigo en una pelea por algún chico mirándote —dijo Luke sonriendo. Le di un grito ahogado. El pensamiento de Luke en una pelea hizo voltear mi estómago—. Es broma, nena. Es broma. —Mi risa sin humor le hizo saber que no lo encontraba muy divertido, pero aún así no perdió esa sonrisa en su rostro. Tenía la sensación de que Luke estaba siendo petulante porque sabía que no iba a perder si alguien quería pelea. Oh, cómo amaba a mi motociclista vanidoso. Después de que la casa estuviera cerrada, el coche cargado, y nosotros sentados en el interior, el estado de ánimo de Luke se iluminó. —Pareces feliz —le dije, girándome para sonreírle y colocando mi pequeña y suave mano en la suya callosa y grande. —No he visto a estos chicos en bastante tiempo. Son de nuestra sucursal en Lake Charles, LA. Te encantarán —dijo sonriendo y llevando nuestras manos a su boca para poder besar mis dedos. ¿Por qué estaba esto derritiendo mi corazón?—. No puedo esperar a que conozcas a Brooklyn. Ella es como una madre para todos nosotros, y no tiene problemas para decir todo lo que piensa. —¿Algo así como Red? ―pregunté, sintiéndome emocionada.


—Red como ella, hace veinte años. Brooklyn una vez le dijo que si no lo supiera mejor, pensaría que viene de su propio coño. Me reí a carcajadas ante el crudo comentario, y el hecho de que una mujer que era considerada maternal lo había dicho. Luke rió conmigo y sacudió la cabeza. —Ella es definitivamente única en su clase. Su marido Ronnie es el presidente de esa sucursal. Aparte de Regg, él es uno de mis mejores hermanos. —Así que, ¿tienes favoritos? —pregunté, mi mente simple pensando que compartía el mismo amor por cada uno de sus hermanos. —No los llamaría favoritos. Amo a todos mis hermanos. Daría mi vida por cualquiera de ellos, pero como en una familia de sangre, prefiero a unos sobre otros. —¿Cómo puedes tener más amor por uno que apenas ves, que por algunos que ves casi todos los días? —pregunté, preguntándome qué era tan diferente sobre los otros chicos, o qué había hecho que a Luke no le gusten tanto. —Ronnie y yo hace mucho que nos conocemos. Él era amigo de mi Pops. No lo amo más que a cualquiera de los otros chicos; simplemente nos llevamos mejor y tenemos un montón de historia. Tal vez es porque no lo veo tanto y él no viene a mí en busca de orientación como los otros chicos. Él es mi igual ―explicó Luke, pareciendo no entender la respuesta tampoco―. No sé, simplemente lo echo de menos. Echo de menos a todos los chicos. He estado tan ocupado con la empresa maderera y tratando de arreglar la mierda con mi propia sucursal, que no tengo tiempo para realmente disfrutar de las ventajas de este estilo de vida, ¿sabes? —Oh, cómo lo sabía. Gente mataría para estar donde yo estaba en la escalera del éxito a mi corta edad, pero yo estaba tan ocupada tratando de mantenerme en la cima que nunca tuve la oportunidad de detenerme y disfrutar de ello. —Te entiendo, cariño —dije, sonriendo y llevando nuestras manos a mis labios para poder besar sus dedos como él había hecho con los míos. —Deja de robar mis líneas y mis movimientos. Cariño es mi palabra y besar la mano es mi cosa. No la tuya. —Estaba tratando de ser serio, pero sus ojos sonrientes los delataron.


Sacudí la cabeza y miré por la ventana. Los autos que pasaban parecían estar parados aún. Miré el velocímetro y mis ojos se desorbitaron de mi cabeza. Luke conducía mi Mercedes igual que una Harley. —¿Tienes prisa o algo así? —Casi le grité. —Me gusta este auto. Debería conseguir uno —dijo, levantando su brazo izquierdo que había arrojado sobre la parte superior del volante para echar un vistazo a la aguja del velocímetro, el cual estaba marcando las cien millas por hora. Rodé los ojos ante su expresión indiferente. —Vas a conseguir que te multen —reprendí. —Conozco gente, nena —dijo con un guiño, y por supuesto, me derretí. Él podía acelerar. No me importaba. Cuando nos desviamos de la carretera hacia el largo camino de grava que nos llevaría a la casa club, Luke entró en modo LLC completo. —Recuerda lo que te dije, Dallas, y recuerda tu promesa. —¿Qué promesa? —pregunté, mi corazón comenzando a latir fuerte en mi pecho y el medidor de perra lentamente escalando. Luke me dio esa mirada de no-seas-unaperra. Quizá fue el tono en su voz o el “comentario de no me avergüences” pero inmediatamente le di un puñetazo en la cara a la perra en mí y la envié de vuelta a su oscura celda. —Sé cordial. —Oh sí, eso. —Prometo que seré buena e intentaré no ser una perra —dije, haciendo el símbolo de los exploradores con la esperanza de aligerar el estado de ánimo. Sorprendentemente, funcionó. —Eso es todo lo que pido, hermosa. Ahh, la palabra “hermosa”. Me persuadía cada vez junto con el guiño y la sonrisa y el “nena” y las camisetas blancas y los labios. Mis pensamientos de Luke fueron interrumpidos cuando vi todas las motocicletas alienadas en frente a la casa club.


—Santa mierda —murmuré. Tenía que haber cincuenta motos allí, junto con varios SUV, todos negros y todos Cadillac. Luke se rió de mi expresión y su felicidad fue contagiosa. En lugar de estar nerviosa, estaba ahora prácticamente eufórica por conocer a todos. Luke puso el auto en el garaje al lado de su camioneta, que vi por última vez en el hospital. ¿Cómo lo había traído aquí? Cogí la manija para salir, ansiosa de conocer a todos, cuando él aumentó la presión sobre mi mano y tiró levemente de modo que me volví para mirarlo. Sonrió cuando vio mi cara. —Me encanta esa mirada excitada en tus ojos. Me encanta que estés dispuesta a aceptar esto y todo el caos que viene con ello. Te amo. —Mi cuerpo se hundió con sus palabras y lágrimas quemaron en la parte trasera de mis ojos. —Yo también te amo, cariño —susurré, tan abrumada por la emoción en su rostro que las lágrimas que estaban quemando sólo momentos antes estaban ahora amenazando con desbordarse. —Esta es tu familia, Dallas. Los que has conocido, te aman. Los que están anticipando tu llegada, te aman. Sé que vas a hacer que me sienta orgulloso. —Lo haré —me las arreglé para decir con voz ahogada. Respiré hondo para reprimir el sollozo que se estaba construyendo en mi pecho. Estaba tan perdida en la profundidad de los ojos azules de Luke que no había visto a nadie acercarse al auto. Mi puerta se abrió de golpe y casi salté de mi asiento mientras era saludada con la voz más sexy y ronca que había oído en mi vida. —He estado esperando todo el día para conocer a esta perra sexy. —Sin que nadie me dijera, sabía al instante, que esta era Brooklyn. Ella era todo lo que me había imaginado que sería. Su largo cabello rubio oscuro estaba trenzado a un lado y un pañuelo de color naranja cubría su cabeza. Llevaba el lápiz de labios rojo más brillante que había visto nunca y funcionaba a la perfección con sus ojos azul claro. Su chaleco metido en sus pantalones vaqueros azules, y Dios debe haber sabido que iba a necesitar un tema de discusión, porque la hebilla de su cinturón de diamantes de imitación era idéntica a la mía. Tatuajes descoloridos cubrían las cimas de sus pechos y sus brazos, y me di cuenta que esta mujer había vivido esta vida durante bastante tiempo.


No tuve tiempo para procesar mucho más, porque estaba siendo sacada del auto por un brazo antes de incluso poder mirar para ver si nuestras botas tenían los mismos diamantes de imitación tachonados. —¡Ohh Luke! ¡Ella es una perra sexy, y tiene estilo! Soy Mama Brooklyn y le dije a Ronnie que si no conseguía traerme aquí para conocer a esta mujer que le había robado el corazón a Luke, le iba a cortar las pelotas. —Estaba enamorada. Nunca había tenido sentimientos por una mujer, pero podía verme fácilmente viviendo el resto de mi vida con ella. —Hola —me las arreglé para chirriar. Ella me tenía totalmente envuelta en un abrazo y me estaba apretando como si fuera su hija perdida hace mucho tiempo de vuelta de una gira en Afganistán. —Brooklyn. —Oí decir a Luke desde algún lugar detrás de mí. —Conoce a mi chica, Dallas Knox. Brooklyn me sostuvo con el brazo para poder disfrutar de una vista completa. Dijo mi nombre otra vez, mayormente para sí misma, y luego me miró a los ojos. —Cariño, he vivido por un largo tiempo. Puedo decir cuando una mujer está enamorada, y tú eres una mujer enamorada. ―Le sonreí, confirmando su declaración. —Sí, señora, lo soy. —Bueno, pero si la cagas otra vez, voy a joderte. —Me reí de las palabras, recordando que Red me había dado esa misma línea exacta la primera vez que conocí a Luke. —Oh, ella sabe —dijo una voz desde el fondo del garaje, y miré para ver a Red caminando hacia nosotros con el balanceo de un hombre negro con una polla de doce pulgadas. ¿Cómo hacía eso? —Esta es mi mini yo —me informó Brooklyn, dejándome ir para poder lanzar su brazo alrededor de Red y depositando un beso en sus labios. Eso debe haber sido una cosa de motociclista. Todos parecían hacer eso. —Así me han contado —dije, cerrando los pocos metros entre mí y Red y lanzando mis brazos alrededor de ella. Esperaba que me hubiera perdonado por mi comentario


maleducado de antes. Cuando ella echó sus brazos a mí alrededor y me besó la mejilla, sabía que estaba de vuelta en gracia con ella. —Si a las damas no les importa, me gustaría presentarle a Dallas a los chicos. Personalmente —dijo Luke, caminando junto a mí y abrazando a Brooklyn, después a Red. Las dos se rieron por su comentario y me sentí como si me estuviera perdiendo una broma. Red sintió mi incomodidad y me tranquilizó. —Él simplemente quiere que nadie tenga la impresión de que estás disponible — dijo ella, rodando los ojos y colocando su mano en su cadera. Estaba vestida muy similar a mí y Brooklyn, pero la parte superior que llevaba era de color naranja brillante. Su escote sobresalía de su fina camisa y sus pantalones ajustados se adaptaban perfectamente a sus curvas. Estaba aún más alta en un par de botas altas que cubrían sus piernas. Aros de diamantes se balanceaban en sus orejas, junto con un brazalete de diamantes, un reloj de diamantes tachonado y un anillo de diamantes casi en cada dedo. Me cogió mirando sus manos infestadas de joyas. —No te emociones demasiado, cariño. Sólo son de CZ10. Sólo saco las cosas reales en una ocasión especial. —¡Esta es una ocasión especial! Estoy aquí —intervino Brooklyn junto a ella. Luke agarró mi mano y me llevó lejos, obviamente sabiendo que esta conversación podía continuar durante días.

10

Iniciales de la JoyeriaCubicZirconia (ZC)


Traducido por Lililamour Corregido por Eni

Caminamos por el sendero que conducía a la gran casa club, quería brincar cuando escuché todas las voces familiares viniendo del interior de las puertas cerradas. Como si estuvieran esperando nuestra llegada, las puertas dobles se abrieron y fui inmediatamente recibida por el humo del cigarro, la música alta, y dos PROSPECTS. —Bienvenido a casa, hermano —le dijo el primer PROSPECT a Luke mientras entrábamos. Lo reconocí de la casa, pero no sabía su nombre. PROSPECT no parecía ser la manera correcta de dirigirme a él, pero fui aliviada de mi preocupación cuando Luke nos presentó. —Dallas, éste es Tommy. Tommy, ella es mi chica, Dallas. —Mi chica. Cada vez que utilizaba ese término mi estómago revoloteaba. Mi gran sonrisa de mega vatios seguía en su sitio, y coloqué mi mano en la suya. —Gusto conocerla, señora —dijo, su aspecto era serio pero sus ojos se mostraron apreciativos. La mirada no le pasó desapercibida a Luke. Dio un paso más cerca de él, sus ojos se oscurecieron y su voz se oyó rígida. —Mía. La cara de Tommy se puso seria y fue como si Luke estuviera absorbiéndole la honestidad. Habría mentido y dicho que no sabía por qué estaba tan nervioso, pero Tommy escupió la verdad sin siquiera romper el contacto visual. —Lo siento, Pres, pero no pude evitarlo. Ella es la mujer más hermosa que he visto en mi vida. La cara de Luke se suavizó un poco, y creo que se arrepintió de ser tan duro con él. Para suavizar las cosas, lo agarró del hombro y dejó escapar un profundo suspiro.


—Sí, PROSPECT, es bastante impresionante —dijo, en lo que supuse era un intento de no parecer un idiota. —Gracias, Tommy. Eres muy amable. Aprecio todo lo que han hecho por mí —dije, con mis dedos apretando la mano de Luke. Esperaba que captara el mensaje de: “Eres un idiota”, que le estaba enviando. Sonrió y me miró, para nada afectado por mi intento. —Sí, señora. Ha sido un placer. —La mirada apreciativa en sus ojos se había ido, pero sabía que sus palabras eran genuinas. —Hola, señorita Dallas. Me volví y vi a un joven que no podía tener más de dieciocho, de pie detrás de mí. Metió su mano frente a mí, obligándome a soltar la de Luke para agitarla. Luke soltó mi mano, y dejó escapar un suspiro exasperado. —Dallas, conoce a Kid. —Kid era bajo y delgado, dándome la impresión de que era un poco nerd. Mentalmente me regañé por estereotiparlo, algo que me prometí que no haría, y le dediqué una sonrisa. —Es un placer conocerte, Kid. —Kid es nuestro pequeño nerd. Nos ayuda con nuestra computadora y los sistemas de seguridad. Es un genio y lo sabe. La sonrisa de Kid se ensanchó ante la descripción de Luke de él, para nada ofendido por el comentario de "nerd". Quería levantar el puño en victoria, porque había dado en el clavo con mi extraña habilidad para perfilar a la gente, pero pensé que podría ser un poco demasiado. —Es demasiado joven para ser PROSPECT, pero lo dejamos pasar el rato por aquí a cambio de sus servicios —dijo Luke, en una manera que me dejó saber que tenía que explicar el razonamiento de por qué Kid estaría aquí más de una vez. —Me ayuda con los chicos en la escuela. Son unos putos idiotas, pero ya no se meten conmigo, ahora saben que estoy protegido por el club —dijo Kid, meciéndose hacia adelante y hacia atrás sobre los dedos de sus pies haciéndome marear. Debe sufrir algún tipo de trastorno por déficit de atención.


—¡Oye! —espetó Luke, provocando que Kid se quedara inmóvil. Su rostro adquirió una expresión de miedo, quería golpear a Luke por gritarle—. Cuida tu lenguaje. ¿Qué te dije acerca de maldecir? Sobre todo delante de una dama. —Lo siento, Luke. Sólo me emocioné —dijo, bajando la cabeza con vergüenza. Quería abrazarlo, pero me contuve. No necesitaba a Luke ladrándome a mí también. Luke dejó escapar otro suspiro exasperado. Ahora parecía molesto consigo mismo por ser demasiado duro con él. —¿Por qué no te quedas a pasar el rato esta noche? Déjate caer en uno de los sofás. Me aseguraré de que llegues a tiempo a la escuela en la mañana. —Ante esto, la cabeza de Kid se levantó de golpe y se emocionó una vez más. —¡Genial! ¡Gracias, Luke! —Sí, sí, sí. Sólo no molestes a nadie. Kid sacó un teléfono de su bolsillo y desapareció entre la multitud. —Bueno, eso fue muy amable de su parte, Sr. Carmical —dije riendo. Luke puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. —Nunca he tenido una debilidad por los nerds. Me estás convirtiendo en un maricón. Tiré mi cabeza hacia atrás, riendo fuerte ante su comentario. No había nada de “maricón” en él. —¡Maldita sea, muchacho! —Retumbó una voz desde algún lugar en la habitación. Habíamos pasado por las puertas y, por primera vez, tuve la oportunidad de disfrutar de mi entorno. Se veía como una mezcla entre un bar, un club de caballeros, y una reunión de motociclistas. No es que alguna vez hubiera estado en una reunión de motociclistas, pero las había visto en la televisión. Mis ojos recorrieron la habitación buscando la voz cuando aterrizaron en dos hombres que estaban en el bar. El alto y flaco, usaba gafas y tenía unas piernas que se encorvaban, dejando a cualquier vaquero sudando. El más bajo, estaba bien constituido de los brazos, tenía el cabello blanco y gris, y le cubría sólo los lados de la cabeza. Su piel estaba muy bronceada y pensé que podría tener algo de nativo americano en él.


Los labios de Luke aparecieron en su rostro y se abrieron revelando dos hileras de dientes blancos y perfectos. Puso su mano en la parte baja de mi espalda y me llevó hacia los dos hombres que estaban recostados en el bar bebiendo cerveza. —Voy a decirlo de nuevo. ¡Maldita sea, muchacho! —dijo el hombre más bajo, riendo. Le sonreí, enamorándome de su risa y las líneas que se formaban en las esquinas de sus ojos. Él era todo lo que se espera de un motociclista. Desde su aspecto robusto a sus botas negras polvorientas. —Dallas, éste es Possum. Es el vicepresidente de nuestra división Lake Charles. — Estiré mi mano para saludarlo. Se rió con su risa gutural una vez más y se quedó mirando mi mano negando con la cabeza. —Cariño, quiero sentir grandes tetas en mi pecho y no puedo hacer eso si estrecho tu mano. —Antes de que tuviera tiempo de reaccionar a su comentario, me jaló hacia él y me envolvió en sus brazos—. Maldición, hueles bien. Puse mis brazos alrededor de su cuello, palmeándolo en la espalda, sin saber qué hacer o qué decir. Él me había tomado completamente por sorpresa con su comentario de las “tetas”. Cuando me soltó, su actitud era mucho más seria, pero también simpática. —Estamos aquí por ti, cariño. Eres una luchadora. Estamos orgullosos de ustedes y estamos encantados de ver a Luke finalmente asentarse con una buena mujer. —Por el rabillo del ojo, pude ver al hombre alto asintiendo. Me sentí humilde ante su comentario, y estaba segura de que iba a empezar a llorar en cualquier momento. Tengo la impresión de que Possum era el tipo de persona al que incluso las damas iban cuando sólo necesitaban hablar. Era divertido y coqueto, pero era sólo una máscara para ocultar al tipo apasionado y comprensivo debajo. —Nosotros cuidaremos de ti, cielo. —Me volví hacia mi izquierda para enfrentar al hombre alto que hablaba suavemente, pero con claridad—. Todo el mundo en esta sala está aquí por ti. Me alegro ver que le hayas tendido el lazo a éste —dijo, dándole unas palmadas a Luke en la espalda y jalándolo en un abrazo. Tendido el lazo… hmm. Tal vez era un vaquero. —Ronnie, quiero que conozcas a mi Brooklyn. Espero que en los próximos años podamos decir que tenemos una relación tan fuerte como la de ustedes dos.


Ese era Ronnie. Esa era la Brooklyn de Ronnie. Yo era la Brooklyn de Luke. Iba a enloquecer. —Ah, ¿es también una perra loca? —preguntó Ronnie, riendo. —¡Escuché esa pendejada! —gritó Brooklyn desde debajo de la barra. Todos nos reímos y mis emociones estábamos bien de nuevo. —Ven acá, chica. —Ronnie me atrajo hacia él y deslicé mis brazos alrededor de su espalda. Era mucho más alto que yo y mi cabeza aterrizó en algún lugar entre su estómago y su cuello. No estaba segura de dónde, porque junto con sus piernas arqueadas, Ronnie tenía el torso más largo que jamás había visto. Nuestra fiesta de abrazos fue interrumpida cuando una hermosa rubia con cabello coqueto, una mini falda de cuero y medias de red apareció. —¿Bebidas? —preguntó, destellando una sonrisa y dándome un guiño. Pensé que mi reacción sería darle un puñetazo en la cara, o por lo menos que quisiera hacerlo, pero en cambio sonreí y pedí un vodka con Red Bull. —Una gran elección. Soy Linda —dijo, extendiendo su manita buscando la mía mientas luchaba contra la bandeja con la otra. Luke le quitó la charola y ella le sonrió dulcemente, pero no de una manera incitadora. —Gracias, Luke —dijo ella, nunca haciendo en realidad contacto visual. —Es un placer conocerte Linda. Luke y yo agradecemos que estés aquí. —¿De dónde demonios había salido eso? Luke sonrió a mi lado, obviamente complacido con mi comentario. —El placer es todo mío. —Se pavoneó alejándose, sacudiendo su perfecto culo mientras se iba, dándome tiempo de admirarla y apreciarla. Sus largas y delgadas piernas eran tonificadas y musculosas. Caminaba con tanta gracia que se podría pensar que usaba sandalias en vez de zapatillas de plataforma. Ella era, por falta de una mejor palabra, caliente. —¿Te gusta lo que ves, nena? —preguntó Luke desde mi lado. Regresé de golpe a la conversación para encontrarlos a los tres observándome con una expresión divertida. —¿Qué? —pregunté, sin saber qué era tan divertido—. Ella es caliente.


Luke se echó a reír y negó con la cabeza. —Y yo que pensaba que eran a los chicos a los que iba a tener que tener en cuenta. Parece ser que van a ser las strippers. —¿Ella es una stripper? —pregunté, pero ahora que lo dijo, pude ver que tenía el cuerpo de una. —La mejor stripper —intervino Possum—. Tienes que venir esta noche y verla en acción. —Ah, demonios, no —dijo Luke, negando vigorosamente. —¿Y por qué diablos no? Creo que sería divertido. —Nunca había visto a una stripper en acción, además de las de la televisión, podría manejarlo. —Brooklyn va a estar aquí. —Nos informó Ronnie, sonriéndole a Luke, complacido con su malestar. —Ya veremos. Vamos, nena. Tengo algunas personas más que me gustaría que conocieras. Me apartó y fuimos a través de la creciente multitud de personas. El club era un hervidero de hombres y mujeres de todas las edades. Desde los que parecía que acababan de graduarse del instituto hasta aquellos que llevaban máquinas de oxígeno. Luke me presentó a todos los que encontramos. Todos ellos eran atentos y amables, y parecían tener la necesidad de tranquilizarme de que estaban aquí para protegerme. Nunca me había sentido más amada. La barra estaba llena de mujeres y PROSPECTS detrás de ella sirviendo bebidas y asegurándose de que todo mundo estuviera atendido. Varias mujeres flotaban llevando charolas de cerveza, patatas fritas, y bebidas alcohólicas, todas vestidas con diminutos atuendos y zapatillas de plataforma. Las mesas de billar estaban atestadas de gente lanzando sus apuestas sobre quién era el mejor. Mesas, sillas, sofás y taburetes, todo estaba ocupado, y hasta la sala de reuniones estaba llena de miembros con insignias, quienes parecían estar en una profunda discusión. Le dije a Luke que necesitaba ir al baño, y por primera vez desde que habíamos entrado, me permitió salir de su lado. Me había presentado a casi todo mundo, así que no había duda de con quién estaba yo aquí.


Los baños estaban arreglados muy parecido a lo que puedes encontrar en un bar. Había cuatro lavamanos que se alineaban en el mostrador, junto con un espejo que se extendía a lo largo de la pared. Los compartimentos estaban hechos de madera, y las puertas tenían el emblemaReaper tallado en ellas. A lo largo de la encimera, estaban disponibles todos los productos de belleza y artículos de aseo que te puedas imaginar. Desde maquillaje y espray para el cabello, hasta tampones y condones… habían pensado en todo. El baño era tan vivo como la casa club. Estaba lleno de mujeres, todas acaparando los espejos y retocándose el maquillaje. Una ventana en la parte trasera estaba abierta, ayudando a ventilar parte del humo del cigarro. Olía como a Marlboro y perfume barato. La emoción que había estado burbujeando dentro de mí murió cuando mis ojos encontraron los de Maddie en el espejo. La última vez que la había visto fue en mi casa, después de mi asalto. Maddie y yo no teníamos una muy buena relación, pero ella había estado allí y era más de lo que podía haber pedido de ella. Flanqueándola estaban Monica y Jennifer, las gemelas que recordaba de mi primera noche en la casa de Luke. Junto a ellas estaban Jenn, Baby, y Jugs, todas a las que había conocido. —Pega un par de jeans en ella y casi parece una motociclista bebé —dijo Maddie, mirándome en el espejo mientras aplicaba una capa de brillo a sus ya labios rojos. —No seas perra, Maddie. Ella es una motociclista bebé —dijo Jenn, caminando hacia mí y envolviéndome en sus brazos. Olía bien, y su abrazo era maternal. Su abrazo me dio confianza y dejé que el comentario de Maddie se me resbalara. Se acercó a mí hasta que estuvo en mi espacio personal. No era una buena idea. Le arqueé una ceja y me mantuve firme, haciéndole saber que no me intimidaba. —No voy a fingir que me gustas. Lamento lo que pasó con Frankie, pero eso no cambia nada —me dijo, ni siquiera mirándome a los ojos, sólo examinando sus uñas. Perra. Si yo iba a estar alrededor, tal vez era hora de que acabáramos con esto. —Maddie, ¿por qué me odias tanto? ¿Es por Luke? ¿Lo quieres o algo así? —Bueno, tal vez no debería haber dicho eso. Sentí cambiar el ambiente de la sala y se podía cortar la tensión con un cuchillo. Al parecer, había tocado una fibra sensible. Maddie


cerró la distancia entre nosotras hasta que estuvo tan cerca que cuando habló, su cálido y mentolado aliento le hizo cosquillas a mi nariz. —Tú no sabes una mierda. Esta es mi familia. Eso incluye a Luke. Lo amo, pero no de la manera en la que crees. —Bien, tal vez deberías iluminarme, porque ahora mismo no sé y no me importa quién eres. Lo amo y es de la manera en la que crees. Esta es mi familia también, así que si tienes un secreto para compartir o algo que decir, ahora es el momento de hacerlo. Desde que he estado alrededor, tu lugar aquí ha sido un gran secreto, así que si esperas que sepa una mierda y tenga un poco más de paciencia con tu maldita actitud, entonces será mejor que empieces a hablar. Ahora, estaba que echaba humo. Mis fosas nasales se abrieron mientras miraba hacia Maddie. Era tan terca como yo y no daba marcha atrás. Tuve la sensación de que esto estaba a punto de llegar a las manos. Mi mejor plan de acción era simplemente esperar a que ella hiciera el primer movimiento. No necesitaba a Luke diciendo que yo estaba empezando el desmadre y no quería que las otras chicas saltaran sobre mí por golpearla primero. La cabeza me latía con fuerza. Mi pulso estaba acelerado. Mis ojos habían bloqueado todo en la habitación excepto a ella. Mis oídos no sintonizaban fácilmente el ruido y podía escuchar a las otras chicas en la habitación tratando de calmarnos. Monica se había colocado a mi derecha y su voz estaba velada, pero pude distinguir las palabras: “Por favor, sólo déjalo ir”, que susurraban cerca de mi cabeza. Cuando la puerta se abrió de par en par, y un fuerte “¡Oigan!” fue gritado, ninguna de nosotras se movió. Sabía que era Luke y el pensamiento me enfureció más. Si ella desviaba en su dirección sus patéticos ojitos con el más leve movimiento, le iba a cortar la puta garganta. Unos brazos que sabía no pertenecían a nadie más que a Luke, me agarraron y me arrastraron fuera del baño, llevándome hacia el atestado club. Me empujó a través del grupo de personas que se habían formado en la puerta, forzando mis pies a moverse. La gente salió de nuestro camino sin vacilar y podía sentir los ojos de todos en la habitación sobre mí. Esto normalmente habría sido embarazoso, pero estaba tan cabreada que lo único en lo que podía pensar era en arrancarle la cabeza a Maddie. El ruido murió y empecé a recordar quién era yo y lo que estaba sucediendo. Aquí todo mundo estaba ocultando algo cuando se trataba de Maddie. Red me había dicho que su historia era de Luke para contar. Parecía que era la única que no estaba al tanto, lo cual me enfureció aún más.


Nos acercamos a las puertas y fueron abiertas para nosotros mientras Luke me escoltaba afuera con su mano firmemente envuelta alrededor de mi cintura. Nunca rompió la zancada mientras cruzábamos la acera, nos metíamos a la cochera y entrábamos a la casa. Podía oír las risas por toda la casa y me di cuenta de que los niños estaban aquí. Parecieron no fijarse en nosotros, y yo no tenía tiempo para sacar la cuenta de cuántos de ellos estaban en el lugar. Luke me condujo a través de la cocina, la sala, y me llevó a su habitación. Una vez dentro, me soltó y se dio la vuelta para cerrar la puerta.


Traducido SOS por 3lik@ Corregido por Yanii ―¿Qué pasó? —preguntó él inmediatamente, una vez que la puerta estaba cerrada

y estábamos solos. —Ella jodidamente sucedió. Esta es la tercera vez, Luke. La maldita tercera vez que he tenido que lidiar con su mierda. ¿Qué diablos está pasando? ¿Quién es ella y por qué está aquí? —Mi cuerpo se estremeció con la poca ira que corría a través de mis venas. Él se pasaba las manos por su cabello y paseaba por la habitación. Lo observé mientras caminaba de un lado a otro. Parecía estar tratando de averiguar qué demonios decirme—. La verdad, Luke. La verdad es la mejor manera de salir de esto. Puedo manejarlo, sólo dime. No me importa si es tu ex, pero necesito saber. ¡Luzco como una tonta! Todo el mundo sabe lo que está pasando, excepto yo. Si has tenido tu polla dentro de ella, eso está bien, pero merezco saberlo. —Ella no es mi ex, Dallas —espetó. Sentándose en la cama dejó escapar un profundo suspiro. ¿Qué lo hace tan jodidamente difícil? —¡Maldita sea, Luke! Simplemente di… —Ella es tu hermana. —Miré a Luke dubitativa. ¿Qué? —¿Qué dijiste? —le susurré. Debo haberlo escuchado mal. —Es tu hermana —dijo esta vez más suave. Se me heló la sangre cuando sus palabras me penetraron. Mis piernas se doblaron debajo de mí y caí de rodillas. Esto no estaba pasando. ―Estás mintiendo —le dije, meciéndome adelante y atrás. Puse mis dedos en las

sienes haciendo presión y comencé a frotarlas. No hay manera. Yo no tenía una


hermana. Yo era hija única. Mis padres estuvieron juntos durante años. Estaban tan enamorados. Ninguno de ellos habría hecho esto. Era mayor que Maddie. Tenía que serlo—. ¿Cuántos años tiene? —pregunté, mirando el suelo de madera centrándome en las líneas oscuras del mismo. —Tiene veinticuatro. Tu padre tuvo una aventura con otra mujer en un viaje de negocios aquí. La madre de Maddie, Rebecca era su nombre. Sentí que la saliva se formaba en mi boca y mi estómago se revolvía cuando la bilis comenzaba a subir. Perlas de sudor se formaron por encima de mi labio y mi cabeza. Me limpié el rostro y mi piel se sentía húmeda y fría. —¿Estás bien, cariño? —preguntó Luke, deslizándose en el suelo para sentarse frente a mí. —Cuéntame. Cuéntamelo todo. —¿Estás segura? Podemos esperar. —¡Maldita sea, cuéntame! —Levanté mi cabeza para darle una mirada. La preocupación en su rostro me era familiar ahora. Genial. Otra razón para que sienta lástima por mí—. Quiero saber —le supliqué. Mis ojos se clavaron en sus profundos ojos azules. Necesitaba esto de él. —Ok nena, te lo contaré todo. Asentí y esperé. Esto iba a alterar mi vida. Sabía que la información que iba a compartirme iba a cambiarlo todo. Red alteró mi vida ayer, Luke iba a hacerlo hoy, y mañana probablemente me enteraré de que nací hombre. Nada me sorprendería después de esto. —Tu padre vino a Mississippi para invertir en algunas propiedades. Mientras estuvo, él frecuentaba un club llamado Vera’s Lounge. Rebecca era camarera allí. En los próximos meses, él y ella llegaron a conocerse. Por lo que me contaron, era sólo una cosa de una sola vez y ambos lo admitieron después, que fue un error. Rebecca quedó embarazada y le dijo a tu padre. Él sabía que eso arruinaría su relación con tu madre, por lo que se ofreció a pagarle un aborto. Se negó y Rebecca le dijo que iba a criar al bebé por su cuenta. Él trató de darle dinero, pero ella era demasiado orgullosa. Creo un fideicomiso a nombre de Maddie y tu padre invirtió una generosa cantidad en él.


Descubrió cuando tenía dieciséis años quién era su padre. Rebecca no quería que ella lo

supiera; no quería que sufriera, pero cuando Maddie encontró una caja de cartas viejas y fotografías de él, lo fué a buscar. Ella tomó un autobús a Atlanta, para el momento en que lo encontró, él estaba muerto. Las lágrimas corrían por mi rostro mientras escuchaba la pesadilla que Luke compartía conmigo. Qué terrible debe haber sido para ella crecer sin un padre. Yo perdí el mío a temprana edad, pero estuvo allí todos mis años de infancia. Yo era prácticamente una adulta cuando él murió. No quería creer que mi padre fue capaz de tal cosa, pero siempre supe en el fondo que no era un hombre muy bueno. Era torcido, despiadado, y hambriento de dinero. Ahora podríamos añadirle adúltero y donante de esperma a esa lista. —Hay más, Dallas. —Mi cabeza se levantó para ver Luke poniéndose un poco incómodo. Por supuesto que había más. No había fin de la locura en mi vida. —Rebecca se casó cuando Maddie tenía cinco años. —Hizo una pausa y me miró expectante. —¿Y? —dije, preguntándome cual era el problema en eso. —Ella se casó con Frankie, Dallas. Mi corazón dejó de latir. El aire en la habitación parecía convertirse en ártico haciéndome estremecer. El vello en mi nuca se puso de punta y la piel de gallina sobresalía por todo mi cuerpo. —¿Dónde está Rebecca ahora? —pregunté con la sensación de que ya sabía la respuesta. —Murió —confirmó Luke. —¿Qué edad tenía Maddie cuando murió? —pregunté rezando para que no haya crecido sin una madre también. —Tenía siete años. —Cerré los ojos ante las palabras de él. —¿Él la mató? —pregunté, mirando la oscuridad detrás de mis párpados, tratando evitar perderlos.


—No, ella tenía cáncer. Frankie encontró las cartas de tu padre. Todas ellas. Sobre el dinero, el aborto, todo. La tierra que vendió por debajo del club era sólo una excusa. Él mató a tu madre, Dallas, y lo hizo por Maddie. —Las lágrimas corrían por mis mejillas ante la mención de la muerte de mi madre, nublando mi visión. No podía ver el rostro de Luke, pero la emoción en su voz me hizo saber que esto era difícil para él también. —¿Por qué haría eso? Era inocente en todo esto. —Mi voz sonó entrecortada por los sollozos. —Él no lo vio así, nena. Él fué a matar a tu padre, Frankie estaba demente. Pensó que todos merecían morir. Pensó que tu madre era la culpable de que Maddie no tuviera un padre. Si ella no hubiera estado en el medio entonces se habría casado con Rebecca y Maddie habría crecido con la vida que tú tenías. —Luke extendió su mano y me llevó a su regazo—. Lo siento, nena —me susurró, besando mi cabeza repetidamente. —Entonces, ¿qué le pasó a Maddie cuando su madre murió? —le pregunté a través de mis sollozos. La idea de ella sola a una temprana edad hizo que mi corazón llorara por ella. Nadie se merece eso. Ella era sólo una niña. —Frankie tenía su custodia. Cuando él fue a la cárcel, ella se convirtió en la dueña del club. Vivió sobre todo en la casa club y todos nos aseguramos de que tuviera todo lo que necesitara. Era como una hermana pequeña para todos nosotros. Nosotros no hablamos mucho sobre Frankie o Rebecca. Frankie nunca estuvo realmente cerca cuando Maddie creció. Estaba por lo general con el club o entrando y saliendo de la cárcel, por lo que no fue una figura paterna. Él es todo lo que ella tiene, sin embargo, lo cual complica las cosas ahora. Ella es la única razón por la que él aún respira. Simplemente no tengo corazón para matarlo. Ella ya ha perdido mucho, ¿sabes? —Lo sabía. Yo tenía una hermana e inusual y desafortunada a pesar de las circunstancias, una pequeña llama de esperanza florecía en mi pecho. —Quiero hablar con ella —le dije, jugando con los botones de mi camisa. Tal vez no era tan buena idea en este momento, pero tenía muchas preguntas que hacer. —Vamos a disfrutar de esta noche. Mañana los chicos van de caza y tendrás todo el tiempo del mundo. Ella necesita un poco de espacio en estos momentos y tú necesitas tiempo para procesar todo esto.


Tenía razón, como siempre. Ahora no era el mejor momento para tratar de comenzar una relación con un enemigo potencial quien resulta ser mi hermana. Su consejo para mí fue recomponerme y volver a unirme a la fiesta. Él prometió que los eventos anteriores no serían traídos de nuevo y que el club estaba muy al tanto de la situación. Eso no me sorprendió, teniendo en cuenta de que sabían sobre esto desde hace tiempo. Me lavé el rostro y volví a aplicarme maquillaje. Decidí tratar de poner la situación anterior fuera de mi mente con la ayuda de algo de licor, música fuerte, y esperanzada del show de striptease que Linda estaría dando esta noche. No le tomó mucho a Luke persuadirme en dejarme ir. Pensé en estos momentos que podría conseguir casi cualquier cosa de él. Quién iba a pensar que los problemas que tenía previstos no eran problemas en absoluto. En realidad, disfrutamos de todas las chicas de la casa club y estaba ansiosa por volver allí para ellas. Mis problemas reales consistían en una hermana que no sabía que tenía, que da la casualidad me odia. Entré en la sala de estar en busca de Luke, pero en lugar de eso me topé con algo más dulce que no creía que fuera posible. El más dulce y más precioso pequeñín que estaba dando vueltas en el largo sofá de cuero en un intento de aterrizar en sus pies al otro lado y fallando. —Oye hombre —le dije, acercándome y tomando asiento en el brazo. —Oye mujer —respondió, haciéndome reír. Su cabello rubio estaba largo y le caía sobre su frente y ojos. Parecía tener alrededor de los cinco o seis. —¿Qué haces? —le pregunté, mientras lo miraba hacer otra vuelta alrededor del sofá y probar el salto mortal de nuevo. —Voy a ser un ninja cuando crezca, pero primero tengo que aprender a dar vueltas sobre los muebles. —Se detuvo y me miró fijamente a la vez que estaba en posición inicial, una mirada seria cruzaba su rostro—. No se lo digas al tío Luke sin embargo. —No lo haré, lo prometo. —Tratando de contener mi sonrisa. —¿Con el meñique? —él preguntó, mostrándome su dedo. Saqué el mío ante el suyo y me incliné más cerca de él. —Con el meñique —le susurré.


—¡Logan! —gritó una voz desde la cocina. El pequeñín, que supuse era Logan, rápidamente se deslizó del sofá y se sentó a mi lado en una posición vertical. —¿Qué estabas haciendo? —Maddie preguntó, entrando por la puerta. Me lanzó una mirada, sus ojos se estrecharon ante Logan—. ¿Estabas dando vueltas sobre los muebles de nuevo? —le preguntó, mientras recogía los juguetes que estaban en el suelo de la sala de estar. Traté de encontrar semejanzas entre nosotras, pero se mantuvo de espaldas a mí. —No señora —respondió Logan. —Era ella —dijo él, señalándome con el dedo. Que pedazo de mierda. —¿Yo? No era yo —dije, sorprendida de que me acusara de manera tan convincente. Olvidando que era una mujer hecha y derecha de veintiséis años de edad y estaba lista para defenderme ante Maddie y convencerla de que no era yo. —Logan, no mientas —le dijo Maddie regañándolo. —¡No lo estoy, mamá! —Si dijo algo más, me lo perdí. Mamá. Logan era el hijo de Maddie y eso hace a Logan, mi sobrino. Lo miré con ojos nuevos. Él era perfecto. Desde su cabello rubio hasta su dorada piel bronceada. Levanté mi mirada para ver a Maddie que me observaba. —No. —Me articuló con un rápido movimiento de cabeza. Mi rostro, junto con mi corazón cayó y le hice un gesto de comprensión. —Se está haciendo tarde, tenemos que irnos —le anunció a Logan, arrojando un bolso sobre su hombro. —¡No me quiero ir! —él gimió. Deslizó su cuerpo poco más cerca de mí y esto parecía perforarle a Maddie las entrañas. Ella cerró los ojos ante la derrota y dejó escapar un suspiro. —Mamá está cansada, Logan, y ella quiere irse a casa. —La idea de que Maddie se fuera y posiblemente herida hizo que me tensara. —¿No te quedas?—solté—. Quiero decir, pensé que todo el mundo se quedaba aquí—le aclaré.


—Frankie no va a hacerme daño. Es contigo con quien tiene problemas —dijo, lanzándome dagas con la mirada. Oh. Por supuesto que Frankie no le haría daño. Era su hija, en un sentido. —Mamá, por favor, deja que me quede. Todos los otros niños se quedan. El tío Luke dijo que podía quedarme —dijo Logan, ajeno a nuestra conversación. Él se levantó y se acercó a Maddie, envolviendo sus bracitos alrededor de su cintura—. No tienes que prepararme el desayuno. Puedes dormir hasta tarde y no estaré allí para levantarte. —Hombre, este chico es un genio. —Bien, pero harás lo que te digan y lo digo en serio —dijo ella con severidad. Sin darle tiempo de cambiar de opinión, Logan salió corriendo de la habitación. Maddie se puso delante de mí, arrastrando los pies mientras yo jugaba con mis manos, ninguna de nosotras realmente sabía qué decir. Luke nos salvó de la incómoda situación cuando entró. —¿Todo bien? —preguntó, mirándonos con desconfianza. —Me voy. Logan dice que quiere quedarse. ¿Estás bien con eso? —le preguntó Maddie a Luke. —Por supuesto. ¿De verdad te vas? —Sí, tengo mierda que hacer. Volveré por la mañana antes de que se vayan. —Ten cuidado, Maddie. Lo digo en serio —dijo él con severidad. Antes me habría molestado si él hubiera mostrado mucho interés en su seguridad, pero ahora me lo esperaba. Salió sin decir una palabra y nos dejó solos. Cuando se fue, sentí como si una parte de mí se iba con ella. Quería conocerla y quizás arreglar está rota relación. Luke, consciente de mi pensamiento intenso, decidió intervenir. —Nena, hay una fiesta afuera —dijo él, tirando de mí desde el sofá. —¿Qué involucra a la stripper? —le pregunté sonriéndole y envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Luke meneó la cabeza y sonrió. —Sí, cariño. Involucran las strippers.


Las strippers No eran la única cosa en la casa club. Cuando el sol se puso, la sede del club se volvió un penthouse. La mayoría de las ol’ Ladies no estaban aquí. Sólo vi unos pocos miembros quienes estaban con sus mujeres. Red estaba con Brooklyn y Ronnie, pero Regg no estaba a la vista. Las luces se apagaron y la música tuvo un ambiente más moderno de R&B comparado con la música rock de hace más temprano. Supuse que era mucho más fácil desnudarse al ritmo R&B que al ritmo del rock. Los sofás y las sillas estaban acomodados alrededor de las mesas de billar. Un tubo estaba situado entre las mesas y me preguntaba si siempre estaba allí. Los asientos estaban llenos, esperando la llegada de Linda, había dos asientos reservados al frente para Luke y para mí. —No tengo dinero —le dije a Luke, esperanzada de que me diera un legajo de los suyos. —Créeme. Ella está haciendo un montón de dinero. Nosotros le pagamos por su entretenimiento. Esta es una fiesta privada y no tenemos que dar propina. —Nos condujo hasta el sofá para dos justo enfrente del escenario, e inmediatamente fuimos recibidos por una chica que fácilmente podría estar en la portada de Vogue. Ella era alta y delgada, con el cabello negro azabache y piel pálida. Sus ojos eran de color verde esmeralda. Creo. No alcancé a verlos bien, porque la vista de sus pechos perfectos me dejó sin aliento. Estaba completamente desnuda, con excepción de una pequeña tanga y un par de zapatos de tacón alto. —Nena, ¿estás bien? —me preguntó Luke desde mi lado. —¡Ella está desnuda! —dije con incredulidad―. Y ni siquiera es una stripper. Luke acercó su rostro al mío y su expresión estaba seria cuando dijo—: Quiero que me dejes saber cuándo hayas visto lo suficiente. Habrá mucha mierda aquí y no quiero que te vuelvas loca. Al final de la noche, se pondrá peor. —No tuve tiempo para responderle, ya que la multitud estalló cuando Linda se acercó al tubo y le dio vueltas alrededor de él. Llevaba un chaleco de cuero, pantalones de cuero y un tanga negra. Era impresionante y no le podía quitar los ojos de encima. La música comenzó y si yo no supiera lo que hacía, habría jurado que ella estaba bailando para mí. Me miraba todo el tiempo, mientras estaba sentada en la orilla del sofá, totalmente cautivada por lo que estaba pasando en frente de mí. Se quitó la ropa al ritmo de la música y antes de que


terminara la canción ella estaba desnuda delante de mí. Una canción tras otra, y otra sonaba mientras la observaba envolver su cuerpo alrededor del tubo de una manera que era hermoso. Tuve la misma sensación cuando vi la ópera o el ballet. Linda era verdaderamente talentosa y lo sabía. Un movimiento a mi izquierda llamó atención y quité mis ojos de Linda para ver a la camarera de hace ratos sobre sus rodillas enfrente de Possum. No se podía negar lo que estaba haciendo mientras su cabeza se balanceaba arriba y abajo sobre su polla. Pensé que la visión de ella degradándose a sí misma sobre sus rodillas me haría sentirme enferma, pero en vez de eso sentí una calidez familiar entre mis piernas. Me giré para mirar a los alrededores y vi que la mayoría se había ido de los sofás. Brooklyn y Red, con quienes no tuve la oportunidad de hablar, habían desaparecido. Ronnie se había ido también. En el sofá detrás de nosotros, un hombre estaba follando a una mujer por detrás. Él rudamente entraba y salía mientras ella gemía de placer, sin embargo no podía hacerse escuchar por encima de la música. Me giré para ver a Luke por primera vez desde que Linda había tomado el escenario y lo encontré mirándome con un rostro impasible. Estaba un poco avergonzada por estar observando, pero es que nunca había visto algo así y estaría mintiendo si dijera que no me encendí. Agarró mi cintura y me tiró a su regazo enfrentándolo. Miró por encima de su hombro a la pareja fornicando en el sofá detrás de nosotros y sentí que mi centro comenzaba a palpitar. La música seguía sonando en voz alta en la parte de atrás y miré como Linda pasaba por delante de mí y de la pareja en el sofá. Estaba de espaldas al escenario y sentí como que sólo dejó de bailar porque dejé de verla. Cuando llegó al sofá, y el hombre la vio, se retiró de la chica con quien estaba y se sentó. Linda se giró hacia mí y se sentó a horcajadas, tomando todo de él dentro de ella en un movimiento rápido. Ella comenzó a masajear sus pechos mientras lo montaba, sin apartar sus ojos de los míos. La sensación entre mis piernas estaba creciendo y me di cuenta de que estaba rozándome contra Luke. Me detuve y lo miré, avergonzada de lo que estaba haciendo. —¿Ella te hizo mojar, nena? —dijo, frotando sus pulgares sobre mis pezones. Él tiró de mi camisa hacia abajo, tomando mi sujetador con él. Cuando se inclinó y puso su boca en mi pezón, gemí en voz alta. Comencé a mover mis caderas de nuevo, sintiendo la dura polla como roca de él contra mí a través de nuestros jeans. Mis ojos se encontraron con los de Linda una vez más y me miraba fijamente, mordiéndose el labio claramente encendida ante la visión de Luke chupando mi pezón. Ella no podía ver


nada, nadie podría. Estábamos en la parte delantera de la sala y lo único visible era mi rostro y la nuca de Luke. Linda se llevó su mano y la deslizó entre sus piernas, masajeando su clítoris con la palma de su mano, mientras que las puntas de sus dedos frotan el largo bulto del tipo a quien estaba montando. Después de su movimiento, puse mi mano en la parte delantera de mis jeans y en mis delgadas, bragas de encaje y comencé a masajear mi clítoris mientras que Luke seguía dándole atención a mis pechos con su boca y manos. Linda se movía más rápido, yo me movía más rápido y en cuestión de tiempo ambas nos estábamos viniéndonos juntas. Miré a la distancia unos tres metros mientras ella lanzaba su cabeza hacia atrás y se venía sobre el largo palo que estaba montando. Sacudí mis caderas más rápido mientras Luke chupaba duro mis sensibles pezones, trayéndome así el orgasmo más intenso que jamás haya tenido. Cuando mi cuerpo convulsionó desacelerado, no quería nada más que a Luke dentro de mí, en ese mismo momento. No me importaba quien estuviera viendo a este punto. Linda me hizo venirme sin siquiera tocarme. No me importaba si lo veía en absoluto. Él tenía otros planes sin embargo. Puso mi camisa de nuevo sobre mis pechos y se levantó. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y mis brazos cerrados alrededor de su cuello mientras me sacaba de la casa club. Cuando pasamos a Linda, aún estaba montando al afortunado hijo de puta debajo de ella y me dio un guiño y una sonrisa. Sentí el calor de mis mejillas y le devolví la sonrisa, sin estar segura de sí debería darle las gracias por sus servicios. Decidí que una simple sonrisa sería suficiente, tenía a un motociclista de 1.89centimetros, masculino, sexy que se preparaba para meter una polla de diez pulgadas dentro de mí con la fuerza de doscientas cincuenta libras. Casi me vengo con sólo pensar en ello. Nos tomó unos diez segundos llegar a la habitación. En el momento que cerró la puerta detrás de nosotros, yo estaba en la cama y él estaba encima de mí. Me besó rudamente, tirando de mi labio inferior con los dientes y hundiendo su lengua profundamente en mi boca. Cuando se apartó, los dos estábamos respirando pesado mientras él arrancaba mis jeans de mis caderas. Con mis botas aún puestas, impedían irse más bajo de mis rodillas. Estoy segura que sólo habría tomado un minuto quitármelas, pero Luke era un hombre muy ansioso. En cambio, me dio la vuelta sobre mis rodillas y me atrajo hacia él. Dejó escapar un gruñido cuando puse una mano debajo


de mí, frotándome a mí misma mientras él luchaba por quitarse sus jeans. Sus sonidos me animaban y tomé un largo, muy cuidado dedo y lo deslicé dentro de mí. —Joder, nena. Estás tratando de matarme —dijo a través de sus dientes. Giré la cabeza para mirarlo por encima del hombro y vi como sus ojos se oscurecieron ante la visión de mí masturbándome. Se acariciaba su largo eje lentamente, apretando con fuerza mientras palmeaba mi trasero, agarrándolo bruscamente. Deslicé mi dedo dentro de mí y comencé a frotar mi clítoris, alcanzando el punto exacto sabiendo que me vendría en cuestión de minutos. Luke puso su mano izquierda en la parte baja de mi espalda y se movió a un lado. Con su mano derecha golpeó la parte de mí, donde mi dedo estuvo sólo unos minutos antes y me quejé en voz alta en las sábanas. No demasiado fuerte, pero a medida que avanzaba se volvía más y más intenso. Para la quinta o sexta palmada, estaba gritando por mi orgasmo, sacudiéndome por toda la cama. Giraba mis dedos alrededor de mi clítoris, fomentando el orgasmo por más tiempo posible. La mano de Luke fue reemplazada por su polla mientras se estrellaba contra mí en un solo golpe. Sus manos se apoderaron de mi trasero mientras me extendía abierta y continuaba moviéndose dentro de mí. —Estas tan jodidamente apretada. Ese coño se siente tan increíble envuelto alrededor de mi polla. Me encanta verme deslizarme dentro y fuera de ti. —Decía sus líneas como un mantra, una y otra vez. Me folló duro un par de veces, y luego me lanzó hacia atrás y se movía lentamente mientras me decía cosas sucias con esa voz era tan oscura y salvaje. Yo estaba inmóvil delante de él. Acomodé mi rostro en las sábanas, mi nueva favorita posición mientras se movía dentro y fuera de mí por lo que podría haber sido horas. Estaba perdida en un mar de éxtasis, lo único que podía hacer era sentir. No podía moverme, ni pensar, ni hablar. Lo único que sacó de mí fue un gemido que ahora eran gruñidos debido a que salían con menos energía. Podía sentir la forma en que el cuerpo de Luke se tensaba cuando estaba a punto de venirse, pero cada vez, que iba más despacio y dejaba que la sensación muriera entonces seguía. Me las arreglé para encontrar mi voz y hacer que sea lo suficientemente fuerte y clara para que él comprendiera. —Tienes que parar —le dije, temiendo que no lo hiciera, probablemente me desmayaría. Ya hice eso antes. Él no respondió, sólo se movió y el nuevo ángulo trajo una nueva sensación. Aceleró el ritmo y profundizó los golpes y encontré mi voz cuando grité su nombre, mientras tenía mi último orgasmo de la noche


Traducido por MewHiine Corregido por Yanii

―No puedo con estas malditas cosas. —Escuché murmurar a Luke. Tenía mi pie en su mano y estaba luchando para sacar mi bota. Yo estaba tumbada de espaldas, mirando hacia el techo. Debo haberme quedado dormida y debió de haberme dado la vuelta. Me apoyé en los codos, lo cual no era tarea fácil, y miré hacia él. ―Hay una cremallera atrás, cariño. ―Bueno hola, hermosa —dijo, olvidando la bota y escalando sobre mí. Caí sobre la cama y dejé que me cubriera con su cuerpo. —¿Estabas tratando de quitarme la ropa, Sr. Carmical? —le pregunté, mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello. Él me sonrió y luego se inclinó y me besó dulcemente. —Bueno, mi increíblemente bebida mujer se desmayó sobre mí, y no quería que uno de sus tacones atravesara mi espalda durante la noche, así que pensé que debía quitárselos. —Bueno, mi increíblemente talentoso hombre apesta quitando mis botas. — Luke alisó mi pelo, lo retiró de mi cara y se tomó un momento para simplemente mirarme. —Tengo que irme por unos días, nena. —Me quedé quieta ante sus palabras—. El club tiene una pista sobre Frankie y las cosas pueden ponerse un poco desagradables. Te necesito aquí. Es el único lugar donde puedo mantenerte a salvo. —No quiero que te vayas —le susurré, pasando mi mano por su cara. Se inclinó, acercando su frente a la mía. —No me quiero ir, pero tengo que hacerlo.


Nos quedamos así un rato, disfrutando de la cercanía entre nosotros. Si se iba y algo le pasaba, yo estaría perdida. Sólo el olor de él me consolaba. —No puedo hacerlo sin ti, Luke. Tú eres mi roca —le dije, rompiendo el silencio. —No va a pasar nada, nena. Volveré enseguida. Ni siquiera empezarás a echarme de menos —dijo sonriendo. —¿Qué voy a hacer mientras no estás? —le pregunté, sonando muy parecida a Logan. Luke besó la punta de mi nariz y se bajó de la cama, poniéndose de rodillas frente a mí, una vez más, para quitarme las botas. —Mañana por la mañana, voy a llevarte a tu oficina. Hay algunas cosas en las que tienes que ponerte al día, estoy seguro. Quiero que despejes tu horario por dos semanas más, para estar en el lado seguro. »Mis chicos han mantenido un ojo en el lugar por ti y Lindsey está haciendo un buen trabajo al mando de todo. El problema en Tupelo se ha manejado. La familia que tú creías que había destrozado tu casa, se mudó hace tres meses. Frankie los obligó a irse, teniendo a uno de sus matones en aquel lugar, con la esperanza de que volvieras allí. — Luke hizo una pausa para mirar hacia arriba de su tarea. Ahora yo estaba sentada en la cama, con las botas y los pantalones en los tobillos. —¿Cómo sabes todo eso? —Estaba actuando como el títere de Luke mientras me quitaba los pantalones, me tiraba sobre a mis pies, quitaba mi camisa y me llevaba al cuarto de baño. —Es lo que hago, cariño. No estabas en ningún estado para tomar decisiones, así que te he ayudado. ¿Está bien? —Me quedé de pie en el interior del cuarto de baño y en estado de shock ante Luke. ¿Estaba bien? Mi primera reacción fue darle una bofetada. ¿Quién se creía que era, manejando mi mierda sin preguntarme? Después de un nuevo pensamiento, pensé que probablemente debería besarlo por tratar mis problemas como sus problemas. —Está bien. Gracias. —Esa respuesta pareció hacerle feliz. —Bien. Vamos a la ducha.


Las duchas con Luke son como las mañanas con Luke perfectas. Siempre me deja de pie bajo el agua primero y nunca tengo que bañarme a mí misma. Parece que siempre estoy post-orgásmica y débil cuando nos duchamos, y esta noche no era diferente. Me puso en posición y comenzó a lavarme el pelo, dejando que me recostara contra él para que pudiera soportar mi peso. Tal vez fue la forma en que me tocó, o la forma en que olía. Tal vez fue la creciente erección que se apretaba contra la parte superior de mi culo, o la forma en que se sentían sus dedos amasando mi pelo. Sea lo que sea, me hizo anhelar la sensación de tenerlo dentro de mí, de nuevo. Me volví hacia él, con el pelo lleno de espuma del champú con olores cítricos, y envolví mis brazos alrededor de su cuello. Tiré de su cara hacia la mía y lo besé con fuerza. Estaba sorprendido por mis acciones, pero cedió y abrió la boca reflejando los movimientos de mi lengua con la suya. Traté de pensar en Luke y en la dureza que se acuñaba entre nosotros, pero mis pensamientos seguían volviendo a Linda y a la forma en que me sostuvo los ojos mientras se llevaba a sí misma al éxtasis. La mera idea de ella me emocionó, así que empujé mi culpa y vergüenza a un lado, y disfruté de la excitación que el pensamiento de ella me trajo. —Fóllame —le dije a Luke, rompiendo el beso y respirando pesadamente delante de él. Sin dudarlo, agarró mis piernas y las envolvió a su alrededor y me empujó contra la pared de la ducha. La manera en que me besaba era como si no hubiera estado conmigo por días. Sus manos agarraron puñados de mi pelo mientras aplastaba su cuerpo al mío. Inclinó la cabeza y me dio un beso duro y profundo, haciéndome marear por su sabor. —Ni siquiera te he dejado y ya te echo de menos. Lo juro, Dallas, no quiero vivir sin ti. Sería una pérdida de aire y espacio si no te tengo a mi lado. Me vuelves jodidamente loco. Me encanta todo sobre ti. Me encanta la forma en que encajas en mis brazos. Me encanta la forma en que sabes, tu olor… Me encanta cómo me tocas. Me encanta lo mucho que me haces sentir como un hombre. Tú me posees. Cerré los ojos y lo inhalé. Su aroma se deslizó por la parte posterior de mi garganta, lo que permitió que lo degustara. Sólo el olor de su aliento era mágico. Olía a una mezcla entre colonia, hombre, y Luke. Mientras hablaba, se apoderó de mí y no podía imaginarme una vida sin él tampoco. Todo lo que había dicho era un reflejo de mis sentimientos hacia él. La sensación era de una parada cardíaca, de un estómago saltando, y una palpitante


cabeza, increíble. Me encantaba sentirle presionándose contra mí, sin nada entre nosotros, sin ropa o espacio, sólo unas pocas gotas de agua que habían logrado deslizarse hacia abajo cuando nuestra respiración rítmica lo permitía. —No te vayas —le dije, mis ojos todavía cerrados, mi boca hablando contra la de él. —Tengo que irme. Pero volveré, y nunca te dejaré de nuevo —dijo, con la necesidad de un entendimiento en su voz tan fuerte y evidente que habría estado de acuerdo con todo lo que dijera. —Hazme el amor. —Me quedé quieta ante el sonido de mis propias palabras. Nunca le había pedido eso. Nunca había pedido eso a nadie. Mi mente no tuvo mucho tiempo para reflexionar sobre ello, porque antes de que las palabras salieran de mi boca, Luke cerró el agua y estaba saliendo de la ducha. Los recuerdos de nuestra primera noche juntos llegaron de golpe. Me quedé asombrada esta vez, ante el hombre que me secaba cuidadosamente, tal como lo había hecho la primera vez que lo conocí, en este mismo cuarto de baño. Hizo una pausa por un segundo, el tiempo suficiente para envolver una toalla alrededor de su largo y grueso cuerpo. Muchas personas dicen que no creen que alguien pueda enamorarse durante la noche. Mirando a Luke ahora, no sé cómo hice el camino a casa sin él, que era el hombre con quien quería pasar el resto de mi vida. A veces, supongo, que solo lo sabes. Me secó esta vez un poco diferente. Donde quiera que me había tocado la toalla; él me tocó con su boca. Era como si estuviera marcando su territorio, o pidiendo disculpas a mi piel por dejar que algo más que su boca la acariciase. Desde la parte de atrás de las rodillas hasta las curvas de mis codos, sentí un cosquilleo donde sus labios habían estado. Luego se dejó caer de rodillas ante mí y levantó mi pierna para poder besar mis pies. Yo me apoyé en el mostrador, levantando mi culo poco para poder sentarme en el borde mientras envolvía mis piernas alrededor de sus hombros, invitándolo. Una vez que su lengua tocó el punto dulce entre ellas, me incliné más atrás, utilizando los codos para sostenerme mientras veía como me besaba. Sus ojos azul océano nunca dejaron los míos mientras yo gemía suavemente ante la intimidad y el placer que su boca experta me brindó. Su lengua se sentía como el satén contra mi piel suave y húmeda. Era tranquila y suave, llevándome hacia el borde de un orgasmo demoledor, pero no lo suficiente para empujarme. La tensión se estaba


construyendo y mis codos se pusieron inestables cuando mis músculos se aflojaron, preparando mi cuerpo para algo que yo sabía que nunca sucedería al ritmo al que él iba. Luke tenía esa habilidad misteriosa para leer mis pensamientos y cuerpo, porque justo cuando pensaba moverme en una posición más cómoda, se detuvo. Vi como se quitaba hábilmente mis piernas de sus hombros y me atraía hacia él, poniendo encima mis temblorosas rodillas mientras se abría camino hasta mi cuerpo, besando todo a su paso, hasta que sus labios encontraron los míos. Pude probarme a mí misma en él cuando comenzó a masajear mi lengua de la misma manera en que lo hizo en mi ahora palpitante coño. Puse mis manos en su pecho y empujé un poco, rompiendo el beso y cayendo de rodillas en el pequeño espacio que se había formado entre nosotros. Tiré de la toalla alrededor de la cintura. Mis intenciones eran ir despacio como él lo había hecho, pero mi necesidad por probarlo dominó. Mi mano encontró su eje y guie su grosor dentro de mí boca. Pude probar el sabor salado de la perla que se había formado en la cabeza de su gran polla y apreté mis manos, con la esperanza de forzar una gota más de él para así satisfacer mi necesidad creciente. Pasé mi lengua por la punta, succionando suavemente la cabeza, tratando de calmar los latidos de mi corazón. Levanté la vista hacia su rostro para la burla de su mandíbula. Yo sabía que estaba tratando de controlar el movimiento involuntario de sus caderas, mientras sus manos se apretaban en mi pelo y me daba un ligero empujón. Abrí mi garganta para él, y apartando mí mano, le dejé deslizarse en mi boca hasta que tocó el fondo de mi garganta. Gruñó de placer cuando se obligó a sí mismo dentro y fuera de mi boca. Mis manos encontraron mis pechos y comencé a masajear mis endurecidos pezones, causando que chispas de placer se dispararan a través de mí. Me abstuve de tocarme en otro sitio; miedosa de que el monumental orgasmo que estaba formándose dentro de mí se perdiese a expensas de mis propias manos y no de la enorme polla de Luke. Su ritmo se aceleró al ver mis dedos rodar mis duros, rosados pezones entre ellos. Con un gruñido de lo que sólo pude asumir de frustración, salió de mi boca y llevó sus manos hacia las mías. Yo las tomé y dejé que tirase de mí desde el suelo. Los dos estábamos al borde de la liberación, pero sabíamos que iba a ser mucho mejor si él estaba dentro de mí cuando sucediera. Me llevó a la cama, y me dio un suave empujón para que yaciera sobre mí espalda. Se colocó entre mis piernas y con un suave gesto, se deslizó dentro de mí.


—Maldita sea, nena —susurró en mi cuello. Gemí de acuerdo cuando me llenó, mis paredes apretándose alrededor de él—. Dime que me amas, hermosa. —Su boca chupó suavemente mi cuello y su aliento enfrió la humedad, haciendo que mi cuerpo temblara con la sensación. —Te amo, Luke. Siempre serás tú. —Ante mi confesión, sus labios encontraron los míos y me besó profundamente, mientras sus caderas se dirigían hacia mí, llenándome con esa maravillosa sensación una y otra vez. Su forma de hacer el amor era tan intensa, tan íntima, y me hacía sentir tan deseaba que sentí una lágrima escapar de mi ojo cuando me corría a su alrededor. Mientras Luke se quedaba inmóvil dentro de mí, inundándome con su propia liberación, supe que mi lugar en este mundo estaba aquí con él. Nunca querría o desearía a otra persona que no fuera él. Se iría mañana y el vacío en mí interior comenzó a crecer, aún mientras estaba encima de mí. Todavía podía sentir su palpitante polla dentro de mí, y en silencio me pregunté si ésta era la última vez que alguna vez lo sentiría. ¿Y si algo le pasaba? ¿Qué pasa si Frankie y sus matones atrapaban a Luke con la guardia baja y lo herían? —Nena —dijo Luke en la oscuridad, sacándome de mis pensamientos. —¿Sí? —Estás pensando demasiado otra vez. Todo va a estar bien. No hay manera de que no vaya a regresar para tener la oportunidad de estar dentro de ti de esta forma otra vez. Volveré a ti, y cuando lo haga, nunca tendrás que estar lejos de mí otra vez. —Luke apartó el pelo húmedo de mí frente y me besó—. Sólo quiero abrazarte, bebé. Me encanta tenerte en mis brazos. Le di un beso suavemente en los labios como respuesta y le dejé reajustarnos en la cama. Caí en un profundo sueño acunada en sus brazos, algo más que echaría de menos cuando se haya ido.

Tuve la extraña sensación de que alguien me estaba mirando. Abrí los ojos y me encontré mirando hacia un lío de pelo rubio en la parte superior de la bronceada carita más preciosa que jamás había visto. —Quiero un poco de cereal —exigió Logan, frotándose los ojos con el dorso de sus manos. Le sonreí, honrada de que me pidiese prepararle el desayuno—. No quiero


despertar a tío Luke y si se lo pido a Nanny11, ella me hará esperar a todos los demás. Quiero tener primero el mando a distancia. —Bueno, ahí iban mis esperanzas de pensar que me quería a mí por encima de todos los demás. Yo simplemente era conveniente. En este punto, tomaría lo que pudiera conseguir. —Cereales entonces —dije, tocándole la punta de la nariz con el dedo. Traté de deslizarme fuera de la cama, pero Luke me apretó con más fuerza, sosteniéndome de nuevo. —¿Alguien ha dicho cereales? —Su voz ronca preguntó desde detrás de mí. Se sentó y se inclinó sobre mí para poder ver a Logan—. ¿Qué tal si nos hago el desayuno a todos y nos quedamos aquí y vemos caricaturas, así no despertamos al resto de la casa? —Él no dudó, se metió en la cama y se acuñó entre Luke y yo. Mis ojos se encontraron con los de Luke mientras me movía para darle un poco de espacio a Logan y se encogió de hombros, como si aquello no fuese algo que Logan hiciera a menudo. —Estás desnuda. —Logan me informó, y yo nunca había estado tan avergonzada en mi vida, hasta ese momento. Me sonrojé y miré a Luke en busca de ayuda, pero tiró la cabeza hacia atrás y se rió—. ¿Me puedes pasar el mando a distancia? —Logan no parecía afectado por mi desnudez. Era como si hubiera visto mujeres desnudas todo el tiempo, lo que me puso un poco incomoda. —Por favor —dijo Luke, regañándole. —¿Me puedes pasar el mando a distancia, por favor? —Logan aclaró, mirándome con sus grandes ojos azules y sosteniendo en alto su pequeña manita. Miré a un lado de la cama y vi que en el soporte junto a ella ya no se encontraba el mando a distancia. Estaba tirado en el suelo a unos dos metros de distancia. Fabuloso. —Yo lo cojo —dijo Luke, levantándose de la cama y metiéndose en un par de pantalones cortos. Metió la mano en uno de los cajones de la cómoda y me tiró una camiseta de color negro con un guiño. No sé cómo, pero me las arreglé para deslizar la camisa por encima de mí, utilizando la sabana para taparme, sin exponer más de mí a los inocentes ojos de Logan.

11Logan dice “Nanny”, como nombre propio, pero también puede traducirse como “niñera”.


—Calzones, por favor —le dije a Luke, mientras se inclinaba para besar mi pelo y tirar el mando a distancia hacia Logan. Él sonrió y negó, pero me sacó un par de pantalones cortos de baloncesto de gran tamaño suyos. Treinta minutos más tarde, una señora mayor que sólo pude imaginarme que era la niñera llegó para encontrarse a Luke, a Logan y a mí apilados en la cama, bebiendo la leche con chocolate de nuestros Cocoa Pebbles y viendo los Looney Tunes. ―Buenos días, Nanny —dijo Luke a la señora que estaba sacudiendo la cabeza en la puerta. —He buscado por todas partes de esta casa tu pequeño culo esta mañana ―dijo ella, meneando el dedo hacia Logan. —Bueno, ya me has encontrado —dijo, en absoluto perturbado por su reprimenda. —Vamos, tienes que ir a la escuela. —¿Escuela? —¿Qué día es hoy? —pregunté a nadie en particular. —Lunes —contestó Logan, sorbiendo el último poco de su leche con chocolate de su tazón. —Oh, Dios mío. ¿Lunes? —dije, mirando a Luke, que me miraba con una ceja levantada. —Eso es lo que dije. Estoy en primero. Mi profesora es agradable, y ella me dice que soy su favorito. —Nanny resopló desde la puerta. —Así que, ¿por eso consigues palmaditas cada día y una notas para casa? —Si. —Miré a Logan para ver que no había quitado los ojos de la televisión. —Vamos, Logan. Vamos a llegar tarde. —Nanny trasladó su pequeño cuerpo robusto dentro de la habitación, tomó nuestros tazones y salió. —¡Mis caricaturas ni siquiera han terminado! —se quejó. —Logan —advirtió Luke, dándole una mirada que hizo que incluso yo temblara. —Ya voy —resopló y salió a toda prisa de la cama para encontrar a Nanny.


—Adoro a ese chico. Mi mamá dice que se porta igual que yo cuando tenía esa edad. —Ante la mención de la madre de Luke, una sensación de calor me envolvió. —¿Llegaré a conocerla? —Sí, señora. Tan pronto como esta mierda se arregle, quiero que pasemos un par de días allí. Escapar de toda esta mierda por un tiempo —dijo Luke, acostado y tirando de mí hacia él. —¿También era tu niñera? —le pregunté, trazando los labios de Luke con la punta de la uña. —Lo era. La llamé por ésta semana. Algunos de los niños están aquí y ella va a ayudar hasta que tengamos todo resuelto. Estos son todos los niños del club. O bien son niños de mis hermanos o parte de nuestra gran familia. Es más seguro en este momento tenerlos a todos juntos. —Me besó los dedos, entonces mi palma, luego tiró de mi mano hacia su pecho y besó mí cabeza—. Vamos a vestirnos. Tenemos un montón de mierda que hacer hoy. —Yo había oído eso antes. Afortunadamente, había pensado en empacar al menos un conjunto que fuera adecuado para el trabajo. Entre la mezcla de pantalones vaqueros, camisetas, pantalones cortos y camisetas sin mangas, me las arreglé para encontrar una falda lápiz negra, un simple blusa aguamarina, y un par de zapatos de tacón aguamarinos de Jimmy Choo que hacía juego con sólo dos trajes que tenía, este era uno de ellos. Alisé mi pelo largo, que estaba ondulado por mi humedad de la cama, y apliqué maquillaje en mi cara la cual estaba casi de vuelta a la normalidad. Me veía renovada y lista para tomar el mundo cuando entré en la sala de estar, que ahora parecía una guardería. El sofá estaba forrado con cinco niños que iban desde Logan siendo el más pequeño a uno que casi podría pasar por un adolescente. —Dallas, quiero que conozcas a los hijos del demonio —dijo Luke, caminando de pie junto a mí. —¡Luke! —Nanny le gritó desde la cocina. —Estos son Zack, Dylon, Aloura, Joseph, y ya conoces a Logan —dijo Luke, señalando a cada uno de ellos y haciendo completo caso omiso de Nanny. Ninguno de


los niños reconoció mi presencia. No parecieron prestar atención a Nanny, no hasta que apagó el televisor y los condujo fuera del sofá. —Es un placer conocerlos a todos —les dije, con la esperanza de hacer contacto visual con al menos uno. —Ellos nos son personas mañaneras, pero te prometo que para el final de esta semana, van a estar hablándote hasta por los codos —dijo Luke, dándole a mi hombro un apretón tranquilizador—. Te ves hermosa hoy, nena. Igual que cualquier otro día. —Dejé que los pensamientos sobre los niños insociables salieran de mi cabeza y me di cuenta de cómo me miraba. Su rostro estaba lleno de orgullo y adoración. No le importaba que estuviéramos en una habitación llena de gente; las demostraciones públicas de afecto eran algo en lo que Luke era bueno. Me agarró la cara con las manos, girando un poco mi cabeza y besándome larga y profundamente. Risitas se escucharon por toda la habitación y me aparté, sonrojándome ante los niños que nos miraban fijamente igual que habían estado haciendo con sus caricaturas sólo unos minutos antes. —Ellos duermen desnudos también —informó Logan a todos ellos. Quería meterme en un agujero y morirme por su comentario casual. Por supuesto, a Luke no pareció importarle. Él sólo se rió de la declaración y se despidió. En fila india, los niños siguieron a Nanny fuera de la habitación y cada uno me dio una sonrisa pícara y un saludo con la mano. Hubiera sido mejor si hubieran hecho caso omiso de mí. Estaba esperando volver a escucharles cantar la canción B-E-S-A-N-D-O-S-E en cualquier momento. —¿Estás lista, nena? —preguntó Luke, saliendo de la habitación y dándome esa gran vista de él por detrás. Estaba vestido muy bien también, con pantalones de color caqui y una camiseta abotonada hasta arriba color azul bebé metida regularmente alrededor de su cintura. Llevaba un par de mocasines marrones a juego con mi cinturón marrón favorito, y si fuese domingo, podríamos pasar por una pareja que va de camino a la iglesia. —¿Por qué estás tan arreglado? —solté, inmediatamente lamentando la forma en que sonó. No estaba ni un poco ofendido por mi arrebato.


—Tengo que ir a la oficina y aclarar algunas cosas. Podría asustar a la gente si me presento vestido de cuero con una nueve metida en mis pantalones. —El pensamiento de Luke llevando una pistola me asustó y rápidamente cambié de tema. —Entonces, ¿cuál es el plan? —Primero voy a ir contigo a tu oficina, y dejar que te pongas un poco al día, entonces pasaré por mi oficina unos pocos minutos, luego pararemos por el hospital a visitar al PROSPECT. —La sola idea de ir a ver a Marty me levantó el ánimo, y de repente no podía esperar a salir. Nos montamos en la camioneta de Luke de camino a la ciudad y empecé a mirar por la ventana hacia el hermoso paisaje, notando que las hojas de los árboles empezaban a convertirse en una preciosa sombra de color naranja y amarillo. El otoño estaba en el aire, y sabía que mis días de tomar el sol estaban llegando a su fin, hasta la próxima primavera. Era increíble como de rápido parecía volar el tiempo. Se sentía como si hubiera sido ayer cuando conocí por primera vez a Luke. Miré hacia el hombre que tanto amaba, viendo como sus labios se movieron en sintonía con la letra de la canción “Outlaw Women” de Hank Williams Jr. Pensé en lo bien que encajaba esa canción con las vidas de las mujeres que había conocido a lo largo de las últimas semanas. Las de Red y Brooklyn, especialmente. Pensar en Red, me llevó a pensar en Regg y los sacrificios que había hecho en mi nombre. —¿Alguna noticia de Regg? —le pregunté con cautela. No quería poner un alto en el ánimo de Luke, pero no había visto la cara de Regg en algún tiempo y estaba empezando a extrañar tenerle cerca. —Él está bien. Sólo preocupado por Red y tratando de poner toda esta mierda junta. Él no descansará hasta que se derrame sangre. Está más allá de cabreado y Red lo está haciendo peor actuando como si no fuera gran cosa. —¡Pero es una gran cosa! —repliqué, sin saber por qué Red actuaría como si no lo fuera. —Todos sabemos que lo es, nena. Incluso ella lo sabe. Esto la afecta demasiado, pero ella piensa que cuanto más lo demuestre, más va a molestarse Regg. Ella sabe lo que está haciendo —dijo, acercándose y agarrando mi mano, realizando su movimiento firma besó mis nudillos. Pensé en cuan egoísta había sido al no tratar con mi propio


dolor de una manera diferente. Cuanto más yo demostraba a Luke que me dolía, más le dolía a él—. No quiero decir nada con eso, cariño. Regg tiene un temperamento mucho peor que el mío, aunque cuando se trata de la mujer que amas, haces cualquier cosa. — Sabía que Luke estaba tratando de decirme que estaba bien llorar y depender de él, pero todavía no me hizo sentir mejor. Leyó mi melancólico estado de ánimo y me aseguró una vez más—. Nena, has tratado con esto mucho mejor de lo que me podría haber imaginado. Todo esto es nuevo para ti, y en lugar de salir corriendo, lo has abrazado. No te castigues por ello. Me gusta que vengas a mí. —Sonrió con su calienta corazones, baja bragas, soy un maldito semental y lo sé, sonrisa y yo me derretí. ¿Y qué si yo era una bebé grande? Podría chuparme el dedo y usar un pañal si eso me ponía en los brazos de Luke cada noche. Mi gran oficina estaba situada en uno de los edificios más antiguos en el centro de Hattiesburg. El camino de ladrillo debajo de nosotros hizo que el viaje estuviera lleno de baches y el familiar sonido que hacían los neumáticos sobre él era música para mis oídos. Me encantaba esta parte de Hattiesburg. Desde tiendas de delicatessen 12 en las aceras a grandes teatros, que era sin duda el lugar más emocionante para estar. Me recordó a mi casa en Atlanta. Los edificios no eran tan altos, y las calles no estaban tan transitadas, pero la sensación de hogar todavía estaba allí. Luke puso la camioneta sin problemas a un lado de la carretera y sentí una punzada de nerviosismo. Habían pasado semanas desde que había puesto un pie en mi oficina. ¿Qué pasa si las cosas se habían ido a la mierda? ¿Qué haría yo si Lindsey no estaba haciendo las cosas como yo esperaba? ¿Qué enorme zorra sería yo si simplemente metiera las narices y me hiciese cargo? —Cariño —dijo Luke, sacándome de mis pensamientos. Estaba respirando un poco más duro y la expresión de su rostro me dijo que entendía mi creciente pánico—. Todo va a estar bien. Vamos, estoy seguro de que todos estarán contentos de verte. Puse los ojos en blanco ante su comentario. La última cosa que me preocupaba era si mis empleados me extrañaban o no. Estaba segura de que tomaban cocteles al almuerzo y llevaban pantalones vaqueros todos los días sólo porque pensaban que podían. Cuando el gato no está, los ratones montan fiestas. Ese es un dicho que hace mucho tiempo encontré que era verdad. Caminé por la acera de ladrillo con la cabeza 12

El delicatessen es un tipo de tienda especializada que ofrece alimentos exclusivos por sus características especiales, por ser exóticos, raros o de elevada calidad en su ejecución.


bien alta, sin ni siquiera tener la oportunidad de disfrutar de la vista o el olor de la ciudad. Realmente extrañé este lugar. Hice una pausa fuera de la puerta y tomé una respiración profunda. Con un pesado y taconeado pie delante del otro, empujé la puerta y di la bienvenida al sonido familiar de la campana que sonó en la oficina.


Traducido por krispipe Corregido por Karlix

—La Srta. Knox está viniendo y si ve esto, se va a enojar. —Oí a la siempre tan dulce Lindsey decir sobre el suave zumbido de las fotocopiadoras y computadoras—. Deshazte de él, ahora. Mi curiosidad se elevó de inmediato al escuchar el tono de su voz. Diablos, si tenían cócteles en la oficina, yo quería uno. Pasando por el vestíbulo, giré por el pequeño pasillo que llevaba a mi oficina y casi tropecé con mis propios pies. La oficina había sido completamente reorganizada. Un pequeño escritorio con una sola lámpara estaba situado en la esquina izquierda de la habitación. Era viejo, de madera, y tenía dos sillas amarillas de felpa frente a él. Lienzos cubrían las paredes y el mobiliario elegante y moderno había sido sustituido por piezas más antiguas. La iluminación parecía tenue y el lugar se sentía más como la de casa y de un spa. Lindsey se paró nerviosamente ante mí vestida con unelegante traje de negocios todo negro. Su cabello estaba recogido sobre su cabeza y su maquillaje era sólo el suficiente para hacer su mirada sensual, pero no de guarra. En ningún caso, su atuendo correspondía con la decoración de la oficina. Ella abría encajado mejor con un vestido y sandalias. —¿Qué carajo pasó? —pregunté, agitando las manos en el aire y gesticulando a la habitación que tenía un gran parecido con la casa de Lindsey. Mi mente momentáneamente me llevó de vuelta a los colores brillantes y cientos de pinturas que colgaban en su casa, las cuales había pintado ella misma. —Sentía como que esto necesitaba algo. Algo que no gritara dinero o negocios. Algo que hiciera que las personas se sientan mejor acerca de venir aquí y firmar la renuncia del título de propiedad que han transmitido de generación en generación, o algo que hiciera a la gente estar menos nerviosa cuando quieran dejar sus ahorros de


su vida en un bien inmueble con la esperanza de convertirlo en un negocio de éxito. No sé, sólo pensé que te gustaría —dijo Lindsey, encogida en frente de mí. Maldita sea, yo era una perra. —No, me gusta, es sólo que no me lo esperaba—dije, tratando de suavizar mi comentario áspero. Si fuera físicamente posible patearme a mí misma el culo, lo habría hecho. Aquí delante de mí, había una mujer que se había hecho cargo de mi negocio y lo trató como si fuera suyo. Ni una sola vez pensé en los sacrificios que estaba haciendo para ser yo, mientras yo estaba tratando de cambiar lo que era. A diferencia de mí, antes de conocer a Luke, Lindsey tenía una vida. Ella tenía amigos y perros y mierda que hacer. Su trabajo consistía en estar a mi entera disposición, sólo cuando estaba en el trabajo. Durante las últimas semanas, había sido mucho más que eso. Ver sus lágrimas amenazando con desbordarse fue casi mi perdición. Le habría transferido la empresa a ella en ese momento, si eso nos asegurara una reunión sin lágrimas. —Lo siento. En serio, me gusta. Esto hace que el lugar se sienta más como en casa. Has hecho un gran trabajo. Gracias. Incluso desde la distancia, puede ver el shock en la cara de Maria, la archivista a media jornada que había sido contratada a tiempo completo desde que me había ido. Sabía lo que estaba pensando. ¿Dallas Knox, disculpándose? Maldita sea, eso era nuevo. —¿En serio? ¿Te gusta?—preguntó Lindsey, su cara ahora brillando y sus ojos redondos sin una lágrima a la vista. —Sí, me gusta.—Y lo hacía. No había un montón de gente rica en Hattiesburg. Muchos de ellos tendrían que gastar todos sus ahorros para comprar cualquier cosa que tuviera mi nombre en él, así que darles un lugar un poco más cómodo y bajar a la tierra para renunciar a sus vidas, realmente no era una mala idea. —¡Genial! No toqué tu oficina sin embargo—dijo Lindsey, tranquilizándome mientras me tomaba en sus brazos. Su abrazo era cálido, y bienvenido. Sin siquiera darme cuenta de mis acciones, envolví mis brazos a su alrededor. Lindsey era la clase de chica que hacía las cosas porque era una buena persona. No me abrazaba porque tenía que hacerlo, o porque pensaba que era lo correcto, lo hacía porque quería. Me aparté y la sostuve con el brazo extendido.


—Te ves genial—dije, admirando cuanto orgullo había tomado su apariencia. —Eché un polvo—susurró, guiñándome un ojo. Incliné la cabeza a un lado y dejé escapar una incómoda risa. Bueno, eso fue inesperado. —Bueno, bien por ti —dije, sin saber la forma correcta de responder a un comentario como ese. —Me gustaría que conocieras a los nuevos miembros de Empresas Knox, estas son Joanna y Kylie—dijo Lindsey, presentándome a las dos hermosas criaturas que estaban detrás de ella. Estaban impecablemente vestidas, igual que Lindsey, y tenían el pelo rubio y largo que caía por sus espaldas. Parecía que podrían haber sido modelos o estrellas del porno. Empresas Knox definitivamente tenía una tripulación con buen aspecto. A pesar de que trataban de ocultarlo, noté que las miradas de ambas parecían mirar más allá de mí. Sonreí, sabiendo que el increíblemente guapo chico motociclista de 1.89 centímetrosconvertido en hombre de negocios de pie detrás de mí era el que llamaba su atención. —Señoras, encantada de conocerlas—dije, dando un paso más allá de Lindsey y obligándolas a mirarme mientras tomaba cada una de sus manos entre las mías—. Por favor conozcan a mi media naranja, Luke Carmical. Me giré para ver a Luke pasear hacia nosotras, llevando esa sonrisa que hizo que mis bragas se mojaran la primera vez que lo vi. Estaba segura de que estaba teniendo el mismo efecto sobre Joanna y Kylie, pero mi hombre tenía ojos sólo para mí. Las miró el tiempo suficiente para no parecer grosero, y asintió. —Señoras. Juro que él susurró la palabra, y cuando lo hizo, no hubo duda del suspiro que soplaron ante el sonido de su voz. Lindsey, obviamente disfrutando del espectáculo, nos salvó de nuestro momento de desmayo. —Dallas, tenemos mucho que repasar. —Sí, por supuesto.—Seguí a Lindsey a mi oficina pensando que quizá debería haber instalado pasamanos para evitar caerme. Luke se veía delicioso. Olía delicioso, y estaba tan atrapada en el hecho de que él era mío que no me importaba si las dos bellezas en la otra habitación estaban babeando encima de él. Sacudí la cabeza para aclarar mis pensamientos y me senté en mi escritorio. Por la documentación que lo cubría, sabía que Lindsey iba a tener algunas buenas noticias.


—¡Cuarenta y siete propiedades, Luke!—Estábamos de vuelta en la camioneta y todavía estaba pensando en la repentina comprensión de que Lindsey Ingram era posiblemente una mejor mujer de negocios que yo—. ¡Adquirió cuarenta y siete propiedades! ¡Todas las cuales tienen ya interesados! ¡No puedo creerlo!—Mi voz era un poco demasiado alta y Luke rió ante mi expresión. —Ella es buena, nena. Deberías darle un aumento de suelo. —Oh, no te preocupes. Nadie en los Estados Unidos puede permitírsela ahora.— No me inmuté cuando llamé a mi abogado para preparar los documentos para un nuevo contrato con mi Asistente Consejero Delegado. No sólo le pagaba lo que valía, sino que lo doblé. Lindsey no tendría ningún problema comprando nada que su corazón deseara. ¿El truco? Ella ni siquiera quería un aumento de sueldo. Sólo quería permiso para colgar algunas de sus pinturas la Abadía, el hostal que yo tenía en Tupelo. —Me alegro de que todo esté atendido, nena. No quiero que te preocupes por el trabajo hasta que consigamos resolver esta mierda con Frankie.—Sé que él no tenía la intención, pero Luke era un aguafiestas. —Lo sé. ¿Cuándo te vas?—pregunté, mi corazón ya extrañándolo. —Hablaremos de los detalles esta noche después de ir a la Church13.—Ahh. La Church. Ese precioso lugar de compañerismo durante el cual él y sus hermanos estarían hablando de las diferentes maneras de asesinar a Frankie. Sólo podía imaginar lo que Regg haría en mi mente después de lo que le pasó a Red. —No vamos a tardar aquí. Sólo necesito concluir un par de cosas.—No había notado que nos habíamos detenido en las oficinas de Carmical Construcción. Nunca había visto la oficina de Luke, y el pensamiento me molestó. Yo era una magnate de bienes raíces, yo sabía dónde cada pedazo de propiedad, disponible o no, estaba en Hattiesburg. —No sabía que existía este lugar—dije, admirando la gran casa de madera blanca enmarcada con un porche que se envolvía todo el camino a su alrededor

13

Church: Según la terminología del MC, es un lugar donde los miembros se reúnen para discutir y tomar decisiones, al igual que la casa club.


—No deberías, aún figura como residencial, y no es la mejor parte de la ciudad. — Eso era cierto. La oficina estaba a una calle de las Avenidas, una subdivisión más vieja en la parte baja del centro de la ciudad, pero sólo tres casa más debajo del alojamiento de bajos ingresos del gobierno que había sido tomado por drogadictos y prostitutas. Salimos y Luke tomó mi mano mientras me dirigía hasta la amplia escalera y a la oficina de la izquierda. El cartel colgado encima de la puerta decía Luke Carmical, Vicepresidente de Carmical Construcción. A la derecha, había otra oficina con un cartel sobre ella que decía William Carmical, Presidente de Carmical Construcción. Miré atrás a la carretera que carecía de cualquier tráfico. La única señal de vida era un gato callejero que frotaba su delgado cuerpo contra los grandes neumáticos dela camioneta de Luke. Mi primer plan de acción, una vez que Luke se fuera, era encontrarle una mejor ubicación para una oficina. Tenía varios edificios en el centro que serían perfectos para él. —¿No te gusta mi oficina?—preguntó Luke sonriéndome. Su pregunta me tomó por sorpresa. ¿Era realmente tan transparente? Decidí mentir. —No, me encanta —dije sonriendo con mi galardonada sonrisa de todos los dientes. —Eres una mentirosa —dijo, riendo mientras abría la pesada puerta de madera. Me encogí de hombros, debatiendo en mi mente si debía dar a Luke la oficina próxima a la mía o la de la calle de detrás. Él sin duda se mudaría de este agujero de mierda muy pronto. Nunca juzgues un libro por su portada es un dicho que he oído en numerosas ocasiones durante los veintiséis años de mi vida. Nunca entendí bien su significado hasta ahora. No importaba que la oficina de Luke estuviera en una parte terrible de la ciudad, o que estuviera en una vieja casa de dos pisos en lugar de un edificio de ladrillo; su oficina era hermosa. Todo estaba hecho de madera. Desde el gran escritorio de roble hecho a mano, los pisos de madera originales, y las grandes vigas que corrían por el techo. El fuerte olor a cedro invadió mis fosas nasales, mientras cruzaba la amplia habitación para admirar la chimenea que tenía una repisa de madera por encima de ella. Fotografías enmarcadas de toda clase de árboles imaginables llenaban las paredes. Un conjunto que parecía muy cómodo de divanes situado en frente de la chimenea.


—Toma asiento, serán sólo sobre treinta minutos—dijo Luke desde detrás de su gran, inmaculado escritorio. —¿Te reunirás con algún cliente? ¿Está tu padre aquí? ¿Puedo conocerlo?—Disparé las preguntas a Luke, no dándole muchas oportunidades para procesarlas. Me sonrió cálidamente. —Tengo una llamada de conferencia en cinco minutos. Voy a tomarla en la oficina de mi padre. Él no está aquí hoy, pero si lo estuviera, estoy seguro de que le encantaría conocerte. —Asentí con decepción y tomé asiento en el diván. Los leños de gas en la chimenea se encendieron y me volví para ver a Luke sosteniendo un control remoto en su mano. —¿Construiste esto?—pregunté, mis ojos escaneando la habitación y admirándola de nuevo. —Renovado. Esta es toda madera registrada por nuestra compañía. Todo fue construido a mano por mí mismo o chicos de nuestro equipo, a excepción de los suelos, son originales.—Luke agarró algunos archivos y se acercó a mí, apoyándose para besar mi cabeza—. Vuelvo en un rato. —¿Por qué te vistes para una llamada de conferencia?—pregunté, preguntándome si debería esperar que alguien derribara la puerta. —Nunca se sabe quién puede aparecer—dijo guiñando un ojo mientras salía por una puerta que supuse que conectaba con la oficina de su padre. Conocía ese sentimiento. En una ocasión había ido a mi oficina tarde después de salir del gimnasio y como una idiota, dejé la puerta abierta, haciéndolo muy conveniente para dos clientes aparecer inesperadamente y atraparme en sujetador y leggings de deporte. Agarré una revista de la mesa y empecé a hojear las páginas, tratando de matar el tiempo hasta que Luke hubiera terminado. El calor del fuego y el ambiente sereno me hicieron bostezar, estirando mis brazos y piernas. Me acurruqué y cerré los ojos. Me gustaría descansar, sólo por un minuto. Sentí el asiento hundirse debajo de mí y abrí los ojos para encontrar a Luke sentado a mi lado. Estaba de espaldas a mí y admiré la forma en la que sus músculos se flexionaban mientras se estiraba para sacar mis tacones de mis pies. Rápidamente cerré los ojos, pensando que Luke estaba tratando de hacerme sentir más cómoda


mientras dormía mientras él trabajaba un poco más. No tenía ni idea de la hora o el tiempo que había estado fuera. Mi mejor conjetura era sobre treinta minutos. Lo sentí levantarse y estaba lista para ir a la deriva de nuevo para dormir cuando él agarró mis piernas y me volteó, tirando de mí hacia él. Mis ojos se abrieron de golpe y vi que Luke estaba de rodillas en el suelo delante de mí, mis piernas abiertas a él tanto como mi estrecha falda permitía. —Me encanta verte dormir—dijo en voz baja, besando mi rodilla izquierda y pasando sus manos debajo de mi falda. Demasiado para tomarse una siesta. Mi corazón empezó a latir fuerte en mi pecho ante la anticipación de lo que iba a venir. Luke iba a follarme en su oficina. Sabía esto como que mi nombre era Dallas Knox; y no podía esperar. Empecé a mover mis caderas, y mis manos encontraron mis pechos a través de mi delgada camisa. Nunca me había sentido más caliente en mi vida. Había algo en él, y el fuego, y esta oficina que me encendía. Sacó sus labios de mi pierna y me miró mientras mi espalda se arqueó cuando mis dedos encontraron mis duros pezones. El agarre de Luke se tensó sobre mis muslos. Sus labios se abrieron y pude ver que su respiración se había acelerado. —¿Es en mí en quién estás pensando?—preguntó, mirándome; retándome a decir lo contrario. —Sí—gemí—. Fóllame, Luke. Quiero que entierres esa gran polla dentro de mí y me llenes de semen. Quiero sentirte todo el día. Cada vez que tu semen salga de mí, quiero pensar en este momento y recordar cómo se sintió.—La mirada de asombro en el rostro de Luke y la quietud de su cuerpo no pasó desapercibido para mí. Demonios, incluso yo me sorprendí de las palabras que salieron de mi boca. —Te necesito. —Suspiré, y observé con asombro como Luke pasó de un hombre en estado de shock a depredador. Mi respiración era dura y pesada, así que no estaba cien por ciento segura, pero juro que lo oí gruñir. Chillé mientras las manos de Luke agarraron la ranura en la parte delantera de mi falda y la rompió hasta la cintura. Se subió entre mis piernas y agarró mi blusa, rasgando el delicado tejido y enviando los botones volando por la habitación. Oí el desgarro de la costura de mi sujetador de encaje mientras forzaba las copas debajo de mis pechos. Rudamente los tomó en sus manos, y pensé que me iba a venir sólo con su


toque. Con igual vigor, pero gestionando para salvar su ropa, se sentó y tiró de su camisa de botones sobre cabeza, tomando la camiseta blanca debajo de ella también. Mis manos rápidamente fueron a los duros músculos de su pecho. Su piel era caliente y suave, su corazón latiendo rápido bajo mis dedos. Luke bajó sus pantalones lo suficiente para liberarse y se recostó sobre mí, moviendo mis bragas a un lado y guiando su ahora totalmente erecto pene en mi palpitante humedad. Me agarró por debajo de la rodilla, elevando mi pierna y se hundió dentro de mí. Nuestros gemidos de placer resonaron en la sala mientras se movía más duro y más rápido con cada golpe. Me aferré a sus brazos, clavando mis uñas en su cálida carne. —Más duro. Más duro. —Respiré, necesitando sentirlo más profundamente dentro de mí. Sentí el familiar latido de dolor mientras se mecía más duro y le di la bienvenida. Quería que doliera. Quería saber que era real. Estaría sin él pronto y necesitaba algo a lo que aferrarme. No ser capaz de caminar era un buen recordatorio de que Luke Carmical era definitivamente real. —Maldita sea, nena. Voy a hacerte daño—dijo Luke, su ceño fruncido por la preocupación, sin embargo, no detuvo su ritmo. —Quiero que me hagas daño. Quiero sentirte, incluso cuando no estés aquí—dije, compartiendo mis pensamientos con él —Joder, te amo. Quiero follarte sobre tus rodillas—dijo, una gota de sudor de su cabeza golpeando mi cara. Quería lamerla, degustar su sudor, pero él había salido de mí y agarrado de la cintura, moviéndome de un tirón sobre mi estómago. Puse mis rodillas debajo de mí y arqueé mi culo en el aire, mi cara en el cojín debajo de mí. Luke cogió mis bragas y las deslizó por mis muslos, dejándolas justo sobre mis rodillas. Puso sus manos en mis nalgas, abriéndome a él. —¿Duro?—preguntó, presionando su polla contra mí. —Duro—confirmé. Mi cuerpo estaba relajado y esperando por él. Sudor cubría mi cara y mi pelo era una maraña. Mi respiración se hizo entrecortada y mi corazón latía tan fuerte que podía oírlo. Me sacudí con la emoción y el nerviosismo. Me acordé de lo que se sentía siendo realmente follada por Luke y ahora tenía las sensación de que él podría haberse estado conteniendo. Mi charla sucia y las demandas de sexo más duro tenían a Luke en un frenesí. Él sabía que yo quería esto, porque se lo dije. Sabía que


podría manejarlo, porque lo había hecho antes, y la palabra “duro” que había respirado sólo unos momentos antes era el único aliento que él necesitaba. Cuando Luke se estrelló contra mí, estaba segura de que había cometido un error. Él estaba más profundo de lo que alguna vez lo había sentido. El ligero pinchazo que sentía usualmente era ahora un dolor profundo que me hizo alejarme instintivamente. Me agarró las caderas y me atrajo hacia él. Extendió su mano a mí alrededor y sus hábiles dedos encontraron mi clítoris y comenzó a masajear el pequeño nudo de nervios. El dolor estaba olvidado mientras me centré en la sensación construyéndose dentro de mí. —Eso es nena. Sólo relájate—dijo moviendo sus dedos en el mismo ritmo en el que estaba moviendo sus caderas—. Voy a mover mi mano. Quiero que te toques tú misma. Sacudí la cabeza, en desacuerdo con él. Se sentía mejor cuando él lo hacía. Mi cuerpo respondía a su toque de manera diferente que al mío. Frenó un poco y luego se estrelló hacia mí, enviándome un mensaje. Mis ojos desorbitados de mi cabeza y me quedé sin aliento, pero mi mano se movió debajo de mí y encontró la de él. Tomó mi mano entre las suyas y movió nuestros dedos sobre mi clítoris. Me vine duro alrededor de la polla de Luke y él movió su mano de debajo de mí. Agarró mi cintura y me levantó un poco, teniendo la sensación de un nuevo nivel de placer. Grité en éxtasis cuando encontró el punto ideal dentro de mí y me movió sobre su polla una y otra vez. —Me voy a asegurar de que mi semen esté tan profundo dentro de ti, que lo sentirás durante días. Este dulce coño es mío, Dallas, y mientras estoy fuera no voy a pensar en nada más que no sea lo que se siente cuando mi polla está enterrada dentro de ti. Los dedos de mis pies se curvaron y mis músculos se sacudieron ante la confesión de Luke. Su voz era tan suave y profunda y me habría dado cinco orgasmos ver su cara ahora mismo, pero no me podía mover. El sentimiento era tan bueno, no quería hacer nada, sino estar aquí y dejarlo follarme hasta que me desmayara. Su voz llenó mis oídos mientras se movía dentro y fuera de mí en un ritmo tan fuerte y rápido que todo mi cuerpo se movía cada vez que se estrellaba contra mí. Mis dedos trabajaron más rápido sobre mi sensible clítoris mientras él se movía sobre ese lugar perfecto dentro de mí. —Vente para mí, Dallas—me exigió a través de sus dientes apretados. Él estaba a punto de estallar, podía sentirlo. Empujé mi cuerpo contra él, encontrando sus


embestidas con las mías. Cuando su mano dejó mi cadera y aterrizó duro en mi culo, lo perdí. No podía oír sus gemidos sobre los míos, pero podía sentirlo pulsando dentro de mí. Se quedó enterrado en mí mucho tiempo después de eso. Sus manos se arrastraban arriba y abajo de mi espalda, mi culo y mis muslos mientras me tranquilizaba hasta que mi respiración se calmó. Cuando se retiró, el vacío que sentí en mis entrañas casi me hizo llorar. ¿Cómo podía estar tan apegada a este hombre? Estaba locamente enamorada de él y cada día lo amaba un poco más. Tiró de mis bragas arriba de mis piernas y se acostó junto a mí. Enderecé mis piernas y gemí ante la rigidez en ellas. —Te amo—dijo Luke, tomando mi rostro entre sus manos y mostrándome la sinceridad en sus ojos. —Yo también te amo, cariño—dije, recompensándolo con mi sonrisa que él tanto amaba. Inclinó mi cabeza y cubrió mis labios con los suyos. El beso comenzó lento y dulce, pero después de unos segundos su lengua estaba enterrada profundamente en mi boca, besándome apasionadamente. Él sabía increíble; su sudor y colonia mezclados para formar una mezcla perfecta. El beso se suavizó y pronto sus labios estaban sobre mi cara, acariciando mis ojos y nariz y barbilla. Tomó una profunda, asombrosa respiración y traté de leer las emociones en su rostro. —Tenemos que irnos, nena. Todavía tenemos algunas cosas que hacer y necesito volver a la casa. —Asentí hacia él, deseando que pudiéramos quedarnos en este diván en su oficina para siempre. Recordando dónde estábamos, me cubrí lo mejor que pude con mis manos y miré alrededor de la habitación. —¡Mierda, Luke! ¿Y si hubiera venido alguien?—dije, ligeramente con pánico ante la idea de su padre pillándonos en el acto. —La puerta está bloqueada, nena—dijo, tratando de ocultar su sonrisa. —¡Bueno, ellos no habrían tenido que entrar para oírnos!—Ahora, ¿cómo de jodidamente embarazoso habría sido eso? —No estabas muy preocupada por eso cuando estabas gritando mi nombre—dijo Luke, sonriendo.


Idiota. Me sonrojé, recordando lo ruidosa y verbal que había sido hasta hace muy poco tiempo. Cambiar de tema me pareció una muy buena táctica en este punto. —No tengo nada que ponerme—le dije, mirando hacia abajo a mi falda que ahora estaba hecha jirones. Me puse de pie temblorosamente y desabroché mi falda, eliminándola por completo de mi cuerpo. Mi blusa había sido arrancada también y la quité también, dejándome sólo en bragas y sujetador. Luke se unió a mí y tiró de sus pantalones sobre sus caderas, encontrando mi falta de vestimenta bastante divertida. Agarró sus camisas del suelo, separándolas y entregándome la azul de botones. —Aquí, nena, será como un vestido—dijo guiñándome y haciéndome sonreír. Me puse la gruesa tela por encima de mi cabeza e inhalé. Era como llevar a Luke conmigo en mi bolsillo. Él nunca conseguiría esta camisa de vuelta, y yo nunca la lavaría. Miré a Luke para verlo observándome con una sonrisa torcida. Estaba segura de que parecía un desastre. Por supuesto, Luke se veía increíble. Su camiseta blanca se ajustaba a sus brazos con fuerza y sus pantalones de color caqui sin una arruga, a pesar del hecho de que habían estado alrededor de sus tobillos. Traté de alisar mi pelo con mis manos, pero Luke agarró mis brazos, sujetándolos a mi lado y besó mi nariz. —Te ves hermosa.—Cogió mi mano en una de las suyas y mis zapatos en la otra—. ¿Quieres estos? —preguntó levantándolos. —No, iré descalza.—Sonrió y sacudió la cabeza. Era obvio que estaba sorprendido por mi despreocupación sobre caminar por la calle sin zapatos. ¿No estábamos en el sur? ¿No hace esto la gente todo el tiempo?


Traducido por 3lik@ Corregido por Karlix

Después de que la chimenea de gas se apagó y la oficina estaba a oscuras, Luke nos llevó afuera. Me di cuenta de cómo sus ojos recorrieron las calles mientras tiraba de mí detrás de él. Al principio, yo no vi al hombre en la calle porque estaba fuera de la vista por la camioneta de Luke. —Hey hombre, ¿esta es tu camioneta?—Luke se colocó delante de mí y vio como el chico joven, robusto cubierto de tatuajes caminaba casualmente alrededor del capó de la camioneta como si fuera el dueño—. Seguro que es un bonito pedazo de trasero el que tienes detrás de ti. No he visto una perra así de caliente en años.¿Cómo cuanto cobras, nena?—preguntó, rodeando a Luke para tener una mejor vista de mí. Por supuesto. Él pensaba que yo era una prostituta. —No es lo que piensas, hombre. Esta es mi chica, y ya que no lo sabías, te voy a dejar pasar esta mierda de la que estás hablando. Ahora piérdete.—El Presidente motociclistaLLC, estaba caliente. El Vicepresidente de Carmical Construcción, Lucas, estaba caliente. ¿Luke Callejero? Este hijo de puta estaba ardiendo. Tuve que recordarme a mí misma que estaba en público y este no era el mejor momento para saltar sobre sus huesos; especialmente desde que yo ya estaba siendo retratada como una puta. —Tu chica, ¿eh?Sí, eso es lo que digo cuando tengo una puta que no quiero compartir también. ¿Cuánto te está pagando, cariño?—Él miro en mi dirección otra vez—.¿Hmm?—¿Te prometió un apartamento para ser su exclusiva? Mierda, nena. Te compraría una puta casa si vienes conmigo. Quería decir algo, pero Luke se movió antes de que tuviera la suerte. Observé con horror cuando Luke cerró los diez pies de distancia entre ellos. El hombre levantó las manos mientras Luke se acercaba, le dio un golpe perfecto en su rostro sucio. La


sangre salpicó el capó cuando el puño de Luke conectó con la nariz del hombre con un crujido repugnante. Cuando el hombre perdió el equilibrio, Luke lo atrapó y le dio varios golpes más en el rostro. Estaba congelada en el lugar, mi corazón latía con fuerza en mi pecho. —Si vuelvo a ver tu rostro de nuevo, yo jodidamente te mataré dijo Luke, agarró el rostro del tipo para acercarlo al suyo—.¿Ves a esa chica?—Luke tenía al hombre por la pechera de la camisa y tiró de él para que pudiera enfrentarme. El hombre asintió con la cabeza, la sangre brotaba de su boca y nariz—.Esta es mi chica, y si alguna vez hablas con ella, le sonríes o incluso la miras, te rompo el maldito cuello.—Luke dejó que el hombre se fuera con un empujón y él cayó al suelo. Me quedé en shock ante los acontecimientos que habían tenido lugar delante de mí. Si yo no lo supiera antes, sabría ahora que Luke era completamente despiadado cuando se trataba de mi seguridad. Me agarró la mano y tiró de mí hacia el lado del conductor de la camioneta. Tropecé con mis pies que estaban ensartados en el asfalto sin ser capaz de apartar mis ojos de aquel hombre. Luke me agarró y me metió en la camioneta, dando un paso detrás de mí y cerró la puerta. El motor rugió a la vida y nos alejamos. Sentada congelada junto a él, los acontecimientos se reproducían a través de mi cabeza una y otra vez. Estaba un poco temerosa de Luke. Sabía que él nunca me haría daño, pero no podía creer la forma en que golpeó a ese hombre. Si él era capaz de hacerle eso a un hombre, eso me daba una pista de ¿qué le haría a Frankie? ¿Qué le había hecho a Frankie? Él lo tenía en la mira días antes de que ellos lo liberaran. ¿Cómo podía hacerle esto a un hombre que apenas me miró, pero dejar que un hombre viva mucho más que eso? ¿Era realmente debido a Maddie? Me di cuenta de eso ahora, mientras veía pasar el tráfico, nadie, incluyendo a Luke sabía acerca de lo que pasó esa noche, sólo ellos lo vieron. Tal vez fue la vista de la brutal paliza, o el hecho de que Luke se iba y yo no sabía cuándo volvería, pero de repente me sentí obligada a decirle, todo. Él me dijo que iba a escucharme si alguna vez quería hablar, y necesitaba hablar de ello. Miré a Luke apretar el volante. Sus nudillos se pusieron blancos y parecían como si fueran a sobresalir de su piel en cualquier momento. Su rostro estaba escrito en piedra. La mirada amorosa y hermosa sonrisa que llevaba sólo unos minutos antes se habían ido. Fue reemplazada con una mirada de ira y disgusto. Me acobardé, sabiendo que si decía algo, eso sólo lo haría enojar más. No quería ver un resumen de lo que acaba de


ocurrir, sobre todo en el espacio reducido de su camioneta, lo que le deja sólo dos cosas, golpear la mierda fuera de mí, y el tablero.

Estábamos en la carretera, con dirección a mi casa, cuando Luke habló, sacándome de mis pensamientos. —No fue mi intención asustarte, nena.—Me giré en mi asiento para mirarlo. Su rostro se suavizó, pero aún se veía enojado como el infierno. —No me asustaste

le dije, mintiendo.

—Deja de mentir. No eres buena en eso.—Luke sonreía, su ira estaba olvidada. Me agarró la mano y tiró de ella, tirando de mí suavemente hacia él—. No me gustó la forma en que habló contigo. No me gustó la forma en que te miraba. No puedo tolerar ninguna mierda como esa en mi presencia. Él tuvo suerte. —¿Suerte?—Jadeé, mirándolo como si estuviera loco—. ¿A eso le llamas suerte?Luke, tú prácticamente destrozaste su rostro.—Mi voz ahora iba en aumento cuando me quedé mirando a Luke que no parecía preocupado por mi arrebato. —No destrocé su rostro. Deja de ser tan dramática, nena. Él se merecía mucho peor. Traté de advertirle, pero él es el único que no pudo mantener la boca cerrada.— Nuestro argumento había tomado un giro y pude sentir el aire en la cabina de la camioneta espesarse. Yo estaba defendiendo a este chico y Luke tomaba nota. Era una perra. No le había dado las gracias por ponerlo en su lugar por mí. ¡Estaba de pie en frente de su negocio por el amor de Dios! Sabía que era el único lugar en el que él no quería actuar como un tonto. Mierda. Mierda. Mierda.

Decidí suavizar la situación antes de que se saliera de control. Yo debería agradecerle a Luke por ser un gran hombre y cuidar de mí; no darle esta mierda sobre la defensa de mi honor. —Gracias. Odio que haya sucedido en frente de tu oficina, pero me alegro de que estuvieras allí y me alegro de que golpearas la mierda fuera de él, y tienes razón él se merecía algo peor.—He dicho las palabras, me di cuenta de cuánta verdad tenían. Mis intenciones eran sólo decirlas para suavizar las cosas, pero ahora sé que Luke había


hecho exactamente lo que yo esperaba que hiciera. Apretó su agarre alrededor de mi cintura y me atrajo aún más a él. —Te amo, nena. Haré lo que sea necesario para protegerte.Me imagino que ahora es un buen momento para decirte que las próximas semanas de tu vida van a ser así.— Me calmé ante sus palabras.; esto no puede ser bueno. —Cuando me vaya, quiero que te quedes en mi casa. Red estará allí también, junto con Maddie y las demás ol’ Ladies. Has conocido la mayoría de ellas. No habrá allí nadie que no lleve una insignia o que pertenezca al club. Ninguna mujer que no conoces u hombres que no me fío. Quiero que trabajes desde la casa hasta que yo regrese. Si tienes que ir a la ciudad, lleva a alguien contigo, pero mejor que sea importante. Sé que suena extremo, pero si estás allí entonces sé que estás a salvo, y eso es una cosa menos de que preocuparme. Me quedé mirando a través del parabrisas, tratando de concentrarme en las mariquitas que quedaban y se estrellaban en el vidrio. Había millones en esta época del año. No tenía sentido lavar tu coche hasta la primera helada. Nena dijo Luke, y me dio una pequeña sacudida. Asentí con la cabeza en acuerdo. No tenía sentido discutir. Luke tenía que estar concentrado, sin preocuparse por mí y lo que yo estaba haciendo, pero eso no significa que tenía que gustarme. Dejé escapar un gran suspiro y mire su rostro. Sus ojos se movían entre el camino y yo. Él estaba tratando de evitar que nos matáramos mientras leía la expresión en mi rostro. —No me gusta. Quiero gritar y patear, pero no quiero hacerte enojar y no quiero que te preocupes por mí. Prefiero estar metida dentro de tu casa con un montón de mujeres por unos días a que te disparen porque estabas demasiado ocupado preocupándote por mí y no cuidando tu propio trasero. Luke me sonrió. —Tú, señorita Dallas Knox, eres increíble. Allí estaba yo, pensando que estaba tratando de ponerte en tu lugar. Tú siempre estas llena de sorpresas . —Me besó en la cabeza y me abrazó contra él. Estoy segura que iba a extrañar estos brazos cuando se haya ido, esa fue la única razón por la que dejé que pasar ese comentario de “ponerte en tu lugar”. Yo iba apestar al ser una ol’ Lady. Cuando nos detuvimos en mi entrada, me di cuenta de que Luke había mantenido su palabra. El feo, humeante montón del granero estaba ahora nada más que una fina


capa de suciedad. El patio parecía vacío sin el granero y sentí una punzada de culpa por quemarlo. Tenía que contratar a alguien para construir uno nuevo esta semana. Sería algo para mantenerme ocupada mientras Luke estaba fuera. Mierda.

No podía salir de la casa de Luke. Tendría que esperar hasta que él regresara. Entonces tal vez podríamos hacerlo juntos, y sembrar esos macizos de flores. La idea de nosotros juntos, sembrando macizos de flores me hizo sonreír. —¿Algo gracioso?—dijo Luke mirando bajo el garaje. —¿Sembrarías macizos de flores? —Joder, no dijo Luke sin dudarlo. Él estacionó la camioneta en el garaje y se bajó, sosteniendo su mano hacia mí—. Tengo que trazar una línea en alguna parte. Me reí de él y bajé de un salto de la camioneta. —Bien, nena, consigue tu mierda. Tengo un par de llamadas telefónicas que hacer. Quince minutos, aún tenemos que irnos y ver al PROSPECT dijo Luke con su voz sin sentido. Le di mi mejor impresión de su sonrisa y fui recompensada con una sonrisa suya. Él ya estaba en el teléfono y le observé mientras se paseaba por el camino de la entrada con una mano en el bolsillo. Él se veía tan bien en esa camiseta blanca. Me pilló mirándolo y articuló “ahora” para mí. Negué con la cabeza y entré en la casa. El olor familiar de los libros antiguos llenó mis fosas nasales. Mi biblioteca era un sitio maravilloso. Muchas veces pensé en Frankie, Crazy y Dennis de pie en este lugar. Ellos habían envenenado mi casa, mi vida y mi familia. Espero que Luke los mate a todos. Sacudí mis pensamientos de muerte y brutalidad, y me dirigí a mi armario para comenzar lo imposible, empacar una cantidad indeterminada en menos de quince minutos. Sí, esa mierda no iba a pasar. Jeans, shorts, vestidos, camisas, sudaderas, pijamas, sujetadores, bragas, zapatos de tacón, tenis, chanclas, zapatillas, dos maletas y mi joyero de viaje sobre mi cama veinte minutos después de que Luke me dijera que tenía sólo quince. Agarré mi maquillaje, cepillos, cepillo de dientes, rizador, secador de pelo, champú, acondicionador y tres diferentes tipos de gel de baño del cuarto de baño y los vacié en mi cama. Miré alrededor de la habitación para ver si había algo más que podría querer o necesitar. Mi


ordenador portátil, un par de libros y mi iPod son suficientes para mantenerme ocupada durante un tiempo. Luke entró y se paró en seco. Sus ojos se agrandaron en la montaña de mierda sobre mi cama. Dallas, nena, no dijo mirándome como si estuviera tratando de estar muy paciente, pero yo estaba presionándolo. —¡Necesito estas cosas, Luke! ¿Quién sabe cuánto tiempo pasará antes de que consiga volver?—exclamé, con paso firme. Luke no iba a ganar esta batalla. Yo había accedido a permanecer encerrada en su casa y lejos de mi trabajo por él. Lo menos que podía hacer era dejarme llevar lo que carajos sea que yo quiera. Luke dejó escapar un suspiro de exasperación y se pasó la mano por la cabeza. —Bien, pero tienes cinco minutos para todo lo que pueda caber en una maleta. Lo que no esté empacado cuando regrese, se queda. Fin de la discusión. No sólo empaque todo lo que estaba sobre la cama, pero me las arreglé para añadir más capas a la misma. Para el momento en que Luke regresó, el cual en realidad fueron más de diez minutos y no cinco, tenía mi juego de equipaje lleno y sobre la cama, seis de ellos en total. Tienes malditamente que estar bromeando—escuché a Luke murmurar mientras agarraba los dos maletas más grandes y sacándolas, sin molestarse en utilizar las ruedas en la parte inferior. Corrí alrededor de la casa para desenchufar las cosas y asegurarme de que todo esté cerrado mientras Luke llevaba mi equipaje a la camioneta y sin tener cuidado cuando las metía en el interior. Putear al respectono me haría ningún bien. Luke parecía estar tratando, y yo no quería darle algún motivo para golearme, así que mantuve la boca cerrada. Una vez que los cargamos, y la casa estaba cerrada, nos retiramos y nos dirigimos al

hospital para ver a Marty. Lamentaba no haber pensado en traerle algo, pero por el aspecto del velocímetro y la manera en que Luke estaba entrando y saliendo del tráfico, estábamos con un poco de prisa. ¿Te pasa algo?—dije cautelosamente. Luke esperó varios segundos antes de contestarme. Creo que él decidía en si decirme o no la verdad. —Pensamos que teníamos una ventaja sobre War, pero se convirtió otro callejón sin salida. Frankie no está donde pensábamos que estaba. Así que ahora tengo un


montón de trabajadores de mierda, un grupo de hermanos que están sedientos de sangre y no hay un maldito tipo malo que capturar. Para empeorar las cosas, se enteraron que hay otra división en la ciudad y ahora tengo que preocuparme que las personas lo malinterpreten. —No sonaba como si él quisiera hablar de ello, pero, mientras que tuviera oportunidad; presionaría por más. —¿Qué quieres decir con que la gente lo está malinterpretando? —Los clubes de por aquí se preguntan por qué rayos tengo grupos de afuera llegando a Hattiesburg.Ellos tienen miedo de que nos estemos preparando para una guerra. Estamos, no con ellos, pero no puedo decirles sin que alguien se le escape a alguien no necesite oírlo. No todo el mundo se está quedando. Sólo unos pocos de los chicos de Lake Charles van con nosotros, pero todo el mundo está aquí para el encuentro. Los clubes están poniéndose muy nerviosos. Cuando eso sucede, la gente hace cosas estúpidas.—Estaba tratando de ponerme al corriente con Luke. Su elección de palabras era confusa, pero él no sonaba como si tuviera un problema en absoluto. —Si le dices a los otros clubes por qué están aquí, a lo mejor te ayudarían a encontrar a Frankie. Quiero decir, alguien tiene que saber dónde está. Recuerdo que dijiste que tenías algunos clubes que no se llevaban bien, pero mantienes a todos a distancia y simplemente para estar de acuerdo o en desacuerdo. Tal vez deberías buscarlos y simplemente dejarles saber a quién estás buscando. Si ellos lo saben, ellos pueden decirte como movilizar a los otros individuos fuera de la ciudad con mayor rapidez. Eso es lo que yo haría. Cuanto más rápido se encuentre a Frankie, más rápido los otros grupos pueden regresar a sus lugares de origen y los demás clubes pueden relajarse sabiendo que no hay cincuenta Renegados del Diablo vagando por las calles. Luke me miró durante un largo tiempo, su rostro carecía de emoción. Tal vez la jodí. Tal vez debería haber mantenido mi gran boca cerrada. ¿No era eso lo que habría hecho una buena ol’ Lady? ¿Hablar cuando se te diga y toda esa mierda? Luke agarró su teléfono fuera de la consola y marcó un número, a la vez que mantenía una mano en el volante y sus ojos en mí. Tenía miedo de mirar en otra dirección que no fuera él. En primer lugar, no quería dejar pasar la expresión que cruzó su rostro, cuando y si aparecía una, y en segundo lugar, si miraba, yo probablemente haría algo estúpido si empezamos a virar fuera de la carretera.


—Tiny, tú y Kev, reúnan a los clubes de los alrededores. Hágales saber por qué nuestros hermanos están en la ciudad. Vean si puedes sacar una respuesta de alguien sobre el paradero de Frankie. Tenemos algo de mierda sobre algunos de ellos. Úsalo. Luke terminó la llamada y le subió al radio. “Bulls onParade” deRage Againstthe Machine estaba sonando a todo volumen, y la letra me hizo temblar. Tenía razón y Luke no quería admitirlo. Una sonrisa se extendió por mis labios. Tal vez debería hacer esta mierda en mi tiempo libre. Yo estaba soñando con grandes pancartas con Dallas Knox Problema Resuelto escrito en rojo con una amplia motocicleta como fondo, cuando Luke entró en el garaje de estacionamiento del hospital. —Tu idea era buena. Debió habérseme ocurrido a mí. Estoy equivocándome y no me gusta. El tono de Luke era cortante y acusatorio. Me dio la sensación de que me estaba culpando por su equivocación. No estás equivocándote, Luke. Simplemente tienes mucho en tu mente. Mi tono era exasperado y ligeramente malicioso. No voy a sacarlo de sus casillas en este momento, pero más que nada me molestó que él pensara que yo era la culpable, aunque probablemente lo era. —Olvídalo. Necesito tener unas palabras con el PROSPECT a solas, Así que cuando llegamos allí, permanece en el vestíbulo. Dejaré que lo veas antes de irnos . —Y con eso Luke se bajó de la camioneta antes de que pudiera decir algo y cerró la puerta. Miró su teléfono por el capó de la camioneta esperando por mí. Yo aún estaba sentada en el interior, tratando de averiguar lo que le había hecho ponerlo de tal mal humor. Todo lo que hice fue sugerir algo. ¿Era realmente gran cosa? Bajé de la camioneta, decidiendo que mis jeans ajustados y zapatos de tacón de aguja probablemente no eran buena idea. Quería estar guapa, ya que Luke se veía bien, pero no hay nada más molesto que el cliqueo de los talones en un pasillo de hospital. Prácticamente tuve que correr para ir al paso con Luke, quien sostenía mi mano como si fuera su trabajo en lugar de su deseo. En el momento en que entramos en el vestíbulo, yo estaba echando humo. Su maldito teléfono tenía más atención que yo. Sin decirme una palabra o ni siquiera mirarme o hacer cualquier cosa además de mandar mensajes de texto y mirar al frente me había cabreado a fondo. Una vez que llegamos, Luke soltó mi mano y desapareció por el pasillo hasta la habitación de Marty, sin una sola palabra.


El mueble barato de cuero en el vestíbulo era de un horrible color verde menta que me recordaba los años setenta. Me acomodé en el asiento para dos, sólo para levantarme y pasearme de nuevo. Yo era la única alma en la habitación y la gracia de mi trasero había probado cada asiento allí. Parecía que habían pasado horas cuando Luke llegó con Worm, el VP14, y otro hombre, que recuerdo como BossHog, siguiéndolo. Vámonos. —El tono y los ojos de Luke eran duros. Quiero ver a Marty dije, inclinando mi cadera y cruzando los brazos. Mal intento, Dallas. Luke corrió hacia mí y me agarró, bajo su mirada y acercó su rostro que casi nuestras narices se tocaron. —Ahora—él gruñó mientras tragué saliva, asintiendo con la cabeza vigorosamente a él. Luke estaba jodidamente tenebroso. Su agarre en mi brazo era un poco demasiado apretado y para el momento en que estuvimos en el ascensor, seguro tendría moretones. Luke, me estás haciendo daño—le susurré, con miedo a que si hablaba demasiado alto o decía algo incorrecto él podría perderse. Su agarre se aflojó ligeramente pero aún seguía agarrando mi brazo mientras me guiaba a través del hospital y al garaje. Luke abrió la puerta del pasajero y con toda intención me empujó dentro. La cerró de golpe detrás de mí y rodeó el lado del conductor y subió a la camioneta. Worm y BossHog habían subido al asiento de atrás y tuve una extraña sensación de que algo andaba mal, y lo que fuera, yo era el motivo del mismo. Luke se giró hacia mí, colocando una mano en la parte posterior del asiento de al lado de mi cabeza. Escuché la aglomeración del cuero bajo su férreo control, mientras hablaba entre dientes. —¿Quién carajo es Jeff?—Su pregunta me tomó por sorpresa y me miré alrededor de la cabina a los rostros de piedra de nuestros pasajeros. —Te preguntaré una vez más—dijo Luke, su mandíbula apretada y su dificultad para respirar—. ¿Quién. Carajos. Es. Jeff? —Un viejo amigo—le dije, lo bastante alto para que me oyera. ¿Cuál era la pregunta? El puño de Luke se estrelló en la radio y di un salto cuando las piezas cayeron al piso. 14

Abreviación de Vicepresidente.


—¡No me mientas, Dallas! ¿Quién es él? —gritó Luke, el poder de su voz hacía que me presionara más en mi asiento. —Él-él es mi ex novio—tartamudeé. Luke ya sabía eso. Él me siguió por años. ¿Cómo no lo sabía y por qué era un gran problema? Mi mente estaba volando, y me daba miedo salirme de control, pero encontré el valor para hablar—. Rompí con él tres meses antes de conocerte. —Luke me miró, la oscuridad en sus ojos era tan amenazante que me resultaba difícil respirar. —¿Cuánto tiempo estuviste viéndolo, Dallas?—preguntó Luke, su voz tan fría que me estremecí. —Salí con él durante varios meses. Nos conocimos a través de un cliente mutuo. No fue nada serio. No lo quería ni nada, era sólo sexo.—Yo y mi gran boca. Seguramente eso no era lo correcto para decir. Los ojos de Luke estaban más grande y más oscuros, si eso fuera posible, y yo sabía que había empujado mis límites. —Déjame decirte algo, cariño, este tipo a quien te estabas follando, simplemente pasa que forma parte del jodido equipo contrario. Él ha estado haciendo el trabajo sucio para Frankie y la pequeña idea que tuviste anteriormente simplemente me dispara en mi puta cara. Ahora, estoy tratando con un capullo cuya polla estuvo en el coño de mi chica y no hay una maldita cosa que yo pueda hacer al respecto. Tengo una reunión con tu Jeff en una hora y tengo que sentarme allí y llegar a un acuerdo con él, para que yo pueda encontrar a Frankie. La guantera entre Luke y yo desapareció mientras él se acercaba a mí. Mi cerebro

me gritaba para que saltara de la camioneta y huyera, pero mi trasero estaba congelado en el asiento. ¿Tienes alguna idea de lo difícil que será estar sentado frente a ese hijo de puta, sabiendo que él te ha visto? ¿Te ha probado? ¿Te ha follado?—Los ojos de Luke se deslizaron sobre mi cuerpo mientras hablaba. Él me había hecho sentir un montón de cosas desde que estaba con él, ahora podía añadir barata a la lista. Lo siento—le susurré, con lágrimas en mis ojos. Sin ser responsable de esto. Yo ni siquiera sabía que Luke existía cuando conocí a Jeff, pero de alguna manera todo esto era mi culpa. Le habría dicho algo para que me diera un poco de espacio. Esto era demasiado. Estaba más allá de la comprensión. Yo no merecía ser tratada de esta


manera. Luke aún estaba demasiado cerca para mi comodidad y el tiempo parecía prolongarse. Las lágrimas caían ahora libremente por mi rostro mientras Luke me miraba. —Hermano—Worm dijo desde el asiento de atrás, colocando su mano sobre el hombro de Luke—. Ella no lo sabía. Casi me desmayé ante sus palabras. Luke pensaba que yo estaba jugando con él. Él pensaba que yo sabía que Jeff trabajaba para Frankie. Mis lágrimas de miedo y tristeza se convirtieron en rabia, cuanto me di cuenta que en realidad este hijo de puta pensaba que me había vuelto contra él. —Eres un hijo de puta—le susurré en su rostro, sin ninguna pizca de miedo del hombre que me miraba—. ¿Crees que sabía acerca de esto?—Luke se sentó y se acomodó en el compartimiento que nos separaba. Sabia decisión—. ¿Crees que te vendí? Soy culpable de nada más que amarte.—Luke miró al frente, descansando su brazo en el volante. —¡Mírame!—grité, perdiendo la paciencia—. ¿Sabes lo que me hicieron? ¿Lo sabes?—Los ojos de Luke cayeron a su regazo—.¡Ellos entraron en mi puta casa! Me agarraron y me defendí, pero ellos me golpearon tan fuerte que perdí el conocimiento. Cuando desperté ellos estaban lanzándome agua fría. ¡Me colgaron en un maldito granero, Luke! Sus ojos se encontraron con los míos y yo sabía que él lamentaba todo lo que había dicho y hecho, pero no había terminado. Mi voz era más débil cuando luché contra los sollozos que burbujeaban en mi pecho. —Me arrancaron la ropa. Me taparon la boca con cinta adhesiva para que no pudiera gritar.—Miré sus ojos azules mientras compartía con él esa noche horrible. Contar la historia me hacía revivirla de nuevo, pero continué—. Ellos amenazaron con cortarme la lengua si gritaba. Cuando él… me tocó.—Luke cerró los ojos mientras yo luchaba por pronunciar las palabras—. Cuando me dijo lo que iba a hacer, cómo iba a dejar que todos tuvieran su turno, empecé a gritar de nuevo. Esperaba que si gritaba lo suficiente, ellos simplemente me matarían. ¿Sabes que estaba gritando?—Los ojos de Luke se abrieron y él negó con la cabeza. —Nena—susurró, sacudiendo su cabeza y luchando contra sus propias lágrimas.


—Grité por ti. —Mi voz se quebró cuando me cubrí el rostro con mis manos y sollocé en ellas—. Grité por ti una y otra y otra, y otra vez, rogaba por ti, y tú no venías. —Ahora estaba gritando en mis manos, mi cuerpo convulsionaba por los sollozos al recordar la sensación de sus manos sobre mí. Frankie se había apoderado de mi vida. Todos los días pensaba en cómo me había marcado. El único consuelo que encontré en mi vida fue cuando estaba con Luke, y ahora él pensaba que lo había traicionado. Frankie había consumido mi mente y cuerpo, pero Luke me dio un golpe fatal cuando destrozó mi corazón.


Traducido por Lililamour y krispipe Corregido por Karlix

Estaba en un torbellino, no podía procesar por completo lo que estaba pasando a mí alrededor, pero sabía que estaba acurrucada en los brazos de Luke y la camioneta estaba en movimiento. Luke estaba diciendo algo, pero mis fuertes sollozos y mi tembloroso cuerpo subyugaban su voz y no fue escuchada. Cuando desperté, estaba oscuro afuera y me tomó un minuto darme cuenta de dónde estoy. La única ropa que me falta son mis zapatos, y estoy acurrucada como un bebé en los brazos de Luke. Los recuerdos de hoy pasan sobre mí, y tanto como quiero correr, sé que no puedo. A pesar de su ridículo comportamiento de antes, sé que Luke tiene mis mejores intereses de corazón. Todavía no estoy segura de qué lo provocó, o cómo se enteró de Jeff, pero me gustaría llegar al fondo de eso antes de que se vaya. Independientemente de las acciones de hoy, sabía que Luke todavía estaría de cacería para encontrar a Frankie y hacerle pagar por lo que había hecho. Mi confesión anterior selló su destino. No habría una segunda oportunidad o tiempo para discusión. Su única razón de vivir, la chica que había conquistado el corazón del club, no era suficiente para mantenerlo más con vida. Maddie tendría que lidiar con la muerte de Frankie y yo estaría allí para ayudarla a pasar por eso. Sabía todas estas cosas como me conocía a mí misma. Regg obviamente le había ocultado información a Luke y no estaba realmente segura de por qué. Sabía que yo había estado con Jeff, porque él había sido el encargado de seguirme. ¿Cómo no lo había descubierto? Seguramente investigaron a todos con los que había salido dado que su trabajo era mantenerme a salvo. El pensamiento era desconcertante. La última cosa que quería hacer era acusar a uno de los hermanos de Luke de algo, pero es mi vida de la que estábamos hablando. Me importa muy poco cómo se sentiría Luke si tuviera que enfrentarse a uno de los suyos. Él no pareció tener


ni un problema acusándome, y tenía la impresión de que yo estaba bastante arriba en la escalera de las personas importantes en la vida de Luke. El teléfono de Luke vibró junto a nosotros, y rápidamente lo agarró, tecleando un código y revelando un mensaje de Tiny. *Todo mundo está a bordo. Nos reuniremos esta noche. Te dejaré saber cómo va todo. Espero que ella esté bien. Te quiero, hermano.* Luke golpeó el botón de respuesta y estaba sorprendida por sus habilidades de enviar textos con una mano. *Ella sigue durmiendo. Gracias. Yo también te quiero, hermano. Cuídate.* ¿Por qué no iba a ir Luke a la reunión? ¿Era la reunión con Jeff? ¿Era por mi culpa? Quería quedarme quieta sólo en caso de que llegara otro mensaje, pero mi estúpida vejiga tenía otras cosas en mente. —Tengo que hacer pis —le anuncié con voz ronca. Traté de aclararla, pero mi garganta quemaba por mis gritos de antes, otro recordatorio de aquella horrible noche con Frankie. Luke se quedó inmóvil cuando oyó mi voz, pero se recuperó rápidamente. Besó la cima de mi cabeza y sacó las piernas fuera de la cama, llevándome, aún acunada en su pecho, al baño. No tenía la fuerza o la voluntad para luchar contra él mientras me sentaba en la encimera de su baño y comenzaba a desvestirme. Una vez que estuve desnuda, me puso sobre mis pies y me llevó a la bañera. Mi cabeza permaneció gacha mientras me dirigía al inodoro, temerosa de que si lo veía, me rompería una vez más. El sólo sonido de agua corriendo era relajante y no podía esperar para meterme. Luke salió del baño y aproveché para deslizarme en el agua caliente antes de que regresara. Cuando volvió, sostenía un vaso de jugo de naranja en la mano junto con un par de pildoritas. Me las entregó y como un robot, las tomé, drenando el vaso de jugo antes de devolvérselo y recostarme en la gran bañera. Pensé que Luke se iría, pero en vez de eso, se acuclilló junto a la bañera y comenzó a bañarme. Miré sus enjabonadas manos mientras me masajeaban los pies y las piernas, luego se trasladaron a mi cuerpo, no dudando en mis partes privadas las cuales hubiera preferido lavarme yo misma. Se abrió camino hasta mi cabeza, arremolinando mi cabello en la cima y asegurándolo con una banda que sacó de la nada. Mientras lavaba mi cuello y espalda, mantuve la cabeza abajo, evitando su mirada. Encorvada, aproveché para lavarme la cara con mis manos, sintiéndome más alerta cuando hube terminado. Luke liberó el tapón en el fondo de la


bañera, y agarró una toalla que estaba colocada a su lado en el suelo. Se puso de pie, se la echó al hombro y luego me agarró por debajo de mis rodillas y mi espalda, y me levantó, llevándome al dormitorio. Todo el proceso tomó sólo unos minutos y me las había arreglado para evitar su cara todo el tiempo. Estaba seca, vestida con su camiseta y debajo de sus sábanas cuando finalmente habló. —¿Hambrienta? —preguntó y podía oír la esperanza en su voz. Negué con la cabeza, jugando con mis anudados dedos—. Nanny hizo un poco de sopa antes. ¿Está bien si te preparo sólo un tazón pequeño? No has comido nada. Asentí, sabiendo que no se callaría hasta que accediera a comer algo, y la sopa sonaba bastante bien. Desapareció durante algunos minutos antes de volver y presentarme una bandeja llena de sopa, un sándwich y un gran vaso de té dulce. Encendió el televisor y al igual que esta mañana, comí en la cama mientras veía caricaturas. La sopa era probablemente la mejor que he probado nunca. Le daría a Nanny un trabajo si alguna vez decidiera que quería convertirse en cocinera a tiempo completo. La Abadía definitivamente podría utilizar a alguien como ella para trabajar junto a tres de los mejores cocineros que he conocido. Pensé en Stacy y cómo necesitaba manejar la posibilidad de él envenenándome. Mentalmente coloqué eso en mi lista de “cosas por hacer mientras Luke esté fuera”. Probablemente podría pedirle a Red que me ayude, tal vez podríamos llegar a sus contactos y averiguar lo que estaba pasando. No podía creer lo bien que yo había manejado todo esto. La mierda con Frankie y Luke y Stacy sería suficiente para poner a cualquier persona normal en un manicomio en alguna parte. Supongo que yo no era muy normal. No podía odiar a Luke por las pendejadas que me había dicho o por cómo me había tratado. Me sentí como una idiota por que actuara como si sólo no hubiera sucedido, pero yo hubiera hecho lo mismo. Luke saltó a conclusiones y manejó las cosas de una manera que sólo el Presidente de un MC podría, al ser intimidante y aterrador. Mierda. Aquí voy de nuevo, inventando excusas para él una vez más. Me sentía como una de esas mujeres en las películas acerca de la vida, quienes siguen tratando de convencerse a sí mismas de que sus esposos son en realidad buenas personas. Esas mujeres, por lo general, terminan muertas o lastimadas. Me dirigía por ese mismo camino de destrucción, y sin embargo parecía no importarme. Si pensara por un


momento que alguien me amaba me había traicionado, habría actuado de la misma manera. Por supuesto, alguien tenía que hacer algo, y da la casualidad de que esa persona estaba acostada en la cama junto a mí. Me estaba preparando para el fracaso. No había manera de que esto pudiera funcionar entre nosotros. Luke era un hombre que vivía un estilo de vida donde tenía que ser dos personas diferentes. Si tomas bipolar, lo mezclas con Síndrome Pre Menstrual, y le añades un toque de testosterona, obtendrías a Luke. Era autoritario, intimidante, aterrador e impredecible. También era sexy, dulce y encantador. ¿En qué coño me he metido? Demonios, incluso Jeff resultó ser un desastre. Él tenía que estar trabajando con Frankie o en algo turbio, porque si no lo hacía entonces eso significaba que mi vida era medio normal. No había absolutamente nada normal en mi vida. Todo en ella estaba jodido, incluyendo la gente que amaba. Encajo perfectamente con el resto de esta familia, tal vez por eso no podía irme. Suspiré con frustración, agravada conmigo misma por no ser capaz de simplemente entender esta mierda. Cuando Dios estaba entregando vidas normales, debí de haber estado en el baño y obtuve las sobras. Yo era una mujer inteligente que trabajaba muy duro como para estar en la cama con un tipo que jodía mi cerebro en un minuto, y me tenía tan asustada que casi me meaba en mis pantalones al siguiente. Tal vez si Luke se fuera, nos haría algo de bien. Yo necesitaba un poco de espacio.


—¿Tienes alguna idea de qué tipo de tormenta de mierda has creado? —Me paré frente a Regg, con las manos en las caderas usando nada más que su sujetador y bragas favoritos. Él tenía algo con los colores neón contra la piel bronceada y le estaba tomando todo lo que tenía para concentrarse en mi cara y no en la cima de mis pechos. —¿Qué chingados querías que hiciera, bebé? ¿Decirle a Luke que el tipo que estaba jodiendo a la chica que él marcó hace años sin el conocimiento de nadie estaba en la cama con Frankie? No soy un maldito idiota. Luke lo habría matado al momento en que se enteró. —Bueno, no mierda. ¡Eso hubiera sido mejor que esto! —grité, lanzando mis manos al aire.Regg se acercó a mí, advirtiéndome con su lenguaje corporal y dándome esa mirada de “cierra la maldita boca”. Yo sabía cuándo mantener mi boca cerrada, pero hoy sentía que quería empujar mis límites. Peleas como ésta, a menudo terminaban conmigo sobre mi espalda de todos modos, así que no tenía mucho que perder—.Luci me llamó anoche y me dijo que Luke asustó a Dallas. Ella estaba berreando cuando salieron del hospital y Luke ni siquiera fue a la reunión de hoy, temiendo que si se iba de su lado, ella escaparía. ¿Cómo descubriste que eso es mejor que matar a Jeff y a Frankie? —Nuestros chicos no eran asesinos. Bueno, yo creo que no eran asesinos. Tenían armas de fuego y toda esa mierda, pero por lo que yo sabía, apretar el gatillo contra alguien no era algo que hacían. Seguido hablaba de “matar” gente, pero sólo era una forma de hablar. A lo sumo, Luke lo habría golpeado hasta mandarlo al hospital, y él definitivamente se merecía eso. —Luke ha hecho mucho por este club. Ha trabajado duro para que sea legal y no voy a dejar que lo arruine por un pedazo de culo. Tomé el trabajo de Luke de vigilar a Dallas porque él no podía. Hice todo lo que malditamente tenía que hacer. De ninguna manera Jeff era una amenaza para Dallas. Nunca la involucró en nada y Frankie nunca se le acercó. Cuando las cosas empezaron a ponerse serias con él, me las arreglé para que fuera atrapado con otra mujer. Sabía que Dallas no podría soportar el golpe a su ego y lo dejaría ir. Lo hizo, él se ha ido, ella está con Luke y todo mundo está vivo, y el club no tuvo éxito porque Luke estaba pensando con la polla y no con su cerebro. Por lo tanto, antes de que empieces a lanzar tus bombas hacia mí, necesitas darte cuenta


de tu lugar. Esto no es asunto tuyo, y te lo diré sólo una vez para que cierres la puta boca. El tema está cerrado. —Regg estaba enojado. Estaba tan enojado que su cara estaba roja y estaba luchando por contener su ira. ¿Yo? Yo estaba empapada. Había algo en la forma en que me dominaba; la manera en que parecía hacerme sentir pequeña y sumisa, que simplemente me encendía. Incluso con su desarreglado cabello rubio, los ojos con oscuros círculos debajo de ellos, y su polvorienta ropa por rodar durante horas sin escalas buscando a los hombres que me secuestraron, estaba jodidamente apetecible. Regg no es el típico motociclista. La mayoría de la gente selos imagina con pelo largo, tatuajes y una personalidad oscura. No mi Regg. Él tiene el pelo rubio que es lo suficientemente largo para sobresalir por los lados de su gorra, una sonrisa que hace caer las bragas, está lleno de encanto y personalidad y no tiene un solo tatuaje, porque su miedo a las agujas es mayor que su deseo de encajar. Es un tipo grande. No tiene unos pack de seis abdominales sexy o músculos en la espalda que ondean cuando se flexiona, pero tiene los mayores músculos de antebrazo que nunca he visto en un hombre. Tiene una presencia exigente, cuando habla, la gente escucha y cuando sonríe, podría iluminar la habitación más oscura. Él es día y noche mezclados. Es feliz y espeluznante al mismo tiempo. Su voz es atrevida pero exigente, y en cualquier día, en cualquier momento siempre huele a cuero y a hombre. Fuera de todos los sexys en los Renegados del Diablo, era Regg quién apretaba más mi coño, lo que a menudo terminaba conmigo enseñando mi culo cada vez que íbamos a algún lugar. Él podía quitarle las bragas a una monja y hacer que el Papa las oliera, sólo para reírse. Él es mi todo, e incluso en este momento en el que quería darle una bofetada, quería más estar debajo de él. —Lo que sea. Voy a llamar a Dallas —dije, caminando lejos de él antes de que me dejara llevar por mi estúpida vagina y lo abordara. —Sí, por qué no haces eso—dijo Regg, viendo como me pavoneaba lejos. Casi podía oír su polla contrayéndose en sus pantalones. Tuve que llamar al celular de Dallas antes de que finalmente respondiera. —Hola—dijo ella, su voz cargada de sueño o emoción, no estaba segura de cuál. —Hey, cariño, ¿cómo te va?


—Estoy bien. Acabo de comer. ¿Cómo estás? Pude oír el movimiento de la cama y pensé que se estaba levantando para ir a un lugar un poco más privado. —Estoy bien. Worm le contó a Luci lo que pasó. Ella me llamó, así que te estoy llamando. Cuéntame tu versión. —No necesitaba irme por las ramas sobre nada. —Estoy tan jodidamente confundida, Red. Es como si toda mi vida hubiera sido saboteada para mí. No sé lo que es real y lo que no, ¿sabes? Quiero decir, la única razón por la que Luke está en mi vida, es porque fue contratado para estar. La única razón por la que Jeff estuvo en mi vida, fue porque Frankie quería información sobre mí, y la gente que pensé que me amaba, como Stacy, resultó ser traicionera, hambrientos de dinero, asesinos. Sólo quiero volver a la normalidad. Quiero volver a una época en la que si había gente vigilándome e intentando matarme, yo no lo sabía. —Su voz era apenas un susurro. Sentí su dolor. Caray, yo pensé que tenía una mierda de vida. —Mira, ellos se están yendo por la mañana, antes del amanecer. Estaré allí antes de que salgan. Se irán y pasaremos los próximos días haciendo lo que queramos. Yo me encargo de Luke. Consigue dormir un poco y a partir de mañana, las cosas mejorarán. Regg estaba sacudiendo su cabeza en advertimiento hacia mí a través del cuarto. Le enseñé el dedo y me volví de espaldas a él. Dallas merecía una verdadera amiga y un tiempo para procesar esto. Si eso significaba que saliéramos en la ciudad con cinco guardaespaldas, entonces eso es exactamente lo que íbamos a hacer. —Gracias Red, pero antes de que esto vaya más lejos, ¿tu amistad es auténtica? Quiero decir, ¿hay alguien pagándote para pasar el rato conmigo, o estás secretamente tratando de matarme o descubrir algo mal sobre mí?—preguntó exasperada. Me imaginé que no importaba lo que dijera en este momento, ella no me creería de todos modos, así que mentí. —No, Dallas. Nuestra amistad es auténtica. Voy porque quiero, no porque tengo que hacerlo. —Nos vemos mañana—dijo, casi en derrota. Desconecté la llamada y me volví para ver a Regg sonriéndome.


—Mi nena es una buena mentirosa. En realidad, me asusta un poco—dijo, caminando lentamente hacia mí. —No estoy mintiendo. Quiero ir a visitarla—dije en mi defensa, intentando mantener la concentración en su rostro y no en el bulto en sus pantalones. Mierda. ¿Cómo se arreglaba para hacerme esto? —Tienes que ir. Te recuerdo lanzando un ataque hace unos minutos porque no querías y Luke te convenció. —Realmente quiero ir. —Y lo hacía. Salir con Dallas podría ser divertido. Más aún, ahora que los chicos iban a salir de la ciudad. —Voy a extrañarte, cariño—dijo Regg mientras envolvía mi pelo largo alrededor de su muñeca y me llevaba hacia él. —Entonces será mejor que te de algo para ayudarte a recordar lo que tienes en casa —dije, apretando su entrepierna rudamente. Él gruñó en mi boca, apretando su agarre en mi pelo. —Eres sólo tú, nena. Sólo tú.


—No estoy segura de si debo odiarte o no justo ahora. Sólo necesito un poco de espacio para pensar. —Estaba caminando fuera del baño y sentí como si fuera tan buen momento como cualquier otro para seguir adelante y dejarle saber a Luke cómo me sentí. Mi conversación con Red había sido breve. Realmente no quería contestar cuando me llamó, pero el mandito teléfono no dejaba de sonar. No podía confiar en ella más de lo que podía confiar en ninguno de los otros. —Siento lo de antes. Lo jodí. No hay excusa, pero cuando recibí un mensaje que decía “El Jeff de Dallas”, como que lo perdí. Regg nunca me habló de él. Estoy seguro de que tenía sus razones, pero probablemente habría sido mejor si lo hubiera sabido. Sé que has estado con otros hombres, pero saber cuánto te acercaste a Frankie hace algo en mí. —Bueno, si te acuerdas he estado muy cerca de Frankie. Muy cerca. —Golpe bajo, Dallas, pero no me importaba. Luke asintió, comprendiendo mi comentario hiriente y se enfrentó a esto sin queja. Sabía que se lo merecía. —Sé que quieres un poco de espacio, pero me voy en un par de horas y me gustaría abrazarte. Me ayuda a recordar por lo que estoy luchando. —No tienes que luchar por mí, Luke. Frankie finalmente desaparecerá. Puedo llamar a la policía y obtener una orden de restricción. Puedo contratar seguridad. No necesito que tú o tu club den la cara por mí. Puedo manejar mi mierda por mi cuenta— dije, parada a los pies de la cama debatiendo si debía o no dormir con él o en el sofá. Luke sacudió la cabeza y me dio una sonrisa que no llegó a sus ojos. —No estoy preocupado por Frankie, nena. Estoy luchando para mantenerte. La cagué, Dallas. La cagué mucho y lo siento. No va a suceder de nuevo. Te lo demostraré. —La mirada de Luke era ya de derrota. Estaba asustado de haberme perdido y yo lo estaba, también, pero no podía estar enojada con él para siempre. Así que él perdió los estribos, me gritó, me acusó de hacer lo inimaginable y utilizó un poco de demasiada fuerza física cuando me acompañó al ascensor. Para una persona normal, eso será motivo para una ruptura, pero yo había descubierto recientemente que no era normal.


—Quiero decirte algo. No para defenderme, porque lo que hice fue inexcusable, sino porque quiero que sepas lo importante que eres para mí y lo mucho que confío en ti y lo mucho que te quiero en mi vida. —Ahora tenía mi atención. Me arrastré a la cama a su lado y me deslicé bajo las sábanas. Su cuerpo estaba caliente y lo único separándonos eran sus delgados calzoncillos bóxer. Su grosor presionó contra mi culo cuando me atrajo hacia él. Un brazo se deslizó alrededor de mi cintura y puse mi cabeza sobre el otro. —Mi club ha hecho alguna mierda mala, Dallas. En un tiempo, pensé que era la vida que quería vivir. Después de que Logan nació, me di cuenta de que quería algo diferente para mi familia. Las personas que pertenecen a este club se merecen más de lo que tenemos que ofrecerles, así que hice de mi meta mejorarlo. Sé que nunca seremos ciudadanos sobresalientes o cumpliremos con las normas que la sociedad piensa que deberíamos, pero quiero que seamos una familia que se encarga de los suyos, que lo hace de una manera en el que un día mis hijos puedan mirar hacia atrás y estar orgulloso de las decisiones que he tomado. Quiero dejar un legado que mis nietos puedan continuar. Estoy casi ahí, nena. Las drogas, el dinero, las armas, no me gustan. Es veneno. Seguridad y empresas legítimas y expedientes limpios, ese es mi objetivo. Voy a encargarme de Frankie, Dallas. Lo voy a enviar a un lugar donde nunca será capaz de hacerte daño de nuevo. Para hacer esto, tengo que agacharme y sacar a relucir ese chico que he jurado que nunca sería otra vez. No soy perfecto y nunca lo seré, pero si te quedas a mi lado, me comprometo a darte una vida que nunca soñaste posible. Conmigo viene una familia que dará su propia vida para salvar la tuya. No quiero ser el chico que fui hoy, pero la verdad es, que soy quien soy. Tú me haces querer ser mejor persona. Mis ojos quemaban con lágrimas, Luke no era un buen chico. Había sabido eso desde el principio, pero todavía había algo bueno en él y excedía por mucho lo malo. —¿Quién es el padre de Logan? —pregunté, preguntándome si él estaba bien con Luke estando cerca de su hijo. —Él no está alrededor —dijo Luke, frotando el pulgar por mi estómago. —¿Dónde está? —presioné, con la esperanza de que podría conseguir un poco más de conocimiento sobre mi sobrino.


—Eso no es importante. Lo que es importante es que Logan y Maddie están seguros y Logan tiene diez figuras de padre, en lugar de sólo una. —¿Lo mataste? La mano de Luke se quedó inmóvil mientras meditaba qué decir. Cuando su pulgar comenzó a frotar mi estómago de nuevo, él habló—: No. —¿Vas a matar a Frankie? —Voy a encargarme de Frankie. —¿Eso significa que vas a matarlo? —Eso significa que, incluso si lo hiciera, nunca te lo diría. Eso te convierte en cómplice. Voy a encargarme de Frankie para mantenerte a salvo, igual que me encargué de Brett para asegurarme de que Maddie y Logan estuvieran a salvo. Eso es lo que hago. Me ocupo de mi familia. —¿Este Brett, los hirió?—pregunté, asustada de la respuesta. —Él no se encargó de su familia, así que yo lo hice. Eso es todo lo que necesitas saber. —Ella es mi hermana. Tengo derecho a saber. —Entonces ella puede contarte. Estoy pidiéndote que no se lo menciones, ya que la lleva a un lugar oscuro. —Me di cuenta de que Luke no quería hablar más del tema y se estaba haciendo tarde. Por mucho que quería hacer preguntas, el sueño empezaba a tomar el relevo. Le preguntaría a Red sobre Maddie. Quizás ella sería capaz de iluminarme sobre su situación. Luke me tiró más fuerte hacia él y me besó en la cabeza. —Te amo, nena. Ya te extraño —susurró Luke en mi oído. Debería haber respondido, pero sólo logré asentir con la cabeza. Qué tonta fui por no decirle que lo amaba, esta podría haber sido mi última oportunidad.


Traducido por Evarg7 Corregido por Morin

Me despierto en una cama vacía. Una carta yace en la almohada junto a mí, doblada cuidadosamente con mi nombre escrito en el frente. Dallas, No quería despertarte. Te amo más que a nada y te veré pronto. Por favor, no te vayas a menos que uno de los chicos esté contigo. Tengo mi teléfono conmigo, siempre. Llámame si necesitas algo y no mires, bajo ninguna circunstancia, debajo de la almohada. Te amo. Luke. Estiré mi brazo hacia debajo de la almohada, sonriendo por la elección de sus palabras y saqué una pequeña caja dorada. La abrí para encontrar un collar de oro con un diamante y un dije de una moto colgando de él. En el fondo de la caja hay una nota que dice: Ponte esto para mí. Toma un trozo de mí contigo a todos los sitios que vayas. —¿Qué es eso? —preguntó Red, entrando en la habitación comiendo una manzana. Todavía tiene su pijama y luce totalmente diferente con gafas y sin maquillaje, pero sigue igual de hermosa y confiada que siempre. —Luke lo dejó para mí. —Red leyó la nota y examinó el collar. —Toma —dijo, poniendo su manzana medio comida en la mesita de noche y viene detrás de mí—. Déjame ponértelo. —Levanté mi cabello y sonreí por el hermoso dije que colgaba de mi cuello. —Es hermoso —dije, más para mí misma que para ella—. Voy a llamarlo.


Salí de la cama de un salto y agarré mi teléfono, corriendo hacia el baño para tener un poco de privacidad. Luke respondió al primer tono. —Nena —dijo con su voz sonriente. —Me encanta. Te amo —dije con entusiasmo. Con un regalo de “la cagué”. Luke podría cagarla en cualquier momento. —Me alegro, hermosa. Tengo que dejarte, pero llámame si me necesitas, ¿okey? — Podía oír a hombres hablando en el fondo, pero parecían estar viniendo a la distancia. —Okey, te amo, y, um, ten cuidado —dije, sintiéndome un poco estúpida por decirlo. Debería haber enviado un mensaje solamente. Luke tenía algunas cosas importantes que hacer. —Yo también te amo, nena. Te veré en unos días. —Luke colgó y quise meterme en el coche y conducir hasta él, sólo para poder lanzar mis brazos alrededor de su cuello y sentir su cuerpo contra el mío. —Hey, mujer amante —llamó Red desde la habitación—. Date prisa. Estoy cocinando el desayuno.

Entré en la cocina vistiendo una camiseta de Luke y un short de basquetbol. No había empezado a desempaquetar mis bolsos, pero los vi limpiamente doblados en el dormitorio esta mañana. Me conmocioné al encontrar la cocina llena de mujeres. Jenn, Baby y Juggs se sentaban en el bar, Luci, Maddie, Texas, Carla y Brooklyn se sentaban a la mesa y Red estaba de pie en la cocina, sentada en la encimera revolviendo huevos. —Hey, dormilona —dijo Jenn, poniéndose de pie para abrazarme. Les sonreí y les dije “Hola” a todas mientras tomaban turnos para abrazarme y me hacían espacio a la mesa. —Zorra, luces bien incluso después de un día de mierda —me dijo Brooklyn, tomando una calada de su largo cigarrillo. El rojo intenso de su color de barra de labios cubría el filtro y me pregunté si sabía que la casa de Luke era libre de humo —no es que fuera a decirle algo sobre ello—. Todas lucían igual que yo, todavía vistiendo pijama y sin maquillaje. Todas menos Brooklyn, quien estaba totalmente vestida y parecía que había estado despierta durante horas.


—Gracias, Brooklyn. Luces genial esta mañana —le dije, lanzándole una sonrisa llena de dientes. —Bueno, eso es porque me levanté al jodido amanecer para ver a mi hombre irse. Tengo que trabajar duro con esta mierda —dijo, moviendo una mano frente a su cara— . Si tuviera un día como el que tuviste tú, mierda, me hubiera quedado en cama. — Genial. Aparentemente, todos sabían lo de ayer. —Por qué no nos cuentas sobre ello —sugirió Carla—. Te haría bien sacarlo de tu pecho y probablemente podríamos ayudarte con algunas historias de terror nuestras. —Todas asintieron mostrando estar de acuerdo. —Worm me dijo lo que pasó y, chica, exploté. No podía creer que te hablase así, pero todas hemos estado ahí —añadió Luci, levantándose y ayudando a Red a traer la comida a la mesa. Más sillas se reunieron y pronto estábamos todas alrededor de la pequeña mesa del comedor de Luke. —Recemos —dijo Red, agarrando mi mano. Brooklyn se sentó a mi izquierda y encontró mi otra mano mientras todas compartíamos un momento para rezar, pedir perdón, guía y un viaje seguro para nuestros hombres. Raro, nunca las tomé por chicas religiosas. —Suéltalo —espetó Maddie. Mi cabeza se levantó de golpe y no podía creer que realmente me estuviera hablando a mí. Bueno, era un comienzo. —Aparentemente, mi exnovio, Jeff, es amigo, o algo de eso, de Frankie —dije, lista para explicar más, pero fui interrumpida por Luci. —Oh, no son amigos. Jeff trabaja para Frankie. Es alguna clase de genio de la informática y ayuda a Frankie a hacer dinero ilegal lavando dinero. Por lo que oí, Jeff no tiene idea sobre tu historia con Frankie. —Frankie sabía qué estaba haciendo —dijo Baby. Era la primera vez que había hablado y su voz sonaba chirriante en comparación con todas las demás. Parecía pequeña y parecida a un ratón, pero era bastante bonita. Me pregunté si todavía estaba interesada en un trabajo. —Bueno, todas saben que a Regg le gustaba Dallas en ese momento, hablando figuradamente, por supuesto —dijo Red, sujetando un plato de pancakes en su mano y


mirándome. Le levanté una ceja, sabiendo que estaba enviándome alguna clase de advertencia. Me costó un gran esfuerzo no sonreír. Tenía a Luke, no había manera en que lo rechazase por nadie, incluso por Regg, el gran encantador. Rompió la mirada y le pasó el plato a Carla al otro lado de la mesa y continuó—: Regg dijo que no le dijo nada a Luke porque tenía la situación controlada y no quería que Luke perdiera el control e hiciera algo que pudiera terminar haciendo daño al club. —Todas asintieron y murmuraron con bocas llenas estar de acuerdo. Era obvio que Luke era conocido por su temperamento. —¿Así que Luke ha hecho esto antes? —pregunté, sin estar hambrienta de repente. Recordé la vez en que Red me dijo: “la próxima chica que rompa su corazón comerá con pajita”. ¿Él le había hecho daño a alguien más porque una mujer le había roto el corazón? Red negó con la cabeza, tratando tragar su comida rápidamente, como si estuviera ansiosa por hablar, probablemente temerosa de que alguien se entrometa. —No por una mujer. Salió con una chica, pero todas la odiábamos. No es que nos gustaras particularmente al principio, pero nos fuiste cayendo mejor. —Bueno, eso era reconfortante—. Luke ha estado enamorado de ti desde hace un tiempo. Todos lo sabían. Casi lo mató volver aquí y hacer funcionar la mierda. Llamaba a Regg todos los días para ver si estabas bien. Fue más fácil para Regg decirle que no estabas viendo a nadie. Todos nosotros sabíamos que no eras muy feliz. Si lo hubieras sido, hubieras salido con el chico por ahí o pasado más tiempo con él. Parecía que cuando estabas borracha era el único momento en que exigías su compañía. —Me sonrojé, avergonzada de que todos supieran cuando tenía sexo—. Oh, no seas tímida. Jeff era muy atractivo —dijo Red, mordiendo un tocino. —Déjame entender esto. ¿Todos ustedes sabían de mí? ¿Todo lo que hacía? ¿Todos los lugares a los que iba? —pregunté, teniendo ganas de vomitar sobre la mesa. —Cariño, eres la persona menos observadora sobre el planeta. Kev odiaba cuando ibas de compras y, como a mí me encanta ir de compras, nosotras fuimos nominadas para ir —me informó Jenn. Haciendo colgar sus pulseras frente a mí, una compra hecha en una boutique que yo frecuentaba.


—Empecé a enviarte de forma anónima regalos para un spa y que pudiéramos ir todas a disfrutar del día, pero Luke tiene conexiones allí, así que no pudimos —dijo Texas, entre mordiscos de tostadas. —Todas nosotras vivíamos indirectamente a través de ti. Fue un poco divertido, pero es más divertido tenerte aquí con nosotras —dijo Red, poniendo una mano sobre la mía. —¿Todas las demás en esta mesa encuentran esto un poquito jodido? —pregunté, haciendo turnos en mirarlas a todas. —Creo que es una mierda. —Brooklyn estuvo de acuerdo, sacó una petaca de su bolso y volcó lo que asumí era vodka en su jugo de naranja. —Bueno, ni siquiera sabía que existías. Buck no me cuenta todo —gritó Baby, su labio inferior sobresalía en un mohín exagerado. —Eso es sólo para protegerte. Te hubieras comportado como una fan con ella — dijo Jenn, poniendo una mano tranquilizadora en su hombro—. Justo como hice yo esa noche en Shenanigans —dijo, fingiendo ahogarse con su bebida, luego lanzándose a la cara sus manos en un gesto dramático, igual que había hecho cuando la conocí por primera vez—. ¿Eres Dallas Knox? ¡No tenía ni idea! —La mesa estalló en carcajadas, e incluso me hizo sonreír un poco. —¿Ahora ven por qué la odio tanto? —La risa se detuvo cuando todos los ojos de la sala cayeron en Maddie—. Robaste mi vida, mi padre y ahora mi familia. —Maddie —dijo Red estirando su mano para agarrar la de ella al otro lado de la mesita. Maddie la alejó con brusquedad. —Cierra el pico, Red. Estoy cansada de que siempre la defiendan. Diré lo que me venga en gana. —Red mordió su labio y retiró su mano, podía decir que estaba tratando de mantener cerrada su boca; no algo en lo que Red fuera muy buena—. Vienes aquí actuando como la damisela en apuros, discutiendo y llorando por estupideces. No sabes cómo es la vida en realidad. Has estado entre algodones toda tu jodida vida, ¿y ahora quieren entrar en mi mundo y jugar a las condenadas casitas? ¿Después de que me hayas quitado todo, quieres quitarme todo lo que me queda?


Miré fijamente a Maddie. No tenía nada que decir, ningún comentario. Ella tenía razón. No quería imaginar el infierno por el que ha pasado a mis expensas. —No eres mi hermana, Dallas Knox. Sólo eres una zorra mocosa que LLC quería y no podía tener. —¡Maldición, Maddie, es suficiente! —dijo Red, levantándose y poniéndose en guardia con Maddie al otro lado de la mesa. —¿Qué? Oh, ¿ahora quieres que cierre el pico? Dile a tu adorada Dallas de quién eran esas palabras. Dile cómo todas ustedes solían reírse de ella cuando estábamos juntas —dijo Maddie, mirándome con desagrado. Estaba disfrutando de verme sufrir. —Eso fue antes —dijo Red en voz baja, sin molestarse en mirarme. —¿Antes de qué? ¿Eh? ¿Antes de que Luke les ofreciera a todas dinero para tolerarla? —Mis ojos fueron rápidamente por las caras de culpa de la mesa. Todas menos Brooklyn, quien estaba mirando a Maddie como si tuviera tres ojos, encontraron algo más a lo que mirar. —Bravo —dijo Brooklyn, aplaudiendo y levantándose. La pelea en Maddie pareció disiparse, sólo un poco, cuando Brooklyn se puso de pie. Ahora todos los ojos estaban en ella—. Buen trabajo, mierdita de iniciadora. Debo decir que estoy orgullosa de ti. De todas las zorras en esta mesa, incluyéndote a ti —dijo Brooklyn señalando a Red—, eres tú la que tiene las agallas suficientes para levantarse y decir algo. No importa que seas una zorrita egoísta e inmadura. Al menos no vas diciendo esta mierda a sus espaldas. Siéntense y déjenme decirles algo a todas. Los traseros de Maddie y Red aterrizaron en sus sillas sin vacilación. La comida en la mesa se había enfriado y la atención de todas estaba concentrada en Brooklyn. —Rememorando el día cuando yo estaba donde están todas ustedes ahora, no hablábamos de las hermanas a sus espaldas. Ahora, Dallas —dijo, girándose en su silla para mirarme—, no puedes echarles en cara lo que estas chicas dijeron de ti a tus espaldas. No te conocían. Eres una chica bonita que les llamó la atención no sólo a Luke, sino a todos sus maridos. Carajo, no hay forma en que dejaría que mi ol’ Man15 te siguiera por ahí, de compras y esa mierda. De ahí es donde viene mucha de la 15

Ol’ Man es el esposo o novio de una Ol’ Lady.


hostilidad. Están celosas porque tenías la atención de sus hombres, la quisieras o no. — Brooklyn sacó un cigarrillo y lo encendió, sin molestarse en ventilar el humo que la rodeaba, envenenando a cada una de nosotras. Demonios, quizá yo necesitaba uno. —Red, tú eres el centro de esta mierda, aun así elegiste no compartir nada con Dallas. Buena chica. No haces la mierda que tu ol’ Man no te dice que hagas. Sé que le dijiste a Dallas hace mucho tiempo que no tenía que soportar mierda de Maddie, es verdad, pero Maddie es tu hermana. Es familia. Dallas es familia, pero, en ese momento, no lo era. Dallas, a nadie tienes que gustarle ni tiene que tolerarte. Si lo hacen, es por su propia voluntad. No hay ni una zorra en esta sala que esté buscando dinero, así que sé que no es por eso que están aquí. Están por su amor a su Presidente y a este club y harán lo que él pida. Una vez que lleguen a conocerte y tú a ganarte su confianza, la mierda mejorará. —El sólo sentir del brazo de Brooklyn sobre mi hombro y la suavidad de sus ojos me hicieron saber que lo haría. Esto era sólo un escalón. —Yo no me meteré en los negocios de sus familias. Esa mierda es algo que todas solucionarán —dijo ella, haciendo gestos entre Maddie y yo—. Pero si vas a ser parte de esta familia, Maddie; y Luke quiere a Dallas aquí, entonces la respetarás. No tiene que caerte bien, ni tienes que hablarle, ni siquiera mirarla, sólo la respetarás o yo te pondré el ojo morado. Tampoco pongas a prueba mi jodida paciencia. Dallas y yo vamos a pasear, si todas ustedes tienen algo que decir, mejor que lo hagan antes de que volvamos. Vístete, zorra, quiero mostrarte mi cerda. Me puse de pie con las otras y me apresuré a ir a la habitación de Luke. Agarré mi teléfono de la cama y entré al baño, cerrando la puerta detrás de mí y esperando que nadie pudiera oírme. —Hey, nena, ¿ya me echas de menos? —Luke respondió con una voz alegre que no estaba esperando. —Luke, estoy tratando de tener mucha paciencia. ¿Hay algo más que no me estés contando? —pregunté, tratando de estar calmada. —No, nena. Creo que lo tenemos todo cubierto. —Luke estaba sonriendo al teléfono y yo sabía que él sabía lo que acababa de pasar. —¿Hacías que me siguieran? ¿Por qué no me dijiste eso? —Sí que te lo dije.


—Oh, ¿en serio? ¿Cuándo? —Te dije que, cuando yo no podía observarte, tenía a personas empleadas para hacerlo —dijo Luke, su humor no flaqueó ni un poco. —¡Luke! Tú, jodido… ¡Ugh! Juro que podría matarte ahora mismo. Carajo, ¿sabes lo raro que es esto? Luego Maddie se levantó y me informó de que todas ellas me odiaban y habían estado hablando pestes y que tú les pagaste para que les cayera bien. Ahora Brooklyn quiere llevarme de paseo en su cerda y dijiste que no podía ir a ningún lado, pero, carajo, iré. Ni siquiera sé qué es una cerda, pero no importa. Si tengo que sentarme en esta casa ahora mismo, alguien va a salir herido y de seguro que no seré yo. No me importa lo que tú… —Puedes ir con Brooklyn, nena. Ve a beber algo y cálmate. Todo estará bien —dijo Luke, interrumpiendo mi perorata. ¿Bebida? ¿Con Brooklyn? Me dijo que no podía irme—. ¿Nena? —Pensé que no podía irme a menos que sea importante —dije, con ganas de tirarme del pelo porque él era muy impredecible y yo estaba anticipando una pelea y mi adrenalina estaba empujando y él acababa de decir que me fuera. No me jodas. Una jodida bebida. Necesito un poco de esa mierda que ves en una intervención. —Esto suena bastante importante, nena. Brooklyn cuidará de ti. No hay hombre alrededor tan estúpido para molestarla. Tengo buenas noticias —dijo Luke, tan entusiasmado por sus buenas noticias que no parecían importarle las mías. —¿Cuáles son tus buenas noticias? —le pregunté, sonando aburrida. Por supuesto, él no fue afectado. —Tenemos una pista de War. Nos iremos tan pronto como llenemos el tanque. No es mucho, pero es más de lo que hemos tenido desde que toda esta mierda comenzó. Cuando Luke me dijo esto, mis pensamientos sobre mi drama saltaron por la ventana y fui abrumada con alegría pura. —¡Oh, cariño, ésas son noticias hermosas! —Sí, lo son. Tengo que irme, nena. Te amo y volveré contigo pronto. —¡También te amo y dale un gran beso a War de mi parte!


—Sí, esa mierda no va a pasar —dijo Luke riéndose—. Tengo que irme, nena. — Cortó y yo era toda sonrisas mientras me preparaba para el día en la “cerda” con Brooklyn.

Una “cerda” es una Harley Davidson. La Cerda de Brooklyn era rosa, una motocicleta de tres ruedas conocida como un triciclo. Su marido, Ronnie, tenía la costumbre de hacerlas él mismo. Era asombrosa. Me senté detrás de ella mientras íbamos por la carretera, dirigiéndonos al sur hacia la playa. Yo había empacado un par de shorts y unas sandalias, pero elegí vestir mi vestimenta de moto, que consistía en jeans, botas y un top negro para el viaje hasta ahí. Las letras “Free Falling” de Tom Petty parecían encajar mientras dejaba al mundo detrás de mí por un tiempo y disfrutaba del sol sobre mi piel y el viento en mi pelo. Probablemente parecíamos ridículas, dos mujeres subidas a un triciclo rosa por la carretera, pero me importaba un carajo. Dudaba que alguien fuera lo suficientemente estúpido para decirnos algo. Era más de la una cuando descansamos en Hank’s, un pequeño bar de moteros y parrillada en la playa. Brooklyn nos guio bajo la zona cubierta mientras los moteros de los alrededores venían para mirar más de cerca. Bajé de la moto y sacudí mi cabello fuera de mi casco. Noté las miradas apreciativas que recibí y no pude evitar ser un poco petulante. ¿Y qué si tenía novio? Siempre era agradable tener mi ego estimulado. —Quita tus sucios ojos de mi zorra, tú, mierdita —le dijo Brooklyn a un chico que no podía tener más de veintiuno. Estaba pasando su lengua sobre su labio y guiñándome un ojo de forma sugestiva. Si no fuera por el chaleco que vestía, nunca hubiera adivinado que estaba en un Club de Moteros. —Esos pequeños idiotas de estos días no tienen respeto por las mujeres. ¿Qué creen? ¿Que todas somos putas o algo? —anunció Brooklyn lo suficientemente alto para que todos en el bar escuchen. Un hombre alto con barba trenzada y pelo tan largo como el de Willie Nelson salió y tomó a Brooklyn en sus brazos. —Bueno, que me aspen. ¿Cómo demonios estás, Brooklyn? ¿Dónde está Ronnie? — preguntó el hombre, con su voz estridente. —Está en una misión. No puedo coquetear tanto cuando él anda por aquí —dijo ella, golpeándolo juguetonamente en el trasero.


—Pamplinas. ¿Desde cuándo te ha importado que estuviera o no por aquí? — preguntó el hombre, abrazando otra vez a Brooklyn. Era obvio que eran viejos amigos. —Hank, te presento a Dallas. Dallas, Hank —dijo, haciéndome señas para que me una a ellos. —Encantada de conocerte, Hank —dije con una sonrisa, ofreciéndole mi mano para un apretón. —Dios mío. He muerto he ido al cielo. Señorita Dallas —dijo, tomando mi mano y llevándosela a los labios—. El placer es todo mío. —Algo en él me hacía sentir bien y calentita por dentro—.Entren. Tengo la mejor mesa de la casa vacía, y es sólo para ustedes. —Nos llevó escaleras arriba, que estaba, al menos, a veinte pies del suelo. Las tablas sobre las ventanas estaban levantadas para dar una vista de la playa y la ciudad. La música estaba alta y era rock and roll, y el lugar estaba atiborrado con tantos moteros que no podías oler la comida sobre la esencia del cuero. Nos sentó en una mesa en la plataforma trasera que veía por encima el golfo. No había otras mesas aquí y, aunque la música estaba todavía alta, podías al menos oír al otro hablar. —Ginger se ocupará de ustedes. Dale a esta chica la bebida de la casa —dijo, hablándole a la hermosa rubia que vestía un atuendo que apenas la cubría—. Parece necesitarlo. —Ginger asintió y desaparecieron adentro para traerle a Brooklyn una jarra de Corona y a mí una bebida de la casa, lo que sea que eso fuera. —Cuéntame lo de ayer —dijo Brooklyn, sin molestarse en la cháchara. Respiré profundo y miré afuera, a las olas ondulantes. —Realmente no hay mucho que decir. Luke pensó que yo sabía que mi exnovio, Jeff, estaba trabajando para Frankie. Tuve la impresión de que él pensó que estaba engañándolo. No sé por qué pensaría eso. No me secuestré a mí misma —dije mirándome las manos. Ginger apareció con nuestras bebidas y la mía venía en una jarra de un cuarto. Tomé un gran trago y casi me ahogué. Lo habrán puesto doble. —Luke estaba molesto porque no sabía. No podía desquitarse con Regg, así que se desquitó contigo. Esa mierda pasa más a menudo de lo que debería, pero pasa. No dejes que Luke te asuste. Hace diez años, te habría dicho que cortes por lo sano; ahora, eres una chica afortunada por tenerlo —dijo Brooklyn, levantando su lima, deslizándola por el cuello de la botella y empapándola de sal.


—¿Por qué cambió? —pregunté, preguntándome cuáles eran mis límites con Brooklyn. —Pasó en el curso de unos años. Personas salieron heridas, personas fueron a la cárcel y luego Maddie apareció. Fue ella quien lo llevó hasta el límite. —Me enderecé en mi asiento, silenciosamente suplicando para que continuase—. Cuando quedó embarazada, él, de alguna manera, se sintió responsable. Sabía que el chico con el que estaba no era bueno, pero no podía decirle nada a Maddie. Ella era joven, tonta y calenturienta. Tampoco le gustaba mucho el chico, pero como Luke lo odiaba, quería rebelarse. Brooklyn vio la confusión en mi cara y sonrió. —Luke era como un hermano mayor para Maddie. Estaba más cerca de ella que cualquiera. Algunas personas pensaron que terminarían juntos, pero Luke no pensaba en ella más que como una hermana. Después de que el bebé naciera, ella empezó a venir cada vez menos. Nadie entendió por qué. Luke estaba tan metido en el club que no tenía tiempo para ver si estaba bien regularmente, como una vez hizo. Él estaba en otro Estado en una misión, haciendo mierda que no debería hacer, cuando le dijeron que a Maddie le habían dado una paliza casi de muerte. El bebé dio positivo en marihuana y metanfetamina. El imbécil con el que estaba,fumaba y soplaba en la cara del niño. Luke viajó toda la noche en su moto para llegar a ella, él era el que ella pidió. Había una mirada lejana en los ojos de Brooklyn y estaba segura de que la mía imitaba la suya. Me sentía enferma por saber que Maddie había soportado tal trauma en su vida. A los diecinueve, ella estaba en un hospital, molida a golpes y yo estaba emborrachándome en fiestas de fraternidades. La vida no era realmente justa. —¿Qué pasó cuando Luke llegó? —pregunté, sin saber si realmente quería la verdad. —Enloqueció. Se culpó a sí mismo por dejar que pasara. Cuando ella le dijo que lo llamó a gritos y no vino; se puso hecho un basilisco. —Mi corazón se me salía del pecho mientras la miraba. —¿Suena familiar? —preguntó ella, sorbiendo de su cerveza. Se inclinó más cerca de mí, mirándome—. Ese hombre daría su vida por todo el que ama. Eso te incluye. Si hubiera podido evitar que Frankie te hiciera daño, lo hubiera hecho. El hombre tiene


mucho sobre sus hombros. La cagará. Eso pasa cuando apareces y te quedas detrás de él, sin importar lo que pase. Ése es tu hombre, Dallas. Tu superior, tu amor y tu alma gemela. Te ha protegido, amado y esperado. Tiene el trabajo más duro de todos ellos. Si no puedes soportarlo, sal ahora, pero, te advierto, si te vas, nosotros perderemos al hermano que amamos. Quería decir tantísimo. Quería decirle que no necesitaba que nadie me convenza de que Luke me amaba. Sabía que me amaba. Sabía que la había cagado y sabía que estaba perdonado. No quería estar sin Luke. En lugar de decir esas cosas, asentí en acuerdo. Deseaba poder retirar esas palabras. Luke ya vivía con el hecho de que otro hombre había puesto sus manos en mí y no estuvo ahí. No tenía que haberle dicho que lo llamé a gritos. Sólo podía imaginar lo que debió haber sentido. No mucha gente vive con algo así, y Luke lo había soportado dos veces. —Bébetelo —dijo Brooklyn, chocando su botella contra mi vaso lleno—. Me voy a la mañana y quiero ser una mierda esta noche. Tiraremos una moneda al aire cuando nos vayamos; cara, conduzco yo; cruz, conduces tú. —Mierda.


Traducido por 3lik@ Corregido por Karlix

He estado sin Dallas durante siete días completos. Son más de ciento sesenta y ocho horas desde que toqué su piel suave u olí su dulce coño, no es que estaba contando. Mi polla tembló ante el pensamiento de ella. Sería otra noche más con Rosie Palm16 y una ducha fría. Nuestra búsqueda de War terminó en nada. Empiezo a pensar que mi hermano está muerto. Otra muerte con la que no quiero tratar. Todo el mundo me dice que mantenga una actitud positiva, pero no soy estúpido. Él se ha ido; Su motocicleta fue desmontada y vendida al mejor postor. No sería encontrado. Era una búsqueda inútil de mierda sin objetivo pero había algo que hacer. No pararía hasta encontrar algo. Nos estábamos acercando a Frankie, tal vez podríamos golpearlo hasta sacarle el paradero de War, pero es poco probable. Él sufriría jodidamente por la sangre que ha derramado. Ninguno de los chicos podía soportar estar cerca de mí nunca más. El hotel de mierda en que nos quedamos no tenía suficientes habitaciones para todos nosotros, así que estábamos compartiendo. Crash estaba atrapado conmigo y él no estaba feliz por eso. Aún tenía que mantener la calma a su alrededor. No me gusta que la gente toque a mi chica, y su mano encajaba un poco perfecta para mi gusto en lasde ella. Me desnudé y entré en la ducha. Puse mis manos en los azulejos baratos y dejé que el agua fría se derramara por mi espalda. La estaba cagando. Mi club se estaba sospechando por mis acciones y sabía que se hablará sobre si podré o no mantener mi mierda junta. Yo no había hablado con Regg desde que salimos, y mi orgullo no me permitía hacerlo ahora. Él era mi hermano; uno de mis mejores hermanos. Él era mi mano derecha, el que sólo me responde a mí, y ahora me sentía como si no pudiera confiar en él. Él se equivocó

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Hace referencia a masturbarse con la palma de su mano, Rosie Palm puede traducirse como Rosie la palma.


por ocultar mierda de mí, pero sabía por qué lo hizo. Él estaba en lo correcto. Yo habría asesinado a Jeff y a cualquier otra persona que se interpusiera en mi camino. Joder, extraño a Dallas. Sonaba un poco maricón y me daba igual. Estaba muerto por dentro, hasta que llegó a mi vida y en cada oportunidad la cagué, en serio. Red era probablemente la única razón por la que ella aún me hablaba. Estampeé mi puño contra los azulejos, acogiendo el dolor que se disparó en mi brazo. Tengo que juntar mi mierda. Primero, arreglar mi club. Segundo, encontrar a Frankie y sacarlo de este mundo, y tercero, ir a casa con Dallas y arreglar mis cagadas. Salí de la ducha con nuevas metas en mente y más concentrado de lo que he estado en meses. Este era mi trabajo. Mis hermanos me miraban como guía y si no podía darles eso, entonces era hora de pasar el Mazo. Trabajé jodidamente duro para poner este club donde está, y que me condenen antes de dejar que mis acciones lo arruinen. Tenía que hacer algo rápido, antes de perder el respeto de mis hermanos. No tenía duda que la mente de cualquier persona podría manejar la presión. No tenía miedo y puse mi corazón en todo lo que hice. Fueron decisiones inteligentes y el pensamiento racional que me llevó a donde estoy y eso es en lo que el club sentía que había sido deficiente aquí últimamente. Había llegado el momento de aclarar mi mente y concentrarme en lo que era importante y en lo que podía controlarlo justo ahora. Mi polla tendría que esperar. Los chicos estaban parados en los alrededores del hotel, fumando y bebiendo, a punto de dar por terminada la noche. Nadie podía beber más del límite permitido. Lo último que necesitábamos es conseguir un DUI17, o estar demasiado jodidos para montar. Implementé la regla el día que yo obtuve el Mazo. Cuando montamos, necesito soldados, no borrachos que no pueden mantener los neumáticos hacia abajo. Vi a Regg apoyado en su motocicleta con los brazos cruzados, sonriendo con esa jodida sonrisa y riendo con esa jodida risa que tanto me gusta. Él ha estado conmigo desde que salimos, pero a la mierda, echo de menos no hablar con él. Él sintió que lo miraba y levanto su mirada. Desplegó sus brazos, metiendo una mano en el bolsillo y la otra poniéndola en el manillar de su motocicleta. Sabía muy bien porqué su postura. Regg no era estúpido, él sabía lo que venía.

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DUI: DrivingUndertheIncluence; en español, conducción bajo la influencia del alcohol.


¿Tienes algo que quieres decirme, Pres?—dijo, silenciando a cada motociclista en el aparcamiento. Todo el mundo me miró, sacudiendo sus cabezas y sacando sus billeteras. Sí, tengo le dije, bajé las escaleras de dos en dos, ansioso por ponerle fin a esta mierda de una vez. En el momento que llegué a la planta baja, un círculo estaba formado y Coon había reunido el dinero. El chaleco de Regg fue retirado y su gorra hacía atrás. Nunca estuve cara a cara con Regg y estaba seguro que esto sería brutal. He visto al hombre luchar muchas veces, pero no estaba nervioso. Le di una sonrisa y me quité mi camisa. Esto iba a ser divertido. Nos rodearon, Regg siendo un caballero, sabía que iba a dejarme hacer el primer movimiento. Maricón. Lancé una derecha con todas mis fuerzas, esperando conectar con su mandíbula y sacarlo de balance, pero Regg era rápido para un tipo grande y esquivó mi golpe con facilidad, rebotando como si fuera un maldito boxeador o algo. Podría ver la risa en sus ojos, y sabía que no importara cuán grave fuera esta pelea, estaríamos bien después de esto. —Te balanceas como una perra. De hecho, creo que tu perra tiene más habilidades que tú.—Mientras las palabras corrían de su boca, aterricé dos golpes en su rostro, sonriendo ante la sangre que manaba de su labio. Él estaba tratando de meterse debajo de mi piel. Sí, esa mierda no funciona en mí, pero en él sí. Sé que tu perra sí. Red tiene toda clase de habilidades, si sabes lo que quiero decir—le dije, meneando las cejas hacia él. Esa jodida, grande sonrisa de su rostro desapareció y la lucha estaba en marcha. Nadie habla de Red. Ni siquiera yo.

Me alegro de que hayas vuelto, hermano Regg dijo desde mi lado. Nos sentamos en los escalones de cemento del hotel, ambos cubiertos de sangre. Sobre todo la suya, pero debo darle el crédito, obtuvo unos buenos golpes—. Sabes que yo no tomo decisiones a menos que sea por el bien del club. No le dije a nadie, porque cuando la mierda se junta, no quieres que nadie más pague los platos rotos. Fue una decisión autónoma que no te dijera y la mejor, a mi juicio. —Sé a dónde vas con eso, pero esa es mi mujer, mi propiedad y mi problema. No permitiré que vuelva a suceder.


Y no se hará. ¿Lo qué pasó ese día en el hospital? No estoy tratando de meterme en tus asuntos, hombre, pero Dallas ignoraba todo esto. No hay manera de que ella supiera lo que estaba pasando. No debiste haberle dicho esa mierda Regg dijo, tomando ese molesto paso en mi vida privada. Si hubiera sido cualquier otra persona, le hubiera puesto fin a la conversación y me alejaría, pero Regg no sólo era mi Defensor, él era mi mejor amigo. —Me perdí. No la culpo, pero solo mierda se estaba juntando en mi cabeza. Yo debí haberte llamado, pero cuando la vi, lo único que podía pensar era que ella me había traicionado. No tenía nada que ver con Jeff trabajando para Frankie, era porque ella estaba con Jeff cuando debería haber estado conmigo.—Sabía que eso sonaba jodido para él, porque también sonaba jodido para mis propios oídos, ¿qué podía decir? Yo era un hombre posesivo cuando se trataba de Dallas. Entonces, ¿qué vas a hacer con Jeff?—preguntó Regg, silenciando su teléfono que sonaba sin mirarlo. —Nada puedo hacer. Mientras él se mantenga lejos de Dallas, vivirá. Si trato de sacar a todos del ejército de Frankie, pasaría toda mi vida haciéndolo. No voy a hacerle pagar por estar con mi chica cuando ella no era mía en ese momento. —Regg me dio una palmada en la espalda, orgulloso del hecho de que estaba pensando, una vez más con la cabeza y no mi polla. —Llamaré a mi ol’ Lady, luego tendré una siesta. Es mejor que hagas lo mismo, hermano. Nos toca un largo camino por delante mañana.—Asentí con la cabeza en acuerdo, no tan emocionado por reunirme con a un antiguo socio para conseguir información sobre el paradero de Frankie. Tuve la sensación de que sería otro callejón sin salida. Estaba cansado de que mi club se tragara el orgullo y pidiese ayuda. Yo ya le debía muchos favores a mucha gente. Esto era algo que tenía que mejorar, se me estaba agotando la paciencia. Llamé al teléfono de Dallas y Jenn contestó; haciéndome saber que Dallas y Brooklyn se desmayaron de borrachas en el suelo de la sala de estar, vistiendo nada más que sus sonrisas. Otra jodida noche de visiones de Dallas desnuda y yo no podía hacer nada al respecto. Al parecer Dallas ha pasado su tiempo lejos de mí emborrachándose. Si llamaba demasiado tarde en la noche, lo más probable es que ella ya estaba inconsciente. Dos hermanos de Lake Charles se alojaban en la casa club


vigilando a las chicas y recé para que no anduvieran dentro. Nunca escucharía el final, si lo hacían. La mañana llegó y emprendimos el viaje, Ronnie y yo íbamos al frente. Estaríamos en Texas hoy, un territorio con el que estaba bastante familiarizado. Si yo hubiera tomado la decisión de llamar a una vieja conexión y programar una reunión para ver si podía conseguir algún informante en la zona. Este hombre era de la vieja escuela, un amigo de mi Pop y que no le gustaba hacer negocios por teléfono. A mí tampoco me gusta, o el hecho de haberle puesto un alto a mi club de hacer trabajos para él. El dinero era bueno, pero era un riesgo demasiado alto. Cuando tuvimos suficiente dinero para invertir en algo legítimo, Nos aparté de la mierda ilícita que estaba consumiendo nuestras vidas. Hasta el momento, estaba funcionando, pero sabía lo que era deberle favores a este hombre, aún así no estaba dispuesto a renunciar. Charlie Lott era un hombre con el que no jodes. Cuando estabas en su presencia, no hablas a menos que él quiera. Él era el más malo, más calculador, más hijo de puta arrogante que yo conocía y podría ser eliminado con sólo un movimiento de su cabeza. Charlie y yo teníamos un acuerdo días atrás. Yo haría el trabajo sucio y él suministraría el dinero. Cuando él me pidió que diera un golpe, me negué, entonces la mierda cambió. Charlie me llamó maricón y dos ofensas más, “jódete” salió de mi boca antes de que pudiera detenerla. Mantuve mi postura, y por alguna razón, me dejó vivir. Pedirle ayuda a Charlie era como pedirle al Diablo un vaso de agua helada. Tienes que realmente quererlo y estar preparado para una respuesta que no quieres. Pero Charlie se ofende, si no vienes a él, y nadie ofende a Charlie. La reunión se dio en un campo fuera de un camino polvoriento en medio de la nada. Era exactamente el tipo de lugar que yo esperaba y eso me puso super nervioso. Si alguna vez dudé de las lealtades de uno de mis hermanos, no lo hice ahora. Ellos sabían en que nos estábamos metiendo, pero aún así montaron detrás de mí, listos para lo que el jodido Charlie tenía que ofrecer. El MC estaba detrás de Charlie o es lo que él pensaba. Él nos consideraba sus perras, y yo estaba de acuerdo con eso, si eso significaba que me llevaría a Frankie, y con suerte al paradero de War. Llegamos y sólo una SUV con dos personas en su interior estaban allí. Sabía que ellos no estaban solos, sin embargo. Había un francotirador en algún lugar cercano, tal vez tres o cuatro de ellos tenían un punto rojo centrado en mi cabeza. Charlie nunca viaja solo, y yo no lo culpo. Matar a


un hombre como él te daría mucho crédito en las calles y nunca tendrías que pedir nada de nuevo. La gente voluntariamente te daría todo lo que deseases. Charlie salió, luciendo como lo recordaba. Llevaba un traje que seguro fue hecho por un puto diseñador de algún puto país que nadie más tiene. Su cabello blanco peinado hacia atrás y un gran cigarro colgaba de sus dedos. Un enorme hombre negro que jamás haya visto salió del asiento del conductor y se unió a él. Llevaba un auricular como si estuviera en la CIA o alguna mierda de esas y un traje que hacía juego con el que llevaba Charlie. Algunas personas dirían que ellos lucían elegantes e inteligentes. Yo pienso, que ellos lucen jodidamente ridículos. Luke dijo Charlie, caminando hacia mí y poniendo su mano larga y fría, que tenía un anillo de diamantes en cada dedo, me fue imposible no temblar. Asentí con la cabeza y le di la mano con firmeza. —Ha sido un largo tiempo, Charlie.—No lo suficiente. —Escuché que buscas a un hombre que se le conoce con el nombre de Frankie. También escuché que mató a uno de tus hombres, puso a otro en el hospital, colgó a tu mujer en un granero y la atacó y secuestró a otra. ¿Es eso cierto?—Vi un destello de esperanza en su ojo que tal vez su comentario sobre Dallas jodería mi cabeza. Él no tendría el placer. Así es dije, mi voz sin ninguna emoción. Charlie podría leer el lenguaje corporal como un libro y yo aprendí a controlar mi respiración y mantener mi postura casual cerca de él. El comentario sobre War no era del todo cierto, pero decírselo a él sería irrelevante. Él era del tipo que lo mataría si él estuviera vivo, sólo para que sus suposiciones fueran ciertas. Suena como que tú y tu club tienen un montón de problemas dijo él, tomando una calada de su cigarro. No le respondí, porque su pregunta era retórica. Sabía cuándo mantener la boca cerrada. Si no lo hacía, él me haría quedar como un idiota delante de mi club, y no me gusta esa mierda. —Esto es lo que puedo hacer. Te diré dónde puedes encontrar a Frankie, y, a cambio, tú me das a Dallas.—El vello de mi nuca se puso de punta y pude sentir el cambio de aire a mí alrededor.


Eso no va a suceder le dije, preguntándome si movía mi postura lo suficientemente rápido podria poner una bala en su cráneo antes de que el francotirador entrenado ponga sus ojos en mí. —Pienso que es un trato justo. Si Frankie se va, tus problemas desaparecen. ¿Una mujer es más importante para ti que tu club?—Él me estaba poniendo a prueba. Cálmate, Luke. Él sólo quiere ver hasta dónde puede presionarte. —Mi familia es a quien quiero proteger. Eso incluye a mi club y a mi mujer. No voy a dividirlos. Ellos son uno solo.—Charlie asintió con la cabeza y miró al hombre negro sonriendo. —Siempre me gustó este chico. Él tendría tu trabajo, si estuviera en los alrededores.—El hombre no dijo nada. Sólo mantuvo sus ojos fijos en mí. Charlie me encuentró con su mirada penetrante, una vez más. Sus ojos eran fríos y sin vida—. Frankie está de vuelta en tu ciudad natal. Sus chicos se están apoderando de tu casa club y tu casa ahora mismo. Ellos tienen nueve mujeres atadas en tu sala de estar. Dos de los hombres se encuentran detenidos a punta de pistola en tu casa club. Había diez mujeres, una se fue antes de que ellos llegaran. Por la mirada en el rostro del hombre a tu izquierda, yo diría que fue su mujer la que logró escapar. Cada mujer pertenece a un hombre detrás de ti, excepto por la dulce Maddie. Todos ustedes tienen algo que perder y yo tengo algo que ganar. Mi mente trató de decirme que él estaba jodiendo conmigo, pero mi instinto sabía que estaba diciendo la verdad. Este hombre había capturado a mi familia y no sabía por qué. Dos hermanos, Dallas, y mis hermanas estaban siendo mantenidos como rehenes, probablemente asustados fuera de sus mentes, y yo no podía hacer nada al respecto. ¿Qué quieres?—dije, cansado de jugar su juego de mierda. Yo quiero ser dueño de algo tuyo. Quiero tenerlo para atesorarlo y mantenerlo. Quiero ser capaz de ver cada día algo que me recuerde a ti dijo, hablando en acertijos sólo para ponerme más en el borde. ¿Por qué? —Porque puedo. No me gusta que me digan que no, Luke, y tú eres el único hombre que he dejado vivir que lo hace.


Tú no puedes tenerme le dije sin dudarlo. Escuché unos pies que se arrastraban detrás de mí y levanté la mano para decirles a todos que se quedaran dónde estaban. Tuviste tu oportunidad. Quiero que te levantes cada día por el resto de tu vida sabiendo que me perteneces. Sus palabras me cortaron profundo, y yo sabía que no había manera de salir de esto. Alguien iba a salir lastimado, y recé como el infierno para que ese no fuera yo. Espera, Luke. Mi celular está sonando.¿Hola? Miré cuando contestó el teléfono y hablaba con la persona en el otro extremo como si fuera una conversación diaria y normal. Giré mi cabeza para mirar a mis hermanos. Ellos se mantuvieron de pie, con el rostro de piedra. Ni uno solo dio el toque más leve de la crisis que pasaba en el interior de todos ellos, así como lo fue para mí. Ellos estaban esperando en mi señal, dispuestos a morir para salvar a los suyos. —Bueno, la decisión está tomada. Según lo prometido, Luke puede tener a Frankie. Todo el mundo está vivo y bien. Ellos están siendo tomados como rehenes. Una vez que mis hombres tengan lo que me pertenece, ellos los liberarán y entregarán a Frankie. Si sigues este camino, encontrarás una cabaña al final. Puede pasar la noche allí. Cuando se entregue mi paquete, puedes irte.—Se dio la vuelta y regresó a la SUV, dejándonos parados allí con nada. Cuando se fue, me di la vuelta para ver que todo el mundo sigue en la misma posición que cuando llegamos. —Los francotiradores y las cámaras están alrededor. Contactenlas por teléfono, ahora gruñí. No tenía sentido hacerlo con Dallas; sabía, sin ninguna duda, que la habían tomado. Cuando los teléfonos estaban conectados, se podía oír a las mujeres gritando y yo cerré los ojos, dando gracias a Dios de que estaban bien. Ronnie estaba hablando por teléfono con un hermano de Lake Charles conseguiendo un resumen de lo que ocurrió. Di media vuelta y me alejé de ellos, intercambiando ideas acerca de nuestro próximo plan de acción. Mi teléfono sonó en mi bolsillo y vi el nombre de Dallas destellando en la pantalla, junto con una foto de ella que tomé mientras reía. Casi la pierdo cuando respondí. ¿Nena?—pregunté, tratando de mantener la calma. Si actuaba como si todo estuviera bien, tal vez ella no estaría tan asustada.


Nos tienen, Luke. Ellos tienen a Maddie y a mí dijo ella, con la voz un poco temblorosa, pero más controlada de lo que podría haber esperado. ¿Están todas bien?—Compruebo los hechos. Evalúo la situación. Trazo un plan. Ese era mi trabajo. Sí. Él hará que elijas, Luke. Si me amas, si alguna vez me amaste, entonces diles que dejen ir a Maddie. Dallas le interrumpí, dispuesto a decirle que eso no iba a suceder, que las sacaría de esto. Luke, te lo ruego. Necesito que confíes en mí. Prométeme, que salvarás a Maddie. Prométemelo ahora mismo. Te sacaré de eso, nena le dije, la emoción cada vez más y más evidente en mi voz. Yo daría mi vida antes de entregarla a ese hombre. Prométemelo

susurró ella, su voz tratando de sonar fuerte.

Estaba derrotado. No tenía un plan, pero haría uno. En este momento, Dallas necesitaba tranquilidad y si la hacía sentir mejor, entonces eso es lo que iba a darle. Lo prometo. No dejaré que se la lleven—le dije, cerrando los ojos y suspirando la derrota. No podría elegir entre ellas, no lo haría. Se acabó el tiempo—Escuché la voz de un hombre decir y la llamada terminó. Mis hermanos ya se habían reunido alrededor de mí, esperando mi próximo movimiento. Vámonos a la cabaña. Disponemos de ocho horas.


Traducido por Pili Corregido por Eni

Supe por la respiración lenta de Maddie que finalmente estaba dormida. Los eventos de la mañana fueron traumáticos para todos nosotros, sin embargo de alguna manera conseguí superarlo y encontrar mi instinto protector, haciendola seguridad de Maddie y no la mía propia, mi interés principal. Me asusté terriblemente, al no saber lo que pasaría una vez que llegáramos. Un minuto estábamos sentados en la sala de estar, después de despedirnos de Brooklyn y al siguiente la puerta de la cocina estaba siendo derribada y Frankie estaba allí. Se veía tan asustado como el resto de nosotros. Cuando vio a Maddie, sacudió la cabeza hacia ella implorando silenciosamente para que ella tuviera la boca cerrada. Maddie, calculando que los imbéciles que sostenían las armas eran los hombres de Frankie, se puso a arremeter contra él verbalmente, ganándose un gran huevo de Oca en la cabeza cuando fue golpeada con la culata de una pistola. Nos ataron a todos, preguntando quién era quién. Frankie confirmó que yo era Dallas. Cuando recibieron una llamada, la petición de un rehén cambió. Pidieron a Maddie en mi lugar. Les rogué y les supliqué que a quienes ellos querían eran a mí y no a ella. El hombre al otro lado de la línea telefónica decidió que necesitaba a ambas y que dejaría a Luke decidir nuestro destino. Traté con todo mi poder de impedir que cogieran a Maddie, pero con facilidad nos agarraron a ambas y nos lanzaron en la parte posterior de una SUV. Estábamos amontonadas en el pequeño punto entre la parte posterior de la escotilla y el asiento de la tercera fila. Los tobillos y las muñecas atadas atrás abandonando la posición medio cómoda acostada de lado. No sé qué pasó con las otras chicas o donde estaban los chicos de la casa club, todo paso muy rápido. Brooklyn había decidido quedarse una semana más con todos nosotros. Gracias a Dios que se fue cuando lo hizo. Era un cuerpo menos del qué preocuparse. La semana sin Luke pasó muy despacio. Incluso con toda la emoción de las chicas y las historias y noches de cine sensiblero e interminables botellas de vodka, lo extrañaba tanto que a menudo solo quería estar


sola; envuelta en su camiseta que olía a su colonia. Maddie y yo habíamos mantenido la distancia entre nosotras, hablando sólo cuando era necesario. Lo cual sólo pasó una vez… cuando me preguntó si ya teníamos mantequilla de maní. Aún no éramos las mejores amigas, pero era un progreso. Por lo menos no trataba de sacarme los ojos. También pasaba mucho tiempo con Logan. Cada día trabajábamos en sus deberes juntos. A Maddie no parecía importarle, perotampocoestaba emocionada al respecto. Creo que Brooklyn le dijo algo que la hizo retroceder un poco. Parecía que habíamos viajado durante horas cuando salimos de la carretera y entramos en un área boscosa. Mi guardia se levantó y me daba miedo que este sería el punto donde nos mataran y arrojaran los cuerpos. Me sentí tan aliviada cuando se abrió la escotilla y los matones sujetaban agua y sándwiches en sus manos, en vez de armas, que casi mojé mis pantalones. Había cuatro tipos en la casa, pero sólo dos fueron con nosotras. Yo no tenía ninguna oportunidad contra ellos y tenía miedo de que si intentaba algo estúpido, pudieran matar a Luke. Me dijeron que lo vería cuando llegáramos a dónde íbamos. Sólo el pensamiento ayudó a calmar mis preocupaciones. Los chicos eran grandes, voluminosos y se veían como agentes del FBI. Incluso llevaban trajes y zapatos brillantes y pequeños auriculares en la oreja. Con cuidado me sentaron primero, sujetando el agua en mis labios. No volví a pensar en ser envenenada hasta que di un gran trago de ella. Bueno, demasiado tarde, y necesitaba mis fuerzas. Él me dio pequeños bocados de un sándwich de mantequilla de maní rotándolo con sorbos de agua. No luche con él, y el proceso se llevó a cabo sin contratiempos, casi demasiado bien. Él actuó como lo había hecho antes. El pensamiento fue desconcertante. Cuando sacudí mi cabeza, haciéndole saber que no quería más. Caminó hacia Maddie y suavemente la agarró por los brazos, sentándola. Por favor —dije, mi voz salió fuerte y conseguí la atención de los hombres—. Desátenla. Está herida. —Los hombres me ignoraron y comenzaron a sacudir ligeramente a Maddie para despertarla. Cuando los vio, empezó a gritar y el más grande de los dos colocó una mano enguantada sobre su boca. —Tenemos comida y agua. No vamos a hacerte daño. Voy a ayudarte a sentarte. Si gritas, te amordazaré y conduciré. —Sus grandes ojos me miraron y le sonreí débilmente.


—Está bien, Maddie. Haz lo que dicen. —No sé cómo aguanté las ganas de llorar, pero me las arreglé para ser valiente por ambas. Ella asintió y él retiró la mano de su boca, luego la sentó de rodillas junto a mí. —Me duele la cabeza. ¿Dónde estamos?—preguntó ella, balanceándose ligeramente. Uno de los hombres colocó una mano sobre su hombro para mantenerla estable. —Conseguiré algo para tu cabeza. Has sido secuestrada y te llevamos a tu club. Serás liberada una vez lleguemos allí. La esperanza se disparó a través de mí con las palabras del matón más bonito que alguna vez he conocido. Movió la cabeza hacia mí, silenciosamente dejándome saber que no era yo la que podría ser liberada. Asentí, haciéndole saber que lo entendí, aún tan eufórica por el hecho de que Maddie podría estar en casa segura con Logan, que no tuve tiempo para pensar acerca de mi propio bienestar. —¿Por favor desátela? Puede dejarla sentarse delante con ustedes. ¿Por favor? — rogué, preocupada de que Maddie hubiera sufrido una conmoción cerebral. —No, quiero quedarme contigo —dijo ella, sacudiéndose ligeramente. Mi corazón se hinchó con sus palabras. Oh, cómo me gustaría que no hubiéramos desperdiciado tanto tiempo en odiarnos la una a la otra. —Todavía tenemos un par de horas de conducción. No confío en ninguna de ustedes. Ambas permanecerán atadas hasta que llegamos allí —dijo, vertiendo la última parte del agua en la boca de Maddie y caminando lejos—. Sin idas al baño. Si tienen que ir, es mejor que se aguanten. —Cerró de golpe la puerta y una vez más estábamos aisladas del mundo. —Dallas, estoy asustada. Logan va a estar tan preocupado por mí —lloraba Maddie. Me hubiera gustado poner mis brazos a su alrededor. En su lugar, me moví sobre mis rodillas cerca de ella y recosté mi cabeza sobre su hombro. Ella acostó su cabeza encima de la mía y nos quedamos así sentadas hasta que las sacudidas del vehículo nos obligaron a volver a nuestros sitios. La alfombra era dura y arañé mi piel con ella cuando me moví hacia ella para que estuviéramos una frente a la otra. El apretado espacio era lo suficientemente grande para las dos. Ambas llevábamos


pantaloncitos cortos de pijama y camisetas sin mangas. Di gracias de que al menos no hiciera frío. —Quiero que tengas algo cuando regreses a casa —dije manteniendo mi voz fuerte, deseando que pudiera borrar las lágrimas de sus ojos—. Quiero que consigas que Luke te lleve a mi casa. Todo lo que es mío es tuyo ahora. Todo. Pero hay algo que tengo en mi corazón, algo que el dinero no puede comprar. No quiero que lo tenga nadie salvo tú. Promete que conseguirás que Luke te lleve allí. —Maddie asintió, su cuerpo diminuto angustiado—. En mi armario, hay un cofre de la esperanza. En su interior encontrarás una caja con las cosas de mi madre. No la conociste. Pero ella te habría querido—dije, mi voz ahora un susurro luché para controlar mis lágrimas, sabiendo que tenía que ser fuerte por las dos—. Ella hubiera querido que tú lo tuvieras. Siento que nuestro padre te tratara como si no existieras. Si pudiera volver atrás y cambiar de lugar contigo, lo haría. Te mereces mucho más. —No quiero tomar las cosas de tu madre. No me pertenecen. —Sí, lo hacen. Eres su hijastra. La hermana de su única hija. Ella no lo querría de otra forma. —Maddie asintió, sabiendo que nunca daría algo tan valioso a cualquiera. Ella también había perdido a una madre y sabía cómo de sentimental eran sus posesiones para sus hijas. —Luke te sacara de esto. Solo tienes que darle un poco de tiempo —dijo Maddie, tratando de tranquilizarse a sí misma, así como a mí. —Sé que lo hará, pero hasta que lo haga, quiero que lo guardes para mí. No lo confiaría a nadie. —Miré fijamente los hermosos ojos azules. Cada vez más viendo a mi padre en ella. Maddie tendría una vida de felicidad, y si tuviera que dar mi vida para dársela, pues que así sea. Ella era más valiosa que nadie. Mi sangre corría por sus venas. Me pasé toda mi vida pensando que era sólo yo, y sin embargo, aquí estoy en la parte de atrás de una SUV con mi propia carne y sangre acostada junto a mí. Ella pasó su vida deseando ser yo, y yo lo habría dado todo por ser ella. Ella era quien lo tenía todo. Miré a Maddie mientras lloraba tratando de dormir, memorizando la forma de su cara, el color de su pelo, la firmeza de su respiración. Quería recordar todo sobre ella. Ojalá tuviera una foto de Logan, mi sobrino. Al que nunca vería crecer. Quien sostuvo mi corazón en la palma de su mano desde la primera vez que lo vi. No sabía cuál sería


mi futuro, ahora ya sabía que no volvería a verlos más. Este hombre no me mantendría a salvo sólo para volver a ver a mi familia. Mi familia. La familia a la que nunca había conocido estaban a punto de quitármela. Sabía que Luke tenía un plan, pero temía que terminaría con alguien muerto o herido. Cerré los ojos, con la esperanza de me iría a dormir y cuando despertara, estaría en sus brazos y fuera de esta pesadilla. Todo lo que podía pensar era que debería haberle dicho que lo amaba, en persona, una vez más.

Me desperté con una sacudida y vi a Maddie mirándome con los ojos bien abiertos cuando rebotamos en la parte trasera del vehículo. —Debemos estar acercándonos —susurró—. Hemos estado yendo muy lento durante unos minutos. —Imaginé que estábamos en una zona abandonada y el pensamiento me asusto terriblemente. Podrían matarnos y nadie se enteraría. —Todo va a estar bien —le dije a Maddie, fijando mis ojos en ella—. Cuando llegamos allí y te dejen ir, no te quiero causando una escena o intentando algo estúpido. Vete directamente hacia Luke. Si él no me saca de esto, se me ocurrirá algo. Recuerda que tienes un niño pequeño en casa que te necesita, Maddie. —Esto es todo culpa mía. Causé esto—dijo aterrada. Mantuve mi voz calmada y tranquila, como una madre lo haría. —Nada de esto es tu culpa. —Si no fuera por mí, Luke habría matado a Frankie hace años y nada de esto hubiera ocurrido. —Maddie. Esto. No. Es. Tu. Culpa —dije, enunciando cada palabra para tratar de hacerla entrar en razón—. Todo esto se puede arreglar. Todo lo que debes hacer es ir a Luke cuando salgas y mantener la calma. No van a hacerme daño. Sólo quieren molestar a Luke. —Sabía que era poco probable, pero recé muchísimo para que no quisieran hacerme daño, al menos no frente a Luke y Maddie. La idea de ellos sufriendo era peor que cualquier dolor físico que recibiera.


El auto se detuvo y mi corazón se aceleró mientras esperaba a que las puertas se abrieran. Una grave y controlada voz que no reconocí habló y escuché el cierre de dos puertas delanteras y arrastre de pies cuando se abrió la puerta de atrás. El sol se estaba poniendo en la distancia y me di cuenta de que estábamos en un gran campo con árboles. Los matones nos sentaron, de modo que nos volvieron hacia ellos. Vi a un hombre acercarse que parecía que estaba cerca de los sesenta, pero en muy buena forma. Su pelo blanco estaba peinado hacia atrás y vestía un traje negro, impecable a pesar del camino de grava polvoriento que estaba bajo sus pies. El hombre era sorprendentemente hermoso y con una sonrisa que reveló dos hileras de dientes perfectos y blancos. Un cigarro colgaba entre sus dedos y me di cuenta de que llevaba un anillo de diamantes en cada uno. —¡Señorita Knox! ¡Es un placer conocerla! —dijo en una voz llena de falsa calidez . Creo que hay alguien que se muere por verla. —Mi corazón se hundió en mis rodillas cuando hizo la distinción en la palabra “muere”. —¡Luke! Ven a ver a tu hermosa dama. Segundos más tarde estaba luchando por aire cuando vi a Regg y a Ronnie arrastrar a Luke a la vista. Su rostro estaba golpeado y se veía que había llevado una paliza tremenda. Sus piernas colgaban sin vida debajo de él, y sabía que le costaba un enorme esfuerzo mantener la cabeza erguida. Uno de sus ojos estaba hinchado completamente cerrado y el otro con grandes contusiones. Sangre seca pegada a su nariz y a su boca y salpicaba su camiseta. —Luke, aquí, no estaba muy contento de que te llevara, como puedes ver. Sabía que estaba preparando un plan para socavarme y puesto que este es mi espectáculo, resolví que lo dejaría luchar por las dos cosas que más amaba. Tú y su chaleco. Oí a Maddie gemir a mi lado, y estaba más que agradecida de que los matones estuvieran allí, manteniéndonos sujetas, o si no me habría caído de la parte trasera del auto, por primera vez. Sabía que era mejor no decir nada, que decir algo sólo empeoraría las cosas. —Él es uno difícil. No pudimos quebrarlo. Amo a un hombre con esa clase de lucha en él. —El hombre sacudió la cabeza y sonrió mirando desde mí, a Maddie y luego a Luke—. Vamos muchachos, muévanse aquí, así pueden ver que permanecí fiel a mi palabra y están ilesas.


Vi como el club, con las manos detrás de sus cabezas, se reunió en torno a Luke, Ronnie y Regg. Fue entonces que noté a otros seis matones armados, apuntando a cada uno de ellos. Conté cada uno de ellos, quince en total. Todos ellos estaban aquí además de Luke, impecables. Regg tenía un ojo morado y algunas raspaduras en la cara, pero parecían heridas más viejas. Se las arregló para sujetar a Luke hacia arriba sin esfuerzo, así que debía estar bien. —Estamos bien—dije, mi voz atrapando la atención de Luke. El mantuvo su cabeza en alto, tratando de centrarse en mí con su ojo sano. —Déjalas ir —dijo, su voz baja y entrecortada. Sabía que la pelea no había terminado para Luke y sabía que si ellos no salían de aquí, sería asesinado. —Siempre con tanta prisa. Una se va, otra se queda. Elige quién vuelve con ustedes dijo el hombre del pelo blanco, no parecía importarle quién fuera. —Charlie, por favor. Te lo ruego, déjalas ir —suplicóLuke. Ver como estaba me mato. No me gustó nada ver cómo de afligido estaba, pero sabía que ninguna cantidad de daño físico se podría comparar con el golpe que se llevó en su orgullo. —No voy a hacerles daño, Luke. Voy a quedarme con una y entregarte a otra. Cincuenta-cincuenta. En realidad, te estás llevando la mejor parte de esta situación. Vas a llevarte a Frankie y a un rehén. Soy más que justo —dijo Charlie, creyendo realmente que lo que estaba haciendo estaba beneficiando a Luke. —Por favor, no puedo —dijo Luke en un último intento de negociar con él. Charlie no parecía negociar. Sacó un arma de su espalda y me apuntó y a Maddie también. —Elige ahora, o morirán. Tu decisión —dijo. En lugar de gritar como quería, o estar asustada por tener un arma en mi cara, miré los brillantes ojos de Luke rogándole cumplir su promesa y elegir lo correcto. Articulando sin pronunciar la palabra "por favor" justo cuando Charlie habló. —Tiempo. ¿Quién va a ser Luke? Tienes tres segundos. Tres, dos… —Maddie —dijo Luke, su voz derrotada. Los hombres detrás de él permanecían inmóviles, sus rostros llenos de simpatía, remordimiento e incluso algunas lágrimas. Luke había sellado mi destino, pero salvó la vida de mi hermana. Siempre le estaría agradecida. Charlie colocó su pistola en su espalda y dio la orden de desatar a Maddie.


Sus extremidades colgaron sin fuerzas cuando Tiny se le acerco y la enrollo en sus brazos. Me miro y sabía que no había nada que pudiera decir. No había ninguna razón para llorar, gritar y suplicar por mi vida. Sabía lo que quería y sonreí con una débil sonrisa a Tiny con un guiño. —Luke, no quiero volver sobre mi palabra. Voy a decirte esto, y aunque no lo hace más fácil para ti, por lo menos sabrás. Dallas estará a salvo. Mi casa será su casa y en ninguna manera se la hará daño o maltratara, de otro modo que no sea estar retenida contra su voluntad. Pero, si vienes a buscarla, si alguien se atreve a cruzar hacia el estado de Texas, la mataré. La golpearé hasta casi matarla. Grabaré sus palabras finales y serán las que no quieres oír. —Luke asintió en comprensión, su cuerpo se hundió hasta que sus rodillas golpearon el suelo. —Simplemente no le hagas daño —dijo, mirándome—. Voy a encontrar una manera, nena. Lo juro por mi vida. Encontraré una manera. Las lágrimas se derramaron de cada ojo ante mí. Apenas me di cuenta de que me desataron las manos y los pies; mis músculos tiesos dolían tanto que no podía funcionar por mi cuenta. Uno de los matones me llevó en sus brazos a otra SUV. Me colocaron en el asiento trasero, Charlie se deslizó a mi lado. Giré mi cabeza para mirarafuera a través del cristal, a los rostros de los que amaba. Los ojos de Luke encontraron los míos y me sostuvo la mirada. En este momento, sólo quería una cosa. El amor de mi vida, el hombre que poseía mi cuerpo y mi alma, el que sabía más que nadie sobre mí; este hombre me dio exactamente lo que necesitaba. Mientras nos alejábamos, me quedé con la visión de su hermoso rostro incluso golpeado y magullado, tenía su sonrisa característica.


—No te muevas. —Regg era un bebé. Actuaba como si con un poco de alcohol lo mataría. —Bueno, esa mierda quema —dijo abruptamente. Todos los chicos estaban al límite tras su regreso, pero no había razón para ser tan tonto. —Lo sé, nene —dije con voz aterciopelada. Me disparó una mirada de advertencia y le entregué una sonrisa. Su rostro se suavizó y me tiró en su regazo. —Me encanta como hueles —dijo, enterrando su cara en mi pelo—. No quiero pasar otro día apartado de ti. —Sí, pero lo harás. Tan pronto como averigüen cómo traer a Dallas, estarás en la carretera, ayudando a Luke, al igual que has hecho por años. —He entendido mejor que nadie cómo funciona esta mierda. Regg era leal a su hermano, y lo amaba por eso, pero no lo hizo un poco más fácil—. ¿Cómo está Luke? —pregunté, sin querer pensar mucho en los riesgos que Regg había tomado por el club. —Tan bien como puede esperarse. Bueno, en realidad, mejor de lo esperado—dijo con una mirada perpleja—. Luke conoce a Charlie mejor que cualquiera de nosotros y asegura que cumplirá su palabra y no dañara a Dallas. En realidad habló con él esta mañana. No sé qué dijo, pero Luke se veía derrotado pero contento cuando colgó el teléfono. Traté de preguntarle sobre qué se trataba, pero no quiso decirme. Veo las ruedas dar vueltas en su cabeza y sé que está pensando en hacer algo, y quiere hacerlo solo. Los chicos habían llegado temprano a casa esta mañana, alrededor de las tres y entre Maddie y Luke, todos teníamos nuestras manos llenas. El club era lo suficientemente grande para albergar a todos y toda la familia se había reunido para cuidar el uno del otro. Si alguna vez nos necesitábamos los unos a los otros, era ahora. —Luke no está loco. No hará nada que perjudique a Dallas. Si sabe que este tipo mantendrá su palabra quien más que él para ir tras ella. Maddie nos había colmado con los acontecimientos que tuvieron lugar ayer. Le llevó un rato sacar todo esto, pero se las arregló para contárnoslo. Los chicos habían llamado a un club de apoyo para traer un camión para llevar a Luke a casa y un


remolque para su moto. Llamamos al doctor del club para coser a Luke y revisarlo. Aparte de algunas costillas rotas y una contusión en la frente, estaba bien. Incluso entró por la puerta por sí mismo. Maldito orgullo. Una vez que fue vendado, alimentado y durmió unas pocas horas, se sintió mejor. Sabía mejor que tenía que acercarme a él con algo, y tenía las manos llenas con Maddie. Además, esto fue un golpe muy grande en todo el club, así que tuvimos que encontrar tiempo en algún lugar en el medio para proporcionar consuelo y comodidad para nuestros ol’ Men. En la Church iba a ser debatido esta noche, y los chicos resolverían que hacer con Frankie. Estaba sorprendida de que Luke no hubiera subido y puesto una bala en su cráneo tan pronto como llegó a casa, pero supongo que tenía otras cosas en la cabeza. A pesar de lo mucho que lo odiaba, me sentía mal por el hecho de que a nadie se le ocurriría decirle si Maddie estaba bien. Querían que sufriera. Yo no era madre, pero amaba a los hijos de mi hermana tanto como podía. Habría estado devastada si algo le pasara a uno de ellos. Frankie estaba retenido en el subsuelo de la casa de Luke. Las únicas personas que lo han visto eran los hermanos de Lake Charles. Quería ir allí abajo y tenerle un poco de consideración, pero Regg no me lo permitiría. Estábamos sentados en el bar tomando unos necesitados tragos cuando Luke entró, tratando de mantener su postura erguida. Tenía un par de vendas en el rostro, y pude ver la cinta envuelta alrededor de su estómago a través de su delgada camiseta blanca. Sus jeans holgados y rotos colgando de su cintura y sobre sus pies llevaba chanclas o algo que se veía raro. Parecía recién duchado y listo para asumir la rutina. Estaba orgullosa de él. No cualquier hombre podía afrontar todos sus problemas después de lo que había sufrido. Caminó hasta mí, agarrando mi cara en sus manos y besó mis labios, tal como lo había hecho muchas veces. —Gracias a ti. Por todo. Gracias a todos —dijo más alto, mirando a todos en el club. Todos contemplamos como el Presidente de los Renegados del Diablo se puso delante de nosotros y pronunció un discurso que nos dejó a todos llorando. —No hay ninguna necesidad de repetir los sucesos de ayer, o tratar de decidir lo que podríamos haber hecho diferente. Ningún hombre o mujer en esta habitación podría haber hecho nada para impedir que esto ocurriera, era inevitable. No sé dondenos dejaesto. Me he quedado sin opciones, y estoy en un callejón sin salida. Si vamos más allá, si tratamos de luchar, todos perderemos. Somos un pequeño ejército contra un hombre con miles de soldados. No arriesgaré la vida de Dallas, o las vidas de mis hermanos otra vez, pero no me detendré buscando una manera de hacer las cosas


bien. Encontraré una forma de vencerlo. Cuando lo haga, no puedo pedirles que me ayuden. No puedo elegir entre dos de ustedes. Tomé una decisión ayer para salvar las vidas de dos de las mujeres más importantes en mi vida. —Luke parecía lejos de nosotros mientras se recomponía, tratando de encontrar las palabras adecuadas para decir. Maddie se acercó a él, serpenteando ligeramente su brazo alrededor de su cintura y obsequiándole una sonrisa. Ella parecía darle la fuerza que él necesitaba para seguir adelante—.No haré esto sin ti. Te necesito ahora más que nunca. Te amo. — Agarró una cerveza de la barra y la levantó—. Por Dallas. —Por Dallas —dijimos todos al unísono. Pasé el trago y miré a Marty. Había sido dado de alta del hospital y parecía estar tomando el secuestro de Dallas tan duro como el resto de nosotros. Teníamos un largo camino delante de nosotros, pero lo pasaríamos unidos. Eso era lo que la familia hacía.


Traducido por Evarg7 Corregido por Eni

La Church era pequeña y estaba tranquila. No llevó mucho tiempo determinar el destino de Frankie. Maddie había pedido verlo y, aunque a Luke no le gustaba, al final se rindió. Maddie me pidió que la acompañara, y quería declinar, pero, por supuesto, accedí. Era raro bajar los escalones y entrar a la oscura sala que Luke usaba para Dios sabe qué. Sentía que era un cura visitando a un recluso en el corredor de la muerte. Escalofriante. Pero Maddie era mi hermana y una de mis mejores amigas y si quería que fuera con ella, lo haría. Pensé que ella estaría llorando, pero su cara estaba impasible mientras Possum y Danny, dos de los hermanos de la sección Lake Charles, nos guiaban por la escalera. Frankie estaba sentado, atado a una silla en el medio de la sala. La luz aquí abajo era tenue y parecía sencillamente sacada de una jodida película de miedo. Cuando levantó su cabeza y vio a Maddie, gritó con alivio, intentando mover sus brazos para llegar a ella, pero no pudo. Pensé que estaría hecho polvo, pero los chicos no lo habían tocado. —¡Maddie! ¡Oh, mi niña! ¡Estás viva! —Lágrimas de alegría se derramaban de sus ojos. Recordaba verlo así de feliz una vez antes, el día en que Logan nació. No estaba llorando, pero su entusiasmo por un nieto era contagioso y, aunque todos nosotros lo odiábamos, no pudimos evitar sonreírle en ese momento. —No soy tu niña, Frankie —dijo Maddie, su voz era tan fría que incluso yo me estremecí—. Todo esto es culpa tuya. Ellos la tienen y van a matarla ahora. Justo como tú intentaste matarla. —Maddie, chica, hice eso por ti. Todo lo que hice fue por ti —suplicó, luciendo como un loco. Sentí pena por Dallas y por lo que pasó. Sólo podía imaginar ser


secuestrada por un hombre como él. Al menos, los matones de él que me agarraron eran más o menos normales. —¡Nunca te pedí nada de eso para mí! —gritó Maddie, haciéndonossaltar a todos nosotros—. Mataste a una mujer inocente, luego secuestraste a mi jodida hermana e intestaste violarla. ¡Ahora ha sido tomada y nunca la vamos a tener de vuelta! —Frankie negó con la cabeza, sin entender. —No, él te dejó ir —dijo, declarando lo obvio, pero todavía negando con la cabeza como si no estuviera claro. —Eso es verdad, papi. Me dejó ir, pero una de nosotras tuvo que quedarse. ¿Realmente crees que sencillamente nos dejaría irnos? —preguntó con incredulidad. —C-creí que te llevó por mi culpa —dijo Frankie, mirando a las caras de la sala para ver si alguien lo estaba entendiendo. Claramente yo no lo estaba entendiendo. Cuando no consiguió una respuesta, se explicó—: Me quería a mí. Te llevó porque me quería a mí. Cuando averiguó que Luke venía a verlo, él ya me tenía. Quería que Luke sufriera, así que pidió a Dallas, pero todo el tiempo eras tú a la que quería. No tenía intención de llevarla a ella. —¡Luke! —grité por las escaleras. Definitivamente tenía que escuchar esto. —¿Por qué haría esto? —preguntó Maddie, con la realidad empezando a asimilarse. —Sabía que llevándote nos haría daño a ambos, pero no tenía problemas contigo. El trato era que yo vendría voluntariamente y él te dejaría en paz. Lo siguiente que supe es que apareció aquí y se las llevó a ambas. —Luke bajó las escaleras, corriendo hacia Maddie y la abrazo. —¿Estás bien? ¿Qué pasó?—preguntó, pateando y volteando la silla de Frankie, haciendo que ambos gruñeran con dolor—. Dime lo que dijo. ¿Qué hizo para molestarte? No tienes que hablar con él. —Luke —dije, agarrándolo del brazo. —¿Qué? —preguntó, molesto porque lo interrumpí. Dejé pasareso, considerando las circunstancias.


—Está diciendo mierdas y suena bastante importante. —Luke se dio la vuelta y volvió a empujar a Frankie para ponerlo en posición sentada, actuando como si no tuviera costillas rotas. —Habla —dijo, inclinándose a la cara de Frankie. —¿Puedo beber agua? El sonido de la palma abierta de Luke golpeando la mejilla de Frankie me hizo pegar un salto. Maddie se encogió a mi lado. Le agarré la mano para tirar de ella escaleras arriba, pero se quedó plantada y negó con la cabeza. Frankie escupió sangre al suelo y se esparció por el hormigón. —¿Por qué elegiste a Maddie por encima de Dallas? —preguntó Frankie a Luke, su voz estaba llena de odio y disgusto. —Por qué no lo haría. Ella es tan parte de mi vida como Dallas. Deja de hacer tiempo y habla. —La paciencia de Luke se estaba agotando. Una multitud se había reunido en la sala y escaleras arriba. Todos estaban conteniendo el aliento y esperando. —Estás loco por esa chica. Por eso es que me quieres muerto. Por ella. Por lo que le hic… —Luke le cerró el pico a Frankie con un golpe en su cara. Esta vez usó su puño y la sangre salió a borbotones de la ceja de Frankie. Parpadeó frenéticamente, intentando mantener la sangre fuera de su ojo. —Mierda, Luke. Carajo, no puedo concentrarme con la sangre saliendo a chorros de mi jodida cabeza. —Luke chasqueó sus dedos a uno de los tipos de pie junto a fregadero y ordenó un trapo con sólo un movimiento de su mano. —También denle un poco de agua. Luke estaba siendo horriblemente generoso. Rezaba por el bien de Frankie que no se aprovechara de esto. Possum agarró un trapo mojado y Maddie dio un paso adelante, lo tomó y le limpió la sangre de la cara al único padre que ha conocido en su vida. Ella y Luke intercambiaron miradas, Maddie le suplicaba en silencio a Luke. Él asintió y agarró un cuchillo del cinturón de BossHog y cortó las ataduras de Frankie. Una vez que sus manos estuvieron libres, drenó la taza de agua y palmeó la mano de Maddie sonriéndole débilmente y tomando el trapo de ella. —Yo lo hago, niña. —Éste era el Frankie al que Maddie no podía dejar ir. Fue un error por su parte comportarse de una forma tan considerada y agradable cuando, en


realidad, era el mayor trozo de mierda del planeta. Todo lo que estaba haciendo era dificultarle las cosas a ella. Quería ir ahí y abofetearlo yo misma, pero mantuve la compostura y mi posición, justo en medio de todo. —Frankie, estoy tratando de mantener la calma. Habla —dijo Luke, de pie con la postura LLC por la que todas las mujeres se desmayaban. Demonios, incluso yo no puedo mirarlo cuando se para así. Miré a Regg y vi que estaba casualmente apoyado en la pared y casi riéndose. Me vio y sonrió. Sólo nosotros dos podíamos encontrar la gracia en un momento como éste. —Le robé un poco de dinero a Charlie. Pensó que era mejor castigarme con hacerme mirar sobre mi hombro todos los días, en vez de sólo venir por mí. Me dijo que me vería un día y que nunca sabría cuándo sería ese día. Tenía al club para protegerme, incluso tuve que pagar a algunos de los gánsteres del pueblo cuando los chicos no estaban por aquí. Él envió a algunos de sus chicos tras de mí un par de veces, pero me las arreglé para combatirlos o, al menos, uno de los chicos que contraté lo hizo. ¿Puedo tener un poco más de agua? Luke dejó salir un gruñido feroz y agarró a Frankiepor la camisa, levantándolo de la silla. Sí, Frankie se estaba aprovechando y Luke iba a perder el control. Miré a Regg para encontrarlo todavía apoyado en la pared. Hice señas con mis manos con un gesto de “¿Vas a hacer algo?” y él sólo se encogió de hombros. Luego me guiñó un ojo y me sonrió como un bribón. Mierda. Me volví a girar para ver a Luke ladrando en la cara de Frankie. —Una vez más y te volaré los sesos contra la pared. No me importa una mierda quién esté mirando. —Maddie se las arregló para contenerse, sin dejar saber que lo que Luke estaba haciendo le molestaba. Frankie asintió, incapaz de hablar y Luke lo volvió a dejar en la silla con una fuerza. —Me llamó ayer en la mañana. Me dijo que si no venía voluntariamente iba a llevarse a Maddie y nunca la volvería a ver. Le dije que preferiría que me mataras tú en vez de él. Pensé que estaba fingiendo —dijo, mirando a Maddie, suplicando comprensión. Ella apartó la mirada con lágrimas en los ojos, sabiendo que él la hubiera entregado en un instante—. Me atraparon y lo siguiente que supe era que estaba aquí. Se llevó a Maddie y a Dallas y me dejó para ti. Pensé que teníamos un trato, pero


aparentemente no. —Vi girar las ruedas en la cabeza de Luke. Se estaba concentrando en algo cuando se volvió a girar hacia Frankie. —Dime una vez más, y no la cagues, cuáles fueron sus palabras exactas sobre Maddie. ¿A qué quería llegar Luke? —Dijo que si venía voluntariamente, dejaría a Maddie en paz. Si no lo hacía, se la llevaría y nunca la volvería a ver. —Luke asintió, sonriendo sin humor por una razón que sólo él sabía. —Átalo —le dijo en voz baja a Possum, luego agarró la mano de Maddie para salir de la sala. —Lo haré —soltó Frankie, haciendo que todos en la sala le diera su atención. —No, no lo harás —dijo Luke bajito, luego besó la confundida cara de Maddie y empezó a salir otra vez. —P-promételo —tartamudeó Frankie. Miré para ver que sus ojos estaban llenos de lágrimas—. Promete cuidar de mi niña, y yo lo haré. —Luke se giró para mirar fijamente a Frankie, con sus cejas fruncidas, probablemente preguntándose si Frankie estaba diciendo la verdad o no—. Elegiste a mi chica sobre la tuya. No me importa por qué lo hiciste ni qué razones tenías. Lo hiciste y eso es todo lo que importa. No sé si tu Dallas está viva o no, pero, si lo está, yo tomaré su lugar. —Podías escuchar caer un alfiler mientras todos nosotros hacíamos turnos para mirar a Luke y a Frankie. —¿Harías eso? —preguntó Maddie, sacando su mano de la de Luke y caminando hacia él. —Lo haría. No por Luke y no por Dallas, lo haría por ti. La he cagado toda mi vida en lo que a ti se refiere, y ahora tengo mi oportunidad de hacerlo bien. Siempre tuve tu interés en mente, Maddie. Es sólo que tenía una forma terrible de demostrarlo. Luke puede cuidar de ti mejor de lo que yo pude en mi vida. —Frankie se enderezó en la silla, intentando salvar el poco orgullo que le quedaba—. Te mantendrá a salvo, te mantendrá a ti y a Logan a salvo. Lo hizo antes, lo volverá a hacer. Nunca quise lastimarte, Maddie. Sé que has perdido todo el amor que alguna vez tuviste por mí después de lo que le he hecho a tu hermana. Preferiría morir a manos del hombre que


odio que vivir sin la única mujer que amo. Mi mundo sólo existe contigo en él, y eso sencillamente no es posible. No me importaba que odiara a este hombre. No me importaba qué clase de criatura sádica y enferma era. En ese momento, lo amaba y lo respetaba más que a cualquier otro hombre de la sala. Cualquiera dispuesto a dar su vida por alguien a quien ama, sin importar la clase de persona que era, merecía una demostración de respeto. —Si Dallas está viva, harás esto por mí. Tomarás su lugar y la devolverás a su familia. Merezco felicidad, Logan merece felicidad, y también la merece Dallas. Eso no existe en este mundo mientras tú estés en él. —Las palabras de Maddie eran frías, pero podría decir que un pedacito de ella moría mientras subías las escaleras y desaparecía de la vista de un hombre al que nunca volvería a ver.


Traducido por MewRincone y Pili Corregido por Yanii

—Vas a amar tu nuevo hogar, Dallas ―dijo Charlie, su sedosa voz profunda era tan suave que casi le creí. Yo lo miraba, sentado a mi lado, sonriendo como si se hubiera ganado la lotería. Yo no le daría la satisfacción de verme llorar, aunque me estaba muriendo por dentro. Estaba cansada, herida y mi vejiga se sentía como si fuera a reventar en cualquier momento. Si yo le decía que tenía que hacer pis, entonces tendría que hablar con él. Hablarle era algo que no quería hacer. Me incliné hacia delante en mi asiento, pegando mi cabeza con a la parte delantera del coche para hablar con el hombre que conducía. ―Tengo que ir al baño, por favor ―le informé amablemente. Ser una perra no me llevaría a ninguna parte. A pesar de que quería arañar sus ojos, sabía que el camino más seguro para mí era ser amable y cortés. ―Podrías haberme dicho, Dallas. Sabes, con el tiempo vas a tener que hablar conmigo ―dijo Charlie, su voz tan exigente que me volví a mirarlo. ―Necesito ir al baño ―le dije con tanta malicia cómo fue posible. ―¿Por favor? Me volví y miré por la ventana. Prefería comer vidrio que decirle por favor al hombre a mi lado, pero en ese momento no tenía otra opción. O lo decía, o me meaba en los pantalones. ―Por favor ―pedí, haciendo contacto visual con él una vez más. No dejaría que este hombre me intimidara.


―Jasper, por favor, encuéntranos una buena habitación de hotel para pasar la noche. La Señorita Knox ha tenido un largo día y estoy seguro de que a ella le gustaría una ducha y una buena comida ―dijo, un poco impresionado por mi obediencia. ―Sí, señor. Estaremos allí en quince minutos. Pasamos un cartel que decía “Gonzales diez millas” y por primera vez desde que había dejado la casa de Luke, sabía dónde estaba. Gonzales, Texas, cerca de San Antonio, que estaba a unas 600 millas de casa. Tal vez podría ganarme la confianza de Charlie, y luego planear mí escape. No podía volver donde Luke, o a mi casa, pero al menos estaría libre de él. Se sentía bien tener un plan, a pesar de que no tenía ni idea cómo iba a ejecutarlo; al menos era un comienzo. Nos detuvimos en Belle OaksInn, un hotel cama y desayuno, situado en la parte histórica de la ciudad de Gonzales. Jasper fue adentro mientras que Charlie y yo nos quedamos en el coche. Traté de ignorarlo mientras miraba por la ventana, admirando la vieja mansión, pero cada vez que él hablaba, me sentía obligada a girar y mirarlo. ―Eres una chica inteligente, Dallas. Por favor, no intentes hacer nada estúpido. No me gustaría tener que hacerte daño, o peor, hacerle daño a alguien que amas.—Eso era todo lo que tenía que decir. Yo sabía que hablaba en serio. Él sin duda le haría daño a Luke o a Maddie si hacía cualquier intento de escaparme o gritar para pedir ayuda. Este hombre estaba en un viaje de poder y yo quería que supiera que tenía un control completo sobre mí. Podía hacer esto. Tenía que hacerlo. ―No lo haré. Te lo prometo ―dije honestamente. Luke siempre sabía cuándo estaba mintiendo. Podía leerme como a un libro. Este hombre tenía esas mismas habilidades. Él sabía que lo que decía era la verdad, y eso le gustaba. ―Jasper tendrá algo de ropa nueva, recién lavadas, para ti en la mañana. Esta noche, vas a tener que conformarte con lo que tienes. Vamos a quedarnos en el CarriageHouse, el cual es un privado con tres suites. Voy a enviar por la cena y vamos a cenar juntos, y después te retirarás a tu propia habitación. Me aseguraré de que tengas todo lo que necesites. ―Los ojos de Charlie eran casi amables mientras hablaba conmigo. Me sentía culpable por aceptar su amabilidad tan fácilmente. Era casi como si tuviera el mismo efecto en él.


―Gracias ―le dije, pensando que si yo reconocía su bondad, de alguna manera me beneficiaría. Los hombres como Charlie pensaban que si hacían algo por alguien, no importa lo que fuese, estos debían apreciarlo. No importaba que me hubiera llevado en contra de mi voluntad, o golpeado a mi novio hasta dejarlo en una sangrienta pulpa y hacerle elegir entregarme; con sólo dejarme respirar, sentía como si estuviera en deuda con él. Jasper volvió y llevo la elegante SUV a la parte trasera del hotel. Allí afuera, en los jardines, había una pequeña casa blanca que estaba rodeada de arbustos. Esperé a que abriera la puerta, y entonces descendí poco a poco, quedándome de pie un momento sobre mis piernas doloridas antes de tomar un paso sin ayuda hacia la casa. Charlie puso su mano en la parte baja de mi espalda, guiándome por la acera. Él no tenía prisas y parecía preocupado por la forma en que yo cojeaba. ―No deberías haber estado atada durante tanto tiempo. Ese fue mi error. No volverá a suceder de nuevo, y te pido disculpas. ―Me detuve ante sus palabras. ¿El Señor voy-a-golpear-cada-pulgada-de-su-vida se estaba disculpando? Eso no tenía mucho sentido. ―Estoy bien. Sólo ha sido un largo viaje. Estoy segura de que voy a estar bien después de descansar un poco. Este lugar es hermoso, gracias de nuevo ―le respondí, una vez más, mostrándole mi agradecimiento. No estaba segura de cuánto tiempo podría seguir así, pero parecía estar funcionando. Me sonrió, y yo sabía que estaba pensando que todo el mundo al que ayudó debería ser tan agradecido como yo. Continué mi paseo hacia la casa, coreándome a mí misma de que podía hacer esto. Él actuaba como Martin de la película, Durmiendo con el Enemigo. Yo siempre había deseado ser tan buena actriz como Julia Roberts; ahora tenía mi oportunidad para intentarlo. Entramos en la pequeña casa y la sonrisa que llevaba cuando entramos fue la primera real que tuve desde esta mañana. Me encantaban las casas antiguas llenas de historia y esto no era una excepción. La zona del living estaba cubierta de cuadros enmarcados con oro, muebles antiguos, candelabros y alfombras dispersas en los viejos pisos de madera. La cocina a la derecha alojaba armarios de madera resistentes y lo que tenían que ser electrodomésticos originales. El pequeño comedor estaba situado a la izquierda con una colgante araña de cristal por encima de la mesa de caoba brillante que estaba cubierta con un blanco, mantel de encaje.


―Entonces, ¿te gusta? ―preguntó Charlie, sonriendo alegremente hacia mí. ―Me encanta. Tengo una pasión por las casas viejas con historia. Si fuera mía, yo no cambiaría nada. Podría haber reemplazado las ventanas para dejar entrar más luz, pero me aseguraría de que fuesen construidas para parecerse a las originales. Se puede decir que estas han sido reparadas ―le dije, perdida en el momento, apuntando a la dos ventanas que se extendían al otro lado de la pared en la sala de estar. ―Eres tan hermosa cuando sonríes. Mi cuerpo se congeló ante sus palabras, pero me recuperé mirando hacia abajo a mis pies tímidamente. No quería que tuviera la impresión de que yo estuviera interesada. En él. En todo. No pareció darse cuenta del cambio de idioma de mi cuerpo. Gracias a Dios. ―Estoy muy cansada ―le dije mirándolo, esperando que todavía estuviera de acuerdo con dejarme tener mi propia habitación. —Sí, por supuesto que sí. Jasper—espetó, y Jasper apareció de la nada delante de él—. Llama a Madeline en la recepción. La Señorita Knox necesitará un poco de ayuda esta noche. —Sacudí la cabeza, dispuesta a objetar pero él levantó la mano—. Madeline te ayudará. Esta casa tiene una profunda, bañera con patas y no voy a arriesgarme a que caigas y te hagas daño. No sería apropiado que yo te ayudara, o Jasper. ―Casi me hundí con alivio al oír sus palabras. Era difícil creer que este fuera el mismo hombre que era responsable de todo lo que había sucedido hoy. ―Está bien, si crees que es lo mejor, por favor, llámala. ―Me miró y movió la mano hacia mi habitación. Julia se habría sentido orgullosa. Madeline era una pequeña mujer de Filipinas, que hablaba muy poco inglés. Ella quería hacer todo por mí y después de tratar de decirle varias veces que podía desvestirme, escuché la voz de Charlie a través de la puerta. ―Dallas, ella está aquí para ayudarte. Deja que lo haga. ―Su tono no era negociable y estaba demasiado cansada y había hecho mucho progreso con él para perder la batalla ahora. No le contesté esta vez, pero después de un momento dijo unas palabras en un idioma extranjero que ella entendió, y reanudó sus intentos de quitarme la ropa. Me sentí como si hubiera retrocedido en el tiempo mientras me hundía en la vieja bañera y relajaba cuando Madeline comenzó a bañarme con sus


pequeñas y suaves manos. Imaginarme que yo era una princesa del siglo dieciocho, parecía ayudar a aliviar mi tensión. Mi humildad dejó de existir mientras estaba allí tratando de no dormirme. Había sido un infierno de día. Por alguna razón, me quedé pensando en lo bonito que sería un cigarrillo en estos momentos. Nunca había fumado en mi vida, pero si por alguna casualidad conseguía salir de esto, eso sería la primera cosa que haría. Después de haberme bañado, mi pelo lavado y que Madeline hubiera frotado una terrible loción perfumada a rosas en todo mi cuerpo, agarró su bolso junto a la puerta y me entregó un simple camisón de satén. ―Para ti ―dijo sonriendo y empujándolo hacia mí. No era nuevo, pero se veía limpio y bastante cómodo. No estaba muy entusiasmada con la forma en que mis pezones sobresalían de la delgada tela que caía justo por debajo de las rodillas, pero tenía miedo de que se tratara de algo que Charlie hubiera elegido para mí y no quería decepcionarlo. ―Gracias ―le dije mientras estaba delante de mí sonriendo como si yo acabara de hacer su mundo entero. ―Sorpresa para el señor Charlie ―susurró en su acento. Mi rostro se postró por sus palabras. Pensaba que éramos amantes, y él no había elegido esto. Bien, yo podía quitármelo. ―No, no ―le dije, tratando de elegir palabras simples para hacerla entender. Señalé mis duros pezones que estaban empitonados por la temperatura fría en la habitación e hice una cara que esperaba pareciera de miedo para ella. Yo sólo quería que asintiera en comprensión. Lo que yo no quería, y realmente no me esperaba, era que ella soplara aire caliente en sus palmas y las colocara en mis pechos. Me quedé en estado de shock mientras apretaba sus manos calientes en mi contra. Mi mejor conjetura es que se imaginó que podría hacer que estuvieran menos duros calentándolos. Por supuesto, mi estúpido cuerpo bi-curioso me traicionó y pareció que se endurecieron más ante su toque. Ella no parecía entender lo que estaba sucediendo y no debió de importarle. Sólo se encogió de hombros y dijo las palabras “tú bien” una y otra vez, tratando de convencerme de que no era un problema. Estaba segura de que mi cara estaba roja como un tomate y yo sólo quería salir de esta habitación y alejarme de sus bonitas manos, las que yo estaba empezando a notar perfectas en su bonito pequeño enmarque. Maldita Linda. La culparía de esta mierda a ella.


Salimos del cuarto de baño contiguo lo que sería mi habitación para la noche. Madeline llevaba mi ropa sucia con ella, y no me importaba lo que pensara hacer con ellas, siempre y cuando se fuera. Mi habitación tenía una cama de tamaño completo, enmarcada de oro cubierta con una colcha de flores y almohadas. Un tocador antiguo y una pequeña mesa de noche eran las únicas otras cosas en la pequeña habitación. No veía la hora de acostarme en la cama y perderme en un sueño, pero Charlie y yo teníamos planes de cena. En el comedor, velas y alimentos iluminados cubrían la mesa en una hermosa extensión. La comida era la última cosa en mi mente, pero Charlie estaba junto a la mesa esperando por mí, así que no tenía más remedio que ir y tomar asiento. Como un caballero, tiró de la silla de la mesa para mí y puso la espesa servilleta de tela en mi regazo una vez estuve sentada. Su amabilidad excesiva estaba empezando a molestarme. ¿Por qué estaba actuando así? ―Espero que el baño haya sido agradable ―dijo, sonriéndome desde la cabecera de la mesa. Me había sentado a su derecha, lo que me ponía un poco más cerca de él de lo que yo quería estar. Julia Roberts. Julia Roberts. ―Lo fue, gracias. Madeline fue una gran ayuda. Fue bueno tenerla allí. A veces, me siento un poco modesta. Esa es la razón por la que me sentía incómoda al principio. No era mi intención ofenderte al no aceptar sus servicios. Pido disculpas.—Sonreí cálidamente y esperé a que la multitud me vitoreara cuando vi el orgullo bailando en sus ojos. Estaba actuando claramente como él pensaba que debería. ―Por favor, come. He decidido que tu comportamiento de hoy ha demostrado ser más que satisfactorio. Por eso, te voy a dar algo a cambio. ―Casi salté de mi asiento con sus palabras. Iba a dejarme llamar a Luke, o tal vez incluso verlo. ¡No podía creer mi suerte! ¡Estaba en lo cierto! Había jugado su pequeño juego y ahora lo usaría en mi ventaja. Las lágrimas quemaron la parte de atrás de mis ojos con la idea de escuchar la voz de Luke―. ¿Quieres oír lo que es? ―Sonreí hacia él, vistiendo una sonrisa que sabía había tenido un efecto en cualquiera que alguna vez se hubiera encontrado con ella. ―Sí, por favor. ―La emoción en mi voz debió de ser contagiosa, porque se echó a reír mirando a Jasper, quien sonrió también. ―En lugar de llevarte a tu nueva casa mañana, he decidido que voy a llevarte a México donde pueda presumir de ti. Voy a comprarte los más exclusivos y caros bikinis


que el mundo tenga para ofrecer. Podrás tomar el sol, y copas de piña-colada y relajarte un rato. Es un poco generoso, pero creo que te lo has ganado. ―Vi con disgusto como él me sonreía, tomando un bocado de carne roja seguido de un sorbo de vino. ―Yo no quiero ir a México ―le dije, mi voz en un susurro. Al instante, el calor se filtró de sus ojos y su voz se hizo dura mientras seguía comiendo, tomando tragos grandes de vino. ―Por supuesto que sí. Será una nueva experiencia. Una de tantas muchas que tendrás mientras estás conmigo. ―He tenido experiencias. En México. No quiero regresar ―le dije, mis hombros ahora encorvados y la emoción ida. Lo miré expectante. Seguramente él no pensaba que esto era algo que yo quería. ―Dallas, estás siendo muy desagradecida y no me gusta. Me he ofrecido para llevarte a México. No importa qué, o que ya hayas estado allí antes. Sólo mi ofrecimiento de llevarte debería ser suficiente. La forma correcta de responder a eso sería darme las gracias y considerar esto como una lección de que si te comportas de una manera que yo encuentre apropiada, serás recompensada. Lo miré, mi boca ahora abierta. Él estaba fuera de su maldita mente. Cuando dejó caer su cubertería de plata ruidosamente en su plato, salté. ―¿Qué crees que ibas a recibir? Dime. Tus ojos se iluminaron como en Navidad cuando mencioné que iba a recompensarte, así que debe haber algo que hayas esperando. ¿Qué era? ―Sacudí la cabeza, incapaz de encontrar palabras. Estaba poniéndose aún más cabreado y yo sabía que era capaz de cualquier cosa. ―¡Dímelo! ―gritó, golpeando el puño sobre la mesa. ―Yo-yo pensé que me dejarías llamar a Luke ―tartamudeé. Mi corazón latía más o menos en mi pecho mientras esperaba su reacción. ―No seas ridícula, Dallas. No tiene sentido darle al hombre una falsa esperanza. Él tomó su decisión y esa no fuiste tú. Luchó contra cuatro de mis mejores hombres para proteger ese estúpido pedazo de cuero que llevaba en su espalda. Les tomó un tiempo


para finalmente desgastarlo, y aun así se negó a bloquear los golpes en la cara, sólo para poder aferrarse a él. Quería vomitar ante sus palabras. Ellos trataron de tomar el chaleco de Luke y se negó, fue por eso que tuvieron que golpearlo tan fuertemente. Me pregunté qué demonios quiso decir Charlie cuando dijo que lo había hecho luchar por ello. ―Pero, cuando tuvo la oportunidad de salvarte a ti, no lo hizo. Él eligió a otra mujer por encima de ti, Dallas. Ni siquiera se inmutó cuando dijo su nombre. Te salvé, Dallas, de vivir una vida de jugar de segunda en una cadena de un montón de otras mujeres. Tú tienes clase, sofisticación y madurez. Te quiero a mi lado y es posible que no te des cuenta hoy, mañana o incluso este año, pero con el tiempo, te darás cuenta que él tomó la decisión correcta. Tú pertenece aquí conmigo, no con un grupo de moteros de mala calidad quienes se conforman con una vida de conducir viejas minivans y criar seis hijos bastardos, que a su vez continuarán con su patético legado. Ellos están por debajo de nosotros. Te he traído a la cabeza, y un día me darás las gracias por ello. ―Se enderezó en su silla, obviamente hablar del club lo ponía en un frenesí y no le gustaba cuando perdía el control. No me gustaba cuando hablaba sobre el club de esa manera. Julia Roberts podía mantener su puto trabajo. ―Déjame decirte algo, patético, inútil, egoísta santurrón, pomposo hijo de puta— dije levantándome de la mesa y mirando hacia él. Esto probablemente no terminaría bien, pero a la mierda. En este punto, no tenía nada que perder―. Sé lo que es tener dinero. Podría comprar esta casa y cien mil más como ésta y no hacer un agujero en mis cuentas. Soy dueña del valor de propiedades que van desde Georgia hasta Louisiana y por todas partes por más de seiscientos millones de dólares. Yo empleo a cientos de personas que me respetan y temen tanto que cuando entro en una habitación, puedo silenciarla con una sola mirada. Yo no tengo que usar la fuerza física o la violencia para tomar lo que quiero. Simplemente extiendo un maldito cheque. Esa gente de mala calidad a la que tú te refieres, resulta que son mi familia. Ellos tienen algo que tú nunca tendrás, y ese algo soy yo. Nunca te perteneceré y no somos lo mismo. Yo soy humana, tú eres un ser enfermo y sádico que no es más que una pérdida de aire. ―Mis uñas se clavaron en mis palmas cuando apreté los puños. Mis hombros se levantaban y caían en un ritmo pesado mientras mi respiración se aceleraba con cada palabra. En algún momento de mi intervención, había escupido en su cara y ahora se sentaba tranquilamente, limpiándosela con su servilleta.


No estaba en absoluto perturbado por mi arrebato y parecía sencillamente tan calmado como cuando había entrado en la habitación. —Sugiero que te comas tu comida, Dallas. Entiendo que estés molesta y consideraré perdonarte por tu pequeño berrinche debido a los acontecimientos con los que hoy has tenido que lidiar. No me importa que tuvieras dinero, aunque mentiría si dijera que no estaba decepcionado de mí mismo por no hacer una investigación adecuada sobre ti. Todo lo que tenías antes, ahora no lo tienes. Ahora, no tienes nada, sólo a mí. Llegarás a ser dependiente de mí. Pronto encontrarás consuelo en mi presencia y cuando este lejos de ti, me extrañarás. Yo soy la única persona que controla lo que te sucede. —Estaba sentado como si nada en la mesa del comedor. Sus piernas estaban cruzadas y sus manos en sus rodillas mientras que los codos descansaban en los brazos de la silla. Si las miradas matasen, habría muerto un millar de veces. —Siéntate, Dallas. Ahora. —Su tono era tan frío y exigente que incluso en mi estado de rabia, mi culo obedientemente se sentó en la silla—. He construido mi reputación de mi palabra. Hay personas que han muerto por simplemente no confiar en mí. Si digo que voy a hacer algo, lo cumplo. Si digo que no haré algo, entonces tu estate segura, más allá de la sombra de una duda que no lo haré. Le di mi palabra a Luke de que no te lastimaría. Di mi palabra de que estarías a salvo, pero no sacas provecho de eso, Dallas. Nunca consentí en no hacer daño a Luke. Le haré daño si con eso consigo tu atención. —Mi ira se desvaneció y se desmoronó el escudo duro que llevaba. Charlie tenía razón. Algo que hiciera lo lastimaría. Estaba en el infierno y no había nada que pudiera hacer. Recogí mi comida, logrando tragar la mitad. Estaba segura de que estaba delicioso, pero igual que el resto de mí, mis papilas gustativas estaban entumecidas. Mi plan de fuga había sido aplastado cuando me di cuenta que no importa donde fuera, Luke sufriría por mí. —¿Me podrías disculpar? —pedí a Charlie, manteniendo mi cabeza gacha para así no tener que verle la cara, que sin duda seria petulante. —Por supuesto. Me levanté de la mesa, deseando tener la fuerza para darle la vuelta sobre él. —Dallas. —Me giré con el sonido de su voz, incapaz de evitar mirarlo. No quería que el viera mi aspecto derrotado, pero me atrajo con su exigencia—. Te ves hermosa en satén. Te favorece.


—Gracias. Madeline me lo ofreció. Agradécele de mi parte, sino tengo oportunidad de hacerlo yo. —Le estaba devolviendo la actuación, y me molesté de lo bien que lo estaba haciendo. —Madeline serán bien recompensada por su amabilidad y sus servicios. Buenas noches, Dallas. —Buenas noches. —Me dirigí a mi habitación, todo lo que atravesé se volvió borroso con mis ojos llenos de lágrimas. Caí de rodillas al lado de la cama y por primera vez en mucho tiempo, rece. Recé por la seguridad de mi familia. Recé por la fortaleza para aguantar lo que Charlie me ofrecía, y recé por el perdón. Iba a matar a Charlie Lott. Una eternidad en el infierno sería el paraíso comparado con lo que estaba viviendo en este momento.

Amaneció y abrí mis ojos para encontrar que el clima afuera era terrible. Relámpagos y truenos tronaron mientras la lluvia caía del cielo. En el piso al lado de mi cama, vi varias bolsas de Macy’s. ¿Quién demonios tuvo tiempo para ir a Macy’s? Me imaginé que un hombre como Charlie Lott tenía conexiones en todos lados. Probablemente llamó al Director General y él le había abierto la tienda, personalmente, sólo para que pudiera tener a uno de sus matones de compras para mí. Bajé de la cama, sintiéndome un poco dolorida, pero mucho mejor que ayer. No me importaba lo que estaba en las bolsas. No tenía ningún deseo de vestirme o bañarme o incluso peinarme para este hombre, pero arrastré de todos modos las bolsas en la cama y comencé a abrirlas. Era demasiado extraño que Charlie supiera tanto sobre mí. La ropa tenía todas las etiquetas quitadas, recién lavada y parecía que me iba a quedar perfecta. Incluso tenía maquillaje y zapatos comprados que se asemejaban mucho a las cosas que yo tenía en casa. Bueno, que solía tener. Maddie las tenía ahora. El pensamiento de Maddie, a salvo, en la casa con Logan, me hizo sonreír. Un suave toque en la puerta me sacó de mis pensamientos. Charlie no empujó la puerta o espero a que contestara. Es como si supiera que ya estaba despierta y paso por las cosas que había comprado para mí. —Buenos días, Dallas. Encontrarás todo lo que necesitas en las bolsas delante de ti. Cuando estés vestida, el desayuno te espera. —Si estaba esperando una respuesta, estaría esperando un rato. No me sentía con ganas para hablar ahora. Casi finjo una


enfermedad, así podría quedarme en mi cuarto todo el día, pero tenía miedo de que enviara a Madeline a darme un baño de esponja o alguna otra cosa y realmente no quería eso. No había ningún pantalón de gimnasia en estas bolsas; ningún pantalón corto o pantalones vaqueros y ni siquiera un par de sandalias. Sólo había faldas y blusas y vestidos. Cosas que me pondría para trabajar. Los zapatos eran todos de tacón y de colores aburridos, lo que me hizo sonreír. No sabía tanto de mí como él pensaba. Elegí un negro, manga tres cuartos vestido de tubo justo por encima de mis rodillas y un par de tacones negros. Arreglé mi cabello, dejándolo caer en sus ondas naturales en mi espalda. Cumplí con maquillarme ligeramente, y puse mis ojos en blanco al perfume que saque de la bolsa. De ningún modo iba a llevar perfume para este hombre. El horrible perfume de rosas todavía se aferraba a mi piel y esperaba que fuera tan repulsiva para Charlie como lo era para mí. Me quedé mirando mi reflejo en el espejo, mis ojos se posaron sobre el talismán con forma de moto que colgaba de la cadena de oro alrededor del cuello. Lo llevé a mis labios y lo bese, cerrando los ojos, lamentando que Luke no tuviera algo mío para recordarme. Estaba segura de que encontraría algo cuando fuera a mi casa, pero habría significado mucho más para él si yo se lo hubiera dado personalmente. Volvería a encontrar la felicidad de nuevo algún día. Estaba segura de que con el tiempo, yo me convertiría en un recuerdo. Mi corazón se encogió ante el pensamiento de él pasando el resto de su vida con otra mujer. Todo lo que podía esperar era que ella fuera buena para él. Sabía que Red no le dejaría conformarse con cualquiera. Le podía confiar ese asunto. Si alguien quería el corazón de Luke, tendría que pasar por ella. Sacudí mi cabeza, intentando aclarar mis pensamientos. No podía creer que en realidad estaba parada aquí, pensando en él con otra persona. Era yo quien le pertenecía. Al menos no tendría que preocuparse más por Charlie. Me aseguraría que todos supieran que fui yo quien le quitó la vida para que el club no sufriera. No sabía quién tomaría el lugar de Charlie cuando muriera, pero estaba segura de que un hombre con un imperio como el suyo, debía tener un ejército de oficiales detrás de él. Le dí al amuleto un último beso y lo escondí dentro de mi vestido; Llevaría un pedacito suyo conmigo a todas las partes que fuera. —Te ves absolutamente radiante esta mañana, Dallas. Por favor, únete a mí.— Sonreí a Charlie mientras sacó una silla para mí en la mesa del comedor—. ¿Qué te gustaría comer esta mañana? Tengo un poco de todo.


Sin quererlo, mi mente se desvió al momento en que Regg había solicitado el servicio de habitaciones para mí y Lindsey después de una noche de borrachera en un bar. Él y un PROSPECT nos habían llevado a un hotel cercano en sus motos. Había hecho todo lo necesario y ordenó todo en el menú para nosotras. Esa fue otra vez que me había apartado de Luke. Había sido tan estúpida. —¿Dallas? Charlie había estado hablando conmigo, y yo ni siquiera estaba escuchando. Mierda. No quería hacerlo enojar temprano en el día. Trabajaría durante meses tratando de compensar mis acciones de anoche. —Lo siento. Mi mente está sólo un poco confusa. Todo esto es muy nuevo para mí—dije con una sonrisa de disculpa y parecía ser suficiente para satisfacerlo. —Está bien. Te acostumbraras. Te puedo asegurar eso. —Su comentario me hizo preguntarme a cuantas otras personas les había hecho esto. Respiré hondo en un intento por despejar mi cabeza de los pensamientos de Luke. Había hecho un buen trabajo hasta ahora manteniendo los pensamientos de él a raya. Duele demasiado, y ahora mismo tenía algo que necesitaba hacer. —Me gustaría un poco de avena, por favor. Si lo tienen. Me pasó un tazón blanco de cerámica lleno de avena, manzanas y nueces. Mi favorito. —Me he tomado la libertad de preguntar a Luke acerca de cosas que te han gustado y disfrutado. —La mención de su nombre de su boca casi me hizo derramar el recipiente que estaba sujetando—. Pensé que podría prevenir otro arrebato de ti, si supieras que Luke era consciente de tu bienestar. También ayuda a garantizarlo que he mantenido mi palabra, una vez más. Estuvo más que dispuesto a decirme la talla de tu ropa, el tipo de maquillaje que usabas, e incluso lo que prefieres para el desayuno. Me quedé sin palabras. Él había hablado con Luke. ¿Cuándo? ¿Cómo estaba? Sabía que estas eran preguntas que no podría preguntar, pero necesitaba saber si estaba bien. Además, no me gustó la forma en que dijo el nombre de Luke. No sentí que era digno de respirar.


—Por favor no hables de él delante de mí —dije, mirándolo, rogándole con los ojos. No podía manejarlo. Sabiendo que había oído la voz hermosa de Luke y le torturaba con pensamientos de mí, me hizo querer arrancar mi corazón de mi pecho. Mi elección de palabras pareció sorprender a Charlie. —¿Lo amas? ¿Incluso después de lo que hizo? —preguntó, dudoso—. Simplemente no lo entiendo. —Sí —susurré, mis ojos llenándose de lágrimas—. Lo amo mucho. —Él no te ha elegido, Dallas. —Sus ojos me penetraron, tratando de entender cómo podría amarlo. —Le pedí que eligiera a Maddie. —¿Por qué? —Ella tiene un hijo —le contesté, evasiva. No era una completa mentira. —Estás mintiéndome —dijo, de hecho. —¿Sobre qué ella tiene un hijo? —pregunté, ahora confundida del giro que había tomado esta conversación. —¿Acerca de por qué le dijiste que la eligiera? No juegues conmigo, Dallas. ¿Por qué le dijiste a Luke que la eligiera? Jugué con mi avena, girando mi cuchara alrededor del tazón. Mantuve mi cabeza agachada susurrando mi respuesta. —Ella es mi hermana. —¿Tu hermana? Mírame, Dallas. —Mi cabeza se alzó ante la orden de su voz y vi que me miraba fijamente, con la cabeza ligeramente girada hacia un lado—. No entiendo muy bien. ¿Me estás diciendo que esta mujer, Maddie, la hija de FrankieTheCutter es tu hermana? —Su pregunta no sonaba como una pregunta en absoluto. Sonaba más como una declaración de incredulidad. —Hijastra y sí. Ella es mi hermana —confirmé.


—¿Por favor, me contarás la historia? Puedo averiguarlo con una sola llamada telefónica, pero me gustaría escucharlo de ti. —Lo miré, preguntándome si compartir esta historia me beneficiaría o no. Parecía muy interesado en escuchar, pero no me sentía bien hablando de mi familia con él. —Tal vez algún día, pero con todo respeto, no estoy lista para revivirla ahora. — Asintió comprendiéndolo. —Estás hablando de tu experiencia de secuestro con Frankie. —Mis ojos se abrieron enormemente hacia sus palabras. Tomé un sorbo de agua y enderece mi postura antes de responderle. —Sí. Tan loco como pueda sonar, esta situación particular de yo estando aquí, es sólo uno de los muchos acontecimientos que cambian vida que he experimentado en los últimos meses de mi vida. —Mi voz era más fuerte de lo que esperaba y no reflejaba en absoluto lo que yo sentía por dentro. —Tenemos tiempo. Cuando tú confíes en mí y estés dispuesta a compartir tu historia, estaré aquí para escuchar. Vamos a disfrutar el desayuno por ahora. —Sonrió tranquilizadoramente y mi respuesta automática fue una sonrisa a cambio y una reverencia de mi cabeza. Crisis que se evitó, por ahora.


Traducido por 3lik@ Corregido por jery_B2uty

Después del desayuno, regresé a mi habitación y me acurruqué en la cama. Charlie me dijo que íbamos a pasar otra noche debido a las condiciones meteorológicas. El pronóstico mostraba tormentas eléctricas para el resto del día y la noche. Estábamos bajo una advertencia de tornado y la electricidad recientemente se fue. Por suerte, estaba lo suficientemente brillante afuera que no necesitábamos ninguna linterna o vela. Encontré algunas revistas sobre la mesa de noche junto a mi cama y me perdí en ellos. Poniéndome al día con el último drama de celebridad, era una manera de escapar de mi propia realidad. Me enfermaba, sin embargo, cuantas personas le importa mucho acerca de una persona que recibe un DUI cuando existen mujeres, como yo, por ahí que están retenidas contra su voluntad. Por lo menos yo no estaba siendo violada o golpeada. Empezaba a comprender que la única manera para mantenerme cuerda era pensar en las cosas positivas, como tener comida y agua y no estar atada. Este secuestro iba mucho mejor que el primero. Pensé que iba a morir en ese granero, pero la intervención divina y un grupo de motociclistas me salvaron. ¿Podría ocurrir de nuevo? El almuerzo fue de la misma manera que el desayuno, excepto que esta vez no pude ocultar mi sonrisa cuando vi que Charlie tenía una persona que preparara la “especialidad” de Luke, sándwich de jamón y papas fritas. ¿Algo gracioso?—preguntó Charlie, intrigado por mi sonrisa. No, esto se ve muy bien. Gracias

dije, sin dejar de sonreír.

Está pensando en él otra vez, ¿no es así? con la cabeza.

Mi sonrisa se desvaneció, pero asentí


Una vez él me dijo que iba a prepararme su especialidad. Yo esperaba algo grande, en lugar de eso me sorprendió con esto dije, señalando el plato ante mí. ¿Por qué le había dicho eso?—¿Le dijo él que era algo que me gustaba? le pregunté, de nuevo sin saber por qué yo aún estaba hablando. Charlie tomó un momento para simplemente mirarme, impasible, antes de responder. Él lo hizo. Si yo hubiera sabido que algo tan simple como un sándwich te haría pensar en él, habría tenido algo más preparado. Temía que la mayoría de nuestro tiempo junto pasara en esta mesa, y cada vez él descubría un poco más acerca de mí. Tomaría la cena en mi habitación esta noche. No me importaba si se molestaba o no. No hay mucho que no me haga acordarme de él. Sé que quieres borrarlo de mi memoria, pero eso nunca va a pasar. Es una parte de mí le dije, tomando mi sándwich y dándole una mordida, esperando que fuera suficiente para convencerlo de que estaba cansada de hablar. —¿Qué harías para verlo de nuevo? La pregunta era capciosa, y sabía que tenía que elegir mi respuesta sabiamente. La palabra “nada” se me vino a la mente, pero un hombre como Charlie tomaría esa palabra de corazón. Yo no quería deberle. No quería que Luke le debiera. Prefiero pasar el resto de mis días en la Tierra con él que saber que Luke estaría constantemente teniendo que mirar por encima del hombro. No voy a contestar esa pregunta. —¿Matarías por él?—preguntó, sin inmutarse por mi comentario. Tiré mi servilleta en mi plato de comida sin terminar. ¿Le importaría explicarse?—pregunté, en un tono malintencionado. Me estaba poniendo de los nervios con estos juegos de la mente. —Es sólo una pregunta, Dallas. No hay razón para estar tan molesta.¿Matarías por él?—Su pregunta repetida tocó un nervio en mí. —Daría mi vida por él, eso es exactamente lo que estoy haciendo. Ese es el último sacrificio—le espeté.


—No, no lo es. Tomar la vida de alguien es un sacrificio mayor que dar la suya propia por alguien que amas. Renunciaste a la vida que alguna vez tuviste por Maddie, no por Luke.—Me quedé mirando su calma, su postura recogida. Esta era una especie de prueba. ¿Qué quieres decir, Charlie?—pregunté, completamente exasperada. Él me sonrió, sabiendo que había tocado un nervio, y disfrutando de la chispa de esperanza que vio en mis ojos. —Es obvio que no eres feliz aquí. Creo que podría cambiar eso. Por mucho que te quiera aquí conmigo, soy un hombre justo y estoy dispuesto a darte una oportunidad de obtener tu vida de vuelta. No estoy convencido de que Luke te merezca. Si hay algo que te gustaría compartir conmigo para probar que Luke es digno, ahora es el momento.—Yo sabía que él estaba hablando de la mierda con Frankie y Maddie. Pueda que me deje ir, pero hay algo en esto para él. Antes de tener mis esperanzas, me gustaría averiguar qué era ese algo. ¿Por qué haces esto por mí?, sé que dices que es porque eres un hombre justo, pero explícame el panorama general. Un hombre de tu talla y de un poder que no se limita a dar una segundas oportunidades a la gente como Luke.—Incluso en la tenue luz de la habitación pude ver que sus ojos brillaban. Estaba disfrutando de esta mierda. No le voy a dar una segunda oportunidad a Luke. Te estoy dando una segunda oportunidad a ti. Mis problemas con Luke se han resuelto. Él consiguió a Frankie a cambio de ti.—Sentí como si faltara una pieza del rompecabezas. Vi como crecía la sonrisa de Charlie mientras veía mi expresión confusa. No estoy segura de entender. Sentada aquí, viéndote tratar de procesar esto significa algo para mí. Es por eso que hago las cosas que hago. Es la emoción de saber que te tengo ahora, y aunque podría perderte, una parte de ti siempre me pertenecerá, tal como dijiste que Luke era una parte de ti. Me quedé mirando su malvada sonrisa, tratando de decidir si era mejor terminar esto ahora o simplemente mantener la boca cerrada. El placer de no salirse con la suya era casi tan maravilloso como la idea de ver a Luke de nuevo. Casi.


Es obvio que no entiendo lo que estás diciendo dije, recostándome en la silla y crucé mis piernas, reflejando su postura—. Sabes que haría cualquier cosa por tener a Luke en mi vida. Sé que me estás ofreciendo una segunda oportunidad, y estaré siempre agradecida, pero antes de que vayamos más lejos, no voy a hacerle daño a nadie que ame sólo para salvarme a mí misma. No me importa lo fácil que lo pones para mí. Dime lo que me estás ofreciendo y te diré si estoy interesada. Si es así, puedes averiguarlo. Si no, podemos partir a México, como sugieres, en cuanto se despeje el clima. Charlie soltó una carcajada. Una gran carcajada que estaba llena de alegría, o algo así. Su risa era como su voz; que te atrae, tuve que luchar para no reír o al menos sonreír con él. —Oh señorita Knox, realmente eres una astuta mujer de negocios. Lo que hubiera dado por conocernos en un momento diferente, en diferentes circunstancias. Creo que en otra vida, podríamos haber sido amigos. No somos tan diferentes, tú y yo. Es la emoción de ganar la que nos hace felices. Estoy seguro de que el club te ha cambiado un poco, pero aún esta esa sensación de euforia cuando sabes que has ganado. Cuando quieres algo, dices que no has utilizado la fuerza, simplemente escribes un cheque, pero ¿cuántas veces has deseado tanto algo que te has rebajado a un nivel inhumano para adquirirlo? ¿Cuántos de tus sus seiscientos millones de dólares en propiedades has obtenido por convencer a alguien de que era mejor para ti de lo que era para ellos? ¿Cuántas familias has visto a salir de tu oficina después de firmar por algo que sirve como un pedazo de historia para ellos y nada más que otro triunfo para ti? El mundo es un lugar corrupto, pero es la gente como tú y como yo, que siempre están en la cima. Mi postura no vaciló, mi rostro permaneció impasible, y si no fuera por el fuerte latido de mi corazón, no creo que él se haya dado cuenta de cómo su discurso me afectó. Estaba en lo cierto. Éramos iguales. La única diferencia era que yo no era un asesino. Jasper, tráenos a la señorita Knox y a mí una botella de coñac. Tenemos algunos asuntos que negociar.

Estaba relajada, con mis zapatos de tacón fuera y mis pies apoyados en las sillas del comedor. Charlie estaba sentado frente a mí, los puños de su camisa blanca


arremangadas hasta los codos. Un cigarro colgaba en una mano mientras sostenía un vaso de coñac sin terminar en la otra. Una botella media vacía de CourvoisierL'Esprit situada en la mesa, entre nosotros. Habíamos pasado las últimas horas repasando los acontecimientos de mi vida; desde el asesinato de mi madre, hasta ahora. Le conté todo sobre mí, mis gustos y disgustos, mis pasiones y deseos, y mi amor por Luke. Por un rato, me escapé de la realidad y sólo fingí que estaba hablando con un tío genial, o un viejo amigo. A pesar de la capacidad de Charlie para matar sin remordimiento, o capturar y mantener a la gente en contra de su voluntad, era muy fácil hablar con él. Me escuchaba atentamente. Él fue muy paciente cuando luché con los detalles y le ofrecí una sonrisa alentadora cuando hablé de mis padres y de Logan. El coñac ayudó a aliviar el dolor cuando hablé de Luke y cómo me había enamorado de él. Comprendió mis problemas de confianza e incluso defendió a Luke cuando le dije acerca de cómo me había herido ese día en el hospital, me decía que Luke estaba bajo mucha presión y que era difícil confiar en la gente, especialmente de las mujeres que se está enamorado. Habló de lo difícil que era para un hombre en la posición de Luke tomar decisiones claras cuando su corazón lo empujaban de una manera, sin embargo, sus instintos lo empujaban de otra. Me sorprendió lo mucho que parecía respetar a Luke, pero él usaba palabras como “gente como él” y “de su clase” recordándome que, independientemente de su alabanza, él aún pensaba que Luke estaba debajo de él. Cuando terminé compartir la historia de mi vida, esperé nerviosamente por su propuesta. No tenía idea de lo que tenía que ofrecer y tomé un sorbo de mi bebida para ayudar a calmar mi expectativa. Frankie nunca tenía todos sus huevos en una canasta.—Fue extraño para Charlie utilizar cualquier tipo de metáfora para describir a alguien. Él por lo general sólo fue directo al grano. Por alguna razón, esto me tranquilizó un poco y me hizo saber que nuestra conversación se había convertido en una más personal. Él cometió una gran rebelión cuando me robó. He estado persiguiéndolo después de eso desde hace mucho tiempo, pero nunca fue lo suficientemente digno para llamar por refuerzos necesarios para capturarlo. Se rodeó de gente que lo protege, y cada intento que hice para traerlo aquí, fracasó. Decidí que era el momento de utilizar algún tipo de influencia en su contra, así que elegí lo único que amaba. Maddie confirmé, aún sin entender a dónde iba.


Sí, Maddie. Le dije que si venía de buena gana, la dejaría en paz. Si no lo hacía, la tomaría y él nunca la volvería a ver. —Hizo una pausa, dejando que sus palabras fluyeran. Su plan era tomar a Maddie desde el principio—. Él estuvo de acuerdo y, al mismo tiempo, Luke llamó pidiendo ayuda. Sabía que Luke estaba bastante desesperado como para llamarme. Él sabe que yo no hago favores sin algo a cambio. Él me tendría que pagar diez veces más de la información que iba a darle. Hice algunas llamadas y me enteré acerca de tu secuestro, a pesar de que no sabía todos los detalles. Frankie no tomó mi amenaza en serio y trató de correr. Él pensó que no me metería con Maddie. Como tú sabes, Dallas, no soy un charlatán. Mis chicos lo alcanzaron, y luego fueron a Luke para recuperar a Maddie. Le dije a Luke que le daría a Frankie a cambio de ti.—Me quedé helada al escuchar sus palabras. Luke fue engañado. Iba a matar a Frankie de todos modos. Su vida me pertenecía, pero quería ver hasta donde llegaba la lealtad de Luke. Quería ver si estaba dispuesto a renunciar a todo por lo que había trabajado tan duro, por una mujer que, según él amaba. —Charlie se tomó un momento para encender su cigarro y pensé que parecía un poco perturbado. ¿Por qué hiciste eso?—le pregunté, mi voz no era acusatoria, sólo tenía curiosidad. Luke y yo tenemos historia. Cuando nos separamos, no fue en los mejores términos. Lo dejé vivo, porque sabía que un día él me necesitaría. Lo subestimé. Pensé que me iba a llamar mucho antes de lo que lo hizo. No estaba al tanto de la historia que tuvo contigo, o la conexión entre tú y Maddie. Frankie iba a morir en mis manos y su hija pagaría por siempre por sus pecados. Maddie. Incluso si nunca hubiera conocido a Frankie, esto aún habría ocurrido. Si Luke no hubiera llamado a Charlie, habría sido ella la que estuviera sentada aquí y no yo. Por supuesto, que le hubiera ofrecido a ella la misma vida que yo he ofrecido, pero ella habría pasado su vida sabiendo que su padre la traicionó y que ella era la responsable de sus deficiencias. Después de escuchar todo esto, puedes imaginar mi sorpresa cuando Luke eligió a Maddie sobre ti. Supe entonces que Luke no estaba al tanto de los problemas entre Frankie y yo, pero ahora entiendo por qué lo hizo. Tú le hiciste prometer que la eligiera, porque sentías que se lo debías a ella.—Él había dado


en el clavo. Maddie había sufrido bastante. Yo no permitiría que ella perdiera la vida que se merecía. Toda su vida ha estado en mi sombra. Me prometí a mí misma que si alguna vez tuviera la oportunidad de hacer las paces con ella, lo haría le dije, jugando con la copa vacía que estaba en mi regazo. He hecho un trato, y tengo la intención de mantenerlo. Le prometí a Maddie que la dejaría en paz, sólo si Frankie venía de buena gana. Incluso después de todo lo que ha sucedido, mi oferta sigue en pie. Ahora tengo una inocente mujer aquí, que es culpable de nada más que proteger a los que ama. Te permitiré que te vayas, Dallas. Te dejaré regresar con Luke, ilesa a cambio de Frankie, pero vendrá con un precio.—Sentí que mi cuerpo regresaba a la vida, cuando me enderecé en mi silla, llena de esperanza y de expectación. Ya sabes mi pregunta, pero la haré de todos modos. ¿Cuál es el precio de mi libertad?—Mi voz salió fuerte y clara, sin una pizca de miedo. Charlie sonrió mientras tomaba la última gota de su coñac antes de terminarlo. Sus ojos se encontraron con los míos con una mirada que sólo un hombre sin corazón podría llevar. Cuando habló, su voz era fría y llena de desafíos. —El último sacrificio.


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Me acosté en mi cama, mirando el espacio vacío a mi lado donde Dallas se acostaba. La recuperaría. Sólo espero que ella no haya hecho algo para que Charlie piense que ella le debe algo. Hablé con él temprano y acordó que el intercambio sólo se hará bajo sus términos. Casi parecía ansioso por entregarme a Dallas y sólo esperaba que era porque ella lo estaba molestando. Sonreí al pensar en lo jodidamente sexy que es mi chica cuando actúa como una perra. Charlie no lo sabía, pero él estaría muy ocupado. Él me había llamado mientras conducía de regreso a casa; preguntando sobre las cosas que le gustaban y que necesitaría. Él quería sus tallas de ropa y sus comidas preferidas. Me aseguré de contarle todo lo que lo que habíamos compartido juntos. Sabía que estaría a salvo y en ese momento pensé que sería imposible recuperarla. Si por alguna casualidad lo hiciera, no sabía cuánto tiempo tomaría, así que me aseguré de contarle todo para mantenerla cómoda. Frankie, quien era el culpable de toda esta mierda, se había convertido en un salvador. Sabía que Maddie estaba luchando con el hecho de que una vez que él se fuera, nunca volvería a verlo de nuevo, pero ella estaba mejor sin el hijo de puta de todos modos. Yo estaría ahí para ella, al igual que siempre lo he estado. Los términos de Charlie no eran los que había anticipado. Él quería a Frankie ileso, lo cual no era un problema, pero él lo quería limpio y bien vestido. Le dije a Red que se encargara de eso y ella insistió en que lo haría sola. Sabía que ella no haría nada que pusiera en peligro el regreso seguro de Dallas, pero ella tenía algo bajo la manga. Tal vez sólo quería darle un susto. Eso sonaba como algo que Red haría. La peor parte de sus demandas era que insistía que yo viniera solo. No le temía a Charlie ni temía por mi vida, pero sabía que era algo que mi club no toleraría. También sabía que cuando los hombres de Charlie me encuentren en la línea fronteriza, si tenía a alguien conmigo, no dudarían en llamar a Charlie y hacérselo saber.


—¡Mierda!—grité al techo. Sabía que tenía sólo dos opciones. Sin importar cual elija estaría perdiendo algo que amaba. Después de horas tratando de convencerlos de que esto era lo mejor para todos, finalmente convencí a Ronnie que retirara a nuestros hermanos de Lake Charles. Brooklyn necesitaba de Ronnie en ese momento. Sabía que ella se culpaba por lo que pasó. Pensaba que tal vez si hubiera esperado un poco más, podría haber hecho algo para evitar que los hombres de Charlie se llevaran a Dallas y a Maddie. En realidad estaba aliviado al saber que Brooklyn se había alejado. Habría cadáveres si ella hubiera estado allí y era algo que no necesitábamos. Convoqué a una reunión de emergencia esta noche y sabía que la casa club tendría una multitud con chalecos, anticipando mi llegada. Probablemente pensaban que tenía un plan de acción que implicaba rescatar a Dallas de esta jodida situación. En laChurch esta noche no iría bien. Podría llegar a explotar y tenía miedo de perder algún hermano en esto, pero sé qué debo hacer. Mañana en la mañana cuando salga, estaré preparado para no volver. Acepté el hecho de que cuando llegue allí, las cosas irían mal y podría perder mi vida. Estaba listo. No tenía miedo de morir, sobre todo cuando vas por alguien que amas. Miré una vez más las maletas de Dallas, esparcidas por el suelo de mi habitación. Ella había colgado la mayoría de su ropa en mi armario. Lo que no cabía estaba en el suelo, sin tocar. Todo olía a ella. Todo lo que tocaba se sentía como a ella y todo lo que veía se parecía a ella. Podría pasar golpeándome a mí mismo por no hacer algo diferente, pero no había nada más que pudiera haber hecho. Ver el rostro de Logan cada día me ayudaba a afrontarlo. Maddie permaneció cerca de mí. Ella tenía miedo de que la odiara por lo que pasó. Incluso llegué a asegurarle que si Frankie se hubiera echado atrás, aún así habría encontrado la manera de traer a Dallas a casa. La sostuve en mis brazos mientras lloraba. Hice bromas estúpidas para hacerla reír. Hice todo lo que estaba en mí para hacerla feliz, pero cada vez que la miraba, todo lo que veía era el rostro de Dallas, ese que puso cuando me miraba a través del cristal de la SUV. Sabía lo que mi chica necesita de mí. Me di cuenta por la mirada en sus ojos. Era la mirada que me daba cada vez que hacíamos el amor. Sabía cómo moverme dentro de ella para hacerla venir, al igual que sabía dónde ubicar mis manos sobre ella, para lanzar su cabeza hacia atrás a su manera sexy que tanto amaba. Ella se burló de mí por mi sonrisa más de una vez, pero siempre me aseguraba de que era algo que ella amaba de mí. Quería apartar la mirada, realmente quería hacerlo. Estaba avergonzado de no


poder hacer nada para salvarla. Eso es lo que hice. Proteger a mi chica, pero no, yo sólo me quedé allí y vi como el hombre más poderoso que conocía, la alejó de mí. Me levanté de la cama y me dirigí por la casa, sonriéndole a los niños que me rodeaban con gritos de “¡Tío Luke!”, las ol’ Ladies estaban de pie cuando entré, todas sonriéndome y admiraban la forma en que besaba a sus niños, me aseguré de darle a cada uno atención especial. Me dirigí a la cocina, llevándolos a cada uno en mis brazos y sosteniéndolos un poco más de lo necesario. Los amaba a todos por diferentes razones. Jenn era como una segunda madre para mí, siempre se aseguraba de que tuviera todo lo que necesitará. Juggs tiene un corazón del tamaño del sol y ha bendecido a nuestra familia con sus cuatro bebés sanos. Carla es la recatada, la que mantiene a todo el mundo a raya. Luci tiene la boca de un marinero y controla la sociedad cuando hacen falsas acusaciones sobre nosotros en los medios de comunicación social. Baby es una niña dulce que se mantiene a sí misma, pero descuidada en cuanto a sus hermanas tenían que ofrecer. Texas es la que nos alimenta. Su habilidad para hacer una comida de la nada, para un puñado de motociclistas ebrios, ha salvado nuestras vidas más de una vez. Entonces, ahí estaba mi Red. Regg es mi mano derecha, ella es mi mano izquierda. Ella me levanta cuando he caído. Ella me enseñó a amar con fiereza. Ella me enseñó acerca de la familia cuando empecé a dudar de mí mismo. Nunca podré pagarle lo que ha hecho por mí. Ella es mi amiga, mi hermana y mi corazón. Salí de mi casa, con miedo de mirar atrás, a las vidas que afectare cuando anuncie mi decisión. Esas ol’ Ladies quienes están detrás de sus hombres cuando la mierda va mal. Ellas son las que mantienen este club entero y yo las necesitaba ahora más que nunca. La barra estaba llena de hombres bebiendo cerveza y charlando cuando entré. Tiny, Regg, Warm, Coon, Octane, Bear, Scratch, Buck, Crash, Kev y BossHog, mi ejército. Hombres que de buena gana me han seguido hasta una posible destrucción en un intento de capturar el hombre que lastimó a la mujer que amo. Incluso si hubiera terminado mal, ninguno de ellos habría hecho algo diferente. Tres PROSPECTS estaban detrás de la barra. El año de entrenamiento de Marty estaba por terminar y los otros no están demasiado lejos. Sabía hasta dónde llegaba la lealtad de Martyy estaría orgulloso de llamarlo hermano. Regg se fijó en mí, tomó una cerveza y se dirigió hacia mí. —¿Son buenas o malas noticias? —preguntó chocando su botella con la mía y tomó un tirón.


—Noticias —dije, sin capaz de mirarlo a los ojos. De todos mis hermanos, sabía que esto puede herir a Regg. —Estamos listos cuando tú lo estés —dijo, notando mi evasión y restándole importancia. Estaba bastante tranquilo desde que regresamos. No había compartido mucho con ninguno de ellos. —Estoy listo —le dije, girándome para caminar hacia las dobles puertas que conducían a la mesa. Me senté a la cabeza de la misma, mirando alrededor de la habitación en la que se encontraban los chalecos enmarcados de los caídos. —Algunos hijos de puta valientes en esa pared —dijo Kev cuando entró, tomando su asiento al final de la mesa. Él observó cuando le asentí y continué mirando las cajas de los recuerdos alineadas en las paredes. Tiny se sentó a mi derecha, Worm a mi izquierda y vi como el resto de los Renegados del Diablo tomaban asiento, esperando a que empiece. —Mi primera orden del día es Marty. Creo que es justo, pese a la situación que se produjo, le demos un voto. Un no es tan bueno como todos los no.—Estábamos alrededor de la mesa cuando todos expresaron su opinión sobre nuestro PROSPECT. Una vez que me tocó a mí, el voto fue unánime. Así como así, Marty se convirtió en el miembro más reciente del Club de Motociclistas Renegados del Diablo—. Lo siguiente, tenemos que compensar a los chicos de Lake Charles de nuestros fondos por venir y ayudar. Coon, ¿dónde estamos en eso? —pregunté a nuestro Tesorero. —Ya gestionado, Pres. Le pagué a Ronnie antes de irse. Él no quería tomarlo, pero finalmente accedió —contestó Coon. —Bien. Quiero agradecerles a todos por su apoyo. Cuando vuelvan a casa esta noche, quiero que les digan a sus ol’ Ladies, novias, hijos, empleadores a todos quienes le hicieron frente a sus ausencias debido a mis problemas, que se los agradezco. —Eso es problema del club —Warm me informó—. No trates de cargar con todo esto a solas. Fue una decisión del club ir detrás de Frankie. Algo que hicimos juntos.— Todo el mundo asintió con la cabeza. —Eso lo agradezco, pero este no es un problema del club. Tomé la decisión de arrastrar al club en esta mierda, tal y como está ahora, no tenemos ningún problema con Charlie. Quiero pedir la aprobación del club para liberar a Frankie para ponerlo en


custodia de Charlie. Él se ocupará de él, independientemente lo que decida. No puedo prometer que lo eliminará, pero si prometer que si Frankie trata de joder el club de nuevo, él tendrá que vérselas con Charlie. ¿Todos a favor de la liberación de Frankie como propiedad del club? —Un coro de «si» lleno de la sala—. ¿Todos en contra? —Un silencio cayó, por lo que la decisión de entregar a Frankie a Charlie era un hecho. Sin objeción. No hay vuelta atrás ahora. Tengo la oportunidad de salvar a mi chica. Pensé que sería feliz, pero mi siguiente orden del día proyectado en mi cabeza me impedía disfrutar de ella, pero no me cabe la duda que mis hermanos no estarán de acuerdo. Tomé una respiración profunda y me preparé para lo que estaba por venir. —He hablado con Charlie. Me comunicaré con él una vez haya votado el club; le daré mi respuesta. Frankie ya no es un problema para los Renegados del Diablo. Él ahora es mi único problema.—Vi como los ojos de mis hermanos se ampliaban, ellos sabían lo que se venía. Me puse de pie en la mesa y me quite mi chaleco. Miré las letras de cuero y la pesada insignia que lo cubría. Había trabajado duro para ganarlo, incluso más duro para mantenerlo. Lo había defendido con mi vida y atesorado. Me trajo felicidad, angustia y consuelo. Recuerdos, tanto, buenos y malos. Desde que tuve la edad suficiente para comprender lo que significaba, lo había deseado. Ha sido mi salvación y mi mejor amigo. Yo era un mejor hombre al usarlo. Sacó lo mejor de mí y a cambio yo le traje dignidad y honor. Ahora me estaba dejando ir. —No puedo cumplir con las demandas de Charlie, mientras lleve este chaleco. No puedo permitir que mi club falle a mi costa. Sé que no hay manera que alguno de ustedes me deje ir solo. Como mis hermanos, tienen una responsabilidad hacia mí, como su Presidente. Me niego a usar ese lugar. Me voy, con Frankie y no puedo llevar a ninguno conmigo. Les pido que me dejen tomar esta decisión como un hombre y no como su Presidente. Sé que si cualquiera de ustedes estuviera en mi posición, harían lo mismo. A partir de este momento, renuncio a ser su Presidente, o hermano en la División de Hattiesburg del Club de Motociclistas Renegados del Diablo. —Puse mi chaleco delantede mí. Sería la primera vez en doce años que no me pertenecería. Era un hombre cargado de pena y dolor. Fui un hombre cargado de pesares y malas decisiones. Al salir de la habitación con la cabeza alta, incapaz de darles la cara a los hombres detrás de mí, fui un hombre que, por primera vez en su vida, estaba solo. Me sentí mal al montar mi Harley sin mi chaleco, pero encontré fortaleza al sentir la vibración en mis manos y el rugido del escape en mis oídos. Era un don nadie, un independiente. El cuero pesado no estaba allí para agotarme, sin embargo, sentía que


tenía el peso del mundo sobre mis hombros. Dallas estaría mañana en mis brazos. Sólo la idea de moldear su cuerpo contra el mío minimizaba el dolor, pero no era suficiente. No estaba completo sin Dallas y no estaba completo sin mi club. No podría vivir la vida a medias, pero por salvar a la mujer que amaba, tendría que hacerlo. No visité ningún bar o pasé por uno de mis clubes. La idea de corregir que alguien me llame LLC me hace enfermar. Al igual que mi chaleco, mi nombre había quedado con él. Ahora sólo era Luke. Vicepresidente de Carmical Construction. Amante de Dallas Knox. Hijo de William y Karen. Tío de numerosos niños. Para algunos, eso sería suficiente. Bueno, no para mí. Mi casa estaba a oscuras cuando volví, justo como lo esperaba. A excepción de un coche ala par de el de Dallas y el mío, un Mustang negro con GET RED en la placa. Esto iba a ser un jodido lío. Tal vez tenía suerte y ella regresó a casa con Regg. El color rojo cereza de un cigarrillo iluminaba el interior de mi cochera y sabía que no tendría suerte. No me molesté en estacionar mi motocicleta en el santuario que había creado para ella dentro de mi casa. Simplemente la atravesé en el camino, me bajé de ella y me apoyé en el asiento. La luz del patio frontal iluminaba la oscuridad de afuera y vi a Red acercarse, llevaba la actitud de patea-traseros que le quedaba tan bien. Ella caminó hasta mí, con el rostro surcado de lágrimas y de rímel, me abofeteó con fuerza en el lado izquierdo de mi rostro. Mi cabeza giró hacia un lado cuando su palma conectó con mi mejilla. —¡Hijo de puta! ¡Cómo te atreves a abandonarnos! —dijo ella, su voz llena de dolor y odio—. Tú eres quien nos mantiene unidos. Esos hombres están perdidos sin ti. —Su odio era algo que no esperaba de ella. De todos, pensaba que ella iba a entenderlo. —No tuve elección, Red—le dije, haciéndola entender. —Siempre tienes una elección. —Sus palabras sonaban verdaderas. Esas, que yo mismo usaba muchas veces. —Sí, bueno elegí mantener con vida a mi club y a mi chica. No podría elegir entre los dos. Charlie exigió que fuera solo y sabía que el club no me dejaría. Incluso si lo hicieran, no quería que lidiaran con esa culpa, si las cosas no salen de la forma planeada. Charlie me dio su palabra, pero siempre lo hace. Él es impredecible, Red. Él nunca accedió a no hacerme daño o a Dallas una vez que el trato se cumpla. Él es capaz de cualquier cosa.—La tenía por los hombros, mirándola a los enrojecidos ojos color avellana. Necesitaba hacerla entender. Regg la necesita. No puedo tenerlos a ambos en


mi contra. Si pierdo uno, pierdo el otroy estaba tratando de salvar la amistad que tenía con ellos. —Podríamos haber encontrado otra salida —susurró ella, sollozando suavemente en frente de mí. Sin importarle que su maquillaje estuviera corrido o que el flujo de su nariz se mezclara con las lágrimas que corrían por su rostro. Esta era una mujer cuyo aspecto era la última cosa en su mente en un momento como este. Le sequé las lágrimas con mis pulgares, luchando contra mis propias lágrimas. Si alguna mujer podría poner a un hombre en su lugar, esa era ella. —No hay otra salida, nena. Esto es todo. Es todo lo que tengo que ofrecer. ¿Qué hago, Red? ¿Cuál es mi objetivo principal en la vida? —pregunté. —Proteger a tu familia —ella susurró. —Eso es correcto. Todos ustedes son mi familia. No puedo mantenerlos a todos a salvo si me quedo. Con renunciar al club, estoy manteniéndolos a salvo y a Dallas también.—Red asintió con la cabeza. Ella entendió—. Red, te necesito. No me odies, porque yo no puedo vivir en un mundo en el que lo haces.—Ella me miró con sus ojos llenos de lágrimas. —Yo nunca podría odiarte —dijo, echándome los brazos al cuello y enterrando su rostro en mi pecho. La abracé durante mucho tiempo, dejando que llorara en mi camisa. A veces me imagino que incluso los más fuertes se rompen. Cuando recobró la compostura y se limpió el rostro, me dio la sonrisa que tanto me gusta—. Ven y te prepararé la cena. Mañana tienes que ir a buscar a nuestra chica. Red insistió en que dejara venir a Frankie y que comiera la cena con nosotros en la cocina. Alguna mierda como la última cena. Cuando le dije que él no era Jesús y nosotros no éramos sus discípulos, ella aclaró que se refería a la última comida, de un recluso condenado a muerte antes de ser ejecutado. Rodé los ojos, pero sabía que no podría callarla hasta que lo trajera arriba con nosotros. Encontré a Frankie, desatado y solo en el búnker debajo de mi casa. La puerta superior de las escaleras no estaba con llave. Tardé un minuto en controlar mi ira. Maldita Red. Podría haber escapado. —Oye Frankie —llamé, de pie en las escaleras mirando hacia abajo. Él estaba de lado tumbado en la cama sin moverse—. Frankie —repetí un poco más fuerte esta vez. Mi estómago se contrajo y contuve la respiración mientras bajaba las escaleras. Algo en


mi interior me decía que Frankie no estaba respondiendo, porque él estaba dormido, o porque estaba muerto. Para cuando pise el último escalón, sentí que me iba a desmayar. Entonces, Frankie rodó hacia mí, dándome esa horrible mueca de mierda suya. —Sólo bromeaba contigo, Luke. No estoy muerto.—Si no fuera por Dallas, lo habría matado con mis propias manos—. ¿La cena esta lista? Me muero de hambre. — Quería decirle que se vaya a la mierda, lo único que comería sería era un maldito sándwich, pero Red gritó en ese momento para que nos apresuramos de una puta vez. —Tú tienes que ser el bastardo más afortunado en este planeta —murmuré, agarrando a Frankie por el brazo y empujándolo delante de mí. —Sí, bien ya sabes Lukeyboy, yo siempre he tenido bastante suerte. Recuerdo esa vez en Reno. —Dejé de escuchar cuando me quedé mirando la ropa que llevaba. Maldita Red. —Ooh Frankie, qué bien te ves —dijo Red, dándome un guiño. Le di mi mirada dete-voy-a-arrancar-el-puto-corazón y ella movió su mirada de mí hacia Frankie. —Esos son mis jeans —le dije a nadie en particular. ¿No le molesta a nadie que él esté usando mi maldita ropa? —Oh Luke, estás siendo una chica. Puedes conseguirla de vuelta cuando Charlie lo mate. Estoy segura que no le importara.—Me puse serio con su comentario, no puedo creer que haya dicho eso. Frente a Frankie. Odiaba al hombre, aun así sentía pena por él. Red no tenía un puto corazón. Entré en la cocina, sirviéndome un plato yo mismo. Red le sirvió a Frankie y lo puso en la mesa para él. La risa de Frankie era nerviosa mientras cavaba en el puré de papas y salsa de carne que yo sabía estaban divinos. —Eres una perra malvada —le dije, caminando detrás de ella y susurrándole en su oreja. Ella se encogió de hombros, sin molestarle mi elección de palabras. —Frankie sabe que lo odio. Él se merece todo lo que consigue —dijo mientras se apoyaba contra el mostrador, lamiendo la cuchara cubierta de mezcla de torta de chocolate—. Incluyendo esas patatas. —Hijo de puta.


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Cuando la mañana llegó, Frankie probablemente deseaba la muerte. Cagó unas cincuenta veces durante la noche. No es que yo estuviera contando, eso es lo que él me dijo cuando nos metimos en mi camioneta y nos dirigimos al oeste. No me importaba que Frankie estuviera enfermo toda la noche. Él se miraba vivo y bien hoy, y eso era lo que importaba. Estaba bien afeitado, vestido con mis malditas ropas y parecía casi normal. Le informé que no quería hablar, y que sólo tenía que entregarlo vivo, no ileso. Era una mentira, pero me importaba una mierda. Prometí romperle un dedo si hablaba, por lo que decidió simplemente mirar por la ventana en lugar de una conversación. Buena jugada, Frankie. Llamé a Charlie para dejarle saber que íbamos para allá. Me dijo que nos encontráramos en la cabaña y que llevaría a Dallas. La sola mención de su nombre me ayudó a recordar porque estaba haciendo esto. Pedí hablar con ella, pero se negó. Dijo que quería disfrutar la mañana con ella, y que si hablaba conmigo la alteraría. Eso me molestó, pero no dije nada. Él sabía que estaba loco y llamarlo por mierdas como esa, podrían molestarlo. Había llegado demasiado lejos como para arruinarlo todo con mi temperamento. Entregaría a Frankie a Charlie. Él me dará a Dallas. Todo iba a estar bien.

Llegamos a la cabaña, y en el patio estaban dos SUV negras. Retrocedí mi camioneta en el patio frente a ellas. Tan pronto como tenga a Dallas, nos iríamos. Necesitaba una salida rápida si las cosas iban mal, y de hecho nos la arreglamos para salir de la camioneta. Le di un codazo al hombro de Frankie, para despertarlo. El hijo de puta se había dormido todo el camino, incluso cuando me detuve a llenar el tanque, él se negó a salir. Lo esposé al volante, no estaba seguro de si iba a tratar de escapar o no.


Un hombre haría cualquier cosa cuando sabe que está a punto de morir. Cuando miró a su alrededor y vio a donde estábamos, yo esperaba que se volviera a mí y me rogara. Él merecía jodidamente morir. Yo ni siquiera podía pensar en lo que le había hecho a Dallas cuando estaba en mi casa. Lo evitaría a toda costa y si no fuera por la hermosa chica que conduciría a casa conmigo en el mismo asiento donde su asqueroso trasero estaba en este momento, le habría hecho sufrir una muerte lenta y dolorosa. —Bueno, ¿vamos a salir o simplemente nos quedaremos aquí sentados? Tengo que mear, y tienes que trabajar en tu forma de conducir o mejor consíguete un maldito coche. Esta camioneta me acaba de golpear hasta la muerte gruñó, tratando de alcanzar la manija de la puerta. No más que yo, Frankie. No más que yo. —Extendí la mano y agarré su brazo, esperando que Charlie haga el primer movimiento. Él salió del coche y mantuvo la puerta abierta, sonriendo dulcemente a quien él le estaba hablando. Entonces la vi. Olvidando cómo respirar cuando vi a toda mi vida emerger desde el coche. Ella estaba impresionante, literalmente, justo como siempre lo había sido. Su falda ajustada envuelta alrededor de sus perfectamente tonificadas, piernas bronceadas. Estaba de pie en un par de tacones negros, e incluso desde aquí, pude ver el collar que le di colgando encima de un botón de su blusa negra. Ella era jodidamente perfecta, y era mía. Bájate le espeté a Frankie, él tenía que hacer algo para molestarme. La visión de Dallas por primera vez en más de diez días, me sacaba de mis casillas. No tienes que gritarme, arrogante de mierda. Ya voy.

Bueno, eso lo hizo.

Charlie pueda que no te mate. Él en realidad pueda que te deje vivir. No presiones tu jodida suerte conmigo, sin embargo. Te quiero muerto. —murmuró algo que no podía entender y salió de la camioneta. Tomó una respiración profunda y caminó. Es hora de hacer un trato con el Diablo.


No sabía a dónde nos dirigíamos. Charlie sólo me dijo que quería mostrarme su cabaña. Tuve que preguntarle cuando alcancé a ver a Luke, pero me dijo “cuando sea el momento” en esa voz que me dio a entender que no debería preguntar de nuevo. Pensé que el camino que habíamos tomado me resultaba familiar, pero en Texas, había muchos campos abiertos que se parecían a éste. Todavía no estaba segura de si estaba en el lugar correcto hasta que vi la camioneta de Luke a toda velocidad por la carretera. Sin darme cuenta, había agarrado la mano de Charlie y apretado. No podía creer lo que mis ojos veían cuando su camioneta me dio una vista completa y lo vi por primera vez. Miré a Charlie y le sonreí, él no me devolvió la sonrisa, sólo vio mi reacción. Luke estacionó su camioneta en el patio frente a nosotros de manera que los vehículos estaban enfrentándose el uno al otro. Es el momento de salir, Dallas. ¿Estás lista? Asentí con entusiasmo, las palabras “el último sacrificio” resurgieron en mi mente. No me importaba nada excepto ver a Luke en este lugar. Charlie bajó del coche, y extendió su mano para que la tomara, sonriendo cálidamente. Me deslicé en el asiento y puse mi mano en la suya. Cuando las puertas fueron cerradas y tuve una vista completa del rostro de Luke, me di cuenta de que parecía molesto mientras miraba a Frankie. ¿Cómo se las arregló para conducir todo el camino hasta aquí con él? ¿Estaba solo? El pensamiento de Luke, a solas con Charlie, Frankie y todos los matones de Charlie me envió un escalofrío por mi espalda. ¿Dónde estaba el club? Cada pensamiento, cada preocupación y todo mi miedo se calmó cuando Luke salió de la camioneta. Él estaba tan increíblemente perfecto que tuve que recordarme como respirar. Incluso con su ojo izquierdo aún negro y ligeramente hinchado, el corte en el labio y el vendaje que llevaba en su ceja, él estaba hermoso. No hay manera que alguna persona en este planeta pueda sentir lo que siento por Luke. Llevaba jeans holgados y una camiseta blanca. Era el único hombre que conocía que podía llevar algo tan simple y verse condenadamente bien. No llevaba su usual gorra negra con las letras ‘DFFD’, en su lugar llevaba una gorra gris con el símbolo UnderArmor. Se dio la vuelta hacia atrás y Luke parecía un matón callejero mezclado con un toque de motociclista y chico de campo, por sus botas de vaquero color marrón con punta que llevaba en sus pies. Chico malo de un metro ochenta y ocho poniendo una mirada de obstinación mientras


permanecía con los brazos cruzados, dejando al descubierto los tatuajes para que podamos verlos. ¿Cómo me las arreglé para sobrevivir diez días sin él? Charlie dio un paso hacia Luke y estaba agradecida de que él estaba sosteniendo mi mano, o de lo contrario me hubiera caído de bruces. Forcé mis piernas a que caminaran a su ritmo, cuando lo único que quería hacer era salir corriendo y envolver mis brazos alrededor de la cintura de Luke. Luke y Frankie estaban en el capó de la camioneta y caminaron una distancia corta hasta nosotros. Me sorprendió la forma en que Frankie lucía. No se parece al maníaco enloquecido que recuerdo. Tenía la cabeza afeitada, al igual que su rostro, su ropa estaba muy bien y él lucía normal. No estaba sucio y desagradable, o agitando una pistola. Este debe ser el hombre en el que Maddie pensaba cuando lo imaginaba como su padre. Mi corazón dolía por ella, e incluso por él. A pesar de lo que me había hecho, este era un ser humano y tenía una hija, una que obvio le importaba. Él no podría haber hecho el mejor trabajo en demostrarlo, pero seguro que había movido un montón de mierda al tratar. Luke, es bueno verte. Estoy orgulloso de que tomaras en serio mis exigencias y vinieras solo. Estoy seguro que tu club no estaba muy contento por eso. —Luke se encogió de hombros fingiendo desinterés, pero noté la mirada distante en sus ojos cuando Charlie mencionó el club. Eso es porque él “patchedout18” Frankie intervino. Incluso su voz sonaba diferente. Yo no sabía lo que significaba ‘patchedout’, pero supuse que tenía que ver con que él viniera solo. Luke mantuvo sus ojos en Charlie, sin reconocer el arrebato de Frankie. ¿Patchedout? —preguntó Charlie, por la mirada de sorpresa en su rostro me hizo preguntarme qué demonios significaba. Charlie se giró hacia mí y al ver mi expresión confusa, me dio unas palmaditas en la mano y una sonrisa. Me di cuenta que los ojos de Luke cayeron en nuestras manos mientras movía su pies—.Eso significa que Luke dejó el club. —Mis ojos encontraron los de Luke y pude ver que Charlie dijo la verdad por la mirada pérdida en los ojos de Luke.

18

Patchout:En terminología del Club de Motociclistas, es cuando un miembro renuncia a su chaleco, o le quitan su chaleco.


¿Por qué? —pregunté, incapaz de mantener la boca cerrada. El club era la vida de Luke. Él me miró, con sus brillantes ojos azules. Fue un sacrificio que tenía que hacer para mantenerlos a salvo dijo él, hablándome como si nadie más estuviera allí. ¿Era eso lo que Charlie quería decir con el “último sacrificio”? ¿Sabía que Luke tendría que hacer patchout del club para venir a buscarme? El pensamiento me molestó y me giré hacia Charlie. Dijiste que Luke y tu estaban bien. Que no había problemas entre ustedes dos. ¿Por qué lo pusiste en esa posición? ¿No lo has lastimado lo suficiente? No le estaba gritando a Charlie pero tampoco le estaba exactamente susurrando. Mi voz probablemente era más alta de la que tenía que ser. Me giré hacia Luke y ahora era su turno para lucir confundido. Charlie se rió de mi arrebato. Oh mi dulce, inocente Dallas. El último sacrificio no era para Luke. Era para ti.


Traducido por 3lik@ Corregido por Morin

La casa de Luke estaba de locos. La gente corría de un lado a otro, colgando pancartas y banderines. Parecía más una fiesta de cumpleaños de cinco años, que una fiesta de bienvenida. La casa club estaba limpia, la casa estaba limpia, los regalos estaban sobre la mesa y la comida estaría aquí en la mañana. Yo estaba jodidamente cansada. Tenía que hacer algo para mantener mi mente ocupada, así que llamé a las chicas y decidí que debíamos planear una fiesta. Regg pensaba que no era una muy buena idea. Él trató de decirme de una manera que no me dejara histérica, ya que había una posibilidad de que Dallas no regrese a casa. No quise saber más. Luke iba a traer a Dallas a casa con nosotros. Lo sabía, como que mi cabello es rojo. Ella estaría aquí y estaría feliz, saludable y con resaca al terminar la noche. Además, ella tenía mierda que atender cuando llegue a casa. Le rogué a Luke para que me dejara ser la encargada de preparar a Frankie hasta la perfección antes de irse. Por la gracia de Dios, aceptó. Lo soborné al prepararle su comida favorita, ropa limpia y una ducha caliente, me las arreglé para sacarle la información sobre lo que pasó mientras Dallas estaba en Tupelo. En efecto, esa maldita rata, Stacy, intentó matarla envenenando su bebida. Él pensaba que conseguiría algo si ella moría, bien no más. Stacy está prácticamente muerto. Lo organizaría con Dallas para verlo, por última vez, antes que su vida le sea arrebatada. Ella podría conseguir sus respuestas y luego seguir viviendo y pensando que Stacy se trasladó a otro lugar. Conocía a un gorila que me debía un favor, uno grande. Estaría dispuesto a pagar su deuda, eliminando a Stacy, sin embargo le costaría eliminarlo. Lo bueno es que a él le gustan los retos.


Regg no me diría esa mierda, en lo que a Luke respecta. Traté de sacarle algo, pero él no parecía ceder, aún así parecía muy interesado en lo que Luke me dijo. Me las arreglé para conseguir dos citas en mi restaurante favorito si me rindo a lo que tenía. Al parecer, Luke no discutió con los chicos las demandas de Frankie. Lo mantuvo corto y al grano sin embargo, me lo dijo. Él sabía que se lo iba a decir a Regg, y sería mucho después de que se fuera. El viejo Luke era inteligente. Sabía que era difícil para él, dejar el club, pero no pude controlarme cuando lo vi. Me sentí realmente bien al darle una bofetada y saber que no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto. Hace mucho que quería hacer eso. Llamé a Lindsey y conseguí que me apoyara con lo que estaba pasando. No le dije a ella sobre el secuestro; sólo que Dallas estaba fuera de la ciudad y que regresaría mañana. Le dije que la fiesta era sólo algo para levantarle el ánimo y hacerle saber que nos importaba. Lindsey fue fácil de convencer y le encargué un montón de platos que quería que hiciera, prometiéndole ir por ellos. También llamé a Brooklyn. La voz se corrió sobre que Luke y Ronnie había programado un viaje de todos modos, así que funcionó. Todo estaba listo y en su lugar. Todo lo que necesitaba era a mi Luke y a Dallas, y recé mucho para que lograran regresar.


Dallas Ahora estábamos en la sala de estar de la pequeña cabaña. Frankie sugirió que entráramos, pero no escuché cuando habló. Estaba demasiado ocupada tratando de procesar lo que me había dicho. Me senté en el viejo sofá, mirando los ojos de Luke, quien sólo me ofreció una sonrisa tensa. Él estaba sentado en un sofá con uno de los matones de Charlie a cada lado. Ellos estaban quietos con las manos a los lados y no cruzadas delante de ellos como normalmente lo hacen. Algo iba a pasar y me di cuenta por su postura, que podrían requerir fuerza física para controlar a Luke. Las manos de Frankie estaban atadas a su espalda y ahora él estaba de rodillas sobre el piso. Charlie estaba en otra habitación al teléfono y cuando entró, lo sentí antes que verlo. Su mera presencia exigía mi atención. Lo miré y la cálida expresión que solía llevar fue reemplazada ahora por una fría, sin corazón, una que no había visto en él desde la primera vez que lo vi. Él cruzó la habitación, y mis ojos lo siguieron. Sabes, Frankie, pensaba en dejarte vivir hasta que Dallas compartió conmigo lo que le hiciste. Sentí los ojos de Luke en mí y tanto como quería, no podía mirarlo . Desde que ella me lo dijo, he pensado en un millón de maneras de matarte. Me robaste dinero, pero de ella, tomaste mucho más. Cuando le pregunté a ella si mataría por ver a Luke de nuevo, su respuesta fue que ella daría su vida por los que ama. Ella me preguntó: ¿Ese último sacrificio no era suficiente? Verás, no creo que el dar la vida por alguien sea el más grande castigo. Es cuando tomas una vida lo que realmente hace una diferencia. Eso es algo con lo que tienes que vivir por el resto de tu vida. Puede ser bueno, y puede ser malo. Los soldados, por ejemplo, cobran la vida de los hombres para proteger nuestro país todos los días. Cuando van a dormir por la noche, ellos piensan sobre sus deberes y le dan orgullo. El hecho de saber que hay un hombre menos por ahí buscando hacerle daño a sus familias y compatriotas vale la pena sacrificarse por ello. En algunos casos, tomar una vida por accidente, o por no tener elección. Te despiertas todos los días, preguntándote si hay una diferencia. Si das tu propia vida, tus preocupaciones terminaran. Es la vida quien hace los sacrificios, no la


muerte. Metió la mano atrás de sus pantalones, y reveló un pequeño revólver aquí, Dallas.

. Ven

Luke se puso de pie antes que yo, e inmediatamente fue puesto en el sofá. Cada matón mantuvo una mano firme en sus hombros. Tragué duro y lo miré. Él estaba visiblemente conmovido por algo, pero desconocía el qué. Charlie no me haría daño. ¿O sí? Dallas. Escuché a Charlie decir, y sabía que si no iba con él, Luke podría sufrir por ello. Me puse de pie, limpiando mis palmas sudorosas en mi falda y caminé hacia él. —¿Tienes miedo, Dallas? —Sí —le susurré, mi cuerpo temblaba de miedo. Frankie era el único que se suponía iba a morir hoy, pero él no había pronunciado una sola palabra. —No tengas miedo, amor. Eres un soldado. Sus ojos se estrecharon mientras me miraba. Cuando hablaba, era en un tono bajo y amenazante . Ahora, toma esta pistola y mata al hombre que arruinó tu vida. Mata al hombre que tomó la vida de tu madre. Esta es tu oportunidad de hacer del mundo un lugar mejor, Dallas. Si deseas hacer el máximo sacrificio por Maddie, ahora tienes la oportunidad. Me quedé mirando el arma que había colocado en mi mano sin saber. Sus palabras me hipnotizaron a tal grado que ni siquiera sentí su peso, hasta ahora. Charlie se enderezado en frente de mí y asintió con la cabeza. Me di la vuelta para ver a Luke mirándome con una mirada que no podía descifrar. —No tienes que hacer esto, nena. Este no era parte del trato —dijo Luke, su voz me acariciaba. —Este trato es mío y de Dallas, Luke. Es el precio a pagar al pasar sus días sin mí. Todo tiene un precio. Lo sabes. Luke ignoró las palabras de Charlie y mantuvo los ojos fijos en mí. —Lo arreglaremos, nena… —comenzó Luke. Charlie lo cortó antes de que pudiera decir algo más. —Esto no tiene negociación.


—Ella no es una asesina, Charlie. No la conviertas en algo que ella no es. Ella es inocente en todo esto, y lo sabes. Yo lo haré. Sólo libérala de esto —declaró Luke. Miré a Frankie con su cabeza baja. ¿Realmente podría tomar la vida de este hombre? Pensé en lo que me había hecho. Pensé en las pesadillas que me causó y la forma en que su asqueroso aliento soplaba en mi cuello mientras me hablaba, mientras estaba colgada en el granero. Pensé en cómo me sentí cuando él puso sus manos sobre mí, y cómo incluso ahora, me hizo sentir sucia. Entonces pensé en lo que le había hecho a Maddie. Cómo la traicionó huyendo cuando sabía que si lo hacía, ella le sería arrebatada. Ella sería arrebatada de Logan, dejándolo crecer sin una madre o un padre. Frankie levantó la cabeza, sus ojos me rogaban. Vi en su boca la palabra “por favor”, pero ya era demasiado tarde. Había tomado mi decisión.


Traducido por Eni Corregido por Morin

Me senté en el pequeño sofá, evaluando la situación ante mí. Me pregunté lo mucho que tendría que pagar, si me las arreglaba para escapar de los hombres que me sujetaban y agarraba el arma de la mano de Dallas. Tal vez, podía matar a Frankie antes de que tuvieran oportunidad de dispararme. Esta fue la manera de Charlie de poseer a Dallas. Él sabía que, por el resto de su vida, ella pensaría en este día. Pensé en los hombres que había matado. Eran hijos, hermanos, padres y todos los días veía sus caras. Todos merecían morir, pero eso no lo hacía más fácil. Esa mierda del “último sacrificio” sonaba como algo salido de una película de ficción de mierda. Vi a Dallas tirar del martillo del arma. Tenía que hacer algo. No podía dejar que viviera con esto. Frankie levantó la cabeza, lo vi articular la palabra “por favor”, y observé cómo sus ojos se llenaron de lágrimas. Miré de nuevo a Dallas, listo para hacer mi movimiento cuando sus labios se movieron. Las palabras que dijo salieron en voz alta y clara, y sonaron frías y distantes. —Demasiado tarde dijo, obviamente su mente estaba en un lugar diferente. Antes de procesar lo que pasaba, el arma se disparó y el cuerpo sin vida de Frankie se desplomó en el suelo. Me quedé mirando fijamente sus grandes ojos que parecían mirar directamente hacía mí. Tenía un agujero redondo que estaba centrado perfectamente en medio de su frente. La materia cerebral cubría la pared detrás de él. Su boca estaba ligeramente abierta, un hilo de sangre salía de ella y caía en el piso. Miré a Dallas, aún tenía el arma apuntando al lugar donde Frankie se sentó hace sólo unos segundos. Sus ojos estaban fijos en la pared detrás de él y su pequeño cuerpo comenzó a temblar ligeramente. Me puse de pie, dispuesto a combatir los hombres a mi lado si trataban de retenerme. No me detuvieron y cuando fui hacia Dallas, tomé el arma de su mano y rápidamente limpié las huellas con mi camiseta. Arrojé el arma en el sofá y giré a Dallas hacía mi, tirando de ella en mis brazos. Le tomó un segundo recuperarse y darse cuenta que era yo quien la estaba sosteniendo. Sus brazos fueron alrededor de


mi espalda mientras sollozaba en mi pecho. Joder, extrañaba a esta chica. Acaricié su cabello, susurrando que estaba a salvo y que yo estaba aquí. Besé su cabeza una y otra vez, amando la sensación de su pelo en mis labios. Sólo su olor me trajo de vuelta a la vida. Podría haberme quedado allí abrazándola todo el día, pero sabía que necesitábamos salir de aquí, ahora. Puse a Dallas a mi lado y me volví hacia Charlie. Había tantas cosas que quería decirle, pero estábamos libres de deudas. No le debía nada y tampoco Dallas lo hacía. Este era el momento perfecto para mantener mi boca cerrada. Charlie se nos acercó, sonriendo como un papá orgulloso. Enfermo de mierda. —¿Puedo? —preguntó, señalando a Dallas. De ninguna maldita manera la dejaría ir. Simplemente lo miré y levantó las manos en frente de él en una señal de rendición. No quería que recibiera esa patada irrespetuosa, así que, hablé con Dallas, esperando que lograra tolerarlo sólo por unos minutos más. —Nena, ya nos vamos, pero Charlie tiene algo que decirte. —Dallas volvió la cara para mirarlo, su cabeza aún enterrada a mí costado. —Sí, Charlie —susurró. Me sorprendió que se las arreglará para hablar. —Mi tarjeta está en las bolsas junto con las cosas que te compré. Están en el asiento trasero de la camioneta de Luke. Si alguna vez me necesitas, sólo estoy a una llamada de distancia. Te doy mi palabra. —Me miró dejándome saber que las siguientes palabras que dijo estaban prácticamente grabadas en piedra—. Que el siguiente favor que me pidas, vendrá sin condiciones. Cortesía de la casa. —¿Charlie usando metáforas? ¿Qué carajo? Dallas asintió y luego me miró. —Quiero ir a casa. Nos conduje fuera del estado de Texas. No podía poner kilómetros de distancia entre Charlie y nosotros lo suficientemente rápido. Dallas estaba en el asiento del pasajero. Sostuve su mano en la mía mientras conducía en silencio por la autopista. Después de treinta minutos, se desabrochó el cinturón de seguridad, levantó la consola y se deslizó a mi lado. Envolví mi brazo a su alrededor, mientras ella acurrucaba su cuerpo junto al mío. Joder, encajaba perfectamente en mis brazos. Treinta minutos después de eso, supongo que sentía que no estaba lo suficientemente cerca de mí. Se


arrastró en mi regazo, a horcajadas sobre mi cintura y apoyó la cabeza en mi hombro. Ajusté el asiento y el volante, para que pudiéramos estar más cómodos, y no es que necesitara comodidad. Podía sentarme en la posición más incómoda por horas, siempre y cuando ella estuviera encima de mí. Sus manos frotaban la parte trasera de mi cuello y juro que me estaba oliendo. Sólo la sensación de sus manos en mí tenía a mi polla en posición firme. Sabía que era un imbécil por pensar en sexo en un momento como este, pero joder, la había echado de menos. Una vez que atravesamos Luisiana, comencé a buscar un hotel. No me importaba cuál fuera, con tal que tuviera una cama y una ducha. Encontré un Best Western justo al lado de la autopista en Lake Charles, LA, y estacioné. Eran casi las diez y sabía que no podíamos hacer el viaje a casa de cuatro horas sin dormir. Sólo quería encontrar una cama y abrazar a mi chica. Diablos, por mi podíamos dormir en la camioneta, pero Dallas necesitaba algo más cómodo que un camioneta. —Nena, tenemos que registrarnos —dije, quitando el cabello de su rostro y mirándola. Joder, era hermosa. Quería besarla. Quería sentir esos labios perfectos contra los míos. Quería sentir su boca en todas partes, y quería probar cada centímetro de ella. Ella quería lo mismo. Lo sabía por la mirada en sus ojos que me necesitaba. Si la besaba ahora, nunca dejaríamos la camioneta. —Adelántate —dijo, con la voz ronca y sexy como el infierno. Debió haber sido por llorar. Sacudí la cabeza. De ninguna maldita manera iba a dejarla fuera de mi vista. —Vas conmigo. Puedo cargarte o puedes caminar, pero vas. —Mi tono fue un poco duro y me pateé mentalmente por ser tan imbécil. Ella sólo sonrió. Maldita sea esa sonrisa. Estaba a su merced cuando me miraba así. Me arrastraría por el infierno con tanques de gasolina en mi espalda, sólo por verla sonreír. —Caminaré —dijo levantándose y deslizándose fuera de mí. Su falda se levantó, dejándome ver un poco de su braga de encaje negra que cubría su dulce coño. Mi polla dolió al verla. Salí dela camioneta, sosteniendo su mano mientras salía del asiento y se ponía de pie, enderezando su falda y extendiendo su mano para agarrar sus zapatos. Su culo perfectamente formado estaba en frente de mí, y tomó todo lo que tenía no rasgar su falda y follarla allí mismo. Me ajusté mientras ella no estaba viendo, dándole un apretón a mi polla, tratando de encontrar algún alivio. Jodidamente no funcionó. Cuando se puso los zapatos, caminamos agarrados de la mano hacia la recepción y reservamos una habitación por una noche, en la planta baja. Cuanto más cerca estuviéramos de la camioneta, mejor. Estacioné en frente de nuestra habitación, y una


vez adentro y con la puerta cerrada, me atacó. Sus brazos fueron alrededor de mi cuello y sus labios encontraron los míos. Ni siquiera tuve tiempo de procesar lo que estaba pasando cuando su suave lengua húmeda invadió mi boca. Dejó salir pequeños gemidos mientras cubría mi boca con la suya, masajeando su lengua con la mía. Me había presionado contra la puerta, y en ese instante supe que ambos necesitábamos que estuviera en su interior. Me controlé y lentamente desabroché su falda, construyendo la anticipación. Había pasado mucho tiempo desde que le hice el amor a mi chica, y tenía que ser perfecto.


No podía conseguir suficiente de Luke. El viaje hasta aquí casi me mató. No quería nada más que olerlo, probarlo y tocarlo. A él no pareció importarle que me acurrucara en su regazo. Pude sentir su dureza empujando contra mí y tomo todo lo que tenía para no follarlo ahí mismo. Pensé que habíamos llegado demasiado lejos para morir en un accidente de auto por no poder controlarnos. Ahora, aquí estaba, con él, en un hotel y no podía quitarle la ropa lo suficientemente rápido. La paciencia de Luke era casi molesta. Se tomó su tiempo, desabrochando mi falda e incluso ralentizó nuestro beso. Quería que la rasgara y me besara con tanta fuerza que hiciera que mis labios se hincharan. No quería pensar en nada más que él. No lo haría. —Por favor —rogué, sabiendo que él sabía lo que quería. —Cálmate, cariño. Ha pasado un tiempo. No quiero hacerte daño —susurró contra mis labios. —Lastímame. No me importa —dije, hundiendo mi lengua de nuevo en su boca. Se rió entre dientes y liberó mi falda, dejándola caer al piso. Inmediatamente, comencé a subirme en él, y no tuvo más remedio que agarrar mis muslos y levantarme. Casi me corro cuando su polla dura se rozó contra mí. Incluso a través de sus jeans, se sentía largo y grueso. Me llevó hasta la cama y me dejó caer suavemente, cubriendo mi cuerpo con el suyo. —Te extrañé, nena. Sólo quería probarte. Quería sentirte. Necesitaba saber que realmente estás aquí conmigo —gemí ante sus palabras mientras se deslizaba hasta el piso, arrodillándose entre mis piernas. Quitó mis tacones y me besó mi pierna. Agarró mis bragas, las deslizó por mis piernas y me abrió ante él. Besó el interior de mis muslos, probándome. Cuando su lengua finalmente se deslizó entre los labios de mi coño, tiré mi cabeza hacia atrás y grité. Mis dedos se apretaron en su cabello, mientras empujaba su boca aún más en mí. Sacudí mis caderas, montando su cara, sin retener nada. Su lengua se frotó con lentos círculos alrededor de mi clítoris hasta que exploté en un orgasmo que dejó todo mi cuerpo temblando. Ahora la paciencia de Luke se había ido mientras se subía por encima de mí y me sentaba. Removió mi camiseta y mi


sujetador, luego, suavemente me empujó hacia atrás en la cama mientras se quitaba su ropa. Tomó mis pechos en sus manos y pellizcó mis pezones con rudeza. El placer se disparó a través de mí cuando los hizo rodar entre sus dedos. Su boca reemplazó sus manos y succionó mis pezones suavemente, calmándolos con cada golpe de su lengua. Su polla estaba presionada contra mi entrada y empujó, daba gritos de placer cuando la punta se deslizó en el interior. —Joder, nena. Estás tan húmeda —dijo, sorprendido por la facilidad con que se deslizó dentro de mí. —Más —rogué contra sus labios. Pasé mi lengua por ellos. Empujó más profundo, llenándome completamente y me quitó el aliento. Arqueé mi espalda, instándolo a ir más profundo y accedió. Entraba y salía de mí lentamente, manteniendo su frente presionada contra la mía todo el tiempo y mirándome a los ojos. El amor que hicimos fue hermoso. Sólo la sensación de él dentro de mí, probando sus labios, respirando su olor era suficiente para completarme. No había manera de que pudiera querer nada más de lo que tenía en este momento. Mis manos se movieron a su espalda, sintiendo sus músculos relajarse cada vez que se enterraba profundo en mi interior. Se dio cuenta por el apretamiento de mis músculos y la rigidez de mi cuerpo, que estaba cerca. Se movió con más fuerza y más rápido, llevándome al punto del éxtasis que sólo él podía. Nos corrimos juntos, ambos ahogados en una ola de placer. Fue diferente esta vez, más intenso. Tal vez porque habíamos estado separados por mucho tiempo. Quizás porque sentíamos que teníamos que aprovechar el tiempo que teníamos juntos. Lo que sea que fuera, me hizo darme cuenta que si tenía un día más, o cien años más en este planeta, equivaldrían a nada si no estuviera con Luke. Luke y yo tomamos una ducha juntos. Una que pasaría a la historia. Empezó conmigo lavándolo, luego él lavándome, después yo arrodillada, luego contra la pared mientras se enterraba en mí. Fue épico. Ahora, acostada a su lado, haciendo círculos en su pecho con mis dedos. Su abdomen estaba cubierto de moretones púrpura y azules, pero Luke tenía la fortaleza de un toro. Ni una sola vez mostro el más leve indicio de que estaba adolorido. Me dijo que tenía algunas costillas rotas, pero por la forma en que me folló contra la pared, no le creí.


—¿Te duele? —pregunté, mi mano rozando suavemente sus costados. —Como el infierno —respondió sonriéndome, enrollando un mechón de mi cabello. —Pero en la ducha… —comencé, sin saber cómo terminar la frase. —Nena, cuando estoy dentro de ti, eres todo lo que siento. No hay lugar para el dolor, cuando estás involucrada —dijo, llevando su sonrisa sexy. Maldita sea, amaba a este hombre. —¿Debería sentirme mal por matar a Frankie? —Mi pregunta lo agarró fuera de base, y por primera vez, Luke no supo que decir—. Me refiero a que, tal vez no lo he asimilado, pero en todo lo que podía pensar cuando lo miraba era en todas las cosas horribles que me hizo y todo el infierno que le hizo pasar a Maddie. ¿No se merecía morir? —pregunté, mis ojos buscaban su juicio. —Merecía morir. No cabe la menor duda. Es normal que te sientas mal, creo que eso es algo con lo que simplemente vas a tener que lidiar por tu cuenta. No te puedo ayudar con eso. Las palabras de Luke eran las que necesitaba oír. No me juzgó, y no me dio falsas esperanzas, diciéndome que todo iba a ser más fácil. —¿Algunas vez has matado a alguien? —pregunté, manteniendo mis ojos fijos en su pecho. No era justo pedirle que compartiera esa tipo de secretos, pero necesitaba saberlo. Se quedó en silencio un rato y cuando finalmente habló, supe que había desbloqueado un punto oscuro en la vida de Luke. —Sí. No pasa un solo día en que no piense en ellos o veo sus rostros. También merecían morir, pero no era mi decisión tomar sus vidas. Hice lo que tenía que hacer, así como tú lo hiciste. En lugar de concentrarte en las cosas negativas, piensa en las positivas. No mejora las cosas, pero las hace más fáciles. FrankieTheCutter no podrá hacerle daño a otra mujer, y tendrán que agradecerte por eso. —Me besó en la cabeza y me atrajo hacia él. Asimilé sus palabras. El problema era que la única cosa que se sentía mal era que tenía que decirle a Maddie que fui yo quien jaló el gatillo.


Desperté descansada y en los brazos de Luke. No había manera de que pudiera estar mejor. Me quedé allí un buen rato, disfrutando la manera en que su aliento hacia cosquillas en mi oreja. Una de sus piernas estaba encima de la mía y su brazo izquierdo envuelto alrededor de mi estómago. Mi cabeza yacía en su brazo y cada una de mis manos sostenía las suyas. Suspiré alto y el pequeño gemido que se me escapó fue suficiente para despertar a Luke de su sueño. Apretó su agarre y se inclinó para apoyar su barbilla en mi hombro. Me volví hacia él y sonreí. Su adormilado y sexy rostro me recordó una vez más, lo afortunada que era. —Buenos días, hermosa. ¿Dormiste bien? —preguntó, regando besos por mi cara. —Mmmm —contesté, las palabras para describir mi noche me fallaron. —¿Lista para ir a casa? —Sólo el pensamiento de ver las caras de los que amaba, sobre todo la de Maddie, me provocó una oleada de emoción. Rodé a Luke sobre su espalda y me subí encima de él, asegurándome de mantener mi peso fuera de su torso. A Luke no parecía importarle o tener la más mínima preocupación por sus heridas. Lo sentí crecer con fuerza debajo de mí y los pensamientos de ver a mi familia se fueron a lo profundo de mi mente. Ahora mismo, sólo lo necesitaba dentro de mí. Me froté hacia atrás y adelante, deslizando mi humedad por encima de él. —Ven aquí, nena. Quiero probarte. —No estaba muy segura de lo que eso significaba. Él se dio cuenta de mi confusión y sonrió maliciosamente dejándome saber que tenía un as bajo la manga—. Quiero que te sientes en mi cara, Dallas. Quiero probarte. —Joder. Me obligué a arrastrarme sobre él. Mis rodillas a horcajadas sobre su cabeza mientras mis manos se apoderaron de la cabecera en frente de mí. Luke agarró mis muslos y me jaló hacia abajo en su rostro, hundiendo su lengua dentro de mi coño. Grité cuando empecé a sacudir mis caderas contra él. Su agarré se apretó en mis muslos, mientras montaba su cara con fuerza. Justo antes de explotar en un orgasmo, se deslizó por debajo de mí. Sentí su polla en la entrada de mi coño, húmeda por su boca y mis jugos. Se guío a sí mismo, entrando lento y profundo, golpeando ese punto que tanto amaba. Me corrí a su alrededor y embistió con más fuerza, extendió su mano acariciando mi clítoris, intensificando mi orgasmo. Su otra mano encontró mi cuello, y me arqueé de nuevo hacia él para que pudiera susurrar en mi oído. —Me encanta este dulce coño. —Su lengua se deslizó por mi oreja y me estremeció el escalofrío que me dio. Entre sus dedos, su polla y su voz, tenía miedo que nunca me


dejaría de correr lo cual no era una mala cosa—. Te eché de menos, nena. Bienvenida a casa.


Traducido por Eni Corregido por Jery_B2uty

Le hice prometer a Luke darme un regalo de “bienvenida” cuando llegara a casa y uno cada mañana por el resto de nuestras vidas. Él estaba feliz de hacerlo, pero se echó a reír cuando se lo dije. Debió pensar que estaba bromeando. No estaba bromeando. Estábamos en la camioneta dirigiéndonos a la casa de Luke cuando vi una manada de motocicletas a toda velocidad junto a nosotros en la carretera. El estado de ánimo de Luke se desplomó y recordé todo lo que había renunciado por mí, pero, ¿por qué? —Echas de menos el club —dije, con la esperanza de que hubiera usado las palabras correctas para comenzar nuestra conversación. —Te tengo —dijo, sonriendo y agarrando mi mano para besar mis dedos. —¿No podrías tenernos a ambos? —pregunté. Estaba siendo muy cuidadosa. No quería molestar a Luke más de lo que ya estaba. —A veces, tenemos que tomar decisiones en la vida y algunas veces esas decisiones hacen que pierdas algo que amas. Charlie dijo que tenía que venir solo. Mi club no lo habría permitido. Si hubiera ido a sus espaldas, lo habría traicionado. Si algo me hubiera sucedido, no quería que tuvieran que vivir con eso. Tomé la decisión de hacerlo por mi cuenta, y dejé el club afuera. Para hacer eso, tuve que dejarlos. Es parte de la vida, nena. No pienses que es tu culpa. Amo ese club. Los amo tanto que los dejé para protegerlos. Lo haría otra vez en un abrir y cerrar de ojos. —Su sonrisa era tranquilizadora, pero sus ojos azules de bebé estaban llenos de tristeza. Decidí dejar el tema. Luke no necesitaba un recuerdo de lo que sus decisiones habían hecho en los últimos días. Estoy segura que pensaba en ellos todo el tiempo. Condujimos en silencio, sólo los sonidos de la radio llenaban el camión. No había necesidad de palabras, sólo la compañía del otro era suficiente. A menudo encontraba a Luke mirándome. Cuando lo atrapé, sólo sonrió y me guiñó un ojo. Maldita sea. Luke y


esos guiños. Oí el ruido de motocicletas y le di una sonrisa forzada a Luke, esperando que fuera suficiente para aliviar el estado de ánimo en que lo ponían. Los ojos de Luke se estrecharon cuando miró por el espejo retrovisor. El miedo me consumió cuando recordé que el grupo de Frankie nos rodeó cuando estábamos varados en la carretera. Eso no sería un problema de nuevo. Frankie estaba muerto. Estaba sorprendida por la adrenalina que bombeaba por mis venas, reemplazando el miedo. Los mataría a ellos también, a Crazy y a Dennis, si alguna vez los veía. ¿Qué diablos estaba pensando? ¿No era una asesina? Quiero decir, había matado, pero no podía hacerlo otra vez. ¿Podía? Cuatro motocicletas nos pasaron, luego se movieron en frente dela camioneta. Miré a Luke y estaba sonriendo. No cualquier sonrisa, mostraba todos sus dientes blancos. Lo miré como si estuviera loco, mientras los motociclistas nos rodeaban, cuatro en el frente, cuatro a cada lado y dos detrás. Estaba a punto de perder el control cuando miré por la ventana y vi a Regg sonriéndome. Me volví en mi asiento, mirando las chaquetas que llevaban los hombres, Los Renegados del Diablo. Estaban aquí. Todos los hermanos mayores de Luke estaban aquí y estaban dirigiéndonos a la interestatal hacia una parada de camiones. Nos detuvimos y las motocicletas se alinearon perfectamente en frente de nosotros. Ni siquiera me había levantado cuando la puerta se abrió y Regg me tuvo en sus brazos. —Maldita chica, te extrañé —dijo en mi cabello mientras me sostenía más cerca, apretándome un poco fuerte. —Te extrañé también, Regg —dije, lágrimas de alegría derramándose por mi rostro. Todos los chicos se turnaron para abrazarme y besarme. La única cosa que habría hecho la reunión mucho mejor hubiera sido si las ol’ Ladies hubieran estado allí, pero me reconfortó saber que estaban en la casa esperando mi llegada. —Si no te importa, Dallas, vamos a pedir prestado a tu hombre sólo por un segundo. Los PROSPECTS sentarán aquí contigo —dijo Worm, dándome un guiño. Asentí y su cuerpo alto y desgarbado encabezaba el grupo de motociclistas en la parte trasera dela camioneta de Luke. Vi como los PROSPECTS se me unieron, cada uno abrazándome y diciéndome como estaban. A pesar de que no debía, apagué sus voces y escuché como Worn hablaba con el club. Estaban a sólo unos metros de mí, y si no lo conociera mejor, habría pensado que estaba hablando alto a propósito para que lo escuchara. —Entendemos porque lo hiciste. Si alguno de nosotros estuviera en tu situación, habríamos hecho exactamente lo mismo. No sabíamos cómo iban a salir las cosas. Hicimos una votación después que te fuiste, y fue unánime. Si regresabas con nosotros, y si aún lo querías, tu posición en el club sería devuelta.—Worm sacó una chaqueta y vi


como el cuerpo de Luke se hundió visiblemente cuando la vio—. LLC, creo que esto te pertenece. —Se lo ofreció a Luke volteado, permitiendo que se lo pusiera en la espalda. Su rostro se volvió borroso mientras lloraba en la reunión. Se intercambiaron abrazos y palabras. No pude escucharlas, pero ya no importaba. Mi Luke tenía las dos cosas que amaba, a su club y a mí. Los PROSPECTS habían traído la moto de Luke en un remolque, y yo estaba tan emocionada por ver la hermosa maquina negra tanto como lo había estado Luke cuando recibió su chaqueta. Él montaría a casa hoy con sus hermanos. No me sentía sola o apartada. No estaba enojada de que Luke parecía haber olvidado mi presencia cuando se sentó en su moto y tomó unos minutos para cerrar sus ojos y lo que pude suponer, es que estaba agradeciéndole a Dios por todas sus bendiciones. Ver a Luke feliz me hacía feliz y si eso significaba que tenía que conducir su camioneta yo sola, entonces lo haría. Pensé que montaría con los otros chicos y me haría conducir la camioneta de Luke hasta la casa club. En su lugar, Luke me miró y me indicó con su dedo que me acercara a él. Sin dudarlo, corrí hacia él. Lo tomé por su cuello y lo besé con fuerza, ignorando los silbidos y gritos de ánimo viniendo del club. Cuando me alejé, ambos respirábamos con dificultad. Tomamos un momento para mirarnos a los ojos, sus ojos azules destellaban bajo el sol brillante. —Tengo algo para ti —dijo, bajándose de la moto y abriendo un compartimiento. Adentro, había una bolsa que empujó en mis manos—. Cámbiate. Vas a montar conmigo a casa. Metí mi falda y la blusa, junto con mis tacones en la bolsa que Luke me dio. En el espejo del baño, miré mi reflejo. Alguien se aseguró de que montara a casa con estilo. Mis botas negras con tacones tachonados cubrían mis pantorrillas. Los delgados jeans oscuros que llevaba encajaban como un guante, y la camiseta larga de cuello en V mostraba sólo lo suficiente de escote para atraer la atención. La única cosa que destacaba por encima de todo era la chaqueta negra que me quedaba perfecta y me hacía sentir como una chica motociclista real. Subí la cremallera del frente y abotoné el cuello. El cuero era grueso y olía a nuevo. Se sentía calurosa usándola dentro del baño, pero sería perfecta con el viento mientras conducíamos a casa. Agarré la bolsa y dejé el baño, sintiendo los ojos apreciativos de todos los camioneros en mí. Cuando crucé el estacionamiento, los silbidos comenzaron, pero sólo tenía ojos para Luke. Él sostenía algo en las manos mientras me acercaba a él, y registré en algún lugar en mi cerebro que el club estaba detrás de mí mientras caminaba hacia Luke, curiosa por lo que tenía. Su sonrisa era engreída, y sabía que estaba orgulloso de que fuera suya.


—He esperado años para esto. Hubo momentos en los que creí que nunca tendría la oportunidad de darte esto. Eres mía, Dallas, y quiero que el mundo lo sepa.—Levantó un chaleco de cuero con “Propiedad de LLC” grabado en un parche al costado, y “Dallas” en el otro. Le dio la vuelta y las palabras “Orgullosa Partidaria de los Renegados del Diablo” cubrían la espalda. Me di la vuelta para que Luke me la pusiera, disfrutando la manera en que el cuero se sentía pesado en mí. Me quedé mirando mi nombre y el parche “propiedad de” que cubría mis pechos. Me volví hacia Luke, viendo como sus ojos se llenaban de orgullo al verme usando su chaqueta. Lo logré. Había ido al infierno y regresado, pero todo valió la pena. En la brisa fresca de octubre, en una parada de camiones en Luisiana, finalmente me había convertido en Dallas, Propiedad de LLC Presidente de los Renegados del Diablo.


Traducido por Eni Corregido por Karlix

Miré a mi derecha, mi vicepresidente. Montando duro a mi lado. En mi espejo retrovisor, catorce hermanos montaban duro detrás de mí. En mi puto asiento, estaba sentada el amor de mi vida, usando mi chaleco. Tenía todo el viento en mi pelo, el sol en mi espalda, el apoyo de mis hermanos, y dos brazos delgados alrededor de mi cintura. Era un hijo de puta afortunado. El resto de mi familia esperaba por nosotros en mi casa. Red había planeado una fiesta de bienvenida para Dallas y no podía esperar para ver su cara cuando entrara por la puerta de mi casa. Como mi mujer. Usando mi chaleco. La vida era buena. Maddie tendría algunos momentos difíciles, pero ella siempre podía recurrir a nosotros. Dallas asesinando a Frankie fue un movimiento jodido por parte de Charlie, pero al igual que el resto de nosotros, ella encontraría una manera de lidiar con eso. En algún momento, sabía que sentiría la necesidad de decirle a Maddie que fue ella quien tomo la vida de Frankie, pero cruzaríamos ese puente cuando llegáramos allí. Teníamos una oportunidad de comenzar de nuevo. Mi club estaba completo, excepto por la ausencia de War. Frankie nos había dicho que si él fue asesinado, él no tenía información, pero los chicos que lo tenían no lo dejarían vivir. Fue tan fácil decir que estaba muerto. Él sería un hermano caído, otro cuadro en la pared. Un chaleco sería hecho en su honor y colgado con los otros. Siempre lo recordaríamos y su dedicación al club. Sería duro, pero saldríamos adelante. Éramos los Renegados del Diablo.


Me gustaría aprovechar esta ocasión para agradecer a los que me han ayudado a lo largo de este viaje. Amy, este libro no habría sido posible sin ti. Es tu apoyo y estímulo el que me ha ayudado a lo largo de cuando estaba abajo. Te amo. Regg, mi pobre marido al que le prometía cocinarle; sí, eso no sucedió. Gracias por sostener mi mano a través de este viaje. Espero que te sientas orgulloso. Eres increíble y tengo suerte detener a un hombre como tú para llamarte mío. Mandy, por todo tu duro trabajo y talento cuando se trata de la edición. Me has guiado a través de este proceso y estado conmigo en lo bueno y lo malo. Lo sé, lo sé…Te debo un regalo muy bueno de Navidad. Mi Josephine, eres mi sol en un día nublado. Desde tus mensajes mañaneros hasta tus grandes historias de amor, gracias.Olivia, ojalá fuera tan inteligente como tú. Puesto que no lo soy, me alegro de tenerte como una buena amiga y así puedo usar tu cerebro cuando el mío no funciona. Linda, la elegante estríper, sé que nunca parece molestarte cuando te llamo y me desahogo. Nancy, me mantienes recta cuando empiezo a balancearme. Nunca podré agradecerte lo suficiente. Paul, eres sexy y te amo por eso. Gracias por darnos a todos una imagen visual de La sensualidad de Luke. Tengo muchas más personas a quienes agradecer. Hay tantos que lo han hecho posible, mi familia MC y RC, mi familia Jordan, mi familia Jones, mis amigos, compañeros de trabajo y los fans. Gracias, Jeanie Griffith, este es un agradecimiento especial para ti. Ahora, no tienes nada de que quejarte. Oh, quiero el divorcio.


Saving Dallas Forever Dallas Knox finalmente lo tiene todo; un hombre que la ama incondicionalmente, una nueva relación con su hermana recién descubierta y una familia en el MC, quienes han demostrado su lealtad una y otra vez. Las cosas están mejorando para la CEO, que una vez fue una mujer solitaria llena de amargura y resentimiento. La vida en el MC le ha enseñado lo que significa ser parte de algo especial. Ellos han roto sus barreras y han llenado su corazón con empatía y compasión, como resultado Dallas se ha convertido en una persona de la que puede estar orgullosa. Pero, Cuando Luke es llamado para unir fuerzas con la División de los Renegados del Diablo de Lake Charles en contra de otro MC, Dallas tendrá que comenzar de nuevo a construir relaciones con un nuevo grupo de ol’ Ladies, quienes creen que la confianza debe ganarse. Dallas no sólo está luchando contra las relaciones dentro del club, sino también con los fantasmas de su pasado que han venido a atormentarla. ¿La vida que eligió será suficiente para mantener los demonios a raya? ¿O está el deseo de por siempre demasiado lejos de su alcance?


La recopilación, redacción y realización completa de este documento es total y directamente sin ánimo de lucro. Con esto no se intenta agraviar los bienes o posibles beneficios de las autoras ni causar inconvenientes a las partes legales con derecho de autoría. Por el contrario, intentamos divulgar su trabajo que de otra forma, a causa de la no publicación de los ejemplares en español, no podría llegar. También queremos esparcir y difundir la lectura a todas las personas que sea posible. La dedicación y entrega que hace posible cada trabajo es gracias a las aportaciones y ayuda de todas lectoras comprometidas con los proyectos sin ninguna otra intención que el amor por leer. Con esto, no ganamos dinero ni tampoco lo pretendemos. Pero si invitamos a nuestras lectoras a apoyar a los autor@s con la compra de ejemplares físicos siempre que les sea posible y así ayudar e incentivar futuras obras. Este trabajo es únicamente por diversión y aprecio a la literatura y sin intención de perjudicar a nadie, así que esperamos no causar inconvenientes a ninguna de las partes.


Kim Jones es una escritora con grandes sueños e imaginación creativa. Su obsesión por el estilo de vida MC inspiró a escribir una historia corta de amor sobre un romance entre una mujer joven y prestigiosa y un motociclista rudo. Después de enamorarse de sus personajes, convirtió las diez mil palabras de su corta historia en una novela. Haciendo malabares con su trabajo a tiempo completo, mientras en una empleada en la nómina, su escritura y su papel como toda una mujer con su marido, Reggie, la novela se completó en marzo del 2013. Reside en Collins, Ms, con su esposo y dos perros. Ella planea escribir otros dos libros de la serie Saving Dallas y liberarlo en 2013. https://twitter.com/authorkimjones https://www.facebook.com/kimjonesbooks kimjones204@gmail.com www.kimjonesbooks.com


Traducido, corredigo y diseñado en…

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