Kanowing jack rachel curtis

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Staff Moderadora de Traducci贸n

Traductoras

3 Moderadora de Correcci贸n

Correctoras

Lectura Final

Dise帽o


Índice Sinopsis Preludio Capítulo 1 Capítulo 2 Interludio Capítulo 3 Capítulo 4 Interludio Capítulo 5 Capítulo 6 Interludio Capítulo 7 Capítulo 8 Interludio Capítulo 9 Capítulo 10 Interludio Capítulo 11 Capítulo 12 Postludio Sobre el Autor

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Sinopsis No soy una zorra, aunque me han llamado así con suficiente frecuencia. Seeh, pasé tres meses jodiendo a uno de mis profesores de la universidad, pero estaba loca por el tipo. Entonces rompió conmigo. No soy una perra, aunque a la gente le gusta decir que lo soy. Guardé nuestra relación en secreto. No soy responsable de decirles a los administradores de la universidad sobre ello, pero muchos estudiantes aún me culpan por conseguir que su profesor favorito fuera despedido. No soy una reina del drama, aunque todo el mundo piensa que lo soy ahora. Cuando llegaron unos mensajes desagradables, sólo los borré. Cuando llegó una amenaza, supuse que era alguien siendo estúpido. Sigo pensando que todo esto lo fue. Sin embargo mis padres se preocupan, por lo que me contrataron un guardaespaldas. Ahora Jack me sigue a todas partes, intimidando a todo el que se me acerca y luciendo odiosamente caliente. Esto es quién soy. Soy Chloe. Soy una veinteañera con una licenciatura en historia del arte. Un poco tímida, aunque pretendo no serlo. Lo suficientemente terca como para quedarme aquí mi último año, a pesar de que todo el mundo me odia. Y me tengo que quedar con Jack. Él me llama “princesa”, pero no soy una princesa tampoco.

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Preludio Jack Traducido por Apolineah17 Corregido por Alessa Masllentyle

Cuando has hecho lo que has hecho, lo único que queda es el estancamiento. No hay vuelta atrás. No hay progreso. Sólo queda mantenerse de pie, aferrándose fuertemente a lo que sea que puedas alcanzar. La verdad de lo que has hecho se clava en tu alma, siempre recordándote cuánto puede doler, lo mucho que puedes herir a otras personas, como —si no caminas cuidadosamente el camino trazado para ti y controlas cada detalle de tu universo— todo podría caerse en pedazos de nuevo. Eso es lo que hace la culpa. Te paraliza hasta que es la única parte de ti que importa. Sí, hay maneras de ahogarla, adormecerla o hacerte olvidar por sólo un momento que siempre está acechando en el fondo de tu mente. Pero sólo un tonto creería que cualquiera de esos arreglos superficiales durará. Han sido años para mí. Años de vivir con esta cosa de la que nunca puedo escapar. No importa que no lo dijera en serio. No importa que nadie pueda localizar la pequeña cosa que hice mal. No importa que fuera la última cosa en el mundo que alguna vez quería que sucediera. Sucedió de todos modos. No hay escondite para esa verdad. Cuando estás preparado para la guardería, para la cuna, para proteger siempre, para ser fuerte siempre, para controlar tu entorno, para no dejar escapar nada, entonces se rompe el núcleo de lo que eres cuando fallas. Mi papá nunca me ha perdonado. No por fallar en el trabajo sino por fallarle a él, por no ser el hombre que se supone que debería ser. Me crió para ser el guerrero perfecto, el soldado, el protector. Para seguir todas las reglas. Para no dejar que nada se escape de mí agarre. Nunca seré el hombre que quiere, algo que me di cuenta hace siete años. Sin embargo, todavía estoy interpretando ese papel, tanto como pueda; sólo otro resultado del estancamiento. Diría a la mierda todo, y me alejaría de todo, si no fuera por mi mamá.

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Cortar todos los lazos con mi papá y con la vida que conozco, le rompería el corazón. Tengo veintiséis años. He estado por mi cuenta desde hace muchos años, pero todavía no estoy dispuesto a hacer eso. Así que simplemente hago lo que hago —ya que no hay nada más— y espero a que algo suceda finalmente para romper con este estancamiento. Lo que sucede es ella. Está equivocada en muchas maneras que ni siquiera puedo empezar a contarlas. Es demasiado joven. Demasiado privilegiada. Demasiado acostumbrada a las cosas buenas de la vida cuando todo lo que tengo, cuando todo lo que soy, es el fondo del barril. Pero, en el minuto en que la veo, todo cambia. No estoy buscando una asignación. La empresa de seguridad de mi papá recibe una gran cantidad de altos perfiles de negocios, y a veces consigo los mejores casos. Pero está molesto conmigo porque no hice mi último trabajo de la manera en que él quería. Lo hice bien. Simplemente no lo hice a su manera. Y la forma en que muestra su molestia es darme un caso de algodón de azúcar. Este es definitivamente un caso de algodón de azúcar. Lo veo tan pronto como le echo un vistazo al archivo. Una chica mimada universitaria de veinte años de edad —una princesa si es que alguna vez vi una— que piensa que está en peligro porque jodió a su profesor y luego alguien le envió un significativo mensaje de texto después de que a él lo despidieron. Este tipo de caso es el peor porque no hay una amenaza real, entonces nunca consigue ser resuelto. Su papi tiene mucho dinero, así que podría quedar atrapado con esta superficial reina del drama durante meses. No es necesario decir que no estoy buscando esto. En absoluto. Pero aparezco en casa de sus padres en los Hamptons por instrucciones y orientación. Afortunadamente, ella tiene un apartamento cerca de su universidad en Connecticut —a pocas horas manejando en coche desde la casa de sus padres— así que por lo menos ellos no estarán mirando por encima de mi hombro cada hora del día y haciendo demandas ridículas. Él es un hombre de negocios —del tipo que he conocido miles de veces antes— pero es práctico y no me trata como el personal contratado, por lo que decido que es bastante decente. La madre es una bien vestida y atractiva mujer, tal vez en sus cincuentas, que obviamente es muy inteligente. Hay una clase de inteligencia que puedes ver en los ojos de alguien, y ese es el tipo de inteligencia que ella tiene. Pero es lo suficientemente amable mientras explica que Chloe, su hija, la princesa de algodón de azúcar, está almorzando con un amigo, pero que estará aquí en cualquier momento. Naturalmente, la princesa se tomará su tiempo y no se preocupará por mantener a otras personas esperando en una cita. Mierda, sí, este va a ser un gran trabajo.

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Tenemos una pequeña conversación. Les explico algunas cosas preliminares de lo que hago, cómo organizaremos la protección y lo que pueden esperar. Respondo algunas de sus preguntas y resulta que miro hacia afuera por la ventana. Es cuando la veo. Es cuando el universo cambia. Es bonita. Realmente pequeña con el cabello largo, castaño claro y rasgos delicados que están tan perfectamente esculpidos que parecen frágiles. Sin embargo, he visto chicas bonitas antes. No hay ninguna razón por la que debería provocarme tal impresión. Pero está caminando por el camino hacia la puerta principal, arrastrando una caja enorme. Y quiero decir una enorme caja. No tengo idea de lo que hay dentro, pero ella probablemente podría caber dentro. Y debe ser pesada. Obviamente está batallando para conseguir moverla. Podría dejarla y entrar a la casa para pedir ayuda. Esa sería la cosa más lógica y normal que hacer cuando te enfrentas a un desafío físico que es demasiado para ti. Pero no lo hace. Está haciendo todo por sí misma, a pesar de que su cara está roja y parece que está sudando por el esfuerzo. Lleva una camiseta sin mangas y una pequeña falda, y su cuerpo es tan delicado como su rostro. Y está tratando de arrastrar esa ridícula caja por su cuenta. Sin pensar, voy a ayudarla. En mi defensa, ayudaría a cualquiera que está batallando para cargar algo pesado. Pero sus padres deben pensar que es extraño y grosero que deje la habitación tan precipitadamente sin decir una palabra. Salgo por la puerta principal y la alcanzo en unas pocas zancadas. Su espalda está hacia mí porque está tratando de tirar de la caja con ambas manos. Me doy la vuelta y la levanto. Es bastante pesada. Estoy sorprendido de que haya conseguido llevar la cosa tan lejos como lo hizo. En lugar de darme las gracias, lo cual es lo que espero —lo cual es lo que esperaría de cualquiera— me mira con sus ojos verdes grisáceos. —¿Quién eres? —Soy Jack. Mis ojos descienden automáticamente sobre su cuerpo, asimilando sus delgadas piernas, la delicada curva de su cadera. El contorno de sus pezones bajo la delgada camiseta. Estoy bastante seguro de que no lleva sujetador, y a mi cuerpo realmente le gusta esa idea. A mi cuerpo realmente le gusta todo lo relacionado con su cuerpo. Me recuerdo a mí mismo que es muy joven y que es una protegida, así que consigo darle un apretón.

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Frunce el ceño. —Ah. Eres el guardaespaldas. —Sí. —Bueno, no tenías que venir aquí en una gloria de macho. Lo estaba haciendo bien. —De todos modos, ¿qué hay en la caja? Pesa una tonelada. —Eso no es de tu incumbencia. Está obviamente diciendo eso por ser terca, no porque haya algo secreto en la caja. No le agrado. Resiente mi presencia. No tiene miedo de ser grosera sobre ello. Ha sido criada rica y culta. Es una estudiante de historia del arte. Probablemente le gustan todo tipo de cosas estiradas que no puedo soportar. Y arrastraba esta enorme caja por su cuenta, sin ninguna buena razón en absoluto. Eso es todo. Todo es diferente ahora. El universo ha cambiado. Y el estancamiento se ha ido. La culpa no se ha ido. Persigue mis pasos, acechando como una sombra, flotando como una niebla oscura en las esquinas posteriores de mi alma. Puedo controlarla, y puedo controlar todo lo demás para evitar que emerja para atacar. Pero la culpa nunca se irá.

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1 Chloe Traducido por Meeny & Apolineah17 Corregido por *Andreina F*

Sin duda, hoy es el peor primer día de clases en mi vida. Siempre he sido una de esas chicas nerd quienes se entusiasman por el primer día de clases. Solía recoger todos mis útiles escolares y empacar mi maleta y comenzar a leer los libros mucho antes de septiembre, anticipando todas las delicias que el año escolar podría tener. (No te rías… Realmente hice eso) Sin embargo, hoy en día es diferente. Es mi último año en la universidad, y todo el mundo va a odiarme. Esa no es la exageración melodramática de una reina del drama. Realmente van a odiarme. Tengo una amenaza de muerte y todo. Por el momento, no estoy pensando en la amenaza de muerte. Estoy pensando en la forma en que ya estoy llegando tarde y el cajón de mi maldita cómoda está atascado. Es una antigüedad —una gran monstruosidad de nogal que solía ser de mi abuela— y los cajones siempre están salidos en los bordes. Tiro de él, pero está encajado firmemente. Así que agarro los tiradores con ambas manos y jalo fuerte, tratando de forzar el cajón de nuevo en las resbaladeras. Tiro con demasiada fuerza. Por supuesto. Es sólo uno de esos días. La cómoda se mueve toda, inclinándose hacia mí y luego para atrás en su lugar, mientras la suelto. En el proceso, el enorme jarrón de rosas y orquídeas que mis padres me enviaron ayer van volando al piso de madera con un fuerte golpe. suelo.

Me levanto estúpidamente, mirando el lío de las flores, el agua y el vidrio roto en el

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Definitivamente el peor primer día de clases en mi vida. Entonces se pone peor. La puerta de mi dormitorio se abre, y un hombre irrumpe en la habitación. Es grande y de cabello oscuro y perpetuamente necesitando de una afeitada. Tiene un arma en la mano, y sus vivos ojos azules registran la habitación, en busca de villanos acechando en las sombras. ¿Mencioné que sólo estoy usando mi ropa interior? —¿Qué demonios estás haciendo? —Esa soy yo. Generalmente, me considero una persona educada, pero estas son circunstancias extraordinarias. Puede que haya gritado. Sólo un poco. —¿Qué pasó? —pregunta Jack, relajándose cuando se da cuenta de que los chicos malos no están a punto de arrastrarme o meterme en el maletero de un coche. Desliza su arma hacia la pistolera del hombro y frunce el ceño en mi dirección. —¡No puedes entrar aquí cada vez que oigas un ruido! Este es mi dormitorio. Voy a tener que aguantarte acechando todo el tiempo, pero no puedes invadir mi privacidad de esta manera. Jack no parece molesto por mi tono. En las dos semanas que me ha estado siguiendo, nunca lo he visto enojado. Está siempre tranquilo, relajado, en control. Lo que realmente me vuelve loca. —Mi trabajo es no respetar tu privacidad. Mi trabajo consiste en asegurarme de mantenerte con vida. —Por milésima vez, mi vida no está en peligro. Ese mensaje de texto sólo era alguien siendo estúpido. Debería sólo haberlo eliminado. Mis padres están sobre-exagerando. —No me importa una mierda si reaccionaron exageradamente. Me contrataron para mantenerte a salvo, así que eso es lo que hago. Ahora puedes ver por qué me vuelve loca. Esta es la forma en que actúa siempre. Nunca pierde la calma. Siempre tiene una respuesta. Está parado ahí viéndose como si secretamente se riera, cuando me siento frustrada, incluso si se lo merece. —Bueno, estoy perfectamente segura en mi habitación, a menos que pienses que las almohadas podrían estar a punto de atacar. —No lo sé, princesa. —Su boca se levanta en las esquinas en una expresión que he visto mucho. Es casi una sonrisa, y sé que significa que está escondiendo su diversión. Lo hace aún más hermoso de lo habitual, que es realmente lo que no tengo que notar en estos momentos—. Esos ositos teddy parecen sospechosos. He mantenido mi vigilancia puesta en ellos. Mierda. Me dan ganas de reír. Apenas puedo manejar no hacerlo. —¡No son ositos teddy! Son de Suiza. Están hechos a mano. Son obras de arte. Mi padre me ha estado dando cosas coleccionables ridículamente caras en mis cumpleaños y los días de fiesta desde que tenía cinco años, por lo que ahora tengo todo un estante de ellos. Tal vez son una cosa de niña, pero me hacen feliz. Me hacen pensar en mi papá.

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—Tal vez —responde Jack, esa mirada cálida en sus ojos lo hace ver aún más caliente. No tengo ni idea de cómo los ojos pueden ser tan azules—. El que tiene el sombrero verde no es nada bueno. Siempre puedo detectar a los malos. Bueno, tengo que volver la cabeza para evitar que vea que quiero reírme otra vez. Vamos a sacar esto sobre la mesa en este momento. Jack Milton es arrogante y desagradable y agresivo y desorientado al hecho de que no quiero tener nada que ver con él. Y sólo porque es a veces un poco inteligente —sólo porque tiene sentido del humor— no quiere decir que me gustara. En absoluto. —Ahora, te rogaría que salieras de aquí —le digo, levantando la voz para asegurarme de que lleva la autoridad correspondiente—. En caso de que no lo hayas notado, todavía tengo que vestirme, y ya voy tarde. No nos olvidemos de que todavía estoy usando nada más que mi sujetador y bragas a juego, los que me puse un par de minutos antes de darme coraje para enfrentar el día. —Sí, me di cuenta de eso. No hay ninguna razón para que tales palabras inofensivas me hicieran sonrojar tan ardientemente. Sin embargo, lo hacen. Tengo la piel blanca, por lo que me ruborizo mucho. Puede ser muy molesto. Jack es grande, alto, con unos sorprendentes hombros anchos, abdomen plano y caderas delgadas. De repente parece llenar todo el espacio en mi dormitorio. Todo mi cuerpo reacciona a su presencia. Me parece que no puedo pensar en otra cosa. Sólo él, su cuerpo y sus calientes ojos azules. —Ten cuidado con los cristales rotos —dice, con una especie de textura áspera en su voz que me hace querer temblar—. Tienes los pies descalzos. —Sé que tengo los pies descalzos. Ahora sal de aquí. —Muy bien. Pero primero dime esto. —¿Qué? —¿Por qué tienes bebés desnudos en tu ropa interior? —¡No son bebés desnudos! Son querubines. Y si no fueras un Neanderthal tan descomunal hubieras reconocido a Miguel Ángel cuando lo viste. Me sentía absolutamente encantada a principios de año cuando me encontré en una tienda de Nueva York este conjunto con los detalles del techo de la Capilla Sixtina en ellos. Eran absurdamente costosos, como te puedes imaginar, pero no podía resistirme a comprarlo de todos modos. Jack se queda mirando hacia abajo a mi sostén. —¿Miguel Ángel? —Suena bastante aturdido. —Sí. De la Capilla Sixtina. Mira, aquí es donde la mano de Dios se encuentra con Adán. Todo el mundo reconoce esa parte por lo menos. Se aclara la garganta. —Uh, princesa, se podría pensar que me estás mostrando una famosa obra de arte, pero lo que estoy viendo es...

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—¿Qué? —La cosa más hermosa que he visto en mi vida —dice "cosa", pero sus ojos están fijos sin vacilación en mis pechos. Doy un pequeño chillido vergonzoso y cruzo los brazos sobre el pecho, un rubor arrastrándose hasta el fondo de mi vientre. Siempre he sido pequeña. No quiero decir que soy ágil y esbelta como una modelo. Quiero decir que sólo soy normal. Al ser tan pequeña, mis pechos no son increíbles por ninguna definición, pero por lo menos tengo algo ahí. Jack no me está tocando, pero de repente se siente como si lo estuviera. Estoy muy consciente de mi cuerpo, de su cuerpo, el calor de sus ojos azules mientras me mira. Sé que está pensando en sexo, y me hace pensar en el sexo también. Pero el sexo es la cosa que ha desordenado completamente mi vida, así que no voy a ir por ese camino estúpido otra vez. He tomado decisiones firmes sobre ese tema, promesas estrictas a mí misma para evitar ese tipo de problemas. Cuando vuelvo a mis sentidos, me siento avergonzada y molesta. Ni siquiera me gusta Jack. No debería estar respondiendo a él de esta manera. —Así que, sal de aquí. —Correcto. —Sus ojos finalmente se alejan de mí, como si tuviera que obligarlos—. Eso es probablemente una buena idea. Sale de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Ahora mi mañana es aún peor. Por encima de todo lo demás, tengo que correr para vestirme, limpiar el desorden del jarrón roto, y tratar de no pensar en Jack de esa manera otra vez.

y Bueno, estas son las diez razones más importantes para no follar con tu profesor universitario, sin importar cuán joven o ardiente sea. Uno: Nunca termina felizmente como en los libros. Dos: Incluso si esperas hasta que termine el semestre, y ya no estás más en sus clases —de la forma en que Carter y yo hicimos— dormir contigo pondrá su trabajo en riesgo. Tres: Como profesor, habrá conseguido su licenciatura, maestría y doctorado. Esos son muchos años y enormes cantidades de dinero (o préstamos) invertidos en su carrera. No querrá desperdiciarlo por ti. Cuatro: No querrás decirle a tu familia sobre tu relación, y nunca te dejará decirles a tus amigos.

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Cinco: Andar a escondidas es emocionante al principio, pero se vuelve tedioso rápidamente. Seis: Eventualmente se pondrá inquieto, y decidirá que no vale la pena todo el riesgo. Siete: Te romperá el corazón. Ocho: Aunque ninguno de los dos le diga a nadie sobre la relación, el secreto podría salir a la luz de alguna forma. Nueve: Si es joven no tendrá permanencia, así que será fácil que la universidad no renueve su contrato puesto que fraternizar con estudiantes va en contra de sus políticas. Diez: Todos te odiarán por hacer que despidieran a su profesor favorito, y terminarás siendo seguida por guardaespaldas tan molestosos como Jack.

y Tengo solo quince minutos de retraso cuando salgo del apartamento y encuentro a Jack acechando en el pasillo. Mi corazón está martilleando ahora, pero no es por la repentina atracción que sentí por él antes en la habitación. Tengo que ir al campus ahora, después de un descanso de verano. No es como ir a una gran universidad donde puedo permanecer en mayor parte anónima. Stonegate es una pequeña universidad privada de artes liberales, del tipo donde el cuerpo estudiantil es fácilmente impulsado en favor de una causa. El Dr. Carter Ames, brillante antropólogo y carismático profesor quién fue despedido gracias a la perra que lo denunció, es la causa actual. La gente a la que todavía le agrado dice que soy estúpida por no transferirme a otra universidad para mi último año. Tienen razón, por supuesto. Es estúpido. Pero no hice nada malo, y no voy a escabullirme derrotada. todo.

No he hecho muchas cosas muy valientes en mi vida, pero no soy una cobarde sobre —¿Estás lista, princesa? —pregunta Jack, enderezándose tan pronto me ve. —Sí. —No estoy lista. Ni cerca de estarlo. Permanece en silencio mientras trato de calmarme.

No va a ser tan malo. Mis mejores amigos van a universidades diferentes, así que no he perdido nada que sea realmente importante para mí. Así que, ¿qué si la gente no me quiere aquí? Todo lo que tengo que hacer es ir a las tres clases y luego venir a casa. —De todas formas, en el primer día de clases no pasa nada. No hay razón para que vayas hoy.

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Me toma un momento darme cuenta de que Jack, de hecho, está tratando de ser amable. Cuadro mis hombros y lo observo. —Nunca falto a clases. Se ríe profundo en su garganta, y honestamente, estoy aturdida por lo atractivo que es. —¿Por qué eso no me sorprende? Mi teléfono suena entonces, y lo saco de mi bolso para revisarlo. Solía amar recibir mensajes de texto y llamadas, pero todo eso cambió hace seis meses. Ahora cada vez que escucho el tono, siento mis entrañas retorcerse. Alguien más está tratando de decirme algo desagradable. Alguien más está tratando de mostrar cuánto me odian. Es un alivio ver que es mi madre. Tomo la llamada mientras Jack y yo bajamos las escaleras de mi edificio. —Hola, mamá. —Hola, dulzura. ¿Es muy temprano para llamar? —No. Tengo clases a las nueve en punto. —Vale. Sólo quería decir hola y ver cómo estás. Una de las peores cosas sobre toda esta horrible experiencia es saber que mi mamá está tan preocupada. Saber que piensa que su pequeña niña fue utilizada por un hombre egoísta y manipulador. Saber que no entiende por qué volví a Stonegate este año. Saber que se siente inútil y se tiene que contener para no regañarme demasiado. —Estoy bien, mamá. En serio, estoy bien. —El guardaespaldas está contigo, ¿cierto? —Sí. Por supuesto. Parece saber lo que está haciendo. —Miro a Jack por el rabillo del ojo. Está sosteniendo la puerta de la escalera para mí y pretendiendo no escuchar mi llamada. Por supuesto, está escuchando. ¿Cómo no podría? —Vale. Bien. Llámanos esta tarde y haznos saber cómo te fue en el día. —Lo haré. —El semestre pasado llamé a mis padres sólo un par de veces a la semana, pero sé que este semestre van a estar llamando cada día. No puedo culparlos. Yo les hice eso… Tanto como me lo hice a mí misma. —¿Quieres hablar con tu padre? Te lo paso. Sé que ambos están sentados en su patio, comiendo el desayuno, leyendo el periódico. Eso es lo que hacen cada mañana. —No es necesa… Antes de que pueda terminar, mi padre está en la línea. —Hola, frijolito. —Hola, papá. Mis padres me tuvieron cuando ambos se hallaban en sus cuarentas. Fui una sorpresa, y soy su única hija. No creo que ellos siempre supieran qué hacer conmigo

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mientras crecía —a veces me trataban como una pequeña-adulta en lugar de una niña— pero lo intentaban. Ellos siempre intentaron, de verdad. —Necesitas estar atenta por cualquier cosa que parezca sospechosa —dice mi padre ahora, sin ninguna transición—. Incluso si no crees que es importante, dímelo de cualquier forma. Y díselo a tu guardaespaldas. —Lo haré. —No tengo ni idea qué es lo que mi padre piensa que puede hacer a cientos de millas de distancia de cualquier forma, pero no hay ninguna razón para discutir con él ahora. —Tu guardaespaldas está haciendo un buen trabajo, ¿cierto? ¿Y te está tratando respetuosamente? Pienso en Jack mirando lascivamente mis pechos. —Sí, está bien. ¿Te pareció bien cuando lo conociste, no es así? —Sólo quería asegurarme. Nos habíamos detenido en el descansillo de la escalera que baja hasta los estacionamientos del edificio, y por alguna razón todo me golpea de improviso. La cosa absolutamente más difícil que tenía que hacer era decirle a mi padre sobre Carter. Ni siquiera pude hacerlo. Le dije a mi madre y ella le dijo a mi padre. No les habría dicho, en absoluto, pero las noticias ya habían salido a la luz y se habrían dado cuenta de alguna forma, lo que habría sido mucho peor. Mi papá todavía piensa en mí como su bebé y no puedo imaginar cuánto lo hiere saber que su bebé se follaba a su profesor. Y lo estoy haciendo todavía peor para él, quedándome en la universidad donde cree que la vida de su bebé está en peligro. Todo el mundo apesta, y ha apestado desde que Carter me dejó, y ahora he hecho que apeste para mis padres también. Y mis pobres padres no han hecho nada más que amarme. Soy la única quién ha cometido los errores. Lo odio tanto que casi empiezo a llorar. Tengo que arrugar el rostro para controlar la emoción. No sé si Jack está observando, pero no puedo parecer estar tranquila. —Está bien, papá —digo cuando hablo otra vez. Siento una lágrima deslizándose fuera de mi ojo, lo que significa que tengo que colgar ahora mismo—. Será mejor que me ponga en marcha. —Está bien, frijolito. Llámanos luego. Cuelgo. No puedo mirar a Jack. Esto es demasiado embarazoso y vulnerable, y no quiero ver si se está riendo de mí en secreto. Sigo caminando hasta que llego a mi auto. Jack está justo detrás de mí, sin duda explorando los oscuros rincones de la cochera por cualquier depredador merodeando. He vuelto a la normalidad cuando entro al asiento del conductor. Miro a Jack cuando se mete al asiento del pasajero y no veo ni un pequeño rastro de diversión. Es un

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alivio. —Trata de no merodear demasiado, ¿de acuerdo? Va a ser lo suficientemente incómodo sin ti aferrándote a mí todo el tiempo. —Merodear es mi trabajo. —Está bien. Pero merodea lo más discretamente que puedas. —Haré lo que pueda, princesa. —Y deja de llamarme “princesa”. —Lo que tú digas… Esperé por ello. Sabía que iba a venir. Como era de esperar, después de una pausa, terminó en su voz monótona alargada—: …princesa.

y —Estás merodeando. —Te lo dije. Mi trabajo es merodear. Así que ahora estoy sentada en una banca en el centro del campus, tomando el cálido sol y tratando de no sentir que todo el mundo me está mirando. Jack, desafortunadamente, está de pie detrás de la banca, su presencia cerniéndose encima de mí. —Bueno, ¿no puedes merodear un poco más lejos? —Mi tono podría ser un poco brusco, pero ya ha sido un día estresante, y ni siquiera es mediodía. —No lo creo. No puedo verlo sin estirar el cuello, pero sé que no me está mirando. Sus ojos están examinando los amplios jardines y los edificios históricos de piedra en el centro del campus. —¿Por qué no? —Me doy la vuelta para mirarlo, todavía con la vana esperanza de que mi mirada sea remotamente intimidante. No lo es, por supuesto. No para él, de todos modos. —No me gusta tu posición. Sin pensar, vuelvo a cruzar las piernas y tiro hacia abajo mi falda corta de color marrón claro. Mis piernas no están tan mal en lo que a piernas se refiere, pero nunca logran broncearse, así que no me gusta mostrarlas mucho. Entonces me siento estúpida porque, por supuesto, la posición de la que Jack está hablando no es sobre la forma en que estoy sentada. —¿Qué hay de malo con mi posición? —Estás demasiado expuesta aquí. Demasiado vulnerable.

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—¿Vulnerable de qué? Estoy bastante segura de que un avión no va a pasar volando para dejar caer una bomba sobre mí. —Hay seis edificios con ventanas que dan a nuestra posición. He contado ciento siete ventanas desde donde un francotirador podría… —Oh, por favor. Un francotirador no va a… —Hay ocho diferentes aceras que se conectan a ésta. Cuatro vienen detrás de mí. Si a mi espalda hay una amenaza, entonces detrás de ti también la hay. —Esto es ridículo. Nadie va a venir detrás de mí con una pistola o un cuchillo. A lo más que le temo es a un tomate podrido de un universitario desagradable. —Fui contratado para protegerte. Si eso significa enfrentar a lanzadores de tomates podridos, entonces que así sea. Trato muy, muy fuerte de no reírme. —¿Realmente tiran tomates en la universidad en estos días? —añade Jack con una voz diferente. —No. Al menos, nunca he visto que lo hagan antes. Sin embargo, puede que yo sea un caso especial. La verdad es que no parece probable que nadie me lance mucho más que sucias miradas esta mañana. La hostilidad no ha sido tan mala como temía. Todos me reconocen. Nadie me habla. Pero pasé mis dos primeras clases sin incidentes. Esta es ahora mismo la parte más difícil del día. El largo descanso antes de mi tercera clase. La mayoría de las personas están comiendo el almuerzo —si es que no han regresado a dormir— pero en su lugar estoy sentada en una banca. Podría tomar algo para comer fuera del campus, pero no quiero que parezca que estoy huyendo. No sé por qué las apariencias importan tanto, pero lo hacen. También importaban cuando follaba con Carter. —¿Fuiste a la universidad? —pregunto, tratando de mantener mi mente en otras cosas, ya que pensar en Carter y en este desastre me hace sentir enferma. —Sí. —Jack suena distraído. —¿Cuándo fue eso? ¿A dónde fuiste? No responde. —¿Jack? ¿Me escuchaste? —Uh, sí. Fui a la universidad cuando tenía dieciocho, a la edad habitual. —¿Cuántos años tienes ahora? —Es tan grande y fuerte que no he tenido suerte adivinando su edad. Podría tener cualquier edad desde la mía hasta más de treinta. Una vez más, no responde.

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—¿Jack? Tener una conversación con una estatua amenazante es bastante molesto. —No puedo tener una conversación contigo ahora. No me gusta tu posición. Definitivamente ve a ser muy terco con respecto a esto. No hay duda de eso. —Bueno, lo siento. No voy a hacerlo en el comedor. —Sólo puedo imaginar lo incómodo que sería, con todo el mundo mirándome y nadie con quien sentarme. Es una pesadilla, y simplemente no voy a hacerlo. Además, no tengo hambre. —El comedor sería igual de malo. Me gustaría ponerte en algún lugar más encerrado. Me sofoco un poco ante sus palabras, a pesar de que es ridículo pensar cosas sucias cuando Jack obviamente está en modo todo negocios en este momento. Suspiro. —Podría ir a la biblioteca. —Sí. Vamos a hacer eso. Caminamos hacia el lado este del campus para ir a la biblioteca, donde pido una sala privada de estudio. En el primer día del semestre, cada una de ellas está disponible. Nadie excepto yo quiere estudiar hoy. Incluso yo no quiero estudiar. Sólo quiero una sala. La estudiante detrás del escritorio estuvo en mi clase de historia el otoño pasado. Siempre hablábamos de lo que habíamos hecho durante los fines de semana en los pocos minutos que teníamos antes de la clase. Sin embargo, no dijo nada hoy. Simplemente me dio una fría mirada. Es un poco molesto, pero puedo lidiar con miradas frías. Por lo menos no son una confrontación abierta. En realidad no me gusta el conflicto. Me pone nerviosa. Es extraño caminar hasta las escaleras y subir al segundo piso sin que nadie que pase me sonría o me salude. Nunca he sido una chica popular. Mi papá hace un montón de dinero, pero fui a escuelas donde los padres de todo el mundo hacían mucho dinero, así que nada en mí sobresalía. Sacaba buenas calificaciones y siempre tenía un par de amigos. Tuve un novio durante mi tercer y cuarto año en la secundaria hasta que nos fuimos distanciando, pero nunca fui realmente perseguida por una gran cantidad de hombres. No solía ser el centro de atención, pero a las personas siempre parecía gustarles lo suficiente, al menos para decir “hola”. Sin embargo, parece que el mundo se ha convertido en un lugar extraño y frío desde que Carter fue despedido. El año pasado, mi sueño era vivir en Paris y trabajar en un prestigioso museo de arte. Saqué buenas calificaciones en todas las clases para que mi boleta fuera perfecta. Complacía a cada figura de autoridad para que pudiera conseguir buenas referencias. Trabajo en museos locales y consigo pasantías cada verano para que pudiera añadir experiencia a mi currículum.

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Actualmente, mi sueño es que el mundo regrese a la normalidad, para caminar por el campus y tener a algunas personas que me sonrían y que me digan “hola”. Mientras me siento en la mesa de la sala de estudio y saco mi libro de texto para mi clase sobre Paleocristianismo y Arte Bizantino, Jack se asoma por la puerta hacia las estanterías de libros y luego la cierra con un clic. Se queda parado en la puerta en vez de sentarse, pero se ve mucho más relajado de lo que se veía afuera. Trato de leer el capítulo para la clase del miércoles, pero no puedo ni siquiera empezar a concentrarme. En cambio, miro hacia Jack. Realmente es un magnífico ejemplar de hombre. Su cabello no es demasiado largo, pero es abundante y siempre se ve alborotado. Es casi mediodía, y ya necesita afeitarse de nuevo. Cuando mis padres me lo presentaron la primera vez, él llevaba puesto un pantalón negro y una camisa blanca, pero hoy está usando vaqueros y una camiseta negra, supongo que en un intento fallido de mezclarse con los estudiantes. No hay manera en el infierno de que alguna vez pueda mezclarse. Se da cuenta de que lo estoy mirando y levanta las cejas. —Así que, ¿cuántos años tienes? —pregunto. Entrecierra los ojos. —¿Qué? ¿No puedes hablar ahora? Te gusto en esta posición, ¿no? —Algo destella brevemente en su rostro que hace que me ruborice, pero me las arreglo para continuar—. Entonces, ¿cuántos años tienes? —Veintiséis. Tengo veinte años. Es extraño que sólo sea seis años mayor que yo. —Eso no es demasiado viejo. —¿Pensaste que era viejo? —No lo sé. Entonces, ¿no eras un SEAL1? —¿Qué? —Un ex-SEAL. O tal vez un comando del Ejército. Una especie de chico genial de las Fuerzas Especiales antes de que te retiraras y te convirtieras en un guardaespaldas. —No. No era un SEAL, un comando, ni nada de las Fuerzas Especiales. —Oh. Eso es decepcionante. —Estoy destrozado.

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Son la principal Fuerza de Operaciones Especiales de la Armada de los Estados Unidos.

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Puede que no sea la alubia más inteligente en el balde, pero sé lo que es sarcasmo cuando lo escucho. La respuesta de Jack definitivamente es sarcástica. —Entonces, ¿cómo te convertiste en un guardaespaldas? —Negocio familiar. —¿Qué quieres decir? —Mi papá es el dueño de la empresa. Él era un comando del Ejército. —Levanta una ceja y casi sonríe. —Ya veo. Sabía que eso tenía que estar en alguna parte. Así que, ¿él te entrenó? —Sí. Me ha estado entrenado desde que tenía cinco años. —Oh. —Pienso en eso, en el tipo de niño lindo que Jack debió haber sido—. Eso debió haber sido una gran cantidad de presión. —Se podría decir eso. No sé qué hacer con ello. Su expresión es extraña. —Parece que sabes lo que estás haciendo con toda la cosa de guardaespaldas. ¿Él está orgulloso de ti? —Ni siquiera cerca. Esta vez, reconozco la amargura en el tono. Me molesta, así que cambio de tema. — Entonces, ¿no estuviste en el ejército? ¿Has visto algún tipo de acción en absoluto? —¿De qué tipo de acción estamos hablando? —Su voz se reduce a ese tono matizado que me hace temblar, y sus ojos azules resplandecen calientes por un momento. Me sonrojo de nuevo. Como anotación, es la maldición de tener la piel clara. No hay absolutamente nada que pueda hacer sobre ruborizarme. Decidida a no dejar que sus ardientes miradas me conviertan en un montón de papilla, pregunto—: ¿No estás rompiendo alguna especie de código de conducta de guardaespaldas cuando haces eso? —¿Cuándo hago qué? —Eso. Justo en ese momento. —¿Qué código de conducta se supone que estoy rompiendo? —No lo sé. ¿No hay alguna regla sobre no coquetear con tus protegidas? —¿Crees que estoy coqueteando contigo? —Bueno, no, pero… —Princesa —dice en una pronunciación que se siente exactamente igual que el sexo—, te prometo que sabrás si estoy coqueteando contigo. Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda. Me estoy sonrojando de nuevo. También estoy tragando saliva. —Está bien. Es bueno saberlo. Así que, entonces, ¿todas esas insinuaciones no están en contra de algún código de conducta? Sacude la cabeza y hace esa cosa de sonrisa-secreta. —Sólo son parte del servicio.

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—¿Tienes un código de conducta? —Mantenerte con vida. Esa es el único código de conducta que importa. Es extraño. Nunca he sido una persona nerviosa. Bueno, eso no es cierto. Siempre he estado nerviosa por un sinfín número de cosas, pero nunca por mi seguridad física. Pero, aun así, hay algo extrañamente tranquilizador en saber que la única cosa en el radar de este enorme, fuerte e imponente hombre es mantenerme con vida. Una chica podría acostumbrarse a la sensación de seguridad de esa forma. —Probablemente puedes sentarte —le digo. Es una tontería para decir, pero alguien tiene que decir algo. La tensión me está matando. —No. Probablemente no pueda. Claramente es la definición del tipo fuerte y silencioso. Con un encogimiento de hombros, regreso a mi libro de texto y pretendo leer.

y Mi última clase del día es a la 1:30pm. En el horario que imprimí hace un par de semanas, se suponía que me presentara en Granby Hall, pero cuando llegamos allí, hay una nota en la puerta diciendo que la clase había sido trasladada a un salón en un edificio diferente. Uno al otro lado del campus. Habíamos llegado temprano a clase, así que tenemos tiempo de sobra para llegar al otro edificio. Pero, para el momento en que lo hacemos, el salón está cerca de tres cuartas partes lleno. Para mis otras clases, llegamos lo suficientemente temprano para lograr elegir nuestros asientos, pero eso no va a pasar en esta. Sé que Jack me quiere en la fila de atrás, lejos de la puerta, para que así él pueda ponerse en la esquina y obtener una ventaja sobre todos los puntos dentro del salón. Me detengo en la puerta cuando veo que ese asiento ya ha sido tomado. Todo el mundo se queda mirando. Siendo justos, ellos miran a cualquier persona que entré en el lugar, pero las miradas se sienten particularmente malévolas hacia mí. —¿Qué hay de allí? —pregunto tan bajamente como puedo, así nadie más excepto Jack puede escucharlo. Asiento con la cabeza hacia el único asiento vacío en la última fila. Niega con la cabeza, poniendo su mano entre mis hombros, y empujándome hacia el fondo del aula. Ya es bastante malo ser la perra que se tiró al mejor profesor de antropología que haya vivido.

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Es incluso peor ser esa perra y también venir a clase con un descomunal y agresivo hombre que no sabe cómo evitar la atención. Me siento rígida y torpe pero trato de moverme rápidamente, para poder llegar al final de la sala, donde no estaré tanto en el centro de atención. Pero mis intentos de un perfil bajo son inútiles. Maldito Jack, de todos modos. Se acerca al asiento de la esquina en el que me quiere, se cierne sobre el jugador de béisbol que parece estar tomando una siesta allí, y dice—: Necesitamos este asiento. No sé si alguna vez lo has intentado, pero si entras a un salón en la universidad y dices cualquier cosa con autoridad, los estudiantes probablemente obedecerán. El jugador de béisbol parece sorprendido, pero recoge sus cosas y se mueve al lugar vacío unos asientos más allá. Jack me hace señas hacia el asiento de la esquina. Todo el mundo está mirando. Dios, quiero hundirme en el piso. Miro a Jack, a quien totalmente culpo por todo el incidente, mientras me siento y saco mis cosas. Jack va hacia la esquina, donde se para sin moverse. Mis padres mencionaron la presencia de Jack en el campus con el personal de seguridad y la administración, y toda mi facultad debe haber sido informada. Cuando mi profesora llega, no le parece extraño encontrar que hay una ofensiva masa de hombre en la esquina de su salón de clases. Sin embargo, no le agrado. Puedo decirlo de inmediato, tan pronto como empieza a repasar su rollo de la clase. Mi nombre siempre está cerca de la parte superior. Chloe Barlow. Soy la primera en la lista para esta clase. Ella sólo dice mi nombre y me mira, pero sé que no le agrado. Es joven y bonita. Comenzó a enseñar aquí el año pasado. Carter nunca la mencionó, pero podrían haber sido amigos. Tal vez se hallaba interesada en Carter. ¿Quién sabe? Pero puedo decir por la forma en que levanta su nariz que no le agrado. Lo sé con seguridad cuando comienza la clase diciendo—: Tenemos un invitado en la case, ya veo. Chloe, ¿quieres presentar a tu amigo? Me congelo por unos segundos, un poco aturdida y no creyendo que realmente esté esperando que le presente mi guardaespaldas a la clase. Todos mis otros profesores simplemente lo ignoraron, lo cual es exactamente lo que quiero que suceda. Pero me está mirando, esperando una respuesta. Tal vez lo estoy imaginando, pero parece que hay un destello de regocijo malicioso en sus ojos, como si estuviera disfrutando de mi mortificación.

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El resto de la clase también me está mirando. Tengo que decir algo. No me atrevo a darme la vuelta y mirar a Jack. —Este es Jack —digo finalmente. —Bueno, bienvenido, Jack —dice la Dra. Harwood. Es tan sarcástica y odiosa que quiero darle una bofetada—. Tal vez aprenderás algo de literatura mientras estás aquí. La clase se ríe disimuladamente. Está bien. Eso lo resuelve. Odio a esta mujer con la ira al rojo vivo de miles de soles. No es que sea melodramática ni nada.

y La clase es molesta. Ella nos mantiene todo el tiempo tratando de que nos involucremos en la conversación sobre el significado de la literatura y dándonos un montón de información aburrida que probablemente vendrá en un examen. Después de que la clase ha terminado, espero la inicial estampida de los estudiantes huyendo del salón de clase para limpiar mi lugar antes de abandonar mi asiento. Jack me dijo esto antes de mi primera clase. Es más fácil protegerme si no estoy en medio de una multitud de personas, así que simplemente me “siento tranquila” —esas fueron sus palabras— hasta que la multitud se dispersa. Estoy guardando mi libreta y mi libro de texto en mi mochila cuando el jugador de béisbol que se encontraba sentado originalmente en este asiento camina a grandes zancadas hacia mí. No tengo idea de lo que está haciendo. No está sonriendo o mirándome a los ojos, como si fuera a hablar conmigo. Estaría sorprendida si alguien se acercara a saludar. Pero definitivamente se está moviendo en mi dirección y, mientras se acerca, se inclina hacia mí. Es la cosa más extraña. Y es aún más extraño cuando ocurre algo inesperado. Jack se mueve, tan rápidamente que ni siquiera soy consciente de lo que sucede, y el jugador de béisbol es golpeado contra la pared. En serio. Está caminando hacia mí en un momento y al siguiente está siendo retenido contra la pared por una versión aterradora de Jack que no he visto antes: duro y feroz en toda su fuerza, habilidad e intimidación. Me quedo sin aliento, tratando de procesar cómo Jack ha movido al chico —que es bastante grande— tan rápidamente y con tan poco esfuerzo. —¿Qué demonios…? —El jugador de béisbol resopla, luchando inútilmente contra el agarre de Jack. No podría haberse sentido bien el estrellarse contra la pared de la manera en que lo hizo. Probablemente terminará con moretones. —¿Qué estás haciendo? —pregunta Jack. Realmente es más un gruñido que una pregunta. —Se me cayó mi pluma. La estaba recogiendo. ¿Cuál es tu maldito problema?

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Jack mira hacia abajo y ve la pluma en el piso, la cual el chico debe de haber tirado cuando se hallaba sentado en mi asiento antes. Libera al jugador de béisbol y se inclina para recogerla. Mientras se la da al otro chico, Jack murmura—: La próxima vez, pregunta primero. El chico toma la pluma y camina en línea recta fuera del salón. La Profesora Perra está observando. Varios estudiantes persistentes están mirando. Y no tengo ninguna duda de que todos en el campus sabrán exactamente lo que pasó muy pronto. Aunque si alguien pudiera ser lo suficientemente valiente como para querer hablarme, no hay una maldita manera de que lo vayan a hacer, después de ver lo que le sucedió a alguien que cometió el error de llegar demasiado cerca de mí. Todavía estoy un poco impresionada por la velocidad y la habilidad de Jack. Se ve tan grande que no esperaba que fuera tan rápido. Pero eso es ahogado por todo lo demás, así que miro a Jack mientras me levanto y me escolta fuera del aula. Pretende no darse cuenta. O tal vez realmente es inconsciente de ello. Decido que simplemente no me importa. Todo lo que necesito hacer es pasar el día, conseguir pasar la semana, deshacerme de Jack, y luego tal vez pueda sentirme normal de nuevo.

25 y Me detengo en la tienda de comestibles en el camino de regreso de la clase, por lo que son después de las 3:30pm antes de que llegue a casa. Realmente no ha sido un día largo, pero seguro se siente como si lo fuera. Estoy agotada y de mal humor con el mundo, especialmente con Jack. entro.

Dejo caer mi bolso y los comestibles sobre el piso del recibidor tan pronto como —¿Qué vas a hacer ahora? —pregunta Jack. —Voy a acomodar la comida y luego voy a sentarme en el sofá. —Bien. Me aclaro la garganta cuando él no se mueve. —Necesito revisar tu casa primero. Entonces puedes librarte de mí por un rato. —Bueno, date prisa.

No reacciona ante mi rudeza, pero casi lo esperaba de él en este momento. Dejando la puerta abierta, camina hacia el pasillo y baja el detector de humo. —¿Qué estás haciendo?


No responde. Simplemente saca un pequeño dispositivo del armazón. —¿Qué es eso? —Es una cámara. Realmente deberías ser más observadora. Nunca hubo un detector de humo aquí antes. Lo puse allí ayer. —¿Por qué demonios tendría que estar atenta acerca de dónde están los detectores de humo? ¿Por qué necesitas una…? —Así puedo ver si alguien entró al apartamento mientras no estábamos. Es más fácil proteger a alguien con equipos de dos hombres. —Sí, pero eso cuesta el doble, estoy segura. No necesito más de un hombre a la vez. Me lanza una particular mirada sobre su hombro antes de darse la vuelta para mirar la pequeña pantalla de la cámara, que obviamente está rebobinando al momento en que salimos del apartamento. —¿Podrías dejar de hacer eso? No todo se trata de sexo, sabes. —¿Eso es cierto? —El coqueteo es bastante poco entusiasta, ya que está distraído revisando el video del pasillo. Evidentemente todo está despejado, ya que pone la pequeña cámara de regreso en el falso detector de humo y luego los vuelve a colocar en la pared. Da una vuelta por el apartamento, revisando el concepto abierto de la cocina, el comedor, las salas de estar, el baño y el dormitorio. —Todo despejado —dice—. Voy a estar afuera. —Bien. —Me apoyo contra la pared y cierro los ojos, sintiendo como si pudiera colapsar sobre el suelo. Por primera vez en todo el día, me siento como si no estuviera siendo observada, como si no estuviera siendo juzgada, como si no estuviera siendo odiada. Entonces mi teléfono suena con un mensaje de texto. Durante unos meses en la primavera, cada vez que escuchaba ese sonido, mi corazón daba un vuelo, pensando si podría ser un mensaje ardiente y sucio de Carter. A menudo, lo fue. Ya no estoy entusiasmada por los mensajes de texto. No recibo muchos ahora, y aquellos que recibo a veces no son agradables. Saco mi teléfono de todos modos y miro la pantalla. Es un número bloqueado. Como del que recibí la amenaza de muerte.

Él puede estar cerca todo lo que quiera. No va a ser capaz de protegerte. Me quedo mirando las palabras hasta que mis ojos ven borroso. —¿Qué es? —pregunta Jack. Suena más cerca que hace un minuto, pero no puedo apartar la mirada de la pantalla para comprobarlo—. ¿Es otra amenaza? —Jack definitivamente está más cerca ahora. Su voz prácticamente está en mi oído, puedo sentir su tensa presencia a mi lado.

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Mi mano tiembla un poco, pero simplemente no puedo creer que estas amenazas sean reales. Sólo están tratando de asustarme. Están tratando de hacerme sentir miserable. Nadie realmente mataría por un profesor siendo despedido. ¿Lo harían? —Maldita sea, Chloe, déjame ver. —Su voz es áspera, gruesa, no con su pronunciación normal. Tal vez le entrego a Jack el teléfono. Quizás simplemente me lo arrebata de la mano. Pero también se queda mirando el mensaje de texto y murmura—: Maldito bastardo. Entonces el teléfono suena de nuevo, y yo salto. Literalmente salto, ya en el borde y sobresaltada por el ruido inesperado. —Es de alguien llamada Dana —dice Jack. —Está bien. Está en algunas de mis clases. —Alcanzo mi teléfono, tratando de sacudirme el estupor. Dana es otra estudiante de arte, y nosotras éramos casualmente amigas antes. Tal vez está tratando de ser agradable ahora. También leo su mensaje.

Pensé que deberías ver esto. Lo siento. Me envía un link vinculado a una página de Tumblr. Una página sobre mí. Una horrible página. Toda sobre mí. Me quedo congelada mientras me desplazo por la colección de fotos, gifs animados y videos. Algunas son imágenes de una pareja teniendo sexo, editada para ser Carter y yo. Algunas son caricaturas o citas sobre putas, zorras y perras. Algunos son videos de porno casero, con una mujer que no soy yo, pero que se parece lo suficiente a mí con el largo cabello marrón claro y el pequeño cuerpo. Y lo peor son fotos mías que fueron tomadas hoy. Yo saliendo de mi auto mientras Jack abría la puerta. Yo entrando a un edificio en el campus. Yo sentándome en la banca con Jack detrás de mí. Yo tirando de mi falda por mis muslos. Yo sentada en clase, tratando de escabullirme para que nadie me notara. Yo en la biblioteca. Incluso yo en la tienda de comestibles. Deben haber sido tomadas en los teléfonos de las personas, todas sin que lo supiera. Deben haber planeado todo con anticipación o no podrían haberse organizado y haberlo publicado tan rápidamente. Esto es peor, mucho peor que la amenaza. Como si fuera violada. Como si todo el mundo estuviera contra mí. —¿Qué es? —pregunta Jack, muy cerca de mi oído de nuevo. Está tratando de mirar el teléfono—. ¿Es otra amenaza? —No. —Al menos, eso es lo que trato de decir. No creo que en realidad saliera alguna palabra. —Mierda, estás blanca como un fantasma. —Desliza un brazo alrededor de mí, es tan grande, tan cálido y tan sólido que no puedo evitar apoyarme en él. Realmente creo que podría caerme de lo contrario. En realidad, creo que podría vomitar.

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—Déjame ver. —Me quita el teléfono de la mano de nuevo y se desplaza a través de la horrible página, todavía sosteniéndome con una mano. Estoy tan cerca que escucho y siento una brusca inhalación. —Voy a hacer polvo a alguien. —No es más que un murmullo, pero en realidad me hace sentir un poco mejor. Al menos Jack —mayor, cansado, y al que nadie convence fácilmente— también piensa que esto es horrible. —Será mejor que te sientes —dice, empujándome hacia la sala de estar—. ¿Quieres un poco de agua? Me da una botella, así que la tomo. —Puedes irte ahora —le digo. Voy a llorar o vomitar, una o la otra, en unos dos minutos, y no quiero que esté cerca. —Estaré en el pasillo. Voy a quedarme con tu teléfono. Te haré saber si alguien llama. En circunstancias normales, me opondría a él reclamando mi teléfono, pero ya no quiero verlo de nuevo. No quiero salir nunca de mi apartamento de nuevo. Jack mueve las compras de comestibles a la cocina y luego sale hacia el pasillo, donde ha puesto una silla y cierra la puerta detrás de sí. Puedo hacer un poco de tarea, aunque en realidad no hay mucho que pueda hacer tan temprano en el semestre. En vez de eso, enciendo la televisión y encuentro un programa de cocina en el cable. Hace seis meses, era una estudiante universitaria normal, soñando con un futuro en Paris, y pensé que estaba enamorada de un brillante y sexy hombre mayor. Ahora todo en el mundo me hiere. No importa. Seguiré diciéndome a mí misma que no importa. Pero aun así me cubro el rostro y lloro.

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2 Traducido por Apolineah17 & Camila Cullen Corregido por *Andreina F*

Estoy profundamente dormida cuando algo me despierta. No tengo idea de lo que es y realmente no importa, porque tan pronto como abro los ojos, mi corazón salta a mi garganta. Sé que esa es una expresión tonta, pero es exactamente así como se siente. Hay una sombra en la habitación y se está cerniendo sobre mí. Te garantizo que si alguna vez te ha pasado, tu corazón también saltará hasta tu garganta. Me incorporo de un salto, todo mi cuerpo se está enfriando. Hay una luz entrando al dormitorio desde la puerta abierta de mi habitación, y alguien está inclinándose sobre la cama. Oh, Dios mío, estoy paralizada por el pánico. Abro mi boca pero no puedo gritar. Trato de escabullirme, pero no puedo salir de la cama. Entonces mis ojos finalmente se enfocan, y me doy cuenta de quién es la sombra que se está cerniendo. Es Jack. Es el estúpido, maldito Jack que acaba de asustar la maldita mierda en mí. Todavía no puedo respirar, mi corazón palpitando dolorosamente con lo que se supone que es una reacción de huida o de lucha. Te lo estoy diciendo en este momento, no hay manera de que pudiera haber peleado o huido hace un segundo, así que algo está claramente mal con mis respuestas biológicas. Estoy a punto de decir algo —probablemente no muy agradable— cuando Jack levanta su dedo en un gesto brusco e inconfundible de silencio. Mi corazón salta de nuevo a mi garganta porque por fin soy capaz de pensar. Jack no estaría en mi habitación, diciéndome que guarde silencio, a mitad de la noche, si no estuviera sucediendo algo grave. Mientras los escalofríos empiezan a correr a través de mí de nuevo, hace un gesto para que me levante. Trato de hacer lo que dice. Tal vez no soy una gran fanática de los hombres mandones, pero no soy una completa idiota. Si tu guardaespaldas irrumpe en tu habitación en medio de la noche, haz lo que él diga.

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Pero parece que todavía no puedo moverme. Estoy segura de que eventualmente podré. Quiero decir, no soy una completa cobarde ni nada. Pero tenía un serio susto, e iba a tomarme un par de segundos recuperarme. Evidentemente, Jack no cree que tengamos un par de segundos libres. Se agacha y me carga —me carga— y me lleva hacia el armario. Luego me deja dentro y cierra la puerta. En serio, no sé cuándo he estado tan asustada y desorientada. No tengo idea de lo que está pasando. Acabo de ser cargada como un saco de grano y arrojada en un armario. Y ahora estoy sentada con mi ropa sucia en un armario de tono negro. Y Jack está allí afuera. Haciendo algo. Como una especie de chico malo. No tengo idea de si Jack está justo afuera de la puerta, custodiando el armario como un portero, o si salió de la habitación, el apartamento, o incluso el edificio, en la búsqueda de su sospechoso. No tengo idea de nada. Estoy sentada en un armario oscuro, temblando de miedo y de frío. Vistiendo un pequeño conjunto lavanda de pijama, conformado por una blusa sin mangas y unos pantalones cortos de algodón, y no sirve para cubrirme muy bien. Antes de que seas mordaz al hecho de que esté rodeada de ropa que podría ponerme —ya que estoy en un armario, después de todo— sólo déjame decir que no es exactamente el tipo de cosa que piensas en una crisis. Sólo te sientas echa un ovillo, abrazándote a ti misma y temblando sin poder hacer nada, orando para que toda la cosa acabe y para que Jack regrese pronto. Al menos, eso es lo que supongo que haces. Definitivamente es lo que yo hago. No tengo idea de cuánto tiempo pasa. Se siente como eterno, y cada minuto que pasa, cada segundo que pasa, parece aumentar la tortura. Finalmente, la puerta se abre y un torrente de luz irrumpe en el armario. Parpadeo ciegamente, rogando por ver a Jack y no a algún asesino anónimo. No es que crea que hay alguna razón para que un asesino anónimo venga detrás de mí, pero no estoy exactamente en mi mejor forma en este momento. —Sal de ahí, princesa. Se acabó. Bueno, eso es bueno. Ese obviamente es Jack. Todavía estoy parpadeando, tratando de adaptarme a la luz, pero no hay duda de a quién le pertenece esa voz tan particular. Abro mi boca para decir algo inteligente e irónico o incluso divertido. En lugar de eso, hago un chirrido vergonzoso. Se agacha para tomar mi mano y me levanta. Mis piernas se tambalean. Por alguna razón, simplemente no están trabajando correctamente. —Se acabó —dice Jack, poniendo una mano en mi espalda—. Siento haberte asustado. —No estoy asustada. —Es la primera cosa que me he arreglado para decir, y no es exactamente lo más inteligente que podría haber dicho, ya que estoy temblando por los nervios y la reacción.

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—Mierda, estás temblando. —Desliza un brazo alrededor de mi cintura y me hace moverme. Supongo que piensa que me está ayudando a caminar, pero con su brazo alrededor de mí, no tengo más remedio que moverme cuando él lo hace. Terminamos en el sofá. No tengo idea de cómo llegamos allí. Pero hay una cobija de felpa en él y Jack la envuelve alrededor de mí. —Lo siento. No hay nada que temer ahora. —Suena diferente a lo normal. Más amable. El tono inmediatamente eleva mi ira. —No tengo miedo. Tengo frío. ¡Ahora dime qué demonios está pasando! —Había una actividad sospechosa en el edificio, y no podía correr ningún riesgo. —¿Cuál fue la actividad sospechosa? —Resultó ser un ex novio ebrio de tu vecina. Siento que haya tenido que despertarte y asustarte tanto, pero tengo que tratar cada incidente sospechoso como una amenaza. —Oh. —Está bien. Es hora de que mi cerebro empiece a funcionar. Trato de forzarlo a regresar a su procesamiento normal. Entonces trato de dejar de temblar ya que eso está empezando a avergonzarme. No hay suerte con ningún intento. —Ya regreso —murmura Jack, levantándose y alejándose. No tengo idea de a dónde va. Simplemente me siento y tiemblo bajo la cobija de felpa y me pregunto qué demonios le pasó a mi vida para que terminara aquí. Con Jack, de todas las personas. Regresa al sofá con una taza en su mano y me la da. —¿Qué es esto? —pregunto, tomándola con ambas manos ya que la está empujando hacia mi rostro y podría derramarse si la sostengo con una sola mano. —Café. Bébelo. Tomo un sorbo y hago una mueca. —Es demasiado dulce. —No me importa. Bébelo de todos modos. En mi defensa, no tengo el hábito de obedecer sólo porque un chico caliente me diga que haga algo. Pero no estoy en mi estado normal en este momento, y beber café dulce parece una cosa razonable que hacer. Así que bebo. Después de un minuto y aproximadamente media taza, dejo de temblar. Jack se ha sentado en el sofá junto a mí, encorvado hacia abajo y luciendo tan desaliñado y delicioso que estaría muy tentada si no me estuviera recuperando de un momento de pánico. No ha dicho nada. Sólo me observa tomar cada sorbo. —¿Cómo te sientes? —Bien.

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—Siento todo esto. —¿Podrías dejar de decir eso? Sólo haces tu trabajo. Si realmente hubiera sido una amenaza, te aseguro que preferiría estar atrapada en el armario que muerta. —Sí. Supongo que sí. Su voz es baja y ronca. Hace cosas extrañas en mi vientre, el cual ya está bastante inestable debido al miedo y al café. —¿Así que todo está bien? —Sí. Todo bien. Acompañé al ex novio ebrio fuera del edificio. —Eso suena muy educado. —Eso no fue exactamente educado. —Su expresión parece un poco sospechosa, y me doy cuenta de que debió haber sido un poco brusco con el chico. De hecho, sonrío ante el pensamiento. Estoy teniendo una mala noche por culpa de ese idiota, entonces será mejor que el imbécil también tenga una mala noche. —Puedes volver a la cama si quieres —dice Jack. —¿Estás bromeando? Después del café y la adrenalina, no hay manera en que pueda regresar a la cama pronto. De todos modos, ¿dónde está Bill? —Está aquí. Afuera. Tenía problemas con el auto, así que me quedé más tarde, hasta que él llegara aquí. Bill es el hombre de la noche, es como Jack lo llama, de cualquier manera. Si no te has dado cuenta, un guardaespaldas no puede cubrir cada hora del día, no si quiere hacer cosas como comer, dormir, bañarse. —Oh. Miro a Jack, preguntándome de nuevo acerca de él. Sólo lo he conocido por un par de semanas, pero me siento como si debería saber más de él de lo que ya sé. —¿Por qué me ves de esa forma? —pregunta. —Simplemente curiosidad. —¿Sobre qué? —Sobre ti. —¿Por qué? —¿Por qué no la tendría? —Porque soy tu guardaespaldas. No hay necesidad de que sepas nada excepto que te mantendré a salvo. Chica o no, me gusta el sonido de eso. —¿Qué habrías hecho si hubiera sido un chico malo de verdad? —le preguntó. En realidad no debería ser posible, pero se ve un poco más caliente de lo normal, con su cabello ligeramente despeinado y su mandíbula que desesperadamente necesita una afeitada.

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Sus ojos se posan sobre mi rostro, y no tengo idea de lo que ve allí. —Me habría encargado de él. —¿Cómo? Arquea las cejas en una pregunta no formulada. —Sólo me pegunto —digo a la defensiva, sintiendo como si de alguna manera se estuviera burlando de mí, aunque no puedo precisar exactamente cómo—. Nunca he tenido un guardaespaldas antes. ¿No deberías tirarte encima de mí? Sus cejas van incluso más alto, y me sonrojo. Sí, estúpidamente me sonrojo. —¡Sabes lo que quiero decir! Su cara cambia a una sonrisa, una que me quita la respiración. —Sí, sé lo que quieres decir. Estas pensando en las películas del Servicio Secreto. —Oh. ¿Pero no es tu trabajo mantenerme a salvo? —Por supuesto. Eso era lo que hacía. Nadie se estaba metiendo en el apartamento. —Entonces, ¿por qué me pusiste en el armario? Se encoge de hombros y me da una mirada casi vergonzosa. —Se sentía como lo correcto por hacer. —Estúpidamente, me rio con nerviosismo. Deben ser las sobras de adrenalina. —¿Así que usarías una pistola para encargarte de eso? —pregunto—. Quiero decir, si fuera un chico realmente malo. —Tal vez. —¿Por qué tal vez? —Porque uso lo que sea que funcione, dada la situación. Algunas veces eso significa una pistola. Algunas otras, no lo hace. De acuerdo, la adrenalina debe haberme estropeado realmente porque de repente quería rasgar las ropas del chico. Me he desvivido por hombres antes, obviamente, pero siempre había estado más en mi mente que en mis sentidos, si eso tiene algún sentido. Quiero decir, físicamente, las cosas correctas le pasan a mi cuerpo, pero parecían pasar de mi mente más que sólo por mirar al chico. Así que es extraño que ahora sólo la vista de Jack me estuviera haciendo cosas malas. Extraños detalles como la forma en que su camiseta se estira por sus anchos hombros. Como la forma en que se encoge un poco en el sofá, haciendo a su plano abdomen visible a un nivel muy agradable. Como la forma que sus manos grandes y fuertes descansan en el sofá entre nosotros. Nunca me hizo sentir de esta manera antes sólo mirando a un hombre. Debía ser la adrenalina. Después de todo, se suponía que estaba ayunando de hombres. Oh, sí. No creo que lo haya mencionado antes, y es algo que puede ayudar a saber acerca de mí. Estoy ayunando de hombres.

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Ayunar de comida se supone que es bueno para ti, limpiar tu cuerpo, limpiar tu mente, enfocarse en lo que es importante. Los monjes lo hacían en la Edad Media, y ellos se podían enfocar mejor que nadie. Así que este año, estoy ayunando de hombres, así puedo enfocarme en lo que es importante. O atravesar el año. Lo que sea. Y, tengo que decirte, tener a Jack encorvado a tu lado en el sofá en medio de la noche no es la manera más fácil de recordar que estas en un ayuno de hombres. Para distraerme, vuelvo a nuestra conversación. —¿Así que tienes algún talento? Aquí van las cejas otra vez. —Tengo unos pocos talentos —pronuncia lentamente. Absolutamente, positivamente, no me voy a sonrojar. Pienso en ciertos talentos que tal vez tenga y cómo podría usarlos en mí. Es posible que esté sonrojada. Sólo un poco. —Para de convertir todo en algo sucio —le digo, en lo que se suponía era una voz sensata—. Me refiero a habilidades de lucha. Ya sabes, algún tipo genial de lucha con artes marciales o algo. ¿Sabes algo como eso? herirte.

—Puedo hacer lo que sea que sea necesario para detener a alguien que fuera a

Suspiro, desde que su suave voz se mete realmente en el camino de mi imaginación. —Entonces no eres un boxeador o un peleador de Artes Marciales mixtas o algo. Resopla. Realmente resopla. —Uh, no. Dejo salir una respiración decepcionada. Podría haberlo sido. Es lo suficientemente grande, duro y peligroso. —¿Has estado en la cárcel antes? —¿Por qué habría estado en la cárcel? —No lo sé. Sólo es una pregunta. —No. —¿Tienes algún tatuaje? —¿Tatuaje? —Grandes, grandiosos tipos duros siempre lucen como si tuvieran tatuajes. —Lamento decepcionarte. —No luce como si lo sintiera en absoluto. Parece vagamente entretenido. —¿Por qué no tienes? —¿Crees que debería tener un tatuaje? —Sólo si quieres uno. —Dándome cuenta de que sonaba como si me preocupara más que a él de lo que debería, agrego—: No me importa si tienes uno. Carter tenía un tatuaje en su espalda.

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Da un bufido burlón. —¿Tu modelo de un grandioso tipo duro es tu novio profesor de psicología? —No es mi novio. Nunca fue mi novio. Sólo dormíamos juntos. Y, no, no es mi modelo de un tipo duro. Sólo fue un comentario al azar. —Déjame adivinar. Era algo cliché y pretensioso. —La esquina de su boca se ladea—. ¿Letras japonesas? Le fruncí el ceño lo más posible. —No. Jack tiene los muslos más increíbles. Quiero decir, son poderosos. Puedo ver lo grandes y fuertes que son debajo de la presionada mezclilla de sus vaqueros. Al parecer no puedo dejar de mirarlo, y más cosas malas le están pasando a mi cuerpo. —Dime. Trago. —¿Decirte qué? —Dime qué era su tatuaje. —Oh. —Casi me olvido de eso—. Jeroglíficos egipcios. Da una risa suave y baja. —Bastante cerca. —No tienes que sonar tan superior. No tienes tatuajes en absoluto. —Me haré un tatuaje si quieres que me lo haga. ¿Qué piensas? ¿Una tiara de princesa en mi hombro? Bajo mi taza de café así puedo enojarme por su comentario en lugar de reír, que es lo que realmente quiero hacer. —Eso no sería muy tipo duro. Y tengo que decir que no tienes mucho de esa área. No tienes grandiosas habilidades de lucha. No fuiste un SEAL. No has estado en la cárcel. No tienes un tatuaje. No eres muy tipo duro, ¿o sí? Empezó a reír pero luego su expresión cambió extrañamente. Alcanza mi frazada y la jala sobre mis hombros. —¿Por qué hiciste eso? —Me quito la frazada, mayormente para desafiarlo. Deja salir una exhalación y sus ojos bajan a mi pecho y se sacuden lejos abruptamente. Miro abajo, a donde me miraba, y descubro que no estoy exactamente propia. Uno de mis tirantes se ha caído de mi hombro y el escote de mi camiseta sin mangas está caído dramáticamente, revelando más escote de lo que es completamente apropiado. Además, mis pezones están súper duros y empujando a través de la tela. Tiro la frazada sobre mis hombros otra vez. Sin embargo, mi cuerpo no tiene muchos estándares, y se está poniendo todo excitado sobre la idea de Jack viéndome así. Está bien, estábamos teniendo una conversación. Piensa en eso. Piensa en eso, y no en la forma en que la tensión en el cuerpo de Jack me hace querer correr mis manos de arriba abajo por él. No tengo idea de qué se trataba la conversación. No puedo pensar en nada excepto Jack y su gran cuerpo, sus fuertes manos, su áspera mandíbula y la profunda y caliente mirada intencional en sus ojos.

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Y ahora estoy saltando fuera del sofá para levantar mi taza de café. Mejor hacer eso que hacer lo que realmente quiero hacer. Se está levantando cuando regreso a la sala. —¿A dónde vas? —pregunto, deteniéndome abruptamente. —Me iba a casa. Bill está fuera, y tú estás perfectamente a salvo. —Oh. —No quiero que se vaya realmente, pero eso es algo así como difícil de admitir—. Pensé que era posible que me enseñaras algunos movimientos de tipos duros. —Pensé que dijiste que no era un tipo duro. —Bueno, tú eres más tipo duro que yo. Puedes enseñarme como protegerme a mí misma. Sus ojos están enfocados en mi rostro con extraña intensidad, como si estuviera luchando para mantenerlos ahí. —Si alguien viene detrás de ti, princesa, tu mejor movimiento sería correr. —¿Pero no hay algún arte marcial especial para que los deje fuera de combate? —Has estado viendo demasiadas películas. La mejor forma de protegerte es infringir el mayor daño con la menor cantidad de esfuerzo. —Así que ¿cómo hago eso? —Ve por sus bolas. Frunzo el ceño. —Oh. —Estoy siendo serio. Sus bolas o sus ojos o su nariz. Donde sea que sea vulnerable. Donde sea que puedas llegar con una parte dura de tu cuerpo. —No tengo partes duras de mi cuerpo. —Sí, sé que eso sonó estúpido, pero este chico realmente me despista y no puedo hacer a mi mente trabajar correctamente. Sonríe en la forma en la que sabe y camina cerca de mí. —No tienes muchas — murmura, ese delicioso chirrido de nuevo en su voz. Levanta mi brazo, sus dedos perdiéndose sobre mi piel hasta que alcanza mi codo—. Pero este es duro. —Luego sus dedos se encaminan hacia mi mano, el toque ligero haciéndome tiritar—. Y el talón de tu mano es duro. —Oh. Pone mi brazo en una posición donde podría golpear el talón de mi mano en su nariz. —¿Lo ves? Si me golpeas así, estaría fuera de combate por unos pocos segundos. Es cuando corres. Lo miré, queriendo tocarlo en formas que no tienen nada que ver con defensa personal. Reacomoda mi cuerpo así que mi espalda está hacia él y sus brazos están alrededor de mi cintura. —Trata de siempre tener un brazo libre, y luego podrás usar tu codo. Enséñame lo que harías.

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Obviamente no quiere decir que yo lo haría si puedo meterlo en mi cama, lo cual es lo que en realidad estoy pensando. Sin embargo, en respuesta a su instrucción, tiro mi codo hacia atrás. —Bien. —Me da la vuelta, así que estoy frente a él y juro —lo juro— que se ve como si estuviera a punto de besarme. En vez de eso, dice—: Tu rodilla también es dura. Sabes qué hacer con eso. Levanto mi rodilla hacia su ingle. En realidad no lo golpeo allí, por supuesto. —Eso es todo en lo que deberías pensar —dice—. Los movimientos sofisticados no sirven de nada si no funcionan. Con hacer lo más simple, lo más fácil, puedes hacerlo funcionar. —¿Eso es lo que haces? —Mi voz es ronca, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Estoy tan excitada que casi estoy temblando. —Sí. Nada de habilidades sofisticadas. Simplemente lo que funcione. —Su mano todavía está sobre mi hombro y realmente no está tan lejos de mi pecho. Me muevo un poco, así que estoy un poco más cerca. No tomará mucho, sólo un ligero descenso, para que un lado de su mano roce mi pezón. Quiero sentirlo ahí tanto que apenas puedo respirar. —Está bien —dice Jack bruscamente, con una voz completamente indiferente. Deja caer su mano y da un paso hacia atrás—. Es tarde. Esa es tu lección de esta noche. Será mejor que vuelvas a la cama. —No quiero ir a la cama. —Bueno, lo hago, pero definitivamente no para dormir. —Está bien, no tienes que hacerlo. Pero tengo que ir a casa. Te veré mañana. Y eso es todo. En verdad. Sale del apartamento sin siquiera mirar atrás. Y me quedo sola, con sólo un temblor, una masa caliente de lujuria y adrenalina como secuelas. Sabía que existía alguna razón por la que no le gustaba a Jack.

y Así que aquí están las diez cosas que debes evitar si estás tratando de no desear a tu guardaespaldas. Uno: No lo mires a los ojos. Es probable que tenga esos magníficos ojos azules — como nunca has visto antes— que parecen ofrecer mucho más de lo que deberían. Lo mejor es ni siquiera mirarlos. Dos: No cometas el error de bajar la mirada hacia su boca. Tendrá estos atractivos y ágiles labios que parece que realmente pueden hacer cosas. Concentrarse demasiado en ellos te dará fantasías muy peligrosas.

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Tres: Sus manos son algo más para evitar mirar. Porque te ha tocado antes y sabes cómo se sienten los toques casuales, así que no puedes imaginar cómo se sentirían cuando está tratando de excitarte. Oh, Dios, definitivamente sabe cómo usarlas. Cuatro: Sus hombros serán agradables y anchos, de alguna manera significan tanto estabilidad como fuerza. No los mires mucho si puedes evitarlo. Cinco: No son solo cosas que podrías ver las que son potencialmente peligrosas. No te acerques demasiado o lo huelas, eso es casi peor que la forma en como luce. Él no lleva colonia ni nada, pero siempre huele delicioso: una especie de combinación de jabón, detergente para ropa y simple hombría. Mantente lo más lejos que puedas. Si realmente necesitas acercarte, trata de respirar por la boca. Seis: No dejes que ponga su mano en tu espalda. Lo hará a veces y se supone que sea casual; sólo moviéndose y apuntándote en la dirección correcta. Pero te prometo que se sentirá como mucho más que eso. Se sentirá como si estuviera reclamándote como suya. Siete: Ten mucho cuidado si te habla de cualquier cosa que no sean negocios. Su voz profesional es agradable, aunque no te hace cosas terribles. Pero las otras formas en las que habla —su murmullo seco, su acento coqueto, su intenso murmullo— esas son las voces que tienes que evitar si no quieres que produzcan estragos en tus partes femeninas. Ocho: No dejes que te haga reír. Tendrá un buen sentido del humor y si crees que es divertido, lo querrás incluso más. Nueve: Asegúrate de evitar enfocarte en sus muslos. Son grandes, fuertes y poderosos y están demasiado cerca de otra cosa que es absolutamente esencial evitar. Diez: Hablando de eso, no —nunca— mires, pienses, te preguntes o sueñes con su polla. Sólo digo… será tentador, pero tan pronto como empiezas a pensar en eso, no serás capaz de detenerte. Y entonces terminarás como yo, con una lujuria desesperada por tu guardaespaldas pero nunca siendo capaz de satisfacerla. Simplemente no es un buen lugar para estar.

y Así que estoy cansada al día siguiente y no en un buen estado de ánimo; no sólo debido a la falta de sueño sino también porque se está volviendo molesto descubrir que Jack es increíblemente atractivo, cuando nada nunca va a resultar de eso. Quiero decir, si está interesado en mí, yo me encontraba completamente disponible anoche. Debí parecer una total idiota, toda débil y temblorosa, esperando a que me besara. Es vergonzoso, realmente, y se supone que tengo abstinencia con los hombres. A fin de cuentas, no lo hace un muy buen día y no hablo mucho con Jack. No es como que normalmente estemos súper habladores, pero pasamos un montón de tiempo juntos, así que en días normales hablamos con bastante regularidad. Sin

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embargo, no le hablo mucho hoy. No porque esté enfurruñada —estoy convencida de que no lo estoy— es sólo porque estoy de mal humor y no tengo nada interesante que decir. Estamos saliendo de mi última clase y dirigiéndonos de regreso al auto cuando me doy cuenta de que me está mirando por el rabillo del ojo. —¿Qué? —demando, inmediatamente sintiéndome a la defensiva, como si fuera a juzgarme de alguna manera. —¿Por qué estás tan molesta hoy? —¡No estoy molesta! Simplemente puedes cerrar la maldita boca. Está escaneando el amplio césped en medio del campus, lleno de gente caminando y holgazaneando a esta hora del día. Supongo que está buscado a chicos malos, pero su mirada observa mi rostro por un minuto. —Suenas un poco cabreada conmigo. —No estoy cabreada. De todos modos, se supone que debes estar protegiéndome. No haciendo una evaluación de mi estado de ánimo. —Es algo bueno, porque tu estado de ánimo es malditamente malo. —¿Y no tengo permitido estar de mal humor a veces? ¿Se supone que debo estar alegre todo el tiempo para satisfacer tu sensible psique? —Lo creas o no, princesa, mi psique realmente no es tan sensible. —Entonces, ¿por qué te preocupas por mi estado de ánimo? —Estoy atrapado contigo todo el día. Es agradable no ser tratado como un robot. —No te trato como un robot. Sólo tengo otras cosas en mi mente hoy. —¿Cómo qué? —Como nada que sea asunto tuyo. —Enojada. —La palabra fue un bajo murmullo, pero tenía la intención, obviamente, de que la oyera. —Jódete, Jack. —Si tú lo dices. Está bien, así que ahora quiero golpearlo, pero tampoco quiero darle la satisfacción de ver lo mucho que me está molestando. —De todos modos, no deberías estar distrayéndome. —Deja de mirarme por completo y comienza de nuevo a escanear nuestro entorno. Hay un grupo de chicos pateando un balón de fútbol en el césped justo adelante, al otro extremo del jardín. Es algo bueno que no había un francotirador alrededor hace unos segundos porque estaría absolutamente muerta, ya que Jack se hallaba demasiado enfocado en molestarme que en estar buscando a los atacantes. —Tú eres el que sacó el tema a colación. Yo me encontraba tranquila y no te distraía en absoluto. —Bueno, me estás distrayendo ahora. —¿Cómo te estoy distrayendo?

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—Me distraes con sólo respirar, princesa. —¿Qué diablos significa eso? —Ahora estoy tensa e irritada, preguntándome si me está insultando de alguna manera y soy demasiado estúpida para darme cuenta. —Eso significa que tengo dificultades para pensar en cualquier otra cosa cuando estás cerca. ¿Qué demonios crees que significa? Ni siquiera me mira mientras lo dice y ciertamente no suena abrumado por el sentimiento ni nada. Lo miro —boquiabierta— tratando de averiguar si sus palabras significan lo que quiero que signifiquen. —¿Qué estás…? En realidad nunca termino la pregunta. No sé exactamente la secuencia de los acontecimientos. Sólo estoy concentrada en Jack, tratando de averiguar lo que quiere decir, así que no noto una sola cosa hasta que un balón de fútbol viene volando hacia mí. Justo hacia mi cabeza. No sé si alguna vez has tenido un balón apuntando hacia tu rostro, pero es bastante desconcertante. Este se aproxima rápidamente, evidentemente pateado por uno de los chicos en el césped más adelante. Hago lo que mis instintos me dicen que haga, lo cual es dar un grito ahogado y levantar las manos para proteger mi cara. Da la casualidad que no necesito hacerlo. Jack ni siquiera parece estar mirando en su dirección, pero estira una mano y atrapa el balón antes de que me alcance. Este golpea su mano con tanta fuerza que hace un sonido de chasquido. Tiene que haberle hecho daño, pero ni siquiera se inmuta. Cuando recupero el aliento, me giro hacia los chicos del fútbol. Se están riendo, y uno está golpeando a otro en el brazo. Sólo por su lenguaje corporal, es obvio para mí que uno de los chicos intentó patear el balón hacia mí. Sólo para ser mezquino, supongo. Estúpidamente duele. No conozco a estos chicos. No he aportado nada a su opinión de mí. Pero nunca en mi vida he sido una chica que alguien golpearía con una pelota simplemente por el deseo de hacer daño. Jack todavía sostiene el balón, y su expresión no cambia. Probablemente no ve lo que yo veo y no sabrá que fue hecho a propósito. Ya que estamos caminando hacia los chicos de todos modos, simplemente va a lanzar el balón de regreso mientras pasamos. Me digo a mí misma que ignore el accidente, que no muestre ninguna reacción. A quién demonios le importa lo que estos estúpidos chicos piensen de todos modos. Estoy haciendo un gran esfuerzo para convencerme de esto mientras nos acercamos a ellos. Jack levanta el balón para lanzárselo de regreso a la persona que la pateó. El chico todavía se está riendo, como si hubiera anotado alguna especie de victoria. Jack de hecho lanza el balón hacia él, pero no es el casual lanzamiento que obviamente se esperaba. Lo lanza con fuerza. Con mucha fuerza.

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Tal fuerza empuja al chico hacia atrás mientras lo atrapa. Da un audible jadeo y se golpea el culo en una torpe caída. Sus amigos estallan en ruidosas carcajadas por él. Miro fijamente, confundida por cómo fue que eso sucedió por el simple lanzamiento de un balón. El chico no es flaco y ciertamente no es de los que no tienen idea de un balón. ¿Exactamente qué tan fuerte lo lanzó Jack? Levanto la vista hacia Jack asombrada y desconcertada y veo que está escondiendo una sonrisa. Lo hizo a propósito, por supuesto. Porque se sentía molesto por ese chico pateando el balón hacia mí. Es la manera de Jack de conseguir venganza. Todo el dolor que sentí hace un minuto se dispersa en la complaciente admiración y sorpresa de que se preocupa lo suficiente para hacer algo así. —Lo retiro —digo. —¿Retiras qué? —El decir que no eres una mala persona. Definitivamente tienes algunas habilidades de mala persona. Jack se ríe. Y, maldita sea, mi abstinencia de hombres está volando fuera de la ventana de nuevo. Realmente tengo que hacerlo mejor que esto.

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Interludio Jack Traducido por Alysse Volkov Corregido por Alessa Masllentyle

Cuando has sido como yo he sido, aprendes a no enamorarte. Enamorarse no es sólo una forma de hablar. Eso en realidad, es lo que sucede cuando te dejas ir, cuando pierdes el control, cuando no estás en guardia cada momento del día. No importa si te enamoras o alguien más lo hace. O algunas veces ambos. Esto me pasó una vez a mí y no volverá a suceder de nuevo. Chloe está durmiendo ahora, tumbada en el sofá con un libro en su pecho. Trataba de hacer algo de tarea, pero no logró más de una hora antes de dormirse. No es que pueda culparla. Por el título de su libro, está leyendo sobre el Arte Bizantino y eso tiene que ser suficiente para poner a dormir a cualquiera. Mantengo su teléfono, ya que quiero ser el primero en ver cualquier amenaza o mensaje desagradable que reciba. Tenía un mensaje de texto de un amigo hace media hora y se hallaba apenas despierta cuando le traje su teléfono… aunque esto no le impidió hacer un comentario bajo el aliento sobre cuán fanático del control soy. Es cierto. Es condenadamente cierto. Soy un fanático del control. Es la única manera en la que puedo lidiar con lo que pasó hace siete años. Y aferrarme a su teléfono es el menor de mis hábitos de control. Pero cuando le llega otro mensaje de texto, es sobre la maldita página de Tumblr. La cual fue dada de baja el día después de su primera publicación, haciendo casi imposible de rastrear. Ahora ha sido puesta una copia de seguridad. Está durmiendo cuando regreso a su apartamento. Me quedo viéndola por un minuto. Sólo para estar claros, no soy una especie de acosador quien irrumpiría en la casa de una chica para observarla dormir. Pero no puedo mirar a Chloe muy a menudo. Quiero decir, realmente verla, sin guardar cada expresión en caso de que descubra cómo me siento. Así que me lo permito ahora. Es peligroso, pero no es tan peligroso como lo sería si estuviera despierta.

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No tengo ni idea de cómo se las arregla para ser delicada y sensual a la vez. Pero lo es. Sus párpados están cerrados y su expresión es relajada, pacífica, de una manera que casi nunca es ella. Cada curva que puedo ver —la línea de su cráneo, el arco de su pómulo, el hueco de su garganta, la curva de sus pechos— es exquisitamente esculpida, como el cristal más costoso y delicado, y sin embargo, aún caliente, exuberante y real. La quiero mucho. Más que nada. Quiero protegerla. Es preciosa. Quiero tomarla como un animal reclamaría su pareja. Quiero destruir todo lo que amenaza con hacerle daño. Quiero que se abra para mí en todos los sentidos, compartir cada cosa que guarda firmemente en su interior. Quiero follarla, pero también quiero hacer mucho más que sólo joderla. Y todas las formas en que la quiero están mal. Son prohibidas. Son peligrosas. No es sólo porque soy su guardaespaldas, aunque sé mejor que cualquiera que es una muy mala idea, no es sólo por esa razón. Es porque me hice una promesa a mí mismo hace siete años, que no perdería el control otra vez. No dejaría que bajaran mis defensas. No me dejaría ir. Así que no me voy a dejar ir con Chloe. Si lo hago, voy a terminar dejando ir todo. Su cabello castaño claro se extiende desordenadamente alrededor de su cara y tengo que luchar contra el impulso de tocarlo. También tengo que luchar contra el impulso de tocar su cara, su pequeño y precioso cuerpo, la suave piel desnuda de sus brazos. Nunca antes he conocido a nadie como ella. Para cualquier otra persona, su insistencia en permanecer en este colegio, incluso ante las amenazas de muerte, es estúpida e inútil. Tal vez lo es. Pero lo entiendo. Es como yo en esa forma. No cree que pueda dejarlo ir. Ha vivido toda su vida siendo perfecta, siendo lo que los demás quieren que sea, manteniendo un estricto control sobre cómo la percibe el resto del mundo. Después de que tantas cosas se han disparado fuera de su control, ahora piensa que tiene que mantenerse con más fuerza. Apenas puedo contenerme de llegar hasta ella, tirarla en mis brazos, reclamar su boca en un beso que sé que nos dejaría sin aliento, tocarla hasta que grite de placer, de enterrarme en ella. Lo quiero tanto que mi cuerpo reacciona, sólo de verla tendida frente a mí, completamente inconsciente de mi mirada caliente. No es inusual. Estoy excitado más a menudo de lo que es razonable a su alrededor. Pero estoy decidido a no ceder, a no dejarme ir. Abre los ojos y salta con sorpresa. —Hay otro mensaje de texto —le digo, para que así no vaya a pensar que sólo vine a verla lascivamente mientras duerme. Parpadea atontada y extiende la mano por su teléfono. Se ve tan despeinada y soñolienta que tengo que darle la espalda. Si no lo hago, entonces no hay manera de que pueda contenerme de tocarla.

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—¿Lo has leído? —pregunta a mi espalda, ya que no estoy mirando. —Sip. —¿Viste la página? Vi la página, con las imágenes más ofensivas y mensajes que me enfurecieron de tal manera que es una buena cosa que nadie más estuviera cerca cuando las vi. —No — miento—. No deberías mirar tampoco. —Lo sé. Se hace un silencio y así sé que está mirando la página de todos modos. Me doy la vuelta, veo como su cara palidece y sus hombros se ponen rígidos. Deseo tanto arrebatarle el teléfono, para que esto no pueda hacerle daño de nuevo. Quiero tanto estrangular a ese bastardo vengativo con mis propias manos, si sólo supiera quién es. —Te dije que no deberías mirar. —Mi voz es demasiado grave, pero no hay manera de que pueda sonar normal. Me mira a través de sus pestañas. —Esto es sobre mí. Tengo que mirar. —No, no tienes qué. Sin embargo, sigue mirando y cada imagen es como un latigazo a su pecho. Puedo ver cada herida reflejada en su expresión. De repente me pregunto si quiere esto para herirse. Si cree que se lo merece. Por no ser tan perfecta como siempre pensó que debería ser. —Basta —digo, no gentilmente. Se ve sorprendida y luego enojada. —No puedes decirme que me detenga. Si quiero ver, entonces voy a hacerlo. —Y si quiero decirte que te detengas, entonces te diré que lo hagas. —Jódete, Jack. Está enfadada, pero no me importa. Prefiero que esté enojada conmigo a que esté herida. —Sólo dime cuándo y dónde —digo para irritarla un poco más, distraerla de la página de Tumblr. Jadea con indignación y puedo ver que está tratando de pensar en algo que decir como respuesta. —No eres ni de cerca mi tipo. Es cierto. Sé condenadamente bien que es verdad. Estoy tan lejos de su tipo como sea posible y se merece a alguien mucho mejor que yo. No importa lo mucho que la quiero, no voy a dejarme ir. No voy a enamorarme. Si me dejo ir con ella —por ella—, entonces nunca sería capaz de parar.

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3 Chloe Traducido SOS por Camila Cullen & JackieC Corregido por *Andreina F*

En cualquier predicción al principio del semestre, habría dicho que Jack estaría alrededor sólo por una semana o dos. Pero aún está aquí a finales de septiembre. Como que me acostumbré a él ahora. Mi clase de literatura los martes y jueves en la tarde es lo peor. La Dra. Harwood — Profesora Perra, como me gusta llamarla— obviamente me tiene resentimientos, y nunca para de molestarme sobre la presencia de Jack y lo que pasó con Carter. No que alguna vez haya mencionado a Carter directamente, pero no soy estúpida y puedo descifrar las indirectas de sus comentarios sarcásticos. Pero tiene una política de asistencias, y no estoy en riesgo de alguna mancha gris en mi calificación. Así que vengo a cada clase, preparándome contra la vergüenza y determinada a no enojarme. Jack siempre se para detrás de mí y pone mala cara. El día de hoy la Profesora Perra está particularmente irritante. Tiene el cabello oscuro, a la altura de los hombros, el cual siempre mete detrás de sus orejas, y viste un traje con una falda ceñida y tacones altos. Supongo que es lo suficientemente atractiva, si no fuera tan desagradable. tanto. moral.

Aún pienso que ella debía tener algo por Carter, que es la razón por la que me odia Seguramente un profesor no gastaría su tiempo odiando a un estudiante sólo por

—Chloe —dice, alzando la vista de la antología que sostiene y mirando hacia donde me siento usualmente en la esquina—. ¿Por qué crees que está tan solo? Leí la historia la noche anterior. Siempre hago mi tarea, incluso ahora, cuando se siente como nada excepto tarea de poco valor. Así que le doy la mejor respuesta que puedo,

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aunque se siente como si otros estudiantes están disfrutando verme comprometida. — Porque nadie lo entiende. Es diferente, y todos están inmersos en una sociedad superficial. No tiene a nadie que lo comprenda en un nivel más profundo. —¿No crees que se apartaron de él por las elecciones que hizo? Tal vez merecía ser repudiado porque se hallaba demasiado envuelto en sus propios intereses. Intento considerar todas las posibilidades de la pregunta. —No veo cómo. ¿La historia no está de su lado y en contra de la reducida perspectiva del resto de la sociedad? —En la superficie, tal vez. Pero necesitas leer con más cuidado. Nadie está apartado sin razón. Está siempre basado en malas elecciones. Entonces ahora entiendo de qué se trata esto. Está hablando sobre mí. Y todos en la clase lo saben. Supongo que algunas chicas serían lo suficientemente valientes para rebatir, para defenderse por sí mismas. Pero esto tomaría más energía emocional de la que tengo en el momento —después de meses de nervios y estrés desde que el semestre empezó— y eso no hará ningún bien. Hay cosas que pasan que no puedes mejorar, no puedes controlarlas. No las uses para hacerlo peor para ti. Así que me encojo de hombros y no respondo en lo absoluto. Miro abajo a mi libro hasta que se mueve a un objetivo diferente. Luego miro atrás en la esquina, a Jack. Está recostado contra la pared, la tela de su camiseta presionada contra sus amplios hombros y la mezclilla de sus vaqueros moldean sus esbeltas caderas y fuertes muslos. Sus azules ojos descansan en mí mientras lo miro, y no entiendo realmente su expresión. Es un tipo de entendimiento pero también frustración. No sé si está frustrado conmigo o con la profesora. Incluso después de un mes, no puedo realmente entender a Jack.

y Tengo un pequeño consejo, si alguien está considerando hacer un ayuno de hombres. Necesitaremos reglas para lograr un ayuno de hombres exitoso. Uno: Evitar libros y películas románticas, porque sólo tendrán a tus jugos corriendo. Dos: Poner una fecha límite, así si empiezas a dudar, puedes decirte a ti misma que sólo tienes que lograrlo por el tiempo que reste. En mi caso, es un año, así que solo tengo once meses más. Tres: Sal un montón con tus amigos, así sabes que aún tienes vida social.

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Cuatro: Si todos en tu facultad te odian es difícil dar con amigos, ve a visitar a los amigos que tienes en otras facultades en los fines de semana. Eso ha funcionado muy bien para mí por el último mes. Cinco: Nunca, jamás vayas al cine o a un restaurante romántico en la noche de viernes o sábado. Eso sólo es estúpido. Seis: Has un montón de ejercicio. Es bueno para canalizar energía reprimida. Siete: Recuérdate a ti misma cada tarde que estas en un ayuno de hombres, así que estás sola por elección propia y no porque nadie quiere estar contigo. Ocho: Has algo de investigación y has una lista de todas las mujeres que han cumplido grandes cosas sin ser pareja de un hombre. Puedes encontrar enormes cantidades de ellas. Tengo que preguntar si alguna también estuvo en un ayuno de hombres. Nueve: No, y este es importante, no estés constantemente con un sexy, espléndido hombre, incluso si se supone que es tu guardaespaldas. Diez: Si te encuentras a ti misma atraída como loca por algún chico que te sigue alrededor todo el tiempo, entonces medita en su lugar cuánto lo odias.

y Dejo la clase media hora después, manteniendo mi cabeza gacha mientras me apresuro por el pasillo. Jack está en mis talones, como es usual. Mantengo mi cabeza baja la mayoría del tiempo, porque estoy asustada de que alguien vaya a tomar mi fotografía y termine en Tumblr con una asquerosa toma. No es una buena forma de vivir. Debería ser lo suficientemente insensible para que no me importe o debería darme por vencida y terminar la universidad en algún otro lado. Pero siempre he estado en medio. No voy a abandonar y dejar ganar a los bastardos, pero aún temo que me tomen fotos. —Baja la velocidad —murmura Jack, poniendo una mano en mi hombro. Es solo en este momento que me doy cuenta que estoy casi corriendo, tratando de salir del edificio. Reduzco la velocidad a una normal para caminar y levanto la cabeza. —Lo siento. —No lo sientas. Trata de endurecerte. Y eso es lo suficientemente ofensivo para distraerme de todo lo demás. Le doy mi mejor mirada de indignación. —¿Qué demonios se supone que significa eso? Echa un vistazo alrededor del césped y los abarrotados caminos del medio del campus. Claramente no gustándole la ubicación expuesta, pone una mano en mi espalda y me guía al lado del edificio al angosto camino entre la pared y los contenedores, una ubicación mucho más protegida.

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Por el último mes, ha estado casi siempre calmado y despreocupado. Sólo cuando he recibido repugnantes mensajes parece enfadado, y sólo cuando hay una amenaza potencial (ninguna de ellas materializadas en peligro real) luce ansioso. Pero ahora, por ninguna buena razón, de repente parece hervir con algún tipo de intensidad. Da un paso adelante hasta que estoy presionada contra la pared, y lo miro con mis labios separados. Es como si algo se estremeciera dentro de él, apenas empezando a salir. No tengo idea de lo que es, pero me gusta. Dios me ayude, me gusta. —Quiero decir que tienes que endurecerte eventualmente —murmura, una nota gruesa en su voz a la que no estoy acostumbrada. Me hace tiritar. Hace a mis partes de chica contraerse. Pero las reales palabras hacen a mi espina tensarse otra vez. —¿Qué quieres decir con que tengo que endurecerme? Estoy bastante endurecida. Planta una mano en la pared detrás de mí, justo a la derecha de mi hombro, y se inclina sobre mí, así que hay sólo unos pocos centímetros entre nuestros rostros. Veo la curva oscura de sus pestañas. Veo su gruesa barba de varios días en su mandíbula. Veo el fuego en sus ojos, y simplemente no puedo apartar la vista de ellos. Tengo que contraer mi mano para no tocarlo. —No eres lo suficientemente dura —dice, su voz incluso más áspera que antes—. Eres sensible. Eres vulnerable. Eres blanda y dulce, y tu corazón es exactamente tan blando y suave como tu cuerpo. Puedo impedirles herir tu cuerpo, pero no puedo detenerlos de herir tu corazón. Tienes que hacerlo por ti misma. Oh, Dios, lo anhelo. En mi pecho. Entre mis piernas. Estoy cautivada por sus ojos, su voz, el calor de su cuerpo a tan solo una respiración del mío. —Estoy tratando. —Mi voz es un poco inestable, y no puedo hacer nada excepto decirle la verdad—. Estoy tratando, pero ¿cómo demonios no voy a dejarlos herirme? —Tienes que dejar de preocuparte sobre lo que piensen. Tienes que creer que no son importantes para ti. —Me importa. Me importa que la gente me odie tanto. La gente nunca me había odiado antes. —Sé que no lo han hecho. —Se estira y acuna mi cara. Su mano es realmente grande y un poco callosa, y se curvea alrededor de mi mejilla y mi mentón, tibia, fuerte y protectora. Su pulgar se mueve en pequeñas caricias, acariciando sólo hasta el lado de mis labios. Se siente tan bien que me reclino contra su toque. Una de mis manos sube a su pecho y aprieto mis dedos en la tela de su camisa. No puedo recordar jamás haber estado tan excitada —sonrojada, mis rodillas débiles, palpitando en todos los sitios correctos— por algo que no es sexual. Sólo la intensidad física de Jack y la gentil caricia de su pulgar en mi mejilla.

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No hay manera de que pueda esconderlo. Dejo mi cabeza caer hacia tras y arqueo mi columna contra la pared, presionando sin pensar mis pechos hacia él. Dejo salir un largo, matizado y embarazoso suspiro. Es casi —casi— un gemido. Deja caer su mano y da un rápido paso atrás, alejándose de mí en cerca de medio segundo. —No deberíamos quedarnos aquí —dice, su voz aún gruesa pero como de negocios ahora—. Está demasiado expuesto. Habla de expuesto. Mis pezones se endurecen, y su contorno empuja visiblemente mi blusa de algodón. Estoy vibrando de deseo de la punta de mis dedos a mis orejas, pero obviamente nada va a pasar. Desde que estar agarrándolo, empujarlo hacia el suelo, y salirme con la mía está claramente fuera de la cuestión, convoco toda la dignidad de la que soy capaz de tener, la cual no es mucha, y digo—: Muy bien. Regresemos. Sin embargo, necesito hacer una parada en la tienda de libros. Si tengo que admitir la verdad, pasar por la tienda de libros es la última cosa en mi mente.

y Tomo el libro de texto que necesito de la tienda de libros tan rápido como puedo, soy muy consciente de Jack junto a mí, y va a ser mejor llegar pronto a casa para que pueda tener un tiempo a solas. Estamos yendo de vuelta al auto, cuando una voz me detiene. —Oye, Chloe. Espera. Giro de forma automática. Lo cual es lo que haces cuando alguien llama a tu nombre. Es Kent Lucas, corriendo hacia mí. Kent también es un senior. Es lindo y rubio. Un jugador de fútbol increíblemente popular. Salimos un par de veces en el primer año. En aquel entonces, me sentía tan emocionada. Después del primer beso en nuestra segunda cita, empecé a planear todo nuestro futuro, incluyendo dónde me lo iba a proponer y como se vería mi vestido de novia. Tal vez soy la única chica que sueña con tanto detalle, pero nunca he sido capaz de evitarlo. Soñaba despierta sobre Carter también, ninguno de esos sueños se ha hecho realidad. El otoño pasado, Kent comenzó a prestarme atención de nuevo. Empezaba a interesarme, pero ahí fue cuando me enamoré de Carter. Después de eso, Kent, y todos los demás, simplemente se desvanecieron. Cuando Kent me alcanza, está sonriendo, entre amigable y simpático. —No te he visto mucho este año.

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A decir verdad, está en mi clase de literatura, pero no me sorprende que no nos hayamos cruzado en el camino. Nadie está dispuesto a cruzarse conmigo este año. Me sorprende que Kent esté siendo agradable en absoluto. —Sí. —Es todo lo que digo. No sé que más decir, así que imagino que es mejor ser breve. —Lamento toda esta mierda que está pasando alrededor. —Kent mira lejos por un minuto, a los estudiantes que se arremolinan en los paseos y merodean alrededor de la entrada del centro de estudiantes—. Me gustaría saber quién está causando todo. Hago un sonido. Algo así como una rabieta. —Sí. A mí también. —Si lo supiera, haría que se detuviera. No mereces esto. Es bonito. Parece estar de mi lado. En el primer año, sólo dejó de llamarme. Cuatro citas y luego nada. Sin ninguna explicación. Ni siquiera un texto. Me sentía molesta, pero nunca le dije a nadie acerca de mi decepción. No es asunto de nadie que ponga demasiado mis esperanzas, sólo para ser aplastadas cuando las cosas no salen como espero. Pero eso fue hace tres años. Kent era más joven entonces. Tal vez ha crecido un poco. Parecía bastante decente el año pasado cuando estábamos hablando de nuevo. Es la única persona que ha salido de su camino para ser amable conmigo en todo un mes. —Gracias. —Cambio de un pie a otro, sintiéndome extraña y un poco torpe. Jack está justo detrás de mí. No ha dicho ni una palabra, pero puedo sentirlo mirando con el ceño fruncido Frunce el ceño mejor que nadie que conozca. Los ojos de Kent se desplazan entre mi rostro a Jack que está detrás de mí. —Tal vez podamos pasar el rato alguna vez. —Sí. Quizás. —No estoy muy emocionada por la invitación, pero es bueno. Es bueno que alguien sea agradable. Sin dejar de sonreír, Kent mete la mano en su mochila y comienza a sacar algo. Antes de poder hacerlo, Jack se mueve hacia adelante, da un tirón a la bolsa de las manos de Kent, y sostiene a Kent de la espalda con una mano en el pecho. Todo sin que parezca moverse en absoluto. Me quedo jadeando y desconcertada, y Kent da un gruñido de sorpresa. —¿Qué mierda? Jack claramente no se inmutó por esta reacción. —Es mi trabajo —explica, buscando en la bolsa y, obviamente, al no encontrar nada peligroso o sospechoso, le da la bolsa de nuevo a Kent—. No es nada personal. Kent da unos pasos hacia atrás, con los ojos saltando de mí hacia Jack. Obviamente incómodo, dice—: Si. Claro. Por supuesto. Bueno. Ya nos veremos. Entonces se aleja. Por un momento, estoy tan enojada que estoy temblando. El primer gesto de amabilidad en todo este semestre miserable, y Jack acaba de arruinarlo

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Como si Kent escondiera un arma en su mochila. Le doy una mirada fría y empiezo a caminar de nuevo hacia el coche. No digo nada. Estoy realmente muy enojada y molesta para ser lúcida, y he aprendido que no es lo mejor tratar de discutir con Jack cuando no estoy en forma para contrarrestarlo. —¿Qué fue esa mirada? —pregunta Jack, caminando detrás de mí, mientras corro a través del campus, tan rápido como mis piernas pueden ir. Qué de hecho, no es del todo tan rápido. Mis piernas son demasiado cortas. Las piernas de Jack son mucho más largas. Todo en él es más grande. —Pregunté por qué esa mirada —dice, cuando no le doy una respuesta. —Ya te he oído. No respondí porque no quiero hacerlo. —¿Por qué no? —Porque tú sabes lo que está mal. Lo sabes, pero simplemente no te importa. —Es mi trabajo para mantenerte a salvo. No conozco a ese tipo. ¿Cómo puedo saber lo que podría sacar de su bolsa? —¡Es un estudiante! ¡Es un estudiante normal! No es como si estuviera portando armas o algo así. —Se podría suponer lo mismo de cualquier persona, pero podría estar equivocado acerca de algunos de ellos. Equivocarse en algo como esto puede hacer que alguien salga herido. ¿Por qué debería correr el riesgo? —Porque esto es mi vida. Puede que sea tu trabajo, pero es mi vida. Y alguien estaba siendo amable conmigo por primera vez en mucho tiempo. Y acabó arruinándose. —Si realmente quería ser bueno, no se habría asustado. —Jack se ve molesto, pero no creo que sea por mí. ello.

Noto que está molesto con Kent, aunque no puedo ver ninguna buena razón para

—Mucha gente puede ponerse nerviosa a tu alrededor. Eso no quiere decir que no tienen buenas intenciones. —Si lo que estás buscando es una cita, por lo menos encuentra un hombre con una buena base. —¿Podrías parar con eso? No busco a un hombre. Estoy en ayuno de hombres. Parpadea. —¿Qué? —Estoy en ayuno de hombres, me abstengo de hombres en lugar de comida. He encontrado que no llegan a ser más que problemas, así que no voy a salir con nadie este año. —Estás en un... —Ayuno de Hombres. —Cierto. Ayuno, lo tengo. —Un destello de diversión atraviesa su rostro. Decidida a no distraerme con él, le digo—: Kent estaba siendo amable. Y no te atrevas a ahuyentar a las pocas personas que quieran ser amables conmigo.

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—Creo que estás sobreestimando el grado de simpatía que encuentras en otras personas. Está tranquilo y se hace el superior de la forma en que normalmente es. No caliente e intenso como lo fue antes detrás del edificio. Es mucho más fácil para mí, resistirle cuando es así. Me fulminó con la mirada, pero estoy salvo de pensar en una respuesta, porque por fin llegamos al auto.

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4 Traducido por Dafne & SOS por Lizi_0696 Corregido por Alessa Masllentyle

En la tarde, estoy tratando de escribir en un papel cuando Jack se me acerca con mi teléfono. Hay muy pocas llamadas que deseo y no estoy exactamente saltando de la emoción cuando Jack me tiende el teléfono y modula: “Tu papá.” —Hola, papá —digo, tratando de sonar alegre. —Hola, pastelito. ¿Estás ocupada? —Trabajando en un documento. —Está bien. No te mantendré ocupada mucho tiempo. Sólo quiero hablar de algunas opciones contigo. —¿Qué opciones? —No me gusta como suena. En absoluto. —He estado hablando con la gente y elaborando la logística para darte algunas opciones mejores. Justo ahora, tengo ganas de golpear mi cabeza contra la mesa como lo hacían en los antiguos dibujos animados. —¿Opciones sobre qué? Sé exactamente lo que me va a decir. —Opciones que no sean quedarte allí. —Papá… —Sólo escucha. No digas que no hasta que hayas escuchado las opciones. Me quejo pero me las arreglo para no colgar, que es lo que realmente quiero hacer. —Hablé con el presidente de la Universidad Morgan. Es una escuela genial y está muy cerca de nosotros. Dijo que podías hacer tu último semestre. Todos tus créditos serían transferidos. Todavía podrías graduarte en mayo. Y podrías vivir en casa o en la residencia de estudiantes o podríamos conseguirte un apartamento, lo que prefieras. Ahora, estoy malcriada, pero no tan malcriada. Sé muy bien que miles de chicas matarían por que sus padres les ofrecieran lo que mis padres habían sido capaces de darme.

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Pero el hecho de que me esté ofreciendo esto sólo prueba que no me entiende. Para nada. —Papá, sabes que no quiero hacer eso. —Sé que dijiste eso, pero no entiendo por qué. No tendrías que cambiar nada sobre los planes respecto a tu vida. Podrías graduarte de la escuela sin ningún retraso. Pero estarías a salvo. Y estarías muy lejos de todo el desastre que hay allí. —Ya hablamos sobre esto. No quiero huir. —Lo sé, pastelito, ¿pero qué lograrías quedándote excepto hacerte miserable? En realidad es una buena pregunta, una para la que en realidad no tengo respuesta. No puedo verdaderamente explicar por qué es tan importante para mí quedarme aquí. Sólo sé que tengo que hacerlo. Cuando no respondo, mi papá continúa, en su voz de negocios. —De acuerdo, también tengo otra opción. —Papá… —Déjame decirte qué es antes de rechazarla. —Como sea. —He estado hablando con un par de chicos que conozco en París y me hicieron algunas llamadas al Louvre. Hemos trabajado para que puedas tener una pasantía en el Louvre todo el próximo semestre. Mi corazón hace un saltito raro. —¿Qué? —Un internado. En el Louvre. No tengo que decirte cuán difícil es de conseguir. Básicamente lo prepararon para ti. Hablé con el decano para que puedas conseguir los créditos académicos para el internado y terminar tu especialidad. Así que podrías graduarte a tiempo y no tendrías que volver a Stonegate después de Navidad. Te encontré un piso en París. Está en un vecindario genial y a poca distancia caminando de todo lo que necesites. —¿Qué? —Esta vez no es más que un graznido. —Solo piénsalo. Podrías vivir en París toda la primavera, internada en el Louvre. Sería una experiencia única en la vida. ¿No es ese tu sueño? Por supuesto, es mi sueño. No tengo ni idea de qué clase de cuerdas tuvo que tirar mi papá para conseguir este acuerdo, pero no soy una completa idiota. Sé que debe haber usado un camión de favores y unos cuantos apretones de manos detrás de escena para conseguir esto. Probablemente ahora le debe a personas importantes y tendrá que pagarles eventualmente. Me ama. No quiere verme herida. No quiere que esté rodeada de gente que me odia. —¿Qué opinas, pastelito? —pregunta, sonando esperanzado—. ¿No suena genial? Nunca serás capaz de igualar la experiencia de su currículum vitae, y siempre dijiste que París debía ser tu casa. Puedes alejarte y empezar una nueva vida. —No lo sé. —Mi voz es temblorosa, exactamente como mi cuerpo entero se siente—. Todavía se siente como si me rindiese. —Pero, Chloe, esta no es una batalla que necesites pelear.

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Me siento débil. Me siento tan tentada. No quiero nada tanto como dejar atrás esta ciudad, esta universidad, este mundo y nunca mirar hacia atrás. fácil.

Pero no quiero que estas personas me vean débil. Y simplemente no creo que sea tan —Déjame pensar sobre ello —digo finalmente, sabiendo que tengo que decir algo.

—Por supuesto. Te enviaré toda la información sobre el internado y el apartamento. Espera hasta que veas las fotos. Vas a amar ese lugar. Probablemente lo haría. —De acuerdo. Gracias, papá. Debería estar enojada con él por interferir, cuando le dije una y otra vez que no lo hiciera. Pero está muy destrozado a causa de mis decisiones y esta es su manera de hacerle frente. A veces soy muy despistada, pero sé lo suficiente como para darme cuenta de eso. —De nada, pastelito. Hablamos después. Te quiero. —Yo también te quiero. No hay ninguna razón para que mi voz se quiebre en la última palabra, pero lo hace. Cuando cuelgo, me siento y miro un punto vacío en el aire, tratando de hacer que mi mente funcione. Jack ha estado merodeando en la entrada, tratando de fingir que desaparecía en el aire, no escuchando mi lado de la conversación. Vuelve y se estira por el teléfono. Se lo entrego sin hablarle. Se para allí, al lado de mi silla, mi teléfono en su mano. —¿Quiere que te vayas? —Seah. Me consiguió este internado en París para el próximo semestre. Algo cambia en su expresión, pero no puedo concentrarme lo suficiente como para reconocerlo. —Suena todo perfecto para tus planes. —Supongo. —¿Por qué no estás emocionada con eso? Cierro mis ojos y dejo caer mi cabeza hacia atrás. —No lo sé. —Yo sí. Mis ojos se abren de golpe. —¿De qué estás hablando? Se sienta en la otra silla. —Sé por qué no estás saltando ante la oportunidad. No me gusta que la gente actúe como si supieran lo que estoy pensando. No me gusta la gente que asume que me entiende, cuando la mitad del tiempo no me entiendo a mí misma. —¿Y qué profunda intuición estás a punto de compartir ahora? —Te estás castigando a ti misma. Mi espalda se tensa, exactamente como lo hizo antes cuando me dijo que no soy lo suficientemente fuerte. —¿Qué?

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Me da un pequeño encogimiento de hombros, como si estuviera en una simple conversación casual. —He estado pensándolo un montón, y no sé de ninguna razón por la que te quedarías aquí e irías a través de tanta mierda a menos que una parte de ti crea que se lo merece. —Jódete —escupo. No es una acción figurada. De hecho hay un poco de saliva involucrada—. No sabes nada sobre mí. Se inclina hacia adelante, ardiendo con esa intensidad de nuevo, del tipo que me quita el aliento. —No te engañes a ti misma sobre esto, princesa. Sí te conozco. Siempre te voy a conocer. No debería gustarme el sonido de eso. En realidad debería estar enojada por su presunción. No lo estoy. Pero estoy lo suficiente como para pretender estarlo. —¿Y piensas que me estoy castigando a mí misma?, ¿por qué mierda haría algo como eso?, ¿sólo por enamorarme de un chico? —Por decepcionar a todos. Pasaste toda tu vida siendo la chica buena, haciendo todo lo que los demás esperaban de ti. Y entonces los decepcionaste. No eras inteligente. No eras cuidadosa. Te metiste a ti misma en un montón de mierda. Y no puedes perdonarte a ti misma por decepcionar a todos. —Eso es una locura. —Estoy tan enojada que apenas puedo permanecer quieta—. Sólo estás siendo arrogante y estás equivocado. Sacude su cabeza, silencioso de una forma que no es normal en él. —No estoy equivocado. Sé lo que es decepcionar a la gente. Sé cómo se siente después. Lo reconozco cuando lo veo. Esto me distrae lo suficiente como para frenar mi indignación. —¿Qué quieres decir?, ¿qué hiciste tú para decepcionar a la gente? —No importa. Pero lo sé. Y tú tienes que averiguar si lo que estás sufriendo realmente vale la pena. —No necesito hacer nada de lo que me digas. Te pagamos para que me protejas, no para que me des arrogantes y estúpidos consejos. —Como usted diga, princesa. —¿Podrías parar de llamarme así? —Mi voz se ha vuelto un poco chillona—. No soy una princesa. Y no me estoy castigando a mí misma. —Como usted diga. Una explosión de sonido exasperado fuerza su camino fuera de mi garganta. Estoy tan cerca de golpearlo, de arañar la arrogancia insoportable en su cara. —¡Vete a la mierda, fuera de mi apartamento! Se incorpora. —No estarías tan enojada si no fuera verdad. —¡Sal de aquí! —Esta vez es un grito. Se va, pero no me siento como si me hubieran dado la razón. Me siento desnuda. Expuesta. Confusa. Y a punto de llorar.

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y Son casi las siete cuando hay un golpe en la puerta de mi apartamento. Jack se fue más temprano, cambiando con Bill, su reemplazo nocturno, que no hace nada excepto sentarse fuera de mi departamento toda la noche. Pero incluso Bill no permitiría que cualquier persona simplemente golpeara mi puerta. Entraría y me diría que tengo un visitante. Sólo hubo un visitante en el último mes y fue uno de mis amigos de otra escuela. mirilla.

Pero alguien definitivamente está golpeando, así que me levanto para ver por la Es Jack. No tengo ni idea de por qué está golpeando.

Abro la puerta, veo que está sosteniendo una caja de pizza y un bolso con botellas de algo que parece cerveza. Lo miro en blanco. —Vine con una oferta de paz. Por primera vez en todo el día, veo ese pequeño temblor en sus labios, signo de que está conteniendo una sonrisa. Ridículamente, quiero sonreírle de regreso. No lo hago. Sólo lo miro fríamente. — ¿Por qué? —Porque fui un idiota. Y no me gusta que estés enojada conmigo. Eso suena bien. En realidad, tampoco me gusta estar enojada con él. Doy un paso al costado para dejarlo entrar. Lleva la pizza y la cerveza al sofá, y lo sigo para sentarme junto a él. Recién estoy terminando mi documento y no he tenido oportunidad de comer nada todavía. ti.

Abre la botella con su multi-herramientas y me la ofrece. —Conseguí algo caro para Miro la cerveza importada. —¿Por qué? —Porque eres una chica de cosas caras. Cuadro mis hombros. —No soy una princesa. Me sonríe abiertamente. —Seah, lo eres. —¿Esta es tu manera de hacer la paz?

—Lo siento. —No luce arrepentido en absoluto. Luce caliente con su cabello despeinado y su camiseta gastada, pero para nada arrepentido. Tomo un trago de la cerveza. —Sabes que no tengo permitido legalmente beber, ¿no?

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—Entonces no le digas a nadie que te di la cerveza. La cerveza en realidad es buena, mucho mejor que el material barato que he tenido antes. Tal vez sí soy una princesa y una esnob a la que sólo le gustan las cosas caras. Jack ve algo en mi cara. —Te lo dije —se burla. —Cállate. Se ríe y me doy cuenta de que nunca lo había oído reírse tan relajadamente. Al menos, no recuerdo nunca haberlo visto riendo. Lo transforma. Lo hace menos profesional. Más un hombre. No mucho mayor que yo. Y tan hermoso que vuelve mi interior gelatina. —¿Esto está permitido? —pregunto, dado que estoy segura de que es mejor como el infierno distraerme de esos pensamientos particulares. —¿Permitido según qué? —El código de conducta de los guardaespaldas. —¿Es lo que está permitido?, ¿pizza? No creo que el consejo secreto de guardaespaldas haya aprobado ninguna normativa sobre la pizza. Le doy una risita tonta y tengo que tragarla con la cerveza. —Tú sabes lo que quiero decir. Estas confraternizando con tu protegida. Sonríe. Es el tipo de sonrisa que debería ser ilegal, porque es todo lo que es: peligroso, rebelde, tentando a la inocencia en el pecado. No es que sea particularmente inocente, pero ya sabes lo que quiero decir. Esa sonrisa no debe —absolutamente no— ser permitida en una sociedad civilizada. —Estoy libre, desde que Bill está disponible ahora. —Oh. Así que, libre, ¿puedes hacer lo que quieras? —¿Por qué no? —Ya va con su segundo pedazo de pizza y no he tenido mi primer bocado. —No lo sé. ¿Tu papá no te ha dicho nada por salir con gente para la que trabajas? —Estaría enojado. Pero en este momento, está enojado conmigo por casi todo, así que, ¿cuál es la diferencia? —¿Por qué está enojado contigo?, ¿es eso lo que querías decir antes sobre decepcionar a la gente? Me doy cuenta de que no sé absolutamente nada acerca de Jack —excepto su personalidad y que es muy caliente— y me muero de ganas de saber más. Sólo me mira con esos ojos azules y mastica su pizza. No dice nada. Es realmente muy molesto. —¿Así que no vas a contestar? Tienes la oportunidad de psicoanalizarme, ¿y yo no llego a saber nada de ti? —Sabes lo que necesitas saber.

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—¿Y qué es eso? —Aquí estaré, siempre que me necesites. Vale, estoy sobre un hombre-rápido. Eso es lo que he decidido durante el verano y todavía estoy comprometida con eso. No más hombres hasta nuevo aviso, ya que los que quiero no me dan más que problemas. Pero, maldita sea, quiero a Jack. Demasiado. No sólo porque está de moda. Reto a cualquier chica para que escuche a este hombre decir lo que acaba de decirme y no quiera saltar a sus huesos. En serio. —Entonces, ¿qué hiciste? —le pregunto, porque realmente quiero saber, no importa qué tan irresistible sea. Parece que va a decir algo, pero luego cambia su expresión. No estoy segura de lo que significa el cambio. —Lo más reciente por lo que está enojado es porque no seguí su consejo en mi último trabajo. —Eso no suena tan mal. —No conoces a mi padre. —¿Es muy controlador, entonces? —Oh, sí. —¿Así que está enojado contigo? —Sólo normalmente cabreado. Cada vez que se enoja conmigo, me atasco con los casos de algodón de azúcar. —La irónica diversión aparece otra vez en su cara… esa sonrisa escondida, que realmente no quiero ver. —Oh. —Después de un minuto, le digo exasperada—: ¡Espera!, ¿soy un caso de algodón de azúcar? —Por supuesto que lo eres. Lo fulmino con la mirada, tratando de pensar en algo apropiado que decir. Nada me viene a la mente. —Pensé que estabas aquí para ser amable. —¿No estoy siendo amable? —Su voz ha cambiado, pareciendo ligeramente ronca. Tomo un poco más de cerveza y cojo mi pizza. Mis dedos están grasosos así que los lamo. Los ojos de Jack están en mi boca, en lo que hago, y el gesto inocuo se siente repentinamente sexual. Bajo mi mano. —Que me llames caso de algodón de azúcar no es muy amable. Sus ojos resplandecen con un calor que es inconfundible. —Me gusta el algodón de azúcar —murmura. No es desagradable su presunción al arrastrar las palabras, es su gruesa y sexy voz lo que me hace temblar.

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Literalmente temblando. Nunca me di cuenta de que era posible a partir de nada más que escuchar una voz. —No soy de algodón de azúcar —le digo, porque hay un principio aquí y me niego a fundirme en esa mierda porque me hace pensar en el sexo—. Eso es un insulto. —El caso es de algodón de azúcar, tú no lo eres. —De alguna manera se ha acercado más a mí, pero en realidad nunca lo vi moverse. —Eso sigue siendo un insulto. —Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, pero no puedo apartar la vista de sus ojos, su boca, sus labios… oh, mierda, esto es malo. Se supone que no tengo que estar con un hombre-rápido. —¿Por qué es un insulto? Me gusta el algodón de azúcar. —Está realmente cerca de mí ahora. No me toca todavía, pero se siente como si lo quisiera. Se siente como si estuviera a punto de hacerlo. —El algodón de azúcar no es más que aire. Ahora sus manos se mueven hacia mi cara, ahuecándola como lo había hecho hoy temprano. Es igual de intenso, pero todo está centrado en este calor que puedo ver en sus ojos, sentir en su cuerpo. —Es dulce —murmura, inclinándose hacia adelante hasta que sus labios están sólo a un suspiro de distancia de los míos—. Y suave. Y sabes que es malo para ti. Sabes que no debes tenerlo. Pero no puedes auto-ayudarte. Apenas pude tomar aliento antes de que me estuviera besando. Me está besando. Sus labios son difíciles, pero suaves, y su lengua es muy traviesa, deslizándose a lo largo de mis labios y luego dentro de mi boca de una manera que realmente no debería estar permitida. Se siente tan bien que dejo salir un gemido de la parte posterior de mi garganta y mis manos se mueven hacia arriba para envolverse alrededor de su cuello, tirando de su cabello, tratando de llegar aún más cerca. Su barba es áspera contra mi piel, pero crea nuevos escalofríos que recorren de arriba abajo mi espina dorsal. No puedo pensar en nada más que cómo se siente, cómo necesito aún más. Hago un gemido tonto de protesta cuando se retira, y me falta el aire. Sé que mis mejillas son de color rojo brillante, porque puedo sentir lo calientes que están. Jack me mira fijamente, devorando mi cara con sus ojos. Y yo, que soy yo, digo algo infinitamente estúpido. —Sabes a pizza. Hace un sonido ahogado que podría ser una risa. —Si eso es lo que estás pensando, princesa, entonces debo estar haciendo esto mal. Déjame intentarlo de nuevo. No tengo absolutamente nada que objetar a este plan. Cuando se inclina hacia delante de nuevo, mis labios están listos para satisfacer los suyos. Esta vez, está más ansioso, un poco más duro, la lengua es aún más profunda. Su mano está en la parte de atrás de mi cabeza, manteniéndome en mi lugar. Me sale el mismo torrente de sensaciones y sentimientos, pero esta vez lo siento con más fuerza entre mis piernas. El deseo palpitante me hace desvergonzada, ansiosa.

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Lo agarro por los hombros y lo empujo contra el sofá mientras nos besamos. Luego me muevo sobre él, a horcajadas sobre su regazo para que pueda rozar contra su cuerpo enorme y duro, sintiéndolo justo donde lo necesito. Sus manos agarran mi trasero ahora y me encanta la forma en que se siente… cómo me sostiene, como si me estuviera reclamando. Me retuerzo contra él, siento que está consiguiendo estar excitado también. Es el mejor beso que he tenido en mi vida. No hay excepciones. Estoy seriamente a punto de derretirme sólo con el beso. Luego hace un sonido áspero en su garganta y me empuja lejos. No es un empujón ni nada, pero me baja efectivamente de su regazo. Se tambalea en pie, jadeando y rígido. —¿Qué?, ¿qué? —Así que no estoy exactamente articulando, ya que mi cuerpo está palpitando con necesidad y mi mente es una mancha caliente. Ni siquiera puedo empezar a entender lo que está pasando aquí. Sólo que casi me dan algo realmente bueno y luego se lo llevan. —Lo siento. —Se frota la cara con ambas manos, como si estuviera tratando de despertarse. —¿Por qué lo dejaste? —Porque no puedo hacer esto. —Pensé que habías dicho que no hay un código de conducta que hubiera que seguir, excepto que me mantengas con vida. —No lo hay. No, eso no es correcto. Por supuesto que existe, pero eso no es el problema. —Ha despertado. Lo veo duro bajo la mezclilla de sus vaqueros. Se está burlando de mí, porque es exactamente lo que quiero. No tan lejos. —¿Entonces cuál es el problema? —Si te beso, entonces no voy a ser capaz de detenerme. —¿Cuál es el problema con eso? Si no lo habías notado me encontraba un poco complacida con eso. —Sí. Pero no puedo estar en ello. No puedo. No tengo ni idea de lo que está hablando. No tiene ningún sentido en absoluto. Entonces se va. Está caminando para hacer distancia. Veo su culo apretado y su fuerte espalda mientras camina hacia la puerta de la vivienda. —¡Jack! —Se detiene después de que lo llamo—. Hijo de puta. No puedes irte sin ninguna explicación. Dime qué coño está pasando aquí. Deja escapar una exhalación, más como un gemido, la verdad. Luego regresa al sofá y se derrumba a mi lado. —Lo siento, princesa. Estoy tratando de hacer lo correcto aquí. No es exactamente el procedimiento estándar para mí. —¿Qué diablos me importa lo correcto?

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—No importa ahora, pero lo hará eventualmente. No eres el tipo de chica que un hombre puede follar y sólo seguir adelante. Por alguna razón, me siento insultada por esta declaración. —¿Por qué no? Carter me cogió y siguió adelante con bastante facilidad. —¿Lo hizo? —Sí, lo hizo. —Entonces estaba loco. Está bien, ya no me siento insultada. Los dos nos quedamos sentados allí en el sofá por unos minutos, sin hablar, sin hacer nada en realidad. Con el tiempo, ya no tengo tanta lujuria salvaje, aunque no puedo decir que estoy realmente en un nivel estable. Jack está sentado no muy lejos de mí, y se ve más sexy de lo que nunca lo ha hecho, cansado, arrugado y en conflicto de alguna manera. Por último, vuelve la cabeza hacia mí, sus ojos azules clavados en mi rostro. —¿Lo amas? —¿Qué?, ¿te refieres a Carter? —¿Lo amas? hice.

Es una buena pregunta y no tengo una buena respuesta. —No lo sé. Creo que lo

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—¿Qué piensas ahora? —Creo que fui bastante estúpida acerca de un montón de cosas. —¿Cómo ocurrió? La primera vez, quiero decir. Debería estar en shock y molesta por la pregunta intrusiva, pero no siento nada. No se siente inadecuado. Se siente natural. —Sólo pasó. —Nada sólo sucede. ¿Tú lo querías? Veo lo que está preguntando ahora. Cree que se aprovechó de mí. Al igual que mis padres lo piensan. Y algunos de mis amigos. Sería más fácil para mí si pensara lo mismo. Casi me gustaría poder echarle la culpa a Carter. —Sí. Yo quería. Yo… me mostré dispuesta. Lo hice. No lo obtuvo obligándome. —Dime cómo. No sé qué está preguntando o qué es exactamente lo que quiere saber. Me doy cuenta de que no es de su incumbencia. Pero ni siquiera parece importar.

y Así que todo el mundo siempre quiere saber exactamente lo que pasó… cómo terminé en una relación con mi profesor. Quieren todos los detalles jugosos. Sólo para


tenerlos, supongo, a menos que algunos de ellos quieran hacer un movimiento con sus profesores también. Por lo tanto, para que conste, aquí están los diez pasos a seguir para atrapar a su profesor de la universidad. Uno: Regístrate para tener una clase porque el profesor es lindo, no porque realmente quieras tomarla. Dos: Ten un montón de preguntas que requieran reuniones en su despacho durante las horas de oficina. Tres: Levántate media hora antes para que puedas estar linda cuando llegues a clase. Cuatro: Usa faldas cortas, pero sólo el tipo casual, que no se vea extraño o como que te vistes para él. Cinco: Cuando te sugiera que lleves un borrador de tu documento a su despacho después de las horas regulares de trabajo, asegúrate de hacerlo, lleva otra falda corta. Seis: Ríete de sus bromas, amplía tus ojos en todos sus momentos inteligentes, mira asombrada toda su sabiduría. Siete: Cuando camine contigo a la puerta de su despacho, después de haber hecho tu documento, detente, mirándolo de tu forma más encantadora. Ocho: Deja que te bese. Devuélvele el beso. (Tal vez sean dos pasos, pero los voy a contar como uno solo). Nueve: Cuando se retire, buscando culpables, di que no sucederá de nuevo y que estás de acuerdo en que nada puede suceder mientras seas estudiante en su clase. Diez: Después de que el semestre haya terminado, pasa por su oficina de nuevo. Deja que te bese de nuevo. Deja que te toque por todas partes. Deja que te suba a su escritorio y tire hacia arriba tu falda. Quizá estos pasos no funcionen para todo el mundo, pero seguro como el infierno que funcionaron para mí.

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Interludio Jack Traducido SOS por Fiioreee & Ahtziri29 Corregido por Alysse Volkov

Cuando has vivido lo que yo he vivido, sabes cuándo irte. Sabes cuándo estás siendo empujado demasiado lejos, cuándo no vas a ser capaz de controlarte a ti mismo, cuándo tu férreo control comienza a aflojar. Entonces es cuando te alejas, antes de hacer algo que no serás capaz de recuperar. Al menos, ese momento es cuando se supone que te alejas. Yo no… a pesar de que sé condenadamente bien que debería. Chloe se sienta a mi lado en el sofá, mirando como la tentación personificada con las mejillas sonrojadas, el cabello alborotado y los ojos calientes. Está tratando de tomar hasta la última gota de la restricción que poseo no arrastrarla de vuelta encima de mí y tomarla exactamente como quiero. Hace apenas un minuto, la tenía en mis brazos… su cuerpo suave y pequeño y con muchas ganas en mi regazo, su apretado culo redondeado en mis manos, su pequeño calor de su coño rozando contra mi polla, su boca y manos y su corazón tan apasionados como siempre he sabido que estaría. Y fue una de las cosas más difíciles que he hecho para empujar toda esa distancia, para no tomar lo que quiero, para no ceder a lo que mi cuerpo y mi alma me están llevando a hacer. Pero cediendo así sería un error. Sé cuán erróneo sería. Sería incluso más peligroso para ella de lo que sería para mí, y no voy a renunciar a ella. No importa cuán desesperadamente lo quiero. La deseo a ella. Ya que no me alejo cuando debo hacerlo, estoy paralizado ahora entre la necesidad y la moderación. Conteniéndome a mí mismo de actuar, pero sin poder no querer. Es una tortura, si algo es. Porque tengo que ser un masoquista secreto, me torturo aún más. —Dime cómo — le digo de nuevo.

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—¿Por qué quieres saber? —pregunta, mirando sus manos como si fuera consciente de sí misma. —¿Por qué estás avergonzada de decirme? —No estoy avergonzada. —Así que dímelo. Está avergonzada, pero eso no me impide empujar. Me vuelve loco saber que el hijo de puta egoísta de un profesor tenía todo lo que siempre quiso y luego simplemente lo tiró. Me pone loco. Me hace querer destruir algo. Tal vez recordándome a mí mismo todo lo que nunca puedo tener me va a dar más incentivos para no tirarlo. O tal vez sólo me gusta torturarme. —Nos besamos una vez, mientras que era una estudiante en su clase. Él me ayudaba con un papel en su oficina. Pero nos detuvimos. —Así que ahí fue cuando te fuiste lejos. —Después de que el semestre terminó. Fui a su oficina. —¿Lo deseabas? Está sonrojada ahora y no va a mirarme a los ojos. —Sí. ¿Por qué no habría de hacerlo? Era caliente y brillante y... no sé... el tipo de persona que les gusta a todos. Era una emoción que estuviera interesado en mí en absoluto, y nunca había estado con alguien como él. Así que, sí, esperaba que algo fuera a pasar cuando fui a su oficina después de que el semestre terminó. Sé exactamente lo equivocado que está el resentir el hecho de que lo que quería era un hombre que no sea yo. Es el tipo de mierda hombre de las cavernas que no tiene sentido lógico. Pero yo sí. Odio que quiera a otro hombre… sobre todo ese maldito profesor titulado. —Entonces, ¿qué sucedió? —Me paré a hablar sobre el último artículo que escribí en su clase. Era tarde. No hablamos durante mucho tiempo. —¿Te besó por primera vez? —Sí. —Baja la mirada a sus manos otra vez, ocultando los ojos con los párpados y las pestañas. —Entonces, ¿qué hiciste? —¿Quieres todos los detalles? —Sí, los quiero. Cuéntame los detalles. —No lo creo. Están haciendo que me den ganas de arañar la cara de alguien. Pero de alguna manera tengo que escuchar de todos modos. —Está bien. —Se ve nerviosa y avergonzada y desafiante al mismo tiempo, y sólo me hace desearla aún más—. Se puso de pie y luego me levantó para que pudiera besarme. Como que me empujó contra la mesa. Era evidente que estaba realmente en eso… como si no pudiera detenerse.

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—¿Te jodió de inmediato? —No. Hubo un poco de juego previo. Me tocó por todas partes y todo eso. Ahora, estoy imaginando a este maldito bastardo de profesor tocándola por todas partes, una parte de mi está furiosa y otra parte esta excitada. No es un sentimiento que me guste. —¿Te quito tu ropa? —No. Todo fue un poco apresurado. —¿Cómo te tomó? Sus mejillas se vuelven rojas y mira lejos de mí de nuevo, esta vez al lado en lugar de sus manos. —¿Así que puedes hacerlo pero no puedes hablar de ello? —Puedo hablar de ello. No es de tu incumbencia. —¿A quién le importa si es de mi incumbencia o no? ¿Por qué estas avergonzada de decirme? —No estoy avergonzada. Me dobló sobre el escritorio y me tomó por detrás. Oh, maldito Dios, ahora estoy imaginándolo y mi polla esta tan dura que es físicamente doloroso. —¿Te hizo venirte? —No esa primera vez. —Regresa sus ojos a mí—. Pero me vine muchas veces después de esa primera vez. Mi placer al saber que no la hizo venirse es sofocado ante ese anuncio. Odio el pensamiento de otro hombre haciéndola correrse, tanto como mi cuerpo duele con el deseo ante la visión de ella viniéndose fuertemente. Gritando con placer, doblada sobre una mesa mientras me deslizo dentro de ella. —¿Qué está mal contigo? —pregunta después de un minuto. —Nada está mal. Solo quería saber. —Quiero decir, ¿qué está mal contigo justo ahora? Te ves como si fueras a explotar o algo. Esa sería una manera de ponerlo. Estoy a punto de explotar en más de una forma y no sé si soy lo suficientemente fuerte para evitar que pase, para mantenerme junto. —No voy a explotar. —Está bien. Bien. —¿Cuánto tiempo duró? —¿La primera vez o toda nuestra relación? —Ambas. —La primera vez duró cerca de diez minutos. La relación sólo tres meses. —¿Lo extrañas? —No sé por qué pregunte eso. Si la respuesta es sí, no sé lo que voy a hacer.

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Deja salir un suspiro. —No lo sé. —Mira lejos ahora, pero no como si estuviera avergonzada. Es más como si estuviera pensando fuertemente—. Creo que extraño la idea de él. Las cosas eran excitantes con él. Me sentía como… —¿Cómo te sentías? —Ahora genuinamente quiero saber y mi próxima explosión de furia y excitación ha disminuido un poco. —No lo sé. Creo que sentía como si hubiera una más de mí entonces. De repente entiendo lo que quiere decir y me enoja en una manera diferente. —Eso es ridículo. Hace un jadeo de indignación. —¿Qué es ridículo? Sólo decía cómo me sentía. No tienes que rechazarme. —No te estoy rechazando, te estoy diciendo que lo que sentías es ridículo. Hay más de ti. No eres solo esta perfecta hija-estudiante-chica que has creado. Para mi sorpresa, mis palabras no la sacan incluso más de quicio. Me mira con esos grandes ojos verde grisáceo que me hacen querer derretirme. Sólo para que lo sepas, no estoy acostumbrado a derretirme así que es bastante desconcertante. —Ni siquiera sé si lo hay. —Lo hay. Lo sé. Y tú también lo sabrías si te dejaras ir un poquito. Me hace un mohín. —Me dejé ir con Carter y mira adonde me llevo. —No creo que realmente te dejaras ir con él. Solo estabas poniendo un acto diferente. Parece pensar en eso cerca de un minuto. Entonces me hace un mohín. —Eres más odioso de lo normal esta tarde. Debe ser la cerveza. Y, a la mierda todo, la quiero más ahora de lo que la quería hace rato… porque lo que está debajo de la perfecta princesa en el exterior es mucho más hermoso y precioso. Pero todavía estoy tratando de mantener el control, así que todo lo que digo es—: Probablemente. Soy un chico de cosas baratas y no estoy acostumbrado a la cerveza cara. Al menos la hace reír.

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5 Chloe Traducido por HailoO y Apolineah17 Corregido por Marieta16

Así que Jack todavía está encorvado hacia abajo en mi sofá, viéndose desaliñado y despeinado y exactamente como el sexo. No ha dicho nada durante un par de minutos, no desde que hizo la broma sobre la cerveza. No tengo idea de lo que está pensando, salvo que todavía parece que está excitado. Pero está con el ceño fruncido, y fue él quien terminó el beso antes, así que supongo que no está esperando para ir a la cama conmigo ni nada. No es que diría que no a eso. —¿Y bien? —pregunto al fin, cuando el silencio está empezando a llegar a mí—. ¿Qué estás pensando? —Es un imbécil. Evidentemente, todavía está pensando en Carter. Hago una mueca. —No sé… —¿Qué quieres decir con que no lo sabes? No estas aún obsesionada con el bastardo, ¿verdad? —No. No lo estoy. —Es importante para mí que sepa esto, es importante que lo diga en serio. Estuve loca por Carter por un largo tiempo, pero ya no lo estoy. Empuja una mano por su grueso cabello, revolviéndolo aún más. —Bien. Entonces, ¿qué quieres decir con que no es un imbécil? Antes dijiste que estabas estúpida por él. —Lo estaba. No estoy diciendo que fue una buena elección. Obviamente, nunca fui tan importante para él, al menos no tan importante como su trabajo. Sólo quiero decir que no era del todo malo. No es una especie de imbécil egoísta y dominante que me trató como basura. —¿No lo es? —No.

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Los ojos azules de Jack están especulativos, astutos. —Su forma favorita para tomarte era sobre el escritorio. ¿No es así? Respiro. Esa fue la posición favorita de Carter para nosotros. No es que me importara tampoco. Tengo recuerdos muy vívidos de cómo se sentía al estar doblada por la cintura, boca abajo sobre una mesa, la mejilla contra un documento extraviado, con Carter perforándome desde atrás. El borde de la mesa estaría metido en mi estómago, así que era incómodo, incluso las veces que me vine. Pero era caliente. Y apasionante. Y deliciosamente travieso. Y yo que pensaba que eso era suficiente. —¿Qué hay de malo en eso? —Miro a Jack, molesta con él ahora—. ¿Estás diciendo que no puede ser bueno? —Por supuesto, puede ser bueno, pero es más sobre él de lo que se trata de ti. Si no se molestó en darte lo que necesitabas, entonces nunca voy a pensar que es cualquier cosa menos que un imbécil. Sus palabras roncas y expresión gruñona me golpearon más bien dulcemente, el que esté como loco sobre desaires de mí, sobre Carter no apreciándome de la forma en que debería. Pero, en el interés de la honestidad, digo—: Nunca fue cruel o agresivo conmigo. —Nunca dije que lo fuera. Todo lo que estoy diciendo es que está claro que siempre pensaba más en sí mismo que en ti. —¿Y tú no haces eso? —¿Pensar en mí mismo? ¡Claro que sí! Mucho. Pero si estuviera contigo, me aseguraría de que siempre vengas primera. Mi respiración se corta con esas palabras, ante lo que evoca en mi mente. De repente me imagino a mí misma con Jack hasta el final, y sé exactamente qué tipo de novio, amante, socio sería. Lo veo de una manera que nunca fui capaz de ver a Carter. —¿Eso fue intencionalmente sucio? —le pregunto, tratando de no pensar en las nociones románticas que nunca se harán realidad. Parpadea, obviamente pensando en volver sobre lo que acababa de decir. Entonces, sonríe de una manera irresistiblemente depredadora. —Totalmente accidental. Está bien. Sólo hay un poco a lo que una chica puede contenerse, cuando un chico está mirándola de esa manera, y también luciendo tan caliente y despeinado. Me inclino y dejo que mis labios se ciernan a un simple vistazo de distancia de los suyos. —No te creo. Gime y tira de mí a su regazo, devorando mi boca con la suya. Dado que esto es exactamente lo que esperaba que pasara, no me opongo al acuerdo en absoluto. Estoy empezando a entrar en él otra vez cuando arrastra sus labios lejos con un tipo diferente de gemido. —¿Qué?—le pregunto, aunque es más un jadeo que una pregunta—. ¿Qué pasa? —No debemos. —Me mueve de su regazo de una manera que no tengo más remedio que someterme. Estoy fuera de equilibrio moviéndome hacia atrás y adelante, y me deslizo hasta el suelo, con la espalda hacia el sofá.

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Ya es bastante cómodo, así que me quedo allí. No soy el tipo de chica que se arroja a un chico. A veces me gustaría serlo, ya que tal vez tendría más suerte en el departamento del romance, pero hay algo dentro de mí que se resiste. Incluso con Carter, me hice ver disponible y esperé a que él hiciera los movimientos. El temor a ser rechazada es simplemente demasiado fuerte. Así que en lugar de arrastrarme encima de él una vez más, que es lo que realmente quiero hacer, le digo—: Bien. Si no quieres besar, entonces no vamos a besar. No es gran cosa. Se siente como una gran cosa. Una oferta muy grande. Mi cuerpo todavía está palpitando por él. Pero no hay ninguna razón por la que tiene que saber que estoy tan desesperada. —¿Crees que es fácil? —Su voz sigue siendo tan baja, sexy, áspera; una voz que me convierte en papilla. Se mueve hacia abajo en el piso, así que está sentado a mi lado. —¿El qué no es fácil? —No besarte. Bueno, no tengo ni idea de lo que está pasando aquí. Creo que soy una persona muy inteligente, en general, mi mente funciona rápidamente, siempre lo hago bien en las pruebas, pero mi mente no funciona en absoluto en este momento, y no tengo ni idea de lo que está hablando. Desafortunadamente, este hecho me hace sonar bastante estúpida. —¿No besarme no es fácil? Como de inarticulada es esta pregunta, evidentemente, Jack entiende. —Por supuesto, no es fácil. —Se da vuelta por lo que me está mirando más—. Cada día, cada minuto, cada segundo, tengo que luchar para no besarte. De no hacer aún más. Pero si te beso de nuevo, no voy a ser capaz de parar. —Eso es lo que dijiste antes. Y todavía no sé qué hay de malo con eso. —Besar y hacerlo todavía parece un plan muy bueno para mí en este momento. —Si hacemos más, las cosas van a causar problemas. —Oh. Supongo que eso es correcto. El sexo podría estar en contra de tu código de conducta. —Así es. —Extiende la mano y tira de mí hacia él. En realidad, mueve mi cuerpo—. Eso sería un error. —Y tu padre probablemente no lo aprobaría. —Mis manos han terminado de nuevo sobre sus hombros, lo que parece correcto para mí. Estoy muy emocionada otra vez porque el fuego ha vuelto a sus ojos azules. —Definitivamente no lo aprobaría. Incluso podría despedirme. —Me levanta por encima de su regazo otra vez, y me siento a horcajadas sobre sus muslos con los míos. Es un poco más difícil sobre las rodillas, ya que estamos en el suelo, aunque no es importante. En general, es una muy buena posición, con un grande y atractivo hombre entre mis piernas.

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—Tendrías que encontrar otro trabajo. —Trazo con mi mano a través de su rostro, su barba genera todo tipo de deliciosos sentimientos contra mi palma—. Puede ser que incluso tengas que unirte a los SEAL. —Odiaría ser un cliché. —Sus manos se deslizan hacia abajo para acunar mi trasero de nuevo, abarcando la curva de él posesivamente. —Además —agrego, frotando mi entrepierna contra la suya, que es tan agradable y difícil como lo era antes—, estoy sobre un hombre-rápido. —Entonces definitivamente no deberíamos besarnos —murmura Jack densamente, moviendo una mano de mi culo a mi cabeza para alinear mi cara con la suya. —Sería un gran error. —Un enorme error. —Un error muy desagradable. Y eso es lo último que decimos antes del beso. Ahora, tal vez hay algunas personas que pueden tomar decisiones maduras y razonables en momentos como éste, pero por desgracia no soy una de ellas. Quiero a Jack con locura y no hay forma de que me vaya a alejar, cuando todo sobre esto se siente tan bien y tan correcto, y precisamente lo que necesito. El beso se hace más profundo al segundo, y todo mi cuerpo ha vuelto a vivir después de él. No puedo quedarme quieta, así que estoy retorciéndome sobre él, tratando de sentir tanto como me sea posible. Definitivamente está disfrutándolo también, si sus profundos gemidos y manos a tientas sirven de indicio. Estoy tan metida en el beso, que ahora estoy buscando torpemente el primer botón de su pantalón, tratando de liberar su polla, intentando acercarme a lo que realmente quiero, que es a él dentro de mí. —Joder, Chloe —murmura, rompiendo el beso y moviéndome con cuidado un poco hacia atrás—. Vas a matarme. —Eso está bien, siempre y cuando me jodas primero. —Me agacho por el bulto en la parte delantera de sus pantalones otra vez y masajeo descaradamente, amando cómo su cuerpo se tensa inmediatamente en respuesta. Entonces sus dedos se cierran alrededor de mi muñeca y tira de mi mano lejos de donde quiere estar. Gruño con frustración y peleo su agarre, pero es más fuerte que yo, así que no puedo liberar mi mano. —Espera, princesa —dice, con sus ojos azules que rastrillan sobre mí con un derecho que no puedo evitar amar—. Si vamos a hacer esto, entonces vamos a hacerlo bien. —¿Qué significa eso? Suelta mi muñeca y mueve ambas manos por lo que están curvadas alrededor de mis costillas, justo debajo de mis pechos. Todavía estoy a ahorcajadas sobre él, caliente y

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jadeante y desesperadamente excitada. —Eso significa que no vamos a apresurarnos con esto como adolescentes en celo. Vamos a tomarnos nuestro tiempo. —No me gusta tomarme mi tiempo. —Este es tristemente el caso. La paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, suponiendo que tengo alguna virtud en absoluto. —Te va a gustar una vez que te muestre lo bueno que puede ser. —Su voz es una caricia erótica, y me quita de su regazo, así que estoy tendida sobre el suelo. Levanto la mirada hacia él, aturdida por la lujuria y jadeando como si hubiera estado trabajando todo el día. Pero, en general, prefiero no actuar tan débil que solo ceda a cualquier cosa que algún chico quiera que suceda. Así que digo—: ¿Crees que vas a mostrarme algo que no sepa ya? —Sí. Prometo que lo haré. —Se mueve por lo que está cerniéndose por encima de mí, apoyado en sus brazos. —He tenido sexo caliente antes, sabes. —Te creo. —Se inclina para besar mis labios, y no me avergüenza decir que inmediatamente perdí el hilo de la conversación, ya que sus labios y su lengua y —¡Dios!— sus dientes se sienten tan bien. Jadeó un poco más cuando aparta su boca, y luego arqueo mi cuello de placer cuando frota su áspera mandíbula contra mi mejilla, la fricción es insoportablemente sensual. —Creo que has tenido buen sexo antes —murmura, ahora arrastrando besos a lo largo de la línea de mi mandíbula y luego por mi cuello, hasta que mordisquea el palpitante pulso de mi garganta. —Lo he tenido —me las arreglo para decir. Estoy tratando de mantener mi cabeza en su lugar, ya que está haciendo que mi cuello se sienta mejor que cualquier otra cosa que pueda imaginar. Una de mis piernas ahora se ha envuelto alrededor de su cadera, la cual es una excelente posición para generar fricción justo donde más lo necesito. Así que básicamente estoy follándolo en seco desde abajo, pero no puedo decirte lo mucho que no me importa ahora mismo. Gime de nuevo, contra mi cuello y estira la mano para desenvolver mi pierna de su cadera. Gimoteo, ya que la fricción satisfactoria se ha ido. —Mierda, estás tan deseosa —dice densamente, levantando la cabeza lo suficiente para mirarme. Así que me sonrojo un poco, o tal vez mucho. —¿Qué hay de malo con eso? —Nada. Es la cosa más caliente que he visto en mi vida. —Sus manos están en el primer botón de mi blusa y lentamente comienza a desabrocharla—. Me encanta que me desees tanto. Pero si va a ser tan bueno como te mereces, entonces tenemos que reducir la velocidad. —Un poco presumido, ¿no? ¿De verdad crees que puedes follarme mejor de lo que nadie lo ha hecho?

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Ahora, la verdad es que sólo he tenido sexo con tres hombres —mi novio de la secundaria, un chico con el que salí durante varios meses en el segundo año, y Carter— pero no hay razón para que Jack tenga que saber eso. —Sé que puedo. —Ya ha desabrochado todos los botones y aparta lentamente la tela, revelando mi piel desnuda y mi sujetador de encaje rosa. Baja la mirada, con los ojos ardiendo como si estuviera viendo algo realmente especial, algo que desea más que nada. —Déjame mostrarte —murmura con voz ronca, deslizando una mano por debajo de la tela y a lo largo de mis costillas, usando su dedo pulgar para frotar un círculo suave en mi pezón. Jadeó ante la sacudida de placer por el toque. No tenía idea de que podía tener esta respuesta ante tan pequeño y ligero toque. —Está bien —susurro, ya que mis cuerdas vocales no están funcionando completamente—. Muéstrame. —¿Harás todo lo que diga? —pregunta, su pulgar sigue haciendo esos deliciosos círculos, haciéndome arquear la espalda para presionar mi pecho hacia su mano. —Sí. —Estoy apretando mis manos en la alfombra para evitar agarrarme de él para hacer que se dé prisa. Entonces, simplemente porque es claro que no he perdido totalmente mi columna vertebral, añado—: Siempre y cuando no seas un asno. Ahoga lo que suena como una risa. —No seré un asno. —Y mientras sea algo que yo quiera. —Definitivamente lo querrás. —Ahí estás, presumiendo de nuevo. Sonríe hacia mí, caliente, dominante y también de alguna manera dulce. No tengo idea de cómo describirlo, pero la mirada me hace sentir completamente loca y segura al mismo tiempo. Luego se mueve, así que está sentado de nuevo e inclinándose contra el sofá. Y yo todavía estoy tumbada medio desnuda en el piso. —¿Qué pasa? —Te quiero encima de mí otra vez. —Extiende una mano hacia mí. Pensé que iba a tenerme tendida allí para que pudiera hacerme cosas, pero estoy perfectamente dispuesta a este cambio. Tan dispuesta que me monto hasta que estoy a horcadas sobre él de nuevo. Toma mi cabeza con ambas manos y me tira hacia abajo para un beso y, maldita sea, es incluso mejor que los otros. Estoy frotando mi excitación contra su ingle, frustrada por las capas de ropa entre nosotros, pero entonces rompe el beso y mueve sus manos hacia abajo para mantener quietas mis caderas. —Oh, no. Todavía no es tiempo para eso. Sé que eso me hace sonar demasiado necesitada, pero gimoteo de nuevo, ya que estoy tan excitada que tomaría casi nada correrme ahora mismo. —¿Qué es lo que tenemos que hacer primero?

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—Primero, voy a complacerte. Después obtendré mi placer también. —Sus ojos se arrastran por mi rostro enrojecido y mis pechos en sujetador—. Por ahora, ¿por qué no te quitas completamente la parte de arriba? Ya que pensé que él iba a hacer todas las cosas, esto me sorprende. Y me siento un poco cohibida mientras cuidadosamente saco mis brazos de la blusa y la dejo caer en el piso. —Mierda —murmura, extendiéndose y abarcando mis costillas con sus manos. En serio, soy tan pequeña y sus manos son tan grandes que puede envolverme completamente con ellas—. Eres la cosa más hermosa que he visto en mi vida. Eses es el tipo de cosa que a una chica le gusta oír, así que quién puede culparme por derretirme un poco. Es tan extraño que no esté haciendo nada más que mirar, dado que no creo que mi cuerpo sea nada especial. —Ya estoy en esto. No hay necesidad de exagerar. —No es una exageración. —Se inclina contra el sofá, pero no está relajado. Es como si hubiera esta energía enrollada, o intensidad o lujuria o algo así, todo detenido por una pose de control—. Ahora quítate el sujetador. Sería más fácil si él me estuviera desvistiendo, porque entonces no estaría tan cohibida. Pero estuve de acuerdo en que haría lo que él dijera, siempre y cuando no fuera un asno. Y no ha sido un asno todavía. Así que alcanzo mi espalda y desabrocho el sujetador, lo alejo de mi piel y lo dejo caer al suelo junto con mi blusa. Hace mucho más que mirar. Incluso suena como si pudiera gemir en voz muy baja, profundo en su garganta. Mis pechos son pequeños, al igual que el resto de mi cuerpo, pero tienen una curva decente y en este momento los pezones están tan apretados que son definitivamente sexys. —¿Y bien? —demando finalmente, después de que no hace nada más que mirar y mirar. Todo mi cuerpo ahora está tan sonrojado como mis mejillas. —Mierda, princesa, no tenía idea de que alguien pudiera ser tan hermosa. Levántate en tus rodillas. Obedezco automáticamente, obligada por el poder ronco de su voz. Y el movimiento pone mi pecho casi al nivel de su cara. Él se hace cargo de la diferencia sosteniendo mis costillas de nuevo para moverme más cerca y luego baja su boca para alcanzar uno de mis pezones. Me siento tan extraña y vulnerable en esta posición y la sensación de su cálida boca en mi piel es tan buena que libero un inevitable sonido de placer. Deja salir el pezón de su boca durante el tiempo suficiente para murmurar—: Eso está bien, Chloe. Sólo déjalo ir. Déjame mostrarte cuán bien te puedes sentir. Estoy aferrada desesperadamente a sus hombros, tratando de mantener el equilibrio y no colapsar en un montón sin huesos de lujuria mientras su boca trabaja en mi pecho en

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maneras en que no puedo posiblemente seguir. Todavía estoy haciendo todo tipo de sonidos tontos cuando la estimulación se dispara directamente hacia mi coño. Cuando reajusta su mano para que su dedo pulgar pueda frotar y tocar mi otro pezón al mismo tiempo, se siente tan bien que tengo que morderme el labio para reprimir el sonido. Mis manos se hacen puño en la tela de su camisa. —No trates de luchar contra ello —dice, dándole a uno de los pechos un par de lametones finales—. No seas tan cohibida. Simplemente permítete sentirlo. Entrégate a él. Ahora, puedo ponerme a horcadas en su regazo cuando me dice que lo haga, pero es mucho más difícil no ser tímida en cuanto a la instrucción. Toda la vida he sido una persona que complace, cuidando todo lo que hago. Incluso el jodido Carter, estaba más allá del deseo abrumador de complacerlo, lo que a su vez hacia que me agradara complacerlo. No pensar en nada más excepto sentirse bien era casi tan imposible de conseguir para mí. Jack me está mirando de nuevo, con tanta intensidad que me dan ganas de retorcerme. Enderezo mi espalda por lo que mis tetas se ven un poco mejor. Sacude la cabeza. —No quiero que actúes ante mí. Quiero que esto sea sobre ti. La verdadera tú. Tan oscuro como está, no sé exactamente lo que quiere decir. Pasamos gran parte de nuestras vidas interpretando papeles, simulando un rol para otras personas. Lo hacemos en la cama tanto como hacemos cualquier otra cosa. Lo hice con Carter, traté de ser la pequeña caliente zorra que quería que fuera. —Lo estoy intentando. —Jadeé. Estoy tan excitada que ahora la humedad entre mis piernas es realmente incómoda. —No lo intentes. —Tira de mí hacia su boca otra vez y toma mi otro pecho en su boca, dándole el mismo trato que al primero—. Sólo selo. Mis piernas están tan débiles en este momento que me estoy inclinando hacia atrás, pero Jack me está sosteniendo con sus manos en mis costillas. Me doy por vencida tratando de hacerlo algo, ya que realmente no hay nada que pueda hacer. Y mis sonidos de gimoteos en respuesta se hacen cada vez más fuertes y más inevitables mientras él acaricia y succiona. Finalmente, mi necesidad es tan urgente que estoy murmurando—: ¡Oh, por favor, oh, por favor, oh, por favor! —Y estoy aferrándome desesperadamente a su camisa. —Eso está bien —murmura, liberando finalmente mi pecho. Ambos están palpitando ahora, se sienten hinchados y tan estimulados que cualquier ligero toque podía volverme loca—. ¿Cómo te sientes? —Como si fuera a gritar, a rasguñar tu cara o algo así. —Por fin soy capaz de relajarme un poco y conseguir que mi mente funcione ahora que las sensaciones se han detenido.

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Se ríe en voz baja y me tira hacia abajo para besarme suavemente en los labios. — Eres tan increíble. Y así es exactamente como te quiero. Su voz es cariñosa y puedo decir que está más allá de excitado, así que no envidio sus palabras. —Entonces, ¿ya te has probado a ti mismo o hay algo más? —Definitivamente hay mucho más. —La promesa ardiente en sus ojos me hace temblar—. Súbete al sofá. Ya que será más cómodo que ser follada en el suelo, no dudo en subirme al sofá. Se da la vuelta así que está frente a mí, pero no se levanta como espero. —¿No te vas a levantar? —Todavía no. Meto las piernas debajo de mi culo, pero él las alcanza y las estira, separándolas de modo que sus hombros están entre ellas mientras se arrodilla al lado del sofá. Bajo la mirada hacia él como una boba. —¿Qué está pasando? En lugar de responder con palabras, lentamente desabrocha el botón y baja la cremallera de mis vaqueros, y después los baja por mis caderas y mis piernas. Estoy temblando cuando finalmente los saca. Ahora estoy completamente desnuda excepto por mis bragas y la endeble tela no puede ocultar mucho. Mis piernas están abiertas y su cabeza está justo al nivel de mi ingle. Está mirando mi coño. —No tienes idea de lo mucho que he querido verte así. Mi respiración se queda atrapada mientras pasa sus palmas por arriba de mis rodillas, hacia mis caderas. —Estoy segura de que no has actuado así. —Eso es porque no has estado prestando atención. Te he deseado desde el primer momento en que te vi, cargando esa ridícula caja y luego luciendo toda mansa y humilde con tus padres. Y todos los días sólo has hecho que te desee más. Sus manos han alcanzado mis caderas, y las aprieta para tirar de mi cuerpo hacia abajo, mi trasero se desliza en el sofá hacia él. Estoy en su mayoría acostada ahora, pero mi cabeza todavía está levantada para que pueda ver exactamente lo que está haciendo. —No era mansa y humilde —argumento, pensando que es mejor decir algo para que no vaya a pensar que no soy nada más que un montón de papilla. —Dije que lucías mansa y humilde. —Frota su mandíbula a lo largo de uno de los costados de mi rodilla, su barba raspando y estimulando deliciosamente—. No dije que fueras mansa y humilde. —Oh. —Mi respiración se acelera de nuevo mientras lo observo girar la cabeza para presionar besos sobre la enrojecida piel de la cara interna de mi muslo. Entonces empieza a arrastrar besos hacia arriba, donde realmente los quiero. —Oh, Dios —murmuro, cerrando los ojos, sabiendo lo que vendrá pronto. Todo mi cuerpo empieza a tensarse en preparación. —Abre los ojos, princesa.

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Los abro sin pensar y miro a través de mi cuerpo hacia él. Está respirando pesadamente, y un brillo de sudor se ha asomado en su rostro. —No quiero que seas cohibida o trates de controlarlo. —No estaba… —Corto las palabras porque serían una mentira. No tengo idea de cómo se supone que reciba algo como esto sin apretar los ojos cerrados y tratar de aferrarme a algo parecido al control. —Sólo respira —murmura él, comprobando para asegurarse de que mis ojos están abiertos antes de comenzar su camino de besos de nuevo. Cuando está a medio camino de mi muslo interno, dice—: Abre más tus piernas para mí. Él puede abrirlas, pero sé que quiere que haga más que sólo tomar lo que me da. Separo más mis piernas hasta que no hay protección entre él y mi húmeda y cálida excitación. Nada excepto mis pequeñas bragas. Todo mi cuerpo se tensa. —Sólo respira, princesa —Acaricia mis muslos, más un masaje que una caricia, y eventualmente me relajo bajo su toque—. Bien, nena. Muy bien. Suelto un pequeño gemido mientras baja su cabeza hacia mi entrepierna. Estoy palpitando, latiendo, tan excitada que apenas puedo hacer que mi mente lo asimile. —Mierda, hueles tan bien. —Suena como si lo dijera en serio y da unas cuantas respiraciones lentas, sin que su rostro me acaricie—. Me encanta lo mucho que me deseas. Una parte de mí quiere protestar, pero no hay manera en que pueda contradecir la afirmación, ya que está a menos de una pulgada de distancia de la evidencia tangible de cuán desesperadamente lo deseo. Entonces, finalmente —por fin— acaricia su nariz contra la tela de mis bragas. Dejo escapar un ruidoso y embarazoso suspiro de placer ante la sensación. —Eso está bien —murmura, todavía frotándome suavemente con su boca y su mandíbula a través de la tela—. No luches contra ello, princesa. Simplemente déjalo fluir. No hay manera en que simplemente vaya a dejarlo fluir. No hay forma posible en que pueda luchar contra esto. Gimo inevitablemente cuando su lengua sale para dar una rápida y pequeña caricia, la húmeda tela no opaca la sensación en absoluto. Se burla de mí con sus labios y la lengua hasta que estoy casi sollozando, y luego finalmente baja mis bragas, así que estoy completamente desnuda, completamente desnuda para su vista. Reprime un gemido cuando baja su cabeza de nuevo, agarrándome por el trasero para moverme en la posición que quiere. Estoy murmurando todo tipo de palabras inútiles mientras empieza a darme placer otra vez, y mis piernas se tensan automáticamente, comienzan a cerrarse alrededor de su cabeza. Levanta la cabeza, lo cual no es nada bueno en absoluto. Podría expresar mi decepción, sólo un poco.

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—Lo siento, princesa. Estás a punto de estrangularme. Todavía estás tratando de aferrarte al control. —Jódete, quiero correrme tanto. —Por lo general no tengo la costumbre de hablar tan crudamente, pero estas circunstancias definitivamente lo justifican. —Lo harás. Prometo que lo harás. —Separa mis piernas y dobla mis rodillas—. Sujeta tus rodillas. Intenta dejarlo fluir y déjame hacer esto por ti. Dejarme llevar claramente no es mi punto fuerte, pero esto es por lejos el mejor sexo que he tenido en mi vida —incluso sin ningún orgasmo aún— así que estoy dispuesta a intentar algo nuevo. Agarro mis rodillas, separándolas para hacerle espacio a su cabeza, y esta vez me las arreglo para no cerrar los muslos debido al placer. —Bien —dice contra mi carne. Está provocando, acariciando, lamiendo y —a la mierda con todo— succionando. Haciendo cosas a mi cuerpo que no sabía que fueran posibles—. Eso es tan bueno, princesa. Sólo déjalo fluir. No pienses en nada, excepto lo bien que se siente. Muy pronto, comienza a sentirse tan bien de nuevo que empiezo a hacer ruidos más embarazosos. Sin embargo, parece que éstos lo animan, ya que resuena una gutural aprobación mientras jadeo, gimo y murmuro por lo bueno que es, por lo mucho que quiero, lo mucho que quiero que nunca se detenga. Todo mi cuerpo empieza a tensarse cuando se concentra en mi clítoris, provocándolo con la lengua y luego cerrando sus labios alrededor de él en una dura succión. Me corro completamente, gritando ridículamente fuerte mientras mi cuerpo tiembla por el orgasmo más intenso que he experimentado en mi vida. Mi coño todavía se está contrayendo cuando levanta la cabeza, su expresión complacida y casi primitiva. Desliza un dedo dentro de mí y yo me aprieto a su alrededor. Me acaricia hasta que tengo otro pequeño orgasmo, jadeando en estado de shock cuando éste se eleva de forma inesperada. —Oh, Dios, oh, Dios, oh, Dios —murmuro, mi cuerpo relajándose por fin, completamente flojo. Está besando su camino hacia arriba de mi cuerpo, levantándose mientras lo hace hasta que está por encima de mí en el sofá. —Eso fue muy bueno —murmura—, te dejaste llevar tan hermosamente. Fue la cosa más caliente y la cosa más hermosa que he visto. Me siento bastante satisfecha conmigo misma, y no duele que esté encima de mí ahora, su cuerpo caliente y pesado presionándome en los cojines. —¿Ahora voy a conseguir ser follada? —pregunto, deslizando mis manos por su espalda sobre su camisa. —Oh, sí. Vas a conseguir ser follada como nunca antes. Muy bien, eso me excita completamente; como si necesitara cualquier tipo de ayuda en esa sección. Pero, aun así, hay un principio aquí, así que digo—: En este momento estás sonando presumido de nuevo. —Sólo es presunción si no puedes darlo. —¿Y crees que puedes?

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—Mierda, sí, puedo darlo. Llámame ingenua, pero totalmente le creo. Nos besamos por un tiempo, más de lo que espero, ya que puedo decir que se está dejando llevar demasiado ahora y está teniendo problemas para retroceder. Entonces empiezo a palpar sus pantalones de nuevo, con ganas de quitarle finalmente esas malditas cosas. —Espera —dice con voz ronca, rompiendo el beso casi dolorosamente. —¿Y ahora qué? —Así que soné un poco frustrada e impaciente. ¿Quién puede culparme? —Vamos a hacerlo de esta forma. —Se levanta en una posición sentada en el sofá y me tira encima de él, así que estoy a horcadas sobre su regazo de la forma en que había estado antes. Le frunzo el ceño. —¿Por qué tengo que estar encima? —Conseguiste la oportunidad de estar encima. —¿Por qué conseguí la oportunidad de estar encima? —Porque dijiste que harías lo que dijera, siempre y cuando no fuera un imbécil. — Sus ojos se arrastran sobre mí de esa forma que me gusta, pero también me hacen sentir cohibida. Realmente no estoy acostumbrada a estar encima. Carter me habría dejado si se lo hubiera pedido, pero nunca lo hice, ya que, obviamente, él prefería ser el que tuviera el control. Era más fácil para mí de esa forma, sentir que él me hacía cosas a mí, sentir como si pudiera ser pasiva y tomar lo que me diera. Por lo general me gustaba lo que me daba, así que no era como si estuviera consiguiendo un trato injusto. —Está bien —digo, no queriendo hacer un gran problema de esto, a pesar de que se siente como un gran problema—. ¿Puedo ver lo que tienes ahora? Levanta sus cejas hacia mí, escondiendo una sonrisa. —Sé cuidadosa —advierte—, o lo que tengo no va a durar mucho tiempo. Me río disimuladamente de esto, el humor sorprendiéndome. Pero presto atención a su advertencia y, muy cuidadosamente, desabrocho el botón, bajo la cremallera y empujo hacia abajo sus pantalones y su ropa interior hasta que he liberado su polla. Ahora, no es como que tenga una enorme base de comparación aquí, pero estoy muy feliz con lo que veo. Aspira una áspera respiración cuando lo acaricio. Gime en voz baja, sus ojos nunca dejando los míos, y su cuerpo se tensa palpablemente, incluso más que antes. Es extraño, y no estoy segura de cómo describirlo. Pero es como si estuviera conteniéndose, como si estuviera frenando algo que no puede atreverse a liberar. Me doy cuenta de ello sólo un minuto antes de que me acerque para un beso, y luego mis habilidades reflexivas desaparecen por completo.

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Mis manos y su polla están atrapadas entre nuestros cuerpos mientras nos besamos, y estoy sudando cuando finalmente nos separamos. Me levanta más alto sobre mis rodillas y sé exactamente por qué. Saca un condón de su bolsillo trasero —lo que es un alivio, ya que habría odiado tener que ir por allí en busca de uno— y se lo pone. Entonces no hay nada más. Sostiene su polla en su lugar y me posiciono encima de ella, bajando lentamente hasta que está envainado dentro de mí. Él es grande y yo soy pequeña. Además, estoy un poco estrecha ya que han pasado meses desde que follé con alguien. Es un ajuste muy estrecho, y la ajustada penetración me hace gemir. Eso lo hace gemir también, aunque sus sonidos son más como si se sintiera tan bien que no pudiera controlar el sonido. —¿Estás bien? —pregunta, sus manos agarrando mis caderas. —Sí. Es bueno. —Me contoneo para ajustarme, y muy pronto todo está bien y no hay molestias. —Es mejor que bien. Tu cuerpo es perfecto para mí. —Se inclina para besarme suavemente—. Tu cuerpo está hecho para mí. Está bien, hay un poco más de derretimiento. Pero me las arreglo para decir—: Tal vez es al revés. —Definitivamente también es al revés. —¿Y ahora qué? —Lo que sea que quieras, princesa. —Se relaja hacia atrás contra el sofá, mirándome con pasión. Todavía parece estar conteniendo algo, pero no estoy en la condición adecuada para realmente analizar lo que podría ser. Así que aquí está tanto el beneficio como el problema de estar arriba. Tienes que tomar todas las decisiones. Y simplemente no estoy acostumbrada a tomarlas en el sexo. Me muevo lentamente sobre él, experimentando con la posición. La sensación de su polla deslizándose dentro de mí es muy agradable, así que lo hago un poco más. Inhala una respiración húmeda, sus manos sosteniendo mi trasero pero no forzando ningún movimiento. —Haz lo que sea que se sienta bien. No lo que creas que quiero. Simplemente déjate llevar. Así que, mi instinto natural se trata de ser bonita y sexy, hacer un buen espectáculo para él, así con suerte pensará que soy algo especial. Pero ha tenido razón en todo lo demás sobre el sexo, entonces tal vez tiene razón en esto también. En lugar de pensar en cómo él querría que me moviera, trato de moverme como yo quiero. Al principio, es un poco lento y vacilante, ya que realmente no sé muy bien qué movimiento o ángulo se sentirá mejor. Sólo he montado a un hombre hace mucho tiempo antes. Pero no pasa mucho tiempo antes de que lo descubra, y tan pronto como he encontrado un muy buen ángulo —uno que golpea todos los lugares correctos dentro de mí

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y hace que mi clítoris también se sienta bien— estoy acelerando a medida que las sensaciones se intensifican. —Así está bien —murmura Jack, todavía sosteniéndose en mí mientras lo monto—. Eso es tan bueno, nena. Sólo déjalo fluir. Simplemente toma lo que necesites. Necesito esto. Desesperadamente. Ahora estoy resoplando y haciendo pequeños gruñidos jadeantes mientras me pongo más y más excitada. Estoy rebotando con fuerza en su regazo, pero me sostiene en mi lugar lo suficiente para que no me salga de él, a pesar de mi ansioso movimiento. Siento un clímax elevarse —diferente del anterior, más profundo, más lento— y lo quiero tanto que no puedo parar, ni siquiera puedo preocuparme por cómo luzco, descarada, torpe, sudorosa e intensamente roja. —Oh, Dios. —Jadeo, hundiendo mis uñas en sus hombros mientras continúo—. Me voy a correr. Tan duro. —Así es. Eso es tan bueno. Simplemente déjalo fluir. Y entonces lo hago, y me abruma tanto que grito salvajemente. Él también lo deja ir y se levanta dentro de mí desde abajo, soltando un gemido ronco cuando su cuerpo se estremece debajo del mío. Cuando lo más intenso del placer ha pasado, me desplomo contra él. Todavía estamos moviéndonos dentro del otro con temblores persistentes, pero sus brazos se han envuelto completamente alrededor de mí. Me sostiene con fuerza, su cara enterrada en la curva de mi cuello. Está murmurando algo, pero realmente no puedo escuchar lo que es. Parece algo que quiero oír, así que trato de concentrarme, intento escuchar. Sus brazos con cálidos y protectores, y me acurruco en él, nuestros cuerpos continúan íntimamente conectados. —¿Qué? —digo al fin, cuando deja de decir lo que fuera que estuviera diciendo. —Nada, princesa. —¿Qué decías? —exijo, haciéndome hacia atrás lo suficiente para mirar su rostro. Luce igual de sonrojado y saciado como yo me siento. —Nada. Sólo que eres increíble. Que me dejas sin aliento. No estoy convencida de que eso es lo que decía, pero aun así es algo bueno de escuchar. Oh. Está bien. Tira nuevamente de mí en un abrazo, acariciando mi cabello cuando me relajo contra él. Oye. ¿Qué puedo decir? Soy una chica. Me gusta esta parte tanto como me gusta el sexo.

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6 Traducido por Kariza & Alysse Volkov Corregido por Marieta16

Hay un sentimiento en particular después de tener sexo que absolutamente odio. No sé si soy la única que lo entiende. Tal vez es sólo mi neurótica personalidad, pero lo siento casi cada vez que tengo sexo. Es esta pesadez en mi estómago, poco después de que pasan los orgasmos (o no, dependiendo de qué tan bueno es el sexo). Nunca tengo un largo, feliz resplandor. La pesadez viene bastante rápido. No sé qué es exactamente. Pero hay esta incertidumbre, realmente una muy incómoda. No sé qué se supone que debería hacer o decir. No sé qué es lo que él va a decir o hacer. No sé exactamente que va a pasar ahora o si el sexo realmente significó algo. O incluso si debería importarme si significa algo o no. Así que tengo todo este pesado y rígido e incómodo, y odio, odio, odio ese sentimiento. Comienzo a sentirlo ahora, aún enredada con Jack en el sofá. No es sobre si es un buen sexo o no. Este sexo fue el mejor que jamás he tenido, y no hace la diferencia con este pesado sentimiento. Es más como un reconocimiento secreto de que algo falta, aunque nunca he sido de esos tradicionales que piensa que el sexo tiene que ser sobre el amor. Pero aun así… no puedo deshacerme de esta pesadez. Justo ahora, mientras siento mi vientre comenzar a apretar, me muevo con torpeza del regazo de Jack. Libera su agarre de mí, desde que me ha estado sosteniendo con fuerza contra él. —¿Estas bien, princesa? —pregunta, aunque no creo que haya hecho nada para indicar algún malestar. —Si, por supuesto. Tenemos que hacer algo con el condón. Jack lanza un suave gemido, un tipo diferente de los que daba antes. Este es más como una renuncia. —Sí, supongo.

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Me ayuda apartarme de él y me muevo en el sofá. Mis piernas están adoloridas y temblando, y definitivamente la zona entre mis piernas, se juntan, tratando de deshacerse de esa molesta pesadez. Jack se ensucia con el condón, tira de sus pantalones hacia arriba, ya que de alguna manera está completamente vestido, se pone de pie para tirar el condón. Me siento como una idiota en una bola desnuda por un minuto antes de darme cuenta de que me sentiré mejor si me visto, así que agarro mi ropa dispersa y voy a mi habitación a ponerme una camiseta y unos pantalones de yoga, me importa estar más cómoda que sexy en este momento. Jack está de pie en la ventana con su espalda hacia mí cuando salgo, y la pesadez aprieta dolorosamente. No puedo leer nada definitivo en la postura de su espalda, pero sé, sé que esto no serán buenas noticias. No sé por qué asumí que una ronda de sexo significaba de alguna manera estar en una relación real, pero es donde mi corazón ha saltado de todos modos. Esto en cuanto a mi hombre-rápido. Siempre estoy haciendo la misma estúpida cosa, asumiendo que el sexo significa más de lo que es. —¿Está todo bien? —pregunto, cuando no se da la vuelta. Mi voz tiembla un poco, y odio el sonido de ello, así que aclaro mi garganta. Se da la vuelta, y puedo ver una especie de repugnancia en su rostro. No necesito ninguna otra señal. —Puedes sólo decirlo —le digo, pretendiendo ser indiferente y despreocupada—. ¿Crees que me esperaba una propuesta o algo así? —No, por supuesto que no. Lo que hicimos fue impresionante, pero aun así… —¿Todavía no quieres ir más allá? —Me encojo de hombros porque eso es lo que haces para mostrar que no te importa (incluso si lo hace)—. Eso está totalmente bien conmigo. Frunce el ceño y mira mi cara. —¿Está bien? —Por supuesto, está bien. ¿Creías que iba a comenzar a llorar de como estoy desesperadamente enamorada de ti? Era sexo. Sabía que eso era todo desde el principio. Camina hacia mí y me toma la cara en las manos. —Desearía que pudiera ser más. Quiero tan jodidamente que esto sea más. Está bien, ahora tengo esa apretada pesadez y también estoy completamente desconcertada. —Si tú quieres que sea más, entonces, ¿por qué no? Sacude su cabeza y deja caer su mano. —No puedo. No puedo simplemente tomar lo que quiero. No si eso significa… —¿Significa que…? —La última palabra es casi un chillido, y de repente me doy cuenta de que podría haber aquí más de lo que pensé. No es que Jack me estuviera follando casualmente, es que él, por alguna razón, piensa que nunca podremos ser algo más.

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Abrió la boca, pero entonces, evidentemente, cambió de opinión. Sacudió su cabeza de nuevo y miró lejos de mí. —Soy tu guardaespaldas. Es la verdad, pero no es lo que planeaba decir primero. —¿Y qué? —Así que este tipo de cosas sólo no funcionan. —Correcto. El código de conducta del guardaespaldas. Bueno estoy segura de que el que me amenaza de muerte no estará para siempre. Y tal vez cuando no seas más mi guardaespaldas, entonces podremos hablar de nuevo. Esto es lo más asertiva que puedo estar con un hombre, e incluso si eso me hace sentir muy débil y vulnerable. Niega con la cabeza y no responde. —¿No? ¿Por qué no? —Estoy empezando a molestarme, a pesar de mis mejores esfuerzos. Lo entenderás si alguna vez has intentando tener una alguna conversación personal con un hombre que se niega a decirte qué es lo que realmente está pensando. Sabes que hay más, pero sólo no lo dice. Es condenadamente molesto, eso es lo que es. —Estás usando la excusa de ser mi guardaespaldas, pero luego dices que no hay esperanza incluso si no eres mi guardaespaldas. Así que, ¿qué diablos está pasando entonces? Si sólo no me quieres, está totalmente bien. Los hombres no me han querido antes. De repente se tensa y sus ojos azules llamean. Llega hasta mí y toma mi cabeza en sus manos de nuevo, y esta vez la mantiene un poco más fuerte. —Cada hombre que no te ha querido alguna vez es un ciego, un idiota ignorante. Parpadeo. —Oh. —No puedo realmente moverme porque —tu sabes— tiene mi cabeza en sus manos, pero estoy muy desorientada y no estoy segura de que podría moverme, de todos modos—. ¿Qué? —Nunca digas o insinúes que no te quiero. Siento la prisa de la sensación de nuevo, la que me convierte en gelatina. —Oh, está bien. Entonces por qué… —No siempre podemos tener lo que queremos, no importa cuán desesperadamente lo queramos. —Me deja ir, por fin, y se aparta. Está bien, así que estoy entendiendo un poco más ahora. Me quiere (desesperadamente), así que es muy bueno. Al menos no me he engañado completamente con eso. Pero, aun así, no cree que una relación sea una verdadera posibilidad. —¿Y no vas a decirme por qué? —pregunto, frotándome la cara con las dos manos. Debí habérmelas lavado por más tiempo, ya que ambas todavía huelen a sexo. —No puedo. Todo lo que te puedo decir es que estás mejor sin mí. Soy… peligroso. Peligroso. Seguro. Eso tiene un montón de jodido sentido.

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—Peligroso, ¿para los chicos malos? Puedo comprar eso. Pero, ¿cómo eres peligroso para mí? No va a responder. Puedo verlo claramente. Va a ser oscuro, melancólico y silencioso… y generalmente desagradable. —Está bien —digo después de un minuto. Segura como el infierno de que no le iba a pedir que saliera conmigo. ¿Y qué si es el mejor sexo que he tenido? No es como si no pudiera hacerlo sin él—. Bien. Vuelve la cabeza hacia atrás para mirarme, y veo esa tensión en su cuerpo de nuevo, como si estuviera sosteniendo algo muy pesado en su espalda, demasiado poderoso, demasiado abrumador para ser liberado. Realmente desearía que sólo lo liberara, porque sostener algo tan grande en tu espalda tú solo apesta. —¿Estás bien? —me pregunta. polla?

—Sí, estoy bien, ¿qué piensas? ¿Qué tendría una ruptura por estar desprovista de tu

Hace un gesto de impaciencia con la mano y camina cerca de mí. Puedo sentir el calor de su cuerpo. Sé que no lo estoy imaginando. —Sabes que eso no es lo que quise decir. Nunca debí haber hecho esto. —Ninguno debía. Pero lo hicimos. No es el fin del mundo. Se siente como un tipo de fin del mundo, como si todo el potencial fue arrancado violentamente de mí. Pero no voy a dejarle ver esto. Si no me quiere, entonces yo no lo quiero. Esa es la forma que siempre ha funcionado para mí. No me pongo a mí misma ahí para que alguien me pueda pisotear. Lo más cerca que he estado de hacer eso fue con Carter, e incluso con él, nunca dejé que me viera llorar. regla.

La persona que te hace llorar nunca debe poder verte llorar. Esa debería ser una

—Así que, ¿estamos bien? —pregunta, todavía mirándome, como si no acabara de creer lo que estoy diciendo. Eso sólo significa que tengo que hacerlo más convincente. —Sí, estamos bien. Eres mi guardaespaldas y nada más. De alguna manera se siente como si siempre será algo más que sólo mi guardaespaldas. Apenas puedo creer que hace media hora, estábamos íntimamente entrelazados, tan cerca como dos personas pueden estar. Pero esa cercanía es obviamente solo física. Soy un adulto… en su mayor parte. Puedo tener sexo sin dejar que me rasguen en pedazos. Me sentiré mejor mañana. —Yo siempre voy a ser otra cosa, princesa.

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Hago un sonido de un gruñido impaciente. —Jódete, Jack. No puedes decirme cosas como esa y después decirme que nada está pasando entre nosotros. Si no quieres algo más, entonces no obtienes nada más. No consigues hablar mientras estamos… estamos…cerca. Por un momento, parece casi enfadado, como si hubiera quitado algo importante para él. Pero entonces su expresión cambia y sus hombros se relajan visiblemente. — Correcto —dice—. Tienes razón. —Bien. Tengo razón. —Así que supongo que me iré, si eso está bien contigo. Bill está afuera. —Sé que está afuera. —Me quedo parada y espero, pero Jack no se mueve en realidad. Es tan grande y masculino y real de alguna manera que casi no puedo evitar llegar a tocarlo. Pero no voy a hacer eso. No voy a hacer eso otra vez. —¿Bueno? —exijo, cuando me mira sin moverse, con algo de dolor en su expresión que no puedo posiblemente precisar. —Está bien, princesa. Me iré. —Entonces vete. —Suena un poco duro, casi frágil, pero es lo mejor que puedo manejar en estos momentos. —De acuerdo. Lo siento.

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—No lo sientas. Sólo vete. Y así, finalmente se va. Lo veo alejarse. Y tengo que decirte, hay un montón de mentiras en el mundo; libros y películas y canciones e historias que nos siguen diciendo que el sexo crea intimidad, conexión, afecto. Amor. No crea ninguna de esas cosas. Esto simplemente los disfraza. Y todo lo que te queda después es un duro apretón en tu intestino que te recuerda, una y otra vez, que desempeñaste el papel, pero aún no tienes lo que realmente quieres. El sexo lo hace peor. Muestra todo lo que no tienes. Y es que parece bastante claro que nunca voy a tenerlo con Jack. No voy a llorar por eso. Definitivamente no voy a llorar. Así que voy a sentarme en mi sofá, pero luego salto del mismo, recordando que acabo de follarme a Jack allí. Me quedo mirando la tapicería familiar y recuerdo lo bien que se sentía —cuerpo y corazón— estar en los brazos de Jack. Al diablo. Así que lloro un poco, después de todo.

y


Así que aquí están los diez mejores beneficios para estar sobre un hombre-rápido. Uno: No tienes que afeitarte con tanta frecuencia. Dos: No te despiertas cada mañana preocupada sobre los hombres que te encuentres, les gustará como te veas. Tres: Puedes concentrarte más en tus clases, desde que tu mente no se mantiene distraída con fantasías con ese determinado tipo. Cuatro: Cuando hablas con tus amigos, no estás constantemente mirando más allá de ellos para ver si un tipo del otro lado del comedor está mirándote. Cinco: No tienes ninguna incómoda primera cita. Seis: No terminas follando a tu guardaespaldas, cuando sabes muy bien que no es una buena idea. Siete: No te permites desarrollar sentimientos por tu guardaespaldas cuando ha dejado claro que es emocionalmente inaccesible. Ocho: No consigues estar atrapada en una conversación dolorosa acerca de cómo el sexo no significa que puedes tener algo más profundo con tu guardaespaldas. Nueve: No tienes que pasar la mayor parte de la noche meditando sobre ello, con una terrible sensación de pesadez en el estómago, diciéndote que te sentirás mejor por la mañana. Diez: No conseguirás romper tu corazón.

y No me siento mejor por la mañana. Me siento como una mierda con los ojos doloridos y el estómago revuelto. Pero no voy a dejar que Jack vea que estoy realmente triste por lo ocurrido, así que tomo una larga ducha caliente y me pongo un montón de maquillaje. También me puse uno de mis más sexys conjuntos que sigue siendo de clase apropiada. No sé si alguna vez lo has probado, pero es difícil lograr un balance entre sexy y apropiado. Pero me pongo una falda corta, la clase irónica que es a cuadros y plisada como un traje de colegiala. (No te puedo decir cuánto Carter amaba esta falda.) Entonces me pongo una pequeña blusa con los botones en el frente así puedo dejarlos sin abotonar y mis botas favoritas que van hasta mis rodillas. Luego, para hacer parecer que no estoy como acicalándome, agarro mi cabello en una cola de caballo. Si me presentaba así en la oficina de Carter el semestre pasado, daría la vuelta al escritorio con la polla afuera en un abrir y cerrar de ojos.

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Jack está esperando fuera de la puerta cuando salgo de mi apartamento. Sus ojos se clavan en mí, pero no dice nada. Tampoco se ve abrumado por la lujuria, así que tal vez mi conjunto no es tan bueno como creo. —¿Listo para irnos? —pregunto en lo que se supone que es una voz brillante, alegre. Suena un poco falsa para mí, pero Jack probablemente no se dará cuenta. Se ve terrible, por cierto. No es que nunca se vea realmente terrible. Todavía se ve bastante infame-culpable en la medida de lo que a mí respecta. Pero parece que se afeitó esta mañana, y sus ojos están enrojecidos. O bebió o se quedó despierto toda la noche fiesteando. O ambas cosas. Prefiero pensar que se quedó a solas con un paquete de seis cervezas, pero no tengo ninguna evidencia de que eso es lo que hizo. No dice nada. Simplemente camina conmigo por las escaleras y en el garaje. Y eso está bien también. Si no quiere hablar conmigo, entonces definitivamente no voy a hacer un esfuerzo para hablar con él. Me siento un poco como si fuera a hacer pucheros, o tal vez romper su cabeza. Pero actué ayer como que esto no es la gran cosa, así que no es una buena idea para mostrar lo que es realmente importante para mí. No, si quiero mantener mi orgullo. Si no lo ha descubierto todavía, el orgullo es muy importante para mí. Así que es un jueves, lo que significa que tengo dos clases en la mañana y luego Literatura con la Profesora Perra en la tarde. Las clases de la mañana están bien, y estudio mientras almuerzo, así que no tengo que tratar de hacer conversación con Jack. Nadie más me habla, pero estoy acostumbrada a eso. Sin embargo, la clase de Literatura no es buena. Estamos hablando sobre “Young Goodman Brown2” y toda esta profunda lectura del simbolismo de los lazos y el personal y otras cosas. Y cómo toda la culpa de la gente del pueblo se ha ocultado todo este tiempo, hasta la reunión en el bosque. Luego, en un intento de hacer la historia relevante, supongo, ella pregunta sobre qué tipo de cosas las personas pueden ocultar. Así que alguien dice bulimia. Y alguien más dice plagiar un papel. Y alguien más dice que teniendo un romance con un hombre casado. Que debo saber a dónde va esto, pero soy una idiota a veces. Estoy copiando las notas que garabateó en el tablero más temprano y estoy totalmente desorientada.

2

“El Joven Goodman Brown” es un cuento publicado en 1835 por el escritor estadounidense Nathaniel Hawthorne.

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Entonces alguien más —sé quién es, salía con ella algunas veces en primer año, pero luego se puso toda esnob cuando Kent me invitó a salir en lugar de ella— en serio, es una de esas chicas. De todos modos, dice—: Jodiendo con su profesor de la universidad. Hay un murmullo de una risita, pero muere rápidamente en un silencio que habla. Sé que la gente me mira por el rabillo de sus ojos, algo de regodeo, algunos prejuicios, ninguna simpatía. Jack está detrás de mí, y casi puedo sentirlo erizado, pero obviamente, no está ayudando en absoluto. Se necesita todo el control que tengo, pero no transfiero ninguna respuesta en mi cara. No dejo de escribir notas en mi cuaderno. Ya he copiado todo, pero he comenzado de nuevo con la parte superior del tablero. Tengo que hacer algo. Profesora Perra, por supuesto, no es ninguna ayuda en absoluto. Dice—: Sí, supongo que eso es algo que uno quisiera esconder. Así que vamos a hablar de esta culpa que vemos en la historia. ¿Qué significa cuando alguien actúa dulce, perfecta y buena, pero en secreto hace cosas equivocadas en la oscuridad? Bueno, incluso el miembro más tonto de la clase sabe que está hablando de mí. Se está haciendo cada vez más difícil seguir escribiendo. Estoy tan enojada y avergonzada que mi visión es borrosa. Pero no hay nada que decir. No voy a hacer una escena y darles la satisfacción de haberme hecho daño. Además, no voy a arriesgar mi calificación en esta clase. Así que hay cierta discusión, todo más de lo mismo sobre lo que incitaría a alguien a ser traviesa, mientras que pone un acto inocente. Evidentemente, soy insegura, y no auténtica, y tengo sentido saludable de mi propia importancia. De alguna manera, todo a la vez, si te lo puedes imaginar. Jack está cambiando de posición detrás de mí. Puedo oír su camisa rozar contra la pared. Sé que está enojado, pero no puede poner en su lugar a mi profesora. No sólo sería despedirlo, sino que esto también sería la absoluta peor cosa para mí. Ahora, hay sólo diez minutos para que la clase acabe. Diez minutos y puedo escapar. —Un momento —dice Kent—. Creo que la historia está realmente diciendo que Brown es tanto hipócrita como todos los demás. La profesora parpadea en sorpresa, sorprendida, evidentemente, de que alguien está arruinando su diversión a costa mía. —Explícate. —Bueno, él está sentado allí juzgando a todos ellos al final, pero se hallaba en el bosque reuniéndose con el diablo también. Es tan culpable. Las personas que juzgan son tan culpables como las personas que están juzgando, si no más.

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Es como un milagro. En serio, como un milagro. El sentimiento general de la clase cambió y todo el rencor se rompe por las palabras de Kent. Me vuelvo para mirarlo con sorpresa, y me da un no-tan-secreto guiño. Lo hizo por mí; para ayudarme, al ponerse de pie por mí. No cambió la actitud de todos los demás, pero les impidió a todos que me golpearan contra el suelo. Siento gratitud y alivio y algo así como asombro cuando lo miro. Es lindo, en una especie de muy buen gusto a su manera, y es agradable. Y parece que le gusto, si está de pie por mí. Esto no es como si Jack es el único hombre en el mundo, ¿verdad? ¿Y qué si no me quiere? Otros chicos podrían. Kent podría.

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Interludio Jack Traducido SOS por Lizi_0696 Corregido por Alysse Volkov

Cuando te has rendido a lo que no debes, es jodidamente difícil arrastrarte de vuelta a la realidad. Me duele como el infierno. Peor que el infierno. Y no hay esperanza para que mejore más adelante, ya que todo lo que quieres, todo lo que podría hacerte feliz, es lo que nunca debes permitirte. Si tan sólo pudiera levantarme y salir, tal vez sería mejor. Si pudiera despegar e irme al otro lado del mundo —hacer un trabajo diferente, salvar una vida diferente—, tal vez el borde del dolor crecería un poco más desafilado. Pero no estoy seguro si el escape sea posible para mí. Incluso si me voy, no creo que esto pueda mejorar. Todas las caras que veré será la de Chloe. Todo el mundo que me toque será Chloe. Cada voz que escuche será la de Chloe. Cada respiro que respire será ella. Ahora que la he tenido, ahora que la he sentido de todas las maneras posibles, ahora que he experimentado lo que es en realidad, estoy en lo profundo tanto para entorpecerme a mí mismo. Sabía esto la noche anterior. Sabía que debería haber salido mientras pudiera. Pero supongo que soy más débil de lo que pensaba, o bien el poder que tiene en mí es demasiado imparable. De cualquier manera, estoy aún más atrapado de lo que estaba antes. Nunca me permitirá tenerla, pero de igual forma nunca sería capaz de hacerlo funcionar. Es una receta para la miseria, si alguna vez hubo una. Así que me consumí por el estupor de la noche anterior, después de que la dejé. Y he estado caminando todo el día en un sueño, obligándome a concentrarme en mi trabajo, ya que es la única cosa que no puedo dejar pasar. Las apuestas son demasiado altas. Hay mucho en juego en la vida de Chloe.

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Estoy tan furioso durante la clase de literatura por cómo los estudiantes y la maestra molestan a Chloe que apenas puedo estar quieto. Pero entonces lo que sucede es peor, y un maldito chico decide interceder como defensor de Chloe. Si fuera una persona genuinamente altruista, estaría feliz de que hicieran que la animosidad contra Chloe se desinflara, no importa quién lo hiciera. Pero no soy desinteresado. Es que no lo soy. Y me dan ganas de romper algo por tener un maldito niño haciendo lo que no puedo. Y también sé exactamente por qué lo hizo. El chico tiene una cosa por Chloe. Mi Chloe. Y, porque estoy atrapado por este maldito trabajo y mi puto intento de hacer lo correcto, voy a tener que quedarme aquí y ver al chico hacer movimientos con Chloe. Mi Chloe. Y va a estar agradecida de que el maldito chico se acercara a ayudarla, así que no va a verlo con claridad. Está enojada conmigo, y va a querer demostrar algo. Así que va a ser vulnerable a este maldito chico que quiere lanzarse en picado y tomar a Chloe. Mi Chloe. En unos treinta segundos, sólo voy a cogerla y llevármela a un lugar privado, donde pueda darle todo lo que necesita, quiere, merece, en el que pueda traerle más placer que el que nunca soñó posible, en el que pueda mantenerla a salvo y protegida de todo y de todos los que quieran hacerle daño, donde le pueda mostrar exactamente lo mucho que significa para mí. Voy a decir al diablo con todo lo demás, con toda mi culpa, el conocimiento y la conciencia, a la mierda con todo lo que nos mantiene separados, y voy a hacer exactamente lo que quiera. En diez segundos ahora. Nueve. Ocho. Siete. Seis. Se da vuelta para mirar hacia mí por encima de su hombro mientras se levanta de su silla, se ve vulnerable, confusa y triste. Y no voy a hacer nada por el estilo. De ningún modo. Porque tal vez no sea un buen tipo —nunca voy a ser un buen tipo—, pero hay algunas cosas que simplemente no voy a hacer.

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7 Chloe Traducido por Dafne Corregido por Agus Morgenstern

Jack tiene una expresión extraña cuando dejamos el salón de clases y nos dirigimos al auto. A pesar de la intervención de Kent en clase, quiero salir del campus tan rápido como sea posible. No puedo decidir si Jack está a punto de explotar por lo que sucedió en la clase —él obviamente no es un fan de la Profesora Perra— o si está enojado conmigo por alguna razón. Ese es el problema con un sexy y misterioso chico. Nunca sabes lo que piensa. Decido que es mejor si simplemente ignoro su existencia, ya que él no hace nada más que calentarme y molestarme (no siempre de una buena manera). Puedo tratarlo como un accesorio, sólo colgando por ahí de una manera trivial, no haciendo ninguna clase de impacto en cómo vivo mi vida. Con este pensamiento, ésta madura resolución firmemente en mi cabeza, camino atravesando el campus. Los caminos están invadidos por la multitud de estudiantes que iban de una clase a otra. El año pasado, la gente hubiera asentido, sonreído o me hubiese saludado mientras caminaba, pero nadie lo hace ahora. Podría decir que eso ya no me molesta, pero sería una mentira. Pareciera que eventualmente te entumecerías, te endurecerías, como Jack dijo que debería. Pero no lo he hecho todavía. No sé si alguna vez lo haré. —¡Chloe!, ¡oye, Chloe!, ¡espera! Es un sonido tan extraño —alguien llamándome, queriendo hablar conmigo—, que me toma un minuto darme cuenta. Eventualmente, me detengo y me volteo para ver a Kent trotando hacia nosotros, su rubio cabello agitándose con sus movimientos.

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Es muy lindo en una manera bien parecida. Siempre me gustó el buen aspecto en un chico. Muy diferente de Jack, quien luce particularmente desaliñado hoy con su mandíbula sin afeitar y su mirada de ceño fruncido. —¿Por qué corres lejos todo el tiempo? —pregunta Kent, un poco sin aliento, mientras me alcanza y empieza a caminar conmigo. casa.

—No corro lejos. Esa era mi última clase del día, así que cuando termina regreso a —Podrías quedarte alrededor después de clases por unos pocos minutos. —¿Por qué haría eso?

—Porque sería más fácil para mí hablarte. —Me da una adorable mirada avergonzada. —Oh. —Me siento un poco nerviosa, ya que es agradable que un decente y normal chico me preste atención, alguien que no sea Jack, quiero decir. Jack camina directamente detrás de nosotros, y trato de no pensar en él en absoluto. —Ella es una verdadera perra —dice Kent—. Su nombre debería ser Doctora Perra. Suelto una risita. —En mi mente, es la Profesora Perra. —No le prestes atención. —Trato de no hacerlo. Es sólo que es difícil cuando te está clasificando. —Eres tan inteligente, no sé cómo pudo calificarte hacia abajo. Los estudiantes nos miran con curiosidad mientras caminan. Todo el mundo conoce a Kent, y estoy segura de que todos se preguntan por qué está pasando el tiempo conmigo. Pero Kent parece completamente ajeno a eso mientras me sonríe. Esa es la clase de atención que una chica realmente quiere, no las calientes y confusas miradas de Jack. —No soy tan inteligente. —Seguro lo eres. Oh, esto está yendo verdaderamente bien. Tal vez me invite a salir. Alcanzamos mi auto ahora, pero me detengo en frente de él, tratando de posicionarme así Jack está detrás de mí y fuera de en medio. —¿Tal vez quieras salir en algún momento? —pregunta Kent, cambiando su peso de un pie al otro y viéndose adorablemente inseguro. —Sí. Eso sería agradable. —Le doy mi mejor sonrisa, aunque lo que realmente quiero hacer es girarme y regodearme con Jack. —Genial. ¿Qué tal el viernes?

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—Sí, creo que estoy libre… —Todavía no he terminado la frase cuando Jack se mueve para parase en frente mío, de alguna forma maniobrando para que me acerque más al auto antes de que pueda preguntarle qué pasa. Instintivamente, extiendo mi mano para agarrar su camisa, ya que su espalda está en frente de mí y me siento fuera de equilibrio. Es simplemente un reflejo automático. No es porque repentinamente me siento nerviosa y él es grande, fuerte y sólido. —¿Qué pasa? —demando. —Supongo que nada. —Por lo que puedo ver del lado de su cara, pareciese como si escudriñara a la distancia por sobre el hombro de Kent—. Pensé que había visto actividad sospechosa, pero supongo que no era nada. Cuando la corriente de adrenalina disminuye, es reemplazada por un brote de ira. salir.

El maldito bastardo lo hizo a propósito. Porque no le gustó que Kent me invitara a

Me incorporo hasta mi máxima estatura (de un metro cincuenta y siete centímetros) y le disparo a Jack una mirada helada mientras me muevo a su alrededor, así puedo ver de nuevo a Kent. —Lamento eso. Llámame sobre el viernes, ¿de acuerdo? —Lo haré. Hasta entonces. —Kent se veía un poco desorientado por la repentina interrupción de nuestra conversación, pero no parecía como si fuese a salir corriendo ni nada. Eso era algo. Cuando Jack y yo entramos en el auto, enciendo el motor pero me giro para mirarlo, está sentado en el asiento del copiloto. Él no es mi chofer, me lo dijo el primer día, y necesita estar preparado para actuar si es necesario. Cómo si alguna vez hubiese querido a este tarado como chofer. —¿Qué? —pregunta, levantando sus cejas. —No te atrevas a ponerte en medio esta vez. —¿Ponerme en medio de qué? —Sabes exactamente de lo que hablo. —Ese chico no es el hombre para ti. —Lo sea o no, no es tu asunto. Mantente apartado de esto. —No hice nada. —Hiciste toda esa cosa de actividad sospechosa a propósito. —Había actividad sospechosa. —¡No la había!

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Jack luce enojado ahora, esa ira contenida que he visto antes, como si tratara con algo intenso y apenas fuese capaz de contenerse. —Ni siquiera te gusta ese tipo. Estoy enojada también, y ni siquiera intento controlarme. —¿Cómo te atreves a decirme quién me gusta o no? Sólo porque me follaste y me tiraste a la basura no te da derecho de interferir en mi vida. regazo.

Extiende su mano hacia mí pero luego retrocede. En su lugar, la aprieta en su —No te follé y te tiré a la basura. Prácticamente me estoy ahogando de indignación.

—No se me ocurre de qué otra manera lo llamarías, pero sabes, realmente no me importa. —Sí te importa. —Su ira parece haberse transformado en otra cosa, y sus ojos tienen esa caliente intensidad que es tan hipnotizante, tan terrorífica. —No puedes decirme qué me importa y qué no. Soy la única que puede decirlo. —Sabes perfectamente que hay algo entre nosotros, princesa. Lo descubriste anoche. No necesito realmente que me recuerde lo de anoche, cuán profundo, delicado y emocionante se comportó, cuánto placer me dio, cuánto más que placer sentí. Cuánto dolió que no fuese suficiente para ir a algo más profundo. —Bueno, tú eres el que dijo que nada saldría de ello, así que no tienes derecho de impedirme ver a alguien más. —No voy a impedirte ver a alguien más. Sólo creo que es ridículo que pretendas sentir algo por ese tipo, cuando los dos saben que no lo haces. —Ni siquiera lo conozco bien. ¿Cómo sabes que los sentimientos no surgirán? Entrecierra sus ojos hacia mí, obviamente no gustándole nada la idea. No dice nada, sin embargo. Después de un largo rato de incómodo silencio, digo—: Si no crees que puedes ser mi guardaespaldas sin interferir con mi vida, voy a tener que decirle a mi padre que no está funcionando y necesito a otro. —Puedo ser tu guardaespaldas. —Está bien, entonces. casa.

No tenía idea sobre qué más hablar, así que pongo en marcha el auto y me dirijo a

y

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La tarde del viernes, tomo una larga ducha y me visto con un pequeño y lindo vestido para mi cita con Kent. Sólo vamos a cenar, pero pienso que verme bien me ayudará a emocionarme sobre la cita. No es que no esté emocionada. Es sólo que no estoy tan emocionada como debería. Nada en el mundo está mal con Kent, pero no tengo los nervios normales que suelen aparecer en una primera cita. El hecho de que Jack nos va a seguir en esta cita en particular tal vez tenga que ver en ello. Traté de convencerlo de que no. Y luego traté de convencerlo que se lo dejara a Bill, pero él no sería persuadido. Supongo que puedo entenderlo. Mi seguridad es su responsabilidad, y no va a dejarlo en manos de alguien más. Pero aun así, es un poco incómodo. Si alguna vez te encuentras en una situación similar, te recomiendo no follar a tu guardaespaldas, ya que hace las cosas bastante difíciles después de eso. Mi cabello está perfectamente liso —ni rastro de los leves rizos— pero lo rocío con un caro producto para el cabello que se supone lo hace lucir más luminoso y estoy bastante complacida con el resultado. Me veo tan bonita como puedo hacerlo y me pongo mis botas altas favoritas por una pequeña dosis extra de confianza. Tal vez es la verdadera determinación, más la genuina emoción, pero construyo alguna clase de monumento emocional mientras subo el cierre de mis botas. Voy a pasar un buen rato en esta cita. Voy a disfrutarlo. Voy a olvidarme de todo lo que está mal en mi vida y trataré de ser una chica normal en una cita normal. Absolutamente y positivamente no me molesta que, cuando salgo de mi habitación, Jack está ahí, apoyado contra la pared en la entrada, vestido todo de negro y con una expresión que no revela nada. —Llega tarde. —Es todo lo que dice. Lo fulmino con la mirada. —Llega sólo dos minutos tarde. No seas estúpido. Mi teléfono suena por la llegada de un mensaje. Está en el bolsillo de Jack pero reconozco el sonido. Mientras lo saca, digo—: Si es de Kent, no lo leas. —No es Kent. —Su expresión se transforma mientras mira la pequeña pantalla, y sé que lo que sea que diga el mensaje, no es bueno. Mi corazón cae. —¿Es otra amenaza? —No.

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Sólo hay una única opción. —¿Subieron algo a la página? —Pareciera que sí. Qué apropiado, veré las novedades de esa horrible página sobre mí, justo cuando trato de ser normal. No estoy segura de por qué debería esperar algo más. —Déjame ver —digo, estirándome para agarrar mi teléfono. —No. —Se ve enojado, defensivo y posesivo, todo a la vez. —Es mi teléfono. Dámelo. —No necesitas verlo. —No me importa lo que creas que necesito ver. No tienes ningún derecho a ocultármelo. Si no me das el teléfono ahora, no voy a dejar que lo tengas. Di lo que quieras, no estoy en peligro de mi teléfono. —Sí estás en peligro de él —murmura densamente mientras me lo entrega. Es estúpido, lo sé, pero tengo que verlo. Cada vez que suben algo, antes de que sea sacado de nuevo, a veces sólo unas horas después, tengo que verlo. Tengo que ver lo que esta gente odiosa dice de mí. Esta vez, las primeras imágenes que veo son fotos retocadas de un trío: Jack, Kent y yo. Son obviamente falsas —no es como si alguien pudiese pensar que son verdaderas— pero siguen siendo horribles. Tres cuerpos desnudos enredados juntos, haciendo parecer que soy follada por un hombre mientras el otro tiene su pene en mi boca. Por alguna razón, es tan horrible que el teléfono se me desliza de la mano. Me quedo ahí, aturdida, mientras Jack recupera el teléfono, lo guarda en su bolsillo y luego me empuja contra su cuerpo, envolviendo un brazo a mí alrededor. Me apoyo contra él sin pensarlo, sintiéndome segura, confortada, como si realmente pudiera hacer algo para detener esta violación emocional. —Te dije que el maldito teléfono era peligroso para ti —murmura, inclinando su cabeza para enterrar su cara en mi cabello—. Rompe tu corazón todo el tiempo. —No rompe mi corazón —discuto, aunque la objeción es que sólo lo hace a medias. Él se siente como vida, seguridad y fuerza para mí, su brazo me aprieta tanto que nunca me dejará ir. —Voy a encontrar al que hace esto —dice en mi cabello. Ahora parece estar presionando besos en él—. Lo prometo. —Por favor, hazlo. Me aparto entonces y lo miro a la cara. Me mira con hambre, necesidad, adoración. Me tambaleo hacia él ligeramente. Oh, Dios, quiero tanto besarlo, amarlo, nunca salir de sus brazos.

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Pero entonces el timbre suena desde el vestíbulo, indicando la llegada de Kent, y me alejo torpemente de Jack, tratando de alisar mi cabello. ello.

Jack podría actuar como si me quisiera, pero se niega a tomar una decisión sobre

Y he pasado demasiado tiempo esperando que los hombres cambien. Me pasé la mayoría del último semestre esperando que Carter cambiara, y mira qué pasó con eso.

y Al final, la cita no termina siendo tan genial. Debería haberlo sido. Empiezo diciéndole a Kent acerca de cómo él hizo una aparición en la página de Tumblr, se encoge de hombros, diciendo que no le importa. Así que eso es agradable. Luego vamos al Macaroni Grill cerca del campus para comer. Una gran cantidad de estudiantes de la universidad pasan el rato allí, así que definitivamente somos notados, pero de nuevo Kent deja en claro que no se preocupa en absoluto de cualquier notoriedad en asociarse conmigo. Hablamos de cosas triviales. Hace un montón de chistes y me río de ellos. Por lo que todo eso es bueno. La presencia de Jack acechando junto a la mesa es sin duda una distracción, pero me las arreglo para fingir que no me molesta. Entonces la cena termina y Kent sugiere nos dirigimos al lago, ya que es una noche tan calmada y la luna está llena. En realidad no es tan tarde, por lo que parece un buen plan para mí. Sí, Kent podría tener una sesión de besos en mente, pero se trata de una cita y no voy a hacer nada. No tengo planes para dormir con Kent, pero algunos besos estarían bien, me ayudarían a demostrarme a mí misma que Jack no es el fin de todo, el todo de mi existencia. Como resultado todos hacemos el corto viaje hasta el lago y paseamos junto a él. Hablamos un poco más, luego Kent se acerca para besarme. Y, sabes, es sólo que no funciona para mí, porque Jack está ahí. En serio, está justo ahí. Evidentemente, este también es un problema para Kent. Termina el beso y mira por encima del hombro hacia donde está Jack. —¿Tienes que estar aquí todo el tiempo? Está muy oscuro, así que realmente no puedo ver dónde está parado Jack, pero su voz sale de la oscuridad. —Si está en un ambiente abierto, tengo que estar aquí. Si va a un lugar seguro, no voy a tener que estar en la misma habitación.

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Kent sacude su cabeza y se ve frustrado. Sé exactamente lo que piensa. Si lo siguiente que hace es sugerirme que vayamos de regreso a mi casa, sólo voy a estar pensando en una cosa: quiere follarme. Y, en una primera cita, eso podría ser un poco agresivo. —Lo siento —le digo, dándole una mirada tímida—. Una vez que esta cosa horrible haya terminado, no necesitaré un guardaespaldas nunca más. Se supone que debo decir esto para que Kent se sienta mejor, pero las palabras suenan muy sombrías para mí. Una vez que no necesite más un guardaespaldas, entonces no voy a necesitar a Jack. Y eso… ni siquiera sé lo que pienso sobre eso, excepto que es doloroso. —Está bien. —La frustración de Kent desaparece casi como por arte de magia—. No es tu culpa. Podemos ir a otro sitio si lo deseas. De lo contrario, podemos darlo por terminado. Lo hizo muy bien, dejándome a mi criterio si invitarlo o no a mi casa. No hay manera de que vaya a tener relaciones sexuales con Kent esta noche, por lo que la cita se ha terminado. Así que volvemos a mi edificio de apartamentos y Kent se acerca a darme las buenas noches. A pesar de la presencia agobiante de Jack, Kent es lo suficientemente valiente como para inclinarse y darme un beso de buenas noches. Estoy decidida a ser normal, para seguir adelante, para no dejar que Jack o gente horrible se meta en mi camino de vivir una vida digna. Así que respondo a su beso lo mejor que puedo, levantando la mano para enredar mis dedos en su cabello y dejando que presione mi espalda contra la pared del pasillo. Me siento un poco aturdida y rara por el beso, aunque mi cuerpo no responde y no siento un estremecimiento de emoción. Lo dejo pasar por un tiempo, tratando de convencerme a mí misma de querer a alguien que está realmente disponible para mí. Kent está, evidentemente, tan metido en el beso… lo suficiente como para olvidar que Jack se encuentra en el pasillo, porque sus manos se ponen un poco curiosas. En serio, toca tanto mi culo, como uno de mis pechos. Se escucha un extraño sonido desde el pasillo y me sorprende lo suficiente como para romper el beso. Es bueno terminar el beso, porque no sólo no estaba en ello, sino que empezaba a sentirme mareada. Kent todavía está medio encima mío cuando giro mi cabeza para mirar. Jack está dando vuelta, dándonos la espalda, pero tiene una mano contra la pared y parece que presiona contra ella. Duro. La tensión en sus anchos hombros y su fuerte espalda es inconfundible, y de repente me siento culpable. Estúpidamente culpable.

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No estoy haciendo nada malo, pero todavía me siento como si lo hubiese traicionado… al hacerlo. —Está bien —dice Kent, pareciendo frustrado otra vez. Casi no puedo culpar al pobre hico. Estoy segura de que nunca ha tenido una cita como esta antes—. Te llamaré mañana. Tal vez podamos hacerlo otra vez. —Sí. Definitivamente. No hay nada definitivo al respecto, pero no quiero herir los sentimientos de Kent. Sólo quiero sacarlo de aquí, así la cita puede finalmente terminar. Jack no se gira mientras Kent se aleja. Debe haberle enviado un mensaje a Bill porque el otro guardaespaldas llega justo cuando Kent se dirige hacia abajo. Bill se sentará en frente de mi puerta esta noche, como todas las otras noches. Lo saludo, un poco ausente, y me quedo mirando la espalda de Jack, esperando que se dé la vuelta o diga algo. Cuando no lo hace, finalmente lo empujo. Duramente, justo entre los omóplatos. —¿Qué demonios te pasa? Supongo que está loco por el beso, pero actúa muy raro. Y me asusta un poco. —Nada. —Su voz no está bien tampoco. Es baja, suave y áspera. —Entonces, ¿por qué no te giras, te mueves o algo así? —Si me muevo, voy a hacer algo de lo que me arrepentiré. —Es esa misma voz gruesa, ahora me da diferentes tipos de escalofríos. Escalofríos de ansiedad y escalofríos de emoción, al mismo maldito tiempo. Eso no puede ser bueno. Para nada. Ya hemos resuelto que no puede pasar nada entre nosotros, así que ponerme toda excitada sería un gran error. Lo mejor es irme lejos, tan rápido como pueda. —De acuerdo. Te veo mañana. Luego saludo a Bill, quien nos mira con curiosidad, y entro directamente en mi apartamento. Estoy tan nerviosa que me apoyo contra la puerta cerrada, respirando profundamente y tratando de reponerme. Es que no es bueno para alguien sentir tantas cosas al mismo tiempo. Los pone absolutamente fuera de balance. Luego hay un golpe en la puerta y, desde que estoy apoyada contra ella, me sobresalta tanto que chillo. Apenas me muevo fuera del camino antes de que la puerta se abra. —¡Me asustaste como la mierda! —casi grito, ya que en realidad es Jack el que entra repentinamente en mi apartamento, justo cuando pensé que por fin había conseguido alejarme de él.

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—Tienes un mensaje —me dice. Es realmente más un gruñido, esa voz espesa aún más baja, más áspera. Pone el teléfono en mi mano. Miro hacia abajo automáticamente. Mi mano temblando mientras sostiene el teléfono, y tardo un minuto antes de que pueda concentrarme lo suficiente como para leer. Es Kent, dándome las gracias por salir con él y diciéndome que pasó un buen rato. Me quedo mirando el teléfono. —¿No vas a responderle? —me pregunta Jack. Es más una demanda gutural. En algún momento, debió cerrar la puerta de mi apartamento nuevo, aunque nunca le vi hacerlo. —No… no lo sé. —Si la pasaste bien, es mejor que respondas. —Le responderé si quiero. —Entonces continúa y hazlo. Es una conversación ridícula. Soy muy consciente de ello, estoy segura de que él también lo está. Pero los dos nos miramos fijamente y esa tensión que he visto tantas veces en él se ha acumulado tanto que está a punto de ser liberado. Sé que está a punto de perder el control y me muero de ganas porque ocurra. Lo quiero tanto que no puedo dejar de temblar. —No estoy dispuesta a responder todavía. —Bueno, ¿por qué no?, ¿no tuviste un gran momento?, ¿no te excitaste por la forma en que te manoseaba? Grito de indignación. —¡No me excité!, ¡quiero decir, no me manoseaba! —Bueno, ¿qué es? —¿Qué es qué? —Estoy tan alterada que ya no puedo seguir el hilo de la conversación. —¿No te manoseaba?, ¿o no estabas excitada por ello? —Ambos —le digo, con la esperanza de que sea una respuesta adecuada. Se ve tan grande, salvaje, duro y sexy que estoy teniendo problemas para no lanzarme sobre él y arrancarle la ropa. Nunca antes me di cuenta de que incluso fuera posible querer tanto a un hombre físicamente, emocionalmente, visceralmente, por completo. Quererlo tanto hasta el punto de no poder contenerte. —Así que, si no te emociona, ¿por qué dejaste que te besara así?, ¿por qué lo dejaste ponerte las manos encima? —¿Por qué te importa si lo hice o no?

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Toda su tensión que se frenaba por el más delgado de los hilos, por alguna razón, esta pregunta lo rompe. Antes de que sepa lo que pasa, Jack me tiene apretada contra la pared, junto a la puerta de mi apartamento. Su duro cuerpo se presiona contra el mío, de repente me doy cuenta de que él es difícil hasta el final. Difícil. Durante todo el camino. centro.

Gimo —de verdad, me quejo en voz alta— al sentir su erección presionando en mi

—¿Por qué diablos crees que es importante? —exige, su mirada fija en mi cara como si literalmente me pudiese devorar—. Debido a que no puedo soportar que alguien más ponga sus manos en lo que me pertenece. Bueno. Bueno, de acuerdo. Es algo que no se escucha todos los días.

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8 Traducido por Kariza203 & SOS por Apolineah17 Corregido por Agus Morgenstern

La parte femenina de mí está por las nubes, pero el resto de mí tiene que objetar ser llamada posesión de otra persona. Aunque mi corazón no está realmente en la lucha, me las arreglo para decir—: No le pertenezco a nadie. No soy tuya. —Sí, lo eres —murmura con voz ronca, sin dejar de presionar el bulto de su polla en mi vientre. Se agacha para levantar uno de mis muslos cómo él lo hace, enredando mi pierna en su cadera—. Eres mía. Tu pequeño cuerpo perfecto, tu increíble mente, tu coraje terco y tu tierno corazón son todos míos. No estoy segura de cómo lo hizo, pero de alguna manera me ha levantado, usando la pared para recargarme, así que estoy apoyada por sus brazos y mis piernas alrededor de su cintura, atrapada entre su cuerpo y la pared. Mis brazos se enredan alrededor de su cuello y no puedo pensar en un mejor lugar en el mundo para estar. —Oh, eso sólo funciona si tú eres mío también. —Por supuesto —gruñe, apoyando su rostro más cerca hasta que puedo ver la textura de su barba—. Por supuesto, soy tuyo. ¿No sabes eso ya? Luego me besa, y tengo que decir, no creo que ninguna chica pueda contenerse después de eso. El beso es profundo, crudo y casi torpe, aprieto mis piernas alrededor de él, sostenida en mi lugar sólo por su increíble fuerza. Después, mientras nos besamos, reajusta sus manos sosteniéndome del trasero y comienza a caminar a través de la sala de estar hacia dentro de mi dormitorio. Lo beso como una loca, arañando sus hombros, tratando de succionar su lengua en mi boca. Así que apenas estoy consciente del hecho de que nos hemos movido hasta que me está recostado en la cama. Me agarro de él para tirarlo sobre mí y no parece tener ningún problema con ello.

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Reclama mi boca de nuevo y al mismo tiempo, trata de trabajar en mi ropa. Está desgarrando mi pequeño vestido en su urgencia. No creo que en realidad desgarre la tela, pero definitivamente le arranca al menos un botón. Trato de empujar fuera su camisa al mismo tiempo y el resultado no es enteramente satisfactorio. Me las arreglo para conseguir que se detenga así puedo deslizar mis manos por debajo y acariciar la piel de su espalda. Él ha tenido mejor suerte con mi vestido y no pierde tiempo en bajar su rostro a mis pechos. Mi sujetador sigue ahí aún, pero no parece molestarle. Se burla de mis pezones con sus labios y lengua a través de la tela hasta que me retuerzo de excitación. —Oh, Dios, Jack —grito, tirando de su cabello y arqueándome hacia su boca—. Por favor, dime que no tenemos que ir lento hoy. coño.

Se queja, las vibraciones corriendo de mi pezón todo el camino hacia mi palpitante —No sé si podría ir lento, incluso si quisiera.

—Bien. —Jadeo de nuevo cuando sus manos se deslizan entre mis piernas debajo de mi ropa interior—. No quiero ir lento. Quiero… —Interrumpo las palabras cuando sus dedos encuentran mi clítoris y frota la yema del pulgar por encima. —¿Qué quieres, princesa? —pregunta, volviendo a trabajar en mi pecho al mismo tiempo que se burla de mi clítoris. Estoy dividida en sensaciones, retorciéndome entre no hacer nada más que jadear y gemir—. ¿Dime qué quieres, princesa? —dice, levantando la cabeza para mirar mi cara—. Lo que quieras es tuyo. —Quiero… quiero que tú te dejes ir también. Algo se estremece un momento en el aire, una pregunta que nunca ha sido hecha entre nosotros. Pero luego suelta un gruñido suave y ajusta su cuerpo para que pueda besarme en la boca de nuevo. Devuelvo el beso con entusiasmo, antes de darme cuenta gira mi cuerpo y me pone sobre mis manos y rodillas. Está buscando a tientas su pantalón y después un condón, espero con tanta impaciencia que tengo problemas para no gritar. El aire frío de la habitación se burla de mi piel caliente y, en particular, la carne expuesta de mi húmeda excitación. No le tomó mucho tiempo colocarse detrás de mí. Se inclina para besarme mientras miro sobre mi hombro hacia él y entonces se alinea en mi entrada. Se desliza con facilidad, logrando la penetración apretada e intensamente placentera. —Sí —gimo—. Oh, sí. —Oh, joder, te sientes tan bien. —Su voz es baja, una voz ronca que me encanta, sonando como si apenas estuviera sosteniendo el control. —Oh, sí. —Meneo mi trasero, tratando de intensificar las sensaciones, pero él lo sostiene con sus dos fuertes manos.

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—Te gusta, ¿no es así? —Oh, sí. —Así que, está bien, esa es la tercera vez que he dicho eso, pero es increíblemente difícil ser creativo verbalmente cuando tu cuerpo entero se siente increíblemente bien. —Tu pequeño coño es la mejor cosa que jamás he sentido. Oh, joder eres tan estrecha, caliente y perfecta. —Así que él es un poco más creativo que yo. Pero no mucho. —Oh, sí. —Trato de retorcerme un poco pero aún me sostiene. Gimo y me muero por sentir más—. Oh, Dios, Jack, por favor fóllame. —Lo haré, lo haré. Voy a follarte exactamente como tú quieras. He estado mirando hacia él, porque quién no querría ver a este grande, caliente hombre enterrado en ella por la espalda, pero ahora mi cabeza cae y mis dedos se hacen puños en las sábanas. —Oh, por favor. Oh, por favor. Fóllame ahora. Gime y se empieza a mover, es en verdad la mejor cosa del mundo. Es grande y apretando dentro de mí y la fricción es intensa. Mi cuerpo está altamente sensible a cada pequeña sensación intensificando el placer. El vaivén de mi cabello cayendo sobre mi hombro. La textura de la cama en mis palmas, la estrechez de mis botas. Sí, aún las estoy usando, por si no lo había mencionado. Comienza lento y constante, pero no dura mucho. Pronto está conduciéndome duro y rápido, es tan bueno que no puedo guardar silencio. Y está hablando. Oh, Dios está hablando. —Así es, princesa. No te contengas. Muéstrame qué tan bueno es. Enséñame cuanto quieres esto. —Oh, Dios. Lo hago. Quiero… quiero… —La presión del orgasmo se ha construido y lo quiero tanto que duele. Trato de golpear mi trasero contra sus embestidas, pero tiene el control completo de mi cuerpo, sosteniendo mi culo en sus manos. Me mueve mientras empuja dentro de mí y la impotencia sólo hace que sea más intenso. Mis codos de repente fallan y mi cuerpo cae hacia abajo. Mi culo aún está en el aire, pero la penetración se desplaza dentro de mí. Ambos hacemos exclamaciones ante el cambio de sensación. —Eso es tan bueno, nena. ¿Te gusta así? —Oh, sí. Más duro. Más rápido. Me folla más duro y rápido hasta que estoy jadeando fuertes sonidos de impotente placer. Vienen cada vez más altos y altos, pero no hay forma de que pueda contenerlos. —Así. No luches contra ello. Sólo toma lo que quieras. Déjame oír lo mucho que quieres esto.

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Mi mejilla está presionada contra las sábanas, y mis gritos son demasiado fuertes para un edificio de apartamentos respetable. —Oh, joder, te haces más estrecha. Casi estas ahí, ¿no? —Sí, me vengo, me vengo muy duro. —No puedo controlar el creciente clímax en esta posición, así que sólo aprieto mis puños de nuevo y dejo que los sentimientos me abrumen. —Eso es, ahí lo tienes. —Empuja finalmente dentro de mí un par de veces, empujándome sobre el abismo. Grito mientras me vengo y lo oigo dejar salir un fuerte rugido también, pero mientras me vengo abajo, me doy cuenta que no era porque se hubiera venido si no porque está luchando para no venirse. Estoy sin fuerzas y jadeando mientras se desliza fuera y me derrumbo sobre la cama. —¿Por qué no te viniste? —pregunto, mi voz es bastante desigual. Me da la vuelta y me desliza hacia él. Esté sentado sobre sus rodillas y atrae mi cuerpo hacia adelante para que mi ingle se alinee con la suya. —Porque aún no se ha acabado. —Oh, guau. Tengo que decir, sin embargo, que puede haber acabado para mí. Eso me ha aniquilado. Me sonríe, casi depredadoramente. —Ya veremos. Por alguna razón, siento una oleada de afecto y le sonrió con cariño. Puede ser arrogante, agresivo y tan reservado que deseas estrangularlo pero también es mucho más. Hace una pausa, notando mi expresión. Algo cambia en su cara también y no se mueve por un completo minuto. —Pensé que me ibas a follar de nuevo y probar que me equivoco sobre que se había terminado. —Así es. —Levanta mis caderas para que pueda alinear su polla con mi entrada y luego maniobra su camino a mi interior. Es increíblemente apretado ahora y realmente no creo que me venga de nuevo. Pero, si quiere intentar, entonces ¿quién soy yo para impedírselo? Sus ojos se arrastran por encima de mi cuerpo que se extendió en una pose bastante indigna. Normalmente, estaría avergonzada, pero no puedo ser consciente de mí misma bajo el fuego posesivo de su mirada. Es como si estuviera mirando todo lo que siempre ha querido. Una chica realmente puede acostumbrarse a esto. —Bueno —pregunto por fin—. ¿No vas a empezar a moverte? —Sí. Simplemente no puedo tener suficiente de ti.

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—No te vayas por la borda con los elogios. No soy nada especial —digo esto principalmente porque siento que debería decirlo, por cuestión de principios y no por nada más. —No esperas que me crea eso, ¿verdad? —Se desplaza ligeramente, moviendo su polla dentro de mí de una forma que me hace jadear—. Eres la cosa más hermosa que he visto. —Eso es lo que dijiste el primer día de clases cuando irrumpiste en mi habitación. Casi sonríe. —Sí. Esa fue una buena mañana. Apenas pude contenerme de no arrastrarte a la cama y follarte hasta que gritaras. —Pensé que eras un odioso. —¿Lo hiciste? —Sí. Aunque pensé que eras caliente. Su sonrisa se ensancha. —Eso es lo que creí. —No seas arrogante. —No soy arrogante, princesa. No tienes idea de lo mucho que te deseaba en ese momento y cada día desde entonces. No tienes idea de lo hermosa y sexy que eres. —No es necesario extender la credibilidad aquí. Ya me tienes en la cama. Se ríe y lo siento todo el camino a través de él. —Todo sobre ti me vuelve loco. Me encantan tus piernas y la curva de tu cadera aquí. —Mueve una mano para deslizarla de mi muslo a mi cadera—. Y tu pequeño culo perfecto, que me mostrabas tan irresistiblemente hace unos minutos. —Oye, fuiste tú quien me puso en esa posición. —No finjas que no te gustó. Y me encanta esto. —Desliza sus manos hacia mis pechos, dejándolas ahí para que me quede en esa posición. No sé si alguna vez lo has intentado, pero es un poco incómoda esta posición, tu culo en su regazo, tus piernas colgando a cada lado de sus caderas y tu espalda levantada de la cama de una forma que estira tus músculos abdominales. No es que me queje, por supuesto. Me siento malditamente bien. Sus palmas están sobre mis pechos y entonces empieza a frotar los pezones con las yemas de sus pulgares, como lo hizo el otro día. Como la última vez, se siente tan bien que arqueo mi espalda y jadeo. —Te gusta eso, ¿verdad? —Sabes muy bien que sí. —No soy exactamente enojona, pero me imagino que es mejor no dejar que piense que soy un montón de débil papilla.

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Se ríe y sigue acariciándome. En realidad nunca he tenido a un hombre que me acaricie con tanta atención mientras se encuentra dentro de mí. Es una extraña combinación de sentimientos y pronto estoy retorciéndome bajo su toque. —Shh —dice, con los ojos ardientes y suaves—. Trata de mantenerte quieta. —Oh, Dios, no puedo. —Estiro más mis brazos y agarro torpemente la ropa de cama—. Oh. Dios, se siente tan bien. Sus pulgares giran pequeños círculos en mis pezones apretados y lucho por mantener mi pelvis completamente quieta. —Puedo decir que se siente bien. Te estás poniendo cada vez más apretada a mí alrededor con cada segundo que pasa. Creí que dijiste que no te ibas a correr otra vez. —Lo hice, pero… —Me ahogo en una sacudida repentina de placer y luego antes de que lo sepa, un orgasmo estalla a través de mí. No se está moviendo ni nada, así que es completamente inesperado. Pero me corro completamente, sólo por su firme penetración y su trabajo sobre mis pechos. No es exactamente un orgasmo con gritos, pero me estremezco impotentemente y libero un largo e inevitable gemido. Cuando vuelvo a mis sentidos, me está mirando demasiado satisfecho de sí mismo. —Eso fue un accidente —digo, más bien estúpidamente. Se ríe a carcajadas, saca con cuidado su polla y baja mi trasero de regreso a la cama. Se mueve sobre mí, así puede besarme ligeramente. —No fue un accidente de mi parte. —Cállate. —Oh, maldita sea, Chloe, no tienes idea de lo mucho que te deseo. —Entonces no te detengas —le digo—. Sigues diciéndome que me deje llevar, pero también quiero que te dejes llevar. Me mira fijamente durante un largo momento en silencio. —No sé si puedo. —Puedes. —Estiro la mano para acunar su áspero rostro—. Confías en mí, ¿no? —Por supuesto que sí. —Entonces déjate llevar. Yo también confío en ti. Gime y se inclina para besarme de nuevo, pero esta vez es profundo, largo y voraz. Pronto, estoy meciéndome debajo de él y arañando su espalda. Finalmente, aparto mi boca. —¿Cómo me quieres? Quiero que te dejes llevar, así que, ¿cómo me quieres? Gime de nuevo, como si no pudiera evitarlo y me da la vuelta sobre mi estómago. Levanta mi trasero en el aire hasta que puede deslizarse dentro y ambos gemimos ante la sensación apretada.

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Giro la cabeza para que podamos besarnos un poco más y comienza a empujar mientras lo hacemos. Al principio, es apretado, profundo y placentero, meciéndonos juntos con el movimiento de nuestro beso. Pero pronto empieza a perder el control, exactamente como quiero. Se acomoda sobre la cama para que pueda empujar con más fuerza. Es rudo, agitado, salvaje y exactamente lo que necesito. Pronto, estoy gimoteando, pero ni siquiera sé si el placer es más físico o emocional. Él está gruñendo como un animal, no conteniéndose más. Y eso es lo que quiero. Eso es lo que siempre he querido. Está murmurando todo tipo de palabras confusas. —Dios, sí, necesidad, mierda, princesa, tan bien. La cama está golpeando ruidosamente contra la pared y temo que mi vecino podría darme miradas sucias por la mañana, pero ese tipo de preocupación está demasiado lejos de mi mente para tener un impacto en el momento. Es Jack. Sólo Jack. En toda su fuerza, pasión, fuego posesivo y absoluta devoción. Y todo se centra en mí. Por la razón que sea. Me está dando todo. Puedo sentirlo en cada embestida, en cada impulso de su cuerpo, en cada gruñido o en cada palabra ahogada. En cada empuje contra mí y la cama. Y es mucho más —significa mucho más— que cualquier orgasmo. Pero otro se está formando de todas formas, con toda la sensibilidad creciente de mi corazón. Ambos somos demasiado ruidosos cuando finalmente llegamos al momento en que la cuerda se rompe y el torrente de todo se desencadena. Entonces los dos colapsamos, su polla se desliza fuera de mi cuerpo en la caída. Me acerca a él, besando mi cabello, mi cuello, mis mejillas, mis labios, mis párpados. Y casi estoy llorando, aunque no podría decirle a nadie exactamente por qué. Mientras tiemblo contra él, me empuja aún más cerca. Ninguno de los dos dice nada, pero ninguno realmente necesita hacerlo. Cuando sacas todo lo demás, sólo te quedas con el desnudo y vulnerable núcleo de otra persona. Y, si no puedes confiar en el otro para que cuide de él, para protegerlo como se protegen ellos mismos, entonces el caparazón se cierra alrededor de él una vez más, manteniendo al otro lejos de todo lo que importa. noche.

Y yo no tengo caparazón, tumbada flácida y agotada en los brazos de Jack esta

Y está bien —realmente está bien— porque su caparazón también se ha ido finalmente.

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Interludio Jack Traducido por Annie D Corregido por Alysse Volkov

Cuando caes como estoy cayendo, sólo esperas estrellarte al final de la caída. Sabes que estrellarte está cerca. No puedes estar en caída libre por siempre sin golpear el suelo. Entre más rápido caigas, más fuerte te golpeas. Si no te enseñan eso en clase de física, realmente deberían hacerlo. He estado cayendo desde el primer día que conocí a Chloe, y sólo se está volviendo más rápido, más fuerte y más profundo. Y voy a tener que admitir que no soy lo suficientemente fuerte para dejarla ir de la forma en que debería. Está dormida ahora, presionada contra mí, desnuda, aferrada y cálida. Siento como que he pasado por una batalla, demasiado ha sido tomado de mí por el sexo que acabo de tener. Es como si todo dentro de mí fuera sacado hacia ella, y nunca lo voy a recuperar. No estoy seguro siquiera si lo quiero de regreso, sólo no sé cómo sentirme acerca de eso. No estoy acostumbrado a estar atemorizado. Ya casi nunca lo estoy. Por años, me sentí fuerte —demasiado impenetrable a emociones como el temor. Pero lo siento sacudiéndose dentro de mí ahora, mientras la abrazo, mientras se aferra, como si confiara en mí incluso en sus sueños. No puedo evitar recordar todas las razones por las que siempre he estado tan seguro que no puedo estar con ella. Soy su guardaespaldas. Es un límite que no debería traspasar. Es mucho más joven que yo. Aún está en la universidad. No es ni de cerca tan fuerte y no está cansada ni desilusionada como yo. Mi distancia profesional fue hecha añicos. Eso significa que no puedo hacer mi trabajo de la forma en que debería. Realmente no creo que su vida esté en peligro real —las amenazas parecen ser sólo puro ruido—, pero pensé que el trabajo de hace siete años atrás también era un caso muy fácil. No lo era. Simplemente no lo era.

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No puedo dejar que algo así pase de nuevo. A nadie. Especialmente no a Chloe. Estar con Chloe significa renunciar al control sobre mi vida, mi mente, mi cuerpo, mis emociones, y eso significa que las cosas pueden desmoronarse de la manera en que lo hicieron hace siete años atrás. Mi padre nunca me perdonara. Tal vez realmente no importe. Más que nunca, no soy el hombre que cree que soy. No me siento ese hombre con Chloe. Me siento como alguien diferente. Mejor. Más libre. Pero ser libre no vale el daño que podría causar. Chloe no puede ser la victima de mi experimento con autonomía. Siempre he sabido que una cosa es verdad. Dejas ir sólo un poco, y dejas ir todo. Y luego no hay nada que quede para mantener al universo junto. Ella gira, deslizando sus manos más arriba en mi pecho, pero no abre los ojos. He soñado con abrazarla así por mucho. No puedo creer que esté sucediendo ahora. Pero tal vez no debería. No si significa que las cosas giren fuera de control. No si significa un riesgo de que salga herida. Hay tantas cosas que podrían herirla. Incluyéndome. Si me alejo ahora, el daño será mínimo —para todo menos mi corazón. Realmente creo que es cierto. Incluso trato de mover mis brazos, para soltarla, para moverme lejos de ella. Para salir de este cuarto. No puedo. Simplemente no puedo. Debe haber otra forma. Alguna forma para que pueda mantenerla y mantenerla a salvo también. Y es cuando se me ocurre. Su padre le ha dado una forma de salir de este desastre — algo que sería un sueño hecho realidad para ella. No estaba segura si quería el semestre en Paris, pero sus razones para decir “no” no estaban basadas en nada bueno. Si va a Paris, estará a salvo. Y no tendré que dejarla ir. Seré capaz de mantener lo que quiero sin soltar las ataduras que han controlado mi universo por los últimos siete años. No es perfecto, pero es algo. Y cuando estás en caída libre, te aferras a cualquier línea de seguridad que puedes agarrar.

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9 Chloe Traducido por NnancyC, Vanessa VR, Alysse Volkov, SOS Camila Cullen & Vi Corregido por Lucero Rangel

Despierto sintiéndome dolorida y caliente, y muy, muy bien. Me toma un minuto procesar el por qué, pero la niebla se aclara al final, y me doy cuenta que estoy bajo las mantas de mi cama con Jack. Estoy aplastada contra él, y me está sosteniendo de un modo protector, lo cual es el por qué estoy caliente. Y tuvimos sexo loco y bueno no hace mucho tiempo, es el por qué estoy dolorida. Y no tengo ese horrible apretón intenso en las entrañas, el cual es el por qué me siento tan bien. Cuando estoy lo suficientemente despierta, me muevo lejos de él para poder mirarlo a la cara. Está despierto y observándome. —Hola. —Esa soy yo, tan brillante y conversadora como siempre. —Hola. —¿Estás bien? Su cuerpo está relajado, pero su rostro no lo está realmente. No estoy segura de lo que me provoca la mirada en sus ojos. —Sí. ¿Qué hay sobre ti? —Estoy bien. Un poco dolorida. Desde que parece como si no estuviera a punto de apartarse, saltar fuera de la cama y correr por las colinas, tomo el tiempo para un estiramiento pausado, tratando de eliminar la tensión de algunos de mis músculos. —Nada mal con esa clase de dolor —habla arrastrando las palabras en una voz familiar. —¿Me escuchaste quejándome? Suelta una carcajada y también se estira. —A decir verdad, también estoy un poco dolorido.

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—¿Qué hiciste tú para provocarte dolor? —¿De verdad ya lo olvidaste? —Me frunce el ceño, bajando los brazos y girándose sobre su lado hacia mí. —No lo olvidé. Sólo estoy diciendo que yo estaba en las posiciones extrañas. Yo tuve la parte dura. Eleva las cejas, ocultando una sonrisa. —¿Tú tuviste la parte dura? Ridículamente —es un ridículo absoluto, pero ¿qué demonios puedo hacer sobre ello?— me sonrojo por la insinuación. —Sabes a lo que me refiero. Con una risa entre dientes, rueda así que está casi encima de mí. —Sí, sé a lo que refieres. Baja la boca y comienzo a objetar porque acabamos de despertar y aún no hubo cepillado de dientes. Pero no me besa en la boca. Traza una línea de besos por mi cuello, quitando la manta para revelar mi cuerpo completamente desnudo. A pesar del hecho que ha visto todo lo que hay por ver, ha tocado todo lo que hay para tocar, todavía estoy un poquito cohibida mientras mira con avidez mi cuerpo. Es de mañana, después de todo, y es diferente cuando un chico te mira el cuerpo en un contexto que no es sexo. Cuando frunce el ceño, instintivamente enderezo la columna. —¿Qué está mal? Seguramente no me he vuelto increíblemente poco atractiva durante la noche. —Te hice esto. Bajo la mirada a donde sus ojos están centrados y hay moretones grises en forma de dedos alrededor de mis costillas. Miro más abajo y los veo en mis caderas y muslos también. —Se me forman moretones fácilmente. No duelen. Todavía está ceñudo, y su mano grande pasa por la longitud de mi costado y mi muslo. Luego vuelve a subir. Su toque es increíblemente suave. —Jack, no me heriste. No fuiste tan rudo. —Eres tan pequeña —murmura, sus ojos siguiendo su mano mientras me acaricia— . Tan… tan frágil. —No soy tan frágil. No seas melodramático. —Eres tan hermosa. —Se inclina y me besa la clavícula, una de sus manos patinando sobre la curva de mi seno—. Siento como si fuera a romperte. Estoy sintiendo toda clase de cosas a la vez, algo suave y cálido, y luego algo más que me exaspera ante las palabras. La sensación suave ganó en mi cuerpo. Arqueo la columna vertebral y me estiro debajo de su mano y de su boca. No estoy realmente excitada, pero todo se siente tan increíblemente bien.

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Pero la sensación exasperante ganó en mi mente. —No voy a romperme, Jack. Si realmente piensas eso, entonces nunca vamos a… nunca vamos a ser nada más que follaamigos. Eso es lo mejor que puedo hacer, ya que me hallaba a punto de decir que no podemos estar en una relación, y nunca me ofreció eso. Se acurruca entre mis pechos, su barba incipiente raspando mi piel. —Quiero protegerte. Quiero cuidar de ti. ¿Eso está mal? —No, no está mal. Pero tienes que tratarme como a una persona real y no una muñeca o algo así. —Sé que eres una persona real. Eres la persona más maravillosa que alguna vez he conocido. —Su cara ha bajado ahora a mi vientre, y presiona besos suaves en él. Una de sus manos vuelve a mi pecho, palmeándolo con delicadeza. Mi pezón se tensa automáticamente bajo el toque. —Jack —digo, arqueando la espalda de nuevo—. Esto es muy agradable, pero no estoy segura si estoy de humor para tener sexo. —Eso está bien. No te toco sólo porque quiero sexo. —¿En serio? —Empujo sus hombros hasta que se eleva a sí mismo y soy capaz de deslizar una mano por su polla dura—. Porque esto se siente como que quieres sexo. Me sonríe con tal calidez que mi aliento se atasca. —¿Qué, eso? Eso no es nada de qué preocuparse. —¿No estás agotado de ponerte excitado por un tiempo después de anoche? Se re-posiciona sobre su espalda y me arrastra encima de él, metiéndome en la curva de su brazo. —Nunca estoy agotado de sentir lujuria por ti, princesa. Desde que me siento tan bien, y él se siente tan bien, y está siendo tan dulce y cariñoso, deslizo la mano hacia abajo hasta su polla y la acaricio suavemente. —Mierda, bebé —murmura, su cuerpo tensándose debajo del mío—. Si no te sientes con ganas de tener sexo, entonces es un poco cruel estar haciendo eso. Me río suavemente y lo acaricio más fuerte, amando como puedo sentir su repuesta en los músculos tensos de sus muslos y abdominales, escucharlo en el atascamiento de su aliento. No toma mucho tiempo para que tenga un orgasmo, los espasmos corriendo a través de su polla y un largo gemido escapando de sus labios. No se ha corrido mucho, pero busco un pañuelo de papel para limpiarlo después. —Gracias —murmura, sonando deliciosamente relajado mientras me besa el cabello. —De nada. Así que yacemos juntos por un largo tiempo en un silencio pacífico. En realidad, dormito un poco, aunque no puede ser por mucho tiempo.

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Cuando vuelvo a mis sentidos, levanto la mirada para ver que Jack no ha estado durmiendo. Sólo está mirándome reflexivamente. —¿En qué estás pensando? —pregunto, genuinamente curiosa. —Estoy pensando… —Pierde el hilo sin completar la frase. —¿Estás pensando qué? —Estoy pensando que podría ser una buena idea que tomes esas prácticas en París el próximo semestre. —¿Qué? —Mi voz es un poco mordaz, ya que las palabras me han tomado completamente por sorpresa. —Me preguntaste que pensaba, y esto pensaba. Podría ser una buena idea. —¿Por qué sería una buena idea? —Me aparto de él, ya que algo en mi pecho está comenzando a doler y estoy demasiado vulnerable en sus brazos. —Es la clase de cosa que realmente te gustará. Y sería genial para tu carrera. —¿Y? —Y estarás lejos de todo. —Su voz es estable, baja, calma, como si nada de esto fuera la gran cosa. Es algo muy grande para mí que evidentemente me quiera al otro lado del océano de él. —Sabes que no quiero huir. —Pero, ¿por qué estarías huyendo, si es lo mejor para ti? —¿De dónde está viniendo todo esto tan de repente? Pensé que entendías. —Entiendo, y creo que eres… eres malditamente valiente. Pero odio que alguien esté amenazándote. Y odio que todos esos jodidos niños universitarios te traten como lo hacen, que anuncien tales cosas horribles sobre ti. Y no puedo soportar que puedas estar en verdadero peligro. —No creo que esté realmente en peligro. —Mi voz tiembla con emoción ante la intensidad de las palabras de Jack. —Tal vez no. Pero no lo sabemos, y no puedo soportar incluso la más pequeña posibilidad de algo así. Y estoy comprometido ahora como un guardaespaldas. Estoy completamente comprometido. Y no confío en mí mismo para mantenerte a salvo. Me aclaro la garganta, tratando de ser razonable, aunque me siento prácticamente a punto de gritar ahora. —Sí, supongo que puedo ver eso. Pero puedes hacer que tu padre asigne a alguien más para seguirme a todas partes. No tienes que ser tú. —¿Estás bromeando? Estoy malditamente seguro que tampoco confío en nadie más para protegerte. Me estoy disgustando mucho ahora, así que me enderezo, jalando las mantas para ocultar mi cuerpo desnudo. —Bueno, vas a tener que averiguar algo, porque no vas a ser capaz de encerrarme en algún cuarto oscuro porque tienes problemas de control. —He descubierto algo más. Puedes ir a París. Estarás a salvo allí.

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—¿Así que prefieres estar lejos de mí siempre y cuando puedas sentirte que puedes controlar todo? —No quiero controlarte. Quiero mantenerte a salvo. —Está comenzando a lucir furioso también, aunque no está sentándose. —También quiero estar a salvo. No soy una imbécil. Pero quiero vivir mi vida sin dejar los problemas de todos los demás quitarme las opciones. Ese es el por qué todavía estoy yendo a la escuela aquí. Y ese es el por qué no me quedé en casa cuando mis padres me rogaron. Y ese es el por qué no voy a dejarte empujarme a París para que no tengas que averiguar tu propia mierda. —Estás siendo obstinada. —Ahora finalmente se incorpora—. Tienes metido en la cabeza que tienes que ser esta mártir, castigándote por no ser perfecta todo el tiempo, y entonces rechazas opciones obvias y sensatas. Elecciones que te harán feliz. Estoy tan enojada que casi estoy temblando, y estoy a punto de arremeter contra él otra vez, pero mi teléfono suena. Está en el piso con la ropa de Jack de anoche. Me arrastro fuera de la cama para conseguirlo antes de que él pueda. Veo por el nombre en la pantalla que es Kent. No estoy realmente de humor para hablar con él, pero estoy segura que Jack no quiere que hable con él, así que contesto de todos modos. —Hola —dice Kent en una voz cálida. Una voz normal. Son casi las diez en punto de la mañana de un sábado, así que es muy temprano para una llamada, pero no completamente extraño. —Hola. —Quería agradecerte por lo de anoche. Pasé un buen rato. —Yo también. Siento lo de las… las intrusiones. —Estoy diciendo esto ahora principalmente para molestar a Jack, que está sentado en la cama escuchando mi parte de la conversación con un evidente ceño fruncido. —No hay problema. Oye, hay una fiesta en el lago el próximo sábado. Me preguntaba si querías venir. —Oh. No sé. ¿La gente de Stonegate? Ellos realmente no me querrán ahí, ¿verdad? —Hay unos cuantos idiotas, pero la mayoría no te odian realmente. Creo que si les dieras una oportunidad, descubrirías que te agradan. De todos modos, esperaba sobre todo que pasaras el rato conmigo. Puedo imaginar bien cómo una fiesta en el lago con Kent resultaría. No suena tan atractivo para mí. Pero como sé que Jack lo odiará aún más de lo que yo lo haré, digo—: Eso suena divertido. Pero déjame pensar en ello, ¿de acuerdo? —Claro. Sólo házmelo saber. —Está bien. Gracias. Cuando cuelgo, me vuelvo hacia Jack con una mirada fría. —¿Qué quiere que hagas?

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—Eso no es tu asunto. —Es mi asunto, a menos que hayas decidido conseguir que me despidan de mi trabajo. Ruedo los ojos. —No voy a hacer que te despidan. Quiere que vaya a una fiesta en el lago el próximo sábado. —En realidad no eres tan estúpida como para considerarlo, ¿verdad? Bueno, en realidad no hay nada que pueda decir que me hará querer hacerlo más que eso. —Consideraré lo que quiera considerar. —Estará oscuro en el lago en la noche. Habrá una multitud de personas… la mayoría de ellas borracha o drogada. Es el peor tipo de situación para protección personal. —Bueno, nadie pidió tu protección de cerca. Iré si quiero ir. —No me importa si me odias por ello. No voy a permitir que te pongas en peligro. Si aún piensas en ello, me aseguraré de que tu padre sepa así puede duplicar o triplicar tu seguridad. Estoy tan enojada ahora que estoy casi escupiendo en vez de hablar. Tengo que tomar una respiración profunda antes de controlarme lo suficiente como para formar palabras reales. —Jódete, Jack. —Cuando quieras, princesa. —No está siendo caliente o coqueteando ni nada. Es frío y duro como el acero. —Sal de mi apartamento. —Necesitas decirme si estás pensando ir a esa fiesta así puedo organizar tu protección. —No voy a ir a la maldita fiesta. ¡Ahora, vete! Estoy jadeando, temblando y tratando de no lanzarme contra él y arañar líneas por su cara exasperante. Me las arreglo para resistir el impulso de ser violenta, pero definitivamente soy violenta con él en mi cabeza. Él, obviamente, es violento conmigo en la cabeza también, pero se agacha para recoger su ropa, se viste rápidamente, y se dirige a la puerta principal. —Así no es como tienes una relación. —Escupo a su espalda retirándose. Se vuelve, abriendo la boca para responder. Entonces, evidentemente, lo reconsidera y dice algo más, ya que su expresión cambia dramáticamente. —¿Alguna vez te pedí una relación? Y esa pregunta me deja fría. Porque nunca lo ha hecho. Ni una sola vez. De hecho, me deja saber desde el principio que una relación no está ni siquiera en su radar.

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No hay nada que pueda decir, ya que la comprensión duele tanto que mi cuerpo casi se desploma. No dice nada más tampoco. Sólo sale por la puerta.

y Así que la siguiente semana no es mi mejor semana. Puede que no sea la peor semana, pero está en los primeros lugares en lo que concierne a las malas semanas. Todo este año escolar ha estado lleno de malos días y semanas. Es probablemente el peor año escolar en mi vida, y todavía ni siquiera es noviembre. Conocer a Jack ha sido la única cosa buena que me ha pasado, y ahora ni siquiera estoy segura de que es algo bueno en absoluto. Cuando Jack se va, me doy una ducha, tratando de lavarlo de mi cuerpo al permanecer bajo un chorro de agua que está demasiado caliente durante demasiado tiempo. Tengo toda la evidencia de él fuera de mi cuerpo físico, pero no me hace sentir mejor. Así que me siento y cocino la mayor parte de la tarde. No salgo. No contesto el teléfono —a pesar de que mi madre llama tres veces y mi amiga Amy llama dos. Ahora, estoy muy consciente de que ésta no es la forma más constructiva de hacer frente a la situación, pero es lo único que me apetece hacer. Jack no llama, y no contestaría el teléfono si lo hiciera. Me asomo por la puerta en un momento dado y veo que hay un guardaespaldas sustituto. Y eso está totalmente bien conmigo. Si Jack quiere renunciar a mí, entonces mejor. Obviamente, no sabe nada sobre estar realmente con una mujer. Así que no debería quererlo de todos modos. Pero lo quiero. Y se siente como que estoy rota porque no está aquí. Pero eso es débil y tonto, no tengo que ceder a esa parte de mí misma. El día siguiente es domingo, y no dejo el apartamento de nuevo en absoluto. El guardaespaldas sustituto está allí de nuevo, que sólo me demuestra que Jack ha renunciado a mí por completo. Sin embargo cuando salgo del apartamento el lunes por la mañana, Jack está allí, después de todo, apoyado contra la pared, esperándome, luciendo cansado y extrañamente estresado. —¿Qué estás haciendo aquí? —le digo, bastante grosera, ya que me sorprendió.

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—Estoy aquí para llevarte al campus. ¿Qué pensaste? —Pensé que enviaste un sustituto para lidiar conmigo. —El fin de semana, cuando no ibas a ir a ninguna parte, un sustituto está muy bien. Pero no en el campus cuando estás rodeada de amenazas potenciales. —Luce indiferente y bajo control, y me molesta indebidamente. —¿Cómo sabías que no iba ir a ninguna parte este fin de semana? —Es una pregunta estúpida, pero, como sabes, no siempre pienso bien en el fragor del momento. —Tienes ese artículo de investigación para hoy. Me imaginé que trabajarías en ello. Eso es exactamente lo que hice ayer mayormente. El hecho de que Jack lo sabía de alguna manera me molesta aún más. —En realidad preferiría el sustituto, si quieres saber la verdad. —No me importa lo que preferirías. Bueno, eso es terriblemente contundente. No sé por qué me sorprende, pero lo hace. —¿No te importa? —No. No me importa. —Se acerca un paso y sus ojos azules me acorralan. No hay manera de que pueda apartar la mirada—. Esto es lo que va a pasar. Soy tu guardaespaldas, y me voy a quedar como tu guardaespaldas hasta que sepamos quién está enviando las amenazas. Puedes estar enojada conmigo. Puedes ofenderte. Puedes pensar que soy el idiota más grande que ha pisado la tierra. Pero no voy a ir a ninguna parte hasta que no sepa que estás a salvo. —Eres el que llegó a mí. —Una vez más, no es la cosa más brillante para decir, pero estoy sin aliento ahora y temblando un poco. —Sé que lo hice. Fue un error. —¿Fue un error? —Estoy medio convencida de que escuché mal las palabras, puesto que no parecen encajar en el mundo como lo conozco. —Sí. Fue un error. Sé muy bien que no debo follar a ¿ las mujeres que protejo. No sucederá de nuevo. —Pensé que tú… —Me fui callando, porque lo que pensé es demasiado embarazoso para admitirlo si en realidad no es cierto. —¿Pensaste qué?, ¿que te amo?, ¿que quiero casarme y tener pequeños bebés gordos contigo? —Sus palabras son secas, frescas, casi crispadas. Y duele tanto que ni siquiera puedo respirar. —No. —Me las arreglo para decir. Se siente como que me he puesto pálida, pero no hay nada que pueda hacer al respecto—. Nunca pensé eso. Pero el sábado por la mañana sonaba como que querías… Me callo de nuevo porque su rostro no se suaviza en absoluto. Pensé que se dejaría ir, dejaría caer sus defensas, me dejaría entrar —al menos un poco. Pero, si lo hizo, fue sólo temporal, y está bajo control de nuevo. Él mismo me dijo que no quiere una relación. Sólo porque lo quiero no significa que alguna vez va a pasar. Esa es una cosa que aprendí en el último año.

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y Así que toda la semana apesta tanto como el lunes. Voy a clases como un zombi y trato de olvidar que Jack siempre está ahí, cerniéndose sobre mi hombro, recordándome todo lo que quiero, pero no puedo tener. No es como si Jack y yo realmente hubiéramos salido alguna vez. Sólo tuvimos sexo dos veces. Sin citas. Sin compromisos. No hay nada que me haga pensar que puede haber un futuro. Pero esto es peor que cuando Carter me dejó. Estaba dolida y humillada en aquel entonces, y todos mis sueños estúpidos fueron despedazados en la nada. Era todo un drama, lágrimas y depresión. Pero todo el tiempo era consciente de mí misma llorando, melancólica y lamentándome sobre él. (No literalmente lamentándome. No soy tan melodramática.) Es difícil de explicar, pero siempre ha habido un pequeño, lado secreto de mí que mira, disfruta y a veces ríe cuando estoy en la cima. Ese pequeño, lado secreto de mí está tan aplastado ahora como el resto de mi cuerpo. No lloro. No mucho de todos modos. Voy a clases. Como, no mucho, pero con regularidad. Voy a través de los movimientos de mi vida. Pero todo el tiempo se siente como que algo importante ha muerto. Y no soy macabra con mis figuras de lenguaje, pero el cadáver está caminando conmigo todo el tiempo, haciendo la muerte aún peor. Después de clases, voy a casa y no salgo. Cualquiera, Jack o el sustituto, se sienta afuera, y desde que he reclamado mi teléfono de regreso, ni siquiera tengo que ver si alguien me envía textos o me llama. Así que, básicamente, la semana es interminable, y nada bueno sucede en absoluto. Sigo esperando llegar al fin de semana, así terminará, pero no tengo ninguna razón para esperar que la próxima semana sea mejor. Entonces llega el viernes, y Jack me acompaña a la puerta de mi apartamento. Hace un recorrido rápido, pero antes de que entre, me detiene para preguntar—: ¿Cuáles son tus planes para el fin de semana? —¿Qué quieres decir? —Sé lo que quiere decir, pero a veces haces la pregunta de todos modos. —Sabes lo que quiero decir. ¿Qué estás planeando hacer este fin de semana? —Se ha vuelto más y más frío conforme la semana avanza, como si estuviera olvidando lo caliente, profundo y tierno que era apenas la semana pasada. —No lo sé. Tengo otro artículo que escribir. Amy podría venir el domingo, y vamos a ir de compras. Sus ojos se estrechan mientras me mira, como si estuviera buscando algo en mi cara. —¿Eso es todo?

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—Sí, eso es. ¿De qué diablos estás hablando? —Nada. —Está bien. ¿Puedo irme ahora? —Podría sonar un poco impaciente. Podría haber sonado un poco impaciente con él toda la semana. —Sí. Mike estará aquí mañana. Asegúrate de decirme si vas a salir. Está pensando sobre la fiesta en el lago. Sé que es sobre eso que piensa. Sospecha que pueda decidir ir, y se está preparando para decirme que no puedo. No digo nada. Si quiero ir a la fiesta, entonces iré —con o sin su permiso. No siempre sigo cada regla. Follé con mi profesor cuando sabía que no debía hacerlo. Desafiaré a Jack si quiero… o incluso si no.

y Decido ir a la fiesta el sábado, después de todo. No porque tenga ganas pero quiero probarle algo a Jack. Y a mí misma. Mi problema es que, si me voy, Mike, el guardia substituto, irá conmigo. Y probablemente llamara por respaldo, porque será muy difícil vigilarme en ese escenario. Y eso significaría que Jack gana. No voy a dejar a Jack ganar en esto, así que hago la única cosa razonable por hacer. Me visto con unos jeans sexys y un top de diseñador que obtuve este verano en Nueva York, hago mi cabello y maquillaje, luego salgo a mi balcón. Estoy en el tercer piso, si no lo había mencionado antes. Si esta fuera una película, habría alguna manera de bajar, un útil enrejado o algo. Pero al menos que sea Spiderman, no va a pasar. Derrotada, regreso dentro y me desplomo en el sofá, mirando la puerta donde Jack desapareció ayer. Toda esta estúpida semana apesta. Entonces tengo una inspiración. Es absolutamente brillante. Salgo al pasillo y le digo al guardia que estoy tratando de hacer galletas pero se me acabo el azúcar. Es una mentira ridícula, pero este chico no es el más listo de la clase y no luce desconfiado. Camina conmigo a la planta baja, donde toco a la puerta de la Srita. Reamer. Es una mujer entrada en años que siempre está en casa. Me recibe calurosamente y le pregunto por azúcar. Ella, como esperaba, dice que claro que me dejará algo pero realmente tengo que entrar por un té primero.

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Esto es lo que estoy esperando, así que le digo a Mike que voy a estar en el apartamento de la Srita. Reamer por un rato. Asiente y se inclina contra la pared en el pasillo para esperar. Voy dentro. Entonces invento una historia de cómo este nuevo guardia está siendo “dulce” conmigo y estoy nerviosa a su alrededor, así que quiero irme lejos de él para poder reportarlo. Me dice que puedo llamar de su apartamento, pero hago algo de charlatanería y digo que estoy muy nerviosa con él fuera de la puerta. Se compadece largo y tendido, lo habla conmigo hasta que surge el plan. Puedo ir a su patio y escalar sobre la media pared al pasto y la piscina común fuera. Desde ahí, puedo ir a la cochera y tener mi carro para irme. La Srita. Reamer aprueba mi plan y aplaude mi pensamiento rápido. Así que eso es exactamente lo que hago, después de agradecerle a la Srita. Rreamer profusamente y decirle que abogue ignorancia si el guardia pregunta dónde estoy. Obtengo mi carro y estoy fuera del garaje en menos de cinco minutos. Mike no sospechara que algo está mal por al menos una hora, porque no sabrá cuanto tiempo toma una taza de té con una señora mayor. No hay forma de que descubra a dónde he ido. Así que conduzco al lago y me estaciono con todos los otros carros en el pasto. Sé dónde estarán todos pasando el rato. Hay música ruidosa, y unos pocos chicos han estacionado camionetas pick-up y SUV’s con sus luces encendidas, así que hay una gran área que está generalmente iluminada. Hay exactamente el tipo de cosas que esperarías de una fiesta de facultad. Han sido años desde que he estado en una fiesta como esta y, honestamente, nunca fui realmente de estas cosas. No es que siempre tengo que ser buena y callada. Es que siempre estoy asustada de meterme en problemas, y no siempre me siento a gusto en un grupo grande donde la cosa por hacer es ser desinhibido. Siempre he sido muy apegada a mi cohibición. La mantengo a mí alrededor por un propósito. Pero estoy aquí, vagando a través de la caótica multitud y rogando por encontrar a Kent. La gente me mira, algunos con sorpresa y algunos con resentimiento. Nadie me habla, y estoy asustada de preguntarle a alguien dónde está Kent. Me siento horrible, nauseabunda y estoy mortificada y exhausta después de la debilitada adrenalina del escape de mi apartamento. Pero estoy segura, absolutamente segura, que va a estar bien cuando encuentre a Kent.

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Así que vago y vago algo más, choco con la gente porque muchos de ellos están un poco más que medio bebidos o en varios estados de juego previo. Y, ahora que lo pienso, hay una manera obvia de apagar mi ansiedad e incomodidad. Así que agarro una cerveza, han estado repartidas por todo el lugar, y empiezo a darle tragos. No he comido nada todo el día, así que no le cae exactamente bien a mi estómago. Pero apaga mi nerviosismo. Me mantengo vagando, y una vez toco el brazo de un chico rubio, sólo para darme cuenta que no es Kent. Finalmente, lo veo, recostado contra una de las camionetas pick-up y hablando con una chica. Una chica alta, delgada, de cabello negro. Así que mi estómago cae violentamente y encuentro otra cerveza. Pero vine todo este camino. Al menos voy a descubrir si Kent realmente está flirteando con esta muñeca antes de dar la vuelta e ir a casa. Puede estar sólo matando el tiempo y no estar interesado en lo absoluto. Hablar no significa que haya algo más. Así que me obligo a seguir, y estoy aliviada cuando Kent se espabila tan pronto como me ve. Ignora completamente a la otra chica y viene, diciendo lo contento que está de que lo hice. Después de eso, no está tan mal. Tengo dos cervezas más, así que realmente nada se siente mal, me hiere o me preocupa. Soy realmente pequeña y, en un estómago vacío, tres y media cervezas tienen un efecto profundo. Ni siquiera estoy segura de lo que sucede. La noche empieza a girar, y el aire lentamente se vuelve abrasador. Pero Kent se ve muy bien. Increíblemente bien. Parezco estar toda torpe sobre él, y está bien porque es muy lindo. Y Jack no importa en absoluto. Ni siquiera recuerdo quien es Jack. Y nadie me odia realmente. Están a mi alrededor y no me tiran tomates o nada, así que eso debe significar que realmente les gusto. Tiene completo sentido. He estado mal sobre todo este año y haciendo un gran asunto sobre nada. Me siento muy mareada ahora, pero eso no importa. Kent va a traerme otra bebida y algún otro chico aparece y quiere tomar una caminata conmigo. He conocido a este chico antes, sin embargo no puedo recordar su nombre, pero tomar una caminata parece una cosa perfectamente razonable por hacer. Incluso cuando dejamos a los otros y el mundo de repente se vuelve oscuro, aun parece una cosa razonable por hacer.

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Esta soy yo. Siendo yo. Siendo independiente. Sin dejar que Jack me controle. Puedo hacer lo que sea que quiera. O incluso algunas cosas que no quiera. El chico tiene un brazo sobre mí, y me estoy recargando en él, es más por necesidad que por el deseo de estar cerca de él, pero al menos me está ayudando a caminar. Hay una pareja en el pasto en el borde del área iluminada. Casi los pisamos. Se están besando bastante fuerte, y ella no está vistiendo un top. Debe estar fría. Es una tarde fría. Pero ese no es el punto, me recuerdo a mí misma con impresionante agudeza. El punto es que es lindo besarse con un chico. Besarse con Jack fue muy lindo. No, eso no es correcto. Besarse con Jack nunca debería ser el punto. Así que vamos un poco más lejos que la otra pareja, y el chico saca su brazo. Sin el soporte, mis piernas colapsan y caigo al césped como una marioneta. Será divertido. Tal vez ni siquiera me cause gracia. No estoy segura, pero luego el tipo está acostado a mi lado, y un ratito después, más o menos encima de mí. Es castaño y tiene ojos marrones, un grano en el pómulo izquierdo. No soy una snob respecto a las imperfecciones en la piel ni nada de eso, pero esa espinilla realmente destaca. Está bastante oscuro, no entiendo por qué es tan notable. Ahora realmente está sobre mí, y sus manos recorren mi cuerpo. Lo hace en lugares donde realmente no debería. Lugares donde sólo Jack podría. No, eso tampoco está bien. Puede acariciarme cualquier hombre que quiera que lo haga. Jack no tiene nada que ver con esto. Pero, de hecho, no me agrada la forma en que el chico lo hace justo ahora. Me gustaría poder recordar su nombre. Una de sus manos está entre mis piernas, sobre los vaqueros, y la otra debajo de mi camisa, tocando a tientas mis tetas. No se siente bien. Se siente sucio. Pero mi mente está tan borrosa que no puedo procesar exactamente por qué. Él huele feo. Una mezcla de cerveza y sudor. No me gusta para nada. Es el olor más el toque lo que me impulsa a apartarlo. Desafortunadamente, no es algo tan fácil. Es más grande que yo y se ve muy metido en lo-que-fuese-que-esté-haciendo. Lo-que-fuese-que-esté-haciendo es desabrocharme el pantalón. Intento apartar sus manos, pero no tengo la coordinación necesaria. Lo empujo una vez más y comienzo a retorcerme debajo de él, usando más que mis manos para alejarlo. Quiero su peso, su hedor y sus asquerosas manos lejos de mí. Pero simplemente no se mueve. Está diciendo algo —está mal articulado y no es precisamente coherente, algo sobre lo mucho que lo disfrutaré, sobre que debería dejar de rogar ya que todo el mundo sabe que se abren para cualquiera que lo pida. Esto debería molestarme si estuviera sobria, pero no me encuentro así en absoluto. Sólo quiero que me deje.

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Consigo una mejor posición para hacer palanca y empujarlo. Lo muevo un poco, pero no lo saco de encima de mí. Intento no asustarme, pero me agarra. Ésta vez me duele el hombro aplastado contra una roca y un hilo de pánico advierte en mi cerebro brumoso. Esto no es bueno. Esto no es para nada bueno. Intenta desabrocharme el pantalón y no puedo ver para impedírselo. No estoy lo suficiente bien para no hacer otra cosa que luchar en vano. Espera un minuto. Recuerdo algo. Que puedo gritar. Tiene que haber alguien cerca. Quizás alguien escuche. Abro mi boca y suelto un graznido. Torpemente sigo intentando escapar. Me encuentro realmente aterrada ahora y está comenzando a llegar a la niebla de cerveza. Pruebo otra vez y consigo un gritito un poco más fuerte que el de antes. De repente caigo en la cuenta de que nada de esto va a ser suficiente. El chico está demasiado borracho incluso para reconocer que estoy tratando de huir, tampoco sé si le hubiera importado si estuviera sobrio. Es como si para él no sea una persona, sólo una cosa para usar. Tengo los pantalones sobre mis caderas ahora, y mi top está roto. Esto no es verdad. Esto no es real. Esto no puede estar pasando… De repente, el peso del tipo desaparece. No tengo idea de qué está pasando, ni cómo de pronto estoy libre, hasta que alzo la vista y me encuentro con Jack. Agarra al hombre y lo lanza unos metros. Quiero decir, literalmente lo lanza. Ahora se va tras el tipo de nuevo, levantándolo sólo para darle un puñetazo en el estómago, escucho el impacto. Nunca he visto a Jack así antes. Su rostro es increíble. Irreconocible. Como si en realidad pudiera matar a este hombre, cuyo nombre todavía no recuerdo. Intento levantarme pero no puedo. Soy al menos capaz de colocar mis jeans y tirar mi camiseta abrochando mi sostén. Parece imposible que la fiesta continúe, sólo fuera de la vista, no muy lejos. Es como ese poema de Auden que la Profesora Perra hablaba la semana pasada. Algo cambió, la vida casi ha pasado —para mí— y todo el mundo continúa sobre sus negocios, sin darse cuenta del desastre. ¿Por qué estoy pensando acerca de Auden? No tengo ni idea. Jack está golpeando al hombre en el suelo, y me aterra de repente por otra razón. Está totalmente fuera de control, y no podría ser capaz de detenerse. —Jack. —Se supone que sea una autoritaria indicación de que debería dejar de darle puñetazos al tipo. Es más bien un chillido. —¿Chloe, estás bien? —Kent esta repentinamente aquí. No tengo ni idea dónde ha estado todo este tiempo, pero me alegro de que alguien esté alrededor para ayudar a lidiar

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con la situación la cual se ha disparado tan fuera de control que no sé si puedo hacerlo de nuevo. Me ayuda a ponerme de pie, y me inclino contra él, simplemente por necesidad. — ¿Dónde estabas? —pregunto—. Ese tipo… ese tipo trató… —No termino la frase porque me atraviesa otra sacudida de miedo—. ¡Jack! —Esta vez, mi voz es más fuerte. Todavía tambaleante, sin embargo. Jack, hace una pausa, pero no da la vuelta. Sólo se queda ahí, su espalda hacia mí, respirando tan fuerte que lo veo en sus hombros. Veo esa tensión otra vez —el tipo de tensión que he visto en él tantas veces— y como que está tratando de retroceder para ser capaz de controlarlo. Me pregunto si algún día, los esfuerzos para contenerla harán que él simplemente sucumba. Finalmente, se da la vuelta. Incluso en la oscuridad, puedo ver su cara brillando con sudor y hay sangre en sus manos. El hombre en el suelo no se está moviendo. Kent va a ver al tipo, dándole a Jack un amplio margen y una mirada decididamente sospechosa. —¿Está bien? —pregunto, rompiendo mi voz. Tal vez esto me hace sin corazón, me importa una mierda si el tipo está bien —pero no quiero a Jack metido en problemas por ello. —Sí —dice Kent—. Eso creo. Ante esto, sólo me estremezco. En serio. Mis piernas no aguantan y termino en la hierba, mareada, confundida y enferma. Kent viene rápidamente a ayudarme a ponerme de pie. Me inclino en él porque tengo que hacerlo. Estoy preocupada por Jack, quien parece tan fuerte, que intenta controlarse a sí mismo para no moverse todavía. —Te hizo… ¿te hizo algo? —pregunta Kent. —No un daño permanente. —No sé si esto es verdad, pero sé lo que está preguntando. No fui violada, aunque podría haberlo sido. La comprensión me golpea tan duro que agita mi estómago. Respiro profundamente y tratar de averiguar qué hacer. —Debería… ¿debo llamar a la policía? —pregunta Kent. Suena confuso e incierto. Eso nos hace estar igual. —Sólo quiero volver a casa. —Puedo llevarte a casa. —No, no puedes. —Este es Jack, y parece casi normal. No luce normal. Todavía hay un fuego salvaje, primitivo en sus ojos. Pero evidentemente puede moverse, así que él mismo debió ponerse bajo control. Camina más cerca a mí—. Te llevaré a casa. Estás encargándote de eso. —Hace gestos hacia el hombre golpeado.

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—Por qué debería… —La objeción de Kent es callada, evidentemente de ver la expresión en la cara de Jack. Apenas puedo culparlo. Si Jack me estuviera mirando así, estaría temblando en mis zapatos y haría cualquier cosa que me dijera. Entonces dejo de pensar en Kent totalmente. Aquí hay algo más. Algo importante. Algo que importa. Entonces lo entiendo. Lo que importa es que mis entrañas se ha movido mucho y mi mente ya no puede controlarlos. Empiezan a moverse. —Oh, oh —digo, poniendo una mano sobre mi estómago. —¿Qué pasa? —Esa no es la más brillante de las preguntas, pero Kent ha estado bebiendo demasiado y ha estado muy desorientado unos pocos minutos. —Se va a poner enferma. Espero que en ti. Ya sé que Jack está aquí, muy cerca de nosotros, pero su voz sigue sorprendiéndome tanto que salto. Literalmente salté. Y eso definitivamente no es bueno para mis entrañas. —¡Cállate —Es lo que le digo—. ¿Qué haces aquí de todos modos? Ahora, estoy bien consciente de que esto no suena muy agradecido, cuando me salvó de algo que no quiero pensar. Pero es difícil sentirse agradecido por cualquier cosa cuando te sientes como lo hago en este momento. Mi estómago se retuerce. —Oh, princesa —murmura Jack mientras me inclino para vomitar en la hierba. Me agarra, sostiene mi cabello y no es ni un poco divertido, tengo que decirte. Me siento un poco más clara después de haber terminado, aunque estoy tan inestable en mis pies que no puedo pararme ni siquiera. Jack me levanta, me abrazo contra él, y mi rostro se entierra en su camisa. Nadie en el mundo se siente como Jack, incluso cuando estás borracha. E incluso cuando él sólo golpeo a otro tipo y lo dejo hecho pulpa. Aprieta el brazo alrededor de mí y luego me dice algo que no entiendo. —No sé lo que planeabas al traerla aquí esta noche, pero sea lo que sea no va a suceder. —Su voz es dura y fría, y nunca lo había escuchado así antes. —¿Qué? —digo, quitando mi cara de su camiseta y parpadeándole. Baja la mirada y acuna mi mejilla en su mano. —No hablaba de ti, Chloe. —Oh. Estoy más confundida que nunca, la claridad de la adrenalina antes de que se nublara en una bruma inducida por el alcohol. No tengo ni idea de lo que pasa, pero al menos no estoy envuelta más en ella. —No planeaba nada. —Eso suena como Kent—. ¿Crees que quería que esto pasara?

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—No tengo idea de lo que querías. Pero puedes olvidarte de cualquier cosa que quieras si eso está vinculado a ella. Incluso mi mente borrosa reconoce la voz baja como una amenaza. Tiemblo en respuesta. —¿Puedo llevarte a casa ahora, princesa? —pregunta Jack, su voz tan diferente que casi no la reconozco. —Sí. Por favor, llévame a casa. Empezamos a salir, pero cuando pasamos esa pareja que estaba haciéndolo cerca, Jack saltó lejos y alcanzó a sacar algo de la mano del tipo. Muchos parpadeos después, me doy cuenta que es el teléfono del tipo. No tengo idea lo que Jack está haciendo mientras se está metiendo en esto. —Oye, eso es mío. No tienes derecho a borrar eso. —Es el tipo-de la pareja. —Si crees que me importa un carajo acerca de tus derechos, entonces estás muy equivocado. He eliminado el video. Si eres inteligente, vas a olvidar cualquier cosa que haya ocurrido. No tengo ni idea qué vídeo está hablando, pero realmente no me importa. Cuando Jack empieza a caminar de nuevo, me lleva con él porque su brazo está alrededor de mi cintura. Sigo cayendo sin embargo, ya que mis piernas no están funcionando muy bien y no veo mucho en la oscuridad. Así que finalmente me levanta y me lleva. Eso no es tan malo. No está mal en absoluto.

y No recuerdo mucho el camino. Podría haber muerto un poco. En mi defensa, fue sólo un poco. Lo siguiente que sé es que estoy parpadeando a Jack, mientras se inclina en el asiento del pasajero para subirme. —Estoy bien —le digo con más confianza de la que está totalmente garantizada—. Puedo caminar. —No hay ninguna razón por la que tengas que caminar. —Me saca de mi cinturón de seguridad y entonces me levanta en sus brazos. Esta cargándome, y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, acariciando su hombro. —No tienes que llevarme —digo—. Soy demasiado pesada.

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—No eres pesada en absoluto. Eres pequeña. —No hay nada malo con ser pequeña. —Sé que nada está mal con serlo. Eres perfecta. —No, no lo soy. Yo casi… casi… —Sé lo que casi pasó, princesa. —Su voz es extraña y grave. —Ni siquiera se siente real. —Fue real. Lo siento por no llegar antes. —Llegaste a tiempo. No fue tu culpa. Es culpa mía. —No es tu culpa. Nunca digas eso. —Fui estúpida. —La estupidez no quiere decir que mereces que algo así pasara. Ni siquiera pienses que lo hace. —Bien. —Estoy demasiado cansada y mareada para pensarlo de todos modos—. Además, vomité delante de ti, Kent y todo el mundo. —No todo el mundo. —Fue muy malo. —No fue malo en absoluto. —Está en el edificio y subiendo las escaleras ahora. —Bueno, no era bueno. —No, no era bueno. —Sólo quería divertirme, ser normal y no estar controlada todo el tiempo. —Lo sé, princesa. —¿Estás enojado conmigo? —No. No estoy enojado. —Deja escapar un largo suspiro mientras cierra la puerta de mi apartamento con la espalda y sigue caminando hacia el dormitorio—. Lo siento. —Oh. —Intento pensar sobre esto durante mucho tiempo… en vano. Nada tiene sentido en absoluto—. Soy la única que vomitó. —Has bebido demasiado. Eso pasa. —Tres cervezas no deberían ponerte tan borracho. Es algo lamentable. —Eres pequeña. Y apuesto a que no has comido. —Cierto. Para este momento, hemos llegado a mi cuarto, y me baja. Trato de tirarlo conmigo ya que me gusta mucho cómo se siente. Se resiste y gimo con decepción. —Quiero que vengas a la cama conmigo. —Tal vez no se dio cuenta de lo que estoy tratando de hacer. Para el caso puedo decirlo.

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—No creo que sea una buena idea. —Pero te quiero. —Me aferro a su cuello resistentemente, a pesar de sus intentos por alejarse de mis brazos. —Te quiero también. No te imaginas cuánto. Pero no estás en condiciones de hacer ese tipo de decisión. Y no voy a permitir que nadie te haga daño, Chloe. Ni siquiera yo. No estoy segura de lo que todo esto significa, salvo que es un rotundo no. Y no tengo ninguna energía para pelear. Así que lo dejo ir y me suelto con un suspiro. —Eres malo. —Lo siento mucho, princesa. —Soy buena en la cama. —Sé que lo eres, aunque no estoy seguro de que esta sea tu mejor noche. —Sería bueno. Puedo darte una mamada si quieres. —Entonces de repente hablar es demasiado—. Pero primero voy a dormir. —De acuerdo. Eso es una buena idea. Y con esa última cosa. Duermo.

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10 Traducido SOS por Apolineah17 & SOS por Apolineah17 Corregido por Lucero Rangel

Como podría esperarse, me despierto sintiéndome como una mierda absoluta. Ni siquiera sé qué hora es, pero sigue estando oscura la habitación, así que todavía no puede ser de mañana. Mi boca está seca y apenas puedo abrirla. Sueno los labios un par de veces para ver si todavía están allí. Entonces me doy la vuelta e inmediatamente me arrepiento de moverme, ya que mi cabeza está punzando. No es la primera vez que he bebido demasiado, pero en realidad no bebo muy seguido. Ahora recuerdo por qué. Necesito agua —tan desesperadamente que apenas puedo procesarlo. La única manera en que puedo conseguirla es poniéndome de pie y caminando hacia la cocina. O, si no puedo llegar hasta allí, tal vez puedo ir al baño y beber del grifo. No está tan lejos. Es una misión realizable. Si puedo ponerme de pie, sería capaz de caminar el resto del camino. Trato de empezar a levantar mi espalda, y la habitación se mueve tanto que me desplomo de nuevo hacia atrás con un gemido. Pero todavía estoy tendida aquí, sedienta, nauseabunda y con una necesidad desesperada de agua. Valdrá la pena el sufrimiento. Conseguir agua valdrá la pena, sea lo que me tome llegar hasta allí. Así que comienzo a levantarme de nuevo, y mi cabeza duele tanto que mi visión se torna momentáneamente oscura. —Aquí, princesa. —De repente, milagrosamente, hay una botella de agua en mis labios. No tengo idea de cómo llegó hasta allí, pero parece ir con la baja voz suave. Tomo un sorbo, y es tan bueno que tomo otro. Entonces tomo otro más, pero es demasiado grande y me hace toser. La tos hace que me duela la cabeza, y caigo de nuevo en la almohada, sintiendo un par de lágrimas saliendo de mis ojos. Dios, ¿hay alguien en la tierra más patético que yo?

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—Por favor, no llores, princesa. Es sólo una resaca. —Una gran y áspera mano se mueve hacia mi rostro y limpia las lágrimas—. Te sentirás mejor si puedes beber más agua. tacto.

Mi mente empieza a funcionar lo suficiente para darme un contexto de la voz y el —Jack —grazno. —Sí.

Mi cabeza está siendo levantada y la botella de agua está justo allí, así que bebo un poco más. Sigue siendo buena y no me atraganto esta vez. Estoy lo suficientemente consciente para saber que Jack todavía está en la habitación mientras cierro los ojos y me quedo dormida. O quizás simplemente me desmayo de nuevo.

y Así que ahora puedo pensar en al menos diez razones para no embriagarte en una fiesta universitaria en alguna especie de intento inútil de reivindicación. Uno: La persona a la que le estás tratando de demostrar algo podría ni siquiera estar cerca para presenciar tu reivindicación. Dos: La reivindicación puede lograrse mejor cuando estás sobria y puedes pensar en un plan viable. Tres: Estar jodidamente tomada no es tan atractivo o impresionante como podrías creer. Cuatro: No eres la única que pierde las inhibiciones cuando se embriaga o se droga. Cinco: Esas inhibiciones son la causa de que actuemos de manera civilizada entre sí. Seis: Emborracharse y alocarse es mejor hacerlo alrededor de personas en las que confías. Siete: Te despiertas al día siguiente con la peor resaca del mundo. Ocho: Todavía estás atascada con el corazón roto, o con lo que sea que te hizo querer hacer eso para empezar. Nueve: No siempre vas a tener un guardaespaldas que vaya a salvarte el culo. Diez: Tu acto de rebeldía no hace nada más que hacerte miserable, sin ninguna justificación a la vista.

y

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Cuando me despierto la próxima vez no es tan malo. Mi boca todavía se siente como si alguien hubiera muerto en ella, pero puedo moverme sin que mi cabeza me noquee. Aún hay un dolor sordo en mis sienes, pero sin duda puedo lidiar con él. Tan pronto como me he orientado, me levanto, así que estoy sentada en el borde de la cama. Estoy usando una camiseta grande y nada más. Jack debió haberme desvestido, aunque no tengo recuerdo de eso sucediendo. —Tu blusa estaba desgarrada y vomitaste toda tu ropa. —Una voz proviene de la puerta—. Pensé que preferirías quitártela. —Sí. —Mi voz todavía no es mucho más que un graznido—. Gracias. Se acerca con una botella de agua fresca y la agarro impacientemente, bebiendo de golpe. Alguna de ella se escurre de mi boca, pero eso realmente no me molesta en este momento. —¿Cómo te sientes? —Bastante malditamente estúpida. —Qué tontería. Así que esta no es una de mis mañanas más brillantes, pero estoy bastante segura de que está hablando de lo que acabo de decir, en vez de como actué anoche. —No es una tontería. Tengo todas las razones para sentirme estúpida. —Sólo porque te mantienes en estándares demasiado altos. Así que no eres perfecta. Gran cosa. —Es una gran cosa. —Empiezo a recordar la noche anterior, nada claro o completo pero sí los suficientes destellos de recuerdos para darme una idea de todo—. Oh, Dios, si no hubieras llegado, ese tipo habría… —Simplemente no. —Las palabras son básicamente un gruñido. —¿No qué? —No pienses en ello. Llegué allí. Te maltrató un poco, pero no tanto como yo a él. Nada más sucedió, excepto que vomitaste delante de ese chico Kent y de un par de don nadie. Suspiro y me froto la cara. Entonces recuerdo el agua en mi mano, así que bebo un poco más. —Pobre Kent. —Respiro, bajando la botella después de un par de sorbos. Jack hace otro sonido tipo gruñido, esta vez sin palabras. —¿Qué te pasa? —Miro hacia él, tratando de averiguar qué es lo que lo ha molestado. —¿Qué me pasa a mí? El “Pobre Kent” te había abandonado cuando no estabas en condiciones de lidiar con una situación como esa fiesta. Pensé en ello.

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—También bebió mucho. —Antes de que Jack pudiera objeta, añadí—: Y no creo que me abandonara a propósito. Es fácil perderle el rastro a las personas en fiestas como esa. No creo que sea el tipo de chico que podría… —Definitivamente es el tipo de chico que… —Basta, Jack. No conoces a Kent. No intentó hacer nada inapropiado conmigo. Trato de pensar en ello para asegurarme de que es verdad. —Lo he visto con las manos sobre ti. Nunca voy a creer que eso es apropiado. —Sí, bueno, no hizo nada malo anoche. Pero, en serio, gracias por ir a buscarme. —¿Qué otra cosa haría? —Jack me está mirando de manera diferente ahora, todavía posesivo pero de alguna manera más suave. —¿Cómo supiste dónde estaba? Quiero decir, me escabullí. —Sé que escapaste. Lo llamé para comprobarlo, y dijo que tomabas el té con alguna dama. Sabía que no podía ser cierto. No ayer, de todos modos. Así que pensé, si estuvieras escabulléndote, sólo había un lugar al que te dirigirías. Me recuesto en la almohada. —Dios, odio ser tan cliché. —No eres cliché. —Se acerca y acuna mis mejillas—. No hay nada en ti que sea cliché. Simplemente lo sé. Por alguna razón, la forma en que lo dice se siente importante, significativo. Lo miro borrosamente y me doy cuenta de que luce absolutamente agotado. Hay sombras debajo de sus ojos y su barba está creciendo, obviamente no se ha afeitado en unos días. Extiendo una mano hacia él y me las arreglo para encontrar su brazo. —¿Estás bien, Jack? Luce sorprendido. —Por supuesto. Tú eres quien… —Fui una estúpida y bebí demasiado. Pero te ves… —Me callo, no hay ninguna manera de terminar la frase. No estoy segura de cómo se ve. Algo herido, como si algo lo estuviera destrozando, como si tuviera más de una carga de lo que puedo entender. Seguramente, la carga no soy completamente yo. —Estoy bien. Un poco cansado. —¿Dormiste? Probablemente no. —No necesito dormir mucho. Deja de preocuparte. Se ve tan mal que digo—: Bueno, al menos toma una ducha. Aunque quizá es mejor que esperes hasta que yo tome una.

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—Esa es una buena idea. Por qué no tomas una ducha y yo consigo una después. Esto suena razonable, como si estuviera reconociendo mi preocupación, así que salgo de la cama y me las arreglo para llegar al baño. La ducha tiene que ser una larga para hacerme sentir medio humana otra vez, así que pasa casi media hora cuando emerjo del baño, sintiéndome limpia, más despierta, y más cómoda con un chándal y una camiseta limpia. Mi cabeza todavía duele, pero en general me siento bien. Salgo a la sala de estar y estoy a punto de decir algo cuando veo a Jack sentado en la silla frente a mi escritorio de espaldas a mí. Sus hombros están encorvados, y ha bajado su cabeza hacia su mano. No, eso no es del todo cierto. Está hablando por teléfono, apoyándose contra la mano que lo sostiene. Se ve tan agobiado que me contengo de decir lo que sea que iba a decir. En vez de eso, escucho su parte de la conversación telefónica. —Eso no es lo que pasó. —Su voz es baja. Tan baja que apenas puedo leer la resonancia, excepto que definitivamente no está feliz. Después de una pausa, continúa—: Sé que eso es lo que escuchaste, pero te estoy diciendo que está equivocado. Hay una pausa más larga, y sus hombros se encorvan aún más. —Lo mismo no está sucediendo aquí… no, no estoy negando que he hecho algunas cosas, pero no es la misma situación. No voy a arruinarlo esta vez… Mike es un incompetente. Él nunca puede… Hace un sonido tipo gruñido mientras la otra persona habla. —Está bien. Es tu decisión. Puedes hacer lo que quieras… no, sé que no estás entusiasmado por ello, pero si realmente quieres algo distinto a esto, simplemente acaba de hacerlo. La mitad de la conversación que puedo escuchar no tiene mucho sentido. Ni siquiera sé con quién está hablando, aunque, si lo pienso, supongo que es su papá. Se sienta por un largo tiempo en silencio, todavía sosteniendo el teléfono en su oído. No dice nada más. Me doy cuenta de que la llamada se ha terminado y él simplemente está inmóvil por lo que sea que sucedió durante la conversación. Me apresuró hacia él, olvidando que no debería estar espiando, sólo necesitando ayudarlo o consolarlo de alguna manera. —¿Qué pasa? Se sacude con visible sorpresa. —Nada. —Sí, hay algo mal. No soy idiota. ¿Era tu papá?

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Estoy apoyándome contra el escritorio justo frente a él, y veo sus facciones retorcerse de mala gana. —Sí —dice al fin. —¿Qué dijo? —Sólo comprobaba todo. —No estaba solamente comprobando. Dime qué demonios dijo. Dímelo ahora mismo. Suspira con voz ronca y me empuja hacia su regazo. Se siente más como si estuviera buscando consuelo en lugar de dándolo, así que me acomodo para estar más cómoda y estiro una mano hacia arriba para acariciar su rostro. —Dime qué dijo tu papá, Jack. —Estoy despedido. —Oh. —Esto es sorprendente, así que tengo que pensar en ello—. ¿Por mi culpa? —En parte. —¿Así que te quito el trabajo de protegerme? —Oh, no. Realmente me despidió. Ya no soy un empleado. —¿Qué?, ¿cómo pudo hacer eso? Eres su hijo. —Y también la mayor decepción para él en todos los sentidos. regazo.

Ha dejado caer su brazo y su cuerpo se siente rígido, así que me levanto de su —¿Cómo pudo siquiera enterarse sobre nosotros?

—Ese chico Kent se lo informó, llamó para “presentar oficialmente una queja”. No estoy seguro de cómo averiguó a quién habían contratado tus padres, pero de alguna manera lo hizo. —¿Qué?, ¿Kent te delató?, ¿cómo supo que nosotros estábamos…? —No sabía nada. Sólo lo sospechaba. Así que mi papá llamó a Bill, quien no tuvo más remedio que admitir que pasé la noche contigo. Más de una vez. —¿Y te despidió por eso? —Sí. Me quedo en silencio por un momento. Demasiado tiempo para una conversación normal. Pero no tengo idea de qué decir, y mi pecho ahora duele tanto como mi cabeza. Quiero responder, responder a lo que acaba de decirme, pero las palabras son completamente imposibles. En lugar de eso, me estiro y pongo mis manos sobre sus hombros. Puedo sentir el grado de tensión de los músculos allí, así que empiezo a sobar sin pensarlo. Quiero decir, ¿quién va a rechazar un masaje de hombros cuando lo ofrecen?

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Evidentemente, Jack. Prácticamente salta lejos de mis manos. —¿Qué pasa? —preguntó, mi voz rota por la sorpresa y los sentimientos heridos. —Nada. Lo siento. —Se sienta de nuevo en su silla, aunque parece más tenso que antes—. No tienes que hacer eso. —Sé que no. Quiero hacerlo. Así que deja de ser estúpido. No objeta de nuevo y no se aleja, pero puedo decir que no está cómodo mientras le froto el cuello y los hombros, ligeramente al principio y luego, gradualmente, un poco más fuerte. Escucho que su respiración comienza a desacelerarse, y eso me hace sentir bien, el que esté respondiendo, el que esto esté funcionando, que lo estoy ayudando… por lo menos un poco. Después de un tiempo, pregunto—: ¿Despedirte no es algo un poco duro? —En realidad no. —Se queda sin aliento mientras presiono sus músculos desde la nuca hasta el cuello, así que le presto más atención a ese lugar y me alegro cuando suelta un largo y pesado suspiro. —¿Es realmente tan estricto con el código de conducta de guardaespaldas? —No. Quiero decir, sí. —Ahora tiene los ojos cerrados y ha comenzado a inclinarse hacia atrás, hacia mis manos—. Lo es. Pero no sólo es eso. —¿Entonces qué es? —Lo he arruinado antes. Esta es mi segunda oportunidad. No hay terceras oportunidades con mi papá. Ahora sé que nos estamos acercando a algo importante, algo privado, algo que lo ha hecho actuar de la forma en que lo hace, algo que nunca ha admitido que incluso existe. Su respuesta visceral a mi masaje le ha dado el coraje, así que después de un minuto, preguntó—: ¿Cómo lo arruinaste antes? No responde de inmediato, pero siento sus hombros tensarse. —Eso no importa. —Importa para mí. No responde. He encontrado un músculo en su cuello que debe doler porque hace una mueca cuando lo masajeo. Suavizo mi toque para trabajar en él, convirtiéndolo gradualmente en un masaje más profundo. Aplasta sus manos sobre el escritorio y se inclina hacia adelante, soltando un lago gemido ronco que hace algo muy extraño en mi interior. En realidad no es excitación, pero sí algo parecido. Sigo trabajando en su cuello. —Mierda, princesa —murmura—. En verdad eres muy buena en eso. Realmente no creo que sea algún tipo de experta, pero me alegro de que lo esté apreciando. —Así que no deberías ser tan estúpido evitando que te ayude.

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—No necesito que me ayudes. —Sí, lo haces. De repente estoy segura de ello, más segura de lo que he estado sobre cualquier cosa por un tiempo muy largo. La revelación desencadena una emoción poco familiar en mi corazón, mi vientre. —Necesitas a alguien, me necesitas, para cuidar de ti. —No me gusta que cuiden de mí. —No me importa. —Deslizo mis manos hacia su grueso cabello y empiezo a masajear su cuero cabelludo. Gime de nuevo. Mi propio dolor de cabeza ha desaparecido por completo. Me siento bien, fuerte y para nada impotente. —No quiero que me veas… —No termina la frase. Sus ojos todavía están cerrados y su cuerpo se está relajando palpablemente. Puedo sentirlo bajo mis manos, escucharlo en su voz. —¿No quieres que te vea cómo? —Roto. —Todo el mundo se rompe, Jack. No responde durante un tiempo, y mantengo mis atenciones sobre su cuero cabelludo, su cuello, hombros y espalda. Hago que se incline hacia adelante para abarcar más de su espalda y está gimiendo casi sin poder evitarlo ahora. Así que finalmente pregunto de nuevo—: ¿Cómo lo arruinaste antes, Jack? Esta vez, no es sólo una ligera vacilación. —Me acosté con una chica que se suponía que protegía. —Oh. —No me gusta esa idea, en absoluto, aunque tendría que ser una completa idiota para no saber que ha estado con otras mujeres en el pasado—. ¿Y tu papá se enteró? —No hasta que todo estalló. —¿Cómo estalló? Me moví de nuevo hacia sus hombros. Tomo nota de ello porque se tensan de nuevo, sólo un poco. Trabajo en ellos arduamente hasta que los relaja una vez más. —No la protegí. —Oh. —Trago fuerte porque esto no es para nada lo que esperaba—. ¿Ella resultó herida? —Fue asesinada. —Oh. —Oh Dios, oh Dios, Oh Dios—. Dios. Después de una pausa, añado—: ¿Debido… debido a que no estabas haciendo tu trabajo?

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—No lo sé —murmura—. Tal vez. Me he preguntado una y otra vez eso. No puedo pensar en nada que podría haber hecho de forma diferente o mejor, pero debería haber estado comprometido. Se suponía que iba a ser un caso de algodón de azúcar. Esa es la única razón por la que mi padre confío en mí con eso cuando era tan joven. Pero aun así me lo tomé en serio. No estaba en la cama con ella en ese momento ni nada, pero aun así es mi culpa. Era mi responsabilidad y un francotirador llegó a ella. —¿Cómo es tu culpa?, ¿si no hiciste nada malo? —No lo hice lo suficientemente bien. Mi papá en realidad nunca me perdonó. —¿No te perdonó por hacer qué?, ¿por cometer un error?, ¿por no ser completamente invulnerable? —Por defraudarlo. Oh, mierda, esto simplemente es horrible. Ni siquiera puedo imaginar lo que es para Jack tener que cargar con esto. Incluso si no hizo nada malo, todavía se culpa a sí mismo. ¿Cómo dejas pasar algo como eso? —Tenía diecinueve años —añade con voz ronca—. En las vacaciones de verano de la universidad. Fue uno de mis primeros trabajos. Se suponía que iba a ser un caso de algodón de azúcar. Prácticamente estoy llorando y me acerco a envolver mis brazos alrededor de él. Tira de mí hacia su regazo de nuevo y me abraza con tanta fuerza que, literalmente, no puedo respirar por un minuto. Me muevo hasta que puedo tomar una respiración completa y lo sostengo igual de fuerte. Su rostro está enterrado en mi hombro y está estremeciéndose totalmente por la emoción. No hay nada que pueda decir. No hay una respuesta en el mundo para lo que me ha compartido. Así que sólo aguardo y espero que vaya a ser suficiente. Apenas recuerdo que estaba ebria y bajo amenaza la noche anterior o que todavía estoy sufriendo los efectos de una resaca. Nada es más importante que este fuerte, tierno y roto hombre en mis brazos.

y Después de un rato, decidimos regresar a la cama, ya que realmente no hay nada que hacer. Es domingo. No tengo planes. Jack no tiene un trabajo. Bien podría pasar el día en la cama.

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Nos dormimos. Sé que está demasiado dormido porque suena profundamente dormido con un brazo encima de su cabeza cuando me despierto alrededor de las dos de la tarde. Tengo hambre, estoy aturdida y preocupada por Jack. —¿Cómo te sientes? —pregunta. —Tengo hambre. —Yo también. Así que voy a prepararnos sándwiches mientras se baña. Después de que comemos, volvemos a la cama. En realidad, no para dormir, simplemente para estar cómodos. mí.

Me acurruco junto a él, suspirando de alivio cuando envuelve un brazo alrededor de

—Entonces, ¿qué pasó? —pregunto después de un rato—. Después de la cosa que pasó cuando tenías diecinueve. ¿Te metiste en un gran problema? —No. Fue investigado, por todos, sobre todo mi papá, pero nadie pudo encontrar nada que hubiera hecho mal, aparte de dormir con ella. —¿Tenías… tenías sentimientos por ella? Lo siento encogerse de hombros. Está acariciando mi cabello, el cual esta increíblemente despeinado en este momento. —No sé. Me gustaba bastante. Era mayor que yo. Se acercó demasiado rápido. Pero no había llegado tan lejos. No me sentía por ella de esa forma… —¿De qué forma? —Me espabilo, de verdad, cómo puede una chica no hacerlo cuando parece que va a decir algo que ella realmente quiere escuchar. —Nunca me sentí con ella de la forma en que me siento contigo —dice, deslizándome hacia arriba para que pueda mirarlo a los ojos—. Nunca he sentido por nadie lo que siento por ti. Trato de no retorcerme. —Oh. Bueno. Yo tampoco. Me besa en ese momento y le devuelvo el beso, se vuelve bastante profundo realmente rápido. Pronto me tiene sobre mi espalda y se está colocando entre mis piernas y, allí, ahora está dentro de mí y es tan bueno, tan profundo y tan correcto. Estoy empezando a envolver mis piernas alrededor de él cuando se aleja. —Mierda. Condón. Tiró de él hacia abajo antes de que pueda deslizarse fuera. —Estoy en control de natalidad. Así que a menos que tú… —Estoy limpio. —Sostiene mi mirada sin apartarla—. ¿Estás segura, princesa? —Sí, estoy segura. Te quiero así. —Yo también. Te deseo tanto que lo respiro. No puedo imaginar querer a nadie más. Y eso suena simplemente correcto para mí.

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Comienza a moverse, y no está tan controlado como de costumbre. De hecho, no está controlado en absoluto. Pronto está empujando dentro de mí con duras y rápidas embestidas, gruñendo y nunca apartando la mirada de mi rostro. No puedo soportar ni siquiera la pequeña distancia entre nosotros, así que aprieto fuertemente mis piernas alrededor de su cintura y tiro de su cabeza hacia abajo para poder besarlo. El beso es húmedo, impaciente y torpe, puedo sentirlo soltar las riendas de su contención mientras lo sostengo con mis piernas, mis brazos, todo mi cuerpo. Se siente tan bien. Mejor que nada. Y no creo que me vaya a correr, pero simplemente no me importa en absoluto. Rompe el beso con un gemido inevitable. —Chloe, bebé, ¿puedes…? —Córrete, Jack —interrumpo, ya que un orgasmo es la última cosa que me importa ahora mismo—. Libéralo. Por favor, déjalo ir. Lo hace. Parece no poder evitarlo. Sacude y sacude sus caderas, deja escapar una exclamación de liberación. Y es tan increíble. Tan poderoso. Eso es exactamente lo que quiero. Cae encima de mí después de eso y es pesado, pero también quiero eso. Me aferro a él y me arqueo hacia sus dulces besos por todo mi rostro, boca y cuello. Nos quedamos dormidos después y está oscuro para el momento en que nos despertamos.

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Interludio Jack Traducido por Aleja E Corregido por Alysse Volkov

Cuando has hecho lo que he hecho, cuando has sido lo que he sido, cuando has vivido lo que he vivido, no sabes lo que debes hacer cuando estás de repente sin ataduras, cuando los lazos que te sujetaban se cortan sin previo aviso. Traté de mantener el control, para no aferrarme, para mantener el universo en orden, para nunca rendirme y siempre caminar sobre la ruta trazada para mí. Pero, ahora que Chloe es parte de mi universo, simplemente no puedo hacerlo más. Ella cambia todo. Podría haber matado a ese chico anoche. Literalmente, podría haberlo matado, ya que todo lo que guardé dentro de mí durante tanto tiempo finalmente explotó. No quiero ser ese hombre. Pero tampoco quiero ser el hombre que era antes, que reprimía la culpa, por miedo de ir demasiado lejos, por obligación de un padre al que nunca seré capaz de igualar. Ni siquiera estoy seguro de lo que quiero ser, excepto el hombre que tiene que estar con Chloe. Esa es la única verdad en blanco y negro del gris en que mi vida se ha convertido. Por lo menos, estoy seguro sobre eso. Puede haber otra cosa de la que estoy seguro, y es que ella me está llamando ahora mismo. Me arrastro fuera de la cama al oír el tono de llamada, asegurándome de que Chloe no se despierte. Entonces me pongo un par de pantalones y voy a la otra habitación para contestar el teléfono. —Hola, mamá. —Jack, ¿estás bien? Espero que mi madre no pierda el tiempo con una pequeña charla frívola. Hay una razón por la que ha estado felizmente casada con mi padre durante treinta años. —Estoy bien. —Tu padre me contó lo que pasó.

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Ya que apenas son las seis de la mañana del lunes, me lo había imaginado. —Está bien, mamá. No es nada de lo que debas preocuparte. —¡Por supuesto que estoy preocupada! Está decepcionado acerca de todo esto. Y ahora no tienes un trabajo, y no se… —Puedo conseguir otro trabajo. —Tengo mis dudas acerca de que mi papá esté decepcionado como mi madre piensa, pero no la voy a desilusionar sobre eso. Una de las razones por las que no corté lazos con él hace siete años fue porque rompería el corazón de mi madre. Y no voy a hacer eso, si puedo evitarlo. —Sé que puedes, pero no entiendo cómo sucedió. ¿Por qué te has metido con otra protegida, cuando sabes lo que podría suceder…? —Jill no murió porque estaba involucrado con ella. —Es tan extraño decir las palabras, ahora que creo en ellas. Por primera vez, me pregunto si de verdad lo hago. —Lo sé. Pero simplemente hizo todo tan complicado. Y sabes que, cuando las cosas se ponen complicadas, entonces es difícil mantener todo bajo con… —Si son complicadas. No puedo hacer nada al respecto. Hay algunas cosas que no puedes controlar, y si se intenta, sólo te van a romper. Hay silencio en el otro extremo de la línea durante un largo tiempo. Mientras empiezo a preguntarme si he herido sus sentimientos y comienzo a pensar en alguna manera de arreglarlo. Finalmente dice—: No estás roto, Jack. Suspiro porque ella realmente cree esto. No importa quién soy, no importa lo que haga, siempre va a creer en eso. Soy su hijo, su único hijo, y nada va a cambiar eso. Desde que sé que esto es verdad y desde que sé que ella merece la verdad, trato de dársela. —Me siento… cerca. Demasiado cerca de romperme. Y ahora tengo una razón para no hacerlo. —¿La chica? —Sí. —¿Es en serio? —Sí. —Tú… ¿tú la amas? —Sí. —¿Así que no es como antes? —Nada es como antes. Quiero ser… quiero ser mejor. Me siento como un tonto, diciendo esto, incluso diciéndoselo a mi mamá. Chloe probablemente se reiría de mí, ya que está muy lejos de lo que un chico malo haría. Pero Chloe no es la única en el mundo a la que amo, y si puedo hacer que mi mamá entienda, entonces quiero hacerlo.

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—Tu padre es un buen hombre también, Jack. —No tengo ni idea de qué decir a eso—. Si tienes que cortar los lazos, entonces eso es lo que tienes que hacer. Pero es un buen hombre, y te ama. No tengo ninguna razón para creer que es verdad, excepto que ella lo dice, pero no trato de discutir. Sólo le haría más daño. Luego concluye—: Pero si no eres el hombre que espera que seas, entonces que hagas eso… es realmente bueno. Y eso significa algo. Algo después de todo lo demás. Cuando has hecho lo que he hecho, cuando has pasado que he pasado, y vivido lo que he vivido, no se necesita mucho para hacer una diferencia.

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11 Chloe Traducido por Annie D & lolabayona Corregido por Pily

No sé realmente por qué, pero las cosas se sienten diferentes la mañana siguiente. Aun debo levantarme e ir a clases —ni siquiera es el receso de otoño todavía y tristemente el semestre parece no terminar sólo porque grandes cosas suceden en tu vida. Las cosas aún están algo conflictivas entre Jack y yo— además, está desempleado, lo cual definitivamente puede complicar las cosas. Y todo el mundo en la escuela aún me odia. Además, fui un estúpida imperdonable el sábado en la noche, y realmente cosas malas podrían haber pasado por causa de eso. Pero, aun, a pesar de todo eso, me siento casi esperanzada como si algo en el universo ha cambiado. Salgo de la ducha, y Jack está extendido en la cama, sólo medio cubierto por las sábanas. Luce apuesto y libertino, sus largas extremidades extendidas, su fuerte pecho y abdominales ajustados están expuestos por las sábanas que apenas cubren su ingle. —¿Crees que podrías afeitarte hoy? —Es lo que pregunto, oye, una chica no quiere admitir que un hombre es tan exquisito que quiere chuparlo a las siete y media un lunes por la mañana. Sonríe. —Supongo que podría. —Estás luciendo bastante rudo. —¿Y no te gusta rudo? Incluso hace dos meses, habría declarado con absoluta seguridad que los hombres rudos no eran mi cosa para nada. —Hay límites a la rudeza que tomaré. Su sonrisa se amplía.

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—Entonces afeitado será. Estoy usando una bata, y mi cabello está mojado, pero me acerco y me siento en un lado de la cama. —¿Que vas a hacer hoy? Es decir, además de afeitarte. —No estoy seguro. —¿Estás bien… sin un trabajo? Él no te botó sin un centavo o algo, ¿o sí? —Oh, no. Siempre ha sido muy profesional. Tengo salario y beneficios por otros dos meses. —La voz de Jack es seca y frágil. —Lo siento. Realmente apesta. Y no puedo evitar sentir que es mi culpa. Se estira para acunar mi mejilla, mirándome con su cabeza descansando en una almohada. —No es tu culpa. Nunca pienses eso. Sabía que habría consecuencias al ceder a cuanto te quiero. Lo sabía, princesa. No eres el tipo de chica con que un chico pueda estar y que no cambie todo su mundo. Trago duro. —Oh. —Y honestamente, he estado pensando sobre eso y tal vez es lo mejor. —¿Qué es lo mejor? —Cortar las ataduras con mi papá. No estoy seguro de que alguna vez tuviera la posibilidad de vivir a la altura de sus expectativas, de todas formas. Es extraño, pero siento… —¿Sientes qué? —Casi libre. Me recuesto para abrazarlo, y me jala a la cama con él. Nos besamos por un momento, pero entonces me alejo. —Nada de eso esta mañana, o estaré retrasada para clases. Va a ser tan extraño no tenerte siguiéndome cada minuto. —Sera extraño para mí también. ¿Crees que me extrañarás? —Su sonrisa se ha hecho provocadora. —Tal vez. —Le doy otro beso y voy a secar mi cabello. Cuando salgo, Jack está sentado en el costado de la cama, haciendo algo con su teléfono. —¿Qué pasa? —pregunto, desde que su comportamiento parece haber cambiado, tensándose. —Nada. —¡Oye! Ser reservado conmigo para protegerme no va a funcionar. ¿Qué pasa?

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—Sólo acabo de decidir lo que voy a hacer hoy. —A la vista de mi mirada expectante, continúa—: Voy a descubrir quién es el responsable de esa asquerosa página de Tumblr. Casi he olvidado sobre esa horrorosa cosa, así que el recordatorio es como una patada en el estómago. —¿Sólo vas a descubrir todo?, ¿así como así, con un chasquido de tus dedos?, ¿en un día? —Mis manos estaban atadas antes por el código de conducta de mi papá, hay cosas que no me dejaría hacer… pero mis manos ya no están atadas, desde que ya no trabajo para él. Voy a hacer esto. Voy a tenerlo hecho. Hoy. Luce determinado, viril y peligroso, y no tengo duda de que puede hacer lo que dice. —De acuerdo. Eso sería genial. Sólo saber quién es el responsable. Pero no hagas nada que vaya a meterte en problemas. Es decir, no quiero que termines en la cárcel o algo. Se ríe entre dientes, pero no puedo evitar notar que no responde.

y El guardaespaldas enviado en lugar de Jack se llama Mike. Parece suficientemente decente, pero más que todo olvido su existencia. No es mal parecido, parece fuerte y competente, pero no es como Jack. No estoy siempre consciente de él cerca de mí. Las dos clases matutinas pasan rápidamente, pero luego debo ir a la oficina de la Profesora Perra para recoger mi ensayo calificado. En vez de regresarlos a distancia como un profesor normal, así los estudiantes pueden ver sus notas en privado, le gusta “reunirse” con cada estudiante individualmente y hablar acerca de todo lo que hicieron mal antes de regresarle el ensayo. Así que realmente estoy temiendo esta reunión. Es tan malo como lo esperaba. Ella comienza preguntando sobre lo que pasó con Jack, y hace muchas provocaciones acerca de mi situación, entonces me entrega el ensayo calificado. Ni siquiera lo veo. Si me ha dado una D o algo, sólo por ser maliciosa, no quiero darle la satisfacción de ver mi rostro cuando mire la nota. —Puedes hacerlo mejor que esto, Chloe. Has estado muy distraída este semestre. No tiene idea si puedo hacerlo o no mejor. Esta es la primera clase que he tomado con ella. Todo lo que digo es—: Están pasando muchas cosas. —Sé acerca de todo lo que has pasado, pero no es una excusa para entregar un trabajo de mala calidad. No creo que el ensayo sea un trabajo de mala calidad. Tal vez no es el mejor que he escrito, pero no es así de malo.

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—Eres lo suficientemente inteligente —dice, sonando tan condescendiente que quiero abofetearla—. Tienes una habilidad decente para hacer argumentos persuasivos. Pero si no haces el trabajo preliminar y haces mejor la búsqueda, entonces nunca vas a ser capaz de entrar en conversaciones más profundas. Si miras los comentarios, hay al menos cuatro críticos principales de Tennyson que fallaste en mencionar. Dejándolas por afuera en tu búsqueda es descuidado. No soy una estudiante de Inglés. ¿Cómo diablos voy a saber quiénes son los principales críticos de Tennyson para un ensayo cualquiera de ocho páginas? Sin embargo, no digo eso. Estoy determinada a no molestarla. —Tal vez estés acostumbrada a arreglártelas por tu apariencia y tu personalidad de chica buena, pero eso no te va a funcionar por siempre. Eventualmente necesitaras algo real para respaldarlo. La observo, sin habla, desde que nunca ha sido tan directa acerca de su resentimiento hacia mí antes. —Jugando las partes, tomando roles, pretendiendo ser perfecta puede a veces llevarte a cierto punto, pero no va a llevarte a dónde quieres estar. La parte loca es que tiene razón. Absolutamente razón. La odio por decirlo, desde que no tiene ningún derecho a juzgarme y hacer suposiciones acerca de mí. Pero eso no hace que tenga menos razón. —¿Hay algo más? —digo, mirando al piso, conteniéndome de decir lo que realmente quiero. —No. Eso es todo. Espero un mejor trabajo de ti en el próximo ensayo. Entonces soy capaz de levantarme e irme. Me fuerzo a pararme y luego hago que mis pies se muevan adelante hacia la puerta de la oficina. Entonces, sin ninguna razón, sin ninguna buena razón, me detuve. Me volteo. Digo—: Lo que le pasó a él fue su culpa, sabe. Él toma sus propias decisiones al igual que yo. Es vaga, oscura y completamente de la nada, pero sé que ella lo entenderá. Abre la boca para responder, pero luego vuelve a pensar, evidentemente. Voltea la cabeza hacia un lado y deja escapar el aliento, algo se transforma en su rostro. No tengo idea de lo que está pasando con ella, así que estoy asombrada cuando dice—: Lo sé. Y eso es realmente todo lo que hay que decir. Salgo para encontrarme con Mike en el pasillo, desciende detrás de mí. Sólo que ahora doy vuelta a la última página de mi papel para mirar la nota. Ella me ha dado una A menos (A-).

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*** No tengo ninguna clase los lunes en la tarde, y siento como que he hecho suficiente por el día, así que enciendo mi coche para volver a casa. Echo un vistazo a mi teléfono, vagamente esperando que Jack pudiera haber enviado un texto, esperando que esté bien. No hay ningún mensaje de él, sin embargo. Me pregunto lo que está haciendo. Qué clase de líneas está cruzando, áreas grises en las que está entrando. Estoy caminando por el campus cuando un ruido me distrae. Viene cerca del edificio de música y, mi curiosidad llama, me dirijo en esa dirección Hay un montón de gente reunida, lo que es extraño porque es en medio de clases donde toda la gente está en movimiento. Tengo un guardaespaldas, así que soy capaz de empujar a través de la multitud lo suficiente para ver lo que sucede. Justo en la mitad de la escena veo a Jack. Él efectivamente se afeitó esta mañana, es la primera cosa que noto. Lleva vaqueros y una camisa gris. Es la siguiente cosa que noto. Hay sangre en su camisa. Una vez que lo noto, no puedo ver nada más. Así que se siente como en cámara lenta mientras mis ojos se mueven a la acera, donde Kent esta tendido en un desorden de extremidades, pantalones caqui y una mochila. Hay más sangre en él. —Que carajos… —Me ahogo, corriendo hacia Jack—. ¿Qué haces? —¡Él me golpeó! —estalla Kent. Está tratando de levantarse por sí mismo—. Sólo vino aquí y me golpeó. cara.

Jack debe haberlo golpeado muy duro, si Kent terminó en el suelo con sangre en la

—Voy a hacer algo más que eso para ti —murmura Jack, caminando e inclinándose y jalando a Kent como una muñeca de trapo. Kent no es un tipo pequeño, y está en buena forma, pero no parece importar en lo que respecta a enfrentarse a Jack. Me quedo mirando, absolutamente atónita, Kent hace como que va a ir a defenderse pero Jack le da un puñetazo en el estómago. Es tan extraño. No estoy acostumbrada a estar rodeada de violencia, es vagamente repugnante y tan desconcertante que ni siquiera estoy segura de cómo reaccionar. El viernes en la noche, me encontraba borracha y estaba oscuro, así que la violencia no se ve tan vívida, grafica y real. Pero esto. Todas estas cosas.

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Los otros a su alrededor son todos estudiantes, y se hallan tan desorientados como yo o simplemente están esperando a ver qué va a pasar. —Jack, para. —Me las arreglo para decir, corriendo y agarrando su brazo antes de que arrastre a Kent arriba otra vez. Jack se distrae brevemente por mí, y se vuelve, con una mirada feroz, salvaje, primitiva. Espero que no piensen que soy una especie de enferma cuando digo que verlo así hace que me encienda. Sólo un poco. Kent, evidentemente piensa que es el momento de atacar, se las arregla para levantarse y lanzarse a Jack, pero él lo envía de nuevo al suelo. En realidad no es ni siquiera una pelea. —¿Qué demonios haces? —exijo, todavía estoy aferrada al brazo de Jack. —Era él —gruñe Jack, mirando abajo a Kent—. Fue él quien hizo el Tumblr. Me congelo. Demasiado sorprendida para siquiera jadear. Apenas puedo registrar lo que eso significa. —Su hermano es dueño de una empresa de TI, que es la forma en la que fue capaz de ocultar las cuentas. Él es el que ha enviado las amenazas también. Te ha hecho esto todo el tiempo. Estoy seguro que ha tratado de conseguir algún montaje de ti para postear, por lo que ha hecho movimientos hacia ti. Oh, Dios, esto es horrible. Kent, en quien confiaba, haciéndome todas estas cosas atroces. La idea del video de él y yo —haciendo algo— en línea para que todos me vean. Toda la cosa es absolutamente horrible. Surrealista. Algo como sacado de una mala película. Finalmente me las arreglo para tomar algo de aire en mis pulmones. Siento como que mi cara se ha puesto blanca. —Él es el que te ha hecho esto, y no va a salirse con la suya. Jack mira de Kent hacia mí y es tan peligroso como alguna vez lo he visto. —Jack —empiezo, ni siquiera estoy segura de que voy a decir. Jack no espera que termine. —Nadie te hace daño y permanece de pie. No en este mundo. No mientras yo viva. Estoy tratando de respirar, tratando de pensar, no hago un buen trabajo con ninguno. Desesperadamente quiero besarlo ahora mismo, pero no tengo suficiente sentido común para darme cuenta de que sería deplorablemente inadecuado. Cuando Jack se mueve de nuevo hacia Kent, le agarro del brazo, segura de esto al menos. —¡No! No lo hagas. Jack. No quiero que le des una paliza. Jack se da la vuelta jadeando, evidentemente preparado para la batalla.

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—¿Por qué infiernos no? —Porque es mi problema, no tuyo, yo decido que hacer. Hay un extraño y tenso momento que se siente muy importante sin ninguna razón en particular. No tengo ni idea de cómo responderá Jack. Nunca ha estado particularmente inclinado a frenar su impulso a control, incluso cuando le pido por ello. Finalmente, afloja su puño y su expresión cambia. —Está bien, está bien. —Parece difícil para él, puedo decirlo, pero lo dice de todos modos—. ¿Qué es lo que quieres hacer? Miro a Kent, tratando de decidir lo que quiero que le suceda a este hijo de puta que ha hecho una misión de arruinar mi vida por los últimos dos meses. Ni siquiera sé por qué lo hizo. Entonces miro alrededor y veo que todo este encuentro está siendo grabado por numerosos teléfonos. Después de todo algo como esto no ocurre regularmente y debe mantenerse para la posteridad. O simplemente publicarlo en línea. Casi me río de la ironía. —Nada —digo, tomando el brazo de Jack y tratando de alejarlo—. No quiero hacer nada. No lo vale. La justicia se hará cargo. Jack debe haber seguido el hilo de mis pensamientos porque ha dejado de resistirse y camina conmigo, lejos de Kent, lejos de todos. —Bien, si tú lo dices. Supongo que ya no serás el foco de los medios sociales de esta maldita universidad por un tiempo. —Cierto. —Entonces pienso en algo y volteo la cabeza hacia atrás. Kent trata de pararse y recuperar su dignidad, no teniendo éxito en ninguna. Sobre todo, se ve enojado. —Si vuelves a hacerlo —le digo—, o intentas causarle algún problema a Jack, voy a causarte un gran problema. No sé si tenemos suficientes pruebas para una acción legal, pero puedo estar segura como el infierno de que te van a expulsar, mi papá es amigo del presidente de la universidad. Él no es exactamente su amigo, pero han hablado de vez en cuando y no tengo ninguna duda de que las acciones de Kent puedan conseguir que lo expulsen. Entonces doy vuelta y me voy con Jack. Me siento diferente esta mañana. Como si el universo hubiera cambiado. Transformado en algo nuevo, mejor. Sé exactamente por qué me siento de esa manera ahora. No es que el universo cambie alguna vez. Pero tú sí. Algunas veces.

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12 Traducido por Kariza203 & NnancyC Corregido por Pily

La siguiente tarde, estoy dejando la clase de la Dra. Harwood —que nunca será mi persona favorita, pero dejó de ser la Profesora Perra en mi mente desde nuestra conversación del día anterior— cuando una voz detrás de mí me llama. Es Dana, quien también está en mi clase de Historia del Arte y ha estado en la mayoría de mis clases desde segundo año. Me detengo, sorprendida de que quiera hablar conmigo. Nunca ha sido mala. De hecho, el primer día de escuela, me envió un mensaje de texto porque se sentía mal por lo que pasaba en la página de Tumblr. Pero nadie en todo el semestre ha querido hablar conmigo… excepto Kent. —Oye, vi todo ese lío con Kent. ¿Puedes creerlo? —dice, cayendo en el paso a mi lado como si fuera normal tener una conversación conmigo. —No realmente. No tengo idea de por qué la tenía contra mí. —Bueno, creo que se encontraba enojado porque el año pasado estaba enamorado de ti y tú te enganchaste con alguien… —Dana se ve un poco torpe, como si no estuviera segura si me enojaré o me enfadaré. Le doy una risa seca. —Me enganché con alguien más. Sí, pero me sigue pareciendo algo un poco extremo, sólo porque se enojó porque lo rechacé. —Probablemente fue todo por diversión. Él y sus amigos idiotas. —Tenían a mucha gente participando. —No me importa que Dana sea amable conmigo. Estaría realmente feliz si las personas comenzaran a tratarme normal otra vez. Pero la ironía no se me escapa. —No eran tantos si lo piensas. Era sólo él realmente, y sus amigos quienes hicieron el Tumblr. Toda la gente habla sobre ello en los dormitorios, así que todos los detalles salieron. La mayoría de nosotros no teníamos idea de dónde venía. —Pero todo el mundo aun así me dio el tratamiento del silencio.

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—Bueno, algunas personas estaban enojadas contigo por el Dr. Ames. Y el resto de nosotros… bueno, no parecía como si quisieras hablar con alguien. De repente me di cuenta que probablemente era verdad. Hice muy claro por los últimos dos meses que estaba sola. No le di la oportunidad a nadie de llegar a mí, incluso si querían hacerlo. Jack no se encontraba lejos de la verdad cuando dijo que me castigaba a mí misma. Sólo no era consciente de ello. —Realmente lo siento —dice Danna ahora. Su cara concuerda con su expresión, y estoy segura de que es genuina—. No quiero dar a entender que era tu culpa. Debiste tener un tiempo terrible. Debí saberlo mejor. Danna y yo nunca hemos sido amigas cercanas. No tenía la obligación de defenderme. Pero era realmente amable lo que decía ahora. Le sonreí. —¿Qué vas a hacer en vacaciones de otoño? —pregunta—. ¿Algo divertido? —Voy a ir a ver a mis padres por unos días. Están preocupados por mí, así que voy a herir sus sentimientos si no voy a casa una parte del tiempo. Pero el resto de la semana sólo voy a pasar el tiempo aquí. —Ridículamente, siento que me sonrojo—. Tengo un nuevo novio. Danna sonríe. —Sí, he visto a tu nuevo novio. El video de él golpeando a Kent está por todas partes. —Suspira—. Todas estamos muy celosas. Me reí muy fuerte. —¿Qué harás? —No mucho. —Si estás alrededor, tal vez podamos ir de compras o algo. No puedo decir cuán maravilloso sonó eso —sólo ir de compras en una tarde normal con otra chica. No he tenido un día como ese por un tiempo.

y Más tarde ese día, estoy arañando la ropa de Jack, tratando de conseguir que esté tan desnudo como yo. Comenzó con una inocente película en el sofá, pero en realidad nunca terminamos de ver la película. Al principio eran besos suaves y juguetones. Pero pronto los besos se movieron a otros lugares de mi cuerpo, lugares que requerían remover la ropa. Entonces terminé a horcajadas en su regazo, besándolo tan profundamente que mis oídos latían.

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No tenía objeción de follar en el sofá, pero él se queja, se mueve a un lado, poniéndose de pie y se inclina para recogerme. Enredo mis piernas a su alrededor y lo beso de nuevo. Se queja de que caeré si sigo haciendo eso, pero estoy demasiado en ello para que me importe. No me suelta. No hasta que llegamos a mi cama. Ahí es cuando comienzo a arañar su ropa. Hace que sea muy difícil para mí, porque no deja de besarme y acariciar mi cuerpo. Tiene un pecho en su boca ahora, y está acariciando la parte posterior de mi muslo. Se siente tan bien que sigo levantando la pierna para darle acceso a incluso mejores partes. Recuerdo de nuevo que quiero sacar su camisa, así que comienzo a tirar de ella hasta que gime en frustración y desliza mi pezón de su boca. Me ayuda con la camiseta hasta que soy capaz de tirarla por el borde de la cama y correr mis manos arriba y abajo por su pecho. Eso no dura mucho, sin embargo, porque baja la cabeza otra vez, trabajándome con la boca y las manos hasta que me retuerzo, haciendo pequeños gemidos indefensos. Finalmente, me las arreglo para decir—: ¡Esta bien, Jack! Estoy muriendo aquí. Es hora de follarme. Levanta la cabeza, una sonrisa caliente en sus ojos. —¿Quieres decir que no disfrutas los juegos previos? —Los he disfrutado suficiente. Es hora del evento principal. —Lo tendrás, princesa. Se da la vuelta sobre su espalda, empujándome encima de él, así que mis piernas se curvan a cada lado de sus caderas. Entonces me jala hacia abajo para besarlo. Este es un muy buen acuerdo, desde que puedo frotar mi coño contra su pene mientras nos besamos, y mi movimiento crece más y más. —¿Planeando venirte antes de que comencemos? —pregunta, rompiendo el beso y arqueando las cejas. —Podría. Estás condenadamente lento. Se ríe en voz alta, y puedo sentir la ondulación a través de todo su cuerpo. —Pensé que te mostré antes cuán mejor nos va si vamos lento. No hay absolutamente ninguna discusión con este hecho. Antes de Jack, no tenía idea de que un hombre podía dejar sus propias necesidades de lado durante el tiempo suficiente para asegurarse que estoy completamente satisfecha. —Sí, pero a veces es difícil recordar. Se ríe de nuevo y jala abajo en otro beso, en común acuerdo, nos reposicionamos para que su pene pueda deslizarse dentro de mí mientras me bajo contra él. Se siente apretado, lleno y sorprendente como siempre. Suspiro con placer y muevo poco a poco mi cuerpo mientras me relajo con la penetración. —¿Cómo es, princesa?

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—¿Alguna vez vas a dejar de llamarme princesa? —No sé de dónde viene esa pregunta. No es exactamente un tema predecible de conversación con un hombre con su pene dentro de ti. Sus ojos se abren, obviamente sorprendido. —Lo haré si tú quieres. No creí que en realidad te importara. Entonces me doy cuenta que no quiero que lo haga. Se siente especial, intimo, sólo entre nosotros. —No me importa —digo, acariciando sus músculos y el grueso pelo disperso en su pecho con ambas manos—. No, quiero que lo hagas. Me gusta. —Bien, me gusta también. —Levanta sus manos para ahuecar mi cara—. No hay nada de ti que no me guste. Está bien, la tensión en mi corazón está ahora latiendo en mi cuerpo. Pero lo que digo es—: ¿Estás seguro? Has estado molesto conmigo un par de veces. —Bueno, a veces puedes ser exasperante. —Cuando succiono un aliento, añade con una sonrisa oculta en su expresión—. Pero esas partes exasperantes son mis favoritas. Así que de verdad necesito mejorar con las bromas, pero estoy demasiado abrumada con cariño para manejarlo. Me recuesto para besarlo, y me recuerda que de hecho está dentro de mí y no hemos hecho nada al respecto. Corto el beso, me enderezo y comienzo duro sobre él. Se siente realmente bien y el impulso de mi excitación anterior se ha estabilizado un poco para mantener mi movimiento controlado y uniforme. Levanta sus manos a mi pecho y los acuna. —Amo ver cuando te mueves así. —Sí, sospecho que por eso me pusiste en esta posición. Te puedes recostar y relajar disfrutando del espectáculo mientras hago todo el trabajo. Se ríe y suavemente desliza sus manos, lentamente, hacia mis caderas. Entonces de repente las sostiene, impidiendo moverme. —Oye, ¿qué pasa? Estaba llegando. —Parece que necesitas un poco de ánimo para disfrutar más esta posición. Así que quédate quieta por un minuto y déjame hacer mi trabajo. Fruncí el ceño, sus ojos estaban calientes, profundos y posesivos, pero también un poco demasiado satisfecho de sí mismo. —¿Qué tienes en mente? —Nada que no vayas a disfrutar. —Dime qué es antes de que acepte. —Sólo voy a darte un poco de ánimo para que disfrutes esta posición. —¿Cómo?

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—Mostrándote algunas ventajas. —Sus manos patinan a mi lado abarcando mi caja torácica. Después con sus pulgares mueve mis pezones. Grito en una sacudida de placer. —Está bien, suena como… Dios… un plan muy razonable. Se ríe de nuevo y comienza a acariciar mis pechos con más atención, usando las yemas de los pulgares en la forma que me gusta. No pasa mucho tiempo antes de que esté gimiendo y luchando para no retorcer mis caderas. —Así es —murmura Jack, en esa baja y espesa voz que me enciende casi tanto como su toque—. Trata de no moverte. Intenta simplemente disfrutarlo. Dejo caer mi cabeza hacia atrás, mi cabello cayendo desordenadamente por mi espalda. —Oh, Dios, Jack, se siente tan bien. de mí.

—Sé que lo hace. Tu coño está poniéndose más apretado y más apretado alrededor

Puedo sentir eso también, y hago un pequeño sonido de sollozo mientras repentinamente le da a ambos pezones pequeños pellizcos simultáneamente. —Eso es tan bueno, bebé —dice—. Arquea tu espalda un poco más. Hago lo que pide, y mueve la penetración en una forma que me hace sacudir con la necesidad de deseos por moverme. nuevo.

Desliza las manos de vuelta abajo a mis caderas hasta que me quedo quieta de

—Estás tan hermosa de este modo —dice—. Cada parte de tu cuerpito caliente estirado para que lo vea. Para que lo toque. —Sus manos siguen sus palabras, acariciando desde mis senos, pasando mi vientre y mis caderas e incluso más abajo hasta mis muslos. Luego alcanza detrás de mí para acunar mi culo, apretándolo de un modo posesivo. Mi excitación está pulsando en mi clítoris, en mi sangre, en mis oídos. Es todo lo que puedo hacer para mantenerme quieta. Pero no puedo resistir decir—: Olvidaste un lugar. —Llegaré allí muy pronto. —Mueve las manos de vuelta a mis costillas—. Arquea tu espalda otra vez, pero esta vez trata de no mover las caderas. Estiro mi columna, tratando de concentrarme en el movimiento para que el placer correspondiente no me obligue a sacudir la pelvis. —Perfecto. —Respira intensamente—. Perfecto. Ahora aguanta allí. Hago lo que pide, y mueve los pulgares en mis senos. Comienzo a gemir porque es la única forma de canalizar la sobrecarga de mi excitación mientras me acaricia. —Tan bueno, princesa. Eres tan buena.

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Mis gemidos se vuelven cada vez más fuertes hasta que estoy finalmente murmurando—: Por favor, oh, por favor, oh, por favor. Esa parece ser su pista, porque desliza una mano abajo para presionar dos dedos en mi clítoris. Grito mientras la ola de placer se estrella. Mientras me corro, mi cuerpo se mueve por sí solo. —Eso es correcto —dice Jack—. Vamos ahora. Móntame tan duro como quieras. Sólo déjalo ir. No puedo contenerme. Estoy rebotando sobre él mientras los espasmos del clímax se mantienen por sí mismos, y luego no parece haber final. Quiero más. Necesito más. Sigo montándolo con salvaje abandono. Ha comenzado a sacudir sus caderas en las mías, encontrando mi movimiento con embistes duros. Sólo intensifica las sensaciones, y me refuerzo en sus hombros por un mejor apalancamiento. Mis muslos se cansan, pero eso es difícilmente algo que me importe ahora. Estoy haciendo suaves gruñiditos que suenan casi infantiles mientras trabajo hacia otro orgasmo, más poderoso que el último. —Oh, joder, Jack —jadeo—. Voy a correrme de nuevo. —Eso está bien. Toma lo que quieras. No contengas nada. Joder, te sientes tan bien. Entonces me corro otra vez, fuerte, de un modo desinhibido. E, incluso mientras el placer se desliza a través de mí, soy consciente de él intentando contener su propio alivio. —No —jadeo, cuando soy capaz de formar palabras—. Córrete también. Déjalo ir también. —Iba a… —No. Córrete también. vuelta?

Veo algo parpadear brevemente en su rostro antes de que diga—: ¿Puedo darnos la —Oh, sí. Por favor. Por favor.

Así que nos da vuelta, y suelta su propia necesidad. Me toma duro, rápido, primitivo, gruñendo y sosteniendo una de mis piernas dobladas hacia mi pecho. Y me encanta. Me encantan incluso más que mi alivio. Chillo por el placer en mi corazón, tanto como el placer en mi cuerpo. —Oh, joder, Chloe —murmura Jack, sus embistes volviéndose en pequeñas sacudidas duras—. Amor, amor, amor. Oh, joder. No es exactamente una declaración de devoción eterna, pero la tomaré. Demonios, sí, la tomaré.

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Se está corriendo ahora, soltando una exclamación fuerte y baja mientras lo hace, su rostro transformándose mientras la necesidad infinita, el control y el esfuerzo se convierten en ese momento de absoluta realización. Luego cae sobre mí, como si su energía estuviera totalmente agotada. Y le abrazo tan fuerte como puedo. Me está besando —sólo besitos suaves contra mi piel y boca— y sé que me da todo lo que puede. Y es todo lo que alguna vez quise. En serio. Simplemente todo.

y Así que aquí están las diez razones para renunciar a tus problemas sobre ser perfecta, sin importar cuánto tiempo te has sometido a ellos. Uno: El sexo es muchísimo mejor cuando no estás intentando ser sexy el tiempo entero. Dos: No haces un análisis retrospectivo después de cada conversación que no va exactamente de la forma que quieres. Tres: Puedes tener un A-. O incluso una B+. Cuatro: Puedes superar vergüenzas más importantes sin esperar que el piso se abra y te trague. Al menos, después de los primeros cinco minutos. Cinco: No te sientes obligada a quedarte en una situación desagradable, sólo porque piensas que lo mereces. Seis: No asumes que todo el mundo está juzgándote. Siete: No rechazas un semestre en Paris, sólo porque parece venir muy fácil o no has sido lo suficiente buena para ello. Ocho: Permitirás a las personas que te aman en verdad amarte. Nueve: Podrías tener la suficiente suerte para encontrar a un chico que te quiera, sin importar cuán imperfecta eres. Podría quererte por tus imperfecciones al igual que por cualquier otra cosa. Diez: El sexo es muchísimo mejor cuando no estás intentado ser sexy el tiempo entero. Sí, lo sé. Ya dije eso en la primera. Pero estoy diciéndotelo justo ahora… repitiéndotelo.

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y Duermo durante la siguiente mañana porque mi clase de las nueve en punto es cancelada. Creo que porque mi profesor quería comenzar el receso de invierno antes. Esto es difícilmente un asunto para quejarme. Así que disfruto una mañana más tranquila que la mayoría de los martes, y estoy todavía en la cama cuando Jack entra a la habitación, completamente vestido. —¿Qué has estado haciendo? Me muestra una bolsa. —Nos conseguí algo para desayunar. Eso es un trato inesperado, y junto las manos con entusiasmo mientras me enderezo en una posición sentada contra las almohadas. Se mete en la cama conmigo también, tenemos café y beignets. Me preocuparé por las migas después. —Tengo algo que decirte —le digo al último, sorbiendo lo último de mi café. Se vuelve hacia mí con una expresión inquisitiva que luce ligeramente ansiosa. Como si pensara que voy a decir algo que no le gustará. Eso podría, en realidad, ser cierto. Pero lo digo de todos modos. —Estoy pensando que podría ir a Paris el próximo semestre después de todo. Esto lo sorprende. Lo veo en la ligera sacudida y el ensanchamiento de sus ojos. —¿En verdad?, ¿qué te hizo cambiar de opinión? Pensé que las cosas comenzaban a acomodarse aquí. —Lo hacen. Las cosas definitivamente están mejor. Muy bien contigo, de hecho. — Pongo una mano en su brazo como alguna clase de afirmación de cuanto significa para mí— . Pero, Paris es algo que siempre he querido hacer. —Lo sé. Pero estabas tan segura antes acerca de que no querías hacerlo. Era tan importante para ti quedarte aquí. —Lo sé. Pero pienso que tú, mi papá y todos tenían razón. No era por los motivos correctos. Era porque trataba de probar algo, a mí misma tanto como a todos los demás. Y creo que es mejor que haga… que haga lo que es mejor para mí. Tengo que admitir, me siento muy boba mientras lo digo. Casi me estremezco de vergüenza mientras escucho las palabras, aunque son absolutamente ciertas. Jack no parece pensar que son extrañas o tontas. Obviamente piensa sobre ellas por un largo tiempo. —Eso es bueno —dice al final.

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—No pareces… no pareces muy feliz. —Sí, bueno, soy egoísta. Quería que vayas antes para que pudiera sentir como que estabas a salvo, de mí y de cualquier otro. Pero ahora esas cosas son… son mejores, no quiero que estés tan lejos de mí. —Sí. —Suspiro—. Esa parte realmente apesta. —Pero no dejes que eso te evite hacerlo —dice, enderezando los hombros como si estuviera armándose para la batalla—. Es sólo un par de meses. Y estaré aquí cuando vuelvas. Además, tal vez puedo ir a visitarte. —Mejor vienes a visitarme. —Entonces hago una mueca—. Pero no vengas si no tienes un trabajo. El viaje será costoso. Me sonríe, completamente, sinceramente. —De hecho, tengo un trabajo. Recibí la llamada esta mañana. —¿Qué trabajo? —Me animo de nuevo, ya que esto es una buena noticia, primero Jack está bien con mi decisión y entonces también tiene un trabajo. —Sólo una compañía de aquí en la ciudad. Se dedican a seguridad y protección personal. No es exactamente el trabajo de mis sueños, pero no quiero vivir a costa de la indemnización de mi padre si puedo evitarlo. Si vas a Paris el próximo semestre, buscaré algo que me guste más. —¿Crees que todavía querrás ser un guardaespaldas? Suspira y se echa atrás contra la almohada, presionándome a su lado. no.

—No sé. Eso es lo que mi papá me crió para ser, pero… estoy pensando que tal vez

—Siempre podrías intentar ser un SEAL. De alguna clase de central de Fuerzas Especiales, lo sabes. ¿Cantas? Quizá podrías ser una estrella de rock. —Definitivamente no canto. —Se ríe y agacha la cabeza para besarme el cabello—. Pensaré en algo. —Bueno, déjame saber si puedo ayudar. Levanta mi rostro así que estoy mirándole a los ojos, y sus ojos azules están al descubierto, sinceros, absolutamente vulnerables. —Chloe, esta es la verdad. No tienes idea de cuánto me has ayudado ya. —Oh. Bueno. —Es bueno. Y esa podría ser la última palabra. No perfecto, terminado, completamente resuelto o incluso exactamente de la forma que debería ser. Sino bueno.

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Postludio Jack Traducido por Alysse Volkov Corregido por Alessa Masllentyle

Se mueve encima de mí, completamente desnuda y tan hermosa como cualquier mujer que jamás he visto. Su cabello está despeinado salvajemente alrededor de su cara enrojecida, sus ojos verdes son profundos, calientes, ansiosos y mucho más. Sus pechos se agitan con su movimiento desinhibido, y me parece que no puedo mirar hacia otro lado. Sostengo su culo con mis dos manos, es suave y pequeño, sacudiéndose con el resto de ella. Sus muslos aprietan y aflojan mientras se balancea, es obvio cuanto quiere esto. Cuanto me quiere. Está montando mi polla como si no pudiera parar, y eso significa algo más que el placer que tanto nos está dando. Hace apenas un par de meses, no se dejaba ir así. Habría pensado y repensado, calculado cada movimiento, mirada, palabra. No dejaba ser nada más que perfecta. Grita ruidosamente cuando se viene y puedo sentir los espasmos de su cuerpo a mi alrededor, sentirla arañando líneas en mi pecho por su desamparado placer. Entonces no puedo contenerme más. Está jadeando y temblando mientras salgo con facilidad, luego la giro sobre sus manos y rodillas. Me mira con vehemencia, me pongo de rodillas y me alineo detrás de ella. Pongo mi mano entre sus omóplatos para guiarla hacia abajo de modo que sólo su pequeño culo queda en el aire. Y luego me deslizo. Está húmeda —muy mojada de lo mucho que ha estado disfrutando de esto—, y tan apretada y caliente que no puedo dejar de gemir mientras me hundo en su interior. Me está instando, diciéndome que la folle, que la tome, que la haga venirse de nuevo. Eso es exactamente lo que voy a hacer. Mi corazón está tamborileando en mi pene y mis oídos cuando comienzo a empujar. Trato de aferrarme a una apariencia de control, así puedo hacer que esto dure más tiempo,

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hacerla venir una y otra vez. Pero es simplemente imposible. Mi control se rompió —quizá para siempre— el primer día que la vi, y no estoy seguro de que alguna vez realmente lo recuperare. Y está bien. Porque se siente tan bien, tan correcto, tan libre de tomarla duro y rápido. Después de un minuto o dos, prácticamente solloza de placer, así que sé que es tan bueno para ella como lo es para mí. Parece que no puedo contener mi liberación, pero se viene de nuevo, justo a tiempo. Siento que todo su cuerpo tiembla con su clímax, escucho su grito ahogado y siento su coño apretando alrededor de mí justo antes de que caiga sobre el borde. Está cayendo. Cada vez. Perdiendo cualquier agarre que podría haber tenido en control, reglas, expectativas o autosuficiencia. Dejando ir quien solía ser y convertirme en quien podría ser ahora. Todavía no sé realmente quién es, pero con ella no parece importar. Cuando ambos colapsamos sobre la cama, enredados en un nudo pegajoso, sudorosas partes del cuerpo desnudas, siento algo que no he sentido en años. En años. Es algo parecido a la paz. No puedo decir nada —también me ha sacado fuera de mí. Pero la abrazo tan fuerte como puedo y espero que sepa lo que quiero decir. —Eso fue bueno —dice al fin. Su voz está ronca, como si hubiera estado gritando. Tal vez lo hizo. —Sí. —Eso fue realmente bueno. —Sí. —Creo que me he venido tres veces. —No está mal —digo palabras irónicas en una voz seca, porque se siente familiar, como yo, como nosotros. Es una manera de encontrar tierra firme de nuevo después de la caída libre—. Dame un minuto y podemos hacerlo aún mejor. Se ríe como si hubiera hecho una broma, aunque hablaba muy en serio. Después de unos minutos más, se levanta para ir al baño y regresa con un pijama de color rosa que tiene escrito “Princesa” en el frente por encima de la imagen de una tiara brillante. Me río tan pronto como proceso el conjunto y parece que no puedo parar. Luciendo excesivamente satisfecha de sí misma, vuelve a la cama conmigo y se acurruca a mi lado. Envuelvo un brazo alrededor de ella y siento su suspiro de placer. No se me escapa que le gusta esta parte tanto como el sexo. —Así que, ¿estás realmente bien con todo? —pregunta finalmente.

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No hay interrupciones o preludio, pero sé exactamente de lo que habla. —Sí. Realmente lo estoy. —No te arrepientes de esas… esas cosas que estallaron con tu papá… por mi culpa. —Ya te dije que no me arrepiento. —Lo sé. Sólo quiero estar segura. Me siento mal por ello. —No te sientas mal. —Acaricio su largo cabello y la escucho suspirar otra vez—. Es como he dicho antes. En realidad podría ser una buena cosa. —Quiero que seas feliz. —Soy feliz, Chloe. —No es del todo cierto, pero no me gustaría estar en ningún otro lugar en el mundo que donde estoy ahora mismo—. Estoy feliz contigo. —Quiero que seas feliz de todas las formas posibles. Quiero sacudir el comentario, ya que me hace sentir incómodo, pero estoy tratando de hacer las cosas bien con ella, así que lo tomo en serio. —Tal vez pueda serlo. No tiene que ocurrir todo al mismo tiempo. Se ajusta para que pueda mirarla a la cara y sus ojos son serios, preocupados y amorosos. Amorosos. —Lo sé. Quiero ser feliz de todas las formas posibles, también. Me inclino para besarla por donde sea que pueda. Resultando ser un lado de su cabeza. —Quiero eso también. Es por eso que no voy a quejarme de que vayas a París. —Gracias, por cierto. Por no quejarte. Por mostrar tu apoyo. —Voy a apoyar cualquier cosa que sea buena para ti, cualquier cosa que te haga feliz. Lo digo en serio. Absolutamente en serio. Siento como que he aprendido algo acerca de estar con otra persona de verdad, acerca de ceder el control, la confianza, sobre no sostener el universo en un férreo control por miedo a todo lo que se escapa de las manos. Pero entonces sucede. —Oh, por cierto —dice. Su voz no ha cambiado. Es sólo un habitual jueves por la noche después de tener sexo. No hay ninguna razón por la que debería sospechar algo importante. Gruño a modo de respuesta, demasiado cansado y perezoso para formar alguna palabra. —¿Adivina quién va a estar en París el próximo semestre? —¿Quién? —No tengo idea. Absolutamente ninguna idea. Ni siquiera me importa, porque ¿cómo puede esta conversación al azar ser tan importante? —Es realmente muy divertido. —¿Quién es? —Su expresión comienza a desencadenar algunas campanas de advertencia, pero es demasiado tarde. Demasiado tarde. —Carter. Consiguió un contrato de enseñanza de un año en una universidad allí. El Dr. Harwood me dijo cuando le mencioné lo que hacía.

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Hay momentos en que el universo cambia. Justo debajo de tus pies. Y no siempre cambia de puesto en el buen sentido. Este es uno de ellos. Me quedo mirándola fijamente. Jadeo. Diciendo de manera ahogada—: ¿Qué?

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Fin


Sobre el Autor Rachel es una escritora, maestra, lectora de romance y una mamĂĄ de perros. Ella ama los animales, el arte y los hombres calientes con corazones blandos bajo un exterior duro. Intenta escribir historias de amor que se sienten reales, incluso en circunstancias inverosĂ­miles.

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Traducido, corregido & diseñ ado p or :

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¿Qué esperas?


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