EL DESTINO Y LA LIBERTAD

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EL DESTINO Y LA LIBERTAD. (Una interrogación) A: BUENOS DÍAS, QUERIDO B. TE ENVÍO SENTIMIENTOS Y VIBRACIONES DE LUZ, DESEÁNDO QUE TE BAJE LA GRACIA Y VEAS NUEVOS HORIZONTES A CREAR. ME LLAMA MUCHO LA ATENCIÓN ESO DE QUE CADA QUIEN YA TRAE EL CAMINO A SEGUIR. ENTONCES, ¿DÓNDE QUEDAN EL LIBRE ALBEDRÍO Y LA DECISIÓN CONSCIENTE DE CAMBIAR ACCIONES ERRADAS, TAL COMO TÚ LO HAS HECHO? OJALÁ PRONTO LLAMES Y PODAMOS DIALOGAR. TE CONTÉ QUE HE ESTADO CON MUCHO SUEÑO. ANTEAYER SOÑÉ A “ALGUIEN", AMABLE, QUE ESTABA JUNTO A MI CAMA. DE PRONTO, SE INCLINÓ Y BESÓ SUAVEMENTE MI ESTÓMAGO. YO ME RESISTÍA EN LA MENTE PORQUE PENSABA QUE MI CAMA ESTABA DESALIÑADA. SE SONRIÓ Y ME DIJO "NO IMPORTA”. UNA SEMANA ANTES PEDÍ POR MI CURACIÓN. ENTONCES PUDE VER CÓMO UN BLOQUE DE ENERGÍA VERDE SE IBA INTRODUCIENDO EN MI SER. A PESAR DE TODO, ALGUNOS MALESTARES CONTINÚAN. TE AGRACECERÉ POR ENVIARME TUS COMENTARIOS. :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

B: Las emisiones de energía y sentimientos hacia ti, por este lado, son de similar calidad, querida B. Los panoramas se han matizan de oportunidades y sólo falta que den frutos. Siempre hay que apalancar audazmente el optimismo, en especial cuando se maneja „autónomamente‟ las decisiones propias alrededor de las facetas en las que se nos está permitido y dable hacerlo, por ejemplo, nuestro acercamiento conductual a las providencias prácticas de la vida, que, como en muchos casos, determinará un rumbo de alguna manera diferente al que las estrellas habían escrito. El iluminado y místico Goethe decía con enorme sapiencia que: “de todos los poderes que encadenan al hombre, éste se libera cuando alcanza control sobre sí mismo”. Pero ¿cuántos de nosotros hemos logrado hacerlo de verdad, es decir, liberarse de los cepos opresores de la pereza, el conformismo, el dejar hacer y pasar, el aislante egoísmo, la ambición desmedida, etc., y persisten en el sacrificio supremo de vencerse a sí mismos en forma radical, a tal punto de cambiar esencialmente su destino ya cifrado anticipadamente en el firmamento y que las circunstancias irremediablemente lo maduran, si no se las modifican? Muchos producimos alteraciones de cierta importancia en nuestras vidas, pero finalmente poco profundas y substanciales. Hay criaturas excepcionales y por ello muy escasas, como los apóstoles, Jakob Boehme, la Madre Teresa, Albert Schweitzer, o Gandhi, o el mismo mentor de la Fraternidad Rosacruz, Max Heindel, para darte unos pocos ejemplos que saltan a mi memoria en este momento, los que, a la luz de sus actos, parecieran haberse finalmente vencido, pero muchísimas existencia por lo usual 1


permanecen en el anonimato y la molicie, en la pequeñez y estulticia permanentes y, sobre todo, en la esclavitud de sus defectos y predisposiciones, cuya perennización impide que las aguas se muevan por otros cauces y por tanto apenas cambian el porvenir propio y poco inciden positivamente en el de los demás cercanos a su influencia y claro, sus almas se cristalizan. Es decir, el libre albedrío, que se alimenta de la supuesta libertad para actuar, termina por ser solo un pequeñísimo sesgo energético y auto exhortativo en el contexto final de las existencias. Creemos, algo presuntuosa y engañosamente, que somos dueños de nuestros actos, sin embargo no nos percatamos que un altísimo porcentaje de ellos está dirigido y sustentado para poder equilibrar y cumplir con los acontecimientos cifrados en las leyes de la Causalidad y de la Consecuencia que se propician en la interrelación con los otros entes con quienes convivimos y nos relacionamos a efectos de pagar deudas de destino. Cuando Goethe sentencia lo que arriba transcribo, está anunciando con gran precisión el potencial humano, y nos describe la única fórmula para trastrocar nuestros albures hacia otras esferas y poder vivir la vida, equilibrada y armónicamente y ser por lo tanto señores de los mismos en forma paulatina, como lo han ejemplificado los iluminados y singulares seres que, con su esfuerzo, sacrificio y actos de servicio altruista han logrado modificar sus circunstancias aciagas. El hecho paralelamente opuesto, el de alimentar el destino luminoso previamente trazado, cuando éste tiene designios estelares, es igualmente tarea harto difícil, dura y sacrificada, por las tentaciones del camino, pero cuando el hombre se ha inmolado en el altar del sacrificio personal en beneficio de causas verdaderamente superiores, la recompensa no requerida aparece en los planos del espíritu y en último término, aquel se convierte en un servidor y obrero de la Obra Magna, cuales es la evolución del Espíritu Universal. Por cierto, no todos podemos brillar cual refulgentes cometas en el firmamento pero, desde la humildad u opulencia de nuestras vidas, podemos también desafiar el hado implacable personal y colectivo mediante el concurso de la Epigénesis - e iluminar el sendero, desde nuestras trincheras, en la medida en que, insisto, a pesar de que nuestros compagos kármicos o deudas de destino nos estorben. Mientras más evolucionado sea el individuo, más oportunidades tiene de disputar la hegemonía del karma en lo que hace relación al destino no maduro, y es allí donde puede operar la gestión electiva. Esta faceta diaria dinámica de nuestra existencia es la que nos da la ilusión confortable de libertad o capacidad para elegir. Y este determinismo que describo, no es una posición pesimista o irreconciliable con la alegría de vivir y la libertad para obrar, pues hay que relacionarla al razonamiento siempre olvidado de que nosotros y sólo nosotros somos los responsables de nuestros actos y de nuestro destino trazado y, por tanto, del medio ambiente en que hemos nacido y en donde estamos viviendo y nos desenvolvemos. Entonces, lo que nos ocurre en bien o en mal, es producto de nuestras decisiones que decantan en acciones y/u omisiones en ésta o en vidas anteriores y, en virtud 2


de la Ley de la Consecuencia, tenemos que equilibrar las energías en desarreglo o desequilibrio, mal o excesivamente usadas, mediante compensaciones y aprendizajes, generalmente dolorosos, o a su vez, disfrutar de los logros actuales o del pasado. Todo este complejo devenir pretérito y presente crea las llamadas diferencias sociales, raciales, de salud, inteligencia o belleza, “suerte”, amores y desamores, lugares natales, fortunas o miserias, etc. y la mayoría de las veces, ímprobamente, aprendemos estos contextos y culpamos a todos, excepto a nosotros mismos, el rumbo de nuestro destino. No es cierto que nazcamos con una ruta en blanco y con una bitácora de viaje inmaculada. Inocentes sí. Ah, ¡qué enorme camino tenemos que recorrer, qué hermosa y al mismo tiempo, temeraria aventura hacia el infinito, y cuantas habitaciones ya hemos morado y cuantos ropajes hemos usado y desechado! Pero siempre hay y habrá encuentros y desencuentros en nuestros derroteros, aunque el esplendente destino final sea las estrellas. Estas meditaciones me recuerdan a Quino en una de sus genialidades (observa la ironía en las herramientas de jardinería). Abajo la escena. En y al final de la jornada, tendremos similares metas, idénticos objetivos, pero diferentes siembras y cosechas; muchas veces las metas son comunes, aunque el convencionalismo de las sociedades, el implacable abad, nuestro adusto destino, nos quiera imponer sus cánones. Sólo nos resta luchar contra las adversidades con sabiduría e intentar hacer lo mejor que podamos la tarea asumida y crecer jubilosos en la responsabilidad encargada y escogida. Así nos avendremos a lo inevitable con más longanimidad, aunque en la ruta sea necesario en algún momento tranzar con el mayor decoro. Mucho de esto podrás aprehender, si examinas con detenimiento y paciencia el libro que te he recomendado a leer (Humano Omega). Allí se plantean interrogantes sobre este polémico asunto desde la contemporaneidad científico-filosófica. Parecería ser que la mecánica cuántica desafía estos conceptos deterministas que te he enunciado en esta corta respuesta, pero precisamente en el prólogo del mismo sostengo una opinión que se opone a la posibilidad del comportamiento únicamente estadístico y aleatorio de los acontecimientos cuánticos de las partículas sub atómicas. Y no te apartes ni retraigas si poco entiendes hoy mismo sobre estos menesteres. El incomparable D. H. Lawrence decía con ironía: “Me gustan la teoría de la relatividad y la cuántica porque no las entiendo, porque hacen que tenga la sensación de que el espacio vaga como un cisne que no puede estarse quieto, que no quiere quedarse quieto ni que lo midan; porque me dan la sensación de que el átomo es una cosa impulsiva, que cambia siempre de idea.” Así son las certitudes sobre estos

menesteres de la materia y la energía desde el campo de la ciencia. Y en ello radica la belleza de lo ignoto, en la posibilidad y el reto de que sus paisajes y melodías sean atrapados, recreados e incorporados, desde la 3


intuición, a la certidumbre de la duda aclarada y al enriquecimiento del universo personal. Te invito a compartir conmigo ese sentimiento y aún así y por ello, a buscar un poco de luz en esta “peregrinación salvaje” a territorios inexplorados. Defiendo testarudamente la ley de la causalidad aun a nivel de las entidades subatómicas (de ellas estamos hechos también) y creo que en futuro próximo los especialistas de lo infinitamente minúsculo descubrirán principios y leyes que se apeguen, expliquen y armonicen las aparentes contradicciones entre las dos posturas científico-filosóficas. Como arriba es abajo. Sobre tu experiencia onírica, no lo sé a ciencia cierta; consultaré con mentes más versadas. Deseo sinceramente tu mejoría. La oración bien hecha y desde el corazón es un maravilloso cayado y claro que “hace milagros”. Con profundo afecto. B.

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