Mujer, deporte y teología

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Artículo publicado en: Rúa Penagos, J. A. (2011). Mujer, deporte y teología. La Voz Del Semillero, 4, 60-68. [ISSN: 2011-8015]

Mujer, Deporte y Teología Jonathan Andrés Rúa Penagos1 Resumen La visión teológica de la mujer, que se desprende de la dignidad conferida por Dios al ser humano, de su relación íntima con Jesús, y de su participación en la primera comunidad cristiana, ilumina de manera significativa la participación femenina en el contexto de la motricidad humana. La mujer, que se mueve, que se educa físicamente, que practica deporte y que juega, debe reconocer su dignidad en esas prácticas, luchar por recuperar su lugar en la comunidad, y sobre todo, estar atenta a no ser explotada por el deporte de élite moderno y, más bien, promover prácticas que le faciliten permanecer saludable. Todo esto, como signo del reinado de Dios sobre la Tierra.

Introducción El objetivo de este ejercicio hermenéutico es correlacionar los discursos femeninos ubicados en el contexto deportivo con la experiencia cristiana de la mujer, con el fin de evidenciar la importancia de ésta para Jesús de Nazaret, y la aplicación del Evangelio a la vivencia de la motricidad femenina, la concientización de la dignidad de la mujer y su inclusión en la sociedad. Para lograr lo anterior, recurriremos a tres momentos. El primero de ellos abordará a la mujer en la historia del deporte; los estudios sociales que se han hecho sobre la corporalidad y subjetividad femenina; el aporte de las ciencias biomédicas a la motricidad femenina, la educación física, el ocio y las relaciones de género. El segundo momento mostrará qué es la Teología feminista, la visión de la mujer en el Antiguo Testamento, su relación con Jesús 1

Estudiante de Filosofía de la Fundación Universitaria Luís Amigó (Funlam), estudiante de Educación Física de la Universidad de Antioquia e integrante del semillero de investigación en Teología de género Talitá Kum; semillero adscrito a la Facultad de Educación, Filosofía y Teología de la Funlam. Web site: www.jonathanrua.com Correo electrónico: jonathan.ruape@amigo.edu.co


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de Nazaret y su participación en la primera comunidad cristiana. Por último, se evidenciarán las consecuencias de la visión teológica de la mujer para el contexto deportivo femenino.

La mujer y el deporte Historia de la mujer en el deporte El acceso de la mujer a los contextos motrices, recreativos, lúdicos o deportivos, depende, en gran medida, del contexto sociocultural en el que ella esté inscrita (Díez, 2006). Inicialmente las mujeres participaban de las mismas actividades que los hombres, hasta que se crearon instrumentos para la recolección de alimentos. En ese momento la mujer empezó a estar subordinada al hombre. En culturas muy antiguas, como la egipcia y la china, las mujeres se ejercitaban a través de la danza. En la cultura mesoamericana jugaban con pelotas y participaban en carreras. En la griega había una dicotomía: mientras en Atenas las mujeres quedaba relegadas de los ejercicios físicos, en Esparta la formación femenina era muy similar a la masculina, pues ellas, al igual que los hombres, debían ejercitarse en las palestras y gimnasios (Diem, 1966). Las mujeres, durante el imperio romano, eran más espectadoras que participantes de los juegos, y éstos más que juegos, eran espectáculos muchas veces sangrientos. Aun así, las mujeres podían participar de las ternas, o baños, en donde se practicaba también algo de ejercicio. En la Edad Media desaparecen los juegos y permanece la gimnasia médica. Las diferencias sociales que empiezan a consolidarse de una manera más clara en esta época determinaban la práctica femenina del ejercicio. La mujer de clase baja participaba en juegos populares, en la acrobacia y la danza; mientras que la de la clase alta cazaba, practicaba patinaje sobre hielo, jugaba tenis y corría. Durante el Renacimiento se conserva más o menos la misma dinámica que en la Edad Media. En los siglos XVII y XVIII, surge una preocupación por la


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educación corporal, aparece el ideal de mujer delicada y aumentan las diferencias entre los géneros. En este contexto había algunas excepciones. Dos siglos más tarde predomina la práctica de la gimnasia, en la que las mujeres realizaban movimientos con más naturalidad, ritmo, música y elegancia. Además, surgen diversos movimientos sociales que pretendían incluir a la mujer en la práctica deportiva. Aunque en la historia se percibe la participación de la mujer en las actividades físicas en general, su inclusión en esos contextos no es la que desearíamos, aún es inequitativa. Estudios sociales sobre mujer y deporte, corporalidad y subjetividad Los estudios sobre el imaginario social en relación con la mujer y la práctica de actividades físico-deportivas también hacen parte de nuestro análisis. Ejemplo de esta tendencia es el trabajo de Mourão (2000), Representação social da mulher

brasileira

nas

atividades

físico-desportivas:

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segregação

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democratização (Representación social de la mujer brasilera en las actividades físico deportivas: de la segregación a la democratización). Allí, la autora muestra cómo en Brasil se pasa, poco a poco, de una dinámica de exclusión a una dinámica de inclusión y democracia. En este mismo sentido, Miriam Adelman (2006) evidencia cómo la construcción de la corporalidad y la subjetividad en el contexto deportivo debe superar visiones mercantilistas y dualismos en la concepción del cuerpo. También se hace necesario hablar de una liberación de la corporalidad de códigos represivos, y más en los cuerpos femeninos. Es así como el deporte puede ser, por una parte, facilitador de la transgresión de esa visión establecida, o por otra, normalizar las subjetividades. Mujer, aportes biomédicos y deportes específicos Abundan, además, estudios sobre el potencial femenino en algunos deportes específicos como la capoeira (Fernandes & Silva, 2008) y la gimnasia (Coelho & Pereira); y también en el campo de la medicina y la nutrición como los trabajos que presentan Nieves Palacios Gil-Antuñano (2003), y Gutiérrez y Rangel (2000). Todos estos estudios están encaminados a prevenir e intervenir en problemas de salud de mujeres deportistas, en patologías como la triada


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atlética (amenorrea, trastornos alimenticios, y la osteoporosis). También se determinan aquí las cargas de entrenamiento apropiadas para la mujer de acuerdo con su práctica deportiva y su ser de mujer (Manuz, 2000). Educación física y relaciones de género Uno de los grandes avances en materia de inclusión de la mujer en el contexto de las actividades físicas es su participación en la educación. Allí se generaron espacios para que ellas, poco a poco, se construyeran como seres humanos integrales. Se destacan los estudios recientes sobre las relaciones de género en el contexto educativo que ha realizado Canazart (2010). En esta misma línea ha trabajado Deborah Thomé Sayão (2002). Ella, que se ocupa de la construcción de la identidad y el papel de género en niños, desde una perspectiva de la educación física, evidencia la manera en que el niño se construye como hombre y como mujer en momentos educativos: la llegada y salida de la guardería, durante la alimentación, la educación física, y en lo que nosotros comúnmente llamamos recreo. Se evidencia en estos momentos estereotipos sexuales impuestos socialmente, divisiones sexuales claras, pero también oportunidades para expresarse libremente y sexualmente de acuerdo con su edad. Actividad física y ocio en mujeres Otro campo explorado es la actividad física y el ocio en las mujeres. Se busca determinar qué actividades prefieren las mujeres cuando tienen momentos de ocio; mostrar los beneficios de la actividad física para las mujeres; y, en tercer lugar, construir el discurso sobre el ejercicio físico en mujeres gestantes. Ejemplo de esta última tendencia son los trabajos realizados por la profesora del Instituto de Educación Física de la Universidad de Antioquia, Rubiela Arboleda Gómez (1990).


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La mujer en perspectiva teológica La Teología feminista La Teología feminista es una Teología contextual que parte de la experiencia de las mujeres. En ella se perciben dos corrientes, la primera cuestiona las bases de la autoridad de la cultura judeo-cristiana, y no necesariamente acude a las fuentes clásicas de la Teología (Biblia, Tradición y Magisterio). La segunda, por su parte, cuestiona algún esquema de la estructura de la Teología. Su crítica se hace a partir de la Biblia y de la ciencia teológica. Consuelo Vélez (2001) nos cuenta como la Teología feminista tiene sus orígenes en los movimientos feministas y de liberación que surgen en los años setenta en Estados Unidos. El plus que facilitó la expansión de esta manera de ver a Dios y de construir Teología fue la traducción e interpretación de la Biblia hecha por Elizabeth Cady Stanton, quien llamó a su trabajo La Biblia de las mujeres. En América Latina la Teología femenina tiene un momento liberacionista (años setenta), una etapa en la que se ve a la mujer desde la Sagrada Escritura y no sólo desde la perspectiva de la opresión (años ochenta), y un momento en donde se quiere rescatar lo femenino de la Teología y se asume la categoría cuerpo. La dignidad de la mujer a imagen de Dios La visión de la mujer en el Antiguo Testamento nos ofrece elementos que luego podremos retomar para valorar a la mujer en el contexto de las expresiones motrices. Sobre este tema afirma Hernández (2007): La Biblia nos presenta el ideal de la mujer: lo que Dios quiere que sea; pero el mismo pueblo que recibió la revelación no la asimiló. La Biblia invita a la mujer a tomar conciencia de la dignidad que se deriva y el respeto que merece por el hecho de haber sido creada a imagen y semejanza de Dios; si debe exigir el trato de «persona» y no de posesión, también debe cumplir los deberes que le exigen ser ayuda y compañera del varón en la continuación de la obra creadora encomendada por Dios a la humanidad, sin distinción de sexos y razas. (pp. 235)


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Es así como la mujer pasa de ser objeto a ser sujeto, y la relación que establece con el hombre, que es igual de hermoso y digno que ella, es de amor. Juntos cuidan de lo creado como Dios se los ha indicado. Jesús y la mujer Las mujeres estuvieron en la vida de Jesús durante su nacimiento, crecimiento, misión, predicación, muerte y resurrección. Ellas participaron activamente y de manera fundamental y decisiva de su movimiento. Jesús las acogió entre sus discípulos (Vivas, 2002). La situación de Jesús ante las mujeres y ante la opresión que padecían en su contexto judío, hizo que su anuncio del Reino fuera liberador para ellas. Él hablaba con las mujeres así no pertenecieran a su misma cultura, es el caso de la samaritana (Jn 4, 27). Además, facilitó la curación de la hemorroisa (Mc 5, 25-34), de la mujer encorvada (Lc 13, 10-16) y de la suegra de Pedro (Mc 1, 29-31). Su preocupación por ellas mostraba cómo Dios las amaba siempre y se preocupaba por su salud y bienestar. Participación de la mujer en la primera comunidad cristiana A lo largo de la obra lucana es evidente que las mujeres tienen una presencia importante en todo el proceso misionero cristiano (Schüssler, 1989). Incluso persecuciones a cristianos en el siglo III d.C. llevan a concluir que en el siglo I y siglo II de nuestra era, era mayor el número de mujeres convertidas al cristianismo que de hombres. Se destacan en el siglo I d.C. dos grandes obras evangelizadoras, a saber, la palabra o predicación, y las iglesias domésticas. En ambas obras la mujer jugó un papel importante y activo. Las cartas paulinas atestiguan, además, que las mujeres trabajaron fuertemente por el Evangelio (Flp 4, 2-3). Ejemplo de esto era Febe (Rm 16, 1ss) reconocida por Pablo como ministra. Ella era predicadora de la Iglesia de Cencreas. La figura de Tecla, apóstol según los Hechos de Pablo y Tecla (texto del siglo II considerado hasta el siglo III en muchas regiones como canónico), es muy importante, pues evidencia la figura de apóstol femenina ejemplo de evangelización. Otro aspecto importante consiste en que los misioneros iban de dos en dos para la difusión del


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Evangelio y, en muchos casos, las parejas estaban conformadas por un hombre y una mujer (1 Cor 9, 5). Las Iglesias domésticas eran el centro y el origen de la Iglesia en muchas regiones. La casa ha sido desde siempre el espacio de la mujer en la cultura hebrea. Era un espacio en donde la exclusión de sus funciones hogareñas no tenía lugar. Luego de la resurrección de Jesús, las casas pasaban a ser iglesias domésticas donde se llevaba a cabo la cena del Señor y la predicación. La mujer en este espacio ocupaba un lugar privilegiado, pues es su espacio natural. Ella desempeñaba, en dichas asociaciones, funciones administrativas y ministeriales que implicaban un alto nivel de poder, es el caso de Apfia (Flm 2), Ninfas de Ia odisea (Col 4, 15), Lidia de Tiatira (Hech 16, 15) y de Prisca.

Consecuencias de la visión teológica de la mujer en el contexto deportivo En un primer lugar es necesario decir que la mujer es digna. Su dignidad debe ser respetada en todos los ámbitos de la vida. El contexto deportivo no es la excepción. La mujer que está inmersa en ese contexto no es un objeto del sistema capitalista moderno, es hija de Dios y un sujeto de derechos. El deporte moderno ha instrumentalizado al ser humano en función de su rendimiento. Y aunque las mujeres han querido entrar en dicho contexto, muchas veces perverso, deben darse cuenta de que el sistema competitivo y el deporte de élite, las utiliza como objetos para lograr ganancias económicas, de prestigio y poder. La relación hombre-mujer, y en general entre los sexos, debe darse en términos del amor, no del odio. Esto para moderar las posturas feministas radicales que más que dedicarse a valorar a la mujer, procuran es odiar al hombre. Lo anterior también aplica para las posturas machistas. En un segundo lugar, la relación de Jesús de Nazaret con las mujeres tiene muchos aspectos que pueden aplicarse al contexto deportivo. Por un lado, la preocupación de Jesús por la salud del ser humano muestra que las prácticas orientadas a este fin son loables y dignas. Por eso se podría decir que la actividad física en general, practicada sin excesos, y la educación física,


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ofrecida en las instituciones educativas, se correlacionan con el interés evangélico por la salud de las mujeres. El trabajo con mujeres adultas, gestantes, discapacitadas, hoy, puede seguir evidenciando y anunciando el Reinado de Dios sobre la enfermedad y la muerte. En tercer lugar, la participación de la mujer en la vida de la primera comunidad cristiana nos hace una invitación: no es posible discriminar a la mujer, tampoco en los espacios para el ocio o educativos. Ella, desde su visión particular del mundo, colorea de manera hermosa la oscuridad que los hombres, muchas veces, le han impreso a la existencia.

Lista de referencias Adelman, M. (2006). Mulheres no Esporte: Corporalidades e Subjetividades. Movimento, 12 (1), 11-29. Arboleda Gómez, R. (1990). Cultura física y embarazo. Educación física y deporte, 12 (1-2). Canazart dos Santos, V. (2010). I n d í c i o s de sentidos e significados de feminilidade e de masculinidade em aulas de Educação Física. Motriz, 16 (4). 841-852. Coelho Filho, C.A. de A. & Pereira Frazão, D. (2010). Prática de ginástica em academias exclusivamente femininas. Motriz, 16 (2). Díez García, A. (2006). Evolución histórica y social de la presencia de la mujer en la práctica física y el deporte. Ef deportes, 11 (99).

Fernandes, C.C. & C. da C. Silva, P. (2008). Um estudo sobre a participação feminina na capoeira em campinas/SP. Educação Física em Revista, 2 (2). Gutiérrez Cazorla, R. & Rangel García, J. A. (2000). Deporte y actividad física para todos, 1, 28-41.


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Hernández, L.V. (2007). La mujer en el Antiguo Testamento. Cuestiones teológicas, 34 (81), 227-235. Manuz, B. (2000). Algunas conclusiones sobre el deporte y la mujer. Deporte y actividad física para todos, 1, 105-110. Mourão, L. (2000). Representação social da mulher brasileira nas atividades físico-desportivas: da segregação à democratização. Movimento, 7 (13), 5-18. Palacios Gil-Antuñano, N. (2003). Mujer y deporte. En II Reunión Internacional. La alimentación y la nutrición en el siglo XXI. Madrid, España: Fundación española de nutrición. Schüssler Fiorenza, E. (1989). En memoria de ella. Una reconstrucción teológico feminista de los orígenes del cristianismo. Bilbao, España: Desclée de Brouwer. Thomé Sayão, D. (2002). A construção de identidades e papeis de gênero na infância: articulando temas para pensar o trabalho pedagógico da educação física na educação infantil. Pensar a prática, 5, 58-70. Vélez, C. (2001). Teología de la mujer, feminismo y género. Theológica Xaveriana, 140, 545.564. Vivas, M.S. (2002). La misión de las mujeres en la Biblia. Theológica Xaveriana, 144, 683-698.


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