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Sobre el concepto de experiencia Jonathan Andrés Rúa Penagos1
Introducción El ser humano desde siempre se ha relacionado con Dios. El discurso sobre esa tendencia humana hacia Dios ha estado presente en toda la historia de la teología. Pero es en la modernidad, ante la crisis del discurso religioso, que se evidencia con más fuerza. Los teólogos se han visto obligados a recurrir a la fenomenología para mostrar que el hombre experimenta a Dios en su existencia. Se construye así una fenomenología de la religión (Rudolph Otto y Max Scheler), una teología fenomenológica y, en última instancia, una antropología teológica. En este contexto, en este escrito se pretende dar cuenta de las distintas concepciones sobre la experiencia, en primer lugar desde la perspectiva de Carlos Arboleda, posteriormente desde la historia de la filosofía, y por último desde el discurso teológico.
1. El concepto de experiencia en Carlos Arboleda Carlos Arboleda en su texto Experiencia y testimonio (2011), y siguiendo a Greisch, plantea la noción de experiencia en cinco grandes perspectivas. En la primera de ellas, es en un sentido heideggeriano; la experiencia es vista como visitación, es decir, sucede en 1
Ser humano, aspirante a Magister en Teología de la UPB, Teólogo de la Fundación Universitaria Luís Amigó (Funlam), estudiante de Educación Física de la Universidad de Antioquia, estudiante de Filosofía de la Funlam, y gimnasta activo afiliado a la Liga Antioqueña de Gimnasia. Web Site: www.jonathanrua.com Email: jonathan.ruape@gmail.com
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cualquier momento y sin que uno se dé cuenta. Dios pasa por la vida del hombre y lo visita en el momento menos esperado. El segundo sentido, influenciado por Plotino, es el de peregrinación; esto es el esquema de salida del uno y retorno al mismo. San Agustín, Dionisio, Juan Scoto Eriúgena y Tomás de Aquino son herederos de esta concepción. La tercera visión es la del mundo moderno cientificista que concibe la experiencia para someterla a experimentación y verificación. La cuarta tiene que ver con la vivencia (Erlebnis) o sentimiento interno. La última concepción de experiencia es la que desea rescatar Carlos Arboleda y consiste en la experiencia más originaria, aquella que da cuenta de la experiencia de Dios, y que en última instancia es, como dice él, “la revelación de las cosas mismas”.
2. El concepto de experiencia en la filosofía José Ferrater Mora (1965), al ocuparse del término experiencia, indica que este se ha usado en varios sentidos. Para Platón la experiencia es sobre todo del mundo sensible, conocimiento cambiante. Aristóteles, por su parte, consideraba que la empeiri,a la poseían todos los seres vivientes, pero que no se sobrepone al arte y al razonamiento. Experiencia es aquí aprehensión de lo singular, el punto de partida para el conocimiento sensible del exterior. Es, además, lo que se adquiere con la práctica y lo que se vive antes del juicio. En la edad media Rogelio Bacon la comprendía como aprehensión de cosas singulares y como iluminación interior. Otro autor significativo de la época es Tomás de
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Aquino, quien siguiendo a Aristóteles, creía que la experiencia se originaba a en los sentidos. En la modernidad se extiende la discusión sobre el concepto de experiencia. Algunos empiristas la definían como aprehensión intuitiva de fenómenos singulares, los datos de los sentidos. Leibniz consideraba la experiencia como conocimiento confuso. Mientras que para Kant, la experiencia es el punto de partida del conocimiento, y está ligada a la noción de apariencia. Entre los idealistas se encuentra Fichte y Hegel. Ambos creían que la tarea de la filosofía era dar razón de la experiencia o del fundamento de la misma. Fichte, por ejemplo, partía del hecho que en la experiencia esta unidas las cosas y la inteligencia. En este sentido la experiencia es percepción o conciencia de lo particular. No constituye el saber, pero es el saber del fundamento de toda experiencia. Hegel habla de la experiencia de la consciencia en los siguientes términos: es “«un movimiento dialéctico», que conduce la conciencia hacia sí misma, explicitándose a sí misma como objeto propio” (citado por Ferrater Mora, 1965, pág. 620). Para él, el contenido de la conciencia es lo real, y la más inmediata consciencia de tal contenido es la experiencia. Esta es pues “el modo como se aparece el Ser en tanto que se da a la conciencia y se constituye por medio de ésta”. Dilthey comprende de forma amplia la experiencia, mientras que Bergson la describe como intuición, experiencia primaria o inmediatamente dada.
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Husserl, por su parte, habla de experiencia primaria, anterior a la del mundo natural, también denominada experiencia fenomenológica. Esta experiencia es pre-predicativa y no es aislada, sino que se da en un horizonte de la experiencia. En síntesis, la comprensión de la noción de experiencia puede agruparse en cinco sentidos: experiencia puede ser una manera de conocer algo, de aprehenderlo, esto antes de realizar un juicio de valor sobre lo experimentado; También, es el conocimiento sensible de la realidad externa, anterior al juicio. Además, puede ser entendida como la enseñanza adquirida con la práctica. Otro uso del término es la confirmación de los juicios sobre la realidad a través de la verificación (empírica). Y el último sentido, es el de “hecho interno”, en el sentido de padecer algo.
3. El concepto de experiencia en la teología 3.1. Tillich (1886-1965) Paul Tillich es uno de los teólogos modernos que recurre a la noción de experiencia para construir teología sistemática. Según él “la experiencia es el medio a través del cual las fuentes nos «hablan» y nosotros podemos recibirlas” (Tillich, 1972, pág. 61). Esta noción la utiliza para la formulación de su método teológico de correlación, en dónde el sujeto analiza la situación humana de donde surgen cuestiones existenciales, y luego evidencia cómo el mensaje cristiano es una respuesta a esas cuestiones. En este sentido, la teología tendría dos criterios formales, un apriori místico, que da cuenta de la experiencia humana; y el mensaje cristiano.
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En su texto teología sistemática, hace una pequeña historia de las distintas comprensiones del concepto de experiencia, y en ella destaca el aporte de teólogos como Agustín (consciencia inmediata del ser en sí), Buenaventura (participación del hombre en las realidades divinas), Tomás de Aquino, Schieiennacher (religión como sentimiento de la absoluta dependencia), entre otros. En todo caso, plantea que la noción de experiencia ha sido utilizada en tres sentidos: ontológico, científico y místico. El primero identifica la experiencia con la realidad; el segundo, somete la experiencia a verificación experimental; y el tercero, es una experiencia por participación, y da cuenta de la experiencia religiosa del hombre. 3.2. Rahner (1904-1984) La experiencia según Rahner es el “encuentro categorial con las realidades concretas en nuestro mundo” (Rahner, 1979, pág. 74). Esta experiencia puede ser trascendental, es decir, subjetiva, no temática, que rebosa los objetos y categorías. En este contexto, la experiencia trascendental es la apertura apriorística de la persona al ser en general, y es apriorística porque precede toda experiencia objetiva, temática. El hacia donde de la trascendencia humana es el Misterio Sagrado, lo que permite hablar de una experiencia de Dios. La experiencia de Dios supone que Dios es una realidad, fundamento y origen del mundo (Rahner, 1976); en donde la mediación entre esa realidad abismal y la experiencia humana es la existencia del sujeto. Dicha experiencia se da en todos los hombres, no se impone ni es irresistible.
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3.3. Schillebeeckx (1914-2009) La utilización de la fenomenología en el campo teológico es ya reconocida por Edward Schillebeeckx (Schillebeeckx, 1969). Esta tendencia impacta sobre todo el campo de la dogmática, y pone los fundamentos para lo que hoy llamamos teología sistemática y teología fundamental. Según este teólogo belga, “en la idea del «encuentro con Dios» se halla una referencia a nuestra experiencia natural de la existencia. Sin este significado mundano humano del encuentro, el concepto teológico del «encuentro con Dios» no tendría sentido alguno para nosotros” (Schillebeeckx, 1965). Este planteamiento le da pie para plantear que la teología tiene dos fuentes, a saber, la experiencia judeocristiana de Dios, y la nueva experiencia humana (Schillebeeckx, 1983). Aquí emerge la categoría experiencia en todo su esplendor, tanto en la experiencia humana en general, que se vive en el presente; como en la experiencia cristiana en particular. 3.4. Küng (1924 - ) Küng reconoce que entre su manera de hacer teología y la manera de hacer teología de Schillebeckx hay cierta unidad metodológica, y que de alguna manera, esta ruta metodológica, es seguida por muchos otros teólogos. Esta unidad metodológica consiste en partir del hecho de que la teología cristiana posee dos fuentes. Por un lado, se encuentra la palabra de Dios que se revela en la historia de Israel y en la historia de Jesús; y por el otro, el mundo de la experiencia humana (Küng, 1989). De esta manera se evidencia en la teología mayor influencia del discurso humano sobre la experiencia.
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3.5. Müller (1947 - ) Hemos visto como la teología de la experiencia ha influenciado tanto al discurso teológico, que este ya se asume como presupuesto antropológico, incluso, en la teología dogmática. Un claro ejemplo es la teología del alemán Gerhard Ludwig Müller. Él se refiere a la experiencia en los siguientes términos: “Experiencia religiosa describe la presencia implícita y atemática del misterio absolutamente inobjetivado y amundano, la conservación del origen y futuro indisponibles, de aquello que el lenguaje de las religiones y filosofías denomina Dios desde el principio de la humanidad” (Müller, 1996). 3.6. Panikkar (1918-2010) Para finalizar, y en homenaje al teólogo místico Raimon Panikkar, queremos abordar su noción de experiencia. Según él, el ser humano es un ser místico; y es esa mística le posibilita ser en relación. La mística es la experiencia integral de la realidad (Panikkar, 2005), el toque inmediato con ella. Este contacto se da a través de los sentidos, la mente y el sentido espiritual. Es así, como todo el hombre, cuerpo, alma y espíritu; y todos los hombres, experimentan la realidad toda (mística), que es en sí cosmoteándrica: material-sensible, mental-intelectual y espiritual-divina. En esa unidad del hombre, y la realidad, se da la relación. El hombre es un ser místico en relación: “La visión mística incluye tanto al Otro (alter) como a mí Mismo, tanto a la Humanidad y a la Tierra como a lo Divino” (Panikkar, 2005, pág. 187). Con base en este presupuesto se habla de relación cosmoteándrica: relación con Dios, con el hombre, y con el mundo.
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Conclusión Son muchas las maneras en que a través de la historia, desde la filosofía y la teología, se ha comprendido el discurso sobre la experiencia del ser humano. Ante todo este panorama nos damos cuenta que este gran discurso, que es fenomenológico sobre todo, ha sido retomado por la teología. En un primer momento para dar cuenta de la existencia del ser humano. Posteriormente para mostrar cómo este experimenta a Dios en su vida; y por último, cómo esta experiencia de Dios, que en términos de la teología cristiana se da desde la experiencia judeocristiana, se correlaciona con la experiencia que el sujeto tiene del mundo de hoy, y el cual sirve como presupuesto para la construcción del discurso teológico.
Itagüí (Antioquia-Colombia), 2011
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Referencias
Arboleda, C. (2011). Experiencia y testimonio. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana. Ferrater Mora, J. (1965). Experiencia. En J. Ferrater Mora, Diccionario de filosofía (Quinta edición ed., págs. 618-623). Buenos Aires: Sudamericana. Küng, H. (1989). Teología para la postmodernidad. Madrid: Alianza editorial. Müller, G. L. (1996). Experiencia de Dios como apertura original de la fe cristiana. Communio , 18, 180-193. Panikkar, R. (2005). De la mística. Barcelona: Herder. Rahner, K. (1979). Curso fundamental sobre la fe. Barcelona: Herder. Rahner, K. (1976). La experiencia de Dios en la actualidad. Universitas , 14 (1), 25-30. Schillebeeckx, E. (1965). Cristo, sacramento del encuentro con Dios. San Sebastián: Dinor. Schillebeeckx, E. (1983). En torno al problema de Jesús. Madrid: Cristiandad. Schillebeeckx, E. (1969). Revelación y teología (Segunda edición ed.). Salamanca: Sígueme. Tillich, P. (1972). Teología sistemática (Vol. I). Barcelona: Ariel.
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