3 minute read

Hacia la tragedia del fin del mundo

Durante la elaboración de mi TFG Políticas del vestigio. La imagen de la ruina en los imaginarios del videojuego desarrollé cierto interés por la estética del deterioro y los imaginarios relacionados con esta, aproximándome poco a poco a la cuestión del fin del mundo. Las imágenes del colapso parecían inundar cualquier producción cultural y se extendían a través de toda idea política pues siempre resultan performativas. Sin embargo, aunque eran fáciles de identificar en los medios habituales, parecían estar algo más ocultas en la arquitectura.

Dibujo de las ruinas intervenidas de East Delta Commercial Center, incluido en Políticas del vestigio. La imagen de la ruina en los imaginarios del videojuego.

Advertisement

Visualización del uso de las palabras “fin del mundo” en Twitter realizada con un algoritmo Force Atlas 2 desde Gephi. Datos de Twitter extraídos por Jorge Sánchez Pastor.

Por esto, el primer acercamiento al fin del mundo fue a través de Twitter, realizando una visualización del uso de las palabras “fin del mundo” e identificando así el valor de estas para generar clickbait. Pero esta forma de aproximarme al colapso parecía llevarme hacia otros campos de estudio y me alejaba de la forma en que quería abordar el tema, a partir de la ficción y desde la arquitectura. Ensayar el fin del mundo desde la ficción es una manera de interrogar las formas en que aparece en nuestros relatos y cómo se introduce en nuestros imaginarios.

Dibujo interpretativo de una ciudad en Urras a partir de la lectura de Los desposeídos de Ursula K. Le Guin.

Traté de abordar el tema desde la obra literaria de algunas autoras como Ursula K. Le Guin o Philip K. Dick, pero acabé sucumbiendo a la tragedia. Las 32 tragedias griegas que han llegado hasta nuestros días son las supervivientes de varios fines del mundo. Algunas de ellas, como Las troyanas de Eurípides, se introducen de lleno en el fuego del apocalipsis mientras que en otras como Antígona de Sófocles, el fin del mundo aparece de forma más discreta. Antígona es una de las figuras más tratadas en la historia del pensamiento occidental. Hegel, María Zambrano, Celia Amorós o Salvador Espriu son algunas y algunos de los que se han interesado por las visiones que Antígona ofrece sobre el espíritu, la figura de la mujer, o la guerra, entre otros temas. Pero el tema principal que atraviesa la obra de Antígona y que, desde mi punto de vista, la conecta con la idea del fin del mundo es el conflicto que se da entre el poder divino y el poder humano.

Este conflicto, del cual se desprenden diferentes escatologías, puede tener su análogo contemporáneo en la dicotomía naturaleza-cultura. Y es que el conflicto que se da entre lo natural y lo producido por el ser humano es uno de los pilares centrales del las teorías actuales sobre cómo aproximarse al fin del mundo. Al trasladar la obra de Antígona a un futuro acelerado podemos recorrer varios modos de pensar el fin del mundo y las arquitecturas que surgen de las diversas formas de entender naturaleza y cultura.

La forma en que he resituado Antígona en un escenario de aceleración tecnológica y productiva es mediante el dibujo, y la forma en que se soporta y se materializa el dibujo es la ruina, tratando de rescatar de algunos referentes como Piranesi o Santiago Talavera una tradición metodológica para generar ficciones. El trabajo se desarrolla a través del dibujo y el fragmento como elementos de experimentación para construir un imaginario. Así, los dibujos de la ciudad de Tebas, donde transcurre Antígona, conforman una especie de forma urbis en la que se representa un futuro imaginado que ya ha pasado en otro tiempo.

El fragmento otorga una nueva legibilidad a lo representado, expande las posibilidades de entendimiento. Lo incompleto funciona como estímulo estético trasladando nuestra atención al detalle y, desde el detalle, se abre la posibilidad de reconstruir el conjunto, de imaginar líneas de conexión entre los fragmentos (Caniglia, 2007). Podemos pensar el dibujo como fragmentos en sí, herramientas de pensamiento y de creación de mundos capaces de generar nuevas interpretaciones, revisi-

tables. Dibujar fragmentos es una forma de construir un imaginario abierto y cambiante desde múltiples escalas y puntos de vista. Hacerlo en placas de yeso laminado es una manera de actualizar la forma urbis piranesiana y adaptarla a un contexto de aceleración. Al contrario que la piedra, el yeso laminado expresa rapidez, ligereza, fragilidad, producción seriada. Las ruinas de pladur son las de una ciudad acelerada en la que la catástrofe llegó aún más rápido que la tecnología.

14

This article is from: