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Reabrir las puertas

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Amar a Dios

Amar a Dios

A mediados de marzo de 2021 el desarrollo de la pandemia de Covid-19 había obligado a que muchas iglesias tuvieran que suspender los Servicios Divinos presenciales. Con el cumplimiento de rigurosos protocolos de salud, en varias iglesias de Argentina fue posible volver a las comunidades y disfrutar de la palabra, con distancia, pero unidos en el corazón.

En este contexto, el Apóstol de Distrito visitó distintas comunidades de Buenos Aires. El domingo 20 de junio o ció en la iglesia La Plata Nº1 y la semana siguiente en Boca.

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“Una hora en el cielo”

Con mucho entusiasmo los hermanos y hermanas de La Plata Nº1 recibieron la noticia y prepararon rápidamente la iglesia para su primer Servicio Divino luego de un tiempo. El texto utilizado fue el de Juan 17: 20-21, “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Durante su prédica, el Apóstol de Distrito invitó a la comunidad a que pudiera re exionar sobre lo importante que

Iglesia La Plata Nº 1

Iglesia Boca

Luego del Servicio Divino en La Plata Nº 1 es llegar a la unidad en Cristo, “ser una sola cosa con Él”, según expresó. “Para lograrlo solo tenemos un ejemplo: Jesús. Él siempre buscó estar en comunión con el Padre”, dijo.

“Cuidamos el protocolo sanitario, nos sentamos ubicados con distancia, usamos los barbijos, nos pusimos mucho alcohol en las manos y por sobre todas las cosas… vivimos una hora en el cielo”, expresaron los siervos de la comunidad cuando todo ya había nalizado.

¡Avanza más!

El domingo 27 de junio de 2021 la iglesia Boca recibió la visita del Apóstol de Distrito. La hora vivida fue muy especial para toda la comunidad y además sirvió de preparación para el Servicio Divino en ayuda a los amados difuntos.

El texto bíblico del día fue 2 Corintios 4: 17-18, “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.

“Estamos en medio del camino a un Servicio Divino muy especial y Dios quiere preparar nuestro corazón para que podamos ser de ayuda. Para lograrlo, debemos estar en comunión con el altar y dejar todos los obstáculos de lado”, fue la exhortación del Apóstol de Distrito.

En el desarrollo de la palabra, el siervo hizo hincapié en algunas cuestiones con las que cada uno debe enfrentarse: tentación, arrepentimiento, renunciamiento y preocupación por los seres amados, son algunas de ellas. Todas ellas son tribulaciones que tocan las bras íntimas de cada ser y requieren una lucha constante para lograr cumplir la voluntad de Dios. “Cuando podemos vencerlas, estas tribulaciones comienzan a tener un peso de eternidad”, subrayó.

“No nos detengamos. Vamos a avanzar más, orando unos por otros de corazón”, manifestó el Apóstol de Distrito antes de dejar el altar y saludar a la distancia a los hermanos y hermanas que con mucha felicidad regresaban a sus hogares.

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