Los Murales del Mural de los Poblanos

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O b r a d e l P i nto r A nto n i o Ă lva r e z M o r ĂĄ n



Presentación Este libro es una acceso hacia lo que es poblano. Una aproximación de valor a la identidad de quienes habitan la gran ciudad patrimonio. Más allá de la riqueza y delicia culinaria, acercarse al restaurante El Mural de los Poblanos, significa estar dispuesto a ser envuelto por la cultura que emana de sus paredes. Cosmovisión histórica e iconográfica poblana plasmada con trazos al óleo, que se infiltra en los comensales durante las convivencias y celebraciones gastronómicas. La creatividad plasmada en los murales, agrupan un recuento de personalidades, momentos históricos, rasgos, concepciones populares, y en general símbolos propios esenciales dentro de la identidad poblana. El pintor Antonio Álvarez Morán, desde su agudeza y sensibilidad artística, ha llevado a cabo para este recinto, retratos originales y fascinantes que ilustran la poblanidad. Una obra que invita a acercarse, que provoca preguntas, que se expone como un punto de partida para el mejor entendimiento de la trama social.

Presentamos la obra editorial que usted sostiene en sus manos, como una respuesta a la petición de los visitantes al restaurante, quienes con insistencia preguntan por referencias para acceder y profudizar sobre los murales, así como a la cultura que de ellos florece. Bienvenidos a la poblanidad expuesta en Los Murales del Mural de los Poblanos. Un libro para disfrutar en el recorrer de sus páginas una y otra vez, con paciencia y a detalle. Una obra para compartir la cultura que nos define, que nos provoca orgullo y pertenencia. La extensión impresa de nuestros valores de identidad únicos y resonantes para encaminar al mundo. Jorge Carlos Álvarez


Mural, emocional, sensible, evocador, nostálgico y sugerente, que rompe en sus figuras y rostros, los cristales del tiempo poblano. Personajes que llegaron para quedarse en el acontecer histórico de Puebla y que revive el pincel de Antonio Álvarez Morán, sensible y colorido, además de fiel.

Pedro Ángel Palou Pérez


El Mural de los Poblanos Óleo sobre tela · 2.19 x 10.65 m · 1995-2014




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Lienzo 1 208 X 120 cm · 2014 Lienzo 2 208 X 324 cm · 2001 Lienzo 3 219 X 297 cm · 1995 Lienzo 4 208 X 324 cm · 1996

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Arquitecto Everardo Morales Pardo (1) José “Pepe” Chedraui Alam (2) Cuco El Guapo (3) Sergio Cué Morán (4) Sor María de Jesús de Tomelín (5) Doctor Julio Glockner Lozada (6) Gaspar Henaine “Capulina” (7) Ivonne Recek Saade (8) Josefina “Pepita” Albisúa Fernández (9) Faustino Salazar García (10) Don José Álvarez (11) Alejo Peralta y Díaz Ceballos (12) Ignacio Gómez Nava (13) Don José Rodoreda (14)

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Don Manuel Espinosa Yglesias (15) Antonio Campos (16) Aurelio López Ríos (17) El Santo Niño Doctor (18) Don Josaphat Martínez (19) Humberto Ferniza (20) Don Francisco Pérez Salazar y Haro (21) “Doña Elenita Fuente” (22) El Señor de las Maravillas (23) “El Huevito” (24) “El Pata de Palo” (25) “El Charro Negro” (26) “El Canario” (27) El Capitán Carlos Camacho Espíritu (28)

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Don Germán List Arzubide (29) El “Pisper” Javier Oropeza (30) Carmen Serdán Alatriste (31) Rosa y María Nerváez Bautista (32) Paco Michel (33) El “Capi” Gustavo Castells (34) Samuelito Lozano (35) Monseñor Rafael Figueroa (36) “La Siete” (37) “La China Poblana” (38) Sargento De La Rosa (39) Vicente Lombardo Toledano (40) Maximino Ávila Camacho (41) Eloína Morán de Cué (42)

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Don Eduardo Cué Merlo (43) “Mamá Nena” (44) Beato Sebastián De Aparicio (45) José María De Yermo y Parres (46) Guillermo O. Jenkins (47) Don Rómulo O’Farril (48) Don Luis Cué Villar (49) Presidente Gustavo Díaz Ordaz (50) Coronel José García Valesca (51) Ignacio Zaragoza (52) Antonio Espino “Clavillazo” (53) René Santillana (54) Manuel Ventosa (55) “Mimí” García Barna y Figueroa (56)

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Darío Bárcena Ortiz (57) Manuel Pandal, “El Chato Pandal” (58) Don Joaquín Ibáñez Saldaña (59) Maricruz Olivier (60) Gabriel Alarcón Chargoy (61) Rodolfo Sánchez Taboada (62) Hermanas del Antifaz (63) Don Ángel Espinosa de los Monteros (64) Vicente Alonso Villarroel (65) Rosendo Filemón Vázquez (66) Don Joaquín Macías (67) Don Reyes Huerta Velázquez (68) Gabriel Abaroa (69)

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Gastronomía:

La Fuente de San Miguel (1) La Casa de los Enanos (2) Tlachiquero de palma (3) Jarra de barro del Barrio de la Luz (4) Espuela de Amozoc (5) Fábrica de Caricatos (6) Círculo Español (7) El Porvenir: Fábrica de puros y cerillos (8) Casa del Deán (9) Cazuela “chorreada” del Barrio de la Luz (10) Ángel del Atrio de la Catedral (11) Casa de las Cigüeñas (12) Panzón de papel maché (De la feria de Corpus) (13) El Rosario de Amozoc (14) El Optómetro (15) Cine Reforma (16)

Tacos árabes (1) Mole poblano (2) Cemita (3) Chalupas (4) Barrilito O-Key (5) Dulces típicos (6) Sidra (7) Torta de agua (8) Plato de sopa (9) Chaparrita del Naranjo (10) Tequila (11) Cuba libre (12) Sangre de diablo (13) Chile en nogada (14)



Geografía del alma poblana, personajes que contribuyeron a la poblanidad evocados en el trazo y el color del gran artista: Antonio Álvarez Morán. Textos de Pedro Ángel Palou Pérez †

Arquitecto Everardo Morales Pardo (1) Llevó a cabo sus estudios en la Ciudad de México debido a que en su juventud no encontró su carrera en Puebla. Co-fundador y maestro en la escuela de Arquitectura de la entonces Universidad Autónoma de Puebla. Realizador de innumerables trabajos arquitectónicos y forjador de no pocos profesionales que acudieron a su sensibilidad y poder creativo.

Cronista de la Ciudad de Puebla 2005

José “Pepe” Chedraui Alam (2)

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Poblanísimo por vocación y entrega. Gran empresario con sentido humano, filántropo sin estridencias. Unió a la bonhomía libanesa el acento poblano. “Estuvo para los demás”, por eso hizo de su amistad un rito diario para políticos, militares, artistas que lo frecuentaron siempre. Basta recordar su fraternidad con Mario Moreno “Cantinflas” y Alejo Peralta conformando un trío inolvidable. Cuco El Guapo (3)

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Famoso robot musical creado por un grupo de trabajo encabezado por Alejandro Pedroza y Domingo Vera, en los laboratorios de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la BUAP. Cuco se internacionalizó siendo producto de la avanzada tecnología y ciencia poblana.


Sergio Cué Morán (4)

Gaspar Henaine “Capulina” (7)

El primero de los cinco hermanos. Talentoso y audaz empresario de la Estrella Roja. Aficionado práctico y apasionado del deporte nacional de la charrería.

De Chignahuapan, Puebla, llamado el “Campeón del humorismo blanco”. Filmó más de 80 películas y fue indispensable en la televisión mexicana por décadas de gran popularidad.

Sor María de Jesús de Tomelín (5) Ivonne Recek Saade (8) Religiosa concepcionista, conocida por Gómez Haro como “El Lirio de Puebla”, de intensa vida mística muriendo en “olor de santidad”. Juan de Palafox inició su proceso de beatificación. Para la iglesia es Venerable. Doctor Julio Glockner Lozada (6) Pionero en la educación sexual. En la 4 Oriente, entre la 4 y 6 Sur, en una vieja casona, tuvo su consultorio para tratar enfermedades “secretas”. Como académico universitario fue sumamente popular. Rector de la UAP por aclamación en 1975, nunca hubo uno más popular, lo fue 77 días. Creador del Instituto de Biología e Investigación Médica y el Auditorio de la Facultad de Medicina lleva su nombre. Hombre de fuerte personalidad, sarcástico y malicioso. Aficionado a la fotografía. Persona de integridad a sus ideas políticas y filosóficas.

Supo educar su voz tempranamente para realizar de manera frenética sus actividades en teatro, declamación, radio y televisión. Llenó múltiples foros y espacios de comunicación con su enorme sensibilidad, que también le abrió puertas en el periodismo escrito. Su pasión más grande fue la “Casa Acribillada de los Hermanos Serdán”.

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Josefina “Pepita” Albisúa Fernández (9) Pintora, miniaturista notable, promotora cultural reconocida internacionalmente, becaria en Barcelona y Roma. En Puebla le concedieron por sus óleos en miniatura “La Cruz de Oro”. Expuso en diversas partes del mundo fue maestra de dibujo y pintura de varias generaciones y generosamente antes de morir, cedió más de 500 piezas entre pinturas, esculturas, dibujos y estudios, al Museo de la UPAEP.

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Faustino Salazar García (10)

Ignacio Gómez Nava (13)

El pintor humanista de gran oficio. El pilar más importante de la plástica poblana en el siglo XX. Artista de pincel poderoso y fuerte, como su mismo pensamiento. Retratista excepcional. Muralista con un mensaje de enseñanza conceptual. Su trabajo es serio, cívico, histórico, de expresión telúrica y también desgarrador.

Cuidacoches de la vieja Comercial Mexicana en la década de los 60s.

Don José Álvarez (11)

Don José Rodoreda (14) Siempre de luto, con su cinta métrica al cuello, anfitrión de su propio almacén con atención personalizada, del que no perdía detalle de clientes y empleados.

De origen asturiano, es abuelo paterno del pintor Antonio Álvarez Morán. Conocido en su ambiente como “Nick Carter” de “puro” en mano permanente, poseedor de un fantástico buen humor.

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Alejo Peralta y Díaz Ceballos (12)

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Magnate del beisbol mexicano, industrial triunfador, director del Politécnico Nacional, hombre explosivo en sus pasiones deportivas. Dejó la “Fundación Alejo Peralta” que construyó cientos de casas para los damnificados de la Sierra Norte Poblana.

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Don Manuel Espinosa Yglesias (15)

El Santo Niño Doctor (18)

El primer banquero de México que hizo de Bancomer, el primer sistema bancario latinoamericano. Son su legado en Puebla la Universidad de las Américas, el Museo Amparo y las fundaciones que entregan donativos cuantiosos para el beneficio social de la entidad, teniendo como ejemplo la Ciudad Universitaria. Su mecenazgo sirvió y sigue sirviendo para proteger y divulgar el enorme patrimonio artístico y arquitectónico de Puebla.

En la Parroquia de San Francisco en Tepeaca. De gran devoción popular. Arropado con todos los instrumentos médicos, siempre dispuesto a ofrecer ayuda.

Antonio Campos (16) Torero de enorme sentimiento, fue creador de un “pase” que dio origen a su afamado sobrenombre “El Imposible”. Víctima de una muerte temprana, fue sin duda una figura importante en la baraja taurina mexicana desde Puebla. Aurelio López Ríos (17) “El Buitre de Tecamachalco” impuso la marcas en la liga mexicana de relevos en una temporada, de juegos salvados en un día, de más relevos en una campaña y de más apariciones en el montículo. Llegó a las grandes ligas y con los Tigres de Detroit ganó una serie mundial. Fue electo Presidente Municipal de Tecamachalco y murió en un trágico accidente automovilístico en 1993.

Don Josaphat Martínez (19) Por su lente fotográfica pasó lo estelar de la sociedad poblana en el estudio de la Avenida Reforma. Niños, quinceañeras, casadas, personajes que deseaban el estelar “clic” del indispensable fotógrafo para aparecer en las vitrinas frontales de su negocio, en las que cada tarde aparecía enfundado de blanco, con grandes mostachos; ¡Vaya fototeca que legó!. Humberto Ferniza (20) Fue la pluma obligada para las crónicas sociales poblanas, en sus famosas columnas y páginas “soleadas” en las que nadie faltó. Don Francisco Pérez Salazar y Haro (21) Bibliófilo, coleccionista, investigador e historiador de arte, autor de grandes libros como: La pintura en Puebla en la época Colonial (1923); Fundación de la Ciudad de Puebla (1928); El Grabado en la Ciudad de Puebla de los Ángeles (1933); Los impresos de Puebla en la época colonial (1939). Reconocido descubridor de los murales de la Casa del Deán.

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“Doña Elenita Fuente” (22)

“El Charro Negro” (26)

Una gran dama poblana, de personalidad y gran presencia. Poetisa y declamadora.

Siempre enlutado, sombrero vaquero y en su increíble bicicleta cargaba siempre una canasta de pepitas en el portabultos.

El Señor de las Maravillas (23) “El Canario” (27)

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En el templo de Santa Mónica, tiene un culto nacional muy intenso. La imagen es visitada por miles de católicos que le guardan fe.

Indigente morador del atrio de catedral que al silbar hacía merecido honor a su apodo.

“El Huevito” (24)

El Capitán Carlos Camacho Espíritu (28)

Otros de los personajes salidos de la bruma citadina. Lo mismo leía un verso que sacaba de una enorme agenda, que disparaba silbatazos desde aquellos cajones de agentes de tránsito. Con sus anteojillos, un verdadero poeta del crucero que se hizo popular.

Hombre de aventuras y mil inquietudes. Ecologista, ambientalista, que retornó a Puebla para crear un parque zoológico notable en pleno Valsequillo: “Africam Safari”. Con este parque le dio a Puebla uno de sus mayores atractivos turísticos. Lo mismo ascendía en un globo, patrocinaba una película o dirigía un programa de televisión y unos laboratorios.

“El Pata de Palo” (25) 22

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Aquel nevero insólito, de camisa blanca de mangas remangadas, pantalón caqui, sombrero de paja, con una pata de palo que dejaba ver. Lo acompañaban un carro de baleros, dos enormes botes de nieve, forrados de madera y pintados de azul turquesa, una jerga escarlatada en el cuello. Hacía delicias y “se hacía ver” con su estrafalaria presencia.

Don Germán List Arzubide (29) Poeta, maestro, miembro fundador del movimiento literario “Estridentista”, rebelde ilustre, decano de los escritores mexicanos que muriera en su centenario.


El “Pisper” Javier Oropeza (30)

Paco Michel (33)

En uniforme de la Policía de Caminos y en su poderosa Harley Davison, de la que desmontaba, para estar lo mismo en el portal, en los toros, o en el futbol. Dicharachero, agradable, incrustado en el paisaje humano de la Angelópolis.

Desde sus años juveniles en el viejo “Oriente”, alegró amaneceres y “gallos” para luego ser el cantante de la Sierra Poblana y autor de melodías inolvidables, que llegaron para quedarse: “Las Chabelas”, “El Aventurero” y “Cuando te haga falta una ilusión, háblame”... entre muchas.

Carmen Serdán Alatriste (31) El “Capi” Gustavo Castells (34) La gran presencia femenina en la Revolución Mexicana. Mujer admirable, de alma infinita, congruente en su pensar y hacer, abrió la conciencia nacional desde el balcón de Santa Clara. Rosa y María Nerváez Bautista (32) Fueron fervorosas admiradoras de Madero junto con su otra hermana Guadalupe. Con los seudónimos de Rosa Vervo y María Gómez, ambas compañeras de Carmen Serdán, fueron apresadas y vueltas a la libertad en tiempos de la Revolución Mexicana. Participaron en el club maderista y apoyaron el movimiento carrancista. Las bautizaron como “Las Ametralladoras” haciendo labores de correo, aprovisionando parque militar y armamento.

Montado en su bicicleta, enfundado en su suéter rojo de cuello ruso, de hoz y martillo, se dejaba ver en “La Opinión” de la 2 norte por las tardes-noches. Simpático, agradable y folklórico, alegró muchas noches bohemias de aquella Puebla que no volverá. Samuelito Lozano (35) El último de los juglares, de los trovadores populares, canta-autor de los corridos revolucionarios, como “la Rielera” o de cantos de amor, como “Tampico Hermoso”. Lo mismo rasgaba su vieja guitarra, que vendía hojas de afeitar.

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Monseñor Rafael Figueroa (36)

Vicente Lombardo Toledano (40)

Prelado Doméstico de su Santidad, que parece asomarse desde su parroquia y barrio de Santiago.

La recia personalidad de un ideólogo de la Revolución Mexicana. Ilustre y talentoso político teziuteco, considerado uno de los “siete sabios” mexicanos del siglo XX.

“La Siete” (37) Aquella diminuta figura, siempre enlutada, sumida en sí misma por el peso de su joroba, que solicitaba limosna y cuya negativa de donación provocaba denuestos e improperios. Su riqueza personal era el dominio de lenguas viperinas y no su figura.

Maximino Ávila Camacho (41) El controvertido y polémico gobernador, hermano del presidente Manuel Ávila Camacho. Eloína Morán de Cué (42)

“La China Poblana” (38) 37

Con el memorable porte de Chabela Morán de Sobrado, aquí se presenta el traje típico poblano que es símbolo nacional.

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Don Eduardo Cué Merlo (43) Sargento De La Rosa (39)

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Esposa de Don Eduardo Cué Merlo, formaron la hermosa familia compuesta por Lalo, Maicha, Sergio, Juan y la inolvidable “Chata” Cué Morán.

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Cargado de años y medallas, durante las conmemoraciones anuales del 5 de Mayo, su presencia simbolizaba la lucha en Puebla por la soberanía de México.

Quien sirviera como inolvidable alcalde de Puebla de Zaragoza en el estelar centenario del 5 de Mayo de 1862, cuando coordinó de manera eficiente y espléndida los festejos de un año intenso de actividades múltiples, que pusieron a nuestra ciudad en la mira nacional. En este marco, Don Eduardo reveló sus enormes conocimientos sobre el espacio físico angelopolitano, historia e identidad.


“Mamá Nena” (44)

Don Luis Cué Villar (49)

Elena Ariza, la querida bisabuela longeva que vivió 105 años.

Iniciador de una exitosa carrera empresarial de impulso familiar. Don Luis siempre con su bastón indispensable, lo recordamos en todas aquellas tardes -intemporales-, en el portal Hidalgo, centro neurálgico de la vida comunitaria y espejo de quienes le dieron vida.

Beato Sebastián De Aparicio (45) Primigenio creador de carretas y carreteras en la época novohispana. Un franciscano vuelto santo, considerado el patrono de los automóviles y los transportes terrestres.

Presidente Gustavo Díaz Ordaz (50)

José María De Yermo y Parres (46)

Dirigente de un gobierno árido y opresor, que gestó la masacre estudiantil de 1968, sin duda, uno de los capítulos más atroces en la historia de México.

El notable sacerdote cuya obra espiritual y social ha sido reconocida por la Iglesia, elevándolo a los altares con la beatificación que le hiciera el papa Juan Pablo II.

Coronel José García Valesca (51)

Guillermo O. Jenkins (47) De origen estadounidense, llegó a Puebla para quedarse y aportar su legado a través de la Fundación Mary Street Jenkins con infinidad de obras benéficas.

Creador de una impresionante red de periódicos que siguen cubriendo el mapa mexicano de la información.

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Don Rómulo O’Farril (48) Corredor de autos e impulsor de la marca “Packard”, que se hiciera simbólica en Puebla.




Ignacio Zaragoza (52)

Darío Bárcena Ortiz (57)

Figura en bronce del vencedor “sublime de invencibles” un 5 de mayo de 1862. Su dedo índice sigue indicando el camino de la libertad y la autonomía.

Hizo de la Cruz Roja su vida misma. Legado nobilísimo de auxilio a la poblanidad toda. Manuel Pandal, “El Chato Pandal” (58)

Antonio Espino “Clavillazo” (53) Hablaba con la elocuencia de sus manos agitadas como aspas de molino. Compañero de la mímica, del saco extralargo, catedrático de la carpa... “¡Pura vida!”, “¡Ahí nomás!”, “¡Nunca me hagan eso!”, “¡Méndigo!”. René Santillana (54) Un gran apasionado del deporte nacional. Charro de verdad. Autorizado señor de la charrería poblana. 55

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Manuel Ventosa (55)

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Más amigo que chato, un hombre de “verdad fraternal” que hizo de ella una religión. Popular, querido y simpático, llenó muchas noches de la Puebla social. Don Joaquín Ibáñez Saldaña (59) Médico y químico, egresado del viejo Colegio del Estado. Profesionista prestigioso, creador de la botica francesa “Ibáñez y Lamarque” de solera y tradición, que luego se enlutó de fachada a interiores, para recordar permanentemente al hijo muerto y dar vida al mito de la llamada “La Botica Negra”.

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Bicicleta voladora que voló efectivamente, y su ocupante único la dejó como constancia, con todo y fisuras en el Hotel Europa.

Maricruz Olivier (60) Originaria de Tehuacán, ojos verdes taladradores, personalidad fina, señorial, actriz de primera.

“Mimí” García Barna y Figueroa (56)

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Veracruzana-poblana, vertió gotas de “Coctel Poblano” en “Jueves de Sociedad” y las derramó en su “Caleidoscopio Dominical”. Gran señora.

Empresario de cines, de un doble “Heraldo”, nacional y poblano, de recia personalidad, parte del paisaje humano de Puebla.


Rodolfo Sánchez Taboada (62)

Rosendo Filemón Vázquez (66)

Originario de Sebastián Villanueva, un político, general, gobernador y secretario de estado “muy poblano”. Maestro y forjador de toda una generación de servidores públicos.

Periodista origen oaxaqueño que portaba el sobrenombre “Aristos”. Fundador del Ateneo Poblano, montaba diariamente en pleno portal Hidalgo y Pasaje Zaragoza, un periódico escrito con gises de colores. Un mural, con ortografía personal, con críticas y elogios desorbitados. Un diario efímero, sin duda.

Hermanas del Antifaz (63) Voces de la primigenia XETH, la “voz del tepache” decían las viperinas lenguas poblanas. Escondían el apellido ilustre las nietas de don Juan Crisóstomo Bonilla.

Don Joaquín Macías (67) ¿Hospital para Muñecas?, pues sí, Don Joaquín lo dirigía y allí quedó en la leyenda y la realidad infantil del ayer.

Don Ángel Espinosa de los Monteros (64) Don Reyes Huerta Velázquez (68) Sobresalía en cualquier estación del año, en los amaneceres de misa u otros horarios, la figura de este personaje característico del centro histórico, enfundado en grueso abrigo, bufanda imprescindible, suéter, guantes, chaleco y saco.

Empresario y ganadero. Su divisa blanca, rosa y carmín sigue triunfando en las plazas por su escrupulosidad de criador de reses bravas. Los domingos se asoma desde el más allá para compartir con sus hijos nuevos triunfos.

Vicente Alonso Villarroel (65)

Gabriel Abaroa (69)

Presidente de Atlixco, señorón de la prudencia, del buen decir y actuar dentro y fuera del cabildo municipal.

Catedrático universitario. Médico especialista en criminología y medicina legal. Seguidor de Cesare Lombroso.

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La pincelada dinámica y fluida en esta obra, se vuelve una alegoría del discurso histórico, donde no hay nada escrito de forma absoluta.

Lic. Fabián Valdivia Pérez


El Mural del Cinco de Mayo Óleo sobre tela · 1.75 x 3.90 m · 2012




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General Ignacio Zaragoza Seguín (1) María de Jesús Seguín Martínez (2) Juan Prim (3) Dubois de Saligny (4) Abraham Lincoln (5) James Monroe (6) Benito Juárez (7) Napoleón III (8) Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez (9) Batallones de todo el país (10)

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Náhuatl de Acueyametepec (11) Línea telegráfica (12) La mesa de redacción (13) Señor de la Bala en el Rostro (14) Tláloc (15) Gral. Felipe Berriozábal (16) Gral. Miguel Negrete (17) Porfirio Díaz (18) Monumento a la Paz Franco-Mexicana (19) Batalla del Cinco de Mayo (20)

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Coqueteo de una poblana a un francés (21) General de la Brigada de Caballería Antonio Álvarez (22) Zuavo (23) Víctor Hugo (24) Juan Javier Cué y Morán (25) La Tropa Loca (26) Panderos de las jóvenes (27) Cinco de Mayo en los Estados Unidos (28) Cervecerías mexicanas (29) Batallones de Tetela, Xochiapulco y Zacapoaxtla (30)


El Mural del Cinco de Mayo Esta magnífica obra nos permite en una sola mirada observar, conocer, reflexionar e indagar a los personajes y los hechos que han formado la memoria colectiva en torno a este importante hecho histórico. No olvidemos que “Un cuadro no es más que un libro abierto siempre en la misma página”, así que, bajo esta premisa, empecemos a leer los párrafos y renglones que el pincel de Antonio Álvarez nos ha regalado. Si con alguien debemos comenzar esta narración es con el Gral. Ignacio Zaragoza Seguín (1) nacido en la ciudad Presidio de La Bahía de Espíritu Santo, Texas, en 1829. Su madre fue María de Jesús Seguín Martínez, (2) de quien se conserva una antigua fotografía cargándolo en brazos. Esta apacible imagen que inspiró el retrato pintado por Antonio Álvarez, nos hace imaginar que ellos no sabían que años después, la Guerra de Texas traería en consecuencia que la ciudad, donde había nacido Zaragoza, dejaría de ser parte del Estado de Coahuila y Texas, uno de los 19 estados en que se dividió la Primera República Federal Mexicana entre 1824 y 1835. En 1861, España, Francia e Inglaterra se reunieron en Londres con el objeto de exigir al gobierno mexicano el pago de las deudas generadas a partir de la Independencia

y la Guerra de Reforma, amenazando con la intervención armada y llegando a ocupar con sus fuerzas armadas algunas zonas de Veracruz, hasta que fueron firmados los “Tratados de la Soledad”. Estos tratados son una serie de convenios firmados, el 19 de Febrero de 1862, en una población de Veracruz llamada La Soledad, entre México, representado por Manuel Doblado, Ministro de Relaciones Exteriores; y Juan Prim, (3) quien representaba a Inglaterra, Francia y España. Sin embargo, el representante francés Dubois de Saligny desconoció estos tratados (4) y decidió iniciar la invasión a México. A esto hay que añadir el inicio de la Guerra Civil en los Estados Unidos de América, llamada “Guerra de Secesión”, en donde el presidente Abraham Lincoln (5) siempre defendió las ideas de libertad contra las ideas esclavistas de los Estados Confederados del Sur, que eran vistas con buenos ojos por el gobierno francés. Hay que recordar que desde 1823 se había dispuesto que el gobierno estadounidense no permitiría ningún tipo de intromisión de los países europeos, algunos de ellos con claras políticas intervencionistas, en el Continente Americano. La famosa frase de James Monroe (6) “América para los Americanos” sintetiza este pensamiento.


Al presidente Benito Juárez (7) le tocó enfrentar la Intervención Francesa, dándole la orden al joven general Zaragoza, de apenas 33 años, de defender la ciudad de Puebla, por ser lugar estratégico para el control de nuestro país. Así, Zaragoza tuvo la gran tarea de enfrentar a las tropas de Napoleón III (8), consideradas en aquella época como las más poderosas del mundo. Al frente de las fuerzas militares francesas venía el general Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez (9) quien reflejando su soberbia envió un mensaje al soberano francés el 4 de mayo: “Tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, de organización, de disciplina, moralidad y elevación de sentimientos, que suplico a vuestra excelencia se sirva decir a su majestad el Emperador que, desde ahora, al frente de sus 6,000 soldados, soy dueño de México”. El general Zaragoza se hizo cargo de la defensa de Puebla, contando con un ejército formado por Batallones de todo el país (10), siendo Los Fuertes de los cerros de Loreto y Guadalupe los que más se reforzaron para este fin. Estas elevaciones naturales de la ciudad eran conocidas con el nombre náhuatl de Acueyametepec, (11) que significa “cerro cubierto de magueyes y donde abundan ranas”.

Conocemos el desarrollo de la batalla como si fuera una transmisión en vivo porque el Gral. Zaragoza envió la información a Palacio Nacional utilizando la recién inaugurada línea telegráfica (12) Puebla–México. Estos telegramas fueron redactados en el cuartel de la Iglesia de los Remedios. Cuenta la tradición oral que la mesa (13) utilizada para este fin, es la que se conserva en la sacristía de este lugar, teniendo como peculiaridad que las patas simulan a las de una vaca. Pero también hay otras leyendas que circulan en este barrio, como la que cuenta que un soldado invasor al disparar contra los mexicanos que se encontraban en esta iglesia, hirió por error a la escultura de un Cristo, desencadenando la furia divina contra los franceses al comenzar una fuerte tormenta que permitió la victoria mexicana. En el mural de Antonio Álvarez vemos como esta serie de anécdotas cobran vida, permitiéndonos admirar diálogos visuales que sólo en el lienzo son posibles, como la complicidad entre el Señor de la Bala en el Rostro (14) y el antiguo dios Tláloc (15) para enviar la lluvia aliada de los mexicanos. En esta heroica defensa también participaron otros patriotas como el Gral. Felipe Berriozábal (16) que le informó a Zaragoza después de la Batalla “El orgulloso soldado francés ha sido humillado”.




También estuvo presente en la Batalla, el Gral. Miguel Negrete, (17) poblano conservador a quién los traidores le habían enviado una carta para invitarlo a sumarse al ejército invasor respondiendo como sólo los que darían su vida por el país que los vio nacer lo harían; “antes que partidario soy mexicano”. Porfirio Díaz, (18) en su faceta de General, también defendió a la Ciudad de Puebla, y no sólo fue héroe en 1862, sino que libró una de las batallas más importantes de la Intervención, cuando el 2 de abril de 1867 ganó una batalla decisiva en la angelópolis, que significó el inicio del regreso del control del país al presidente Juárez y el final del Segundo Imperio. Por lo tanto, no es casualidad, que el propio Díaz en 1901, ya como presidente de México, inaugurara en el Panteón Francés de Puebla, el Monumento a la Paz Franco-Mexicana, (19) que marcaría una nueva etapa de relaciones pacíficas entre ambos países. Y tal era el protagonismo de Díaz, que se envió al taller de fundición en París que hizo las esculturas, el uniforme de este ambivalente personaje para que fuera el modelo para el soldado mexicano que se encuentra con el zuavo bajo el amparo de una alegoría de la Paz, recordándonos que la historia no tiene solo blanco y negro, sino matices que la hacen dinámica y cambiante. Este gran lienzo tiene como personaje principal a la Batalla del Cinco de Mayo (20) inspirada, entre otras, en una de las obras del pintor del siglo XIX, Patricio Ramos.

El conjunto de escenas de los combatientes funciona como telón para las escenas y personajes que articulan un gran discurso visual añadiendo elementos jocosos como el coqueteo en primer plano de una poblana a un francés (21) que trajo en consecuencia el aumento de la población de la ciudad) o la embestida del General de la Brigada de Caballería Antonio Álvarez, (22) homónimo del artista y pretexto para colocar su firma. Dos personajes franceses articulan referencias a esta gran historia entre el anonimato y la fama. Un zuavo (23) nos mira de frente, y nos permite recordar su origen. Con este nombre se conocía a algunos regimientos del ejército francés que eran de Argelia y que tenían un uniforme que los diferenciaba. En la intervención francesa los invadidos del pasado acabaron siendo los invasores de aquel presente. Mientras que el escritor Víctor Hugo, (24) toma un lugar en la historia de México al escribir la famosa carta de apoyo al pueblo mexicano en la que plasmó sus ideas en torno a la invasión: ¡Mexicanos! Tenéis la razón y yo estoy con vosotros. Podéis contar con mi apoyo. Y habéis de saber que no es Francia quien os hace la guerra, es el Imperio. Estoy de verdad con vosotros porque todos estamos frente al Imperio: vosotros en México y yo en Europa. Vosotros en la patria y yo en el destierro. Combatid, luchad, sed terribles y si creéis que mi nombre vale para algo, serviros de él.


De esta forma se llega hasta nuestros días, en un pasado más cercano en donde encontramos actores que reconocemos y que han sido parte de esta historia, convertida en acto cívico masivo a partir del famoso “Desfile del Cinco de Mayo”. Así, un personaje deja su impronta en la obra presente, mirándonos de frente, se trata del donante; Juan Javier Cué y Morán, (25) testigo del desfile del centenario, siendo salpicado del confeti a manera de lluvia patriótica festiva, como si el pasado ya le hubiera festejado por la obra que ahora ha legado a esta ciudad y sus habitantes. Y nuevamente, las referencias a los sonidos que forman parte de nuestra historia no se hacen esperar a través de imágenes que operan en nuestra imaginación como agentes del recuerdo: el conjunto musical La Tropa Loca (26) con su “Batalla del Cinco de Mayo” (derivada de la canción de Johnny Horton “The Battle of New Orleans”), o los panderos de las jóvenes (27) provenientes de instituciones educativas de todo el Estado de Puebla, que se dan cita en la ciudad para esta celebración. Las referencias a la celebración de la Batalla del Cinco de Mayo en los Estados Unidos, (28) (impulsada en algunos casos por cervecerías mexicanas (29) también tienen su lugar en esta obra.

Y no podían faltar los batallones provenientes de Tetela, Xochiapulco y Zacapoaxtla, (30) que en la Batalla del Cinco de Mayo y en los desfiles nos recuerdan que el pasado indígena de México está más vivo que nunca. Epílogo El mural de Antonio Álvarez Morán, realizado con pequeñas pinceladas nos recuerda que la historia se forma de la suma de hechos que a lo lejos forman un todo. Así, la pincelada dinámica y fluida en su obra, se vuelve una alegoría del discurso histórico, donde no hay nada escrito de forma absoluta. Por el contrario, la reflexión y revisión son las constantes que suscitan nuevos significados y lecturas del pasado, tal y como esta obra nos permite hacerlo, siendo síntesis y reflexión de un abanico diverso de interpretaciones sobre la batalla del cinco de mayo y que ahora, más que nunca, nos invitan a repensar nuestro lugar en la historia, ¿No seremos acaso pequeñas pinceladas que unidas le damos fuerza y sentido a este gran lienzo llamado México, donde cada una es importante y tiene un lugar específico?

Lic. Fabián Valdivia Pérez 2012



Un dicho o un refrán suele concretar situaciones y abrir ante nuestros ojos un rumbo, poner en nuestra voluntad una decisión, decidir un paso inicial. Y no de modo caprichoso o casual. Los dichos y los refranes son el resumen de la sabiduría humana acumulada en muchos años de experiencia.

Andrés Henestrosa


El Mural de los Dichos Mexicanos Óleo sobre tela · 190 x 250 cm · 2010



Que me parta un rayo.

Cada cabeza es un mundo.

Cada quien carga su cruz a cuestas.

Le bajó la luna y las estrellas. ¡Qué lindo se ve mi Dios, cuando lo visten de charro!

Se lo dijo un pajarito.

Fui a mi arbolito.

Más vale un pájaro en mano que ver ciento volando.

Voy a echar una firma.

Puso el grito en el cielo.

Se creé la divina garza.

Le sacó los trapitos al sol.

A Dios rogando y con el mazo dando.

En el país de los ciegos, el tuerto es rey.

La cuida como la niña de sus ojos.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Botellita de jerez, todo lo que digas será al revés.

Con un ojo al gato y otro al garabato.

A palabras de borracho, oidos de cantinero.

Lo hechó de cabeza.

Se lo llevó de corbata.

Se está haciendo pato.

Se le cae la mano.

Le puso los cuernos.

Es puro pájaro nalgón.

Le está dando atole con el dedo.

Anda de boca en boca.

Tan inútil como la carabina de Ambrosio.

Es mano larga.

Se quedó colgado de la brocha.

Cuando el gato se va, los ratones hacen fiesta. Come de gorra.

Se salió del huacal. Se hizo ojo de hormiga.

Los mirones son de palo.

Todos comen del mismo plato. Del plato a la boca se cae la sopa.

Se metió en la boca del lobo.

El que come y canta, loco se levanta.

No puede faltar un pelo en la sopa.

La casa está de cabeza.

¡Hasta los ojos le bailan! Lo trae entre ojos.

Se le hizo agua la boca.

A medios chiles

Se pasó de la raya. Se mordió la lengua.

Le entró por un oido y le salió por el otro.

Donde pone el ojo pone la bala.

Le aventó los perros.

Lo puso como trapeador.

Se cree la mamá de los pollitos.

Tiene vara alta.

¡Se cagó de la risa!

Acabó con el cuadro.

Se lo llevó el Diablo.

Se hizo de la boca Chiquita.

Está con el Jesús en la boca. Es una mosquita muerta.

¡Sentí la muerte Chiquita!






Delirio de Puebla • 2014 • Oleo sobre tela y fotografía impresa con chinchetas • 60 x 40 cm


Antonio Álvarez Morán En el momento de su aparición profesional en el sistema del arte, el pintor poblano desarrolló una conexión singular con la tendencia neomexicanista visible en la escena creativa, sobre todo, durante los años ochenta. Delirando adrede con la terminología, puede decirse que el artista personalizó su referencia neomexicanista a los temas relacionados con la identidad, creando un arte pop neo-novohispano.

Particularmente, el elemento más llamativo o sorprendente de la propuesta de Antonio Álvarez Morán es el sello de su estilo plástico, el poderoso tipo de configuración formal que se advierte en la confección de sus imágenes desde una época muy temprana, es decir: la acumulación rítimica y cromática, tan única, de tramas lineales y texturas ópticas que dan carácter y estructura a sus dibujos, pinturas, estampas e, incluso a sus objetos.

Dentro de las características que definen el estilo o la estética de Álvarez Morán, a través de las últimas tres décadas de producción artística, las más evidentes son: el sentido del humor, la tensión entre lo sacro y lo profano, el cruce entre la psicodelia urbana y el mundo tradicional, la desfronterización de la industra del entretenimiento respecto a la historia del arte, la paradójica combinación de la síntesis y plástica con la compeljidad barroca, entre otras.

Erik C astillo


Trayectoria Nació en1959 en la ciudad de Puebla, México. En 1975 presentó su primera exposición individual de pintura en la Casa de la Cultura de su ciudad natal. En 1982 obtuvo la licenciatura en Artes Gráficas y Diseño de la Universidad de las Américas Puebla. Radicó en Santa Fe, Nuevo México, USA por una década donde montó exposiciones y participó en diversos proyectos culturales. En 1986 fue invitado a exponer de manera individual en Milán, Italia. Obtuvo el Primer Premio en Pintura del Festival de las Artes de Santa Fe, New Mexico en 1987. De 1991 a 2016 impartió clases en la UDLAP. En 1992 fue becado por el Gobierno Alemán para realizar obra en Alemania, y en 1995 por el FOESCAP. Ese año comenzó el Mural de los Poblanos en el restaurante El Mural, concluyendo el proyecto en el 2014.

Durante 2004 presentó una retrospectiva publicando el catálogo “Santo Niño Pintorcito” anunciando el proyecto “Santo Niño Turista”. En 1998 estudió una Maestría en Pintura en Fort Worth, Texas, USA. En 2006 fue becado por el FOESCAP con el proyecto “Farándula Cubista”, presentándolo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 2007. Del 2006 al 2009 pintó los murales “Tradiciones Cholultecas” en Cholula. A partir del 2011 trabaja en el proyecto “Engaño colorido”, reinterpretando el arte colonial mexicano que incluye el proyecto de video “Los misterios de las monjas vampiras”. A la fecha cuenta con más de 50 exposiciones individuales, nacionales e internacionales, y ha participado en un centenar colectivas. Más sobre el artista en alvarezmoran.com.mx




Breve Historia de Nuestro Restaurante El origen está ligado con un famoso restaurante que se ubicaba en la Ciudad de México. Hablamos del restaurante “Prendes”, donde se mostraba un legendario mural realizado por el pintor Eduardo Castellanos. Una obra llevada a cabo en 1968 que adornó por mucho tiempo la planta baja del edificio propiedad de Eduardo Cué Merlo.

Una obra con la idea de incluir retratos de personalidades reconocidas a lo largo de la historia poblana. Un mural que también pudiera involucrar parientes queridos y de esa manera hacerlo familiar. Del mismo modo, un lienzo para ilustrar una colección de elementos iconográficos de la identidad poblana.

La casona del siglo XVII en el primer cuadro de la gran capital poblana donde se ubica esta historia, comenzó ha funcionar como restaurante hace más de 40 años. En sus inicios se llamaba “El Patio”. Más adelante fue trabajada por españoles y ahí cambió su nombre a “El Cortijo”, siendo en ese entonces una cantina muy reconocida en el centro de la ciudad.

Sería entonces en 1994 cuando restaurante se abriría con un nuevo concepto, contando con una obra pictórica importante en el corazón del espacio social, y así decidieron titularlo sencillamente “El Mural”. La primer oferta gastronómica era una mezcla de recetas españolas y poblanas.

Pasaron los años y en los inicios de la década de los 90’s, la familia Cué Morán decidió abrir un restaurante en la capital poblana. Fue entonces cuando a Juan Cué Morán, hijo de Eduardo, se le ocurrió la idea de invitar a su primo, el reconocido pintor poblano Antonio Álvarez Morán, para realizar un mural que luciría en el nuevo restaurante.

El restaurante comenzó ganar popularidad, y en el año 2009 se toma la decisión de ajustar el nombre para llamarse definitivamente “El Mural de los Poblanos”. Durante ese de ajuste de conceptos llega la Chef Liz Galicia, quien logró revolucionar la cocina incorporando al menú una experiencia sibarita de sabores, texturas y olores de origenes estrictamente poblanos. El restaurante


se configuró bajo la idea de retomar las tradicionales recetas familiares, agregando la cultura y el buen gusto de lo colaboradores que desde entonces han aportado sabor a los platillos. El concepto del restaurante se origina en valores regionales con un impulso nacionalista. Ejemplos son la vajilla que se manda a hacer personalizada en la población de Los Reyes, la cecina que se trae de Tepeaca, los vegetales y carnes que son seleccionados de productores locales, con quienes se han generado vínculos de calidad con un trato justo y respetuoso. El Mural de los Poblanos cuenta con una carta que solamente ofrece vinos mexicanos, así como mezcales y cervezas artesanales de la región. Se ofrece pulque tradicional proveniente de las poblaciones cercanas, y la famosa “pasita”, que es un licor de gran reconocimiento en la ciudad.

Es un objetivo permanente del restaurante, llevar a cabo festivales de sabores por temporada, explorar ingredientes populares utilizados en la región, y es notable señalar que al público se vende mole y pipián en pasta, así como mermeladas y salsas que se elaboran en casa. La historia de “El Mural de los Poblanos” se sigue escribiendo día con día, motivada por el reconocimiento y lealtad del público. Un restaurante orgulloso de pertenecer a lo poblano, que desde la cocina, es decir: el corazón familiar, aporta con gran cariño, gusto y dedicación, experiencias gastronómicas deliciosas, dignas de celebrar. Amado Nervo




Agradecimientos y Patrocinios Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit. Aenean commodo ligula eget dolor. Aenean massa. Cum sociis natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus. Donec quam felis, ultricies nec, pellentesque eu, pretium quis, sem. Nulla consequat massa quis enim. Donec pede justo, fringilla vel, aliquet nec, vulputate eget, arcu. In enim justo, rhoncus ut, imperdiet a, venenatis vitae, justo.



Créditos Juan Javier Cué Morán Luis Javier Cué de la Fuente Juan José Cué de la Fuente Arte Pictórico: Antonio

Álvarez Morán

Dirección Editorial y Diseño: Jorge Reprografías: John

Textos originales:

Carlos Álvarez Díaz

O’Leary y Jorge Carlos Álvarez Díaz con el apoyo de Gabriel Barranco e Israel Landí

Pedro Ángel Palou Pérez y Lic. Fabián Valdivia Pérez

Primera Edición® 2020 Impre so en México Todos los contenidos de este libro (Incluyendo, pero no limitado a, texto, logotipos, contenidos gráficos, fotografías) están sujetos a derechos de propiedad por las leyes de Derechos de Autor y demás Leyes relativas Internacionales. Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de la presente obra en cualquier forma, conocida o por conocerse, sin el consentimiento previo y por escrito del editor.






Geografía del alma poblana, personajes que contribuyeron a la poblanidad evocados en el trazo y el color del gran artista: Antonio Álvarez Morán. Pedro Ángel Palou Pérez


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