Después del triunfo en Dolores, el ejército chileno envía una división a perseguir al ejército perù boliviano hacia la quebrada de Tarapacà, en donde se enfrentan a tropas muy superiores en número. Luego de fuertes pérdidas, se retiran del campo. El ejècito aliado, pese a este discutible triunfo, se retira hacia Arica por los caminos cordilleranos, evitando el contacto con la caballería chilena.
El relato es de un chileno, que es llevado junto con otros compañeros, en calidad de prisionero de guerra, en una marcha con muy poco alimento y agua, por el desierto mas árido del mundo.