HOMENAJE
AL MAESTRO
URÍZAR
Juan Carlos Zeballos, Fernando Quintanilla, Elsa Mejía, Duina Rodríguez, Yemy Alemán, Érika Sotomayor, Nilson Mogrovejo, Fredy Hurtado, Ygnacio Tomaylla, Fabiola Huanqui, Ricardo Córdova, Evaristo Callo, Mauro Castillo, Darío Ccallo, Diana Bedoya, José Luis Delgado Otero, Milko Torres, Óscar Urízar, Fredy Luque
HOMENAJE
AL MAESTRO
URÍZAR
Juan Carlos Zeballos, Fernando Quintanilla, Elsa Mejía, Duina Rodríguez, Yemy Alemán, Érika Sotomayor, Nilson Mogrovejo, Fredy Hurtado, Ygnacio Tomaylla, Fabiola Huanqui, Ricardo Córdova, Evaristo Callo, Mauro Castillo, Darío Ccallo, Diana Bedoya, José Luis Delgado Otero, Milko Torres, Óscar Urízar, Fredy Luque
Arequipa, septiembre 2011
En las casi seis décadas del Cultural muchos artistas han expuesto su obra en nuestras galerías, siendo el más constante (lo hacía cada cinco años) Enrique Urízar Berríos, quien con doce exposiciones y durante 50 años hizo de nuestra institución vitrina de su obra hasta el año pasado con la muestra 50 años después, conmemorando el medio siglo de ser acogido y presentado con orgullo en nuestras salas. Ahora, que un grupo de amigos y pintores le rinden homenaje, es natural que sea nuestra Galería de Arte el lugar indicado para que el afecto, amistad y agradecimiento, se tangibilicen en miscelánica exposición de cuadros y escultura de quienes, más allá de reconocer y admirar su obra, lo recuerdan como amigo, hombre de bien y altruista maestro. No solo pintores colegas de Enrique Urízar exponen, sino también jóvenes a los que estimuló y buscó proteger de la indiferencia de instituciones, especialmente cuando compartía su tiempo entre pintar, exponer y promocionar las actividades artísticas en nuestra ciudad, dando muestras de desprendimiento y amor por el arte. Junto a ellos el Cultural reconoce al artista y celebra al hombre, ambos inolvidables. Mauricio Guinassi Vicepresidente Consejo Directivo Centro Cultural Peruano Norteamericano
Creer en nosotros mismos Los últimos diez años de vida del pintor arequipeño Enrique Urízar Berríos, que son los diez primeros del siglo XXI, fueron de intensa producción personal y de fructífera actividad de promoción del arte. Es la década en que da el gran salto desde el realismo al abstraccionismo (“Al inicio, en los 50, lo mío era lo clásico, el impresionismo…”), viaja exponiendo y pintando por Sudamérica, Centro América y Norte América, cumple el 2007 cincuenta años como pintor y tres años después 80 de vida y 50 de exponer regularmente cada cinco años en el centro Cultural Peruano Norteamericano, institución que “decidió apoyar a un joven poco conocido y extravagante artista y le abrió las puertas…” A esta continua actividad debemos agregar exposiciones anuales en homenaje al aniversario de la fundación de Arequipa, tanto personales como colectivas organizadas por él, que lo mantuvieron siempre con una presencia indiscutible de consagrado artista y estímulo y guía de jóvenes pintores que encontraron en su dedicación y entrega de voluntario maestro el apoyo para mostrar su arte y el consejo para desarrollarlo. Estos diez primeros años del nuevo milenio, y los diez últimos de su vida, fueron pues para Enrique Urízar de plena vigencia pública y celebración de su obra como artista, como persona y como amigo, sus tres mayores cualidades. Anotamos lo dicho para marcar una diferencia entre este homenaje y los otros que recientemente se le han rendido. Las exposiciones retrospectivas de su obra, las colectivas en su honor, y videos y artículos sobre su trayectoria, siempre han sido actos referidos a celebrar su lugar como pintor en nuestra historia del arte, en la que tiene merecido espacio por su particular y original modo con el que pintó Arequipa con nueva mirada sobre su campiña y ciudad. Pero, esta vez, los amigos y artistas que concurren en esta muestra, lo hacen para celebrar al hombre antes que al artista, a ese amigo de permanente sonrisa y a ese hermano mayor de noveles pintores.
Siempre se destacó que el pintor Urízar solamente se dedicara a pintar, que viviera y sostuviera a su familia con la venta de sus cuadros. Esto, en los cincuentas y sesentas no era lo corriente, los artistas debían combinar con otro trabajo –generalmente la docencia- su “afición” para poder sobrevivir. Sin embargo, la responsabilidad y dedicación a tiempo completo con que enfrentó su profesión, hicieron de Enrique el ejemplo, pues casado con la dama Lelia Tamayo, y padre de Carlos, Ramiro, Óscar, Eduardo y Álvaro, supo mantener y sostener con dignidad y holgura un hogar en el que la tranquilidad y cariño envolvían a amigos o compradores que lo visitaban. Para cumplir con pedidos y exposiciones pintaba desde matinales luces y dibujaba y hacía bocetos hasta tardías horas. Largas jornadas respirando y tocando tóxicos de la pintura le produjeron saturnismo, y espalda y cintura adoloridas y rígidas se convirtieron en su enfermedad profesional, que algunos obligados descansos mitigaban pero no alejaban de su febril e ininterrumpida tarea de impregnar los lienzos con “la fuerza que nuestro sol da a los volcanes, la luz que revienta en el río, el brillo de los verdes de la campiña o las formas de paredes, puertas, ventanas y fachadas de nuestra arquitectura en sillar.” En su casa, que era su taller, todo visitante encontraba el gesto amable, la broma y eso que ahora comprendemos que él entendía por amistad, tan cercana al cariño. Pero, algunos teníamos el privilegio de escuchar alguna confesión: “Me gusta el arte abstracto porque es color, tiene fuerza, no se queda en una palabra, es como una frase que no termina, que salta en cada letra.” Ahora pensamos, recordando su confidencia, que sus últimas obras, aquellas abstractas, sintéticas o expresionistas, rápidas y violentas, eran las que más quiso y en las que se vio reflejado, pero que no correspondían a la imagen del Urízar “pintor tradicionalista arequipeño”. Tal vez, por lo dicho arriba, hemos sido injustos al querer mantenerlo como ejemplo del pintor localista, cronista de nuestro mito de tierra de verde campiña y ciudad colonial de blanco sillar, cuando él hablaba de cambios y
nuevas visiones de nuestro entorno, como demostró en su exposición en el Cultural titulada 50 años después, y en la que sus cuadros “los construye el gesto que modela pintura y espátula. Ya no hay dibujo inicial ni esbozo, solamente el trazo texturado que deja la materia del óleo, que sostenida en el color, va mostrando objetos reducidos a su esencia formal. Los paisajes que hoy pinta tienen mayor significado pictórico que representativo”. En esta última exposición, Enrique Urízar, con 80 años de edad, estaba demostrando que no había perdido el vigor inicial que lo llevó a ser pintor, y que si en sus inicios el liberó la luz en el color de sus cuadros, en esos momentos el liberaba las formas de la atadura de lo representativo y mimético, por más que corriera el riesgo de que al “nuevo” Urízar se le criticara por alejarse de él mismo. Sin embargo, tuvo la entereza y sinceridad de pintar como siempre quiso hacerlo y darnos otra lección: creer en nosotros mismos (“Todo en la vida es espontáneo. Lo verdadero es aquello que no se medita ni corrige, que ha nacido de nosotros sin prejuicio”). Esa misma sinceridad consigo mismo supo expandirla a quienes se le acercaban y a quienes él, sin que se lo pidan, acudía. Por eso en los últimos años, junto a Walter Espinoza, inició una intensa promoción de espacios para exhibir arte, programó exposiciones con tema y por técnicas, prefirió a jóvenes pintores y les dio lugar a sus obras, les habló de pintura y de la vida (“La pintura, como la vida, es un camino que solo el descanso y la muerte interrumpen”), se acercó más que como un padre como un maestro. Por eso, esta muestra es el homenaje de esos jóvenes, de esos amigos agradecidos y de esos pintores que comparten su historia y su frase: “Todos hemos nacido con un corazón en el pecho. Si nos falta humanidad debemos encontrarla en los niños y los jóvenes, para ser así cada día mejores”. Eduardo Ugarte y Chocano
Juan Carlos Zeballos, Fernando Quintanilla, Elsa Mejía, Duina Rodríguez, Yemy Alemán, Érika Sotomayor, Nilson Mogrovejo, Fredy Hurtado, Ignacio Tomaylla, Fabiola Huanqui, Ricardo Córdova, Evaristo Callo, Mauro Castillo, Darío Callo, Diana Bedoya, José Luis Delgado Otero, Milko Torres, Óscar Urízar, Fredy Luque
HOMENAJE AL MAESTRO URÍZAR
Al inicio, en los 50, lo mío era lo clásico, el impresionismo… Luego, el gran salto...
JUAN CARLOS ZEBALLOS Cartografía de vida Óleo sobre lienzo 120 x 120 cm, 9 piezas movibles (40 x 40 cm c/u) 2011
La amistad es inmensa, aprieta y une más que los lazos de sangre
FERNANDO QUINTANILLA “El goce de su amistad” (E. Urízar) Óleo sobre tela 80 x 60 cm. 2011
La pintura, como la vida, es un camino que solo el descanso y la muerte interrumpen
ELSA MEJIA SueĂąos del Quijote 60 x 80 cm. Ă“leo sobre lienzo 2011
Comenzar a pintar es como comenzar a transitar un largo camino
DUINA RODRIGUEZ EfĂmeros jinetes Viaje sobre el paquidermo DĂptico 35 x 35 cm c/u Mixta sobre MDF 2010
ÉRIKA SOTOMAYOR Un largo camino recorrido 60 x 80 cm Óleo 2011
EmpecĂŠ a mirar con profundidad mi interior y a tratar de encontrarme
YEMY ALEMAN Interior 75 x 75 cm. Mixta 2011
Todos miraban de la puerta hacia la casa, yo vi la puerta desde la casa y el patio, la hice personaje no espacio de tránsito
NILSON MOGROVEJO MARROQUÍN Bajo tu sombra 80 x 100 cm Óleo sobre lienzo 2011
Arequipa es una ciudad de belleza construida por muros, patios, huertas y paisajes
YGNACIO TOMAYLLA Sachaca Acrilico sobre lienzo. 100 x 80 cm 2011
… y, de pronto… una nueva manera de ver la ciudad...
FREDY HURTADO ARANÍBAR Políptico AQP 56 x 76 cm Acuarela sobre tela 2010
FABIOLA HUANQUI TEJADA Comienzo (entrada) 100 x 60 cm Ă“leo sobre lienzo 2011
Se crece aprendiendo diariamente. No nos podemos quedar en el pasado
RICARDO CORDOVA Tarde Ă“leo 60 x 80 cm 2009
Todo en la vida es espontĂĄneo. Lo verdadero es aquello que no se medita ni corrige, que ha nacido de nosotros sin prejuicio
EVARISTO CALLO DĂŠjame mirarte por esta ventana 76 x 65 cm Acuarela 2010
Soy colorista, me gusta la luz, me gusta la alegría y el reír
MAURO CASTILLO Tiabaya 55 x 75 cm Óleo sobre lienzo 2010
Que mi trabajo sea una huella, un canto para las futuras generaciones
DARIO CALLO Huellas 50 x 70 cm Acuarela 2010
DIANA BEDOYA JUÁREZ Ciudad en Gris II 80 x 60 cm Collage de Metales con óleo y acrílico Lienzo 2011
Ver el alma del paisaje, oĂr el sentimiento de un patio, tocar la claridad del agua‌ en pocas palabras, mirar con nuevos ojos y mente abierta todo lo que nos rodea y nos forma como hombres que aman su tierra y la belleza
JOSE DELGADO OTERO S/T 120 x 120 cm Acrílico 2011
MILKO TORRES Mejor Vida 120 x 100 cm Mixta sobre lino plastificado 2009
Legado De los cinco hijos que tuvo el maestro Enrique Urízar, Ramiro y Óscar se inclinaron por la pintura, siendo el segundo el único que ha continuado la profesión paterna debido a la temprana muerte del primero. Óscar, quien radica en California y enseña Literatura y Arte en una universidad de este estado, disfrutó de la visita de su padre todo el primer semestre del 2010, tiempo en el que pintaron juntos, recordaron Arequipa y soñaron mientras pintaban paisajes extraños y nuevos. Estos son tres de los cuadros que pintara Óscar Urízar durante la mencionada visita y han sido incluidos en este homenaje como un tributo a esos felices meses que el Maestro pasara charlando sobre color y forma, sobre su tierra y sus paisanos, sobre la transformada Arequipa ya lejana para el hijo que la dejó una década atrás. Estos cuadros siguen una tendencia abstracta y varían muy poco en sus colores, pero mantienen la vigorosidad en la aplicación de la pintura que, seguramente, transmitió como valor y enseñanza técnica el padre al hijo sin tratar de imponerle tema o rumbo. De este último viaje del Maestro al extranjero, también han quedado huellas de su vocación por transmitir el conocimiento pictórico, pues Lucas, el hijo de seis años de Óscar, fue el permanente acompañante del abuelo en sus californianas salidas al campo y, como señalando un futuro, también cubría de color blancos papeles y atento seguía indicaciones que todavía, como muchos otros que escucharon a don Enrique, deben estar señalándole el camino de la vida y la pintura.
ÓSCAR URÍZAR 55 X 41 cm Acrílico sobre lienzo 2010
ÓSCAR URÍZAR 55 X 41 cm Acrílico sobre lienzo 2010
ÓSCAR URÍZAR 55 X 41 cm Acrílico sobre lienzo 2010
FREDY LUQUE Busto del Maestro Enrique Urízar Escultura en resina Colección Museo de Arte Contemporáneo Arequipa 2011
CENTRO CULTURAL PERUANO NORTEAMERICANO Junta Directiva Juan Manuel García Calderón Mauricio Guinassi Portugal María Elena de la Colina de Corzo Alberto Jochamowitz Stafford Iván Ugarte Rodríguez Mauricio Pérez-Witch San Román Ramiro Bustamante Zegarra Luis Chaves Bellido
Presidente Vicepresidente Past Presidente Tesorero Vocal de Educación Vocal Vocal Vocal
Dirección Generalón General César Iquira Arróspide Directora de Cultura Brenda Lack Badoino Coordinadora de Cultura María del Carmen Morales Manrique De la exposición Curaduría: Eduardo Ugarte Producción: Eduardo Ugarte María del Carmen Morales Asistencia: Fabiola Huanqui Del catálogo Diseño: Pre-prensa y impresión:
Dripsy Malena Huaricallo Cama Imprenta Eligraf
Todos hemos nacido con un corazón en el pecho. Si nos falta humanidad debemos encontrarla en los niños y los jóvenes, para ser así cada día mejores
Si el pintor no tiene vocación de maestro es un pintor a medias