/Autonomía #170

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Suplemento greñudito Editor: Francisco Trejo Corona Diseño: Bocadillo Produce

#170

bocadillo.mx

DE METAL CANADIENSE,

TREV LA EN

A I C A R T E D AS

TRISTEZA, UNIDAD Y OTROS DETALLES Por José Luis Justes Amador

I STA

Y EG U

Repaso las canciones de Yeguas de Tracia en el carro mientras busco donde estacionarme en pleno centro, en plena feria. De repente, suena algo así como metal acelerado, chillón, chirriante. Algo ha debido salir mal. Lo dejo sonar. Interesante y poco más. Una vez estacionado me vence la curiosidad. He escuchado dos canciones de Mares of Thrace, un grupo de chicas canadienses. Es el algoritmo de la aplicación quien me las ha descubierto. Hago una nota mental. Llego al lugar de la entrevista y hablamos primero del nombre del grupo. Antes de que pueda decirles algo sobre mi nuevo descubrimiento, Sergio, uno de los miembros fundadores en el 2005, se lanza a explicarlo. “De hecho, nosotros también éramos Mares of Thrace. La coincidencia de nombre hizo que nos pasáramos al español”. Y apuntalan la idea del idioma en el que cantan. “Mucha de la escena local, la indie sobre todo, quiere hacerlo todo en inglés, los nombres de los grupos, las letras. Hay que darle un respeto a nuestro lenguaje”. Alejandro, letrista y vocalista, lo confirma y añade la importancia del nombre. “Es Yeguas de Tracia. Ni Las Yeguas, ni Las Yeguas de Tracia. Yeguas de Tracia como el trabajo más olvidado de Hércules”. Y añade sonriendo, “tan olvidado que ni en la película de Disney aparece”. Continúan hablando del nombre y sus complicaciones. “Nos han llamado de todo. Las Yeguas, Las Yeguas de Tracia. Hay presentadores, nos pasó, que no saben pronunciar nuestro nombre. Una vez incluso nos presentaron como Yeguas de Croacia. Nos incomoda que la gente no quiera pronunciar el nombre entero. Y en parte nosotros los hemos complicado con los diseños complejos que hacen que se lean con dificultad”.

"Hemos acabado desarrollando música popular" El nombre de la agrupación deriva del mito griego sobre los doce trabajos de Hércules. Según relata el mito, el Rey Diomedes de Tracia tenía unas feroces e indomables yeguas que gustaban de comer carne humana. La sibila del Delfos encargó – como octavo trabajo a Hércules- robarlas para enmendar su culpa por la muerte de su esposa e hijos. Al darse cuenta de ello, el Rey de Tracia dirigió su ejército contra Hércules. La batalla fue intensa, pero al final, Hércules derrotó al poderoso rey, y – aún con vida- lo lanzó a las feroces Yeguas quienes comieron su cuerpo. Tras devorar a su antiguo amo, las bestias se volvieron dóciles. Una leyenda vegana-carnicera. Una contradicción que además el oyente debe entender. “Las texturas de la música responden un poco a eso a la leyenda y a todas sus interpretaciones”, responde de nuevo Alejandro en una conversación en la que poco a poco se difuminan las voces porque todos responden a la vez, completando las frases del otro o apuntalándolas. Cuando uno los escucha hablar, no sólo respondiendo sino conversando entre ellos, puede pensar que el camino ha sido fácil. Sin embargo, ha sido largo hasta llegar a las dos exitosas presentaciones que tuvieron en los dos foros alternativos más importantes de la Feria. Cada uno cuenta su parte de la historia. “Todo comenzó”, apunta Samuel, “como un dúo con influencias de lo que nos gustaba por aquella época. Para hacer nuestras cosas y probamos un cantante”. Da el nombre, que es mejor callar por prudencia, y cuenta la anécdota de un concierto en que estuvo tres canciones sin prender el micrófono. Deben, les comento, haber sido el primer trio de

batería, guitarra y mimo. Nos reímos y continúa con la historia. “Estuvimos seis años encerrados en el local del ensayo sin dar un solo concierto”. Uno de sus primeros seguidores, Alejandro, ex vocalista de El Azote, se integra como cantante a la banda que se completa con el ingreso de Carlos para configurar así la alineación actual. Y se explican. “Más que una evolución fue una mutación. De la adolescencia a la madurez. En un principio la banda inició con canciones sosas de amor y estábamos más apegados a lo que escuchábamos en aquella época. Con la llegada de los componentes que se iban agregando la banda ha ido ganando en matices y en profundidad para llegar a ser lo que ahora somos”. Seguimos hablando y les comento lo que más me asombra de Yeguas de Tracia. Les digo que me asombra el hecho de que todo vaya unido: música, letras, concepto. ¿Vale la pena todo el esfuerzo de unificar desde el diseño del flyer a las afinaciones de los instrumentos y todo lo que hay entre medio? Afirman y profundizan. “Vale la pena. Por supuesto que vale la pena. Puede sonar a qué queremos encontrar una manera de instalarnos en el común de la gente o tener cierta popularidad. El proceso sin embargo no buscaba, no busca, ese camino pero hemos acabado desarrollando música popular”. No puedo evitar la cara de asombro ante esa definición. Popular en el sentido de llegar a la gente”. Continúo con mi cara de asombro y ellos continúan explicándose. -->>->->>->->>->->>->>>->->>->->>->->>->->>->-> SIGUE EN LA 2- >>


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