Suplemento digestivo Editor: Francisco Trejo Corona Diseño: Bocadillo Produce
#210 bocadillo.mx
RUIDOSOS Y EXPERMIENTALES (!)
TELEPHONE EXCHANGE Por Uziel Palomino Fotos: Isa Camarillo para Ultramarinos.co
Las máquinas y las computadoras adquiriendo consciencia y dominando el mundo es una de las fantasías más recurrentes de la ciencia ficción, y aunque los avances tecnológicos son cada vez más sorprendentes y paradójicamente cotidianos, la única constante es el cambio de los sistemas y en el hecho de que estos sean humanos, digitales o tecnológicos es lo último que importa: todo aprende y cambia. Telephone Exchange es el nombre de un poderoso proyecto de noise/ambient surgido de forma individual en un departamento de Aguascalientes hace varios años… pero siguiendo el principio del cambio, el aprendizaje los llevó a ser una de las bandas más ruidosas y experimentales de la nueva escena local. César Saldívar, músico hidrocálido, fue quien le dio vida al proyecto como una vía alterna para seguir creando; radicado desde hace un tiempo en la Ciudad de México y con un disco hecho, Telephone dejó de ser un proyecto alterno y se convirtió en un cuarteto conformado por músicos provenientes de distintas latitudes, como Tijuana, Toluca, Aguas y la mismísima CDMX. Así pues, fuimos a platicar con César Saldívar (guitarra y voz), Pawel Niedzwiecki (bajo), César Ortiz (batería y sintes) y Santiago Padilla (guitarra) sobre todo lo que hay detrás de Telephone Exchange, sobre el proceso de transformación de un proyecto que fue creciendo casi de forma autónoma, tal como las máquinas que inspiraron el ‘Maschinelles Lernen‘ (su disco debut), sobre las influencias musicales y no musicales, el gusto por lo análogo y los planes que empieza a formular la banda y que ninguna máquina podría anticipar aún. Actualmente Telephone Exchange es una banda, pero no siempre fue así, ¿Cuáles son los orígenes? César Saldívar: En Aguascalientes yo tenía una banda llamada Bleak Boys y en ese inter en el que estábamos separándonos se me ocurrió iniciar un proyecto alterno a esa banda. Con el tiempo Bleak Boys desapareció y esto se convirtió en mi proyecto principal. El reciente disco son canciones que yo había escrito en aquellos años, tenía maquetas desde 2011, empecé a grabar en el estudio que tenía en el departamento y saqué el disco del año pasado.
"El álbum no se trata de comparar a un trabajador con la máquina, sino al revés, de buscar de cierta forma la manera de humanizar una máquina, la cual adquiere capacidades de autoaprendizaje" por alguna razón se enteró que yo tocaba el bajo y estaban armando un jam, querían tocar unas rolas, bien pop el asunto, con canciones de los Enanitos Verdes (risas)… Sólo querían cotorrear y podría decirse que nos conocimos ahí, nos habíamos visto en la oficina pero no hablábamos ni nada. Empezamos a jammear, a hablar, nos dimos cuenta que tenemos un chingo de gustos en común y seguimos tocando poco a poco hasta que ya formamos la banda. César S: La idea de armar una banda nació cuando empezaron a salir los primeros sencillos del disco, ahí fue cuando se nos juntaron Santiago y César 2.0 (risas). Algunos de los demos que constituyen ‘Maschinelles Lernen’, su disco debut, datan de 2011, ¿Cómo se transformaron en casi siete años esos primeros atisbos musicales?
¿Cómo fue que Telephone Exchange se convirtió en una banda?
César S: El disco se hizo en 2018; las grabaciones de 2011 fueron transformándose, al final eran ideas que se iban quedando grabadas hasta en el celular o en la compu, eran cosas muy primitivas.
Pawel: César y yo trabajamos juntos, somos arquitectos. Un día un compañero del trabajo,
SIGUE EN LA 2 ->->-->->>>->->->-->->>->-->->->>->->-
TELEPHONE EXCHANGE: LA ENTREVISTA (CONT.) Decías sobre la transformación de su sonido... César S: Estas canciones pasaron por un inter de siete años, al inicio Telephone Exchange era un proyecto que buscaba plasmar la música de ciertos lugares y contextos temporales en los que estuve, por eso hay canciones de 2012 o de 2013. Con el tiempo eso se transformó en el concepto que manejamos ahora, que tiene más que ver con las máquinas y todo esto. ¿Cómo llevan esos conceptos como la automatización o la rutina a su música? César S: ‘Maschinelles Lernen’ es un álbum conceptual que describe una máquina que al principio es muy performativa, que sigue sus propias instrucciones y ya, pero que va hacia un punto en el que adquiere cierta consciencia y se cuestiona si lo que los humanos le piden que haga es correcto o no. El álbum no se trata de comparar a un trabajador con la máquina, sino al revés, de buscar de cierta forma la manera de humanizar una máquina, la cual adquiere capacidades de autoaprendizaje. Además de las influencias musicales, ¿qué otras fuentes de inspiración hay detrás de este tema que para muchos puede parecer ciencia ficción? César S: Yo soy arquitecto pero trabajo mucho con algoritmos, más como diseño computacional, entonces estar estudiando códigos y sistemas de inteligencia me empieza a generar todo ese concepto sobre el ser humano, las máquinas y todo lo que rodea ambas partes. De forma paralela y más enfocado hacia la música, me gusta mucho The Velvet Underground, Sonic Youth, todo el rock en general. Dejando de lado la portada del álbum, que tiene los créditos de César, si tuvieran que elegir una imagen para describir el sonido del disco, ¿Cuál sería? César O: Yo me imagino algo como petróleo, algo negro, culero (risas). Pawel: Creo que la portada sí refleja mucho de lo que es el álbum, es un disco que a la primera que lo escuchas te parece raro, pero después de un par de plays le empiezas a agarrar la onda y empiezas a encontrar sonidillos, aparte los tiempos que maneja son otra cosa, están complicadones pero entre esa simpleza y esa complejidad de los tiempos, hay cierta disonancia que hacen único el sonido del disco. César S: El álbum habla de un vacío, una singularidad donde converge la historia de la máquina hacia el humano y del humano hacia la máquina, que sigue siendo un tema muy de actualidad.
¿En ese gusto por lo análogo, surgió la idea de imprimirlo en formato de vinil? César S: Sí, el tema del master surgió junto con la idea de sacar el vinil y plasmar esta música que, en lo personal, es ya un proyecto de siete años. Ya que queríamos sacarlo en vinil, se tuvo que masterizar por cuestiones técnicas, aunque fue distinto el master que se hizo en la versión de vinil que salió acá que la versión que salió en Estados Unidos: el sonido del vinil de allá es un poco más crudo, mientras que el que mandamos a hacer en México tiene más controlado el sonido. ¿Cómo surge la oportunidad de editar en México y Estados Unidos? César S: Acá en México lo editamos nosotros a través de nuestro proyecto de sello, que se llama El Cochinero Records. En Estados Unidos fue gracias a Ongakubaka Records, quienes están en Virginia; surgió la oportunidad de editar allá, les gustó la música, quisieron grabarlo y en general hemos recibido buenos reviews de allá. Con su música sonando en ambos países y como banda cuyos integrantes provienen de diferentes latitudes del país, ¿Creen que la centralización sigue siendo necesaria para poder destacar en la industria? César Ortiz: Tal vez hasta cierto punto, pero ya están sucediendo cosas en muchas otras ciudades. Están haciendo cosas y nos dejan ver que no es tan necesario estar en la Ciudad de México, por ejemplo. Yo creo que mucho de eso es gracias al internet, eso ayuda mucho. Pawel: Incluso como espectador y luego al hacer la música, ya ni es necesario estar físicamente en el mismo espacio. De pasar a ser el proyecto “solista” de César a ser varios músicos en una banda, ¿Cómo adaptan un sonido ya hecho a la ejecución propia de un conjunto? Pawel: Estamos en el proceso, estamos ensayando durante horas y horas. Sí existe cierta diferencia entre lo que está grabado y lo que se toca en vivo… en vivo suena un poco más gordo, con más punch, casi primitivo (risas). Pawel: Yo creo que aún estamos encontrando nuestro sonido como banda, ahora mismo estamos enfocados en sacar lo del disco, sacar de la mejor forma las fechas que tenemos, y en ese proceso de sacar las rolas, hacer el setlist y estar jammeando entre nosotros nos ayuda a encontrar el sonido que nos gusta y que queremos como banda, manteniéndonos sobre la misma línea que llevamos. . Con un disco nuevo bajo el brazo y varias fechas en la agenda, ¿Qué planes tiene Telephone Exchange?
El disco se grabó en la CDMX, ¿Qué hay detrás de ese proceso? César S: Ese disco lo grabé en mi departamento en donde construí un estudio muy improvisado; como no tenía todo el equipo de grabación, se tuvieron que cruzar muchas cosas. En primera por el sonido que se buscaba que era muy lo-fi, me hice de una grabadora de cinta, de esas de cassette de cuatro tracks. Realmente todo se grabó en formato análogo, no hubo ningún proceso digital en la mezcla ni en el tracking.
César S: Queremos aumentar la distribución del disco, llevarlo a más lugares, y eso se consigue tocando, entonces ahora que empecemos a tocar, a ver qué tal nos va. Pawel: Ahora mismo es empezar a tocar y que la gente comience a escuchar más nuestra música. Después creo que vendrá la parte de empezar a escribir algo nuevo, ya como banda, con el aporte de cada uno. @ultramarinosco
Futuristas y Seductores
ELECTRÓNICA ORGÁNICA PARA DERRETIR EL FUTURO: UN TRACK POR TRACK DE ‘BLACK BOOK’, EL NUEVO EP DE BCOTB
Por Uziel Palomino
Cada track, beat, colaboración o remezcla que la dupla potosina conformada por Suriel y Javier lanza, es, sin duda, un hit de alta potencia y grosor electrónico para llevarse botando en el seso… y hoy, BCOTB, tras apenas un EP el año pasado, se encuentran con un nuevo material bajo el brazo: ‘Black Book‘, un título de corto disparo pero con una precisión microscópica para mapear el siguiente éxito en la pista. Con 4 temas en su caratula y una ola de electrónica que va del juke hasta el lo-fi y mezclas más excéntricas y en frenesí, el dueto experimenta aún más en la profundidad de bajeos, bases vocales tan hondas como seductoras y secuencias tan envolventes que son por sí mismas, un bello torbellino sonoro que arrasa con cualquier dispositivo auditivo. Con este adornado lanzamiento, los gatos en la bolsa nos cuentan canción por canción de qué va este material, aquello que los inspiró, todo eso a lo que les suena y también, un poco de la temática de estos imponentes temas.
1. “RAIN MAN”
SOBRE EL EP EN GENERAL:
4. “STAY THE NIGHT”
Es uno de nuestros EPs más introspectivos, cada canción tiene un sonido y estilo diferente… lejos de los géneros que abarca, buscamos que los sentimientos que provoca cada canción hablaran por sí mismos. Cada canción tiene una identidad diferente, y a la vez cuentan historias en torno al amor, deseo y soledad; empezando desde sonidos y sentimientos extrovertidos hasta llegar a la introspección.
Ritmo lento, profundo, desgarrador. Donde solo se plasma el feel de una idea que nos hace pensar, sentir e imaginar; “Stay the Night” es un track sensual y triste, con una melancolía encapricha la idea de no dormir solos, aunque sea por una noche más.
Con este track, el Blackbook comienza con una visión futurista y orgánica, quisimos llegar al punto donde hubiera un mensaje con un paisaje sonoro que te fuera conectando en tus propias vivencias; “Rain Man” es la sensación donde solo buscas una señal de esperanza. 2. “DOWN LOW” Este track tiene una visión de un futuro mucho más derretido, con una influencia de Jersey Club y Afro Wave, donde las frecuencias bajas predominan e inyectan cierta tensión en el ambiente. 3. “I LIKE YOUR VIBE” La inspiración llega en forma de momentos; una compañía que nos incita a crear gracias a las pláticas, recuerdos y deseos que nos quedan en la memoria. Este track explora el lado romántico que nos pueden ofrecer los ritmos acelerados, con influencia de juke y vibras lo-fi que crean una atmósfera urbana y ácida. “I Like Your Vibe” es una pieza que nos recuerda sensaciones pasadas con persona que probablemente ya no están junto a nosotros, y lugares que dejaron de ser lo que fueron. Todo esto a altos BPMs.
@uzielpalomino
HABLEMOS DE ALAN MOORE
Y SUSPENSO SOFISTICADO (V) Por J.S. Cainiz
Fue en 2014 que Vertigo Cómics México publicó el primer tomo de Swamp Thing, en ese momento ya habían salido los primeros volúmenes de Preacher y Sandman (ambas ya concluidas en su edición nacional), era una verdadera conmoción, pues se trataba de historias bastante rompedoras e influyentes en la narrativa gráfica de fin de siglo, verdaderos clásicos contemporáneos. Sin duda, la aparición de estos títulos en el mercado mexicano dio paso a que las editoriales se arriesgaran cada vez más con el tipo de material que traen. No está de más añadir que lo realizado por Alan Moore en los 45 números que duró su etapa, de los cuales él escribió unos 40 (dando reconocimiento, por supuesto a los artistas que hicieron posible la visión del Magus), abrió un mundo de posibilidades para el género de superhéroes, y de la narrativa gráfica serializada. Este 2019, seis años después, se completa la etapa escrita por Moore, y con ello, toda una generación de lectores se beneficia de poseer este gran cómic, y con ello accede al disfrute y una mejor comprensión del arte secuencial que se hizo a mediados de los 80´s, y que sigue siendo un referente. Para escribir este artículo, releí las cuatro partes escritas previamente, y el texto dedicado al primer tomo de Providence (Autonomía, números 119, 127, 145, 197 y 205), parecería que no queda más por decir, pero sobre la obra de Alan Moore se seguirá encontrando un nuevo punto de vista desde el cual se genere un discurso. Ya desde el prólogo firmado por Stephen R. Bissette, el principal ilustrador de la etapa, se nos recuerda un detalle fundamental sobre los episodios que componen el sexto volumen de Swamp Thing, publicados originalmente en 1987 (de febrero a septiembre), a la par de escribir esta serie, Moore se encontraba completando los últimos números de Watchmen, en colaboración con Dave Gibbons, además de otros trabajos igualmente significativos (los capítulos finales de Marvelman / Miracleman), y ninguno de estos trabajos resintió o mermó su calidad. Se podrá argumentar que era otra época, antes de las redes sociales, plataformas de streaming, o demás distractores, pero la pluma del Magus tuvo en ese momento un brillante desempeño, pues esencialmente partía de conceptos y personajes clásicos y les daba un tratamiento por completo innovador, dejándonos la pregunta: ¿por qué a nadie se le ocurrió antes? En el Libro Seis de Swamp Thing, ilustrado en su mayor parte por Rick Veitch, con tintas de Alfredo Alcala, nos encontramos a Alec perdido en el espacio, imposibilitado para volver a la Tierra con su amada Abby; ya desde el tomo anterior veíamos esto en el capítulo My Blue Heaven (Mi cielo azul), entre la melancolía y la desolación. Arranca el volumen con los episodios: Misterios en el espacio y Exiliados, en los que Alec llega al planeta Rann como un cactus rojo, y conoce a Adam Strange, personaje clásico de DC Comics en el estilo de John Carter, Flash Gordon o Buck Rogers. Adam, nativo de la Tierra, es alcanzado accidentalmente por el Rayo Zeta y transportado a Rann, ahí conoce a Sardath, principal científico de ese planeta, y padre de Alanna, de quien se enamorará. Adam Strange se volverá el héroe del Rann, un mundo altamente avanzado pero cuya población es totalmente inútil ante los monstruos que constantemente producen catástrofes. Adam será el defensor de este hogar adoptivo, si bien los nativos le despreciarán y se burlarán de él a sus espaldas por su condición de alienígena (una crítica a la xenofobia, que sigue vigente en nuestros días). Moore aprovecha este trasfondo, y logra dos cosas: en un par números vuelve relevante al personaje de Adam Strange, actualizándolo para una futura serie; y nos plantea un nuevo dilema respecto al potencial de Alec como avatar de lo Verde. Respecto a lo segundo, el planeta Rann se encuentra moribundo, la tierra ya no produce, y tampoco han nacido niños en bastante tiempo. Alec se concentra y logra que la vegetación vuelva a florecer, recuerdo que al leer esto por primera vez me hizo pensar en el dilema contemporáneo
de si los superhéroes deben utilizar sus habilidades para corregir las grandes injusticias del mundo, y no simplemente luchar contra el crimen o las invasiones alienígenas, esto es: combatir la corrupción, acabar con la hambruna, derrocar dictaduras y regresar el poder al pueblo, reparar la capa de ozono, o evitar el calentamiento global; básicamente intervenir en el albedrío de las personas. Antes de Moore esta perspectiva se abordó poco, pero sin duda tuvo gran influencia en propuestas posteriores, por ejemplo: The Autority, de Warren Ellis y Bryan Hitch. Haciendo un paréntesis, es bastante recomendable la miniserie Adam Strange: The Man of Two Worlds, de 1991 en tres tomos prestige (48 páginas), con guión de Richard Bruning, trazo y tinta de Andy Kubert, y color de su hermano Adam. Se trata un producto de su tiempo que bien pudo llevar el sello Vertigo. Sin duda esta obra merecería una edición nacional. Otras historias que encontrarán en el tomo de Swamp Thing, son: Loving the Alien, un cyberpunk
erótico, ilustrado y construido por John Totleben; Toda la carne es hierba, cuya trama fue propuesta por Bissette, y en la que vemos a Alec corporeizándose en un planeta cuya especie dominante son “personas planta”; o Longitud de Onda, episodio escrito y dibujado por Veitch (quien tomaría el relevo, a partir del número 65, como guionista y dibujante en la Cosa del Pantano), en el que Alec tiene un encuentro con los nuevos dioses de Kirby, y se da un ejemplo de Aleph en cómic. Los dos últimos capítulos cierran la etapa de Moore con el regreso de Alec y su reencuentro con Abby. Sin duda, Swamp Thing es el título que marcó un antes y un después en el cómic americano mainstream. Fue la obra que cimentó la carrera de Alan Moore, y le permitió afinar su narrativa y desarrollarse como uno de los más grandes autores del arte secuencial. El Blog de Jorge: nieblaentubo.blogspot.com