Guardagujas 1 de marzo de 2010

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alicia / oswaldo adriĂĄn

la jornada aguascalientes / jabberwocky cultural / nĂşmero 8 / marzo 10 http://lajornadaaguascalientes.com.mx/guardagujas


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gual que la pequeña Alicia sobrelleva los absurdos de su aventura, los mexicanos soportamos las sinrazones de nuestra realidad: los designios de una clase política de espaldas a sus propios representados, las complicidades de los agentes del orden con los delincuentes, la homofobia del clero pederasta… Resulta fácil imaginar como personaje de la famosa narración de Lewis Carroll a un funcionario gordo que nos pide apretarnos el cinturón, como la Falsa Tortuga, por ejemplo, le propone a la niña ver cómo se ejecuta la danza de las langostas, que es algo tan irracional como querer sacarle dinero a quienes no lo tienen y dejar que quien sí tiene pueda tener más aún. En un contexto onírico podemos aceptar la lógica de las aventuras narradas en los relatos carrollianos; no obstante, si al despertar comprobamos que el dinosaurio monterrosiano sigue ahí, pasamos de la sonrisa provocada por el juego literario a la mueca de quien se siente objeto de una broma macabra. Aunque nos cueste un poco o un mucho aceptarlo, tenemos algo de Alicia cuando dejamos que lo absurdo predomine sobre lo sensato en nuestra realidad. Pero una cosa es reconocer el límite hasta donde podemos controlar las condiciones que determinan el punto de equilibro entre lo razonable y lo que no lo es, y otra que deseemos manejar nuestra existencia de acuerdo con la línea que trazaría dicho punto al ponerse en movimiento. Al parecer, Alicia no tiene dominio sobre su situación desde que persigue al conejo blanco, o quizá desde que se duerme frente al libro de su hermana, sin dibujos que le quiten lo aburrido. Primero la domina el sueño; después, la desventaja en que la pone su condición de extranjera en un país donde recibe órdenes de casi todos los personajes, sin obtener respuestas claras para sus cuestionamientos. Más adelante, el lector se entera de que ella siempre ha estado recibiendo órdenes de los mayores, lo cual no es de su agrado. Pero más desagradable le parece la normalidad y por eso soporta los absurdos de su aventura, no obstante que, como todos los infantes, se encuentra subordinada a la voluntad de los adultos. Cabe pensar que los textos de Carroll narran sólo una parte del sometimiento a que se ve sujeta. Y que el suyo es sólo un caso de la guerra inmemorial entre enanos y gigantes, perdida por los primeros cuando se some-

coordinador del número editores consejo

alicia satánica ricardo esquer

ten al control adulto. Con el paso de los años, este control se convierte en autocontrol; hasta que, junto con la credencial del IFE, los jóvenes adquieren todos los derechos y responsabilidades de quienes los manipularon durante 18 años. Como diría la Duquesa, la moraleja de todo esto es que los niños no son capaces de manejarse por sí mismos; por eso deben obedecer a los mayores, que sí saben hacerlo. Pero la historia de Alicia no se rige por los mismos principios que los de la realidad diurna. La Reina ordena ejecuciones estilo ciudad Juárez y al final el Rey perdona a todos los condenados; de otro modo, como con muy buen juicio piensa Alicia, ese lugar ya estaría despoblado. Y sin embargo todos obedecen a la Reina, pues no son más que un grupo de naipes. En esta historia predomina el principio del juego, algo muy apreciado por el autor de una Lógica simbólica, interesado en enseñar esta disciplina a los niños y jóvenes, más a manera de recreación que como una imposición académica. Es decir, para que los chicos aprendan a pensar sin dolor, libremente. Desde el punto de vista de la guerra mencionada, esto equivale a proporcionar armamento al bando de los enanos, para que defiendan su causa contra los gigantes. Si lo que Peter Pan quería, la suspensión del crecimiento, es una quimera, podemos en cambio conservar el afán lúdico. Johan Huizinga mostró la importancia de las reglas para la cultura, considerada una expresión del juego. Que no haya acuerdo sobre las reglas es diferente a que nunca falte gente dispuesta a ignorarlas. Se supone que lo primero se resuelve por votación, gran regla del presente; lo segundo es el gran problema de los déspotas de siempre; inspiró a John Milton el inicio de su Paraíso perdido, pleno de resonancias homéricas: “Canta oh musa la desobediencia humana”, y hace que su Satán, más griego que inglés, prefiera la libertad en el infierno a la esclavitud celestial. Alicia permanece en la isla, a un paso de la rebelión. Para nuestra cultura, autoritaria y jerárquica, la propuesta de Carroll resulta subversiva. Tendría que ser aclimatada para servirnos al enfrentar los absurdos de lo inmediato con un coctel del mejor valemadrismo y una dosis mínima del arrojo que hizo alzarse a nuestros ancestros. Alicia a la mexicana sería satánica por desobediente, pero muy divertida.

luis cortés edilberto aldán / joel grijalva Elaborado por Servicios Editoriales adán brand /beto buzali / alberto chimal / luis cortés de Aguascalientes S. de R.L. de C.V. juan carlos gonzález / rodolfo jm / paloma mora / josé ricardo para La Jornada Aguascalientes. pérez ávila / norma pezadilla /jorge terrones/ gustavo vázquez lozano guardagujas@lajornadaaguascalientes.com.mx

No se responde por originales no solicitados.

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ante el espejo adriana sing

Yo soy el otro Predestinada, nazco de su sombra. En la ranura del ojo, soy luz. Línea de fuga, palimpsesto, transfiguración. –Yo soy. Detrás del espejo, el otro sostiene un mundo en llamas. Tiene un desierto tatuado en la boca (el amor es errancia, tormenta, búsqueda a la intemperie). Retrocedo. ¡No quiero más el canto desolado del exilio!, ¡no quiero más la falsa promesa del cobarde! Me despojo de mí, renazco. –Yo seré. Pulsión, latido, respiración. Con las cenizas del otro escribiré decretos que incendien el poema (las palabras son pólvora en la boca). Desnuda, voy (al mundo, voy). Mi lengua oficia el misterio gozoso de la anunciación: Te nombro, y eres. Sacrificio, ofrenda, consumación. –Yo soy el otro. Toma. Esta es la llave de la reconciliación. Prescindamos del amor (lo único cierto es el deseo): Copulemos.

wonderland nadir chacín

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a obediencia llevó a Alicia a tener un hijo. Apenas parió algo de su mente saltó por la ventana. Su esposo ya la había visto antes en pleno escape, pero volvía a tiempo para la última teta del bebé y sin ningún rasguño. Al inicio de cada fuga esa parte de su mente doblaba por la esquina, sacaba su perverso sombrerito y, justo antes de esfumarse por unas horas, hacía una reverencia. Él pensaba que la cordura de Alicia siempre volvería, nadie se despide con tanta gentileza sino piensa regresar. Pero hay batallas que la libertad gana. Alicia nunca volvió a hacer lo que los otros esperaban de ella. Nunca. Hoy él se debate entre la culpa y el odio desde su casa mientras que Alicia vive entre cuatro paredes acolchadas. Ya no le importa el paso del tiempo, sólo se siente un conejo blanco finalmente feliz.

Falsa Alicia Convoco a las cosas con palabras ajenas -como las del poeta. Porque no alcanzo a ver las horas y su tránsito implacable sobre esta máscara hecha de neblina. Porque mi voz se despeña hasta la sórdida mudez del espanto. Viajo, mil veces viajo desde la sangre abultada de esta tinta al continente blanco donde se fragua la batalla. Porque hay noches en las que me posee un eléctrico estallido y soy relámpago. Ardo y me desprendo. A veces las palabras consuman el deseo. Tú, mi, llegamos tarde El deseo cruje hasta romperse. Estallo en una hoja –y soy el bosque. Las palabras son intenciones. Un hallazgo en medio del poema. Rondo la búsqueda. Balbuceo. Nazco del silencio próxima al vacío. No me detengo: Atravieso las palabras. Centrifuga. Incandescente. Despiadada. A este grito la va expulsando el silencio. Tu, mi, llegamos tarde. No me obligues a volver del laberinto. Sobre mi nombre habita una ciudad desconocida. Un secreto atesorado debajo de la lengua. Antes de ti, somos esta pequeña muerte. Desmedida. Fragmentada. Mutilada. Nadie nos ha escrito, y nos leen.

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impertinencia situacional angélica santa olaya

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os viernes de quincena son como el guisante en el colchón de la princesa. Alicia sabe que no es ninguna princesa, pero a las dos y media de la tarde en medio del tráfico de viernes cualquiera quiere ser un príncipe o princesa cargado en litera oriental. Alicia llegó tarde como siempre. Entró a la universidad y estacionó el auto mientras miraba el reloj. Eran las cuatro y veinte. Tomó su bolso, los libros, cerró la puerta con un empujón de caderas y se dirigió a la sala de juntas. El coloquio, claro está, había comenzado. Al abrir la puerta, los libros que traía entre las manos cayeron al suelo estropeando el silencio. El estruendo provocó que los inquisitivos ojos de los académicos ahí reunidos se abrieran como huevos estrellados. Las miradas se deslizaron desde el rostro avergonzado de Alicia hasta la portada color marfil de las cartas de Allan Poe y la náusea azul índigo de Sartre. Horacio Quiroga y Carroll, –benditos sean los clavos de Cristo- sobre todo Carroll; habían resultado intactos. Alicia se apresuró a recoger sus libros y colocó el grueso volumen de “Disertaciones razonadas sobre la posible consideración de la concreta humanidad histórica. Pertinencias y discordancias científicas y comprobadas” por debajo de todos los demás libros para disimular el paquete literario y mostrar que había hecho la lectura sobre la cual versaría el coloquio. Al agacharse, el escote de la blusa –roja- mostró parte de sus senos. Las miradas de los académicos, por supuesto, estaban ahí; posados en las impertinentes turgencias de Alicia. Las miradas de las académicas se cruzaron –desaprobatoriamente- unas con otras. Una de las más viejas –que casi siempre fungía como sinodal en los exámenes profesionales y que usaba pantalones negros y un abrigo, también negro, hasta las rodillas- susurró algo en el oído de la que tenía más cercana. El silencio se estiró a través de la sala como una liga. Alicia tomó asiento entre dos académicos que no parecían tener mucha dificultad en sonreír y se ajustó el escote. -¡Bueno! -Dijo el académico más calvo de la sala, en voz alta, poniendo las palmas de las manos sobre la mesa- Prosiga Dra. Drillsaw… (Los nombres extranjeros son siempre pertinentes en este tipo de lugares por su comprobada credibilidad y, generalmente, no requieren de disertaciones razonadas). La Dra. Drillsaw torció la boca y dijo: Recordemos pues, compañeros, que el objetivo primordial de nuestras investigaciones y científicos hallazgos, hoy por hoy, debe ser la consecución de la armonía entre todos los miembros de la sociedad; sean, o no, histórica y científicamente comprobadas sus potenciales humanidades. (Aquí la Dra. Drillsaw miró de soslayo a Alicia pues no comprendía como una mujer que viste de rojo, se pinta los labios también de color rojo y lee a Poe, a Carroll y a toda esa runfla de escritores anacrónica y prematuramente posmodernos, podía haber sido invitada a una reunión tan seria e importante sobre la concreta pertinencia de la humanidad histórica. Menos aún entendía como una mujer como ella se atrevía a querer ser una de ellos). Todos los presentes asintieron al unísono con la cabeza. El calvo se acomodó los tres pelos que le quedaban y espetó: - ¿Alguien quiere proponer algo al respecto? - ¡Sí! ¡Yo! - dijo entusiasmado un hombrecillo de nariz aguileña y anteojos de armazón a la John Lennon- Encuentro muy razonable el señalamiento sincrónico y epistemológicamente metodológico de la Dra. Drillsaw. Es necesario que, en las condiciones económicas, políticas y sociales en que el mundo se desenvuelve hoy por hoy, la convivencia entre los diversos y complejos sectores dialécticamente estructurados de las sociedades modernas tome el rumbo de la congruencia y la verdad a las cuales debe servir la ciencia a través de las comunidades científicamente conformadas y pertinentemente financiadas como la nuestra. Alicia levantó la mano para participar, pero el calvo la ig-

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noró. La silla en que estaba sentada era muy incómoda. Tenía una protuberancia en uno de los costados que se le incrustaba en el muslo derecho. Aprovechando la pausa entre participaciones, se levantó y se cambió de silla. Le pesaba dejar a los más sonrientes, pero no podría permanecer sentada allí por mucho tiempo. Se dirigió al lugar más cercano para no distraer demasiado la atención de los académicos que, con ceños fruncidos y manos bajo la barbilla, repasaban las hojas sueltas que cada uno llevaba como si, dentro de sus cerebros, estuviera cruzando alguna idea de muy grueso calibre. Alicia se sentó otra vez en la silla aunque, en realidad, hubiera querido sentarse en el suelo junto a la mesa donde humeaba el café y desde donde las galletas le guiñaban el ojo. Ni pensarlo, esa era una conducta totalmente antiacadémica, seguramente sería tomado como una gran impertinencia en medio de aquella solemnidad. Acto seguido, el calvo dio la palabra al Dr. Jabberwocky quien lanzó una impostada perorata acerca de “la preponderante conveniencia de conducir a las confundidas e ignorantes masas hacia el discernimiento de la razón y el profundo conocimiento que construya el germen de una gesta libertaria”. Para ello propuso convencer al Honorable Consejo Directivo de la universidad de invertir parte del presupuesto semestral en publicar su pertinente libro titulado “El conocimiento científicamente pertinente. Baluarte libertario de la humanidad” con la finalidad de distribuirlo en las principales universidades de toda Europa y América Latina. Sólo en las más afamadas, aclaró, para reducir costos. - Sí, compañeros, es preciso conseguir el apoyo de los compañeros académicos que persiguen nuestros mismos propósitos a todo lo ancho del planeta. Que todas las comunidades científicas se enteren de que la salvación está en el conocimiento que esta magna comunidad genera hoy por hoy y no en las corruptelas políticas que hieden a nepotismo y discriminación. Todos aplaudieron. El Dr. Jabberwocky miró de soslayo al calvo que le acarició las intenciones con una apenas perceptible sonrisa de aprobación. Alicia levantó nuevamente la mano. El calvo pretendió ignorarla, pero Alicia se levantó al tiempo que mantenía el brazo arriba porque la silla estaba a punto de romperse. - Pues si ya está usted parada, hable -Dijo el calvo con la voz más secante que Alicia hubiera oído. - Sólo quería preguntar a sus eminencias dos cosas: La primera es, ¿cómo vamos a distinguir las pertinencias históricas y epistemológicamente humanas de las que no lo son? Es decir, ¿cómo vamos a distinguir las impertinentes de las inimpertinentes? Y la segunda: ¿cómo vamos a hacer que la gente conozca el conocimiento científicamente impertinente o, en su caso, el inimpertinente? La mirada del calvo, fría, se clavó en Alicia. -Usted le haría perder la paciencia a una ostra -dijo el calvo con los dientes apretados-. ¿Quién la invitó a este coloquio? ¿No sabe que toda persona cuya currícula académica mida menos de una milla de altura y se pinte los labios de color rojo caperucita debe abandonar la sala? Vaya mejor a su casa a intentar desentrañar el significado de esas poesías y bagatelas literarias que tanto le gustan. La Dra. Drillsaw le tocó suavemente el brazo y a media sonrisa le susurró: -¡Ah querida! Que esto te sirva de lección: nunca pierdas el dominio de ti misma. El maullido de un gato que cruzaba el dintel de la ventana acarició los oídos de Alicia que, no por primera vez, escuchaban primero la sentencia y luego la deliberación. Seguramente –pensó- se trata sólo de una de esas necias impertinencias situacionales que ocurren en los lugares de maravilla que tanto hay en este país. Antes de salir de la sala se preparó un café y tomó algunas galletas para el camino.

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5 un anciano viejo, viejo agustín fest

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o lloraste tanto como había supuesto -dice el Caballero Blanco a Alicia, después de cantarle una canción de despedida. Dodgson, o Lewis Carrol, escribió “Alicia en el País de las Maravillas” y su continuación “A través del espejo”, como quien escribe un juego a uno de sus más queridos amigos. Ese juego matemático e ilusorio se ha visto recompensado con obras, que aún hoy, inundan la imaginación de aquellos quienes fuimos niños y tuvimos el libro entre nuestras manos. Así tenemos fantásticas, dispares y derivadas locuras que nacen de estas primeras palabras: La políticamente correcta Alicia de Disney, la Alicia retorcida de Burton, la Alicia musical de Bunbury, la Alicia en stop motion de Svankmajer, la Alicia psicótica de American McGee, la Alicia adulta de J.P. Farmer en el Mundo Río, entre tantas Alicias más que puedan existir en el mundo, todas derivadas de esta primera que bajó por aquel túnel y después atravesó el espejo. La ilusión de una niña que al iniciar este camino desciende a la locura y al final de este largo viaje, aún cuando cree que fue un sueño, presiente que algo cambió. Se presta, fácilmente, tomar el personaje de Alicia como una metáfora de cambio, renacimiento, locura, hormonas y crecimiento. Sin embargo, dentro de todos los enigmáticos personajes que existen dentro del espejo, aquel que me parece inolvidable es El Caballero Blanco. “De todas las cosas extrañas que Alicia vio durante su viaje a través del espejo, esta fue la que recordaba luego con mayor claridad. Años más tarde podía aún revivir toda aquella escena de nuevo, como si hubiera sucedido sólo el día anterior..., los suaves ojos azules y la cara bondadosa del caballero...,” Es así, como Dodgson empuja al Caballero Blanco a cantar la canción de despedida para Alicia, antes que ella se convierta en reina. Una canción que, según el Caballero, tiene muchos nombres y según Alicia, uno solo. El hombre la acompaña durante un largo tramo y me recuerda mucho a otro personaje literario entrañable: Es un hombre viejo, usa una armadura de latón y otros instrumentos improvisados, es un inventor de cosas poca prácticas, incluso de locuras podría decirse, es un hombre afable y elocuente y que al darse cuenta de la pronta despedida, de mirar como Alicia está a punto de transformarse en reina, le regala una última canción para que ese encuentro sea inolvidable. ¿Miran lo mismo que yo, o acaso ya leí muchos libros de caballerías? Sin embargo, el honor y su papel en el ajedrez de Dodgson, lo conminan a dirigir a Alicia a ese final inexorable. Es el Caballero Blanco quien le señala el camino a Alicia para conseguir la corona y finalmente, pueda convertirse en Reina. Ah, pobre de Alicia y sus ramas metafóricas, no es difícil llevar esta historia como un tajante abandono de la niñez, el juego, y la risa por la locura. La amiga de Lewis Carroll, la señorita Lidell, pronto crecería y abandonaría el encanto de los acertijos que Dodgson creó sólo para ella. Así nos encontramos todos atados a las historias de locura y fantasía. Esas historias que nos llevan a un mundo deseable, donde el sinsentido sea lo que más sentido tiene y la seriedad en las bocas de los hombres pierde validez frente a las armaduras de latón y las despedidas de ancianos viejos viejos. Dodgson, en “A través del espejo”, desea que Alice (Lidell) todavía pueda recordar esa canción después de muchos, muchos años. No soy Alicia, pero aún hoy recuerdo aquella despedida y de vez en cuando, murmuro retazos de la letra. “Susurrando murmullos y bisbiseos, como si tuviera la boca llena de pastas, y que resoplaba como un búfalo..., aquella tarde apacible de antaño..., asoleándose sentado sobre una cerca.”

malapata

menester de juglaría ricardo pohlenz

Alicia en cadenas Es abajo abatido bajo tierra el batir de las alas superfluas batidas en duelo flagrante luego que las aspas de la batidora han sido cuidadosamente retiradas de un tazón lleno de merengue dado al bato en frenesí batiente abajo Si se asomara tras de la liebre correlona por patas al pendiente de un reloj que se atrasa más galga que si fuera toda la traza corrida de una media calcetina en mordidas dadas como patadas a un balón medida la hora del tentempié arriba es cosa de abrir la escotilla de dejar sonar al son sobre la tarola las escobillas de un monumento pospuesto para la Alicia predispuesta a tanta maravilla dicha sólo de oídas sólo si solícitas fueran por su mano pedida en entrevista sólo entrevista por el verde rabo narrado a un lado no una abeja una coneja Alicia toda deprisa cae al andén del tren subterráneo no una cenefa punteada en la pared desde donde asomarse del sombrero advertidos del corazón en amenaza ¡que le corten la cabeza a ese pez! No por que nada ni por que se ponga el sol al otro Alicia en cadenas fuiste después del subsuelo y del espejo visto a través Alicia en cadenas persiste como el grito del vacío dicho: cómeme otra vez

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nogeen.tekenaar@gmail.com


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¿quién es el gato de Cheshire? kurt lester benze hinojosa

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licia en el País de las Maravillas es una historia macabra que suele fascinar más a los adultos que a los niños. Es un cuento denso en locura, lleno de simbolismos que rayan en la disolución psicótica. Charles Dogson (alias Lewis Carroll) era un genio bastante perturbado que logró sumergirnos en un mundo onírico donde lo común es saltar de un extremo al otro, donde la comunicación es casi imposible y donde la existencia misma se encuentra amenazada en todo momento. Los elementos sexuales de la historia son particularmente fuertes: una niña que crece y se empequeñece como un falo descontrolado, una figura materna autoritaria, castrante y asesina, son sólo algunos de los más evidentes e impactantes. Si todo eso se pone en relación con la vida de un hombre confundido entre el servicio a los principios divinos o a los humanos (la indecisión de Dogson para tomar los hábitos de ministro es bastante conocida) y que gustaba de fotografiar a niñas en poses sensuales, la imagen resultante no es muy agradable. Más allá de la psicosis de su autor, los cuentos de Alicia han adquirido vida propia y han trascendido al punto de ser exponentes literarios de nuestra cultura occidental. No es exagerado decir que, en muchos sentidos, la locura define nuestro mundo. Dentro del caos de Alicia en el País de las Maravillas, hay una figura que ha destacado en la cultura popular, quizás por encima de todas las demás: el Gato de Cheshire. ¿Quién o qué es este animal?, ¿por qué llama tanto nuestra atención?, ¿es a causa de su sonrisa permanente?, ¿será por sus preguntas confusas y extrañas?, ¿el hecho de que es el único capaz de burlarse de la Reina de Corazones y salirse con la suya? Cheshire es icónico por su astucia. Él es una figura trickster, alguien que agita jaulas y mueve tapetes, que le juega bromas a la autoridad. La Reina ordena que le corten la cabeza, pero ¿cómo cortársela si no está atada a un cuerpo? Su sonrisa irónica y burlona recuerda la de Merlín, quien también solía reírse ante las actitudes absurdas y obstinadas (sin mencionar trágicas) de la gente. La función principal (constructiva) del trickster siempre ha sido poner en evidencia a los poderes establecidos cuando han llegado a la esterilidad, promover los cambios de orden y actitud, sacar a flote nuevos potenciales creativos. En el cuento, él parece triunfar: sus actos preceden los de Alicia, quien termina desafiando a la Reina y a los suyos. Eso significa que el Gato también es un guía para la niña Alicia. En los cuentos de hadas, los grandes poderes siempre intentan destruir a los niños. Esto puede simbolizar que desean bloquear la evolución venidera, el futuro potencial representado por el niño. Igualmente, en muchos cuentos de hadas los gatos suelen tener un papel positivo: como representación del instinto y la naturaleza, el gato se vuelve un profeta (sus ojos son imperturbables y puede ver en la oscuridad), un médium, un guía del alma. Como todo buen poeta, Lewis Carroll supo invocar el arquetipo y lo aplicó de manera memo-

es un espejo gilda manso

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escargué el tercer golpe sobre la cara de Alicia. -Me estás haciendo perder la paciencia, piba. ¿Cómo se pasa a través del espejo? La chica lloraba; no se limpiaba las lágrimas porque no podía: tenía las manos atadas detrás de la silla en la que, una hora antes, yo la había sentado. -Por favor, ya le dije que no sé. Simplemente pasé. No sé cómo se hace. Yo me acerqué al espejo y al instante estaba del otro lado. Me limpié la transpiración de la frente. Esa chica resultó ser más dura de lo que había pensado. -¿Qué hay exactamente al otro lado del espejo? –le pregunté, reprimiendo mis ganas de golpearla de manera definitiva e irreversible. No me gustan los juegos. -Hay flores que hablan, y un ajedrez del que puedo ser reina, y una reina de verdad, la Reina Roja, y el Rey Rojo, y muchas cosas así. Pero por favor, no me pegue más. A ver, las flores no hablan. Y nadie puede ser reina, caballo o peón en un ajedrez, porque el ajedrez es un puto juego de mesa. Y los reyes no existen, al menos no en Sudamérica. Y sin embargo, la piba parecía decirme la verdad. Que atravesó el espejo, que no sabe cómo lo hizo, y que allí se encontró con las flores, el ajedrez latente, y “muchas cosas así”. Una de dos: o Alicia estaba completamente chiflada, o había algo que se me estaba escapando. Respiré hondo, le desaté las manos y le di un vaso con agua. -Tomá agua. Tranquilizate, no te voy a pegar más. Te voy a hacer unas preguntas, y quiero que las respondas de acuerdo a tus conocimientos y a tu percepción, ¿está bien? Alicia asintió; cualquier cosa era mejor que golpes, lágrimas y manos atadas. -¿Cuánto es dos más dos? –pregunté.

rable: Cheshire logra hacer que Alicia se cuestione a sí misma sobre el camino que debe tomar y, más importante todavía, la incita a la acción (“¡Siempre llegarás a alguna parte si caminas lo suficiente!”). No obstante, si bien en el cuento Cheshire adopta un rol predominantemente constructivo (en realidad, el único en toda la historia), Carroll deja claro que hay que tener cuidado con él. Alicia lo trata con respeto ya que, a pesar de su buen carácter, tiene uñas largas y muchos dientes. El trickster también tiene su lado oscuro, que es el caos total, el olvido. El gato, como médium, conoce el bien y el mal, puede construir puentes entre ambos; pero quien se mueve entre extremos corre el riesgo de caer en uno. El carácter independiente del gato puede romper ataduras, lo mismo que crear otras a través de su salvajismo. Como Bastet, la antigua diosa-gata egipcia, puede ser fuente de iluminación o convertirse en “la Devoradora”. El Gato de Cheshire nos fascina, pero no es sorpresa que también nos asuste. Él sin duda nos probó ser el más cuerdo en el País de las Maravillas, precisamente porque fue el único que admitió estar loco. No puede ser contenido: sólo entendido. Y ésa es la parte más difícil de todo el asunto. -Tormenta –contestó. La miré fijo. -¿Decís que dos más dos da como resultado tormenta? Alicia volvió a asentir. La mirada le temblaba; temía otro cachetazo. -¿Qué hay en el fondo del mar? –pregunté. -Algas, peces, y una ciudad de oro. Una vez fui y me nombraron Ciudadana Ilustre. Todo es oro, todo, menos la comida, que es comida de verdad: alfajores, torta de chocolate y café con leche. Volví a mirarla fijo, pero no cuestioné su respuesta. -¿Cómo soy yo? ¿Cómo es mi apariencia? –inquirí. Alicia sintió pánico, no quería responder esa pregunta. -Te prometo que, digas lo que digas, no te voy a pegar. Ahora contestame: ¿cómo soy? Alicia cerró los ojos y contestó. -Usted mide cinco metros de altura, tiene tentáculos (ocho), cuatro colmillos afilados, de su mirada salen cuchillos ensangrentados, huele a perro muerto, su piel es de color gris y está toda llena de clavos (como la cama de un faquir), su cabellera no es de pelo sino de culebras y su voz es de tormenta, como la suma de dos más dos. ¡Ah! Y tiene cinco pies; uno le sale de la espalda, debajo de las alas desplumadas. Yo me quedé atónita. Otra vez parecía decir la verdad. Me acerqué al espejo. Al espejo de Alicia. Me paré frente a él, me miré, y comprobé que seguía siendo lo que fui todo el tiempo: una mujer corriente, de un metro sesenta de altura, ojos normales (sin cuchillos), cabellera normal, olor normal, pies y espalda normales (dos y sin alas, respectivamente), piel blanca, voz normal tirando a grave, pero carente de rayos y truenos. Puse mi mano izquierda sobre el espejo y nada pasó. Siempre permanecí de este lado. Miré a Alicia, pensé en sus respuestas; volví a mirarme al espejo, y finalmente entendí. -Podés irte –le dije. Alicia no me obligó a repetirlo; salió corriendo de la habitación y jamás volví a verla.

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big bang alice gustavo arciniega

partículas se “rompen” y el país de las maravillas se materializa. En lugar de sombrereros y conejos blancos, una pléyade de partículas nuevas aparece y se aniquila. Los postulados de varias teorías físicas pueden ser respondidos o, por lo menos, obtener nuevas pistas. Inquietudes de la física como la materia oscura (que algunos científicos creen que permea el universo); la existencia de otras dimensiones de acuerdo con la Teoría de Cuerdas; o la validez del bosón de Higgs tan importante en el modelo de partículas que tenemos actualmente; u otras pistas aportando argumentos en aquellas teorías supersimétricas esperando ser resueltas, al menos en parte, por este gran experimento. -¿Qué te parece la Reina? -dijo el Gato en voz baja. -No me gusta nada -dijo Alicia. Es tan exagerada... -En este momento, Alicia advirtió que la Reina estaba justo detrás de ella, escuchando lo que decía, de modo que siguió--: ...tan exageradamente dada a ganar, que no merece la pena terminar la partida. La Reina sonrió y reanudó su camino. Con ALICE se intenta dar respuesta a una de las preguntas relacionadas con aquellos momentos en nuestro universo muy cercanos al Big Bang. Cercanos a un estado de la materia conocido como el plasma de quarks y gluones (los quarks son partículas más pequeñas que los protones y neutrones y que, de hecho, los conforman, en una combinación de tres tipos; los gluones, por otro lado, son los responsables de mantener pegados a esos quarks, para que formen protones, neutrones y otras clase de partículas).

Un momento más tarde, Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir. Al principio, la madriguera del conejo se extendía en línea recta como un túnel, y después torció bruscamente hacia abajo, tan bruscamente que Alicia no tuvo siquiera tiempo de pensar en detenerse y se encontró cayendo por lo que parecía un pozo muy profundo.

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LICE se encuentra cien metros bajo la superficie terrestre, en la frontera entre Francia y Suiza, entre la comuna de Meyrin en el Cantón de Ginebra y la comuna de Saint-Genis-Pouilly en el departamento de Ain, ahí se encuentra A Large Ion Collider Experiment, un experimento que se lleva a cabo desde enero 2009 en uno de los laboratorios de investigación en física de partículas más importantes del mundo, el Consejo Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN por sus siglas en francés), centro establecido en 1954 bajo un esfuerzo conjunto de once países del Oeste de Europa. En la actualidad, el CERN cuenta con 20 países afiliados y 28 países más contribuyen con personal científico, un ejemplo de cooperación científica internacional.

Por último, imaginó cómo sería, en el futuro, esta pequeña hermana suya, cómo sería Alicia cuando se convirtiera en una mujer. Y pensó que Alicia conservaría, a lo largo de los años, el mismo corazón sencillo y entusiasta de su niñez, y que reuniría a su alrededor a otros chiquillos, y haría brillar los ojos de los pequeños al contarles un cuento extraño, quizás este mismo sueño del País de las Maravillas que había tenido años atrás; y que Alicia sentiría las pequeñas tristezas y se alegraría con los ingenuos goces de los chiquillos, recordando su propia infancia y los felices días del verano. Más de mil científicos, provenientes de 94 instituciones diferentes repartidas en 28 países del mundo, participan en este proyecto. Esto incluye a personal del Instituto de Ciencias Nucleares y del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México; investigadores de la Universidad Autónoma de Sinaloa, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados de México y Mérida; de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla… Las preguntas constantes de ALICE y las respuestas que obtiene, son recopiladas y analizadas en parte por científicos de México. La importancia de ello radica en que la ciencia mexicana es parte de este esfuerzo por comprender el país de las maravillas. No perdamos de vista las sorpresas que la ciencia nos tiene prometidas, no dejemos que esta prisa cotidiana decapite el interés por comprender un poco más éste universo.

O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, porque Alicia, mientras descendía, tuvo tiempo sobrado para mirar a su alrededor y para preguntarse qué iba a suceder después. Primero, intentó mirar hacia abajo y ver a dónde iría a parar, pero estaba todo demasiado oscuro para distinguir nada. Después miró hacia las paredes del pozo y observó que estaban cubiertas de armarios y estantes para libros: aquí y allá vio mapas y cuadros, colgados de clavos. ALICE es uno de los varios experimentos del famosísimo Gran Colisionador de Hadrones, el experimento del milenio en el área de la física, el país de las maravillas de la ciencia moderna. Los hadrones son partículas mucho más grandes que los electrones; no cualquier tipo de partículas: se trata de iones y protones de plomo (átomos de plomo con exceso o falta de electrones). Para acelerar partículas es necesario utilizar sus propiedades eléctricas y magnéticas. Se utilizan imanes superconductores a una temperatura de -271.3ºC (1.9 grados por encima del cero absoluto); a estas temperaturas los electrones se mueven sin resistencia, se aprovecha la carga eléctrica de las partículas para acelerarlas durante 20 minutos, haciéndolas circular por el túnel hasta que alcanzan una velocidad cercana a la velocidad de la luz, cada protón da más de 11,000 vueltas al túnel por segundo. -¡De buena me he librado! -dijo Alicia, bastante asustada por aquel cambio inesperado, pero muy contenta de verse sana y salva-. ¡Y ahora al jardín! Y echó a correr hacia la puertecilla. Pero, ¡ay!, la puertecita volvía a estar cerrada y la llave de oro seguía como antes sobre la mesa de cristal. «¡Las cosas están peor que nunca!», pensó la pobre Alicia. «¡Porque nunca había sido tan pequeña como ahora, nunca! ¡Y declaro que la situación se está poniendo imposible!» En el experimento ALICE el choque de partículas lleva tanta energía que las

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portada: osvaldo adrián

galería: lajornadaaguascalientes.com.m x/ guardagujas

nóicalupirt ricardo esquer / poeta y ensayista. Su libro más reciente: Cabellos de un astro muerto. adriana sing / poeta y cantante de blues. Nadir Chacín / antropóloga y editora, su cuento “La cadena (evolutiva) de los hechos” está incluido en Antología mínima del orgasmo (Ediciones Intempestivas, 2009). Su blog: creadopormi. blogspot.com angélica santa olaya / poeta y cuentista. Por su trabajo ha obtenido diversos premios. Su blog: alicialanecia.blogspot.com agustín fest / Escritor de variedades. Un texto suyo está incluido en la antología Diarios del mundo. Su blog: arbol.milnombres.net/wp/ ricardo pohlenz / poeta y escritor, colabora como crítico en diversas revistas internacionales y el blog de Letras Libres, es la voz cantante de Los Ositos Arrítmicos de Lemuria. kurt lester benze hinojosa / licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Se dedica a la docencia y a la investigación en humanidades. Su blog: cazandoelefantes.wordpress. com gilda manso (Buenos Aires, Argentina) / escritora y periodista. Sus cuentos han aparecido en diversos medios impresos y digitales. Con “Relincha el cielo” ganó el VIII Premio de Relato mínimo Diomedea (España, 2009). gustavo arciniega / maestro en Física Teórica por la Facultad de Ciencias de la UNAM, actualmente cursa el Doctorado de la misma disciplina en la misma Universidad.

sadnega sus roP¿ ?rodavele ne sadiuh sus rop saidivne soL¿ ed etrap res salehnA¿ ?anera ed roiretni e leip ne roiretxe noc ed ,asac al a ojabart led adiv us riviv a avell sol euq oludnép ese lat O¿ ?etnemelcni e etnasecni omtir nu ne ,ojabart la asac al nu noc laedi ailimaf ed serailimaf sapmatse sase noc sañeus zev -acep nu se on osE ?ovitroped otua y atenoimac ,ednarg orrep .aicnetinep anu ,olos ís rop ,se osE .aicilA ,od atcefrep amrof al sE .aneja adiv al naripsa ortneC le ne sodoT -ilpmoc y samelborp sus ed etradivlo y sárta aiporp al rajed ed sal ,51 atur al ed sarenoimac res nediced sanaicna saL .senoicac al acot euq ogidnem le omoc res nereiuq airadnuces ed sacihc -roca le res aírireferp oY .saíretapaz sal ed adartne al ne arratiug lat noc ,sacitárcorub sanicifo sal seslav ed adnuni euq atsinoed al a oiranoicnuf nu ed sám ed soripsus sol acnarra euq ,oracsed .ozreumla led aroh odnarepse áriuges oleic lE .aicilA odasacarf ah ozreufse uT -ell et euq adilas árbah oN .soicnelis sut ed ragul núgla ne it rop anugla ne ,oirotagrup ed oledom núgla ne sapluc sut ragap a ev sut ed etnalehna áriuges airolg aL .onreifni la ralimis ateuqam -agell onarpmet o edrat euq ed aruges ,sameop sut ed ,soñeus ,etodnárepse ílla ératse Y .asnepmocer adicerem ut razog a sár ed odneigocer iuf euq ,sosrev sut ed onell orbil nu onam im ne ojabed ,arusab ed sotsec sol ed ojabed ,seuqrap sol y sazalp sal y recenama odnarepse ílla sabajed sol odnauc adahomla ut ed .oibmac a odacep nu rartnocne ilustraciones

2 3 4 5 6 7a 7b Beto Gtz.

Carlos Vázquez

Beto Gtz.

Beto Gtz.

Checo

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