JESÚS TERÁN 76

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JESÚS TERÁN

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Julio

2019

No. 76

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván

La portada de una publicación del Tratado de Versalles en inglés. Se lee “El Tratado de Paz entre los poderes aliados y asociados y Alemania. Tratado firmado en Versalles, el 28 de junio de 1919. Imagen disponible en: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Treaty_of_Versailles?uselang=es-419#/media/File:Treaty_of_Versailles ,_English_version.jpg

Editorial En el centenario de la celebración del Tratado de Versalles, en el marco de las Conferencias de Paz de París de 1919, que dieron término a la Primera Guerra Mundial, es importante reflexionar este instrumento de derecho internacional que tuvo como objetivo, mantener la paz y garantizar un nuevo orden internacional, sin embargo, también se considera una causa de la Segunda Guerra Mundial, debido al trato humillante que recibió Alemania, lo que provocó resentimientos que fueron capitalizados durante el periodo entre guerras. El Tratado de Versalles es un puente que relaciona los dos grandes conflictos bélicos de carácter mundial del siglo XX. Por otro lado, quedó plasmado en el documento del Tratado la visión de las relaciones internacionales de los Estados Unidos de América, expuesta en las famosos catorce puntos del presidente Wilson. Esta edición del Suplemento Jesús Terán está dedicada al evento que reunió en Francia a los países involucrados en la Gran Guerra, significó el cierre de uno de los capítulos más traumáticos de la historia occidental. Además supuso ensayar otra dinámica con respecto al sistema internacional, a través de la conformación de la Liga o Sociedad de Naciones, considerada antecedente de la ONU. Para esta ocasión escribió Sandra Verónica Rivera sobre lo que no se debería repetir en las relaciones internacionales, tomó como ejemplo el Tratado

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de Versalles, porque finalmente no garantizó una paz duradera, porque tan solo pasaron dos décadas para que se diera la Segunda Guerra Mundial, protagonizada por una Alemania que cargó con toda la culpa de la Primera Guerra; a continuación en la página tres se presenta información básica sobre las Conferencias de Paz, que significaron la firma de cinco tratados, entre los cuales se incluye el de Versalles, así como algunos de los puntos más relevantes que influyeron en las relaciones internacionales, también se presenta y explica el mapa europeo de aquella época, en el cual se observa el sistema de alianzas y la división territorial resultado de las Conferencias; finalmente, quien suscribe estas líneas realiza un comparativo entre el Congreso de Viena de 1814-1815, con la firma de la paz de 1919, dos eventos que supusieron un nuevo orden para Europa, no obstante, con tratamientos radicalmente opuestos para los vencidos, que fueron Francia para el siglo XIX y Alemania para el XX. Como siempre, agracedemos a La Jornada Aguascalientes este espacio para la libre expresión de opiniones. Con su edición número 76, esperamos continuar con la tarea de discusión sobre temas de relevancia para el entorno internacional, como es el caso de documentos y eventos relacionados con tratados de paz.


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A 100 años de Versalles, ¿se aprendió la lección? SANDRA VERÓNICA RIVERA RAMÍREZ

Licenciada en Relaciones Internacionales

Un veintiocho de junio de 1919, fue celebrada la firma del Tratado de Paz que pusiera fin a la Primera Gran Guerra. Efectivamente, hace cien años que el emblemático Palacio de Versalles fue testigo de una “negociación” que parecía augurar un nuevo orden internacional; sin embargo, la historia no trascendió como lo esperaron. Apreciables leyentes, les invito a que analicemos esta triste historia. Si bien es cierto, son diversas las causas que ocasionaron el estallido de la Gran Guerra. La más conocida: el asesinato de Francisco Fernando, archiduque heredero al trono de Austria-Hungría, en términos coloquiales “esa fue solamente la gota que derramó el vaso”, pues los conflictos bélicos que se suscitaron entre 1914 y 1918, tuvieron que ver más con la consolidación del poder y con demostrar cuál imperio podía lograr una mayor extensión territorial. Y para hacer esta historia como un interesante cómic de MARVEL, recordemos a los bandos: por un lado, la Triple Entente, grupo conformado por la Gran Bretaña, Francia y Rusia. Por el otro, la Triple Alianza o también conocidos como los Países Centrales, coalición integrada por Alemania, Italia y el Imperio Austrohúngaro. Enfrentamientos bélicos en un ambiente de diplomacia secreta, hostilidad, desconfianza, traiciones y suspenso. ¿Verdad que sí parece película?

Desgraciadamente, esto fue real. El mundo presenció una guerra sin precedentes, que cobraría más de ocho millones de muertes tanto de integrantes de los ejércitos, como de civiles. Los avances tecnológicos de la época hicieron que se utilizaran nuevas armas y artefactos, mismos que marcarían el inicio de una etapa moderna para los enfrentamientos belicosos. Varias ciudades europeas, estaban completamente devastadas; y la población con notables carencias de salud. Los años pasaron y más países ingresaron al conflicto, mientras que en Alemania resurgieron los movimientos sociales armados, situación que llevó al Imperio germano a solicitar un armisticio un 11 de noviembre de 1918. Con este panorama general, llegamos entonces al tema central de esta ocasión: el famoso Tratado de Versalles. Y utilizo ese adjetivo no para calificarlo como uno de los instrumentos del Derecho Internacional que pueda servir como referente, o como el acuerdo que logró poner fin a una guerra lastimosa para la humanidad y que en medida de lo posible, funcionaría como una barrera para futuros conflictos; sino al contrario: famoso, porque fue tan humillante

para los vencidos que únicamente preparó el camino para el surgimiento de una ideología fascista, que tardaría tan solo 20 años en demostrar las consecuencias. En 440 artículos, el Tratado de Paz hace único responsable al Imperio Alemán, incluso así se estipula en la Cláusula de Culpa, referida en el artículo 231 de este acuerdo. Más de la mitad de estos artículos se refieren solo a cómo Alemania debería de quedar conformada, sus fronteras, la reducción de su armamento y de su ejército, los gastos y las reparaciones económicas a las cuales estaba obligada a realizar por los daños causados, la composición social que debía tener apenas entrara en vigor el Acuerdo y muchas más obligaciones. De esta manera y para “asegurarse” que Alemania cumpliera, las naciones vencedoras ocuparían militarmente la frontera oeste del río Rhin, según el artículo 428. En pocas palabras: o cumplían, o cumplían. ¿Pero, por qué Alemania aceptaría todos estos compromisos? Respuesta sencilla: Alemania no tuvo ni voz, ni voto, ni silla en las negociaciones, mismas que duraron desde la solicitud del armisticio hasta la firma del acuerdo; es decir, más de cinco meses. Sí, tal como lo leyó, al país germano únicamente lo convocaron el 28 de junio de 1919 para que, a través de la firma, aceptara la derrota y la culpa. Como en la mayoría de las historias de la época contemporánea, no podía faltar la mención y mucho menos la intervención de los Estados Unidos de América. Un 8 de enero de 1918, el presidente en turno, Woodrow Wilson, realizó una propuesta resumida en catorce puntos, presentados ante el Senado de este país y haciendo un llamado a las naciones europeas para poner fin al conflicto. Con este planteamiento, el Tratado de Paz de Versalles retomó algunos puntos de la mencionada propuesta, sobre todo aquellos que tenían que ver con el reacomodo geopolítico de Europa, pero el más importante, el punto número catorce: la creación de la Liga de Naciones, intento fallido de organización internacional, pues no logró la paz y la estabilidad entre los países. Volvamos al 28 de junio de 1919. Las principales calles de la capital francesa estaban llenas de alegría, las personas convivían con júbilo en los bares, parecía que por fin iba apareciendo un rayo de esperanza. Así entonces, con toda la solemnidad palatina, ingresaron a la Galería de los Espejos 27 representantes de las 32 potencias que presenciarían la firma de los derrotados, el Imperio Alemán, cuyo representante fue el ministro de Relaciones Exteriores, Herman Müller. Oficialmente, terminaba la Primera Guerra Mundial…y comenzaba la Segunda. Pero esa, apreciable lector, es otra historia. Un siglo después, hacemos la crítica a un instrumento del Derecho Internacional que justificó una moral mundial para la declaración de la guerra, que volvió obsoleta la idea europea de un equilibrio de poderes y que generó una inestabilidad política para la época tan frágil, que el concierto internacional habría de presenciar un capítulo aún más cruel y sangriento. Esperemos entonces, que cien años nos sirvan de aprendizaje, para saber que el abuso del poder con demostraciones militares, invasiones territoriales injustificadas, nacionalismos extremos, regímenes de mandatos en otras regiones, violaciones a la soberanía de otros países, claras trasgresiones a los derechos humanos de la población y explotaciones a los territorios más vulnerables, no es el camino. Esperen, eso sí quedó en el siglo pasado, ¿verdad? Izquierda: Firma del Tratado de Versalles, Salón de los Espejos del Palacio de Versalles. Foto: Bettmann, Getty. Arriba izquierda: Los representantes de las potencias aliadas ganadoras en Versalles: Woodrow Wilson, presidente de EUA; Lloyd George, primer ministro de Inglaterra; Georges Clemenceau, presidente de Francia; y Victorio E. Orlando, representante de Italia. Arriba derecha: Clemenceau, se levanta (derecha), para comunicar a la delegación alemana el bosquejo del Tratado de Versalles. Disponible en: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:PresentaciónDelTratadoDeVersallesALaDelegaciónAlemana.png


ALGUNOS PUNTOS

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Conferencia de Paz de París, 1919 Una de las causas profundas de la Primera Guerra Mundial fue el sistema de alianzas, conformación de bloques de potencias europeas en el siglo XIX durante el tiempo de la paz armada. En el siglo XIX una manera de evitar la guerra fue el equilibrio de poder, cada potencia europea mantendría su status quo en sus relaciones internacionales. No obstante, la unificación alemana se percibió como una amenaza, por tal razón, se comenzaron a conformar alianzas entre las grandes potencias del viejo continente para mantener dicho equilibrio. Las alianzas fueron dos: la Triple Entente, conformada por Gran Bretaña, Francia y Rusia; y la Triple Alianza, constituida con Alemania, Austro-Hungría e Italia. De tal forma que ante alguna agresión, las potencias actuarían en correspondencia a su alianza. Ya estaban los bloques para la guerra, de tal suerte, cuando estalló el conflicto, las declaraciones de guerra se dieron de forma simultánea. La Triple Alianza durante la guerra se modificó, se sumaron Bulgaria y el Imperio Otomano, por su parte Italia permaneció al margen y finalmente apoyó a la Entente. Al bloque también se le conoce como Potencias Centrales. En consecuencia, las Conferencias de Paz, celebradas en París, derivaron en la firma de cinco tratados, en los cuales se anunció el fin de los imperios de la Europa Central.

De los cinco Tratados, el más complejo fue el de Versalles porque prácticamente Alemanica cargó con la culpa de la guerra: le quitaron la administración y explotación de la Cuenca del Sarre (rica en carbón), la navegación del río Rhin quedó administrada por las tropas aliadas (Entente), le quitaron sus colonias para ser repartidas entre Francia y Bélgica, perdió territorio (aproximadamente el 13%), corrió con los gastos de guerra, desmilitarización de Renania, disminución de la armada y ejército, prohibido su ingreso a la Sociedad de Naciones, prohibida su unión con Austria. Mapa de Europa Central después de la Primera Guerra Mundial. Imagen disponible en: http://man-boss.co/europe-before-ww1-map.html/europe-before-ww1-map-awesome-world-war-ii/

Dos puntos de importancia del contexto de los Tratados: el problema soviético y el aislacionismo norteamericano. Con respecto al primero, Rusia se tuvo que retirar de la guerra por el inicio de su revolución, los países aliados al ver el curso que tomaban las cosas en la tierra de los zares, decidieron mandar tropas (que estaban desgastadas por los años de guerra), para apoyar al Ejército Blanco, era vital impedir que ganara el Ejército Rojo, que finalmente lo hizo para dar paso a la futura Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de corte comunista, ideología contraria al de las potencias occidentales liberales, capitalistas y demócratas. En la referente al aislacionismo de Estados Unidos, aunque la Sociedad de Naciones fue una idea emanada del presidente Wilson para garantizar la paz mundial, finalmente no ratificó el Pacto y tampocó firmó los Tratados de Paz, sino que lo hizo de forma separada hasta 1921. De ahí la visión norteamericana del nuevo orden internacional, quedó en manos europeas.

La guerra tuvo consecuencias geopolíticas. Se analizó y estipuló en los Tratados de Paz diversas modificaciones territoriales, el mapa europeo quedó transformado, sobre todo en detrimento de Alemania y Austria-Hungría. Como se observa en el mapa, los imperios centrales desaparecieron, dejó de existir el Imperio Alemán, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano. Austría y Hungría se dividieron en dos países, tanto Alemania como Austria perdieron territorios en beneficio de Italia, Francia, Bélgica, Rumania; y también se crearon países como Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia, los últimos tuvieron la función de estados tapón, para no permitir el avance del comunismo, sembrado en Rusia durante su revolución. La pérdida de territorio de Rusia se debió a su apresurada salida de la guerra, que la obligó a la firma de la paz con Alemania en condiciones de desventaja.


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De

V iena a V ersalles

AURORA TERÁN FUENTES Doctora en Historia. Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 011

Viena 1814, se reunen los representantes de los países europeos para diseñar un nuevo mapa de Europa y también restaurar el viejo orden, anterior al impuesto por Napoleón Bonaparte por todo el viejo continente, basado en ideas liberales y constitucionalistas emanadas de la Revolución Francesa. Los protagonistas del Congreso de Viena fueron: Austria, Gran Bretaña, Rusia, Prusia y Francia; las figuras de cada potencia fueron Metternich (canciller de Austria y el principal promotor de la Restauración europea), Francisco I de Austria, Castlereagh (ministro británico de asuntos exteriores), el zar Alejandro I de Rusia, Hardenberg y Humboldt (representantes de Guillermo III de Prusia) y Talleyrand (ministro de asuntos exteriores Francia). También asistieron en calidad de potencias de segundo orden España, Suecia y Nápoles, entre otras. Sin embargo, lo que llama la atención fue la consideración que se tuvo hacia Francia (que podríamos considerarlo el país provocador y finalmente vencido en la famosa batalla de Waterloo). Al buscar restaurar el viejo orden, Francia fue tratada como la monarquía y potencia que había sido antes de la república e imperio; de ahí, uno de los resultados del Congreso de Viena fue instaurar en el trono francés a Luis XVIII y se volvió a las fronteras de 1792. Es decir, se trató a Francia como una potencia y de una forma digna. Precisamente una de la herencias del Congreso de Viena fue el restablecimiento del equilibrio de poder, la instauración de la Europa de los Congresos y el concierto de naciones (es decir, cuidar las relaciones de amistad entre los países europeos, porque había asuntos de interes común). Para algunos estudiosos se considera el arranque de la diplomacia y relaciones internacionales modernas (sin dejar de lado, un acontecimiento emblemático como lo fue la Paz de Westfalia de 1648). Viena significó una paz duradera en Europa, en lo relativo a enfrentamientos bélicos entre las potencias imperialistas (no exenta de conflictos al interior de las naciones, no hay que olvidar que es el tiempo de la Primavera de los Pueblos); y Versalles se tradujo en una de las causas profundas de la Segunda Guerra Mundial. De lo que se trataba era ser duros con Napoleón, pero no con Francia; ser duros con Guillermo II, pero no con Alemania, sin embargo, con los germanos no pasó así. El balance: no se aprendió la gran lección en materia diplomática de Viena en Versalles, la lección consiste en tratar dignamente al vencido, en Versalles se humilló a Alemania y tuvo

Georges Clemenceau, primer ministro francés, firma el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919. ABC.

Congreso de Viena, 1814-1815. Imagen disponible en: https://redhistoria.com/el-con-

que asumir la totalidad de la culpa por la Gran Guerra, así como una serie de sanciones en materia económica, territorial, de soberanía y en sus recursos. Ahora la cita fue en Versalles, prácticamente un siglo después, en esta ocasión la vencida Alemania no fue considerada un igual, como lo fue Francia en Viena. Los iguales, es decir, los vencedores con la capacidad de establecer las nuevas reglas del juego en 1919 fueron Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia. A la Conferencia de Paz de 1919, como parte de la delegación británica, iba un economista prominente: John Maynard Keynes, al ser testigo del trato a Alemania, dimitió de su encargo, al rehusar aceptar las condiciones impuestas al país germano. Además fue un previsor al augurar que pronto se cobraría venganza. A continuación transcribo unas líneas de su libro Las consecuencias económicas de la paz: Si lo que nos proponemos es que, por lo menos durante una generación Alemania no pueda adquirir siquiera una mediana prosperidad; si creemos que todos nuestros recientes aliados son ángeles puros y todos nuestros recientes enemigos, alemanes, austríacos, húngaros y los demás son hijos de del demonio; si deseamos que, año tras año, Alemania sea empobrecida y sus hijos se mueran de hambre y enfermen, y que esté rodeada de enemigos, entonces rechacemos todas las proposiciones generosas, y particularmente las que puedan ayudar a Alemania a recuperar una parte de su antigua prosperidad material. (...). Si tal modo de estimar a las naciones y las relaciones de unas con otras fuera adoptado por las democracias de la Europa occidental, entonces, ¡que el Cielo nos salve a todos¡ Si nosotros aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardará.

Pasaron tan solo unos cuantos años, cuando un líder alemán que llegaría al poder, capitalizaría el descontento, la frustración, la pobreza y el hambre del pueblo alemán para recuperar el orgullo de una nación humillada y de una forma exarcerbada fomentar el sentimiento nacionalista y antisemita, me refiero a Hitler. Se escucha en sus discursos cómo Versalles fue una afrenta; provocó y convenció con argumentos persuasivos el dejar de cumplir con las obligaciones adquiridas en 1919. Efectivamente Keynes no se equivocó, los alemanes pronto se levantaron y los que compartieron la ideología nazi, presumieron ser la raza superior, finalmente Versalles signifió una gran ofensa. No obstante, ¿cuándo terminó el ciclo de la Primera Guerra Mundial?, ¿con el Tratado de Versalles o con el cumplimiento de los compromisos por parte de Alemania?, si optamos por la segunda opción, el ciclo hace poco tiempo se cerró. Fue tal la carga económica impuesta a los alemanes (corrió con todos los gastos de la guerra, reparaciones, indemnizaciones), que se terminó de pagar 92 años después. Hubo periodos en los cuales no se abonó a la deuda, como el tiempo de Hitler y durante la división de Alemania; de tal forma que, cuando Alemania se volvió a unificar en 1989, al recuperar su soberanía tuvo que cumplir con su viejo compromiso y continuó pagando. En octubre de 2010 se realizó el último pago, lo que para algunos significó, llegar al fin de la Primera Guerra Mundial y la vuelta a la hoja de un funesto Tratado de Paz.


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