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JESÚS TERÁN Editorial

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Agosto

2019

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván

SOREN HÉCTOR DE VELASCO GALVÁN

China y Rusia forman la doble hélice de la geopolítica mundial porque han acordado que la Nueva Ruta de la Seda sea la base de la integración euroasiática y desean convencer a otras naciones de dejar de utilizar el dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial. Estas dos acciones buscan concretar el fin del momento unipolar estadounidense. La pugna por la supremacía mundial se ha trasladado a África, en donde la creciente presencia china en África, basada sobre todo en el intercambio comercial, y la renovada representación rusa en el continente negro, particularmente en el aspecto militar, son tema en la agenda internacional. Por ello, el Suplemento Jesús Terán dedica su edición de agosto de 2019 a analizar los movimientos realizados por Beijing y Moscú en las tierras que se extienden desde los Montes Atlas hasta el Cabo de Buena Esperanza. Con ello en mente, Carlos Enrique Cuevas Lara analiza la actuación del Grupo Wagner, una compañía militar privada que se ha convertido en la punta de lanza de Rusia en África. Asimismo, Sandra Verónica Rivera Ramírez ofrece su perspectiva respecto a los movimientos de China y Rusia en el continente negro. Por último, Jonathan Leblanc escribe sobre el aumento de los vínculos económicos entre China y los países africanos. Por último, Aurora Terán y el escribano agradecen a nuestra casa editorial, La Jornada Aguascalientes, creer en el Suplemento Jesús Terán y permitirnos su publicación.

No. 77

China ayuda a África Fuente: https://www.invent-the-future.org/2018/10/is-china-the-new-imperialist-force-in-africa/


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El Grupo Wagner: la avanzada rusa en tierras africanas CARLOS ENRIQUE CUEVAS LARA

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, estrecha la mano del mandatario de Sudán, Omar al Bashir. Julio de 2018 Fuente: http://en.kremlin.ru/events/president/news/57998

Licenciado en Relaciones Internacionales

A todos nos intriga el movimiento de personal militar ruso en cualquier zona de conflicto del mundo. Abundan las noticias de los despliegues de infantería y el impresionante equipo militar que el gobierno ruso tiene a su disposición, pero es aún más interesante cuando el Kremlin tiene un mini ejercito de capital privado para realizar las labores no oficiales: el Grupo Wagner. Tras su fundación en el 2013 a cargo de Dmitriy Valeryevich Utkin ex comandante de la unidad de Fuerzas Especiales –Spetsnatz-, realizaron su debut internacional en el conflicto de Ucrania. Posteriormente, en Siria donde su presencia fue notada por medios internacionales tras la muerte tropas rusas no oficiales en la región. Asimismo, cuando fueron ofrecidos de manera voluntaria a la hermana República de Venezuela para la protección del presidente Nicolás Maduro ante la crisis que poco a poco iba en aumento. A principios de 2018, Moscú consiguió una exención por parte de la ONU para vender armas al gobierno centroafricano, donde se proporcionó personal del ejército ruso para instruir a las fuerzas de la región, sin embargo, la estrategia militar rusa en África no se limita únicamente a la exportación armamentística. La relación de estos mercenarios con el Kremlin forma parte de una estrategia muy bien orquestada, ya que no depende directamente del gobierno ruso, pero es evidente que poseen lazos muy estrechos, por lo que muchas veces se entiende como una rama no oficial del ejército ruso. La República Centroafricana es uno de los principales puntos donde está desarrollando su actividad: en ella hay alrededor de 170 instructores militares rusos, de los cuales solo cinco son militares oficiales confirmados por el Kremlin, además de unos 1000 mercenarios rusos no confirmados oficialmente, no se sabe con seguridad el alcance de las actividades del grupo en la

región ; de hecho, tres periodistas rusos contratados por la oposición, que trataban de grabar imágenes y averiguar más acerca de las operaciones del grupo Wagner fueron asesinados en la República Centroafricana en julio de 2018 en circunstancias sospechosas los cuales saltaron a la luz bajo sospecha de que los autores fueron los mercenarios . No es desconocido que el gobierno ruso apoya y colabora con el líder libio Jalifa Haftar, quien actualmente cuenta con la mayor parte de las reservas de petróleo, y ha llegado a prestar asistencia militar a instancias del líder libio. También se sabe que los mercenarios están presentes en la región, pero el hecho de que tras la última visita de Haftar a Moscú en noviembre de 2018, que Yevgueni Prigozhin, estuviera presente durante la reunión desató aún más la polémica, puesto que quedó en evidencia la estrecha relación que existe entre los contratistas y el Kremlin. Rusia aún no acrecienta, a pesar del aumento de las relaciones comerciales en los últimos años, sin embargo, este no es el objetivo. La vuelta de Moscú al continente negro destaca por su carácter militar. Rusia quiere exportar aquello en lo que es líder en el mercado: armamento. Un mercado en el que hasta hacía poco no había reparado y dejado atrás en la década de los 70´s (Angola), el Kremlin quiere asegurar sus intereses geopolíticos, todo esto está conduciendo a Rusia a llevar una doble estrategia de venta militar e incremento de la presencia de empresas militares privadas rusas en territorio africano, tras años de ausencia en el continente Rusia quiere recuperar el tiempo perdido y está buscando su sitio en África, pero esta vez parece que ha venido para quedarse y viene con capital privado de apoyo opaco poderoso y a veces incontrolable.


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¡No contábamos con su astucia! SANDRA VERÓNICA RIVERA RAMÍREZ

Licenciada en Relaciones Internacionales

Ninguna persona se sorprende por el despertar de la gran potencia China, pues esto ocurrió hace varios años y ahora, se encuentra más viva que nunca. Su influencia política, cultural y, sobre todo, económica y comercial, se hacen cada vez más visibles en el concierto internacional. La presencia estratégica y geopolítica del gigante asiático en zonas de alta vulnerabilidad social, pero con vastas reservas naturales, como África o América Latina, lo colocan en una posición de poder sumamente interesante. Sin embargo, ¿será esto la llamada cooperación sur-sur o sus intereses pudieran transformarse en un neo colonialismo? ¡Síganme los buenos y descubramos cuáles son las verdaderas intenciones de esta nación! Más rápida que una tortuga y tan fuerte como un dragón, la superpotencia asiática creció a pasos agigantados y llegó para quedarse, pues tal como lo afirmó Eric Izraelewicz “si el siglo XIX ha sido para China el de la humillación y el XX el de la restauración, el XXI será el de la dominación”.1 Por tal motivo, China tiene toda la confianza puesta en los megaproyectos tanto de infraestructura como de tecnología, tal es el caso de la revitalización de la Nueva Ruta de la Seda, que tanto por tierra y por mar, saliendo de Asia y llegando a Europa, África y América Latina, pretende ser el plan revolucionario que dé movilidad a pasajeros, mercancías, hidrocarburos y tecnología de punta. El objetivo estratégico de China es claro, pues en palabras de su mandatario Xi Jinping, pretenden convertirse, para el año 2050, en líder global en cuanto a fortaleza nacional e influencia internacional se trata, a manera de una gran nación socialista moderna. Las herramientas para lograr lo anterior son sus principios básicos: no injerencia en la soberanía de las naciones, mayor cooperación internacional y la mejora constante de las relaciones tanto diplomáticas como comerciales. Pero como dicen por ahí, nadie da paso sin huarache y evidentemente China no es la excepción, pues en las últimas tres décadas ha mostrado un notable interés por el continente africano; mismo que cuenta con grandes reservas naturales y minerales, como de aluminio, carbono, hierro, cobalto y níquel, solo por mencionar algunos. La propuesta ha sido seductora para los gobiernos de este continente, pues sin intervención en los asuntos internos y a través de cuantiosas inversiones o préstamos, Pekín obtiene sus recursos clave. Simplemente, en la última Cumbre de Beijing del Foro de Cooperación China – África, realizada en 2018, el país asiático prometió un nuevo plan de financiación de más de 60 000 millones de dólares. ¡No más el año pasado! De esta manera, China ha ayudado a varios países africanos para el desarrollo social de su población, es decir: ha colaborado para luchar contra la pobreza, incrementar los ingresos e impulsar la generación de empleos, en pocas palabras, lograr un mejor nivel y calidad de vida para las personas que habitan el continente negro. En términos estadísticos, el origen de importaciones del continente africano corresponde a más del 50 por ciento a China, para países como Sudáfrica, Etiopía, Angola, Nigeria, República Democrática del Congo, Sudán, Egipto, Zambia, Mauritania, Argelia, Mozambique y otros más. Sin embargo, esta no es una historieta en donde existan antenitas de vinil que detecten la presencia del enemigo, pues son las propias organizaciones no gubernamentales que velan por los derechos humanos las que se han encargado de poner en tela de juicio la actuación de diversas empresas de origen chino, dado que sí contratan personal africano, pero con las mínimas e incluso nulas prestaciones de ley que garan-

China y Rusia mueven sus fichas en el tablero de ajedrez africano. Fuente: https://www.t13.cl/noticia/negocios/bbc/como-Africa-se-ha-convertido-para-rusia-y-china-en-el-nuevo-territorio-de-disputapara-su-influencia-comercial-y-politica

ticen una efectiva seguridad social. Lo anterior, sin mencionar la explotación infantil en las minas clandestinas e incluso en aquellas legalizadas, ni la corrupción que existe entre quienes gobiernan los países africanos para establecer los precios de los productos de materia prima. Por su parte, Rusia no se quiere quedar atrás en esta competencia por llegar a abastecer el mercado africano. Empero, el objetivo de Moscú se ha centrado en fortalecer las alianzas con fines militares, tanto de compra y venta de arsenal, como del comercio de servicios secretos privados, espionajes y mercenarios, incluso han llegado a acuerdos para colocar bases militares y laboratorios de pruebas nucleares, el próximo a iniciar trabajos en Egipto para el año 2020, gracias a la firma Rosatom. No obstante, amigas y amigos, esa es harina de otro costal. Al parecer, China tiene todo fríamente calculado, al menos hasta este momento. Pues ha sabido aprovechar la oportunidad que tanto Europa, con sus divisiones, como Estados Unidos, con un presidente que ha decidido cerrar fronteras y reducir el gasto de la diplomacia; le han ofrecido. De manera que, la gran potencia asiática tiene el camino un poco más libre para seguir posicionándose económica y comercialmente en los mercados, además está invirtiendo en misiones diplomáticas y consulares para afianzar las relaciones con más y más naciones. La política exterior no miente, siempre buscará el beneficio hacia dentro de sus fronteras, pero esperemos que toda esta ayuda económica sirva para subir a los países africanos a las vías del desarrollo y no se les siga tratando únicamente como el gran banco de recursos naturales. Mientras tanto, China tendrá que trabajar también hacia el interior, pues para 2050 su población habrá envejecido y tendrán que enfrentarse a políticas sociales muy diferentes a las actuales. ¡Vamos a ver qué pasa! 1 Izraelewicz, E., Quand la Chine change le monde, Grasset, París, 2005.


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La influencia de China en África JONATHAN LEBLANC Maestro en Geopolítica Instituto Francés de Geopolítica de París 8, Francia

La guerra comercial entre China y los Estados Unidos ilustra claramente la importancia creciente de Beijing en la geopolítica mundial. Los intereses políticos, militares, culturales y económicos de China se van consolidando de manera global en los continentes europeos, americanos y africanos. Las relaciones entre los países de África y China no son nuevas, pero se nota una aumentación espectacular de los lazos económicos desde hace una década. Comparar dichas zonas geográficas es un trabajo arduo. El continente africano es más grande que China (9.6 km² contra 30.4 km²), pero la población de las dos entidades está casi igual (1.4 mil millones en China; 1.2 mil millones en África). La principal diferencia se observa en el nivel económico. El Producto Interior Bruto de China es casi 6 veces más importante que el PIB de África. Aunque las relaciones económicas y culturales comenzaron a partir del siglo XV, es el régimen de Mao Zedong que, a través de la política de ayuda al desarrollo y de propagación de las ideas comunistas, aceleró esta cooperación. Después de la apertura de China al mercado global con las zonas económicas especiales, abiertas en los años 1980 por la administración de Deng Xiaoping, el gigante asiático se desarrolló de manera extremadamente rápida, lo que tuvo como consecuencia directa el aumento de su clase media-alta. Se puede afirmar entonces que la génesis de las relaciones africana-china venía de la necesidad de Beijing de importar más materias primas para satisfacer a esa nueva clase media-alta. Los intercambios comerciales entre los países africanos y China tuvieron su auge más alto en las décadas del 2000-2010, pasando de 10 mil millones de USD en 2002 hasta 170 mil millones de USD en 2017, según la Organización Mundial del Comercio. Desde el año 2009, China es el principal socio comercial de los países africanos. Es esta dependencia africana con los inversionistas chinos que explica el cambio radical de la actitud china en África. En efecto, Beijing empezó a intercambiar las materias primas africanas con la construcción de infraestructuras publicas (estadios, aeropuertos, ferrocarril, puertos, hospitales). El peligro de depender de las exportaciones de materias primas es resultado de la fluctuación de la cotización. Por ejemplo, cuando el precio del petróleo baja, los países africanos no tienen otras opciones que endeudarse con China para pagar las infraestructuras públicas construidas.

Imagen proporcionada por el autor.

La mano de obra barata disponible en África es otro factor a tomar en cuenta cuando se analiza las relaciones entre las dos zonas geográficas. Históricamente, China ha sido considerado cómo “la fábrica del mundo”, pero el aumento de los salarios mínimos que esta en correlación estrecha con el aumento de la clase de media hace que las empresas chinas deslocalicen sus industrias en tierras más accesibles económicamente. Esta dependencia explica también el aumento de la presencia militar china en África, con la apertura de la primera base militar china fuera de su territorio -en Yibuti- o el envío de muchos soldados chinos en las misiones de la ONU para mantener la paz (China es el país del consejo de seguridad de la ONU con más soldados presentes en África). Para concluir, los lazos culturales, llamados también poder de atracción (soft power) son una parte importante de la política china en África, con la apertura de muchos centros Confucio (enseñar el idioma y la cultura china), y la aumentación de los intercambios universitarios entre China y el continente (los estudiantes africanos en China pasaron de 2000 en 2003 a 50 000 en 2015). Sin embargo, la posición del país asiático no es hegemónica en el continente. Aunque China representa el 15 por ciento de las inversiones en África, la Unión Europea ocupa el 36 por ciento. India, los Estados Unidos el 7 por ciento, y Brasil y Turquía el 2 por ciento. La gran novedad desde hace 20 años para los africanos es la posibilidad de elegir y de negociar para comenzar su transición económica. Con la llegada de nuevos actores como los chinos y los indios, los africanos pueden presionar sus antiguos inversiones para, al final, firmar un acuerdo más provechoso.


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