Jesús Terán 46

JESÚS TERÁN

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Enero

2017

No. 46

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván Diseño: Martín Ludin Ávila García

Congreso Constituyente. Constituyentes de 1917

Congreso Constituyente.

Constituyentes de 1917

Editorial

AURORA TERÁN FUENTES

El 5 de febrero se conmemora el Centenario de la Constitución mexicana, es un buen momento para voltear al pasado, analizar dicha documento, reconocer sus legados, así como sus críticas.

Una Constitución es un pacto o contrato social según como lo expusieron los filósofos de la Ilustración, para concretar acuerdos entre diferentes sujetos o grupos, con el fin de construir un orden; para el caso de México, concretar los principios emanados del movimiento revolucionario. Es nuestro documento normativo base, es nuestra Carta Magna.

En su etimología la palabra Constitución refiere al hecho de establecer, colocar, organizar, disponer, erigir y/o construir, lo anterior en un plano jurídico.

Regularmente después de una revolución, guerra civil, independencia u otro tipo de movimiento que cimbra el orden de las cosas; tienen que venir redefiniciones, en dicho sentido una Constitución comienza a dar orden jurídico y condensa los principios básicos de una nueva visión para la nación, pueblo, estado o

grupo después de un movimiento de tal magnitud como los anteriormente mencionados.

Los artículos que acompañan esta edición abordan el tema desde diversas ópticas: en primer lugar el texto de quien suscribe estas líneas, en el cual se aborda la importancia de la Constitución en relación a su enfoque en materia de derechos sociales; en el segundo artículo, Caridad García Terán aborda el tema de los elementos democráticos que se encuentran en una Constitución, que no necesariamente garantizan una democracia real; finalmente Vicente Agustín Esparza Jiménez, nos comparte su escrito en el cual trata el tema de las conmemoraciones como mecanismos para mantener la memoria histórica colectiva.

Seguramente a lo largo de todo el año va a haber muchas oportunidades para seguir discutiendo nuestra Carta Magna.

Por último agradecemos el espacio que nos brinda La Jornada Aguascalientes, por permitirnos seguir discutiendo sobre temas de interés tanto del ámbito nacional, como del internacional.

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Constitucionalismo social a 100 años de nuestra carta magna AURORA TERÁN FUENTES Dra. en Historia Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 011

El próximo 5 de febrero se festejará el Centenario de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos ¿qué significa dicho festejo o conmemoración?, a 100 años de la reforma a la Constitución de 1857 por parte del grupo encabezado por Venustiano Carranza se pueden plantear varias cuestiones y diversas líneas de análisis.

En lo personal me gustaría hablar del enfoque social de la Constitución, lo que provocó que fuera muy adelantada para su tiempo. Es un documento conciliador del liberalismo del siglo XIX con la perspectiva social propia de la revolución. En dicho sentido los artículos de nuestra Carta Magna por excelencia o más icónicos son el 3º, 27 y 123 constitucionales, se traducen en las tres grandes banderas de la Revolución Mexicana: la educación, la propiedad y el trabajo; discusiones como la educación pública y su laicidad, el ejido, el petróleo, el derecho a huelga se cristalizan en la Constitución. El documento centenario al responder a diferentes contextos ha sufrido diversas reformas, por ejemplo, en materia educativa en el tiempo de Lázaro Cárdenas se definió a la educación en su carácter socialista, mientras en la última reforma se hace énfasis en la calidad de la educación, las modificaciones a los textos de los artículos responden a grupos políticos, problemáticas, tendencias, enfoques y finalmente al devenir histórico.

Uno de los legados plasmados en dicho documento es el Constitucionalismo Social, se traduce en la incorporación de los derechos sociales en los preceptos que otorgan forma jurídica, política y social a una nación. La Constitución del 17 fue la primera en reconocer dichos derechos. ¿Cuáles son los derechos sociales?, se consideran los derechos humanos de segunda generación (los de primera generación son los civiles y políticos), es un paquete de derechos relacionados con el trabajo y condiciones laborales dignas, el derecho a la seguridad social, a la educación, a la salud, a un buen nivel de vida, participar en la vida cultural, a la vivienda; en general hacen énfasis en las condiciones dignas de vida. Se denominan no solamente sociales, sino también económicos y culturales. Mientras los de primera generación se relacionan con el valor o ideal de la libertad, los de la segunda su bandera es la igualdad y equidad. Por tal motivo en la Constitución se expresa el liberalismo político al igual que el liberalismo de corte social.

Jorge Mario García Laguardia explica la necesaria participación o actuación del Estado en materia de derechos sociales y económicos: Junto al fortalecimiento de las libertades individuales, se produce la institucionalización de las libertades-participación, que obligan al Estado a intervenir en la vida social y política en un sentido protector. Los derechos económicos-sociales son aceptados y además de convertirse el Estado en árbitro de las relaciones entre el capital y el trabajo, pretende intervenir en la cultura y la familia, imprimiendo fuertes limitaciones a los clásicos derechos individuales en aras del bienestar colectivo.1

Como expone García Laguardia nuestra Carta Magna fue precursora por constitucionalizar los derechos sociales, no obstante, se debe puntualizar que también es depositaria de una tradición constitucionalista vinculada por ejemplo con la Constitución del 57 o con los documentos emanados de la Soberana Convención Revolucionaria de 1914.

Portada interior de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

A la luz del primer cuarto del siglo XXI y ante el abandono del Estado de Bienestar y la instauración del modelo neoliberal (en crisis), se debe seguir discutiendo sobre los derechos sociales y económicos, porque al tener que ver con la dignidad de las personas, todavía es un punto pendiente en la agenda nacional debido a la situación de pobreza en que vive un porcentaje significativo de mexicanos, aspecto que impacta en condiciones precarias de vida y convierte casi en una utopía el tema del bienestar colectivo y bien común. En consecuencia se debe reconocer dicho legado de la Constitución del 17 en la actualidad, no sólo recuperarlo para la discusión y el análisis, sino para hacerlo efectivo en la práctica y definición de políticas públicas o diversas líneas de acción, éste puede ser un motivo para conmemorar, en el sentido de hacer memoria común.

1

García Laguardia, Jorge Mario, El Constitucionalismo Social y la Constitución Mexicana de 1917. Un texto modelo y precursor. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Recuperado de: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3447/5.pdf

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¿Una constitución garantiza un régimen democrático?

CARIDAD GARCÍA TERÁN Estudiante de Ciencias Políticas Universidad Autónoma de Aguascalientes

Si pensamos en una democracia, es probable que a la mayoría se le venga a la mente la necesidad de una constitución, pero ese elemento no es en sí mismo lo esencial para la existencia de una democracia en un país, en primer lugar puede existir una constitución “fachada”, es decir, la constitución sólo se queda en el papel y no se lleva a la práctica, en consecuencia nos encontramos con gobiernos pseudo-democráticos con un trasfondo de autoritarismo e inclusive totalitarismo.

Varios elementos necesarios para la existencia de una democracia estén presentes en nuestro país, comenzando por la Constitución, claro que no se puede dejar de lado que si nos remitimos al ideal democrático, ni México ni otros países son democracias, por el simple hecho de que la democracia debe ser el “gobierno del pueblo”, cosa que no ha sucedido en la realidad desde la Grecia antigua, como diría Robert Dahl lo que existe hoy en día en el mundo son poliarquías, que no son más que democracias imperfectas, entonces en esa medida hay poliarquías más consolidadas que otras, que se pueden ir perfeccionando hasta llegar a una poliarquía plena que es lo más acercado a una democracia, en donde existe la mayor participación ciudadana posible y un alto nivel de debate.

Desde la teoría, el que México tenga una Constitución no lo convierte automáticamente en una democracia. Además dejando de lado los ideales, en realidad nunca será una democracia plena, sino una poliarquía con elementos “democráticos” que se van consolidando, y ahí es en donde sí radica la importancia de la Constitución para democratizar al país, ya que dentro de sus preceptos se encuentran elementos importantes de un régimen democrático. En primer lugar se enumeran los derechos y obligaciones de los ciudadanos, lo más impor-

Congreso Constituyente de 1917, jurando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 5 de febrero del 17 en el Teatro República de la ciudad de Querétaro.

tante en una democracia es que los ciudadanos cuenten con derechos, como el derecho a la libre expresión, a la libre asociación, acceso a la educación, condiciones de trabajo dignas, etc.; y que le sean garantizados. De la Constitución emanan y se derivan leyes, normas, códigos y reglamentos que garantizan el cumplimiento de esos derechos y sanciones en caso de ser violados.

Por otro lado si se observa a la democracia desde un enfoque meramente procedimental, es decir, que existan elecciones periódicas, igualmente desde la Constitución viene establecido de manera general los mecanismos político-electorales, así como la justificación de reformas en dicha materia para evitar que alguien se mantenga y concentre el poder, cuidando que las elecciones sean más democráticas y transparentes.

Existen pensadores que le dan gran importancia a la cultura para el desarrollo de un régimen democrático, lo que exige que se tenga una población educada, crítica y con información para la toma de decisiones, en eso México flaquea, pero se resalta que desde la Constitución la educación es laica, obligatoria y gratuita para todos, que entre sus objetivos tiene la de formar en una cultura cívica a través de materias como civismo e historia, que permiten fortalecer la cultura democrática, aspecto en el que hay que trabajar más que nunca.

Hay otros aspectos en la Constitución que fortalecen la democratización, pero con lo anteriormente ejemplificado se puede responder a la pregunta, y la respuesta es que una Constitución no garantiza una democracia, pero sí contiene elementos democráticos y éstos si se llevan a la práctica la pueden fortalecer, sin olvidar que siempre se debe buscar e implementar formas y mecanismos para garantizar un Estado democrático.

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Conmemoraciones centenarias y guardianes de la memoria.

Hacia el Centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos VICENTE AGUSTÍN ESPARZA JIMÉNEZ Maestro en Historia Centro INAH Aguascalientes

Las conmemoraciones están condicionadas por marcas temporales inscritas en el calendario cívico oficial, entendidas “como sistemas de señales que otorgan relevancia y visibilidad a fechas” que adquieren una significación para la comunidad.1 Hablando de la división temporal de la historia, la conmemoración de los centenarios empezó en la era moderna, o sea, a partir del Renacimiento, dado que en muchos pueblos del norte de Europa desaparecieron las fiestas del santoral católico y tomaron auge las celebraciones “seculares” o profanas.2 El primer centenario que se celebró en el mundo fue en Alemania, ya que en el año de 1617 los protestantes recordaron los 100 años de la Reforma iniciada por Martín Lutero. Años más tarde los católicos imitaron esta práctica, que para el siglo XVIII se había hecho universal.3 En México, durante la época colonial se celebró en 1621 el centenario de la conquista de México Tenochtitlán. Sin embargo, en esa época la celebración de la conquista era vista como una hazaña que dependió de la voluntad divina y no como una gesta puramente humana. Así que la primera celebración centenaria en la que los hechos pasados habían dependido exclusivamente de la actuación de los seres humanos fue en 1792, ya que en varias ciudades de los Estados Unidos evocaron el tercer centenario del descubrimiento de América. 4 En el siglo XIX se celebraron otros centenarios con referencia a hechos independentistas. Por ejemplo, en la ciudad de Aguascalientes en el año de 1876 la comunidad norteamericana avecinada en la ciudad recordó su independencia y lo mismo hizo la francesa en 1889.5 Asimismo, en 1892 se recordó el cuarto centenario del descubrimiento de América y para dejar constancia a la antigua calle de la Cárcel se bautizó con el nombre de Cristóbal Colón. También era común la celebración de fechas gloriosas para el régimen para legitimarse políticamente, entre las que se incluía la del 5 de febrero para recordar la Constitución de 1857.

En el siglo XX continuaron las conmemoraciones centenarias, pues en 1906 se recordó el centenario del natalicio de Benito Juárez para lo cual también se bautizó una arteria con ese nombre; en 1908 el centenario del fallecimiento de Francisco Primo de Verdad; en 1910 el centenario del inicio de la independencia nacional; en 1921 el centenario de la consumación de la independencia nacional; en 1935 el centenario de la independencia política de Aguascalientes; en 1947 la gesta de los Niños Héroes; en 1957 el centenario de la Constitución de 1857; en 1962 el centenario de la Batalla de Puebla.6 Podríamos seguir con la lista, pero ese no es el objetivo, sino comprender que a partir del mito fundacional de la nueva nación, o sea la independencia de México, así como la conmemoración de su centenario en 1910, México entró a la era de las conmemoraciones Centenarias, añadiéndose a partir de entonces los cincuentenarios, sesquicentenarios y bicentenarios, repitiéndose así el ciclo del ritual cívico. Sin embargo, como lo apuntó el historiador Pierre Nora, sin “vigilancia conmemorativa” la historia borraría los lugares de la memoria,7 por esta razón el encargado de transmitir la memoria de un pueblo a través de las conmemoraciones es en primer lugar el Estado, intelectuales que trabajan para el gobierno o bien que están ligados al poder, como pueden ser los cronistas, historiadores y periodistas. También se encuentran las llamadas Juntas Patrióticas que devino en la Dirección de Acción Cívica, así como Patronatos de Cultura o Institutos Culturales. ¿Para qué conmemorar? En teoría el Estado para legitimarse y la sociedad

Lugares de la memoria. Fotografía de Vicente Agustín Esparza Jiménez

para recordar y hacer memoria de los hechos históricos, para comprender nuestro presente a través del pasado, ya que “fechas, discursos, símbolos y rituales trasmiten los mitos dominantes de una sociedad, los reafirman y hacen recordar sus valores e identidad histórica”.8 Empero, como apunté en otra ocasión, las conmemoraciones centenarias deben servir para repensarnos como sociedad, en este caso valorar los logros y reflexionar sobre nuestros fracasos, pues solamente haciendo memoria del pasado podemos comprender nuestro presente y prever nuestro futuro. Por lo tanto, en estos tiempos de crisis es nuestro deber como ciudadanos convertirnos en guardines de la memoria, pues al recordar esta fecha debemos hacer valer y respetar nuestra Carta Magna.

1

Moya, Laura y Olvera, Margarita, “Conmemoraciones, historicidad y sociedad. Un panorama sociológico para la investigación”, en Leyva, Gustavo, Connaughton, Brian; Díaz, Rodrigo; García Canclini, Néstor e Illades, Carlos (coordinadores), Independencia y Revolución: pasado, presente y futuro, México, UAM-I-FCE, 2010, p. 453.

2 Rubial, Antonio, “De calendarios, ciclos, celebraciones y centenarios”, en Historias.

Revista de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, Núm. 75, enero-abril de 2010, p. 55.

3 Gombrich, E. H., “Historia de los aniversarios: tiempo, número y signo”, en Historias.

Revista de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, Núm. 75, enero-abril de 2010, p. 11.

4 Rubial, “De calendarios, ciclos, celebraciones y centenarios”, pp. 57-61.

5 En 1876 el periódico oficial del estado anunció el pabellón mexicano que se instaló en New York con motivo del centenario de la independencia de Estados Unidos de América. En 1889 el mismo periódico felicitó a los franceses por el centenario de la toma de la Bastilla. El Republicano, 9 de julio de 1876 y 14 de julio de 1889.

6 Archivo General Municipal de Aguascalientes, Fondo Histórico, Caja 185, Expediente 33; Caja 268, Expediente 25; Caja 342, Expediente 28 y Caja 333, Expediente 12. Labor Libertaria, Periódico Oficial del Gobierno del Estado, 19 de mayo de 1935. El Sol del Centro, 2 de febrero de 1957. El Sol del Centro, 6 de mayo de 1962.

7 Nora, Pierre, “Entre Memoria e Historia: La problemática de los lugares”. Disponible en: http://comisionporlamemoria.chaco.gov.ar/jovenesymemoria/documentos/pdf/21.pdf (Consultado el 24 de enero de 2017).

8 Benjamin, Thomas, La Revolución Mexicana. Memoria, mito e historia, México, Taurus, 2003 p. 135.