Jesús Terán 66

JESÚS TERÁN

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Septiembre 2018

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván

Editorial AURORA TERÁN FUENTES

No. 66

El próximo 2 de octubre se conmemorarán los 50 años de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la ciudad de México, dentro del movimiento estudiantil que se dio en nuestro país en el segundo semestre del año de 1968.

El 2 de octubre no se olvida, cada año hemos escuchado esta frase, ahora los jóvenes resignificar dicho evento a la luz de su propia problemática en el siglo XXI, la juventud de hoy nuevamente alzó su voz, nuevamente se manifestó al igual que la juventud de hace medio siglo. Diferentes contextos, las demandas muy parecidas.

La edición número 66 del suplemento Jesús Terán, está dedicada a los jóvenes de ayer y a los jóvenes de hoy, de los primeros hay que reconocer su legado y el contexto en el cual se manifestaron; de los segundos escuchar y resolver junto con ellos sus inquietudes que plasman un mundo lleno de incertidumbre, violencia, corrupción, desgaste, crisis en diversos ámbitos y la falta de oportunidades. A 50 años, la historia nos volvió a encontrar.

Las colaboraciones de este número (exceptuando una) son de jóvenes que nos expresan que no olvidan, aunque no vivieron en aquel tiempo, y conmemoran el 2 de octubre con una reflexión a partir de sus propias circunstancias, desde el presente se asoman al pasado y reconocen a los estudiantes que hace cincuenta años se manifestaron y fueron duramente reprimidos, quedando los cabos sueltos en cuanto al tema de la justicia. Desde este espacio nos sumamos a hacer memoria en común sobre el movimiento estudiantil del 68.

No me queda más que agradecer el espacio que La Jornada Aguascalientes nos sigue proporcionando, porque nos ha permitido a los coordinadores y colaboradores del suplemento Jesús Terán plantear temas que permitan debatir y comprender a México nacional e internacionalmente.

A la izquierda: Biblioteca Central de la UNAM. Archivos del movimiento del 68 de la UNAM. Imagen recuperada de: https://www.chilango.com/ciudad/archivos-del-movimiento-del-68/

Otoño del 68. Una mirada al pasado ANDREA ROSAS PEDROZA

Estudiante de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Admón. Pública Universidad Autónoma de Aguascalientes

La palabra “recuerdo” proviene de “re” que significa volver, y “cor” de corazón.

“Volver a hacer pasar por el corazón” El 2 de octubre de 1968 es una fecha recordada por los mexicanos debido al movimiento estudiantil que llegó a su apogeo durante el otoño en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México.

Detrás de este suceso lamentable hay que considerar una serie de factores externos e internos que desembocaron en una represión sorprendente por parte del gobierno mexicano.

Panorama internacional: a lo largo y ancho del planeta se conformaba la “Nueva Izquierda”, protagonizada principalmente en los centros universitarios por estudiantes que se manifestaban en contra de las prácticas autoritarias del ala conservadora; reclamaban el ejercicio efectivo de los sistemas formales del poder. Algunos países que vivieron los movimientos estudiantiles fueron España, Italia, Alemania Occidental, Uruguay y, por supuesto, México.

El contexto mexicano: en julio del 68 iniciaron una serie de riñas entre los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de una preparatoria

incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las cuales fueron violentamente reprimidas por la policía, resultando en una indignación colectiva.

A partir de este hecho una serie de movilizaciones lograron convertirse en un movimiento social con demandas específicas hacia la estructura real del poder político. El apogeo de este movimiento social se dio entre agosto y septiembre, y su momento álgido fue el 2 de octubre en Tlatelolco.

Estamos a 50 años de la masacre ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas y aún existe un sentimiento de indignación que hace reflexionar sobre el proceder del gobierno, no sólo en aquel 2 de octubre de 1968 o el 27 de septiembre del 2014 (Ayotzinapa), sino en el día a día con un sistema político deficiente y represor con aparentes libertades.

Estamos en una lucha constante para lograr el ejercicio efectivo de nuestros derechos y libertades porque vivimos en un México en el que no podemos transitar libremente sin temor a ser violentados; vivimos en un México donde no podemos escribir por temor a ser callados, donde hombres y mujeres buscan igualdad y encontramos más desigualdad.

El 2 de octubre es el pretexto para reflexionar acerca de tantos hechos sociales y políticos que se viven día a día, porque los mexicanos necesitamos conocer los problemas, entenderlos y sobre todo actuar y participar activamente en la construcción de un mejor país.

JESÚS 2 TERÁN Imagen disponible en: https://difusoribero.com/2015/05/17/movimiento-estudiantil-del-68-el-desarrollo-del-movi miento-estudiantil-en-mexico-en1968-y-la-respuesta-de-los-perio dicos-2/

La ruptura

Yo no estuve allí, pero no olvido ALI CRUZ HERNÁNDEZ

Licenciado en Derecho Instituto Leonardo Bravo, campus Acapulco

AURORA TERÁN FUENTES

Doctora en Historia Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 011

2018 es el año de conmemoración por el 50 aniversario del movimiento estudiantil del 68, cuyo evento más emblemático y el que supone todavía mayor indignación es la matanza ocurrida el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, el “2 de octubre no se olvida”, todavía se escucha, todavía se escribe, todavía se lee.

Quiero escribir sobre dos contextos que nutren el movimiento del 68. En primer lugar, el contexto nacional de manifestaciones y protestas que se venían dando desde la década de los 50 y continuaron en los 70. Dentro de esta tendencia se inserta el movimiento estudiantil. A finales de los 50 y con mayor fuerza en los 60, se dieron una serie de movimientos en los cuales se demandaba por condiciones laborales y el reparto de tierras, en 1956 fue el inicio del movimiento magisterial, en 1957 se manifestaron los telegrafistas, en 1958 el movimiento agrario, en el mismo año los trabajadores electricistas y ferrocarrileros, en 1964 fueron los médicos y las enfermeras, en 1965 el asalto al Cuartel de Madera (antecedente de la guerrilla y de la Liga 23 de septiembre), por mencionar algunos. Por tal razón, y como parte de este impulso en el 68 se invocraron y apoyaron a los estudiantes otros sectores de la sociedad como los artistas, escritores e intelectuales, padres de familia, maestros, médicos y trabajadores del Sindicato de PEMEX. Habían sido los grupos beneficiados por el proyecto de la revolución mexicana, como lo fue la clase trabajadora, los campesinos y los jóvenes estudiantes, que a su vez representaban las banderas de la revolución mexicana consagradas en la Constitución: trabajo, la propiedad de la tierra y la educación pública; se manifestaron porque el gobierno y partido político emanados de la revolución mostraron prácticas de corrupción, porque el modelo económico impulsado requería sacrificios, porque no había libertad de expresión, porque la democracia no era tal. La respuesta del gobierno: represión. El gobierno revolucionario no escuchó a los que antes había beneficiado, ahora les daba la espalda, fueron vientos de ruptura. No obstante, estos movimientos marcaron el despertar de la sociedad civil organizada, que después reaccionó y actuó en los terremotos de 1985 y 2017, protestó en el proceso electoral de 1988 y luego vigiló elecciones.

En el contexto internacional, el 68 es símbolo de estudiantes alzando la voz en diferentes ciudades de todo el mundo, como parte de los diferentes movimientos por la lucha y reconocimiento de los derechos civiles de determinados grupos con banderas diferentes como el “black power”, el orgullo gay, la revolución y liberación femenina, el movimiento hippie de amor y paz. Los jóvenes con su característico idealismo tomaron diferentes causas, por ejemplo los estudiantes de Estados Unidos gritaron “amor y paz”, los de Checoslovaquia defendieron un socialismo más abierto, los de Francia exigían libertad sexual, los de México de centraron en cuestionar el uso de la violencia por parte del gobierno. Tiempo de movimientos contraculturales.

El movimiento estudiantil del 68 en México, duró prácticamente todo el segundo semenstre de 1968, inició en julio con una serie de enfrentamientos de las vocacionales 2 y 5 del Politécnico y la escuela “Isaac Ochoterena” incorporada a la UNAM, y culminó el 6 de diciembre cuendo quedó oficialmente disuelto el Consejo Nacional de Huelga. Diversas instituciones educativas fueron parte del movimiento, algunas de ellas son: el Politécnico, la UNAM, el Colegio de México, la Universidad de Chapingo, la Academia de la Danza Mexicana, la Universidad Iberoamericana, la Universidad del Valle de México, las Escuelas Normales, entre otras.

Diversos grupos, en diversas latitudes se manifestaron porque fue una época de alzar la voz, porque no bastaban constituciones políticas con sus cartas de derechos para los individuos, mientras en la práctica había represión, violencia y guerra. Representaron la lucha por hacer efectivos los derechos humanos.

El tiempo de los jóvenes ha llegado y sin duda como universitarios en estos últimos meses hemos estado llenos de emociones, primero las elecciones presidenciales fueron históricas, sin duda se contó con una gran participación de mexicanos en las urnas y con una gran mayoría del sector universitario; luego fue de llamar la atención el papel que jugaron los jóvenes en el sismo del año pasado y, finalmente las huelgas en cuestión de seguridad de la UNAM; lo anterior nos lleva a recordar uno de los hechos históricos más oscuros del México contemporáneo como lo fue la matanza del 2 de octubre del 68.

Ya son cincuenta años sin repuestas, sin justicia y en plena impunidad, hoy más que nunca esta fecha nos debería de sensibilizar para detenernos en nuestra ocupada vida y reflexionar sobre las similitudes con la situación actual en la que vive en el país, la violencia ha alcanzado niveles tan altos que regresamos al tiempo donde ser estudiante era ser un delincuente, tal parece que las cosas se repiten y como ejemplo vemos la represión e intimidación sufrida en la comunidad universitaria en Xalapa, Veracruz por parte del gobierno de Javier Duarte, o las desapariciones de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero.

No se trata de buscar posturas políticas o dejar pasar las cosas con la idea hedonista de este tiempo pos-moderno en el que sólo importa “el yo”, se trata de generar conciencia colectiva e invitar a ver nuestro presente y porvenir como comunidad universitaria en nuestra libre expresión y libre manifestación, de exigir a los responsables de cualquier acto de injusta social hacia nosotros o al prójimo, respuestas, porque aún existe un México que se construye con actos de revolución como son las ideas.

Y no es un llamado violento, es un llamado al deber de cada universitario.

Sin duda estamos hartos de la inseguridad, y tal parece que a nadie le importa el pensamiento colectivo que pueda surgir de las casas de formación (las escuelas), que son la primera línea del procesamiento social.

De la matanza y desaparición de estudiantes del 68, han pasado cincuenta años y seguimos sin respuestas, ni justicia. Estar callado ya no es una opción, hace cincuenta años los llamaron “comunistas y terroristas”, hoy, a aquellos que hablan de justicia, acción social y de los derechos universales, se les etiqueta como “chairo, revoltoso”. No es tiempo de dividir, es tiempo de sumar para comprender y transformar una realidad problemática que cada vez afecta más al tejido social.

Yo no estuve ahí pero no olvido, no olvido toda esa máquina de impunidad y fuerza represiva que usa el Estado para hacer callar, sabemos que los recursos son vastos, pero cuándo se van a utilizar para hacer justicia, dónde queda la voz de los estudiantes ante los atropellos, antes las desapariciones, ante las intimidaciones. No buscamos polémica, buscamos respuesta pues en el presente es lo que se exige, hoy duele el recuerdo de un México que busca estar a la par de las potencias de primer mundo sin poder brindar seguridad, sin poder proporcionar empleo, sin poder tener el control de sus instituciones, sin dar respuesta de hechos que han marcado nuestra historia.

2 de octubre nunca más, no estuve ahí pero no olvido, mantengo viva una conciencia y una voz que no calla, pues si callamos, seremos una nación sin memoria y sin historia. No callaremos para ser la voz de aquellos que han sido enmudecidos, y que pudieron ser nuestros hermanos, nuestros padres y nuestros abuelos.

El 2 de octubre representa una herida abierta y profunda que no cierra, una historia que mantiene despierta a toda una generación. Es nuestro deber como universitarios no callar y buscar siempre una solución ante los problemas, porque la lucha social y el porvenir de los movimientos estudiantiles tiene su raíz en conflictos no resueltos.

Hoy más que nunca el 2 de octubre no se olvida.

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¿La herencia del 68?

Movimiento del 68 Foto del Diario de México Imagen disponible en: https://www.diariodemexico.com/realizar%C3%A1-uam-actividades-especiales-por-movimiento-del-68

ADRIÁN ENRIQUE ROMO LOMELÍ Estudiante de Ciencias Políticas y Admón. Pública.

Universidad Autónoma de Aguascalientes

Los años que comprendieron la década de los 60´s, se caracterizaron por ser años dentro de los cuales se vivieron turbulencias dentro de las estructuras sociales derivados de nuevas formas de pensamiento que desafiaban las condiciones establecidas.

El año de 1968 es particularmente recordado en México por los eventos que tuvieron lugar en la plaza de las Tres Culturas. Una represión masiva contra estudiantes y ciudadanos que se dieron cita en esta plaza en el ya lejano 2 de octubre, para hacer escuchar su voz y su descontento en torno al “autoritarismo” que desempeñaba el gobierno federal, cuestionando artículos consagrados en la constitución, en favor de la liberación de los presos políticos, entre muchas otras demandas.

El desenlace de estos acontecimientos es bien conocido. El tiempo ha pasado desde aquel fatídico día y aquí es donde debemos de reflexionar, ¿los ciudadanos en este país han desarrollado una cultura de la participación en la vida política sin recurrir a hechos violentos?, ¿el Estado mexicano ha perfeccionado sus mecanismos para la protección del derecho a manifestarse, asociarse y a emitir sus opiniones?

Aún más importante que los cuestionamientos anteriores surge una nueva interrogante y ésta, a su vez, engloba las dos precedentes: ¿las prácticas que se llevan a cabo en el día a día, contribuyen a la consolidación de la democracia en México?

En cuanto a la primera interrogante se debe de observar que todos y cada uno de los integrantes de la nación tienen libertad de opinión, libertad que debe de ser respetada, ya que constituye un derecho fundamental.

Este derecho puede ser ejercido en cualquier momento, pero, siempre debe de serlo desde una postura responsable. Las manifestaciones constituyen una de las herramientas con las que se cuenta para llevar una demanda a la arena pública, es una forma de ser atendidos y escuchados. Muchas ocasiones, este tipo de actos, da lugar a hechos violentos, basta con observar la conclusión de manifestaciones realizadas para protestar por el aumento en el precio de la gasolina o los abusos a los que recurren algunas marchas realizadas por el magisterio. Lo trascendental en estos acontecimientos es siempre actuar dentro de la esfera de la legalidad que suponen estos actos.

Sobre el tema de los mecanismos que ejecuta el Estado para la regulación de estos sucesos, resulta pertinente recurrir a algunos ejemplos de

incidentes contemporáneos. El 30 de junio de 2014 se ejecutan a 22 presuntos delincuentes en una bodega, en la comunidad de Tlataya, los hechos son atribuidos a integrantes del cuerpo militar de la nación, a reserva del esclarecimiento de los hechos, claramente se observa un abuso por parte de los militares, que actúan en representación del Estado. El 26 de septiembre de 2014, estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa fueron detenidos por elementos de la policía de la región, se presume que estos cuerpos policiales entregaron a los estudiantes a una organización delictuosa, a la fecha, los estudiantes siguen desaparecidos, este evento tuvo eco internacional por todas sus implicaciones, el episodio puso de manifiesto los excesos en los que el Estado incurre y el poco respeto a los derechos humanos que se supone, debe ser el máximo garante.

Este tipo de acontecimientos son un sinónimo de represión estatal. Por último, queda pendiente el tema de la consolidación democrática del país. Para que ésta se realice, se deben de cumplir ciertas características para así, poder hablar de una democracia consolidada. Dentro de estas características, resulta de vital importancia la participación ciudadana.

Dicha participación debe de ser abierta en cualquier instancia gubernamental y tomada en cuenta para la configuración de las prácticas que realice el gobierno que, en primera instancia, es representativo. La participación de la ciudadanía puede tener lugar en cualquier foro. La obligación que tiene el Estado en cuanto a la participación social es, precisamente, la de protegerla y fomentarla. Hasta el momento, esta realidad democrática dista mucho de compaginarse con las prácticas que se realizan en México. El desarrollo que ha presentado México en sus prácticas democráticas no ha quedado del todo claro y, esto nos hace pensar en cuál es la verdadera herencia del 2 de octubre de 1968 dentro de nuestros procedimientos. En términos de tiempo, el año de 1968 se ve distante; en términos de procesos, su distancia es difusa.

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Por Ser

Estudiante 50 años del 68 DARLEN GABRIELA VIRAMONTES ORNELAS Licenciada en Ciencias Políticas y Admón. Pública.

Por la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

La El 2 de octubre de 1968, es un acontecimiento histórico para la sociedad mexicana, es una premisa de los movimientos estudiantiles en contra de la toma de decisiones gubernamentales.

Es cierto que, los estudiantes han tomado una postura muy centrada en los últimos años sobre las decisiones para modificar leyes, instituciones o imponer sanciones en el país. Se percataron que durante bastante tiempo la manera en la que la sociedad contribuye ha sido ignorada, no se reconocen sus necesidades.

Lo anterior aplica o es una realidad para los estudiantes, quienes permanecen aislados a pesar de las múltiples tareas que llevan a cabo en la comunidad, y más allá de su dedicación al estudio, nace la necesidad de conseguir un trabajo de medio turno para poder pagar sus estudios.

Es habitual ver estudiantes en el transporte público, leyendo un libro o estudiando para su examen parcial, o incluso mejorando nuestro ecosistema, utilizando bicicletas para desplazarse por la ciudad.

Muchos de ellos cubren horas extras en cafeterías, bibliotecas, restaurantes o tiendas de conveniencia, todo para conseguir el dinero suficiente y cubrir los gastos que implica ser estudiante de tiempo completo. La mayoría de las veces cuentan con un trabajo que no es el deseado, pero es necesario para poder pagar una colegiatura, con un salario que tiene que alcanzar para el resto de la quincena, sin dejar de enfocarse en las tareas y proyectos de sus clases.

La sensación de impotencia que rodea a muchos estudiantes, surge cuando descubren que los altos puestos llegarán muy tarde o quizá nunca lleguen, y a pesar de tener ese conocimiento y estar preparados, madrugan el siguiente día para seguir con la rutina. Lidian con jefes prepotentes, con autoridades que subestiman su capacidad, y con empresas que piden la experiencia de un ser ancestral.

Si miramos al pasado, cuántos estudiantes buscaron ser escuchados, y ser parte de un movimiento que los identificaría en el año de 1968. En la primera oportunidad que tuvieron para manifestarse y lo hicieron, con todo ese fervor, ganas y resentimiento, decidieron protestar. Más allá del futbol y los entretenimientos (no hay que olvidar que fue el tiempo de las olimpiadas), todos buscaban un fin en común: cuestionar la falta de democracia y oportunidades, y

La protesta de 1968 en Tlatelolco Foto: Archivo Procesofoto Imagen disponible en: https://www.proceso.com.mx/457405/cisma-en-ejercito-tras-la-matanza-del-2-octubre

ser tomados en cuenta. Realización en un mejor trabajo, y reconocimiento por un esfuerzo que en ocasiones no es palpable.

50 años han pasado del 2 de octubre de 1968 en México, quisieron justificar de diferentes maneras lo que sucedió esa fecha, quisieron explicar el movimiento como pasiones desbordadas de violencia por parte de los estudiantes. Porque escuchar a estudiantes manifestarse era una situación muy incómoda, sabemos que la intención de dialogar fracasó. Después de todo, era mejor tener una sociedad con apatía y conformismo. Era más fácil para el Poder Ejecutivo, silenciar las quejas y cuestionamientos mediante el legítimo uso de la fuerza, así fue como actuó el escuadrón Olimpia, cumplió órdenes; lo que nos hace cuestionarnos sobre: ¿qué pasa con las órdenes que reciben los militares para actuar en determinadas situaciones y espacios?, ¿por qué su poder nunca ha sido contrarrestado? Conforme pasan los años, los militares han reprimido violentamente a quienes consideran atentan la seguridad, ¿para quién va dirigida esa seguridad?, ¿cuál es el daño que puede hacer un movimiento de mujeres y hombres, que no conocen más allá de los libros, o las cuatro paredes de un aula, y en algunos casos eran menores de edad?, ¿por qué siguen ocurriendo estas olas de violencia en contra de los estudiantes?, ¿en dónde están los 43 normalistas de Ayotzinapa?, ¿quiénes son los responsables de estos hechos tan sangrientos?, ¿por qué siguen desapareciendo estudiantes? Impera la incertidumbre en muchas personas, porque no se encuentran respuestas convincentes.

El 2 de octubre nos recuerda que las y los estudiantes fueron masacrados por querer ser parte de un movimiento que los identificara, en una lucha por defender sus libertades y cuestionar a un México que no los escuchaba.

En el presente, no nos pueden decir que un título y una profesión para la que nos preparamos, no es capaz de darte un buen trabajo, o que en tu próximo empleo no desempeñarás las habilidades que aprendiste en una carrera que te apasiona. Hoy de nuevo se manifestan y alzan su voz los estudiantes.

No importa que tan fuerte grites, siempre habrá alguien a quien le guste más tu silencio. Y sin embargo; seguimos gritando, seguimos protestando y deseamos que el México que estamos construyendo sea mejor que el México que nos arrojan todos los días.