Jesús Terán 67

JESÚS TERÁN

Editorial SOREN HÉCTOR DE VELASCO GALVÁN

Otoño de 1918: las trincheras serpentean, como horrendas cicatrices, el territorio que se extiende desde el Canal de la Mancha hasta Suiza. Miles de jóvenes alemanes, británicos, franceses, y estadounidenses llevan cuatro años viviendo como trogloditas en un paisaje inmundo, lleno de árboles destrozados y de ratas que devoran los cadáveres a medio enterrar.

Asimismo, una generación forjada en los ideales del mundo victoriano ha presenciado el uso de armas químicas, el bombardeo aéreo de ciudades inermes, y el hundimiento de buques de pasajeros por submarinos, etc. Hace mucho que los inmaculados ideales de libertad, democracia, y patriotismo han quedado en el olvido.

“La estructura de la sociedad”, escribió Winston Churchill, “recibió heridas que no se borrarán en cien años”. Estos golpes marcarán el devenir del siglo XX: la desaparición de cuatro imperios –alemán, austro-húngaro, otomano, y ruso-, la Revolución rusa de 1917, la aparición de los Estados, y la Declaración Balfour, germen del conflicto árabe-israelí.

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Octubre

2018

No. 67

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván

Torpedo alemán atravesando la línea de batalla durante la Primera Guerra Mundial. 1917.

Copyright Owner: U.S. Naval History and Heritage Command. Disponible en: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:German_torpedo_boat_cutting_through_the_battle_line_during_the_First_World_War.jpg

Por lo tanto, el Suplemento Jesús Terán dedica su edición de octubre de 2018 a analizar, en el centenario del fin de la Gran Guerra, cómo influyó ésta en la historia del siglo XX. La colaboración de Susan Ballew se centra en cómo la Primera Guerra Mundial moldeó las habilidades de liderazgo de un modesto capitán de la Guardia Nacional de Missouri: Harry S. Truman, quien después devendría presidente de los Estados Unidos y tomaría una de las decisiones más controvertidas de la Segunda Guerra Mundial: el bombardeo atómico sobre Japón Por su parte, Aurora Terán Fuentes dedica su participación al análisis del cambio en el mapa político de Europa, relacionado con la creación de nuevos países, el derrumbe de los imperios y el asunto soviético; como resultado de temas geopolíticos y la conformación de un nuevo orden.

A su vez, Héctor Alfredo de Velasco Dávila escribe sobre el impacto que tuvo la Gran Guerra, en especial la batalla de Galípoli, sobre el constructor de la Turquía moderna: el “padre de los turcos”, Mustafá Kemal Atatürk.

Por último, Aurora Terán Fuentes y el escribano agradecen a nuestra casa editorial, La Jornada Aguascalientes, creer en el Suplemento Jesús Terán y permitirnos su publicación para continuar el diálogo sobre temas de carácter internacional.

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Harry S. Truman y su servicio durante la

Primera Guerra Mundial SUSAN BALLEW

Ex presidenta del Consejo de Comercio Internacional del Gran Kansas City y de la Asociación de Ciudades Hermanas de Kansas City, Missouri.

Con la próxima conmemoración del 100 aniversario del final de la Primera Guerra Mundial, el 11 de noviembre de 1918, nosotros en los Estados Unidos, particularmente en las regiones de Kansas y Missouri, reflexionamos sobre el servicio militar de Harry S. Truman durante esa época. Truman -quien llegó a ser nuestro presidente número 33 el 12 de abril de 1945, tras la muerte de Franklin D. Roosevelt- fue el único presidente estadounidense que vio servicio activo durante la Gran Guerra. En ese tiempo, Truman fue también el único presidente en servir en una guerra que comprendiera globalmente a muchos países.

Truman, aparentemente, soñaba a menudo en ingresar a la Academia Militar de West Point y llegar a ser un general, pero no fue aceptado debido a su pobre vista. Sin embargo, Truman encontró una salida a sus intereses militares al enlistarse, en 1905, en la Batería B de la Unidad de Artillería de la Guardia Nacional de Missouri y sirvió hasta 1911 –si bien sólo después de memorizar la gráfica para los ojos para que no fuera descalificado. Cuando los Estados Unidos entraron a la Primera Guerra Mundial en 1917, Truman se reunió a la Batería B. Gracias a sus exitosos esfuerzos de reclutamiento, Truman fue elegido teniente primero por sus compañeros. Cuando su regimiento fue federalizado como el 129° de Artillería de Campo –parte de la Fuerza Expedicionaria Estadounidense- en 1918, él fue promovido a capitán, llegando a ser comandante de la Batería D, 129° de Artillería de Campo, 60ª Brigada de Artillería, 35ª División de Infantería. Fue en esta capacidad que Truman afinó sus habilidades de liderazgo. Al principio, Truman era impopular entre los miembros de la Batería D, conocida por sus problemas de indisciplina, debido a sus esfuerzos para restaurar el orden. Al pedirle cuentas a sus cabos y sargentos, Truman les aseguró que los apoyaría si tenían éxito, y les juró que los degradaría si no lo hacían. Finalmente no sólo logró imponer el orden en su batería, pero el respeto de sus soldados.

El 26 de septiembre de 1918, la unidad de Truman se unió a una andanada masiva, durante la apertura de la ofensiva de Mosa-Argonne, parte de la ofensiva final aliada de la Primera Guerra Mundial. Peleada desde el 26 de septiembre al 11 de noviembre de 1918, es conocida como la mayor batalla estadounidense de la Gran Guerra y uno de los combates que contribuyó a finalizar la contienda. Más de 26 mil soldados estadounidenses cayeron en combate durante la campaña.

Truman, desobedeciendo órdenes de no trabar combate con las unidades germanas instaladas frente a una unidad de artillería vecina, espero hasta que los germanos estuvieran lejos de sus cañones y dentro de su alcance para ordenar a

Tarjeta de Identidad del capitán Harry S. Truman Disponible en: https://www.nps.gov/articles/harry-s-truman-and-the-influences-of-his-service-in-world-war-i.htm

sus hombres abrir fuego. El ataque destruyó la batería enemiga y contribuyó a salvar las vidas de los soldados de la 28ª División quienes estaban instalados enfrente de la batería de artillería germana, pero Truman fue castigado por desobedecer órdenes directas y amenazado con una corte marcial. La corte marcial nunca se materializó y él nunca fue castigado.

El servicio de Truman en el Ejército estadounidense probó ser una experiencia transformadora, pues desarrolló las cualidades de liderazgo que subsecuentemente lo impulsaron a una carrera política en Missouri y, por último, a la Casa Blanca. Es dentro del contexto del servicio activo de Truman en la Primera Guerra Mundial que podemos entender la difícil decisión que tomó como presidente en la Segunda Guerra Mundial: arrojar la bomba atómica sobre el Japón.

Como D.M. Giangreco, miembro del Colegio de Comando y Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos, remarcó el 17 de abril de 2002 durante su discurso “El soldado de Independence: Harry S. Truman y la Gran Guerra”, con motivo de la 69ª Reunión Anual de la Sociedad para la Historia Militar, “el hombre que después ordenó la invasión del Japón a pesar de las estimaciones de bajas masivas sabía exactamente lo que pedía de nuestros soldados, marinos e infantes de Marina, y entendía a un nivel que la mayoría de los estadounidenses encontrarían insondable. Truman entendía como únicamente alguien que había vivido y peleado por seis días en un ¨cementerio de muertos no enterrados¨ lo podría hacer”1.

Al mismo tiempo, es dentro de este contexto que podemos comprender el profundo compromiso de Truman con la seguridad y paz globales a través del establecimiento de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), enfilado en salvaguardar la democracia, la libertad individual, el imperio de la ley, y la resolución pacífica de controversias. El rol de Truman en la creación de las Naciones Unidas, el cual busca fomentar esos objetivos dignos a través de esfuerzos internacionales colaborativos para superar los problemas culturales, económicos, humanitarios y sociales al mismo tiempo que promociona y anima el respeto por los derechos humanos, refleja más su dedicación a la paz global, la libertad individual, y la prosperidad económica.

1 Esto hace referencia a la ofensiva del Mosa-Argonne durante la cual George S. Patton fue

herido y la 35ª División de la Guardia Nacional de Truman perdió casi 7,300 hombres durante un período de seis días.

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El Cambio en el Mapa Europeo

AURORA TERÁN FUENTES Doctora en Historia.

Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 011.

La Primera Guerra Mundial en su tiempo fue conocida como la “Gran Guerra”, por el nivel de destrucción y el elevado número de víctimas civiles no visto en otras contiendas, lo vivido en aquel tiempo no tuvo precedentes, fue traumático.

Así se inauguró el siglo XX, con una serie de conflictos y crisis, como la de los Balcanes, que escaló hasta un enfrentamiento de orden mundial, y quebró la ilusión de un tiempo de paz, progreso y felicidad social al que se llegaría gracias a los avances de la ciencia y tecnología.

La Primera Guerra Mundial duró cuatro años, de 1914 a 1918, y su correspondiente tratado de paz se celebró en 1919, de tal modo que en noviembre del 2018 se cumple el primer centenario del término de este gran conflicto armado; acontecimiento histórico que no se agota en su estudio y análisis. En este espacio abordaré dicho evento desde la perspectiva de la geografía y la geopolítica.

Una de las consecuencias de la “Gran Guerra” fue la modificación del mapa europeo: la reconfiguración de la geografía del este y la desaparición de los imperios centrales, así como la creación de los estados tapón para contener el avance del comunismo; lo anterior significó un cambio en el tradicional equilibrio de poder europeo, y el fortalecimiento de otras potencias como EEUU y Japón.

Sin embargo, primero me gustaría comenzar por los Balcanes y su simbolismo, porque esta región marca el ciclo histórico y el ritmo del siglo XX en Europa e impactó en todo el mundo, es decir, dicho siglo se inauguró con la crisis de los Balcanes y culminó con las llamadas Guerras Yugoslavas (de 1991 a 2001), Yugoslavia fue un país creado después de la Primera Guerra Mundial y desintegrado en seis repúblicas al finalizar la Guerra Fría, es otras palabras, nuevamente se dio una crisis en la misma región en el ocaso del siglo XX.

Históricamente la península de los Balcanes ha sido y es una zona de choque cultural, de frontera del occidente con el oriente, de línea divisoria y vecindad entre el cristianismo y el islam, de límite entre el capitalismo y el comunismo, de separación y acercamiento con las culturas extrañas desde la mirada occidental, es una región de sincretismo. Actualmente se ubican en la península los siguientes países: Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Eslovenia, Croacia, Grecia, República de Macedonia, Rumania, Montenegro, Kosovo, Serbia, y parte de Turquía. Un acontecimiento concreto de 1914, me refiero a los asesinatos del heredero al trono austro-húngaro, el archiduque Francisco Fernando y su esposa la duquesa Sofía, en una visita y recorrido por Sarajevo, Bosnia; esto es, en los Balcanes, marcó el inicio de la Primera Guerra Mundial.

El centro y oriente de Europa, espacio geográfico en donde se localizaban tres grandes imperios, con la Gran Guerra también significó el declive de los mismos y su colapso al término del conflicto, el imperio austro-húngaro se desintegró y se constituyeron un conjunto de países comenzando por Austria y Hungría, además de Checoslovaquia y Yugoslavia, algunos de sus territorios fueron anexados a Italia, Polonia, Rumania y Ucrania. Para Alemania, su imperio también concluyó con el fin de la guerra, perdiendo una gran cantidad de territorio a favor de otros países o para la creación de algunos, como parte de las disposiciones del tratado de paz. Igualmente el imperio otomano cayó en crisis y desapareció hasta 1922, quedó reducido a lo que actualmente es Turquía. Los tres imperios, junto con el reino de Bulgaria conformaron el bloque enfrentado a la Triple Entende, constituido por Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso, a la que se sumaron el Imperio de Japón, Italia y los Estados Unidos.

Sin embargo, el imperio ruso también entró en crisis, en 1917 inició su revolución, por lo que se tuvo que retirar de la guerra y firmar un acuerdo de paz en condiciones de desventaja con Alemania. Su movimiento revolucionario significó un problema para las potencias occidentales (Francia, Reino Unido y Estados Unidos), porque, no sólo cayó el imperio zarista, sino que se impuso una dictadura del proletariado, en otra palabras, los comunistas tomaron el poder.

Al culminar la Primera Guerra Mundial y con la Conferencia de Paz de París en 1919, el mapa de la Europa central y oriental quedó modificado; no solamente colapsaron los imperios centrales (bloque perdedor de la guerra), sino se reconfiguraron las fronteras, asimismo se establecieron los estados tapón (constituidos con territorios de los imperios centrales) como Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia, con el objetivo de frenar el avance del comunismo, aunque el triunfo de la Revolución Rusa representó un cambio en el equilibrio político de Europa y Asia en particular, y de todo el mundo en general, cuestión evidente a partir de la Segunda Guerra Mundial.

En la Conferencia de Paz, básicamente se trataron dos asuntos: la firma de tratados con los vencidos (el de Versalles con Alemania, el de Saint Germain con Austria, el de Trianón con Hungría, el de Neully con Bulgaria y el de Sèvres con Turquía), y el asunto soviético; ambas cuestiones significaron modificaciones territoriales e implicaciones geopolíticas hacia un nuevo orden mundial.

Créditos fotos: Arriba: Póster de las potencias centrales.

Disponible en: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:CentralPowersPoster2.jpg Al centro: Mapa de Europa, 1914.

Fuente: Mundo gráfico, 12 de agosto de 1914, No. 146, p. 25.

Disponible en: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mapa_de_Europa_en_1914.png

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Kemal Atatürk: Liderazgo for jado en el crisol de la

Gran Guerra

HÉCTOR ALFREDO DE VELASCO DÁVILA Universidad Alameda

Dos acontecimientos históricos sirven de prolegómeno a este artículo: el 21 de mayo de 1453, un martes infausto para el Imperio bizantino, la civilización que preservó “sin adulterar el saber y la literatura de la antigua Grecia” (Steven Runciman dixit), los jenízaros, el cuerpo de élite del sultán Mahomet II, tiñen de sangre las calle de la ciudad de Constantino y convierte a la basílica de Santa Sofía en la mezquita más famosa del Imperio otomano, el cual a partir de ese momento adquirió enorme vigor y, bajo la cimitarra de Solimán el Magnífico, se constituyó en una amenaza latente para la Cristiandad, la cual en Malta (1565), Lepanto (1571) y Viena (1683), logró victorias decisivas que evitaron, como lo hiciera en Poitiers Charles Martel, que el turco fuera la lingua franca de Europa.

A inicios de la Primera Guerra Mundial, el Imperio turco fue definido como “el hombre enfermo de Europa”, expresión que denotaba su decadencia, misma que se aceleró cuando Turquía, en alianza con Austria-Hungría y Alemania, se enfrentó a la Entente Cordial integrada por Francia, Inglaterra, y Rusia, desencadenando la Gran Guerra y, en palabras de Blasco Ibáñez, “el galope de los cuatro jinetes del Apocalipsis”.

La educación para algunos autores es la transmisión de conocimientos, valores, y actitudes. Para otros, como Nietzsche, es liberación. En el caso de Mustafá Kemal Atatürk podría equipararse a destino, pues cuando su padre lo inscribió en la escuela lo pone en contacto con la cultura occidental, especialmente la francesa, de la cual además del idioma abrevaría en la filosofía de la Ilustración que le permitiría en un futuro seguir la senda de Benito Juárez y de la República francesa y triunfar en donde Otto von Bismarck fracasó con su Kulturkampf en Alemania: separar a la Iglesia del Estado.

Si se aplican los principios de los motivos y tendencia que describen las características de los líderes, entonces es posible afirmar que la complejidad cognitiva tuvo un gran impacto en nuestro personaje al determinar el tipo de decisiones, la evaluación del riesgo, y el procesamiento adecuado de la información. Esto lo demostró en abril de 1915, en Gallipoli, al seleccionar el tipo de defensa que le permitiría derrotar a la ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps) después del desembarco que llevaron a cabo los aliados.

Mustafá Kemal Atatürk con su Estado Mayor durante la batalla de Galípoli, primavera de 1915 Disponible en: https://www.yenisafak.com/en/photo-gallery/news/turkish-armed-forces-release-photos-of-battle-of-gallipol i-popup-2022553?p=1

A lo anterior, se agrega el carisma y la valentía al ordenar al soldado otomano promedio –Mehmetcik- “que no sólo ataque pero que muera por él” y, sobre todo, al obligar a un grupo de soldados británicos, a quienes en Damasco enfrentó empuñando una pistola-ametralladora.

El 11 de noviembre de 1918 se escucharon en el campo de batalla las lúgubres notas de los clarines y, de manera simultánea, los vítores de los vencedores y el llanto y la rabia de quienes, parodiando al caudillo galo Breno, merecían sólo las palabras de falsa conmiseración con el “¡Ay de los vencidos!”.

Surgido de la carroña del Imperio otomano: Mustafá Kemal encarnó la resistencia y el viejo espíritu de los hunos, ancestros de los turcos, al luchar contra la invasión griega, apoyada por los aliados. Cuando después de vencer a los griegos y signar en el Tratado de Lausana, en 1923, Mustafá Kemal, a pesar de su viudez y posterior matrimonio, demostró que en realidad “está casado con Turquía”.

Mustafá Kemal logró, en 1932, la unificación del pueblo turco y en 1936, luego del tratado de Montreaux, logró la soberanía sobre el estrecho de los Dardanelos. Previamente en 1934, en Atenas, Rumania, Grecia, Yugoeslavia y Turquía concretaron un acuerdo que le valió ser propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Si la propaganda nazi equiparó a Hitler con Alemania (Die Partei ist Hitler! Hitler aber ist Deutschland wie Deutschland Hitler ist!), entonces Kemal Atatürk encarnó a Turquía. Finalmente, Atatürk murió el 10 de noviembre de 1938 en la nueva capital que él designó: Ankara. La causa de su deceso fue una cirrosis hepática. A partir de 1953 sus restos descansan en el mausoleo construido para tal efecto.

Grandes líderes que, en las décadas de 1920, 1930, y 1940, forjaron con sus acciones y decisiones las tinieblas de una época: Der Österreicher Grefreiter como llamó Paul von Hindenburg a Adolf Hitler; el padrecito Iósif Stalin; Vladimir Illich Lenin; León Trotsky, entre otros, verían como uno de ellos a alguien de quien sus biógrafos afirman que “nació otomano y murió turco”, cuya férrea disciplina, formación pro-occidental y valor inaudito contribuyeron a preservar la unidad de una nación vencida, lograr su independencia de la hegemonía griega, y crear una nación laica a través de la abolición del sultanato y el califato: Mustafá Kemal Atatürk.