CUERPO Y SEXUALIDAD La Jornada Aguascalientes / Aguascalientes, México. AGOSTO 2016 / Año 7 No. 123
Pospornografía y ecosexualidad: propuestas contestatarias a la industria sexual Walkiria Torres Soto
E
n esta ocasión me propongo hacer una descripción de dos movimientos que cuestionan la industria de la pornografía dado que sus productos presentan una sexualidad estereotipada que se difunde como hegemónica, a la vez que, dichos movimientos, cuestionan la cosificación del cuerpo y reivindican la libertad, la diversidad y la plasticidad de la sexualidad humana. Sin pretender agotar las inquietudes antes mencionadas, busco dar un descripción general de cómo han emergido la pospornografía y la ecosexualidad en el arte contemporáneo y en el activismo ambientalista como propuestas radicales en contra del control y regulación de los cuerpos en relación con la vida sexual. La pospornografía surge en 1988 por Annie Sprinkle con la pieza Post porn modernist que consistía en permitir a los asistentes acercarse a mirar el interior de la vagina de la artista con la ayuda de un espéculo. A partir de ese momento, el término se popularizó hasta convertirse en una propuesta artística que a través del performance y el exhibicionismo pone de manifiesto como el imaginario, los códigos, usos y costumbres en torno al sexo están subscritos de tal manera que logran privilegiar algunas de las formas en que se puede desarrollar nuestra vida sexual en detrimento de otras prácticas. El posporno señala que la sexualidad no es algo que debe esconderse sino exhibirse en plenitud con cuerpos reales y no la estilización artificial de la industria pornográfica; asimismo, critican desde una perspectiva feminista la forma en que son presentadas las mujeres, debido a que se convierten en objetos–cosas, mas no como sujetos autónomos ni con una erótica propia; pero, también pone en duda la configuración binaria en la que se encajona las preferencias sexuales: heterosexual/ homosexual/bisexual, pasivo/activo; categorías que son insuficiente para explicar la variabilidad del deseo sexual que no puede categorizarse. El libro Ursina posporno de Laura Milano se explica lo anterior de la siguiente forma: Basta con ver una película porno para encontrar aquellos recursos que una y otra vez se repiten en todas las otras películas del género: el sexo es penetración, eyaculación, orgasmo. Siempre el mismo relato con el mismo ‹happy ending›. Esta fórmula responde a la concepción de la sexualidad heteronormativa (donde lo ´normal´ es lo hetero) y coitocentrada (donde el sexo es el coi-
Por lo que la pospornografía se presenta como una propuesta que va en contra de la restricción de la vida sexual, cuestionando los relatos convencionales que no sólo se ven en la pornografía sino en la publicidad, en el cine y en el imaginario social. Ante ello, estas artistas consideran que el antídoto no consiste en la censura del sexo sino en accionar representaciones alternativas y nuevos imaginarios de la sexualidad. Por otra parte, el movimiento ambientalista denominado ecosexulidad tiene un enfoque que está más centrado en generar una erótica en y con la naturaleza. Es decir, tener relaciones sexuales, no forzosamente genitales sino involucrar todos los sentidos y experimentar sensualmente con el entorno natural. De este nexo erótico se deriva un compromiso con las preocupaciones ecológicas, pues según esta perspectiva “hacer el amor al planeta” conlleva una conexión sensorial, mental y espiritual que deriva en un cuidado al medio ambiente. Fuck for forest es una organización representativa de esta clase de agrupaciones, surgió aproximadamente en el año 2003 en Noruega y fue fundada por Leona Johansson y Tommy Hol Ellingsen, el colectivo cobró notoriedad cuando dos de sus integrantes tuvieron relaciones sexuales en un concierto en el que tocaba la banda The Cumshots. A partir de ahí, Fuck for forest comenzó a recaudar dinero para rescatar y proteger las selvas de los daños ambientales, pero la forma de conseguirlo no es nada ortodoxa, debido a que éste se consigue a través de una página web1 que pone a la venta material pornográfico realizado en escenarios naturales. Otras protagonistas del ecosexualismo son Sprinkle y su compañera Eliza-
beth Stephens quienes nos invitan a percibir a la tierra como nuestra amante. Además de que Sprinkle transitó del posporno a una exploración de la vida y el amor como arte; en su trabajo Love Art Laboratory2 deja de lado la transgresión para exhibir una sexualidad amorosa, en conexión con la naturaleza y de forma más cotidiana e íntima. Por lo que la ecosexualdiad se presenta como un activismo que reivindica nuevas experiencias eróticas, inspiradas en un retorno a la naturaleza y su cuidado. El posporno y la ecosexualidad son propuestas que desde el arte y el activismo, demuestran que las convenciones con respecto al ejercicio de la sexualidad quedan cortas en relación con la plasticidad humana. La industria sexual evidenció que el sexo es más que procreación, sin embargo, es restrictiva en cuanto presenta una versión que convierte a las personas en objetos, no tienen rostros y son artificiales, es limitativa debido a que es sólo genital, la finalidad es el coito y la eyaculación. Además de toda la ilegalidad que muchas veces hay detrás del comercio de la pornografía, por lo que las críticas a esta industria requieren un análisis más profundo. El sexo vende y vende bien, los movimientos críticos de la pornografía traen aires frescos, cuestionan, revitalizan las formas de entender y experimentar nuestra sexualidad y están exentos de la trata de personas y la explotación infantil. En el caso del posporno vemos el exhibicionismo, el morbo y el sarcasmo como ingredientes incómodos ante la narrativa de la industria sexual y el imaginario social más convencional. El ecosexualismo justifica el lucro al ser una buena causa (invertir lo recaudado al cuidado ambiental) y sostiene la necesidad de una conexión erótica y espiritual con la naturaleza. Ambos pueden ser un campo fértil para oportunistas, la fama y la ganancia económica; ser una moda y una respuesta pasajera a la falta de sentido. No obstante, plantean nuevos senderos de nuestra vida sexual y nos invitan a hacer una revisión crítica de nuestras ideas y práctica en torno a la sexualidad.
1
2
to y los genitales son la única zona erógena del cuerpo). Frente a esto, la pospornografía propone una completa deconstrucción de género: las dicotomías de masculinidad/femineidad, varón/mujer, penetrador/penetrado, activo/pasivo son asumidas como construcciones o tecnologías; es decir como posibilidades y no como esencias.
Cfr. http://www.fuckforforest.com/
Cfr. http://www.loveartlab.org
CONTENIDO:
Pospornografía y ecosexualidad: propuestas contestatarias a la industria sexual. WALKIRIA TORRES SOTO Artivismo radical, la poética de la acción disidente. LUCÍA CAROLINA MUÑIZ LEAL El arte de Ana Mendieta: del cuerpo como ejercicio político ritual. I. MANUEL GALAVIZ
• PÉNDULO21 / 1 / AGOSTO2016 •