CRÍTICA / LA MATERNIDAD La Jornada Aguascalientes / Aguascalientes, México. MAYO 2017 / Año 8 No. 131
La reivindicación de la maternidad política, asignatura del feminismo Mabel Guadalupe Haro Peralta1
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l feminismo tiene distintas escuelas de pensamiento que han nutrido su campo de análisis a lo largo del tiempo, permitiéndonos conocer la diversidad de identidades sociales que las mujeres construimos desde nuestra individualidad y experiencia en el mundo. La escuela feminista de la diferencia, por ejemplo, desde hace varias décadas ha trabajado por visibilizar los discursos del “ser mujer” anunciando que al mundo le hace falta que le devuelvan el patrimonio cultural, político y social de las mujeres.1 En este sentido la maternidad es uno de los discursos que han sido contados desde experiencias ajenas a las propias mujeres, sobre todo, elaborados desde la subjetividad masculina de escritores, pensadores y científicos. Por citar un ejemplo, la maternidad fue para Platón referente inmediato en su tratado sobre el concepto filosófico χώρα – khōra- definiéndolo como ese lugar donde el filósofo se vuelve fecundo y da a luz a las ideas, haciendo referencia sin duda al vientre materno. Para Platón, el filósofo da a luz a las ideas, a lo imperecedero, mientras que las mujeres dan a luz a seres mortales. Otras referencias a las madres aparecen en la literatura clásica en la tragedia de Eurípides, Medea (431 a. C.); en la tragedia de Sófocles, Edipo Rey (430 a.C.) y el personaje de Yocasta, madre de Edipo; la famosa hechicera Hécate en Argonáuticas (III a.C.), entre otras. En estas obras la maternidad se presenta como un estado cercano a la psicosis, a la locura, a la sumisión, ya sea ante el esposo, el hijo o el Estado. A partir de la Edad Media comenzaron a elaborarse obras literarias basadas en la supuesta inferioridad de las mujeres. Dichas obras provenían, sobre todo, de las cúpulas religiosas: San Agustín, Santo Tomás de Aquino, quienes escribieron sobre las atrocidades del cuerpo de las mujeres durante la menstruación, las relaciones sexuales y la maternidad fuera del matrimonio. Ensalzaron el comportamiento y las características de la “buena mujer”, definida por su obediencia, pureza y sumisión al esposo. El proceso mayor de devaluación y adjudicación simbólica de los cuerpos y los 1 Doctorada en Estudios de Género por la Universidad de Sevilla. Presidenta de la Asociación Iberoamericana para el Desarrollo de la Igualdad de Género. Contacto: aidige10@gmail.com
saberes de las mujeres que comenzó en Europa se extendió a América y llegó a nuestro país en el siglo XV. A la par del boom misógino, las mujeres comenzaron a tomar poco a poco la palabra y a posicionarse en contra de la discriminación de nuestro género a través de la literatura. Es así que surge el movimiento literario “querelles de donnes” o querella de las mujeres en Europa con autoras como Christine de Pizan, Hildegarda von Bingen, Santa Teresa de Jesús entre otras, y en Latinoamérica, el caso emblemático de Sor Juana Inés de la Cruz. Estas autoras se mostraron en desacuerdo con el pensamiento que las subordinaba y realizaron una escritura disidente que reivindicaba el lugar de las mujeres en la religión, las artes, la política y la ciencia. Christine de Pizan por ejemplo, habló de una ciudad conformada por las leyes de las mujeres en Citté des dammes (1405), un lugar donde las mujeres se pudieran sentir protegidas y amadas. Por su parte la abadesa alemana Hildegarda von Bingen, incrédula ante las afirmaciones de la ciencia de su época que definía al cuerpo de las mujeres como potencialmente peligroso y presa de su propia biología, realizó tratados médicos sobre la maternidad en la Edad Media. Teresa de Jesús por su parte, se opuso a la extrema disciplina para las mujeres en los conventos en España fundado el suyo propio, lugar desde donde elaboró una escritura que reivindicó el cuerpo de las mujeres: Las Moradas del Castillo Interior (1577). Julia Kristeva menciona en El lenguaje ese desconocido (1988) que el derecho de las mujeres a tomar la palabra y dar lugar a una realidad alternativa a lo narrado por voces ajenas, es un acto revolucionario. Es devolver a la humanidad un patrimonio que fue escindido del pensamiento: “es derecho de la humanidad a conocer lo innombrado, lo inexistente”. Por su parte Luisa Muraro, en su obra L’ordine simbolico della madre (Roma, 1991), afirma que es necesario dotar de autoridad a la figura materna, tantas veces tergiversada y olvidada por la historia: “potenciar las relaciones matrilineales reconociendo en la madre esa fuente primaria de poder que trasciende y está por encima de las instituciones política o económicas.” En Nacemos mujer: la maternidad como experiencia e institución (1997), Adrianne Rich afirma que ante la histórica institucionalización patriarcal
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de la maternidad y los cuerpos de las mujeres queda a nosotras ejercer una maternidad política, misma que hunde sus orígenes precisamente en las querellas de las mujeres de la historia y del presente. Una maternidad que debe vivirse en términos propios, dotada de autoridad política y de derechos fundamentales, libre de la autoridad masculina, colocada en el lugar político que le corresponde que es en la conformación misma del Estado. La finalidad es devolver a las mujeres la autoridad sobre sus propios cuerpos, sobre sus destinos y la forma en que deciden o no convertirse en madres. Sobre todo comenzar a otorgar a las mujeres la posibilidad de vivir la maternidad no como una limitante en su desarrollo humano si no como fuerza de empuje que influye en los cambios civilizatorios.
CONTENIDO: La reivindicación de la maternidad política, asignatura del feminismo. MABEL GUADALUPE HARO PERALTA Conceptuación de la maternidad en los trabajos de Silvia Tubert (fragmento). ISABEL MARTÍNEZ ¿Quién define la maternidad? ANA KARINA GUTIÉRREZ REYES Fabulácteas JANETH MARTÍNEZ SALAZAR Controversias sobre la maternidad JUANA YOLANDA RODRÍGUEZ RUBIO