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CRÍTICA / 25 AÑOS DE LA LICENCIATURA EN FILOSOFÍA La Jornada Aguascalientes / Aguascalientes, México. NOVIEMBRE 2017 / Año 8 No. 137

¿Qué hace un filósofo en Aguascalientes o en cualquier parte del mundo?

25 años de la Licenciatura en Filosofía en la UAA1

Enrique Luján Salazar2 De manera afectuosa a quienes fueron, son y serán mis estudiantes y de manera respetuosa a quienes fueron, son y serán mis colegas.

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ifícilmente alguien quiere levantarse cada día y volver a cargar el mundo para llevarlo a la cima y así todos los días de su existencia, tal cual fue la tarea de Sísifo. La reflexión filosófica es parecida a este esfuerzo constante por asombrarse tanto ante lo cotidiano que nos rodea como a lo inusual y fantástico de algunas experiencias.

Preguntarse por los modos de estar y convivir del ser humano, cuestionarse por su relación con los otros seres del mundo, inquirir sobre la naturaleza de los más abstrusos pensamientos y hacerlo de manera libre, crítica y con el coraje de la verdad es lo que caracteriza la reflexión filosófica. La filosofía requiere del talento humano, de la cortesía, de la apertura racional al otro, de la necesidad de colaborar a la resolución de los problemas sociales y a la transformación del entorno vital.

Hace 25 años se ofreció por vez primera la Licenciatura en Filosofía en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Habiéndose aprobado el plan de estudios correspondiente con su justificación social y profesional y una orientación histórica y disciplinar. Nuestro estado contó con otra opción de formación humanista tan necesaria, no sólo por sus aportes mismos, sino por la falta de contar con profesionistas y pensadores que enriquecieran nuestra sociedad, más allá del desarrollo económico y político, con profesores especializados en esta área del saber, con investigadores sobre temas escaza o nulamente tratados y con profesionistas que participaran en algunas áreas de la cultura y el saber que demandaba ese momento. Ahora, los retos siguen en pie y se han ido complejizado. Nuestra ciudad y nuestro estado han ido apostando más a resolver factores de sobrevivencia, a la administración de los escasos recursos públicos y a proporcionar entretenimiento y diversión a los ciudadanos más que al fortalecimiento de la cultura, a promover la educación de calidad y a la construcción de espacios para la formación integral de los hidrocálidos.

1 Programa educativo del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Aguascalientes adscrito al Departamento de Filosofía.

2 Profesor investigador del Departamento de Filosofía del Centro de Ciencias Sociales de la UAA. Dirección electrónica: enrique.lujan@edu.uaa.mx.

La formación de un filósofo es muy difícil, ya lo había señalado Aristóteles, Kant y muchos otros pensadores: no se puede enseñar filosofía, lo que se puede enseñar es a pensar, a ser riguroso con los propios resultados, a evitar los pensamientos falaces, pero el filósofo se constituye libre y esforzadamente desde sí mismo; la filosofía deberá reelaborarla y confeccionarla cada quien de acuerdo a su sensibilidad, sus preguntas e intereses.

Elegir como opción profesional dedicarse a la filosofía puede ser un riesgo que no siempre se quiere correr. Puede ser difícil decidirse y hasta intimidatorio optar por una carrera a la que se le han puesto estereotipos, a la que se le ponen muchas objeciones de diferente índole, una profesión que requiere de capacidades específicas y de una actitud que va a contracorriente del vértigo y banalidad de la vida actual. Cuando se requiere de una sensibilidad existencial, de una capacidad argumentativa, de un gusto por la lectura y la buena escritura, cuando se postula el espíritu inquisitivo, un cierto ánimo de perplejidad, y aproximarse a las preguntas filosóficas de manera ingenua –como si fuera la primera vez que se esbozaran, cuando se requiere del asombro ante los hechos que cualquier persona consideraría obvios o ya establecidos; de alguna manera estamos solicitando aspirantes que tengan este sentido de curiosidad, inconformidad, crítica y, a la vez, de inocencia. Aspirantes extraordinarios, inquietos y comprometidos. La decisión de optar por la filosofía implica una responsabilidad moral que supone no sólo tomar una opción profesional, sino aceptar la orientación que tomará la vida propia y el compromiso amoroso de ser fieles a esta decisión y a esta tarea. Se dice, y con razón, que la filosofía es la más celosa de las mujeres.

Durante estos 25 años, ya se han dado algunos resultados favorables a partir del desempeño del propio del Departamento de Filosofía, así como de sus profesores y egresados: especialización de sus docentes, realización y participación en congresos internacionales, formación de asociaciones civiles, publicaciones relativas a la investigación y difusión de la filosofía, ciclos de conferencias con diversas temáticas, presencia en el espacio público, posgraduados en México y en el extranjero. Sin embargo, la licenciatura sigue enfrentando retos diversos: aquellos que provienen de su ámbito específico y de la necesidad de interrelación con otras disciplinas; aquellos criterios y requisitos que provienen de la

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CONTENIDO:

¿Qué hace un filósofo en Aguascalientes o en cualquier parte del mundo?

25 años de la Licenciatura en Filosofía en la UAA ENRIQUE LUJÁN SALAZAR

25 años de la licenciatura en filosofía: un pretexto para conversar con el maestro Amador Gutiérrez Gallo WALKIRIA TORRES SOTO

Filosofar en la Tercera Ola J. S. CAINIZ

¿Qué importancia tiene la filosofía en la vida cotidiana?

ANA SOFÍA HERNÁNDEZ SERRANO

visión y planeación educativa institucional; aquellos que provienen de la tecnología aplicada a la pedagogía propia de la filosofía, aquellos que provienen de la falta de formación en los niveles educativos previos; aquellos que provienen de las nuevas políticas laborales que han impactado en lo educativo e impedido la convocatoria de nuevas plazas para la renovación de la planta docente –fenómeno que afecta a todas las áreas académicas universitarias– y los que provienen de una sociedad monetarista de consumo que ha pervertido los fines y sentido propios de la existencia humana, así como al excesivo individualismo y la necesidad de alcanzar el éxito

–económico– inmediato con el menor esfuerzo. El pensamiento filosófico –y quienes se dedican a él– puede constituir ese modo de reflexión inteligente que enfrente una civilización que está al borde de la autodestrucción y que ha minado sus cimientos cuando acepta que todo vale por igual y que la estulticia y la insensatez proliferen en los diferentes ámbitos de la vida social.

Debemos reconocer a nuestra universidad y a quienes hicieron posible este proyecto y confiaron en él, a quienes día a día lo han continuado y a quienes lo han apoyado para mejorar su calidad por crear un espacio para el pensamiento libre, riguroso

y crítico que aspira a ofrecer claridad sobre nuestros problemas, que es, en sí mismo, un espacio de formación integral para todos los involucrados – que en última instancia aspira a integrarnos responsablemente desde nuestra particularidad a lo universal – y nos permite enfrentar el vacío de sentido de la vida actual, las injusticias y corrupción que dañan el tejido social y mediante esta formación rechazar los falsos fines del consumismo y de la fama como sustitutos de la condición humana y, sobre todo, por el espacio que nos permite realizar un proyecto de vida que resulta excitante por las posibilidades que se han realizado y por las que vendrán.

25 años de la Licenciatura en Filosofía: un pretexto para conversar con el maestro Amador Gutiérrez Gallo Walkiria Torres Soto

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ste año se cumple el 25 aniversario de la carrera en Filosofía de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), dicha conmemoración fue la excusa que me reunió con el profesor Amador Gutiérrez Gallo para conversar sobre la fundación de la licenciatura y el quehacer filosófico en nuestra ciudad. La finalidad de este texto es recapitular parte de esta entrevista en la que el maestro me compartió parte de sus recuerdos sobre la constitución de la carrera, su percepción sobre las herramientas que deben adquirir los estudiantes y su apreciación sobre los resultados en la formación de filósofos(as) a lo largo de estos años.

La entrevista inició con la pregunta: “¿Cómo nació la carrera de Filosofía en la UAA?” “La carrera de filosofía nace un poco después de la carrera de Letras. Aunque el departamento en un inicio era de Filosofía y Letras. Antes de la conformación de la licenciatura dicho departamento se encargaba de impartir cursos de filosofía a distintas carreras como se hace hasta la fecha.” Al momento que se estaban planeando la apertura de las carreras de Historia, Letras y Filosofía fue invitado como asesor el ingeniero Bernal Sahagún quien señaló que la formación universitaria para las carreras de humanidades debía estar enfocada en “lenguajes y métodos” ya que es imposible poder enseñar todo. El maestro Amador concuerda plenamente con dicha recomendación, porque: “si el enfoque formativo está en estos dos elementos se le da a los alumnos herramientas para generar sus métodos, es decir, que inventen por cuenta propia un camino o rumbo en el que los lenguajes posibiliten que los estudiantes logren el entendimiento de distintos campos y áreas de conocimiento.” En Filosofía hay tantos autores, corrientes y teóricas que es imposible aprenderlas todas, de ahí que sea mejor darles herramientas metodológicas a los jóvenes para que cuando egresen puedan seguir de manera más autónoma su propia formación. “Hubo un plan de estudios que no se implementó, no se aplicó, pero que es significativo porque incluía visitas a empresas y otras escuelas; sesiones de lectura y de discusión.”

Para él, este hecho fue lamentable porque a través del diálogo y el encuentro con la realidad, el filósofo tenía que generar una reflexión que partiera del contexto inmediato, lo que significaba: “que la reflexión

filosófica tuviera una especie de sustento operativo”, sujeto a las actividades y preocupaciones de la vida práctica; por ejemplo, el aprendiz de filósofo tendría que analizar las circunstancias de los trabajadores, los objetivos de las empresas, el papel de los eventos culturales y las festividades populares.

Por otra parte, el profesor manifestó que un problema en la licenciatura es la incorporación de muchachos que no tienen la vocación y que entran a la carrera porque es su segunda opción o incluso es a la única carrera a la que pudieron ingresar, por lo que esto genera deserción, falta de interés, entre otros inconvenientes. Sin embargo, su experiencia como docente del Departamento de Filosofía de la UAA es sumamente positiva. Al cuestionarlo sobre los resultados de la Universidad con respecto a los egresados en la licenciatura en filosofía; Amador Gutiérrez Gallo considera que los alumnos que han concluido sus estudios tienen buenas herramientas; específicamente, las generaciones que fueron contratados para trabajar en la UAA son un acierto y un reflejo de que la carrera está dando frutos.

“Mi opinión es positiva porque proyectos como el concurso de Eticartel muestran a los jóvenes que la ética tiene repercusiones en la vida cotidiana, los muchachos de distintas carreras se involucran en las temáticas planteadas y recrean su postura a través de un cartel. En resumen, los profesores de filosofía formados en la institución han aportado un enfoque más moderno e innovador a la enseñanza de la filosofía.” Ahondado un poco más, le pregunté: ¿Qué falta por hacer para mejorar la formación de los filósofos? A lo que me respondió “que en la carrera se le dé a los muchachos más herramientas para que ellos hagan su propia filosofía: Lenguaje y métodos, insistiría.” Reducir la formación a la memorización de autores, la erudición carente de vitalidad, incentivarlos a que generen un pensamiento auténtico que acompañe su actuar.

Además agregó que desde su convicción la carrera de filosofía debe de ser más influyente en toda la organización de una institución educativa.

“La filosofía no es sólo para aprender ideas de autores sino para que se vivifique en las actividades humanas, cualquiera que sea, pues ésta no es solamente una materia o un conjunto de pensamientos para sacar un título sino que debiera de ser la mís-

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tica de una institución, sería loable que la reflexión de los estudiantes y los filósofos tuviera un impacto mayor en las decisiones y planes institucionales. Es decir, que las autoridades tomaran más en cuenta las ideas filosóficas.” Porque además “si una universidad tiene como ideal o fundamento ser humanista tiene que escuchar más lo que tienen que decir las humanidades, por lo tanto, los filósofos tendrían que aportar –desde su campo de especialización– su opinión fundamentada sobre el rumbo que debe seguir una institución de educación superior pública.”

También le pregunté: ¿Cómo es visto el filósofo fuera de la universidad? “Yo creo que la filosofía sigue siendo una actividad aislada porque cuando tú compartes que eres filósofo hay dos expresiones que muestran que hay un desconocimiento sobre lo que es. En una, hay una especie de decepción porque no saben de qué se trata y la otra, manifiesta asombro, pero sólo porque suponen que la filosofía es pensar mucho, pero no tienen más elementos.”

En ambos casos hay ignorancia. “Yo preferiría, sería deseable, que las personas comprendieran que la filosofía no les es ajena sino al contrario es parte esencial para darle sentido a su existencia.” Buscar vivir bien implica un ejercicio filosófico.

–“Le tengo una última pregunta - que de cierta forma creo que ya me respondió - ¿Vale la pena seguir formando filósofos en Aguascalientes?” A lo que él me expresó: “Rotundamente sí, y no porque yo esté en esta área sino porque en verdad considero que es importante. Es necesario que las sociedades tengan, de alguna manera, alternativas de pensamiento sobre la realidad humana, social, cósmica.

Creo que el papel del filósofo es ver holísticamente, es decir, en forma conjunta la realidad humana”.

Además, agregó que la fundamentación que ofrece el pensamiento filosófico hace posible ahondar en el por qué y para qué de la actividad humana. Dota de sentido a la existencia, pues busca profundizar en cómo se comprende lo humano dentro de su entorno natural, social e incluso espiritual. Así, las empresas privadas e instituciones de gobierno deberían voltear a ver a los egresados de filosofía. Pues, vale la pena revisar cuál es el pensamiento, la reflexión filosófica, que hay detrás de los planes y proyectos gubernamentales y si éstos no lo tienen, hace falta integrarlos, dar una visión que articule qué fin se persigue

y explicar por qué es loable hacerlo. O en el sector privado puede aplicarse algo similar: ¿Qué se pretende ofrecer y para qué? E incluso cualquier persona pueden cuestionarse: ¿De qué forma contribuye lo que yo hago a mi bienestar? ¿Socialmente cuál es la utilidad de mi trabajo?

Así, el profesor concluyó que “en último término, la filosofía consiste en reflexionar constante-

mente”, pero hacerlo siempre al servicio de la existencia personal y en diálogo con nuestro contexto.

Finalmente, agradezco al maestro Amador Gutiérrez Gallo que nos haya compartido sus convicciones con respecto al quehacer filosófico y su enseñanza, pues nos permite continuar la tarea de pensar nuestro oficio y su relevancia social, justo ahora que se cumplan 25 años de la Licenciatura en Filosofía.

Filosofar en la Tercera Ola J. S. Cainiz1

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edicar la vida al estudio de la filosofía transforma radicalmente la experiencia vital; aquellos que hacemos de la reflexión una vocación lo tenemos bastante claro. En un entorno como México, y específicamente Aguascalientes, la sola idea de expresar una opinión contraria al consenso de la mayoría reduce las posibilidades de que alguien, quien sea, aspire a germinar un pensamiento vivo por temor a ser excluido.1 El estigma del filósofo como paria, se da principalmente entre las demás áreas del conocimiento que dicen ofrecer un saber práctico, un medio para asumirse como miembros productivos de la sociedad, haciendo del eslogan “Soy, en la medida que produzco y/o consumo”, el único signo de validación aceptable, sin sospechar que dicha mentalidad ha sido instaurada para evitarnos alzar la vista y denunciar a los verdaderos parásitos de la sociedad: la burocracia, los grandes industriales, y todo aquel oportunista que aprovecha el sistema para ofrecer el servicio de ser un intermediario más en la gran cadena de producción y consumo, mientras el verdadero productor (llámese agricultor, obrero, artesano, o pensador) es relegado al rol de esclavo.

A nuestra condición de seres arrojados al mundo (estado de yecto, en palabras de Heidegger), sin un propósito que nos defina, se le ha buscado a lo largo de la historia una respuesta en la que sistemáticamente se quiere encasillar a todos, como un molde, un propósito colectivo, que valga para cualquiera. Partiendo del análisis realizado por Alvin Toffler, encontramos que este manera de asignar los roles dentro de una sociedad funcionó durante la primera ola (cuando el modelo de producción se basaba en la agricultura), o mejor dicho, se fue instaurando a lo largo de este periodo. La base económica era el trueque, la vida del trabajo y el hogar se encontraban fundidas, generando una suerte de “prosumidores” esto es, que cualquiera trabajaba para sí mismo, produciendo lo que consumía. Así pues, al llegar la modernidad, con el cambio de paradigma de la segunda ola (la producción en serie de la revolución industrial), fue más sencillo condicionar la conciencia de las personas, hacernos creer que funcionamos como piezas de relojería, descartando a los engranes defectuosos que no encajaban en el nuevo modelo, basado en la especialización del trabajo, ya que de esta manera era más fácil que las personas asimilaran el rol de productores o consumidores, restándole valor a toda actividad no remunerada, como el trabajo en 1 El blog de Cainiz: nieblaentubo.blogspot.com

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el hogar, o cualquier actividad realizada fuera del periodo de trabajo económicamente productivo.

Actualmente vivimos en la era de la información, la tercera ola, en la que cada individuo es capaz de acceder a cualquier conocimiento y expresar una opinión al respecto. Ello ha contribuido a diversificar los distintos puntos de vista, generando una sociedad más plural e incluyente, que sólo podrá evolucionar hasta que se rompa con la mentalidad de la producción en serie y la noción de que somos seres para el consumo. Ese es el verdadero reto.

El trabajo del filósofo dentro de la sociedad debe ser más activo, dejar su zona de confort (el aula y la academia), para salir a la calle; y pasar de esbozar una teoría de la vida, a la confección —mediante el proceso de ensayo y error—, de un pensamiento vivo, tal y como recomendaba Kierkegaard. Para ello el filósofo debe iniciar la búsqueda indagando en su propia existencia, reflexionar su situación particular en el mundo, y como siempre lo ha hecho: no ofrecerá las respuestas, formulará las preguntas.

Si lo pensamos un poco, vivimos un momento en el que cualquier tipo de información se encuentra al alcance de un clic, necesitamos una guía para saber consultar la gran enciclopedia que es internet. Hay quienes toman la iniciativa, y hacen de la información almacenada en la nube una gran herramienta, recuperando el rol de prosumidores que perdimos en la segunda ola, así muchos utilizan internet como el nuevo manual de “hazlo tú mismo”; las instrucciones están a nuestro alcance, sólo se requiere hacer una verdadera búsqueda que implique el desarrollo de nuestra conciencia ante una realidad que aparenta tener límites, o se le ha querido constreñir a lo que puede captar la pantalla de un smartphone, cuando en realidad el uso de nuestro lenguaje es lo que otorga un inmensurable margen a la realidad.

La propia experiencia vital es lo que nos permite conocer y seguir indagando, no la cantidad de dinero que tenemos en el banco, las marcas que vestimos, o los dispositivos en los que supuestamente almacenamos dichas vivencias. La tecnología puede ser un gran aliado, y lo será en la medida que nos preguntemos quiénes somos, y cuál es el propósito que individualmente elegimos abrazar.

No limitemos nuestra experiencia vital a pequeños trozos de información. Soy lo que vivo, no lo que twitteo o posteo en el Facebook, la verdadera forma de comunicarnos es realmente afectando la vida de otros de manera tangible y proactiva.

¿Qué importancia tiene la filosofía en la vida cotidiana?

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Actualmente es estudiante del noveno semestre de la Licenciatura en Filosofía de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Colabora en el proyecto de investigación La influencia de la obra de Marcel Duchamp en el pensamiento de Arthur Danto.

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DISEÑO Genaro Ruiz Flores González

EDITOR Enrique Luján Salazar

La Jornada Aguascalientes PÉNDULO 21 Publicación mensual Noviembre 2017 Año 8, No. 137

sirve la filosofía? ¿Qué importancia tiene la filosofía en la vida cotidiana?

La filosofía sirve para reflexionar a fondo las situaciones o sucesos que ocurren en la vida cotidiana, por ejemplo, en la medicina, una de las ciencias que ha creído durante siglos en la posibilidad de un progreso indefinido, y de acuerdo a sus resultados no podemos pensar de manera distinta, pues las barreras antes infranqueables para otras generaciones, hoy en día son caminos viables para las nuevas generaciones de médicos. Uno de los problemas que se presentan hoy en día en esta rama del conocimiento, es que el humanismo médico ha sido relegado. Lo que hoy importa es la tecnología con la que se trata para combatir una enfermedad, no el enfermo en sí mismo. Sin embargo, hay que aprender de la tecnología, entenderla y admirarla, pero no hay que venderse a ella. Asimismo, hay que escuchar al enfermo y hay que usar tanta ciencia como sea necesaria para comprender lo que le sucede al paciente, no sólo enfocarse en la enfermedad, pues se ha olvidado que lo que más importa en una enfermedad es la persona, no los signos, no los órganos, etc. Así, el problema no es técnico, sino ético, pues debido a la rápida actualización del conocimiento se pierden valores en “virtud” de la tecnología, la persona dejó de ser fin y se convirtió en instrumento. La medicina perdió su esencia cuando olvidó el carácter meramente instrumental de la tecnología e hizo de ella un fin y con esto se deshumanizó a sí misma.

Es aquí en donde entra en juego la filosofía, pues la ética surge como un proyecto razonable para que lo humano reconozca lo humano, especialmente para que los médicos adquieran conciencia de que la relación con sus enfermos es un vínculo ético, y de que la técnica y la ciencia han de estar siempre a favor del paciente y no al revés.

Pienso que tener en cuenta las preguntas ¿por qué? y ¿para qué? nos ayudan a enfrentamos a la vida con una visión más comprensiva y más crítica de la realidad. Preguntarnos, cuestionarnos, no sólo hacer por hacer las cosas, es lo que hace importante a la filosofía hoy en día, pues al parar la velocidad con la que la sociedad te dice que vayas, puedes ver las cosas desde otra perspectiva, notas más cosas, que en muchos casos son importantes, te detienes a encontrar más de un sentido a algo; de alguna manera, lo desarmas para luego analizar cada una de sus partes y luego volver a unirlo, pero éste ya tendrá otro significado, no sólo lo que se ve a simple vista, sino uno más profundo; así, con la filosofía podemos ver las cosas de manera diferente, de una manera más reflexiva y crítica.

Es por lo anterior que la filosofía tiene una gran importancia en la vida, pues nos permite “salir” de ese oscurantismo en el que nos sumergimos al aceptar las cosas de manera acrítica, es decir, al hacer algo sin detenernos a pensar el por qué y el para qué lo hacemos, sin detenernos a reflexionar y analizar las cosas.

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a sociedad de hoy es conocida como la “sociedad de consumo”, en la cual estamos inmersos y cuya influencia se encuentra de manera marcada en todos los sectores de la población. El consumismo impera en todas las generaciones, estamos más propensos a buscar la inmediata satisfacción de todo y darle un valor efímero a las cosas.

El desarrollo y construcción de la actividad social va marcando el proyecto de vida de los ciudadanos, de ahí que, dentro del plano social cada persona debe conocer y saber cuál es su papel dentro de la misma, puesto que la acción humana ha sido absorbida por una ética social del consumo, ya que todo se considera un producto del cual sacamos provecho y que es valioso en tanto que es útil. Entonces, actualmente el conocimiento tiene un uso instantáneo, que se utiliza sólo una vez, por lo que se puede decir que a éste se le considera como una mercancía, ya que puede perder su valor de mercado de una manera rápida al no ser utilizado de forma eficaz; además, debe estarse actualizando de manera constante, pues la costumbre, los marcos cognitivos sólidos y los valores estables se consideran una desventaja, en fin, todo se vuelve rápidamente obsoleto. 1 La sociedad quiere que vayas rápido, pues es demasiado el conocimiento que se busca y tan poco el tiempo que se tiene. Avanzamos, sí, de eso no hay duda, pero pienso que lo hacemos a ciegas, como si estuviéramos corriendo una maratón con una venda en los ojos, sin saber a dónde vamos a parar. Se buscan habilidades que sean valoradas según la utilidad que presten a la sociedad, y ésta es la que establece o condiciona los parámetros de lo que es correcto e incorrecto, útil y no útil y lo que es necesario. Entonces, ¿qué pasa cuando una persona decide estudiar algo que la sociedad no considera productivo? Éste es el caso de la filosofía, la cual, debido a este “visión consumista” en la que vivimos, este pensamiento no es considerado como algo productivo pues se cree que no trae beneficios a la sociedad, pero ¿es esto cierto? Personalmente, y como estudiante de la licenciatura, pienso que no es así.

Desde que elegí estudiar dicha carrera, me han preguntado una y otra vez ¿por qué esa carrera? ¿De qué trabajaré? ¿Ahí, qué se hace?

En la licenciatura en Filosofía se lee, se analiza, se reflexiona acerca de temas tan cotidianos, interrogantes sugestivas que nos hacemos a diario si uno no se aturde en el vaivén de la rutina. Asimismo, se nos enseña a pensar clara y correctamente; sin embargo, hoy en día esto no es suficiente para que se considere a esta disciplina como necesaria; pues la educación es vista como la fuente de la que se puede obtener un máximo rendimiento y desarrollo, los cuales se piensan alcanzar al estudiar carreras que la sociedad considera rentables, pues sólo así se podrá tener un trabajo que pague bien.

A partir de lo anterior, nos preguntamos ¿Para qué

COMITÉ EDITORIAL Ignacio Ruelas Olvera Lucía Carolina Muñiz Leal Cynthia Ramírez Félix Walkiria Torres Soto

Ana Sofía Hernández Serrano1