CRÍTICA / FERIA, FILOSOFÍA Y SATURNINO La Jornada Aguascalientes / Aguascalientes, México. ABRIL 2018 / Año 9 No. 142
¿Qué es
lo que estamos festejando? José de Lira Bautista
Comenzó a llegar gente de otros rumbos, atraída por el constante repique. De Contla venían como en peregrinación. Y aun de más lejos. Quién sabe de dónde, pero llegó un circo, con volantines y sillas voladoras. Músicos. Se acercaban primero como si fueran mirones, y al rato ya se habían avecindado, de manera que hasta hubo serenatas. Y así poco a poco la cosa se convirtió en fiesta. Comala hormigueó de gente, de jolgorio y de ruidos, igual que en los días de la función en que costaba trabajo dar un paso por el pueblo. Juan Rulfo, Pedro Páramo
CONTENIDO: ¿Qué es lo que estamos festejando? JOSÉ DE LIRA BAUTISTA
La fiesta o el griterío IGNACIO RUELAS OLVERA
Excursos (Fragmentos) JORGE ALFONSO CHÁVEZ GALLO
Saturnino Herrán o el incipiente nacionalismo mexicano ENRIQUE LUJÁN SALAZAR
U
na fiesta es la expresión de la alegría que produce un hecho relevante en nuestras vidas: cumpleaños, aniversario, graduación, boda, un acto heroico, inauguración o clausura de una obra, etc. Si bien es cierto que existen infinidad de estos hechos que no son festejados, también es cierto que existen festejos sin hechos importantes que los respalden. Los primeros pueden ser frustrantes en muchos sentidos, pues ¡cuántas veces nos ha ocurrido que lo que es importante para nosotros, pasa desapercibido para todos los que nos rodean! Aunque también el silencio y la soledad personal pueden ser una forma de celebrar. En el segundo caso, festejar algo sin una razón para hacerlo puede parecer estéril o una mera manifestación del sentido lúdico de nuestra vida o el simple deseo de cambiar, aunque sea por un momento, la rutina cotidiana. Lo que sí parece ser cierto es que un buen número de los festejos que tradicionalmente celebramos en nuestro medio, han perdido el sentido original con el cual surgieron. Hay fechas importantes y costumbres añejas que, si les ponemos atención, resultan incluso extrañas. Me refiero, primero, a las fiestas que la gente celebra. La navidad, el día de las madres y el día de la amistad encabezan los primeros lugares en los festejos tradicionales. En el caso de las fiestas nacionales tenemos la independencia, la revolución, el natalicio de don Benito Juárez, la batalla de Puebla y el día de la Constitución como las más importantes. De las fiestas religiosas, católicas pues, la Semana Santa, la Virgen de Guadalupe y, en el caso de nuestra ciudad, la de la Virgen de la Asunción, son los eventos más relevantes. Entre todas ellas destaca la Feria de San Marcos.
• PÉNDULO21 / 1 / ABRIL2018 •
Casi todas estas festividades tienen por así decir, un objeto de culto: la libertad, la salvación, la victoria, la legalidad, el amor maternal, etc. Sin embargo, en la práctica, esos objetos han pasado a segundo plano o han sido olvidados para centrarse únicamente en el festejo, en donde lo más importante es gozar, divertirse, descansar del trajín cotidiano o simplemente no hacer nada. Esto puede ser aceptable en la medida en que se promueve uno de los atributos del ser humano: la alegría, el descanso. El problema surge cuando trastocamos el sentido de la fiesta y le damos otro significado, cuando la convertimos en mercancía o la politizamos. Así, por ejemplo, la navidad, el día de las madres y el día de la amistad, han pasado a figurar como jauja económica para muchos, aunque mantienen la ventaja de conservar el sentido del festejo al mantener un objeto de culto específico: el amor a la madre, a la pareja. Otras fiestas, como el día de la revolución, el natalicio de don Benito Juárez y la conmemoración de la Constitución, han pasado a ser festejos para el ocio, en el sentido de que su celebración se ha movido al lunes anterior al de la festividad. Aquí parece ser que lo importante no es lo que se festeja, sino el día de asueto que conlleva, el descanso, el cambio en la rutina, lo cual es manifiesto en la movilidad de la fecha. La Semana Santa por su parte, se ha convertido en los días de asueto nacional por excelencia: el motivo del festejo, que es el núcleo de la fe cristiana, simplemente se olvida para dar rienda suelta al ocio y al disfrute de la primavera. En este contexto, la Feria de San Marcos ¿Qué es lo que festeja? Indudablemente posee un enorme potencial para el esparcimiento y la diversión. Recupera, asimismo, un conjunto de tradiciones centenarias dominadas por la comercialización, en el que se promueven igualmente productos de uso material y cultural. Sin embargo, queda la pregunta sobre el objeto del festejo: ¿es sólo una costumbre? ¿es una fiesta religiosa? ¿quiénes ganan con la celebración? ¿cuál es su costo social? ¿no será sólo una recreación como la de la Comala de Juan Rulfo cuando muere Susana San Juan, el amor de Pedro Páramo? En fin, podemos cuestionar e imaginar respuestas. Mientras tanto disfrutemos de la Feria y, sobre todo, de los quince días de vacaciones que trae aparejados.