CRÍTICA/LA DEMOCRACIA Y LAS ELECCIONES La Jornada Aguascalientes / Aguascalientes, México. MAYO 2016 / Año 7 No. 120
Los rostros de la democracia Walkiria Torres Soto
E
n la actualidad la democrática es el sistema asumido por la mayoría de los países del orbe, a ese respecto, tendremos que pensar cuál es el papel de un sistema democrático que presupone la participación de todos en la vida pública. Pues bien, la política, entendida como práctica democrática, sería la apertura de lo incierto en detrimento de cualquier argumento que se postule como verdadero. Ningún sujeto, partido o perspectiva puede adjudicarse la verdad absoluta sino que la verdad asiste a todos. La democracia es el horizonte donde todos estamos facultados para participar, opinar, disentir sobre las ideas o acciones que configuren el porvenir de la vida colectiva. Entonces por qué insistimos en practicar una vida democrática más cercana a la confrontación, al disenso y la discordia con los otros. Para agudizar nuestro análisis sobre la precariedad del ejercicio democrático es necesario esclarecer su sentido y significado; comencemos por distinguir entre la democracia como un ideal de una asociación política y como sistema de gobierno1. Democracia como ideal de una asociación política es el “poder del pueblo”, lo que significa que todos los miembros de la sociedad tienen el poder de decidir y participar directamente sobre los asuntos públicos. Si todos tienen el poder entonces no existe el dominio, ni la exclusión, la democracia tendría que ser la libertad de todos. Por lo tanto, su realización admite grados, es un ideal al que se encaminan los miembros de dicha asociación. En cambio democracia como sistema de gobierno es un conjunto de reglas e instituciones que nos llevan a legitimar un sistema de poder a través de una serie de procedimientos que constan de elecciones, representación 1 Cfr. Villoro, Luis. “Alternativas de la democracia” en El poder y el valor. Fundamentos de una ética política, FCE, México, 2006. (p. 333 - 358)
popular, división de poderes, decisiones por mayoría, etcétera. No es el proyecto de una asociación política sino un sistema que ha olvidado el sueño utópico del poder del pueblo. A su vez, en las sociedades contemporáneas, ante la diversidad de grupos sociales y divergencias de opiniones, será difícil establecer cuál es el mandato del pueblo. En realidad el ejercicio democrático se transforma en un escenario donde los distintos grupos compiten por hacer prevalecer su interpretación del bien general. Así, la democracia se transforma en un procedimiento estandarizado para decidir quién gobernará para el pueblo, su característica esencial es la competencia regulada a través de las elecciones. La democracia como ideal de una asociación política o como sistema atiende a diferentes intereses. Mientras que el primero es conforme al valor porque busca alcanzar la libertad e igualdad de todos los miembros de la asociación; el segundo, se conforma con un argumento pragmático, es un modo de proceder, instituciones y prácticas existentes para regular la competencia entre distintos grupos que pretenden alcanzar o preservar el poder. Sin embargo, si reducimos la democracia a este segundo significado carece de una justificación moral. No existiría diferencia entre un sistema democrático, una dictadura o cualquier otro sistema político. El significado pleno de democracia, como el poder de todos, implica preferir una sociedad que tenga entre sus fines la libertad y busque
eliminar la exclusión. Por lo que, es necesario revisar las deficiencias de nuestra democracia como sistema de gobierno, involucrarse en las instituciones y conocer los mecanismos para la participación ciudadana. Ante la imposibilidad de ejercer una democracia directa dentro del entramo del sistema de gobierno. Es necesario reivindicar la participación comprometida y democrática dentro de los espacios en los que se vive, se trabaja o estudia. Hace falta restituir el tejido social generando comunidades dialógicas. El pueblo está formado por múltiples comunidades, barrios, colonias, municipios, etnias, sindicatos, gremios, organizaciones sociales, etc. donde sí es posible practicar la democracia directa y asistida por el diálogo. La democracia tendría que ser el espacio en el que no se impone la propia voluntad sino el espacio discursivo donde se exponen nuestras razones, se resiste a cualquier imposición y se asume que el otro, el que piensa diferente, no es un competidor a quien se debe derrotar, pues la diversidad enriquece y renueva. Ante el desacuerdo se privilegia la negociación y el consenso. Para devolverle a los ciudadanos la capacidad de participar activamente en las decisiones que afectan sus vidas se requiere de la idealización, del sentido utópico de democracia, pero sobre todo de la praxis, de un cambio de actitud, dejar la indiferencia e involucrarnos en el diálogo con los otros y conformar acciones conjuntas que fortalezcan y mejoren nuestros contextos inmediatos de vida.
CONTENIDO: Los rostros de la democracia. WALKIRIA TORRES SOTO La democracia: Apología de un concepto límite. PÁVEL ERNESTO ZAVALA MEDINA México y los huérfanos de Jezabel. RAQUEL MERCADO SALAS Elecciones 2016 en Aguascalientes y el bochorno de la política. ABELARDO REYES SAHAGÚN
• PÉNDULO21 / 1 / MAYO2016 •