Correo Del Sur No 390

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Número 390 Junio 8, 2014

Federico Álvarez: una infancia republicana

El problema de la derecha con Piketty y el Zeitgeist Homenaje a José Emilio Pacheco Entrevista a Teresa Rodríguez, número dos de la lista de Podemos


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El debate internacional en torno al libro de Thomas Pikkety no pierde brío mientras las ventas en varios idiomas alcanzan cifras sorprendentes, lo cual lo hace un fenómeno mundial sin parangón en nuestros tiempos. Como sea, estamos ante la árida investigación de un especialista cuyo esfuerzo escapa a la bella prosa y se limita a rendir cuentas de su descubrimiento: la sociedad, lejos de resolver sus viejos problemas, sigue atada a una creciente desigualdad que no teme decir su nombre. Contra el autor han desfilado numerosos críticos que desafían los cálculos del libro, pero el interés desborda toda descalificación, aun cuando es lógico que también surjan dudas y diferencias. Con el único propósito de poner al alcance del lector algunos de los comentarios más celebrados en algunos medios y publicaciones analíticas y académicas, le ofrecemos dos artículos que reflejan el despertar del debate. CDS.

Piketty y el Zeitgeist

Dany Rodrik

Ú

ltimamente, donde sea que vaya todos me preguntan lo mismo: ¿qué piensa de Thomas Piketty? En realidad, son dos preguntas en una: ¿qué piensa de Piketty, el libro, y qué piensa de Piketty, el fenómeno? La primera pregunta es mucho más fácil de responder. Quiso la suerte que yo fuera uno de los primeros lectores de la versión en inglés de Capital in the Twenty-First Century[El capital en el siglo XXI]. La editorial que lo publicó, Harvard University Press, me envió las galeradas del libro con la esperanza de que yo escribiera un comentario elogioso para la contratapa. Cosa que hice con agrado, ya que el alcance, la profundidad y la ambición del libro me parecieron impresionantes. Desde luego que ya conocía el trabajo empírico que Piketty y otros colegas (entre ellos Emmanuel Saez y Anthony At-

kinson) hicieron en relación con la distribución del ingreso. Ya antes de la publicación del libro, esta investigación entregó hallazgos sorprendentes sobre el aumento de ingresos de los súper ricos y demostró que en muchas economías avanzadas, la desigualdad alcanzó niveles que no se veían desde principios del siglo XX. Fue un auténtico tour de force. Pero el libro va mucho más allá de ese trabajo empírico, al presentar un fascinante relato de la dinámica de la riqueza en el capitalismo, a modo de advertencia. Piketty nos exhorta a no dejarnos engañar por la aparente estabilidad y prosperidad que experimentaron las economías avanzadas durante unas pocas décadas de la segunda mitad del siglo XX: según su relato, puede ser que las fuerzas dominantes del capitalismo sean fuerzas productoras de desigualdad e inestabilidad. Tal vez más que el argumento en sí, lo que hace de Capital in the Twenty-First

Century una lectura excelente es la sensación de estar viendo a una mente brillante encarar las grandes preguntas de nuestro tiempo. El énfasis de Piketty en la naturaleza política de la distribución del ingreso; el sutil camino de ida y vuelta que recorre entre las leyes generales del capitalismo y el papel de la contingencia; y que esté dispuesto a ofrecer remedios audaces para salvar al capitalismo de sí mismo (aunque para muchos tal vez sean impracticables) son hechos tan refrescantes para un economista cuanto son escasos. Así que me gustaría poder decir que tuve la clarividencia de prever el enorme éxito académico y popular que tendría el libro publicado. Pero lo cierto es que la acogida que recibió me tomó totalmente por sorpresa. Por una sencilla razón: el libro no es nada fácil de leer. Tiene casi 700 páginas (incluidas las notas), y aunque Piketty no le dedica mucho espacio a la teoría formal,

no puede evitar de vez en cuando alguna que otra ecuación o letra griega. Las reseñas del libro hablaron mucho de las referencias de Piketty a Honoré de Balzac y Jane Austen, pero lo cierto es que el lector se encontrará ante todo la prosa seca y acompañada de estadísticas propia de un economista, mientras que las alusiones literarias son pocas y muy espaciadas. La respuesta de la profesión económica no fue uniformemente positiva. El argumento del libro gira en torno de varias identidades contables que relacionan el ahorro, el crecimiento y la rentabilidad del capital con la distribución de la riqueza en las sociedades. Piketty tiene el mérito de darles vida a estas relaciones abstractas poniéndolas en cifras reales cuya evolución sigue a lo largo de la historia, pero son relaciones ya conocidas por los economistas. El pronóstico pesimista de Piketty se basa en una ligera extensión de este mar-

El problema de la J. Bradford DeLong

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ace poco, Kathleen Geier intentó hacer una reseña (publicada en The Baffler, una revista en Internet) de las críticas conservadoras al nuevo libro de Thomas Piketty,Capital in the Twenty-First Century [El capital en el siglo XXI]. Lo que más llama la atención es la pobreza del análisis de la derecha de los argumentos de Piketty. El razonamiento de Piketty es minucioso y complicado, pero hay cinco puntos que se destacan especialmente: 1. La relación entre la riqueza de una sociedad y la renta anual tiende a crecer (o decrecer) hasta un nivel igual a la tasa de ahorro neto dividida por la tasa de crecimiento. 2. El tiempo y el azar llevan inevitablemente a la concentración de la riqueza en manos de un grupo relativamente pequeño, al que denominaremos “los ricos”. 3. Conforme los beneficios inmediatos de la industrialización van siendo cosechados, la tasa de crecimiento de la economía tiende a disminuir; al mismo tiempo, la tasa de ahorro neto aumenta, debido a la reducción de impuestos progresivos, el fin de la destrucción caótica de la primera mitad del siglo XX y la ausencia de motivaciones sociológicas suficientes que lleven a los ricos a gastar sus ingresos o su riqueza en vez de ahorrarlos. 4. Una sociedad donde los ricos poseen un alto grado de influencia económica, política y sociocultural es en muchos aspectos una sociedad indeseable. 5. En una sociedad donde el cociente entre la riqueza y la renta anual es un múltiplo muy grande de la tasa de crecimiento, el control de la riqueza se


CORREO del SUR co contable. Bajo ciertos supuestos razonables (a saber, que los ricos ahorren una cantidad suficiente) la ratio entre la riqueza heredada y la renta de la economía (o los salarios) tenderá a crecer siempre que r, la tasa de rentabilidad promedio del capital, sea superior a g, la tasa de crecimiento de la economía en su conjunto. Piketty afirma que esta ha sido la norma histórica, excepto durante la tumultuosa primera mitad del siglo XX. Si el futuro se presenta así, entonces nos espera una distopía en la que la desigualdad aumentará a niveles nunca antes vistos. Sin embargo, en economía es peligroso extrapolar, y las pruebas que presenta Piketty en apoyo de su tesis distan de ser concluyentes. Como muchos argumentaron, también puede ocurrir que la rentabilidad del capital, r, empiece a disminuir si el stock de capital de la economía llega a ser demasiado grande respecto de la mano de obra y otros recursos, y si la tasa de innovación se desacelera. O, como señalaron otros, cambios en los países emergentes y en desarrollo podrían impulsar una aceleración de la economía global. Las ideas de Piketty merecen ser tomadas en serio, pero no son de ningún modo una ley de hierro. Tal vez la causa del éxito del libro haya que ir a buscarla al Zeitgeist. Si el libro se hubiera publicado hace diez, incluso hace cinco años, justo después de la crisis financiera global, probablemente no hubiera tenido el mismo éxito, aun cuando entonces se hubieran podido reunir argumentos y pruebas similares. Hace ya bastante que en Estados Unidos se viene incubando malestar por el aumento de la desigualdad. Pese a la recuperación de la economía, los ingresos de la clase media están estancados o en disminución. De modo que ahora parece aceptable hablar de la desigualdad en Estados Unidos como el principal problema al que se enfrenta el país. Tal vez esto explique por qué el libro de Piketty concitó más aten-

ción allí que en su país de origen, Francia. Capital in the Twenty-First Century renovó el interés de los economistas en la dinámica de la riqueza y su distribución, un tema que preocupó a economistas clásicos como Adam Smith, David Ricar-

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do y Karl Marx. Llevó al debate público detalles empíricos fundamentales y un marco analítico sencillo pero útil. Cualesquiera sean las razones de su éxito, su aporte a la profesión económica y al discurso público ya es innegable.

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Traducción: Esteban Flamini Read more at http://www.project-syndicate.org/commentary/dani-rodrik-explains-why-capital-in-the-twenty-first-century-has-become-so-successful-in-the-us/ spanish#O15LT7SsqLEZoy2s.99

derecha con Piketty

transmite por vía hereditaria (en lo que Geier denominó heiristocracy [“gobierno de los herederos”]); esa sociedad es incluso más indeseable, en muchos aspectos, que una meritocracia dominada por una élite de emprendedores ricos. Bueno, incluso en esta versión resumida, el razonamiento de Piketty es complejo. Uno esperaría que tal complejidad atrajera un gran número de críticas sustanciales. De hecho, Matt Rognlie atacó el punto (4) con el argumento de que la tasa de rendimiento de la riqueza decrece rápidamente a medida que aumenta el cociente entre riqueza y renta anual, de modo que, paradójicamente, cuanta más riqueza tienen los ricos, menos participan de la renta total, y su influencia económica, política y sociocultural también disminuye. Tyler Cowen, de la Universidad George Mason, haciéndose eco del pensamiento de Friedrich von Hayek, criticó los puntos (4) y (5). Según Cowen, los “ricos ociosos” son un recurso cultural valioso precisamente porque constituyen una aristocracia con tiempo libre. No estar atados a la rueda kármica de tener que producir, ganar dinero y gastarlo en artículos de primera necesidad y de uso cotidiano es precisamente lo que les permite tener una visión a largo plazo o heterodoxa de las cosas y crear, por ejemplo, gran arte. Hubo otros cuyo único “argumento” fue dar por sentado que habrá una nueva revolución industrial que pondrá nuevos beneficios al alcance de todos y que irá acompañada de otra ola de destrucción creativa. De ocurrir tal cosa, permitiría una mayor movilidad ascen-

dente, lo que negaría los puntos (2) y (3). Pero lo más extraordinario en relación con los críticos conservadores del libro de Piketty es lo poco que han desarrollado cualquiera de estos argumentos y lo mucho que se han dedicado en cambio a cuestionar las capacidades analíticas del autor, sus motivaciones e incluso su nacionalidad. Clive Crook, por ejemplo, señala que “las limitaciones de los datos que presenta [Piketty] y la grandiosidad de las conclusiones que extrae (...) roza[n] la esquizofrenia”, dando lugar a conclusiones que “o bien no se sustentan en los datos y análisis [del autor] o bien se contradicen con ellos”. En opinión de Crook, Piketty se dejó llevar por su “terror al aumento de la desigualdad”. Entretanto, James Pethokoukis considera que el trabajo de Piketty se podría resumir en un tuit: “Karl Marx no estaba equivocado, estaba adelantado. Eso es todo. Lo siento, capitalismo. #desigualdadXsiempre”. Y también está la pueril acusación que hace Allan Meltzer de exceso de galicismo: porque resulta que Piketty trabajó con un colega francés, Emmanuel Saez, “en el MIT, donde era profesor Olivier Blanchard [del Fondo Monetario Internacional, que] también es francés. Francia implementó por muchos años políticas de redistribución del ingreso destructivas”. Al combinar todas estas líneas de la crítica conservadora, salta a la vista el verdadero problema de la derecha con el libro de Piketty: que su autor es un extranjero mentalmente inestable y comunista. La vieja táctica de la derecha estadounidense, que destruyó miles de vidas y

carreras en tiempos del maccartismo. Pero decir que determinadas ideas con “antiestadounidenses”, en cualquier sentido que sea, es un epíteto, no un argumento. Ahora, en ciudades estadounidenses de centroizquierda como Berkeley, California, donde vivo y trabajo, el libro de Piketty fue recibido con una aprobación rayana en la reverencia. Quedamos impresionados por la cantidad de trabajo que el autor y sus colegas dedicaron a reunir, combinar y depurar los datos; la inteligencia y la habilidad con que construyó y presentó sus argumentos; y el trabajo denodado de Arthur Goldhammer en la traducción al inglés. Claro que todos tienen un 10 o un 20% del argumento de Piketty con el que no están de acuerdo, y todos tienen dudas sobre, tal vez, otro 10 o 20%. Pero en ambos casos, el 10 o el 20% de cada uno es diferente. Es decir, hay un consenso mayoritario en que cada una de las partes del libro es básicamente correcta, lo que implica que casi todos están de acuerdo en que el argumento general del libro es, en términos generales, acertado. A menos que los críticos de derecha de Piketty suban su nivel en el debate y presenten argumentos realmente válidos, esa será la evaluación que prevalecerá del libro de Piketty. Y no la van a cambiar colgándole el sambenito de “rojo” y “francés”. Traducción: Esteban Flamini Read more at http://www.project-syndicate.org/commentary/j--bradford-delong-is-surprised-by-the-poverty-of-conservative-criticism-of-capital-in-the-twenty-first-century/spanish#RUkPDOKY2BcRAsIU.99


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Homenaje a * José Emilio Pacheco El largo camino a través de la historia y la poesía mexicana Luis Barjau

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orrespondió al Dr. Enrique Florescano el mérito de haber introducido en el plano de la investigación histórica que se desarrollaba en esta Dirección de Estudios Históricos, dos nuevas vertientes de investigación que reformularon el sentido de los estudios históricos que se hacían no sólo en la DEH, sino en el Instituto; y en cierta discreta proporción, no sólo en el INAH sino en algunas universidades y centros de estudios del país. Esas dos vertientes fueron la literatura y la economía, aunque sólo me ocuparé de la primera. Con el ingreso a la DEH, el 1º. de agosto de 1972, de José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, José Joaquín Blanco, Nicole Giron, Héctor Aguilar Camín, Adolfo Castañón, Emma Yanes, Antonio Saborit, los estudios históricos de la DEH adjuntaron un paradigma de observación que tendió una nueva mirada sobre el siglo XIX en principio, en la medida en que se vio el conjunto de los acontecimientos históricos de la época también a través del cristal de la literatura. ¿Y qué es lo que ocurrió con este agregado? Que se empezó a observar también, con ahínco, la historia de la sensibilidad mexicana; entendida esta como la historia que captan en primera instancia los sentidos, de ahí el sustantivo femenino. Y, lo que es, en buena medida equivalente, la historia de la subjetividad o del campo del sujeto. Esta posibilidad, desde luego ya existente en otras áreas, permitió sin embargo, ahora asociada a la historia, ayudar a comprender mejor los escuetos hechos públicos consignados por la historiografía, al conferirles la dimensión del sujeto, que conlleva necesariamente, la sensibilidad y la subjetividad. Esta iniciativa de aquella época en la DEH, imposible saber de qué completo modo lograda por, si como resultado de una honda reflexión previa, o por un impulso intuitivo, o por un camino a medias entre estos dos procesos, significó sin embargo, y es necesario decirlo aquí, un antecedente de la discusión que hoy prevalece sobre la naturaleza de la historia y su unión intrínseca, de raíz, con los procesos de la ficción literaria. Un antecedente, yo creo, en cierto modo casual, pero inspirado, y en buena medida logrado, como un as oculto entre la manga, por la magia mexicana, por el increíble espíritu libertario nacional, que influye en las instituciones, que confiere a éstas también, distensión y creatividad. A diferencia de estas mismas, en algunos otros países, en que aparecen acotadas en modo exageradamente estricto por sus propios reglamentos. En aquella iniciativa descolló firmemente la figura de José Emilio Pacheco.

José Emilio empezó por caracterizar el periodo de la posguerra, cuando él mismo era un púber, en el entorno de la colonia Condesa donde vivió hasta el final. Plasmó por escrito, en principio, en el balance de sus emociones, la escuela y el parque; la regla y el recreo; la madre del condiscípulo y la precocidad. El Parque México entre brumas memoriosas diez años después de la Gran Guerra.Vimos, como no podía hacernos ver la narración histórica, pero sí las Batallas en el desierto, ese niño cabizbajo de regreso a su casa con su saudade de amor imposible: una imagen que todos llevamos dentro, porque el despertar casi siempre se encuentra de frente con una persona adulta. A la par que la mirada vuelta a la infancia, y quizá a través de ella, el siglo XIX mexicano. José Emilio discutió largamente con Nicole Giron la pertinencia de estudiar y editar la obra completa de Ignacio Manuel Altamirano, al final vertida en 24 volúmenes, que significó la oportunidad de observar un buen espacio de la ideología del siglo XIX. Investigación que estimuló en Nicole la reflexión de su libro, la idea de cultura nacional en el siglo XIX con la conjunción, además de nuevos estudios, de dos personajes de altura: Altamirano y Ramírez. Poeta, ensayista, traductor, novelista y cuentista, José Emilio Pacheco desarrollo además de una labor de maestro y gran conferencista, miembro activo del seminario de Historia de la Cultura en México, otra, en que a través del contacto personal ejercía una influencia modesta, como gustaba que fueran vistos sus atributos personales. Pero influencia constante en su interlocutor. Y particularmente en esta DEH todos los investigadores que a él nos acercábamos salíamos con un aprendizaje más o con la advertencia de estudiar a determinado autor que enriquecería nuestras investigaciones. Y todos nos acostumbramos a consultarlo. Coordinó los primeros tres tomos del diario público de Salvador Novo: La vida en México en los periodos presidenciales de Cárdenas, Ávila Camacho y Alemán, y configuró la antología del modernismo para la Biblioteca del Estudiante Universitario de la UNAM. No cabe mencionar en este momento toda la obra del escritor pero es necesario mencionar las principales. Tarde o temprano recopila sus primeros seis libros de poemas: Los elementos de la noche, El reposo del fuego, No me preguntes cómo pasa el tiempo, Irás y no volverás, Islas a la deriva, Desde entonces. Títulos mismos con que se podría jugar a hacer un poema, como él enseñó que se podia hacer al juntar ciertas frases del Pedro Páramo de Rulfo. Le siguieron: Los trabajos del mar, Miro la tierra, Ciudad de la memoria, así como un volumen de versiones poéti-

cas titulado: Aproximaciones. Dos novelas, Morirás lejos y Las batallas en el desierto, tres libros de cuentos: La sangre de Medusa, El viento distante y El principio del placer. Editó numerosas antologías, como la Antología del modernismo y obras de muchos autores como Federico Gamboa y Salvador Novo. Entre sus traducciones figuran Cómo es, de Samuel Beckett, De profundis de Oscar Wilde, Un tranvía llamado deseo, de Tennesee Williams, los Cuatro cuartetos, de T. S. Eliot y Vidas imaginarias, de Marcel Schwob. Entre nosotros recomendó la lectura de Francisco Javier Clavijero y su Historia antigua de México, como uno de los pilares, junto a Sor Juana y Juan Ruiz de Alarcón, de la cultura mexicana. La lectura de Clavijero, en efecto, deslumbra y forma en el estudio de las antigüedades mexicanas, que el ilustre veracruzano anotó como nadie. La vasta cultura de Pacheco nos permitía hasta las más apuradas consultas. En cierta ocasión y en la época de esta Dirección en el Anexo al Castillo de Chapultepec, me permití pedirle que me dijera cuál Biblia comprar. De inmediato respondió: —No compres otra que no sea la traducida del griego y del hebreo por Casiodoro di Reyna y Cipriano de Valera; busca una buena edición en la Iglesia Metodista Episcopal, en Gante No. 5, que fue fundada en la Navidad de 1873 en el Centro. Desde luego que nuestra consideración sobre la figura del literato José Emilio Pacheco y el sentido mismo que tiene este modesto homenaje que todos nosotros le rendimos con mucho afecto y reconocimiento contiene una proyección particular desde nuestra institución y en el entendido de la relación laboral que tuvimos todos, a su lado, desde hace cuarenta años; del recuerdo del diálogo académico y de su proyección erudita de él hacia muchos de nosotros; del beneficio de sus conferencias; de las clases que

nos dio sobre lenguaje y redacción; de su inolvidable visión sobre el siglo XIX, que conjugó anécdota, crónica, política, literatura y humor y que expuso el año pasado en una conferencia magistral. José Emilio Pacheco fue miembro destacado de la “generación de los cincuenta” o “generación de medio siglo” junto a Monsiváis, Lizalde, Pitol, Melo, Leñero, Ponce, Galindo y Elizondo, generación de la cual sobresalía por su profundidad y dominio de diversos géneros. Ahora emerge del mar de la lengua española como un gran poeta de dimensión universal. Orgullo del país, de sus seres queridos, también de sus colegas con quienes trabajó en esta Dirección del INAH. Su obra ha sido estudiada hasta hoy por trece críticos literarios, nacionales, latinoamericanos, estadounidenses y europeos, entre los que destacan Hugo J. Verani, José de Jesús Ramos, María Antonia Salgado, Ronald J. Friis, Merlin H. Forster, Judith Roman Topletz. Con lo que se ha expresado y se dirá a continuación; con la amable concurrencia bajo esta noche donde se enlaza, como gustaba al poeta, la música y la poesía, lo recordamos y hacemos nuestra su hermosa obra escrita. Nunca olvidaremos al poeta, al investigador y al amigo. El país se llena de gloria con su nombre. Ya inscrito en las letras nacionales y universales. *Palabras del director del Departamento de Estudios Históricos en el homenaje celebrado por el INAH al poeta José Emilio Pacheco. En él se hicieron presentes doña Cristina Pacheco, sus hijas Laura Emilia y Cecilia, familiares y amigos, así como la directora María Teresa Franco y González Salas, que apoyó decididamente este evento y aceptó presidirlo. Samuel Maynes generosamente aportó la música al evento en que también participaron los investigadores, administradores, trabajadores del Instituto.


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Federico Álvarez:

una infancia republicana

Edith Negrín

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n 2013 aparece el primer volumen de la autobiografía de Federico Álvarez Arregui, Una vida. Infancia y juventud (Conaculta). Ese mismo año, el autor se vio obligado a aceptar un homenaje, en el Instituto de Investigaciones Filológicas, al cual asistió muy a regañadientes, pues más de una vez se había negado a todo reconocimiento que implicara alabanza o encomio. También tuvo que encarar al público en los homenajes implícitos que

constituyen las presentaciones de libros. En todas sus apariciones públicas, la incomodidad inicial fue pronto superada por el talento y la gracia del gran conversador. Álvarez es integrante de la izquierda de ese exilio republicano español que se convirtió en transtierro y que transformó decisivamente y para nuestra fortuna el campo cultural mexicano. El ejercicio memorístico que escribe a los 86 años de edad, por su calidad testimonial y literaria, señala una marca en la producción de Federico Álvarez,

Con Luis Villoro y Adolfo Sánchez Vázquez

antes conocido y apreciado en el medio universitario sobre todo como docente, editor y teórico. Muy querido además por su trato afable y bondadoso y su generosidad intelectual. La publicación de Una vida. Infancia y juventud comprende los años formativos del autor y se agrega a los testimonios de otros niños cuya existencia se vio interrumpida por la guerra civil española. Relata la trayectoria existencial de Federico en España y en Cuba y se detiene justamente en su llegada a México, alrededor de los veinte años. La adolescencia, marcada por la canícula libertaria cubana en aquellos años, amerita otro comentario; en las presentes notas me refiero sólo a la etapa infantil. Federico Álvarez nace en San Sebastián en 1927 el mayor de los tres hijos de una familia amorosa y orientada por el padre, don Francisco Fermín Álvarez a la música, la literatura y la política. Las memorias evocan a los bisabuelos y se detienen en la caracterización del abuelo paterno, también llamado Federico, quien “al término de la primera guerra mundial fue elegido concejal republicano en el Ayuntamiento de San Sebastián” (23), y cuyo “genio irascible” definió en cierta medida el destino de la familia nuclear. La falta de apoyo del “aitona” Federico forzó al padre a reprimir su vocación de pianista y a emplearse en una compañía de seguros.

Pero el compromiso militante pasó intacto por las tres generaciones; cuenta Federico, el nieto: “Mi padre compartía [...] ese temple político fogoso e irreductible del abuelo; había vivido veintinueve meses la guerra de África y volvió de ella antibelicista, antimonárquico y más radical aún que su padre” (25). Al estallar la Guerra Civil, la familia tiene que dejar España, debido al activismo político del padre, don Francisco Fermín Álvarez que había sido uno de los fundadores de Izquierda Republicana en el país vasco. El padre, la madre y un hermano emigraron primero hacia Cuba, donde se establecieron. Federico, de nueve años y su hermana menor, que habían iniciado los estudios primarios en Madrid, tuvieron que quedarse en San Sebastián, al cuidado de los abuelos. Ahí continuaron estudiando hasta que se embarcaron hacia la isla antillana, para reunirse con los demás. Al evocar su infancia, Federico alterna la primera y la tercera personas gramaticales, como para poder narrar desde más de una perspectiva, acontecimientos que apenas estaba capacitado para entender. Llevado asimismo por el empeño de comprender, sitúa las emociones infantiles, el estupor, el desconcierto, el desasosiego, la zozobra, la congoja, a la luz de la cultura del adulto narrador que se permite entonces un alud de citas literarias, históricas, filosóficas, ci-

Federico Álvarez Arregui

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nematográficas. Así, por citar un caso, afirma: “el diccionario dice que la adolescencia empieza con la pubertad”; y a propósito de esta observación, compara sus vivencias con las de múltiples autores y personajes literarios; entran así en sus páginas Roger Martin du Gard, Romain Rolland, Leon Tolstoi, Thomas Mann, James Joyce, Robert Musil. En otros pasajes habla de Jean Paul Sartre y con frecuencia, sobre algún hecho familiar comenta ¿qué diría Freud?. Estudiar la enciclopédica intertextualidad de estas memorias, contribuiría a conocer el horizonte cultural compartido por una generación de intelectuales. El biógrafo registra así sus impresiones iniciales de la guerra, la conciencia de que sus compatriotas se han dividido entre “nosotros” y “los otros”: “una voz en la radio decía “¡Pueblo de España! ¡Mantened la radio prendida!”. “ Hay rumores que hacen circular los enemigos de la República, pretendiendo sembrar la sospecha y el pánico […] Generales traidores se han sublevado en algunas ciudades, pero la República mantiene el control en el país” (51). Consigna sus recuerdos de los milicianos, surgidos del pueblo, como Luisito, el trabajador hijo de la planchadora de la abuela: “Que raro ver convertido en miliciano a quien tantas veces habíamos contemplado curiosos arreglando nuestros timbres y apagadores descompuestos o nuestras tuberías atascadas” (53). Aunque tuvo que ir al frente de batalla en Irún, “Luisito no era un soldado”. En los días siguientes vi muchos más vestidos como él: mono azul, pañuelo rojo, alpargatas, muchas boinas negras. En efecto, no eran soldados, eran Milicianos. Cantaban himnos, besaban a sus novias camino del frente; algunos tenían pistola; otros, sólo fusil o escopeta. Banderas republicanas, rojinegras, rojas, ikurriñas. La gente les aplaudía. Yo también. Decían “¡Viva la República!” y nosotros: “¡Viva!” “Mueran los fascistas!” y nosotros: “¡Mueran!”(53-54). Y más adelante, el choque con la violencia que irrumpe en la cotidianidad y se vuelve parte de ella: Un niño de nueve años que ve un hombre muerto en mitad de la calle en medio de un charco de sangre no siente horror ni miedo. La sorpresa no le deja pensar; fija los ojos en el boquete abierto en la calle con más asombro aún. Vuelve aturdido a la casa, caminando rápido a tranquilizar a la abuela por aquella tardanza (56). Ya con la esperiencia histórica del adulto, pero sin decir que conoce el desenlace, interpreta el autor: Era lo de siempre. Cada vez que en España había asomado la cabeza del pueblo pidiendo justicia (comuneros, germanías, segadores, Cortes de Cádiz, Riego, Torrijos, Primera República, Galán y García Hernández, mineros de Asturias---), la derecha la había segado sin clemencia. Y ahora pretendían segársela a la Segunda República (53). En San Sebastián, el niño lee intensamente, canta en el coro de la escuela y juega con los amigos, pero padece también la educación escolar durante el franquismo: Del Decroly de Madrid, colegio mixto de los hijos e hijas de la burguesía radical y republicana, pasaba a un colegio religioso para varones de las capas altas de la sociedad donostiarra […]. Claro que había que asistir a misa todos los días a las ocho de la mañana en la capilla del colegio. También en todas las aulas estaba, encima del pizarrón, el retrato de Franco y a su lado un Cristo crucificado, y antes de cada clase había que rezar de pie un avemaría, lo que hacíamos rápidamente en medio de un gran barullo divertido, aunque con caras muy serias (64). En otros pasajes de la autobiografía el autor discute su crisis religiosa que culmina posteriormente en el ateísmo y el anticlericalismo. Recuerda también la tímida y culpable emergencia del deseo sexual, vedado por el sistema educativo. Cuando a los 14 años aborda el barco Magallanes hacia Cuba, junto con su hermana, Federico es un niño precozmente maduro que ha experimentado el desgarramiento de la separación de los padres durante 4 años, la crueldad de la guerra y la represión escolar. No extraña que el reencuentro con la familia, y la belleza de la Habana, desde la visión del faro del morro y el malecón, tiñeran sus evocaciones cubanas de alegría y luminosidad. Como adulto evoca “Aquel sol…”, y explica: “empezaba el exilio y la adolescencia, palabras que no había oído nunca” (156). El talento narrativo de este escritor vasco, cubano y mexicano, para transmitir en profundidad sus vivencias, hacen de Una vida. Infancia y juventud una lectura mucho más que amena, entrañable. Los lectores esperamos ilusionados la publicación del siguiente volumen. Federico Álvarez. Una vida. Infancia y juventud. México: Conaculta, 2013.

Entrevista a Teresa Rodríguez, número dos de la lista de Podemos Francisco Artacho/andaluces.es

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eresa Rodríguez nació en Rota (Cádiz) hace 32 años. Allí comenzó a forjarse como activista, en la lucha contra una de las bases militares que Estados Unidos tiene en Andalucía. Al finalizar el instituto se trasladó a Sevilla para estudiar Filología Árabe, y en la universidad participó activamente contra la reforma de la universidad del PP, la LOU. También formó parte de una iniciativa que pretendía conseguir que los inmigrantes que trabajan en la fresa de Huelva pudieran tener papeles. Cuando fue becaria se organizó con el resto de ‘precarios’ de la universidad. Y desde que comenzó a trabajar como profesora de Lengua en secundaria, en la educación pública, se afilió al sindicato USTEA, del que es delegada sindical. En los últimos meses se ha implicado de lleno en Podemos, plataforma política que el pasado domingo consiguió dar la campanada en las elecciones europeas, consiguiendo cinco europarlamentarios. Teresa, número dos de la lista electoral encabezada por Pablo Iglesias, es militante de Izquierda Anticapitalista. Antes lo fue de Izquierda Unida, de la que salió desencantada, pero a la que no cierra las puertas para fomar futuros frentes. -¿Cómo explicas una irrupción tan contundente de Podemos en el panorama político español? -Tal vez tenga que ver con la necesidad de plantear alternativas que no sean exactamente partidos tradicionales, espacios cerrados, difíciles de penetrar por parte de los ciudadanos, entregados a un marco identitario pero entrando en contradicciones permanentes cuando gestionan los recortes y pierden la tierra bajo los pies en gobiernos posibilistas y continuistas. También el llevar a gala una práctica coherente desde el principio, defender

que no se debe depender de los préstamos bancarios para poder tejer lealtades sólo con las víctimas de los poderes financieros, que somos la mayoría, plantear la desprofesionalización de la política, el control cotidiano de los representantes públicos, la denuncia de las puertas giratorias, la revocabilidad… La necesidad de que los representantes públicos se parezcan en sus condiciones de vida a las de sus representados. Creo que hemos acertado en los hitos que han construido esta candidatura, el apoyo de 50.000 firmas en menos de 48 horas para iniciar el camino, una primarias abiertas record de participación, un programa participado, la construcción de más de 300 círculos de empoderamiento popular y ciudadano. Han sido 4 meses de existencia muy bien aprovechados y una muy buena campaña. -Para las elecciones municipales de 2015, ¿sería posible una coalición con IU? -Eso lo tendremos que decidir en los círculos de participación, que son los espacios de decisión de los que nos hemos dotado. Serán los círculos los que determinen, en cualquier caso, qué tipo de alianzas se tejen, de qué forma se funcionará a partir de ahora. Nosotros defendemos una democracia radical en la sociedad, por tanto, no sería aceptable no practicarla en casa. Desde el principio hemos planteado que no queríamos negociar listas en los despachos. Es decir, nosotros queremos abrir espacios de participación de igual a igual, por parte de toda la gente que se involucre en la iniciativa en cada municipio. Ese será el único espacio de decisión sobre todo: sobre las candidaturas, sobre el programa… Nosotros queremos formar un frente ciudadano y popular que se constituya en mayoría política para defender con claridad los intereses de la mayoría social, no una suma aritmética de siglas.


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Domingo 8 de junio de 2014

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“No será el Parlamento Europeo desde donde cambiemos realmente las cosas” En cualquier caso yo sí creo que habría que ser coherente a la hora de defender que los que vayamos juntos seamos claros a la hora de plantear que no aceptamos ningún recorte justificado en una deuda ilegítima que procede del rescate bancario y de una fiscalidad injusta y la necesidad de hacer caer el bipartidismo sin apuntalar ninguna de sus patas. Es importante seguir manteniendo alianzas, intentar formar un frente amplio contra la austeridad con otras fuerzas políticas y, por supuesto, con Izquierda Unida. -¿Cuál será la primera iniciativa que Podemos llevará al Parlamento Europeo? -La iniciativa que ya estábamos elaborando es una propuesta contra la corrupción que se llama directiva Villarejo. Plantear que la corrupción es una forma de gobierno, y que la mejor forma de romper con la corrupción es vacunarse contra ella. Y esa vacuna es el control colectivo. Entre otras cuestiones recoge medidas como la limitación de los sueldos de los cargos públicos, su revocación por la militancia, la limitación de los mandatos y medidas para evitar la puerta giratoria. Eso lo vamos a hacer nosotros mismos, y hemos determinado que no vamos a cobrar los 8.000 euros que atribuye el Parlamento Europeo a cada parlamentario. De alguna manera nos parece que autonomiza al representante público de sus representados el tener condiciones de vida cualitativamente diferentes. En mi caso en particular seguiré cobrando exactamente lo mismo que como docente, 1.700 euros. Hemos empezado también a tener alianzas con otras fuerzas europeas que están planteando la necesidad de no pagar la deuda pública, plantar cara de forma desobediente al pago de la deuda ilegítima. Por otro lado, también queremos plantear la necesidad de construir una institucionalidad europea que sea 180 grados diferente

a la que hay. Porque no es posible ejercer ningún tipo de control ciudadano sobre las instituciones europeas que de verdad toman las decisiones, una Comisión Europea que está compuesta básicamente por tecnócratas elegidos en los despachos. Además, es en la Comisión donde se toman las decisiones sobre aquello que nos afecta en lo cotidiano, y está completamente controlada por los poderes financieros. O propuestas para democratizar el Banco Central Europeo, que es un organismo oscurantista dirigido por tecnócratas sobre el que no podemos ejercer ningún tipo de control, cuando está gestionando fondos de todos los países. -¿Crees que desde el Parlamento Europeo, sin capacidad de decisión, se puede cambiar algo? -Efectivamente, no será el Parlamento Europeo donde cambiaremos realmente las cosas. Lo que sí nos da, en primer lugar, es una oportunidad para visibilizar un determinado discurso y una determinada práctica política, que tenga su correlato en la siguientes citas electorales a nivel estatal, autonómico y municipal. También nos da la oportunidad de lanzar propuestas con otros países, porque el camino de la desobediencia frente a la Troika es duro y queremos enlazar con otras fuerzas políticas que a nivel europeo estén planteando alternativas similares para hacer frente común. Y por otro lado, también es un buen espacio para denunciar a una casta política que escapa a todo control ciudadano, y que se desarrolla con total impunidad, especialmente en las instituciones europeas. Desde Podemos se ha usado mucho el término casta política, pero ahora tenéis todas las ventajas de las que disfruta un parlamentario europeo. ¿Teméis convertiros en parte de esa casta? Ya nos hemos puesto algunas vacunas para evitar convertirnos en eso, como cobrar un sueldo normal. Hemos

dispuesto un máximo que equivale a tres salarios mínimos. De alguna manera eso evitará que nos acomodemos a los estatus institucionales. Y por otro lado la limitación de mandatos, ya que entendemos que más de dos mandatos profesionaliza la representación pública. También tenemos la posibilidad de revocar en cualquier momento a cualquier representante público de la iniciativa en cualquier institución. Son los compromisos que firmamos todos los candidatos antes de presentarnos a las elecciones y a las que ya nos hemos comprometido. -¿Y qué haréis con el resto del dinero que os corresponde como sueldo? -Lo tendremos que determinar entre todos, porque entiendo que ese dinero no es nuestro. A mí se me ocurren muchas cosas, entre otras apoyar las luchas sociales que desde hace siete años están dando respuesta a los problemas de los ciudadanos, más que cualquier otra institución: la lucha contra los despidos, los desahucios, contra los recortes en sanidad, educación, servicios sociales… Esa podría ser una buena forma de reinvertir lo que el europarlamento nos asigna a cada uno de los representantes -¿Te ves cogiendo un vuelo en primera clase? -No, porque no podemos coger vuelos business, que es otro de los compromisos a los que hemos llegado por escrito. Es algo bastante simbólico, no hago yo un fetiche del no uso de la primera clase en los aviones. Pero sí es verdad que, de alguna manera, es también una vacuna contra convertirse en algo autónomo de la comunidad a la que se pretende representar. Una tiene que vivir como sus representados, tiene que cobrar como sus representados más o menos y tiene que viajar como ellos. Ningún representante público de Podemos debería mudarse de barrio, ni debería cambiar de medio de transporte, ni cambiar sus condiciones de vida, porque de alguna manera la existencia determina la conciencia. -¿A qué se debe el éxito electoral de Podemos? Algunos análisis lo achacan a la continua presencia de Pablo Iglesias en televisión…. -Se debe, efectivamente, a haber visibilizado en los medios de comunicación de masas un determinado discurso de confrontación clara con lo que hay, con la política de la troika y con las medidas agresivas que se han estado aplicando desde que comenzó la crisis, tiene que ver efectivamente con eso. Pero también tiene que ver con que hubiera una especie de momento ‘podemos’. Un momento en el cual las condiciones de vida de la gente están híper degradadas, en que la violencia de los datos en términos sociales es cada vez más dura, conjugado con una falta de expectativas y una falta de confianza legítima en la política profesional. El momento podemos era exactamente ese y la respuesta a ese momento era plantear medidas programáticas de urgencia para parar lo que nos está ocurriendo: no pago de la deuda ilegítima, fin de los paraísos fiscales, persecución del fraude y la evasión, reforma fiscal progresiva, intervención de las empresas estratégicas… Todo ello conjugado con una práctica que nos vacune contra la corrupción y la autonomización de los representantes públicos, reforzar los mecanismos de control colectivo, reforzar la participación en la toma de decisiones de las organizaciones que pretenden representar a los ciudadanos. Fuente: http://www.andalucesdiario.es/politica/teresa-rodriguez-no-sera-el-parlamento-europeo-desde-donde-cambiemos-realmente-las-cosas/


CARTA DE CANDIDATOS PODEMOS

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ecálogo de compromisos con la ciudadanía de los candidatos y las candidatas de la Iniciativa Podemos encaso de ser elegidos. La iniciativa Podemos ha nacido como un paso adelante para el protagonismo ciudadano, una llave para abrir las puertas a la mayoría social que quiere un cambio en favor de las necesidades de la gente y de la democracia. Para ello es imprescindible la conversión del cansancio y el hartazgo en poder, pero también una forma distinta de hacer las cosas desde el principio. Por ello, planteamos este decálogo de compromisos que adquieren y asumen quienes participen en las primarias ciudadanas de la Iniciativa Podemos para ser, si fuesen elegidos, representantes de una creciente voz ciudadana y popular en el Parlamento Europeo: 1. La retribución neta mensual con la que contarán los parlamentarios europeos de Podemos será, como máximo, 3 veces el salario mínimo interprofesional español (645 euros). A día de hoy eso supone 14 pagas de 1.935 euros. Quedarán contemplados aparte los gastos de alojamiento y manutención en las sedes parlamentarias así como los desplazamientos a las mismas y en la circunscripción para el ejercicio de sus funciones. En relación al seguro especial del Parlamento Europeo, prestación especial por desempleo y pensión especial de jubilación, el eurodiputado o eurodiputada, sólo aceptará las condiciones equivalentes a las de cualquier trabajador español que trabaje en Bélgica o Francia. Estas condiciones podrán ser negociadas o adaptadas sólo en aquellos casos en los que el candidato justifique que soporta cargas económicas especiales, como puede ser una discapacidad, una enfermedad crónica o el mantenimiento de una familia numerosa. 2. Descontadas las obligaciones fiscales, los parlamentarios de Podemos deberán donar el resto de su salario oficial bien a la propia iniciativa Podemos o bien a proyectos, iniciativas, colectivos, asociaciones, etc. que compartan los fines generales de Podemos. 3. Los parlamentarios de Podemos son representantes del protagonismo popular. Se comprometen a una rendición periódica de cuentas para hacer posible el control efectivo de los ciudadanos sobre la actividad parlamentaria y política en general. Se habilitarán informaciones de fácil acceso y mecanismos de transparencia, consultas directas por internet y una oficina que dé a conocer su desempeño como parlamentario y tramite iniciativas populares. Los parlamentarios de Podemos rendirán cuenta de sus actividades regularmente en actos públicos y mantendrán una agenda pública de las organizaciones con las que se reúnen. 4. El desempeño de la labor de los parlamentarios de Podemos es incompatible con cualquier actitud discriminatoria por razones de etnia, género, origen u orientación sexual. 5. Los parlamentarios de Podemos están al servicio de las iniciativas populares por la democratización y la ampliación de derechos. Trabajarán en colaboración con los movimientos sociales y las agrupaciones ciudadanas. 6. Los parlamentarios de Podemos mantendrán su absoluta independencia respecto de las grandes corporaciones económicas y financieras. 7. El desempeño de la actividad parlamentaria es incompatible con cualquier otra actividad de representación institucional retribuida o con una actividad mercantil privada si esta interfiriera o provocara un conflicto de intereses con su labor de representante al servicio de los intereses de las mayorías sociales. 8. La renta y el patrimonio de los representantes electos de Podemos serán públicos al inicio y el final del mandato. 9. Los desplazamientos en medios de transporte de los representantes de Podemos se realizaran en clase turista como la mayoría de la población, potenciando siempre que sea posible el uso del transporte público o de medios respetuosos con el medio ambiente. 10. Las parlamentarias o parlamentarios de Podemos se comprometen a trabajar solidariamente con los representantes populares de diferentes países que estén a favor de la transformación democrática de Europa, frente al poder de las minorías privilegiadas, la deuda y las políticas de empobrecimiento de los pueblos.

CORREO del SUR Director General: León García Soler

Suplemento dominical de Director: Adolfo Sánchez Rebolledo

Diseño gráfico: Hernán Osorio


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