Número 395 Julio 13, 2014
La creación de una sociedad del aprendizaje Legalidad, ética y justicia La gran familia del fútbol Menores deportados: La crisis sin fin La falacia naturalista
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CORREO del SUR
La creación de una sociedad del aprendizaje Joseph E. Stiglitz
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os ciudadanos de los países más ricos del mundo han llegado a pensar que sus economías se basan en la innovación. Pero la innovación ha sido parte de la economía del mundo desarrollado durante más de dos siglos. De hecho, durante miles de años, hasta la Revolución Industrial, los ingresos se encontraban estancados. Posteriormente, el ingreso per cápita se disparó, aumentando año tras año, y solamente se vio interrumpido por los efectos ocasionales de las fluctuaciones cíclicas. El economista y premio Nobel Robert Solow señaló alrededor de sesenta años atrás que, en gran medida, los aumentos en ingresos no se deberían atribuir a la acumulación de capital, sino que se los deberían atribuir a los avances tecnológicos – es decir, al aprendizaje de cómo hacer las cosas mejor. Si bien una parte del incremento de la productividad refleja el impacto que tienen los grandes y espectaculares descubrimientos, una gran parte de dicho incremento se ha debido a cambios pequeños y graduales. Y, si ese es el caso, tiene sentido centrar la atención en cómo las sociedades aprenden, y qué es lo que se puede hacer para promover el aprendizaje – incluyendo la promoción de cómo aprender a aprender. Hace un siglo, el economista y politólogo Joseph Schumpeter argumentó que la virtud central de la economía de mercado era su capacidad para innovar. Sostuvo que el enfoque tradicional de los economistas sobre los mercados competitivos se ubicaba en el lugar equivocado; lo que importaba era la competencia por el mercado, no la competencia dentro del mercado. La competencia por el mercado fue lo que condujo hacia la innovación. Una sucesión de monopolistas conduciría, según este punto de vista, a niveles de vida superiores en el largo plazo. Las conclusiones de Schumpeter se han visto sometidas ante pruebas. Los monopolistas y las empresas dominantes, como por ejemplo Microsoft, en realidad pueden inhibir la innovación. Si dichas empresas no son sometidas a revisiones por parte de las autoridades antimonopolio, ellas pueden involucrarse en comportamientos contrarios a la competencia que refuercen su poder monopólico. Además, puede que los mercados no sean eficientes ya sea en cuanto al nivel o a la dirección de las inversiones destinadas a la investigación y el aprendizaje. Los incentivos privados no se encuentran bien alineados con los beneficios sociales: las empresas pueden obtener ganancias de las innovaciones que aumentan su poder de mercado, que aquellas que les permiten eludir regulaciones, o de las que canalizan rentas que de otra manera irían a ser aprovechadas por otros. Pero una de las ideas fundamentales de Schumpeter ha quedado bien parada después de ser sometida a pruebas: una vez que se tome una perspectiva de innovación/ aprendizaje a largo plazo, puede que las políticas convencionales que se centran en la eficiencia a corto plazo no sean deseables. Esto es especialmente cierto para los países en desarrollo y los mercados emergentes. Las políticas industriales – mediante las cuales los gobiernos intervienen en la asignación de recursos entre sectores o intervienen para favorecer más a algunas tecnologías en comparación a otras – pueden ayudar a aprender a las “economías incipientes”. El aprendizaje puede ser más marcado en algunos sectores (como por ejemplo en el sector de la ma-
nufactura industrial) en comparación con otros, y los beneficios de dicho aprendizaje, incluyendo el desarrollo institucional necesario para el éxito, podría extenderse a otras actividades económicas. Este tipo de políticas, una vez adoptadas, han sido blanco frecuente de críticas. Se dice a menudo que el gobierno no debería involucrarse en la selección de ganadores. Según dichas opiniones, el mercado actúa de mucha
sectores donde el aprendizaje puede generar beneficios en la economía. Visualizar las políticas económicas a través de las lentes del aprendizaje ofrece una perspectiva diferente sobre muchos temas. El gran economista Kenneth Arrow hizo hincapié en la importancia de aprender haciendo. La única manera de aprender lo que se requiere para el crecimiento industrial, por ejemplo, es tener un sector industrial. Y eso puede requerir que se garantice que el tipo de cambio del país sea competitivo o que se garantice acceso privilegiado al crédito para ciertas industrias – tal como lo hicieron un número de países de Asia oriental como parte de sus estrategias de desarrollo notablemente exitosas. El concepto de economía incipiente es un argumento convincente a favor de la protección industrial. Por otra parte, la liberalización de los mercados financieros puede socavar la capacidad que tienen los países para aprender otro conjunto de habilidades que son esenciales para el desarrollo: la forma de asignar recursos y gestionar riesgos. Del mismo modo, la propiedad intelectual, si no se la diseña correctamente, puede ser un arma de doble filo cuando se la ve desde una perspectiva de aprendizaje. Si bien puede aumentar los incentivos para invertir en investigación, también puede aumentar los incentivos para actuar con secretismo – lo que impide el flujo de conocimiento, que es esencial para el aprendizaje, mientras que al mismo tiempo alienta a que las empresas maximicen lo que obtienen del con-
mejor manera cuando se deben realizar estas decisiones. Sin embargo la evidencia al respecto no es tan convincente como aseveran los defensores del libre mercado. El sector privado de Estados Unidos fue notoriamente malo en lo que se refiere a la asignación de capital y la gestión del riesgo durante los años previos a la crisis financiera mundial; al mismo tiempo se tienen estudios que demuestran que los rendimientos promedio para la economía que provienen de proyectos gubernamentales de investigación son, en los hechos, más elevados que los rendimientos promedio provenientes de los proyectos que son llevados a cabo por el sector privado – especialmente debido a que el gobierno invierte con más énfasis en importantes investigaciones básicas. Uno solamente tiene que pensar en los beneficios sociales que se pueden retrotraer a la investigación que condujo hacia el desarrollo de la red de Internet o al descubrimiento del ADN. Pero, dejando de lado dichos éxitos, el propósito de la política industrial no es de ninguna manara elegir a ganadores. Por el contrario, las políticas industriales exitosas identifican fuentes de externalidades positivas – es decir,
junto de conocimientos colectivos y minimicen lo que aportan a dicho conjunto. En este escenario, el ritmo de innovación, en los hechos, se reduce. En términos más generales, muchas de las políticas (especialmente las relacionadas con el neoliberal “Consenso de Washington”) que fueron impuestas a los países en desarrollo con el noble objetivo de promover la eficiencia en la asignación de recursos, hoy en día realmente impiden el aprendizaje, y por lo tanto conducen, a la larga, hacia estándares de vida más bajos. Prácticamente cada una de las políticas gubernamentales, de forma deliberada o no, para bien o para mal, tiene efectos directos e indirectos sobre el aprendizaje. Los países en desarrollo, donde los formuladores de políticas están conscientes de estos efectos son más propensos a cerrar la brecha de conocimiento que los separa de los países más desarrollados. Los países desarrollados, por su parte, tienen la oportunidad de reducir la brecha entre las prácticas promedio y las mejores prácticas, y de evitar el peligro del estancamiento secular. Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.
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LA DISPUTA CON LOS BUITRES
Legalidad, ética y justicia Carlos Javier Andujar*
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n 1990, en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, el recepcionista de un edificio impidió el ingreso a un hombre de raza negra, porque éste no tenía permiso de trabajo. La ley sudafricana establecía un régimen discriminatorio de la raza negra denominado apartheid, que prohibía que las personas de esa raza ingresaran a la ciudad si no prestaban servicios laborales en alguna dependencia pública o empresa privada. En un juicio posterior a la derogación del apartheid, el recepcionista fue juzgado por su conducta. Alegó, en su defensa, que lo efectuó de conformidad con las leyes vigentes dictadas por órganos legítimos del Estado sudafricano y que la ley debe respetarse aunque uno no esté de acuerdo. El hombre de raza negra, en cambio, dijo que cuando las leyes son injustas no deben ser obedecidas. El gobierno argentino ha renegociado su deuda externa en el 2005 y en el 2010, logrando un porcentaje de adhesión del 92,4 por ciento de los acreedores. Deuda que en su gran mayoría tuvo un origen fraudulento e ilegal bajo la dictadura cívico-militar que, con perversión y muerte, impuso a partir de 1976 un modelo rentístico financiero que terminaría por destruir no sólo el Estado de Bienestar y las conquistas sociales, sino un incipiente aparato productivo e industrial que hasta la actualidad no pudo reconstruirse. Con las democracias siguientes, se legalizaría sin cuestionar su legitimidad, a través de canjes, renegociaciones, megacanjes y blindajes que dejaron al país al borde del abismo en diciembre de 2001. El 7,6 por ciento restante optó por la vía judicial. La mayoría no son los deudores originales sino fondos buitre, que compraron deuda a precio de remate y, contando con el respaldo suficiente, esperan hasta cobrar la totalidad del capital del bono en default. Los tribunales de primera y segunda instancia de Estados Unidos obligan al país a pagarle a un fondo buitre 1330 millones de dólares en efectivo por sus bonos defolteados. La Corte Suprema del mismo país, no tomando el caso, lo ha ratificado. La cuestión no termina aquí, dado que el derecho que se le ha otorgado a este fondo es de aplicación directa al resto, entonces el desembolso final llegaría a 15.000 millones de dólares, más de la mitad de las reservas internacionales en poder del Banco Central. Como si esto no fuera suficiente, quienes ingresaron voluntariamente al canje tienen hasta enero de 2015 una garantía de recibir cualquier mejora que obtengan aquellos acreedores que no ingresaron. Dicha cláusula se activaría con el pago sin quita al fondo buitre y significaría elevar la deuda en
El autor propone esquivar la mirada técnica legalista y analizar el conflicto con los fondos buitre destacando la capacidad del poder financiero internacional vinculado al endeudamiento externo de los países.
más de 120 mil millones de dólares. Como se ve claramente, un imposible. La economía financiera supera en dos veces a la economía real. Sus dueños son bancos, fondos de inversión, corporaciones para las que cada título de deuda es sólo un número en una computadora, tasas internas de retorno y rentabilidades. Resulta indistinto si el país soberano es pobre o rico, una dictadura o una democracia, o las consecuencias sociales que conlleva el pago de la obligación. La única y exclusiva categoría con la que evalúan sus acciones es la relación costo-beneficio. Detrás de dichas empresas, aunque parezca obvio, hay personas, tan humanas y de carne y hueso como las que sufrirán inexorablemente las penurias en los países deudores gracias a las acciones de las primeras. No hay dudas sobre la legalidad del reclamo de los fondos buitre, pero sí sobre su legitimidad. ¿Podrán ser sus accio-
debilitarían a las nacientes democracias de la región. Al comienzo de la gestión el gobierno desplegó una postura de confrontación sosteniendo que los acreedores externos eran corresponsables y que por lo tanto el problema de la deuda no era meramente financiero sino fundamentalmente político. El 11 de junio de 1984 Grinspun decidió enviar al director gerente del FMI en forma unilateral, sin contar previamente con la anuencia de la misión técnica del Fondo que se encontraba en Buenos Aires, una carta de intención. En la misma se lee: “La deuda externa es otro problema serio (...). Fue contraída a través de la apli-
nes legales pero no éticas ni justas? Y en tal caso, como el argumento del hombre de raza negra en Sudáfrica, ¿deben obedecerse las leyes injustas? La vida es el fundamento de todas las cosas. El ser humano viviente, ese que tiene necesidades de alimentación, salud, abrigo, vivienda, educación, es el primer y último basamento de todo andamiaje jurídico, histórico y socialmente construido. Desde este lugar, esquivando una mirada técnica legalista, debemos acercarnos al problema del poder financiero internacional, el endeudamiento externo y los fondos buitre. En tal sentido resulta interesante rescatar del arcón de los recuerdos, o mejor dicho de los olvidos deliberados, la posición argentina frente al endeudamiento externo en la vuelta de la democracia. Raúl Alfonsín, asesorado por su ministro de Economía Bernardo Grinspun, defendió la necesidad de politizar la deuda, señalando que las políticas de ajuste ortodoxo recomendadas por los organismos internacionales de crédito
cación de una política económica autoritaria y arbitraria, en la cual los acreedores tuvieron activa participación, sin beneficio alguno para el pueblo argentino (...). El gobierno argentino desea subrayar que, a su juicio, ése es el tema central de la negociación que esta Carta pone en marcha. (...) Pero debe entenderse que ello no significa la adopción de compromisos que condicionen su soberanía en el manejo de sus problemas internos. (...) Es decisión del gobierno argentino limitar la magnitud (de los pagos de la deuda externa) a la disponibilidad de recursos que pueda obtener mediante sus exportaciones, sin reducir sus importaciones más allá de lo que fuera imprescindible”. Al mismo tiempo el ministro intentó conformar un “club de deudores” con los restantes países latinoamericanos en el llamado Consenso de Cartagena. Los días 21 y 22 de junio se realizó una reunión en la ciudad de Cartagena de Indias, congregando a 11 países que representaban el 80 por ciento de la deuda
regional. Su poder de negociación era la amenaza de una moratoria conjunta que podía hacer tambalear al sistema financiero internacional. Los diez grandes bancos de Estados Unidos habían prestado a los países en desarrollo 2,8 veces su capital. Por lo tanto, una moratoria sólo del 40 por ciento de la deuda hubiera hecho quebrar esas instituciones. Lamentablemente el final de la historia no fue lo que su promisorio comienzo hizo imaginar. La carta de intención fue rechazada por el FMI, el documento de Cartagena se limitó a crear un mecanismo de consulta y seguimiento regional sin resultados concretos, se abandonó la promesa de repudiar la deuda ilegítima, y con un aporte de la banca extranjera de 125 millones de dólares se iniciaría el largo y penoso recorrido de reconocimiento, legalización, refinanciamiento y sumisión de la política interna a los deseos de los acreedores externos que culminaría con la crisis de finales de 2001. A pesar de los resultados obtenidos, atribuibles a la correlación de fuerzas existentes en los inicios de las débiles y condicionadas democracias latinoamericanas de la década de la ochenta, la política implementada por el ministro Grinspun nos deja al menos tres enseñanzas: el problema de la deuda es político y ético, no legal ni financiero; cualquier negociación no debe condicionar la soberanía, el bie-nestar de la población, ni el desarrollo interno y, por último, cualquier camino que se tome debe ser en conjunto con el resto de los países de Latinoamérica. El 2014 nos enfrenta con un viejo problema pero en un nuevo contexto. América latina representa la vanguardia del progresismo mundial y puede y debe ser la punta de lanza en la lucha contra el poder financiero global. La Argentina se enfrenta al poder financiero concentrado en nombre de sí misma pero no puede hacerlo sola. Debe hacer un llamamiento a toda Latinoamérica, buscar apoyos internacionales y llevar la lucha del campo del derecho y la legalidad al de la política y la ética. En este camino está en juego mucho más que la solvencia o la economía de un país, es una oportunidad única para construir y sostener en el tiempo una correlación de fuerzas capaz de doblegar la hegemonía del poder financiero internacional. La salvación, como siempre, no es individual sino colectiva. *Docente UNLZ-Facultad de Ciencias Sociales.
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DETRÁS DEL MUNDIAL QUEDA LA SO
La gran familia de Daniel Gatti
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resentada por sus dirigentes como una “asociación sin fines de lucro”, la Federación Internacional del Fútbol admitió en 2013 reservas por más de mil millones de euros, e ingresos aun superiores. Sus capitostes, dirigidos por el suizo Joseph Blatter, tuercen la mano a gobiernos, cambian leyes nacionales, se rigen por estatutos privados fuera del alcance de la justicia ordinaria, y pagan y reciben sobornos en toda impunidad. Investigaciones periodísticas no desmentidas presentan a la fifa como una mafia, y a las fifitas regionales que la sostienen como submafias que se enfrentan o se alían entre sí por intereses bastante alejados de cualquier “pasión futbolera”. De sus variables relaciones con el poder central y su ramificación sudamericana depende la suerte de la pequeña subfifita uruguaya. “En la fifa somos como las Naciones Unidas, pero con más poder. Tenemos 208 miembros, contra 192 o 193.1 Y cuando tomamos una decisión, se implementa directamente.” Así se le plantó en 2008 el suizo Joseph “Sepp” Blatter, mandamás de la Federación Internacional de Fútbol Asociado, a un representante del gobierno español que había entrado en conflicto con las autoridades locales de ese deporte. “Si el gobierno sigue insistiendo, si quiere
intervenir en el fútbol y torcer las leyes de la fifa para aplicar las suyas, es muy simple: España será suspendida y veremos quién tiene más fuerza. Después de todo manejamos un presupuesto que es la suma del de muchos países y no hay una multinacional tan grande y tan influyente como la nuestra, que además se mueve en el universo del más popular de los deportes, lo que le da una fuerza aun más gigantesca. Nadie en su sano juicio se le puede oponer”, dijo también por entonces a un medio madrileño, con menos sutileza aun que su jefe pero guardando el anonimato, otro de los directivos de la realeza futbolera basada en Zurich. En aquel conflicto, el gobierno español terminó cediendo. Poco antes había cedido el portugués, que debió cambiar un artículo de la ley nacional del deporte que a la fifa no le satisfacía para que el país no quedara “fuera de la gran familia del fútbol”, como lo había amenazado Blatter. “Una carta de la fifa fue suficiente”, se jactó el suizo. Y después cedieron el gobierno griego, el peruano, el polaco, que intentaron hacer frente a la corruptela de las federaciones nacionales. Y el sudafricano y el brasileño, para poder ser sede de un Mundial. El de Dilma Rousseff debió resignarse a impulsar una ley que autorizaba otra vez la venta de cerveza en los estadios, prohibida desde casi una década atrás.
Se la llamó “ley Budweisser”, por la trasnacional cervecera que hace años forma parte del séquito de espónsores de los mundiales, o más generalmente “ley fifa”. En una de sus tantas visitas a Rio de estos años, el secretario ejecutivo de la fifa, el francés Jerome Valcke, advirtió al gobierno brasileño: “Las bebidas alcohólicas son parte de la Copa del Mundo. Así que las tendremos. No lo vamos a negociar”. Nada pudo el ministro de Salud: la “ley fifa” salió como por un tubo. Por el mismo tubo se colaron otras muchas cosas más: exenciones de impuestos a funcionarios y espónsores, atención sanitaria gratuita y guardia policial permanente a los dirigentes de la fifa y representantes de compañías patrocinadoras durante el campeonato, descuentos muy especiales en los hoteles, compromiso del Estado a entablar juicios (con dinero propio) contra cualquier empresa o particular que viole los derechos de la fifa sobre todo lo relacionado de cerca o de lejos con el Mundial, asunción por el Estado de los costos de las obras de infraestructura en estadios, aeropuertos, carreteras. La fifa sólo embolsa: por Sudáfrica 2010 facturó casi 3.700 millones de dólares y gastó 1.300 millones, obteniendo un beneficio neto de casi 2.400 millones, 7 y pico por ciento más que en Alemania 2006. En Brasil la facturación rondaría los 4.300 millones de dólares, y las
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OMBRA DE LA FIFA
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ganancias serían todavía mayores. En 2011, ante las críticas que ya arreciaban sobre los gastos proyectados para la Copa del mundo, la Confederación Brasileña de Fútbol prometió que las inversiones necesarias se harían con recursos privados. Un informe de la Fundación Heinrich Boll difundido a fines de mayo establece que de los 11.689 millones de dólares que se llevaban gastados hasta entonces en Brasil 85 por ciento habían salido del Estado. El mismo informe era muy escéptico, por otra parte, en que el Mundial tenga un “efecto derrame” sobre la población de las ciudades sede, más allá de las fuentes de trabajo creadas por un tiempito: los vendedores ambulantes, particularmente numerosos en Brasil, tienen que mantenerse a un mínimo de dos quilómetros de distancia de los estadios, donde sólo pueden operar los comerciantes autorizados por fifa, pago de licencia mediante. Y muchos de esos ambulantes forman parte de las familias desalojadas de sus casas para la construcción de los estadios y otras infraestructuras, calculadas por la Agencia Pública de Información en un poco menos de 180 mil. En Sudáfrica 2010 la fifa persiguió hasta a los panaderos, quiosqueros que vendían algo que tuviera algún parecido con algún símbolo del Mundial. No fue la fifa en reali-
dad, sino abogados pagados por el Estado sudafricano que pleitearon en favor de la trasnacional futbolera en función de los acuerdos que el gobierno había firmado con los dirigidos por Blatter. Cuenta el periodista Matteo Patrono en el diario de izquierda italiano Il manifesto que “un pub de Pretoria fue enjuiciado por haber pintado en su propio techo la copa del mundo y una fábrica de caramelos por haber impreso sobre el envoltorio de su mercadería una pelota de fútbol y la bandera sudafricana”. Pero el caso más sonado fue el de la compañía aérea de bajo costo Kulula, que ingenuamente creyó escapar a la larga mano de los abo-
gados fifófilos haciendo una publicidad en que se promocionaba como “la aerolínea no oficial de ustedes ya saben qué”. A pesar de la astucia, como en el aviso aparecían vuvuzelas, pelotas parecidas a las Jabulani y banderas sudafricanas asociadas al fútbol, Kulula marchó. “Parece que le hemos vendido los símbolos y la economía al señor Blatter”, se quejó un directivo de la compañía. Así era nomás. Y en Brasil, como si no le bastaran los 450 millones de dólares ahorrados en impuestos por las exenciones que le concedió el Estado, la fifa intentó no respetar las A PÁGINA 6
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leyes sociales. Para asistir a la prensa, los turistas y a las propias selecciones, el col, el comité organizador del Mundial, formado por personeros de la fifa de primer plano, locales y no, contrató a 14 mil jóvenes. Trabajan diez horas por día, durante 20 días corridos, pero no son considerados trabajadores sino “voluntarios”, una figura sólo reconocida por la ley brasileña para el personal de instituciones sin fines de lucro. “La fifa es precisamente una organización sin fines de lucro”, se defendió uno de los dirigentes del col, repitiendo el verso al que suele recurrir el cara de piedra Blatter. Esta vez el gobierno no se la llevó (“¿Asociación sin fines de lucro la fifa? Por favor”, dijo el ministro de Trabajo) y el col debió ponerse al día, no sin antes negociar alguna rebajita. UNA MAFIA. Pero si las cosas se limitaran a “eso”, a las triquiñuelas, presiones indebidas, atropellos y otras linduras que acostumbran las grandes trasnacionales, vaya y pase, la fifa sería una más de la lista, dice Andrew Jennings. Jennings es un famoso periodista escocés de 69 años que ganó sus galardones investigando la participación británica en el escándalo Irán-contras, la mafia del Cáucaso, las privatizaciones thatcheristas, y que en los últimos diez o quince años destapó ollas de organismos del mundo del deporte como el Comité Olímpico Internacional y fundamentalmente la fifa, a la que tiene entre ceja y ceja. Y la fifa a él, al punto de prohibirle el ingreso a conferencias de prensa en mundiales, intentarle juicios, y amenazas varias. En 2006 Jennings publicó Foul, un libro traducido a 16 lenguas en el que denuncia la corrupción en la fifa. Tanto ruido hicieron sus investigaciones que terminaron tirando abajo a dos de los capitostes de la “casa del fútbol”: los brasileños João Havelange y Ricardo Teixeira, además emparentados entre sí. Havelange había sido presidente de la fifa durante 24 años, entre 1974 y 1998, antes de cederle el trono a Blatter y ser nombrado “presidente de honor” del organismo. Teixeira dirigía la Confederación Brasileña de Fútbol. De ambos Jennings probó que habían recibido sobornos por un millón de dólares por parte de la empresa isl por los derechos de televisación de mundiales y copas regionales. “Seguramente las mordidas fueron infinitamente mayores, pero eso bastó para que Havelange debiera renunciar a su puesto ‘de honor’ en la fifa y a su cargo en el Comité Olímpico Internacional, y que también cayera Teixeira. Me siento orgulloso por haber forzado la salida de estos personajes”, escribió el británico. Pero si el “universo Havelange” era “una cueva de ladrones”, el de Blatter orbita en una categoría superior. La fifa es hoy una “verdadera mafia” a la que sólo le falta asesinar gente para ser “la copia de la de don Corleone”, dice Jennings, que en mayo pasado publicó un segundo libro sobre la maquinaria montada por el suizo: Un juego cada vez más sucio. El patrón de la fifa para hacer negocios y mantener todo en silencio. Meses atrás, en una larga nota para Agencia Pública de Brasil, había adelantado parte de ese trabajo. Lo que allí describe es un ejército de pequeños y grandes sátrapas estructurado en redes, aceitado con
CORREO del SUR coimas, tráficos de influencia, prebendas medidas en millones de dólares y en mujeres pasadas a cobro, una institucionalidad de pacotilla y una estructura piramidal que culmina en el mandamás. “Mire el mundo del presidente Blatter –convoca Jennings a sus lectores desde el sitio de Agencia Pública–: un jefe todopoderoso, comprometido con el enriquecimiento propio a través de actividades delictivas que implican corrupción y sobornos en los cierres de contratos. Y todavía está la manipulación de los resultados de los partidos y la extorsión de miles de millones de dólares a gobiernos ingenuos como el de Brasil. Esta familia criminal tiene incluso sus propios tribunales privados y un sistema de disciplina que no puede ser impugnado ante los tribunales civiles, y una cultura de la omertà, un código de honor y de silencio. ¿Han oído hablar de las Cinco Familias de Nueva York, que dominaban la mafia italiana en Estados Unidos bajo el mando de una jefatura poderosa? Pues la fifa tiene seis. Son las confederaciones que dominan cada continente: la Conmebol en América Latina, la Concacaf en el Caribe, América del Norte y Centroamérica, la uefa en Europa, la afc en Asia, la caf en África y la ofc en Oceanía. Como los mafiosos de Nueva York, cada grupo es semiautónomo y dirige su propio crimen organizado, pero todos le deben lealtad suprema al capo di tutti i capi en Zúrich.” A cada una de esas asociaciones, a las que nadie audita, la maquinaria de Blatter las aceita con millonarias “donaciones para el desarrollo” y con “el comercio ilegal de los preciosos ingresos de la Copa del Mundo, que van a parar debajo de la alfombra”. Jennings dice haber recibido de una fuente, en 2011, una lista de 170 sobornos pagados a funcionarios de alto rango de la fifa por nada menos que 100 millones de dólares. Entre esos funcionarios están los integrantes del círculo más íntimo del suizo, o quienes fueron en cierto momento sus enemigos y a fuerza de chantajes se fueron incorporando al séquito. En estos úl-
los campeonatos de la fifa, lo denunció por negociar por lo bajo con Visa. Pero a los seis meses lo reintegró con el cargo de secretario ejecutivo. Al círculo más estrecho pertenece, por supuesto, el secretario personal de Blatter, Walter Gagg, descrito por Jennings como un depredador sexual a la par de su jefe, nombrado también como “jefe de seguridad de los estadios” de Brasil 2014. Gagg es el guardián de los secretos –de alcoba y de cajas fuertes– del septuagenario patrón. Y está también Jorg Vollmuller, “un hombre minúsculo envanecido” que funge como jefe del Departamento de Comercio Legal y que opera “amenazando a los gobiernos de los países que no se pliegan a la fifa y sus patrocinadores, como la Coca-Cola”, para que “besen el culo de Blatter”. Y por supuesto la familia directa. El sobrinito Philippe es uno de los más favorecidos de los parientes. Philippe es socio de la empresa Byrom, propiedad de dos hermanos mexicanos (“los mejores amigos del receptor de propinas Havelange” en décadas pasadas), a la que se le dio el monopolio de los ingresos a los estadios mundialistas de Brasil, y de McKinsey, la empresa a la que el tío Sepp encargó, a fines de los noventa, “reorganizar la fifa” a golpe de millones de dólares en sobornos y nombramientos en las estructuras de poder. Y están los jefes regionales, a cargo de las “subdivisiones de la familia fifa del crimen organizado”. En América Latina, el periodista menciona en primera fila al ya caído Nicolás Leoz, y al argentino Julio Grondona, colocado a la cabeza de la afa por la dictadura de Videla en 1979 (todos los capitostes latinoamericanos crecieron en tiempos del Cóndor) y convertido en vicepresidente de la fifa (y presidente de tres de sus comisiones, entre ellas la de Mercadotecnia y de derechos de televisión) desde 1988. En Europa, más precisamente en “la mafia de Múnich”, Jennings incluye al alemán Fedor Rachmann, o al ex futbolista Franz Beckenbauer. Fue Rachman, dice Jennings, “quien entregó las valijas con sobornos a los líderes de la fifa en 2000, definitorias para dar la Copa
timos revista Jerome Valcke, devenido en uno de los subcapos de la fifa y en íntimo del mandamás después de haberlo enfrentado. En 2006, cuando Valcke era director de marketing de la federación, Blatter se vio obligado a despedirlo después de que Mastercard, patrocinador oficial de
del Mundo de 2006 a Alemania”. ¿CAÍDA? El año pasado el Sunday Times británico arremetió con una serie de documentos que probarían los sobornos recibidos por tres de las “mafias regionales” (las de Asia, África y la Concacaf) de parte de la federación de Qatar para nombrar al emi-
rato como sede del Mundial de 2022. Entre las tres habrían cobrado unos 7 millones de dólares. La más agraciada, con 5 millones, habría sido la federación africana, gran socia de Blatter y base de la eternización de su poder. El capo fifero habría estado al tanto de todo. En paralelo, Jack Warner, todopoderoso y corrupto presidente de la Concacaf durante tres décadas (véase recuadro), defenestrado hace un par de años, reveló que desde 1998 cobró unos 6 millones de dólares en cada reelección del suizo en los congresos de la federación. La uefa, que había votado también a favor de Qatar a pesar de que su presidente es un ex jugador de fútbol (el francés Michel Platini) y los futbolistas serían los primeros perjudicados por la designación del emirato petrolero,2 ahora se dieron vuelta y afirman que “los olores de corrupción que rodean a la fifa” hacen que en 2015 no renovarán su voto por el suizo para que complete dos décadas al frente de la fifa. “Blatter se ríe de eso”, dice Jennings. “Ya tiene comprados a la mayoría de los delegados y va a ser muy difícil que lo desbanquen.” En 2011, al ser electo por cuarta vez, el patrón de la fifa había jurado que esa sería su última gestión. Meses atrás descubrió que “aún quedan cosas por hacer” y que, “si las federaciones quieren”, aceptará gustoso permanecer cuatro años más al frente de la “familia del fútbol”. Matteo Patrono, el periodista de Il manifesto, cree que aún están lejanos los tiempos en que se deje de ver en los hoteles cinco estrellas plus del mundo la estampa del coronel retirado al frente de su cohorte. Como aquella escena del Mundial de 2010 que le describieron colegas locales. “Cuentan los periodistas sudafricanos –escribía por entonces el italiano– que la suite renacentista elegida por el presidente de la fifa en el hotel Michelangelo, ubicado en el distrito más blanco y más rico de Johannesburgo, tenía una alfombra roja ante la puerta, una habitación tan grande como una cancha de fútbol, un jacuzzi decorado al estilo africano y un minibar individual con cubos de hielo marca Evian”. En hoteles como esos, dice Jennings, Blatter acostumbra “aprovecharse de las funcionarias de su imperio. Son convocadas a una suite y en la puerta de su habitación enfrentan la imagen del Líder Máximo abriendo su bata de seda y revelando su equipo de hacer goles”. Como solía hacer, dicen, Al Capone. n 1. Una de las poquísimas federaciones no afiliadas es la de Kosovo, uno de cuyos equipos, el Hijvalia de Prístina, le ofreció un lugar a Luis Suárez durante los cuatro meses en que no puede pisar un estadio del “mundo fifa”. 2. En verano, cuando se haría el Mundial, la temperatura media en Qatar es de 50 grados. “Poco le importa a la fifa lo que sufran o no los jugadores, como lo está demostrando ahora mismo en Brasil fijando partidos al mediodía en estados como los del norte sólo porque la tele así lo quiere. Como poco le importan los cientos de obreros de la construcción que han muerto hasta ahora en las obras de los estadios en Qatar. Don Blatter dice que es un problema interno de Qatar ante el que no tiene jurisdicción, cuando si quiere se inventa esa jurisdicción”, comentó hace unos días Diego Maradona en una de sus ofensivas contra Blatter.
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Total de los menores centroamericanos detenidos en 2014 equivale al 45% de las deportaciones de menores hechas en los últimos 5 años.
Menores deportados:
“E
l número de menores centroamericanos no acompañados detenidos por la patrulla fronteriza se incrementó drásticamente de 3 mil 933 en 2011 a 10,146 en 2012. Para mayo de 2014 este número es más del doble, con 34 mil 611 menores no acompañados de origen centroamericano…” (Observatorio de Legislación y Política Migratoria, El Colef) El Observatorio de Legislación y Política Migratoria de El Colegio de la Frontera Norte, indica que debido a su reciente incremento desmedido, el tema de los menores migrantes provenientes de Centroamérica ha irrumpido en la esfera pública. En lo que va del año, 46 mil 188 menores que han llegado a territorio estadounidense sin sus padres y han sido detenidos por la patrulla fronteriza, de los cuales 11 mil 577 son mexicanos, 13 mil 282 son hondureños, 11 mil 479 son guatemaltecos y 9 mil 850 vienen de El Salvador. El total de los menores centroamericanos detenidos en 2014 equivale al 45% de las deportaciones de menores hechas en los últimos 5 años. En 2009 los números se ubican en 3 mil 304 detenidos; en 2010 hay un registro de 4 mil 444 menores; en 2011 fueron 3 mil 933; para 2012 la cifra aumenta a más del doble respecto al año anterior, con 10 mil 146 deportaciones y a partir de este año los números se incrementan exponencialmente; en 2013 hubo 20 mil 805 menores detenidos y para mayo de 2014 fueron 34 mil 611 menores migrantes. Las cifras crean alarma, ya que el crecimiento exponencial de los menores centroamericanos no acompañados detenidos por la patrulla fronteriza en 2013 y 2014, supera los 55 mil. De Honduras han migrado en dicho periodo 20 mil 029 de estos menores; de El Salvador ha sido un total de 15 mil 840, y de Guatemala suman 19 mil 547. Por ley, los menores centroamericanos después de ser detenidos por la Patrulla Fronteriza son enviados, antes de las 72 horas, con personal de la Oficina de Refugiados (ORR) de Estados Unidos para ser procesados como refugiados. Entre el mes de mayo y junio se desató una crisis en Estados Unidos por la cantidad de menores detenidos; la Oficina de Refugiados de E.U. tiene la responsabilidad de cuidar temporalmente a los menores no-acompañados, protegerlos y ayudarlos a encontrar a su familia. El 12 de mayo de 2014 la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) reconoció una situación de crisis declarando un nivel de contingencia y alerta de Nivel IV, el más alto para el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS). A partir de entonces, el DHS destina recursos a las oficinas de Texas para atender a los menores, sin embargo, ante la incapacidad de atención de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) traslada a grupos de niños a instalaciones improvisadas en Texas y en Arizona. Con información del: Observatorio de Legislación y Política Migratoria.
La crisis sin fin
La falacia naturalista El sentido común es una construcción social que los seres humanos elaboran a través del tiempo y en contextos específicos. Desde esta perspectiva, la falacia naturalista se perfila como argumento válido cada vez que asocia lo natural con “lo bueno” y selecciona comportamientos animales como si pudieran servir de ejemplo para el hombre.
Esteban Magnani
L
os expertos en retórica saben que no siempre el argumento más racional es el más poderoso para ganar una discusión. Existen atajos que se apoyan sobre el sentido común o en citas de autoridad que requerirían un gran esfuerzo para ser desmontados. Uno de los recursos más usados suele empezar con “lo natural es...” o en la “naturaleza pasa que...” y otras frases que se recitan como un dogma incuestionable capaz de cerrar la discusión más compleja. Este tipo de asertos suele aprovechar algún ejemplo capaz de demoler los argumentos contrarios con evidencia tomada de un ente superior, en este caso la naturaleza. Este tipo de “falacias naturalistas” utilizadas para justificar cualquier tipo de análisis puede quedar muy bien en una charla, pero tienen serios problemas. El primero de ellos es que, justamente, son falacias, es decir, parecen argumentos válidos, pero no lo son. En el caso de las falacias naturalistas lo que ocurre es que se asocia lo natural con lo bueno o “lo que debería ser” por medio de extrapolaciones o metáforas que en realidad no tienen mucho sentido. Por ejemplo, señalar que los cóndores son monógamos y el macho empolla los huevos de sus crías para utilizarlos como el modelo “natural” del comportamiento masculino debería acompañarse de una invitación a comer carroña en las montañas por parte de las parejas que lo toman de ejemplo. En segundo lugar, está la cuestión nada menor de la heterogeneidad de la naturaleza; por cada ejemplo se puede rastrear un contraejemplo. Es decir que –en prácticamente todos los casos– por cada lectura que permite concluir determinada característica de la “naturaleza” se puede citar un ejemplo contrario. La “naturaleza” no responde a ningún plan premeditado ni a una escala de valores morales; lo que nos lleva al tercer problema:
en general, los argumentos de este tipo tienen un tono teleológico, es decir, que atribuyen a la naturaleza una intencionalidad, una esencia, cuando sabemos que en la naturaleza intervienen numerosas variables que no tienen ningún fin que los guíe. El nombre mismo de “naturaleza” es una etiqueta creada por los humanos que recorta una serie de fenómenos, no algo que se reconozca o construya a sí mismo desde una intencionalidad. El relato Para el lector que aún no se sienta convencido pueden servir algunos ejemplos concretos y bastante dramáticos que ponen en evidencia lo sesgados que suelen ser los argumentos naturalistas. Las simpáticas nutrias, con sus pequeñas manitos cuasihumanas de deditos rosados, pueden parecer animales adorables. Entre sus prácticas capaces de seducir al corazón más duro se cuenta que las parejas suelen dormir abrazadas mientras flotan sobre las aguas para que la corriente no las separe. ¿Puede imaginar a un animalito más adorable? Tal vez sí, sobre todo cuando sepa de otro hábito menos conocido de estos dulces mamíferos: las nutrias jóvenes tienen la costumbre de aparearse con las focas bebé (cuando comparten hábitat, claro) tal como lo harían con una hembra de su especie. Este hábito pedofílico inter-especies (¿zoofílico?) de por sí desagradable desde un punto de vista antropocéntrico resulta aún peor porque durante la cópula el macho suele mantener la cabeza de la hembra debajo del agua, algo que entre nutrias ocasiona la muerte en algunos casos, pero que garantiza la asfixia de sus víctimas cuando se trata de focas pequeñas. Cabe aclarar que los victimarios no suelen mostrar culpa por las consecuencias de sus actos. Otros animales con muy buena prensa, como los delfines nariz de botella, monos, leones o suricatas son capaces de cualquier cosa con tal de aparearse, hasta de
CORREO del SUR Director General: León García Soler
matar a sus propios hijos. El efecto deseado del infanticidio es que la hembra retorne al período de celo y se torne fértil. Otras cuestiones menos graves como los hábitos exhibicionistas de los pingüinos a la hora de masturbarse pueden dar una idea de que tal vez, en cuanto a comportamientos civilizados, los animales no son la mejor fuente de inspiración. En realidad, los amantes del relato naturalista recortan finamente algunas conductas seleccionadas para traspolar comportamientos animales como si pudieran servir de arquetipos para los humanos. Quien ubique ejemplos adecuadamente acomodados y sesgados puede defender prácticamente cualquier conducta con argumentos naturalistas, desde el vegetarianismo hasta el genocidio. Otras disciplinas ¿Qué pasa si consideramos naturales también los hábitos del planeta Tierra de sacudirse intempestiva e imprevisiblemente para destruir miles de hogares, ecosistemas o producir cambios climáticos? Millones de años antes de que los primeros pies humanos pisaran la Tierra, las especies se extinguían con frecuencia y, en algunos casos, dramáticamente. Durante el período Pérmico-Triásico, hace unos 250 millones de años, desaparecieron cerca del 90 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de los vertebrados terrestres. ¿Deberíamos considerar entonces las extinciones fomentadas por las conductas humanas como parte de un proceso natural y, por lo tanto, encomiable? Incluso cuestiones básicas como el razonamiento o el ideal de justicia no parecen muy difundidas en la naturaleza (si la imaginamos como algo opuesto a la humanidad). Comportamientos humanos apoyados sobre valores antropocéntricos como el respeto, la libertad, la tolerancia, etc. permiten ubicar a nuestra especie por encima de la naturaleza dentro de nuestra propia escala de valores, la misma que
intentamos a veces justificar, paradójicamente, por medio de la naturaleza. Todos éstos son patrimonio exclusivo de los humanos por ser subproductos de la conciencia. Paradójicamente, lo que hacen los humanos es construir una escala de valores que nada tiene que ver con la naturaleza para luego evaluarla y darse a sí mismos el peor puntaje. Pero la imposibilidad de encontrar fines últimos o una moral en la naturaleza no implica que los seres humanos no deban tenerla. Justamente lo interesante de no caer en la falacia naturalista es que uno puede dar valor a la moral, la estética y ciertos principios que solo aparecen, aunque no siempre lo hagan, dentro del comportamiento humano. Es cierto que existen prácticas altruistas en ciertas especies, pero no son siquiera frecuentes y considerarlos naturales, tiene el mismo sentido que afirmar que dormir colgado de los pies también lo es simplemente porque algunas especies lo hacen. El altruismo es consciente sólo en humanos y por lo tanto valioso desde el punto de vista moral, aunque no siempre ocurra. O por decirlo en otras palabras, lo original de los seres humanos es que, a veces, priorizan el amor, el respeto, la solidaridad, por encima de comportamientos que resultan naturales (frecuentes) en la mayoría de las especies. Por otro lado, juzgar a la naturaleza desde una escala de valores antropocéntrica es mezclar peras con alfombras. De esta manera, el respeto por la naturaleza, la defensa de la Pachamama, la lucha por la preservación de especies, la búsqueda de un equilibrio entre consumo y recursos, son fenómenos exclusivamente humanos, tal vez, los mejores subproductos de la conciencia, aunque no sean universales. Los hombres suelen no sentirse completos sin esos valores que le dan sentido a la vida y encuentran en ellos un sentido, un fin del que la naturaleza carece totalmente.
Suplemento dominical de Director: Adolfo Sánchez Rebolledo
Diseño gráfico: Hernán Osorio