Número 318 Enero 20, 2013
El misterio del color. Entrevista a Roger von Gunten
Con los náufragos españoles en el mundo maya
Política y delito y delirio
2 Domingo 20 de enero de 2013
CORREO del SUR
De profetas armados y profetas desarmados VÍCTOR OROZCO
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e cumplen en 2013 quinientos años desde que Nicolás Maquiavelo escribió su pequeño tratado de política, El Príncipe. La obra, leída y releída generación tras generación, sigue aportando ideas y claves para la comprensión del fenómeno del poder político y de temas vinculados. Una de las agudezas que mayor fortuna han encontrado, estriba en la acuñación de las frases “profeta armado y profeta desarmado”. Según él, los innovadores, (los “profetas” en sentido figurado), se dividen según si disponen o no de la fuerza material, de las armas, para hacer valer sus proyectos, creencias, llamamientos. Si sólo disponen de estos últimos, es imposible que mantengan la fidelidad de sus seguidores o adherentes. Como si estuviera trabajando con el filo de un bisturí para hacer la disección de la sociedad, sus afirmaciones han aparecido siempre como el colmo del cinismo. Dice: “...los pueblos son tornadizos; y que, si es fácil convencerlos de algo, es difícil mantenerlos fieles a esa convicción, por lo cual conviene estar preparados de tal manera, que, cuando ya no crean, se les pueda hacer creer por la fuerza. Moisés, Ciro, Teseo y Rómulo no habrían podido hacer respetar sus estatutos durante mucho tiempo si hubiesen estado desarmados”. Así explica que todos los profetas armados hayan triunfado y fracasado todos los que no tenían armas. Como un ejemplo de estos últimos, consigna el caso del famoso fraile Girolamo Savonarola, por un corto tiempo dictador supremo de Florencia, quien se convirtió en un profeta desarmado cuando juntó en su contra a todos los potentados, sobre todo al papa Alejandro VI, quien pudo vencerlo empleando un fanatismo contra otro, pero respaldado el suyo por un ejército. ¿Cuántos otros ejemplos históricos es posible encontrar?. Pensemos en personajes de la historia nacional. Francisco I Madero, concitó la adhesión y el entusiasmo de cientos de miles de personas en su prédica de libertad política. Los rancheros chihuahuenses le sirvieron de primer ariete para derrotar a la dictadura. Luego, hizo su entrada triunfal a la capital de la República en apoteosis, aclamado por las masas. Nadie osó oponerse en su camino a la silla presidencial...y a los pocos meses fue sacado de una celda del Palacio Nacional para ser asesinado. Era ya un profeta sin armas, pues las había entregado al enemigo. No sólo las físicas, sino también las jurídicas y políticas, cuando aceptó renunciar. Benito Juárez parecería un profeta desarmado en 1863, cuando fue obligado a dejar la sede del gobierno y comenzar su peregrinar hasta llegar a Paso del Norte, seguido por el ejército francés. Sin embargo, el cálculo de los republicanos fue certero: el tiempo si bien no les favorecía en ese momento, a la larga jugaría en su favor. Había que cambiar territorio por plazo. La guerra desgastaría a los imperialistas, fomentaría las divisiones entre ellos y mientras tanto crecería la capacidad de las guerrillas chinacas. También operarían en el mismo sentido, aunque lentamente, los cambios en el panorama mundial, que no favorecían a Napoleón III. En 1866 y 1867 fueron cayendo una a una las principales ciudades del país, hasta la de Querétaro, donde un ejército creciente, de treinta mil soldados en el último momento, acorraló al emperador espurio y le hizo entregar la espada. El Presidente de la República era un profeta armado. ¿Y el México de hoy?. Antes de buscar respuestas, consideremos que Maquiavelo no conoció estas máquinas llamadas partidos políticos, compuestos por un amasijo de ideas, medios de comunicación, prebendas, asaltos al erario, mercadotecnia, demagogia, alianzas y demás. Algunos afirman que son los Príncipes de la modernidad. Si es así, también pueden ser entonces profetas armados y desarmados, conviviendo por momentos, con caudillos, capitanes y hombres fuertes, fraguados a la manera de los tiempos antiguos. Los grupos vencedores de la revolución, en 1929 dieron con una fórmula mágica que les permitió hegemonizar el
escenario político por siete décadas continuas. El PRI fue un profeta acorazado por las organizaciones corporativas, los poderes estatales y al último por el ejército. En 1997, pero sobre todo en el 2000 parecería que abandonaría aquella condición y correría la suerte de muchos otros partidos de Estado derrocados, disueltos o reducidos casi a entelequias. Pero no, la realidad es que lo sustancial de su sistema, de sus modos de hacer política, su temperamento, nunca fueron sustituidos por algo distinto, sino recuperados por sus opositores-aprendices. En 2012, sobre la base de la mayoría de los gobiernos estatales, retomó la Presidencia, bajo circunstancias nuevas: una prensa independiente del Estado, gobiernos en las entidades federativas de otros partidos, una capital de la República decididamente opositora, poderes judicial y legislativo no subordinados al ejecutivo, entre otras. Contra esperanzas e ilusiones, nada de esto significó una alteración en los añejos repartos del poder económico y político: grandes empresarios, altos clérigos y burócratas. Tan sólo las camarillas operadoras se diversificaron en distintos colores y siglas. El viejo dinosaurio sigue siendo un profeta armado, provisto de su arsenal de siempre. El PAN enfrenta hoy una desbandada porque perdió un elemento básico de cohesión: la capacidad para distribuir puestos públicos y canonjías. Antes, tuvo otro, representado por una idea cautivadora: la conquista de la democracia. En tanto este paradigma impregnó la conciencia colectiva, se convirtió en una fuerza material como enseñó Carlos Marx. Pero, de este antiguo traje, en las filas blanquiazules ya no quedan ni siquiera harapos. Así que, despojado de su vestidura de la cual recibía bríos y alientos, no le queda sino seguir el camino adoptado apenas se hizo del gobierno: disputar al PRI en el terreno de éste y compartir recursos ideológicos y políticos. A menos de que éste sufra un colapso originado en una causa imprevista, no tendremos en el partido de la derecha profetas armados para rato. La izquierda está ahora despedazada. La fundación de MORENA vino a ratificar la desunión. El PRD va que vuela para convertirse en un partido paraestatal, a la manera del viejo PPS, pero sin la figura señera de un dirigente como Vicente Lombardo Toledano y por tanto, de la misma traza que el PST, el PT y otros ejemplares de este corte. Pero, no debemos adelantar vísperas. Quizá una nueva fuerza de su interior nos dé la sorpresa y evite el derrumbe. En su tesitura presente, no da para otro augurio que el de un profeta con cuchillo de palo. Quedan el movimiento lopezobradorista, agrupado hoy en el futuro partido político MORENA y el EZLN. Tienen en común el peso de los caudillos. En ambos, su dominio es incontrastable, en tanto poseen carisma, prestigio social, talento y tenacidad. Son figuras únicas e irreemplazables. Su fuerza es la de su organización, a la cual con dificultad puede imaginársele sobreviviéndoles. Al mismo tiempo, sus movimientos sociales y políticos, son los únicos que hoy en el país postulan ideas y acarician utopías. Ello los hace atractivos para incontables ciudadanos altruistas y generosos. Tienen diferencias entre sí. Los zapatistas derivan su energía social de la causa defensora de los pueblos indios que enarbolan y casi monopolizan. Pero, no es suficiente para ganar la voluntad de un país de cien millones de mestizos, urbano e industrial. Ya el zapatismo histórico había mostrado esta fuerza-debilidad: poderoso e invencible en las comunidades campesinas de Morelos y zonas aledañas, pero incapaz de pelear por el dominio del resto del territorio. MORENA está en las ciudades sobre todo, pero si los zapatistas han sorteado el peligro de las luchas internas por el reparto de cargos y presupuestos, es previsible que el partido de AMLO siga la misma senda del PRD, de cuyas filas proviene el grueso de sus miembros. En cuanto lleguen los subsidios y las designaciones de candidatos, veremos a las gentes exhibir lo peor que tienen en la médula. Recuerdo, a propósito, una conversación con Leonel Godoy, por entonces miembro del comité ejecutivo del PRD presidido por AMLO: ¿Cómo
puedes evitar que la gente esté dispuesta a matarse por una regiduría?, me preguntaba. El subcomandante Marcos es de esta suerte, un profeta armado en las cañadas de Chiapas, pero desarmado en Monterrey, el D.F. y Guadalajara. López Obrador, por su parte, es el político mexicano con mayor amplitud de convocatoria en las luchas electorales, de donde se ha derivado su condición de un profeta armado y desarmado en distintos trechos de su larga carrera política. El problema es que las elecciones presidenciales se realizan cada seis años. Su empeño actual, la construcción de un partido para llegar al poder, es una tarea de titanes, como le señalaba Lombardo Toledano al general Cárdenas en 1961, incluso para el hombre de Jiquilpan. Los dos, AMLO y el Sup, pueden acabar como profetas desarmados y olvidados, si se muestran incompetentes para construir sendas organizaciones dotadas de programas históricos, entidades directivas reales, respetuosas de la pluralidad y de los individuos. Si fueren así las suyas, tal vez los veamos como profetas armados.
Palabras de Arnoldo Martínez Verdugo
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e llena de entusiasmo ver a viejos camaradas y amigos pero también veo caras nuevas y ello me motiva. Me siento halagado por todas las muestras de afecto que he recibido y emocionado por los recuerdos. Han pasado muchos años y puedo decir que lo que he hecho a lo largo de mi vida lo he hecho con convicción. En la actualidad las circunstancias me han llevado a alejarme un poco de la actividad política, cosa que no ha sido fácil para mí, pero tengo la dicha de contar con el amor, la comprensión y el apoyo de Martha Recaséns, mi mujer; hemos compartido la vida a lo largo de más de 30 años y mi deseo es que sean muchos más. Ahora le toca a quienes se están forjando las nuevas luchas por la transformación democrática y sólo quiero repetir algo que dije hace ya 30 años cuando inicié mi campaña a la Presidencia porque considero que es algo que hay que tener siempre presente: El pensamiento político, sobre todo el que se dispone a revolucionar a la sociedad, es siempre, al final de cuentas, un acto original. Su eficacia depende, ciertamente, del grado de dominio que se tenga de otras experiencias, de la madurez y el oficio con que se emplee la teoría. Pero la esencia, la modificación de la fuerza, el ejercicio de la política en su sentido más pleno y elevado, es un producto eminentemente histórico y nacional. Conocer a fondo el país, asumir su historia, hablar su lenguaje, son ya un acto político transformador... Nuestro proyecto político tiene que ir... más allá de la política. Queremos construir un nuevo liderazgo ideológico y cultural y promover una profunda transformación intelectual y moral de la sociedad. ¡Salud! 10 de enero, 2013
CORREO del SUR
Domingo 20 de enero de 2013
José Woldenberg Política y delito y delirio: historia de tres secuestros México, Cal y Arena, 2012 ROLANDO CORDERA
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a violencia llama a la violencia, mientras que el delito siempre se las arregla para aparecer y desaparecer de la mano de la política. Para todos y desde todos los tiempos: desde las mazmorras de la policía secreta zarista hasta los llanos y los montes de Guerrero. Desde la mafia siciliana a los confesionarios parroquiales donde se tejen y destejen los rescates. Puede ser, tal vez siempre lo sea, que las ideologías jueguen un papel central y hasta decisivo en la calidad y sentido de estas conexiones diabólicas. En todo caso, echar mano de justificaciones justicieras, hasta éticas o morales, es el deporte preferido del poder y sus abusos. No debe extrañar a nadie, por tanto, que desde el espejo, los que acechan al poderoso y busquen demolerlo hagan suyas esas prácticas y construyan en terrífico diálogo una circularidad corrosiva de las relaciones sociales, hasta manchar indeleblemente los procesos asépticos que, se insiste, son propios de la democracia. A esto y más nos remite esta espléndida reconstrucción de José Woldenberg del secuestro de que fueran víctimas Félix Bautista y Arnoldo Martínez Verdugo en 1985. Entonces, el más destacado dirigente del comunismo mexicano se aprestaba a volver a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, luego de que tres años atrás encabezara la formación del Partido Socialista Unificado de México y fuera su candidato a la presidencia de la República. De manera súbita, sin aparente previo aviso, desde las cañerías de una historia que muchos imaginaban superada gracias a los avances de la reforma política democratizadora iniciada en 1977, el dirigente es secuestrado para reclamar la devolución de unos dineros que según los truhanes que perpetraron la agresión les pertenecía como si se tratara de una herencia familiar. Los términos de este reclamo oligofrénico habían sido planteados con anterioridad en los secuestros y juicios a que esta banda sometió al respetado y respetable militante comunista, entonces también del PSUM, Félix Bautista. Disfrazada delirantemente de acto político, la fechoría se volvió de inmediato noticia que conmovió el mundillo político de entonces y puso en jaque la confianza de las corrientes de la izquierda que habían encontrado en las mencionadas reformas un cauce aceptable, aunque sin duda difícil y tortuoso, para conformar una corriente y una posición políticas que pudieran trascender su proverbial vida testimonial, marginal, sólo protagónica en las ilusiones y ensoñaciones de las veladas grupusculares o las remembranzas provenientes de otras experiencias revolucionarias. Éste fue, resumido abusivamente por mí, el contexto inmediato del secuestro triple cuyo relato reconstruye de modo atractivo para nosotros y nuestras menguadas memorias, José Woldenberg. El contexto mayor era el de una crisis económica mal entendida y peor manejada por el Estado, así como el de unas primeras, no por ello menos estruendosas señales de que el otrora exitoso bloque histórico heredado de la revolución mexi-
cana vivía sus últimas horas. Fracturado por la nacionalización bancaria de 1982, el pacto de dominación tan bien tejido en la segunda posguerra y reforzado en los años del llamado desarrollo estabilizador de los años sesenta no encontraba cauce eficaz para su remiendo o reproducción, en tanto que la política vivía sus primeros años de apertura sin que sus actores principales por excelencia, los partidos y la opinión pública, cayeran en la cuenta de los paralelismos nefastos que empezaban a emerger para ofrecer un sustituto eficiente a la caduca estructura de poder y dominio. Política y dinero, dinero y poder, empezaron en esos años a desplegar nuevas vocaciones y aptitudes buscando, entre otros efectos, que la arcana relación entre política y delito empezara a ser vista como un arcaísmo propio del delirio revolucionario y violento de unas franjas sociales previamente derrotadas con violencia criminal. La faja del relato lineal de lo acontecido, junto con los atractivos flashbacks reflexivos sobre su eventual o profundo significado, confluyen en un panorama cuya reducción al mero drama de nota roja, buscado entonces por unos lamentables jilgueros de la derecha anticomunista no tuvo mayor éxito. Lo que ocurría y ocurrió, iba más allá del mero anecdotario de las debilidades un tanto ridículas de una izquierda comunista atrapada con los dedos en la puerta de sus propias indefiniciones; en realidad, nos daba cuenta de una serie enorme de huecos reflexivos y meditaciones históricas que la izquierda de entonces no parecía muy dispuesta a afrontar. Tampoco lo hizo después del aberrante episodio y prefirió verlo como eso, como un momento efímero que no debía interrumpir sus elementales elucubraciones con las que se buscaba solapar una absurda guerra de posiciones entre sus diversas corrientes, el poco estimulante antecedente de las tribus actuales. No se encaró de frente el tema de la violencia y la política, en general y en particular el que tiene que ver con los socialistas y la izquierda democrática. Tampoco se hizo lo necesario, unos años después, con el desplome del comunismo soviético y del conjunto del bloque que pretendía conformar una economía-mundo alternativa. El resultado ha sido una suerte de orfandad voluntaristamente buscada que no puede sino dar lugar a un adanismo serial del que no pueden resultar sino más extravíos en el discurso, la estrategia, la manera de entender, vivir y sobrevivir este mundo salvaje y agresivo de la globalización y sus crisis sin fecha de término. Encuentro en esta problemática, no abordada ni resuelta adecuadamente en aquellos días y hasta hoy, que no pretendo adjudicarle a nuestro autor, una razón poderosa para proponer la lectura de esta su más reciente entrega. Las dubitaciones de quienes habían vivido los antecedentes de la decisión criminal de esos autodesignados revolucionarios justicieros, son desde luego cosa pasada. Pero no juzgada y el libro es un recordatorio poderoso de que, para la izquierda, la cuestión de fondo tiene que visitarse una y otra vez, porque los círculos obsesivos de la violencia
que emanan de la política de poder y del poder, siguen con y entre nosotros. Al actualizarse y volver a hacerlo, sus máscaras no son solamente las que usan los grupos rurales o periféricos de real o fingida auto defensa. Hoy, son los de supuestos o reales anarquistas, jueces inapelables de la decadencia de una democracia balbuceante o severos señores de una moral y una ética entendidas y practicadas como formas únicas del rigor o la verticalidad políticas. El delirio que organiza la narración no es un buen artificio para darle a ésta una mayor plasticidad y atractivo. Es un subproducto real de una forma grotesca de entender la política y buscar el poder, aunque haya quedado bien acreditado que junto o detrás de la violencia ejercida y proclamada estaban presentes también propósitos dinerarios. La lista de personajes habla por ella misma de la complejidad y longitud de esta saga: Lucio Cabañas, el Partido de los Pobres; el Procup: don Sergio Méndez Arceo; los seguimientos de Miguel Ángel Granados Chapa; el secuestro de Alfredo Harp; el EPR, Aguas Blancas y sus derivados....El cura Bonilla y el secuestro de Rubén Figueroa, el PCM una y otra vez, deshojando la margarita de la legitimidad o no de “todas las formas de lucha”... “Los puentes entre la política y el delito, nos recuerda José Woldenberg en su “Colofón”, no son nuevos... La conquista o preservación del poder en no pocas ocasiones lleva a transgredir normas de todo tipo, siguiendo la añeja y siempre presente conseja de que el fin justifica los medios “Pero en el repaso de los acontecimientos... hay un ingrediente extra: el delirio... Esa capacidad... autorreferencial, que en su despliegue se va distanciando de los otros hasta edificar un mundo singular, cuyas claves sólo las tienen los iniciados “Nadie puede asegurar que no se pueda caer en lo mismo” Agrego: ni desde la revolución definitiva; ni desde el redentorismo más entregado; ni desde el poder.. por democrático que haya sido o prometa ser. Evitar el cuarto secuestro, el de la razón, podría ser otro legítimo colofón a este libro cuya lectura es, más que recomendable, obligada. Guadalajara, Feria del Libro, 02/12/12
De ida y vuelta
Libros
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as peores noticias no ocupan siempre los grandes titulares de los periódicos. Pero están ahí, como testigos impasibles de que la realidad es dura, persistente. Mientras se echan a vuelo las campanas de la reforma educativa, que ya es constitucional, nos enteramos de que el porcentaje de personas que leen en México bajó 10 puntos porcentuales en los últimos seis años. Se dice fácil, pero la cifra ilustra un ángulo dramático de lo que ha sido la sociedad mexicana en los últimos años, más allá de los discursos oficialistas. Al presentar la Encuesta Nacional de Lectura 2012, la Fundación Mexicana para el Fomento a la Lectura, presidida por Lorenzo Gómez Morfín, ofreció datos escalofriantes para un país que presume de su pertenencia a la OCDE y se apresta, dicen, a realizar una “revolución” en la calidad de la enseñanza. Según Morfín, si en 2006 “un 56 por ciento decía leer” en el 2012 el total disminuyó a un 46 por ciento. Y no solo eso: 40 por ciento de los mexicanos de 12 años y expresó nunca haber leído, lo cual nos aproxima a una situación de analfabetismo virtual cuyas secuelas no podrían ser mas graves, considerando que un 10 por ciento de los mexicanos sencillamente creen que la lectura “no sirve para nada”. Hay hogares donde el libro es un objeto extraño, inútil, un gasto que muchas familias no se pueden permitir ante la crudeza de sus necesidades. Pero sin el libro –cualquiera que sea su presentación— no hay cultura ni tampoco conocimiento. Pretender potenciar la escuela para convertirla en la pieza maestra de la transformación nacional sin contra con la lectura es pura demagogia. La información dada a conocer no precisa cuál es o será el papel de las modernas tecnologías, pero es obvio que un país con una demografía como la nuestra, donde los jóvenes ocupan un lugar central, no se puede dar el lujo de que la lectura de libros se mantenga estancada es cifras bajas de por si. Es evidente que este punto crucial México retrocede. La no lectura es un síntoma de la gravedad de los problemas acumulados, de la desigualdad y la polarización encubierta bajo el disfraz de una “sociedad de clase media”.
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CORREO del SUR
ENTREVISTA A ROGER VON GUNTEN /VISION E IMAGEN
El misterio del color HERNÁN OSORIO
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esafortunadamente el maestro Roger von Gunten tuvo un percance caminando en las cercanías de su hogar hace tres semanas, lo cual no impidió que, pese a su escasa movilidad por la fractura del brazo, nos recibiera gratamente en su casa-estudio para aclarar nuestras inquietudes. Ésta fue la conversación: -¿Cómo se encuentra de salud? -Bien, con un brazo roto pero bien, por lo pronto me da tiempo para reflexionar, me tiene inmovilizado pero ni modo. - Maestro ¿cuál ha sido su experiencia con este grupo? -Hemos trabajado en esto un grupo de pintores que ya tienen su propia trayectoria, su manera de pintar, tratando de hacer en conjunto algo que no hubiéramos hecho en el estudio. Un pintor siempre pinta en su estudio, trabaja sobre lo suyo, pero también alejarse de lo suyo ha sido muy fructífero, todos sentimos el impacto al trabajar de esta manera. Finalmente son cursos para aprender. Aquí tratamos de ahondar en el color como elemento estructural, como elemento visual, perceptible desde muchas relaciones anímicas, dándole vida y mensaje a muchas formas: eso es algo especial que hemos trabajado. Es difícil definir al color como fenó-
Desde hace dos años y medio, el maestro Roger von Gunten, ha impartido un taller de color y pintura en el espacio denominado Apozonalli, en Tepoztlán, en el cual participan Marcela Navarrete, Olivia Garza, Lizette Arditti, Gerda Hansberg, Alejandra Barrera, Teresa Rubio, Ana Zapata, Gina Rodríguez “Geroco”. Como otro fruto de ese esfuerzo, será inaugurada el próximo sábado 26 de enero en la galería de arte La Turbina de Tepoztlán, Morelos, la exposición “Visión e imagen” que reúne obras de los talleristas y del propio Maestro Von Gunten, a quien buscamos para que nos hablara sobre ésta experiencia. meno, como organismo, no como elemento decorativo que sale de tubos y de botes. -¿Qué nos puede decir sobre la exposición colectiva a inaugurarse en próximos días? -Tratamos de hacer visualizaciones sentidas, darle forma a algo que se siente, haciéndolo con precisión poética y capaz de trasmitirse como idea. El título de la exposición es “Visión e imagen”, aunque también pen-
Azul que sufrió tres accidentes, de Roger von Gunten
samos ponerle “Bosón de Higgs”, que es algo que no tiene forma, ni superficie, ni sustancia, es un ente totalmente indispensable pero también totalmente indefinible materialmente, se le puede dar cualquier forma si esta forma transmite la idea indispensable. “Visión e imagen” aborda lo visual y lo visible: busca hacer visible algo mediante elementos visuales que todos conocemos pero cuyo manejo permite que exista
Obra de Olivia Garza
CORREO del SUR
El accidente, de Marcela Navarrete
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una entidad que se llama imagen, algo nuevo, algo que tiene coherencia y poder de mensaje. -¿Cuál fue el resultado de abordar un tema y plasmarlo en diversas visiones a través de la pintura? -Muy interesante, muy contundente la respuesta, porque es poco usual que se tome un tema que no tiene una forma ya establecida, que no se pueda describir y que no nazca de la visualización directamente. -Uno de los temas que abordan en la exposición es “menos es más”. -Quizá es el más difícil, de todo se puede decir que menos es más, menos frío más calor, menos hambre es más satisfacción, pero aquí se trata de ver este menos como algo positivo, no cuantitativamente positivo si no también como una situación superior. -Previo a la inauguración de la exposición tienen contemplado una mesa de discusión. -Para introducir el tema y para exponer por qué lo hacemos, no por capricho si no por tratar de volver a la autonomía de la imagen y de la obra de arte frente a lo que se llama hoy en día el guión curatorial. Nosotros tratamos de presentar la autonomía de la imagen como individuo con su identidad, su integridad y su plenitud interior, es un organismo no un órgano, el guión curatorial, en cierta forma, degrada la imagen a un órgano dentro de un organismo que este mismo guión crearía. Roger von Gunten es un pintor y escultor suizo nacionalizado mexicano desde 1980. Llegó a México en 1957 por el puerto de Manzanillo, Colima y poco después se nacionalizó mexicano. En México, se reunió con varios jóvenes que más tarde serían conocidos como La Generación de la Ruptura. Un tiempo después emigró a Tacámbaro, Michoacán, donde residió por varios años aunque luego se mudó al estado de Morelos, en donde radica actualmente, muy cerca del cerro del Tepozteco. Sus obras son de un abstracto figurativo llenas de mitología, erotismo e ironía. En 1993 fue aceptado como miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. El próximo sábado 26 de enero la mesa de discusión será a las 13:30 horas y la inauguración de la exposición será a las 14 horas con obras de Marcela Navarrete, Olivia Garza, Lizette Arditti, Gerda Hansberg, Alejandra Barrera, Teresa Rubio, Ana Zapata, Gina Rodríguez “Geroco” y el maestro Roger von Gunten. La galería La Turbina, abre de viernes a domingo de 13:30 a 20 horas y se encuentra ubicado en el Callejón Camohmila #17, en Ixcatepec, en Tepoztlán, para mayores informes: (739) 3950077.
6 Domingo 20 de enero de 2013 LUIS BARJAU
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a historia de los dos primeros náufragos españoles del siglo XVI, que arrastrados por una tormenta fueron a dar a la costa norte de la península de Yucatán, en el punto después nombrado Cabo Catoche, es sólo aparentemente sencilla: Un grupo de españoles avecindados en Santa María de la Antigua del Darién (Panamá), había sido enviado desde la isla Santo Domingo para capturar indígenas que fueran a trabajar a Cuba, en la incipiente minería y en otras duras tareas, que por cierto los extinguía a pasos agigantados. Tal grupo de españoles abandonado a su suerte en tierra firme se subdividió en dos bandos enemigos a causa de las dificultades impuestas por las condiciones de vida, precarias, que soportaban. El líder de uno de los bandos, Diego de Nicuesa, (su rival era Vasco Núñez de Balboa) se vio obligado a partir en un bergantín capitaneado por un Juan de Valdivia hacia Santo Domingo, para informar a su gobernador el Almirante Diego Colón, de tales dificultades, pero la nave se averió en los bajos llamados de las Víboras o Alacranes, cercanos a Jamaica. Para salvarse, 20 marinos tomaron el batel de la nave y fueron llevados sin rumbo por el mar encrespado, hasta dar con tierras mayas. Iban entre ellos, el piloto Valdivia, el propio Nicuesa, el Alférez de Montada, subdiácono o fraile Jerónimo de Aguilar, nacido en Écija y un marino de Palos llamado Gonzalo Guerrero. Murieron muchos. Sobrevivieron seis. Encarcelados en una aldea maya, el fraile y el marino lograron escapar. Eso ocurrió en el año de 1511. Perseguidos, tuvieron que separarse. Aguilar fue atrapado en un pequeño reino cercano a Isla Mujeres donde fue esclavizado por ocho años hasta que lo rescató
CORREO del SUR
Con los náufragos
Hernán Cortés en 1519. Guerrero fue a dar a Chetumal donde fue detenido por los hombres del halach-huinic o cacique y allí vivió hasta el final de sus días; casó con la hija del propio cacique, se convirtió a la cultura y religiosidad local, murió peleando contra los suyos, españoles, en una comunidad centroamericana. Pero estos dos célebres náufragos habrían de ser los primeros españoles que pisaran tierra mesoamericana, y es a ambos a quienes corresponde en realidad el honor del descubrimiento de una de las grandes culturas del continente. Esos primeros españoles, Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, que se relacionaron con los mayas, crearon sin saberlo, dos modos de interacción euro-
pea con los indios americanos; pero modos que resultarían arquetípicos y cuyas particularidades marcaron todo el proceso de la conquista: la larga etapa de cristianización de la mentalidad religiosa local, la occidentalización de su cultura. Y dichos modos subsisten hasta la fecha diluidos (se podría decir) en la idiosincrasia e ideología mexicanas. Tales modos estuvieron representados, por una parte, por la acción y el papel desarrollado por Aguilar entre los mayas. Y que fue este primer modo el de la aceptación forzada de las costumbres indígenas, pero a la vez que Aguilar introducía modalidades españolas en el quehacer cotidiano, particularmente en las estrategias militares de la guerra contra enemigos de reinos vecinos. Pero después, una vez que este personaje es liberado por Hernán Cortés, se integró al proyecto de conquista, dominación, evangelización, esto es, occidentalización de la cultura mesoamericana. Este modo, es el de la conquista. Entre él y la Malinche traducían maya y náhuatl al español: ella vertía del náhuatl al maya y él, del maya al español. Fue Alcalde de Segura de la Frontera o Tepeaca, encomendero, y murió de bubas cerca del rio Pánuco en 1531. El segundo modo fue el representado en Chetumal por Gonzalo Guerrero: sometido inicialmente (igual que Aguilar) por el cacicazgo local, pero después aceptando poco a poco los imperativos de la cultura indígena, demostrando y enseñando sus conocimientos de marino y carpintero español, ganando la confianza del cacique, aceptando a su hija en matrimonio, haciéndose un converso de la religiosidad y de la cultura maya, hasta el punto de volverse un indígena más y luchar incluso contra los españoles que constantemente asediaban los conglomerados sociales mayas de los alrededores. Muere en Puerto de Caballos, Honduras, el 13 de agosto de 1536 en un ataque (comandado por Pedro de Alvarado) de los conquistadores a los mayas. Gonzalo Guerrero peleaba del lado de los indígenas. ¿Cómo sería la conciencia, la convicción, el ánimo de este español en su vida diaria y en esta última batalla? Estas cuestiones implican problemas fundamentales que ni la historia ni la antropología han asumido hasta la fecha y que son la punta de lanza para el establecimiento de una visión nueva, desprejuiciada y valiosísima sobre nuestra historia nacional y sobre el desenvolvimiento y revolución cultural de nuestra espiritualidad. Similares preguntas
se pueden establecer respecto de muchos matices de la narración histórica de la Conquista. Algunos de estos matices se pueden señalar, aunque sean tantos los que se deban investigar como fuente nueva para la comprensión completa de la historia. Por ejemplo el motivo por el cual Moctezuma II envió en Veracruz a un indígena ante Cortés, que tenía un notable parecido con él, según apuntó Bernal Díaz del Castillo. El motivo por el cual la Malinche en Centla no escapó cuando fue regalada por el cacique
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españoles en el mundo maya al conquistador. Qué significó que la hueste de Juan de Grijalva observara en la representación escultórica del árbol sagrado de los mayas una cruz cristiana. Etcétera. Del primero de ambos modos arquetípicos, el signado por Aguilar, se puede decir que persistió dominando y devastando la cultura indígena local, conquistando y venciendo: imponiendo el idioma español, el modo de producción mercantilista (hoy capitalista), el cristianismo y en general la cultura occidental. El segundo estuvo representado por Guerrero. De quien se debe decir que con una mujer de la tierra inició el intercambio conyugal entre europeos e indígenas, eso que tanto tiempo se denostó pero también, paradójicamente, se exaltó con orgullo y se remarcó hasta el cansancio bajo el dudoso y ambiguo término del mestizaje. Término que en el único ámbito donde tuvo vigencia real fue entre el intercambio y en la fusión de los aspectos de ambas culturas enfrentadas, pues en el biológico se atribuyó a la incierta noción de las razas, una clasificación que la ciencia moderna ha descartado. Este segundo modo fue el de la asimilación de lo europeo a la singularidad cultural indígena. Por lo tanto la creación de un nuevo paradigma, de una nueva amalgama, de una nueva cultura y de una nueva
visión del mundo que después fungiría como la base del advenimiento de una nueva nación en el panorama internacional: México. Algo semejante ocurriría también en otros países latinoamericanos. Sin embargo lo que subsistió en México fue la conquista. La transformación de todo el territorio mesoamericano por vía de la cristianización, de la imposición del idioma español como lingua franca, de la implantación de un modo de producción ajeno a las relaciones económicas y sociales del antiguo régimen indígena. Pero acaso el trasplante de este complejo proceso occidental en un molde sociocultural mesoamericano (que era milenario, en extremo singular, único en el universo porque las culturas indígenas no tuvieron nunca comunicación con el resto del mundo sino hasta muy tarde, en el siglo XVI), impidiera la reproducción completa de los propios factores occidentales que hemos mencionado, la reproducción modular y acaso esencial de los mismos, hasta el punto de que se creara un nuevo matiz del cristianismo, del sistema socioeconómico y de la lengua española, de la cultura en general. Es seguro que estas modalidades significan lo más importante a estudiar, significar y comprender de la historia nacional. Es seguro que en ellas se encuentran
los pasajes para entrar a entender, mucho más a fondo, los problemas históricos, sociales y contemporáneos que afectan
la vida de la sociedad aun en la actualidad. Es seguro que en dicha especificidad y singularidad culturales se encuentran no solamente las respuestas a una buena parte de la problemática social local, sino acaso también, un nuevo modelo para repensar la sociedad universal. Porque el conocimiento aumenta con la confrontación de las costumbres y de las ideas, en la confrontación de Occidente y Mesoamérica, en donde el primero había interactuado largamente con África, Medio Oriente y Oriente, y la segunda con nadie más que consigo misma, debió existir una buena semilla para la restructuración y enriquecimiento de las ideas; debió haberse constituido en esta extraordinaria forma de relación, un verdadero laboratorio antropológico para la observación del mundo. Sin embargo, el resultado historiográfico del encuentro de dos mundos y de la conquista, no pudo más que observar el fenómeno unilateralmente: tratando de narrar la historia nacional con la óptica occidental, tratando de narrar el tiempo mexicano como si se tratara de algo exacto al de una entidad europea. Cuando observaba a las culturas indígenas no solamente dicha narración se ejercía en lengua española, sino que se describían los milenios de una sociedad sin escritura alfabética, que conservaba, por tradición oral, el testimonio de su pasado. El ejercicio historiográfico categorizaba la cultura indígena al modo europeo. Y en sus extremos analíticos, se declaraba impotente para comprender a un mundo “tan extraño” Cuando emitía juicios, inevitablemente empleaba sus propias categorías de análisis: ubicó así, “una religión”, la existencia, las características y la procedencia de “muchos dioses”, conservó el decreto histórico novohispano de la existencia de la idolatría, la sodomía, la cobardía connatural del indígena, su indolencia, poniendo como ejemplo máximo nada menos que al propio Moctezuma; observó, por ejemplo, culturas como la maya, como una “sociedad de clases”; llegó a tipificar un “modo de producción” indígena, como “asiático”. Satanizó, desde las crónicas españolas del siglo XVI, la mente indígena, en primer lugar evidenciando los sacrificios humanos y la antropofagia: los indios –como escribió Sahagún– habrían pasado toda su historia en brazos de Satanás, por lo cual se hacía indispensable su evangelización, punta de lanza que fue de la occidentalización. La vida indígena habría sido obviamente una equivocación metafísica y filosófica, que era necesario corregir. Ciertamente, es difícil categorizar los fenómenos de la cultura indígena con herramientas del pensamiento teórico que no sean occidentales. Y nunca se ha ensayado un análisis con categorías de las culturas africanas u orientales. Pero hoy, en la diversidad y el uso de paradigmas diferentes, que la antropología moderna ya ha descrito, y en la aceptación de la unicidad idiosincrásica y cultural de la historia indígena y en la observación de los procesos del encuentro de civilizaciones y de las particularidades de la conquista de México, puede hallarse un camino nuevo para la filosofía, para la historia, para la antropología, para la sociología, en fin, para un avance importante en la comprensión del mundo y de sus densos problemas.
Carta Laica “La democracia es sinónimo de laicidad, en virtud de que es contraria al fanatismo, al dogmatismo, a la superstición, al pensamiento único y a los valores absolutos que son inaccesibles a la razón humana” Jorge Carpizo Considerando: ue la laicidad del estado es una conquista que ha distinguido al México moderno. Que desde hace 150 años, venturosamente, se consolidó una cabal separación entre las normas y las autoridades civiles y las instituciones religiosas. Que ese proceso ha tenido reconocimiento constitucional en diferentes momentos y ha quedado plasmado en la constitución con el reconocimiento del carácter laico de la República mexicana. Que la separación entre el estado y las iglesias y el sometimiento de estas últimas a los ordenamientos y autoridades civiles son condición para que las personas ejerzan la libertad de conciencia que la constitución les reconoce y puedan convivir en un contexto de pluralidad en el que se respetan y protegen las diferencias. Que la laicidad es fundamento de libertad y palanca contra la discriminación y, por lo mismo, es una condición que hace posible la convivencia democrática. Que en las sociedades democráticas la libertad de conciencia y el derecho de las personas a profesar o a no profesar creencias religiosas debe estar garantizada. Que en un estado constitucional y democrático se reconoce a todas las iglesias que ajustan sus prácticas a las leyes del estado y que respetan los derechos de los terceros en igualdad de condiciones. Que todos los ministros de todos los cultos deben estar sometidos a las leyes del estado sin excepciones. Que un estado laico no es un estado antirreligioso ni un estado intransigente. Que un estado laico reconoce a todas las personas libertad para modular su conciencia y su vida a partir de sus propias convicciones en igualdad de condiciones. Que la laicidad también implica el reconocimiento y el respeto a las convicciones morales y filosóficas de las personas que no profesan religión alguna. Que en un estado laico es inadmisible que una iglesia o un grupo religioso imponga sus dogmas, principios o reglas de conducta a la comunidad política. Que la educación debe ser laica porque de ello dependen la libertad de conciencia y el futuro de la democracia. Que la legitimidad de las normas colectivas en una sociedad democrática solo puede provenir de la legitimidad que otorgan los ciudadanos a sus representantes electos. Que las normas colectivas deben ajustar su contenido a los límites que impone la constitución siendo un límite cardinal el respeto a los derechos fundamentales de todas las personas sin discriminaciones. Que el federalismo no puede ser un pretexto para fracturar el principio de igualdad ante la ley por lo que las creencias de la mayoría de la población en una entidad no pueden configurar el contenido de las normas colectivas en detrimento de los
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derechos de las minorías o restringiendo el alcance de derechos otorgados a todas las personas por la constitución nacional. Que, como han sostenido los autores de la Declaración Universal sobre la Laicidad en el Siglo XXI, “La laicidad del siglo XXI debe permitir articular diversidad cultural y unidad del vínculo político y social, de la misma manera que las laicidades históricas tuvieron que aprender a conciliar las diversidades religiosas y la unidad de este vínculo”. Que México enfrenta una coyuntura difícil en la que algunas personas y organizaciones militan en contra de los principios enunciados. Los firmantes de esta carta –promovida por la “Cátedra Extraordinaria Benito Juárez” de la Universidad Nacional Autónoma de Méxiconos dirigimos a la opinión pública para hacer un llamado al Presidente de la República, legisladores, jueces y demás autoridades del estado en todos los niveles de gobierno para que, en observancia de lo que dicta nuestra constitución, se comprometan a las siguientes:
Las tres músicas, de Marcela Navarrete
Acciones: • Garantizar en todos los ámbitos de la vida pública la separación entre la esfera política que incumbe a toda la sociedad mexicana y la esfera religiosa que concierne solo a los fieles de las diversas religiones. • Promover la tolerancia como principio fundamental de convivencia democrática para sentar las bases de una sociedad que reconoce el valor de las diferencias. • Garantizar que el contenido de las normas respete los principios de libertad, igualdad y no discriminación que impone el marco constitucional. • Garantizar la laicidad de la educación. La escuela debe ser un espacio de encuentro plural y abierto en el que, como dicta la constitución, los contenidos educativos –en todas las materias- se orienten por el progreso científico y combatan la ignorancia, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. • Garantizar que existan las condiciones para que la investigación científica se desarrolle sin obstáculos fundados en dogmas religiosos. La búsqueda y la difusión del conocimiento, a través de la investigación y la docencia, deben trascurrir sin ataduras a dogmas o presuntas verdades reveladas. • Garantizar que la laicidad sea el principio que oriente las políticas públicas en materia de salud y de preferencia sexual. • Evitar que el federalismo se convierta en un pretexto para fragmentar el principio de igualdad en derechos. Todas las personas, independientemente de la entidad federativa en la que vivan o se encuentren, deben ser titulares de una amplia esfera de libertades en igualdad de condiciones. • Promover las reformas necesarias para restituir la vigencia de la laicidad en los casos donde hayan sido adoptadas disposiciones que contravengan los principios proclamados en esta Carta.
Obra de Olivia Garza
Menos es más, de Roger von Gunten
México, D. F., a 14 de enero de 2013
CORREO del SUR Director General: León García Soler
Suplemento dominical de Director: Adolfo Sánchez Rebolledo
Diseño gráfico: Hernán Osorio