Correo Del Sur No 450

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Número 450 Agosto 2, 2015

La debacle griega / Alemania como problema / Pobreza 2014: ruda y persistente / Cómo pierde dinero América Latina / México, con más desigualdad que otros países: Oxfam / Una bandera cubana flamea nuevamente en Washington DC


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CORREO del SUR

La debacle griega Perry Anderson

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a crisis griega ha provocado una mezcla previsible de indignación y autosatisfacción en Europa, donde se oscila entre deplorar la dureza del acuerdo impuesto a Atenas y celebrar el mantenimiento in extremis de Grecia en la familia europea, o bien las dos cosas a la vez. La primera reacción es tan fútil como la segunda. Un análisis realista no deja lugar a ninguna de las dos. Que Alemania sea una vez más la potencia hegemónica del continente no supone notición alguno en 2015: la cosa resulta evidente desde hace por lo menos veinte años. Que Francia se comporte como servidora suya, en una relación bastante semejante a la del Reino Unido frente a los Estados Unidos, no resulta para empezar una novedad política: después de De Gaulle, la clase política francesa ha vuelto a sus reflejos de los años 40. Se acomoda y admira incluso a la potencia dominante del momento: ayer, Washington, hoy, Berlín. Menos sorprendente todavía resulta la cuestión actual de la unión monetaria. Desde su origen, las ventajas económicas de la integración europea que da por hecho la opinión bienpensante de toda laya, han sido en realidad muy moderadas. En 2008, los cálculos de Barry Eichengreen y Andrea Boltho, dos economistas favorables a la integración, concluían que ésta había aumentado el PIB del mercado común un 3 o un 4% entre el final de los años 50 y la mitad de los años 70, que el impacto del Sistema Monetario Europeo era insignificante, que el Acta Única Europea ha podido añadir un 1% y que la Unión Europea no había tenido casi ningún efecto discernible sobre el crecimiento o la producción. Eso fue antes de que la crisis financiera golpease a Europa. Desde entonces, la cortapisa de la moneda única se ha revelado tan desastrosa para los estados del sur de Europa como ventajosa para Alemania, donde la represión salarial — que enmascara un crecimiento muy débil de la productividad— ha asegurado a la industria alemana su ventaja competitiva contra el resto de Europa. En cuanto a la tasa de crecimiento, la comparación con las cifras del Reino Unido o de Suecia, desde Maastricht, basta para desmontar la afirmación de que el euro habría beneficiado a otro país aparte de a su principal arquitecto. Esta es la realidad de la «familia europea», tal como la ha construido la Unión Monetaria y el Pacto de Estabilidad. Pero su ideología es inquebrantable: en el discurso oficial e intelectual, la UE siempre garantiza la paz y la prosperidad del continente, destierra el espectro de la guerra entre las naciones, defiende los valores de la democracia y los derechos humanos y hace respetar los principios de un libre mercado moderado, zócalo de todas las libertades. Sus reglas son firmes pero flexibles, pues responden a un doble imperativo de solidaridad y eficacia. Para las sensibilidades que se empapan de esta ideología común al conjunto del personal político europeo y a la vasta mayoría del comentario mediático, el sufrimiento de los griegos ha constituido un espectáculo doloroso. Pero, felizmente, ha triunfado el buen sentido, se ha llegado a un compromiso y no queda más que esperar todos juntos que la Unión no haya sufrido daños irreparables. Desde la victoria electoral de Syriza en enero, el curso de la crisis en Grecia era igualmente previsible, a excepción del golpe de efecto final. Los orígenes de la crisis eran dobles: la calificación fraudulenta para la entrada en la zona euro por parte del PASOK de Simitis y el impacto del crac global de 2008 sobre la economía frágil de una Grecia endeudada y no competitiva. Desde 2010, ha aplicado la troïka compuesta por la Comisión Europea, el BCE y el FMI progra-

mas de austeridad sucesivos — antaño llamados «planes de estabilización» — dictados por Alemania y Francia, cuyos bancos habían sido los más expuestos al riesgo de impago. Cinco años después de paro masivo y de recortes presupuestarios sociales, la deuda alcanzaba nuevas cimas. En este contexto, Syriza ganó porque prometía con fogosidad y convicción poner fin a la sumisión a la troïka. «Renegociaría» las condiciones de la tutela europea. ¿Con qué contaban para lograrla? Simplemente, con implorar un trato más suave, y con jurar cuando no se conseguía con esto, ruegos y juramentos dirigidos, por tanto, a los nobles valores de Europa, a los cuales el Consejo Europeo no podía ser indiferente. Estaba clarísimo, desde un principio, que ese verter súplicas e imprecaciones resultaba incompatible con toda idea de salida del euro. Por dos razones. Los dirigentes de Syriza no llegaron a hacer la distinción mental entre la pertenencia a la zona euro y a la EU, considerando la salida de la primera como equivalente a la expulsión del otro, es decir, la peor pesadilla para los buenos europeos que aseguraban ser. Luego, sabían que, gracias a los fondos estructurales y a la convergencia inicial de los tipos de interés europeos, el nivel de vida de los griegos había progresado efectivamente durante los años Potemkin de Simitis. Los griegos tenían por tanto buenos recuerdos del euro, que no vinculaban a su miseria actual. Más que tratar de explicar este vínculo, Tsipras y sus colegas repitieron a quien quiso oírles que estaba fuera de discusión abandonar el euro. Al obrar de este modo, renunciaron a toda esperanza seria de negociar con la Europa real y no con la Europa con la que fantaseaban. La amenaza económica de un Grexit era desde luego bastante más débil en 2015 que en 2010, al haberse reflotado los bancos alemanes y franceses entretanto por los planes del sedicente rescate de Grecia. Pese a algunas voces alarmistas residuales, el Ministerio de Finanzas alemán sabía desde hace algún tiempo que las consecuencias materiales de un impago griego no serían dramáticas. Pero desde el punto de vista de la ideología europea a la que se adhieren todos los gobiernos de

la zona euro, este golpe simbólico asestado a la moneda única y al «proyecto europeo», como gusta de decirse en estos días, habría supuesto una terrible regresión que había que impedir a toda costa. Si Siriza hubiera elaborado desde su llegada al poder un plan B para un impago organizado — preparando los controles de capital, la impresión de una moneda paralela y otras medidas de transición imposibles en 24 horas para evitar el desorden — y hubiese amenazado a la UE con aplicarlo, habría dispuesto de armas para negociar. Si hubiera declarado que en caso de prueba de fuerza, retiraría a Grecia de la OTAN, hasta Berlín se lo habría pensado dos veces antes de un tercer programa de austeridad, ante el temor americano que suscita una perspectiva así. Pero para los Cándidos de Syriza, esto era todavía más tabú que la idea de un Grexit. Frente a un interlocutor privado de toda influencia y que alterna entre el ruego y los insultos, ¿por qué iban a las potencias europeas a hacer la menor concesión, sabiendo desde el principio que todo lo que decidieran sería in fine aceptado? Visto desde este ángulo, su conducta ha sido completamente racional. La única sorpresa notable en esta crónica ya escrita por anticipado fue que Tsipras anunciara, en último extremo, un referéndum sobre el tercer memorándum y que el electorado rechazara éste de modo masivo. Armado de este rotundo «No», Tsipras ha pronunciado un «sí» avergonzado a un cuarto memorándum todavía más duro que el anterior, pretendiendo a su vuelta de Bruselas que no había otra elección en razón del apego de los griegos al euro. Pero, en ese caso, ¿por qué no haber planteado esa pregunta en referéndum: ¿están ustedes dispuestos a aceptarlo todo por permanecer en el euro? Al llamar después a votar No, y exigir un dócil Sí menos de una semana después, Syriza ha cambiado de chaqueta más rápido de lo que votó la socialdemocracia los créditos de guerra en 1914, aun cuando en esta ocasión una minoría del partido haya salvado el honor. A corto plazo, Tsipras prosperará sobre la ruina de sus promesas, como hizo el primer ministro laborista británico Ramsay MacDonald, cuyo gobierno de unidad nacional, compuesto en su mayoría por conservadores, impuso austeridad en plena Gran Depresión, antes de morir entre el desprecio de sus contemporáneos y el de la posteridad. Grecia ya ha tenido su parte de dirigentes de esta calaña. Poca gente ha olvidado la Apostasía de Estefanópulos en 1965 [1]. El país habrá sin duda de sufrir otras. ¿El quid más general de la lógica de la crisis? Todos los sondeos muestran que en todas partes el apego a la Unión Europea ha descendido fuertemente — y con razón —en diez años. Ahora se la ve como lo que es: una estructura oligárquica, gangrenada por la corrupción, construida sobre la negación de la soberanía popular, que impone un amargo régimen de privilegios para unos y de coacciones para todos los demás. Pero esto no significa que esté mortalmente amenazada por abajo. La colera aumenta entre la población, pero en ausencia de catástrofe, el primer instinto consistirá en aferrarse a lo que existe, rechazando también lo que pueda ser antes que arriesgarse a lo que pudiera ser radicalmente diferente. Esto no cambiará hasta que la cólera sea, y sólo cuando lo sea, más fuerte que el miedo. Por el momento, los que viven del miedo — la clase política a la que a partir de ahora pertenecen Tsipras y sus colegas— pueden estar tranquilos. [1] Apostasía designa al contingente de renegados dirigido por Estéfanos Estefanopulos que pasó de un gobierno de la Unión de Centro a un régimen nombrado por el Rey, dos años antes del golpe de estado militar. Perry Anderson es una de las personalidades intelectuales vivas más destacada de la izquierda británica. Profesor en el Centro de Teoría Social e Historia dirigido por Robert Brenner en la Universidad de California, fundó y sigue editando la veterana revista bimestral New Left Review. Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón


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Alemania como problema Boaventura de Sousa Santos*

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l mayor problema de Europa no es Grecia. Es Alemania. Hace poco más de dos años (3 de mayo de 2013) publiqué un texto titulado “El Diktat alemán”, en el cual describía las justificaciones dadas por Alemania en el inicio de la Primera Guerra Mundial para las atrocidades que cometió contra un pequeño país, Bélgica, que se negaba a colaborar con sus designios bélicos. El modo destempladamente cruel como Alemania se está vengando de un acto de desobediencia de otro pequeño país, Grecia, nos obliga a examinar la historia reciente de Europa y, a partir de ella, pensar nuestro futuro común. No se trata de desenterrar fantasmas enterrados hace mucho tiempo y menos de alentar supuestos sentimientos antigermánicos que sólo podrían accionar, por oposición, sentimientos filogermánicos. Eso sucedió hace 70 años y las discusiones que hubo de poco valieron a los pueblos europeos (y no europeos) masacrados por una guerra cruenta. Se trata solamente de repasar las soluciones que fueron dadas al problema alemán después de la Segunda Guerra Mundial, de analizar sus límites e imaginar otras soluciones posibles. El problema alemán siempre fue el de ser demasiado grande para Europa y demasiado pequeño para el mundo. Por un lado, el expansionismo de los imperios alemán y austro-húngaro; por otro, una de las más pequeñas potencias coloniales europeas, con un corto período colonialista (1884-1919), y sin dejar siquiera la lengua alemana entre los colonizados, al contrario de lo que sucedió con las otras potencias europeas. Para no hablar de la guerra franco-prusiana (1870-1871), dominada por el deseo de Bismarck de unificar Alemania bajo la égida de Prusia y por el temor de Francia de que el resultado fuese un excesivo dominio alemán sobre Europa, la arrogancia bélica de Alemania en las dos guerras mundiales del siglo XX causó una devastación sin precedentes. Sólo en la Segunda Guerra Mundial murieron 60 millones de personas, el tres por ciento de la población mundial de entonces. En 1945, la solución encontrada para contener el problema alemán fue la división de Alemania: una parte bajo control soviético y otra bajo control occidental. Esta solución fue eficaz mientras duró la Guerra Fría. Con la caída del Muro de Berlín (1989) y la subsecuente reunificación alemana hubo que encontrar otra solución. Debe notarse que la reunificación alemana no fue diseñada como un nuevo Estado (como

muchos demócratas de Alemania Oriental querían), sino como una ampliación de Alemania Occidental. Ello condujo a pensar que la solución estaba finalmente dada desde que en 1957 se creara la Comunidad Económica Europea (más tarde Unión Europea), con la participación de Alemania Occidental y con el objetivo, entre otros, de contener el extremo nacionalismo alemán. La verdad es que esta solución funcionaba “automáticamente” en tanto Alemania estuviese dividida. Después de la reunificación, tal solución dependería de la autocontención de Alemania. Esta autocontención fue durante los últimos 25 años el tercer pilar de la construcción europea, siendo los otros dos el consenso en las decisiones y la progresiva convergencia entre los países europeos. El modo como fue siendo “profundizada” la UE reveló que los dos primeros pilares estaban cediendo y que la creación del euro dio un golpe final en el pilar de convergencia. La importancia trascedente de la crisis griega es la de revelar que el tercer pilar también colapsó. Debemos a los griegos el trágico mérito de mostrar a los pueblos europeos que Alemania no es capaz de autocontenerse. La nueva oportunidad dada a Alemania en 1957 acaba de ser desperdiciada. El problema alemán está de vuelta y no augura nada bueno. Y si Alemania no es capaz de autocontenerse, los países europeos tienen que hacerlo rápidamente. El antiguo canciller alemán Helmut Schmitt vio este peligro con impar lucidez al afirmar hace muchos años que, para su propio bien y el bien de Europa, Alemania no debería ni siquiera intentar ser el primero entre iguales. Mal podía imaginar él que Alemania se convertiría en pocos años en el primero entre desiguales. Y no nos tranquiliza pensar que la Alemania de hoy es una democracia, si esa democracia es über alles (por encima de todo). No olvidemos que la terapia de imposición violenta ejercida hoy contra Grecia fue practicada antes contra una región derrotada de Alemania, la Alemania Oriental, durante el proceso de reunificación. Y de facto estuvo dirigida por el mismo personaje, Wolfgang Schäuble, entonces ministro del canciller Helmut Kohl. La diferencia crucial fue que, en ese caso, la furia financiera de Schäuble tuvo que ser políticamente contenida por tratarse del mismo pueblo alemán. Los griegos y, de aquí en adelante, todos los europeos pagarán caro no ser alemanes. Esto a menos que Alemania sea democráticamente contenida por los países europeos.

No veo muchas ventajas en reaccionar defensivamente ante el regreso del soberanismo. En verdad, el soberanismo está ya instalado en Europa, sólo que bajo dos formas: el soberanismo ofensivo de los fuertes (encabezado por Alemania) y el soberanismo defensivo de los débiles (procurado por los países del sur a los que se junta, todavía medio aturdida, la propia Francia). En el contexto europeo, el soberanismo o el nacionalismo entre desiguales es una invitación a la guerra. De ahí que, por más tenue que sea la posibilidad de éxito, hay que tratar de reconstruir la Unión Europea sobre bases democráticas: una Europa de los pueblos donde dejen de dominar burócratas gri-

ses y no electos al servicio de los clientes más fuertes, ante la distracción fácil de representantes democráticamente electos pero políticamente desarmados. Estas soluciones no resolverán todo, pues el problema alemán tiene otras dimensiones, principalmente culturales e identitarias, que se revelan con particular virulencia en relación a los países europeos del sur. En una carta dirigida a su amigo Franz Overbeck, el 14 de septiembre de 1884, Friedrich Nietzsche reprendía el “mediocre espíritu burgués alemán” por su prejuicio contra los países del sur de Europa: “Frente a todo lo que viene de los países meridionales asume una actitud entre la sospecha y la

irritación, y sólo ve frivolidad... Es la misma resistencia que experimenta en relación a mi filosofía... Lo que detesta en mí es el cielo claro”. Y concluía: “Un italiano me dijo hace poco: ‘En comparación con lo que nosotros llamamos cielo, el cielo alemán es una caricatura’”. Traducido a los tiempos de hoy, es crucial que los europeos del sur convenzan a los alemanes de que el cielo claro del sur no está solamente en las playas y el turismo. Está también en la aspiración de respeto por la diversidad como condición de paz, de dignidad y de convivencia democrática. *Doctor en Sociología del Derecho. Traducción de José Luis Exeni Rodríguez.


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Pobreza 2014: ru

ENRIQUE PROVENCIO

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ste 23 de julio el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) dio a conocer su información sobre el comportamiento de la pobreza entre 2012 y 2014, con lo que también puso al día algunas series de largo plazo sobre el tema. Presento aquí algunas consideraciones iniciales que me solicitó Ricardo Becerra, Presidente del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, para su sesión del sábado 25 de julio. Hay que valorar positivamente que el CONEVAL presente a tiempo –apenas una semana después de que el INEGI difundiera la información base de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) de 2014– su elaboración y puesta al día sobre la pobreza en México. No solo lo hace puntual sino también profesionalmente, con el soporte que le da la participación de un destacado grupo de investigadores académicos, un competente equipo de servidores públicos y un Secretario Ejecutivo que ha destacado por la seriedad y el compromiso con su función institucional. El CONEVAL es una institución que ha cumplido con el mandato de evaluar la política social y sus programas, y de medir la pobreza bajo los criterios derivados de la Ley General de Desarrollo Social. Lo ha hecho con rigurosidad técnica y en sus diez años de actividad ha conseguido credibilidad, algo que quisiéramos para todas las organizaciones públicas. Sus aportes no siempre han gustado a la autoridad, pero dan muchos elementos para mejorar las políticas sociales y para reducir la pobreza. El conocimiento y la información que ha producido es indispensable para formular los programas, para diagnosticar el problema, para alimentar la discusión. A pesar de todo lo anterior, y de muchos logros específicos, el CONEVAL quedó en la mira de no se sabe bien qué intenciones reformadoras que pueden terminar afectándolo gravemente. Es independiente en los hechos, gracias a su desempeño y trayectoria, y sobre todo es confiable, y que sea un organismo público descentralizado no le impide la autonomía técnica y de gestión. El Consejo se ganó una autonomía de hecho. Ahora está corriendo el riesgo de que sus consejeros académicos se nombren en la Cámara de Diputados con procedimientos partidizados. No es buena idea que los consejeros se dediquen al CONEVAL de tiempo completo, lo que en los hechos los volvería funcionarios y les restaría independencia. Sería lamentable que una institución bien lograda se debilite por reformas mal diseñadas1. Lo que CONEVAL difundió el pasado 23 de julio merece una deliberación de alcance y trascendencia nacional, a partir del conocimiento y entendimiento de la información sobre la pobreza y la desigualdad. Ahora podemos debatir con más y mejores bases y elementos, pero desafortunadamente la deliberación pública en general no goza de cabal salud, como se documenta en el libro más reciente de Raúl Trejo (Alegato para la deliberación pública. Cal y Arena. 2015). La primera respuesta gubernamental, el mismo 23 de julio, provino de la SEDESOL, que emitió un posicionamiento en el que no hace alusión alguna al incremento general de la pobreza entre 2012 y 2014. En pocas palabras, la dependencia tomó postura sosteniendo que la nueva información sobre pobreza muestra lo acertado de la política social y en general de la política pública, así como los buenos resultados de la focalización y la coordinación interinstitucional2. El Secretario de Hacienda, por su parte, vio en la información de CONEVAL la constatación de que las reformas estructurales están funcionando y de que deben ser profundizadas para continuar con más logros. Ambas dependencias sostuvieron que después de que se levantó la ENIGH 2014 las cosas mejoraron y que de hecho la misma información del Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza3 ya estaba mostrando avances en el primer trimestre de 2015, lo cual equivale a decir que sus resultados ya no están vigentes. En los próximos días se verá cómo se configura la

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discusión, qué voces intervienen, cómo se mantiene en el tiempo, y sobre todo qué consecuencias tiene en la política pública. Quizá habría que decir, también, qué consecuencias tiene en la moral pública, ya que en esta ocasión tanto la información reciente sobre distribución del ingreso y la pobreza surgen en un contexto público de muy baja credibilidad y gran desconfianza no sólo en las instituciones sino también en las políticas y la capacidad gubernamental para generar mejores resultados sociales, económicos, políticos y de todo tipo. Es deseable que se trate de debates informados en los ámbitos intelectuales, pero también en los ciudadanos, legislativos y políticos, y a través de los espacios relevantes de la vida pública, en los que se mantenga una pers-

pectiva de largo alcance, y en que se sacuda esa especie de modorra o costumbre de ver la pobreza como parte del paisaje social permanente. Los nuevos diagnósticos son contundentes y tienen implicaciones mayores para el orden de prioridades nacionales, para la orientación del gasto público, y sobre todo el social, para inspirar el proceso de reestructuración presupuestal que se encuentra en marcha, para discutir la política regional de desarrollo, para activar nuestra sensibilidad colectiva ante la pobreza, y para llamar la atención sobre la ominosa tendencia que muestra su comportamiento, que se revela como una dura mezcla de pobrezas viejas y nuevas muy resilientes y resistentes ante los programas que intentan eliminarla o al menos reducirlas.


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uda y persistente

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La pobreza general aumentó en 2 millones de personas entre 2012 y 2014 y la pobreza extrema se redujo en 87 mil. En cuanto a la pobreza general el resultado es malo, se vea por donde se vea. La ligera disminución la pobreza extrema difícilmente se puede revelar como un éxito, y en el mejor de los casos sólo se contuvo su aumento. Si uno ve el bienio previo, resulta que de 2010 a 2012 las personas en pobreza extrema bajaron en 1.4 millones. Dicho de otra forma, ni siquiera pudimos mantener el esfuerzo de reducción de la pobreza extrema (ver el cuadro siguiente, elaborado a partir del cuadro 1 del comunicado de prensa #05 de CONEVAL 23 de julio de 2015).

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Los nuevos resultados de CONEVAL abren muchas y muy diversas rutas de análisis y reflexión, y a pesar de las tentaciones simplificadoras no pueden reducirse a unas cuantas y únicas conclusiones. Hay muchos matices de por medio. Desde que se presenta la información sobre pobreza multidimensional uno tiene que ver al menos dos grandes dimensiones: lo que ocurre con las carencias sociales 4 y lo que pasa con el ingreso. Fue un gran avance adoptar una definición de pobreza que incluya las dos perspectivas (artículo 36 de la Ley General de Desarrollo Social). Por eso inevitablemente habrá varias lecturas sobre lo sucedido en el bienio previo y en periodos más largos. No hay un dato único de la pobreza en México, sino

categorías múltiples. Las respuestas de SEDESOL y la SHCP, por ejemplo, se centran en lo ocurrido con la pobreza extrema (los que tienen tres o más carencias sociales e ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo). La apreciación general de la sociedad suele tomar en cuenta tanto la pobreza agregada (los que tienen al menos una carencia y un ingreso menor a la línea de bienestar económico) como la falta de bienestar económico, es decir la población que está por debajo de ingresos mínimos5. CONEVAL ha hecho un gran esfuerzo pedagógico y ha contribuido decisivamente a mejorar el conocimiento público sobre la pobreza. Que haya múltiples interpretaciones de sus datos es algo inevitable, pues se trata de un problema que tiene lecturas abiertas.

Por su lado, tanto la pobreza (renglón 1 del cuadro) como la pobreza moderada (renglón 2) crecieron más ahora que entre 2010 y 2012, y lo mismo ocurrió con los vulnerables por ingreso (renglón 5). Tampoco se puede llamar a esto un buen resultado de la política económica y social, de ningún modo. A largo plazo la situación no es mejor, es peor: en 2014 México tuvo una pobreza patrimonial de 53.2%, prácticamente la misma que en 1992 y que en 2000 6. Como lo ha mostrado el mismo CONEVAL, el problema de fondo es que el ingreso de la población no ha logrado recuperar el nivel que tenía en 1992, hace 22 años. Los estragos de pobreza que dejó la crisis de 1995 se repusieron entre 2000 y 2012, y eso para volver a los niveles de principios de los noventa. Por ese camino vamos ahora: el agravamiento de la pobreza por ingresos que provocó la crisis de 2008-2009 estará repercutiendo hasta fines de la presente década. Al menos en lo que se refiere a la pobreza por ingresos y a la pobreza en general, la nueva información de CONEVAL no deja lugar a dudas: estamos en medio de otra década de pérdidas o estancamiento, y esto cuestiona no sólo la dirección o el sentido sino también la pertinencia de la estrategia contra la pobreza. Y no sólo de los programas sociales ni del PROGRESA-OPORTUNIDADES-PROSPERA, sino de la política económico-social en general. Estamos hablando de un resultado persistentemente malo de la pobreza por ingresos y de la pobreza en general, que en la nueva etapa viene desde 2006, y no de un accidente coyuntural. Lo que estamos viendo es que hay un patrón post-crisis en el que la economía no se recupera ni lo suficiente ni de forma sostenida, que tal patrón incluye una precarización del empleo y los ingresos, y que tal telón de fondo está anclando una pobreza ruda y persistente que resiste las estrategias públicas. Para tratarse de dos años (2012-2014) en los que no vivimos formalmente en crisis, el saldo no puede ser calificado de alentador por lo que se refiere a la mayoría de la población. La respuesta no puede remitir a una mejora –que por lo demás está por verse si se concreta y mantiene– ocurrida después de que se levantaron los datos, como respaldo para ratificar las políticas, ni debería consistir en “cerrarse de banda”7 ante los esperados beneficios de las reformas estructurales. Lo que han dicho los voceros públicos equivale ni más ni menos que a negarse PASA A PÁGINA 6


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rotundamente al debate de la política económica y social, y no tanto o no sólo a mantenerse firmes en los programas sectoriales que están vigentes. Sostener lo dicho en los párrafos previos no implica desconocer que de nuevo el primer decil de hogares tuvo una mejora de ingresos y que ello favoreció la pequeña disminución de la pobreza extrema. Está dicho en los documentos de CONEVAL y es consistente con lo que se esperaba a partir de la ENIGH 20148 y su Módulo de Condiciones Socioeconómicas9. Y a pesar de que se trata de una reducción apenas perceptible y muy inferior a la de 2010-2012, es algo positivo. La reorientación de programas y de gasto hacia la progresividad, con un mayor beneficio de los deciles de menor ingreso, es sin duda una decisión correcta. Es también una de las recomendaciones en las que más insiste el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2014, como desde 2008 lo hizo la primera versión de dicho informe10. También es relevante la mejora que tuvieron algunos de los indicadores de acceso en educación, salud y vivienda, lo que junto con las transferencias de ingresos evitó un mayor aumento de la pobreza. Sin embargo hay que tomar en cuenta algunos hechos: primero, que en servicios básicos en la vivienda (deciles I-III y X) y en acceso a la alimentación (deciles VI a X) el resultado fue negativo, y, segundo, que incluso en las carencias que disminuyeron, el ritmo de mejoras es muy lento y supone un periodo muy largo para alcanzar el cumplimiento de los derechos sociales que están vinculados al acceso a la educación, la salud, la seguridad social y los otros. Por la misma razón es tan pequeña la reducción de las carencias promedio en todas las categorías en las que se calcula este indicador. En particular, llama la atención que la carencia en acceso a la alimentación fue mayor en 2014 comparada con 2008. Aun así, la cantidad de personas vulnerables por carencias sociales se redujo, lo que también contribuyó a que ya sea mayor la población que no es pobre ni vulne-

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CORREO del SUR rable. Ésta llegó en 2014 al 20.5 % de la población total, o dicho de otra forma, casi el 80 % de la población total cae en alguna de las categorías de pobreza y vulnerabilidad. En estas condiciones estamos, ni más ni menos. También hay que recordar que a pesar de que el decil I mejoró su ingreso la desigualdad se mantuvo y hasta empeoró un poco, considerando el Gini del ingreso corriente total per cápita de los hogares, que es el utilizado por CONEVAL como indicador del grado de cohesión social. Así que por el lado de la distribución, de la cohesión social, tampoco se registran resultados positivos. Cerrando este comentario inicial y apenas de primera aproximación: hay información fresca y rigurosa, con datos abiertos para que se hagan elaboraciones propias o se corroboren los cálculos de CONEVAL sobre la pobreza y los de INEGI sobre la distribución. El debate quedó abierto y lo deseable socialmente es que se consiga una discusión informada y documentada, y una deliberación provechosa. La pobreza y la desigualdad no deberían ser temas ocasionales, que reaparecen cada dos años y por un corto periodo, y menos al constatarse que estamos en un largo periodo de crecimiento de la pobreza en general y de la pobreza por ingresos, en una lenta y relativa mejora en el acceso a los derechos sociales, y en un contexto de desigualdad que crece o en el mejor de los casos se mantiene. El sentido de una deliberación provechosa en estos temas torales de la vida nacional es encontrar mejores rutas para el crecimiento económico incluyente y sostenido, las mejoras sustantivas del ingreso, el cumplimiento de los derechos sociales y el logro de una mejor cohesión social. Y para ello hay que abrirse al debate, no “cerrarse en banda” como a la espera de que ahora sí se consiga lo que, está visto y documentado, no ha llegado en 25 años. No es sano, ni política ni intelectualmente, dar por hecho que vamos por el camino adecuado, por la dirección correcta y al paso requerido, y que la prosperidad llegará con una fórmula que sólo requiere redoblar esfuerzos. Discutir, deliberar, interactuar… no malas maneras de encarar el desaliento que está definiendo el contexto nacional.

1Ver CONEVAL, Autonomía de hecho y autonomía de derecho: los retos de la reforma política para el CONEVAL, Febrero, 2014. http://www.coneval.gob.mx/Informes/ COMUNICADOS_DE_PRENSA/REFLEXIONES_SOBRE_LA_ AUTONOMIA_DEL_CONEVAL.pdf 2Ver http://www.sedesol.gob.mx/es/SEDESOL/Comunicados/3267/posicionamiento-de-la-secretaria-de-desarrollo-social-sobre-los-resultados-de-la-medicion-de-la-pobreza-2014-del-coneval 3Ver http://www.coneval.gob.mx/Medicion/Paginas/ ITLP-IS_resultados_a_nivel_nacional.aspx 4Rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios en la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación. 5Las referencias de ingreso para la medición de pobreza urbana en 2014 fueron: $2542 por persona en el caso de la línea de bienestar económico, y de $1242.61 en el caso de la línea de bienestar mínimo, que equivale al costo de la canasta alimentaria. La actualización de estas líneas está en http://www.coneval.gob.mx/Medicion/MP/Paginas/Lineas-de-bienestar-y-canasta-basica.aspx 6El dato de pobreza patrimonial fue sustituido por el de “población con ingreso inferior a la línea de bienestar”. Para fines de comparación aquí los tomo como próximos, aunque no sean estrictamente equivalentes. 7RAE: cerrarse de banda, “Mantenerse firme en un propósito, negarse rotundamente a todo acomodamiento o a conceder lo que se pretende o desea”. 8Para la ENIGH ver http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/encuestas/hogares/regulares/enigh/ default.aspx 9Para el Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la ENIGH 2014 ver http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/ proyectos/encuestas/hogares/modulos/mcs/default.aspx 10Ver los informes de CONEVAL sobre evaluación de la política de desarrollo social en http://www.coneval.gob. mx/InformesPublicaciones/InformesPublicaciones/Paginas/Publicaciones-sobre-Evaluacion-y-monitoreo.aspx


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Cómo pierde dinero América Latina Jessica Portocarrero

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ada año los Estados pierden miles de millones de dólares por impuestos que no pueden recaudar, fortunas que salen de sus fronteras sin que las puedan detectar, dinero producto de la actividad criminal, de la corrupción y, sobre todo, de la actividad comercial. De forma directa, los flujos financieros ilícitos erosionan las bases imponibles de los países, frenan y retrasan el desarrollo, afectan a la población e incrementan las brechas de la desigualdad pues recortan los recursos financieros que los gobiernos podrían destinar a programas sociales básicos como salud, alimentación y educación. La pérdida por flujos financieros ilícitos en América Latina se ha incrementado en la última década en más del 100%; problemas como la evasión y elusión fiscal obstaculizan el desarrollo de la región. Según el último Panorama Social de América Latina, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza afectó en 2014 al 28% de la población y la indigencia aumentó a 12% respecto a 2012, estas cifras revelan un estancamiento en el proceso de reducción de la pobreza. Es claro que, entre algunas de las medidas que requieren ser abordadas urgentemente para revertir esta situación, los países deben frenar las salidas de estos flujos y generar entradas a través de una mayor recaudación que permita invertir en el sector social. Las últimas cifras sobre los flujos financieros ilícitos publicadas por Global Financial Integrity[1], muestran que los países en desarrollo, dentro de ellos América Latina, han perdido 6,6 billones de dólares entre el 20032012, de los cuales alrededor de 1.5 billones de dólares se refieren a fugas en la balanza de pagos; es decir dinero no registrado ni relacionado con las cuentas del Estado, lo cual representa alrededor del 23% del total. Estos flujos tienen una tendencia creciente y se han incrementado en promedio 9.4% cada año, lo cual revela que las medidas para combatir dichos flujos son insuficientes y no cuentan con la institucionalidad necesaria. El mecanismo más empleado para mover ilícitamente el dinero fuera de los países en desarrollo ha sido la falsa facturación en el comercio (manipulación de los precios de transferencia), la cual representa el 77.8% del total de flujos financieros ilícitos fugados entre 2003 y 2012. Los montos perdidos por los flujos financieros ilícitos

a lo largo de la última década son los mismos que hacen falta para generar propuestas públicas destinadas al desarrollo y el cumplimiento de los objetivos sociales como la erradicación de la pobreza, acceso a servicios de salud

gratuitos y educación de calidad. En el 2012 se registraron 991,2 mil millones de dólares como flujos ilícitos que fugaron de economías en desarrollo, siendo ese año el máximo registrado en los últimos 10 años. Estos flujos representaron salidas de capitales que provienen de actividades comerciales de empresas, la delincuencia, la corrupción y otras actividades ilícitas. Para este mismo periodo la ayuda oficial al desarrollo fue 89.7 mil millones de dólares y la inversión extranjera directa 789,3 mil millones, lo cual significa que los flujos ilícitos representaron aproximadamente 1,3 la inversión extranjera directa, y 11,1 veces la ayuda oficial al desarrollo que recibieron las economías en desarrollo. En lo que se refiere a América Latina solo en el 2012 los flujos ilícitos significaron más de 150 mil millones de dólares, lo que representó aproximadamente el 3% del PBI de la región. Este monto es superior a la inversión extranjera directa y 15 veces más que lo que recibe como ayuda oficial al desarrollo. Las tasas de evasión fiscal del IVA fluctuaron entre 17,8% y 37%, y la evasión del impuesto sobre la renta varió entre 46% y el 49% de la recaudación total para el período comprendido entre 2006 y 2010, esta evasión es cerca del 1% del PBI de la región.[2] Dentro de los países de la región cinco de ellos se encuentran entre los veinte primeros países del mundo que perdieron más debido a los flujos financieros ilícitos en el periodo 2003-2012. Chile ocupa el lugar veinte con 45,6 mil millones de dólares, Panamá está en el puesto dieciocho con 48,4 mil millones, Costa Rica es el décimo cuarto con 94 mil millones, Brasil ocupa el séptimo puesto, los flujos ilícitos de este país representan el 1.5% del PBI y México es el tercero del mundo (y primero en la región) después de China y Rusia, con 514 mil millones. En el caso de Costa Rica, este monto representa el 47% de su PBI, siendo el máximo dentro de toda la región seguido por Nicaragua, Honduras y Paraguay. Los flujos ilícitos salidos de estos países representan en promedio el 20% de su PBI en 2012. Los países con mayor salida de flujos ilícitos en relación a su PBI, también son aquellos que registran altos niveles de pobreza como Nicaragua, Honduras y Paraguay, que alcanzan niveles de pobreza que fluctúan entre el 69% y 49 % de su población, superando el promedio de la región, confirmando que existe una correlación positiva entre los flujos financieros ilícitos y los índices de pobreza.

México, con más desigualdad que otros países: Oxfam Arturo Sánchez Jiménez

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éxico, DF. Nuestro país está inmerso en un ciclo vicioso de desigualdad, falta de crecimiento económico y pobreza. Aunque somos la decimocuarta economía del mundo, hay 53.3 millones de personas viviendo la pobreza. De acuerdo con el informe “Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder Económico y Político”, presentado por Oxfam México, la riqueza se encuentra concentrada “en un grupo selecto de personas que se han beneficiado del poco crecimiento económico del que ha gozado México en las últimas dos décadas”. En estudio se da cuenta de la magnitud de la desigualdad actual: según la Standardized World Income Inequality Database, con datos de entre 2008 y 2012, México tiene un Coeficiente de Gini de 0.441 cuando el promedio es de sólo 0.373. En otras palabras: México tiene mucha más desigualdad que el promedio de todos los países en la muestra. De hecho y al ordenarlos de

menor a mayor nivel de desigualdad, México ocupa el lugar 87 de 113 países. Esto significa que más de 75 por ciento de los países del mundo son menos desiguales que el nuestro. En nuestro país no hay cifras oficiales sobre la riqueza. Pero estimaciones no oficiales como el Global Wealth Report 2014 de Credit Suisse, por ejemplo, señala que el 10 por ciento más rico de México concentra 64.4 por ciento del total de la riqueza del país. En el documento de Oxfam también se dice que un reporte de Wealth Insight reveló que en 2012 había en México 145 mil individuos con una riqueza neta superior a un millón de dólares (sin incluir el valor de su residencia habitual). En conjunto, sus riquezas ascendían a un total de $736 mil millones de dólares. Estos millonarios—representantes de menos del uno de la población total—concentraban en ese año alrededor del 43 por ciento de la riqueza total del país. El reporte de Wealth Insight señala que la

riqueza de estos millonarios excede por mucho el promedio que corresponde a los millonarios de otros países, quienes concentran apenas el 29 por ciento de los recursos de sus respectivos países. El número de multimillonarios en México, no ha crecido mucho en los últimos años. Al día de hoy son sólo 16. Lo que sí ha aumentado y de qué forma es la importancia y la magnitud de sus riquezas. En 1996 equivalían a $25 mil 600 millones de dólares; hoy esa cifra es de $142 mil 900 millones de dólares. En 2002, la riqueza de 4 mexicanos (Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego) representaba el 2 por ciento del PIB; entre 2003 y 2014 ese porcentaje subió al 9 puntos porcentuales. Ello signfica que mientras el PIB per cápita crece a menos del 1 por ciento anual, la fortuna de los individuos más ricos se multiplica por cinco. Para Oxfam, es necesario que la concepción de la política social en el país cambie, pues “no ha funcionado y eso es más

que evidente. Han pasado ya más de dos décadas de innovaciones en la política social y de cambios continuos en los programas y las estrategias sociales, pero las tasas de pobreza son las mismas que aquéllas de hace dos décadas. Con base en el aumento de la población en ese lapso—más de 30 por ciento— el número de pobres en México ha crecido en una proporción similar”. En el informe, firmado por el académico del Colmex y la UNAM Gerardo Esquivel, se sostiene que en lugar de continuar con múltiples programas asistencialistas que sólo buscan mitigar la profundidad y extensión de la pobreza, el Estado debe enfocarses en una política social basada en los derechos: a la alimentación, a la educación, a la salud, etcétera. “El cambio de enfoque debe cambiar nuestro pensamiento en cuanto al Estado: ya no uno que dé, sino uno que garantice. Lo anterior implica la construcción de un auténtico Estado Social, que es más amplio que ese caduco Estado del Bienestar”. En: oikos@lists.yumka.com


Una bandera cubana flamea nuevamente en Washington DC AMY GOODMAN Y DENIS MOYNIHAN

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l 20 de julio de 2015 fue un día histórico en Washington, D.C. y en La Habana, Cuba. Mientras sonaba el himno nacional cubano, se izaba la bandera de la isla en la embajada de Cuba en Washington, DC. La embajada, así como la embajada de Estados Unidos en La Habana, fue reabierta por primera vez tras 54 años. Más de 500 personas asistieron a la ceremonia celebrada en Washington. Más temprano, ese mismo día, el Departamento de Estado de Estados Unidos colocó la bandera cubana en un lugar de honor, junto a las banderas de otros 150 países ubicadas en el hall central del edificio. Si bien se han restablecido las relaciones diplomáticas entre ambos países, continúa en vigor el devastador bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba y permanece en funcionamiento el centro de detención de Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo. Más de 100 prisioneros permanecen aún allí, muchos de los cuales recibieron autorización para su liberación hace más de diez años. La Embajada de Cuba estaba colmada de diplomáticos cubanos y diplomáticos estadounidenses, autoridades de gobierno, artistas, músicos y activistas. Muchos de los allí reunidos trabajaron durante décadas para la llegada de este momento. Uno de ellos es Ricardo Alarcón: “Hay que reconocer que esta es una victoria nuestra, de nuestro pueblo y de todos aquellos que se opusieron a las políticas estadounidenses durante este medio siglo”. En tiempos de la revolución cubana, Alarcón fue un destacado dirigente estudiantil y posteriormente se convirtió en ministro de Asuntos Exteriores de Cuba y presidente de la Asamblea Nacional, el parlamento cubano. Actualmente retirado, expresó: “El sábado pasado, Estados Unidos era el único país del hemisferio occidental que no tenía embajada en La Habana. Y Cuba era el único país del hemisferio occidental sin embajada aquí. Ahora, lo que ha sucedido es que Esta-

dos Unidos se unió al resto de América Latina y el Caribe. Esta historia empezó cuando Estados Unidos logró aislar a Cuba del resto del hemisferio y ahora el primer capítulo termina con Estados Unidos poniendo fin a su propio aislamiento del resto del continente”. Otra importante figura en esta historia, el ex-diplomático estadounidense Wayne Smith, actualmente octogenario, reflexionó: “Yo era el secretario tercero de la embajada de Estados Unidos en La Habana en 1958 y estuve allí hasta el día en que rompimos relaciones en enero de 1961. Por lo que estuve presente cuando bajamos la bandera. Ahora estoy presente cuando izamos la bandera. Nuestra política no funcionó. Nos negamos a dialogar con Cuba. Intentamos derrocar a Castro, con Bahía de Cochinos y todo eso. Después impusimos el embargo y nos negamos a negociar. Con todo eso no se logró nada. Mire, fue totalmente contraproducente”. Vale la pena recordar las políticas estadounidenses contra Cuba de las que habla Wayne Smith. Fidel Castro encabezó una revolución popular contra el dictador Fulgencio Batista, cuyo corrupto gobierno contaba con el apoyo de Estados Unidos. Castro y la Revolución llegaron al poder en 1959. El presidente Dwight Eisenhower dio inicio al embargo económico contra Cuba y posteriormente rompió relaciones el 3 de enero de 1961. El presidente Kennedy extendió el bloqueo y luego lanzó la invasión de la CIA a la Bahía de Cochinos con la intención de derrocar al gobierno de Castro. Fue un rotundo fracaso militar. Muchos de los miembros de la operación murieron y Cuba capturó a más de 1.200 mercenarios de la CIA. Luego tuvo lugar la crisis de los misiles, en octubre de 1962, luego de que la Unión Soviética intentara ubicar misiles nucleares de corto alcance en la isla. Se considera este hecho como el punto más cercano a una guerra nuclear a gran escala al que se haya llegado. El senador demócrata de Vermont Patrick Leahy asistió también a la histórica ceremonia celebrada el lunes. El exdirector del Comité Judicial del Senado participó de

CORREO del SUR Director General: León García Soler

negociaciones secretas mantenidas con Cuba durante años. Reconoció el rol que desempeñó el Papa Francisco, que actuó como intermediario entre el presidente Raúl Castro y el presidente Barack Obama, y agradeció a Canadá, donde tuvieron lugar algunas de las negociaciones secretas. Leahy expresó en la embajada: “En uno de mis primeros viajes a Cuba, hace unos quince años, más o menos, asistí a un partido de baseball. Fui a ver a un equipo estadounidense que jugaba en La Habana. Pasaron el himno nacional cubano y el himno nacional estadounidense. Todos los allí presentes se pusieron de pie y aplaudieron ambos himnos nacionales, incluso Fidel Castro. Y fue muy emotivo. Esta mañana, estamos aquí de pie, ahora en suelo cubano, en su embajada. Y ver la bandera estadounidense y la bandera cubana flameando lado a lado y oír nuestros dos himnos nacionales es para mí muy emotivo y gratificante”. El ministro de Asuntos Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, se dirigió a la multitud luego de que fuera izada la bandera: “Sólo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero, que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución de nuestro territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy”. Rodríguez asistió posteriormente a una reunión con el Secretario de Estado, John Kerry. Se trata del primer ministro de Asuntos Exteriores de Cuba que visita el Departamento de Estados en más de medio siglo. Está previsto que Kerry visite La Habana el 14 de agosto para izar la bandera estadounidense en la embajada de Estados Unidos en esa ciudad. Se cree además que efectuará preparativos para una visita presidencial. Si Obama viaja, será el primer presidente de Estados Unidos en ejercicio que visita Cuba desde que lo hiciera Calvin Coolidge en 1928. ©2015 Amy Goodman/Traducción al español del texto en inglés: Fernanda Gerpe. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org.

Suplemento dominical de Director: Adolfo Sánchez Rebolledo

Diseño gráfico: Hernán Osorio


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