Número 451 Agosto 9, 2015
Debate
entre panistas
Deuda pública que proteja los
derechos humanos
Lula
La excepción es
La experiencia mexicana de integración a América del
Norte
20 de Julio:
Reencuentro de dos Banderas
2 Domingo 9 de agosto de 2015
CORREO del SUR
Debate entre panistas Víctor Orozco
P
resencié el video del debate entre los candidatos a la presidencia del Partido Acción Nacional. Pensando escribir sobre el tema, recordé hace años el comentario de un amigo quien me decía, en una tesitura semejante: ¿Y para qué te ocupas de la derecha?. Le respondí, (con una generalidad y algo de petulancia), repitiendo la famosa frase de Terencio: porque nada de lo humano me es ajeno. En términos específicos, al igual que entonces, considero que la senda que tome una de las grandes formaciones políticas mexicanas, como lo es el PAN, no puede sernos indiferente, puesto que ello contribuirá a definir las políticas públicas del Estado y en cierta medida el rumbo del país. Soy un observador desde fuera, diría que alguien sentado en una de las últimas filas de la gradas, que, sin embargo y justo por ello, tengo el privilegio de comprender en su conjunto los movimientos de los gladiadores, sus habilidades retóricas, la calidad o sustancia de los discursos. Con otra ventaja, no menor, miro sin ningún velo tendido por los prejuicios, que pudiera empañar mi entendimiento. La polémica entre los contendientes, expone la encrucijada en la cual se encuentra el PAN: o continúa su ya largo proceso de ¨priízación¨ o recupera ciertas vocaciones democráticas que lo caracterizaron en otras etapas de su trayecto. Un ataque, que quizo ser demoledor, lanzado por Ricardo Anaya a Javier Corral, casi lo dice todo sobre este punto: le imputó su atrevimiento de haber criticado a ¨nuestro buen presidente Felipe Calderón¨, desde su posición como legislador. Resulta que durante décadas, los panistas cifraron buena porción de sus desavenencias con los modos del PRI, que convertía a sus diputados y senadores en simples peones en manos del presidente de la República en turno. Encontrar a algún parlamentario que disintiera de la línea llegada de Los Pinos y que hiciera público su desacuerdo, era como buscar una aguja en un pajar. Reclamaban también la existencia de un partido oficial, a la manera de una dependencia más del gobierno, carente en absoluto de autonomía frente al poder ejecutivo. Querían la existencia de genuinos destacamentos políticos, portadores y defensores de programas y principios. Tanto caló esta crítica compartida por millones de mexicanos, que en sus tiempos Ernesto Zedillo proclamó una ¨sana distancia¨ entre el presidente y su partido. Con los reacomodos y los goces de las mieles anexas a los puestos oficiales, sin embargo, las cúpulas panistas fueron limando el filo de sus argumentos hasta dejarlos romos. Acabaron por instalarse en las prácticas de sus rivales. Recuerdo la razón aducida por Josefina Vázquez Mota en su campaña para diputada federal: “¿A qué vamos los candidatos panistas a la cámara? A defender al presidente Calderón¨. No a buscar el bienestar de la gente a través de mejores leyes, ni a salvaguardar el patrimonio de los mexicanos. No. A defender al ocupante de Los Pinos. ¿Cuál diferencia con el PRI?. Tomando en cuenta tales antecedentes, no me extraña la sonrisa de satisfacción del joven candidato Anaya, cuando presentó ante la audiencia un artículo de Corral disintiendo del entonces presidente. Pecado supremo, tal vez pensó
y suficiente para propinar un fulminante knockout a su competidor. Obviamente, jamás advirtió la paradoja de que a los viejos mentores del panismo el supuesto pecado les hubiese parecido una virtud. Y es que Anaya, como parte de la nueva generación de yuppies políticos, se ha formado en esa escuela del panismo-priísmo, en extremo olvidadiza. De hecho, no ha conocido otra, según lo revelan sus actitudes y palabras. El asunto rebasa desde luego al PAN y a sus militantes. Hemos tenido por largos años “monarcas sexenales¨ como llamaba don Daniel Cosío Villegas a los presidentes, capaces de cometer toda clase de tropelías, enriquecerse y atentar contra los intereses que dicen representar, gracias al apapacho, protección e incondicionalidad que les brindan sus partidos. La vieja y perniciosa unanimidad del PRI, se sustituyó por las complicidades de las élites partidarias para dar el mismo resultado: la irresponsabilidad en el uso de los recursos públicos, la corrupción, la demagogia
la del PRI como dos gotas de agua, caso en el cual nada puede ofrecer a los electores para preferir los colores blanquiazules a los de la bandera nacional. Si alguna de las dos triunfara, implicaría la continuación de un régimen profundamente corrupto y expoliador, así como la exacerbación de la pobreza y la violencia. O bien, este partido puede proponer a los votantes una alternativa novedosa y a la vez apoyada en dos de los postulados que lo distinguieron hace tiempo: vida democrática y lucha contra la corrupción. Si se agrega la bandera del compromiso en contra de la desigualdad, del que habló Javier Corral en el debate, tendremos una carta más en el lado de los grandes intereses de la sociedad. Gane una candidatura de centro izquierda como la de López Obrador o una de aquel corte postulada por el PAN, esto daría lugar a una composición de fuerzas sociales, políticas y culturales, mejor equilibradas y favorable a las mayorías.
votos. Esto hace más interesante la ¨rebelión de las bases” a la cual le apuesta la candidatura de Corral. Lo mejor que pudiera ocurrir es una rebelión ciudadana generalizada, que arrinconara a estas élites políticas partícipes y cómplices en el saqueo. En este punto, el consenso es casi universal, aunque no tenga todavía una correspondencia igual en los votos. En 2018, si la lucha contra la corrupción, a favor de mejores salarios, por la democracia en todos sus ámbitos: político, económico, cultural, permea a las bases de todos los partidos, estaremos en el camino adecuado para salir de este agujero en el cual se encuentra la sociedad mexicana. No se nos olvide que el derrotero final del carro, (en este caso México) es el resultado de la acción de fuerzas que jalan en direcciones distintas. Si se logra orientarlas hacia puntos cercanos, podemos acercarnos a metas comunes. Quizá, un signo de esta ola de rebeldía, es la reflexión de una consejera panista
y al final la impunidad. Los escándalos de corrupción, como el de la Casa Blanca, por ejemplo, para nada conmovieron a los dirigentes panistas, fieros combatientes, en cambio, cuando se trata de disputar privilegios, ¨moches¨ y canonjías. Así, poco o nada mejoramos con el tránsito de estas monarquías temporales al interminable festín de los ensoberbecidos líderes de todos los partidos. Después del debate, vislumbro para 2018 dos escenarios en la competencia electoral, relacionados con las candidaturas del PAN. O una opción tan parecida a
Las experiencias electorales desde 1988, aportan una enseñanza. Durante las últimas dos semanas previas al día de los comicios, el electorado se polariza y deja dos punteros, con un lejano tercer lugar. En las próximas, no hay razón para pensar en un resultado distinto. A falta de una necesaria segunda vuelta, las encuestas y el olfato político de los electores posicionan a dos posibles triunfadores. La peor tragedia que podría ocurrirle a la nación, es que en esta ubicación quedaran dos continuadores del desastre actual, gracias a la mercadotecnia y a la compra de los
del estado de México, que leí ayer: ¨...hubo algo que se encendió en mi interior cuando Corral señala que Ricardo tiene las manos hinchadas de tanto aplaudirle a Peña, de golpe llegaron a mi mente decenas de imágenes...la ciudadanía dejó de creer en Acción Nacional precisamente por eso, porque nos convertimos en ¨aplaudidores¨del revolucionario institucional, porque dejamos de ser la oposición dura...¨. Estas cavilaciones y reacciones llevaron a Maricela Gastelú a cambiar el sentido de su voto, de Anaya a Corral, quien parece ha tirado bien la pedrada.
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Por una ley internacional de deuda pública que proteja los derechos humanos En septiembre la Asamblea General de la ONU debe votar un documento que detalla una serie de principios para proteger la “soberanía” de los Gobiernos y el “respeto de los derechos humanos” en la reestructuración de la deuda pública
Natalia Chientaroli
C
on el drama griego todavía fresco en la memoria, el mundo se verá obligado en breve a pronunciarse sobre el debate de fondo que ha puesto sobre la mesa el referéndum y la posterior claudicación de Alexis Tsipras. ¿Qué recursos legales tiene un Gobierno para reestructurar su deuda? ¿En qué medida las exigencias de los acreedores están por encima de las necesidades de la población? ¿De qué manera se pueden establecer quitas en el total de esas obligaciones para facilitar su pago? En septiembre la Asamblea General de Naciones Unidas debe votar la propuesta de una norma internacional para regular la negociación de las deudas soberanas. El texto lo ha aprobado hace unos días un comité especial impulsado por Argentina y que cuenta con el asesoramiento del nobel de Economía Joseph Stiglitz. Se trata de una serie de principios que se basan en la idea de que los estados soberanos tienen “el derecho de diseñar sus políticas macroeconómicas, incluyendo la reestructuración de su deuda soberana, la cual no debe ser frustrada o impedida por ninguna medida abusiva”. Sin embargo, el mismo enunciado aclara que “la reestructuración debería realizarse como último recurso y preservando los derechos de los acreedores”. También hace hincapié en la “buena fe tanto del deudor soberano y de todos sus acreedores”, y señala que ambas partes deberían implicarse en las negociaciones de reestructuración para garantizar la “sustentabilidad de la deuda”. Para eso, los Gobiernos en problemas tendrían que “lograr el apoyo de una masa crítica de acreedores a través de un diálogo constructivo sobre las condiciones de la reestructuración”, según el documento. Este punto es uno de los que más satisfacción ha generado en Buenos Aires, desde donde se ha propuesto e im-
pulsado este comité especial, que contó con el apoyo de 124 países. Tras el default de principios de siglo, Argentina consiguió el acuerdo con más del 76% de sus acreedores. Con esta regla en vigor, eso le hubiera bastado para extender las condiciones negociadas a los demás. Sin embargo, ahora el país se enfrenta a la reclamación de los fondos buitre que compraron parte de esa deuda y que han obtenido el respaldo de la justicia norteamericana para exigir el pago del valor nominal de sus bonos. “La cláusula de acción colectiva es un punto muy importante. Con ella Argentina hubiera cerrado su tema en 2005”, apunta Roberto Lavagna, el ministro de economía que en su momento negoció la reestructuración de la deuda del país suramericano. Otra de las recomendaciones que recoge el documento y por las que Argentina ha peleado especialmente es la que se refiere a la inmunidad soberana, “un derecho de los Estados ante tribunales nacionales extranjeros” y cuyas “excepciones deberían ser interpretadas restrictivamente”, de acuerdo con el texto. El enunciado supone un pequeño triunfo en la batalla que el gobierno argentino libra contra el juez Thomas Griesa, que ha amparado la reclamación de NML Capital Ltd. El problema es que Argentina no puede negociar con este fondo buitre excluyendo al 93% de los acreedores que sí aceptaron una quita. De pagar a NML Capital el valor nominal, debería hacerlo también con todos los demás. “En un contexto donde los gobiernos de turno buscan resolver sus problemas trasladándolos al gobierno siguiente, seguirá habiendo incentivos a renunciar a la inmunidad soberana para obtener mejores condiciones de financiamiento al emitir deuda. Por lo tanto, debería establecerse que sea imposible para los países renunciar a la inmunidad soberana en los contratos de deuda”, ha asegurado a la prensa local el economista argentino Martín
Guzmán, que formó parte del grupo de expertos convocados para el debate. La propuesta del comité ad hoc de la ONU se basa en la “sustentabilidad” de la deuda. Sostiene que las reestructuraciones deben realizarse “preservando los derechos de los acreedores” pero a la vez promoviendo “un crecimiento económico sostenido e inclusivo”, “minimizando los costos económicos y sociales” y “respetando los derechos humanos”. Toda una declaración en un momento en el que se cuestionan los efectos que ocasionan en la población los recortes exigidos a Grecia para evitar su default. Además, el comité menciona el principio de “imparcialidad”, que exige que “todas las instituciones y actores involucrados en la reestructuración de deuda soberana, incluso a nivel regional, de conformidad con sus respectivos mandatos, disfruten de independencia y se abstengan de ejercitar cualquier influencia indebida en los procesos”. “Establecer que el objetivo es la sustentabilidad de la reestructuración más que la aceptabilidad de los mercados es un cambio fundamental”, concede Lavagna. “Los cupones ligados al crecimiento del país que reestructura mejoran la oferta de cualquier reestructuración”, apunta el economista. Tanto Estados Unidos como Inglaterra, Alemania y Francia se oponen a que la ONU se meta en este asunto porque lo consideran una competencia del Fondo Monetario Internacional, y previsiblemente votarán en contra del documento. Por eso Stiglitz dedicó parte de su intervención en el cierre de la comisión a defender el papel de Naciones Unidas. “El lugar adecuado para llevar a cabo esta discusión no es el FMI. Allí se congregan solamente los acreedores, entonces ningún debate equilibrado puede surgir. El espacio indicado es la ONU, es el único lugar donde se pueden sentar en la mesa acreedores y deudores”, aseguró.
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La excepción es Lula EMIR SADER
L
ula fue colocado en el centro de la vida política brasileña. Todos los focos se concentran sobre él: o será abatido por la derecha o ejercerá el rol de eje en la recomposición de la izquierda brasileña y logrará dar continuidad al proceso político iniciado en 2003, con todas las adecuaciones necesarias. Es por eso que, en medio de una campaña de ataques de todo orden, el Instituto Lula fue blanco de un atentado con un artefacto tirado por la noche desde un coche. Nadie resultó herido, pero queda la advertencia de cómo a la agresividad verbal le sigue la terrorista, en un clima en que el silencio frente al ascenso de la derecha indica complicidad con el fascismo. En un marco de crisis de credibilidad de las instituciones, de las fuerzas políticas y sociales, de los gobiernos a todos los niveles, de los liderazgos, la excepción es Lula. Si no fuera así, él no sería el blanco privilegiado de los ataques derecha. Si la derecha creyera en las encuestas que difunde, bastaría con que esperara a 2018 y derrotarlo. Pero incluso esas encuestas atribuyen a Lula un 33 por ciento de los votos y, sumando a todos que podrian votar por Lula, lo hacen favorito para volver a ser presidente de Brasil. Por ello, el futuro de la derecha brasileña depende de si consigue sacar a Lula, por cualquier vía, de la vida política brasileña y tener así el camino abierto para reconquistar el gobierno y poner en práctica su proyecto de restauración conservadora. En caso contrario, tendría que resignarse con el nuevo mandato de Lula como presidente de Brasil. Del lado del campo popular, Lula también es el gran referente, el gran patrimonio con que la izquierda puede contar. El líder popular más importante de la historia de Brasil, Lula, mantiene vínculos profundos con la masa de la poblacion, sus gobiernos han quedado marcados en la conciencia y en la memoria de las personas, Lula representa la autoestima de los brasileños. Por todo ello, a pesar de la brutal campaña en su contra, el imagen de Lula permanece enraizada en el seno del pueblo brasileño. Pero Lula no está tan solo en la memoria del pueblo, él representa también su esperanza. Nadie como él tiene el carisma y la mística de su liderazgo. Desde la crisis del 2005, cuando la imagen del PT quedó afectada negativamente por denuncias de corrupción, la imagen de Lula se fue desmarcando de la del partido, conforme su gobierno fue ganando prestigio, con el éxito de las políticas sociales. Incluso cuando la imagen del gobierno de Dilma Rousseff, así como la del PT, sufren con la más dura campaña de la oposición, la imagen de Lula resiste, ya que los brasileños echan de menos su gobierno. Pero para jugar el rol de eje de recomposición de la izquierda y del campo popular, Lula precisa proponer nuevas utopías al país, nuevos objetivos, con continuidad y profundización de lo que fue hecho hasta ahora, con diálogos con nuevos sectores sociales, especialmente los jóvenes, tanto los de la periferia, como los de la misma clase media. Lula necesita aparecer como la persona que reivindica tanto la visibilización de esos sectores, como los espacios de las mujeres, rechazadas por el Congreso en sus reivindicaciones. En definitiva, Lula tiene que representar, a la vez, la reanudación de lo que fueron sus mandatos de gobierno, del 2003 al 2011, de la forma de hacer política que unifique a todas las fuerzas que apoyan a los programas propuestos por él, como también la renovación de esas propuestas. En las reivindicaciones, en las propuestas, en la interpelación y en la integración de sectores hasta aquí marginados de la vida política. Lula puede ser el eje del agregado de fuerzas que disputen, de nuevo, de forma vencedora, el destino de Brasil, liderando un nuevo movimiento popular que altere profundamente las relaciones de poder que todavía resisten al inmenso proceso de trasformaciones sociales iniciado por él. Cualquier especulación política sobre el futuro de Brasil que no tome en consideración la variable Lula, que no considere el factor determinante de su liderazgo, está equivocada. Candidatos opositores ya conocidos y derrotados en campanas anteriores, son los nombres de la oposición, sin ninguna viabilidad de enfrentar a Lula. De ahí la desesperación de la oposición para intentar sacar a Lula del camino, de la forma que sea. Una vez más, el que no descifra el enigma Lula, no se da cuenta de su inmenso potencial de liderazgo, es devorado por él, como ha ocurrido de forma reiterada desde el año 2002 en Brasil.
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DESDE EL ATAQUE AL INSTITUTO LULA HASTA LA MANIFESTACION DEL 16 DE AGOSTO CONTRA DILMA
Veinte días de fervor destituyente La apuesta de la oposición brasileña, tras el fin del receso parlamentario, es que se pongan en marcha varios pedidos de juicio político contra la mandataria Rousseff. Y, de esta forma, agitar el clima hasta la concentración encabezada por Aécio Neves. DARÍO PIGNOTTI
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ieciséis días que serán veinte. Comienza hoy (3 de agosto) la apuesta más ambiciosa para desestabilizar a la presidenta Dilma Rousseff con una campaña de agitación y propaganda, combinada con presiones parlamentarias, de cara a la manifestación convocada para el 16 de agosto, cuando posiblemente habrá miles exigiendo el golpe blanco disimulado bajo la apariencia institucional del impeachment (juicio político). Serán 16 días de fervor destituyente que se amplían a veinte si se cuenta a partir del jueves pasado, cuando las oficinas del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva fueron blanco de una bomba lanzada por ultras, iniciantes o profesionales, adscriptos a la acción directa. Dilma puso las cosas en su lugar al afirmar que el ataque al Instituto Lula, en el popular barrio de Ipiranga, centro de San Pablo, conspira contra la república. “La intolerancia es el camino más corto para destruir a la democracia (el ataque) no se condice con la cultura de respeto a la diversidad del pueblo brasileño.” La presidenta fue secundada por el titular del Partido de los Trabajadores, Rui Falcao, que enmarcó al hecho dentro de “la inaceptable escalada de odio contra el PT alimentada por algunos sectores de la sociedad que insisten en propagar el golpismo”. Ambos coincidieron en la gravedad política del atentado contra quien cinco años después de haber dejado el gobierno continúa siendo un personaje central de la vida nacional. No hay en América latina otro líder popular y democrático con la longevidad de Lula: una figura que estando dentro o fuera del gobierno influye en la escena política desde 1989, año en que disputó y fue derrotado por primera vez las elecciones presidenciales. Y en la actual coyuntura, con una administración en vilo y reprobada por más del 65 por ciento de los encuestados, Lula resurge como una tabla de salvación gracias a su popularidad inoxidable que perdió algunos puntos en recientes mediciones posteriores al aniquilamiento periodístico del que es víctima. Posiblemente aún haya margen de maniobra para que el fundador del PT, que se apresta a recorrer el país en defensa del gobierno, logre configurar un frente amplio con partidos progresistas y movimientos sociales a pesar del descontento generalizado con el ajuste ortodoxo del ministro de Hacienda Joaquim Levy, que parece más adscripto a sus antiguos patrones del FMI y Banco Bradesco que a la jefa de Estado. Se desconoce la identidad de quienes lanzaron el explosivo contra Lula, pero esto no impide engarzar esa operación con otras recientes, en las que se percibe la intención de sembrar el miedo entre seguidores del partido que gobierna desde 2003. Como el robo de computadoras y archivos al ministro de Comunicaciones Edinho Silva y dos ataques contra directorios del PT, uno ocurrido el 15 de marzo. Aquel domingo de finales de verano cientos de miles de personas se movilizaron en San Pablo, Brasilia y otras capitales para exigir la caída de Dilma entre cánticos hostiles a los “comunistas” instalados en el Palacio del Planalto,
loas a la dictadura militar y carteles de “S.O.S Fuerzas Armadas” escritos en inglés y portugués. El estilo de los activistas brasileños guarda semejanzas con el de sus primos de la derecha venezolana, de quienes habrían extraído enseñanzas. Son públicas las afinidades entre el opositor Aécio Neves, que encabeza la campaña agitadora hacia la concentración del 16 de agosto y la dirigente Maria Corina Machado, tenida como extremista por sus correligionarios del antichavismo venezolano. El Siciliano A partir de hoy la conjura se reactivará con el fin del receso parlamentario y el regreso del poderoso jefe de Diputados, Eduardo Cunha, que posiblemente dará curso a varios pedidos de juicio político entre los que sobresale el escrito por un militar retirado e imaginativo, Jair Bolsonaro. Con alta votación entre policías y miembros de las fuerzas armadas del distrito de Río de Janeiro, Bolsonaro sostiene que algún día la sociedad comprenderá el “legado de la revolución del 64 (léase golpe que derrocó a Joao Goulart)” y reivindica la implantación de “un gobierno de fuerza... con autoridad... para terminar con los terroristas enquistados” en el poder. El impeachment también podría ser votado en la Cámara baja, donde se analizarán los balances del gobierno en 2014 tomando como guía una ley, heredada de los años neoliberales del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que establece penas contra los gobernantes que privilegien el gasto público y releguen el ajuste para pagar a los acreedores. Hay otras excusas que podrán ser alegadas para motorizar el juicio político, pero lo cierto es que éste es un ardid manipulado por Eduardo Cunha, del Partido Movimiento Democrático Brasileño, para salvar su pescuezo. Con un estilo siciliano la semana pasada Cunha amenazó con incendiar el país, con iniciativas en la Cámara, como forma de presionar a la Corte Suprema para que desista de procesarlo por haber cobrado un soborno de 5 millones de dólares en el escándalo en perjuicio de Petrobras. Cunha y el derrotado candidato presidencial en 2014 Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, animarán la ópera bufa neogolpista de la que esperan un “grande finale” el 16 de agosto fecha escogida por coincidir con la que en 1992 movilizó a miles de indignados, liderados por el PT, que pedían el impeachment contra el mandatario conservador Fernando Collor de Melo, que renunciaría pocos meses después. El proceder de Cunha y Neves es aplaudido por las cadenas de noticias capaces de imponer un consenso golpista a una sociedad impedida de conocer la versión de los demócratas, invariablemente censurada. De todos modos, y aunque la prensa lo disimule, la derecha está fracturada entre los impacientes como Neves y Cunha y aquellos opositores inclinados por desgastar al gobierno sin forzar su derrocamiento. Estos últimos temen que el incendio termine chamuscándolos y saben que pese a los repetidos intentos de borrarlo del mapa, Lula sigue políticamente vivo. Muy vivo.
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PERSONAJES POSNACIONALES
La experiencia mexicana
Carlos San Juan Victoria*
¿Q
ué pueden tener que ver un senador norteamericano, el General Cienfuegos ahora secretario de la Defensa, un excelente alumno mexicano de la escuela de Chicago y un empresario con grandes dotes de espía y estratega? En principio muy poco, pero en ellos aparece los síntomas de una transformación de poder de la nueva edad que despunta. La edad posnacional. Tres ramas frondosas (economía, seguridad energética y seguridad nacional) que abrazan a México y provocan mutaciones no sólo materiales, (territorios, poblaciones y recursos) sino en su símbolo supremo de poder, la soberanía del Estado Nación. Pacto por México y el hambre energética Richard Lugar, en confianza Dick, es uno de los senadores con mayor experiencia en EUA y republicano de vieja cepa, y muy sensible al poderoso lobby petrolero. Vino a México en octubre del 2012 a una reunión con los personajes y las fuerzas políticas responsables de gobernar a partir del 2013. En el recinto de la embajada de EUA se reunió con miembros del gobierno electo, también con los dirigentes de los tres partidos mayoritarios en la Cámara de Diputados y del Senado, así como con dirigentes empresariales. Se lograron acordar términos que abrieron una ruta con dos objetivos. Por un lado que el senador pudiese manejar en EUA el compromiso de los mexicanos presentes en la reunión para que el Senado norteamericano aprobara a la brevedad el llamado Acuerdo Transfronterizo de Hidrocarburos. Se le informó a ese senado que “México está sentado sobre 10 mil 400 millones de barriles de petróleo en reservas probadas”. Estaba a la mano para pasar del golfo árabe inestable al mexicano más controlado. Los mexicanos presentes en la embajada, los creadores del “Pacto por México”, llevarían a cabo una reforma a fondo de la constitución y las leyes secundarias petroleras. De ahí se desprendieron un año después una cascada incontenible de hechos de gran calado donde en coordinación perfecta el Senado norteamericano aprobó el 19 de diciembre los Acuerdos y el 20 de diciembre se promulgaban en México las reformas constitucionales para dar cabida a la inversión privada en hidrocarburos. Un trazo de poder que operaba sobre suelos movedizos. El 60% de la población no concuerda con estas medidas, gobiernos y poderes de facto globales y locales entraban a la disputa por la renta petrolera, los bloques territoriales de explotación tienden a coincidir con la propiedad social de ejidos y comunidades y el mercado mundial del hidrocarburo caía en picada. Un trazo de poder en campo minado por los conflictos.
Seguridad en América del Norte El general. Salvador Cienfuegos Zepeda, actual secretario de Defensa, un viejo cuadro militar que fue ascendiendo tenaz y pausado por el escalafón militar y que ya como encargado de la Región militar 1 en el Estado de México tuvo la buena fortuna de hacerse cercano colaborador del entonces gobernador Enrique Peña Nieto. El 24 de abril de 2014 la Secretaría de Defensa que dirige recibió a los comandantes supremos de las fuerzas armadas de EUA y Canadá para la Reunión Trilateral de Ministros de Defensa de América del Norte. Cienfuegos subrayó la importancia geoestratégica de América del Norte que “nos impulsa a
estrechar lazos para atender amenazas que son de naturaleza diversa y de alcance multilateral”. El diagnóstico estadounidense de “amenaza” incluye el terrorismo, el narco, el renacimiento económico y geopolítico de Rusia y China, y la “guerra cibernética” contra Corea del Norte y China. Se habló de una “comunidad imaginaria” naciente, la América del Norte y sin mediar información, análisis y debate público la “seguridad nacional” mexicana se imbrica en la longitud de guerra de la gran potencia. No son palabras vacías. Hay detrás un proceso de creciente cooperación entre los ejércitos, la marina y las policías federales con el Comando Norte controlado por los EU. Sólo tres referencias de un camino accidentado y con quiebres pero fuertes continuidades: Con el Presidente Zedillo y el paquete de rescate a la crisis mexicana del 1995, el gobierno demócrata de Clinton, logró que México acepte la “Certificación” de la lucha contra el narco y acentúa la colaboración entre los ejércitos. De ahí nace la idea norteamericana de que México y EUA crean su “tercer vínculo” de integración, no solo comercial y de inversiones, sino también militar. En 2001 y con las Torres Gemelas en picada Bush hijo militariza la seguridad nacional norteamericana y logra que en 2005 el entonces presidente Fox firme el ASPAN, el “Acuerdo para la Seguridad y la Prosperidad Norteamericana” que luego daría origen a la “Iniciativa Mérida”. El gobierno de Calderón y su “guerra contra el narcotráfico” acentúa este proceso en varias direcciones. Convierte al país en gran importador de armas alimentado por dos grandes proveedores, los EUA y España, aumenta los presupuestos y el personal militar y de la policía federal, se incrementan los entrenamientos y las maniobras conjuntas de los ejércitos y la marina, aumenta la oficialidad educada en centros estadounidenses. Y se autoriza el vuelo de drones de agencias estadounidenses en territorio nacional. Se abrió en territorio mexicano de la Oficina Binacional de Inteligencia. Con presencia múltiple de agencias del Pentágono, del Departamento de Justicia y de inteligencia militar y financiera. ¿Seguridad hacia “afuera” del bloque regional o también investigaciones para desnudar y controlar a los poderes legales e ilegales, constitucionales y de facto, generosamente
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de integración a América del Norte
priistas y que se atrincheran en México? Esta tendencia reposa sin embargo en un terreno incierto. Penetra en una institución, el ejército mexicano, generadora de poderes propios y de aliados regionales. Se confronta, a diferencia de los grupos políticos panistas recién llegados a la estructuras de poder nacional y dependientes subordinados de su poder para sostenerse dentro del país , con la gran y negra historia priista de sus élites actuales, celosos de sus propios cotos de poder tejidos en largas historias de contubernios legales e ilegales , de sus requerimiento autónomos de información y de operación política ante una lógica posnacional que las pretende desnudar y desmontar, y ocurre cuando crece el malestar social por la trituración castrense de los derechos humanos en sus funciones ilegales de gendarme. La integración Agustín Cartstens hizo el doctorado en Chicago en tiempo record y con las mejores calificaciones y ascendió en el Banco de México, de la mano de personajes como Mancera y Gil Díaz hasta convertirse en su Gobernador ya como institución autónoma del Ejecutivo Federal y secretario de Hacienda del país. Es el retoño brillante de la tecnocracia bancaria y hacendaria mexicana quien ha gobernado al país cuando se pinta de azul y blanco o en tricolor posmoderno. Es la elite más consistente y clara en la estrategia de privatización del país, de promoción de la gran economía empresarial, y de la creciente integración económica de México con los EUA y América del Norte. Es pluripartidista, a la usanza norteamericana. La integración mexicana a los EUA no ha requerido de invasiones o guerras pues responde a una alianza de élites de ambos países, a una convergencia política, económica y cultural. Un laboratorio de nuevas experiencias cuya “legalidad” es el trato directo de los ejecutivos que a toro pasado informan al Congreso y al “soberano” que es el pueblo según nuestra constitución. Ninguna de las instancias de control republicano regulan el inicio y el desarrollo de estos tratos que están detrás de decisiones sustantivas desde el pago de la deuda y la austeridad de 1983, la entrada al GATT, las privatizaciones y la apertura de mercados junto a la integración territorial del salinato y
la seguridad energética y nacional del siglo XXI. Es una integración de terciopelo vista en su tendencia de largo plazo y se e sostiene gracias a las alternancias controladas en ambos países, pero muy áspera en diversos momentos, pues hablamos de alianzas entre poderes que negocian y pelean por preservar o ampliar sus prebendas. Además hay dos nubarrones en su horizonte: este trazo de poder es casi clandestino, no da la cara en el ámbito público y por ello carece en México del consenso social pues nunca ha pasado por mecanismos de consulta o de exposición pública previa. Y su esperanza de prosperidad ocurre cuando los grandes poderes empresariales se divorciaron del desarrollo sostenido, y crecen a través de burbujas cambiantes que estallan tarde o temprano con sus caudas de crisis inciertas. Una rueda de la fortuna que tan pronto sube como de inmediato baja. Uno de los estrategas George Herbert Walker Bush es de una familia acomodada de Massachusetts, la región costera y norteña de las élites añejas norteamericanas. Se hizo tejano rico e influyente a la mediana edad. Es empresario, político y operador de la política más estratégica y también de la más sucia. Vivió ya en papel protagónico como vicepresidente del gobierno de Ronald Reagan (1981-1989), tres momentos del gran viraje del mundo: el derrumbe del keynesianismo y del estado de bienestar de donde resurge la economía de libre mercado, la ofensiva tecnológica, comercial y militar contra la entonces URSS y su derrumbe final en 1989, y el despliegue posterior de los EUA para impulsar la economía empresarial desregulada hacia el mundo y dominar a la globalización naciente en un orden unipolar que le perpetuara su hegemonía. Bush aparece en el origen de los diversos síntomas de una nueva época posnacional. Desde los años de 1960 se asoció a través de su empresa petrolera Jorge Díaz Serrano, más tarde responsable de Pemex con López Portillo, y su empresa Perforaciones Marinas del Golfo. Luego en 1973 y 1974 fue encargado de la CIA. Estuvo muy presente en la ofensiva contra el narco mexicano a raíz del asesinato de un agente de la DEA por el cártel de Sinaloa en 1985 y de las presiones a los gobiernos mexi-
canos para que se aprehendiera y extraditara a los responsables a fin de desentrañar los vínculos entre el narcotráfico y los generales, gobernadores y la clase política mexicana, Luego ya investido de la Presidencia en el año 1990 anunció la Iniciativa para las Américas (IPA) como un punto de apoyo en la lucha comercial con Japón y frente al constante progreso de la Unión Europea, abriendo una agenda de discusión para avanzar en la liberalización del comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Esta iniciativa es el trasfondo del primer gran experimento de la nueva integración global entre el norte y el sur. Coincide con el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari e inventa el “espíritu de Houston” esa convergencia política y cultural de las elites de los dos países que dio origen al TLCAN. Luego fue el estratega que asesora a Baby Bush su hijo para la conversión de la seguridad nacional norteamericana en el laboratorio de la militarización interna y externa de la potencia. Es una fuerte presencia en la elaboración del ASPAN y propiciador del poderoso lobby del Congreso a favor de las reformas energéticas en México y muy amigo de Richard Lugar, ahora ex Senador norteamericano y que conocimos líneas arriba. Bush es parte de esta generación de norteamericanos dispuestos a relanzar la hegemonía de la potencia hacia el siglo XXI, uno de los diversos estrategas y arquitectos de la nueva época posnacional en las configuraciones de poder, donde los Estados Nación soberanos se convierten en privilegio de un club muy selecto de potencias, mientras que las naciones subordinadas mutan hacia soberanías subordinadas e integradas. Aparece en el origen y desarrollo de esas tres grandes ramas que han abrazado a la nación mexicana y transforman su soberanía. Con ello, asuntos que antes se podían decidir en clave de interés soberano, ahora se colocan en otra “comunidad imaginada” muy llena de trabas y de agujeros, el bloque de América del Norte, sin ninguna aspiración a constituirse en espacio común de valores y de flujos de hombres, como alguna vez se imaginó a sí misma la Unión Europea, sino en espacio de grandes intereses de poder y mercantiles que incursionan cada vez con más libertad por su territorio. *Carlos San Juan Victoria, economista e historiador del México Contemporáneo, en especial de sus últimos 30 años.
20 de Julio: Reencuentro de dos Banderas JORGE ALBERTO BOLAÑOS SUAREZ* l 20 de julio quedarán formalmente restablecidas las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU. Ese día el pabellón cubano será izado en la sede de la embajada de Cuba en Washington por nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Padilla; mientras que su homólogo John Kerry hará lo propio en la sede de la embajada de EEUU en La Habana. Se abre así un nuevo capítulo del conflicto histórico entre Cuba y EEUU., el conflicto más largo (150 años), que registra la historia de las relaciones cubano-estadounidenses, cuyo nivel de antagonismo rebasó su cuota máxima con el triunfo de la Revolución el 1ro. de enero de 1959 comandada por su líder Fidel Castro Ruz, la cual devolvió a los cubanos su patria con todos sus atributos de independencia, soberanía y autodeterminación, conculcados durante la república plattista; esa en la que el embajador estadounidense de turno, el ex Tte. Coronel Earl T. Smith quien fungió como embajador entre 1957-1959 presumía ser la segunda, y en ocasiones, la primera figura más influyente del país. Los presidentes de EE.UU, a menudo suelen escoger temas de política exterior para intentar compensar el desgate político interno. Clinton lo hizo en 1995 al establecer relaciones con Vietnam; Obama hizo lo mismo con Cuba en el momento en que el tema de la recomposición de las relaciones con la Isla alcanza, como nunca antes, un alto nivel de apoyo en amplios e importantes segmentos que conforman el establishment estadounidense, acompañado de notorios signos de cambio en los medios de comunicación y un creciente interés por el tema Cuba de parte de la opinión publica no apreciado en el pasado. El último de los sondeos realizado en los 50 estados de
al sector de negocios en los EE.UU. La muestra no deja lugar a dudas de la aproximación positiva que manifiesta la población estadounidense en contra del bloqueo a Cuba, que es uno de los impedimentos esenciales que gravitan pesadamente en el camino hacia una eventual normalización de las relaciones. Lo anterior inclina a pensar que Obama cuenta con suficiente endoso político para proseguir valiéndose de sus capacidades ejecutivas para ampliar las flexibilizaciones puestas en vigor a partir del 17 de Diciembre y al mismo tiempo presionar al poder legislativo a reformar o anular el conjunto de sanciones que obstaculizan la normalización de las relaciones y que es auspiciado y custodiado por la contrarrevolución y asociados de la extrema derecha. La mayoría legislativa republicana y un grupo de legisladores demócratas de ultra derecha, conocidos como los perros azules, valiéndose de sus posibilidades intentan frustrar y, eventualmente, revertir el proceso en curso en el caso de triunfar en las presidenciales del 2016. Hasta el momento la mayoría de los aspirantes presidenciales republicanos espontáneamente o respondiendo a la prensa critican el restablecimiento de las relaciones, empezando por Jebb Bush pero también se observan divisiones y excepciones como la del aspirante Rand Paul, (Senador republicano por Kentucky quien se manifestó públicamente por el fin del bloqueo y la no injerencia de EE.UU en los asuntos internos de Cuba. Se trata de un senador de buen predicamento en los estados del sur. Las divisiones también se observan en las filas legislativas republicanas que de manera callada o pública respaldan el restablecimiento de relaciones y tienden a presentar proyectos de leyes que atentan contra el sistema de sanciones que conforman el bloque. En este sentido cabe mencionar el proyecto bipartidista para liberar las restricciones de viajes a la Isla liderado por el senador re-
la Unión entre el 25 de mayo y el 17 de junio por el “Chicago Council Survey” refleja que 2 de cada 3 estadounidenses apoyan la “terminación del embargo”. El rechazo se registra tanto en los encuestados que se definen demócratas como los auto declarados republicanos. Los cifras son: Republicanos 59%, independientes 63%, demócratas 70%, y el 62% opino que el cambio de política beneficiaria
publicano Jeff Flake y que hasta el momento cuenta con el patrocinio 30 senadores. Los oponentes no toman en cuenta los esfuerzos de la administración por demostrar que la esencia de la estrategia imperial de política hacia Cuba se mantiene. Tampoco les importa los acumulados fracasos de su política anticubana ni el sentido antiestadounidense que
E
CORREO del SUR Director General: León García Soler
significa seguir, seguir y seguir aplicando una política obsoleta y fracasada, de creciente impopularidad nacional, que lesiona los propios intereses de influyentes factores del establishment y que como ninguna otra ha aislado a EEUU, en lo que se refiere a Cuba, del hemisferio y del resto del mundo. Cientos de ejemplos podían citarse en este sentido me referiré al más universal de todos: En la historia de la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas nunca un país ha quedado tan aislado de la comunidad internacional como Estados Unidos en el tema del bloqueo lo cual se ha demostrado durante 17 años consecutivos y se continuara demostrando. Una vez restablecidas las relaciones y el permanente diálogo que estas suponen, podremos entonces intentar avanzar en el largo y difícil proceso que nos conduzca a unas relaciones bilaterales que pudiéramos calificar de normales, en las que ambos países puedan comerciar e invertir, en las que los estadounidenses puedan viajar a Cuba sin restricciones, como lo hacen los cubanos a EE.UU. y otros asuntos que para Cuba resultan de suma importancia como son: la retirada de la Base Naval y la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la misma en Guantánamo, las indemnizaciones por los daños materiales y morales causados a varios millones de ciudadanos cubanos así como el cese de las transmisiones subversivas de las estaciones de radio y Tv situadas en territorio estadounidense. En 1963, un periodista le pregunto al canciller estadounidense Dean Rusk porqué EE.UU comerciaba con la URSS y no lo hacía con Cuba; Rusk respondió porque la URSS es un gobierno permanente y la Cuba de Castro es un asunto temporal. La respuesta reflejaba la seguridad de EE.UU de que sus planes de destruir la Revolución, incluyendo decenas de intentos fallidos de asesinatos a Fidel, Raúl y demás líderes revolucionarios derrocarían al gobierno revolucionario, según lo habían hecho en Guatemala, y lo harían posteriormente en República Dominicana y Chile. Se equivocaron con Cuba, subestimaron la capacidad de resistencia de nuestro pueblo y se estuvieron equivocando por más de medio siglo según reconoció el Presidente Obama. El restablecimiento constituye un reconocimiento del error cometido y también un reconocimiento al Estado Revolucionario Cubano y a su gobierno presidido por el Presidente Raúl Castro Ruz, pero, y a veces después del pero suele venir la verdad: no podemos olvidar que según declaraciones oficiales del propio presidente y autoridades del gobierno estadounidense lo que cambia con relación a Cuba es la táctica pero la estrategia continua. *Embajador, ex-Embajador de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI).
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