Número 484 Marzo 27, 2016
-Argentina: Notas para un balance a 40 años del golpe militar -Atentados de Bruselas: ¡no, señor primer ministro! -Mi familia y Obama: Silvio Rodríguez -La visita de Obama y Raúl, el estadista -Brasil: Impasse, antes del diluvio
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Argentina: Notas pa a 40 años del golpe m Rolando Astarita*
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l viaje de Obama a Argentina, coincidente con el cuarenta aniversario del golpe militar, parece una buena ocasión para pasar revista a algunas cuestiones que pueden ayudarnos a entender el rol de EEUU, y de la clase dominante argentina en 1976, y la naturaleza de la dictadura. EEUU apoyó al golpe militar y la represión Empecemos diciendo que EEUU apoyó al golpe militar de marzo de 1976. En 1976 Henry Kissinger, por entonces secretario de Estado, dio luz verde para la política de secuestro, tortura y muerte desplegada por la dictadura. En abril de ese año se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, César Guzzetti. Según el memorándum secreto de esa reunión (revelado en 2004) Guzzettti planteó que “el principal problema que tenemos es el terrorismo”, a lo que Kissinger respondió “si hay cosas que tienen que hacer, hacerlo rápidamente”. Luego, en agosto de ese mismo año, Kissinger mantuvo una reunión con el embajador estadounidense en Argentina, Robert Hill, a quien le confirmó la conversación mantenida con Guzzetti. En 1977, ya bajo el gobierno de Carter, Hill informó a Patt Derian, secretaria de Estado para los derechos humanos, que pensaba que el mensaje de Kissinger a Guzzetti había llevado a la dictadura militar a intensificar la represión.
Una larga tradición de intervenciones y golpes militares La política de EEUU en 1976 se inscribe en una larga tradición de agresiones militares y respaldo a regímenes sangrientos. Aunque esto es conocido en general, es útil pasar revista al “listado” de hechos. Para esto, transcribo un pasaje de mi libro Valor, mercado mundial y acumulación: “Tomando solo el período de posguerra hasta mediados de la década de 1970, y sin ánimo de ser exhaustivos, anotamos las maniobras de EEUU para crear “protectorados” en Borneo Británica, Birmania del Norte, Kuwait, Qatar, Bahrein y Oman; la organización, en 1953, del golpe de Estado que derrocó al gobierno nacionalista de Mossadeq, en Irán, para instalar al sha, favorable a los intereses de las petroleras occidentales; el apoyo, en 1954, al golpe militar reaccionario de Castillo Armas, en Guatemala; el desembarco en 1958 de tropas en Líbano; el apoyo a las dictaduras latinoamericanas de Stroessner de Paraguay; Somoza de Nicaragua; Pérez Jiménez de Venezuela; Trujillo de Santo Domingo; Batista de Cuba; Odria de Perú; Rojas Pinillo de Colombia; el ahogo y ataque a Cuba a partir de que esta decidió independizarse económicamente de EEUU; el desembarco en 1961 de tropas contrarrevolucionarias, con apoyo de EEUU, en Bahía de los Cochinos; las intervenciones a favor de fracciones pro-estadounidenses en Guatemala, 1963; Ecuador, 1963; y Honduras, 1963; el desembarco en 1965 de marines en Santo Domingo; el apoyo a la dictadura de Indonesia; el apoyo a los golpes militares en Brasil, 1964; Argentina, 1966; Chile, 1973 –previa acción desestabilizadora-; Uruguay, 1973; y Argentina, 1976, junto a la participación en el plan Cóndor; la intervención militar en Vietnam, luego extendida a Laos y Camboya; las acciones desestabilizadoras en Chipre, Bangladesh, Grecia, para generar climas propicios a golpes de Estado; y el apoyo financiero a fracciones pro estadounidenses en guerras civiles o contrarrevolucionrias en Angola”. Pero la burguesía argentina fue la “responsable” del golpe Días atrás leí en un periódico de izquierda que “EEUU fue el responsable del golpe militar”. Sin olvidar por un mo-
mento lo que hemos reseñado en el punto anterior, hay que decir que lo que afirma ese periódico de izquierda no es cierto. La “responsable” del golpe de 1976 fue la clase capitalista criolla. La razón es a la vez simple y brutal: había que acabar con el peligro que representaban el movimiento obrero combativo y las organizaciones armadas. En los meses anteriores al golpe el “establishment” económico, las cámaras empresarias, las principales figuras políticas de la oposición, habían llegado a la conclusión de que el gobierno de Isabel no podía enderezar el rumbo. La crisis económica era aguda, y el movimiento obrero resistía los planes de “ajuste”. Por eso, en marzo de 1976 el golpe fue presentado como una solución casi natural. Así, los grandes diarios (La Nación, Clarín, La Razón y La Opinión) dijeron que era “lógico” e “inevitable”, dado el “caos”, “descontrol”, “desintegración del país”, “desgobierno” y “anarquía” del gobierno de Isabel. Expresaban lo que pensaba la amplia mayoría de la clase dominante. De hecho, ese discurso lo encontramos también en el Partido Comunista. En su declaración del 25 de marzo de 1976, “Los comunistas y la nueva situación de Argentina”, sostuvo que “no ha sido el golpe de estado del 24 el método más idóneo para resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante una nueva realidad. Estamos ante el caso de juzgar los hechos como
ellos son”. Y con el tiempo aparecieron explicaciones más sofisticadas y tranquilizadoras. Por ejemplo, Eugenio Zaffaroni, hasta hace poco miembro de la Corte Suprema de Justicia, junto a Ricardo Cavallero, publicó, en 1980, Derecho penal militar. Allí sostuvo que “hay situaciones en las que existe un peligro actual de absoluta inminencia o un mal gravísimo que ya se está produciendo y que es necesario evitar o detener”. Situaciones que justificaban, a sus ojos, las dictaduras militares y la pena de muerte. Pero el apoyo civil que tuvieron los militares no fue solo discursivo. Ricardo Balbín, el máximo dirigente de la UCR, prometió ayuda a Videla para gobernar. El MID y el Partido Socialista sostuvieron abiertamente a la dictadura. Tal vez más significativa haya sido la cobertura de intendencias y otros puestos. En 1978 había en el país 301 intendentes de la UCR (35% del total de los intendentes del país); 169 del peronismo (19,3%); 23 de organizaciones neoperonistas (2,7%); 109 del Partido Demócrata Progresista (12,4%); 94 del MID (10,7%); 78 de las fuerzas federalistas (8,9%); 16 eran demócratas cristianos (1,8%) y cuatro intransigentes (0,4%) (véase http://cronicasdelfuego.blogspot.com. ar/2010/08/los-intendentes-del-proc...). Y hubo muchas otras colaboraciones, en múltiples instancias del Estado. Para mencionar tres acasos de notables: Alicia Kirchner, actual gobernadora en Santa Cruz, fue subsecretaria de
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ara un balance militar
tadura tenía fuerza propia, y que muchas de sus decisiones incluso se enfrentaban a EEUU. El tema se relaciona con la cuestión de si países como Brasil son colonias, o semicolonias, de EEUU. Lo he discutido en otras entradas (aquí, aquí, aquí, aquí). Lo importante ahora es señalar que tampoco la dictadura argentina fue “títere” de EEUU. Tuvo coincidencias con Washington; pero también diferencias, como lo puso en evidencia la venta de trigo a Rusia, cuando EEUU había decretado el embargo; el desarrollo del plan nuclear; o la guerra de Malvinas. Todo indica que la relación que mantuvo Argentina con EEUU entre 1976 y 1983 fue propia de un país dependiente, no de una colonia. Lo cual vuelve a colocar en primer plano el papel de la clase dominante argentina durante la dictadura. Por este motivo, la tesis de que Argentina está “dominada” como una colonia (y por lo tanto el golpe de 1976 habría sido “ordenado” por el imperio) es muy conveniente para el discurso que aboga por un frente de colaboración de clases (véase más abajo).
Acción Social en esa provincia desde 1975 a 1983, sin interrupción; un cargo con rango de viceministro. La ex diputada Elisa Carrió fue nombrada por la dictadura, en 1979, asesora de la Fiscalía de Estado en el Chaco; luego, en 1980, fue secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia de esa provincia, con nivel y jerarquía de juez de Cámara. El secretario del gremio de la Construcción desde 1990, Gerardo Martínez, fue colaborador del Batallón 601, que estaba dedicado a inteligencia y fue pieza clave en la represión y desaparición de personas. ¿Cómo se puede lavar de responsabilidades a toda esta gente? Hay que decirlo con todas las letras: las fuerzas motoras del golpe y de la dictadura fueron internas. El golpe militar fue la respuesta de la clase dominante argentina frente al nivel alcanzado por la lucha de clases; coyuntura agudizada por las organizaciones armadas (existía “peligro de absoluta inminencia”, como dijo Zaffaroni). Es en este marco que EEUU apoyó, por supuesto, esta forma sangrienta de resolución del conflicto. La dictadura no fue un títere de EEUU Ya en los 1960 y 1970 Ruy Mauro Marini había polemizado con la tesis, popular en la izquierda, que decía que los militares brasileños, que habían tomado el poder en 1964, eran marionetas de EEUU. Marini demostraba que la dic-
La política de derechos humanos de Carter En vísperas de la llegada de Obama, analistas y comentaristas políticos han justificado o defendido lo actuado por EEUU frente a la dictadura apelando a la política de derechos humanos de Carter. Hasta se especuló con que Obama pudiera traer al ex presidente para amortiguar las críticas de la izquierda. Es que a partir de la asunción de Carter a la presidencia, a principios de 1977, Washington presionó a la dictadura argentina para que aflojara la represión. Una muestra del cambio de orientación de Washington lo tuvimos en la actuación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, cuando vino a Buenos Aires, en 1979. Políticos argentinos, pero también activistas y familiares de desaparecidos hicieron llegar sus denuncias y quejas. Cristina Kirchner se refirió al rol de Carter en la Universidad de Georgetown, cuando inauguró la “Cátedra Argentina”: “Quiero hacer honor a la figura de Jimmy Carter, que junto a su secretaria de Derechos Humanos tuvo un rol preponderante en lo que era intervenir en las violaciones de los derechos humanos, logrando la liberación de algunos que, si no, hubieran sido asesinados”. El ex canciller Héctor Timerman, en el mismo sentido, recordó que su padre, Jacobo, preso y torturado por la dictadura, fue liberado en buena medida por presión de Washington. También la socialdemocracia europea intensificó las críticas a la dictadura a partir de la subida de Carter. Estos sectores presionaban por una salida democrático-burguesa, más o menos negociada, que contuviese tensiones y restableciera el curso normal de los negocios. Es que una vez derrotada la izquierda más radicalizada, no veían el sentido de que continuara la dictadura. Los partidos políticos que en un primer momento habían apoyado a Videla, paulatinamente fueron adoptando la misma postura; esto se ve claro en las posiciones de la UCR o el MID. Por eso, y casi imperceptiblemente, fueron girando hasta que en 1983 todos terminaron siendo fanáticos “demócratas” (y así siguen hasta el día de hoy, sin mirar sus prontuarios). Estos cambios son más o menos comunes en cualquier régimen capitalista y no deberían inducir a embellecer a la clase dominante. La forma de dominio no es necesariamente la dictadura Por lo planteado en el punto anterior, es un error pensar que la situación de dominio “normal” de la burguesía es la dictadura militar (o fascista). Sin embargo, en sectores de la izquierda está muy arraigada la idea de que las democracias burguesas son el exclusivo resultado de las luchas revolucionarias de las masas. Sin subestimar la importancia de las revoluciones democráticas “desde abajo”, lo cierto es que la democracia no deja de ser una forma de dominio normal de la clase capitalista. Se puede decir que hasta es más segura que la dictadura, debido a los mecanismos amortiguadores del conflicto y los recambios del personal dirigente del Estado que
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posibilita. La dictadura es un recurso al que recurre el capital, pero no necesariamente es el único de que dispone para dominar. Más concretamente: la vuelta a la democracia burguesa en los 1980, en Argentina o en otros países de América Latina, fue realizada con el acuerdo no solo de las clases capitalistas latinoamericanas, sino también de Washington, los organismos financieros internacionales y los principales gobiernos capitalistas. Es decir, por los mismos que habían consentido o avalado la represión sangrienta de la izquierda “irreductible”. Consumado el “trabajo sucio”, era hora de volver a la democracia del capital. El balance de las relaciones internacionales debe ser completo Dejo señalado que algún día la izquierda deberá incluir en sus balances y debates sobre la dictadura la actitud del “movimiento comunista internacional”. Conecta con lo que hizo el PC argentino, pero tiene sus especificidades. En particular, hay que poner sobre la mesa el apoyo de Fidel Castro a la dictadura de Videla (ver aquí). No es posible que se siga pasando por alto esta cuestión. Una precisión: la represión sangrienta no comenzó en 1976 Cuando se conmemora el aniversario del golpe militar muchas veces se soslaya le hecho de que las detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos no comenzaron en marzo de 1976. Hay que acabar con el cuento (que repiten ad nauseam Julio Bárbaro, Grondona, Morales Solá y similares) de que el Perón de 1973 era un viejito bueno, que se abrazó con Balbín y estaba deseoso de unir en paz a los argentinos. El Perón de 1973 vino de la mano de López Rega, la burocracia sindical, Lastiri, Isabel Perón y demás personajes siniestros. La masacre de Ezeiza, el “navarrazo” (golpe de Estado en Córdoba, en febrero de 1974, que depuso al gobernador Ricardo Obregón Cano) y los primeros asesinatos de la Triple A, ocurrieron bajo la conducción de Perón. Y en los meses que siguieron a su muerte, la represión se intensificó. Miles de luchadores obreros y populares fueron asesinados. Las bandas de la Triple A actuaron con total impunidad, y tuvieron apoyo de la Policía y de sectores, al menos, de la burocracia sindical. A lo que habría que agregar detenciones arbitrarias, torturas en las comisarías, más las bestialidades del Ejército en Tucumán. En este clima se preparó el golpe militar. La represión posterior a marzo de 1976 no apareció de la nada. Fue la continuación-profundización de lo que ya estaba iniciado. Pero hasta el día de hoy los crímenes de Estado cometidos entre 1973 y marzo de 1976 siguen impunes. La tan proclamada “Memoria y Justicia” parece tener límites infranqueables. Otra precisión: el “programa neoliberal” no comenzó en 1976 El primer plan de “ajuste” a fondo contra los trabajadores y el pueblo fue lanzado a mediados de 1975, con el famoso “Rodrigazo” (el ministro de Economía se llamaba Celestino Rodrigo, que estaba avalado por López Rega). Devaluación del peso del 150%, aumento promedio del 100% de todos los servicios públicos, suba de 180% de los combustibles, 45% de aumento de los salarios y un plan de endeudamiento masivo con el exterior. El plan de ajuste fue enfrentado por el movimiento obrero, Rodrigo tuvo que renunciar y poco después hizo lo mismo López Rega, quien además abandonó el país. Pero el Rodrigazo fue el antecedente de lo que vendría con Videla y Martínez de Hoz. Un balance que marque diferencias de clase La dilución de la responsabilidad de la clase capitalista argentina en el golpe militar; el silencio que rodea a los apoyos efectivos que tuvo la dictadura; el ocultamiento de la naturaleza de clase de la represión entre 1973-1976, y del Rodrigazo, no son olvidos inocentes. Son funcionales a la estrategia de “frente anti-neoliberal” que predica el progresismo izquierdista, nacional y popular. Por eso, el llamado (circula en las redes por estos días) a deponer diferencias para marchar todos juntos (desde la izquierda radicalizada hasta la militancia K) este próximo 24 de marzo, necesita ocultar y falsificar el pasado. Frente a esto es imprescindible hacer análisis en términos de clases sociales, y no temer ir hasta el fondo en los balances. *Profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires. Fuente:https://rolandoastarita.wordpress.com/2016/03/12/ notas-para-un-balance-a-40-anos-del-golpe-militar/
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Atentados de Brus ¡no, señor primer mi Michel Collon / Investig Action
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yer, como muchos en Bruselas, pasé horas intentando averiguar cómo se encontraban mis familiares y amigos. ¿Quién, por desgracia, habría podido hallarse en ese metro maldito, que yo también cojo para ir al despacho de Investig’Action? ¿Quién, por desgracia, habría podido hallarse cerca del Starbucks del aeropuerto, donde suelo tomar un té mientras espero el embarque de mi vuelo? Indagaciones aún más angustiosas si tenemos en cuenta que la red estaba evidentemente saturada. En definitiva, como muchos en Bruselas, viví, durante un día, lo que viven desde hace años los iraquíes, los libios, los sirios y, antes de ellos, los argelinos. Al haber estado en más de una ocasión en lugares que habían sido bombardeados por los occidentales, sé cómo son los restos de cuerpos dislocados que ya nadie podrá volver a abrazar. He visto allí el dolor de aquellos a los que se les arrebata para siempre a su marido, su mujer, su hijo. Como muchos en Bruselas, lloré y deseaba golpear a los criminales que arremetieron contra tantos inocentes. Pero el criminal no nace, se hace. Y la cuestión más importante es: ¿cómo han llegado a eso? ¡Negar a este ese punto el valor de la vida de tantos inocentes! Hacerlos sufrir y aterrorizarlos en vez de luchar “con esos inocentes” contra la injusticia que nos golpea a todos. ¿Quién ha intoxicado a esos jóvenes, quién les ha dado el ejemplo de la violencia, quién los ha sumido en la desesperación y, sobre todo, quién les ha armado? Criminales, sí, pero acaso no son también en parte víctimas, aunque este término resulte chocante. Así que, cuando vi que nuestro primer ministro Charles Michel declaraba en conferencia de prensa que los belgas tenían que unirse y esquivaba con cautela la cuestión esencial: «¿Cómo hemos llegado a esto, quiénes son los responsables?», me enfurecí con ese hombre hipócrita que nos propone solo seguir como antes, cuando la pregunta que se hace la gente es precisamente «¿Cómo evitar que esto vuelva a suceder? ¿Qué políticas aplicar para poner fin a este engranaje infernal?» ¿Creen de verdad que la vigilancia y la represión van a impedir nuevos atentados? Algunos, sí, pero todos es imposible. Para eso hay que cambiar de política. Su política. Einstein decía: «No se resuelve un problema con los mismos planteamientos que lo han creado». En efecto, no se acabará con el terrorismo hasta que no se hayan debatido sus causas profundas, con el fin de llevar a cabo una verdadera prevención. Señor primer ministro Charles Michel, no le estoy agradecido. Porque se ha negado a plantear las cuestiones importantes: ¿Los Saúd y Qatar han financiado a los terroristas? Sí, los informes de los servicios estadounidenses lo afirman. ¿Estados Unidos creó Al Qaeda? Sí, Hillary Clinton lo ha reconocido. ¿LA CIA organizó un campo de entrenamiento en Jordania? Sí, el célebre periodista estadounidense Hersh lo ha demostrado. ¿Fabius impulsó el terrorismo al declarar «Al Qaeda hace un buen trabajo»? Sí, miren su vídeo de Marrakech en diciembre de 2012. En general, ¿Estados Unidos ha utilizado el llamado terrorismo islámico desde Bin Laden en Afganistán, en el 79, hasta la Siria actual, pasando por Bosnia, Kosovo, el Caucaso, Argelia, Iraq, Libia y otros muchos países? ¿No es preciso crear urgentemente una comisión de investigación sobre los vínculos EE.UU. – terrorismo y sobre el trasfondo estratégico de todos estos dramas? ¿Usted y Europa, van a seguir siendo el perrito faldero de Estados Unidos? Usted se entusiasma como un niño cuando Obama le llama. Pero ¿por qué no denuncia su hipocresía ante estas guerras? Señor Michel, cuando pienso en todo ese sufrimiento que habría podido evitarse, no le estoy agradecido. Es cierto que usted no es el único que utiliza la falsa retórica.
Señor ministro de Asuntos Exteriores Didier Reynders, tampoco le estoy agradecido. Ayer declaró que los terroristas atacan nuestro «modo de vida». Exactamente las mismas palabras que dijo Georges W. Bush el 11 de septiembre antes de atacar Iraq y Afganistán con excusas falaces. Señor Reynders ¿por qué no hizo referencia a sus declaraciones de abril de 2013 en las que elogiaba a «esos jóvenes a los que quizás un día se les erija un momento como héroes de la revolución»1? ¿Por qué no quiso venir cuando le invité, en junio de 2013, a participar a un debate «Jóvenes en Siria, cómo impedir que vayan»? ¿Eso no le preocupaba? ¿Creía que para «cambiar de régimen» como usted dice, todos los medios eran buenos, incluso el terrorismo? ¿No pensó que animándoles a cometer ese tipo de actos allí, algunos vendrían a hacer lo mismo aquí? Señor Reynders, no le estoy agradecido. Señora Milquet, tampoco le estoy agradecido. Usted era ministra del Interior en ese momento. Usted también se negó a participar en aquel debate, a pesar de nuestra insistencia, ¡cambiando constantemente de pretexto! Desde entonces, guarda silencio. ¿Avergonzada por haber ignorado los gritos de desesperación de las madres angustiadas al ver que sus niños “porque eran realmente niños de 16, 17, 18 años” partían hacia el infierno sin que Bélgica hiciera nada para detenerlos? ¿No le asaltan los remordimientos al ver lo que ha sucedido? Señora Milquet, no le estoy agradecido. ¿No es hora de abrir un gran debate sobre las consecuencias de la política internacional que Bélgica ha llevado a cabo en los últimos años? 1. ¿Europa debe seguir respaldando a Estados Unidos y su política, que siembra la violencia en Oriente Medio? 2. ¿Bélgica debe seguir apoyando la violencia de Israel, negándose a hacer respetar el derecho internacional y tra-
tando de «antisemitas» a los jóvenes que quieren defender los derechos de los palestinos? 3. ¿Bélgica debe seguir prosternándose ante los petrodólares de los Saúd (robados a los pueblos árabes en lugar de utilizar el dinero del petróleo y el gas en luchar contra la pobreza como en América Latina) cuando todo el mundo sabe que los Saúd financian la intoxicación de las mentes jóvenes mediante una versión envenenada y falseada del islam? 4. ¿Cómo se justifica el rechazo a conceder asilo a las víctimas de «nuestras» guerras en Iraq, Siria y Afganistán? 5. ¿Cuándo se hará público por fin el informe de la intervención «humanitaria» en Libia, donde la OTAN se alió con Al Qaeda para derrocar a Gadafi, violando la Carta de la ONU que prohíbe ese tipo de prácticas, con las consecuencias que esto ha tenido: Libia convertida en base del terrorismo internacional? ¿No es hora de abrir al mismo tiempo un gran debate sobre las consecuencias de la política social, o más bien antisocial, de los gobiernos belgas desde hace años? 1. ¿Pueden recortar sin cesar los presupuestos escolares, creando escuelas-aparcaderos en las que los profesores no tienen ni la formación adecuada ni los medios para enfrentarse a tantas cuestiones complejas sobre el mundo actual? 2. ¿Pueden recortar sin cesar los presupuestos de prisiones y reinserción, con el riesgo de que pequeños delincuentes se conviertan en delincuentes irrecuperables? 3. ¿Pueden recortar sin cesar los presupuestos de los medios audiovisuales públicos, de forma que los periodistas no tienen tiempo de profundizar en los temas (confidencias llegadas de dentro de la RTBF) y se ven condenados al reino del copi-pega y de las noticias basura, empujando así a los jóvenes, que se han vuelto desconfiados, hacia la teoría del complot o peor aún hacia los predi-
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cadores fanáticos y los reclutadores sin escrúpulos? 4. ¿Pueden seguir haciendo regalos a la banca y a las multinacionales que ya casi no pagan impuestos y revertir el déficit especialmente en los ayuntamientos, cuyos responsables carecen de los medios necesarios para ayudar a los jóvenes? ¿No es así como crean núcleos de desesperación como Molenbeek? (pero no es el único, también están Vilvorde, Verviers, Anvers y no olvidemos que los «euro-yihadistas» proceden de numerosos países europeos). 5. ¿Hay que extrañarse entonces de que tantos jóvenes hayan caído en las garras de los reclutadores profesionales? Sobre todo teniendo en cuenta que cuando se les denunciaba ante la policía, no siempre pero sí con bastante frecuencia, padre y educadores oían la siguiente respuesta: «¡Que se vayan a Siria, lo que no queremos es que regresen!». 6. ¿Tiene realmente derecho a mostrarse sorprendido ante los atentados de París y de Bruselas cuando la voz de alarma se había dado hace años y usted se negó a escuchar a los que lanzaron la alerta? Ayer, cada padre tembló por sus hijos. Hoy, todos nos interrogamos sobre la educación que hay que darles frente a un mundo cada vez más violento. ¿Podremos ofrecerles una verdadera educación y un futuro? ¿Mañana cuál será la ciudad que se verá golpeada? La escalada del odio y el miedo, dirigida contra los musulmanes, favorece a la extrema derecha. ¿Es eso lo que usted quiere? En suma, los atentados no son una fatalidad, son resultado de una política. Aplicada en Washington. Luego en Londres y París. Bruselas les siguió servilmente. Señores dirigentes, son, por lo tanto, corresponsables. ¿Tenemos derecho a debatir sobre ello “en «democracia»” o van a presionar de nuevo para que los medios de comunicación se callen? http://www.investigaction.net/Atentados-de-Bruselas-no-senor.html?lang=es
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Mi familia y Obama Silvio Rodríguez
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n estos días han llovido estampas, interpretaciones y hasta augurios sobre la visita que empezará hoy el presidente de los Estados Unidos a Cuba. Entre ellas estuvo el mensaje de Pánfilo y sus amigos que, por cierto, puse en Segunda cita, dedicándoselo a los que deseaban desentrañar el carácter cubano. Pues resulta que ayer me dijeron que el Sr. Obama había respondido varias preguntas del célebre humorista. Aclaro que no creo que los asesores presidenciales lean nuestro blog, pero es obvio que están bien informados. Se ha dicho mucho que el cubano es un pueblo hospitalario y generoso. Esto es porque la mayoría somos más dados a confraternizar que a lo contrario. Yo creo que es algo genético, que nuestra historia nos fue inoculando desde su exterminio inicial, y luego con sus migraciones forzadas y/o voluntarias, con sus luchas privadas y colectivas por la supervivencia, y con esa sustancia moral que solemos llamar soberanía y que es, ni más ni menos, tener en cada momento el mayor libre albedrío que nuestras capacidades nos permitan, sin dejar de pujar siempre por más. Algunas reflexiones de especialistas se basan en interrogantes sobre las calidades de las conversaciones entre dos gobiernos que han sido arquetipo de enfrentamiento durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va de este. A pesar de posturas opuestas, se suele coincidir en que el futuro será según lo hablado. Yo, por supuesto, comparto la curiosidad por ciertos detalles, aunque supongo los matices. Pero si de algo estoy seguro es de que una cosa es lo que se dice, incluso lo que se cree honestamente, y otra es lo que resulta. Sobran ejemplos en la historia, lo mismo en el sentido de la seriedad que en el del desparpajo. Por eso tiendo a decantarme por lo que me ha movido siempre, por lo que sueño para mi país, que es dignidad, aún con las variantes que presuntamente incorporarán la dialéctica y los astros o, dicho de otra forma, las causas y los azares. He notado que se suele olvidar que este litigio terrible empezó porque nuestros vecinos no soportaron que decidiéramos qué hacer en nuestra propia casa. Estaban acostumbrados a que aquí se hiciera lo que ellos querían. Y haciendo bien patente su disconformidad, no sólo nos negaron el habla sino que nos hicieron la guerra. Aquella causa nos apartó violentamente de lo que hubiera sido nuestra vida de pueblo aguerrido pero pacífico, mitad trabajador, mitad tarambana. Aquella causa nos obligó a tomarlo todo con más drama que choteo, nos mostró y nos acercó como nunca a las razones de la hormiga. Aunque debajo seguía bullendo aquella cosa juguetona nuestra que a principios de los 80 llevó a un amigo a confesar lo mucho que le gustaba nuestro “socialismo con pachanga”. Quién sabe si ha llegado el momento de intentar empatarnos con lo que no nos dejaron ser, con lo que fuéramos de haber tenido un vecino más respetuoso y amable. Y digo quién sabe porque obviamente no todo el futuro depende de nosotros y porque, además, por más que fuera deseable ya no somos los mismos. En momentos así –sólo en momentos así– es concebible el deseo de prolongar la existencia, digamos otro medio siglo, a ver qué pasa. Pero como esto no es posible, pregunté a mi familia –a todos, sobre todo a los que no vivieron las causas originarias del conflicto– qué le dirían o qué les inspiraba el ilustre visitante de hoy. Y por eso concluyo este momentáneo soliloquio con lo dicho por los que me respondieron, en el orden estricto que me fueron llegando y con sus propias palabras. Para no irme a la cola, me tomo la licencia de empezar con mis propias palabras para recibir a Barak Obama, las que termino con dos frases que siempre decía mi padre, Dagoberto Rodríguez: Bienvenidos Ud. y su familia a Cuba, Sr. Presidente. Nunca es tarde si la dicha es buena. A mi que me quiten lo bailao. Mi hijo Silvio Liam Buenos días papá, sobre lo q me preguntas yo realmente no opino mucho sobre eso por q no creo en las buenas
intenciones ni de Obama ni de ninguno d estos señores, pero si su interés en Cuba fuera ayudar al pueblo le diría q pasara por los barrios más calientes d Oriente como por ejemplo algunas partes de Alcides Pino en Holguín y viera las condiciones en que viven las personas y también q preguntara por los salarios en Cuba, q escuche todo lo que quiere decirle la gente incluyendo la oposición, q fuera a una marcha de las damas de blanco a ver si ese día no le caen a golpes delante d el, pero sobre todo le diría que no creyera en un gobierno q coje a los niños pa hacer actos de repudio afuera d las casas de opositores
y otras barbaridades que son demasiadas, pero realmente papa yo no creo ni siquiera q Obama tenga q ver con las deciciones políticas y el futuro de las relaciones entre Cuba y usa, dentro d poco ya no será presidente y quién sabe quién venga detrás y lo que tiene en mente, para mí esto es una pantalla para algo, quizás me equivoco como t digo yo ni opinó sobre esto, un beso grande Mi esposa Niurka Tengo sentimientos encontrados respecto a la visita de Obama. Por una parte deseo que las cosas mejoren porque deseo que la vida sea mejor para la mayoría de los Cubanos y que en Cuba la mayoría viva mejor, y si la visita trae consigo mejoras para la gente, pues bienvenida sea. Pero entonces aterrizo y no lo creo, entonces prefiero que ya pasen estos tres días de visita de Obama y que vengan los Rollings. Mi nieto Diego Yo le diría a Obama que tengo muchas ganas de ver a mi papá y por lo tanto que me otorgue un visado que me permita ir a verlo cada vez que yo pueda. Y que nos quite el bloqueo porque yo soy nadador y si Cuba pudiera tener un mayor intercambio comercial con el resto del mundo, tuviéramos, los deportistas cubanos, mejor acceso a implementos deportivos y otros materiales que ayudarían a que estuvieran en mejor estado las instalaciones deportivas. Mi hija Violeta Si yo tuviera la oportunidad de hablar con el presidente Obama le contaría que he sido víctima de la incomunicación entre Cuba y Estados Unidos. Que he padecido en carne propia la hostilidad de los gobiernos de su país contra Cuba. La separación de mi mamá cuando se fue por el Mariel en el año 80 me ha marcado para toda la vida y, aunque esta fuera su decisión, considero que en gran medida ha sido responsable ambos gobiernos de las tantas familias separadas. De haber habido una relación armoniosa entre ambos países se hubiera impedido tanta distancia y tantos años sin verse los cubanos de aquí y de allá. Y sobre todo hubiera evitado tantos muertos en el estrecho de la Florida y en la frontera mexicana. Le pediría a Obama que invalide la ley de pie seco-pie mojado que, aunque favorece a algunos cubanos para que alcancen su “sueño americano”, en la misma media los lleva a perder la vida en el intento de alcanzar suelo norteamericano. Además de que es muy injusta con el resto de latinoamericanos que sin embargo, teniendo más necesidad de mejorar A PÁGINA 6
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sus vidas que nosotros, no tienen el derecho de acogerse a esta ley. En cambio mueren masacrados, desaparecidos, de sed y de hambre, mujeres, hombres y niños que en vez de alcanzar “una vida mejor” logran una muerte certera. La verdad es que a mí como cubana me da vergüenza: nosotros sí, y ellos no. ¿Por qué? Obviamente esta ley no tiene otro motivo que el de incitar a los cubanos, dándoles un aparente “privilegio” a que se jueguen la vida tratando de llegar a Estados Unidos, para luego desacreditar con falsa estadística a nuestro país. Yo le diría a Obama que nos quite el bloqueo, que termine su mandato dejando al mundo convencido de que ese Nobel de la Paz que le han otorgado lo tiene bien merecido. Porque como dijera José Martí: “ El mal es accidental, solo el bien es eterno” Mi sobrina Mariela Tío, a priori, yo estoy a favor de las buenas relaciones de toda índole entre todos los seres, naciones, etc., pero en este caso en particular lo que me pasa es que de ellos desconfío, hasta que no se demuestre lo contrario. No lo puedo evitar. Cuando yo vea cambios, como por ejemplo, que levanten el bloqueo, o que quiten la Base Naval de Guantánamo, entonces podré seguramente empezar a verlos de otra forma. Mi hijo Omar Señor Obama: sé que a veces se le identifica a usted con El Poder sólo por el cargo que representa. No sólo esa idea es falsa (El Poder, usted lo sabe bien, tiene muchas raíces, y muchas están en la sombra), sino que usted mismo se ha visto limitado e impedido en su propio país para emprender algunas políticas. Además, se acerca el final de su mandato, y tendrá que pasar el relevo. Teniendo en cuenta todo esto, y dado que su poder real es limitado pero aun así real y efectivo, lo que le quiero decir respecto a Cuba son dos cosas. No soy ingenuo, sé que existen intereses dentro de Estados Unidos para reabrir las relaciones con Cuba, y por lo tanto usted no ha estado solo, pero aun así le reconozco la valentía política para haber dado el paso. Al fin y al cabo, sí hay sectores en su país que siguen resistiéndose a cualquier cambio en la política respecto a Cuba, y ha hecho usted una apuesta decidida y valiente. Las posiciones maniqueístas, el “estás conmigo o estás contra mí” y otras falsas dicotomías sólo han fomentado el desconocimiento mutuo. Ya basta de culpar al otro y no asumir los propios errores. La mayoría de la gente, aquí y allá, queremos acceso a la sanidad y a la educación de calidad, a internet y poder ganarnos la vida. Lo otro que le quiero decir es que, aun conociendo sus límites, este camino no se puede quedar a medias. Lo que espero de usted es que consiga que el retorno a esa vieja política propia de la Guerra Fría tenga un alto coste político, económico y social para los futuros representantes de su país. Que esto no tenga marcha atrás. Que a los que vengan les cueste más regresar que seguir para adelante. Eso me parece que es lo mejor para los dos pueblos, y lo mejor que usted puede hacer. El simbolismo de unas fotos y unos titulares es importante, pero lo es más que se ayude a mejorar la calidad de vida de la gente. Mi hija Malva Opino y reconozco que la visita del presidente Omaba es un acontecimiento histórico; pero sinceramente si su visita no hace mejorar la situación en Cuba, beneficiar a los ciudadanos o no hace nada importante como levantar el bloqueo o quitar la base de Guantánamo, no le veo sentido. Simplemente es un acontecimiento simbólico que en mi caso me dará un receso en la escuela por dos días, pero solo eso y nada más, así que honestamente me es indiferente. Mi suegra Mirta Hoy llega Obama a Cuba, estoy plenamente convencida de que es un día que quedará marcado en la historia de Cuba pero no tengo la certeza de cuál será la repercusión final de este viaje. Obama ha dicho claramente que la visita servirá para promover cambios políticos en la isla. Pienso y recuerdo. Los que como yo hemos tenido el privilegio de haber vivido y poder rememorar todo lo sucedido desde aquel día en que nos despertamos en la mañana con el grito de ¡Batista se fue! este día tiene sin dudas un significado especial. Pero las sensaciones son encontradas, ¿siento que ha ganado Cuba? No puedo afirmar ni lo uno ni lo otro, es cierto que muchas cosas han cambiado, algunas para bien y otras para mal, es cierto que mucho hemos dejado a lo largo de estos años. Recuerdo muchos momentos, las carencias, la
CORREO del SUR beca, las incertidumbres, los miedos desde adentro y desde afuera, las amenazas, años en estado permanente de guerra psicológica, el encierro en la isla “rodeada de aguas por todas partes”, los entrenamientos militares, el cordón de La Habana, la Crisis de Octubre y el U-2 con el piloto yanki sobrevolando mi Instituto Pre-universitario, la homofobia, las concentraciones en la Plaza de la Revolución, lo tranquila que es La Habana si la comparamos con otras ciudades del continente, el privilegio de tener una atención de salud adecuada, las posibilidades de estudios, la libreta de abastecimiento, el pan nuestro de cada día, los apagones, la mochila preparada durante muchos por si la familia tenía que evacuar la capital porque nos atacaban, la pasta perla, la falta de desodorante, los kikos plásticos, la bicicleta… ¿se pueden borrar todos estos años con una visita de 2 días de Obama? Definitivamente mi sensación es ambivalente, siento júbilo y tristeza, certeza e incertidumbre, siento seguridad y miedo. Mi hijo José Ernesto (el lunes 21) Wonderfull!!! Que estas relaciones estén marcadas por el equinoccio de primavera y el día de la poesía. Q’ este poema bilingüe florezca en una fructífera primavera para que 2 culturas ansiosas de estrechar sus manos cansadas de tanto mirarse a través de los lentes envenenados de la política. Whitman y Martí los ayuden a encontrar las vías participantes para q’ esta primavera sea y q’ así sea. Mi hermana Mary (el martes 22): Silvio, la visita de Obama para mi representa la entrada al Paraíso o al Infierno. Al Paraíso si esta visita es la puerta para finalizar con el bloqueo que trunca el desarrollo, y si se eliminar ese apéndice humillante que es la Base de Guantánamo. Eliminando esos dos lastres que nos han sido impuestos, ya podemos quedar por nuestra cuenta. La visita de Obama representaría la entrada al Infierno si en lugar de logros obtuviéramos la pérdida de lo logrado durante los últimos 50 años. Si logramos un asomo al Paraíso, que sea sobre la base del respeto mutuo más exquisito. Mary Mi hijo Mauricio (el miércoles 23) Estimado Sr. Presidente De todas las situaciones en las que me he imaginado en mi vida – y de cómo sucederían en mi cabeza – debo confesar que dirigirme a usted no estaba entre aquellas que pensé que sucederían, así que tomaré la experiencia como una lección de vida sobre lo inesperado. Le agradezco por eso. Ha llegado a la tierra que me vio decir mi primera palabra y dar mi primer paso. Una tierra que amo apasionadamente y a la cual añoro regresar siempre que me encuentro fuera de ella. Le doy la bienvenida a esa tierra, y con eso, le doy la bienvenida la totalidad del pueblo norteamericano , porque Cuba es una tierra que vale la pena ver con sus propios ojos; llena de belleza, energía y música. No he conocido a nadie a quien no haya invitado a visitarla, ni he conocido a ningún visitante que no se haya enamorado de ella, así que de todo corazón, espero que disfrute su estadía. En mi corta vida, he llegado a la conclusión de que no hay grandes hombres, sino hombres comunes capaces de grandes cosas, y las grandes cosas deben ser apreciadas. Quizás si no hubiese sido usted, hubiera sido el siguiente, o el siguiente a ese, pero fue usted quien decidió que cincuenta años fue más que suficiente. Nadie realmente se beneficia de la separación; solo aquellos que guardan odio en sus corazones, pero aún así ¿Qué beneficio real ha traído el odio? Por eso, quiero agradecerle, y asegurarle que solo cosas buenas pueden venir de nuestras tierras trabajando juntas. No podemos saber con seguridad qué traerá el futuro, pero pase lo que pase, usted ha dado inicio a algo grandioso y por eso, siempre estaré agradecido. No tengo mucho más que decir, excepto invitarlo una vez más a disfrutar de su estadía en Cuba, y alentarle a que vea por sí mismo lo que ha hecho que tantos se enamoren de ella. Vea sus películas, escuche su música, tómese un helado de Coppelia, que resulta ser mi favorito, y quizás a su regreso, como yo, invitará a todo el que conozca a descubrir qué hace a mi tierra tan maravillosa. Gracias una última vez, Sr. Presidente, de un joven cubano común, viviendo en su gran tierra. Saludos Cordiales. Mauricio Rodríguez Valdés *Tomado del Blog “Segunda Cita”, del trovador cubano Silvio Rodríguez
Ángel Guerra Cabrera / L a Jornada
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ientras más pienso en la visita a Cuba de Obama, más me convenzo de la enorme victoria que ella ha significado para el pueblo cubano. Únicamente su resistencia heroica y victoriosa por décadas, la congruencia y sabiduría de sus líderes, con Fidel al frente, y la solidaridad internacional explican que gran parte del establishment se haya convencido de que era contraproducente la política seguida hacia la isla por más de cinco décadas, lo que abrió el camino a Obama para realizar una rectificación que ya proponía en su época de senador. Según él lo que no ha funcionado debe cambiarse aunque nuestros objetivos siguen siendo los mismos. Ese giro fue propiciado también al ascender China y Rusia como jugadores globales de primer orden, unido al formidable cambio en América Latina y el Caribe, donde los pueblos desencadenaron un ciclo de luchas antineoliberales que llevaron al timón de sus países a Hugo Chávez, Néstor y Cristina Kirchner, Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa y Pepe Mujica. Ello levantó la unánime exigencia latino-caribeña a Obama por el levantamiento del bloqueo y la rectificación de la política hacia Cuba, que obligaron a que La Habana fuera invitada a la Cumbre de las Américas de Panamá. La eficaz diplomacia cubana, diestramente conducida por el presidente Raúl Castro, encontró en la Casa Blanca un Obama receptivo, audaz, y en busca de asegurar su legado. Donde generaciones hemos formado nuestra vara de medir bajo el liderazgo insuperable de Fidel, ahora, pese a su desapego a los reflectores, hemos podido apreciar a plena luz pública la talla de estadista de Raúl en varios momentos, entre ellos la Cumbre de la Celac en La Habana, la Cumbre de las Américas de Panamá, la 70 Asamblea General de la ONU, y con una ejecutoria diríase que perfecta, durante la recién culminada visita de Obama. Más llamativa ante el hecho de que cuando el presidente de Estados Unidos tuvo para él solo todo el escenario en su discurso en el Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana, transmitido en vivo por la radio y la televisión cubanas, defraudó a amplios sectores de su audiencia. Dos factores pueden explicarlo bien, como han mencionado muchos cubanos. Uno, su recomendación a Cuba de adoptar la democracia pluripartidista, el libre mercado y el empoderamiento, esquemas que los isleños, empoderados desde 1959, saben muy bien las trágicas consecuencias políticas y sociales que han llevado a sus países hermanos, entre ellos la violencia estructural endémica. Otro, muy delicado, el no haber ofrecido ni la más leve disculpa por la política hostil y agresiva de Estados Unidos contra la isla y su correspondiente precio en dolor y sangre, parte de la cual sigue en pie, como tácitamente reconoció Obama al expresar que el embargo es una carga obsoleta sobre el pueblo cubano. Está claro, en Cuba a partir de ahora serán mucho más importantes las trincheras de ideas que las de piedra. Frente al teleprompter, a la previamente meditada puesta en escena de chistes, risas, frases hechas y gestos del inquilino de la Casa Blanca durante su estancia en Cuba, fue mucho más convincente la conducta de su homólogo cubano movida por la dignidad, decencia y buenas formas de la tradición revolucionaria cubana. Cortesía aparte, Raúl no perdió la oportunidad en la conferencia de prensa conjunta para subrayar su preocupación por los planes desestabilizadores contra Venezuela y las graves consecuencias que pueden traer para el hemisferio. Obama quiso con esta visita consolidar la política que ha emprendido hacia Cuba, acentuarla en la agenda internacional, fortalecer las bases que le permitan hacerla irreversible antes de abandonar el cargo. Los vuelos directos de aerolíneas de ambos países, la inminente presencia de empresas hoteleras, de cruceros y de una línea de ferris estadunidenses marchan en esa dirección. Pero aunque hoy via-
CORREO del SUR
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La visita de Obama y Raúl, el estadista
jan muchos más estadunidenses a la isla todavía no está autorizado el turismo, mucho menos se ha levantado el bloqueo y siguen en pie la inmoral Ley de Ajuste Cubano y varios de los programas subversivos contra Cuba. Este
panorama podría continuar modificándose si de aquí a noviembre Obama emplea sus prerrogativas ejecutivas para conseguirlo con nuevas y efectivas medidas. No será hoy que tiene toda la atención concentrada
en dar su más cálido espaldarazo al neoliberalismo represor y tardío de Macri, justo cuando se cumplen 40 años del golpe de Estado militar bendecido por Estados Unidos en Argentina.
Impasse, antes del diluvio Raúl Zibechi / Brecha
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ras dos semanas infartantes, las vacaciones de Semana Santa parecen haber traído cierta calma, un bálsamo para un gobierno sitiado. Hasta que alguien, muy probablemente el juez Sergio Moro, desenfunde nuevamente la espada y todo vuelva a encabritarse. A falta de hechos concretos, abundan los rumores. Unos dicen que Lula desistiría de presidir el gabinete, acorralado por 13 acciones en su contra en el Supremo Tribunal Federal, que deberá pronunciarse al respecto la próxima semana. O sea que ya no es sólo el juez Sergio Moro el que tiene contra las cuerdas al ex presidente brasileño, sino la mayor instancia judicial del país, donde la mayor parte de los jueces fueron nombrados bajo los gobiernos del PT. Otras versiones aseguran que en Brasilia se estaría llegando a tejer acuerdos entre la oposición socialdemócrata (Psdb) y el hasta ahora oficialista Pndb para un eventual gobierno que presidiría el actual vice, Michel Temer. Aunque se necesitan dos tercios de la Cámara para destituir a Dilma Rousseff, no son pocos los que estiman que se podría alcanzar esa cifra. En todo caso el proceso de impeachment es largo, aunque la comisión encargada de analizarlo ya fue nombrada. En los hechos, la apuesta de Dilma y del PT de colocar a Lula en el gabinete como principal articulador para salir de la crisis se reveló un completo fracaso. Parece evidente, en contra de lo que sostienen los analistas de izquierda, que el ex presidente perdió su aureola. Pocos quieren aparecer de la mano de un futuro preso por corrupción. Hasta Frei Betto, amigo personal de Lula y ex integrante de su gobierno, dio un paso al costado y destacó que resulta sospechoso que el PT no haya expulsado a ninguno de los militantes procesados en la Operación Lava Jato. OEA entra en disputa Mientras la operación de la justicia lleva arrestadas a 133 personas y ha encarcelado a algunos de los más destacados y ricos empresarios del país, pertenecientes a 16 compañías (entre ellas Camargo Correa, Oas, Utc, Odebrecht, Mendes Junior, Engevix, Queiroz Galvão, Iesa y Galvão Engenharia), y a políticos de numerosos partidos oficialistas y opositores (entre ellos PP, PT, Pmdb, Psdb y Ptb), el país se encuentra en una cuesta abajo que parece imparable. Una de las personas más criticadas y elogiadas en los últimos días fue el juez Moro. Los análisis más sensatos dicen que su gestión es la oportunidad para lle-
var decoro a la política al destripar los mecanismos de financiación de los partidos, cuyos fondos provienen del sector privado y de trasvases más que dudosos. En ese sentido, la Operación Lava Jato sería un avance republicano tan necesario como urgente. Sin embargo, la difusión de conversaciones telefónicas entre Lula y Dilma horas después de que el ex presidente fuera nombrado al frente del gabinete dio alas a quienes sostienen que en Brasil está en curso un golpe. Debe decirse que esta tesis resulta más que confusa y poco sustentada, toda vez que sus mentores no dijeron una sola palabra cuando eran procesados los empresarios y algunos dirigentes políticos, pero pusieron el grito en el cielo cuando llegó el turno de Lula. En una situación de honda polarización, sorprendió la declaración del secretario general de la Oea, Luis Almagro, quien el viernes 18 se pronunció en contra de las actuaciones del juez Moro. “El Estado de derecho exige que todos seamos responsables e iguales ante la ley. Nadie, y quiero decir nadie, está por encima de la ley”, dijo Almagro. Por si quedaban dudas, agregó que “ningún juez está por encima de la ley que debe aplicar y de la Constitución que garantiza su trabajo. La democracia no puede ser víctima del oportunismo, sino que debe sostenerse con la fuerza de las ideas y de la ética”. Aún es muy pronto para interpretar lo que está sucediendo en Brasil: si un proceso de limpieza de carácter republicano o una simple venganza anti PT, o ambas cosas a la vez, ya que es muy probable que algo que empezó como una operación legal esté siendo utilizado, y desviado, para derribar un gobierno. Cuestión de clase La situación brasileña cambia de día en día y, en ciertos momentos, de hora en hora. Esto quiere decir que es muy difícil pensar que haya una mano negra detrás del telón que esté orientando las jugadas con cálculos fríos. Así razona hoy la izquierda oficialista, aunque muchos datos desmienten estas apreciaciones. En el lado opuesto, nadie puede creer en la sinceridad de dirigentes del Pmdb y del Psdb que están acusados de corrupción y que en los gobiernos de los estados utilizan mecanismos idénticos a los del PT en el gobierno. Todo indica que la Operación Lava Jato no va a terminar con la corrupción si bien lo más seguro es que liquide al PT y al gobierno. Esto avala la tesis de quienes afirman que estamos ante un golpe. “Nos estamos hundiendo”, escribió hace algunas semanas el ex ministro de Hacienda Antonio Delfim Netto,
CORREO del SUR Director General: León García Soler
ministro de la dictadura y ahora simpatizante de Dilma y Lula. Delfim Netto destaca la perplejidad que le produce la situación del país. Recuerda que “en los últimos cinco años crecimos 5 por ciento, mientras el mundo creció 18 por ciento y los emergentes 28 por ciento” (Valor, 15-XII15). El país se hundirá si no recupera la gobernabilidad muy rápido, dice ahora el ex ministro. Una legión de analistas compara la situación actual con la que llevó al suicidio de Getúlio Vargas en 1954. Aunque hay elementos comunes, apunta el historiador José Murilo de Carvalho, ya que Vargas era acusado “por sectores de la clase media de tolerar prácticas corruptas, hay una gran diferencia, que es la presencia activa de los militares en 1954 que forzaron la salida de Vargas”. “Hoy el conflicto es civil y nacional”, sostiene (BBC Brasil, lunes 21). Para el historiador, como para tantos brasileños, uno de los principales problemas es la polarización y el triunfo de la irracionalidad. “La radicalización política y la intolerancia llegaron a un punto peligroso. No hay más debate, apenas griterío. En este escenario dominado por las pasiones todo puede suceder, incluso un serio conflicto social.” Una encuesta realizada a los manifestantes de la avenida Paulista de San Pablo en los actos del domingo 13 revela algo de esto. El 77 por ciento eran titulados superiores y un porcentaje idéntico son blancos, 63 por ciento perciben ingresos equivalentes al menos a cinco salarios mínimos y tienen un promedio de 45 años, según Datafolha (Carta Capital, viernes 18). Un estudio de la consultora Data Popular realizado en enero, con 3.500 entrevistados en 146 ciudades, reveló una de las mejores fotografías del Brasil actual: sólo el 3 por ciento de los consultados aceptan que son corruptos, pero el 70 por ciento admiten que realizan prácticas corruptas, como mentir en el impuesto a la renta o sobornar guardias. La guinda del pastel la puso el juez federal Catta Preta Neto, quien derogó el nombramiento de Lula como ministro. En su perfil de Facebook el juez colocó sin empacho fotos suyas y de su familia participando en las manifestaciones contra el gobierno, el 7 de marzo, y escribió: “Ayude a derribar a Dilma y vuelva a viajar a Miami y Orlando. Si ella cae, el dólar bajará” (Carta Capital, viernes 18). Como señala el sociólogo Jessé Souza, “la llamada clase media es la fuerza de choque de los adinerados”. Ciertamente. Si Dilma es derribada, lo que vendrá puede ser peor aún, en un país donde se evaporó la hegemonía y será difícil restablecer el consenso. http://brecha.com.uy/
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