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Máscaras, por Fatoumata Ba Ba
1.º Bachillerato
Era por la mañana, a las diez específicamente, estábamos en clase de Lengua. Marcos, mi amigo el cual se sienta en frente de mí, se giró y me susurró: ―Tss, Ely, ¿quedamos esta tarde? Laura, Maggie y Lou se vienen
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Asentí rápidamente antes de que el profesor se diera cuenta de que estábamos hablando.
Por la tarde, le dije a mi madre que iba a salir con mis amigos, me dio permiso y nos vimos más tarde en el parque. ―¿Qué hacemos, gente? ―les dije. ―Ni idea ―replicó Maggie. ―¡Vamos a la fábrica abandonada que está cerca del coto! ―exclamó Marcos. No me hacía mucha gracia la idea y me negué rotundamente, pero los demás, excepto Laura, querían ir, así que tuvimos que aguantarnos e ir.
Cuando llegamos, había un señor trabajando en la fábrica de al lado, así que nos costó entrar un poco para que no nos viera y no nos metiéramos en un problema. Ya dentro, empezamos a explorarla, el suelo estaba lleno de agujeros y cristales, me daba miedo caerme en alguno de los agujeros y clavarme un cristal, así que lo pasé muy mal. Cuando subimos al piso de arriba, había unas escaleras que daban a no sé dónde, no lo sé porque no quise bajar, me quedé sola arriba, tenía mucho miedo, sentía una presencia, estuve cinco minutos que se sintieron como una hora. Subieron y volvimos a bajar todos, pero, ya para salir, cerca de
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la entrada, había como una entrada a un sitio difícil de describir, pero había hojas tapando una especie de pasadizo muy estrecho al exterior. ―¿Y si pasamos por aquí? ―propuso Lou. ―Solo cabes tú ―le respondí. ―Yo lo intento ―dijo Marcos. ―Bueno, nosotras saldremos como personas normales ―dije, y junto a Lourdes y Laura salí de la fábrica.
Salimos con mucho cuidado para que no nos viera el trabajador de la otra fábrica, esperamos a que salieran durante un rato, pero tardaban mucho, así que nos asomamos para ver si les quedaba mucho, pero solo vimos dos personas asomándose con una sonrisa enorme y pálidos como si llevasen máscaras. Creímos por un momento que eran Maggie y Marcos, así que los llamamos: ―¿Dónde estáis? ―dijo Lou. ―Intentando salir aún ―respondió Marcos. ―Pues hemos visto a dos personas asomándose ― les dije. Empezaron a hablar entre ellos, pero no se les entendía bien. Después Marcos dijo algo que no entendimos y colgó. Nos asustamos un poco, así que nos alejamos más de la fábrica y les avisamos por mensaje para que supieran dónde estábamos. Cuando lograron salir, les pregunté qué había pasado: ―Justo antes de que nos llamaseis vimos una oficina desde donde estábamos y tenía las luces encendidas, y con vuestra llamada creíamos que había alguien dentro ―me aclaró Marcos. Decidimos ignorar el tema e irnos a cenar.
Cuando llegué a mi casa, después de ponerme el pijama, me dio por buscar qué pasó con esa fábrica y por qué cerró. Según internet, dos trabajadores fallecieron por intoxicación, no llevaban la indumentaria adecuada. Me fui a dormir justo después que mi hermana (dormimos en la misma habitación).
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Encima de mi cama hay una ventana con cortinas translúcidas. Cuando me acosté y me giré hacia el lado de la ventana, vi una máscara tras la cortina, por un momento pensé que estaba soñando, luego me di cuenta de que era real. Salí corriendo de la cama hacia la puerta, pero no podía abrirla, me giré hacia un lado y mi hermana no estaba, intenté encender la luz también pero no encendía; me giré desesperada y la máscara no estaba, pensaba que me estaba volviendo loca, pero era real. Miré de nuevo la ventana, ya no había nada, así que me acerqué a mirar; de repente sentí algo detrás de mí, me giré y había dos presencias, eran negras con forma fantasmagórica, pero con una máscara teatral, eran ambos iguales. No podía moverme del miedo, pero de un momento a otro reaccioné e intenté correr, pero estaba paralizada, esta vez no era por miedo, algo me habían hecho esas máscaras. De la nada todo se volvió negro, pero no porque no viese nada, sino porque estaba como en una especie de lugar con una luz que estaba encima de mí dándome directamente. Seguía sin poder moverme, me estaba dando taquicardia, pensaba que me iba a dar un ataque al corazón, pero no, ahora preferiría haberme muerto. De la nada apareció una máscara en frente de mí, mis intentos de salir corriendo fueron en vano, empecé a escuchar susurros ininteligibles, entonces detrás de mí sentí a la segunda máscara, sacó una máscara y me la puso, justo después me desmayé.
Me levanté al día siguiente normal. “Habrá sido un sueño”, pensé, pero entonces me giré y estaban las dos máscaras al lado de mí, me levanté corriendo de la cama, pero me estaban siguiendo. Le pregunté a mi hermana y a mi madre si las veían, pero solo podía verlas yo, les pregunté por WhatsApp a mi grupo de amigos si les había pasado algo esta noche, todos dijeron que no, que habían pasado una buena noche todos.
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Escribo esto desde un psiquiátrico. Las máscaras me seguían persiguiendo, y empezaron a ordenarme cosas, una vez les hice caso esperando que se fueran, me pidieron que apuñalase a un compañero, cogí unas tijeras y lo apuñalé en medio de clase de Plástica, no le pasó nada malo, pero a mí me procesaron, en vez de enviarme a la cárcel me llevaron a un psiquiátrico porque no me creyeron cuando les dije que me lo dijeron las máscaras. Espero que tú si me creas.
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