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Seis deseos, por Miriam Palazón Gambín
1.º Bachillerato
La historia comienza con una joven de diecisiete años llamada Emma, que vivía en EE. UU. Era su primer año allí, ya que se tuvo que mudar de ciudad tras el divorcio de sus padres. Era una joven de cabello moreno, bella y de ojos color miel. Emma empezó de estudiante en un nuevo instituto sin saber lo que le esperaba. Su primer día conoció a un chico que estaba sentado junto a ella, llamado Ryan. Se hicieron muy buenos amigos, comieron juntos, charlaron juntos y hasta la acompañó a su casa, que era de clase media, pequeña pero cómoda para dos personas, ya que no tenía hermanos.
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Emma era una chica muy insegura, no le gustaba nada su cuerpo ni nada suyo, así que empezó a manifestar y hacer conjuros para atraer cosas. Emma empezó a leer muchas cosas satánicas y le empezó a interesar mucho ese mundo, lo que no sabía era qué ese mundo le iba a traer muy malas consecuencias. Al día siguiente de hacer un conjuro, Emma se levantó con un cuerpo precioso y cara perfecta; cuando llegó al instituto todos la miraban, era como la popular del instituto.
Ella se sentía muy aludida, ya que era como un bicho raro y nadie le hacía caso. Al llegar a casa se encontró una caja un poco espeluznante, tenía telarañas y estaba cerrada. Al llegar a su habitación de repente se abrió y llevaba una especie de manual, Emma lo leyó, ponía que se le concedían quince deseos. En ese momento saltó de alegría, lo que no sabía ni leyó era que a cambio de un deseo mataba a alguien importante para ella. Había una chica de su salón llamada Sophia que le caía muy mal, así que
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un día que Emma estaba en casa sola dijo: “Qué mal me cae Sophia, se cree alguien y no es nadie, ojalá se muera”. Al día siguiente se dijo en las noticias que misteriosamente se había encontrado a Sophia colgada del techo, degollada, y sangre suya puesta en la pared que decía: “Tú eres el siguiente” y tres eses. Todos se quedaron espeluznados al ver que Sophia estaba colgada del techo con los ojos sacados y la boca cosida.
Emma llegó a su casa muy asustada y fue a la caja, cuando la vio se quedó boquiabierta al ver que estaba abierta y ponía: “Te quedan catorce deseos”. En ese momento supo que el culpable de la muerte de Sophia era la caja de los deseos. Emma se volvió loca y empezó a pedir deseos a lo loco. Al día siguiente vio a su padre muerto en un círculo satánico y, alrededor, una secta satánica llamada SSS (Secta Satánica Sangrienta). Le preguntaron si se quería unir a ellos, Emma aceptó, pero ellos le dijeron que si traía a un acompañante la dejarían entrar, ya que eso iba por parejas.
Emma llamó a Ryan y le pidió si podía venir a su casa, que tenía una dudilla en Matemáticas, él aceptó y fue a su casa. Al ver el panorama, Ryan se quedó flipando, con la cara pálida, preguntó que era eso, Emma le explicó todo y que necesitaba su ayuda, él aceptó porque decía que sus sentimientos hacia ella eran que no podía estar sin ella ni un solo minuto, ya que estaba locamente enamorado. Al aceptar los dos, el líder de la secta decía que estaba allí porque se le habían acabado los deseos a Emma y la tenían que llevar con su secta, y si se negaba la degollaban.
Empezaron a matar gente a lo loco, torturaban a jóvenes, los metían en unos contenedores y se esperaban a que se pudriera el cuerpo para experimentar con sus huesos y partes. Luego había otros que les sacaban los ojos en forma de equis y les cosían la boca, los colocaban en un árbol con la soga al cuello y ahí se
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quedaban recreando “El árbol de los muertos”, uno de los sacrificios satánicos del libro de brujería de la regla de las tres eses. Ryan y Emma cogían a jóvenes y los engañaban diciéndoles que si los seguían iban a ir a un lugar virtual y tecnológico, cuando llegaban cogían y echaban gas especial para dormirlos.
Emma y Ryan se unieron el uno al otro y los cogían y hacían experimentos con ellos, metiendo cosas extrañas para ver como reaccionaba. Les cortaban los miembros y los guardaban en botes y luego los metían en congeladores. Lo más perturbador era que se comían su cerebro, primero lo cocinaban y luego se lo comían medio crudo para ver qué se sentía, eran psicópatas sin ninguna piedad. Los metían en trampas con pinchos, les arrancaban la piel para hacer parches o ropa, a muchos de ellos les quitaban la piel en vivo, les echaban ácido, hasta llegar a la muerte más triste del mundo. Lo que más hacían era, si no querían ser parte de la secta o se chivaban, cortarles la cabeza en la guillotina o coserles la boca por chivatos.
Y esta es la historia de los seis deseos y la secta satánica de las tres eses.
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